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El apogeo del mundo burgués (1848-1914)

El triunfo del capitalismo:

La segunda mitad del siglo XIX se la conoce como la época en donde triunfa el capitalismo. La
sociedad consideraba que para que se produzca un desarrollo económico había que generar
empresas privadas competitivas y un juego de mercado barato para las ventas y costoso para las
compras. Con el capitalismo triunfaba la burguesía y el liberalismo.

Capitalismo e industrialización:

Hasta 1870, Inglaterra mantuvo su supremacía en el proceso de industrialización y su hegemonía


dentro del área capitalista. Con la industrialización en el continente europeo, se ampliaba la demanda
de carbón, hierro y maquinaria británica, incluso de bienes de consumo procedentes de Inglaterra.
Se desarrollaba un crecimiento en la industria textil, minera y siderurgia posibilitando un predominio
en el comercio internacional. Sin embargo, Inglaterra se vio amenazada ya que los procesos de
industrialización se desarrollaron en diversos países europeos como Francia, Bélgica, Alemania y en
países no europeos como Estados Unidos y Japón.

En Francia, entre 1850 y 1870, la industria impuso un sistema fabril aunque aún perduraba con
tenacidad la producción en pequeña escala. Esta industria moderna, se desarrollaba en algunas
partes como Paris, Lyon, Morcella y La Lorena pero en el resto del país, se desenvolvían las viejas
estructuras productivas ya que la sociedad francesa era plenamente agraria provocando una lentitud
industrial. El impulso de la industrialización provino de las políticas del Estado (Segundo Imperio)
como por ejemplo la construcción de ferrocarriles, que trajo aparejado una gran demanda para la
siderurgia y el estímulo de la inversión hacia las industrias pesadas. Esta producción metalúrgica se
concentró en grandes empresas cuyas fábricas no estaban presentes en Inglaterra ya que su tamaño
y organización era diferente.

Para este proceso de industrialización era necesario una acumulación de capitales por lo que el
sistema bancario francés concentró el capital de muchísimos ahorristas y los orientó hacia las
actividades productivas. Además aparecieron nuevas casas bancarias que se encargaron de entregar
créditos al sector industrial. Un dato importante es que con la ley de 1867 se autorizó la constitución
de sociedades anónimas, posibilitando la concentración de capitales para la inversión. Con este
desarrollo del capitalismo industrial francés, el país crecía constantemente y ya para los primeros
años del siglo XX era un país industrial moderno.

En Alemania, la industrialización arrancó en 1850 y estuvo relacionada con el desarrollo de una red
ferroviaria (que ya para 1870 era la más densa del continente) permitiendo cuadriplicar la producción
de hierro. En 1870, Alemania ya era el segundo país productor de hulla. Además la industria química
tuvo un importante desarrollo en 1860. El país baso su proceso de industrialización en la industria
pesada, la mecanización intensiva y el desarrollo de grandes fábricas. Para 1893 ya superaba a
Inglaterra en la producción de acero y en 1903 en hierro. Esto fue así, porque a diferencia de Francia,
el mundo rural no era un obstáculo para la industria. La concentración de la tierra en grandes
propiedades junto con la modernización de la agricultura obligó a los trabajadores agrícolas a
abandonar el campo, quienes en su mayoría emigraron al exterior pero otra gran parte se movilizó a
los centros industriales alemanes convirtiéndose, en la gran reserva de mano de obra industrial.

Además, el sistema bancario participó activamente en la financiación de la industria, creándose


bancos especializados en 1850 y, en 1870 se autorizó la formación de sociedades anónimas. Cabe
destacar que el Estado intervino notoriamente como por ejemplo, en la construcción de líneas férreas,
asegurando las instituciones jurídicas para la expansión empresarial y subsidiando el surgimiento de
actividades industriales ya que eran consideradas estratégicas para la seguridad nacional.
El mundo se transformaba a un ritmo acelerado, las ciudades crecían aunque Europa continuaba
siendo un continente rural. Con el crecimiento de la población y la introducción de la mecanización
en el campo se generaba un excedente de mano de obra que no podía ser utilizado para las tareas
rurales. Muchos de estos, emigraron al extranjero y otros migraron a las ciudades donde la oferta de
trabajo era creciente y los salarios superiores favoreciendo su crecimiento. Para Hobsbawm eran, los
símbolos del capitalismo en dónde se imponía una creciente segregación social entre los barrios
obreros y los nuevos barrios burgueses. Además, se transformaron los métodos de circulación y
transporte de mercaderías con la aparición en Paris de los “grandes almacenes” en 1850, que luego
se extendieron a otras ciudades como Berlín y Londres. El objetivo de estos era que el capital debía
circular más rápido, para poder vender mucho, era necesario vender más barato. Esto significó la
circulación de productos de consumo más rápidos y la ruina de los pequeños comerciantes y
artesanos.

Sin embargo, el símbolo más claro del capitalismo triunfante fue el ferrocarril, ya que no solo se había
generado una ampliación de las vías férreas sino que además ocurrieron mejoras en su construcción
constituyendo, un multiplicador de la economía global a través de la demanda de productos
metalúrgicos y de la mano de obra. Se unificaron los mercados de bienes de consumo, producción y
el trabajador.

La construcción del ferrocarril se vinculó con el desarrollo de la navegación marítima ya que las redes
ferroviarias fueron accesorias de las grandes líneas de navegación internacional pues estas
terminaban en los grandes puertos, que disponían de adecuadas instalaciones para el ingreso de
grandes navíos. Sin embargo la navegación también sufrió cambios como por ejemplo, la aplicación
del vapor y el aumento de las dimensiones de los barcos. Esto exigía grandes volúmenes de capitales,
que fueron sustentados por empresas que concentraron el capital.

El sistema de comunicaciones consolidó además al capitalismo otorgándole una dimensión mundial.


Se multiplicaron las transacciones comerciales y el mundo se transformó en una sola economía
interactiva. Este sistema era rápido, con grandes volúmenes, gran regularidad y bajos costos. Por
consiguiente las redes que unían al mundo comenzaron a acortarse y esto fue gracias al telégrafo
que permitía a los gobiernos comunicarse rápidamente con los puntos más lejanos. Además, con la
creación de las agencias telegráficas en 1851 se lograba configurar las noticias de los diferentes
puntos del continente, permitiendo que las personas dejen de vivir en una escala local y comiencen
a interactuar en una escala mundial. Sin embargo, se agudizaron las diferencias entre los países que
podían acceder a esta tecnología de los que no. La expansión del capitalismo industrial estuvo
estrechamente vinculada con la aceleración del progreso tecnológico: se estableció una relación entre
ciencia, tecnología e industria ya que las industrias pesadas requerían de una tecnología más
elaborada diferente a las técnicas que se habían desarrollado en la RI. El laboratorio del investigador
pasaba a formar parte del desarrollo industrial pero, estos, dependían en general de las universidades
o instituciones científicas siendo indispensable una transformación de los sistemas educativos como
elementos esenciales para el crecimiento económico. A aquellos países que les faltasen esto, se les
haría muy difícil transformarse en países industriales (esto explica el atraso de Inglaterra frente a
Alemania, dónde los estudios universitarios se orientaron hacia la tecnología)

La vinculación tripartita causó un profundo impacto en la conciencias de las personas: La ciencia fue
percibida como la base de un "progreso" indefinido en dónde ningún obstáculo podría no ser
superado. Ciencia y progreso se convirtieron en los lemas fundamentales de la ideología burguesa.

Del capitalismo liberal al imperialismo:

La naciente economía capitalista se vio sometida a diferentes crisis periódicas, causadas por el
crecimiento desigual de la oferta y la demanda. En él, había periodos de auge que luego le seguían
periodos de depresión en dónde las empresas quebraban y los precios caían. Sin embargo, estos
periodos generaban elementos de equilibrio en dónde la crisis era percibida como una interrupción
de un progreso que debía ser constante. Pero, en la primera década de 1870 las cosas cambiaron:
la crisis era mucho más grave que la anterior por lo que su duración fue mayor. Desde 1873 hasta
1896 se generó un largo período de recesión conocido como "La gran depresión" en dónde se
desencadenó una caída de precios acompañada por los rendimientos decrecientes del capital en
relación con el anterior período de auge; había un mercado de baja demanda en dónde los stocks se
acumulaban y un gran desnivel entre la oferta y la demanda.

Esto, afectó a la política liberal por lo que se implementaron políticas proteccionistas en toda la
economía del mundo. Con la aparición de nuevos países industriales las economías nacionales se
vieron enfrentadas, en el mercado ahora no solo competían las empresas sino también las naciones.
Con el desarrollo de estas políticas, las empresas se vieron obligadas a reorganizarse adaptándose a
las nuevas características del mercado y para ello, implementaron la concentración económica y la
racionalización empresaria. Es decir, aumentaba la producción mientras que el número de las
empresas disminuían, eliminando, a las pequeñas a través de la competencia y la crisis. Las grandes
empresas producían a gran escala abaratando los costos y los precios, controlando así el mercado. A
esto, se le combinaba la racionalización empresaria que implementaba una moderna técnica que
lograba aumentar la productividad. Se efectuó la "gestión científica" de F.W. Taylor basada en la
utilización de una serie de pautas que lograban un mayor rendimiento del trabajo. El "taylorismo"
aislaba a cada trabajador del resto y sus directivos introducían incentivos salariales para aquellos que
mayor cantidad produjeran.

La época del imperialismo:

Para superar los problemas de la "Gran depresión" la salida que encontraron los países fue el
imperialismo.

Con la fuerte presión de los inversores que buscaban una salida más productiva de sus capitales
junto con la necesidad de encontrar nuevos mercados y fuentes de materia prima se impulsaron
políticas expansionistas como por ejemplo el colonialismo. Al periodo entre 1875 y 1914 se lo conoce
como la época del imperialismo en donde, las potencias capitalistas estaban dispuestas a imponer su
supremacía económica y militar sobre el resto del mundo. Dos grandes zonas fueron repartidas: el
Pacífico y África. El primero, quedó dividido entre Inglaterra, Francia, Alemania, Países Bajos y una
pequeña parte por Japón. África perteneció a Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica, Portugal y
España. En América Latina también se instauró estas presiones políticas y económicas aunque no se
desarrollaron conquistas formales.

El fuerte impacto que produjo el imperialismo en el mundo generó, el surgimiento de diversas teorías
para lograr su interpretación. Según Hobsbawm, el imperialismo estuvo ligado a manifestaciones
ideológicas y políticas constituyendo además, un elemento de movilización en los sectores populares
de las metrópolis. Las masas se identificaban con el Estado dando justificación y legitimidad al sistema
social y político que este representaba.

La clave de este fenómeno radica en las exigencias del desarrollo tecnológico por parte de los países
capitalistas. El cuál, dependía de materia prima que por razones geográficas se encontraba ubicada
en lugares remotos. Además, se generó un crecimiento del consumo de masas en los países
metrópolis lo que significó la expansión del mercado de productos alimenticios dominado por
productos básicos como cereales y carne que se producían a bajo costo y en grandes cantidades en
las zonas de América del Norte y Sur, Rusia y Australia. Cabe destacar que se desarrolló un mercado
de "productos coloniales" o de "ultramar": azúcar, café, té, cacao los cuales fueron los pilares de la
economía imperialista.
Estos acontecimientos crearon nuevas posibilidades para los grandes negocios de los países
metropolitanos pero, no modificaron sus estructuras económicas o sociales sino que, transformaron
radicalmente al resto del mundo, pues este, se había convertido en un complejo conjunto de
territorios coloniales y semicoloniales, los cuales eran productores especializados en uno o dos
productos básicos que luego eran exportados al mercado mundial. Dependían casi por completo de
estos, afectando la política y en especial la cultura ya que se transformaron imágenes, ideas y
aspiraciones. Este proceso se lo conoce como "occidentalización". Sin embargo, el imperialismo
desarrollo las condiciones que desencadenaron la formación y aparición de los líderes antiimperialistas
permitiendo que sus voces alcancen resonancia nacional.

Las transformaciones de la sociedad:

La sociedad se transformaba rápidamente, dos clases se desarrollaron y afirmaron: la burguesía y el


proletariado. Sin embargo esta sociedad era profundamente heterogénea

El mundo de la burguesía:

La burguesía fue la clase triunfante del período. Una parte de ella se beneficiaba con el desarrollo
capitalista ocupando un lugar en las esferas dirigentes. La otra, la burguesía tradicional que vivía en
pequeñas ciudades de provincia, subsistía a través de las rentas y tenía un fuerte contacto con el
mundo rural. Según Hobsbawm la burguesía quería constituir un grupo de personas con poder e
influencia, independiente del poder y de los estatus tradicionales. Para pertenecer a ella era necesario
que una persona contara como individuo, a través de su fortuna y su capacidad de mandar sobre
otros implicando una cierta superioridad.

Lo que la unificaba como clase era que presentaban comportamientos, actitudes y valores comunes:
confiaban en el liberalismo, en el desarrollo del capitalismo, en las empresas privadas competitivas,
en la ciencia y en la posibilidad de progreso indefinido. Aspiraban a sistemas representativos que
garantizarán sus derechos y libertades bajo el imperio de un orden que mantuviera a los pobres en
su lugar. Era una clase segura y orgullosa de sus logros, uno de ellos fue el avance de la ciencia, la
cual tenía la capacidad de dar respuestas a todas las incógnitas que se presentaban incluso a las de
la religión. Un ejemplo fue Charles Darwin y el impacto que produjo su teoría de la evolución, que
explicaba el origen de las especies y se enfrentaba a las fuerzas de la tradición, el conservadurismo
y la religión. Esta teoría, se basaba en la competencia la cual era uno de los conceptos más
importantes de la economía liberal. Cabe destacar que la izquierda también implementó la teoría de
la evolución para atacar al tradicionalismo ya que todos consideraban que la ciencia desplazaba a la
religión.

Para los burgueses la teoría evolucionista explicaba su superioridad de clase ya que era el resultado
de una selección natural, transmitida biológicamente. El burgués era miembro de una clase superior
que representaba el nivel más alto de la evolución humana para él, el resto de la sociedad era inferior.
Para alcanzar el concepto de "raza superior" los sometidos tenían que aceptar su inferioridad y acatar
a la dominación burguesa, esto incluía a las clases "peligrosas" y a las mujeres de todas las clases
sociales. Esto significa que las mujeres burguesas solo debían demostrar la capacidad y el mérito de
los varones, ocultando los suyos en el ocio y el lujo. Su superioridad social solo podía ser demostrada
a través de las órdenes que impartían a los criados (cuya presencia distinguía a la burguesía de las
clases inferiores). Se formaba así, una estructura familiar, una autocracia patriarcal que se apoyaba
en una red de dependencia social. Esto era absolutamente contradictorio en la sociedad burguesa ya
que sus ideales eran negados dentro del ámbito familiar, no existía la libertad, las oportunidades ni
la persecución del beneficio individual. Además, las familias burguesas eran el núcleo básico de una
red más amplia de relaciones familiares que permitían crear dinastías a través del intercambio de
mujeres y dotes. Estás alianzas, dominaron la historia empresarial del siglo XIX.
Hay que tener en cuenta que toda la decoración de los hogares burgueses era un símbolo del estatus
y de los logros obtenidos. Todos los objetos presentes estaban hechos para perdurar, debían expresar
aspiraciones vitales y espirituales a través de su belleza. Sin embargo esta dualidad entre materia y
espíritu fue denunciada como una hipocresía omnipresente de la burguesía esto, se hace notable en
el ámbito de la sexualidad ya que había reglas de comportamiento: castidad para las mujeres solteras,
fidelidad para las casadas; libertad sexual para los hombres solteros (a excepción de las muchachas
solteras de la burguesía) y tolerancia con la infidelidad de los casados siempre y cuando no se ponga
en peligro la estabilidad familiar. Sin embargo, el mundo burgués estaba obsesionado con el sexo y
esto se hacía visible en los modos de vestir donde se conjugaban elementos de tentación y
prohibición: eran grandes ropajes que marcaban las características sexuales secundarías (la barba y
el vello en los hombres, los senos y caderas en las mujeres). La represión de los instintos sexuales
era un valor elevado para la sociedad.

Por otro lado, durante el siglo XIX se produjo un descenso del peso de la religión entre los varones
burgueses, el indiferentismo, el agnosticismo y el ateísmo fueron las actitudes dominantes. Se
desencadenó una ruptura con las viejas creencias y con la Iglesia elevándose una ola de
anticlericalismo ya que esta, dominaba los ritos de pasaje (bautismo, casamiento, entierros). Esto
también se hizo presente en la ideología de izquierda. La religión se encontraba en declive y la
participación en el culto también. Sin embargo, las religiones persistieron ya que en la burguesía
liberal se registró una cierta nostalgia por las viejas tradiciones surgiendo así "sustitutos" como por
ejemplo los complejos rituales laicos y la nueva forma religiosa, el espiritismo, que aseguraba la
supervivencia del alma sobre las "bases" de la ciencia experimental. Además, la religión fue utilizada
para mantener en orden a las clases "peligrosas" y a las mujeres ya que eran proclives al desorden.
Se convirtió en un pilar para la estabilidad y la moralidad frente a los peligros que amenazaban el
orden burgués.

El mundo del trabajo:

La clase obrera entre 1850 y 1880 representaba en toda Europa la cuarta o tercera parte de la
población. Sin embargo era una clase en formación. Aunque desde el punto de vista económico
formaba parte de un mercado de trabajo asalariado concentrado en las fábricas con un trabajo
disciplinado en máquinas, socialmente, muchos de los trabajadores aún no podían ser incluidos
dentro de esta definición económica de clase obrera. Pese a esto, las condiciones de vida de los
trabajadores tendió a unificarse: se acostumbraron a la vida de la ciudad apartada de las tradiciones
rurales siendo hijos de obreros que trabajaban desde pequeños. La clase obrera, adquiría un papel
más definido pero no era aún una clase homogénea:

* En la cúspide se encontraban los obreros "especializados" quiénes eran capaces de fabricar y


arreglar una máquina. Recibían un mejor pago y se encontraban en una mejor posición para
"negociar" con los patrones. Muchos, aspiraban a "mejorar" sus condiciones de vida logrando formar
parte de la pequeña burguesía para que sus hijos abandonen el trabajo manual y formen parte de
los "trabajadores de cuello blanco". Con la alfabetización y el desarrollo del sector terciario lograron
conseguir un claro símbolo de ascenso social.

*Abajo de ellos se encontraba la gran masa de obreros y obreras de fábrica cuya jornada de trabajo
era de 15 o 16 horas diarias, con situaciones de trabajo precarias y bajo la amenaza de periódicas
crisis de desempleo.

*Por debajo, en un tercer escalón, se encontraban los recién emigrados del campo. Eran quiénes por
su indigencia y resignación aceptaban cualquier trabajo a cambio de un salario irrisorio. Cumplían un
papel fundamental en el desarrollo del capitalismo industrial ya que por su constante oferta de mano
de obra barata se mantenía bajo el nivel salarial. Eran peones que no tenían un trabajo fijo ya que
trabajaban de vez en cuando en la construcción de ferrocarriles o en la excavación minera.

Las condiciones de vida eran difíciles pero a lo largo del tiempo cambiaron: hubo progresos en la
seguridad e higiene del trabajo y disminuyó el trabajo infantil. La jornada laboral tendió a disminuir
en parte por la presión de los sindicatos pero también, por el aumento de la productividad que
permitía que en menos tiempo el obrero produjera más. En Alemania en 1880 y 1890, se implementó
un sistema de seguros en relación a situaciones de enfermedad, accidentes, invalidez y vejez aunque
se vio limitado por la falta de inspecciones. El capitalismo desenfrenado comenzaba a suavizarse: un
obrero cansado producía menos valor, un niño deformado por el trabajo minero y fabril nunca llegaría
a ser un obrero robusto.

Además ocurrió un aumento en los salarios que benefició principalmente a los trabajadores
"especializados" ya que para los obreros de fábrica esto implicaba un pequeño aumento sobre el
costo de vida. También ocurrieron mejoras parciales en las viviendas y ciudades obreras aunque
muchos trabajadores continuaban viviendo en el hacinamiento e inseguridad. Pero, según
Hobsbawm, lo que los unía como clase era el sentimiento común hacia el trabajo manual y la
explotación por un destino común que los obligaba a ganarse un jornal con sus propias manos.
Además, la creciente segregación a las que estaban sometidos por parte de la burguesía (no le
gustaba la aspiración al ascenso social). Compartían espacios de sociabilidad (taberna) formando un
modo de pensar común.

Las mejoras en las condiciones de vida ocurrieron a través de la organización colectiva: En Inglaterra,
se desarrollaron los sindicatos que presionaron a los patrones a través de la huelga como amenaza.
En Francia, luego de las revoluciones del '48, los sindicatos y organizaciones obreras estaban
controladas. Generando, asociaciones de resistencia para los empresarios quienes creían, que las
sociedades de producción y ayuda mutua podían ser instrumentos para abolir el trabajo asalariado.
Existía una cierta desconfianza hacia el liberalismo burgués y una indiferencia al juego político
electoral. En Alemania, en 1860, se registró un nuevo brote socialista encabezado por los viejos
artesanos. En 1863 se fundó la Unión de Asociaciones de trabajadores alemanes que en 1875 se
transformó en el Partido Obrero Socialdemócrata. Era el primer partido socialista europeo que
utilizaba al máximo los recursos de la democracia para actuar sobre el Estado promoviendo reformas
y dando forma a la clase obrera con la influencia política.

En esta época la clase obrera era una fuerza social vista como "peligrosa" y luego de las revoluciones
del '48, en lo burgueses existía el miedo de una nueva insurrección. Pero, esta época, no fue buena
para las revoluciones ya que el movimiento revolucionario se encontraba desarmado y según Marx,
había nacido prematuramente. La clase obrera no tenía coherencia ni conciencia que posibilite llevar
a cabo una revolución por lo que había que abocarse a la organización en espera de una nueva crisis
cíclica del capitalismo. Sin embargo, comenzaron a surgir algunas iniciativas en materia de
organización y que, en 1864 culminó con la formación en Londres de la Asociación Internacional de
Trabajadores que nació de algunos sindicatos ingleses movilizados por preocupaciones inmediatas y
de franceses exiliados. Para los ingleses, el objetivo era presionar a la burguesía apoyando las
huelgas, para los franceses, se trataba de lograr una emancipación de los trabajadores a través de
una educación política de las masas. En esta asociación se reunieron individuos de distintas vertientes
incluido Marx. Esto, preocupaba a quienes la miraban como un conjunto de ambiciones que se movían
para derribar al mundo burgués. Sin embargo, tuvo sus limitaciones ya que sus acciones estaban
paralizadas por las discusiones entre Marx y los anarquistas y además, tuvo muy poca influencia en
los obreros industriales a diferencia de los artesanos. Pero su mayor debilidad fue su mismo
"internacionalismo" que chocaba con el carácter nacional de los sindicatos: Cuando estalló la guerra
franco-alemana en 1870, los trabajadores asumieron como franceses o alemanes y lucharon contra
los de su misma clase. Se enfrentaban a un problema de nacionalidades. En 1872 dejó de existir ya
que no pudo sobrevivir a la guerra ni mucho menos al fracaso de la Comuna de París en 1871 la cual,
fue percibida como una "lucha de clases" en donde la Internacional ejerció muy poca influencia: Con
el fin de la guerra, la federación de la guardia nacional francesa trató de conservar las armas que
tenía asegurando los cañones comprados gracias a la subscripción pública y, cuando el jefe francés
Thiers envío tropas a retirarlos, una muchedumbre ejecutó a dos generales generando un conflicto
entre el gobierno conservador y el "pueblo" de París.

Aunque la Comuna duró poco, nutrió el terror en los gobiernos que se vio reflejado en la brutal
represión que le precedió. Además, posibilitó la creación de la Liga de los Tres Emperadores
(Alemania, Austria y Rusia) en 1873 que defendía a los tronos e instituciones que se veían
amenazados por este radicalismo. La Comuna se convirtió en un símbolo que representaba el fin de
las grandes insurrecciones.

Un mundo a la defensiva: aristócratas y campesinos.

Las aristocracias aún conservaban el poder ya que se sustentaban a través de sus riquezas y la
explotación de las tierras que les proporcionaba grandes rentas. Influían políticamente, en especial
en el mundo rural. La más influyente fue la aristocracia inglesa, en el siglo XIX, ya que se adaptó a
la situación dándole un lugar a la alta burguesía formando una nueva elite.

La aristocracia alemana era mucho más conservadora pero también más débil ya que en ella solo
contaban los "Junkers" quiénes controlaban el suelo del capitalismo agrario. Eran un cerrado grupo
de casta que despreciaba a la burguesía liberal y mercantil. Tenía una actitud conservadora frente a
la política y la religión pero poseían un gran afecto por el arte militar. Además controlaban muchos
de los puestos de la administración imperial. En Francia, era una clase heterogénea en la que se
encontraba la nobleza anterior a 1879 y los burgueses ricos que vivían cómo nobles. Aunque
perdieron el poder luego de 1830 aun así mantenían un gran prestigio social y muchas veces se les
confiaba el destino del país. La supervivencia de la aristocracia en Europa puso en límites la conquista
europea, la burguesía experimentaba un complejo de inferioridad frente a esta y trataba de imitarla
e insertarse en ella.

El mundo campesino en este periodo seguía siendo importante. Aunque en Inglaterra en 1880 solo
constituía el 10% de la población activa, en Alemania y Francia la situación era diferente: En
Alemania, a pesar de los cambios en la agricultura la presencia campesina era aún notable. Sin
embargo, predominaba un campesino propietario que explotaba, con la ayuda familiar, la tierra. Pese
a los años difíciles por la competencia extranjera el campesinado alemán resistía y sobrevivía. Francia,
en cambio, era un país de campesinos y entre 1850 y 1880 constituía la mitad de la población activa
que resistía toda innovación. Eran sumamente individualistas, se negaban a la cooperación.
Constituían un mundo estable sin reivindicaciones especiales. Las sociedades del antiguo régimen
buscaban sobrevivir pero con la expansión del capitalismo el mundo cambiaba y se consolidaba la
burguesía.

Las ideas y los movimientos políticos y sociales:

Con la burguesía, triunfaba el liberalismo, sin embargo, comenzó a tener resistencias y recibió
grandes críticas tanto de la izquierda como de la derecha. Por consiguiente sufrió transformaciones:

Si bien tenía mucho prestigio pues fue el único capaz de desplazar las ideas tradicionalistas, las
fuerzas conservadoras de Europa se alinearon para atacarlo y, lo consideraron como una doctrina
errónea y peligrosa que conducía a la destrucción del orden social. Sin embargo, estos procedían por
reacción sin alcanzar propuestas positivas, la Iglesia jugó un papel importante. El anglicanismo en
Inglaterra, el protestantismo en Alemania y el catolicismo en los países latinos se convirtieron en la
fortaleza del conservadurismo. En especial la católica quién se expresó en contra del liberalismo. La
Iglesia aún controlaba a la sociedad, en especial a las familias burguesas ya que ejercía poder sobre
las mujeres, las ceremonias de bautismo, casamiento y entierros y la educación. Sin embargo en
1880 perdió una gran cantidad de estos controles. En consecuencia lo que mantenía en pie al
conservadurismo fueron las fuerzas armadas, dónde perduraban las tradiciones aristocráticas en un
mundo burgués que comenzaba a democratizarse.

Uno de los principales problemas del liberalismo fue la democracia: las "masas" (clase obrera)
constituían un gran sector que importaba en la política por lo que todos los sistemas políticos tenían
que darle un lugar. Esto aterrorizaba a los burgueses ya que para ellos eran peligrosas e ignorantes.
El liberalismo carecía de teorías sólidas frente a la democracia, que basaba sus fundamentos políticos
en la participación de la "nación" en la vida política defendiendo los derechos individuales, siendo
necesario una ampliación del derecho al voto pero, el problema radicaba en su límite. Luego de las
presiones populares de 1860 se volvía imposible que la política se aislara del debate sobre el sufragio
universal, en consecuencia, muchos países occidentales ampliaron el derecho al voto. Esto fue así,
porque la burguesía necesitaba la “fuerza del número”, precisaba de los votos e incluso de movilizar
a los “no burgueses” que constituían la mayoría. Convirtiéndose el liberalismo en una fuerza política
que lograba movilizar a todos los sectores mayoritarios pero, se vio fuertemente sacudido por este
proceso de democratización. Se tuvo que adaptar a las necesidades de la sociedad generadas por la
industrialización, atrayendo a la gran población y disminuyendo el poder aristocrático. Formando así,
una rama del liberalismo más democrático, calificado como radical, progresista o reformista. Sin
embargo estas tendencias llevaron, a que los burgueses liberales se acercaran cada vez más al
conservadurismo, nutridos por el terror del “reinado de las masas”. Estos buscaron mantener sus
posiciones conquistadas y lo hicieron posible a través del nacionalismo. Si bien en un principio estaba
ligado a los principios liberales y democráticos, el término “nación” comenzó a emplearse, en el siglo
XIX, para definir a los grupos ideológicos de derecha que estaban en contra de las ideas liberales,
socialistas y extranjeras.

Con la caída de las comunidades reales, la idea de “nación” llenaba ese vacío en la sociedad y en el
siglo XIX se la vinculaba con la idea de “nación-Estado” ya que este último era el que la creaba. Al
debilitarse los antiguos nexos sociales, el Estado, debía mantener la cohesión creando nuevos a
través de los símbolos nacionales y la instrucción pública estatal. Pero, fue el conservadurismo de las
fuerzas armadas el que configuró el nuevo concepto de nacionalismo agresivo y militante basado en
la idea de la “grandeza de la nación” a través de la “superioridad” de una nación sobre otras, esto se
vinculaba con el imperialismo ya que para ser una “gran nación” era necesario ser una “potencia
mundial”, quienes lograban ser un imperio se imponían en el futuro. Para lograrlo, se modificó la
conciencia política europea, la cual, tenía el deber de transmitir a los pueblos conquistados los
avances de su civilización. Se establecía un dominio por parte de los “superiores” sobre los
“inferiores”. La idea de nación derivaba a la de raza: las razas blancas, en especial las arias,
dominaban a los pueblos de color por su “superioridad” y mayor cultura. El antisemitismo se expandió
por toda Europa hacia 1880, y se renovaron los antiguos postulados que reclamaban la asimilación
de los judíos en las diversas naciones solo si renunciaban a su peculiar cultura y religión. En muchos
lugares de Europa, aparecieron las nuevas voces que pedían la exclusión de este grupo del cuerpo
de la “nación”. Aparecieron además, los que amenazaban con el exterminio de aquellos que no
emigraban voluntariamente.

El desafío de la sociedad burguesa: socialismo y revolución.

Dentro de la izquierda se agrupaban contrincantes con un número cada vez más considerable. Las
tendencias ideológicas fueron variadas: anarquistas y socialistas, sindicalistas y reformistas, debatían
las formas que debía de asumir la liberación del proletariado de la sociedad burguesa. Sin embargo,
el horizonte ideológico se clarifico con el socialismo marxista que se imponía en los distintos grupos
de izquierda de Europa, esto no quiere decir que no hayan existido excepciones como España, Italia
y Rusia (que eran sociedades rurales con escaso desarrollo industrial) en donde el socialismo científico
de Marx y Engels tenía muy poco poder en relación con la imagen de sociedad descentralizada que
representaba el anarquismo. Inglaterra también era la excepción ya que el movimiento sindical
aspiraba a discretas reformas sin perturbar el sistema establecido, era una política social reformista
dentro del marco del sistema parlamentario con un apoyo reciproco entre partidos y sindicatos. Sin
embargo, el socialismo marxista se impuso en el continente. El que cumplió un papel importante fue
la socialdemocracia alemana que en 1890, adoptó un programa que se ajustaba a las ideas de Marx.
En el cual declaraba que: “la transformación de la propiedad privada capitalista de los medios de
producción en propiedad privada” era la condición necesaria para la liberación “no solo del
proletariado, sino de toda la humanidad”. Es decir se necesitaba una preparación ideológica del
proletariado para la revolución socialista y, diversas reformas políticas que mejoren sus condiciones
de vida. Pero, este programa no era estrictamente “revolucionario” sino que se trataba de un proceso
“evolucionista” en el cual, el mismo proceso histórico junto con el desarrollo económico, le daría a la
clase obrera (de manera irremediable y automática), el poder político siempre y cuando mantuviera
su conciencia de clase y unidad. Fue el programa que más éxito tuvo en Europa, transformándose
en el modelo a alcanzar para los otros partidos socialistas europeos.

Su influencia quedó demostrada cuando la Segunda Internacional Socialista organizó en Paris en


1889 un congreso en el que se tomaron medidas “combativas” como la declaración del 1° de mayo
(dia de la lucha del movimiento obrero internacional por la jornada a favor de ocho horas). Esto
constituyó un consentimiento de la socialdemocracia a la presión que ejercían los grupos más
radicalizados. El 1° de mayo se trasformó en la bandera del movimiento socialista y para algunos
países como Francia fue considerado, el dia de lucha contra el orden establecido. Para 1890, se
imponía este tipo de socialismo mientras disminuía la influencia anarquista.

No obstante, la unidad ideológica dentro de la Segunda Internacional no fue duradera, ya que se


había desencadenado el problema de ¿hasta qué punto se tenía que colaborar con los gobiernos
burgueses?, lo que favoreció el estallido de grandes conflictos, por lo que la socialdemocracia
alemana tuvo que establecer su posición: el socialismo no tenía que participar en alianzas burguesas
y esto, en relación con su posición “evolucionista” conducía a un “inmovilismo” que fue denunciado
por grupos socialistas que buscaban recuperar el impulso revolucionario del marxismo.

Se desencadenó un debate sobre la naturaleza que debía asumir la “revolución” y se planteó la idea
de huelga política. Diversas huelgas generales sacudían a los países europeos a comienzos del siglo
XX, la Revolución Rusa de 1905 demostró lo que se podía esperar de los trabajadores en una huelga
de masas. Con esta experiencia, Rosa de Luxemburgo fue una de las principales defensoras de la
huelga general como método de lucha ya que generaría la caída de la sociedad burguesa e instauraría
la “dictadura del proletariado”. La revolución socialista seria el resultado de la acción espontanea de
las masas. Las ideas de Rosa, se oponían a la estrategia de Lenin, del Partido Socialdemócrata ruso,
quien consideraba que el partido debía transformarse en una “organización de revolucionarios
profesionales” dirigida autoritariamente en donde las masas proletarias y sus sindicatos debían estar
subordinados a la conducción partidaria sin participar de la lucha.

En el congreso del Partido Socialdemócrata ruso de 1903, Lenin expuso su estrategia revolucionaria.
Sus oponentes fueron vencidos dando origen a la denominación bolcheviques (a favor de Lenin) y
mencheviques (en contra). Se formaba un nuevo ciclo en la izquierda socialista que, junto con la
crisis de la ideología tradicional y el desarrollo de una extensa gama de direcciones políticas,
generaban grandes tensiones en la sociedad, anunciando la guerra y la revolución.

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