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La escuela de música está conformada por un grupo de jóvenes músicos que buscan a través de la

música generar espacios de inclusión social de los sectores más postergados, en particular los niños
y los jóvenes, pero promoviendo un fuerte compromiso ético, responsable y solidario de los adultos
como referentes de los más pequeños.

La música como herramienta lúdica, creativa y placentera, será la mediadora para el acercamiento,
el intercambio, la formación de vínculos y integración social de toda la comunidad. La idea es que
a partir de la música se vaya construyendo una práctica colectiva que permita la emancipación de
los sujetos. Es decir, la formación educativa de las mayorías populares donde se afiancen los lazos,
no solo entre docentes y estudiantes, sino con toda la comunidad.

La escuela de música, desde esta perspectiva de educación popular, se presenta como una opción
política, en el sentido que implica un cierto modo de concebir la construcción del espacio público.
El docente de música construye una relación con los estudiantes que involucra una decisión política,
en cuanto habilita, por medio del conocimiento (musical específico y de otras prácticas sociales
propias del intercambio pedagógico), espacios de liberación de los sectores más postergados y
vulnerables. Brindar la posibilidad de desplegar el placentero ejercicio de la música a través la
práctica de un instrumento musical, es posibilitar que los niños y jóvenes se apropien de su propio
destino y ejerzan en forma concreta sus derechos políticos de participación. Por eso, el fundamento
político pedagógico de la escuela de música es la inclusión, la democratización no solo del
conocimiento sino de la participación ciudadana y el diálogo, asumiendo al “otro” como un igual.

Por otro lado, los docentes que integran la escuela provienen de distintos espacios de formación
musical. No obstante tal diversidad no va en detrimento del compromiso pedagógico asumido, muy
por el contrarios, todos y cada uno, entienden la enorme responsabilidad de su rol y de su tarea
pedagógica. Ésta consiste en habilitar un vínculo de diálogo, intercambio y confianza con el
estudiante, de modo que se generen las condiciones para producir conocimientos y apropiarse de
nuevos códigos para reflexionar, debatir y transformar el mundo. En síntesis, saben que su tarea
consiste en posibilitar la restitución de derechos.

La escuela, si bien tiene una organización independiente de la agrupación política “La Cámpora”,
nace a partir del apoyo, la solidaridad y la política activa que lleva adelante una de sus Unidades
Básicas, la “Rodolfo Walsh” en el barrio Florencio Sánchez (Mar del Plata). Es a partir del
compromiso asumido por sus integrantes (quienes gestionaron los insumos, los espacios y todas las
condiciones necesarias) que se efectivizó el proyecto de la escuela de música. Es por ello, que
todos los docentes que integramos el espacio de la escuela, entendemos que es indispensable contar
con la colaboración de “La Cámpora” y que ambas entidades puedan llevar a la práctica la
habilitación de un espacio de intercambio y afianzamiento de sólidos vínculos intersubjetivos entre
toda la comunidad barrial para construir colectivamente un nuevo espacio público de confianza y
producir proyectos transformadores. Multiplicar es la tarea: provocar un impacto social mediante la
práctica colectiva solidaria. Hacer música es luchar por el espacio público emancipado.

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