Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
COLECCIÓN
CLÁSICOS DYKINSON
Serie: Textos
Director de la colección
ALFONSO SILVÁN RODRÍGUEZ
HESÍODO
Teogonía
Edición, traducción, introducción y notas
de
EMILIO SUÁREZ DE LA TORRE
Madrid
2014
© Emilio Suárez de la Torre, 2014
ISBN: 978-84-9031-933-8
Preimpresión e Impresión:
SAFEKAT, S. L.
Belmonte de Tajo, 55 - 3.º A - 28019 Madrid
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1. Tradición oral y poesía épica en la Grecia
arcaica ............................ 11
1.1 Relato oral, literatura y mito . . . . . . . . . . 11
1.2 La poesía en hexámetros: sus contenidos . 17
1.3 Observaciones sobre la poesía teogónica
y cosmogónica: su vigencia en numerosas
culturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
1.3.1 Teogonías orientales . . . . . . . . . . . . 23
1.3.2 Otras teogonías en Grecia . . . . . . . 28
2. Hesíodo. Obras que se le atribuían . . . . . . . . 31
2.1 Hesíodo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
(a) Hesíodo sobre sí mismo. Referencias
personales o históricas . . . . . . . . . . . . 33
(b) La vida de Hesíodo según los
Antiguos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
(c) La ‘historicidad’ de Hesíodo, hoy . . . 38
2.2 Las obras atribuidas a Hesíodo . . . . . . . . 42
3. La Teogonía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
3.1 Estructura y contenido. El problema de la
unidad del poema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
3.2 Lengua y métrica. La Teogonía como texto
poético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
3.3 Observaciones sobre la consideración de
Hesíodo en la Antigüedad . . . . . . . . . . . . 78
8 Emilio Suárez de la Torre
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
2.1 Hesíodo
Intencionadamente he querido dedicar un apartado a la
identidad de Hesíodo. Como es sabido, así como habla-
mos de una “cuestión homérica”, existe también una
“cuestión hesiódica”. Aunque no sean casos idénticos, es
lógico que haya coincidencias en el análisis de las difi-
cultades que plantean los textos conservados con el nom-
bre de ambos poetas. En el caso de Homero, el debate se
centra, por una parte, en la aceptación de la autoría de la
Ilíada y la Odisea como obras de un solo poeta, frente a
la alternativa de asignación a dos poetas distintos. Por otra
parte, especialmente durante el siglo XIX y aisladamente
en el XX, se ha debatido la existencia de “partes” de la
Ilíada con mayor o menor Antigüedad y el papel de Ho-
mero como recopilador o sintetizador. Es decir, entre los
llamados analíticos ha habido siempre posturas muy di-
versas (acrecentadas por la más moderna corriente del
neoanálisis, con sus variantes), desde la disección de
Ilíada a la simple distinción entre un poeta de la Ilíada y
otro de la Odisea. Frente a ello, la postura unitaria acepta
la autoría única de ambos poemas. Sin embargo, entre los
defensores de una u otra postura no hay ninguna preten-
32 Emilio Suárez de la Torre
Teogonía y Catálogo
Entre el relato de T y el de TD no hay en absoluto una
continuidad temática propiamente dicha, no estamos
ante un desarrollo lineal ni nada parecido. T presenta un
primer problema fundamental tal como ha llegado hasta
nosotros: ¿realmente acababa donde acaba el textus re-
ceptus? Como veremos ahora, las respuestas negativas
se han formulado de modo muy diverso. Por otra parte,
en los últimos años se ha planteado otra alternativa muy
distinta, a saber: ¿es posible apreciar una continuidad,
de autoría hesiódica, entre la parte final de T y el CM,
que es sin duda la continuación temática natural del
primer poema?
46 Emilio Suárez de la Torre
3. La Teogonía
a nyv
b Lym
k Kyu
3.4.3 Principales ediciones222
MANUTIUS, Aldus, Venezia 1495 (editio princeps).
STEPHANUS, H., Poetae Graeci principis heroici carminis,
Paris 1566.
*WOLF, F.A., Theogonia Hesiodea, Halle 1783.
*GOETTLING, K. Hesiodi carmina, Gottha/Erfurdt 1831.
*VAN LENNEP, D. J., Hesiodi Theogonia, Amsterdam 1843.
*WELCKER, F.G., Die hesiodische Theogonie, Elberfeld
1865.
*SCHOEMAN, G. F., Die hesiodische Theogonie, Berlin,
Weidmann, 1868.
*RZACH, A., Hesiodus. Carmina, editio maior Leipzig
1902, editio minor Leipzig 1902, 19082, 19133, reimpr.
Suttgart 1958).
*ALY, W., Hesiods Theogonie mit Einleitung und kurzem
Kommentar versehen, Heidelberg 1913.
*EVELYN-WHITE, H., Hesiod, The Homeric Hymns and
Homerica, Cambridge, Mass., London 1914.
*MAZON, P., Hésiode: Théogonie, Les Travaux et les
Jours, Le Bouclier, Paris 1928, 19605).
*JACOBY, F., Hesiodi Carmina. Pars I: Theogonia, Berlin
1930.
*WEST, M. L., Hesiod. Theogony (edited with Prole-
gomena and Commentary), Oxford 1966 (reimpr.
1997).
*SOLMSEN, F. - MERKELBACH, R. - WEST, M.L., Hesiodi
Theogonia Opera et Dies Scutum: Fragmenta Selecta,
Oxford 1970.
*ARRIGHETTI, G., Esiodo. Opere, Torino 1998.
Introducción 83
252; 17, 358; 385; 518; 22, 330 ss. (Femio); 23, 133;143; 24,
439.
18
Od. 1, 350-351.
19
Con referencia al entorno físico de la residencia del basileús
o rey local, sin pensar necesariamente en los grandes com-
plejos palaciegos micénicos, sino en las comunidades dis-
persas locales de los períodos subsiguientes.
20
TD. 646-62
21
Buena información de los Himnos homéricos puede verse en
los trabajos de Torres Guerra (2000, 2005).
22
Así acertadamente Kirk (1960: 64).
23
Véase Suárez de la Torre (2005), con referencias.
24
Remito a Danek (1998) y mi reseña en Suárez de la Torre
(1999).
25
Remito a la completísima edición de Bernabé (2004).
26
Véanse las observaciones de Fränkel (1992: 106-115).
27
En el sentido de que podría haber una tradición en la que se
inscribe el poema.
28
En adelante utilizaré las siguientes abreviaturas, T, TD, C
para las obras mencionadas con más frecuencia.
29
Puede verse un reciente estado de la cuestión de los diferentes
relatos compartidos por Grecia y las culturas orientales en
Rutherford (2009). Ahora me limitaré al mito de la sucesión
divina, pero Rutherford analiza igualmente las relaciones del
mito de las razas o edades (Trabajos y días) y el desarrollo
de la literatura didáctica como parte de esa amplia koiné cul-
tural. Desde la publicación de los textos hititas, este tema ha
incidido en la polémica sobre la importancia de los rasgos in-
doeuropeos y los orientalizantes en la poesía arcaica y, en ge-
neral, en la cultura griega, aunque debe señalarse que el
peso se ha inclinado de modo patente del lado ‘oriental’. No
obstante, véase Briquel (1980) para el trasfondo indoeuropeo.
30
West 1966, Bernabé 1979, Woodard 2007.
31
La civilización hitita abarca del siglo XVIII al XII a. C.
32
Su datación abarca aproximadamente desde el 2200 al siglo
XIV a. C. Su período histórico más floreciente lo protagoniza
una rama conocida como Mitanni en los últimos siglos del
período señalado.
90 Emilio Suárez de la Torre
33
Los textos pueden consultarse en la traducción española, con
excelente introducción, de Bernabé 1979 o en la inglesa de
Hoffner (1990).
34
Para una valoración estimulante del significado de la exten-
sión de esta tradición en el Egeo y su adaptación hesiódica,
véase van Dongen (2011), quien se centra en el canto de Ku-
marbi (“Song of going forth”).
35
Teshub es la transcripción de la forma hurrita. En hetita es
Tarhun o Tarhunt.
36
Rutherford (2009).
37
También está la serpiente Illuyankas (más próxima a Tifón)
en la tradición hático-hitita. Cf. Watkins (1995: 448-459).
38
Auffahrt (1991) hace un documentado análisis de esta cere-
monia y de su influencia en Grecia, pero con referencia a la
Odisea. Véase que, a diferencia del poema hesiódico, aquí es-
tamos ante un ejemplo de poesía religiosa, de culto, vincu-
lada a una ceremonia.
39
Aunque los fragmentos conservados son datables en torno al
año 1000 a. C., probablemente se compuso a comienzos del
II milenio a. C.
40
Aquí hay un número mayor de generaciones entre las dos dei-
dades primordiales y el equivalente a Zeus (Marduk).
41
Cf. Woodard (2007) 101-102.
42
Véase análisis de paralelos hesiódicos en Woodard (2007:
101.
43
Conservada fundamentalmente por las referencias y citas de
Eusebio de Cesarea en su Praeparatio Evangelica, sobre
todo I 9, 20 a I 10, 53; cf. FGrHist 790 F 1-7.
44
Movers (1836).
45
Tiene razón West (1966: 26) en que es erróneo argumentar
como lo hace Movers (nota precedente), sobre todo porque
hay bastantes indicios de que Filón está haciendo un esfuerzo
de traducción (incluidos los nombres propios) y adaptación
de un texto foráneo. No obstante, pienso que hay que tener
cierta prudencia en la cuestión de la antigüedad y proceden-
cia de algunos elementos del conjunto, que sí podría haber
sido añadidos o combinados ad hoc por Filón.
Introducción 91
46
West (1966: 26) señala que el sacrificio de su hijo por Crono
es un claro aition de una práctica fenicia que había desapa-
recido ya hacia 700 a. C.
47
Literalmente “anhelo”. Cf. gr. Eros.
48
Este Taauto es el equivalente del egipcio Tot (Thot) y sería
el autor de los escritos sagrados que sirven de fuente a San-
cuniatón.
49
La palabra baitylos es adoptada por los griegos para desig-
nar piedras a las que se rinde culto y, en concreto, la que se
tragó Crono.
50
West (1966: 27).
51
Mondi (1990).
52
Cf. especialmente el capítulo 3, “Greek and Near Eastern
Succession Myths” (pp. 84-129).
53
Lane Fox (2008: 362). Creo que hay aquí cierto optimismo
en cuanto al valor histórico del Himno Homérico a Apolo
como testimonio fehaciente de una presencia antigua con-
solidada de los cretenses en Delfos.
54
Lane Fox (2008: 364-365). “He had learned them sepa-
rately, from Cretans at Delphi; the Cretans had learned them
from Cyprus; Cypriots had learned them ultimately from
north Syria where the ‘songs of kingship’ were sung in ho-
nour of Mount Hazzi. Far from Ascra, meanwhile, Hesiod’s
Euboean hearers had already learned these stories for them-
selves, on Cyprus and at the foot of Mount Hazzi where they
and their fathers had visited and settled at Al Mina-Potamoi
Karon”.
55
Por ejemplo, la idea de que Hesíodo y los eubeos conocen es-
tos relatos de forma separada no tiene base firme. La in-
fluencia délfica en Hesíodo es dudosa y, por otra parte, la re-
lación del poeta con Eubea, en mi opinión, convierte en
inútil la distinción.
56
Remito a los diversos y completos estudios y ediciones de
Bernabé y de su escuela. Véase (sólo a título de ejemplo):
Bernabé (1989, 1995, 1999, 2002a, 2003, 2004); Bernabé-
Casadesús (2008); Bernabé-Jiménez San Cristóbal (2001).
57
Motivo compartido con la mitología egipcia. Cf. Bernabé
(2008).
92 Emilio Suárez de la Torre
58
Martin (2001).
59
Plat. Ion 533 b-c.
60
T 22-34.
61
TD 27-41.
62
TD 633-40.
63
TD 646-62.
64
TD 658-59.
65
Edwards (2004).
66
En mi opinión, estamos ante la visión de quien pertenece a
una clase de propietarios no necesariamente modesta, en un
territorio agrario que depende de uno o varios ‘núcleos ur-
banos’ en que los basileis tienen poder jurídico y político.
67
Para la biografía de Hesíodo y, en general, de los poetas grie-
gos (sobre presupuestos muy distintos) véase Lefkowitz
(1981) y Kivilo (2010).
68
Remito al exhaustivo estudio de Koning (2010), dedicado al
análisis de la construcción del “icono” cultural que es
Hesíodo siempre a partir de su contraposición con Homero.
69
Pax 1282-3.
70
Thuc. 3, 96. Demóstenes y su ejército acampan allí en su ca-
mino a Etolia.
71
Se debe a Nietzsche (1870/1873) la primera formulación de
esta propuesta, que parece confirmada por diversos hallaz-
gos papirológicos de los siglos II-III d. C. (véase Winter
1925, Mandilaras 1990). Estudios importantes sobre el cer-
tamen (en relación con la cuestión de Alcidamante o sobre
su influencia) son los de Vogt (1959), West (1967), Kawasaki
1985, O’Sullivan (1992), Erbse (1996), Avezzú (1996),
Arrighetti (2003), Munding (2004), Pòrtulas (2010: 310-
320) o Debiasi (2012).
72
Ed. Allen, V 225-238.
73
La supuesta respuesta fue: “Me preguntas por la desconocida
genealogía y la tierra patria de la inmortal sirena. Es itacense
en cuanto a la sede, su padre es Telémaco y su madre Epi-
casta, hija de Néstor, que lo engendró el más sabio varón con
mucho entre los mortales”.
Introducción 93
74
Para un análisis completo reciente de los problemas plan-
teados por el Certamen y su transmisión, remito a la reciente
tesis doctoral de Paola Bassino (2013).
75
Los testimonios están recogidos por Most (2006), de modo
que cito por esta numeración.
76
La valoración de Hesíodo en la Antigüedad en relación con
Homero ha sido estudiada de forma muy completa y origi-
nal por Koning (2010). En esta obra puede apreciarse muy
bien el éxito (o desatención) que tuvieron los diferentes pa-
sajes de las obras hesiódicas en la posteridad, con un análi-
sis sistemático de las posibles razones para ello.
77
Para los nombres cf. T1 (Suda), T2 (Tzetzes).
78
T 25 (escolio a E. 635a Pertusi). Es un mitema frecuente : cf.
el caso de Teoclímeno en Odisea.
79
Suda (T1) afirma que procede de un bisabuelo de Homero,
que sería su primo segundo, y que ambos desciende nada me-
nos que de Atlante.
80
Sept. Sap. Conv. 19, p. 162 c-e.
81
El oráculo es típico de la tradición apócrifa oracular: un
malentendido (toponímico en este caso), debido a una am-
bigüedad del mensaje, que hace que el recipiendario crea que
está evitando el peligro, cuando en realidad se precipita en
él.
82
Oráculo 206 PW.
83
Su nombre lo da en De sollert. Anim. 13, p. 969d-e (T33(a)).
84
Koning (2010: 134-135) retoma con razón y refuerza la teo-
ría de Brelich (1958: 321-322) que ve en este relato de su
muerte un forma de heroización (o próxima a ella). El autor
sugiere que, por un lado, la acumulación de datos de valor
biográfico, frente al caso de Homero, pudo provocar que
nunca tuviera la consideración de divino; y, por otro, que este
relato sea asimismo una “expresión mítica” de su muerte y
renacimiento (a propósito del célebre epigrama atribuido a
Píndaro en que se dice de Hesíodo que “ha disfrutado de la
juventud y se ha enfrentado a la muerte dos veces”, EG
428). Sobre la cuestión de la heroización de Hesíodo debe
verse Beaulieu (2004), las observaciones de Clay (2004:
204-205) y Pórtulas (2013) 13-35.
94 Emilio Suárez de la Torre
85
Tzetzes da el texto de dos supuestos epigramas funerarios,
uno de ellos atribuido a Píndaro.
86
Plut. De sollertia 36, p. 984d (T 33(b)).
87
Véase una discusión sobre esta valoración del fenómeno en
Koning (2010: 31-32), quien se muestra escéptico al res-
pecto, sobre todo cuando se exagera su valor a propósito de
la cuestión de la precedencia de Homero frente a Hesíodo.
88
Cf. todavía Schwyzer Griechische Grammatik I 443, n. 6:
“Ἡσίοδος aus ἱέναι ὁδόν? vgl. Πρηξίοδος”.
89
Goettling (1831: XII).
90
Welcker (1865: 5).
91
Al no conocer los fonemas bautizados por los indoeuropeís-
tas como laringales, Welcker se plantea una alternancia
larga/breve, para la que da algunos paralelos. También in-
siste en la serie de expresiones similares del propio poema
hesiódico (versos 10, 43 y 67). En nota a pie de página cri-
tica la etimología sobre el término “camino”, defendida por
Goettling (1831: XII), quien explicaba el compuesto como
propio del que es “guía del camino” (ἡγεμὼν ὁδοῦ), en el
sentido de “padre de la ciencia y de la filosofía” (el paralelo
que cita es τερψίνοος).
92
1886: 1, 83.
93
1893, 420-21
94
1894 p. 4.
95
Solmsen (1901: 81).
96
Es decir, una diosa cercana, que se comunica con los mor-
tales.
97
También en Od. 5, 334.
98
Obsérvese que en los dos pasajes homéricos la digamma ini-
cial daría una secuencia amétrica. Por otra parte, los parale-
los aportados son poco convincentes.
99
Nagy (1979, 1996 y 2009).
100
Homero es distinto: no es poesía “autobiográfica”. El otro
ejemplo es Arquíloco, pero no por su propia existencia, sino
por entender que su poesía es representativa y no autobio-
gráfica ni con referencia a personajes reales. Véase Suárez
de la Torre (2002b: 73-94).
Introducción 95
101
Cf. el ya citado Πρηξίοδος. West defiende lo de ‘camino’
“aunque no significa nada” (1966: 161). No es necesario, por
otra parte, ver una creación ad hoc, como hacía Goettling
(véase n. 89), sino que puede ser un nombre aplicable a
cualquier individuo.
102
En el extremo opuesto, West (1966), con su defensa de la
Teogonía como primera obra griega compuesta por escrito
103
Cuestión distinta es la interpretación de cada dato haya que
hacerla al pie de la letra. El caso de la iniciación en el entorno
rústico, que se convierte en un topos en el Mundo Antiguo
(Gil 1969, Kambylis 1965), no es más que un forma codifi-
cada de transmitir la experiencia iniciática en términos, por
cierto, aceptados por los coetáneos en el marco de unas
creencias religiosas concretas, en las que es aceptado el con-
tacto con la divinidad en esas circunstancias extraordinarias.
104
Cf. las observaciones de Rodríguez Adrados (1986 y 2001)
sobre el papel de Hesíodo en la orientación y consolidación
de las diversas variedades genéricas que convergen en su
obra.
105
Especialmente Janko (1982).
106
Importante evaluación y análisis detallado del mismo (y de
la recepción en la Antigüedad) en Cingano (2009).
107
Paus. 9, 31, 4-5 (T42 Most)
108
“Así que no había un único linaje de Discordias, sino que
existen dos sobre la tierra” (una positiva, o “emulación” y
otra negativa, la “discordia” propiamente dicha). Cf. supra,
a propósito de las referencias internas. Da la casualidad de
que el peripatético Praxífanes poseía un ejemplar de TD sin
proemio, que comenzaba directamente con las Discordias
(Prolegomena in Opera et diez Ac, Pertusi (1955) 2.7-20 (T
9 y 138 Most). Sobre la importancia de los proemios en el de-
bate antiguo sobre la autenticidad de un poema, véase Mon-
tanari (2009: 316-322, con mención de este pasaje).
109
El nombre corresponde a la transcripción del título griego,
que es literalmente la unión en una palabra de la secuencia
ἢ οἵη, “o como…”, con la que se encabezan algunas de las
secciones del C, que también se designó como Eeas. Las
Grandes Eeas tiene una relación genérica estrecha con el C
96 Emilio Suárez de la Torre
127
“While the canonical version may date from the sixth cen-
tury, as West maintained, it is also possible that some ele-
ments are as old as Hesiod, as Janko has argued on the ba-
sis of the linguistic features and Casanova on the grounds of
mythology. The origins of the tradition may have been in the
north of Greece, and may be extremely old. Some think the
poem is presupposed by the Homeric Nekuia, with its cata-
logue of famous mythological heroines. And it is also a
form of poetry that would have been particularly fluid and ac-
commodating of expansions, since new stories could have
been added at any point in the Catalogue. But, after all this
fluidity, there must have been a moment when the content of
the Catalogue became more or less fixed.”
128
De hecho así lo había ya formulado el propio Rutherford
(2000: 93-94), quien analiza muy bien parecidos y diferen-
cias con Odisea.
129
Schwabl (1966). Véase también Hamilton (1989).
130
Cf., por ejemplo, Kirk (1962: 74-75).
131
Calame (2000: 69-74).
132
La fórmula final ὄσσαν ἱεῖσαι reaparece en los vv. 43, 65 y
67: los epítetos de la voz son, respectiamente, περικαλλέα,
ἄμβροτον, ἐρατήν, ἐπήρατον. Los sustantivos para la ‘voz’
de las Musas son, además de ὄσσα: ὄψ (41, 68) y αὐδή (39;
ésta se usa para el poeta en 31 y 97: en ambos casos, antes
“público”). Sólo una vez aparece φωνή (39 φωνῇ
ὁμηρεῦσαι). Recordemos que ὄσσα es exclusivo (práctica-
mente) de dioses. En cuanto a ὄψ, cf. el banquete de los dio-
ses en Il. 1, 601-604, donde se alude a la forminge de Apolo
y al canto alternado de las Musas ὀπὶ καλῇ. Así se describe
también la voz de Circe en Od. 10.221. Y, sobre todo, téngase
en cuenta que, al final del proemio hesiódico, la Musa que
da el don de la palabra a los reyes es Calíope (79).
133
Pucci (2007: 46-47), quien hace observaciones sobre esta ten-
dencia al ‘catálogo’.
134
Véase un análisis ampliado de esta sección en Suárez de la
Torre 2014 (en prensa). La situación descrita por Hesíodo
constituye el primer ejemplo en la literatura griega de la ini-
ciación del poeta, un modelo de explicación de la adquisición
98 Emilio Suárez de la Torre
ría pie a una larga discusión que excedería los límites de una
nota. A simple vista, parece que hay una declaración de las
posibilidades que tiene la palabra de relatar ficciones. El pro-
blema es que se subraya fuertemente la segunda alternativa:
la proclamación de la verdad como saber principal de las
Musas.
135
Koning (2010).
136
Calímaco (Pretagostini 1995, p. 164). Los modernos suelen
aludir a Od. 19, 203. Lista: Paley 1883, Schmid-Staehlin
1929 I 1 p. 250; Luther 1935 p. 125; Arrighetti (1987: 41,
modificado parcialmente en Arrighetti 1996 53-70: el cul-
pable es sólo Ulises); Latte (1946: 159 y 161 ss.).
137
Koning (2010: 304).
138
Lanata (1963); West 1966, Arrighetti (1996: pasajes en que
Hesíodo aprueba temas heroicos). Dentro de esta línea hay
matices. Por ejemplo, que hasta entonces ha habido mezcla
de mentira y verdad, pero con Hesíodo se cuenta con la ver-
dad (verdad West p. 162, Neitzel 1980, p. 388 ss). Contenido
específico: Svenbro (1976) = los que crean genealogías di-
vinas, frente a la verdadera de Teogonía; así Vasta 2004, p.
72. Nagy 1990a 44-47 etyma falsos son los mitos epicóricos,
los verdaderos = los panhelénicos de T., pero en 1996 (41-
52) valoriza elementos metafísicos del canto de la verdad de
las Musas, que son los que dan la verdad. Un ethos fuera de
la performance sin alusión a personajes ni poeta es según
Scodel (2001) lo que distingue los registros de la poesía
(112-121). Los otros no pueden “descriptar” la verdad según
Rudhardt (1996, p. 31) y Daix (2006); Wismann (1996) in-
siste en la diferencia etyma = cosas concretas / alethea = co-
sas expuestas que caen base someten a observación; o sea,
con palabras de Pucci, “la Teogonia si trova definita come
un’opera che attraverso la finzione poetica dispiega signifi-
cati veri su cui la filosofía continuerà a lavorare per tirarne
i suoi sistemi” (p. 19). Rousseau (1996, p. 140) distingue ver-
dades teóricas (alethea) de las prácticas (etyma); cf. así ya
Otto 1962, p. 132, pero sin implicar filosofía.
139
Sólo los poetas saben cuánto es mentira en lo que enseñan y
cuánto es verdad. Si los poetas lo supieran las Musas no ten-
100 Emilio Suárez de la Torre
drían por qué anunciar esto. Éste es el enigma que hay que
afrontar (Lada Richards 2002, 88-89). Por su parte, Stroh
(1976 85-112) dice que esos versos caracterizan toda la poe-
sía como constituida de verdad y mentira y así también la de
Hesíodo.
140
Detienne (1967), Pucci (1977), Arthur (1983, 104-106),
Clay 2003 57 ss, Ledbetter 2003 43 ss. etc. dicen que no se
refiere a Homero, sino a toda la poesía y ven la clave en ho-
moia. Anticipa la idea de que el lenguaje imita las cosas. La
narración es pseudea cuando se imitan las cosas reales. Los
poetas saben contar narraciones que imitan la realidad y no
se distingue de ella. Por su parte, alethea es desvelar cosas
tal como son, sin distorsión ni elaboración (cf. vv. 53-54);
en esto coincide el principio de verdad en Homero, cf. Odi-
sea 4, 347 s.
141
Koning (2010, 301-302).
142
Heiden (2007).
143
Es de suponer que, cuando cantan entre dioses ellas mismas,
aquéllos no son engañados, sino que distinguen perfecta-
mente la naturaleza de los argumentos ἐτύμοισιν ὁμοῖα.
144
Fr. 1 Cerri. Sobre la cuestión de los rasgos de la poesía de
Parménides remito a Suárez de la Torre (2011a), con biblio-
grafía anterior.
145
Ya en el proemio, 28-32:
…. Χρεὼ δέ σε πάντα πυθέσθαι, / ἠμὲν ἀληθείης εὐκυκλέος
ἀτρεμὲς ἦτορ / ἠδὲ βροτῶν δόξας, τῇς οὐκ ἔνι πίστις ἀληθής,
/ ἀλλ’ ἔμπης καὶ ταῦτα μαθήσεαι, ὡς τὰ δοκεῦντα / χρῆν
δοκίμως εἶναι διὰ παντὸς πάντα περ ὄντα: “Es menester
que te enteres de todo, ya sea el impasible corazón de la ver-
dad bien redonda o las opiniones de los mortales, en las que
no hay certeza verdadera; pero, aún así, también las apren-
derás, dado que es necesario que lo aparente tenga existen-
cia aparente, precisamente porque todo ello existe todo el
tiempo”.
146
Koning (2010: 302, n.17).
147
αὐδή se usa para la voz del poeta que ha recibido el don del
canto de las Musas y para ellas mismas, pero sólo en contexto
de ‘performance’.
Introducción 101
148
Como dice West (1966: 178, ad loc.), “as a subject of song,
νόμους καὶ ἤθεα κεδνὰ is a little surprising”. Propone que se
trata de la evolución de la más antigua expresión *νομοὺς καὶ
ἤθεα κεδνὰ (con sentido sólo local). Es interesante el para-
lelo Sofocleo fr. 861 Σειρῆνας εἰσαφικόμην / Φόρκου κόρας
θροoῦντε τοὺς Ἅιδου νόμους
149
No creo necesario sustituir ὁμῶς por νόμους (West): el sen-
tido de “dar normas” ya está implícito en διέταξεν.
150
1994, recogido por Pucci (2007) 103.
151
1980.
152
Véase la interesante discusión en Brillante (2009, 57-74)
acerca del papel de las Musas en relación con la comunidad,
más allá del puramente poético.
153
Puede verse un resumen de los problemas planteados por esta
cosmogonía y su relación con otras no hesiódicas en Kirk-
Raven-Schofield (19872: 26-32).
154
Para esta traducción del griego Chaos, véase n. 18 de la tra-
ducción.
155
Pero en singular en 682 (misma posición, con equivalencia
métrica) y 721. En plural de nuevo en 841.
156
Así lo entendieron los estoicos; véase el testimonio de Ps.
Probo y la explicación de Zenón (SVF I 103, 104, 105). En
schol. Apoll. Rh. 1, 498, se menciona la tesis de Zenón de la
secuencia agua-limo-tierra (po condensación y solidifica-
ción). Para Ferecides véase el fr. 7 B 1a DK.
157
Cf. Flach (1876: 37 y 220).
158
5, 27.
159
Fr. 448 Nauck.
160
Nub. 424, 627; Av. 1218.
161
Ps. Pl. Ax. 371e, Plut. Mor. 953a, Q.S. 2, 614 y 14, 2 ; AP
91, 5 ; Verg. A. 4, 510 y 6, 265; Ov. M. 10,30 y F. 4,600, etc.
162
C. 3, 414; 4, 161; Opp. H. 5,52.
163
Phys. 8, 208b 29-20ba 1. Véase Koning (2012, 151) y cf.
Metaphys. 984b 23-31, donde Aristóteles vuelve a citar el pa-
saje, sólo que esta vez está interesado por las propuestas de
una causa motora y enlaza Parménides con Hesíodo por su
mención de Eros.
102 Emilio Suárez de la Torre
164
En el escolio a este verso, s.v. χάος (p. 220 Flach), se atribuye
esta opinión a Platón.
165
T118 Most (Adv. Phys. 2.18 = Adv. Math. 10.18).
166
West (1966: 192-193), Gladigow (1967), Ballabriga (1989:
257-292).
167
West (1966: 192).
168
Wacziarg (2001).
169
Kirk (1956). El precedente es Cornford (1950: 95-116; 1952:
194-200).
170
West (1966: 192), con insistencia en su oscuridad.
171
Cf. supra, n.158.
172
Cf., por ejemplo, Krauss (2013).
173
Hay que precisar que estamos hablando de una concepción
de la tierra como un disco y que la expresión “en lo hondo”
o “en las profundidades” se limita a transmitir esa perspec-
tiva de “verticalidad” comentada.
174
Véase López Ruiz (2012: 252-253).
175
Cf. n. 19 de la traducción.
176
Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tía (o Tea), Rea, Te-
mis, Mnemósine, Febe, Tetis y Crono.
177
En realidad, la descendencia de la Tierra y del Cielo, con sus
diversas ramificaciones y niveles, abarca hasta el verso 616.
178
Nombre formado sobre el mismo radical indoeuropeo del
nombre de Zeus. El antecedente más probable es la diosa que
en las tablillas micénicas lleva el nombre de di-wi-ja/di-u-ja
(cf. PY Tn 316, v.5).
179
Empezando por la más antigua conocida, la del papiro de
Derveni. Véase Bernabé (1989, 1999, 2002b).
180
Cf. nota de la traducción sobre este nombre.
181
Véase nota 69 de la traducción.
182
Para la evolución de este mito en la poesía griega véase Sil-
ván Rodríguez (2002).
183
Cf. supra.
184
Véase Miralles (1993).
185
Incluyo algunas observaciones en las que no entraré en ex-
cesivos detalles técnicos, improcedentes en una introducción
que no pretende ser erudita. Sobre la lengua de Hesíodo
véanse los trabajos de Morpurgo Davies (1964), West (1966:
Introducción 103
BIBLIOGRAFÍA
Teogonía
ΘΕΟΓΟΝΙΑ
[1-115 Proemio]
[820-880: Tifoeo92]
Sin embargo, una vez que Zeus hubo expulsado a los
[Titanes del cielo, 820
la descomunal Tierra engendró a su último hijo, Tifoeo93,
unida a Tártaro por mediación de la áurea Afrodita.
198 Θεογονία
mitiva mención del sol, “que va por encima”, pero que, por
falsa interpretación, acaba considerándose en un ente dis-
tinto), o Ceo (padre de Leto con Febe). Las titánides tienen
estrecha vinculación con Zeus: Rea es su madre, Temis y
Mnemósine serán esposas suyas. Tetis (gr. Tethys) no debe
ser confundida con la madre de Aquiles (Thetis), aunque su
transcripción coincide. Se trata de la divinidad marina que en
Homero (Il. 14, 201 = 302) forma con Océano la pareja pri-
migenia, en paralelo con la mitología mesopotámica que si-
túa en los orígenes las aguas dulces y las saladas (Apsu y Tia-
mat). Hay que tener en cuenta, por tanto, que la confrontación
que luego describe Hesíodo y que denominamos Titanoma-
quia no puede incluir a todos los componentes de esta rela-
ción y debe de responder a una designación genérica de dio-
ses hostiles a Zeus que materializa en el mito griego las
fuerzas que se oponen al nuevo orden de los dioses triun-
fantes que se mencionan en otros relatos de distinto origen.
22
Estos Cíclopes parecen no tener otra función en el mito que
ser auxiliares de Zeus. Sus nombres son parlantes y hacen re-
ferencia a los atributos de Zeus como dios celestial de arraigo
indoeuropeo: el trueno (Brontes), el relámpago (Estéropes)
y el rayo (Arges, literalmente “luminoso”). Salvo la coinci-
dencia en la monoftalmia, no es posible establecer un vínculo
entre ellos y los Cíclopes de la Odisea, relacionados con Po-
sidón y dedicados al pastoreo.
23
El término griego mejor atestiguado en la transmisión es
áplastoi, que sería literalmente “imposible de moldear o re-
producir”, que hemos trasladado a una imagen literaria. No
obstante, la variante áplatoi y subsiguientes citas apuntan a
que ya en la Antigüedad se entendía como “imposibles de
acercarse a ellos”, “inaccesibles”.
24
Tras los Cíclopes, los últimos hijos de Tierra y Cielo son los
Hecatonquiros o Centímanos, aunque Hesíodo no los de-
signa con este nombre colectivo. En este caso no se trata de
nombres transparentes. Coto parece de origen tracio, Bria-
reo quizá tenga que ver con el radical de un adjetivo griego
que significa “violento”; este centímano es mencionado por
Homero (Il. 1, 403), quien señala que es el nombre que le
228 Θεογονία
Serie estudios:
— Sobre la democracia ateniense. Luis Gil Fernández. 2009.
— Derecho natural y dignidad humana. Ernst Bloch. Ed. de
Francisco Serra. Trad. Felipe González Vicén. 2011.
— Nietzsche: modernidad y política. Raúl Sanz Burgos, Julián
Sauquillo González y Francisco Serra Giménez. 2013.
— El Derecho en la época constitucional (un ensayo de in-
terpretación). Francisco Serra. 2013.
— La teoría poética de la Antigüedad. Aristóteles. Horacio.
‘Longino’. Manfred Fuhrmann. Ed. y trad. de Alfonso Silván.
2011.
— El concepto poíesis en la filosofía griega. Emilio Lledó. Ed.
de Alfonso Silván. 2010.
— Lenguaje e historia. Emilio Lledó. 2011.
— Teoría del drama moderno. Tentativa sobre lo trágico. P.
Szondi. Ed. Germán Garrido. Trad. Javier Orduña. 2011.
— Alejo Carpentier. Poética del Mediterráneo Caribe. In-
maculada López Calahorro. 2010.
— Nuevos estudios de Humanismo y Tradición clásica. Vo-
lumen I y II. Luis Gil Fernández. 2011.
— La continuidad del mundo y del arte. Pedro Aullón de
Haro. 2011.
— Escatología de la Crítica. Pedro Aullón de Haro. 2013.
Serie textos:
— Hesíodo. Teogonía. Ed. bilingüe de Emilio Suárez de la To-
rre. 2014.
— Heródoto. Historia. Libro I. Clío. 2010. Libro II. Euterpe.
2011. Ed. bilingüe de José Manuel Floristán.
— Sófocles. Electra. Ed. bilingüe de Luis Gil Fernández. 2009.
— Platón. Fedro. Ed. bilingüe de Luis Gil Fernández. 2009.
— Platón, et al. Menéxeno. Discursos en honor de los caídos
por Atenas. Ed. bilingüe de Emilio Crespo (dir.); Alberto
Enrique Álvarez, Raquel Fornieles, María González, Mireia
Movellán y Juan Muñoz. 2012.
— Aristóteles. Poética. Ed. bilingüe de Paloma Ortiz García.
2010.
— Horacio. Arte poética. Ed. bilingüe de Juan Gil Fernández.
2010.
— ‘Longino’. De lo sublime. Ed. bilingüe de Manuel Pérez
López. 2011.
— Boileau. El arte poética y otras sátiras. Ed. bilingüe de Alberto
Torrego Salcedo. 2010.
— República poética. Textos programáticos de la literatura
española (siglos XVIII y XIX). Ed. de Germán Garrido Mi-
ñambres. 2010.
— Lezama Lima. Escritos de Estética. Ed. de Pedro Aullón de
Haro. 2010.
Serie monografías:
— Metodologías comparatistas y Literatura comparada. Pe-
dro Aullón de Haro (ed.) 2013.
— El tema de Ulises. W. B. Stanford. Ed. de Alfonso Silván.
Trad. de Afton Beattie y A. Silván. 2013.
— Ensayo sobre la virtud pública (1696). Charles Davenant.
Ed. bilingüe de Ramón Imaz Franco. 2013.
Serie divulgación:
— Historia del alfabeto y de las letras del abecedario ro-
mano. Juan José Marcos García. 2012.