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La filosofía de Kant

La filosofía de Kant, que pone a la


razón y a la libertad en el centro
de todo el pensamiento, y hace de
ambas las bases de la cultura,
puede ser considerada aquella que
mejor expresa los ideales de la
ilustración.
El punto de partida del
pensamiento kantiano es el intento
de aclarar qué es la razón,
superando, mediante la razón
misma, las contradicciones que
existen entre los diferentes ámbitos
de la cultura.
LA FILOSOFÍA DE KANT

PROGRESO PROGRESO
CIENTÍFICO LA ILUSTRACIÓN POLÍTICO
Fe en el progreso. Oposición al
oscurantismo medieval.
PROGRESO PROGRESO
ECONÓMICO MORAL

LA LIBERTAD Y LA RAZÓN
BASES DEL PROGRESO

POLÍTICA
CIENCIA Gobierno
Libre investigación. representativo.
Método científico. Administración
racional

ECONOMÍA
Racionalización de la MORAL
producción. Autonomía individual
Libertad de comercio Antifanatismo religioso
LA FILOSOFÍA DE KANT COMO CRÍTICA DE LA RAZÓN

PUNTO DE PARTIDA
CONTRADICCIONES

CIENCIA: DETERMINISMO, MORAL: AUTONOMÍA DEL POLÍTICA: PROGRESO, RELIGIÓN: IDEALES


INMANENCIA INDIVIDUO LIBERTAD SUPERIORES AL
INDIVIDUO,
TRANSCENDENCIA
INTENTOS DE SOLUCIÓN
RACIONALISMO EMPIRISMO
Distinción conocimiento metafísico Crítica a la metafísica. Moral
conocimiento científico. independiente de la religión

PROBLEMA PROBLEMAS
No está clara la posibilidad del No se explican la universalidad y
conocimiento metafísico. necesidad del conocimiento
DOGMATISMO LA CRÍTICA DE LA RAZÓN científico.
La moral se reduce al sentimiento
COMO TAREA DE LA IRRACIONALSIMO
FILOSOFÍA

LIMITA LA RAZÓN
Y LA REFUERZA
El racionalismo y el empirismo
intentaron dar solución a las
contradicciones vistas por Kant
entre la ciencia, la religión y los
ideales éticos y políticos de
libertad, pero lo hicieron de un
modo insatisfactorio.
El racionalismo llevaba al
dogmatismo, a la afirmación de
verdades acerca de Dios, la
inmortalidad y el mundo, sin una
base suficiente. Este dogmatismo
podía significar una vuelta al
autoritarismo medieval.
El empirismo llevaba, por su parte,
al irracionalismo, al negar el valor
universal de la ciencia y reducir la
moral al sentimiento. Ese
irracionalismo amenazaba
sustituir el orden racional por la
fuerza.
Frente al racionalismo y el
empirismo, Kant ve necesaria una
crítica de la razón, que aclare su
funcionamiento, limitándola, frente
a los excesos dogmáticos
racionalistas, y, a la vez,
reforzándola frente al escepticismo
empirista.
Esa Crítica de la Razón tiene que
empezar por un análisis del
conocimiento, que establezca sus
leyes y sus límites.
Dicho análisis partirá de dos
presupuestos fundamentales:
Primer presupuesto:
En el conocimiento el sujeto es
activo, no se limita a recibir datos
particulares, sino que organiza y
da sentido a esos datos de acuerdo
con ciertas leyes, que no se derivan
de la experiencia, puesto que son
un requisito de toda experiencia
Kant denomina “Revolución
Copernicana” a su enfoque del
conocimiento, entendido como un
resultado de la actividad del
sujeto, de acuerdo con ciertas
leyes puestas por el sujeto mismo,
y subraya la novedad de su
planteamiento.
Argumentará que, solamente desde este
supuesto, podemos entender la existencia
de conocimientos científicos objetivamente
universales y necesarios.

No se puede explicar
El sujeto se adapta al objeto Únicamente conoce el conocimiento
(Planteamiento tradicional) datos paticulares universal y
necesario

Organiza los datos de acuerdo Es posible prever


El objeto se adapta a las ciertas caracte-
condiciones del con leyes puestas por él
mismo rísticas a las que
sujeto someterán todos
los objetos.
Segundo presupuesto:
El conocimiento es una combinación de
datos sensibles particulares, que
captamos a través de la sensibilidad, y
de conceptos (o ideas generales) con
los que organizamos y damos sentido
a esos datos.
• A partir de esos dos presupuestos, Kant se
propone investigar:
• 1) Cuáles son las leyes puestas por el
sujeto que explican el funcionamiento de la
sensibilidad y la razón.
• 2) Cómo se puede explicar el conocimiento
científico a partir de esas leyes.
• 3) Hasta dónde puede llegar nuestro
conocimiento de acuerdo con las leyes que
se hayan descubierto y, en concreto, si esas
leyes permiten el conocimiento metafísico.
Kant desarrolla la investigación
sobre el conocimiento en la Crítica
de la razón pura, una de las las
obras filosóficas más importantes
de la historia.
En lo que sigue, sólo podremos ver
algunas conclusiones a las que
llega este análisis.
CONCLUSIÓN 1.
Los datos que captamos a través de la
sensibilidad, datos con los que empieza el
conocimiento, están siempre ya
organizados dentro del espacio y el tiempo,
que no son cosas fuera de nosotros, sino
condiciones a priori de la sensibilidad
puestas por el sujeto. Espacio y tiempo
hacen posible el conocimiento matemático.
(Explicamos el estudio kantiano de la
sensibilidad con más detalle en el
apéndice).
Por lo tanto, incluso los datos sensibles “en
bruto”, que constituyen el principio de
todo nuestro conocimiento, están
sometidos a las condiciones a priori
puestas por el sujeto (en este caso, a las
condiciones de la sensibilidad). No
podemos conocer nada tal y como es en sí,
con independencia de su ordenación en un
marco espacio-temporal que nosotros
imponemos.
CONCLUSIÓN 2.
Para conocer, hay que organizar los datos
sensibles y darles sentido, relacionándolos
con conceptos o ideas generales. Pero los
conceptos sólo se pueden formar sobre la
base de ciertas categorías o conceptos a
priori (causa, sustancia, unidad, totalidad)
presupuestos en la formulación de
cualquier tipo de juicio. Sobre la base de
estos conceptos se establecen los
principios sintéticos a priori de la física
pura. (Ver apéndice para el estudio del
entendimiento)
CONCLUSIÓN 3. Las categorías, o conceptos puros del
entendimiento, son conceptos que la mente no toma de la
experiencia y que permiten organizar y dar sentido a la
experiencia.
En sí mismas, las categorías son estructuras vacías que
sólo dan conocimiento cuando organizan los datos de la
sensibilidad que captamos en el espacio y el tiempo.
La Metafísica intenta aplicar estos conceptos puros a seres
absolutos, -como Dios, el alma o la totalidad del universo,-
que no se dan ni se pueden dar en el espacio y el tiempo.
Al hacer esto los metafísicos hacen un uso ilegítimo de
esos conceptos e, inevitablemente, se enredan en
contradicciones.
La metafísica es, por lo tanto, imposible como
forma de conocimiento. Sólo la ciencia nos ofrece
conocimiento del mundo; por otro lado, ni la
religión, ni la moral, podrán basarse en la
metafísica.
Sin embargo, en el hombre existe una tendencia
natural e inevitable a plantearse problemas
metafísicos, pues la razón siempre busca las
condiciones cada vez más generales de los juicios
y, en esa búsqueda no le satisface ningún juicio
que esté condicionado. Pero una cosa es plantearse
problemas y otra creer que se han solucionado
Pero lo incondicionado o absoluto
no puede darse en la experiencia.
Todo lo que conocemos son
fenómenos particulares,
condicionados por causas. Ahora
bien, el hecho de que no podamos
conocer algo absoluto no significa
que lo absoluto sea imposible en sí
mismo, pues, como señala la
CONCLUSIÓN 4.............
CONCLUSIÓN 4. La ciencia sólo da
conocimiento de los fenómenos, datos de
experiencia organizados de acuerdo con las
estructuras a priori puestas por el sujeto.
En el mundo de los fenómenos, que es el
único que podemos conocer, la libertad o
Dios son imposibles. Pero más allá de ese
mundo, podemos pensar un mundo de
cosas en sí, independientes de su
sometimiento a las estructuras a priori
puestas por el sujeto. Esta distinción
fenómeno/cosa en sí es fundamental
porque.........
La distinción fenómeno/cosa en sí (o
noúmeno) permite que no haya
contradicción entre el mundo de la ciencia,
que es un mundo determinista (y se
corresponde al nivel de los fenómenos) y
el mundo de la moral, en el que,
obligatoriamente, hemos de presuponer la
libertad (aunque no lleguemos a
conocerla), que se corresponde con las
cosas en sí.
La crítica de la razón pura deja un espacio para
que podamos pensar en Dios y en la libertad, para
la moral y la religión, que ya no necesitan
apoyarse en la metafísica.

EL ANÁLISIS DE LA MORAL, entiende a ésta


como un hecho indudable, como una dimensión
fundamental de la vida y la razón del hombre. Es
un hecho que nos sentimos obligados a hacer o no
hacer ciertas cosas, que existen normas que nos
obligan de un modo absoluto porque se imponen
por sí mismas y no son un medio para otra cosa.
La filosofía toma con el máximo respeto los
ideales morales del hombre corriente. No es
competencia del filósofo proponer ideales
morales, pues, en ese sentido, él es un hombre
más. Su tarea consiste en analizar las
condiciones que tiene que cumplir cualquier
ideal posible para ser un ideal moral. Este
planteamiento de Kant, totalmente nuevo,
supone: 1)que son posibles diferentes ideales
morales, todos ellos dignos y valiosos, y 2) que
cualquier ideal, para ser moral, tiene que
cumplir ciertas condiciones que lo hagan
admisible.
La filosofía investiga las condiciones que tiene que
cumplir cualquier ideal para ser moral.
Kant empieza señalando que es moral la conducta que
actúa por el puro respeto al deber, a un ideal moral que la
razón se da a sí misma y que se impone de un modo
incondicionado, como algo exigido por la dignidad del ser
humano como ser racional. Este obrar por deber se
distingue del obrar por inclinación, siguiendo las
tendencias y objetivos particulares de cada uno, y
adaptándonos a lo dado para conseguir esas tendencias y
objetivos.
El filósofo José Antonio Marina explica esta diferencia
diciendo que al actuar por inclinación debemos hacerlo
como animales listos, mientras que al actuar por deber lo
hacemos como seres humanos dignos.
Por otro lado, actuar por deber es lo mismo
que actuar con autonomía, obedeciendo
una ley (no un capricho) que la razón se da
a sí misma, sin necesidad de saber cómo
funciona el mundo, sino sólo considerando
cómo debería funcionar para estar en
armonía con la dignidad del ser racional.
Cuando obramos por inclinación, en
cambio, tenemos que seguir las leyes de la
naturaleza y de nuestro entorno social para
conseguir nuestros objetivos.
Los mandatos de la moral se expresan en
un tipo especial de mandatos, los mandatos
categóricos, que mandan una acción de un
modo incondicionado, con independencia
de nuestros intereses particulares, como
algo exigido por la dignidad del ser
racional.
Cuando actuamos por inclinación lo
hacemos siguiendo imperativos
hipotéticos, que mandan una acción como
medio para conseguir otra cosa.
Kant señala que no puede dar ningún
ejemplo material de imperativo categórico,
sino sólo describir su forma: la de una
acción que se impone por el puro respeto al
deber (por ser una exigencia de la dignidad
del ser humano). Esta forma se caracteriza
por dos cualidades que también nos sirven
para comprender la forma que debe tener
cualquier ideal o conducta moral.
En primer lugar, los ideales morales deben
ser universalizables, asumibles por
cualquier ser racional. Ningún ideal que
excluya a alguna persona o grupo, o que
haga excepciones a favor de uno mismo,
podrá ser considerado un ideal moral.
Por otro lado, la obligación incondicionada
y universal de los ideales morales se basa
en la existencia de algo que algo que tiene
un valor absoluto: el ser humano como ser
racional, como persona, que tiene dignidad
y es distinta a las cosas, que tienen precio.
Por eso la conducta moral (y los ideales
morales) es una conducta que se basa en el
respeto al ser humano como fin en sí
mismo.
El imperativo categórico no es un puro
autoritarismo o una forma de obediencia
ciega. Es la obediencia incondicionada que
nos impone el respeto a la humanidad, a la
libertad y a la autonomía en los demás y en
nosotros mismos.
La ética de Kant es una ética formal,que no
dice lo que tenemos que hacer, sino cómo
debemos actuar para hacerlo con la
dignidad propia de los seres racionales:
con autonomía, de acuerdo con ideales que
la razón se da a sí misma, que reconocen
todos los seres racionales como miembros
de una comunidad universal, y que respeta
a cada uno de estos seres como un fin en sí
mismo.
Se trata de un enfoque totalmente nuevo en
el estudio de la moral que hace de ésta lo
más propio del ser humano. Para Kant la
moral, al ser autónoma, es independiente
de la religión; por otro lado, el filósofo de
Königsberg señala que la propia moral nos
lleva a tener que postular (o suponer
racionalmente) la libertad, la inmortalidad
y la existencia de Dios; ideas que
encontrarían en la moral el apoyo que
habían perdido en la metafísica.

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