Sie sind auf Seite 1von 9

El Proyecto del Código de Ética y Disciplina de los Jueces venezolanos o Juezas venezolanas, en

su artículo 8 expresa que “La imparcialidad constituye supuesto indispensable para la correcta
administración de justicia y por ello el magistrado o magistrada, juez o jueza que se hallare incurso
en alguna causal de inhibición o recusación , o viere comprometida su imparcialidad por algunas
circunstancia previa o sobreviniente al proceso del cual deba conocer, debe separarse
inmediatamente del mismo sin esperar a que se le recuse.”

Por último, cabe señalar que, entre las condiciones que se exigen para garantizar la idoneidad del
juez, es su formación intelectual. Un juez inmerso en un tiempo y en una sociedad que claman por
cambios profundos; un juez emplazado a procurar la verdad real y no sólo la verdad formal, debe
estar consciente de la necesidad de estudiar, de investigar, de adquirir técnicas de interpretación y
de utilizar los auxilios de la tecnología, para rendir un mejor servicio. El Proyecto de Código de
Ética, antes mencionado, en su artículo 20, señala que “La formación integral y la actualización de
conocimientos son respectivamente un derecho y un deber del magistrado o magistrada, juez o
jueza, estando obligado u obligada a participar, por lo menos, una vez al año en cursos o
actividades profesionales y fortalecimiento ético promovidos y organizados por la Escuela de la
Magistratura.” (…)

El Juez como funcionario público: derechos y deberes

En Venezuela fue aprobado por el Presidente de la República, en Consejo de Ministros, el día 17 de


junio de 1998, un Instructivo (N°. 1), bajo el titulo de “Código de Conducta de los Servidores
Públicos”, con el objeto (artículo l°.) de “normar la conducta de los servidores públicos respecto a
los principios éticos que han de regir el ejercicio de las funciones que desempeñan en la
administración pública nacional.”. Considera el mencionado Código, en su artículo 3°, que “…son
principios rectores de los deberes y conductas de los servidores públicos respecto a los valores
éticos que han de regir la función pública: a) la honestidad, b) la equidad; c) el decoro; d) la
lealtad; e) la vocación de servicio; f) la disciplina; g) la eficacia, h) la responsabilidad; i) la
puntualidad; j) la transparencia; k) la pulcritud.” Los artículo 4 al 15, definen cada uno de estos
principios, y señalan, al referirse a la honestidad, que ésta “exige actuar teniendo en cuenta
siempre que los fines públicos excluyen cualquier comportamiento en desmedro del interés
colectivo, destinado de alguna manera al provecho personal o grupal de los servidores públicos o
de un tercero cualquiera que éste sea, o buscarlo por sí mismo o por interpuesta persona.” [17]

En términos generales, el artículo 140 de la Constitución vigente dispone que “El Estado
responderá patrimonialmente por los daños que sufran los o las particulares en cualquiera de sus
bienes y derechos, siempre que la lesión sea imputable al funcionamiento de la Administración
Pública.

Asimismo, el artículo 141 constitucional, establece que “La Administración Pública está al servicio
de los ciudadanos y ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad, participación,
celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio
de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho.”
Además de las obligaciones comunes a todos los funcionarios públicos, los jueces tienen deberes
propios que cumplir. Específicamente, el artículo 255 de la Constitución dispone que “…Los jueces
o juezas son personalmente responsables, en los términos que determine la ley,[18] por error,
retardo u omisiones injustificados, por inobservancia sustancial de las normas procesales, por
denegación, parcialidad y por los delitos de cohecho y prevaricación en que incurran en el
desempeño de sus funciones.”

Pero el propósito esencial no es solucionar las cuestiones entre partes, sino satisfacer el interés
general de la justicia que está por encima de los intereses particulares. En ningún caso y bajo
ningún pretexto el juez puede abstenerse del deber de administrar justicia, so pena de incurrir en
denegación de justicia [20].

Están obligados igualmente los jueces a ser imparciales en el desempeño de sus funciones, a
mantener la discreción, a no proceder de oficio en los procesos civiles, sino cuando asi lo autorice
expresamente la ley[21]. Debe tener la verdad como norte de sus actos[22]y respetar los lapsos
establecidos por la ley para asegurar la celeridad del proceso. Debe, en tal sentido, garantizar el
cumplimiento del principio constitucional, contenido en el artículo 257, “El proceso constituye un
instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y
público. No se sacrificará la justicia por omisión de formalidades no esenciales.”

El incumplimiento de estos deberes puede acarrear para el Juez sanciones de naturaleza


disciplinaria o responsabilidad civil.

La Ley de Carrera Judicial, en los artículo 39 y 40, establece las causales de amonestación,
suspensión y destitución de los jueces. Igualmente el Proyecto de Código Orgánico de Ética y
Disciplina de los Jueces venezolanos o Juezas venezolanas”, contiene, además de las causales
antes señaladas y otras, como motivos de amonestación, suspensión y destitución (artículos 33, 34
y 35), todo lo relativo a la jurisdicción disciplinaria (artículos 28 a 44).

El Código de Procedimiento Civil[23] regula lo relativo a las “demandas para hacer efectiva la
responsabilidad de los jueces en materia civil”, que pueden ser intentadas contra Jueces,
Conjueces y Asociados de Tribunales, en los casos en que: 1) la ley declare que no queda a la parte
otro recurso sino el de queja, si se hubiere faltado a la Ley.; 2) Cuando el Juez o Tribunal haya
librado decreto ilegalmente sobre punto en que no conceda la Ley apelación; 3) por abuso de
autoridad, si se atribuyen funciones que la Ley no les confiere; 3) por denegación de justicia, si
omiten providencias en el tiempo legal sobre alguna solicitud hecha o niegan ilegalmente algún
recurso concedido por la Ley. 5) por cualquier otra falta, exceso u omisión indebidas contra
disposición legal expresa de procedimiento o por infracción de Ley expresa en cualquier otro
punto. 6) por no haber el Superior reparado la falta del inferior, cuando se le hubiere pedido en un
recurso legal y no le estuviere prohibido hacerlo.
En cualquiera de los casos anteriormente señalados, la falta debe provenir de ignorancia o
negligencia inexcusable, sin dolo, y haber causado daño o perjuicio a la parte querellante. Las
faltas que constituyen delito previsto en el Código Penal u otra ley especial, no podrán perseguirse
sino ante el Tribunal competente en lo criminal. Si hubiere lugar a la queja, se condenará al
acusado a resarcir al querellante los daños y perjuicios probados en autos, derivados de la falta, y
que fueren estimables en dinero, según prudente arbitrio del Tribunal, el cual fijará su monto. Si la
falta fuere grave, podrá además imponerse al acusado una multa de cinco a diez mil bolívares. Y si
fuere gravísima se le depondrá del cargo, debiendo hacer el Tribunal las participaciones que sean
del caso. (…)

Los jueces tienen derechos inherentes a su condición, como son la estabilidad, la independencia,
el decoro. Uno de los objetivos de la Ley de Carrera Judicial, entre otros, es “asegurar la idoneidad,
estabilidad e independencia de los jueces.” La estabilidad consiste en que una vez designado el
Juez, no puede ser separado del cargo sino por las causales y procedimientos previstos en la
Ley.(artículo 255 de la Constitución). Cualquiera de los procedimientos disciplinarios se tramitará
con respeto al debido proceso. La independencia garantiza al Juez obrar libre de cualquier presión,
oficial o particular.

Otros derechos de los jueces, consagrados en la Ley de Carrera Judicial (artículos 41 al 47), son la
jubilación, la posibilidad de retiro sin concluir la carrera por causa de inhabilidad, el goce de una
pensión, prestaciones sociales, asi como otros beneficios de seguridad social, como
compensaciones, primas por antigüedad, por capacitación y eficiencia y cualesquiera otras
remuneraciones especiales que se conceden a los jueces.

Algunos conceptos claves asociados a la administración de justicia: b) impunidad;

Debido proceso

El derecho a un recurso sencillo y rápido (hábeas corpus y amparo constitucional, entre otros) que
garantice la efectividad de los derechos humanos, no puede en ningún caso ser suspendido o
restringido, según Opinión Consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (OC-8/87
de 30 de enero de l987) y disposición expresa de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela , (artículo 337).[28] (…)

El Código Orgánico Procesal Penal, en su artículo 1°, dispone que; “Nadie podrá ser condenado sin
un juicio previo, oral y público, realizado sin dilaciones indebidas, ante un juez o tribunal imparcial,
conforme a las disposiciones de este Código y con salvaguarda de todos los derechos y garantías
del debido proceso, consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, las
leyes, los tratados, convenios y acuerdos internacionales suscritos por la República.” El artículo 7
dispone que “Toda persona debe ser juzgada por sus jueces naturales y, en consecuencia, nadie
puede ser procesado ni juzgado por jueces o tribunales ad hoc. La potestad de aplicar la ley en los
procesos penales corresponde, exclusivamente, a los jueces y tribunales ordinarios o
especializados establecidos por las leyes, con anterioridad al hecho objeto del proceso.” El artículo
8 del mismo Código garantiza el derecho a la presunción de inocencia; el artículo 9, el derecho de
a la defensa: el artículo 14 la oralidad; el artículo 15 la publicidad; el artículo 20 la prohibición de
que una persona pueda ser perseguida penalmente más de una vez por el mismo hecho, como
componentes del debido proceso.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 49. dispone que “El debido
proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas; en consecuencia: 1. La
defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado de la investigación
y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le
investiga; de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para
ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso.
Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones
establecidas en esta Constitución y en la ley. 2. Toda persona se presume inocente mientras no se
pruebe lo contrario; 3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con
las debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente por un tribunal
competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien no hable castellano, o
no pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete. 4. Toda persona tiene
derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias o especiales, con las
garantías establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a
juicio sin conocer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de
excepción o por comisiones creadas para tal efecto. 5. Ninguna persona podrá ser obligada a
confesarse culpable o declarar contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente
dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. La confesión solamente será
válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza. 6. Ninguna persona podrá ser sancionada
por actos u omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes
preexistentes. 7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de
los cuales hubiese sido juzgada anteriormente. 8. Toda persona podrá solicitar del Estado el
restablecimiento o reparación de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u
omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir la responsabilidad
personal del magistrado o de la magistrada, del juez o de la jueza; y el derecho del Estado de
actuar contra éstos o éstas.

Impunidad

La impunidad implica dejar sin castigo a culpables de crímenes o delitos. La impunidad, respecto a
los delitos comunes puede ser el resultado de una deficiente administración de justicia y, en la
mayoría de los casos, de la incapacidad de los organismos, auxiliares de justicia, encargados de la
investigación. Puede, igualmente, resultar de disposiciones legales: prescripción, indulto, amnistía.
Sólo a título de ejemplo podemos señalar, que el Código Orgánico Procesal Penal (artículo 28)
establece, como obstáculos al ejercicio de la acción penal: la caducidad; la extinción de la acción
penal, inter alia: la amnistía, el desistimiento, la prescripción, (artículo 48 ejusdem), y el indulto.
El artículo 236, numeral 19, de la Constitución atribuye al Presidente de la República la facultad de
conceder indulto. No pocas veces, ante situaciones concretas, ha sido objetado el hecho de que el
Presidente de la República haya indultado a un reo por crímenes comunes. Esa autoridad no
debiera ser ejercida, sino en casos verdaderamente excepcionales, (por causas humanitarias, por
ejemplo), pues se trata de dejar sin efecto una sentencia judicial condenatoria, “algo que debiera
corresponder exclusivamente al Poder Judicial y a la sociedad, que es la que sufre las
consecuencias del delito.”

En cuanto a la violación de los derechos humanos la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela, en su artículo 29 dispone que: “El Estado estará obligado a investigar y sancionar
legalmente los delitos contra los derechos humanos cometidos por sus autoridades. Las acciones
para sancionar los delitos de lesa humanidad, violaciones graves a los derechos humanos y los
crímenes de guerra son imprescriptibles. Las violaciones de derechos humanos y los delitos de lesa
humanidad serán investigados y juzgados por los tribunales ordinarios. Dichos delitos quedan
excluidos de los beneficios que puedan conllevar su impunidad, incluidos el indulto y la amnistía.”

Reparación e indemnización

El artículo 1.185 del Código Civil recoge una regla clásica de derecho: quien con intención, o por
negligencia, o por imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo. Debe
igualmente reparación quien haya causado un daño a otro, excediendo, en el ejercicio de sus
derechos, los límites fijados por la buena fe o por el objeto en vista del cual le ha sido conferido
ese derecho.

El Estado venezolano es responsable patrimonialmente por los daños que sufran las personas
particulares en cualquiera de sus bienes y derechos, cuando la lesión sea imputable al
funcionamiento de la administración pública, (artículo 140 de la Constitución.) Los funcionarios, en
ejercicio del Poder Público, responden por los daños que ocasionen por abuso o desviación de
poder o por violación de la Constitución o de la ley. (artículo 139 ejusdem).

Debe, igualmente, el Estado indemnizar integralmente a las víctimas de violaciones a los derechos
humanos que le sean imputables, o a sus derechohabientes, incluido el pago de los daños y
perjuicios. El artículo 30 de la Constitución dispone, asimismo, que el Estado asumirá las medidas
legislativas y de otra naturaleza para hacer efectivas dichas indemnizaciones. El Estado protegerá a
las víctimas de delitos comunes y procurará que los culpables reparen los daños causados.

Los jueces son personalmente responsables, en los términos que determine la ley, por error,
retardo u omisiones injustificados, por la inobservancia sustancial de las normas procesales, por
denegación, parcialidad y por los delitos de cohecho y prevaricación en que incurran en el
desempeño de sus funciones (artículo 255 de la Constitución).
El artículo 49 de la Constitución, en su numeral 8, dispone que “Toda persona podrá solicitar del
Estado el restablecimiento de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión
injustificados. Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir responsabilidad personal
del magistrado o de la magistrada, del juez o de la juez; y el derecho del Estado de actuar contra
éstos o éstas.”

La Constitución atribuye al Defensor del Pueblo, velar por el correcto funcionamiento de los
servicios públicos, amparar y proteger los derechos e intereses legítimos, colectivos o difusos de
las personas cometidos en la prestación de los mismos, interponiendo cuando fuere procedente
las acciones necesarias para exigir al Estado el resarcimiento de las personas de los daños y
perjuicios que les sean ocasionados con motivo del funcionamiento de los servicios públicos.
(Artículo 281. 2)

Específicamente, la Constitución atribuye competencia a los órganos de la jurisdicción contencioso


administrativa para anular los actos administrativos generales o individuales contrarios a derecho,
incluso por desviación de poder; condenar al pago de sumas de dinero y a la reparación de daños y
perjuicios originados en responsabilidad de la Administración; conocer de reclamos por prestación
de servicios públicos y disponer lo necesario para el restablecimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad administrativa. (Artículo 259). (…)

La indemnización no puede interpretarse como sustituto de la obligación del Estado de reparar las
consecuencias de la violación de los derechos humanos, pues debe, además, sancionar a los
responsables, adoptar las medidas para borrar los efectos de dichas crímenes y evitar que éstos se
repitan. Lo contrario sería admitir que el Estado puede continuar las violaciones, o permitir que
estas se produzcan, y liberarse de las responsabilidades internacionales a través de reparaciones
pecuniarias.[33]

La Protección de los intereses colectivos

El artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana Venezuela reconoce el derecho de


toda persona de acceder a los órganos de justicia para hacer valer sus derechos e intereses incluso
los colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente. El artículo 27 ejusdem, reconoce el derecho de toda persona de ser amparada
por los tribunales en el goce y ejercicio de los derechos y garantías constitucionales, aun de
aquellos inherentes a la persona que no figuren expresamente en la Constitución o en los
instrumentos internacionales sobre derechos humanos. Asimismo la Constitución, en su artículo
280, atribuye a la Defensoría del Pueblo, la promoción, defensa y vigilancia de los derechos y
garantías constitucionales y los establecidos en los tratados internacionales sobre derechos
humanos, además de los intereses legítimos, colectivos o difusos de los ciudadanos y ciudadanas.
En consecuencia, el Defensor del Pueblo deberá:
“Velar por el correcto funcionamiento de los servicios públicos, amparar y proteger los derechos e
intereses legítimos, colectivos o difusos de las personas, contra las arbitrariedades, desviaciones
de poder y errores cometidos en la prestación de los mismos…”(Artículo 281.2.)

Establece, igualmente, el artículo 127 del Constitución, que “Es un derecho y un deber de cada
generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro. Toda
persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente
seguro, sano y ecológicamente equilibrado. El Estado protegerá el ambiente, la diversidad
biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos
naturales y demás áreas de especial importancia ecológica. El genoma de los seres vivos no podrá
ser patentado, y la ley que se refiera a los principios bioéticos regulará la materia. Es una
obligación fundamental del Estado, con las activa participación de la sociedad, garantizar que la
población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los
suelos, sean especialmente protegidos, de conformidad con la ley.”

Se ha definido como interés difuso aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto


indeterminado de personas, respecto de bienes de inestimable valor, tales como la defensa del
medio ambiente, de bienes o valores culturales o históricos, o del consumidor.

La modalidad más novedosa en materia de garantías es, el llamado “amparo colectivo” previsto en
los antes citados artículos 26 y 27 de la Constitución. Se trata de una ampliación del amparo
individual, o tutela judicial efectiva, que incluye ahora los derechos del medio ambiente, de los
usuarios, de los consumidores y, en general, de los llamados “derechos de tercera generación”, o
de incidencia colectiva. Detrás de esta categoría subyace una gran variedad de intereses
colectivos, cuya violación afecta a la ciudadanía en su conjunto, o por lo menos a una porción de
ella, sin desconocer la posibilidad de que existan afectados particulares, por daño directo a sus
personas o a su patrimonio.[34] (…9

Se debe acreditar un mínimo de interés razonable y suficiente para constituirse en defensor de


derechos de incidencia general o supraindividuales., b) al Defensor del Pueblo (por mandato
expreso de los artículos 280 y 281. 2 de la Constitución); c) a las Asociaciones civiles legalmente
constituidas. d) al Ministerio Público, especialmente a través de actuaciones motivadas por la
comisión de delitos ambientales, contra la salud, la educación, entre otros.

En relación con el ejercicio de estos derechos y de los trámites procesales, la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia N° 1571, de fecha 22 de agosto de 2001, estableció
que “…las acciones por derechos e intereses difusos pueden ser intentadas por la vía ordinaria o
mediante amparo, tal como lo expresara esta Sala en la doctrina del fallo del 30 de junio de 2000.
En el presente caso, los accionantes han intentado una acción de amparo constitucional, y es
necesario analizar la doctrina de dicho fallo, para determinar si es o no admisible. El fallo señalado
asentó lo siguiente: ‘Ha sido criterio de esta Sala que al entrar en vigencia la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, sus normas también operan de inmediato, asi esté prevenido
en el propio texto constitucional que las leyes por dictarse desarrollarán sus instituciones. Por ello,
las acciones por derechos e intereses difusos o colectivos pueden intentarse de inmediato bien
por vía ordinaria o mediante amparos, a la entrada en vigencia de la Constitución, y asi se declara.’

‘Como se desprende del numeral 3 del artículo 281 de la Carta Magna, es la vía del amparo
procedente para ventilar estos derechos e intereses, si la lesión proviene de violaciones
constitucionales que requieren ser enervadas, o de la posibilidad de restablecer una situación
jurídica ante esas infracciones, pero no puede ser utilizada con fines diferentes a los del amparo
como exigir resarcimiento a los lesionados, o solicitar el cumplimiento de obligaciones, etc.’

‘Como protección a los derechos e intereses difusos o colectivos, los particulares pueden
ventilarlos mediante acciones de amparo constitucional, caso en que habrá que notificar a la
Defensoría del Pueblo, como legítimo representante de la ciudadanía. Aunque todos los
legitimados, de acuerdo a su pretensión, podrán igualmente acudir a la vía ordinaria.’

‘En general, las evidencias que se dicten en estos casos en que se ventilan derechos cívicos,
pueden prohibir una actividad o un proceder específico del demandado, restableciendo una
situación que se había convertido en dañina para la calidad de vida (salud física o psíquica
colectiva, preservación del medio ambiente, preservación de la vida, del entorno urbano, del
derecho a una recreación sana, o de evitar ser convertido en consumidor compulsivo de productos
o ideologías, por ejemplo), o que sea amenazante para esa misma calidad de vida.’

‘En consecuencia, el fallo a dictarse -sobre todo en los juicios ordinarios- puede condenar al
demandado a realizar determinadas obligaciones de hacer o no hacer y hasta indemnizar a la
colectividad, o a grupos dentro de ella, en la forma como ordene el juez, con señalamiento de
cuales instituciones sociales o públicas, o cuáles personas, serán acreedoras de la indemnización.
Esto último es ventilable mediante amparos.’

‘La sentencia que le ponga fin a estos juicios produce efectos erga omnes, ya que beneficia o
perjudica a la colectividad en general o a sectores de ella, y produce cosa juzgada al respecto.
Dado que lo que está en juego es la calidad de la vida, si los hechos que originaron las causas ya
sentenciadas se modifican o sufren cambios, a pesar de que la demanda hubiere sido declarada sin
lugar, si nuevos hechos demuestran que existe la amenaza o lesión, una nueva acción podrá ser
incoada, ya que no existe identidad de causas. Viceversa si estas modificaciones o cambios
sobrevenidos favorecen al condenado, él podrá ante la administración, con miras a que se le
permita la actividad prohibida, en base a nuevas condiciones en que funda su petición.’

‘De la doctrina antes transcrita se desprende que las acciones de amparo fundamentadas en
derechos e intereses difusos, no pueden ser utilizadas con fines diferentes a los netamente
restablecedores. ‘Las acciones provenientes de derechos difusos y colectivos, son siempre
acciones de condena, o restablecedoras de situaciones, y nunca mero declarativas o
constitutivas….’ y, por tanto, si la acción se fundamenta en el resarcimiento de los daños sufridos
por los lesionados, o en la pretensión de cumplimiento de obligaciones, entre otros, diferentes a la
simple restitución de una situación jurídica particular, que es la finalidad del amparo
constitucional, la acción debe ser interpuesta por la vía ordinaria, en el entendido de que esta
Sala, por aplicación analógica al caso del artículo 102 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de
Justicia, y de los principios antes aludidos, utilizará el procedimiento que crea conveniente, y asi se
declara.”

Autor: Alirio Abreu [1]

Das könnte Ihnen auch gefallen