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PRÉDICA EN LA IGLESIA SION 10 DE

OCTUBRE DE 2019

Canciones
-Coro 178
-Coro 291
-Himno 620

Introducción
Hace unos días agarraba el móvil para hacer el
devocional por la mañana, cuando me llegó un correo
electrónico de un artículo de una página cristiana en
inglés a la que estoy suscrito. Le eché un vistazo y el
título del artículo decía “Siete oraciones por aquellos
que amas” Escrito por Marshall Segal. Leí un poco del
artículo y me gustó, y pensé que, ya que tenía que
compartir en la reunión de oración, ¿Por qué no traducir
el artículo y compartirlo aquí? Así que eso hice. Lo
traduje, lo adapté un poco y de eso vamos a hablar hoy.
Siete oraciones que podemos hacer por otros
creyentes y por nosotros.
Introducción del artículo
Con frecuencia, le pedimos a Dios menos de lo que
deberíamos, porque cuando oramos por personas que
amamos (por otros creyentes, por nuestros hijos, por
nuestros padres, por nuestros amigos), nuestras mentes
suelen ir por defecto hacia las preocupaciones
terrenales prácticas.
Este tipo de oraciones son buenas e importantes. El
Señor nos enseñó a orar por el pan de cada día, que
representa las necesidades básicas diarias. Pero se
quedan cortas. Se quedan cortas de ser oraciones como
las que, por ejemplo, hacía el apóstol Pablo.
¿Por qué oramos más por las circunstancias?
Tim Keller observa: “Es destacable que en ninguna de
las oraciones escritas que Pablo hace por sus
amigos hay peticiones para que se produzca un
cambio en sus circunstancias”. En sus trece cartas,
muchas formas en las que Pablo ora por los cristianos,
pero nunca pide a Dios que cambie sus circunstancias. Y
sin embargo, es por lo que más oramos nosotros.
De nuevo, no es malo que oremos por cambiar las
circunstancias, pero ¿por qué es ese el tipo de oración
que hacemos con más frecuencia? Por lo que vemos a
nuestro alrededor y experimentamos, podemos observar
necesidades espirituales en otros. Vemos gente que le
falta gozo espiritual. Gente que le falta conocimiento del
Señor, que le falta paz, o paciencia. ¿Por qué no orar
con más frecuencia por estas cosas que son más
importantes y eternas?
Pues hay dos motivos por los que no oramos así.
Primero, las oraciones por las circunstancias salen
más fácilmente. De manera natural, y sin necesidad de
conocer a Cristo, el ser humano se preocupa por la
salud, por el trabajo, por tener viajes seguros, y por los
problemas en las relaciones. No se necesita tener
sensibilidad espiritual para querer que alguien que está
enfermo se ponga bien o para que alguien que está sano
conserve la salud.
Las oraciones como las de Pablo no salen de forma
natural. A la gente que no conoce a Dios no se le pasan
por la cabeza preocuparse porque alguien tenga poco
gozo espiritual.
En segundo lugar, las respuestas a este tipo de
oraciones son más lentas y menos visibles. Si
oramos para que alguien se sane, esta persona a lo
mejor se pone bien en unos días o unas semanas. Si
pedimos que a alguien le vaya bien en su viaje,
sabremos si Dios ha contestado esa oración en cuestión
de horas. Pero si oramos para que un hermano o
hermana sea más como Jesús, puede que no
veamos un fruto real y palpable durante años. Si
pedimos que nuestro hijo sea protegido de Satanás y
todas sus tentaciones, probablemente no vamos a ser
testigos de las miles de formas en que Dios lo ha
protegido.
Este tipo de oraciones requieren más gracia, más fe y
más esfuerzo porque van contra la carne. Las realidades
espirituales no vienen a la mente de forma natural, y las
respuestas a este tipo de oraciones son más difíciles de
reconocer, al menos por ahora, porque en los siglos
venideros podremos ver y comprobar lo preciosas
que fueron las oraciones por temas espirituales que
hicimos.

Las siete oraciones de Pablo


Como Pablo escribió a las iglesias, casi todas las
oraciones que aparecen en sus cartas son por los
creyentes. También hay oraciones por los perdidos
(Romanos 9:2-3, Filipenses 3:18-19), pero la mayoría
son oraciones por sus hermanos y hermanas en la fe,
incluyendo estas siete oraciones que podemos utilizar
para orar unos por otros.
1) Abre más nuestros ojos
Una de las oraciones más poderosas y amorosas que
podemos hacer por los que amamos (y por nosotros
mismos) es que puedan ver más de Dios y gozarse más
en Él. Disfrutar y palpar más de su amor.
De nuevo Keller dice “Pablo no veía la oración
simplemente como una forma de obtener cosas de
Dios, sino de obtener más de Dios para sí mismo”.

Efesios 1:16-18 dice:

16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo


memoria de vosotros en mis oraciones,
17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él,
18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,
para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos

Pablo sabía que necesitamos oración para


EXPERIMENTAR la anchura, profundidad, extensión y
profundidad del amor de Dios por nosotros en Cristo
(Efesios 3:16-19). No solo necesitamos poder
sobrenatural para RECIBIR el amor de Dios (para recibir
el evangelio), sino para EXPERIMENTARLO también, y
para crecer en ese amor. Necesitamos gracia para
EXPERIMENTAR EL GOZO en Dios cada día. Y es
bueno pedirla para nosotros y para otros.
2) Llena nuestros corazones con amor por otros
Cuando te sientes rico, es más fácil dar. Y cuando te
sientes rico en el amor de Dios, es mucho más fácil dar
amor.
Filipenses 1:9-11
9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde
aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,
10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis
sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,
11 llenos de frutos de justicia que son por medio de
Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

Pablo no daba por hecho que los seguidores de Cristo se


amarían bien los unos a los otros. Pedía a Dios para que
este los hiciera más amorosos “pido en oración que
vuestro amor abunde”.
Cuando oramos por nuestra esposa o esposo, por
nuestros hijos, por nuestra familia de la iglesia, por
nuestros vecinos (incluso los no creyentes), estas son
dos grandes columnas de oración:
-Dios, abre sus ojos para que cada vez te vean
más, para que vean las riquezas y esperanza de la
fe,
-Dios llena sus corazones con un amor
desbordante por los demás.
3) Enséñanos la sabiduría de tu voluntad
Pablo no se conforma con orar para que sus lectores
experimenten más del amor de Dios y para que su amor
por los demás abunde. Él también ora por sabiduría y
entendimiento espiritual:
Colosenses 1:9-10
9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo
oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir
que seáis llenos del conocimiento de su voluntad
en toda sabiduría e inteligencia espiritual,
10 para que andéis como es digno del Señor,
agradándole en todo, llevando fruto en toda buena
obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
No podemos caminar de una forma digna del Señor
simplemente porque queramos hacerlo. Necesitamos
que Dios nos enseñe cómo hacerlo en la multitud de
situaciones que se dan en la vida. Necesitamos
sabiduría, porque no todos los casos están claros en la
Biblia.
No importa los años que llevamos caminando con el
Señor, todavía nos queda camino para “andar como
es digno del Señor y agradarle en todo”, y cada día
hay nuevas oportunidades y desafíos que requieren
sabiduría e inteligencia espiritual para aplicar la voluntad
de Dios.
Necesitamos esa sabiduría e inteligencia espiritual, así
que oramos y pedimos a Dios por tenerla para cada una
de las situaciones que necesitamos.
4) Abre puertas para hablar de Jesús
El Señor nos dejó un encargo claro. Cada seguidor de
Cristo debe ganar otros discípulos para Jesús, y
enseñarles a obedecer todo lo que Jesús ha dicho
(Mateo 28:19-20). Con esto en mente, Pablo escribe en
Colosenses 4:2-4.
2 Perseverad en la oración, velando en ella con
acción de gracias;
3 orando también al mismo tiempo por nosotros,
para que el Señor nos abra puerta para la
palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo,
por el cual también estoy preso,
4 para que lo manifieste como debo hablar.

Efesios 6:19

(Orando) por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea


dada palabra para dar a conocer con denuedo el
misterio del evangelio,

Dios actúa de tres formas milagrosas para contestar


oraciones como estas. Primero nos da palabras para
decir, después nos da denuedo (valor) para decirlas
cuando sabemos que podemos ser rechazados, y
tercero abre los ojos espirituales de los que oyen
para que vean y entiendan el evangelio de su Hijo.
Incluso yo añadiría una forma previa a esta. Dios
también actúa abriendo las puertas para hablar. Nos
da oportunidades.
Cuando oramos por los creyentes hoy, por nosotros y
otros, podemos orar por todas estas cosas:
Oportunidades, palabras, denuedo y gracia para los que
las oyen.
5) Danos la comunión con otros creyentes
Una y otra vez en sus cartas, Pablo ora para que Dios le
permita estar con otros cristianos. Por ejemplo en

Romanos 1:9-10

9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi


espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar
hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
10 rogando que de alguna manera tenga al fin,
por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir
a vosotros.

También en 1 Tesalonicenses 3:9-10, Romanos 15:30-


33 lo menciona.
Pablo en muchas ocasiones se veía rodeado solo de
incrédulos, o viajando o en prisión, y anhelaba esa
comunión. Nosotros que estamos en una iglesia local,
quizás no hemos sentido la necesidad de rogar por ver a
otros creyentes cara a cara. Pero la comunión de unos
con otros es vital para la vida Cristiana.
Conocemos personas que una vez estuvieron en
comunión y ya no lo están. Quizás personas que viven
su fe solos porque quedaron desencantados de alguna
iglesia. Incluso los que sí estamos en comunión
necesitamos darnos cuenta de lo vital e importante
que es estarlo, y que Dios nos proteja de que se nos
vaya a pasar por la cabeza el dejar de estarlo.
Sin la misericordia de Dios y las oraciones de otros,
cualquiera de nosotros podría verse endurecido por el
engaño del pecado y apartarnos. Así pues, una de las
oraciones más importantes que podemos hacer por
nosotros es pedir que aquellos que conocemos vuelvan
a estar en comunión, o que permanezcan fuertes en la
comunión con el resto de creyentes.
6) Protégenos de los enemigos de nuestra alma
Cuando oramos para tener más gozo en Dios, para tener
un amor más profundo por otros, y para que se nos
abran las puertas para hablar de Jesús, sabemos que
nos vamos a encontrar con resistencia y hostilidad.
Pablo también enfrentó esta oposición allá donde iba y
pedía oración:
2 Tesalonicenses 3:1-2
3 Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para
que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así
como lo fue entre vosotros,
2 y para que seamos librados de hombres perversos
y malos; porque no es de todos la fe.
Hemos de recordar que (aunque aquí Pablo menciona
hombres específicamente) Nuestra lucha no es contra
carne y sangre (Efesios 6:12) Satanás no ataca de
forma aleatoria y esporádicamente, sino que ataca de
manera específica y sin descanso.
Una de las formas más efectivas de orar por aquellos
que amamos es pedir protección contra los enemigos de
sus almas. Oramos junto con Jesús “No nos metas en
tentación, sino líbranos del mal”. Está en plural, así que
no hemos de pedirlo solo por nosotros.
Hemos de orar por nuestras propias tentaciones,
nuestras luchas, nuestros pecados frecuentes, pero orar
también con regularidad y pasión porque nuestros hijos,
familiares y otros creyentes no sean metidos en
tentación.
7) Que mostremos bien a Jesús con nuestra
vida
Finalmente, oremos para que Jesús se glorifique en todo
lo que hacemos. Por nosotros y para otros.
2 Tesalonicenses 1:11-12
11 Por lo cual asimismo oramos siempre por
vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos
de su llamamiento, y cumpla todo propósito de
bondad y toda obra de fe con su poder,
12 para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo
sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la
gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Pablo envuelve tres grandes oraciones en una. En
primer lugar, pide a Dios que purifique sus
propósitos. No han de ser unos propósitos cualquiera,
sino propósitos de bondad. Y no han de ser obras
cualesquiera, sino obras de fe. Nuestras oraciones
ayudarán a guardarnos de los malos propósitos y de las
obras que no vienen de fe, sino de nosotros mismos.
En segundo lugar, le pedimos a Dios, no solo que nos
de fuerzas para la obra, sino sus fuerzas (toda obra
de fe por su poder). Queremos para otros creyentes y
para nosotros, tener una energía y capacidad divina para
la obra y el servicio.
En último lugar, necesitamos que Dios CUMPLA esa
obra. Que la complete y la haga fructífera, y que se
glorifique en todo lo que hacemos.

Conclusión: Demos gracias


Si Dios da respuesta a estas oraciones (Abrir más los
ojos, llenarnos de amor, tener sabiduría en su voluntad,
abrir las puertas para hablar de Cristo, darnos comunión
en la fe, protegernos del mal, mostrar a Cristo con
nuestra vida), y vemos que efectivamente se produce
este fruto en la vida de otros, hemos de dar gracias
según las veamos.
Esto es otra cosa que Pablo hacía frecuentemente. Él
decía “Doy gracias por vosotros”, porque vuestra fe
crece (2 Tesalonicenses 1:3), porque habéis amado bien
a los santos (Efesios 1:15-16), por vuestra compañía en
el evangelio (Filipenses 1:3-5), porque os ha dado dones
y un mayor conocimiento de sí mismo (1 Corintios 1:4-7),
porque el evangelio se extiende por medio de vosotros
(Romanos 1:8), o porque no habéis perdido vuestra
esperanza en Jesucristo (1 Tesalonicenses 1:2-3).
¿Cuántas veces damos por hecha la evidencia del fruto
espiritual, y damos gracias a Dios por otras bendiciones
más pequeñas y circunstanciales? Las obras de Dios
que son más valiosas y duraderas no suelen encajar en
un día o una semana, sino que se desarrollan durante
meses o años. Pero cuando las vemos, cuando vemos
las manos de Dios obrar en los corazones de las
personas que amamos, pocas cosas van inspirar más
nuestra fe, aumentar nuestro gozo, o fortalecer nuestras
oraciones más que estas respuestas a la oración.

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