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Ardila-Sierra., A.

Límites y contradicciones al intentar humanizar la atención en una realidad de


explotación médica laboral. 2014, p.p. 135-149. En Díaz., E. La Humanización de la Salud.
Conceptos, críticas y perspectivas. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana. 2017

Ibáñez., L, E. El enfoque ético y bioético en el currículo del programa de enfermería de la


Universidad Industrial de Santander. 2014, p.p. 169-186. En Díaz., E. La Humanización de
la Salud. Conceptos, críticas y perspectivas. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad
Javeriana. 2017

Para Ardila-Sierra (2014) la humanización se convierte en la sintonía intelectual, afectiva y


práctica con las necesidades de los pacientes o de los usuarios de los servicios de salud, para lograr
este objetivo la gestión empresarial utiliza la humanización como el elemento que trabaja sobre los
procesos de atención en una lista de acciones como: la sonrisa, el saludo, las buenas maneras, etc.,
que son realizadas por el trabajador de la salud de manera habitual y sobre las cuales está siendo
evaluado.

Esta autora utiliza el término “humanización gerenciada” (p.135) como una forma crítica de
concebir la humanización, calificándola de insuficiente y equivocada e incluso indicando que es una
forma muy superficial de conceptualizar la humanización en salud. Por lo tanto, considera que “si la
intención es humanizar en el fondo y no sólo en las maneras prácticas” (p.136) es necesario que se
tengan en cuenta tres elementos de manera prioritaria: el modo de producción social, la naturaleza
neoliberal de los servicios en salud y finalmente la “explotación laboral en salud” (p.136) Ardila-
Sierra (2014).

El trabajo de Ardila-Sierra (2014, p.p. 137-138) se centra en la explotación médica laboral lo


cual constituye una barrera para la humanización en salud; la idea que desarrolla la respecto tiene que
ver con el cambio de visión respecto al trabajo médico, antes del desarrollo neoliberal, la labor del
médico se veía desde la perspectiva del intercambio social y moral y no desde la productividad, a
partir 2001 el Ministerio de Salud y Protección Social empieza a reglamentar el recurso humano en
las instituciones de salud y se inicia el desarrollo de la productividad del trabajo del médico y se
convierte en un modelo lucrativo, lo que cambia los tiempos de consulta, el número de atenciones
respecto al tiempo, la limitación en la acción del médico respecto a toma de exámenes, etc., y las
evaluaciones de desempeño se focalizan en la productividad y los resultados en el número de
atenciones, así como el control de quejas por oportunidad y actitud, todo lo anterior sin disminuir la
calidad en la atención.

El médico en los últimos años, después de la ley 100, dejó de ofrecer sus propios medios de
atención a sus pacientes y pasó a vender la fuerza de trabajo a grandes instituciones de salud lo que
convierte al médico en asalariado, para Ardila-Sierra (2014, p.p. 138-139) el estancamiento salarial
del médico, el incumplimiento de pagos en algunas instituciones de salud, las largas jornadas de
trabajo, la aceptación tácita de las instituciones de salud de las largas jornadas del médico en
diferentes centros que sobrepasan el tiempo de trabajo y descanso, “el triage de
productividad”(p.146) se convierte en explotación laboral que no permite que la humanización vaya
más allá de la forma, centrada en lo que lo que se denomina “protocolos y parlamentos de atención”.

En conclusión, Ardila-Sierra (2014) en su trabajo considera que la humanización en las


condiciones laborales actuales del médico son incompatibles, propone repensar la humanización no
solo hacia el paciente sino también hacia el personal de salud, considerar el fondo de la humanización
y no solo la forma, al respecto considera que el fortalecimiento de cuestiones éticas tanto de personal
médico como administrativo, la reivindicación de la profesión médica y de la persona como persona
y no como enfermedad.

Mientras Ardila-Sierra (2014) se centró en el trabajo médico asociado con la humanización


Ibáñez (2014) articula su investigación alrededor del personal de enfermería en formación desde la
ética y la bioética, al respecto considera que las escuelas de enfermería deben tener un eje transversal
en ética y bioética, desde el cual se fortalezca el “cuidado” como elemento fundamental de la vida,
no solo de los pacientes, sino de las mismas enfermeras, solo a través de este tipo de intervenciones
la humanización se convierte en una transformación cultural que viene desde la formación propia de
enfermería.

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