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Relatos acerca de la iglesia primitiva. El período de expansión 30 al 60 d.

C.(primera parte)
1. 1. Relatos acerca de la iglesia primitiva El periodo de la expansión 30 al 60 dC.
2. 2. SURGIMIENMINISTERI TO DE LAO DE JESÚS IGLESIA
3. 3. ¿Seguidores de Jesús,provincianos deGalilea y Judeaconvertidos en figura
mundiales?
4. 4. La enseñanza El de Cristo cristianismo
5. 5. Dos volúmenesLos Hechos pertenecientes a Lucas la misma obra Muestran la
revelación de Dios a los hombres en la obra de Cristo.
6. 6. 1.- Bosquejo• Los Hechos pueden dividirse en cinco principales secciones: I.
Introducción 1:1-11 II. El Origen de la Iglesia: En Jerusalén 1:12-8:3 II El Período de
Transición: En Samaria 8:4-11:18 I I La Expansión Alcanza a Los Gentiles 11:19-21:16
V. La Misión Paulina: En Antioquía y en el Imperio V. El Encarcelamiento y la Defensa
de Pablo 21:17-28:31 En Cesarea y en Roma
7. 7. • Conforme al desarrollo geográfico señalado en 1:8: “Me seréis testigos en
Jerusalén, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra”.• La primera
sección después de la introducción se ocupa de los comienzos en Jerusalén.• El
segundo da un destello del trabajo en Samaria, en la llanura costera y en Cesarea.•
Las últimas dos secciones se ocupan de relatar el avance del mensaje del evangelio
por las ciudades del mundo Mediterráneo, terminando con Roma, la capital.
8. 8. Fundándose en los datos referentes al desarrollo de la iglesia. En 2:47, 5:14, 6:7,
9:31, 12:24, 16:5 y 19:20 se encuentran anotaciones respecto al crecimiento de la vida
espiritual en número y claridad, lo que demuestra que el libro de Los Hechos se ocupa
del desarrollo progresivo del grupo cristiano.
9. 9. 5:14 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de6:7 Y crecía
la palabra del hombres como de mujeres.Señor, y el número de losdiscípulos se
multiplicabagrandemente en Jerusalén;también muchos de los 12:24 Pero la palabra
del Señorsacerdotes obedecían a la fe. crecía y se multiplicaba.• 2:47 alabando a
Dios, y • 9:31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y teniendo favor
con todo el Samaria; y eran edificadas, pueblo. Y el Señor añadía andando en el temor
del Señor, cada día a la iglesia los que y se acrecentaban fortalecidas habían de ser
salvos. por el Espíritu Santo.
10. 10. En la parte final del libro, a partir del 19:20 hasta el fin, el énfasis es más personal
que general. Da mayor importancia a los acontecimientos de la vida de Pablo como
individuo que a los de la iglesia como institución.
11. 11. 19:20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.
12. 12. • Tomando como base las personas que aparecen en él.• Los capítulos 1 al 5
tienen por centro a Pedro• Los capítulos 6 y 7, a Esteban• Los capítulos 8 al 12
introducen diversas personalidades de entre las cuales se destacan tres:• Bernabé•
Felipe• Saulo de Tarso• Capítulo 13 hasta el fin, Pablo se convierte en la figura
dominante.
13. 13. No era un mero cronista.Presentaba sus datos, ordenándolosde acuerdo con el
desarrollo ycontinuidad del tema que trataba.Tema era el crecimiento de laiglesia, en
su transición del judaísmohacia la gentilidad cristiana.Tuvo parte activa, como lo indica
eluso que hace de “nosotros”
14. 14. CONTENIDO • Los Hechos se ocupa principalmente de la obra misionera que llevó
el evangelio rumbo al norte pasando por Antioquía a Asia Menor y de allí a Macedonia,
Acaya y Roma.
15. 15. CONTENIDO El período cronológico cubierto por Hechos se extiende desde.
Hasta el fin delLa crucifixión de Cristo, por el 29 D.C encarcelamiento de Pablo en
Roma en el año 60 D.C.
16. 16. CONTENIDOLas cifras que damos a continuación referentes a los acontecimientos
ocurridos representan un promedio de fechas, ya que los escritores antiguos no
fechaban los acontecimientos por medio de un calendario sino el principio de gobierno,
de los gobernantes.
17. 17.  La muerte de Herodes Agripa I Hechos12:20 23 El hambre del tiempo de
Primavera del año 44 D.C. Claudio 11:28 44-48 D.C. El proconsulado de Sergio
Paulo 13:7 Antes del 51 D.C. Expulsión de los judíos de Roma, por Claudio18:2
Probablemente el 49 D.C. El proconsulado de Galión 18:12 Probablemente del 52-53
D.C. El proconsulado de Félix 23:26, 24:27 52-56 D.C. La elevación de Festo,
sucesor de Félix 24:27 57-60 D.C.
18. 18. CONTENIDOEn Los Hechos se insiste en el declive paulatino de la iglesia judía y
en el surgimiento de la cristiandad gentílica. • Desde su principio se A través de este
primer caracterizó como “el período de la misión Camino” apostólica, la iglesia • o “la
secta de los quedó establecida en Nazarenos” Jerusalén. • (Hechos 24:5) *
19. 19. CONTENIDOEl período de transición (8:4-11:18) no se relata con detalles. Pero
eso es bastante para demostrar cuán espontáneamente se inició la corriente gentil y
de cuánto éxito fue.
20. 20. Las conversiones del eunuco etíope y de Cornelio, prosélitos gentiles, y la
respuesta de los samaritanos a la predicación deFelipe marcaron la nueva corriente
que partió del establecimiento del reino mesiánico (espiritual) hacia lo que se convirtió
en el crecimiento de la iglesia visible.
21. 21. La misión de los gentiles (11:19-28:31) comenzócon el establecimiento de la
iglesia de Antioquía.• Allí recibieron el 11:26 nombre de cristianos. Y se congregaron
allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y• Allí fueron conocidos a
los discípulos se les llamó no precisamente como cristianos por primera vez en una
secta del Antioquía. judaísmo, sino como un cuerpo independiente que mantenía una
La iglesia de Antioquía se convirtió diferente clase de fe . en centro de enseñanza, y
de allí salió la primera misión para los gentiles.
22. 22. CONTENIDOEn Antioquía se libró labatalla por la libertad delos gentiles, la
cualculminó en la resolucióndel concilio de Jerusalénque eximió a losconversos
gentiles de laobservancia de la leyceremonial.
23. 23. CONTENIDO El programa paulino que ese describe en Hechos 15:35- 21:14 sirve
para ilustrar el desarrollo de la iglesia. La respuesta mayor Aunque Pablo
generalmente apelaba “al judío venía de los prosélitos primeramente” gentiles y de los
paganos; y las iglesias que surgían (Rom. 1:16) como resultado de estaPorque no me
avergüenzo del actividad misionera evangelio, porque es poder incluían tanto a judíos
de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío como a gentiles. primeramente,
y también al griego.
24. 24. CONTENIDOEl rechazo por parte de los judíos confirmó la designación de un Pero
levántate, y ponte sobre tus pies; apóstol para los gentiles porque para esto he
aparecido a ti, para (26:16-18) ponerte por ministro y testigo de las cosas que has
visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles,
a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la Esto aceleró el crecimiento potestad de Satanás a Dios; para
que reciban, por la fe que es en mí, perdón de de la iglesia, trajo la pecados y herencia
entre los santificados. separación definitiva entre el judaísmo y el cristianismo.
25. 25. CONTENIDO• Otro aspecto de Los Hechos es su carácter apologético.• Lucas-
Hechos venía a demostrar que una nueva y sobrenatural revelación había hecho su
entrada al campo de la historia.• Proclamando que el Mesías había venido.
26. 26. 3.- La fundación de la Iglesia Hechos 1:1al 8:3Al principio no se ve indicación
alguna de que los creyentes quisieran romper terminantemente con el judaísmo. Sin
embargo, la iglesia no era simplemente un brote natural del judaísmo, un nuevo
movimiento profético centrado en la persona de Jesús de Galilea. El evangelio de
Lucas establece, que la carrera de Jesús desde el nacimiento hasta la muerte fue
sobrenatural, pues vino a los hombre como el Hijo de Dios. La iglesia, según Lucas es
algo del todo nuevo entre los hombres.
27. 27. 3.- La fundación de la Iglesia:
28. 28. día del nacimiento de la iglesia • El Espíritu Santo cayó sobre ellos con signos
visibles y audibles. • La venida del Espíritu fue el cumplimiento de:
29. 29. …Cumplimiento Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en
sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la
verdad osLa predicción de Juan bautizo en agua; pero viene (Luc. 3:15, 16) uno más
poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os
bautizará en Espíritu Santo y fuego.
30. 30. … cumplimiento He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero
quedaos vosotros en la ciudad deDe la promesa de Jerusalén, hasta que Jesús
(24:49). seáis investidos de poder desde lo alto.
31. 31. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras
hijas…cumplimiento profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros
ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en
aquellos díasPedro declaró que Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré
prodigios arriba en el cielo, esto era el Y señales abajo en la tierra, cumplimento de
Sangre y fuego y vapor de humo; El sol se convertirá en tinieblas, la profecía de Y la
luna en sangre, Joel (Hech. 2:16- Antes que venga el día del Señor, Grande y
manifiesto; 21) Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
32. 32. 3.- La fundación de la Iglesia
33. 33. La fundación de la Iglesia La predicación primitiva• Los sermones de Pedro y de
Esteban que se consignan en esta parte de Los Hechos fueron de carácter
apologético( defensa de la fe).• La predicación apostólica tenía un fuerte contenido
bíblico.• Los sermones estaban saturados con citas y profecías del Antiguo
Testamento.• El peso de la predicación se hacía sentir sobre la necesidad de creer en
el resucitado Mesías.
34. 34. 3.- La fundación de la IglesiaLos apóstoles, conmotivo de susfunciones
depredicación y deenseñanza, erannaturalmente losdirigentes; pero elgobierno de la
iglesiaera esencialmentedemocrático.
35. 35. La fundación de la Iglesia La predicación primitiva• Las reuniones se tenían tanto
en el templo como en las casas particulares se enseñanza juntamente con el
partimiento del pan y las oraciones.• Los dirigentes de la época inicial fueron Pedro,
Juan y Esteban. De los tres, Juan era el menos prominente.• Pedro era el predicador
que dominaba la escena. Él pronunció el discurso de apertura en el día de
Pentecostés.• Esteban, uno de los siete designados para el trabajo de beneficencia y
que se convirtió en el más notable apologista y evangelista a la vez que primer mártir
de la iglesia.
36. 36. • Con la muerte de Estaban, los dirigentes judíos tomaron severas y represivas
medidas para aplastar el nuevo movimiento.• La mayoría de los cristianos de
Jerusalén fueron esparcidos al exterior por toda Judea y Samaria.• Mientras la iglesia
de Jerusalén mantenía en buen grado la observancia de la ley, (15:1; 21:17-26)
37. 37. La repentina persecución que estalló como tormenta tras la muerte de Esteban,
marcó un cambio en los asuntos de la iglesia. Podemos ver estos aspectos:• La
predicación en Samaria.• El eunuco etíope.• La conversión de Saulo.• La predicación
de Pedro
38. 38. Hasta entonces los creyentes habían sido tolerados, o a lo más, los arrestos, los
interrogatorios y encarcelamientos habían sido agitados. Favor delante del pueblo La
veracidad de los milagros que (2:47) se habían realizado (4:15, 16) Entonces les
ordenaron queAlabando a Dios, y teniendo saliesen del concilio; y favor con todo el
pueblo. Y conferenciaban entre sí, el Señor añadía cada día a la diciendo: ¿Qué
haremos con iglesia los que habían de ser estos hombres? Porque de salvos. cierto,
señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y
no lo podemos * negar.
39. 39. … que la nación había rechazado a Cristo, los enfureció de tal manera que no
esperaron el curso de la acción legal sino que al instante determinaron apedrearlo
(7:54-60) 
40. 40. Hechos 7:57-60Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y
arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los
testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y
apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y
habiendo dicho esto, durmió.
41. 41. La predicación en SamariaEl libro de los Hechos menciona cuatro ocasiones en las
que el Espíritu Santo descendió sobre los hombres en forma espectacular:
42. 42. 1.- Sobre los discípulos en Pentecostés (2:1) Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un
viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les
aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les daba que hablasen.
43. 43. 2.- Sobre los samaritanos (8:14-17)Cuando los apóstoles que estaban en
Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro
y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu
Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente
habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y
recibían el Espíritu Santo.
44. 44. 3.- Sobre los gentiles en la casa de Cornelio (10:44-46)Mientras aún hablaba
Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y
los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que
también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían
que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.
45. 45. 4.- Sobre los discípulos de Juan el Bautista en la ciudad de Éfeso (19:1,6).
Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer
las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulosY habiéndoles
impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban.
46. 46. Cada uno de estos ejemplos nos presenta la introducción del Espíritu Santo a una
diferente clase de pueblo. Colectivamente marcan el principio del trabajo del Espíritu
enlas vidas de los creyentes, en la iniciación de la era de la iglesia.
47. 47. La entrevista de Felipe con este hombre sirve para ilustrar los diferentes principios
que actúan en el crecimiento de la iglesia.El viejo fondo racista y los prejuicios fueron
vencidos.
48. 48. • …El movimiento misionero entre los gentiles según se encuentra consignado en
Los Hechos comenzó con el establecimiento de la iglesia en Antioquía de Siria.• La
fundación de esta iglesia fue parte de la repentina expansión que tuvo lugar en el
período de transición. Hay un manifiesto eslabón entre Hechos 8:4 y 11:19 porque en
este último dice:
49. 49. Y los que habían sido esparcidos por causa de la tribulación que sobrevino en
tiempo de Esteban, anduvieron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie
lapalabra, sino sólo a los judíos. Y de ellos había unos varones de Chipre y de Cirene,
los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando
el evangelio del Señor Jesús. (Hechos 11:19, 20) Los creyentes chipriotas y
cirenenses que predicaron en Antioquía, predicaron a los gentiles griegos y fue caso
tan excepcional que se convirtió en el manantial de una empresa misionera
enteramente nueva.
50. 50. LA IGLESIA GENTIL Y LA OBRA MISIONERA DE PABLO 2.- La misión a los
gentiles 3.- El Concilio de Jerusalén
51. 51. LA IGLESIA GENTIL Y LA OBRA MISIONERA DE PABLO• La ciudad fue fundada
por Seleuco Nicanor en 300 a.C. Bajo el imperio de los primero reyes seléucidas.•
Originalmente tuvo una población totalmente griega, pero en tiempos posteriores los
sirios colonizaron extramuros y fueron asimilándose a la ciudad a medida que ésta
crecía.• El tercer elemento de la población fue judío, muchos de los cuales eran
descendientes de colonos traídos de Babilonia.• Poseían iguales derechos que los
griegos y mantenían su propio culto en la sinagoga.• Bajo el gobierno romano,
Antioquía prosperó, porque era la entrada militar y comercial de Oriente,
considerándose sólo inferior en tamaño a Roma y a Alejandría.•
52. 52. 1.- La iglesia de Antioquía fue importante porque tenía ciertos rasgos distintivos:•
Primero, era la madre de todas las iglesias gentiles.• De Antioquía salió la primera
misión reconocida para el mundo no evangelizado.• En Antioquía comenzó la primera
controversia sobre la posición de los gentiles de la iglesia.• En una ocasión o en otra
se relacionaron con ella Pedro, Bernabé, Tito, Juan Marcos, Judas Barrabás, Silas y
también el autor de Los Hechos; todos los cuales tuvieron nexos con esta iglesia. Es
digno de notarse que todos estos personajes estaban empeñados en la misión a los
gentiles y se mencionan tanto en las epístolas de Pablo como en Los Hechos.
53. 53. • Los evangelios escritos pueden haberse originado en Antioquía. Si estos tres
evangelios ahondaron sus raíces en la animada enseñanza oral de la iglesia de
Antioquía, el ministerio de ellos para el mundo es hasta cierto punto el legado de la
iglesia de Antioquía a los creyentes gentiles de ayer y de hoy.• La iglesia de Antioquía
fue notable también por sus maestros. De los que se mencionan en Hech. 13:1,
solamente Bernabé y Pablo fueron conocidos por referencias posteriores; pero su
ministerio debió haber hecho famosa a la iglesia como centro de enseñanza.•
Antioquía casi eclipsó a Jerusalén como el hogar de la predicación cristiana y como el
cuartel de las misiones evangelizadoras.
54. 54. • El factor sobresaliente acerca de la iglesia acerca de la iglesia de Antioquía fue
su testimonio.• Los discípulos fueron llamados cristianos primeramente en Antioquía
(11:26). Anteriormente los creyentes en Cristo habían sido considerados como una
secta de los judíos; pero al contar con una feligresía gentil y con un sistema doctrinal
que iba en desarrollo y que era completamente diferente de la ley de Moisés, el mundo
vio la diferencia y les colocó un rótulo: “Cristianos” lo que significa “los que son de
Cristo”.
55. 55. 2.-LA MISIÓN A LOS GENTILES Aproximadamente por el año 46 D.C., la iglesia
deAntioquía se había desarrollado llegando a ser un grupo firme y activo. Eran
instruidos en la fe, su reputación estaba establecida en la ciudad.
56. 56. La misión a los gentiles llegó a Antioquía la orden de “separar a Bernabé y a
Saulo” para un trabajo especial.13:2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el
Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
57. 57. Bernabé y Saulo ysalieron para cumplir su cometido.
58. 58. La misión a los gentiles Chipre• Tierra natal de Bernabé .• Bernabé y Saulo,
llevando a Juan Marcos como su asistente, visitaron las sinagogas y predicaron en
ellas el nuevo mensaje.• En Chipre tenemos el episodio ceguera de Elimas el mago, y
el procónsul.• Se describe al grupo como “Bernabé y Saulo(nombre judio)
59. 59. La misión a los gentiles Chipre En Hechos 13:13 la fraseología cambia a Se usa el
nombre gentil13:13 Habiendo zarpado de Pablo. de Pafos, Pablo y sus • Se da en la
narración el compañeros arribaron lugar de prominencia. a Perge de Panfilia; • Sus
cualidades de pero Juan, apartándose dirigente lo colocaron de ellos, volvió a en la
indiscutible Jerusalén. jefatura de la misión.
60. 60. La misión a los gentiles Chipre Pablo dejó a Chipre encaminándose aAsia Menor, y
Juan Marcos se separó del grupo volviéndose a Jerusalén.Para Pablo era primordial
un proyecto mundial
61. 61. La misión a los gentiles Antioquía de Pisidia (Hech. 13:16-43). • Su estilo general
casi es igual al de Esteban. • No varía notablemente de la predicación apostólica,
hasta el versículo 38-39.
62. 62. La misión a los gentiles Antioquía de Pisidia 13:38- 39Sabed, pues, esto, varones
hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo
aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado
todo aquel que cree.
63. 63. La misión a los gentiles Antioquía de Pisidia (13:45). Pero viendo los judíos la
muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y
blasfemando. (13:44). El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír
la palabra de Dios.
64. 64. La misión a los gentiles Antioquía de PisidiaEl resultado final fue que Pablo
anuncióque se volviera a los gentiles de los cualesmuchos creyeron (13:48).
Losgentiles, más bien que los judíos, seconvirtieron en el alma de la nueva iglesiaen
Antioquía de Pisidia.
65. 65. La misión a los gentilesIconio, Listra y Derbe • Iconio, situada a poca distancia, en
dirección sudeste de Antioquía. • Una floreciente iglesia tuvo nacimiento en la
sinagoga; pero aquí también la división de opinión se hizo tan fuerte que los
predicadores fueron expulsados de la ciudad refugiándose en las vecinas ciudades de
Listra y Derbe.
66. 66. La misión a los gentilesIconio, Listra y Derbe En Listra, Pablo se enfrentó contra el
paganismo. (14:13) Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba en las afueras de la
ciudad, trajo toros y guirnaldas a las puertas, y quería ofrecer sacrificios juntamente
con la multitud. Él y Bernabé apelaron al único Dios, el que nos da “lluvias y tiempos
fructíferos” (14:17)
67. 67. • La permanencia en Listra terminó debido a la incursión de los agitadores judíos
venidos de Antioquía de Pisidia y de Iconio, los cuales manejando al populacho
ignorante lo persuadieron de que Pablo era un peligroso propagandista. Apedreado y
arrastrado fuera de la ciudad como muerto, recobró el sentido y salió para Derbe a
predicar allá.
68. 68. La misión a los gentiles Iconio, Listra y Derbe (14:27).Llegaron a Antioquia de Siria
a informaracerca de las cosas que Dios había hechocon ellos, dando a saber cómo
“…Dioshabía abierto la puerta de la fe a losgentiles”El primer contacto con Timoteo
probablemente puede fijarse en la fecha correspondiente a este viaje.
69. 69. El Concilio de Jerusalén
70. 70. El Concilio de JerusalénEl rápido crecimiento de la iglesia gentil bajo lamisión de
Pablo y Bernabé puso a la vista unnuevo problema.¿hasta qué punto se les exigiría
que se sujetaran a los preceptos de la ley?
71. 71. Jesucristo enseño JESUCRISTOMOISES LA LEY PROFETAS
72. 72. El Concilio de JerusalénLa misión a los gentiles que nada sabíande la ley y que
habían ingresado alcompañerismo cristiano solamente pormedio de la fe, hizo que la
división deopinión dentro de la iglesia se volvieramás aguda.
73. 73. El Concilio de Jerusalén• Los miembros …enseñaban a los legalistas de la iglesia
hermanos: Que si no de Jerusalén os circuncidáis permanecieron conforme al rito de
activos a pesar de Moisés, no podéis ser todo… salvos” (15:1). Ellos habían Para los
gentiles tal enseñanza encontrado en Cristo debió tener los efectos de un la liberación
del legalismo y del choque. ceremonialismo de sus propias religiones
74. 74. El Concilio de Jerusalén• Argüían que la circuncisión fue establecida por la ley de
Moisés como señal del pacto con Dios (Exo. 12:48).• Y que en su aspecto histórico era
anterior a la ley de Moisés, porque Dios la había impuesto sobre Abraham como una
señal del pacto que fue establecido por medio de él (Gén. 17:9-14).• El significado
externo del rito tenía su aplicación a la vida interna aun bajo la ley, la cual habla de la
circuncisión del corazón (Deum. 10:12-16); pero lo más seguro es que en la práctica
se había convertido en una rutina ceremonial.
75. 75. El Concilio de Jerusalén• Lucas consigna tres contribuciones de carácter decisivo.•
El discurso de Pedro fue de mucho peso porque habló como el primero y antiguo
dirigente de la iglesia en Jerusalén y como uno que práctica sobre los aspectos de
este asunto. poseía experiencia Señaló que:• 1) Fue la decisión de Dios la que hizo los
gentiles oyeran el mensaje de Cristo (Hech. 15:7)• 2) Que habían recibido el Espíritu
Santo sin que Él hiciera discriminación alguna contra ellos (15:8).• 3) Que la ley
ceremonial se había convertido en un yugo insoportable para los mismos judíos como
para los gentiles (15:11).
76. 76. El Concilio de Jerusalén• Pablo y Bernabé informaron sobre su trabajo entre los
gentiles, insistiendo en “las señales y maravillas” que por medio de ellos habían sido
hechas.• Santiago pronunció el discurso final. A él se le consideraba generalmente
como el campeón de la cumplimiento estricto de la ley.
77. 77. El Concilio de Jerusalén• Santiago recomendó que no se les exigiera guardar toda
la ley; pero que sí se les ordenara abstenerse de ciertas prácticas, particularmente
ofensivas para sus hermanos .• Idolatría• Fornicación• Comer carne de animales
ahogados• Comer sangre • Estas practicas se llaman ordenanzas ,decretos del
Espíritu Santo para la iglesia universal hasta el fin del mundo.
78. 78. LITERATURA APOLOGÉTICA • La circuncisión de los gentiles NO una mera
tempestad. • El problema involucraba varias preguntas de hondo contenido que aún no
estaban contestadas.
79. 79. Estos y otros parecidos problemas se reflejan en muchos de los libros del Nuevo
Testamento.
80. 80. LITERATURA APOLOGÉTICA La Epístola de Santiago• Se atribuye
tradicionalmente a Santiago, el hermano del Señor, presidente del Concilio de
Jerusalén.• Santiago creció en el mismo ambiente que Jesús y estuvo estrechamente
con Él durante todos los años que precedieron a su ministerio.• No fue creyente
durante la vida de Jesús.• Fue testigo de la resurrección.• Estuvo entre los que
esperaron el Espíritu.• Se distinguió por su estricto apego a la ley.
81. 81. LITERATURA APOLOGÉTICA La Epístola de Santiago…se ocupa de la aplicación
práctica de lasabiduría a todas las situaciones de la vida diaria. En el lenguaje
familiarmentevívido expone los requerimientos éticos de la vida cristiana.
82. 82. …problemas…• La doctrina de la salvación por la fe podía fácilmente degenerar en
la mera aceptación de un credo sin la correspondiente santidad de vida.• Santiago no
niega la necesidad de la fe. Insiste, sí, en que la fe produzca frutos.
83. 83. … 2:24 Vosotros veis, pues, 2:18 Pero alguno dirá: que el hombre es Tú tienes fe,
y yo tengo justificado por obras. las obras, Muéstrame tu fe sin tusy no solamente por
la fe. obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
84. 84. La Epístola a los Gálatas “carta magna de la emancipación (libertad) espiritual”•
Escrita por un campeón de la libertad que vio que ni los gentiles ni los judíos podían
librarse de sus pecados por medio de esfuerzos propios• Declara que “Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; … Para que por la fe
recibamos la promesa del Espíritu” (Gál. 3:13 y 14).• Nos presenta una formal
desaprobación contra la corrupción del evangelio de Cristo, por parte de los
judaizantes :Ellos oscurecer la verdad fundamental cristiana , de que por medio de la
justificación por la fe y no por medio de las obras pueden los creyentes en Cristo
conservar al esperanza de ser hallados perfectos delante de Dios.•
85. 85. www.orasobrelaroca.blogspot.com

Los Orígenes del Cristianismo


El Cristianismo es la religión fundada por Jesucristo, el Hijo de Dios hecho
hombre. Los cristianos —discípulos de Cristo— se incorporan por el
bautismo a la comunidad visible de salvación, que recibe el nombre de
Iglesia.
1. ¿Qué entendemos por Cristianismo?

Entendemos por Cristianismo la religión fundada por Jesucristo, el Hijo de Dios


hecho hombre. La persona y las enseñanzas de Jesús son las bases sobre las que se
asienta la religión cristiana. Los cristianos consideran a Jesucristo su Redentor y su
Maestro: le reconocen como su Dios y Señor y se adhieren a su doctrina.

En una hora precisa del tiempo y en lugar determinado de la tierra, el Hijo de Dios
se hizo hombre e irrumpió en la historia humana. El lugar de nacimiento de Jesús
fue Belén de Judá; la hora, cuando reinaba en Judea Herodes el
Grande y Quirino era gobernador de Siria, bajo la autoridad suprema del
emperador de Roma, César Augusto (cfr. Mt II, 1; Le II, 1-2).

La vida de Cristo entre los hombres se prolongó hasta otro momento de la historia,
bien preciso también: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo tuvieron lugar
en Jerusalén, a partir del día 14 del mes de Nisán del año 30 de la Era
cristiana. Caifás desempeñaba el cargo de Sumo Sacerdote, gobernaba Judea el
«procurador» Poncio Pilato y reinaba en Roma el emperador Tiberio.

Los milagros obrados por Jesús durante los años de su vida pública constituyen el
refrendo de su Mesianidad y confirmaron la doctrina que anunciaba. Esas razones,
unidas a la personalidad incomparable del Señor, motivaron decisivamente la
adhesión de sus discípulos, y en primer término de los doce Apóstoles. Una
adhesión todavía defectuosa al principio, por parte de hombres que compartían
muchos de los prejuicios desus contemporáneos; unos hombres cuya mentalidad les
hacía difícil comprender la verdadera naturaleza de la misión redentora de Jesús, lo
que explica el tremendo desconcierto que les causó la Pasión y Muerte de su
Maestro.

La Resurrección de Jesucristo es el dogma central del Cristianismo y constituye la


prueba decisiva de la verdad de su doctrina. «Si Cristo no resucitó —escribió San
Pablo—, vana es nuestra predicación y vana es vuestra fe» (I Cor XV, 14). La
realidad de la Resurrección —tan lejos de las expectativas de los Apóstoles y
los discípulos— se les impuso a éstos con el argumento irrebatible de la evidencia:
«pero Cristo ha resucitado y ha venido a ser como las primicias de los difuntos» (I
Cor XV, 20; cfr. Le XXIV, 27-44; lo XX, 24-28).

Desde entonces los Apóstoles se presentarían a sí mismos como «testigos» de


Jesucristo resucitado (cfr. Act II, 22; III, 15), lo anunciarían por el mundo entero y
resellarían su testimonio con la propia sangre. Los discípulos de Jesucristo
reconocieron su divinidad, creyeron en la eficacia redentora de su Muerte y
recibieron la plenitud de la Revelación, transmitida por el Maestro y recogida por la
Escritura y la Tradición.

3. El nacimiento de la Iglesia

Pero Jesucristo no sólo fundó una religión —el Cristianismo—, sino también una
Iglesia. La Iglesia —el nuevo Pueblo de Dios— fue constituida bajo la forma de una
comunidad visible de salvación, a la que se incorporan los hombres por el bautismo.
La Iglesia está cimentada sobre el Apóstol Pedro, a quien Cristo prometió el
Primado —«y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt XVI, 18)— y se lo
confirmó y confirió después de la Resurrección: «apacienta mis corderos»,
«apacienta mis ovejas» (cfr. lo XXI, 15-17).

La Iglesia de Jesucristo existirá hasta el fin de los tiempos, mientras perdure el


mundo y haya hombres sobre la tierra: «y las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella» (Mt XVI, 18). La constitución de la Iglesia se consumó el día de
Pentecostés, y a partir de entonces comienza propiamente su historia.

Los cristianos, perseguidos por el Sanedrín, se desvincularon muy pronto de


la Sinagoga. El Cristianismo, desde sus orígenes, fue universal, abierto a los
gentiles, y éstos fueron declarados libres de las prescripciones de la Ley
mosaica.
1. Primera expansión

«No es el discípulo más que el Maestro» (Mt X, 24), había advertido Jesús a los
suyos, cuando aún permanecía con ellos en la tierra. El Sanedrín declaró
a Jesús reo de muerte por proclamar que Él era el Mesías, el Hijo de Dios. La
hostilidad de las autoridades de Israel, que habían condenado a Cristo, debía
dirigirse luego contra los Apóstoles, que anunciaban a Jesucristo Resucitado y
confirmaban su predicación con milagros obrados ante todo el pueblo.
El Sanedrín intentó silenciar a los Apóstoles, pero Pedro respondería al Sumo
Sacerdote que «es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres» (Act V, 29).
Los Apóstoles fueron azotados, pero ni las amenazas ni la violencia lograron
acallarlos, y salieron gozosos «por haber sido hallados dignos de sufrir oprobio»
por el nombre de Jesús. La muerte del diácono San Esteban, lapidado por los
judíos, señaló el principio de una gran persecución contra los discípulos de Jesús.

La separación entre Cristianismo y Judaismo se hizo cada vez más profunda y


patente. El universalismo cristiano se puso pronto de manifiesto, en contraste con el
carácter nacional de la religión judía. A Antioquia de Siria, una de las grandes
metrópolis de Oriente, llegaron discípulos de Jesús fugitivos de Jerusalén.

Algunos de ellos eran helenistas, con mentalidad más abierta que la de los judíos
palestinos, y comenzaron a anunciar el Evangelio a los gentiles. En la cosmopolita
Antioquía, el universalismo de la Iglesia se hizo realidad y allí fue, precisamente,
donde los seguidores de Cristo comenzaron a llamarse cristianos.

2. Universalidad del Cristianismo

La universalidad de la Redención y de la Iglesia de Jesucristo fue confirmada de


modo solemne por una milagrosa acción divina, que tuvo al Apóstol Pedro por
protagonista y testigo. A Pedro —como una prueba más de su Primado— le fue
reservada la suerte de abrir a los gentiles las puertas de la Iglesia.

Los signos extraordinarios que acompañaron a la conversión en Cesárea del


centurión Cornelio y su familia tuvieron para Pedro valor decisivo. «Ahora
reconozco —fueron sus palabras— que no hay para Dios acepción de personas,
sino que en toda nación el que teme a Dios y practica la justicia es acepto a Él»
(Act X, 34-35).

En Jerusalén, la noticia de que Pedro había otorgado el bautismo a gentiles


incircuncisos produjo estupor. Fue preciso que el Apóstol relatara puntualmente lo
ocurrido para que los judeo-cristianos de la Ciudad Santa mudaran de mente y
superasen inveterados prejuicios. Comenzaban a comprender que la Redención de
Cristo era universal y que la Iglesia estaba abierta a todos: «Al oír estas cosas
callaron y glorificaron a Dios diciendo: luego Dios ha concedido también a los
gentiles la penitencia para la vida» (Act XI, 18).

4. Los propulsores de la expansión


Los grandes propulsores de la expansión del Cristianismo fueron los Apóstoles,
obedientes al mandato de Cristo de anunciar el Evangelio a todas las naciones. No
es fácil —por falta de fuentes históricas— conocer la actividad misional de la
mayoría de los Apóstoles. Nos consta que el Apóstol Pedro, al marchar de
Palestina, se estableció en Antioquía, donde existía una importante comunidad
cristiana.

Es posible que luego residiera algún tiempo en Corinto, pero su destino definitivo
sería Roma, capital del Imperio, de cuya Iglesia fue primer obispo. En
Roma, Pedro sufrió martirio en la persecución desencadenada por el emperador
Nerón (a. 64). El Apóstol Juan, tras una larga permanencia en Palestina, se trasladó
a Éfeso, donde vivió muchos años más, circunstancia ésta por la cual las iglesias de
Asia le consideraron como su propio Apóstol.

Viejas tradiciones hablan de las actividades apostólicas de Santiago el Mayor en


España, del Apóstol Tomás en la India, del Evangelista Marcos en Alejandría, etc.

5. Fuentes para la expansión

Las noticias sobre la acción apostólica de San Pablo son sin duda las más
abundantes, gracias a las informaciones contenidas en los Hechos de los Apóstoles y
en el importante corpus de las Epístolas paulinas. San Pablo fue, por excelencia, el
Apóstol de las Gentes, y sus viajes misionales llevaron el Evangelio por Asia Menor
y Grecia, donde fundó y dirigió numerosas iglesias.

Preso en Jerusalén, su largo cautiverio le dio ocasión de dar testimonio


de Cristo ante el Sanedrín, los gobernadores romanos y el rey Agripa II.
Conducido a Roma, fue puesto en libertad por el tribunal del César, y es probable
que entonces realizara un viaje misional a España, proyectado desde hacía tiempo.
Preso por segunda vez, Pablo sufrió otro juicio, fue condenado y murió mártir en la
Urbe imperial. La obra de los Apóstoles no agota, con todo, el cuadro de la
expansión cristiana en el mundo antiguo.

Es indudable que las más de las veces serían hombres humildes y desconocidos —
funcionarios, comerciantes, soldados, esclavos— los portadores de las primicias del
Evangelio. Con algunas salvedades, es lícito afirmar que la penetración cristiana fue
durante estos siglos un fenómeno que afectó a las poblaciones urbanas mucho más
que a las rurales.

Al sonar la hora de la libertad de la Iglesia, en el siglo IV, el Cristianismo había


arraigado con fuerza en diversas regiones del Oriente Próximo, como Siria, Asia
Menor y Armenia; y en Occidente, en Roma y su comarca y en el África latina. La
presencia del Evangelio fue también considerable en el valle del Nilo y varias
regiones de Italia, España y las Galias.

El Cristianismo nació y se desarrolló dentro del marco político-cultural del


Imperio romano. Durante tres siglos, el Imperio pagano persiguió a los
cristianos, porque su religión representaba otro universalismo y prohibía a
los fieles rendir culto religioso al soberano.

1. Introducción: Imperio Romano y Cristianismo


El nacimiento y primer desarrollo del Cristianismo tuvo lugar dentro del marco
cultural y político del Imperio romano. Es cierto que durante tres siglos la Roma
pagana persiguió a los cristianos; pero sería equivocado pensar que el Imperio
constituyó tan sólo un factor negativo para la difusión del Evangelio. La unidad del
mundo grecolatino conseguida por Roma había creado un amplísimo espacio
geográfico, dominado por una misma autoridad suprema, donde reinaban la paz y el
orden. La tranquilidad existente hasta bien entrado el siglo III y la facilidad de
comunicaciones entre las diversas tierras del Imperio favorecían la circulación de las
ideas. Cabe afirmar que las calzadas romanas y las rutas del mar latino fueron
cauces para la Buena Nueva evangélica, a todo lo ancho de la cuenca del
Mediterráneo.

2. Los primeros conversos


La afinidad lingüística —sobre la base del griego, primero, y del griego y el latín,
después— facilitaba la comunicación y el entendimiento entre los hombres. El clima
espiritual dominado por la crisis del paganismo ancestral y la extensión de un anhelo
de genuina religiosidad entre las gentes espiritualmente selectas, predisponía
también a dar acogida al Evangelio. Todos estos factores favorecían, sin duda, la
extensión del Cristianismo.

Pero la adhesión a la fe cristiana implicaba también dificultades que, sin


exageración, cabe calificar de formidables. Los cristianos procedentes del Judaismo
debían romper con la comunidad de origen, que en adelante los miraría como
tránsfugas y traidores. No eran menores los obstáculos que necesitaban superar los
conversos venidos de la gentilidad, sobre todo los pertenecientes a las clases sociales
elevadas. La fe cristiana les obligaba a apartarse de una serie de prácticas
tradicionales de culto a Roma y al emperador, que tenían un sentido religioso-
pagano, pero que eran a la vez consideradas como exponente de la inserción del
ciudadano en la vida pública y testimonio de fidelidad hacia el Imperio. De ahí la
acusación de «ateísmo» lanzada tantas veces contra los cristianos; de ahí la amenaza
de persecución y martirio que se cernió sobre ellos durante siglos y que hacía de la
conversión cristiana una decisión arriesgada y valerosa, incluso desde un punto de
vista meramente humano. ¿Cuáles fueron las razones que determinaron el gran
enfrentamiento entre Imperio pagano y Cristianismo? La religión cristiana
fomentaba entre las gentes el respeto y la obediencia hacia la legítima autoridad.
«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (cfr. Mt XX, 15-21),
fue el principio formulado por el propio Cristo. Los Apóstoles desarrollaron esta
doctrina: «toda persona esté sujeta a las potestades superiores, porque no hay
potestad que no provenga de Dios» (Rom XIII, 1), escribió San Pablo a los fieles de
Roma; «temed a Dios, honrad al rey» (I Pet II, 17), exhortaba San Pedro a los
discípulos. El Imperio, por su parte, era religiosamente liberal y toleraba con
facilidad nuevos cultos y divinidades extranjeras. El choque y la ruptura llegaron
porque Roma pretendió exigir de sus súbditos cristianos algo que ellos no podían
dar: el homenaje religioso de la adoración, que sólo a Dios les era lícito rendir.

3. La persecución de Nerón
Las circunstancias que rodearon a la primera persecución —la neroniana— fueron
pródigas en consecuencias, pese a que esa persecución no parece haberse extendido
más allá de la Urbe romana. La acusación oficial hecha a los cristianos de ser los
autores de un crimen horrendo —el incendio de Roma— contribuyó de modo
decisivo a la creación de un estado generalizado de opinión pública profundamente
hostil para con ellos. El Cristianismo era considerado por el historia-
dor Tácito «superstición detestable»; «nueva y peligrosa», según Suetonio;
«perversa y extravagante», para Plinio el Joven. El mismo Tácito calificaba a los
cristianos de «enemigos del género humano», y no puede, por tanto, sorprender que
el vulgo atribuyese a los discípulos de Cristo los más monstruosos desórdenes:
infanticidios, antropofagia y toda suerte de nefandas maldades. «¡Los cristianos a
las fieras! —dirá Tertuliano— se convirtió en el grito obligado en toda suerte de
motines y algaradas populares».

4. Desarrollo del Cristianismo en los primeros siglos


El Cristianismo, desde el siglo I, fue considerado como «superstición ilícita», y esta
calificación hizo que la mera profesión de la fe cristiana —el «nombre cristiano»—
constituyera delito. Ello explica que muchas violencias anticristianas del siglo II
tuvieran su origen, más que en la iniciativa de los emperadores o magistrados, en
agitaciones o denuncias populares. Por esta razón, la persecución en esta época no
fue general ni continua, y los cristianos gozaron en ocasiones de largos períodos de
paz, sin lograr por ello ninguna seguridad jurídica ni quedar a salvo de ulteriores
agresiones, que podían surgir en cualquier momento. La ambigua actitud de ciertos
emperadores del siglo II está reflejada en la célebre respuesta de Trajano a la
consulta elevada por Plinio, gobernador de Bitinia, acerca de la conducta que debía
seguir con los cristianos. Trajano declara que las autoridades no habrían de
perseguirlos por su propia iniciativa, ni hacer caso de denuncias anónimas; pero
debían actuar cuando recibiesen denuncias en regla, llegando hasta la condena y
muerte de los cristianos que no apostataran y rehusaran sacrificar a los
dioses. Tertuliano —apologista cristiano y buen jurista— pondría luego de relieve
el absurdo que encerraba la respuesta trajánica: «Si son criminales —dice, refirién-
dose a los cristianos—, ¿por qué no los persigues?; y si son inocentes, ¿por qué los
castigas?» En el siglo III, las persecuciones tomaron un nuevo cariz. En los intentos
de renovación del Imperio que siguieron a la «anarquía militar» —un período de
peligrosa desintegración política—, uno de los capítulos principales fue la
restauración del culto a los dioses y al emperador, en cuanto expresión de la
fidelidad de los súbditoshacia Roma y su soberano. La Iglesia cristiana, que prohibía
a los fieles participar en el culto imperial, apareció entonces como un poder
enemigo. Ésta fue la razón de una nueva oleada de persecuciones, promovidas ahora
por la propia autoridad imperial y que tuvieron un alcance mucho más amplio que
las precedentes.

5. La persecución de Decio
La primera de estas grandes persecuciones siguió a un edicto dado por Decio (a.
250), ordenando a todos los habitantes del Imperio que participaran personalmente
en un sacrificio general, en honor de los dioses patrios. El edicto
de Decio sorprendió a una masa cristiana, bastante numerosa ya, y cuyo temple se
había reblandecido, tras una larga época de paz. El resultado fue que, aun cuando los
mártires fueron numerosos, hubo también muchos cristianos claudicantes que
sacrificaron públicamente o al menos recibieron el «libelo» de haber sacrificado, y
cuya reintegración a la comunión cristiana suscitó luego controversias en el seno de
la Iglesia. La experiencia sufrida sirvió en todo caso para templar los espíritus y
cuando, pocos años después, el emperador Valeriano (253-260) promovió una nueva
persecución, la resistencia cristiana fue mucho más firme: los mártires fueron
muchos, y los cristianos infieles —los lapsi—, muy pocos.

6. La persecución de Diocleciano
La mayor persecución fue sin duda la última, que tuvo lugar a comienzos del siglo
IV, dentro del marco de la gran reforma de las estructuras de Roma realizada por el
emperador Diocleciano. El nuevo régimen instituido por el fundador del Bajo
Imperio fue la «Tetrarquía», es decir, el gobierno por un «colegio imperial» de
cuatro miembros, que se distribuían la administración de los inmensos territorios
romanos. El régimen tetrárquico atribuía a la religión tradicional un destacado papel
en la regeneración del Imperio, pese a lo cual Diocleciano no persiguió a los
cristianos durante los primeros dieciocho años de su reinado. Diversos factores —
entre ellos sin duda la influencia del césar Galerio— fueron determinantes del
comienzo de esta tardía pero durísima persecución. Cuatro edictos contra los
cristianos fueron promulgados entre febrero del año 303 y marzo del 304, con el
designio de terminar de una vez para siempre con el Cristianismo y la Iglesia. La
persecución fue muy violenta e hizo muchos mártires en la mayoría de las
provincias del Imperio. Tan sólo las Galias y Britania —gobernadas por el
cesar Constancio Cloro, simpatizante con el Cristianismo y padre del futuro
emperador Constantino— quedaron prácticamente inmunes de los rigores
persecutorios. El balance final de esta última y gran persecución constituyó un
absoluto fracaso. Diocleciano, tras renunciar al trono imperial, vivió todavía lo
suficiente en su Dalmacia natal para presenciar, desde su retiro de Spalato, el
epílogo de la era de las persecuciones y los comienzos de una época de libertad para
la Iglesia y los cristianos.

En el transcurso del siglo IV, el Cristianismo comenzó a ser tolerado por el


Imperio, para alcanzar luego un estatuto de libertad y convertirse
finalmente —en tiempo de Teodosio— en religión oficial. El emperador
romano-cristiano convocó las grandes asambleas de obispos —los concilios—y
la Iglesia pudo organizar sus estructuras territoriales de gobierno pastoral.

1. Introducción
La libertad le llegó al Cristianismo y a la Iglesia cuando apenas se habían extinguido
los ecos de la última gran persecución. Fue justamente Galerio, principal instigador
de aquella embestida persecutoria, el primero en sacar consecuencias prácticas de su
rotundo fracaso. Llegado como sucesor de Diocleciano a la suprema dignidad
imperial, el augusto Galerio, próximo a la muerte, promulgó en Sárdica un edicto
que marcaba nuevas pautas a la política romana frente al Cristianismo. El edicto
otorgaba a los cristianos un estatuto de tolerancia: «existan de nuevo los
cristianos —decía— y celebren sus asambleas y cultos, con tal de que no hagan
nada contra el orden público».

2. El edicto de Galerio
El edicto de Galerio, dado en el año 311, no concedía a los cristianos plena libertad
religiosa, sino tan sólo una cautelosa tolerancia. Mas, a pesar de ello, su importancia
era grande. Por vez primera, el Cristianismo dejaba de ser una «superstición ilícita»
y adquiría carta de ciudadanía. Esto representaba una conquista trascendental, no
conseguida hasta entonces. La Iglesia había conocido durante el siglo III épocas de
tranquilidad, y hubo incluso emperadores romanos, como Filipo el Árabe (244-
249), de evidentes simpatías filocristianas. Mas estos intervalos de bonanza no
aportaban seguridad jurídica a la Iglesia, siempre expuesta a nuevas oleadas
persecutorias. El estatuto de tolerancia de Galerio encerraba por tanto singular
valor.
3. El edicto de Constantino
El tránsito de la tolerancia a la libertad religiosa se produjo con suma rapidez, y su
autor principal fue el emperador Constantino. A principios del año 313, los
emperadores Constantino y Licinio otorgaron el llamado «Edicto de Milán», que,
más que una norma legal concreta, parece haber sido una nueva directriz política
fundada en el pleno respeto a las opciones religiosas de todos los súbditos del
Imperio, incluidos los cristianos. La legislación discriminatoria en contra de éstos
quedaba abolida, y la Iglesia, reconocida por el poder civil, recuperaba los lugares
de culto y propiedades de que hubiera sido despojada. El emperador Constantino se
convertía así en el instaurador de la libertad religiosa en el mundo antiguo.

Dentro de este estatuto legal de libertad religiosa, la actitud de Constantino fue


decantándose gradualmente en favor del Cristianismo. Resulta significativo que,
antes incluso del llamado Edicto de Milán, cuando la suerte de la Urbe romana y
del Imperio se dilucidaban por las armas entre aquel príncipe y su rival Majencio, el
ejército constantiniano llevara en la batalla del Puente Milvio, como emblema
propio, el lábaro con el monograma de Cristo.

Constantino consideró siempre suvictoria como una señal celestial, aunque su


«conversión» defnitiva —es decir, la recepción del bautismo— la demorase muchos
años, hasta vísperas de su muerte (337). A lo largo de ese tiempo, la orientación
procristiana de Constantino se hizo cada vez más patente. Fueron desautorizadas las
prácticas paganas cruentas o inmorales y se prohibió a los magistrados participar en
los tradicionales sacrificios de culto.

El emperador, por otra parte, favorecía a la Iglesia de muy diversos modos:


construcción de templos, concesión de privilegios al clero, ayuda para el
restablecimiento de la unidad de la fe, perturbada en África por el cisma donatista y
en Oriente por las doctrinas de Arrio. Los principios morales del Evangelio
inspiraron de modo progresivo la legislación civil, dando así origen al llamado
Derecho romano-cristiano.

4. Una nueva expansión


El avance del Cristianismo no se interrumpió tras la muerte de Constantino, si se
exceptúa el frustrado intento de restauración pagana por Juliano el Apóstata. Los
demás emperadores —incluso aquellos que simpatizaron con la herejía arriana—
fueron resueltamente contrarios al paganismo. Graciano, al asumir en 375 el poder
imperial, rechazó el tradicional título de «Pontífice Máximo», que sus predecesores
cristianos habíanconsentido conservar. Un enfrentamiento particularmente
significativo entre Cristianismo ascendente y paganismo en decadencia se produjo
en el escenario más venerable de la Roma antigua: el Senado.
El altar de la Victoria que presidía el aula, como símbolo de la tradición gentil, fue
removido por voluntad de los senadores cristianos, que eran ya mayoría, frente al
grupode los «viejos romanos», encabezados por el senador Símaco. La evolución
religiosa se cerró antes de que terminara el siglo IV, por obra del
emperador Teodosio. La constitución Cunaos Populos, promulgada en Tesalónica el
28 de febrero del año 380, ordenó a todos los pueblos la adhesión al Cristianismo
católico, a partir de ahora única religión del Imperio.

5. La reorganización de la Iglesia
Obtenida la libertad, la Iglesia tuvo necesidad de organizar sus estructuras
territoriales, con vista a la acción pastoral en un mundo que se cristianizaba con
rapidez. En virtud de lo que se ha llamado «principio de acomodación», la Iglesia
tomó las estructuras administrativas del Imperio como norma de su propia
organización. La circunscripción civil más clásica —la provincia— sirvió de modelo
a la provincia eclesiástica. El Imperio llegó a contar en el siglo V con más de 120
provincias. Sobre este cuadro territorial fue implantándose gradualmente la división
provincial de la Iglesia.

El obispo de la capital de la provincia civil fue adquiriendo cierta preponderancia


sobre sus colegas comprovinciales: fue el «metropolitano», obispo de la
«metrópoli», y los demás, sus sufragáneos. En el orden judicial, el metropolitano era
la instancia superior de los demás tribunales diocesanos y le correspondía la
consagración de los nuevos obispos de su provincia. Él debía, además, presidir el
concilio provincial —asamblea de los obispos de esa demarcación— que, según la
disciplina nunca bien observada del Concilio I de Nicea, debía reunirse dos veces al
año.

6. La cristianización de los Imperios


La división del Imperio en dos «partes» —Oriente y Occidente—, consumada a
finales del siglo IV y que terminaría pon provocar la cristalización de dos Imperios,
tuvo honda repercusión en la vida de la Iglesia. La «parte» occidental —que
coincidía aproximadamente con las regiones de lengua y cultura latinas— tenía
como única sede apostólica la de Roma, y por ello el Pontífice romano fue también
Patriarca de Occidente. En la «parte» oriental, de cultura griega, siria y copta,
sobresalieron varias grandes sedes de fundación apostólica —Alejandría, Antioquía
y Jerusalén—, que fueron cabezas de los Patriarcados, amplísimas circunscripciones
eclesiásticas.

El Concilio I de Constantinopla elevó la sede de esta ciudad al rango patriarcal y


atribuyó a sus obispos la primacía de honor dentro de la Iglesia después del obispo
de Roma, «en razón —dijo— de que la ciudad es la nueva Roma». Sobre este
fundamento de índole no eclesiástica, sino política —la capitalidad imperial—, se
instituyó un nuevo Patriarcado —el de Constantinopla—, destinado a alcanzar una
indiscutible preeminencia entre todos los Patriarcados orientales, a partir, sobre
todo, del Concilio de Calcedonia.

La libertad de la Iglesia permitió una más ciara estructuración y un ejercicio más


efectivo del Primado de los papas sobre la Iglesia universal. Los grandes pontífices
de los siglos IV y V —Dámaso, León Magno, Gelasio— se esforzaron por definir
con precisión el fundamento dogmático del Primado romano: la primacía concedida
por Cristo a Pedro, de quien los papas eran los legítimos y exclusivos sucesores. A
partir del siglo IV, el ejercicio del Primado romano sobre las iglesias occidentales
fue muy intenso: lospapas intervinieron en multitud de ocasiones mediante epístolas
decretales o por intermedio de legados y vicarios.

En Oriente, un gran concilio —el de Sárdica (343-344)— sancionó el derecho de


cualquier obispo del orbe a recurrir, como instancia suprema, al Pontífice romano.
Pero prevaleció, en definitiva, una tendencia favorable a la autonomía jurisdiccional,
favorecida por el desarrollo de los Patriarcados, especialmente el de Constantinopla.
La postura del Oriente cristiano ante Roma, después del Concilio de Calcedonia,
puede resumirse así: atribución al obispo de Roma de la primacía de honor en toda
la Iglesia; reconocimiento de su autoridad en el terreno doctrinal; pero
desconocimiento de cualquier potestad disciplinar y jurisdiccional de los papas sobre
las iglesias orientales.

Bajo el Imperio romanocristiano pudieron reunirse grandes asambleas eclesiásticas,


manifestación genuina de la catolicidad de la Iglesia, que reciben el nombre
de concilios «ecuménicos» o universales. Ocho sínodos ecuménicos tuvieron lugar
entre los siglos IV y IX. Particular importancia se reconoció siempre a los cuatro
primeros: los de Nicea I (325), Constantinopla I (381), Éfeso (431) y Calcedonia
(451). Todos estos concilios se celebraron en el Oriente cristiano, y orientales fueron
en su gran mayoría los obispos asistentes.

Su convocatoria procedió de ordinario del emperador, única autoridad capaz de


arbitrar los medios indispensables para la celebración de tan grandes asambleas; en
varios de ellos, la convocatoria imperial fue promovida por una iniciativa pontificia,
y los legados papales ocupaban un lugar de honor en el aula conciliar. El
reconocimiento del carácter ecuménico de un gran concilio se fundó en su recepción
por la Iglesia universal, expresada sobre todo a través de la confirmación papal de
sus cánones y decretos.

La libertad de la Iglesia y la conversión del mundo antiguo trajo consigo,


finalmente, la entrada en escena de un nuevo factor de notable importancia para los
tiempos futuros: el emperador cristiano. Este personaje —un simple laico en el
orden de la jerarquía— tenía conciencia, sin embargo, de que le correspondía una
misión de defensor de la Iglesia y promotor del orden cristiano en la sociedad: era la
función que se atribuía ya Constantino cuando tomaba para sí el significativo título
de «obispo exterior».

Los emperadores cristianos prestaron indudables servicios a la Iglesia, pero sus


injerencias en la vida eclesiástica produjeron también numerosos abusos, cuya
máxima expresión fue el llamado «Cesaropapismo». Estos abusos fueron
particularmente graves en las iglesias de Oriente. En Occidente, la autoridad del
papado, la debilidad de los emperadores occidentales o la lejanía geográfica de los
orientales contribuyeron a la salvaguardia de la independencia eclesiástica. Las
relaciones entre poder espiritual y temporal, su armónica conjunción y la misión del
emperador cristiano fueron tratados por diversos Padres de la Iglesia y en especial
por el papa Gelasio, en una carta al emperador Anastasio.

Pero el papel del emperador cristiano como protector de la Iglesia se juzgaba tan
indispensable en los siglos de tránsito de la Antigüedad al Medievo que, cuando los
emperadores bizantinos dejaron de cumplir esa misión cerca del Pontificado
romano, los papas buscaron en el rey de los francos el auxilio del poder secular que
ya no podían esperar del emperador oriental.

Princeton. La rápida expansión del cristianismo en los tres primeros siglos


ha sido siempre motivo de admiración y objeto de interpretaciones
diversas. Una explicación innovadora es la que ha ofrecido Rodney Stark,
profesor de sociología y religión comparada en la Universidad de
Washington, en su reciente obra The Rise of Christianity (1). Este libro
pone en tela de juicio muchas de las ideas comúnmente admitidas sobre el
cristianismo primitivo, tanto por cristianos ortodoxos como por escépticos
recalcitrantes, y sugiere vías de actuación ahora que los cristianos
vuelven a encontrarse en minoría.
Stark se pregunta: "¿Cómo pudo un diminuto y oscuro movimiento mesiánico,
venido de un extremo del Imperio romano, desplazar al paganismo clásico y
convertirse en la fe dominante de la civilización occidental?". Este prestigioso
sociólogo profesional no busca explicaciones sobrenaturales -que, al fin y al cabo,
son cuestión de fe-, sino más bien datos puramente sociológicos. Naturalmente, un
cristiano verá en tal expansión y continuidad un signo inequívoco de la
intervención del Espíritu Santo, que Cristo prometió que permanecería con su
Iglesia hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, el cristiano también cree que la
gracia perfecciona la naturaleza y que Dios gusta servirse de causas segundas
para extender el mensaje cristiano.
Stark emplea las herramientas de su oficio, así como sus propias investigaciones y
las de otros, para explicar el desarrollo singular del cristianismo. Por qué Dios hizo
de los judíos su pueblo elegido y a la Iglesia católica la continuación espiritual de
éste, sigue siendo un misterio en la mente divina al que no tenemos acceso. En
último término, los métodos sociológicos no podrán explicar todo; pero
ciertamente ayudan a comprender el atractivo humano de la fe, que ha provocado
una corriente ininterrumpida de conversiones a lo largo de los siglos. Aquí
examinaremos sólo algunas de estos interesantes análisis y conclusiones.
No sólo desheredados
Contra la opinión habitual, Stark sostiene que el cristianismo no fue sólo un
movimiento propio de desheredados, un refugio para esclavos y para las masas
depauperadas de Roma, sino que se encontraba también establecido en las clases
medias y altas. Esta afirmación en modo alguno va en detrimento de la "opción
preferencial por los pobres", que siempre ha distinguido a la Iglesia y que procede
directamente de Cristo mismo. Esa tesis significa simplemente que el cristianismo
se difundió mucho más de prisa en las ciudades populosas, mientras que los
pobres, en su mayor parte, habitaban en el campo.

Este predominio de las clases medias y altas haría surgir, gracias a la generosidad
de los primeros cristianos, una eficaz red de asistencia social en favor de las
personas ancianas, viudas y huérfanas, así como cementerios cristianos y, con el
tiempo, lugares de culto, que antes del edicto de Milán, por supuesto, estaban
situados en viviendas familiares.

Éxito con los judíos


Una de las conclusiones más llamativas de la investigación realizada por Stark es
que, contra lo que suele afirmarse, la evangelización de los judíos por parte de los
primeros cristianos fue, en gran medida, un éxito y se prolongó sin pausa hasta el
año 300. Según Stark, los cuatro o cinco millones de judíos de la diáspora se
habían "adaptado a la vida fuera de Israel de tal forma, que el judaísmo de
Jerusalén les resultaba lejano: de ahí la necesidad, ya en el siglo III a.C., de una
traducción de la Torah al griego, destinada a los judíos que residían fuera de
Israel" (la versión de los Setenta). Para los judíos que vivían en el mundo helénico,
"el cristianismo suponía poder conservar gran parte del contenido religioso de
ambas culturas y resolver las contradicciones entre ellas".

Como se ve en los Hechos de los Apóstoles, los primeros cristianos, encabezados


por San Pablo, se dirigieron, como era natural, a las comunidades judías de los
grandes centros urbanos. Aquellas comunidades, habituadas a recibir maestros
venidos de Jerusalén, no se escandalizaban tan fácilmente de la opresión romana
que había sido responsable, al menos en parte, de la crucifixión de Jesús. Los
hallazgos arqueológicos muestran que las primitivas Iglesias cristianas fuera de
Palestina estaban concentradas en los barrios judíos de las ciudades.

Pero Stark no se detiene aquí. Aduce que hacia el año 250, cuando había
aproximadamente un millón de cristianos (de acuerdo con su estimación de la tasa
de crecimiento, que sitúa en el 40% anual), la gran mayoría debían de ser judíos,
de modo que quizá hasta uno de cada cinco judíos de la Diáspora eran conversos
al cristianismo. Uno de los problemas más difíciles al que tuvo que hacer frente el
episcopado católico, ya bien entrado el siglo V, pudo ser el de persuadir a los
judíos recién convertidos a dejar de frecuentar la sinagoga y a abandonar las
costumbres judías.

Solidaridad cristiana
En el año 165, durante el reinado de Marco Aurelio, se desató una epidemia que,
en el transcurso de quince años, causó la muerte de un tercio de los habitantes del
Imperio, Marco Aurelio incluido. En el año 251 se declaró una epidemia parecida,
probablemente de sarampión, con resultados similares. En general, los
historiadores concuerdan en que estas epidemias produjeron un despoblamiento
que contribuyó a la caída del Imperio romano más que la degeneración moral a la
que se suele atribuir el hundimiento.

Stark señala que estas epidemias favorecieron la rápida difusión del cristianismo
por tres razones. La primera, porque el cristianismo ofrecía una respuesta más
satisfactoria que la brindada por el paganismo antiguo a la pregunta sobre el
sufrimiento de los inocentes; una respuesta basada en la pasión y muerte de
Cristo. En segundo lugar, "los valores cristianos del amor y la caridad se habían
traducido, desde el principio, en normas de servicio social y solidaridad. Cuando
sobrevenía algún desastre, los cristianos tenían mayor capacidad de respuesta, lo
que producía tasas de supervivencia notablemente superiores. Esto significa que,
tras cada epidemia, los cristianos constituían un porcentaje mayor de la población,
aun sin contar los nuevos conversos".

Stark concluye: "Durante las epidemias, en cierto modo el paganismo 'cayó


fulminado' o al menos contrajo una enfermedad mortal: fue víctima de su relativa
incapacidad para enfrentarse social o espiritualmente con estas crisis; incapacidad
que puso súbitamente de manifiesto el ejemplo de su nuevo contrincante".

La Iglesia atraía a las mujeres


En un capítulo que es de especial importancia en los debates actuales sobre el
papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, Stark muestra, con pruebas
impresionantes, que "el cristianismo resultaba extraordinariamente atractivo para
las mujeres paganas, porque en la subcultura cristiana la mujer disfrutaba de un
status muy superior al que le otorgaba el mundo grecorromano en general". Stark
muestra que el cristianismo reconoció la misma dignidad a la mujer y al hombre,
como hijos de Dios con el mismo destino sobrenatural. Además, la moral cristiana,
al rechazar la poligamia, el divorcio, el aborto, el infanticidio, etc., contribuyó al
bienestar de las mujeres cambiando su status de siervas impotentes al servicio de
los hombres, por el de personas con dignidad y derechos tanto en la Iglesia como
en la sociedad civil.

De aquí saca Stark cuatro conclusiones. Primera, que en las comunidades


cristianas se produjo rápidamente un importante excedente de población
femenina, a consecuencia de la prohibición cristiana del infanticidio -que
normalmente se aplicaba a las niñas- y del aborto -que a menudo ocasionaba la
muerte de la madre-, así como por la alta tasa de conversiones al cristianismo
entre las mujeres. Segunda, que las mujeres gozaban de un status muy superior
en las comunidades cristianas, como ya se ha dicho. Tercera, que el excedente de
mujeres cristianas dio lugar a gran número de matrimonios mixtos, que a su vez
provocaron la conversión de muchos maridos paganos, fenómeno que continúa
dándose hoy día. Finalmente, como las mujeres cristianas tenían más hijos, esta
mayor fecundidad contribuyó a la expansión del cristianismo.

Humanizadores de las ciudades


Con las herramientas de la sociología y de la demografía, Rodney Stark muestra
de modo concluyente que la expansión del cristianismo fue un fenómeno casi
exclusivamente urbano por una razón muy lógica: como en las ciudades estaba la
mayoría de la gente, en especial los judíos helenizados, allá fueron los primeros
misioneros y allí se dieron las primeras conversiones.

Antioquía, una de las primeras ciudades evangelizadas, sirve a Stark de modelo


para su estudio. La describe como "una ciudad llena de miseria, peligros, temores,
desesperación y odio. Una ciudad donde las familias corrientes llevaban una vida
miserable en barrios inmundos y angostos... una ciudad llena de odio y de temor
por los fuertes antagonismos étnicos, exacerbados a causa del constante flujo de
forasteros; una ciudad donde abundaba la delincuencia y donde las calles eran
peligrosas por la noche; una ciudad varias veces arrasada por catástrofes, donde
cualquier habitante podía contar con que se quedaría sin techo al menos alguna
vez, si es que tenía la suerte de estar entre los supervivientes".

Stark subraya que el cristianismo trajo una nueva cultura que hacía la vida más
tolerable en las ciudades grecorromanas: "En ciudades llenas de personas sin
techo y de indigentes, el cristianismo ofrecía tanto caridad como esperanza. En
ciudades repletas de inmigrantes y de forasteros, el cristianismo ofrecía una base
inmediata para la acogida. En ciudades llenas de huérfanos y viudas, el
cristianismo proporcionaba un nuevo y dilatado sentido de familia. En ciudades
desgarradas por violentas luchas étnicas, el cristianismo ofrecía un nuevo
fundamento para la solidaridad. Y en ciudades que padecían epidemias, incendios
y terremotos, el cristianismo ofrecía unos eficaces servicios de asistencia
sanitaria".

Mártires: pocos, pero influyentes


En un pasaje muy citado, Tertuliano dice que "la sangre de los mártires es semilla
de nuevos cristianos". Al hablar de los primeros mártires del cristianismo, Stark
plantea la pregunta de siempre: "¿Qué les llevaba a hacerlo?"; pero no da la
respuesta habitual entre los historiadores no creyentes, que consideran a los
mártires un tanto locos o masoquistas, en el peor de los casos, o irracionales, en el
mejor.

Stark sostiene que los mártires, ante la alternativa de renunciar a su fe ofreciendo


sacrificios a los ídolos o morir para alcanzar lo que tenían por un bien mayor -el
paraíso-, simplemente hacían una elección racional. "Los mártires son los
exponentes más creíbles del valor de una religión, sobre todo si el martirio es
voluntario. Aceptando voluntariamente la tortura y la muerte antes que desertar,
una persona pone en la religión el valor más alto que pueda imaginarse y
manifiesta este valor a otros. En efecto, lo normal era que los mártires cristianos
tuvieran oportunidad de mostrar su firmeza ante un gran número de cristianos, y
el valor del cristianismo, así manifestado, a menudo impresionaba también,
hondamente, a los paganos que lo presenciaban".

El autor plantea una pregunta más: "¿Cómo podía aceptar una persona racional las
torturas más refinadas y la muerte a cambio de una recompensa religiosa
intangible e incierta?". La respuesta que da es la sensata, aunque no
necesariamente la que alguno quisiera o esperara recibir. "En primer lugar,
probablemente muchos primeros cristianos no fueron capaces de comportarse así,
y se sabe de algunos que se retractaron cuando se vieron en esa tesitura. En
segundo lugar, las persecuciones fueron raras, y sólo un pequeño número de
cristianos llegaron a ser martirizados... Había, sorprendentemente, poco interés en
perseguir a los cristianos, y cuando se desencadenaba una persecución,
normalmente se dirigía contra obispos y otras figuras prominentes".

Así, según Stark y otros sociólogos, sólo fueron martirizados algunos miles a lo
largo de dos siglos y medio, y no los centenares de miles o incluso millones que a
veces dicen entusiastas historiadores cristianos. Hubo, sin embargo, considerable
número de desertores y apóstatas que no superaron la prueba del martirio. Lo que
ocurre, dice Stark, es que probablemente conocemos los nombres e historias de la
mayoría de los mártires, porque los martirios solían ser presenciados por muchos,
tanto cristianos como paganos: de ahí que surgiera, casi de modo inmediato, el
culto a los mártires.

Por otra parte, a causa tanto del sambenito que la sociedad colgaba a los
cristianos como del peligro de persecución e incluso de martirio, el cristianismo
estuvo, en gran medida, libre de los que Stark llama "aprovechados" (free riders):
los que buscan las ventajas de la religión sin los sacrificios y obligaciones que
comporta. Quizá pudiéramos decir que entre los primeros cristianos había mucho
más trigo que cizaña.

Modelo para la nueva evangelización


Así pues, ¿por qué se expandió tanto el cristianismo? Según Stark, "porque los
cristianos constituían una comunidad muy unida, capaz de generar la 'invencible
obstinación' que tanto indignaba a Plinio el Joven pero que daba inmensas
recompensas espirituales. Y el principal medio de esta expansión fue el empeño,
unánime y ardiente, de los cada vez más numerosos creyentes cristianos, que
invitaban a sus amigos, parientes y vecinos a compartir la 'buena nueva'".

En el núcleo de esta disposición a compartir la fe estaba la doctrina, lo que había


de creerse. "Las enseñanzas centrales del cristianismo promovieron y sostuvieron
una organización y unas relaciones sociales eficaces, atractivas y liberadoras".

Esa doctrina central, radicalmente nueva para un mundo pagano que gemía bajo
un cúmulo de miserias y estaba saturado de una crueldad caprichosa, era, por
supuesto, que "como Dios ama a la humanidad, los cristianos no pueden agradar a
Dios si no se aman unos a otros".

Este libro muestra que, a la larga, el cristianismo sobrevivió y continúa


prosperando gracias a la influencia personal de quienes viven de acuerdo con sus
principios, gente corriente que aspira a la santidad según el modelo de Cristo. Esta
conclusión ratifica el núcleo del mensaje del Concilio Vaticano II, tan a menudo
recordado por el Papa actual: la llamada a la santidad personal, que por fuerza
lleva a la evangelización a través del testimonio personal y la vida familiar.
Juan Pablo II ha llamado repetidas veces a la "reevangelización" de Occidente, y él
personalmente ha llevado el Evangelio al mundo entero utilizando todos los
avances tecnológicos de este siglo -desde el avión a reacción hasta Internet-, de
un modo impensable y, desde luego, humanamente imposible para sus
predecesores. Si queremos construir "una civilización del amor y de la verdad" en
el tercer milenio, parece indispensable seguir estudiando cómo lo hicieron -o lo
empezaron- los primeros cristianos, con tan espléndidos resultados. Este libro nos
ofrece respuestas concretas, a la vez que sugerencias para ulteriores estudios, en
este momento en que, por usar las palabras de Juan Pablo II, "cruzamos el umbral
de la esperanza" hacia una "nueva primavera de vida cristiana".

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