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Según Binder, lo que esta estrategia persigue es “construir o fabricar grupos sociales
aislados” o “minorías” que generen “prácticas de ‘guerra’” entre sí, con lo cual los grupos
hegemónicos logran “un control social horizontal”.
La base para mantener a estos grupos aislados entre sí o sujetos a relaciones contradictorias
es buscar conscientemente desorientarlos respecto a sus posibles objetivos comunes,
imposibilitando que estas minorías asuman luchas colectivas. “La sociedad fragmentada
implica una mayoría—y a veces un pueblo entero— que ha perdido el rumbo de su propia
causa nacional.”
Se trata de “una estrategia global del poder dominante, que busca hacer pedazos a la
sociedad e imposibilitar de un modo absoluto la construcción de un concepto de mayoría”,
preparando el terreno para el ejercicio de una democracia limitada o restringida como la que
analizaremos algo más adelante“.
Otro factor que, en cierta medida pareciera derivar de la fragmentación infringida por el
capitalismo y que incide en la división de los grupos políticos de la izquierda es la diversidad
de expresiones dentro de esta misma. José Eduardo Moreno (Arg). En su Tesis de grado
"Articulación Política en el Campo Popular Argentino", señala que existen "elementos político-
ideológicos presentes en los discursos que configuran las identidades políticas de las
organizaciones –la constitución del nosotros y del ellos- que tienen enormes implicancias
respecto al tema de la articulación".
Esta afirmación la complementa de la siguiente forma: "identificamos una serie de tópicos o
dimensiones en torno de los cuales se establecen los diferentes posicionamientos que van
configurando la identidad política de cada organización. Entre los tópicos o dimensiones que
nos resultan relevantes podemos mencionar las posiciones respecto a: 1) el fin último o
“punto de llegada”; 2) el modo en que se debe ejecutar la transformación (concepción del
Estado, revolución vs. reforma, etc); 3) el sujeto político (relación clase-partido); 4) la
“cuestión nacional” (“soberanía política e independencia económica”) ; 5) la pretensión de
representatividad de la organización; 6) las formas de la disputa política (insurreccionalismo,
parlamentarismo, etc); 7) el peso de la coyuntura política; 8) y los principios organizativos
(autonomía, democracia de base, etc).
Resume estos dos elementos Alejandra Parra (2008) cuando señala que la centralidad del
problema de la articulación remite tanto a la lógica fragmentaria y divisionista del capitalismo,
como a la “complejización y fragmentación de las actuales formas de lucha” (2008:29)
El diagnóstico está medianamente hecho. Sabemos los factores que han influido y las formas
que ha adquirido la fragmentación de nuestro sector, sin embargo no se trata simplemente de
identificar el fenómenos sino, como señala Alejandra Parra, cómo es que a partir de la
multiplicidad y diversidad, se pueden generar momentos o espacios de articulación que
apunten a levantar prácticas políticas en común o llegar a un proyecto en que puedan
converger los diversos actores políticos que recogen la expresión del pueblo explotado.
Desde ese punto de vista, la razón de por qué articularnos es evidente. Vivimos una fase del
capitalismo que se caracteriza por asegurar el bienestar a un grupo reducido en desmedro de
una gran mayoría que se desenvuelve en precarias condiciones de vida. El Neoliberalismo
nos ha golpeado con dureza, por lo cual nuestro deber es volver a levantarnos, volver a
presentarle batalla y empujarlo a una retirada. Sin embargo, ese hecho no ocurrirá por arte
de magia, depende de nosotros apurar el proceso y en este momento es crucial comenzar a
establecer conexiones, basadas en acuerdos mínimos que, más temprano que tarde, puedan
dar pie a alianzas que tengan como norte un rol protagónico, influyente e incidente en la
correlación de fuerzas del espectro político.
Resumiendo, podríamos identificar al menos tres grandes factores, absolutamente
relacionados entre si, que avanzan desde el “POR QUÉ hasta el PARA QUÉ articularnos”:
1. Ante la fragmentación de la izquierda, es imperante reunificar las luchas. El
movimiento estudiantil chileno, que emergió con fuerza en la esfera pública durante el
2011, demostró que esta premisa puede ser posible, pasando de las demandas
gremiales, legítimas por lo demás, a cuestionamientos del modelo económico y
político impuesto.
2. Articularnos por una necesidad urgente de impedir el avance del capitalismo
salvaje en los sectores sociales donde está haciendo estragos (casi en todos), lo cual
se enmarca en un “programa mínimo” (Marta Harnecker “Estrategia y Táctica”) y que
obedece, además, a una lectura imprescindible, básicamente de las correlaciones de
fuerza existentes. En palabras de José Eduardo Moreno estaríamos ante una
articulación de baja intensidad.
3. La articulación de baja intensidad debe dar paso a una que se proponga la
conquista de las instituciones y aún más, que tenga la capacidad de cambiar esas
instituciones para poder transformar la realidad; de crear nuevas correlaciones de
fuerzas que permitan realizar los cambios requeridos (Marta Harnecker). Según José
Eduardo Moreno, una articulación de alta intensidad es la que involucraría los
aspectos descritos.
¿Cómo hacerlo?
MORENO, José Eduardo (2009) "Articulación Política en el Campo Popular Argentino. Una
aproximación desde los discursos de sus organizaciones". Universidad Nacional de la Plata.