SUMARIO

IPHASE AÑO XXXVIII -1998 - N. 2241

·phase
REVISTA BIMESTRAL·DE PASTORAL LITÚRGICA
vinculada al
INSTITUTO SUPERIOR DE LITURGIA DE BARCELONA

Director: José Aldazábal.

Secretario de redacción: Josep Urdeix.
Consejo: J. Bellavista (Barcelona), D. Borobio (Salamanca), J.M. LA COLABORACIÓN DE LOS LAICOS
Canals (Roma), M. Carmona (Jaén), J. Castellano (Roma), EN EL MINISTERIO
P. Parnés (Barcelona), C. Fforistán (Madrid), A:.
Franquesa (Montserrat), J. Gomis (Barcelona), R.
González(Orense), J. López (CiudadRodrigo), P. Uabrés
(Mallorca), J. Llopis (Barcelona), L. Maldonado (Madrid), EDITORIAL. La Pascua de Odo Casel. Hace cincuenta
J. Martín Velasco (Madrid), I. Oñatibia (Vitoria), L. Prat años. (J. A.)................................................................... 91.:.94
(Solsona), A. Puig. (Tarragona), A. Taulé (Barcelona), P.·
Tena (Barcelona), E. V ilanova (Montserrat).
PERE TENA, La colaboración de los laicos en el ministerio 95-106
DIONISIO BoROBIO, Ministerio sacerdotal y ministerios
laicales ............................................................................ 107-131
SALVADOR PIÉ, Los ministerios confiados a los laicos ......... 133-153

· Precio de suscripción para 1998:

España: 3.990 ptas.
Otros países (envío correo superficie): 38 $ DOCUMENTOS
Otros países (envío correo aéreo): 49 $ Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la cola­
Precio de este número: 750 ptas. bor.ación de los fieles laicos en el sagrado ministe-
rio de los sacerdotes (Vaticano, 15 de agosto de 1997) 155-178
Publicada por
CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA NOTAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................ 179-183
Rivadeneyra 6.7. (Tel.: 93-302 22 35 y Fax: 93-318 42 18) M. Som, A. TRIACCA (ed.), Pontifica/e Romanum. Editio Prínceps
08002 - Barcelona (1595-1596) (J. Bellavista).- R. PACIK, "Last des Tages" oder

ISSN 0210-3877 / D.L.: B. 7504 - 1961 Imprenta: Firotip, S.L

 SUMARIO
IPHASE AÑO XXXVIII -1998 - N. 2241

·phase
REVISTA BIMESTRAL·DE PASTORAL LITÚRGICA
vinculada al
INSTITUTO SUPERIOR DE LITURGIA DE BARCELONA

Director: José Aldazábal.

Secretario de redacción: Josep Urdeix.
Consejo: J. Bellavista (Barcelona), D. Borobio (Salamanca), J.M. LA COLABORACIÓN DE LOS LAICOS
Canals (Roma), M. Carmona (Jaén), J. Castellano (Roma), EN EL MINISTERIO
P. Parnés (Barcelona), C. Fforistán (Madrid), A:.
Franquesa (Montserrat), J. Gomis (Barcelona), R.
González(Orense), J. López (CiudadRodrigo), P. Uabrés
(Mallorca), J. Llopis (Barcelona), L. Maldonado (Madrid), EDITORIAL. La Pascua de Odo Casel. Hace cincuenta
J. Martín Velasco (Madrid), I. Oñatibia (Vitoria), L. Prat años. (J. A.)................................................................... 91.:.94
(Solsona), A. Puig. (Tarragona), A. Taulé (Barcelona), P.·
Tena (Barcelona), E. V ilanova (Montserrat).
PERE TENA, La colaboración de los laicos en el ministerio 95-106
DIONISIO BoROBIO, Ministerio sacerdotal y ministerios
laicales ............................................................................ 107-131
SALVADOR PIÉ, Los ministerios confiados a los laicos ......... 133-153

· Precio de suscripción para 1998:

España: 3.990 ptas.
Otros países (envío correo superficie): 38 $ DOCUMENTOS
Otros países (envío correo aéreo): 49 $ Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la cola­
Precio de este número: 750 ptas. bor.ación de los fieles laicos en el sagrado ministe-
rio de los sacerdotes (Vaticano, 15 de agosto de 1997) 155-178
Publicada por
CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA NOTAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................ 179-183
Rivadeneyra 6.7. (Tel.: 93-302 22 35 y Fax: 93-318 42 18) M. Som, A. TRIACCA (ed.), Pontifica/e Romanum. Editio Prínceps
08002 - Barcelona (1595-1596) (J. Bellavista).- R. PACIK, "Last des Tages" oder

ISSN 0210-3877 / D.L.: B. 7504 - 1961 Imprenta: Firotip, S.L

En realidad, esta imagen, ciertamente bíblica pero en modo alguno una
de las más neotestamentarias, es preciso interpretarla en el conjunto de
las restantes imágenes de comunión presentadas a lo largo del primer
capítulo de la misma Constitución. Y sobre todo-como lo hacen los textos
conciliares- es preciso no separarla de las otras dos imágenes de carácter
trinitario: la Iglesia es Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu (cf. Lumen
gentium, n. 7 y Presbyterorum ordinis, n. 1).
La imagen de Pueblo de Dios es fácil y rica, especialmente cuando
se contempla con el trasfondo del éxodo -como, de hecho, la presenta
Lumen gentium, 9- per9, al mismo tiempo, resulta peligrosa a partir
del momento en que se banaliza o se seculariza: entonces la Iglesia
puede ser asimilada a un pueblo sin más, con sus esperanzas y tristezas,
con sus decisiones y sus leyes, con sus dirigentes y sus ciudadanos,
incluso con su religión y sus ritos... Cuando la Iglesia es contemplada
desde esta perspectiva, todo queda deformado. Se piensa en la Iglesia
como si se tratara de una asociación que se autogestiona, cuyos
dirigentes son elegidos porque representan al pueblo, cuyas corrientes
de opinión llegan a imponerse, etc. Cuando la Iglesia es contemplada
desde esta óptica, podemos preguntamos cuál es la relación de una
asociación de esta índole con Dios y con la salvación de Jesucristo y
cuál es el "margen que se da" al Espíritu Santo... 1
Clérigos y laicos
Una de las deformaciones más claras que pueden derivarse de una
visión secularizada del Pueblo de Dios es la de entender mal la relación
entre clérigos y laicos o, quizá en último término, la de no entender
qué significa una cosa y otra en la Iglesia.
Un fuerte soplo del Espíritu ha dado a la Iglesia de nuestro tiempo
una intensa conciencia de la profunda igualdad, en dignidad, de todos
los bautizados en Cristo, así como una experiencia de vocación
universal a la santidad y a la participación en la misión de la Iglesia.
Nunca como en la actualidad, a buen seguro, se había pensado tanto
1 Esta observación fue hecha en el Sínodo extraordinario de los obispos del
año 1985, al revisar la recepción del Concilio Vaticano 11. Véase la Relación final
de este Sínodo, 11, a) 4.
96 - Pere Tena
que la Iglesia debe manifestarse en comunidades vivas, participativas,
responsables en cada uno de sus miembros...
Cuando esta realidad es contemplada como un don de Dios que
nos ha sido dado en la historia por medio de la encamación y del
misterio pascual de Jesucristo, no es difícil darse cuenta de que la
mediación de los apóstoles, enviados desde el principio por el Señor,
es esencial en la vida de la Iglesia. Asimismo es esencial la sucesión
en este ministerio, que se realiza en los tres órdenes ministeriales de
los obispos, de los presbíteros y de los diáconos. Por medio de los
apóstoles, el Evangelio llega hasta nosotros y son celebrados los
misterios que nos permiten entrar en comunión de vida con el Señor.
Hablar de clérigos y laicos quiere decir -ni más ni menos- que
en la Iglesia hay unos cristianos que "están" en el ministerio de la
sucesión apostólica y que otros no "están" en él. Dando por sentado,
además, que la diferencia no la han dado los hombres, sino el Espíritu
de Dios, a través de la ordenación.
¿Funcionarios eclesiásticos?
Desde la perspectiva que acabamos de apuntar, la distinción entre
clérigos y laicos puede expresarse también por su referenci� al
sacramento del Orden. Los clérigos han recibido este sacramento y
los laicos no. Un cristiano es plenamente tal, en su constitución
personal como miembro de la Iglesia, cuando ha sido bautizado y
confirmado, y participa en la Eucaristía. Un cristiano "es" cristiano y
no solamente "hace" de cristiano. Y porque es cristiano tiene derecho
a todo aquello que corresponde a los miembros del Pueblo de Dios:
recibir la formación cristiana, participar en los sacramentos de la
Iglesia, participar en la vida de la comunidad cristiana, dar testimonio
-con palabras y obras- de su fe en todos los aspectos de la vida y
transmitirla en su entorno.
Cuando un cristiano recibe la sagrada ordenación comienza
también a "ser", y no solamente a "hacer", algo nuevo. Comienza a
ser un� "personificación" de Cristo Cabeza de la Iglesia (in persona
Christi). La ordenación le da la gracia del Espíritu Santo que lo
configura a Jesucristo y le comunica aquella autoridad sagrada que
Cristo Resucitado dio a los Apóstoles para que continuasen a través de
los tiempos la misión que el Padre le había confiado (cf. Mt 28,18-20).
La colaboración de los laicos en el ministerio - 97
En realidad, esta imagen, ciertamente bíblica pero en modo alguno una
de las más neotestamentarias, es preciso interpretarla en el conjunto de
las restantes imágenes de comunión presentadas a lo largo del primer
capítulo de la misma Constitución. Y sobre todo-como lo hacen los textos
conciliares- es preciso no separarla de las otras dos imágenes de carácter
trinitario: la Iglesia es Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu (cf. Lumen
gentium, n. 7 y Presbyterorum ordinis, n. 1).
La imagen de Pueblo de Dios es fácil y rica, especialmente cuando
se contempla con el trasfondo del éxodo -como, de hecho, la presenta
Lumen gentium, 9- per9, al mismo tiempo, resulta peligrosa a partir
del momento en que se banaliza o se seculariza: entonces la Iglesia
puede ser asimilada a un pueblo sin más, con sus esperanzas y tristezas,
con sus decisiones y sus leyes, con sus dirigentes y sus ciudadanos,
incluso con su religión y sus ritos... Cuando la Iglesia es contemplada
desde esta perspectiva, todo queda deformado. Se piensa en la Iglesia
como si se tratara de una asociación que se autogestiona, cuyos
dirigentes son elegidos porque representan al pueblo, cuyas corrientes
de opinión llegan a imponerse, etc. Cuando la Iglesia es contemplada
desde esta óptica, podemos preguntamos cuál es la relación de una
asociación de esta índole con Dios y con la salvación de Jesucristo y
cuál es el "margen que se da" al Espíritu Santo... 1
Clérigos y laicos
Una de las deformaciones más claras que pueden derivarse de una
visión secularizada del Pueblo de Dios es la de entender mal la relación
entre clérigos y laicos o, quizá en último término, la de no entender
qué significa una cosa y otra en la Iglesia.
Un fuerte soplo del Espíritu ha dado a la Iglesia de nuestro tiempo
una intensa conciencia de la profunda igualdad, en dignidad, de todos
los bautizados en Cristo, así como una experiencia de vocación
universal a la santidad y a la participación en la misión de la Iglesia.
Nunca como en la actualidad, a buen seguro, se había pensado tanto
1 Esta observación fue hecha en el Sínodo extraordinario de los obispos del
año 1985, al revisar la recepción del Concilio Vaticano 11. Véase la Relación final
de este Sínodo, 11, a) 4.
96 - Pere Tena
que la Iglesia debe manifestarse en comunidades vivas, participativas,
responsables en cada uno de sus miembros...
Cuando esta realidad es contemplada como un don de Dios que
nos ha sido dado en la historia por medio de la encamación y del
misterio pascual de Jesucristo, no es difícil darse cuenta de que la
mediación de los apóstoles, enviados desde el principio por el Señor,
es esencial en la vida de la Iglesia. Asimismo es esencial la sucesión
en este ministerio, que se realiza en los tres órdenes ministeriales de
los obispos, de los presbíteros y de los diáconos. Por medio de los
apóstoles, el Evangelio llega hasta nosotros y son celebrados los
misterios que nos permiten entrar en comunión de vida con el Señor.
Hablar de clérigos y laicos quiere decir -ni más ni menos- que
en la Iglesia hay unos cristianos que "están" en el ministerio de la
sucesión apostólica y que otros no "están" en él. Dando por sentado,
además, que la diferencia no la han dado los hombres, sino el Espíritu
de Dios, a través de la ordenación.
¿Funcionarios eclesiásticos?
Desde la perspectiva que acabamos de apuntar, la distinción entre
clérigos y laicos puede expresarse también por su referenci� al
sacramento del Orden. Los clérigos han recibido este sacramento y
los laicos no. Un cristiano es plenamente tal, en su constitución
personal como miembro de la Iglesia, cuando ha sido bautizado y
confirmado, y participa en la Eucaristía. Un cristiano "es" cristiano y
no solamente "hace" de cristiano. Y porque es cristiano tiene derecho
a todo aquello que corresponde a los miembros del Pueblo de Dios:
recibir la formación cristiana, participar en los sacramentos de la
Iglesia, participar en la vida de la comunidad cristiana, dar testimonio
-con palabras y obras- de su fe en todos los aspectos de la vida y
transmitirla en su entorno.
Cuando un cristiano recibe la sagrada ordenación comienza
también a "ser", y no solamente a "hacer", algo nuevo. Comienza a
ser un� "personificación" de Cristo Cabeza de la Iglesia (in persona
Christi). La ordenación le da la gracia del Espíritu Santo que lo
configura a Jesucristo y le comunica aquella autoridad sagrada que
Cristo Resucitado dio a los Apóstoles para que continuasen a través de
los tiempos la misión que el Padre le había confiado (cf. Mt 28,18-20).
La colaboración de los laicos en el ministerio - 97
 alimentan de la predicación, son fortalecidos en su vida y en su
ministerio por la entera comunidad ... Son también, por tanto,
destinatarios de la acción pastoral. Es preciso que el segundo punto
resulte igualmente claro: los laicos -de vida consagrada o no- están
llamados a ejercer en la Iglesia el don que han recibido del Espíritu
Santo para el bien de todos (cf. lCo 12,7). ¿Qué significaría, de otra
manera, la afirmación paulina?
El sentido correcto de la afirmación inicial es el que da Lumen
gentium cuando afirma que el sacerdocio ministerial tiene como misión
"formar el pueblo sacerµotal" (n. 10). Formarlo, ciertamente, no con
las propias fuerzas humanas, sino gracias a la mediación ministerial
de la acción de Dios, por la Palabra y por los Sacramentos.
La acción del laicado no es la de "formar el pueblo sacerdotal",
sino l& de vivir como pueblo sacerdotal, con todo el dinamismo del
Espíritu y en todas las dimensiones de la comunión en Cristo. Las
palabras que acompañan la unción con el crisma que se efectúa
inmediatamente después del bautismo expresan precisamente esta
verdad: "Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo... te
consagre con el crisma de la salvación para que entres a formar parte
de su pueblo y seas para siempre miembro de Cristo, sacerdote, profeta
y rey, para la vida eterna".
Una forma específica de acción: la asamblea litúrgica
La acción del laicado tiene una proyección directa en la asamblea
litúrgica. El sacerdocio espiritual de todos los fieles se expresa tanto
en los sacramentos como en las virtudes (cf. Lumen gentium, n. 11).
El laico bautizado y confirmado es un miembro de pleno derecho en
la asamblea litúrgica y su acción se incluye en lo que denominamos
"participación". Esta participación tiene aspectos fundamentales
espirituales -la comunión consciente y fructuosa con el misterio
celebrado, la adecuación de su espíritu a las palabras que escucha y
que dice- y aspectos visibles -el canto, el gesto, los movimientos...-
Participar es, sobre todo, un hecho espiritual en la fe.
También hay un tipo de participación que va más allá de uno
mismo: los servicios a: la asamblea o a los ministerios sagrados. Leer
las lecturas, moderar los cantos, cantar en grupo especializado, ayudar
100- Pere Tena _______________,_________
en el altar, etc., son servicios que los miembros de la asamblea litúrgica
están llamados a realizar para que el conjunto de la acción tenga la
armonía que le corresponde.
Puede darse el caso de que algunos laicos realicen este servicio
de una forma estable, porque el obispo se lo ha confiado: entonces el
Derecho habla de "ministerios" (cf. Código de Derecho Canónico, c.
230,1). Serán, en concreto, el de Lector y el de Acólito, al servicio
respectivamente de la Palabra y del Sacerdote en el altar. Estos
"ministerios" no constituirán a los laicos que los ejerzan en clérigos. 3
Son ministerios propios de los laicos, aunque el Derecho Canónico
prevé que quienes se·preparan para el ministerio ordenado se ejerciten
antes en estos servicios (cf. CIC, c. 1035). Podría pensarse, incluso,
que sería bueno hablar más de "servicios" que de "ministerios" -a
pesar de que ·en sí mismas las palabras signifiquen originariamente la
misma realidad- puesto que la palabra "ministerio" parece más
vinculada a la ordenación. 4
No siempre, con todo, las asambleas litúrgicas cuentan con
particip�ntes que tengan confiad.os establemente estos servicios.
Entonces será preciso que el responsable de la celebración, el sacerdote
o el diácono en su caso, vele para que alguno de los miembros de la
asamblea lleve a cabo estos servicios (canon 230,2). El principio es el de
la Constitución conciliar: "En las celebraciones litúrgicas, cada cual,
ministro o fiel, al desempeñar su oficio, debe hacer todo y sólo aquello
que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas
litúrgicas" (SC 28). Es obvio que no se puede obligar a las personas a
realizar servicios que no quieren llevar a cabo, ni tampoco invitar a que
los ejerzan aquellas personas que no se sabe si son competentes. El bien
de la asamblea es el principio básico, pero los fieles que pueden realizar
estos servicios no deberían negarse a ello cuando se lo piden. En último
término, el mismo sacerdote celebrante puede asumir estos servicios si
se considera que sólo él está preparado de una manera inmediata. Es mejor
eso antes que crear situaciones de tensión en la liturgia.
3 Véase la Instrucción citada, Principios teológicos, 2, y la cita de
Christifidelis laici, n. 23.
4 Véase Instrucción, Disposiciones prácticas, l.
_________ La, colaboración de los laicos en el ministerio - 101
 alimentan de la predicación, son fortalecidos en su vida y en su
ministerio por la entera comunidad ... Son también, por tanto,
destinatarios de la acción pastoral. Es preciso que el segundo punto
resulte igualmente claro: los laicos -de vida consagrada o no- están
llamados a ejercer en la Iglesia el don que han recibido del Espíritu
Santo para el bien de todos (cf. lCo 12,7). ¿Qué significaría, de otra
manera, la afirmación paulina?
El sentido correcto de la afirmación inicial es el que da Lumen
gentium cuando afirma que el sacerdocio ministerial tiene como misión
"formar el pueblo sacerµotal" (n. 10). Formarlo, ciertamente, no con
las propias fuerzas humanas, sino gracias a la mediación ministerial
de la acción de Dios, por la Palabra y por los Sacramentos.
La acción del laicado no es la de "formar el pueblo sacerdotal",
sino l& de vivir como pueblo sacerdotal, con todo el dinamismo del
Espíritu y en todas las dimensiones de la comunión en Cristo. Las
palabras que acompañan la unción con el crisma que se efectúa
inmediatamente después del bautismo expresan precisamente esta
verdad: "Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo... te
consagre con el crisma de la salvación para que entres a formar parte
de su pueblo y seas para siempre miembro de Cristo, sacerdote, profeta
y rey, para la vida eterna".
Una forma específica de acción: la asamblea litúrgica
La acción del laicado tiene una proyección directa en la asamblea
litúrgica. El sacerdocio espiritual de todos los fieles se expresa tanto
en los sacramentos como en las virtudes (cf. Lumen gentium, n. 11).
El laico bautizado y confirmado es un miembro de pleno derecho en
la asamblea litúrgica y su acción se incluye en lo que denominamos
"participación". Esta participación tiene aspectos fundamentales
espirituales -la comunión consciente y fructuosa con el misterio
celebrado, la adecuación de su espíritu a las palabras que escucha y
que dice- y aspectos visibles -el canto, el gesto, los movimientos...-
Participar es, sobre todo, un hecho espiritual en la fe.
También hay un tipo de participación que va más allá de uno
mismo: los servicios a: la asamblea o a los ministerios sagrados. Leer
las lecturas, moderar los cantos, cantar en grupo especializado, ayudar
100- Pere Tena _______________,_________
en el altar, etc., son servicios que los miembros de la asamblea litúrgica
están llamados a realizar para que el conjunto de la acción tenga la
armonía que le corresponde.
Puede darse el caso de que algunos laicos realicen este servicio
de una forma estable, porque el obispo se lo ha confiado: entonces el
Derecho habla de "ministerios" (cf. Código de Derecho Canónico, c.
230,1). Serán, en concreto, el de Lector y el de Acólito, al servicio
respectivamente de la Palabra y del Sacerdote en el altar. Estos
"ministerios" no constituirán a los laicos que los ejerzan en clérigos. 3
Son ministerios propios de los laicos, aunque el Derecho Canónico
prevé que quienes se·preparan para el ministerio ordenado se ejerciten
antes en estos servicios (cf. CIC, c. 1035). Podría pensarse, incluso,
que sería bueno hablar más de "servicios" que de "ministerios" -a
pesar de que ·en sí mismas las palabras signifiquen originariamente la
misma realidad- puesto que la palabra "ministerio" parece más
vinculada a la ordenación. 4
No siempre, con todo, las asambleas litúrgicas cuentan con
particip�ntes que tengan confiad.os establemente estos servicios.
Entonces será preciso que el responsable de la celebración, el sacerdote
o el diácono en su caso, vele para que alguno de los miembros de la
asamblea lleve a cabo estos servicios (canon 230,2). El principio es el de
la Constitución conciliar: "En las celebraciones litúrgicas, cada cual,
ministro o fiel, al desempeñar su oficio, debe hacer todo y sólo aquello
que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas
litúrgicas" (SC 28). Es obvio que no se puede obligar a las personas a
realizar servicios que no quieren llevar a cabo, ni tampoco invitar a que
los ejerzan aquellas personas que no se sabe si son competentes. El bien
de la asamblea es el principio básico, pero los fieles que pueden realizar
estos servicios no deberían negarse a ello cuando se lo piden. En último
término, el mismo sacerdote celebrante puede asumir estos servicios si
se considera que sólo él está preparado de una manera inmediata. Es mejor
eso antes que crear situaciones de tensión en la liturgia.
3 Véase la Instrucción citada, Principios teológicos, 2, y la cita de
Christifidelis laici, n. 23.
4 Véase Instrucción, Disposiciones prácticas, l.
_________ La, colaboración de los laicos en el ministerio - 101
 "El presbítero no es mejor que los demás, pero tiene una
significación y un papel particulares. Es preciso, por tanto, acogerlo
en la comunidad como quien representa a Cristo. No es idéntico a
Cristo, pero hace presente a Cristo, buen Pastor. Debe también, pues,
ser amado. Los colaboradores laicos participan en la actitud pastoral
de Cristo, pero de otra manera.
"El buen Pastor vela por todos. Ayudar al presbítero a guiar la
comunidad es ayudarlo a llevar la carga pastoral total y plena. Eso
comporta un desprendimiento de sí mismo, una real flexibilidad y una
gran amplitud de per�epción..." 8
Conclusión
La Instrucción que motiva estas notas no tiene nada de original.
Basta ver la cantidad de citas explícitas que forman su texto y el
contenido global de sus afirmaciones. Consideramos que la intención
ha sido la de subrayar el marco de la colaboración de los laicos en el
ministerio de los sacerdotes y de ninguna manera poner sordina a la
abundante, generosa, y competente colaboración existente en muchas
Iglesias; menos aún la intención de lanzar una sospecha generalizada.
El hecho que esté firmada por tantos Dicasterios se explica por la
competencia respectiva de todos ellos en la materia que la Instrucción
trata, y no por una voluntad de conceder una relevancia singular al
documento. De hecho, la mayor parte de las afirmaciones se basan en
documentos de autoridad mayor que la de una Instrucción.
Mons. PERE TENA
Barcelona
8. Godfried Card. Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas, en La
documentation catholique, 3 marzo de 1995; véase versión en catalán en
Documents d'Església, n. 635, 1 de julio de 1995, pp. 408-411.
106 - Pere Tena ____________________....;..
PHASE, 224, 1998, 107-131 _____________
MINISTERIO SACERDOTAL,
MINISTERIOS LAICALES
DIONISIO BOROBIO
El Documento publicado por la Santa Sede: "Sobre algunas
cuestiones acerca de la colaboración de losfieles laicos en el sagrado
ministerio de los sacerdotes" (15 de agosto 1997). Tiene gran
importancia, por tratar una cuestión que afecta a la misma esencia y
estructura ministerial de la Iglesia, a la identidad del presbítero y de
los fieles laicos, a su participación y responsabilidad en el
cumplimiento de la misión. El tema había sido objeto de estudio y
discusión, no sólo en el Vaticano II (LG,AA,GS,SC), sino también en
documentos posteriores, como la Ministeria Quaedam" (Pablo V I,
1972) y sobre todo la Christifideles Laici (Juan Pablo II, 1988 = ChL)",
donde se habían vertido algunos "juicios críticos", 1 que llevaron al
Papa a proponer una Comisión, "para estudiar en profundidad los
diversos problemas teológicos, litúrgicos, jurídicos y pastorales
1 "En la misma asamblea sinodal no han faltado, sin embargo, junto a los
positivos,-' otros juicios críticos sobre el uso indiscriminado del término
'ministerio', la confusión y tal vez la igualación entre el sacerdocio común y el
sacerdocio ministerial, la escasa observancia de ciertas leyes y normas
eclesiásticas, la interpretación arbitraria del concepto 'suplencia', la tendencia a
la 'clericalización' de los fieles laicos y el riesgo de crear de hecho una estructura
eclesial de servicio paralela a la fundada en el sacramento del orden" (ChL 23).
-----------Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales - 107
 "El presbítero no es mejor que los demás, pero tiene una
significación y un papel particulares. Es preciso, por tanto, acogerlo
en la comunidad como quien representa a Cristo. No es idéntico a
Cristo, pero hace presente a Cristo, buen Pastor. Debe también, pues,
ser amado. Los colaboradores laicos participan en la actitud pastoral
de Cristo, pero de otra manera.
"El buen Pastor vela por todos. Ayudar al presbítero a guiar la
comunidad es ayudarlo a llevar la carga pastoral total y plena. Eso
comporta un desprendimiento de sí mismo, una real flexibilidad y una
gran amplitud de per�epción..." 8
Conclusión
La Instrucción que motiva estas notas no tiene nada de original.
Basta ver la cantidad de citas explícitas que forman su texto y el
contenido global de sus afirmaciones. Consideramos que la intención
ha sido la de subrayar el marco de la colaboración de los laicos en el
ministerio de los sacerdotes y de ninguna manera poner sordina a la
abundante, generosa, y competente colaboración existente en muchas
Iglesias; menos aún la intención de lanzar una sospecha generalizada.
El hecho que esté firmada por tantos Dicasterios se explica por la
competencia respectiva de todos ellos en la materia que la Instrucción
trata, y no por una voluntad de conceder una relevancia singular al
documento. De hecho, la mayor parte de las afirmaciones se basan en
documentos de autoridad mayor que la de una Instrucción.
Mons. PERE TENA
Barcelona
8. Godfried Card. Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas, en La
documentation catholique, 3 marzo de 1995; véase versión en catalán en
Documents d'Església, n. 635, 1 de julio de 1995, pp. 408-411.
106 - Pere Tena ____________________....;..
PHASE, 224, 1998, 107-131 _____________
MINISTERIO SACERDOTAL,
MINISTERIOS LAICALES
DIONISIO BOROBIO
El Documento publicado por la Santa Sede: "Sobre algunas
cuestiones acerca de la colaboración de losfieles laicos en el sagrado
ministerio de los sacerdotes" (15 de agosto 1997). Tiene gran
importancia, por tratar una cuestión que afecta a la misma esencia y
estructura ministerial de la Iglesia, a la identidad del presbítero y de
los fieles laicos, a su participación y responsabilidad en el
cumplimiento de la misión. El tema había sido objeto de estudio y
discusión, no sólo en el Vaticano II (LG,AA,GS,SC), sino también en
documentos posteriores, como la Ministeria Quaedam" (Pablo V I,
1972) y sobre todo la Christifideles Laici (Juan Pablo II, 1988 = ChL)",
donde se habían vertido algunos "juicios críticos", 1 que llevaron al
Papa a proponer una Comisión, "para estudiar en profundidad los
diversos problemas teológicos, litúrgicos, jurídicos y pastorales
1 "En la misma asamblea sinodal no han faltado, sin embargo, junto a los
positivos,-' otros juicios críticos sobre el uso indiscriminado del término
'ministerio', la confusión y tal vez la igualación entre el sacerdocio común y el
sacerdocio ministerial, la escasa observancia de ciertas leyes y normas
eclesiásticas, la interpretación arbitraria del concepto 'suplencia', la tendencia a
la 'clericalización' de los fieles laicos y el riesgo de crear de hecho una estructura
eclesial de servicio paralela a la fundada en el sacramento del orden" (ChL 23).
-----------Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales - 107
surgidos a partir del gran florecimiento actual de los ministerios
confiados a los fieles laicos".
Nos encontramos, pues, con el resultado del estudio de esta
Comisión, que queremos analizar y valorar con actitud crítica positiva,
y siguiendo los puntos que la estructuran.
PREMISA
La introducción nos recuerda los "altiora principia" de la
renovación "ministerial" en la Iglesia, a partir del Vaticano II: "Del
misterio de la Iglesia ·nace la llamada dirigida a todos los miembros
del Cuerpo místico para que participen activamente en la misión y
edificación del Pueblo de Dios en una comunión orgánica, según los
diversos ministerios y carismas". Al mismo tiempo se refiere a "la
urgencia y la importancia de la acción apostólica de los fieles laicos
en el presente y el futuro de la evangelización, ya que la Iglesia no
puede prescindir de esta obra, porque le es connatural, en cuanto
pueblo de Dios, y porque tiene necesidad de ella para realizar la propia
misión evangelizadora".
Estos principios han llevado a un rejuvenecimiento de la Iglesia,
por la amplia participación de los laicos en las diversas áreas de la
misión, y por "el nuevo estilo de colaboración entre sacerdotes,
religiosos y fieles laicos", que debe estar marcado p·or la
complementariedad entre "el apostolado de los laicos y el ministerio
pastoral". Por todo ello, y recordando el principio de la ChL n. 23,
afirma que "los Pastores son invitados a reconocer y promover los
ministerios, los oficios y las funciones de los fieles laicos, que tienen
su fundamento sacramental en el bautismo y en la confirmación, y
además para muchos de ellos en el matrimonio".
Refiriéndose a la situación de la Iglesia actual, y a la necesidad
de una "nueva evangelización", recuerda en primer lugar "la índole
secular de la misión del laico", y los inmensos horizontes de
compromiso que se le abren, en los diversos ámbitos de la realidad
cultural, social, política, económica...Y, en segundo lugar, recuerda la
existencia de un "campo más especial" de acción, que es "aquel que
se relaciona con el sagrado ministerio de los clérigos, en el ejercicio
del cual pueden ser llamados a colaborar los fieles laicos, hombres y
mujeres"; se trata de tareas íntimamente relacionadas con los deberes
108 - Dionisio Borobio ___________________
de los pastores", y que por tanto exigen "una particular atención para
que se salvaguarden bien, sea la naturaleza y misión del sagrado
ministerio, sea la vocación y la índole secular de los fieles laicos, pues
colaborar no significa, en efecto, sustituir".
Pero, teniendo en cuenta estas precisiones, también se reconoce
que "en muchas iglesias particulares la colaboración de los fieles no
ordenados en el ministerio pastoral del clero se desarrolla de manera
positiva" y dentro de los límites fijados. Algunos de estos fieles "se
ocupan con solicitud de remediar, en la medida en que les es posible,
no siendo marcados por el carácter del sacramento del Orden,
situaciones de emergencia y crónicas necesidades de algunas
comunidades". Todo ello merece la gratitud de la Iglesia.
Es evidente que este punto de partida quiere destacar, junto a
principios y precisiones, la necesidad y positividad de la participación
de los laicos en la vida y misión de la Iglesia. Pero se podrían hacer
algunas indicaciones.
En primer lugar, parece ponerse excesivo acento en la especifi­
cidad de las funciones del "ministro sagrado", como si no le
compitiera también, en su debida medida, una participación en tareas
sociales y "seculares"; y por otro lado, la "índole secular" del fie.l
laico, como si a él no le compitiera también, como derecho y deber, y
según su carisma y vocación, aquellas funciones o tareas que
constituyen la misión de Cristo y de la Iglesia, bien sea en el orden de
la palabra, o de la liturgia, o de la comunión, o de la caridad, tal
como se afirma en los diversos documentos desde el Vaticano /F.
Llama igualmente la atención el que se emplee casi siempre
-quizás con alguna intención reductiva- solamente la expresión
"colaboración", más raramente "participación", y casi nunca
"responsabilización" o "corresponsabilidad"3• La colaboración del
2 Baste recordar, como muestra, este texto de ChL n. 23: "La misión salvífica
de la Iglesia:en el mundo es llevada a cabo no sólo por los ministros en virtud del
sacramento del Orden, sino también por todos los fieles laicos. En efecto, éstos, en
virtud de su condición bautismal y de su específica vocación, participan en el oficio
sacerdotal, profético y real de Jesucristo, cada uno en su propia medida". Cf. AA 5 ...
3 Cf. AA 24, donde trata de las relaciones de los fieles laicos con la jerarquía
y las responsabilidades que pueden encomendarse a los mismos.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laica/es -109
surgidos a partir del gran florecimiento actual de los ministerios
confiados a los fieles laicos".
Nos encontramos, pues, con el resultado del estudio de esta
Comisión, que queremos analizar y valorar con actitud crítica positiva,
y siguiendo los puntos que la estructuran.
PREMISA
La introducción nos recuerda los "altiora principia" de la
renovación "ministerial" en la Iglesia, a partir del Vaticano II: "Del
misterio de la Iglesia ·nace la llamada dirigida a todos los miembros
del Cuerpo místico para que participen activamente en la misión y
edificación del Pueblo de Dios en una comunión orgánica, según los
diversos ministerios y carismas". Al mismo tiempo se refiere a "la
urgencia y la importancia de la acción apostólica de los fieles laicos
en el presente y el futuro de la evangelización, ya que la Iglesia no
puede prescindir de esta obra, porque le es connatural, en cuanto
pueblo de Dios, y porque tiene necesidad de ella para realizar la propia
misión evangelizadora".
Estos principios han llevado a un rejuvenecimiento de la Iglesia,
por la amplia participación de los laicos en las diversas áreas de la
misión, y por "el nuevo estilo de colaboración entre sacerdotes,
religiosos y fieles laicos", que debe estar marcado p·or la
complementariedad entre "el apostolado de los laicos y el ministerio
pastoral". Por todo ello, y recordando el principio de la ChL n. 23,
afirma que "los Pastores son invitados a reconocer y promover los
ministerios, los oficios y las funciones de los fieles laicos, que tienen
su fundamento sacramental en el bautismo y en la confirmación, y
además para muchos de ellos en el matrimonio".
Refiriéndose a la situación de la Iglesia actual, y a la necesidad
de una "nueva evangelización", recuerda en primer lugar "la índole
secular de la misión del laico", y los inmensos horizontes de
compromiso que se le abren, en los diversos ámbitos de la realidad
cultural, social, política, económica...Y, en segundo lugar, recuerda la
existencia de un "campo más especial" de acción, que es "aquel que
se relaciona con el sagrado ministerio de los clérigos, en el ejercicio
del cual pueden ser llamados a colaborar los fieles laicos, hombres y
mujeres"; se trata de tareas íntimamente relacionadas con los deberes
108 - Dionisio Borobio ___________________
de los pastores", y que por tanto exigen "una particular atención para
que se salvaguarden bien, sea la naturaleza y misión del sagrado
ministerio, sea la vocación y la índole secular de los fieles laicos, pues
colaborar no significa, en efecto, sustituir".
Pero, teniendo en cuenta estas precisiones, también se reconoce
que "en muchas iglesias particulares la colaboración de los fieles no
ordenados en el ministerio pastoral del clero se desarrolla de manera
positiva" y dentro de los límites fijados. Algunos de estos fieles "se
ocupan con solicitud de remediar, en la medida en que les es posible,
no siendo marcados por el carácter del sacramento del Orden,
situaciones de emergencia y crónicas necesidades de algunas
comunidades". Todo ello merece la gratitud de la Iglesia.
Es evidente que este punto de partida quiere destacar, junto a
principios y precisiones, la necesidad y positividad de la participación
de los laicos en la vida y misión de la Iglesia. Pero se podrían hacer
algunas indicaciones.
En primer lugar, parece ponerse excesivo acento en la especifi­
cidad de las funciones del "ministro sagrado", como si no le
compitiera también, en su debida medida, una participación en tareas
sociales y "seculares"; y por otro lado, la "índole secular" del fie.l
laico, como si a él no le compitiera también, como derecho y deber, y
según su carisma y vocación, aquellas funciones o tareas que
constituyen la misión de Cristo y de la Iglesia, bien sea en el orden de
la palabra, o de la liturgia, o de la comunión, o de la caridad, tal
como se afirma en los diversos documentos desde el Vaticano /F.
Llama igualmente la atención el que se emplee casi siempre
-quizás con alguna intención reductiva- solamente la expresión
"colaboración", más raramente "participación", y casi nunca
"responsabilización" o "corresponsabilidad"3• La colaboración del
2 Baste recordar, como muestra, este texto de ChL n. 23: "La misión salvífica
de la Iglesia:en el mundo es llevada a cabo no sólo por los ministros en virtud del
sacramento del Orden, sino también por todos los fieles laicos. En efecto, éstos, en
virtud de su condición bautismal y de su específica vocación, participan en el oficio
sacerdotal, profético y real de Jesucristo, cada uno en su propia medida". Cf. AA 5 ...
3 Cf. AA 24, donde trata de las relaciones de los fieles laicos con la jerarquía
y las responsabilidades que pueden encomendarse a los mismos.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laica/es -109
fiel laico con el presbítero, debido precisamente a esta "competencia",
debería ser considerada como normal, aunque no sea lo común la
encomienda de determinados "ministerios".
Finalmente, se viene a formular y precisar el objetivo propio del
documento, con estas palabras: "El objetivo del presente documento,
más bien, es simplemente el de dar una respuesta clara y autorizada a
las urgentes y numerosas peticiones enviadas a nuestros Dicasterios
de parte de obispos, sacerdotes y laicos, los cuales, ante las nuevas
formas de actividad pastpral de los fieles no ordenados en el ámbito
de las parroquias y las diócesis, han pedido ser iluminados...Tales
prácticas, en realidad están presentes de modo especial en algunas
regiones y, a veces, varían bastante al interno de la misma zona".
Como puede apreciarse, el objetivo que se marca tiene una
intención clarificadora y correctiva: salir al paso de aquellos abusos
de interpretación teórica y práctica que, de algún modo, oscurecen la
identidad de la misión del ministerio sacerdotal y la del fiel laico. En
sí, se trata de una finalidad positiva: "dar respuesta clara y
autorizada", y "clarificar" estas cuestiones. Sin embargo, no puede
evitarse la impresión de que se piensa mucho más en aquellos que
superan el máximo permitido, que en aquellos que no llegan al mínimo
exigido.Parece como si se pretendiera "poner freno" a la acción más
significativa de una renovación de la "imagen de Iglesia", cual es la
de la nueva conciencia de pertenencia, participación y
responsabilización de la misión que a todos afecta. Por otra parte,
creemos no se hace suficiente hincapié en la diversidad de situaciones
de Iglesia, así como a la necesidad de renovar algunas formas de
entender el ministerio ordenado, que pueden conducir a ver más
problemas , que los que en realidad existen.
PRINCIPIOS TEOLÓGICOS
A continuación se pasa a proponer y explicar algunos principios
teológicos, en orden a clarificar las cuestiones de fondo que se
plantean.
110 - Dionisio Borobio ___________________
El sacerdocio común y el sacerdocio ministerial
El texto intenta responder a una de las "confusiones" extendidas
en algunos lugares, sea en la concepción o en la praxis de algunos
ministerios, funciones u oficios confiados y desempeñados por los
laicos. En la primera parte destaca cuatro aspectos centrales de la
doctrina vaticana y posvaticana: l. Que todos los bautizados participan
del mismo y único sacerdocio de Cristo. 2. Que esta participación
confiere a todos los bautizados una "común dignidad", una "común
gracia de filiación", una auténtica igualdad". 3. Que esto no obsta para
que "algunos" sean constituidos, por voluntad de Cristo, doctores,
dispensadores de los misterios y pastores para los demás. 4. Que, aún
siendo diferentes el sacerdocio común y el ministerial "esencialmente
y no sólo en grado", se ordenan y complementan el uno al otro4 •
En la segunda parte, se pasa a señalar las diferencias entre
sacerdocio universal y ministerial.
Negativamente, "la diferencia esencial" no se encuentra en la refe­
rencia al sacerdocio de Cristo "que permanece único e indivisible"; y
tampoco se encuentra en la santidad a la que todos son llamados; ni en la
mayor dignidad y honor que merezcan unos sobre otros. Esto no significa
que no se den en la Iglesia diversidad de dones y carismas, de oficios y
funciones, que proceden del Espíritu, para el bien común y la edificación.
Positivamente, señala que "la diversidad está en relación con el
modo de participación en el sacerdocio de Cristo", pues mientras en
el sacerdocio común se participa por el bautismo, y tiene como
finalidad el desarrollo de la gracia y la vida bautismal, en el sacerdocio
ministerial , además, se participa por el sacramento del Orden, y tiene
como finalidad el servicio de la gracia bautismal de todos los
cristianos, lo que ha de suscitar en ellos "una profunda conciencia de
comunión con el pueblo de Dios", y "el desarrollo de la
corresponsabilidad en la común y única misión de salvación", así como
la "valoración de los diversos carismas y tareas"5•
4 Se cita sobre todo LG 10, 32, 4. Pero se recoge también lo afirmado en
Pastores daba vobis, n. 17 (= PDV); ChL 22-23; Catecismo de la Iglesia Católica,
n. 1547 (= CCE).
5 Esta doctrina es igualmente resumen de lo que se afirma en los documentos
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales - I 11
fiel laico con el presbítero, debido precisamente a esta "competencia",
debería ser considerada como normal, aunque no sea lo común la
encomienda de determinados "ministerios".
Finalmente, se viene a formular y precisar el objetivo propio del
documento, con estas palabras: "El objetivo del presente documento,
más bien, es simplemente el de dar una respuesta clara y autorizada a
las urgentes y numerosas peticiones enviadas a nuestros Dicasterios
de parte de obispos, sacerdotes y laicos, los cuales, ante las nuevas
formas de actividad pastpral de los fieles no ordenados en el ámbito
de las parroquias y las diócesis, han pedido ser iluminados...Tales
prácticas, en realidad están presentes de modo especial en algunas
regiones y, a veces, varían bastante al interno de la misma zona".
Como puede apreciarse, el objetivo que se marca tiene una
intención clarificadora y correctiva: salir al paso de aquellos abusos
de interpretación teórica y práctica que, de algún modo, oscurecen la
identidad de la misión del ministerio sacerdotal y la del fiel laico. En
sí, se trata de una finalidad positiva: "dar respuesta clara y
autorizada", y "clarificar" estas cuestiones. Sin embargo, no puede
evitarse la impresión de que se piensa mucho más en aquellos que
superan el máximo permitido, que en aquellos que no llegan al mínimo
exigido.Parece como si se pretendiera "poner freno" a la acción más
significativa de una renovación de la "imagen de Iglesia", cual es la
de la nueva conciencia de pertenencia, participación y
responsabilización de la misión que a todos afecta. Por otra parte,
creemos no se hace suficiente hincapié en la diversidad de situaciones
de Iglesia, así como a la necesidad de renovar algunas formas de
entender el ministerio ordenado, que pueden conducir a ver más
problemas , que los que en realidad existen.
PRINCIPIOS TEOLÓGICOS
A continuación se pasa a proponer y explicar algunos principios
teológicos, en orden a clarificar las cuestiones de fondo que se
plantean.
110 - Dionisio Borobio ___________________
El sacerdocio común y el sacerdocio ministerial
El texto intenta responder a una de las "confusiones" extendidas
en algunos lugares, sea en la concepción o en la praxis de algunos
ministerios, funciones u oficios confiados y desempeñados por los
laicos. En la primera parte destaca cuatro aspectos centrales de la
doctrina vaticana y posvaticana: l. Que todos los bautizados participan
del mismo y único sacerdocio de Cristo. 2. Que esta participación
confiere a todos los bautizados una "común dignidad", una "común
gracia de filiación", una auténtica igualdad". 3. Que esto no obsta para
que "algunos" sean constituidos, por voluntad de Cristo, doctores,
dispensadores de los misterios y pastores para los demás. 4. Que, aún
siendo diferentes el sacerdocio común y el ministerial "esencialmente
y no sólo en grado", se ordenan y complementan el uno al otro4 •
En la segunda parte, se pasa a señalar las diferencias entre
sacerdocio universal y ministerial.
Negativamente, "la diferencia esencial" no se encuentra en la refe­
rencia al sacerdocio de Cristo "que permanece único e indivisible"; y
tampoco se encuentra en la santidad a la que todos son llamados; ni en la
mayor dignidad y honor que merezcan unos sobre otros. Esto no significa
que no se den en la Iglesia diversidad de dones y carismas, de oficios y
funciones, que proceden del Espíritu, para el bien común y la edificación.
Positivamente, señala que "la diversidad está en relación con el
modo de participación en el sacerdocio de Cristo", pues mientras en
el sacerdocio común se participa por el bautismo, y tiene como
finalidad el desarrollo de la gracia y la vida bautismal, en el sacerdocio
ministerial , además, se participa por el sacramento del Orden, y tiene
como finalidad el servicio de la gracia bautismal de todos los
cristianos, lo que ha de suscitar en ellos "una profunda conciencia de
comunión con el pueblo de Dios", y "el desarrollo de la
corresponsabilidad en la común y única misión de salvación", así como
la "valoración de los diversos carismas y tareas"5•
4 Se cita sobre todo LG 10, 32, 4. Pero se recoge también lo afirmado en
Pastores daba vobis, n. 17 (= PDV); ChL 22-23; Catecismo de la Iglesia Católica,
n. 1547 (= CCE).
5 Esta doctrina es igualmente resumen de lo que se afirma en los documentos
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales - I 11
 Finalmente, queriendo concretar más las características
diferenciantes del sacerdocio común y ministerial, señala los dos
aspectos que cree esenciales: 1. "El sacerdocio ministerial tiene su raíz
en la sucesión apostólica y está dotado de una potestad sacra, la cual
consiste en la facultad y responsabilidad de obrar en persona de Cristo
Cabeza y pastor". 2. Esto es lo que hace de los sagrados ministros
servidores de Cristo y de la Iglesia, por medio de la proclamación
autorizada de la Palabra de Dios, de la celebración de los sacramentos,
y de la guía pastoral de los fieles"6• 3. Aunque no lo señala como
característica especial, insiste en el carácter diacónico del sacerdocio
ministerial, pues está "totalmente al servicio de Cristo y de la Iglesia".
El texto, de redacción poco clara, recoge esencialmente la
doctrina vaticana y posvaticana, con algunos acentos y algunos
silencios que se pueden señalar:
- Destaca su fuerte acento cristológico y, aunque presente en
diversos momentos, aparece menos marcada la dimensión
pneumatológica y eclesiológica de los dos sacerdocios.
- A nuestro entender, debería haber señalado más el que "la
diversidad está en el modo" sacramental por el que se expresa la
participación en el sacerdocio de Cristo que, en el caso del sacerdocio
ministerial es, además, el sacramento del Orden.
-Aunque, citando a "Pastores dabo vobis" n. 74, se alude a la
corresponsabilidad y la valoración de todos los carismas y tareas,
habría sido conveniente una insistencia mayor en este diálogo
corresponsable, ya que son muchos los sacerdotes que aún se niegan
a él, y por otra parte viene exigido por las mismas estructuras de
participación exigidas por la Iglesia (v.gr. Consejos Pastorales de la
comunidad parroquial (cf. C/C 511.536.537).
-El situar la "diversidad" en el desarrollo de la gracia bautismal
(sacerdocio universal), y en el servicio al sacerdocio común ayudando
al desarrollo de esta gracia (sacerdocio ministerial), nos parece que
arriba citados, sobre todo LG 10; CCE 1547. 1592; PDV 17... El texto podía haber
aludido más a AA 3; PDV 18.
6 Se apoya en las siguientes fuentes: LG 10, 18, 27,28; PO 2, 6; CCE 1538,
1576, 875, 1592; PDV 15, 16.
112 - Dionisia Borobio ___________________
no tiene en cuenta la reversibilidad de servicio que en realidad se
puede y debe dar. Pues es evidente que también los ministros
ordenados están llamados a desarrollar en sí la gracia bautismal, ya
que por ser sacerdotes no renuncian a su sacerdocio común, y que
también los fieles laicos pueden contribuir a que los ordenados
desarrollen de modo evangélico y coherente su gracia o carisma
ministerial.
- Lo mismo cabe decir de la "diakonía" que, incluso en su
radicalidad (estar totalmente al servicio de la Iglesia) se cumple en
no pocos fieles laicos, en virtud de su carisma o vocación y del
desempeño de algún ministerio dentro de la Iglesia, aunque no se
exprese con la ''formalidad" de un compromiso para siempre, y al
modo sacramental como sucede en el ordenado.
- Al concretar más las "características que diferencian un
sacerdocio de otro, se destaca, como es doctrina común, que la raíz
está en la "sucesión apostólica", y en que se les dota de una "potestad
sacra", para obrar "en persona de Cristo cabeza y pastor", y así ser
"servidores de Cristo y de la Iglesia" en la palabra, los sacramentos
y la conducción de la comunidad. Pero cabe señalar algunos matices,
que a nuestro entender habrían completado el sentido:
la "sucesión apostólica" debe ser complementada con la
"apostolicidad" de todo el pueblo de Dios, llamado al apostolado
(ej. AA);
la "potestad sacra" es una "potestad mediada" por la Iglesia, a
través del sacramento del Orden y de la encomienda oficial;
implica una consagración y cualificación en orden a representar
"de forma especial", porque cualquier fiel, en alguna medida,
representa también a Cristo y a la Iglesia;
el sacerdocio ministerial también "procede" (en la 'medida en que
la Iglesia intervien� mediadoramente de múltiples formas) de la Iglesia
y es para actuar "en nombre de la Iglesia". Este aspecto aparece muy
"disminuido", si comparamos el texto con otros del Magisterio7•
- También llama la atención, finalmente, que no se aluda a la
relación· de este sacerdocio ministerial con el mundo y la tarea
misionera. Pues no se trata solamente de una misión "ad intra" de la
7 Véase, por ejemplo: PO 2; ChL 22; PDV 18 y 74; CEC 1552-1553.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -113
 Finalmente, queriendo concretar más las características
diferenciantes del sacerdocio común y ministerial, señala los dos
aspectos que cree esenciales: 1. "El sacerdocio ministerial tiene su raíz
en la sucesión apostólica y está dotado de una potestad sacra, la cual
consiste en la facultad y responsabilidad de obrar en persona de Cristo
Cabeza y pastor". 2. Esto es lo que hace de los sagrados ministros
servidores de Cristo y de la Iglesia, por medio de la proclamación
autorizada de la Palabra de Dios, de la celebración de los sacramentos,
y de la guía pastoral de los fieles"6• 3. Aunque no lo señala como
característica especial, insiste en el carácter diacónico del sacerdocio
ministerial, pues está "totalmente al servicio de Cristo y de la Iglesia".
El texto, de redacción poco clara, recoge esencialmente la
doctrina vaticana y posvaticana, con algunos acentos y algunos
silencios que se pueden señalar:
- Destaca su fuerte acento cristológico y, aunque presente en
diversos momentos, aparece menos marcada la dimensión
pneumatológica y eclesiológica de los dos sacerdocios.
- A nuestro entender, debería haber señalado más el que "la
diversidad está en el modo" sacramental por el que se expresa la
participación en el sacerdocio de Cristo que, en el caso del sacerdocio
ministerial es, además, el sacramento del Orden.
-Aunque, citando a "Pastores dabo vobis" n. 74, se alude a la
corresponsabilidad y la valoración de todos los carismas y tareas,
habría sido conveniente una insistencia mayor en este diálogo
corresponsable, ya que son muchos los sacerdotes que aún se niegan
a él, y por otra parte viene exigido por las mismas estructuras de
participación exigidas por la Iglesia (v.gr. Consejos Pastorales de la
comunidad parroquial (cf. C/C 511.536.537).
-El situar la "diversidad" en el desarrollo de la gracia bautismal
(sacerdocio universal), y en el servicio al sacerdocio común ayudando
al desarrollo de esta gracia (sacerdocio ministerial), nos parece que
arriba citados, sobre todo LG 10; CCE 1547. 1592; PDV 17... El texto podía haber
aludido más a AA 3; PDV 18.
6 Se apoya en las siguientes fuentes: LG 10, 18, 27,28; PO 2, 6; CCE 1538,
1576, 875, 1592; PDV 15, 16.
112 - Dionisia Borobio ___________________
no tiene en cuenta la reversibilidad de servicio que en realidad se
puede y debe dar. Pues es evidente que también los ministros
ordenados están llamados a desarrollar en sí la gracia bautismal, ya
que por ser sacerdotes no renuncian a su sacerdocio común, y que
también los fieles laicos pueden contribuir a que los ordenados
desarrollen de modo evangélico y coherente su gracia o carisma
ministerial.
- Lo mismo cabe decir de la "diakonía" que, incluso en su
radicalidad (estar totalmente al servicio de la Iglesia) se cumple en
no pocos fieles laicos, en virtud de su carisma o vocación y del
desempeño de algún ministerio dentro de la Iglesia, aunque no se
exprese con la ''formalidad" de un compromiso para siempre, y al
modo sacramental como sucede en el ordenado.
- Al concretar más las "características que diferencian un
sacerdocio de otro, se destaca, como es doctrina común, que la raíz
está en la "sucesión apostólica", y en que se les dota de una "potestad
sacra", para obrar "en persona de Cristo cabeza y pastor", y así ser
"servidores de Cristo y de la Iglesia" en la palabra, los sacramentos
y la conducción de la comunidad. Pero cabe señalar algunos matices,
que a nuestro entender habrían completado el sentido:
la "sucesión apostólica" debe ser complementada con la
"apostolicidad" de todo el pueblo de Dios, llamado al apostolado
(ej. AA);
la "potestad sacra" es una "potestad mediada" por la Iglesia, a
través del sacramento del Orden y de la encomienda oficial;
implica una consagración y cualificación en orden a representar
"de forma especial", porque cualquier fiel, en alguna medida,
representa también a Cristo y a la Iglesia;
el sacerdocio ministerial también "procede" (en la 'medida en que
la Iglesia intervien� mediadoramente de múltiples formas) de la Iglesia
y es para actuar "en nombre de la Iglesia". Este aspecto aparece muy
"disminuido", si comparamos el texto con otros del Magisterio7•
- También llama la atención, finalmente, que no se aluda a la
relación· de este sacerdocio ministerial con el mundo y la tarea
misionera. Pues no se trata solamente de una misión "ad intra" de la
7 Véase, por ejemplo: PO 2; ChL 22; PDV 18 y 74; CEC 1552-1553.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -113
"el derecho y deber", la admiración y gratitud a tantos laicos, que
con su entrega están manteniendo viva la llama de la fe en muchos
lugares de la Iglesia.
Insustituibilidad del ministerio ordenado
Se trata de poner en claro la relación ministerio-comunidad. El
texto pretende defender el principio orgánico-jerárquico de la Iglesia,
según el cual el ministerio procede de Cristo, y no de la comunidad, o
por delegación o por ctiterios organizativos al modo democrático­
político. Tampoco se puede plantear la cuestión en alternativa: "o la
comunidad precede al ministerio o éste precede a la comunidad", pues
ambos se dan desde el principio, y en una cierta medida, unidos. Lo
cierto es que el sacerdocio ministerial es necesario e insustituible en
la comunidad eclesial, pues si falta "se encuentra privada de la
presencia y de la función sacramental de Cristo Cabeza y Pastor". Esto
está exigiendo una pastoral de vocaciones "diligente, bien organizada
y permanente...una cuidadosa formación en los seminarios...Otra
solución resultaría precaria".
El problema de fonda que se plantea, no sólo tiene un referente en
la diversa interpretación del ministerio en las Iglesias protestantes (que
acentúan más el origen e importancia de la comunidad: interpretación
más pneumatológica), y la Iglesia católica (que acentúa más el origen
en Cristo: interpretación más cristológica); sino también en algunas
interpretaciones "al modo de los sistemas democráticos" actuales, para
promover el ministerio ordenado. Pero, superados los extremos de
interpretación que al respecto pueda haber, se impone igualmente el
reconocer la estrecha relación entre ministerios y comunidad; la
necesaria intervención de la comunidad en la elección, formación y
destinación de los ministros (recuérdese la primitiva Iglesia y la elección
de obispos, s. III); la evolución y renovación de formas que se ha dado y
se debe dar para que esta intervención sea eficaz; la exigencia que la
misma comunidad plantea de tener "tantos y tales" ministerios, cuantos
son necesarios para el.cumplimiento de la misión... Otros documentos
católicos (prescindiendo aquí de los de carácter ecuménico, nunca
116 - Dionisia Borobio ___________________
citados en nuestro texto9) han planteado el tema de la relación
ministerios-comunidad de forma más completa y ponderada10•
Por otro lado, parece caerse en una cierta contradicción, al
afirmar, por una parte, la necesidad e insustituibilidad del ministro
ordenado en una comunidad, y por otra parte al "encerrarse" en un
"modelo" cultural, y por tanto no necesariamente permanente, de
promoción y acceso a dicho ministerio, rechazando cualquier otro
camino o solución. El que este camino haya sido y sea válido en la
Iglesia, no puede llevar a una cierta "dogmatización" del mismo. Las
vías de acceso al ministerio pueden ser diversas. La misión siempre
tendrá prioridad sobre el modelo. Si el cumplimiento de la misión es
lo más importante, si el ministerio ordenado es insustituible, si la
comunidad eclesial necesita y tiene derecho a un pastor, si los caminos
pueden ser diversos..., creemos que la Iglesia debería hacer un
esfuerzo mayor por responder a estos principios y exigencias, con unos
planteamientos más abiertos y dialogantes, sin renunciar a aquello
que viene practicando desde siglos.
La colaboración de fieles no ordenados en el ministerio pastoral
El párrafo trata de las posibilidades de colaboración de los fieles
laicos en tareas que en sí pertenecen al ministerio ordenado, siguiendo
las normas que al respecto propone el Código (sobre todo CIC 225-
230): "Algunas de estas tareas corresponderían a cualquier fiel, sea o
no ordenado, otras al contrario se colocan en la línea del directo
servicio en el sagrado ministerio de los fieles ordenados. Respecto a
estas últimas tareas o funciones, los fieles no ordenados no son
9 Recuérdense, por ejemplo, los Documentos del Grupo de Dombes, Para
una ·reconciliación de los ministerios (1973); El Espíritu Santo, la Iglesia y los
sacramentos (1980). El del Grupo Luterano-católico, Eucaristía y ministerio
(1970). El de Fe y Constitución, La reconciliación de las Iglesias: un bautismo,
una eucaristía y un ministerio mutuamente reconocido (Acera 1974); Hacia un
consenso ecuménico sobre el bautismo, la eucaristía y el ministerio (Loccum
1977); Bautismo, eucaristía y ministerio (Lima 1982)... Si de verdad es y se juzga
importante el diálogo ecuménico, resulta extraño que en ningún momento se aluda
a él, en tema tan significativo.
10 Cf. además de los del Vaticano 11, la misma PDV 16, 74.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -117
"el derecho y deber", la admiración y gratitud a tantos laicos, que
con su entrega están manteniendo viva la llama de la fe en muchos
lugares de la Iglesia.
Insustituibilidad del ministerio ordenado
Se trata de poner en claro la relación ministerio-comunidad. El
texto pretende defender el principio orgánico-jerárquico de la Iglesia,
según el cual el ministerio procede de Cristo, y no de la comunidad, o
por delegación o por ctiterios organizativos al modo democrático­
político. Tampoco se puede plantear la cuestión en alternativa: "o la
comunidad precede al ministerio o éste precede a la comunidad", pues
ambos se dan desde el principio, y en una cierta medida, unidos. Lo
cierto es que el sacerdocio ministerial es necesario e insustituible en
la comunidad eclesial, pues si falta "se encuentra privada de la
presencia y de la función sacramental de Cristo Cabeza y Pastor". Esto
está exigiendo una pastoral de vocaciones "diligente, bien organizada
y permanente...una cuidadosa formación en los seminarios...Otra
solución resultaría precaria".
El problema de fonda que se plantea, no sólo tiene un referente en
la diversa interpretación del ministerio en las Iglesias protestantes (que
acentúan más el origen e importancia de la comunidad: interpretación
más pneumatológica), y la Iglesia católica (que acentúa más el origen
en Cristo: interpretación más cristológica); sino también en algunas
interpretaciones "al modo de los sistemas democráticos" actuales, para
promover el ministerio ordenado. Pero, superados los extremos de
interpretación que al respecto pueda haber, se impone igualmente el
reconocer la estrecha relación entre ministerios y comunidad; la
necesaria intervención de la comunidad en la elección, formación y
destinación de los ministros (recuérdese la primitiva Iglesia y la elección
de obispos, s. III); la evolución y renovación de formas que se ha dado y
se debe dar para que esta intervención sea eficaz; la exigencia que la
misma comunidad plantea de tener "tantos y tales" ministerios, cuantos
son necesarios para el.cumplimiento de la misión... Otros documentos
católicos (prescindiendo aquí de los de carácter ecuménico, nunca
116 - Dionisia Borobio ___________________
citados en nuestro texto9) han planteado el tema de la relación
ministerios-comunidad de forma más completa y ponderada10•
Por otro lado, parece caerse en una cierta contradicción, al
afirmar, por una parte, la necesidad e insustituibilidad del ministro
ordenado en una comunidad, y por otra parte al "encerrarse" en un
"modelo" cultural, y por tanto no necesariamente permanente, de
promoción y acceso a dicho ministerio, rechazando cualquier otro
camino o solución. El que este camino haya sido y sea válido en la
Iglesia, no puede llevar a una cierta "dogmatización" del mismo. Las
vías de acceso al ministerio pueden ser diversas. La misión siempre
tendrá prioridad sobre el modelo. Si el cumplimiento de la misión es
lo más importante, si el ministerio ordenado es insustituible, si la
comunidad eclesial necesita y tiene derecho a un pastor, si los caminos
pueden ser diversos..., creemos que la Iglesia debería hacer un
esfuerzo mayor por responder a estos principios y exigencias, con unos
planteamientos más abiertos y dialogantes, sin renunciar a aquello
que viene practicando desde siglos.
La colaboración de fieles no ordenados en el ministerio pastoral
El párrafo trata de las posibilidades de colaboración de los fieles
laicos en tareas que en sí pertenecen al ministerio ordenado, siguiendo
las normas que al respecto propone el Código (sobre todo CIC 225-
230): "Algunas de estas tareas corresponderían a cualquier fiel, sea o
no ordenado, otras al contrario se colocan en la línea del directo
servicio en el sagrado ministerio de los fieles ordenados. Respecto a
estas últimas tareas o funciones, los fieles no ordenados no son
9 Recuérdense, por ejemplo, los Documentos del Grupo de Dombes, Para
una ·reconciliación de los ministerios (1973); El Espíritu Santo, la Iglesia y los
sacramentos (1980). El del Grupo Luterano-católico, Eucaristía y ministerio
(1970). El de Fe y Constitución, La reconciliación de las Iglesias: un bautismo,
una eucaristía y un ministerio mutuamente reconocido (Acera 1974); Hacia un
consenso ecuménico sobre el bautismo, la eucaristía y el ministerio (Loccum
1977); Bautismo, eucaristía y ministerio (Lima 1982)... Si de verdad es y se juzga
importante el diálogo ecuménico, resulta extraño que en ningún momento se aluda
a él, en tema tan significativo.
10 Cf. además de los del Vaticano 11, la misma PDV 16, 74.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -117
 detentores de un derecho a ejercerlas, pero son hábiles para ser
llamados... a ejercerlas según las prescripciones del derecho, o también
donde no haya ministros ... pueden suplirles en algunas de sus
funciones" (CIC 228-230). Recordados estos principios, se advierte
que se evite todo abus_o de interpretación y toda práctica transgresiva,
para lo que exhorta a los Pastores a que adopten las medidas oportunas.
El texto se mueve en un plano de afirmaciones de principio y
normativas. Habría sido necesario una mayor concreción sobre cuáles
son "las tareas específiqas de los pastores", así como sobre cuáles
son aquellas funciones para las que los fieles no ordenados pueden
ser llamados por la jerarquía. Es cierto que esto se va a explicar en
el capítulo siguiente. No obstante, habría sido de desear una mayor
concreción.
DISPOSICIONES PRÁCTICAS
La segunda parte del documento está dedicada a proponer algunas
"disposiciones prácticas", que pretenden concretar los principios
anteriormente expuestos.
l. Necesidad de una terminología apropiada
Después del Vaticano II se ha visto la necesidad de aclarar la
terminología empleada para designar la participación o colaboración
de los laicos en el ministerio pastoral11• A esto quiere responder este
primer artículo, ya que en el empleo de los términos "ministeria"
(ministerios), "officia" (oficios), "munera" (funciones), sobre todo
cuando se trata de fieles laicos que desempeñan "algunas funciones
más propias de los clérigos, aunque no exijan el carácter del Orden ...
el lenguaje se hace incierto y confuso". El texto parece reconocer que
11 Sobre esto ya se oyeron voces en el Sínodo sobre los laicos de 1988, y
así fue recogido en la misma ChL 23 al referirse al "uso indiscriminado del término
'ministerio"'. Lo mismo ha sido recordado en diversos momentos por el Papa
Juan Pablo 11: Discurso af. Simposio sobre "Colaboración de los fieles laicos al
ministerio presbiteral" (22 abril 1994): L'Osservatore Romano, 23 abril 1994,
nn. 3-4.
118 - Dionisia Borobio ___________________
hay un uso "lícito", un uso "ilícito", y un uso "permitido" del término
"ministerio"12• El "uso lícito" sería aquél que utiliza "ministerio" para
referirse a la la participación del único ministerio (servicio) de Cristo.
"Sólo la constante referencia al único y fontal ministerio de Cristo
permite, en cierta medida, aplicar también a los fieles no ordenados,
sin ambigüedad, el término 'ministerio"'. En cambio, el uso ilícito
sería cuando se emplea el término para designar los "officia" (oficios),
en sí propios de los ordenados, que temporalmente son confiados a
los laicos, y que son "exclusivamente fruto de la delegación de la
Iglesia". Respecto al uso permitido sería cuando el "fiel no ordenado
puede asumir la denominación general de 'ministro extraordinario',
dadas las condiciones de la "missio canonica", de suplencia temporal,
según derecho 13 , y también cuando se acompaña el determinativo
correspondiente, v.gr. ministerio del catequista, acólito, lector. Y señala
finalmente otra restricción: "No es lícito, por tanto, que los fieles no
ordena_dos asuman, por ejemplo, la denominación de 'pastor', de
'capellán', de 'coordinador', 'moderador' o de títulos semejantes que
podrían confundir su función con la del Pastor, que es únicamente el
Obispo y el presbítero".
- El texto merece alguna sugerencia y comentario, en primer
lugar porque, a nuestro entender, carece de la claridad pretendida,
no sabiéndose al final cuándo está permitido y cuándo prohibido el
uso del término "ministerio". Por una parte, se afirma que está
permitido aplicarlo a los laicos cuando se trata de los "munera" que
desempeñan, participando del único sacerdocio de Cristo. Por otra,
12 La calificación de "lícito", "ilícito" y "permitido" es nuestra, no del texto
origi_nal. Lo hacemos para aclarar un texto en sí demasiado confuso.
13 Se citan los cann. 230, 3; 943 y 1112. El canon 230 ya lo hemos citado
en la nota 8. El can. 943 se refiere al "ministro de la exposición del Santísimo
Sacramento y de la bendición eucarística" que, en circunstancias peculiares, sólo
para la exposición y reserva, pero sin bendición, lo son el acólito, el ministro
extraordinario de la sagrada comunión u otro encargado por el ordinario del lugar,
observando las prescripciones dictadas por el obispo diocesano". Y el can. 1112, ! -
afirma: "Donde no haya sacerdotes ni diáconos, el obispo diocesano, previo voto
favorable de la Conferencia Episcopal y obtenida licencia de la Santa Sede, puede
delegar a laicos para que asistan a los matrimonios".
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laica/es - 119
 detentores de un derecho a ejercerlas, pero son hábiles para ser
llamados... a ejercerlas según las prescripciones del derecho, o también
donde no haya ministros ... pueden suplirles en algunas de sus
funciones" (CIC 228-230). Recordados estos principios, se advierte
que se evite todo abus_o de interpretación y toda práctica transgresiva,
para lo que exhorta a los Pastores a que adopten las medidas oportunas.
El texto se mueve en un plano de afirmaciones de principio y
normativas. Habría sido necesario una mayor concreción sobre cuáles
son "las tareas específiqas de los pastores", así como sobre cuáles
son aquellas funciones para las que los fieles no ordenados pueden
ser llamados por la jerarquía. Es cierto que esto se va a explicar en
el capítulo siguiente. No obstante, habría sido de desear una mayor
concreción.
DISPOSICIONES PRÁCTICAS
La segunda parte del documento está dedicada a proponer algunas
"disposiciones prácticas", que pretenden concretar los principios
anteriormente expuestos.
l. Necesidad de una terminología apropiada
Después del Vaticano II se ha visto la necesidad de aclarar la
terminología empleada para designar la participación o colaboración
de los laicos en el ministerio pastoral11• A esto quiere responder este
primer artículo, ya que en el empleo de los términos "ministeria"
(ministerios), "officia" (oficios), "munera" (funciones), sobre todo
cuando se trata de fieles laicos que desempeñan "algunas funciones
más propias de los clérigos, aunque no exijan el carácter del Orden ...
el lenguaje se hace incierto y confuso". El texto parece reconocer que
11 Sobre esto ya se oyeron voces en el Sínodo sobre los laicos de 1988, y
así fue recogido en la misma ChL 23 al referirse al "uso indiscriminado del término
'ministerio"'. Lo mismo ha sido recordado en diversos momentos por el Papa
Juan Pablo 11: Discurso af. Simposio sobre "Colaboración de los fieles laicos al
ministerio presbiteral" (22 abril 1994): L'Osservatore Romano, 23 abril 1994,
nn. 3-4.
118 - Dionisia Borobio ___________________
hay un uso "lícito", un uso "ilícito", y un uso "permitido" del término
"ministerio"12• El "uso lícito" sería aquél que utiliza "ministerio" para
referirse a la la participación del único ministerio (servicio) de Cristo.
"Sólo la constante referencia al único y fontal ministerio de Cristo
permite, en cierta medida, aplicar también a los fieles no ordenados,
sin ambigüedad, el término 'ministerio"'. En cambio, el uso ilícito
sería cuando se emplea el término para designar los "officia" (oficios),
en sí propios de los ordenados, que temporalmente son confiados a
los laicos, y que son "exclusivamente fruto de la delegación de la
Iglesia". Respecto al uso permitido sería cuando el "fiel no ordenado
puede asumir la denominación general de 'ministro extraordinario',
dadas las condiciones de la "missio canonica", de suplencia temporal,
según derecho 13 , y también cuando se acompaña el determinativo
correspondiente, v.gr. ministerio del catequista, acólito, lector. Y señala
finalmente otra restricción: "No es lícito, por tanto, que los fieles no
ordena_dos asuman, por ejemplo, la denominación de 'pastor', de
'capellán', de 'coordinador', 'moderador' o de títulos semejantes que
podrían confundir su función con la del Pastor, que es únicamente el
Obispo y el presbítero".
- El texto merece alguna sugerencia y comentario, en primer
lugar porque, a nuestro entender, carece de la claridad pretendida,
no sabiéndose al final cuándo está permitido y cuándo prohibido el
uso del término "ministerio". Por una parte, se afirma que está
permitido aplicarlo a los laicos cuando se trata de los "munera" que
desempeñan, participando del único sacerdocio de Cristo. Por otra,
12 La calificación de "lícito", "ilícito" y "permitido" es nuestra, no del texto
origi_nal. Lo hacemos para aclarar un texto en sí demasiado confuso.
13 Se citan los cann. 230, 3; 943 y 1112. El canon 230 ya lo hemos citado
en la nota 8. El can. 943 se refiere al "ministro de la exposición del Santísimo
Sacramento y de la bendición eucarística" que, en circunstancias peculiares, sólo
para la exposición y reserva, pero sin bendición, lo son el acólito, el ministro
extraordinario de la sagrada comunión u otro encargado por el ordinario del lugar,
observando las prescripciones dictadas por el obispo diocesano". Y el can. 1112, ! -
afirma: "Donde no haya sacerdotes ni diáconos, el obispo diocesano, previo voto
favorable de la Conferencia Episcopal y obtenida licencia de la Santa Sede, puede
delegar a laicos para que asistan a los matrimonios".
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laica/es - 119
 se prohibe cuando se trata de "officia" o tareas que se les confían
temporalmente, y en sí son propias de los ordenados. No se aclara en
concreto cuáles son estos "munera" y "officia". En el parágrafo l,c
tampoco está claro si la denominación "ministro extraordinario" debe
aplicarse a todos los casos a los que se refieren los cánones 230, 943
y 1112; o si sólo al caso del "ministro extraordinario de la comunión"
como lo indica la "Inmensae caritatis" de Pablo VI· o si también al
hablar del catequista hay que decir siempre "minist;o e;traordinario
del catequista" o se puede llamar "ministerio del catequista".
- El texto oficial Yf:OS parece que, lejos de aclarar el tema, lo
confande más todavía. Varias nos parecen las razanes para hacer esta
afirmación:
Parece contradecir, en parte, el uso que en los mismos documentos
oficiales ha tenido hasta el presente el término "ministerio" aplicado a
los laicos, tanto por el Vaticano II, como por los Papas, el mismo Código,
y la mayoría de las Conferencias Episcopales. El Vaticano II hablaba ya
de que la necesidad de estos ministerios, entre los que cuenta los
catequistas, y otros desempeñados por seglares1 4• Pablo V I en la
"Evangelii Nuntiandi" se refiere a los ministerios de "los catequistas,
animadores de la oración y el canto, cristianos consagrados al servicio
de la Palabra o de los hermanos necesitados, jefes de pequeñas
comunidades, responsables de movimientos apostólicos y otros
responsables"15• El mismo Juan Pablo II aplica la palabra, sin restricción
alguna, a los padres en la familia16• También se usa en un sentido amplio
en la exhortación. "Reconciliatio et poenitentia"17• Igualmente en la
14 Véase, sin pretensión de ofrecer aquí un elenco de textos: LG 24-27, 30-38;
AG 15, 19; AA 2-3...
15 EN 73. Lo mismo en el Motu Proprio Ministeria Quaedam (1972)
16 Familiaris Consortio 53, por ejemplo: "El ministerio de evangelización
de los padres cristiano es original e insustituible... el ministerio de evangelización
y de catequesis de la Iglesia doméstica..." Y el n. 38: "El deber educativo recibe
del sacramento del matrimonio la dignidad y la llamada a ser un verdadero y propio
"ministerio" de la Iglesia al servicio de la edificación de sus miembros".
17 En el n. 23, refiriéndose a la promoción de la penitencia y reconciliación,
que afecta a todos los miembros de la Iglesia, dice: "A este ministerio, basado e
iluminado por los principios de la fe... podemos dar el nombre de pastoral de la
penitencia y de la reconciliación".
120 - Dionisia Borobio ___________________
"Redemptoris missio"18• Y son numerosas las Conferencias Episcopales
que han empleado en sus documentos el término "ministerio" para
señalar las fanciones encomendadas a los laicos, cuando cumplen los
requisitos señalados por la "Ministeria Quaedam" de Pablo VI.
Creemos habría sido más clarificador el haber explicado la
diferencia entre el "ministerio ordenado" y los "ministerios laicales",
insistiendo en las características propias que definen un "ministerio
laica!" y las que lo diferencian, tanto de un simple "servicio"
desempeñado por cualquier fiel laico, como del ministerio de aquél
que ha sido consagrado, cualificado y destinado por el sacramento
del Orden, con un compromiso y permanencia "para siempre", en
representación de Cristo Cabeza y Pastor, y al servicio especial de la
comunidad eclesial. Nos parece que las "precisiones" que ofrece
nuestro texto serán difícilmente comprensibles tanto para pastores
como para laicos, allí donde ya se han consolidado estos "ministerios
laicales" (África, América, Europa...), y la expresión, lo mismo que
la realización, lejos de ofrecer algún problema, ha clarificado la
estructura ministerial de la Iglesia, y ha potenciado la participación
y colaboración de losfieles bautizados. Por eso, tampoco vemos razón
para que se afirme que "no es lícito" llamar a estos "ministros" laicos
con las expresiones de "coordinador" o "moderador", o por ejemplo
"responsable", pues esta función, al nivel y en la extensión de
representatividad que le compete a cada uno, la tiene que desempeñar
. de hecho cualquier fiel laico que asume una responsabilidad respecto
a un grupo o movimiento o asociación.
18 El n. 73 va precedido de este título: "La obra de los catequistas y la
variedad de los ministerios". Y en él se dice: "Aunque ha habido un incremento
de los servicios eclesiales y extraeclesiales, el ministerio de los cat�quistas
continúa siendo siempre necesario... " Y el n. 74: "Además de los catequistas,
formas de servicio a la vida de la iglesia y a la misión, así como otros ágentes:
animadores dyJa oración, del canto y de la liturgia; responsables de comunidades
eclesiales de base y de grupos bíblicos; encargados de las obras caritativas;
administradores de los bienes de la Iglesia; dirigentes de los diversos grupos y
asociaciones apostólicas; profesores de religión en las escuelas. Todos los fieles
laicos deben dedicar a la Iglesia parte de su tiempo, viviendo con coherencia la
propia fe".
-----------Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -121
 se prohibe cuando se trata de "officia" o tareas que se les confían
temporalmente, y en sí son propias de los ordenados. No se aclara en
concreto cuáles son estos "munera" y "officia". En el parágrafo l,c
tampoco está claro si la denominación "ministro extraordinario" debe
aplicarse a todos los casos a los que se refieren los cánones 230, 943
y 1112; o si sólo al caso del "ministro extraordinario de la comunión"
como lo indica la "Inmensae caritatis" de Pablo VI· o si también al
hablar del catequista hay que decir siempre "minist;o e;traordinario
del catequista" o se puede llamar "ministerio del catequista".
- El texto oficial Yf:OS parece que, lejos de aclarar el tema, lo
confande más todavía. Varias nos parecen las razanes para hacer esta
afirmación:
Parece contradecir, en parte, el uso que en los mismos documentos
oficiales ha tenido hasta el presente el término "ministerio" aplicado a
los laicos, tanto por el Vaticano II, como por los Papas, el mismo Código,
y la mayoría de las Conferencias Episcopales. El Vaticano II hablaba ya
de que la necesidad de estos ministerios, entre los que cuenta los
catequistas, y otros desempeñados por seglares1 4• Pablo V I en la
"Evangelii Nuntiandi" se refiere a los ministerios de "los catequistas,
animadores de la oración y el canto, cristianos consagrados al servicio
de la Palabra o de los hermanos necesitados, jefes de pequeñas
comunidades, responsables de movimientos apostólicos y otros
responsables"15• El mismo Juan Pablo II aplica la palabra, sin restricción
alguna, a los padres en la familia16• También se usa en un sentido amplio
en la exhortación. "Reconciliatio et poenitentia"17• Igualmente en la
14 Véase, sin pretensión de ofrecer aquí un elenco de textos: LG 24-27, 30-38;
AG 15, 19; AA 2-3...
15 EN 73. Lo mismo en el Motu Proprio Ministeria Quaedam (1972)
16 Familiaris Consortio 53, por ejemplo: "El ministerio de evangelización
de los padres cristiano es original e insustituible... el ministerio de evangelización
y de catequesis de la Iglesia doméstica..." Y el n. 38: "El deber educativo recibe
del sacramento del matrimonio la dignidad y la llamada a ser un verdadero y propio
"ministerio" de la Iglesia al servicio de la edificación de sus miembros".
17 En el n. 23, refiriéndose a la promoción de la penitencia y reconciliación,
que afecta a todos los miembros de la Iglesia, dice: "A este ministerio, basado e
iluminado por los principios de la fe... podemos dar el nombre de pastoral de la
penitencia y de la reconciliación".
120 - Dionisia Borobio ___________________
"Redemptoris missio"18• Y son numerosas las Conferencias Episcopales
que han empleado en sus documentos el término "ministerio" para
señalar las fanciones encomendadas a los laicos, cuando cumplen los
requisitos señalados por la "Ministeria Quaedam" de Pablo VI.
Creemos habría sido más clarificador el haber explicado la
diferencia entre el "ministerio ordenado" y los "ministerios laicales",
insistiendo en las características propias que definen un "ministerio
laica!" y las que lo diferencian, tanto de un simple "servicio"
desempeñado por cualquier fiel laico, como del ministerio de aquél
que ha sido consagrado, cualificado y destinado por el sacramento
del Orden, con un compromiso y permanencia "para siempre", en
representación de Cristo Cabeza y Pastor, y al servicio especial de la
comunidad eclesial. Nos parece que las "precisiones" que ofrece
nuestro texto serán difícilmente comprensibles tanto para pastores
como para laicos, allí donde ya se han consolidado estos "ministerios
laicales" (África, América, Europa...), y la expresión, lo mismo que
la realización, lejos de ofrecer algún problema, ha clarificado la
estructura ministerial de la Iglesia, y ha potenciado la participación
y colaboración de losfieles bautizados. Por eso, tampoco vemos razón
para que se afirme que "no es lícito" llamar a estos "ministros" laicos
con las expresiones de "coordinador" o "moderador", o por ejemplo
"responsable", pues esta función, al nivel y en la extensión de
representatividad que le compete a cada uno, la tiene que desempeñar
. de hecho cualquier fiel laico que asume una responsabilidad respecto
a un grupo o movimiento o asociación.
18 El n. 73 va precedido de este título: "La obra de los catequistas y la
variedad de los ministerios". Y en él se dice: "Aunque ha habido un incremento
de los servicios eclesiales y extraeclesiales, el ministerio de los cat�quistas
continúa siendo siempre necesario... " Y el n. 74: "Además de los catequistas,
formas de servicio a la vida de la iglesia y a la misión, así como otros ágentes:
animadores dyJa oración, del canto y de la liturgia; responsables de comunidades
eclesiales de base y de grupos bíblicos; encargados de las obras caritativas;
administradores de los bienes de la Iglesia; dirigentes de los diversos grupos y
asociaciones apostólicas; profesores de religión en las escuelas. Todos los fieles
laicos deben dedicar a la Iglesia parte de su tiempo, viviendo con coherencia la
propia fe".
-----------Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -121

2. El ministerio de la Palabra
La primera función que se trata es la correspondiente al
"ministerio de la Palabra", que "consiste en la predicación pastoral, la
catequesis, y en puesto privilegiado la homilía". Este "ministerio" es
. propio del obispo, los presbíteros, los diáconos. Dos son los ministerios
a que se refiere: el de la catequesis (catequista) y el de la predicación
(predicador). l. También los fieles laicos "participan, según su índole
propia, de la función profética de Cristo", y de su "compromiso y
generosidad" depende �obre todo la catequesis. "Por tanto, los fieles...
pueden ser llamados a colaborar, en los modos legítimos, en el ejercicio
del ministerio de la palabra" por la catequesis. 2. Más aún, según el
can. 766, "la autoridad puede admitir a los fieles no ordenados a
predicar in ecclesia vel oratorio, si se dan estas condiciones: necesidad
y utilidad de tal encomienda; actuación en armonía con los criterios
de la Conferencia de obispos; conciencia de cumplir una función de
suplencia, y no un "derecho propio"; que esto sólo se aplique en los
casos previstos, y no se convierta en un "hecho ordinario", ni en medio
de "promoción del laicado".
Es importante que las "aplicaciones prácticas" comiencen por la
función profética o de la Palabra. En este caso, se utiliza la palabra
"ministerio" sin dificultad, referido sobre todo a la función, pero
suponiéndose que se aplica también al que la ejerce. Respecto al
ministerio del catequista, hay una presentación de estilo un tanto
''jerarcológico ", situando a losfieles laicos como en último lugar, lo que
parece un tanto injusto, dado que hoy, en la gran mayoría de las
comunidades, son los que realmente ejercen estafunción. Nos parece que
una clarificación mayor habría sido el distinguir entre aquellos laicos
que desempeñan un verdadero "ministerio" de catequesis (por su
preparación, experiencia, dedicación, encomienda, responsabilidad
respecto a otros), y aquellos que cumplen un "servicio" normal de
catequesis, sin el compromiso de los anteriores. Por otro lado, el reducir
el servicio de la Palabra a la catequesis, parece no considerar
suficientemente la entidad y especificidad de la evangelización en sentido
misionero (servicio del evangelizador), y también el servicio de la
enseñanza o educación (servicio o ministerio del educador), tan valorado
122 - Dionisio Borobio ___________________
en otros documentos de la Iglesia19• La advertencia que se hace al final
de que "en la preparación a los sacramentos, los catequistas se
preocupen de orientar a los catequizandos a la figura y función del
sacerdote como el único dispensador de los misterios divinos", nos
parece que, si bien en alguna circunstancia puede ser necesaria, por lo
general es algo que se presupone y desea que así sea.
En cuanto al ministerio de la predicación en iglesias y oratorios,
se insiste en las condiciones que hay que salvar, tal vez de un modo
exagerado y demasiado generalizador, pues es evidente que si el venir
a ser algo más "ordinario" depende de la presencia o ausencia del
sacerdote, el que pueda considerarse como algo que contribuye a
la "promoción del laicado ", si es en el buen sentido, debería
considerarse como algo positivo.
3. La homilía
Se resalta la importancia de la homilía en la celebración
eucarística; se subraya su carácter presidencial y, por tanto, el que deba
"reservarse al ministro sagrado" (obispo, sacerdote, diácono). Se indica
expresamente que quedan excluidos los "fieles no ordenados", aunque
desempeñen otras funciones importantes, como es el caso de los .
"asistentes pastorales" (ministerio extendido en Alemania, Austria), o
aunque se trate de seminaristas. También prohibe de una forma tajante
que la homilía pueda ser pronunciada por sacerdotes o diáconos "que
han perdido el estado clerical... o han abandonado el ejercicio del
sagrado ministerio". Señalado lo que está prohibido, pasa a indicar lo
que está permitido: un "eventual testimonio" en jornadas particulares,
como la del seminario, del enfermo..., como ilustrativo de la homilía;
la posibilidad de un "diálogo" en la homilía, utilizado con prudencia;
y la posibilidad de que "la homilía fuera de la Santa Misa pueda ser
pronunciada por fieles no ordenados"
19 Recuérdense simplemente el Vaticano 11: AG,AA, GE... ; Pablo VI en la
EN; Juan Pablo 11, Catechesi Tradendae; Redemp toris missio... Y más
recientemente: Congregación para el Clero, Directorio general para la catequesis,
1997, nn. 59,216,219,231,233,289 ...
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales - 123

2. El ministerio de la Palabra
La primera función que se trata es la correspondiente al
"ministerio de la Palabra", que "consiste en la predicación pastoral, la
catequesis, y en puesto privilegiado la homilía". Este "ministerio" es
. propio del obispo, los presbíteros, los diáconos. Dos son los ministerios
a que se refiere: el de la catequesis (catequista) y el de la predicación
(predicador). l. También los fieles laicos "participan, según su índole
propia, de la función profética de Cristo", y de su "compromiso y
generosidad" depende �obre todo la catequesis. "Por tanto, los fieles...
pueden ser llamados a colaborar, en los modos legítimos, en el ejercicio
del ministerio de la palabra" por la catequesis. 2. Más aún, según el
can. 766, "la autoridad puede admitir a los fieles no ordenados a
predicar in ecclesia vel oratorio, si se dan estas condiciones: necesidad
y utilidad de tal encomienda; actuación en armonía con los criterios
de la Conferencia de obispos; conciencia de cumplir una función de
suplencia, y no un "derecho propio"; que esto sólo se aplique en los
casos previstos, y no se convierta en un "hecho ordinario", ni en medio
de "promoción del laicado".
Es importante que las "aplicaciones prácticas" comiencen por la
función profética o de la Palabra. En este caso, se utiliza la palabra
"ministerio" sin dificultad, referido sobre todo a la función, pero
suponiéndose que se aplica también al que la ejerce. Respecto al
ministerio del catequista, hay una presentación de estilo un tanto
''jerarcológico ", situando a losfieles laicos como en último lugar, lo que
parece un tanto injusto, dado que hoy, en la gran mayoría de las
comunidades, son los que realmente ejercen estafunción. Nos parece que
una clarificación mayor habría sido el distinguir entre aquellos laicos
que desempeñan un verdadero "ministerio" de catequesis (por su
preparación, experiencia, dedicación, encomienda, responsabilidad
respecto a otros), y aquellos que cumplen un "servicio" normal de
catequesis, sin el compromiso de los anteriores. Por otro lado, el reducir
el servicio de la Palabra a la catequesis, parece no considerar
suficientemente la entidad y especificidad de la evangelización en sentido
misionero (servicio del evangelizador), y también el servicio de la
enseñanza o educación (servicio o ministerio del educador), tan valorado
122 - Dionisio Borobio ___________________
en otros documentos de la Iglesia19• La advertencia que se hace al final
de que "en la preparación a los sacramentos, los catequistas se
preocupen de orientar a los catequizandos a la figura y función del
sacerdote como el único dispensador de los misterios divinos", nos
parece que, si bien en alguna circunstancia puede ser necesaria, por lo
general es algo que se presupone y desea que así sea.
En cuanto al ministerio de la predicación en iglesias y oratorios,
se insiste en las condiciones que hay que salvar, tal vez de un modo
exagerado y demasiado generalizador, pues es evidente que si el venir
a ser algo más "ordinario" depende de la presencia o ausencia del
sacerdote, el que pueda considerarse como algo que contribuye a
la "promoción del laicado ", si es en el buen sentido, debería
considerarse como algo positivo.
3. La homilía
Se resalta la importancia de la homilía en la celebración
eucarística; se subraya su carácter presidencial y, por tanto, el que deba
"reservarse al ministro sagrado" (obispo, sacerdote, diácono). Se indica
expresamente que quedan excluidos los "fieles no ordenados", aunque
desempeñen otras funciones importantes, como es el caso de los .
"asistentes pastorales" (ministerio extendido en Alemania, Austria), o
aunque se trate de seminaristas. También prohibe de una forma tajante
que la homilía pueda ser pronunciada por sacerdotes o diáconos "que
han perdido el estado clerical... o han abandonado el ejercicio del
sagrado ministerio". Señalado lo que está prohibido, pasa a indicar lo
que está permitido: un "eventual testimonio" en jornadas particulares,
como la del seminario, del enfermo..., como ilustrativo de la homilía;
la posibilidad de un "diálogo" en la homilía, utilizado con prudencia;
y la posibilidad de que "la homilía fuera de la Santa Misa pueda ser
pronunciada por fieles no ordenados"
19 Recuérdense simplemente el Vaticano 11: AG,AA, GE... ; Pablo VI en la
EN; Juan Pablo 11, Catechesi Tradendae; Redemp toris missio... Y más
recientemente: Congregación para el Clero, Directorio general para la catequesis,
1997, nn. 59,216,219,231,233,289 ...
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales - 123
 Nos parece que cuanto se afirma de la "homilía", entendida en
su sentido teológico-eclesiológico, es clarificador y positivo. Puesto
que se trata de un acto presidencial, en el que se re-presenta de forma
especial a Cristo Cabeza, Sacerdote y Pastor, es algo que pertenece a
los ordenados, y de forma más propia aún a quien preside la
.Eucaristía. Consideramos muy positivo el que se contemplen estas dos
posibilidades: ]; La de que alguien, ejerciendo un servicio que puede
llamarse "profético", dé su eventual testimonio, aplicando a la
realidad e ilustrando desde la experiencia el contenido de la misma
homilía. 2. Y la de que en algunas circunstancias que se crea
oportunas pueda tener ·lugar un diálogo sobre los textos o contenido
de la homilía. Sin duda se han tenido en cuenta, tanto la experiencia
de lo positivo de esas intervenciones testimoniales en jornadas como
la del seminario, o del enfermo, y quizás también en celebraciones
sacramentales como la confirmación, el matrimonio... Y, por otra
parte, la importancia que este "diálogo" tiene en algunos grupos o
en pequeñas comunidades, o también en celebraciones de la eucaristía
con niños.
En cambio, creemos es demasiado rigurosa, y tal vez injusta, por
generalizadora y absoluta, la prohibición de que "en ningún caso"
(¿tampoco fuera de la Misa?) la homilía pueda ser pronunciada por
los que "abandonaron".
4. El párroco y la parroquia
Este párrafo pretende aclarar e interpretar el canon 517 ,2, que trata
sobre la posibilidad de que un laico o comunidad participen en el
ejercicio del ministerio pastoral de dirección de una parroquia20 • El
texto insiste en las condiciones para que esto pueda darse: 1. Que sea
por falta real de sacerdotes, y no por comodidad o para promover el
laicado. 2. Que se tenga claro que se trata de una "participatio in
20 CIC 517 ,2: "Si por escasez de sacerdotes, el obispo diocesano considera
que ha de encomendarse una participación en el ejercicio de la cura pastoral de la
parroquia a un diácono o a otra persona que no tiene el carácter sacerdotal, o a
una comunidad, designará a un sacerdote que, dotado de las potestades propias
del párroco, dirija la actividad pastoral".
124 - Dionisia Borobio ___________________
exercitio curae pastoralis", y no de una dirección, lo que compete sólo
al sacerdote. 3. Que se tenga en cuenta el que esta dirección también
puede desempeñarse por "sacerdotes ancianos" o por un "coetus
sacerdotum". 4. Que, en todo caso, se dé preferencia al diácono. 5.
Que esta forma de participación no se identifique exactamente "con
el oficio del párroco", lo que sólo "puede ser válidamente confiado a
un sacerdote". La conclusión a la que parece llegar es que, más que
aplicar el canon 517 ,2, lo que hay que hacer es mantener en activo,
como párrocos, a los sacerdotes mayores de 75 años, pues la "dimisión
del párroco por haber cumplido 75 años de edad no le hace por eso
mismo cesar ipso iure de su oficio pastoral", para lo que se requiere
que el obispo haya aceptado su dimisión.
Como puede apreciarse, el texto tiene una intención claramente
restrictiva. No sólo parece no valorar las necesidades que se plantean
en muchos lugares, y la abnegada colaboración que al respecto
prestan algunos fieles laicos y comunidades, sino que parece analizar
el texto resaltando dificultades de interpretación y aplicación con
acento generalizador y con la intención de exclusivizar en los
sacerdotes la función pastoral de párroco. El que se venga más bien
a proponer como solución el mantener en activo a sacerdotes
ancianos, mayores de 75 años, es cierto que puede responder al
carácter del ministerio sacerdotal, pero no deja de resonar a cierta
"injusticia", si lo comparamos con el comportamiento de la sociedad
civil, si tenemos en cuenta el derecho de una persona a la ''jubilación"
o descanso, si consideramos que con miras al futuro se ofrece una
"alternativa" bien pobre y limitada.
5. Los organismos �e colaboración en la Iglesia particular
En primer lugar se refiere al "Consejo presbiteral", recordando
quiénes pueden formar parte del mismo, y cómo no gozan de "derecho
de elección, ni activo ni pasivo, los diáconos y los otros fieles no
ordenados, así como los presbíteros que han perdido el estado
clerical...". En segundo lugar, trata del "Consejo pastoral, diocesano
o parroquial", y el "Consejo parroquial para asuntos económicos", e
insiste en que los fieles no ordenados "gozan únicamente de voto
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -125
 Nos parece que cuanto se afirma de la "homilía", entendida en
su sentido teológico-eclesiológico, es clarificador y positivo. Puesto
que se trata de un acto presidencial, en el que se re-presenta de forma
especial a Cristo Cabeza, Sacerdote y Pastor, es algo que pertenece a
los ordenados, y de forma más propia aún a quien preside la
.Eucaristía. Consideramos muy positivo el que se contemplen estas dos
posibilidades: ]; La de que alguien, ejerciendo un servicio que puede
llamarse "profético", dé su eventual testimonio, aplicando a la
realidad e ilustrando desde la experiencia el contenido de la misma
homilía. 2. Y la de que en algunas circunstancias que se crea
oportunas pueda tener ·lugar un diálogo sobre los textos o contenido
de la homilía. Sin duda se han tenido en cuenta, tanto la experiencia
de lo positivo de esas intervenciones testimoniales en jornadas como
la del seminario, o del enfermo, y quizás también en celebraciones
sacramentales como la confirmación, el matrimonio... Y, por otra
parte, la importancia que este "diálogo" tiene en algunos grupos o
en pequeñas comunidades, o también en celebraciones de la eucaristía
con niños.
En cambio, creemos es demasiado rigurosa, y tal vez injusta, por
generalizadora y absoluta, la prohibición de que "en ningún caso"
(¿tampoco fuera de la Misa?) la homilía pueda ser pronunciada por
los que "abandonaron".
4. El párroco y la parroquia
Este párrafo pretende aclarar e interpretar el canon 517 ,2, que trata
sobre la posibilidad de que un laico o comunidad participen en el
ejercicio del ministerio pastoral de dirección de una parroquia20 • El
texto insiste en las condiciones para que esto pueda darse: 1. Que sea
por falta real de sacerdotes, y no por comodidad o para promover el
laicado. 2. Que se tenga claro que se trata de una "participatio in
20 CIC 517 ,2: "Si por escasez de sacerdotes, el obispo diocesano considera
que ha de encomendarse una participación en el ejercicio de la cura pastoral de la
parroquia a un diácono o a otra persona que no tiene el carácter sacerdotal, o a
una comunidad, designará a un sacerdote que, dotado de las potestades propias
del párroco, dirija la actividad pastoral".
124 - Dionisia Borobio ___________________
exercitio curae pastoralis", y no de una dirección, lo que compete sólo
al sacerdote. 3. Que se tenga en cuenta el que esta dirección también
puede desempeñarse por "sacerdotes ancianos" o por un "coetus
sacerdotum". 4. Que, en todo caso, se dé preferencia al diácono. 5.
Que esta forma de participación no se identifique exactamente "con
el oficio del párroco", lo que sólo "puede ser válidamente confiado a
un sacerdote". La conclusión a la que parece llegar es que, más que
aplicar el canon 517 ,2, lo que hay que hacer es mantener en activo,
como párrocos, a los sacerdotes mayores de 75 años, pues la "dimisión
del párroco por haber cumplido 75 años de edad no le hace por eso
mismo cesar ipso iure de su oficio pastoral", para lo que se requiere
que el obispo haya aceptado su dimisión.
Como puede apreciarse, el texto tiene una intención claramente
restrictiva. No sólo parece no valorar las necesidades que se plantean
en muchos lugares, y la abnegada colaboración que al respecto
prestan algunos fieles laicos y comunidades, sino que parece analizar
el texto resaltando dificultades de interpretación y aplicación con
acento generalizador y con la intención de exclusivizar en los
sacerdotes la función pastoral de párroco. El que se venga más bien
a proponer como solución el mantener en activo a sacerdotes
ancianos, mayores de 75 años, es cierto que puede responder al
carácter del ministerio sacerdotal, pero no deja de resonar a cierta
"injusticia", si lo comparamos con el comportamiento de la sociedad
civil, si tenemos en cuenta el derecho de una persona a la ''jubilación"
o descanso, si consideramos que con miras al futuro se ofrece una
"alternativa" bien pobre y limitada.
5. Los organismos �e colaboración en la Iglesia particular
En primer lugar se refiere al "Consejo presbiteral", recordando
quiénes pueden formar parte del mismo, y cómo no gozan de "derecho
de elección, ni activo ni pasivo, los diáconos y los otros fieles no
ordenados, así como los presbíteros que han perdido el estado
clerical...". En segundo lugar, trata del "Consejo pastoral, diocesano
o parroquial", y el "Consejo parroquial para asuntos económicos", e
insiste en que los fieles no ordenados "gozan únicamente de voto
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -125
consultivo" y no pueden convertirse "en órganos deliberativos", siendo
el "propio párroco el que preside los consejos parroquiales", y siendo
"inválidas y nulas" las decisiones deliberativas tomadas sin su
presidencia o contra él.
En este artículo encontramos de nuevo, sí el justo deseo de evitar
interpretaciones y actuaciones erróneas, pero también, una cierta
actitud temerosa de una participación de los laicos corresponsable y
activa, un deseo de evitar todo lo que pueda sonar a participación
"democrática", una in�erpretación restrictiva de lo canónicamente
previsto, una voluntad explícita de salvar y potenciar la función del
párroco, que a muchos oídos sonaría a una como resurrección del
clericalismo antevaticano.
6. Las celebraciones litúrgicas
El artículo quiere también salir al paso de "abusos de distinto tipo"
que se dan en las celebraciones, contraviniendo lo que afirma el canon
907. Tales abusos son que diáconos y fieles laicos pronuncien
oraciones presidenciales, la oración eucarística con la doxología
conclusiva, o gestos propios del celebrante, o lleguen incluso a una
cuasi-presidencia de la eucaristía, y la utilización de ornamentos
reservados a sacerdotes o diáconos... Siempre será necesario "evitar
confusiones entre la liturgia sacramental presidida por un clérigo o un
diácono, con otros actos animados por fieles no ordenados".
Aunque los "abusos" a que alude tienen distinto peso e
importancia y no se puede generalizar al respecto, es justo que hayan
de evitarse siempre aquellas formas de participación que confunden
los ministerios. En positivo, pensamos que habría que insistir más en
una educación litúrgica del pueblo, y de aquellos a quienes se les
encomienda algunasfunciones, para que cada uno "haga todo y sólo
aquello que le pertenece" (cf IGMR 58).
7. Celebraciones dominicales en ausencia de presbítero
Recuerda cómo "en algunos lugares las celebraciones dominicales
son dirigidas, por falta de presbíteros y diáconos, por fieles no
ordenados", y cuáles son las condiciones requeridas: especial mandato
126 - Dionisio Borobio ___________________
del obispo... con las oportunas indicaciones de duración, lugar,
condiciones y presbítero responsable". Además, para evitar falsas
interpretaciones, recuerda que se trata de una "solución temporal", que
no se debe utilizar la "plegaria eucarística" como tal, que estas
celebraciones no sustituyen "el sacrificio eucarístico", que el "precepto
festivo se cumple solamente participando en la Santa Misa".
Además es de gran importancia que las personas a quienes se
les encomienda este ministerio sean capaces y estén adecuadamente
preparadas para su ejercicio. No deja de llamar la atención el que se
recuerde ( en estos casos donde se entiende es "imposible la
participación en la celebración eucarística"(CIC 1248,2) "que el
precepto festivo se cumple solamente participando en la eucaristía".
¿No es una contradicción el que, por una parte, se propongan "las
celebraciones dominicales en ausencia de presbítero" como respuesta
a la situación de necesidad, y que por otro lado se siga afirmando
para quienes participan en ellas que no cumplen el precepto
dominical, y que por tanto estarían gravados con la culpa o pecado
que moralmente implica? Sin duda, estas celebraciones no serán
nunca el ideal, y siempre estarán remitiendo al "derecho de una
comunidad a un pastor y a la eucaristía".
8. El ministro extraordinario de la sagrada comunión
Se recuerda cómo "se trata de un servicio litúrgico que responde
a objetivas necesidades de los fieles, y está destinado, sobre todo, a
los enfermos y a las asambleas litúrgicas en las cuales son
particularmente numerosos los fieles que desean recibir la sagrada
comunión". Insiste en la diferencia entre ministros "ordinarios" de la
comu_nión ( obispo, presbítero, diácono) y ministro "extraordinario" o
de "suplencia". Y cómo puede ser delegado por el obispo "ad actus
vel tempus" o de modo estable; o bien "en casos excepcionales e
imprevistos.}a autorización puede ser concedida ad actum por el
sacerdote que preside la celebración eucarística"21• Para el buen
21 Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción
Inmensae caritatis, n. 1.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laica/es - 127
consultivo" y no pueden convertirse "en órganos deliberativos", siendo
el "propio párroco el que preside los consejos parroquiales", y siendo
"inválidas y nulas" las decisiones deliberativas tomadas sin su
presidencia o contra él.
En este artículo encontramos de nuevo, sí el justo deseo de evitar
interpretaciones y actuaciones erróneas, pero también, una cierta
actitud temerosa de una participación de los laicos corresponsable y
activa, un deseo de evitar todo lo que pueda sonar a participación
"democrática", una in�erpretación restrictiva de lo canónicamente
previsto, una voluntad explícita de salvar y potenciar la función del
párroco, que a muchos oídos sonaría a una como resurrección del
clericalismo antevaticano.
6. Las celebraciones litúrgicas
El artículo quiere también salir al paso de "abusos de distinto tipo"
que se dan en las celebraciones, contraviniendo lo que afirma el canon
907. Tales abusos son que diáconos y fieles laicos pronuncien
oraciones presidenciales, la oración eucarística con la doxología
conclusiva, o gestos propios del celebrante, o lleguen incluso a una
cuasi-presidencia de la eucaristía, y la utilización de ornamentos
reservados a sacerdotes o diáconos... Siempre será necesario "evitar
confusiones entre la liturgia sacramental presidida por un clérigo o un
diácono, con otros actos animados por fieles no ordenados".
Aunque los "abusos" a que alude tienen distinto peso e
importancia y no se puede generalizar al respecto, es justo que hayan
de evitarse siempre aquellas formas de participación que confunden
los ministerios. En positivo, pensamos que habría que insistir más en
una educación litúrgica del pueblo, y de aquellos a quienes se les
encomienda algunasfunciones, para que cada uno "haga todo y sólo
aquello que le pertenece" (cf IGMR 58).
7. Celebraciones dominicales en ausencia de presbítero
Recuerda cómo "en algunos lugares las celebraciones dominicales
son dirigidas, por falta de presbíteros y diáconos, por fieles no
ordenados", y cuáles son las condiciones requeridas: especial mandato
126 - Dionisio Borobio ___________________
del obispo... con las oportunas indicaciones de duración, lugar,
condiciones y presbítero responsable". Además, para evitar falsas
interpretaciones, recuerda que se trata de una "solución temporal", que
no se debe utilizar la "plegaria eucarística" como tal, que estas
celebraciones no sustituyen "el sacrificio eucarístico", que el "precepto
festivo se cumple solamente participando en la Santa Misa".
Además es de gran importancia que las personas a quienes se
les encomienda este ministerio sean capaces y estén adecuadamente
preparadas para su ejercicio. No deja de llamar la atención el que se
recuerde ( en estos casos donde se entiende es "imposible la
participación en la celebración eucarística"(CIC 1248,2) "que el
precepto festivo se cumple solamente participando en la eucaristía".
¿No es una contradicción el que, por una parte, se propongan "las
celebraciones dominicales en ausencia de presbítero" como respuesta
a la situación de necesidad, y que por otro lado se siga afirmando
para quienes participan en ellas que no cumplen el precepto
dominical, y que por tanto estarían gravados con la culpa o pecado
que moralmente implica? Sin duda, estas celebraciones no serán
nunca el ideal, y siempre estarán remitiendo al "derecho de una
comunidad a un pastor y a la eucaristía".
8. El ministro extraordinario de la sagrada comunión
Se recuerda cómo "se trata de un servicio litúrgico que responde
a objetivas necesidades de los fieles, y está destinado, sobre todo, a
los enfermos y a las asambleas litúrgicas en las cuales son
particularmente numerosos los fieles que desean recibir la sagrada
comunión". Insiste en la diferencia entre ministros "ordinarios" de la
comu_nión ( obispo, presbítero, diácono) y ministro "extraordinario" o
de "suplencia". Y cómo puede ser delegado por el obispo "ad actus
vel tempus" o de modo estable; o bien "en casos excepcionales e
imprevistos.}a autorización puede ser concedida ad actum por el
sacerdote que preside la celebración eucarística"21• Para el buen
21 Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción
Inmensae caritatis, n. 1.
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laica/es - 127
ejercicio de este ministerio pide que el obispo lo regule con normas
adecuadas, y que la persona "sea debidamente instruida". Igualmente
se pide "sean evitadas y suprimidas algunas prácticas" de algunas
iglesias, como son: "la comunión de los ministros extraordinarios
como si fueran concelebrantes; el asociarlos a la renovación de las
promesas sacerdotales en la Misa crisma! del Jueves Santo; el uso
"habitual" de los ministros extraordinarios en las Misas.
Es importante que recuerde el texto que este servicio está
destinado "sobre todo a los enfermos", y que insista en su
preparación, así como en las posibilidades y exageraciones que
pueden darse. Nos parece que sería también necesario recordar la
revisión y preparación permanente de estos ministros, así como una
mayor insistencia en la función que pueden desempeñar de cara a los
enfermos (v. gr. conexión entre asamblea eucarística y enfermo).
9. El apostolado para los enfermos
Precisamente porque en este campo los fieles laicos "pueden
aportar una preciosa colaboración", y se trata de una "presencia
cristiana de primera línea", por eso no debe olvidarse la conexión
aludida. Su función, además, es la caridad, la preparación a los
sacramentos de enfermos, el "hacer uso de los sacramentales". Eso sí,
nunca dando pie para entender que administran los sacramentos que
sólo competen al obispo y el presbítero: "En ningún caso, pueden hacer
la Unción aquellos que no son sacerdotes, ni con óleo bendecido para
la Unción de los enfermos, ni con óleo no bendecido", pues esto es
"doctrina teológidamente cierta y práctica multisecular de la Iglesia".
Como puede apreciarse, el texto quiere salir al paso de la posible
praxis de aplicación del óleo por parte de los laicos, contraviniendo
así el que "el único ministro válido es el sacerdote". Es evidente que
pueden darse abusos al respecto. También es claro que se dan
situaciones en que muchos cristianos enfermos quedarán sin recibir
el sacramento de la Unción por falta de sacerdote. Por otro lado,
deber ía considerarse que, aún siendo esto una· "doctrina
teológicamente cierta y una práctica multisecular de la Iglesia", no
se trata de un dogma en sentido estricto, y tampoco es esta la única
128 - Dionisio Borobio ___________________
praxis que se vivió desde el principio, ya que según las investigaciones
sobre los testimonios de la Iglesia hasta el siglo VII-VIII, también
fueron los fieles quienes "aplicaban" el óleo bendecido por el obispo
a los enfermos.
10-12. Asistencia a los matrimonios. Bautismo. Exequias.
El párrafo 1O se refiere a "la posibilidad de delegar a los fieles
no ordenados la asistencia a los matrimonios, por razón de necesidad,
y en determinadas circunstancias muy particulares de grave falta de
ministros sagrados". También en este caso es preciso que se cumplan
una serie de requisitos, como son: delegación del obispo, "con el voto
favorable de la Conferencia Episcopal y la necesaria licencia de la
Santa Sede"; "idoneidad, capacidad y actitud del fiel no ordenado"22•
El 11 trata del "ministro del bautismo" y, después de reconocer
el gran servicio prestado al respecto por "no pocos cristianos, en
dolorosas situaciones", recuerda que "en caso de necesidad (porque
falta el ministro ordinario, o se encuentra impedido) el fiel no ordenado
puede ser ministro extraordinario del bautismo" (CIC 861). Otras
motivaciones, como el excesivo trabajo del ministro ordinario, su
ausencia o su no disponibilidad para el día previsto, "no constituyen.
razones suficientes".
El 12 versa sobre "la animación de la celebración de las exequias
eclesiásticas": anima a que sean los sacerdotes y diáconos quienes
presiden los ritos fúnebres, y reconoce que "los fieles no ordenados
pueden animar las exequias eclesiásticas sólo en caso de verdadera falta
de un ministro ordenado y observando las normas litúrgicas para el caso".
Se trata de tres situaciones sacramentales, con la diferencia de
que,. mientras en el caso del matrimonio se da una "asistencia" en
nombre de la Iglesia·(los esposos son los verdaderos ministros), en el
caso del bautismo se trata de "ministro extraordinario" de un
sacramento; y en el caso de las exequias se trata de una "animación"
de la celebración litúrgica.
22 CIC 1112. Y en el canon 1108, 2 se dice: "Se entiende que asiste al
matrimonio sólo aquél que, estando presente, pide la manifestación del
consentimiento de los contrayentes y la recibe en nombre de la Iglesia".
1
_ ____ ______ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -129
ejercicio de este ministerio pide que el obispo lo regule con normas
adecuadas, y que la persona "sea debidamente instruida". Igualmente
se pide "sean evitadas y suprimidas algunas prácticas" de algunas
iglesias, como son: "la comunión de los ministros extraordinarios
como si fueran concelebrantes; el asociarlos a la renovación de las
promesas sacerdotales en la Misa crisma! del Jueves Santo; el uso
"habitual" de los ministros extraordinarios en las Misas.
Es importante que recuerde el texto que este servicio está
destinado "sobre todo a los enfermos", y que insista en su
preparación, así como en las posibilidades y exageraciones que
pueden darse. Nos parece que sería también necesario recordar la
revisión y preparación permanente de estos ministros, así como una
mayor insistencia en la función que pueden desempeñar de cara a los
enfermos (v. gr. conexión entre asamblea eucarística y enfermo).
9. El apostolado para los enfermos
Precisamente porque en este campo los fieles laicos "pueden
aportar una preciosa colaboración", y se trata de una "presencia
cristiana de primera línea", por eso no debe olvidarse la conexión
aludida. Su función, además, es la caridad, la preparación a los
sacramentos de enfermos, el "hacer uso de los sacramentales". Eso sí,
nunca dando pie para entender que administran los sacramentos que
sólo competen al obispo y el presbítero: "En ningún caso, pueden hacer
la Unción aquellos que no son sacerdotes, ni con óleo bendecido para
la Unción de los enfermos, ni con óleo no bendecido", pues esto es
"doctrina teológidamente cierta y práctica multisecular de la Iglesia".
Como puede apreciarse, el texto quiere salir al paso de la posible
praxis de aplicación del óleo por parte de los laicos, contraviniendo
así el que "el único ministro válido es el sacerdote". Es evidente que
pueden darse abusos al respecto. También es claro que se dan
situaciones en que muchos cristianos enfermos quedarán sin recibir
el sacramento de la Unción por falta de sacerdote. Por otro lado,
deber ía considerarse que, aún siendo esto una· "doctrina
teológicamente cierta y una práctica multisecular de la Iglesia", no
se trata de un dogma en sentido estricto, y tampoco es esta la única
128 - Dionisio Borobio ___________________
praxis que se vivió desde el principio, ya que según las investigaciones
sobre los testimonios de la Iglesia hasta el siglo VII-VIII, también
fueron los fieles quienes "aplicaban" el óleo bendecido por el obispo
a los enfermos.
10-12. Asistencia a los matrimonios. Bautismo. Exequias.
El párrafo 1O se refiere a "la posibilidad de delegar a los fieles
no ordenados la asistencia a los matrimonios, por razón de necesidad,
y en determinadas circunstancias muy particulares de grave falta de
ministros sagrados". También en este caso es preciso que se cumplan
una serie de requisitos, como son: delegación del obispo, "con el voto
favorable de la Conferencia Episcopal y la necesaria licencia de la
Santa Sede"; "idoneidad, capacidad y actitud del fiel no ordenado"22•
El 11 trata del "ministro del bautismo" y, después de reconocer
el gran servicio prestado al respecto por "no pocos cristianos, en
dolorosas situaciones", recuerda que "en caso de necesidad (porque
falta el ministro ordinario, o se encuentra impedido) el fiel no ordenado
puede ser ministro extraordinario del bautismo" (CIC 861). Otras
motivaciones, como el excesivo trabajo del ministro ordinario, su
ausencia o su no disponibilidad para el día previsto, "no constituyen.
razones suficientes".
El 12 versa sobre "la animación de la celebración de las exequias
eclesiásticas": anima a que sean los sacerdotes y diáconos quienes
presiden los ritos fúnebres, y reconoce que "los fieles no ordenados
pueden animar las exequias eclesiásticas sólo en caso de verdadera falta
de un ministro ordenado y observando las normas litúrgicas para el caso".
Se trata de tres situaciones sacramentales, con la diferencia de
que,. mientras en el caso del matrimonio se da una "asistencia" en
nombre de la Iglesia·(los esposos son los verdaderos ministros), en el
caso del bautismo se trata de "ministro extraordinario" de un
sacramento; y en el caso de las exequias se trata de una "animación"
de la celebración litúrgica.
22 CIC 1112. Y en el canon 1108, 2 se dice: "Se entiende que asiste al
matrimonio sólo aquél que, estando presente, pide la manifestación del
consentimiento de los contrayentes y la recibe en nombre de la Iglesia".
1
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13. Necesaria selección y adecuada formación
El artículo insiste en un aspecto fundamental para que el ejercicio
de estos servicios o ministerios pueda realizarse de forma adecuada.
Es, pues, lógico que se pida el que "la persona sea de sana doctrina y
ejemplar conducta de vida". Y que se concrete afirmando que "no
pueden ser admitidos al ejercicio de estas tareas aquellos católicos que
no lleven una vida digna, no gozan de buena fama, o se encuentran en
situaciones familiares no coherentes con la enseñanza moral de la
Iglesia. Además, la persona debe poseer la formación debida para el
adecuado cumplimiento de las funciones que se le confían". Y esta
formación, añade, debe ser "en ambientes diferentes de los
seminarios".
En verdad, cada vez se es más consciente de la necesidad de este
discernimiento, esta formación y esta ejemplaridad de vida. El
problema no es exigirlo en teoría, sino ofrecer los medios adecuados
para que se dé en la práctica. Para todos los casos se requiere una
formación general (doctrinal, vivencial, moral); y también una
formación específica, según se trate de uno u otro servicio o ministerio.
Además, es de gran importancia el acompañamiento y la ayuda que
de modo permanente debe prestarse a quienes asumen estasfunciones,
así como la integración de su actividad dentro del proyecto pastoral
de la comunidad cristiana. No son "ministros en solitario", sino
ministros en y para una comunidad, en algún modo, "toda ella
ministerial".
CONCLUSIÓN
El documento concluye expresando su confianza en que la
aplicación del mismo dé frutos abundantes; que la escasez de
sacerdotes se solucione; que contribuya a evitar el "equívoco de
considerar ordinarias y normales soluciones normativas que han sido
previstas para situaciones extraordinarias de falta o de escasez de
ministros sagrados".
Se recuerda el objetivo central del documento, "que pretende
trazar precisas directdces para asegurar la eficaz colaboración de los
fieles no ordenados en tales contingencias, y en el respeto a la
130 - Dionisia Borobio ___________________
integridad del ministerio pastoral de los clérigos". Conscientes de que
se puede ver en él una pretensión de defender los "privilegios
clericales", apela a su "voluntad de ser obedientes a la voluntad de
Cristo", y a la necesidad de promover la "communio", y de
salvaguardar la identidad ministerial de la Iglesia.
Nadie dudaría de la bondad de todas estas intenciones. Y nadie
puede dudar de los muchos aspectos positivos que el documento
encierra, en cuanto contribuye a evitar confusiones y abusos. Y en
este sentido, no cabe más que alabar el esfuerzo, que responde a un
derecho y deber de la jerarquía eclesiástica.
Sin embargo, difícilmente puede evitarse la impresión de
encontrarnos ante un documento un tanto "negativo": porque centra
su atención en la denuncia y corrección de "abusos"; porque no
resalta suficientemente la grandísima labor, por derecho y deber, de
losfieles laicos; porque, junto con la corrección de abusos por exceso
no corrige también los abusos por defecto, ni propone los impulsos
necesarios para alcanzar el ideal; porque no aparece un equilibrio
entre la visión de lo normativo canónico y lo teólogico-litúrgico­
pastoral; porque parece dar "marcha atrás" respecto al Vaticano II,
y a la misma enseñanza de los Papas en algunos de sus documentos;
porque parte de una prevención, a nuestro entender exagerada, del
uso de la expresión "ministerio"; porque, aún sin quererlo, parece
poner un interés desproporcionado (nadie niega la necesidad de
salvaguardar su identidad ministerial) en la defensa de las
atribuciones y el "poder sagrado" del sacerdote; porque, en fin,
suscita la sospecha de la presencia preponderante de una "ideología
teológico-canónica" determinada, que difícilmente p-µede hacerse
acreedora de la plena verdad del evangelio, y de la total ortodoxia de
la doctrina de la Iglesia.
DIONISIO BOROBIO
Salamanca
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -131

13. Necesaria selección y adecuada formación
El artículo insiste en un aspecto fundamental para que el ejercicio
de estos servicios o ministerios pueda realizarse de forma adecuada.
Es, pues, lógico que se pida el que "la persona sea de sana doctrina y
ejemplar conducta de vida". Y que se concrete afirmando que "no
pueden ser admitidos al ejercicio de estas tareas aquellos católicos que
no lleven una vida digna, no gozan de buena fama, o se encuentran en
situaciones familiares no coherentes con la enseñanza moral de la
Iglesia. Además, la persona debe poseer la formación debida para el
adecuado cumplimiento de las funciones que se le confían". Y esta
formación, añade, debe ser "en ambientes diferentes de los
seminarios".
En verdad, cada vez se es más consciente de la necesidad de este
discernimiento, esta formación y esta ejemplaridad de vida. El
problema no es exigirlo en teoría, sino ofrecer los medios adecuados
para que se dé en la práctica. Para todos los casos se requiere una
formación general (doctrinal, vivencial, moral); y también una
formación específica, según se trate de uno u otro servicio o ministerio.
Además, es de gran importancia el acompañamiento y la ayuda que
de modo permanente debe prestarse a quienes asumen estasfunciones,
así como la integración de su actividad dentro del proyecto pastoral
de la comunidad cristiana. No son "ministros en solitario", sino
ministros en y para una comunidad, en algún modo, "toda ella
ministerial".
CONCLUSIÓN
El documento concluye expresando su confianza en que la
aplicación del mismo dé frutos abundantes; que la escasez de
sacerdotes se solucione; que contribuya a evitar el "equívoco de
considerar ordinarias y normales soluciones normativas que han sido
previstas para situaciones extraordinarias de falta o de escasez de
ministros sagrados".
Se recuerda el objetivo central del documento, "que pretende
trazar precisas directdces para asegurar la eficaz colaboración de los
fieles no ordenados en tales contingencias, y en el respeto a la
130 - Dionisia Borobio ___________________
integridad del ministerio pastoral de los clérigos". Conscientes de que
se puede ver en él una pretensión de defender los "privilegios
clericales", apela a su "voluntad de ser obedientes a la voluntad de
Cristo", y a la necesidad de promover la "communio", y de
salvaguardar la identidad ministerial de la Iglesia.
Nadie dudaría de la bondad de todas estas intenciones. Y nadie
puede dudar de los muchos aspectos positivos que el documento
encierra, en cuanto contribuye a evitar confusiones y abusos. Y en
este sentido, no cabe más que alabar el esfuerzo, que responde a un
derecho y deber de la jerarquía eclesiástica.
Sin embargo, difícilmente puede evitarse la impresión de
encontrarnos ante un documento un tanto "negativo": porque centra
su atención en la denuncia y corrección de "abusos"; porque no
resalta suficientemente la grandísima labor, por derecho y deber, de
losfieles laicos; porque, junto con la corrección de abusos por exceso
no corrige también los abusos por defecto, ni propone los impulsos
necesarios para alcanzar el ideal; porque no aparece un equilibrio
entre la visión de lo normativo canónico y lo teólogico-litúrgico­
pastoral; porque parece dar "marcha atrás" respecto al Vaticano II,
y a la misma enseñanza de los Papas en algunos de sus documentos;
porque parte de una prevención, a nuestro entender exagerada, del
uso de la expresión "ministerio"; porque, aún sin quererlo, parece
poner un interés desproporcionado (nadie niega la necesidad de
salvaguardar su identidad ministerial) en la defensa de las
atribuciones y el "poder sagrado" del sacerdote; porque, en fin,
suscita la sospecha de la presencia preponderante de una "ideología
teológico-canónica" determinada, que difícilmente p-µede hacerse
acreedora de la plena verdad del evangelio, y de la total ortodoxia de
la doctrina de la Iglesia.
DIONISIO BOROBIO
Salamanca
___________ Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales -131

SEMANA DE LITURGIA
XX CURSO DE VERANO
Barcelona,
del 29 de junio al 4 de julio de 1998
EL SACRAMENTO
DE LA RECONCILIACIÓN PENITENCIAL
Aspectos bíblico, hist órico, teológico, litúrgico,
espiritual y pastoral del sacramento de la Penitencia.
Será el sacramento al que se dedicará especial
reflexión y esfuerzo pastoral a partir del Adviento de 1998,
en el tercer año de preparación al Jubileo 2000. Fue
también el tema más votado para este año por los cien
alumnos del curso pasado.
Profesores: Mons. P. Tena, P. Farnés, A. Puig, J.
Guiteras, J. Aldazábal, J. Urdeix, A. Linaza.
La Semana empieza el lunes 29 de junio a las 1O de
la mañana y termina el sábado 4 de julio después de
comer.
Tendrá lugar en el Seminario salesiano de Martí­
Codolar, de Barcelona. Hay posibilidad de residencia previa
reserva al formalizar la matrícula en el CPL.
Precio de matrícula: 12.500 ptas.
Semana organizada por el Centre de Pastoral Litúrgica
y el Instituto Superior de Liturgia de Barcelona.
CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA
PHASE, 224, 1998,133-153.____________
LOS MINISTERIOS CONFIADOS
A LOS LAICOS
SALVADOR PIÉ
La publicación de la reciente "Instrucción romana sobre la
colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los
sacerdotes", firmada por ocho organismos de la Curia Romana el 15
de agosto de 1997 y publicada el 13 de noviembre, suscita una serie
de reflexiones teológico-pastorales sobre los "ministerios confiados a·
los laicos" a partir del Concilio Vaticano II, seguido por los
documentos de Pablo VI: el Motu Proprio Ministeria quaedam de 1972
y la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de 1975, y, ya bajo
el pontificado de Juan Pablo II, el nuevo Código de Derecho Canónico
de 1983, la Exhortación postsinodal Christifideles Laici de 1988, la
Exhortación Apostólica Redemptoris Missio de 1990, hasta esta
Instrucción.
Con todo, esta última no comparte el valor magisterial de los
documentos anterior�s, puesto que no está firmada por el Papa, sino
aprobada según la regulación propia de los organismos de la Curia 1•
En este sentido, se debe recordar que el testimonio de fe que representa
el Magisterio del Papa no es nunca delegable, de ahí el carácter
1 Cf. Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana, de
1988, art. 18, y su Reglamento de 1992, art. 110, en Enchiridion Vaticanum 11:
850; 13: 934-937.
___________ Los ministerios confiados a los laicos - 133

SEMANA DE LITURGIA
XX CURSO DE VERANO
Barcelona,
del 29 de junio al 4 de julio de 1998
EL SACRAMENTO
DE LA RECONCILIACIÓN PENITENCIAL
Aspectos bíblico, hist órico, teológico, litúrgico,
espiritual y pastoral del sacramento de la Penitencia.
Será el sacramento al que se dedicará especial
reflexión y esfuerzo pastoral a partir del Adviento de 1998,
en el tercer año de preparación al Jubileo 2000. Fue
también el tema más votado para este año por los cien
alumnos del curso pasado.
Profesores: Mons. P. Tena, P. Farnés, A. Puig, J.
Guiteras, J. Aldazábal, J. Urdeix, A. Linaza.
La Semana empieza el lunes 29 de junio a las 1O de
la mañana y termina el sábado 4 de julio después de
comer.
Tendrá lugar en el Seminario salesiano de Martí­
Codolar, de Barcelona. Hay posibilidad de residencia previa
reserva al formalizar la matrícula en el CPL.
Precio de matrícula: 12.500 ptas.
Semana organizada por el Centre de Pastoral Litúrgica
y el Instituto Superior de Liturgia de Barcelona.
CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA
PHASE, 224, 1998,133-153.____________
LOS MINISTERIOS CONFIADOS
A LOS LAICOS
SALVADOR PIÉ
La publicación de la reciente "Instrucción romana sobre la
colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los
sacerdotes", firmada por ocho organismos de la Curia Romana el 15
de agosto de 1997 y publicada el 13 de noviembre, suscita una serie
de reflexiones teológico-pastorales sobre los "ministerios confiados a·
los laicos" a partir del Concilio Vaticano II, seguido por los
documentos de Pablo VI: el Motu Proprio Ministeria quaedam de 1972
y la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de 1975, y, ya bajo
el pontificado de Juan Pablo II, el nuevo Código de Derecho Canónico
de 1983, la Exhortación postsinodal Christifideles Laici de 1988, la
Exhortación Apostólica Redemptoris Missio de 1990, hasta esta
Instrucción.
Con todo, esta última no comparte el valor magisterial de los
documentos anterior�s, puesto que no está firmada por el Papa, sino
aprobada según la regulación propia de los organismos de la Curia 1•
En este sentido, se debe recordar que el testimonio de fe que representa
el Magisterio del Papa no es nunca delegable, de ahí el carácter
1 Cf. Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana, de
1988, art. 18, y su Reglamento de 1992, art. 110, en Enchiridion Vaticanum 11:
850; 13: 934-937.
___________ Los ministerios confiados a los laicos - 133
"ministerial e instrumental" de los documentos emanados de la Curia.
La forma de "Instrucción" según el c. 34 tiene un carácter
administrativo e interno, que se limita a inculcar la observancia del
derecho vigente2 • Examinemos esta documentación en sus diversas
etapas para concluir con un apunte sobre las diferentes tendencias
teológicas actuales sobre este tema.
DEL V ATICANO II A "MINISTERIA QUAEDAM" (1972)
Y A "EVANGELII NUNTIANDI" (1975)
Dos son los textos del Vaticano II que están en el origen de la
evolución posterior sobre este tema. Por un lado LG 33: "Los laicos
pueden también ser llamados de diversas maneras a cooperar más
directamente con el apostolado de la jerarquía3 ••• Además, poseen
aptitudes para que la jerarquía los escoja para ciertas funciones
(munera) eclesiásticas orientadas a un fin espiritual". Sobre la
fundamentación de tales funciones, el texto conciliar no da ninguna
indicación precisa, aunque un comentarista tan significativo como
G.Philips escribe: "observemos de paso que en este caso ya no sería
seglar, sino miembro del clero, aún sin dejar de estar en contacto más
inmediato con el simple feligrés"4, precisión no co�partida por otro
comentarista prestigioso, F.Klostermann, que subraya el bautismo
como único fundamento teológico complementado por la misión
canónica5•
En el Decreto sobre el Apostolado Seglar se explicita el texto
anterior así: "La jerarquía encomienda a los laicos algunas funciones
(munia) que están estrechamente unidas a las tareas (officia) de los
2 Por esta razón "no tiene un carácter legislativo", según precisa
F.G.Morrisey, Papal and Curial Pronouncements: Their Canonical Significance
in Light ofthe 1983 Code of Canon Law, Otawa 1992, p. 29.
3 El texto conciliar cita aquí una alocución de Pío XII sobre el "mandato"
y "la misión canónica" del laicado cf. AAS 49 (1957) 922-939; cf. Y.M.Congar,
Jalones para una teología del laicado, Barcelona 1961, pp. 443-463.
4 La Iglesia y su Misterio en el Concilio Vaticano II, 2, Barcelona 1969, p.
44; Philips fue el redactor principal de la Lumen Gentium.
5 Cf. Lexikon für Theologie und Kirche 12, Freiburg 1966, p.271, "por esta
razón no dejan su estado laical".
134 - Salvador Pi_"' ____________________
pastores, por ejemplo, en la exposición de la doctrina cristiana, en
algunos actos litúrgicos, en la cura de almas. En virtud de esta misión,
los laicos, en lo relativo al ejercicio de ese cometido (muneri), están
plenamente subordinados a la dirección superior de la Iglesia" (AA
24). El especialista conciliar J.Perarnau precisa que la difícil
interpretación de este texto "procede de que el campo del apostolado
jerárquico tiene un trazo fluctuante a través del tiempo, de modo que
aquello que en un momento queda fuera, en el campo que pertenece a
todo miembro de la Iglesia, en otro momento puede quedar dentro y
considerarse misión propia de la jerarquía. El caso de las órdenes
menores puede ser típico"6•
Nótese que el lenguaje conciliar no utiliza propiamente el término
"ministerium", aunque las expresiones usadas tales como "munera",
"officia", "munia" o en otros lugares "ministratio", sean frecuente­
mente traducidas por "ministerio". Y es esta interpretación la que
promoverá ampliamente el término genérico "ministerio" en la
documentación posterior. Tan sólo en otro contexto la GS emplea
"ministerio" en un sentido amplio como expresión de la tarea de los
laicos en la "preparación de la materia para el Reino de Dios"(nº 38).
Será el Motu Proprio Ministeria quaedam de 1972 el documento
papal que hablará por primera vez de forma oficial de "ministerios .
confiados a laicos" (ministeria) como son el lector y el acólito, y
posibilita a las Conferencias Episcopales que pidan a la Santa Sede la
institución de otros ministerios entre los que cita los clásicos de ostiario
y exorcista y los nuevos de catequista y de la caridad7• Este último
ámbito manifiesta que los ministerios instituidos no son necesa­
riamente servicios para la liturgia; por esta razón este documento fue
celebrado como un importante avance que tiene en cuenta que la vida
de la Iglesia en su dimensión ministerial se puede adaptar a las
necesidades de un tiempo concreto8•
6 Decre,to sobre el Apostolado de los Laicos, Barcelona 1968, p. 341.
7 Cf. texto y comentarios de P. Tena en Phase 72 (1972) 528-548.
8 Cf. R.Béraudy, Les Ministeres Institués dans 'Ministeria quaedam' et 'Ad
Pascendum': La Maison-Dieu 115 (1973) 85-96; L.Martínez Sistach, Los laicos
en oficios y ministerios instituidos": Instituciones Canónicas, Salamanca 1979,
pp. 153-198.
_____________ Los ministerios confiados a los laicos -135
"ministerial e instrumental" de los documentos emanados de la Curia.
La forma de "Instrucción" según el c. 34 tiene un carácter
administrativo e interno, que se limita a inculcar la observancia del
derecho vigente2 • Examinemos esta documentación en sus diversas
etapas para concluir con un apunte sobre las diferentes tendencias
teológicas actuales sobre este tema.
DEL V ATICANO II A "MINISTERIA QUAEDAM" (1972)
Y A "EVANGELII NUNTIANDI" (1975)
Dos son los textos del Vaticano II que están en el origen de la
evolución posterior sobre este tema. Por un lado LG 33: "Los laicos
pueden también ser llamados de diversas maneras a cooperar más
directamente con el apostolado de la jerarquía3 ••• Además, poseen
aptitudes para que la jerarquía los escoja para ciertas funciones
(munera) eclesiásticas orientadas a un fin espiritual". Sobre la
fundamentación de tales funciones, el texto conciliar no da ninguna
indicación precisa, aunque un comentarista tan significativo como
G.Philips escribe: "observemos de paso que en este caso ya no sería
seglar, sino miembro del clero, aún sin dejar de estar en contacto más
inmediato con el simple feligrés"4, precisión no co�partida por otro
comentarista prestigioso, F.Klostermann, que subraya el bautismo
como único fundamento teológico complementado por la misión
canónica5•
En el Decreto sobre el Apostolado Seglar se explicita el texto
anterior así: "La jerarquía encomienda a los laicos algunas funciones
(munia) que están estrechamente unidas a las tareas (officia) de los
2 Por esta razón "no tiene un carácter legislativo", según precisa
F.G.Morrisey, Papal and Curial Pronouncements: Their Canonical Significance
in Light ofthe 1983 Code of Canon Law, Otawa 1992, p. 29.
3 El texto conciliar cita aquí una alocución de Pío XII sobre el "mandato"
y "la misión canónica" del laicado cf. AAS 49 (1957) 922-939; cf. Y.M.Congar,
Jalones para una teología del laicado, Barcelona 1961, pp. 443-463.
4 La Iglesia y su Misterio en el Concilio Vaticano II, 2, Barcelona 1969, p.
44; Philips fue el redactor principal de la Lumen Gentium.
5 Cf. Lexikon für Theologie und Kirche 12, Freiburg 1966, p.271, "por esta
razón no dejan su estado laical".
134 - Salvador Pi_"' ____________________
pastores, por ejemplo, en la exposición de la doctrina cristiana, en
algunos actos litúrgicos, en la cura de almas. En virtud de esta misión,
los laicos, en lo relativo al ejercicio de ese cometido (muneri), están
plenamente subordinados a la dirección superior de la Iglesia" (AA
24). El especialista conciliar J.Perarnau precisa que la difícil
interpretación de este texto "procede de que el campo del apostolado
jerárquico tiene un trazo fluctuante a través del tiempo, de modo que
aquello que en un momento queda fuera, en el campo que pertenece a
todo miembro de la Iglesia, en otro momento puede quedar dentro y
considerarse misión propia de la jerarquía. El caso de las órdenes
menores puede ser típico"6•
Nótese que el lenguaje conciliar no utiliza propiamente el término
"ministerium", aunque las expresiones usadas tales como "munera",
"officia", "munia" o en otros lugares "ministratio", sean frecuente­
mente traducidas por "ministerio". Y es esta interpretación la que
promoverá ampliamente el término genérico "ministerio" en la
documentación posterior. Tan sólo en otro contexto la GS emplea
"ministerio" en un sentido amplio como expresión de la tarea de los
laicos en la "preparación de la materia para el Reino de Dios"(nº 38).
Será el Motu Proprio Ministeria quaedam de 1972 el documento
papal que hablará por primera vez de forma oficial de "ministerios .
confiados a laicos" (ministeria) como son el lector y el acólito, y
posibilita a las Conferencias Episcopales que pidan a la Santa Sede la
institución de otros ministerios entre los que cita los clásicos de ostiario
y exorcista y los nuevos de catequista y de la caridad7• Este último
ámbito manifiesta que los ministerios instituidos no son necesa­
riamente servicios para la liturgia; por esta razón este documento fue
celebrado como un importante avance que tiene en cuenta que la vida
de la Iglesia en su dimensión ministerial se puede adaptar a las
necesidades de un tiempo concreto8•
6 Decre,to sobre el Apostolado de los Laicos, Barcelona 1968, p. 341.
7 Cf. texto y comentarios de P. Tena en Phase 72 (1972) 528-548.
8 Cf. R.Béraudy, Les Ministeres Institués dans 'Ministeria quaedam' et 'Ad
Pascendum': La Maison-Dieu 115 (1973) 85-96; L.Martínez Sistach, Los laicos
en oficios y ministerios instituidos": Instituciones Canónicas, Salamanca 1979,
pp. 153-198.
_____________ Los ministerios confiados a los laicos -135
 La Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de 1975 precisa
aún más "el lugar de los ministerios (ministeria) no derivados del orden
sagrado, pero que son aptos para asegurar un servicio especial de la
Iglesia" y enumera los siguientes: "catequistas, animadores de la
oración y del canto, cristianos dedicados al servicio de la palabra de
Dios o a la asistencia de los hermanos necesitados y los jefes de
pequeñas comunidades responsables de movimientos apostólicos o de
otros responsables" (EN 73).
No es extraño que tal enfoque generara una multiplicidad de
experiencias en toda la Iglesia y que diversos episcopados publicaran
documentos significativos. Así, el Episcopado Francés (1973), el
Español (1974), el Alemán (1976), el Italiano (1977) y el
Latinoamericano (CELAM, 1979)9. Sin duda que dentro de este
panorama es el Episcopado Francés el que aportó una mayor
profundización sobre esta temática con un título emblemático de su
Asamblea plenaria de 1973: "¿Todos responsables en la Iglesia? El
Ministerio Presbiteral en la Iglesia enteramente 'ministerial "'.
En las precisiones teológicas aportadas a esta Asamblea, el
eclesiólogo Y.Congar centra el sentido de la ministerialidad de toda la
Iglesia a partir de la trilogía koinonia, martyria y diaconia. De esta forma
se puede superar la separación entre ministerio eclesial "ad intra" y "ad
extra"; entiende que el documento Ministeria quaedam, a pesar de su
valor intrínseco, es "demasiado estrecho". A su vez define el ministerio
con cinco características: es un servicio definido, de importancia vital­
no sólo para el "bene esse" sino también para el "plene esse" de la vida
la Iglesia ( catequesis, liturgia, diaconía, servicio a los pobres y a los
enfermos ... )-, que comporta una verdadera responsabilidad, que es
reconocido por la Iglesia local y que supone cierta duración.
9 Cf. L.Rubio, R.S.Chamoso, D.Borobio (eds.), Los ministerios en la
Iglesia, Salamanca 1985; en España de forma pionera la diócesis de Barcelona,
por obra del Cardenal Jubany, publicó una carta pastoral sobre "Los ministerios
en la acción pastoral de la Iglesia" (Boletín Oficial del Arzobispado de Barcelona,
mayo de 1978, pp. 161-184 = PPC, Madrid 1978), con el decreto y orientaciones
para su aplicación febrero de 1979, pp. 53-55.294-298; se trata de la aplicación
del documento del Episcopado Español de 22.V.1974 (cf. este texto en A.Pardo
(ed.), Enchiridion. Documentación Litúrgica Posconciliar, Barcelona 1992, ns.
3160-3174).
136 - Salvador Pi..._' ____________________
Entre los puntos de acuerdo de la Asamblea plenaria sobresale la
afirmación de que "es poco sensato hablar de ministerios internos en
la Iglesia y de ministerios para el exterior; pues todos los ministerios,
situados necesariamente en la Iglesia, deben finalizar por la
construcción y la vida de una Iglesia que da, en el mundo, testimonio
de Jesucristo y de su Evangelio" 1º. Éste es el enfoque básico de las
intervenciones de diversos episcopados que subrayan la conexión con
el ministerio diaconal, dado que además y con la misma fecha Pablo
VI instauró el diaconado permanente con el Motu Proprio Ad
Pascendum 11 •
EL CÓDIGO DEL DERECHO CANÓNICO DE 1983
El Código de Derecho Canónico representa un momento decisivo
para nuestro tema, dado que recoge y sistematiza una serie de
regulaciones anteriores especialmente presentes en la ediciones
posconciliares de los diferentes rituales de los sacramentos a imagen
de la "triple misión de Cristo: sacerdotal, profética y real". Como
novedad se puede constatar la reducción de la aplicación de la palabra
"ministerio" a los referidos sólo al interior de la Iglesia y litúrgicos, y
por otro lado la exclusión de tal designación a la actividad de los laicos
con el uso de otras palabras tales como "munus", "officium", "ius",
"obligatio" u "opera" 12•
La posibilidad de una institución de ministerios del lector y del
acólito para laicos, así como de otros ministerios laicales propuestos
1O Asamblea plenaria del Episcopado francés, ¿ Todos responsables en la
Iglesia?, Santander 1975, pp. 73-79.99.
11 Cf. texto en Fhase 72 (1972) 534-542; la Carta Pastoral citada del
Cardenal Jubany afirma que "en estrecha conexión con el ministerio del diácono,
hay todavía en la Iglesia gran multitud de servicios, asumidos desde el principio
por los laicos: Se trata de actividades que forman una especie de constelación
alrededor de los grandes polos de la misión eclesial: la Palabra y la Eucaristía",
Boletín O.A.E., mayo 1978, p.179.
12 Cf. E.Rinere, Conciliar and Canonical Applications of "Ministry" to
the Laity: Toe Jurist 47 (1987) 204-227; R.Torfs, Auctoritas, potestas, iurisdictio,
facultas, officium, munus: Concilium 217 (1988) 389-401.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -137
 La Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de 1975 precisa
aún más "el lugar de los ministerios (ministeria) no derivados del orden
sagrado, pero que son aptos para asegurar un servicio especial de la
Iglesia" y enumera los siguientes: "catequistas, animadores de la
oración y del canto, cristianos dedicados al servicio de la palabra de
Dios o a la asistencia de los hermanos necesitados y los jefes de
pequeñas comunidades responsables de movimientos apostólicos o de
otros responsables" (EN 73).
No es extraño que tal enfoque generara una multiplicidad de
experiencias en toda la Iglesia y que diversos episcopados publicaran
documentos significativos. Así, el Episcopado Francés (1973), el
Español (1974), el Alemán (1976), el Italiano (1977) y el
Latinoamericano (CELAM, 1979)9. Sin duda que dentro de este
panorama es el Episcopado Francés el que aportó una mayor
profundización sobre esta temática con un título emblemático de su
Asamblea plenaria de 1973: "¿Todos responsables en la Iglesia? El
Ministerio Presbiteral en la Iglesia enteramente 'ministerial "'.
En las precisiones teológicas aportadas a esta Asamblea, el
eclesiólogo Y.Congar centra el sentido de la ministerialidad de toda la
Iglesia a partir de la trilogía koinonia, martyria y diaconia. De esta forma
se puede superar la separación entre ministerio eclesial "ad intra" y "ad
extra"; entiende que el documento Ministeria quaedam, a pesar de su
valor intrínseco, es "demasiado estrecho". A su vez define el ministerio
con cinco características: es un servicio definido, de importancia vital­
no sólo para el "bene esse" sino también para el "plene esse" de la vida
la Iglesia ( catequesis, liturgia, diaconía, servicio a los pobres y a los
enfermos ... )-, que comporta una verdadera responsabilidad, que es
reconocido por la Iglesia local y que supone cierta duración.
9 Cf. L.Rubio, R.S.Chamoso, D.Borobio (eds.), Los ministerios en la
Iglesia, Salamanca 1985; en España de forma pionera la diócesis de Barcelona,
por obra del Cardenal Jubany, publicó una carta pastoral sobre "Los ministerios
en la acción pastoral de la Iglesia" (Boletín Oficial del Arzobispado de Barcelona,
mayo de 1978, pp. 161-184 = PPC, Madrid 1978), con el decreto y orientaciones
para su aplicación febrero de 1979, pp. 53-55.294-298; se trata de la aplicación
del documento del Episcopado Español de 22.V.1974 (cf. este texto en A.Pardo
(ed.), Enchiridion. Documentación Litúrgica Posconciliar, Barcelona 1992, ns.
3160-3174).
136 - Salvador Pi..._' ____________________
Entre los puntos de acuerdo de la Asamblea plenaria sobresale la
afirmación de que "es poco sensato hablar de ministerios internos en
la Iglesia y de ministerios para el exterior; pues todos los ministerios,
situados necesariamente en la Iglesia, deben finalizar por la
construcción y la vida de una Iglesia que da, en el mundo, testimonio
de Jesucristo y de su Evangelio" 1º. Éste es el enfoque básico de las
intervenciones de diversos episcopados que subrayan la conexión con
el ministerio diaconal, dado que además y con la misma fecha Pablo
VI instauró el diaconado permanente con el Motu Proprio Ad
Pascendum 11 •
EL CÓDIGO DEL DERECHO CANÓNICO DE 1983
El Código de Derecho Canónico representa un momento decisivo
para nuestro tema, dado que recoge y sistematiza una serie de
regulaciones anteriores especialmente presentes en la ediciones
posconciliares de los diferentes rituales de los sacramentos a imagen
de la "triple misión de Cristo: sacerdotal, profética y real". Como
novedad se puede constatar la reducción de la aplicación de la palabra
"ministerio" a los referidos sólo al interior de la Iglesia y litúrgicos, y
por otro lado la exclusión de tal designación a la actividad de los laicos
con el uso de otras palabras tales como "munus", "officium", "ius",
"obligatio" u "opera" 12•
La posibilidad de una institución de ministerios del lector y del
acólito para laicos, así como de otros ministerios laicales propuestos
1O Asamblea plenaria del Episcopado francés, ¿ Todos responsables en la
Iglesia?, Santander 1975, pp. 73-79.99.
11 Cf. texto en Fhase 72 (1972) 534-542; la Carta Pastoral citada del
Cardenal Jubany afirma que "en estrecha conexión con el ministerio del diácono,
hay todavía en la Iglesia gran multitud de servicios, asumidos desde el principio
por los laicos: Se trata de actividades que forman una especie de constelación
alrededor de los grandes polos de la misión eclesial: la Palabra y la Eucaristía",
Boletín O.A.E., mayo 1978, p.179.
12 Cf. E.Rinere, Conciliar and Canonical Applications of "Ministry" to
the Laity: Toe Jurist 47 (1987) 204-227; R.Torfs, Auctoritas, potestas, iurisdictio,
facultas, officium, munus: Concilium 217 (1988) 389-401.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -137
por las Conferencias Episcopales previstos por Ministeria quaedam y
enfatizados por Evangelii Nuntiandi, no está incluida directamente en
el Código, aunque no se excluye y encuentra cabida en el c. 228, 1, al
referirse genéricamente a los "oficios y encargos" (officia et munera)
que pueden cumplir los laicos. Por otro lado, en el importante c. 129,
la participación de los laicos en el "munus regendi" no aparece como
el ejercicio de una habilitación originaria y propia, tal como podría
inducirse a partir de LG 33: "los laicos poseen aptitudes para que la
jerarquía los asuma para ciertas funciones eclesiásticas orientadas a
un fin espiritual", sino que más bien se formula como una
"cooperación" extrínseca al ejercicio de la "potestas" poseída por la
jerarquía al expresarse que "en el ejercicio de dicha potestad (de
régimen) pueden cooperar los laicos" 13•
Sobre la función de santificación de los laicos (ce. 230; 861, 2),
se hace referencia a los lectores, acólitos, comentadores, cantores, al
ejercicio del ministerio de la palabra, a la presidencia de la oración, a
la administración del bautismo y distribución de la comunión. Sobre
la función de enseñanza de los laicos (ce. 784s.; 796, 2; 804, 2), se
enumeran la de misionero, catequista y maestro. Finalmente, sobre la
función de gobierno, se mencionan dos encargos, aunque sin
calificarlos de ministeriales: el primero, es la posibilidad de ser juez
de un tribunal diocesano (c. 1421, 2), siguiendo la novedad aportada
por el Motu Proprio Causae Matrimoniales de 1971 de Pablo VI, y el
segundo, contempla la participación en la cura pastoral conjunta de
una parroquia (c. 517, 2), prescripción que representa una total
novedad en el derecho universal y que responde a diversas experiencias
realizadas en diócesis especialmente de misión 14•
13 Cf. estas críticas observaciones de E.Corecco en La recepción del
Vaticano II en el Código de Derecho Canónico: G.Alberigo, J.P.Jossua (eds.), La
recepción del Vaticano II, Madrid 1987, pp. 299-354. 323-327.
14 Cf. Phase 141-142 (1984) 181-384, sobre el nuevo Código de Derecho
Canónico, especialmenteJ.Urdeix, Los laicos y el ministerio (CIC cnn. 228-231),
pp. 187-191.
138 - Salvador Pie;,.' ____________________
DE LAS EXHORTACIONES APOSTÓLICAS
"CHRISTIFIDELES LAICI" DE 1988 Y "REDEMPTORIS
MISSIO" DE 1990 HASTA LA INSTRUCCIÓN DE 1997
Con motivo del Sínodo sobre el Laicado de 1987 se multiplicaron
las publicaciones sobre nuestro tema 15• Fruto de este Sínodo, la
Exhortación Apostólica Christifideles Laici de Juan Pablo II dedicó
un largo y matizado apartado al tema en el nº 23. En primer lugar se
afirma claramente que "los ministerios, oficios y funciones de los fieles
laicos, tienen su fundamento sacramental en el Bautismo y en la
Confirmación, y para muchos de ellos, además en el Matrimonio". Y
citando el canon 230, 3, recuerda que "sin embargo el ejercicio de
estas tareas no hace del fiel laico un pastor". De entre estas tareas
enumera "la aportación de los fieles laicos en favor de la
evangelización, de la santificación y de la animación cristiana de las
realidades temporales, como también su generosa disponibilidad a la
suplencia en situaciones de emergencia y de necesidad crónica".
A su vez la Christifideles Laici recoge los juicios críticos del Sínodo
precedente sobre el uso indiscriminado del término "ministerio", la
confusión entre sacerdocio común y ministerial, la interpretación abusiva
del concepto de suplencia, la tendencia a la clericalización de los laicos...
Por esta razón se exhorta a su ejercicio "en conformidad con su específica
vocación laical" y se pide la revisión del Motu Proprio Ministeria
quaedam y la constitución de una comisión para llevarla a término,
conscientes que la rápida dinamización de los ministerios en la Iglesia tal
como observaba el subsecretario del Consejo Pontifico para los Laicos,
°
15 Cf. la panorámica ya citada de L.Rubio, R.S.Chamoso, D.Borobio, Los
Ministerios en la Iglesia, Salamanca 1985; la propuesta de D.Borobio, Ministerios
laicales, Madrid 1984; la reflexión crítica de P.Tena, Los ministerios confiados a
los laicos: Teología del Sacerdocio, �urgos 1987, pp.423-450; el vademécum de
J .Aldazábal, Ministerios de Laicos, Barcelona 1987, y la síntesis sobre
Latinoamérica de EA.Pastor, Ministerios laicales y Comunidades de Base. La
renovación pastoral de la Iglesia en América Latina: Greg 68 (1987) 267-305;
cf. nuestra reflexión Aportaciones del Sínodo 1987 a la teología del laicado:
Revista Española de Teología 48 (1988) 321-370.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -139
por las Conferencias Episcopales previstos por Ministeria quaedam y
enfatizados por Evangelii Nuntiandi, no está incluida directamente en
el Código, aunque no se excluye y encuentra cabida en el c. 228, 1, al
referirse genéricamente a los "oficios y encargos" (officia et munera)
que pueden cumplir los laicos. Por otro lado, en el importante c. 129,
la participación de los laicos en el "munus regendi" no aparece como
el ejercicio de una habilitación originaria y propia, tal como podría
inducirse a partir de LG 33: "los laicos poseen aptitudes para que la
jerarquía los asuma para ciertas funciones eclesiásticas orientadas a
un fin espiritual", sino que más bien se formula como una
"cooperación" extrínseca al ejercicio de la "potestas" poseída por la
jerarquía al expresarse que "en el ejercicio de dicha potestad (de
régimen) pueden cooperar los laicos" 13•
Sobre la función de santificación de los laicos (ce. 230; 861, 2),
se hace referencia a los lectores, acólitos, comentadores, cantores, al
ejercicio del ministerio de la palabra, a la presidencia de la oración, a
la administración del bautismo y distribución de la comunión. Sobre
la función de enseñanza de los laicos (ce. 784s.; 796, 2; 804, 2), se
enumeran la de misionero, catequista y maestro. Finalmente, sobre la
función de gobierno, se mencionan dos encargos, aunque sin
calificarlos de ministeriales: el primero, es la posibilidad de ser juez
de un tribunal diocesano (c. 1421, 2), siguiendo la novedad aportada
por el Motu Proprio Causae Matrimoniales de 1971 de Pablo VI, y el
segundo, contempla la participación en la cura pastoral conjunta de
una parroquia (c. 517, 2), prescripción que representa una total
novedad en el derecho universal y que responde a diversas experiencias
realizadas en diócesis especialmente de misión 14•
13 Cf. estas críticas observaciones de E.Corecco en La recepción del
Vaticano II en el Código de Derecho Canónico: G.Alberigo, J.P.Jossua (eds.), La
recepción del Vaticano II, Madrid 1987, pp. 299-354. 323-327.
14 Cf. Phase 141-142 (1984) 181-384, sobre el nuevo Código de Derecho
Canónico, especialmenteJ.Urdeix, Los laicos y el ministerio (CIC cnn. 228-231),
pp. 187-191.
138 - Salvador Pie;,.' ____________________
DE LAS EXHORTACIONES APOSTÓLICAS
"CHRISTIFIDELES LAICI" DE 1988 Y "REDEMPTORIS
MISSIO" DE 1990 HASTA LA INSTRUCCIÓN DE 1997
Con motivo del Sínodo sobre el Laicado de 1987 se multiplicaron
las publicaciones sobre nuestro tema 15• Fruto de este Sínodo, la
Exhortación Apostólica Christifideles Laici de Juan Pablo II dedicó
un largo y matizado apartado al tema en el nº 23. En primer lugar se
afirma claramente que "los ministerios, oficios y funciones de los fieles
laicos, tienen su fundamento sacramental en el Bautismo y en la
Confirmación, y para muchos de ellos, además en el Matrimonio". Y
citando el canon 230, 3, recuerda que "sin embargo el ejercicio de
estas tareas no hace del fiel laico un pastor". De entre estas tareas
enumera "la aportación de los fieles laicos en favor de la
evangelización, de la santificación y de la animación cristiana de las
realidades temporales, como también su generosa disponibilidad a la
suplencia en situaciones de emergencia y de necesidad crónica".
A su vez la Christifideles Laici recoge los juicios críticos del Sínodo
precedente sobre el uso indiscriminado del término "ministerio", la
confusión entre sacerdocio común y ministerial, la interpretación abusiva
del concepto de suplencia, la tendencia a la clericalización de los laicos...
Por esta razón se exhorta a su ejercicio "en conformidad con su específica
vocación laical" y se pide la revisión del Motu Proprio Ministeria
quaedam y la constitución de una comisión para llevarla a término,
conscientes que la rápida dinamización de los ministerios en la Iglesia tal
como observaba el subsecretario del Consejo Pontifico para los Laicos,
°
15 Cf. la panorámica ya citada de L.Rubio, R.S.Chamoso, D.Borobio, Los
Ministerios en la Iglesia, Salamanca 1985; la propuesta de D.Borobio, Ministerios
laicales, Madrid 1984; la reflexión crítica de P.Tena, Los ministerios confiados a
los laicos: Teología del Sacerdocio, �urgos 1987, pp.423-450; el vademécum de
J .Aldazábal, Ministerios de Laicos, Barcelona 1987, y la síntesis sobre
Latinoamérica de EA.Pastor, Ministerios laicales y Comunidades de Base. La
renovación pastoral de la Iglesia en América Latina: Greg 68 (1987) 267-305;
cf. nuestra reflexión Aportaciones del Sínodo 1987 a la teología del laicado:
Revista Española de Teología 48 (1988) 321-370.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -139
P.Coughlan, es "consecuencia inevitable del concepto que de sí tiene la
Iglesia, que parte del Vaticano II y que está entrando poco a poco en el
estilo de vida de la comunidad eclesial 16 •
Dos años más tarde, la Redemptoris Missio recuerda "el
incremento de los ministerios (ministeria) eclesiales y extraeclesiales"
(nº 73), y además de centrarse sobre los catequistas se refiere a "otras
formas de ministerio (ministerium) a la vida de la Iglesia y a la misión,
tales como animadores de la oración, del culto y de la liturgia,
responsables de comunidades eclesiales de base, encargados de obras
de caridad, administraqores de bienes de la Iglesia, dirigentes de
grupos y asociaciones apostólicas, profesores de religión..."(nº74). Se
trata de una llamada a la dinamización de los "responsables y agentes
de la pastoral misionera", tal como comentaba el Obispo Director de
la Obras Misionales Pontificias de España, Mons. J.Capmany 17•
El último documento sobre nuestra temática es esta Instrucción
romana (1997) publicada precisamente diez años después del Sínodo
sobre los Laicos y que quiere realizar la clarificación "acerca de
algunas cuestiones de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado
ministerio de los sacerdotes", puesto que tiene como objetivo "dar una
respuesta clara y autorizada a nuevas formas de actividad "pastoral"
de los fieles no ordenados". Se trata de un documento que, como ya
se ha indicado, no tiene el mismo rango magisterial que sus
predecesores que eran firmados por el Papa. Una lectura atenta y
aconsejada de esta "Instrucción" suscita las siguientes observaciones:
a) La primera es que sorprendentemente no se citan ni el Motu
Proprio Ministeria quaedam, ni la Exhortación Apostólica Evangelii
Nuntiandi, los documentos papales más importantes sobre este tema,
aunque sí que se citan documentos de Congregaciones romanas de la
época de Pablo V I, así como la edición oficial de los libros litúrgicos
promulgados en aquella época. Esta ausencia repercute también en la
Christifideles Laici nº 23 y en la Redemptoris Missio ns. 73s. de Juan
l 6 La vid y los sarmientos. Comentario a la Exhortación Apostólica sobre
los Laicos de Juan-Pablo./!, Madrid 1990, pp.121s.
17 Cf. Haced discípulos a todas las gentes. Comentarios a la "Redemptoris
Missio", Valencia 1991, pp. 235-247.246s.
140 - Salvador Pi..._" ____________________
Pablo 11, en la primera de las cuales existe una referencia a la revisión
de Ministeria quaedam, y que es silenciada al afrontar explícitamente
la "necesidad de una terminología apropiada" (art. 1).
b) La segunda observación, quizá también sorprendente, se refiere
a las disposiciones prácticas donde siempre se usa la expresión
negativa para calificar a los laicos como "fieles no ordenados". Es
sabido que una de las aportaciones más relevantes del Vaticano II fue
la definición positiva del laico (cf.cap. IV de la LG y toda la AA),
superando así la hasta entonces habitualmente negativa en el sentido
de que el laico era aquél que no era ni presbítero ni religioso. El mismo
Código posconciliar se sitúa en esta nueva terminología al describir
los dos estados esenciales de la Iglesia que están formados por: "los
laicos y los ministros sagrados" (c. 207, 1).
c) La tercera observación se refiere a los cuatro principios
teológicos iniciales de esta "Instrucción", que son un buen y preciso
resumen sobre la diferencia entre sacerdocio común y sacerdocio
ministerial, sobre la unidad y la diversidad en las funciones
ministeriales, sobre la insustituibilidad del ministerio ordenado y sobre
la colaboración de los fieles no ordenados en el ministerio pastoral.
Es este último principio el que queda fundamentado casi únicamente
en las prescripciones canónicas, a diferencia de los anteriores, cosa ·
que le confiere un tono poco adecuado al título de principio teológico.
d) La cuarta observación se refiere a las disposiciones prácticas,
que son trece, con treinta y cinco regulaciones. Se trata de un "vade­
mecum" canónico a modo de resumen práctico que facilitará su
consulta. Empieza urgiendo la necesidad de una terminología adecuada
en la que la palabra "ministerio" sólo se puede usar cuando exista una
"constante referencia al único y fontal 'ministerio de Cristo', sin que
sea percibido y vivido como una indebida aspiración al ministerio
ordenado o como pr�gresiva erosión de su especificidad". Se entra
después en el ejercicio del ministerio de la palabra, la homilía, la
parroquia, los organismos de colaboración, etc.
El subrayado fundamental, de acuerdo con las prescripciones
canónicas, es el carácter de "suplencia" y de "excepcionalidad" de tal
colaboración, so pena de clericalizar a los laicos, objetivo a todas luces
muy importante y que conviene retener, aún en medio de un texto que
respira demasiado temor hacia los laicos, teniendo en cuenta que a
____________ Los ministerios confiados a los laicos -141
P.Coughlan, es "consecuencia inevitable del concepto que de sí tiene la
Iglesia, que parte del Vaticano II y que está entrando poco a poco en el
estilo de vida de la comunidad eclesial 16 •
Dos años más tarde, la Redemptoris Missio recuerda "el
incremento de los ministerios (ministeria) eclesiales y extraeclesiales"
(nº 73), y además de centrarse sobre los catequistas se refiere a "otras
formas de ministerio (ministerium) a la vida de la Iglesia y a la misión,
tales como animadores de la oración, del culto y de la liturgia,
responsables de comunidades eclesiales de base, encargados de obras
de caridad, administraqores de bienes de la Iglesia, dirigentes de
grupos y asociaciones apostólicas, profesores de religión..."(nº74). Se
trata de una llamada a la dinamización de los "responsables y agentes
de la pastoral misionera", tal como comentaba el Obispo Director de
la Obras Misionales Pontificias de España, Mons. J.Capmany 17•
El último documento sobre nuestra temática es esta Instrucción
romana (1997) publicada precisamente diez años después del Sínodo
sobre los Laicos y que quiere realizar la clarificación "acerca de
algunas cuestiones de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado
ministerio de los sacerdotes", puesto que tiene como objetivo "dar una
respuesta clara y autorizada a nuevas formas de actividad "pastoral"
de los fieles no ordenados". Se trata de un documento que, como ya
se ha indicado, no tiene el mismo rango magisterial que sus
predecesores que eran firmados por el Papa. Una lectura atenta y
aconsejada de esta "Instrucción" suscita las siguientes observaciones:
a) La primera es que sorprendentemente no se citan ni el Motu
Proprio Ministeria quaedam, ni la Exhortación Apostólica Evangelii
Nuntiandi, los documentos papales más importantes sobre este tema,
aunque sí que se citan documentos de Congregaciones romanas de la
época de Pablo V I, así como la edición oficial de los libros litúrgicos
promulgados en aquella época. Esta ausencia repercute también en la
Christifideles Laici nº 23 y en la Redemptoris Missio ns. 73s. de Juan
l 6 La vid y los sarmientos. Comentario a la Exhortación Apostólica sobre
los Laicos de Juan-Pablo./!, Madrid 1990, pp.121s.
17 Cf. Haced discípulos a todas las gentes. Comentarios a la "Redemptoris
Missio", Valencia 1991, pp. 235-247.246s.
140 - Salvador Pi..._" ____________________
Pablo 11, en la primera de las cuales existe una referencia a la revisión
de Ministeria quaedam, y que es silenciada al afrontar explícitamente
la "necesidad de una terminología apropiada" (art. 1).
b) La segunda observación, quizá también sorprendente, se refiere
a las disposiciones prácticas donde siempre se usa la expresión
negativa para calificar a los laicos como "fieles no ordenados". Es
sabido que una de las aportaciones más relevantes del Vaticano II fue
la definición positiva del laico (cf.cap. IV de la LG y toda la AA),
superando así la hasta entonces habitualmente negativa en el sentido
de que el laico era aquél que no era ni presbítero ni religioso. El mismo
Código posconciliar se sitúa en esta nueva terminología al describir
los dos estados esenciales de la Iglesia que están formados por: "los
laicos y los ministros sagrados" (c. 207, 1).
c) La tercera observación se refiere a los cuatro principios
teológicos iniciales de esta "Instrucción", que son un buen y preciso
resumen sobre la diferencia entre sacerdocio común y sacerdocio
ministerial, sobre la unidad y la diversidad en las funciones
ministeriales, sobre la insustituibilidad del ministerio ordenado y sobre
la colaboración de los fieles no ordenados en el ministerio pastoral.
Es este último principio el que queda fundamentado casi únicamente
en las prescripciones canónicas, a diferencia de los anteriores, cosa ·
que le confiere un tono poco adecuado al título de principio teológico.
d) La cuarta observación se refiere a las disposiciones prácticas,
que son trece, con treinta y cinco regulaciones. Se trata de un "vade­
mecum" canónico a modo de resumen práctico que facilitará su
consulta. Empieza urgiendo la necesidad de una terminología adecuada
en la que la palabra "ministerio" sólo se puede usar cuando exista una
"constante referencia al único y fontal 'ministerio de Cristo', sin que
sea percibido y vivido como una indebida aspiración al ministerio
ordenado o como pr�gresiva erosión de su especificidad". Se entra
después en el ejercicio del ministerio de la palabra, la homilía, la
parroquia, los organismos de colaboración, etc.
El subrayado fundamental, de acuerdo con las prescripciones
canónicas, es el carácter de "suplencia" y de "excepcionalidad" de tal
colaboración, so pena de clericalizar a los laicos, objetivo a todas luces
muy importante y que conviene retener, aún en medio de un texto que
respira demasiado temor hacia los laicos, teniendo en cuenta que a
____________ Los ministerios confiados a los laicos -141
 pesar del rol distinto que tienen respecto a los presbíteros todos forman
una misma Iglesia.
e) Una última observación parte de las palabras citadas del
discurso del Papa Juan Pablo II como conclusión de la "Instrucción",
en el sentido de que "en algunas situaciones locales se han creado
.soluciones generosas e inteligentes. La misma normativa del Código
de Derecho Canónico ha ofrecido posibilidades nuevas... previstas para
situaciones extraordinarias de falta o de escasez de ministros
sagrados". Por esta razón se comprende que en la misma presentación
de esta Instrucción se ,diga que "no pretende agotar el tema, bien
porque se limita a considerar los casos hoy más conocidos, bien por
la extrema variedad de circunstancias particulares en las cuales tales
casos se verifican". Y aquí es donde radica la posibilidad de aportar
más luz concreta. En el caso de las diócesis con falta de presbíteros,
al menos durante un futuro más previsible, ¿no se debería constatar
con sencillez que se' está en una "situación extraordinaria", no sin
interrogarse y esforzarse para promover más vocaciones? Ahora bien,
ante esta situación, ¿no se debería suscitar también una profundización
y pistas de reflexión y de práctica sobre el ejercicio ministerial hoy
buscando "soluciones generosas e inteligentes"? 18•
18 La reacción contra esta Instrucción ha sido particularmente dura: así en
el mundo germano desde el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana,
Mons. K.Lehmann, que ha subrayado el clima de sospecha involuntario pero
sensible que ha generado, pasando por el Obispo de Münster, Mons. R.Lettmann,
por el Comité Central de los Católicos Alemanes, hasta el Obispo de Innsbruck,
Mons. R.Stecler, que habla de déficit teológico y pastoral. También han mostrado
una valoración crítica diversos obispos franceses: así el Cardenal P.Eyt, arzobispo
de Burdeos, por el riesgo de desconfianza que suscita hacia laicos, presbíteros y
obispos; de forma similar los arzobispos de Rennes, Mons. M.J.Julien, y de
Auxerre, Mons. G.Gibson y el Obispo de Besanc;on, Mons. E.Lecrosnier; cf.,
informaciones en La Croix 21.22. Xl.1997; L'Actualité Religieuse 162 (15.1.98)
1; Esprit et Vie 2 (15.1.1998) 40-43; Documentation Catholique 2175 (1.11.1998)
130s. y en Il Regno y Herder Korrespondenz citados después. Recojamos también
los comentarios teológicos más sobresalientes: S.Dianich, Sacerdoti e Laici: ruoli
distinti ma nella stessa Chiesa: Famiglia Cristiana 49 (1997) 17; la tajante editorial
de W.Seibel, Neuer Klerikalismus: Stimmen der Zeit 1(1998) Is.; la reflexión
teológica de P.Hünermann donde constata su irritación, Laien nur Helfer? (Laicos,
¿sólo ayudantes?): Herder Korrespondenz 1(1998) 31-34, y la sugerente entrevista
142 - Salvador Pié ____________________
LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA SOBRE LOS MINISTERIOS
CONFIADOS A LOS LAICOS
La teología del ministerio pastoral y los ministerios
La reflexión teológica sobre los ministerios confiados a los laicos
va muy ligada a la teología del ministerio en la Iglesia, desarrollada
de forma especial a partir del Concilio Vaticano 11.
a) El punto de partida oficial, el Concilio Vaticano 11, representa
un primer momento importante de reencuentro con la expresión clásica
cristiana de "ministerio" que sustituye la hasta entonces más habitual
de sacerdocio o jerarquía. En este sentido son significativos los títulos
del "Decreto sobre el ministerio pastoral de los obispos" y del "Decreto
sobre el ministerio y la vida de los presbíteros", así como la
multiplicación de esta expresión en LG, presente 26 veces, para
calificar especialmente el servicio de los obispos, presbíteros y
diáconos. Se trata sin duda de la recuperación de la expresión
a B.Sesboüé titulada, La paura di dare un nome ("El miedo a dar un nombre"): Il
Regno 807 (1998) 12-16, donde propone, para salir de esta situación de miedo y
tristeza, un Sínodo sobre "los laicos pastores". Por otro lado, el prestigioso
canonista de Munich, W.Aymans, ha criticado ciertas reacciones iniciales y ha
subrayado, con un título significativo, que esta Instrucción tiene "Una finalidad
muy limitada", en L'Osservatore Romano, ed.esp. 13.11.1998, donde exhorta a
"no desanimar a los laicos, ayudándoles a abrirse a un nuevo modo de concebir
su propia misión". Sobre la peculiaridad del "consejo de la comunidad parroquial"
(Pfarrgemeinderat), surgido del Sínodo de las Diócesis de Alemania Federal de
1970 y en el que la presidencia la ejerce un laico, Aymans considéra que debería
revisarse a partir del c. 536 sobre el "Consejo pastoral parroquial", opinión no
compartida por la Conferencia Episcopal que ha confirmado la diferencia entre
ambos consejos. Anotemos un excelente y recentísimo "status quaestionis"
teológico y bibliográfico "alemán" en M.Klockener-Kl. Richter (eds.), Wie weit
triigt das gemeinsame Priestertum?, ¿hasta dónde llega el sacerdocio común?,
Freiburg 1998, con un subtítulo significativo del debate: ("Ministerio litúrgico de
dirección entre ordenación y encargo"), el cual, uniéndose a la lamentación sobre
la "Instrucción", ofrece trece estudios entre los que sobresalen la síntesis
sistemático-pastoral de H.Vorgrimler, donde comenta el documento de los Obispos
alemanes de 1995, y diversos apuntes...
_____________ Los ministerios confiados a los laicos -143
 pesar del rol distinto que tienen respecto a los presbíteros todos forman
una misma Iglesia.
e) Una última observación parte de las palabras citadas del
discurso del Papa Juan Pablo II como conclusión de la "Instrucción",
en el sentido de que "en algunas situaciones locales se han creado
.soluciones generosas e inteligentes. La misma normativa del Código
de Derecho Canónico ha ofrecido posibilidades nuevas... previstas para
situaciones extraordinarias de falta o de escasez de ministros
sagrados". Por esta razón se comprende que en la misma presentación
de esta Instrucción se ,diga que "no pretende agotar el tema, bien
porque se limita a considerar los casos hoy más conocidos, bien por
la extrema variedad de circunstancias particulares en las cuales tales
casos se verifican". Y aquí es donde radica la posibilidad de aportar
más luz concreta. En el caso de las diócesis con falta de presbíteros,
al menos durante un futuro más previsible, ¿no se debería constatar
con sencillez que se' está en una "situación extraordinaria", no sin
interrogarse y esforzarse para promover más vocaciones? Ahora bien,
ante esta situación, ¿no se debería suscitar también una profundización
y pistas de reflexión y de práctica sobre el ejercicio ministerial hoy
buscando "soluciones generosas e inteligentes"? 18•
18 La reacción contra esta Instrucción ha sido particularmente dura: así en
el mundo germano desde el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana,
Mons. K.Lehmann, que ha subrayado el clima de sospecha involuntario pero
sensible que ha generado, pasando por el Obispo de Münster, Mons. R.Lettmann,
por el Comité Central de los Católicos Alemanes, hasta el Obispo de Innsbruck,
Mons. R.Stecler, que habla de déficit teológico y pastoral. También han mostrado
una valoración crítica diversos obispos franceses: así el Cardenal P.Eyt, arzobispo
de Burdeos, por el riesgo de desconfianza que suscita hacia laicos, presbíteros y
obispos; de forma similar los arzobispos de Rennes, Mons. M.J.Julien, y de
Auxerre, Mons. G.Gibson y el Obispo de Besanc;on, Mons. E.Lecrosnier; cf.,
informaciones en La Croix 21.22. Xl.1997; L'Actualité Religieuse 162 (15.1.98)
1; Esprit et Vie 2 (15.1.1998) 40-43; Documentation Catholique 2175 (1.11.1998)
130s. y en Il Regno y Herder Korrespondenz citados después. Recojamos también
los comentarios teológicos más sobresalientes: S.Dianich, Sacerdoti e Laici: ruoli
distinti ma nella stessa Chiesa: Famiglia Cristiana 49 (1997) 17; la tajante editorial
de W.Seibel, Neuer Klerikalismus: Stimmen der Zeit 1(1998) Is.; la reflexión
teológica de P.Hünermann donde constata su irritación, Laien nur Helfer? (Laicos,
¿sólo ayudantes?): Herder Korrespondenz 1(1998) 31-34, y la sugerente entrevista
142 - Salvador Pié ____________________
LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA SOBRE LOS MINISTERIOS
CONFIADOS A LOS LAICOS
La teología del ministerio pastoral y los ministerios
La reflexión teológica sobre los ministerios confiados a los laicos
va muy ligada a la teología del ministerio en la Iglesia, desarrollada
de forma especial a partir del Concilio Vaticano 11.
a) El punto de partida oficial, el Concilio Vaticano 11, representa
un primer momento importante de reencuentro con la expresión clásica
cristiana de "ministerio" que sustituye la hasta entonces más habitual
de sacerdocio o jerarquía. En este sentido son significativos los títulos
del "Decreto sobre el ministerio pastoral de los obispos" y del "Decreto
sobre el ministerio y la vida de los presbíteros", así como la
multiplicación de esta expresión en LG, presente 26 veces, para
calificar especialmente el servicio de los obispos, presbíteros y
diáconos. Se trata sin duda de la recuperación de la expresión
a B.Sesboüé titulada, La paura di dare un nome ("El miedo a dar un nombre"): Il
Regno 807 (1998) 12-16, donde propone, para salir de esta situación de miedo y
tristeza, un Sínodo sobre "los laicos pastores". Por otro lado, el prestigioso
canonista de Munich, W.Aymans, ha criticado ciertas reacciones iniciales y ha
subrayado, con un título significativo, que esta Instrucción tiene "Una finalidad
muy limitada", en L'Osservatore Romano, ed.esp. 13.11.1998, donde exhorta a
"no desanimar a los laicos, ayudándoles a abrirse a un nuevo modo de concebir
su propia misión". Sobre la peculiaridad del "consejo de la comunidad parroquial"
(Pfarrgemeinderat), surgido del Sínodo de las Diócesis de Alemania Federal de
1970 y en el que la presidencia la ejerce un laico, Aymans considéra que debería
revisarse a partir del c. 536 sobre el "Consejo pastoral parroquial", opinión no
compartida por la Conferencia Episcopal que ha confirmado la diferencia entre
ambos consejos. Anotemos un excelente y recentísimo "status quaestionis"
teológico y bibliográfico "alemán" en M.Klockener-Kl. Richter (eds.), Wie weit
triigt das gemeinsame Priestertum?, ¿hasta dónde llega el sacerdocio común?,
Freiburg 1998, con un subtítulo significativo del debate: ("Ministerio litúrgico de
dirección entre ordenación y encargo"), el cual, uniéndose a la lamentación sobre
la "Instrucción", ofrece trece estudios entre los que sobresalen la síntesis
sistemático-pastoral de H.Vorgrimler, donde comenta el documento de los Obispos
alemanes de 1995, y diversos apuntes...
_____________ Los ministerios confiados a los laicos -143
 tradicional de la jerarquía como "servicio" o "diakonía" según el
Nuevo Testamento y los documentos de la tradición 19 • Con todo, el
Vaticano II, tal como hemos apuntado ya, no usa nunca la expresión
estricta "ministerio" aplicada a los laicos.
b) El primer uso posconciliar por parte de un teólogo de la
expresión "ministerios" aplicada al laicado se encuentra en Y.Congar
en 1965 y la refleja posteriormente en su meditación sobre "mi camino
en la teología del laicado y de los ministerios". Para Congar "la Iglesia
de Dios no se construye solamente por los actos del ministerio oficial
del presbiterado, sino por una multitud de servicios diversos más o
menos estables u ocasionales, más o menos espontáneos o reconocidos,
y eventualmente hasta consagrados por la ordenación sacramental
(catequesis, lector, visita a presos y enfermos, responsable de acción
católica, de misiones, ayuda a parados, emigrantes...). Existen, pero
hasta ahora ni se los había llamado por su verdadero nombre, el de
ministerios, ni se les había reconocido su puesto y su estatuto en la
eclesiología. La pareja decisiva no es precisamente "sacerdocio­
laicado" que yo usaba en Jalons pour une théologie du laicat (1951),
sino más bien 'ministerios o servicios-comunidad"'2º.
c) El primer uso oficial de la expresión "ministerios confiados a
los laicos" se encuentra en Ministeria quaedam de 1972, así como la
primera reflexión episcopal la presenta el Episcopado francés en su
Asamblea plenaria de 1973 donde precisa el sentido de la palabra
"ministerio". En efecto, existe un uso lato: así el ministerio indicaría
la misión global de la Iglesia o el servicio espontáneo y ocasional de
un cristiano determinado; pero en el uso teológico se tiende a designar
como ministerios tres casos: 1. servicios definidos, de importancia
vital, que llevan consigo una verdadera responsabilidad, reconocidos
por la iglesia local y que suponen una cierta duración; 2. los servicios
19 Cf. Y.M.Congar, La jerarquía como servicio, según el N. T. y los
documentos de la Tradición. Algunas expresiones tradicionales del servicio
cristiano: Y.Congar/B.D.Dupuy (eds.), El Episcopado y la Iglesia universal
(1962), Barcelona 1966, pp. 67-126; cf. su desarrollo posterior en el nuevo ritual
de ordenación en nuestro, La plegaria de ordenación de los presbíteros. Nueva
edición del Ritual: Phase 186 (1991) 471-490.
20 Ministerios y comunión eclesial, Madrid 1973, pp. 11-31.19.
144 - Salvador Pié ____________________
"instituidos" por un acto litúrgico; 3. los ministerios confiados
mediante ordenación (diaconado, presbiterado, episcopado). Más
adelante, Congar en su intervención en esta Asamblea episcopal
subraya cierta estrechez de Ministeria quaedam por apuntar sólo dos
ministerios explícitos (lector y acólito) y subraya la importancia de
que las Conferencias Episcopales promuevan otros ministerios
(catequista, animación litúrgica, consejo conyugal, ayuda a novios
jóvenes...)21•
d) La crisis más significativa de esta temática surge a partir de
las propuestas sobre el tema del ministerio ordenado en la Iglesia de
E.Schillebeeckx y de L.Boff22• Sus escritos suscitaron un vivo debate
teológico sobre el 'poder' del laicado en la Iglesia no exento de
ambigüedades, situación que conllevó diversas intervenciones de la
Santa Sede que en el caso del primero se solucionó sin ningún
problema final, y en el caso del segundo le comportó la calificación
de enseñanza "que pone en peligro la doctrina de la fe"23• Al margen
de las circunstancias no siempre fáciles para juzgar estos procesos, no
se puede negar que este debate ha condicionado, quizá más de lo que
parece, el desarrollo posterior de las regulaciones sobre los
"ministerios confiados a laicos" por el riesgo de posible confusión que
podían acarrear entre el ministerio ordenado y el no ordenado.
e) Un paso de más profundización en el enfoque general de los
ministerios proviene de la importante huella que genera la eclesiología
de comunión, especialmente a partir del Sínodo sobre el Vaticano II
de 1985 y reafirmada por la Christifideles Laici de 1988 así: "La
eclesiología de comunión es la idea central y fundamental de los
documentos del Concilio" (n º 19). En esta clave la influencia
ecuménica, especialmente oriental, es relevante en la eclesiología · de
J.R.Tillard y B.Forte que plantean la función de los min1sterios bajo
21 ¿Todos responsables en la Iglesia?, pp. 71s. (Ministerio); 73-94 (Congar);
el teólogo alémán J.Auer apunta en esta línea hacia un "ministerio eclesiástico
profano del laico" en La Iglesia, Barcelona 1984, pp. 341s.
22 Schillebeeckx, El Ministerio eclesiástico, Madrid 1983; L.Boff, Iglesia:
carisma y poder._ Santander 1982.
23 Cf. Enchiridion Vaticanum 9:830-836 (Schillebeeckx); 9:1421-1432
(Bofl).
____________ Los ministerios confiados a los laicos -145
 tradicional de la jerarquía como "servicio" o "diakonía" según el
Nuevo Testamento y los documentos de la tradición 19 • Con todo, el
Vaticano II, tal como hemos apuntado ya, no usa nunca la expresión
estricta "ministerio" aplicada a los laicos.
b) El primer uso posconciliar por parte de un teólogo de la
expresión "ministerios" aplicada al laicado se encuentra en Y.Congar
en 1965 y la refleja posteriormente en su meditación sobre "mi camino
en la teología del laicado y de los ministerios". Para Congar "la Iglesia
de Dios no se construye solamente por los actos del ministerio oficial
del presbiterado, sino por una multitud de servicios diversos más o
menos estables u ocasionales, más o menos espontáneos o reconocidos,
y eventualmente hasta consagrados por la ordenación sacramental
(catequesis, lector, visita a presos y enfermos, responsable de acción
católica, de misiones, ayuda a parados, emigrantes...). Existen, pero
hasta ahora ni se los había llamado por su verdadero nombre, el de
ministerios, ni se les había reconocido su puesto y su estatuto en la
eclesiología. La pareja decisiva no es precisamente "sacerdocio­
laicado" que yo usaba en Jalons pour une théologie du laicat (1951),
sino más bien 'ministerios o servicios-comunidad"'2º.
c) El primer uso oficial de la expresión "ministerios confiados a
los laicos" se encuentra en Ministeria quaedam de 1972, así como la
primera reflexión episcopal la presenta el Episcopado francés en su
Asamblea plenaria de 1973 donde precisa el sentido de la palabra
"ministerio". En efecto, existe un uso lato: así el ministerio indicaría
la misión global de la Iglesia o el servicio espontáneo y ocasional de
un cristiano determinado; pero en el uso teológico se tiende a designar
como ministerios tres casos: 1. servicios definidos, de importancia
vital, que llevan consigo una verdadera responsabilidad, reconocidos
por la iglesia local y que suponen una cierta duración; 2. los servicios
19 Cf. Y.M.Congar, La jerarquía como servicio, según el N. T. y los
documentos de la Tradición. Algunas expresiones tradicionales del servicio
cristiano: Y.Congar/B.D.Dupuy (eds.), El Episcopado y la Iglesia universal
(1962), Barcelona 1966, pp. 67-126; cf. su desarrollo posterior en el nuevo ritual
de ordenación en nuestro, La plegaria de ordenación de los presbíteros. Nueva
edición del Ritual: Phase 186 (1991) 471-490.
20 Ministerios y comunión eclesial, Madrid 1973, pp. 11-31.19.
144 - Salvador Pié ____________________
"instituidos" por un acto litúrgico; 3. los ministerios confiados
mediante ordenación (diaconado, presbiterado, episcopado). Más
adelante, Congar en su intervención en esta Asamblea episcopal
subraya cierta estrechez de Ministeria quaedam por apuntar sólo dos
ministerios explícitos (lector y acólito) y subraya la importancia de
que las Conferencias Episcopales promuevan otros ministerios
(catequista, animación litúrgica, consejo conyugal, ayuda a novios
jóvenes...)21•
d) La crisis más significativa de esta temática surge a partir de
las propuestas sobre el tema del ministerio ordenado en la Iglesia de
E.Schillebeeckx y de L.Boff22• Sus escritos suscitaron un vivo debate
teológico sobre el 'poder' del laicado en la Iglesia no exento de
ambigüedades, situación que conllevó diversas intervenciones de la
Santa Sede que en el caso del primero se solucionó sin ningún
problema final, y en el caso del segundo le comportó la calificación
de enseñanza "que pone en peligro la doctrina de la fe"23• Al margen
de las circunstancias no siempre fáciles para juzgar estos procesos, no
se puede negar que este debate ha condicionado, quizá más de lo que
parece, el desarrollo posterior de las regulaciones sobre los
"ministerios confiados a laicos" por el riesgo de posible confusión que
podían acarrear entre el ministerio ordenado y el no ordenado.
e) Un paso de más profundización en el enfoque general de los
ministerios proviene de la importante huella que genera la eclesiología
de comunión, especialmente a partir del Sínodo sobre el Vaticano II
de 1985 y reafirmada por la Christifideles Laici de 1988 así: "La
eclesiología de comunión es la idea central y fundamental de los
documentos del Concilio" (n º 19). En esta clave la influencia
ecuménica, especialmente oriental, es relevante en la eclesiología · de
J.R.Tillard y B.Forte que plantean la función de los min1sterios bajo
21 ¿Todos responsables en la Iglesia?, pp. 71s. (Ministerio); 73-94 (Congar);
el teólogo alémán J.Auer apunta en esta línea hacia un "ministerio eclesiástico
profano del laico" en La Iglesia, Barcelona 1984, pp. 341s.
22 Schillebeeckx, El Ministerio eclesiástico, Madrid 1983; L.Boff, Iglesia:
carisma y poder._ Santander 1982.
23 Cf. Enchiridion Vaticanum 9:830-836 (Schillebeeckx); 9:1421-1432
(Bofl).
____________ Los ministerios confiados a los laicos -145
el mismo epígrafe: "al servicio de la comunión" 24• En esta línea de
comprensión se sitúa de nuevo el Episcopado Francés en su reciente
nota teológica sobre Les Ministres ordonnés dans une Église­
Communion, cuyas conclusiones se refieren a los ministerios confiados
a laicos25•
Los laicos con misión pastoral y ministerios,
¿continúan siendo sólo laicos?
a) La mayoría de}os teólogos que afrontan esta cuestión de forma
más concreta, que son pocos, responden afirmativamente. Así se
manifiesta en su interpretación eclesiológica del ministerio S.Dianich
formulada en sus múltiples publicaciones 26, y también en su
eclesiología de comunión trinitaria B.Forte27• Esta es la postura
reflejada también en el número monográfico de La Maison-Dieu 28•
De igual parecer se declara en el mundo alemán un significativo
estudio de H.J.Pottmeyer, el tratado sobre el sacerdocio de G.Greshake
y la eclesiología de M.Kehl29 • Con todo, la mayoría de los teólogos
24 Cf. respectivamente, Iglesia de Iglesias, Salamanca 1991, pp. 229-241 y
La Iglesia de la Trinidad, Salamanca 1996, pp. 291-306; es esta órbita la que
anima la sucinta propuesta de J.Fontbona, Ministeri de Comunió, Barcelona 1997,
y su resumen en El Ministerio de comunión. Visión ecuménica: Phase 213 (1996)
244-259.
25 Cf. Les Éveques de France. Bureau d'Études Doctrinales, París 1993,
61pp.
26 Cf. Teología del Ministerio ordenado, Madrid 1988, pp. 309-313;
Ministerios: Nuevo Diccionario de Teología, Madrid 1982,1080-1109; Ministerio:
Diccionario Teológico lnterdisciplinar III, Salamanca 1982,515-528; Ministerio
pastoral: Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Madrid 1983,907-921.
27 Cf. La Iglesia de la Trinidad, pp. 305s; Laicado: Diccionario Teológico
Interdisciplinar III, 252-260.267s.
28 Cf. Lai"cs en pastorale liturgique: LMD 194 (1993): especialmente
P.M.Gy, La célébration du bapteme, du mariage et des funérailles confiée a des
lai"cs?, 13-26; P.De Clerck, Des lai"cs pretres?, 27-46; P.Valdrini, Fonction de
sanctification et charge pastorale, 47-58.
29 Cf. Pottmeyer, Les animateurs pastoraux dans l'Église d'Allemagne:
Nouvelle Revue Théologique 100 (1978) 838-854; Greshake, Ser sacerdote,
Salamanca 1995,79s.; Kehl, La Iglesia, Salamanca 1996,407-411.
146 - Salvador Pié ____________________
citados son partidarios de posibilitar el cambio de la disciplina
eclesiástica sobre el celibato y apuntan hacia los "viri probati". La
naturaleza laica! de estos ministerios es afirmada también por el
canonista de Salamanca J.Manzanares30 y confirmada por el reciente
tratado español sobre el sacramento del orden de R.Amau31•
b) Otros teólogos, en cambio, últimamente, afirman que la
situación no es tan simple, puesto que los animadores pastorales no
son obviamente presbíteros ordenados, pero ejercen un ministerio de
"tipo pastoral" y por tanto no son puramente "laicos" en el sentido
tradicional de la palabra. Aquí se puede recordar la clásica afirmación
de K.Rahner en 1956 que distinguía entre los laicos corrientes y los
íntimos colaboradores de la jerarquía32, así como el mismo Congar que
hablaba de dos formas de misión del laicado: una por delegación y la
otra "ex Spiritu"33, o la expresión similar a la que usa otro autor clásico
de la teología del laicado, G.Philips, para interpretar LG 33 antes
citada. Una reformulación de esta visión ha sido usada por Pablo VI,
por Juan Pablo II y por el Sínodo de Roma de 1993 al afirmar la
"singular ministerialidad laica! de la Acción Católica específicamente
dirigida a la colaboración con los pastores", expresión retomada por
los Obispos españoles en el documento "Cristianos laicos, Iglesia en
el mundo" de 199134•
El carácter peculiar y carismático de estos laicos es subrayado
por el teólogo español más especializado en este temática, D.Borobio,
al postular una "vocación especial, que se apoya en un carisma propio"
de los ministerios laicales35• En otro ámbito, el eclesiólogo de Navarra,
P.Rodríguez, escribe que "de ordinario esos oficios (los llamados
30 Cf. Los nuevos Ministerios de Lector y Acólito: Revista Española de
Derecho Canónico 29 (1973) 361-384; y su comentario al c. 129 en Código de
Derecho Canónico, Madrid 1983, pp.104s.
31 Cf. Orden y Ministerios, Madrid 1995, pp.291-294.
32 Cf. Sobre el apostolado seglar: Escritos de Teología 11, Madrid 1963,
pp. 337-374.
33 Cf. Jalones para una teología del Laicado, pp. 453-463.
34 Cf. las referencias que aportamos sobre la teología del laicado en nuestra
Introducción a la Eclesiología, Estella 1995, pp.80-86.
35 Cf. Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales, Bilbao 1982, y Los
Laicos y la Evangelización, Bilbao 1987.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -147
el mismo epígrafe: "al servicio de la comunión" 24• En esta línea de
comprensión se sitúa de nuevo el Episcopado Francés en su reciente
nota teológica sobre Les Ministres ordonnés dans une Église­
Communion, cuyas conclusiones se refieren a los ministerios confiados
a laicos25•
Los laicos con misión pastoral y ministerios,
¿continúan siendo sólo laicos?
a) La mayoría de}os teólogos que afrontan esta cuestión de forma
más concreta, que son pocos, responden afirmativamente. Así se
manifiesta en su interpretación eclesiológica del ministerio S.Dianich
formulada en sus múltiples publicaciones 26, y también en su
eclesiología de comunión trinitaria B.Forte27• Esta es la postura
reflejada también en el número monográfico de La Maison-Dieu 28•
De igual parecer se declara en el mundo alemán un significativo
estudio de H.J.Pottmeyer, el tratado sobre el sacerdocio de G.Greshake
y la eclesiología de M.Kehl29 • Con todo, la mayoría de los teólogos
24 Cf. respectivamente, Iglesia de Iglesias, Salamanca 1991, pp. 229-241 y
La Iglesia de la Trinidad, Salamanca 1996, pp. 291-306; es esta órbita la que
anima la sucinta propuesta de J.Fontbona, Ministeri de Comunió, Barcelona 1997,
y su resumen en El Ministerio de comunión. Visión ecuménica: Phase 213 (1996)
244-259.
25 Cf. Les Éveques de France. Bureau d'Études Doctrinales, París 1993,
61pp.
26 Cf. Teología del Ministerio ordenado, Madrid 1988, pp. 309-313;
Ministerios: Nuevo Diccionario de Teología, Madrid 1982,1080-1109; Ministerio:
Diccionario Teológico lnterdisciplinar III, Salamanca 1982,515-528; Ministerio
pastoral: Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Madrid 1983,907-921.
27 Cf. La Iglesia de la Trinidad, pp. 305s; Laicado: Diccionario Teológico
Interdisciplinar III, 252-260.267s.
28 Cf. Lai"cs en pastorale liturgique: LMD 194 (1993): especialmente
P.M.Gy, La célébration du bapteme, du mariage et des funérailles confiée a des
lai"cs?, 13-26; P.De Clerck, Des lai"cs pretres?, 27-46; P.Valdrini, Fonction de
sanctification et charge pastorale, 47-58.
29 Cf. Pottmeyer, Les animateurs pastoraux dans l'Église d'Allemagne:
Nouvelle Revue Théologique 100 (1978) 838-854; Greshake, Ser sacerdote,
Salamanca 1995,79s.; Kehl, La Iglesia, Salamanca 1996,407-411.
146 - Salvador Pié ____________________
citados son partidarios de posibilitar el cambio de la disciplina
eclesiástica sobre el celibato y apuntan hacia los "viri probati". La
naturaleza laica! de estos ministerios es afirmada también por el
canonista de Salamanca J.Manzanares30 y confirmada por el reciente
tratado español sobre el sacramento del orden de R.Amau31•
b) Otros teólogos, en cambio, últimamente, afirman que la
situación no es tan simple, puesto que los animadores pastorales no
son obviamente presbíteros ordenados, pero ejercen un ministerio de
"tipo pastoral" y por tanto no son puramente "laicos" en el sentido
tradicional de la palabra. Aquí se puede recordar la clásica afirmación
de K.Rahner en 1956 que distinguía entre los laicos corrientes y los
íntimos colaboradores de la jerarquía32, así como el mismo Congar que
hablaba de dos formas de misión del laicado: una por delegación y la
otra "ex Spiritu"33, o la expresión similar a la que usa otro autor clásico
de la teología del laicado, G.Philips, para interpretar LG 33 antes
citada. Una reformulación de esta visión ha sido usada por Pablo VI,
por Juan Pablo II y por el Sínodo de Roma de 1993 al afirmar la
"singular ministerialidad laica! de la Acción Católica específicamente
dirigida a la colaboración con los pastores", expresión retomada por
los Obispos españoles en el documento "Cristianos laicos, Iglesia en
el mundo" de 199134•
El carácter peculiar y carismático de estos laicos es subrayado
por el teólogo español más especializado en este temática, D.Borobio,
al postular una "vocación especial, que se apoya en un carisma propio"
de los ministerios laicales35• En otro ámbito, el eclesiólogo de Navarra,
P.Rodríguez, escribe que "de ordinario esos oficios (los llamados
30 Cf. Los nuevos Ministerios de Lector y Acólito: Revista Española de
Derecho Canónico 29 (1973) 361-384; y su comentario al c. 129 en Código de
Derecho Canónico, Madrid 1983, pp.104s.
31 Cf. Orden y Ministerios, Madrid 1995, pp.291-294.
32 Cf. Sobre el apostolado seglar: Escritos de Teología 11, Madrid 1963,
pp. 337-374.
33 Cf. Jalones para una teología del Laicado, pp. 453-463.
34 Cf. las referencias que aportamos sobre la teología del laicado en nuestra
Introducción a la Eclesiología, Estella 1995, pp.80-86.
35 Cf. Ministerio sacerdotal. Ministerios laicales, Bilbao 1982, y Los
Laicos y la Evangelización, Bilbao 1987.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -147
ministerios) son "laicales", no en el sentido teológico, sino en el
sentido de laico no-clérigo; por tanto no son "propiamente" laicales"36•
Un nuevo enfoque, con explícita alusión al texto de K.Rahner, ha
encontrado resonancia en la reciente reflexión francesa con dos
notables teólogos como son B.Sesboüé37 y J.Rigal38 • En este planteo
los "ministerios pastorales" de los laicos podrían constituir como un
"tercer polo" eclesial -según la original fórmula de estos autores-,
puesto que no son ejercidos por ministros ordenados, ni reflejan el
laicado en el sentido usual del término. De hecho, los laicos a quienes
se confía una misión Rastoral contraen, se quiera o no, una identidad
ministerial nueva en la Iglesia. De esta forma cobra importancia la
participación en la misión pastoral en la que representan a la Iglesia
de forma significativa. También el eclesiólogo del Quebéc, M.Pelchat,
toma esta perspectiva creativa39 • Dentro de esta orientación el canonista
y eclesiólogo belga A.Borras ha formulado la expresión de "partenaires
privilégiés" ("¿socios, copartícipes o agentes? privilegiados") para
estos laicos40• Una similar orientación se constata en la relación de
W.Kasper a los Obispos alemanes sobre "El ministerio de dirección
en la comunidad" de 1994, según comenta el liturgista de Innsbruck,
H.B.Meyer, el cual además ve estos ministerios laicales en una "clara
analogía con la ordenación"41•
En esta línea interpretativa se encuentra la reciente y muy
significativa Nota Teológica de los Obispos franceses, ya citada, donde
36 Identidad teológica del laico: V III Simposio Internacional de Teología,
Pamplona 1987, pp. 71-111.109s.
37 Cf. Lt; participation des lares au ministere pastoral: N' ayez pas peur!
Regards sur l'Eglise et les ministeres aujourd'hui, París 1996, pp.133-172.
38 Cf. L'ecclésiologie de communion, París 1997, pp. 298-300.
39 Vers de véritables ministeres lai"ques: AA.VV., Ni curés, ni poetes. Les
lai"ques en animation, Quebec 1993, pp. 246-266.
40 Les Communautés Paroissiales, París 1996, pp.228-234, donde recoge
su "Partenaires dans la mission": Prétres diocésains 1311 (1993) 370-378.
41 Kasper, Der Leitungsdienst in der Gemeinde, Bonn 1994; Meyer,
Liturgischer Leitungsdienst durch Laien, así como el estudio sobre el documento
episcopal final de H.Vqrgrimler, Liturgischer "Laien"-Dienste zwischen Weihe
und Beauftragung, ambos en el citado Wie weit tragt das gemeinsame
Priestertum?, Freiburg 1998, pp. 86-144.137.
148 - Salvador Pié ____________________
se afirma que los laicos con misión pastoral "son constituidos en una
nueva responsabilidad que les hace comprometer de una forma
particular el signo sacramental de la Iglesia en el mundo". Además,
se recuerda que "según el canon 517, 2, se trata de una participación
de los laicos en el ejercicio de la carga pastoral de una parroquia...
Estos laicos realizan junto con el presbítero moderador una misión de
comunión y de "guía"(guidance) para significar con todos los
cristianos el sacramento de la salvación"42•
e) Un tema clave en toda esta cuestión se centra en la significación
de la misión eclesial confiada. Esta misión indica que el ministerio
que se confía no se apoya en la sola vocación bautismal, sino en un
acto de jurisdicción del obispo, que tiene su origen en su propia
ordenación. En efecto, la colaboración de los laicos en el ministerio
pastoral -aún en los casos regulados de excepcionalidad- ¿no tiene
también una base teológica gracias a la misión que el obispo, o su
delegado, le confían? El mismo Derecho Canónico usa la fórmula "in
nomine Ecclesiae" aplicada a los ministros no ordenados cuando lo realizan
"mediante actos aprobados por la autoridad de la Iglesia" (c. 834, 2;
también en los ce. 675, 3; 1192, 1; 1282; SC 85). También se usa esta
expresión para tipificar las asociaciones públicas, cuya actividad "en
nombre de la Iglesia" las hace representar "oficialmente" (c.301). Esta
fórmula clásica "in nomine Ecclesiae" -aplicada ya desde el siglo XVI
a los no ordenados- subraya el carácter típicamente eclesial y "oficial"
del �inisterio o misión confiada43• Diversos canonistas, en efecto,
subrayan que la determinación canónica, en la línea de los oficios
eclesiásticos previstos en el c. 145, manifiesta una ministerialidad
eclesialmente más plena y completa44•
Existe, con todo, el peligro de implantar una nueva separación
42 Les É veques de France. Bureau d'Études Doctrinales, Les Ministres
ordonnés dans une Église-communion, Paris 1993, pp. 51-59.
43 Cf; B-D. Marliangeas, Clés pour une théologie du ministere. In persona
Christi. In persona Ecclesiae, Paris 1978.
44 Así, P.A. Bonnet en Ministero: Nuevo Dizionario di Diritto Canonico,
Cisinello B. 1993, pp. 612-619; S.Berlingó, I fedeli laici nella missione della
Chiesa, y P.Erdo, Sacra ministeria e uffici ecclesiastici per eccellenza: Acta
Symposii Internationalis Iuris Canonici, Vaticano 1994, pp. 838-863.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -149
ministerios) son "laicales", no en el sentido teológico, sino en el
sentido de laico no-clérigo; por tanto no son "propiamente" laicales"36•
Un nuevo enfoque, con explícita alusión al texto de K.Rahner, ha
encontrado resonancia en la reciente reflexión francesa con dos
notables teólogos como son B.Sesboüé37 y J.Rigal38 • En este planteo
los "ministerios pastorales" de los laicos podrían constituir como un
"tercer polo" eclesial -según la original fórmula de estos autores-,
puesto que no son ejercidos por ministros ordenados, ni reflejan el
laicado en el sentido usual del término. De hecho, los laicos a quienes
se confía una misión Rastoral contraen, se quiera o no, una identidad
ministerial nueva en la Iglesia. De esta forma cobra importancia la
participación en la misión pastoral en la que representan a la Iglesia
de forma significativa. También el eclesiólogo del Quebéc, M.Pelchat,
toma esta perspectiva creativa39 • Dentro de esta orientación el canonista
y eclesiólogo belga A.Borras ha formulado la expresión de "partenaires
privilégiés" ("¿socios, copartícipes o agentes? privilegiados") para
estos laicos40• Una similar orientación se constata en la relación de
W.Kasper a los Obispos alemanes sobre "El ministerio de dirección
en la comunidad" de 1994, según comenta el liturgista de Innsbruck,
H.B.Meyer, el cual además ve estos ministerios laicales en una "clara
analogía con la ordenación"41•
En esta línea interpretativa se encuentra la reciente y muy
significativa Nota Teológica de los Obispos franceses, ya citada, donde
36 Identidad teológica del laico: V III Simposio Internacional de Teología,
Pamplona 1987, pp. 71-111.109s.
37 Cf. Lt; participation des lares au ministere pastoral: N' ayez pas peur!
Regards sur l'Eglise et les ministeres aujourd'hui, París 1996, pp.133-172.
38 Cf. L'ecclésiologie de communion, París 1997, pp. 298-300.
39 Vers de véritables ministeres lai"ques: AA.VV., Ni curés, ni poetes. Les
lai"ques en animation, Quebec 1993, pp. 246-266.
40 Les Communautés Paroissiales, París 1996, pp.228-234, donde recoge
su "Partenaires dans la mission": Prétres diocésains 1311 (1993) 370-378.
41 Kasper, Der Leitungsdienst in der Gemeinde, Bonn 1994; Meyer,
Liturgischer Leitungsdienst durch Laien, así como el estudio sobre el documento
episcopal final de H.Vqrgrimler, Liturgischer "Laien"-Dienste zwischen Weihe
und Beauftragung, ambos en el citado Wie weit tragt das gemeinsame
Priestertum?, Freiburg 1998, pp. 86-144.137.
148 - Salvador Pié ____________________
se afirma que los laicos con misión pastoral "son constituidos en una
nueva responsabilidad que les hace comprometer de una forma
particular el signo sacramental de la Iglesia en el mundo". Además,
se recuerda que "según el canon 517, 2, se trata de una participación
de los laicos en el ejercicio de la carga pastoral de una parroquia...
Estos laicos realizan junto con el presbítero moderador una misión de
comunión y de "guía"(guidance) para significar con todos los
cristianos el sacramento de la salvación"42•
e) Un tema clave en toda esta cuestión se centra en la significación
de la misión eclesial confiada. Esta misión indica que el ministerio
que se confía no se apoya en la sola vocación bautismal, sino en un
acto de jurisdicción del obispo, que tiene su origen en su propia
ordenación. En efecto, la colaboración de los laicos en el ministerio
pastoral -aún en los casos regulados de excepcionalidad- ¿no tiene
también una base teológica gracias a la misión que el obispo, o su
delegado, le confían? El mismo Derecho Canónico usa la fórmula "in
nomine Ecclesiae" aplicada a los ministros no ordenados cuando lo realizan
"mediante actos aprobados por la autoridad de la Iglesia" (c. 834, 2;
también en los ce. 675, 3; 1192, 1; 1282; SC 85). También se usa esta
expresión para tipificar las asociaciones públicas, cuya actividad "en
nombre de la Iglesia" las hace representar "oficialmente" (c.301). Esta
fórmula clásica "in nomine Ecclesiae" -aplicada ya desde el siglo XVI
a los no ordenados- subraya el carácter típicamente eclesial y "oficial"
del �inisterio o misión confiada43• Diversos canonistas, en efecto,
subrayan que la determinación canónica, en la línea de los oficios
eclesiásticos previstos en el c. 145, manifiesta una ministerialidad
eclesialmente más plena y completa44•
Existe, con todo, el peligro de implantar una nueva separación
42 Les É veques de France. Bureau d'Études Doctrinales, Les Ministres
ordonnés dans une Église-communion, Paris 1993, pp. 51-59.
43 Cf; B-D. Marliangeas, Clés pour une théologie du ministere. In persona
Christi. In persona Ecclesiae, Paris 1978.
44 Así, P.A. Bonnet en Ministero: Nuevo Dizionario di Diritto Canonico,
Cisinello B. 1993, pp. 612-619; S.Berlingó, I fedeli laici nella missione della
Chiesa, y P.Erdo, Sacra ministeria e uffici ecclesiastici per eccellenza: Acta
Symposii Internationalis Iuris Canonici, Vaticano 1994, pp. 838-863.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -149
 entre el poder de orden y el de jurisdicción que se estableció en la
Iglesia a partir del siglo XII pero que fue rechazada por el Vaticano II
(LG 10.18.27), siguiendo la gran tradición de la Iglesia. Para salvar
este escollo, la reflexión teológico-canónica, que se refleja de nuevo
en los comentarios especialmente al c. 129, 2, se debate entre los que
_ la perciben como una forma específica de "cooperación" del laicado
con el ministerio ordenado (comentario de Salamanca, escuela de
Munich y escuela clásica de la Gregoriana, W.Bertrams, J.Urrutia), u
otros que la perciben como una "cooperación" que es también
realización de aspectos de la función de gobierno, visto como más
amplio que la "potestad ·de jurisdicción" siguiendo LG 27 (comentario
de Navarra, escuela nueva de la Gregoriana, J.Beyer, G.Ghirlanda,
escuela del Laterano...).
Además, conviene recordar que la interpretación teológica de
estos nuevos ministerios debe verse ligada a su génesis: la relación
entre clérigos y laicos. Esta relación fue conflictiva durante la historia
y sólo a finales del siglo pasado y especialmente en el presente el
laicado comenzó a ser consciente de su responsabilidad. Es obvio que
en toda este proceso la Acción Católica general y especializada (JOC,
ACO, JEC-MIEC, JARC...) ha tenido un papel muy importante. De
hecho, los tres clásicos teólogos del laicado citados Y.Congar,
K.Rahner y G.Philips, cuando se refieren a dos tipos de laicos lo hacen
hablando de la Acción Católica con su famosa fórmula fundacional
del "mandato". Análogamente, la situación que comportan estos laicos
con ministerios confiados dibujan una forma peculiar de significación
eclesial gracias al envío en misión que les hace el Obispo. Formalmente
este envío en misión, sea cual sea su forma práctica -nombramiento
y/o celebración litúrgica de este envío- es un acto de jurisdicción del
Obispo, enraizado en su propia ordenación sacramental. Ahora bien,
el laico a través de la misión confiada recibe una jurisdicción no
sacramental, pero la fuente que se lo comunica es sacramental, puesto
que el Obispo actúa en virtud de su función apostólica.
d) Finalmente podemos referimos a laforma o tipología de estos
ministerios. Existe un punto en la historia del sacramento del orden
que puede aportar quizá elementos creativos. En efecto, santo Tomás
y la gran escolástica creían que todos los grados del sacramento del
orden, tanto los mayores como los menores, eran realmente
150 - Salvador Pié ____________________
sacramentos y conferían carácter, aunque estos últimos surgieron
históricamente como despliegue del diaconado (Suppl. q.35,a.2; q.37,
a.2)45. Incluso los Concilios de Florencia y de Trento consideraron las
órdenes menores como grados normales del sacramento del orden.
Pío XII en 1948 clarificó que propiamente el sacramento del orden
está formado por la tema clásica del episcopado, presbiterado y
diaconado, y a partir de aquí fue sentencia común considerar las
órdenes menores como "sacramentales"46. El Vaticano II, finalmente,
definió los sacramentales como "signos sagrados que imitan en cierta
manera los sacramentos", aunque su eficacia no proviene del ex opere
operato sino de la "intercesión de la Iglesia"(SC 60).
Por su lado, el teólogo de Tubinga, P.Hünermann, ha sugerido me­
diante una nueva división del orden, que se posibilite una forma de minis­
terio sacramental y propio, propuesta que, aún sin compartirla plena­
mente, ha sido recordada por tratadistas recientes por su carácter crea­
tivo47. Dentro de esta reflexión y en estos últimos tiempos, algunos litur­
gistas alemanes han subrayado significativamente el "peculiar sacerdocio
común" que expresa el ministerio concreto de dirección eclesial de los
laicos dentro de una comprensión colegial y diaconal de esta dirección48.
45 Cf. el comentario de J.Lécuyer en Somme théologique: l'ordre (Suppl.
qu 34-40) París 1968, pp. 231-233; en esta línea nótese cómo AG 16 ve la
restauración del diaconado como una ocasión para que se "fortalezcan por la
imposición de la manos... hombres que desempeñan un ministerio verdaderamente
diaconal", tales como catequistas, dirigentes de comunidades y servidores de la
caridad. El reciente manual de S.Knobloch, Praktisclre Theologie, Freiburg 1996,
pp. 99-133, apunta hacia esta línea diaconal de los ministerios.
46 Cf. L.Ott, El Sacramento del Orden (Historia de los Dogmas lV/5),
Madrid 1976, pp. 182-187.
47 Ordo in neuer Ordnung?: F.Klostermann (ed.), Der Priestermangel und
seine Konsequenzen, Dü�seldorf 1977, pp. 58-94; D.Borobio en 1985 apuntaba a
un "cierto grado de sacramentalización" en Vocación cristiana y ministerios: Los
ministerios en la Iglesia, p.123; en cambio, evita tal formulación en
Fundamentaci9n sacramental de los servicios y ministerios: Phase 162 (1987)
491-513.
48 Cf. W. Hahne, Vom "besonderen Priestertum" zur Diakonie der Leitung:
N.Schuster-U.Moser (eds.), Kirche als Beruf, Mainz 1996 pp. 48-79; F.Kohlschein,
Zur Situation des liturgisches Dienstes heute: Wie weit triigt das gemeinsame
Priestertum?, pp.167-195.187.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -151
 entre el poder de orden y el de jurisdicción que se estableció en la
Iglesia a partir del siglo XII pero que fue rechazada por el Vaticano II
(LG 10.18.27), siguiendo la gran tradición de la Iglesia. Para salvar
este escollo, la reflexión teológico-canónica, que se refleja de nuevo
en los comentarios especialmente al c. 129, 2, se debate entre los que
_ la perciben como una forma específica de "cooperación" del laicado
con el ministerio ordenado (comentario de Salamanca, escuela de
Munich y escuela clásica de la Gregoriana, W.Bertrams, J.Urrutia), u
otros que la perciben como una "cooperación" que es también
realización de aspectos de la función de gobierno, visto como más
amplio que la "potestad ·de jurisdicción" siguiendo LG 27 (comentario
de Navarra, escuela nueva de la Gregoriana, J.Beyer, G.Ghirlanda,
escuela del Laterano...).
Además, conviene recordar que la interpretación teológica de
estos nuevos ministerios debe verse ligada a su génesis: la relación
entre clérigos y laicos. Esta relación fue conflictiva durante la historia
y sólo a finales del siglo pasado y especialmente en el presente el
laicado comenzó a ser consciente de su responsabilidad. Es obvio que
en toda este proceso la Acción Católica general y especializada (JOC,
ACO, JEC-MIEC, JARC...) ha tenido un papel muy importante. De
hecho, los tres clásicos teólogos del laicado citados Y.Congar,
K.Rahner y G.Philips, cuando se refieren a dos tipos de laicos lo hacen
hablando de la Acción Católica con su famosa fórmula fundacional
del "mandato". Análogamente, la situación que comportan estos laicos
con ministerios confiados dibujan una forma peculiar de significación
eclesial gracias al envío en misión que les hace el Obispo. Formalmente
este envío en misión, sea cual sea su forma práctica -nombramiento
y/o celebración litúrgica de este envío- es un acto de jurisdicción del
Obispo, enraizado en su propia ordenación sacramental. Ahora bien,
el laico a través de la misión confiada recibe una jurisdicción no
sacramental, pero la fuente que se lo comunica es sacramental, puesto
que el Obispo actúa en virtud de su función apostólica.
d) Finalmente podemos referimos a laforma o tipología de estos
ministerios. Existe un punto en la historia del sacramento del orden
que puede aportar quizá elementos creativos. En efecto, santo Tomás
y la gran escolástica creían que todos los grados del sacramento del
orden, tanto los mayores como los menores, eran realmente
150 - Salvador Pié ____________________
sacramentos y conferían carácter, aunque estos últimos surgieron
históricamente como despliegue del diaconado (Suppl. q.35,a.2; q.37,
a.2)45. Incluso los Concilios de Florencia y de Trento consideraron las
órdenes menores como grados normales del sacramento del orden.
Pío XII en 1948 clarificó que propiamente el sacramento del orden
está formado por la tema clásica del episcopado, presbiterado y
diaconado, y a partir de aquí fue sentencia común considerar las
órdenes menores como "sacramentales"46. El Vaticano II, finalmente,
definió los sacramentales como "signos sagrados que imitan en cierta
manera los sacramentos", aunque su eficacia no proviene del ex opere
operato sino de la "intercesión de la Iglesia"(SC 60).
Por su lado, el teólogo de Tubinga, P.Hünermann, ha sugerido me­
diante una nueva división del orden, que se posibilite una forma de minis­
terio sacramental y propio, propuesta que, aún sin compartirla plena­
mente, ha sido recordada por tratadistas recientes por su carácter crea­
tivo47. Dentro de esta reflexión y en estos últimos tiempos, algunos litur­
gistas alemanes han subrayado significativamente el "peculiar sacerdocio
común" que expresa el ministerio concreto de dirección eclesial de los
laicos dentro de una comprensión colegial y diaconal de esta dirección48.
45 Cf. el comentario de J.Lécuyer en Somme théologique: l'ordre (Suppl.
qu 34-40) París 1968, pp. 231-233; en esta línea nótese cómo AG 16 ve la
restauración del diaconado como una ocasión para que se "fortalezcan por la
imposición de la manos... hombres que desempeñan un ministerio verdaderamente
diaconal", tales como catequistas, dirigentes de comunidades y servidores de la
caridad. El reciente manual de S.Knobloch, Praktisclre Theologie, Freiburg 1996,
pp. 99-133, apunta hacia esta línea diaconal de los ministerios.
46 Cf. L.Ott, El Sacramento del Orden (Historia de los Dogmas lV/5),
Madrid 1976, pp. 182-187.
47 Ordo in neuer Ordnung?: F.Klostermann (ed.), Der Priestermangel und
seine Konsequenzen, Dü�seldorf 1977, pp. 58-94; D.Borobio en 1985 apuntaba a
un "cierto grado de sacramentalización" en Vocación cristiana y ministerios: Los
ministerios en la Iglesia, p.123; en cambio, evita tal formulación en
Fundamentaci9n sacramental de los servicios y ministerios: Phase 162 (1987)
491-513.
48 Cf. W. Hahne, Vom "besonderen Priestertum" zur Diakonie der Leitung:
N.Schuster-U.Moser (eds.), Kirche als Beruf, Mainz 1996 pp. 48-79; F.Kohlschein,
Zur Situation des liturgisches Dienstes heute: Wie weit triigt das gemeinsame
Priestertum?, pp.167-195.187.
____________ Los ministerios confiados a los laicos -151
 Por otro lado, S.Dianich subraya que "el problema central no es He aquí diversos puntos que convendrá continuar reflexionando
el de la institución de ministerios no ordenados, sino el de la valoración en clave eclesiólogica orientada siempre a la misión, para cumplir
a nivel eclesial de todo lo que es actividad eclesial" y en esta línea se aquellas palabras del Concilio Vaticano II precisamente en el
orienta hacia una mejor consideración de la "estructura carismática documento sobre la actividad misionera de la Iglesia: "la Iglesia no
fundamental de la Iglesia", formulación próxima a la del canonista está verdaderamente formada, ni vive plenamente, ni es signo perfecto
G.Ghirlanda49 • Con todo, debe tenerse en cuenta que según ha de Cristo entre la gente mientras no exista y trabaje con la jerarquía
explicitado A.Vanhoye, para san Pablo no hay oposición entre un laicado propiamente dicho" (AG 21) 54•
institución y carisma, ya que éste "muestra por todas partes la acción
del Dios único, 'que opera todo en todos' (1 Co 12,6)"50• Siguiendo
esta orientación, pues, más que potenciar la institucionalización de los SALVADOR PIÉ I NINOT,
ministerios, se debería profundizar de forma real y práctica en las Facultat de Teologia de Catalunya
dimensiones de corresponsabilidad en la Iglesia -palabra clave del
programa posconciliar lanzado por el Cardenal Suenens51-, en el marco
de las formulaciones más recientes sobre la sinodalidad en la Iglesia52,
así como la relevancia concreta que debe tener la participación de los
laicos y los responsables .de tareas pastorales en los organismos
eclesiales donde se ejerce el consejo favoreciendo institucionalmente
la comunión y el diálogo eclesial53•

49 Dianich, El ministerio ordenado, pp. 310.313s.; Ghirlanda, La.ico: Nuovo

Dizionario di Diritto Canonico, pp. 612-619.
50 El problema bíblico de los carismas a partir del concilio Vaticano II:
R.Latourelle (ed.), Vaticano II, Salamanca 1989, pp. 295-312.310s.; Carisma:
Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Madrid 1990, pp. 282-288.
51 Cf. La corresponsabilidad en la Iglesia hoy, Bilbao 1969; el eclesiólogo
milanés T.Citrini en una singular reflexión subraya la importancia de favorecer
una amplia participación en la ministerialidad pastoral como asunción de la
corresponsabilidad eclesial en La questione teologica dei Ministeri: I laici nella The New Practica/ Guide for Parish Councils, Connecticut 19956, con prólogo
Chiesa, Torino 1986, pp. 57-72. del Arzobispo de Milwaukee, Mons. R.G.Weakland; R.Peter, L'Église dans taus
52 Cf. el trabajo programático de E.Corecco, Sinodalidad: Nuevo ses conseils, París 1997; J.Pfammater-E.Christen (eds.), Dialogische Kirche -
Diccionario de Teología, Madrid 1982, pp. 1644-1673, y su Ontologie de la
Kirche in Dialog, Freiburg -Schweiz 1996; G.Fürst (ed.), Dialog als Sebstvollzug
Synodalité: Theologie et Droit Canon, Fribourg 1990, pp. 195-219; el VII
der Kirche ?, Freiburg 1997.
Congreso Internacional de Derecho Canónico, La Synodalité 1-/l, Paris 1992; el
54 Una vez terminadas estas reflexiones, hemos encontrado un estudio muy
manual con esta orientación de E.Corecco-L.Gerosa, Il Diritto della Chiesa,
crítico, no citado por los autores referidos y publicado en la revista que dirige
Milano 1993; nuestra síntesis eclesiológica, La sinodalitat eclesial, Barcelona
W.Aymans, de A.Cattaneo, catedrático de Lugano y profesor de la Universidad
1993, y los sugerentes puntos de J.M.Rovira Belloso en Vaticano II: Un concilio
de Navarra, Die Institutionalisierung pastoraler Dienste der Laien. Kritische
para el tercer milenio, Madrid 1997, pp. 79-84 ("La sinodalidad"). Bermerkungen zu gegenwiirtigen Entwicklungen: Archiv für Katholisches
53 Cf. por ejemplo, Consigliare nella Chiesa. Norme per gli organismi di Kirchenrecht 165(1996)56-79, cuyas críticas son casi idénticas y parecen inspirar
partecipazione della Diocesi di Milano, Milano 1991; W.J.Rademacher-M.Rogers, "avant la lettre" a las de la Instrucción, aunque con un tono más técnico.
152 - Salvador Pié ____________________ _____________ Los ministerios confiados a los �aicos -153
 Por otro lado, S.Dianich subraya que "el problema central no es He aquí diversos puntos que convendrá continuar reflexionando
el de la institución de ministerios no ordenados, sino el de la valoración en clave eclesiólogica orientada siempre a la misión, para cumplir
a nivel eclesial de todo lo que es actividad eclesial" y en esta línea se aquellas palabras del Concilio Vaticano II precisamente en el
orienta hacia una mejor consideración de la "estructura carismática documento sobre la actividad misionera de la Iglesia: "la Iglesia no
fundamental de la Iglesia", formulación próxima a la del canonista está verdaderamente formada, ni vive plenamente, ni es signo perfecto
G.Ghirlanda49 • Con todo, debe tenerse en cuenta que según ha de Cristo entre la gente mientras no exista y trabaje con la jerarquía
explicitado A.Vanhoye, para san Pablo no hay oposición entre un laicado propiamente dicho" (AG 21) 54•
institución y carisma, ya que éste "muestra por todas partes la acción
del Dios único, 'que opera todo en todos' (1 Co 12,6)"50• Siguiendo
esta orientación, pues, más que potenciar la institucionalización de los SALVADOR PIÉ I NINOT,
ministerios, se debería profundizar de forma real y práctica en las Facultat de Teologia de Catalunya
dimensiones de corresponsabilidad en la Iglesia -palabra clave del
programa posconciliar lanzado por el Cardenal Suenens51-, en el marco
de las formulaciones más recientes sobre la sinodalidad en la Iglesia52,
así como la relevancia concreta que debe tener la participación de los
laicos y los responsables .de tareas pastorales en los organismos
eclesiales donde se ejerce el consejo favoreciendo institucionalmente
la comunión y el diálogo eclesial53•

49 Dianich, El ministerio ordenado, pp. 310.313s.; Ghirlanda, La.ico: Nuovo

Dizionario di Diritto Canonico, pp. 612-619.
50 El problema bíblico de los carismas a partir del concilio Vaticano II:
R.Latourelle (ed.), Vaticano II, Salamanca 1989, pp. 295-312.310s.; Carisma:
Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Madrid 1990, pp. 282-288.
51 Cf. La corresponsabilidad en la Iglesia hoy, Bilbao 1969; el eclesiólogo
milanés T.Citrini en una singular reflexión subraya la importancia de favorecer
una amplia participación en la ministerialidad pastoral como asunción de la
corresponsabilidad eclesial en La questione teologica dei Ministeri: I laici nella The New Practica/ Guide for Parish Councils, Connecticut 19956, con prólogo
Chiesa, Torino 1986, pp. 57-72. del Arzobispo de Milwaukee, Mons. R.G.Weakland; R.Peter, L'Église dans taus
52 Cf. el trabajo programático de E.Corecco, Sinodalidad: Nuevo ses conseils, París 1997; J.Pfammater-E.Christen (eds.), Dialogische Kirche -
Diccionario de Teología, Madrid 1982, pp. 1644-1673, y su Ontologie de la
Kirche in Dialog, Freiburg -Schweiz 1996; G.Fürst (ed.), Dialog als Sebstvollzug
Synodalité: Theologie et Droit Canon, Fribourg 1990, pp. 195-219; el VII
der Kirche ?, Freiburg 1997.
Congreso Internacional de Derecho Canónico, La Synodalité 1-/l, Paris 1992; el
54 Una vez terminadas estas reflexiones, hemos encontrado un estudio muy
manual con esta orientación de E.Corecco-L.Gerosa, Il Diritto della Chiesa,
crítico, no citado por los autores referidos y publicado en la revista que dirige
Milano 1993; nuestra síntesis eclesiológica, La sinodalitat eclesial, Barcelona
W.Aymans, de A.Cattaneo, catedrático de Lugano y profesor de la Universidad
1993, y los sugerentes puntos de J.M.Rovira Belloso en Vaticano II: Un concilio
de Navarra, Die Institutionalisierung pastoraler Dienste der Laien. Kritische
para el tercer milenio, Madrid 1997, pp. 79-84 ("La sinodalidad"). Bermerkungen zu gegenwiirtigen Entwicklungen: Archiv für Katholisches
53 Cf. por ejemplo, Consigliare nella Chiesa. Norme per gli organismi di Kirchenrecht 165(1996)56-79, cuyas críticas son casi idénticas y parecen inspirar
partecipazione della Diocesi di Milano, Milano 1991; W.J.Rademacher-M.Rogers, "avant la lettre" a las de la Instrucción, aunque con un tono más técnico.
152 - Salvador Pié ____________________ _____________ Los ministerios confiados a los �aicos -153
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r GS, Gaudzum et Spes; LG, Lumen Gentium; OT, Optatam totius; PO,
Presbyterorum ordinis.
0 Matías Augé. 260 págs ., 2ª edición, 1.975 pta s.
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� o CIC, �ódi_go de Dere_cho Canónico; CCE, Catecismo de la Iglesia Católica;
1-
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+ PEDAGOGÍA DE LA ORACIÓN CRISTIANA. Jesús Castellano. 240 págs., 1.975 ptas. )> IGMR, lnstiwtzo (!eneralzs del Misal Romano; OLM, Ordo Lectionum Missae.
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. �el mag1st�r_io de Juan Pablo 11: ChL: Exhortación apostólica postsinodal
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uw Centro de Pastoral Litúrgica e,
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Chrzstifi_deles lazci (1988); Discurso: Discurso al Simposio sobre "Colaboración
de los !ª!cos en el �inisterio pastoral de los presbíteros" (1994); PDV, Exhortación
o::J o)>
l- (i)
Rivadeneyra 6,7. 08002 Barcelona apostohca postsmodal Pastores dabo vobis (1992); RM: Carta encíclica
OJ Tel. 93/ 302 22 35. Fax: 318 42 18. E-mail: cpl@tsai.es Redemptoris missio (1990); VC, Exhortación apostólica postsinodal Vita
OJ * consecrata (1996).
_________________ Colaboración de los laicos - 155
 BIBLIOTECA LITÚRGICA DOCUMENTOS
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>-Para un conocimiento serio, teológicamente fundado, de la liturgia )>
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� >-Un conocimiento con hondura espiritual para la pastoral litúrgica
� >-Para un nivel superior de formación litúrgica, abierto a todos
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+ EL TRIDUO PASCUAL
José Aldazábal El Triduo Pascual
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188 págs . 1.975 ptas.
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o SOBRE ALGUNAS CUESTIONES
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� MEMORIAL DE CRISTO
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Y MISTAGOGÍA DE LA IGLESIA o
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Jesús Castellano
360 págs ., 2ª edición, 2.300 ptas.
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DE LOS FIELES LAICOS
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w + LA CELEBRACIÓN DEL TIEMPO ORDINARIO
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AJ EN EL SAGRADO MINISTERIO
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DE LOS SACERDOTES
José Damián Gaitán
::J 104 págs., 2ª edición, 1.050 ptas. o
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a::i Pedagogía de los textos litúrgicos:�,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,� *
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+ LAS ORACIONES DEL MISAL 55
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Las oraciones ESCUELA DE ESPIRITUALIDAD DE LA IGLESIA c
del misal (Domingos y festivos) 0 PREMISA
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���� O Del misterio de la Iglesia nace la llamada dirigida a todos los miembros
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::J + CON MARÍA HACIA CRISTO r del Cuerpo místico para que participen activamente en la misión y edificación
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MISAS DE LA VIRGEN MARÍA
ManlioSodi
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del Pueblo de Dios en una comunión orgánica, según los diversos ministerios
Y carismas. El eco de tal llamada se ha sentido constantemente en los
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l- 224 págs., 1.975 ptas. (i)
documentos del Magisterio, sobre todo del Concilio Ecuménico Vaticano II
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a::i Y tres libros básicos:�,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,� *
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+ VOCABULARIO BÁSICO DE LITURGIA.JoséAldazábal. 424 págs. 2ª ed. 2.300 ptas. ClJ SIGL�S. Del Vaticano 11: AA, Apostolicam actuositatem; DV, Dei Verbum;
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Presbyterorum ordinis.
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+ PEDAGOGÍA DE LA ORACIÓN CRISTIANA. Jesús Castellano. 240 págs., 1.975 ptas. )> IGMR, lnstiwtzo (!eneralzs del Misal Romano; OLM, Ordo Lectionum Missae.
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Chrzstifi_deles lazci (1988); Discurso: Discurso al Simposio sobre "Colaboración
de los !ª!cos en el �inisterio pastoral de los presbíteros" (1994); PDV, Exhortación
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Rivadeneyra 6,7. 08002 Barcelona apostohca postsmodal Pastores dabo vobis (1992); RM: Carta encíclica
OJ Tel. 93/ 302 22 35. Fax: 318 42 18. E-mail: cpl@tsai.es Redemptoris missio (1990); VC, Exhortación apostólica postsinodal Vita
OJ * consecrata (1996).
_________________ Colaboración de los laicos - 155
(cf. LG 33, AA 24) en adelante. En particular en las últimas tres asambleas
generales ordinarias del Sínodo de los Obispos, se ha reafirmado la identidad,
en la común dignidad y diversidad de funciones propias, de los fieles laicos,
de los sagrados ministros y de los consagrados, y se ha estimulado a todos
los fieles a edificar la Iglesia colaborando en comunión para la salvación del
mundo.
Es necesario tener presente la urgencia y la importancia de la acción
apostólica de los fieles laicos en el presente y en el futuro de la
evangelización. La Iglesia no puede prescindir de esta obra, porque le es
connatural, en cuanto Pueblo de Dios, y porque tiene necesidad de ella para
realizar la propia misión .evangelizadora.
La llamada a la participación activa de todos los fieles a la misión de la
Iglesia no ha sido desatendida. El Sínodo de los Obispos de 1987 constató
"cómo el Espíritu ha continuado rejuveneciendo la Iglesia al suscitar nuevas
energías de santidad y de participación en tantos fieles laicos. Esto es
atestiguado, entre otras cosas, por el nuevo estilo de colaboración entre
sacerdotes, religiosos y fieles laicos; por la participación activa en la liturgia,
en el anuncio de la Palabra de Dios y en la catequesis; por los múltiples
servicios y tareas confiados a los fieles laicos y por ellos asumidos; por el
fresco florecer de grupos, asociaciones y movimientos de espiritualidad y de
compromiso laical; por la participación más amplia y significativa de las
mujeres en la vida de la Iglesia y en el desarrollo de la sociedad" (ChL 2).
De igual modo en la preparación del Sínodo de los Obispos de 1994 sobre la
vida consagrada se encontró "en todas partes un deseo sincero de instaurar
auténticas relaciones de comunión y de colaboración entre obispos, institutos
de vida consagrada, clero secular y laicos". 1 En la sucesiva Exhortación
Apostólica postsinodal, el Sumo Pontífice confirma la aportación específica
de la vida consagrada a la misión y edificación de la Iglesia (V C 47).
Se tiene, en efecto, una colaboración de todos los fieles en los dos
ámbitos de la misión de la Iglesia, sea en el espiritual de llevar el mensaje
de Cristo y de su gracia a los hombres, sea en el temporal de impregnar y
perfeccionar el orden de las realidades seculares con el espíritu evangélico
(cf. AA 5). Especialmente en el primer ámbito -evangelización y
santificación- "el apostolado de los laicos y el ministerio pastoral se
completan mutuamente" (AA 6). En él, los fieles laicos, de ambos sexos,
tienen innumerables ocasiones de mostrarse activos, con el coherente
SÍNODO DE LOS OBISPOS, IXª Asamblea General Ordinaria,
Instrumentum laboris n. 73.
156 - Congregaciones Romana�----------------
testimonio de vida personal, familiar y social, con el anuncio y la vivencia
del evangelio de Cristo en todo ambiente y con el compromiso de enuclear,
defender y aplicar rectamente los principios cristianos a los problemas
actuales (ibid.). En particular los Pastores son invitados "a reconocer y
promover los ministerios, los oficios y las funciones de los fieles laicos, que
tienen su fundamento sacramental en el Bautismo y en la Confirmación, y
además para muchos de ellos, en el Matrimonio" (cf. ChL 23).
En realidad, la vida de la Iglesia, en este campo, ha conocido, sobre
todo después del notable impulso dado por el Concilio Vaticano II y por el
magisterio pontificio, un sorprendente compromiso de iniciativas pastorales.
Hoy, en particular, el prioritario compromiso de la nueva evangelización, que
implica a todo el Pueblo de Dios, exige junto al "especial protagonismo" del
sacerdote, la total recuperación de la conciencia de la índole secular de la
misión del laico (cf. LG 31; ChL 15).
Esta empresa abre de par en par a los fieles laicos horizontes inmensos
-algunos de ellos todavía por explorar- de compromiso secular en el mundo
de la cultura, del arte, del espectáculo, de la búsqueda científica, del trabajo,
de los medios de comunicación, de la política, de la economía, etc, y les
pide la genialidad de crear siempre modalidades más eficaces para que estos
ambientes encuentren en Jesucristo la plenitud de su significado (cf. GS 43).
Dentro de esta vasta área de concorde trabajo, sea específicamente
espiritual o religiosa, sea en la consecratio mundi, existe un campo más
especial, el que se relaciona con el sagrado ministerio de los clérigos, en el
ejercicio del cual pueden ser llamados a colaborar los fieles laicos, hombres
y mujeres, y, naturalmente, también los miembros no ordenados de los
Institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica. A tal
ámbito particular se refiere el Vaticano II cuando enseña: "la jerarquía
encomienda a los seglares ciertas funciones que están más estrechamente
unidas a los deberes de los pastores, como, por ejemplo, en la exposición de
la doctrina cristiana, en determinados actos litúrgicos y en la cura de almas"
(AA 24).
Precisamente porque se trata de tareas íntimamente relacionadas con
los deberes de los pastores -que para ser tales deben ser marcados con el
sacramento del Orden- se exige, de parte de todos los que en cualquier modo
están implicados, una particular atención para que se salvaguarden bien, sea
la naturaleza y la misión del sagrado ministerio, sea la vocación y la índole
secular de los fieles laicos. Colaborar no significa, en efecto, sustituir.
Debemos constatar, con viva satisfacción, que en muchas Iglesias
particulares la colaboración de los fieles no ordenados en el ministerio
pastoral del clero se desarrolla de manera bastante positiva, con abundantes
frutos de bien, y en el respeto a los límites fijados por la naturaleza de los
_________________ Colaboración de los laicos - 157
(cf. LG 33, AA 24) en adelante. En particular en las últimas tres asambleas
generales ordinarias del Sínodo de los Obispos, se ha reafirmado la identidad,
en la común dignidad y diversidad de funciones propias, de los fieles laicos,
de los sagrados ministros y de los consagrados, y se ha estimulado a todos
los fieles a edificar la Iglesia colaborando en comunión para la salvación del
mundo.
Es necesario tener presente la urgencia y la importancia de la acción
apostólica de los fieles laicos en el presente y en el futuro de la
evangelización. La Iglesia no puede prescindir de esta obra, porque le es
connatural, en cuanto Pueblo de Dios, y porque tiene necesidad de ella para
realizar la propia misión .evangelizadora.
La llamada a la participación activa de todos los fieles a la misión de la
Iglesia no ha sido desatendida. El Sínodo de los Obispos de 1987 constató
"cómo el Espíritu ha continuado rejuveneciendo la Iglesia al suscitar nuevas
energías de santidad y de participación en tantos fieles laicos. Esto es
atestiguado, entre otras cosas, por el nuevo estilo de colaboración entre
sacerdotes, religiosos y fieles laicos; por la participación activa en la liturgia,
en el anuncio de la Palabra de Dios y en la catequesis; por los múltiples
servicios y tareas confiados a los fieles laicos y por ellos asumidos; por el
fresco florecer de grupos, asociaciones y movimientos de espiritualidad y de
compromiso laical; por la participación más amplia y significativa de las
mujeres en la vida de la Iglesia y en el desarrollo de la sociedad" (ChL 2).
De igual modo en la preparación del Sínodo de los Obispos de 1994 sobre la
vida consagrada se encontró "en todas partes un deseo sincero de instaurar
auténticas relaciones de comunión y de colaboración entre obispos, institutos
de vida consagrada, clero secular y laicos". 1 En la sucesiva Exhortación
Apostólica postsinodal, el Sumo Pontífice confirma la aportación específica
de la vida consagrada a la misión y edificación de la Iglesia (V C 47).
Se tiene, en efecto, una colaboración de todos los fieles en los dos
ámbitos de la misión de la Iglesia, sea en el espiritual de llevar el mensaje
de Cristo y de su gracia a los hombres, sea en el temporal de impregnar y
perfeccionar el orden de las realidades seculares con el espíritu evangélico
(cf. AA 5). Especialmente en el primer ámbito -evangelización y
santificación- "el apostolado de los laicos y el ministerio pastoral se
completan mutuamente" (AA 6). En él, los fieles laicos, de ambos sexos,
tienen innumerables ocasiones de mostrarse activos, con el coherente
SÍNODO DE LOS OBISPOS, IXª Asamblea General Ordinaria,
Instrumentum laboris n. 73.
156 - Congregaciones Romana�----------------
testimonio de vida personal, familiar y social, con el anuncio y la vivencia
del evangelio de Cristo en todo ambiente y con el compromiso de enuclear,
defender y aplicar rectamente los principios cristianos a los problemas
actuales (ibid.). En particular los Pastores son invitados "a reconocer y
promover los ministerios, los oficios y las funciones de los fieles laicos, que
tienen su fundamento sacramental en el Bautismo y en la Confirmación, y
además para muchos de ellos, en el Matrimonio" (cf. ChL 23).
En realidad, la vida de la Iglesia, en este campo, ha conocido, sobre
todo después del notable impulso dado por el Concilio Vaticano II y por el
magisterio pontificio, un sorprendente compromiso de iniciativas pastorales.
Hoy, en particular, el prioritario compromiso de la nueva evangelización, que
implica a todo el Pueblo de Dios, exige junto al "especial protagonismo" del
sacerdote, la total recuperación de la conciencia de la índole secular de la
misión del laico (cf. LG 31; ChL 15).
Esta empresa abre de par en par a los fieles laicos horizontes inmensos
-algunos de ellos todavía por explorar- de compromiso secular en el mundo
de la cultura, del arte, del espectáculo, de la búsqueda científica, del trabajo,
de los medios de comunicación, de la política, de la economía, etc, y les
pide la genialidad de crear siempre modalidades más eficaces para que estos
ambientes encuentren en Jesucristo la plenitud de su significado (cf. GS 43).
Dentro de esta vasta área de concorde trabajo, sea específicamente
espiritual o religiosa, sea en la consecratio mundi, existe un campo más
especial, el que se relaciona con el sagrado ministerio de los clérigos, en el
ejercicio del cual pueden ser llamados a colaborar los fieles laicos, hombres
y mujeres, y, naturalmente, también los miembros no ordenados de los
Institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica. A tal
ámbito particular se refiere el Vaticano II cuando enseña: "la jerarquía
encomienda a los seglares ciertas funciones que están más estrechamente
unidas a los deberes de los pastores, como, por ejemplo, en la exposición de
la doctrina cristiana, en determinados actos litúrgicos y en la cura de almas"
(AA 24).
Precisamente porque se trata de tareas íntimamente relacionadas con
los deberes de los pastores -que para ser tales deben ser marcados con el
sacramento del Orden- se exige, de parte de todos los que en cualquier modo
están implicados, una particular atención para que se salvaguarden bien, sea
la naturaleza y la misión del sagrado ministerio, sea la vocación y la índole
secular de los fieles laicos. Colaborar no significa, en efecto, sustituir.
Debemos constatar, con viva satisfacción, que en muchas Iglesias
particulares la colaboración de los fieles no ordenados en el ministerio
pastoral del clero se desarrolla de manera bastante positiva, con abundantes
frutos de bien, y en el respeto a los límites fijados por la naturaleza de los
_________________ Colaboración de los laicos - 157
sacramentos y por la diversidad de carismas y funciones eclesiales, con
soluciones generosas e inteligentes para hacer frente a las situaciones de falta
o escasez de sagrados ministros (Discurso 2). De este modo se ha aclarado
aquel aspecto de la comunión, por el que algunos miembros de la Iglesia se
ocupan con solicitud de remediar, en la medida en que les es posible, no
estando marcados por el carácter del sacramento del Orden, situaciones de
emergencia y crónicas necesidades en algunas comunidades.2 Tales fieles son
llamados y delegados para asumir precisas tareas, tan importantes como
delicadas, sostenidos por la gracia del Señor, acompañados por los sagrados
ministros y bien acogidos por las comunidades en favor de las cuales prestan
el propio servicio. Los sagrados pastores agradecen profundamente la
generosidad con la que numerosos consagrados y fieles laicos se ofrecen para
este servicio específico, desarrollado con un fiel sensus Ecclesiae y edificante
dedicación. Particular gratitud y estímulo merecen cuantos asumen estas
tareas en situaciones de persecución de la comunidad cristiana, en los
ambientes de misión, sean territoriales o culturales, allí donde la Iglesia aún
está escasamente radicada y la presencia del sacerdote es sólo esporádica
(RM 37).
No es éste el lugar para profundizar en toda la riqueza teológica y
pastoral del papel de los fieles laicos en la Iglesia. La misma ha sido ya
aclarada ampliamente en la Exhortación Apostólica Christifideles laici. El
objetivo del presente documento es, más bien, el de dar simplemente una
respuesta clara y autorizada a las urgentes y numerosas peticiones enviadas
a nuestros Dicasterios de parte de obispos, sacerdotes y laicos, que, frente a
nuevas formas de actividad "pastoral" de los fieles no ordenados en el ámbito
de las parroquias y de las diócesis, han pedido ser iluminados.
Con frecuencia, en efecto, se trata de praxis que, si bien originadas en
situaciones de emergencia y precariedad, y repetidamente desarrolladas con
la voluntad de brindar una generosa ayuda en las actividades pastorales,
pueden tener consecuencias gravemente negativas para la entera comunión
,eclesial. Tales prácticas, en realidad están presentes de modo especial en
algunas regiones y, a veces, varían bastante dentro de la misma zona.
Las mismas, sin embargo, son una llamada a la grave responsabilidad
pastoral de cuantos, sobre todo obispos (cf. CIC 392), son responsables de
la promoción y tutela de la disciplina universal de la Iglesia sobre la base, de
algunos principios doctrinales ya claramente enunciados por el Vaticano 11
(cf. sobre todo LG, SC, PO y AA) y por el sucesivo magisterio pontificio
2 Cf. CIC 230,3; 861,2; 9 10,2; 943; 1112; ChL 23 y nota 72.
158 - Congregaciones Romana.�----------------
(sobre todo en las Exhortaciones apostólicas Christifideles laici y Pastores
dabo vobis).
Se ha tenido un trabajo de reflexión en el interior de nuestros
Dicasterios, se ha reunido un Simposio en el que han participado
representantes de los Episcopados mayormente interesados en el problema
y, finalmente, se ha realizado una amplia consulta entre numerosos
Presidentes de las Conferencias Episcopales y otros obispos y expertos de
distintas disciplinas eclesiásticas y áreas geográficas. Ha resultado una clara
convergencia en el sentido preciso de la presente Instrucción que, sin
embargo, no pretende agotar el tema, bien porque se limita a considerar los
casos hoy más conocidos, bien por la extrema variedad de circunstancias
particulares en las que se verifican tales casos.
El texto, redactado sobre la segura base del magisterio extraordinario y
ordinario de la Iglesia, se confía para su fiel aplicación a los obispos
interesados, pero se hará conocer también a los obispos de aquellas
circunscripciones eclesiásticas en donde, aunque no se presenten de momento
praxis abusivas, podrían verse implicados en breve tiempo, dada la actual
rapidez de difusión de los fenómenos.
Antes de dar respuesta a los casos concretos que nos han sido enviados,
se estima necesario anteponer, en mérito al significado del Orden sagrado
en la constitución de la Iglesia, algunos breves y esenciales elementos
teológicos que quieren favorecer una motivada inteligencia de la misma
disciplina eclesiástica, que, en el respeto de la verdad y de la comunión
eclesial, pretende promover los derechos y los deberes de todos, para aquella
"salvación de las almas que debe ser en la Iglesia la ley suprema" (CIC 1752).
PRINCIPIOS TEOLÓGICOS
El sacerdocio común y el sacerdocio ministerial
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, ha deseado que su único e indivisible
sacerdocio fuese participado por su Iglesia. Esta es el pueblÓ de la nueva alianza,
en el que por la "regeneración y la acción del Espíritu Santo, los bautizados son
consagrados para.formar un templo espiritual y un sacerdocio santo, para ofrecer,
mediante todas las actividades del cristiano, sacrificios espirituales y hacer
conocer los prodigios de aquél que de las tinieblas le llamó a su admirable luz
(cf. 1 P2,4-10)" (LG 10). "Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (Ef 4,5);
común es la dignidad de los miembros que deriva de su regeneración en Cristo,
común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección" (LG 32).
Vigente entre todos "una auténtica igualdad en cuanto a la dignidad y a la acción
común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo", algunos
_________________ Colaboración de los laicos - 159
sacramentos y por la diversidad de carismas y funciones eclesiales, con
soluciones generosas e inteligentes para hacer frente a las situaciones de falta
o escasez de sagrados ministros (Discurso 2). De este modo se ha aclarado
aquel aspecto de la comunión, por el que algunos miembros de la Iglesia se
ocupan con solicitud de remediar, en la medida en que les es posible, no
estando marcados por el carácter del sacramento del Orden, situaciones de
emergencia y crónicas necesidades en algunas comunidades.2 Tales fieles son
llamados y delegados para asumir precisas tareas, tan importantes como
delicadas, sostenidos por la gracia del Señor, acompañados por los sagrados
ministros y bien acogidos por las comunidades en favor de las cuales prestan
el propio servicio. Los sagrados pastores agradecen profundamente la
generosidad con la que numerosos consagrados y fieles laicos se ofrecen para
este servicio específico, desarrollado con un fiel sensus Ecclesiae y edificante
dedicación. Particular gratitud y estímulo merecen cuantos asumen estas
tareas en situaciones de persecución de la comunidad cristiana, en los
ambientes de misión, sean territoriales o culturales, allí donde la Iglesia aún
está escasamente radicada y la presencia del sacerdote es sólo esporádica
(RM 37).
No es éste el lugar para profundizar en toda la riqueza teológica y
pastoral del papel de los fieles laicos en la Iglesia. La misma ha sido ya
aclarada ampliamente en la Exhortación Apostólica Christifideles laici. El
objetivo del presente documento es, más bien, el de dar simplemente una
respuesta clara y autorizada a las urgentes y numerosas peticiones enviadas
a nuestros Dicasterios de parte de obispos, sacerdotes y laicos, que, frente a
nuevas formas de actividad "pastoral" de los fieles no ordenados en el ámbito
de las parroquias y de las diócesis, han pedido ser iluminados.
Con frecuencia, en efecto, se trata de praxis que, si bien originadas en
situaciones de emergencia y precariedad, y repetidamente desarrolladas con
la voluntad de brindar una generosa ayuda en las actividades pastorales,
pueden tener consecuencias gravemente negativas para la entera comunión
,eclesial. Tales prácticas, en realidad están presentes de modo especial en
algunas regiones y, a veces, varían bastante dentro de la misma zona.
Las mismas, sin embargo, son una llamada a la grave responsabilidad
pastoral de cuantos, sobre todo obispos (cf. CIC 392), son responsables de
la promoción y tutela de la disciplina universal de la Iglesia sobre la base, de
algunos principios doctrinales ya claramente enunciados por el Vaticano 11
(cf. sobre todo LG, SC, PO y AA) y por el sucesivo magisterio pontificio
2 Cf. CIC 230,3; 861,2; 9 10,2; 943; 1112; ChL 23 y nota 72.
158 - Congregaciones Romana.�----------------
(sobre todo en las Exhortaciones apostólicas Christifideles laici y Pastores
dabo vobis).
Se ha tenido un trabajo de reflexión en el interior de nuestros
Dicasterios, se ha reunido un Simposio en el que han participado
representantes de los Episcopados mayormente interesados en el problema
y, finalmente, se ha realizado una amplia consulta entre numerosos
Presidentes de las Conferencias Episcopales y otros obispos y expertos de
distintas disciplinas eclesiásticas y áreas geográficas. Ha resultado una clara
convergencia en el sentido preciso de la presente Instrucción que, sin
embargo, no pretende agotar el tema, bien porque se limita a considerar los
casos hoy más conocidos, bien por la extrema variedad de circunstancias
particulares en las que se verifican tales casos.
El texto, redactado sobre la segura base del magisterio extraordinario y
ordinario de la Iglesia, se confía para su fiel aplicación a los obispos
interesados, pero se hará conocer también a los obispos de aquellas
circunscripciones eclesiásticas en donde, aunque no se presenten de momento
praxis abusivas, podrían verse implicados en breve tiempo, dada la actual
rapidez de difusión de los fenómenos.
Antes de dar respuesta a los casos concretos que nos han sido enviados,
se estima necesario anteponer, en mérito al significado del Orden sagrado
en la constitución de la Iglesia, algunos breves y esenciales elementos
teológicos que quieren favorecer una motivada inteligencia de la misma
disciplina eclesiástica, que, en el respeto de la verdad y de la comunión
eclesial, pretende promover los derechos y los deberes de todos, para aquella
"salvación de las almas que debe ser en la Iglesia la ley suprema" (CIC 1752).
PRINCIPIOS TEOLÓGICOS
El sacerdocio común y el sacerdocio ministerial
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, ha deseado que su único e indivisible
sacerdocio fuese participado por su Iglesia. Esta es el pueblÓ de la nueva alianza,
en el que por la "regeneración y la acción del Espíritu Santo, los bautizados son
consagrados para.formar un templo espiritual y un sacerdocio santo, para ofrecer,
mediante todas las actividades del cristiano, sacrificios espirituales y hacer
conocer los prodigios de aquél que de las tinieblas le llamó a su admirable luz
(cf. 1 P2,4-10)" (LG 10). "Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (Ef 4,5);
común es la dignidad de los miembros que deriva de su regeneración en Cristo,
común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección" (LG 32).
Vigente entre todos "una auténtica igualdad en cuanto a la dignidad y a la acción
común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo", algunos
_________________ Colaboración de los laicos - 159
son constituidos, por voluntad de Cristo, "doctores, dispensadores de los
misterios y pastores para los demás" (ibid.). Sea el sacerdocio común de los fieles,
sea el sacerdocio ministerial o jerárquico, "aunque diferentes esencialmente y
no sólo de grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan
a su manera del único sacerdocio de Cristo" (LG 10). Entre ellos se tiene una
eficaz unidad porque el Espíritu Santo unifica la Iglesia en la comunión y en el
servicio y la provee de diversos dones jerárquicos y carismáticos (cf. LG 4).
La diferencia esencial entre el sacerdocio común y el sacerdocio
ministerial no se encuentra, por tanto, en el sacerdocio de Cristo, el cual
permanece siempre único e indivisible, ni tampoco en la santidad a la que
todos los fieles son llamados: "en efecto, el sacerdocio ministerial no significa
de por sí un mayor grado de santidad respecto al sacerdocio común de los
fieles; pero, por medio de él, los presbíteros reciben de Cristo en el Espíritu
un don particular, para que puedan ayudar al Pueblo de Dios a ejercitar con
fidelidad y plenitud el sacerdocio común que les ha sido conferido" (PDV
17). En la edificación de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, está vigente la
diversidad de miembros y de funciones, pero uno solo es el Espíritu, que
distribuye sus variados dones para el bien de la Iglesia según su riqueza y la
necesidad de servicios (cf. 1 Co 12,1-11; cf. LG 7).
La diversidad está en relación con el modo de participación en el
sacerdocio de Cristo y es esencial en el sentido de que "mientras el sacerdocio
común de los fieles se realiza en el desarrollo de la gracia bautismal -vida
de fe, de esperanza y caridad, vida según el Espíritu- el sacerdocio ministerial
está al servicio del sacerdocio común, en orden al desarrollo de la gracia
bautismal de todos los cristianos" (CCE 1547). En consecuencia, el
sacerdocio ministerial "difiere esencialmente del sacerdocio común de los
fieles porque confiere un poder sagrado para el servicio de los fieles" (CCE
1592). Con este fin se exhorta al sacerdote "a crecer en la conciencia de la
profunda comunión que lo vincula al Pueblo de Dios", para "suscitar y
desarrollar la corresponsabilidad en la común y única misión de salvación,
con la diligente y cordial valoración de todos los carismas y tareas que el
Espíritu otorga a los creyentes para la edificación de la Iglesia" (PDV 74).
Las características que diferencian el sacerdocio ministerial de los
obispos y de los presbíteros del sacerdocio común de los fieles, y señalan en
consecuencia los confines de la colaboración de éstos en el sagrado
ministerio, se pueden sintetizar así:
a) el sacerdocio ministerial tiene su raíz en la sucesión apostólica y está
dotado de una potestad sagrada (cf. LG 10.18.27. 28; PO 2.6; CCE
1538.1576), que consiste en la facultad y responsabilidad de obrar en persona
de Cristo Cabeza y Pastor (cf. PDV 15; CCE 875);
b) esto es lo que hace de los sagrados ministros servidores de Cristo y
160 - Congregaciones Romana....__________________
de la Iglesia, por medio de la proclamación autorizada de la Palabra de Dios,
de la celebración de los sacramentos y de la guía pastoral de los fieles (cf.
PDV 16; CCE 1592).
Poner el fundamento del ministerio ordenado en la sucesión apostólica,
en cuanto tal ministerio continúa la misión recibida de los Apóstoles de parte
de Cristo, es punto esencial de la doctrina eclesiológica católica. 3
El ministerio ordenado, por tanto, es constituido sobre el fundamento
de los Apóstoles para la edificación de la Iglesia (cf. Ef 2,20; Ap 21,14):
"está totalmente al servicio de la Iglesia misma" (PDV 16). "A la naturaleza
sacramental del ministerio eclesial está intrínsecamente ligado el carácter de
servicio. Los ministros, en efecto, en cuanto dependen totalmente de Cristo,
quien les confiere la misión y autoridad, son verdaderamente "siervos de
Cristo" (cf. Rm 1,1) a imagen del que libremente tomó por nosotros "la forma
de siervo" (Flp 2,7). Como la palabra y la gracia de la que son ministros no
son de ellos, sino de Cristo que se las ha confiado para los otros, ellos se
harán libremente siervos de todos" (CCE 876).
Unidad y diversidad en las funciones ministeriales
Las funciones del ministerio ordenado, tomadas en su conjunto,
constituyen, en razón de su único fundamento (cf. CCE 1581), una indivisible
unidad. Una y única, en efecto, como en Cristo,4 es la raíz de acción salvífica,
significada y realizada por el ministro en el desarrollo de las funciones d�
enseñar, santificar y gobernar a los fieles. Esta unidad cualifica esencialmente
el ejercicio de las funciones del sagrado ministerio, que son siempre ejercicio,
bajo diversas perspectivas, de la función de Cristo, Cabeza de la Iglesia.
Si, por tanto, el ejercicio de parte del ministro ordenado del munus
docendi, sanctificandi et regendi constituye la sustancia del ministerio
pastoral, las diferentes funciones de los sagrados ministros, formando una
indivisible unidad, no se pueden entender separadamente las unas de las otras.
Al contrario, se deben considerar en su mutua correspondencia y
complementariedad. Sólo en algunas de ellas, y en cierta medida, pueden
colaborar con los pastores otros fieles no ordenados, si son llamados a dicha
colaboración por la legítima autoridad y en los debidos modos. "En efecto,
él mismo conforta constantemente a su cuerpo, que es la Iglesia, con los dones
de los minist�rios, por los cuales, con la fuerza derivada de él, nos prestamos
3 Cf. PDV 14-16; CON GREGACIÓNPARALADOCTRINADELAFE,
Carta Sacerdotium ministeriale (1983) 111, 2-3.
4 Cf. JUAN PABLO 11, Carta Nuovo incipiente (1979) n. 3.
-----------------Colaboración de los laicos -161
son constituidos, por voluntad de Cristo, "doctores, dispensadores de los
misterios y pastores para los demás" (ibid.). Sea el sacerdocio común de los fieles,
sea el sacerdocio ministerial o jerárquico, "aunque diferentes esencialmente y
no sólo de grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan
a su manera del único sacerdocio de Cristo" (LG 10). Entre ellos se tiene una
eficaz unidad porque el Espíritu Santo unifica la Iglesia en la comunión y en el
servicio y la provee de diversos dones jerárquicos y carismáticos (cf. LG 4).
La diferencia esencial entre el sacerdocio común y el sacerdocio
ministerial no se encuentra, por tanto, en el sacerdocio de Cristo, el cual
permanece siempre único e indivisible, ni tampoco en la santidad a la que
todos los fieles son llamados: "en efecto, el sacerdocio ministerial no significa
de por sí un mayor grado de santidad respecto al sacerdocio común de los
fieles; pero, por medio de él, los presbíteros reciben de Cristo en el Espíritu
un don particular, para que puedan ayudar al Pueblo de Dios a ejercitar con
fidelidad y plenitud el sacerdocio común que les ha sido conferido" (PDV
17). En la edificación de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, está vigente la
diversidad de miembros y de funciones, pero uno solo es el Espíritu, que
distribuye sus variados dones para el bien de la Iglesia según su riqueza y la
necesidad de servicios (cf. 1 Co 12,1-11; cf. LG 7).
La diversidad está en relación con el modo de participación en el
sacerdocio de Cristo y es esencial en el sentido de que "mientras el sacerdocio
común de los fieles se realiza en el desarrollo de la gracia bautismal -vida
de fe, de esperanza y caridad, vida según el Espíritu- el sacerdocio ministerial
está al servicio del sacerdocio común, en orden al desarrollo de la gracia
bautismal de todos los cristianos" (CCE 1547). En consecuencia, el
sacerdocio ministerial "difiere esencialmente del sacerdocio común de los
fieles porque confiere un poder sagrado para el servicio de los fieles" (CCE
1592). Con este fin se exhorta al sacerdote "a crecer en la conciencia de la
profunda comunión que lo vincula al Pueblo de Dios", para "suscitar y
desarrollar la corresponsabilidad en la común y única misión de salvación,
con la diligente y cordial valoración de todos los carismas y tareas que el
Espíritu otorga a los creyentes para la edificación de la Iglesia" (PDV 74).
Las características que diferencian el sacerdocio ministerial de los
obispos y de los presbíteros del sacerdocio común de los fieles, y señalan en
consecuencia los confines de la colaboración de éstos en el sagrado
ministerio, se pueden sintetizar así:
a) el sacerdocio ministerial tiene su raíz en la sucesión apostólica y está
dotado de una potestad sagrada (cf. LG 10.18.27. 28; PO 2.6; CCE
1538.1576), que consiste en la facultad y responsabilidad de obrar en persona
de Cristo Cabeza y Pastor (cf. PDV 15; CCE 875);
b) esto es lo que hace de los sagrados ministros servidores de Cristo y
160 - Congregaciones Romana....__________________
de la Iglesia, por medio de la proclamación autorizada de la Palabra de Dios,
de la celebración de los sacramentos y de la guía pastoral de los fieles (cf.
PDV 16; CCE 1592).
Poner el fundamento del ministerio ordenado en la sucesión apostólica,
en cuanto tal ministerio continúa la misión recibida de los Apóstoles de parte
de Cristo, es punto esencial de la doctrina eclesiológica católica. 3
El ministerio ordenado, por tanto, es constituido sobre el fundamento
de los Apóstoles para la edificación de la Iglesia (cf. Ef 2,20; Ap 21,14):
"está totalmente al servicio de la Iglesia misma" (PDV 16). "A la naturaleza
sacramental del ministerio eclesial está intrínsecamente ligado el carácter de
servicio. Los ministros, en efecto, en cuanto dependen totalmente de Cristo,
quien les confiere la misión y autoridad, son verdaderamente "siervos de
Cristo" (cf. Rm 1,1) a imagen del que libremente tomó por nosotros "la forma
de siervo" (Flp 2,7). Como la palabra y la gracia de la que son ministros no
son de ellos, sino de Cristo que se las ha confiado para los otros, ellos se
harán libremente siervos de todos" (CCE 876).
Unidad y diversidad en las funciones ministeriales
Las funciones del ministerio ordenado, tomadas en su conjunto,
constituyen, en razón de su único fundamento (cf. CCE 1581), una indivisible
unidad. Una y única, en efecto, como en Cristo,4 es la raíz de acción salvífica,
significada y realizada por el ministro en el desarrollo de las funciones d�
enseñar, santificar y gobernar a los fieles. Esta unidad cualifica esencialmente
el ejercicio de las funciones del sagrado ministerio, que son siempre ejercicio,
bajo diversas perspectivas, de la función de Cristo, Cabeza de la Iglesia.
Si, por tanto, el ejercicio de parte del ministro ordenado del munus
docendi, sanctificandi et regendi constituye la sustancia del ministerio
pastoral, las diferentes funciones de los sagrados ministros, formando una
indivisible unidad, no se pueden entender separadamente las unas de las otras.
Al contrario, se deben considerar en su mutua correspondencia y
complementariedad. Sólo en algunas de ellas, y en cierta medida, pueden
colaborar con los pastores otros fieles no ordenados, si son llamados a dicha
colaboración por la legítima autoridad y en los debidos modos. "En efecto,
él mismo conforta constantemente a su cuerpo, que es la Iglesia, con los dones
de los minist�rios, por los cuales, con la fuerza derivada de él, nos prestamos
3 Cf. PDV 14-16; CON GREGACIÓNPARALADOCTRINADELAFE,
Carta Sacerdotium ministeriale (1983) 111, 2-3.
4 Cf. JUAN PABLO 11, Carta Nuovo incipiente (1979) n. 3.
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mutuamente los servicios para la salvación" (LG 7). "El ejercicio de estas
tareas no hace del fiel laico un pastor: en realidad no es la tarea la que
constituye un ministro, sino la ordenación sacramental. Sólo el sacramento
del Orden atribuye al ministerio ordenado de los obispos y presbíteros una
peculiar participación en el oficio de Cristo Cabeza y Pastor y en su
sacerdocio eterno. La función que se ejerce en calidad de suplente, adquiere
su legitimación, inmediata y formalmente, de la delegación oficial dada por
los pastores y en su concreta actuación es dirigido por la autoridad
eclesiástica" (ChL 23).
Es necesario reafirmar esta doctrina, porque algunas prácticas tendentes
a suplir a las carencias nu,méricas de ministros ordenados en el seno de la
comunidad, en algunos casos, han podido influir sobre una idea de sacerdocio
común de los fieles que tergiversa su índole y significado específico,
favoreciendo, entre otras cosas, la disminución de los candidatos al
sacerdocio y oscureciendo la especificidad del seminario como lugar típico
para la formación del ministro ordenado. Se trata de fenómenos íntimamente
relacionados, sobre cuya interdependencia se deberá oportunamente
reflexionar para llegar a sabias conclusiones operativas.
Insustituibilidad del ministerio ordenado
Una comunidad de fieles, para ser llamada Iglesia y para serlo
verdaderamente, no puede derivar su guía de criterios organizativos de
naturaleza asociativa o política. Cada Iglesia particular debe a Cristo su guía,
porque es él fundamentalmente quien ha concedido a la misma Iglesia el
ministerio apostólico, por lo que ninguna comunidad tiene el poder de dárselo
a sí misma5 o de establecerlo por medio de una delegación. El ejercicio del
munus de magisterio y de gobierno exige, en efecto, la canónica o jurídica
determinación de parte de la autoridad jerárquica (cf. LG, nota explicativa
previa 2).
El sacerdocio ministerial, por tanto, es necesario a la existencia misma
de la comunidad como Iglesia: "no se debe pensar en el sacerdocio ordenado
(... ) como si fuera posterior a la comunidad eclesial, como si ésta pudiera
concebirse como constituida ya sin este sacerdocio" (PDV 16). En efecto, si
en la comunidad llega a faltar el sacerdote, se encuentra privada de la
pre�encia y de la función sacramental de Cristo Cabeza y Pastor, esencial
para la vida misma de la comunidad eclesial.
5 Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta
Sacerdotium ministeriale, III,2.
162 - Congregaciones Romana(.)__________________
El sacerdocio ministerial es, por tanto, absolutamente insustituible. Se
llega a la conclusión inmediatamente de la necesidad de una pastoral
vocacional que sea diligente, bien organizada y permanente para dar a la
iglesia los necesarios ministros, como también de la necesidad de reservar
una cuidadosa formación a cuantos, en los seminarios, se preparan para
recibir el presbiterado. Otra solución para afrontar los problemas que se
derivan de la carencia de sagrados ministros resultaría precaria.
"El deber de fomentar las vocaciones afecta a toda la comunidad
cristiana, que ha de procurarlo ante todo con una vida plenamente cristiana"
(OT 2). Todos los fieles son corresponsables en contribuir a fortalecer las
respuestas positivas a la vocación sacerdotal, con una siempre mayor
fidelidad en el seguimiento de Cristo, superando la indiferencia del ambiente,
sobre todo en las sociedades fuertemente marcadas por el materialismo.
La colaboración de fieles no ordenados en el ministerio pastoral
En los documentos conciliares, entre los varios aspectos de la
participación de fieles no ordenados a la misión df la Iglesia, se considera
su directa colaboración en las tareas específicas de los pastores (cf. AA 24).
En efecto, "cuando la necesidad o la utilidad de la Iglesia lo exige, los
pastores pueden confiar a los fieles no ordenados, según las normas
establecidas por el derecho universal, algunas tareas que están relacionadas
con su propio ministerio de pastores, pero que no exigen el carácter del
Orden" (ChL 23). Esta colaboración ha sido sucesivamente regulada por la
legislación posconciliar y, en modo particular, por el nuevo Código de
Derecho Canónico.
Éste, después de haberse referido a las obligaciones y derechos de todos
los fieles (cf. CIC 208-223), en el título sucesivo, dedicado a las obligaciones
y derechos de los fieles laicos, trata no sólo de lo que específicamente les
compete, teniendo presente su condición secular (cf. CIC 225,2; 226-
227.231,1), sino también de tareas o funciones que en realidad no son
exclusivamente de ellos. De éstas, algunas corresponderían a cualquier fiel,
sea o no ordenado (cf. CIC 225,1; 228,2; 229; 231,1); otras, en cambio, se
colocan en la línea dei directo servicio en el sagrado ministerio de los fieles
ordenados (cf. CIC 230,2-3; en el ámbito litúrgico, 228,1). Respecto a estas
últimas tareas o funciones, los fieles no ordenados no son detentores de un
derecho a ejercerlas, pero "tienen capacidad de ser llamados por los sagrados
pastores para aquellos oficios eclesiásticos y encargos que pueden cumplir
según las prescripciones del derecho" (CIC 228), o también "donde no haya
ministros, pueden suplirlos en algunas de sus funciones, según las
prescripciones del derecho" (CIC 230).
_________________ Colaboración de los laicos - 163
mutuamente los servicios para la salvación" (LG 7). "El ejercicio de estas
tareas no hace del fiel laico un pastor: en realidad no es la tarea la que
constituye un ministro, sino la ordenación sacramental. Sólo el sacramento
del Orden atribuye al ministerio ordenado de los obispos y presbíteros una
peculiar participación en el oficio de Cristo Cabeza y Pastor y en su
sacerdocio eterno. La función que se ejerce en calidad de suplente, adquiere
su legitimación, inmediata y formalmente, de la delegación oficial dada por
los pastores y en su concreta actuación es dirigido por la autoridad
eclesiástica" (ChL 23).
Es necesario reafirmar esta doctrina, porque algunas prácticas tendentes
a suplir a las carencias nu,méricas de ministros ordenados en el seno de la
comunidad, en algunos casos, han podido influir sobre una idea de sacerdocio
común de los fieles que tergiversa su índole y significado específico,
favoreciendo, entre otras cosas, la disminución de los candidatos al
sacerdocio y oscureciendo la especificidad del seminario como lugar típico
para la formación del ministro ordenado. Se trata de fenómenos íntimamente
relacionados, sobre cuya interdependencia se deberá oportunamente
reflexionar para llegar a sabias conclusiones operativas.
Insustituibilidad del ministerio ordenado
Una comunidad de fieles, para ser llamada Iglesia y para serlo
verdaderamente, no puede derivar su guía de criterios organizativos de
naturaleza asociativa o política. Cada Iglesia particular debe a Cristo su guía,
porque es él fundamentalmente quien ha concedido a la misma Iglesia el
ministerio apostólico, por lo que ninguna comunidad tiene el poder de dárselo
a sí misma5 o de establecerlo por medio de una delegación. El ejercicio del
munus de magisterio y de gobierno exige, en efecto, la canónica o jurídica
determinación de parte de la autoridad jerárquica (cf. LG, nota explicativa
previa 2).
El sacerdocio ministerial, por tanto, es necesario a la existencia misma
de la comunidad como Iglesia: "no se debe pensar en el sacerdocio ordenado
(... ) como si fuera posterior a la comunidad eclesial, como si ésta pudiera
concebirse como constituida ya sin este sacerdocio" (PDV 16). En efecto, si
en la comunidad llega a faltar el sacerdote, se encuentra privada de la
pre�encia y de la función sacramental de Cristo Cabeza y Pastor, esencial
para la vida misma de la comunidad eclesial.
5 Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta
Sacerdotium ministeriale, III,2.
162 - Congregaciones Romana(.)__________________
El sacerdocio ministerial es, por tanto, absolutamente insustituible. Se
llega a la conclusión inmediatamente de la necesidad de una pastoral
vocacional que sea diligente, bien organizada y permanente para dar a la
iglesia los necesarios ministros, como también de la necesidad de reservar
una cuidadosa formación a cuantos, en los seminarios, se preparan para
recibir el presbiterado. Otra solución para afrontar los problemas que se
derivan de la carencia de sagrados ministros resultaría precaria.
"El deber de fomentar las vocaciones afecta a toda la comunidad
cristiana, que ha de procurarlo ante todo con una vida plenamente cristiana"
(OT 2). Todos los fieles son corresponsables en contribuir a fortalecer las
respuestas positivas a la vocación sacerdotal, con una siempre mayor
fidelidad en el seguimiento de Cristo, superando la indiferencia del ambiente,
sobre todo en las sociedades fuertemente marcadas por el materialismo.
La colaboración de fieles no ordenados en el ministerio pastoral
En los documentos conciliares, entre los varios aspectos de la
participación de fieles no ordenados a la misión df la Iglesia, se considera
su directa colaboración en las tareas específicas de los pastores (cf. AA 24).
En efecto, "cuando la necesidad o la utilidad de la Iglesia lo exige, los
pastores pueden confiar a los fieles no ordenados, según las normas
establecidas por el derecho universal, algunas tareas que están relacionadas
con su propio ministerio de pastores, pero que no exigen el carácter del
Orden" (ChL 23). Esta colaboración ha sido sucesivamente regulada por la
legislación posconciliar y, en modo particular, por el nuevo Código de
Derecho Canónico.
Éste, después de haberse referido a las obligaciones y derechos de todos
los fieles (cf. CIC 208-223), en el título sucesivo, dedicado a las obligaciones
y derechos de los fieles laicos, trata no sólo de lo que específicamente les
compete, teniendo presente su condición secular (cf. CIC 225,2; 226-
227.231,1), sino también de tareas o funciones que en realidad no son
exclusivamente de ellos. De éstas, algunas corresponderían a cualquier fiel,
sea o no ordenado (cf. CIC 225,1; 228,2; 229; 231,1); otras, en cambio, se
colocan en la línea dei directo servicio en el sagrado ministerio de los fieles
ordenados (cf. CIC 230,2-3; en el ámbito litúrgico, 228,1). Respecto a estas
últimas tareas o funciones, los fieles no ordenados no son detentores de un
derecho a ejercerlas, pero "tienen capacidad de ser llamados por los sagrados
pastores para aquellos oficios eclesiásticos y encargos que pueden cumplir
según las prescripciones del derecho" (CIC 228), o también "donde no haya
ministros, pueden suplirlos en algunas de sus funciones, según las
prescripciones del derecho" (CIC 230).
_________________ Colaboración de los laicos - 163
 A fin de que esta colaboración se pueda insertar armónicamente en la
pastoral ministerial, es necesario que, para evitar desviaciones pastorales y
abusos disciplinares, los principios doctrinales sean claros y que, en
consecuencia, con coherente determinación, se promueva en toda la Iglesia
una atenta y leal aplicación de las disposiciones vigentes, no alargando
abusivamente los límites de excepcionalidad a aquellos casos que no pueden
· ser juzgados como excepcionales.
Cuando, en algún lugar, se verifiquen abusos o prácticas transgresivas,
los pastores adopten todos los medios necesarios y oportunos para impedir a
tiempo su difusión y para evitar que se altere la correcta comprensión de la
naturaleza misma de 1� Iglesia. En particular, aplicarán las normas
disciplinares establecidas, que enseñan a conocer y respetar realmente la
distinción y complementariedad de funciones que son vitales para la
comunión eclesial. En donde tales prácticas abusivas están ya difundidas, es
absolutamente indispensable la intervención responsable de quien tiene la
autoridad de hacerlo, haciéndose así verdadero artífice de comunión, la cual
puede ser constituida exclusivamente en tomo a la verdad. Comunión, verdad,
justicia, paz y caridad son términos interdependientes.6
A la luz de los principios apenas recordados, se señalan a continuación
los oportunos remedios para enfrentar los abusos señalados a nuestros
Dicasterios. Las disposiciones que siguen son tomadas de la normativa de la
Iglesia.
DISPOSICIONES PRÁCTICAS
l. Necesidad de una terminología apropiada
El Santo Padre, en el discurso dirigido a los participantes en el Simposio
sobre "Colaboración de los fieles laicos en el ministerio presbiteral", subrayó
la necesidad de aclarar y distinguir las varias acepciones que el término
"ministerio"
· ha asumido en el lenguaje teológico y canónico (n.3).
a) "Desde hace un cierto tiempo se ha introducido el uso de llamar
ministerio, no sólo a los officia (oficios) y los munera (funciones) ejercidos
por los pastores en virtud del sacramento del Orden, sino también a los
ejercidos por los fieles no ordenados, en virtud del sacerdocio bautismal. La
cuestión del lenguaje se hace más compleja y delicada cuando se reconoce a
6 Cf. CONGREG. PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE
LOS SACRAMENTOS, Instrucción Inaestimabile Donum (1980), proemio.
164 - Congregaciones Romana..,__________________
todos los fieles la posibilidad de ejercitar -en calidad de suplentes, por
delegación oficial conferida por los pastores- algunas funciones más propias
de los clérigos, las cuales, sin embargo, no exigen el carácter del Orden. Es
necesario reconocer que el lenguaje se hace incierto, confuso y, por tanto,
no útil para expresar la doctrina de la fe, todas las veces que, en cualquier
manera, se ofusca la diferencia "de esencia y no sólo de grado" que media
entre el sacerdocio bautismal y el sacerdocio ordenado" (ibid.).
b) "Lo que ha permitido, en algunos casos, la extensión del término
ministerio a los munera propios de los fieles laicos es el hecho de que también
estos, en su medida, son participación en el único sacerdocio de Cristo. Los
officia a ellos confiados temporalmente, son más bien exclusivamente fruto
de una delegación de la Iglesia. Sólo la constante referencia al único y fontal
"ministerio de Cristo" permite, en cierta medida, aplicar también a los fieles
no ordenados, sin ambigüedad, el término ministerio: sin que éste sea
percibido y vivido como una indebida aspiración al ministerio ordenado, o
como progresiva erosión de su especificidad. En este sentido original, el
término ministerio ( servitium) manifiesta sólo la obra con la que los
miembros de la Iglesia prolongan, en su interior y para el mundo, la misión
y el ministerio de Cristo. Cuando, por el contrario, el término es diferenciado
en relación y en comparación entre los distintos munera y officia, entonces
es necesario advertir con claridad que sólo en fuerza de la sagrada ordenación
éste obtiene aquella plenitud y correspondencia de significado que la tradición
siempre le ha atribuido" (ibid.).
c) El fiel no ordenado puede asumir la denominación general de
"ministro extraordinario", sólo si y cuando es llamado por la autoridad
competente a cumplir, únicamente en función de suplencia, los encargos a
los que se refiere el canon 230,3 7 además de los cánones 943 y 1112.
Naturalmente puede ser utilizado el término concreto con que canónicamente
se determina la función confiada, por ejemplo catequista, acólito, lector, etc.
La delegación temporal en las acciones litúrgicas, a las que se refiere el
canon 230,2, no confiere ninguna denominación especial al fiel no ordenado.8
No es lícito, por tanto, que los fieles no ordenados asuman, por ejemplo, la
7 Ct P ON TIFICIA COMISIÓN PARA LA INTERPRETACIÓN DE LOS
TEXTOS LEGISLATIVOS, Respuesta del 1 de junio de 1988.
8 Cf. ID., respuesta del 11 de julio de 1992. Cuando se prevee una función
para el inicio de un ministerio laica! de cooperación de los asistentes pastorales al
ministerio de los clérigos, evítese hacer coincidir o de unir dicha función con una
ceremonia de sagrada ordenación, como también celebrar un rito análogo al
previsto para conceder el acolitado y el lectorado.
_________________ Colaboración de los laicos -165
 A fin de que esta colaboración se pueda insertar armónicamente en la
pastoral ministerial, es necesario que, para evitar desviaciones pastorales y
abusos disciplinares, los principios doctrinales sean claros y que, en
consecuencia, con coherente determinación, se promueva en toda la Iglesia
una atenta y leal aplicación de las disposiciones vigentes, no alargando
abusivamente los límites de excepcionalidad a aquellos casos que no pueden
· ser juzgados como excepcionales.
Cuando, en algún lugar, se verifiquen abusos o prácticas transgresivas,
los pastores adopten todos los medios necesarios y oportunos para impedir a
tiempo su difusión y para evitar que se altere la correcta comprensión de la
naturaleza misma de 1� Iglesia. En particular, aplicarán las normas
disciplinares establecidas, que enseñan a conocer y respetar realmente la
distinción y complementariedad de funciones que son vitales para la
comunión eclesial. En donde tales prácticas abusivas están ya difundidas, es
absolutamente indispensable la intervención responsable de quien tiene la
autoridad de hacerlo, haciéndose así verdadero artífice de comunión, la cual
puede ser constituida exclusivamente en tomo a la verdad. Comunión, verdad,
justicia, paz y caridad son términos interdependientes.6
A la luz de los principios apenas recordados, se señalan a continuación
los oportunos remedios para enfrentar los abusos señalados a nuestros
Dicasterios. Las disposiciones que siguen son tomadas de la normativa de la
Iglesia.
DISPOSICIONES PRÁCTICAS
l. Necesidad de una terminología apropiada
El Santo Padre, en el discurso dirigido a los participantes en el Simposio
sobre "Colaboración de los fieles laicos en el ministerio presbiteral", subrayó
la necesidad de aclarar y distinguir las varias acepciones que el término
"ministerio"
· ha asumido en el lenguaje teológico y canónico (n.3).
a) "Desde hace un cierto tiempo se ha introducido el uso de llamar
ministerio, no sólo a los officia (oficios) y los munera (funciones) ejercidos
por los pastores en virtud del sacramento del Orden, sino también a los
ejercidos por los fieles no ordenados, en virtud del sacerdocio bautismal. La
cuestión del lenguaje se hace más compleja y delicada cuando se reconoce a
6 Cf. CONGREG. PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE
LOS SACRAMENTOS, Instrucción Inaestimabile Donum (1980), proemio.
164 - Congregaciones Romana..,__________________
todos los fieles la posibilidad de ejercitar -en calidad de suplentes, por
delegación oficial conferida por los pastores- algunas funciones más propias
de los clérigos, las cuales, sin embargo, no exigen el carácter del Orden. Es
necesario reconocer que el lenguaje se hace incierto, confuso y, por tanto,
no útil para expresar la doctrina de la fe, todas las veces que, en cualquier
manera, se ofusca la diferencia "de esencia y no sólo de grado" que media
entre el sacerdocio bautismal y el sacerdocio ordenado" (ibid.).
b) "Lo que ha permitido, en algunos casos, la extensión del término
ministerio a los munera propios de los fieles laicos es el hecho de que también
estos, en su medida, son participación en el único sacerdocio de Cristo. Los
officia a ellos confiados temporalmente, son más bien exclusivamente fruto
de una delegación de la Iglesia. Sólo la constante referencia al único y fontal
"ministerio de Cristo" permite, en cierta medida, aplicar también a los fieles
no ordenados, sin ambigüedad, el término ministerio: sin que éste sea
percibido y vivido como una indebida aspiración al ministerio ordenado, o
como progresiva erosión de su especificidad. En este sentido original, el
término ministerio ( servitium) manifiesta sólo la obra con la que los
miembros de la Iglesia prolongan, en su interior y para el mundo, la misión
y el ministerio de Cristo. Cuando, por el contrario, el término es diferenciado
en relación y en comparación entre los distintos munera y officia, entonces
es necesario advertir con claridad que sólo en fuerza de la sagrada ordenación
éste obtiene aquella plenitud y correspondencia de significado que la tradición
siempre le ha atribuido" (ibid.).
c) El fiel no ordenado puede asumir la denominación general de
"ministro extraordinario", sólo si y cuando es llamado por la autoridad
competente a cumplir, únicamente en función de suplencia, los encargos a
los que se refiere el canon 230,3 7 además de los cánones 943 y 1112.
Naturalmente puede ser utilizado el término concreto con que canónicamente
se determina la función confiada, por ejemplo catequista, acólito, lector, etc.
La delegación temporal en las acciones litúrgicas, a las que se refiere el
canon 230,2, no confiere ninguna denominación especial al fiel no ordenado.8
No es lícito, por tanto, que los fieles no ordenados asuman, por ejemplo, la
7 Ct P ON TIFICIA COMISIÓN PARA LA INTERPRETACIÓN DE LOS
TEXTOS LEGISLATIVOS, Respuesta del 1 de junio de 1988.
8 Cf. ID., respuesta del 11 de julio de 1992. Cuando se prevee una función
para el inicio de un ministerio laica! de cooperación de los asistentes pastorales al
ministerio de los clérigos, evítese hacer coincidir o de unir dicha función con una
ceremonia de sagrada ordenación, como también celebrar un rito análogo al
previsto para conceder el acolitado y el lectorado.
_________________ Colaboración de los laicos -165
denominación de "pastor", "capellán", "coordinador", "moderador" o títulos
semejantes que podrían confundir su función con la del pastor, que es
únicamente el obispo y el presbítero. 9
2. El ministerio de la palabra 10
a) El contenido de este ministerio consiste "en la predicación pastoral,
la catequesis, y en puesto privilegiado la homilía" (DV 24). El ejercicio
original de estas funciones es propio del obispo diocesano, como moderador,
en su Iglesia, de todo el ministerio de la palabra (cf. CIC 756,2), y es también
propio de los presbíteros; sus cooperadores (cf. CIC 757). Este ministerio
corresponde también a los diáconos, en comunión con el obispo y su
presbiterio (ibid.).
b) Los fieles no ordenados participan según su propia índole en la
función profética de Cristo, son constituidos sus testigos y provistos del
sentido de la fe y de la gracia de la palabra. Todos son llamados a convertirse,
cada vez más, en heraldos eficaces "de lo que se espera" (cf. Hb 11,1; LG
35). Hoy, la obra de la catequesis, en particular, depende mucho de su
compromiso y de su generosidad al servicio de la Iglesia. Por tanto, los fieles
y particularmente los miembros de los Institutos de vida consagrada y las
Sociedades de vida apostólica, pueden ser llamados a colaborar, en los modos
legítimos, en el ejercicio del ministerio de la palabra (cf. CIC 758-759.785).
c) Para que esta colaboración sea eficaz, es necesario recordar algunas
condiciones relativas a las modalidades de tal colaboración.
El Código, en el canon 766, establece las condiciones por las que la
competente autoridad puede admitir a fieles no ordenados a predicar in
ecclesia vel oratorio. La misma expresión utilizada, "admitti possunt",
"pueden ser admitidos", resalta cómo en ningún caso se trata de un derecho
propio como el específico de los obispos (cf. LG 25) o de una facultad como
la de los presbíteros y diáconos (cf. CIC 764).
Las condiciones a las que se debe someter tal admisión -"si en
determinadas circunstancias es necesaria", "si en casos particulares lo
aconseja la utilidad"- evidencia la excepcionalidad del hecho. El canon 766,
además, precisa que se debe siempre obrar iuxta episcoporum conferentiae
praescripta, "según las prescripciones de la Conferencia Episcopal". En esta
9 En este caso se deben incluir todas aquellas expresiones lingüísticas que,
en los idiomas de los distintos países, pueden ser análogas o equivalentes e indicar
una función directiva de guía o de vicariedad respecto a la misma.
10 Para las diversas formas de predicación, cf. CIC 761; OLM, prenotandos.
166 - Congregaciones Romana...,__________________
última cláusula el canon citado establece la fuente primaria para discernir
rectamente en relación a la necesidad o utilidad, en los casos concretos, ya
que en las mencionadas prescripciones de la Conferencia Episcopal, que
necesitan de la "recognitio" de la Sede Apostólica, se deben señalar los
oportunos criterios que puedan ayudar al obispo diocesano a tomar las
apropiadas decisiones pastorales, que le son propias por la naturaleza misma
del oficio episcopal.
d) En circunstancias de escasez de ministros sagrados en determinadas
zonas, pueden presentarse casos en los que se manifiesten permanentemente
situaciones objetivas de necesidad o de utilidad, que sugieran la admisión de
fieles no ordenados a la predicación. La predicación en las iglesias y
oratorios, de parte de fieles no ordenados, puede ser concedida en suplencia
de los ministros sagrados o por especiales razones de utilidad en los casos
particulares previstos o por la legislación universal de la Iglesia o de las
Conferencias Episcopales, y por tanto no se puede convertir en un hecho
ordinario, ni puede ser entendida como auténtica promoción del laicado.
e) Sobre todo en la preparación a los sacramentos, los catequistas se
han de preocupar de orientar los intereses de los catequizandos a ia función
y a la figura del sacerdote como único dispensador de los misterios divinos
a los que se están preparando.
3. La homilía
a) La homilía, forma eminente de predicación "en la que durante el curso
del año litúrgico, a partir del texto sagrado, se exponen los misterios de la fe
y las normas de vida cristiana" (SC 52; cf. CIC 767), es parte de la misma
liturgia.
Por tanto, la homilía, durante la celebración de la Eucaristía, se debe
reservar al ministro sagrado, sacerdote o diácono. 11 Se excluyen los fieles
no ordenados, aunque desarrollen la función llamada "asiste�tes pastorales"
o catequistas, en cualquier tipo de comunidad o agrupación. No se trata, en
efecto, de una eventual mayor capacidad expositiva o preparación teológica,
sino de una función reservada a aquél que es consagrado con el sacramento
11 Cf. JUAN PABLO II, Catechesi tradendae (1979) n.48; PONTIFICIA
COMISIÓN PARA LA INT ERPRETACIÓN DE LOS DECRETOS DEL
CONCILIO VATICANO II, Respuesta del 11 de enero de 1971; CONGREG.
PARA EL CULTO DIVINO, Instrucción Actio pastora/is (1969) 6; IGMR
42.42.165; Instrucción Liturgicae instaurationes (1970) 2; Instrucción
Inaestimabile donum (1980)3.
_________________ Colaboración de los laicos -167
denominación de "pastor", "capellán", "coordinador", "moderador" o títulos
semejantes que podrían confundir su función con la del pastor, que es
únicamente el obispo y el presbítero. 9
2. El ministerio de la palabra 10
a) El contenido de este ministerio consiste "en la predicación pastoral,
la catequesis, y en puesto privilegiado la homilía" (DV 24). El ejercicio
original de estas funciones es propio del obispo diocesano, como moderador,
en su Iglesia, de todo el ministerio de la palabra (cf. CIC 756,2), y es también
propio de los presbíteros; sus cooperadores (cf. CIC 757). Este ministerio
corresponde también a los diáconos, en comunión con el obispo y su
presbiterio (ibid.).
b) Los fieles no ordenados participan según su propia índole en la
función profética de Cristo, son constituidos sus testigos y provistos del
sentido de la fe y de la gracia de la palabra. Todos son llamados a convertirse,
cada vez más, en heraldos eficaces "de lo que se espera" (cf. Hb 11,1; LG
35). Hoy, la obra de la catequesis, en particular, depende mucho de su
compromiso y de su generosidad al servicio de la Iglesia. Por tanto, los fieles
y particularmente los miembros de los Institutos de vida consagrada y las
Sociedades de vida apostólica, pueden ser llamados a colaborar, en los modos
legítimos, en el ejercicio del ministerio de la palabra (cf. CIC 758-759.785).
c) Para que esta colaboración sea eficaz, es necesario recordar algunas
condiciones relativas a las modalidades de tal colaboración.
El Código, en el canon 766, establece las condiciones por las que la
competente autoridad puede admitir a fieles no ordenados a predicar in
ecclesia vel oratorio. La misma expresión utilizada, "admitti possunt",
"pueden ser admitidos", resalta cómo en ningún caso se trata de un derecho
propio como el específico de los obispos (cf. LG 25) o de una facultad como
la de los presbíteros y diáconos (cf. CIC 764).
Las condiciones a las que se debe someter tal admisión -"si en
determinadas circunstancias es necesaria", "si en casos particulares lo
aconseja la utilidad"- evidencia la excepcionalidad del hecho. El canon 766,
además, precisa que se debe siempre obrar iuxta episcoporum conferentiae
praescripta, "según las prescripciones de la Conferencia Episcopal". En esta
9 En este caso se deben incluir todas aquellas expresiones lingüísticas que,
en los idiomas de los distintos países, pueden ser análogas o equivalentes e indicar
una función directiva de guía o de vicariedad respecto a la misma.
10 Para las diversas formas de predicación, cf. CIC 761; OLM, prenotandos.
166 - Congregaciones Romana...,__________________
última cláusula el canon citado establece la fuente primaria para discernir
rectamente en relación a la necesidad o utilidad, en los casos concretos, ya
que en las mencionadas prescripciones de la Conferencia Episcopal, que
necesitan de la "recognitio" de la Sede Apostólica, se deben señalar los
oportunos criterios que puedan ayudar al obispo diocesano a tomar las
apropiadas decisiones pastorales, que le son propias por la naturaleza misma
del oficio episcopal.
d) En circunstancias de escasez de ministros sagrados en determinadas
zonas, pueden presentarse casos en los que se manifiesten permanentemente
situaciones objetivas de necesidad o de utilidad, que sugieran la admisión de
fieles no ordenados a la predicación. La predicación en las iglesias y
oratorios, de parte de fieles no ordenados, puede ser concedida en suplencia
de los ministros sagrados o por especiales razones de utilidad en los casos
particulares previstos o por la legislación universal de la Iglesia o de las
Conferencias Episcopales, y por tanto no se puede convertir en un hecho
ordinario, ni puede ser entendida como auténtica promoción del laicado.
e) Sobre todo en la preparación a los sacramentos, los catequistas se
han de preocupar de orientar los intereses de los catequizandos a ia función
y a la figura del sacerdote como único dispensador de los misterios divinos
a los que se están preparando.
3. La homilía
a) La homilía, forma eminente de predicación "en la que durante el curso
del año litúrgico, a partir del texto sagrado, se exponen los misterios de la fe
y las normas de vida cristiana" (SC 52; cf. CIC 767), es parte de la misma
liturgia.
Por tanto, la homilía, durante la celebración de la Eucaristía, se debe
reservar al ministro sagrado, sacerdote o diácono. 11 Se excluyen los fieles
no ordenados, aunque desarrollen la función llamada "asiste�tes pastorales"
o catequistas, en cualquier tipo de comunidad o agrupación. No se trata, en
efecto, de una eventual mayor capacidad expositiva o preparación teológica,
sino de una función reservada a aquél que es consagrado con el sacramento
11 Cf. JUAN PABLO II, Catechesi tradendae (1979) n.48; PONTIFICIA
COMISIÓN PARA LA INT ERPRETACIÓN DE LOS DECRETOS DEL
CONCILIO VATICANO II, Respuesta del 11 de enero de 1971; CONGREG.
PARA EL CULTO DIVINO, Instrucción Actio pastora/is (1969) 6; IGMR
42.42.165; Instrucción Liturgicae instaurationes (1970) 2; Instrucción
Inaestimabile donum (1980)3.
_________________ Colaboración de los laicos -167
 del orden, por lo que ni siquiera el obispo diocesano puede dispensar de la
norma del canon, 12 dado que no se trata de una ley meramente disciplinar,
sino de una ley que toca las funciones de enseñanza y santificación
estrechamente unidas entre sí.
No se puede admitir, por tanto, la praxis, a veces asumida, por la cual
se confía la predicación homilética a seminaristas estudiantes de teología,
aún no ordenados (cf. CIC 266,1). La homilía no puede, en efecto,
considerarse como una práctica para el futuro ministerio.
Se debe considerar abrogada por el canon 767,1 cualquier norma
anterior que haya podido admitir a fieles no ordenados a pronunciar la homilía
durante la celebración de la santa Misa (cf. CIC 6).
b) Es lícita la propuesta de una breve monición para favorecer la mayor
inteligencia de la liturgia que se celebra y también algún eventual testimonio,
siempre según las normas litúrgicas y en ocasión de las liturgias eucarísticas
celebradas en particulares jornadas Uornada del seminario, del enfermo, etc.),
si se consideran objetivamente convenientes, como ilustrativas de la homilía
regularmente pronunciada por el sacerdote celebrante. Estas explicaciones y
testimonios no deben asumir características tales de llegar a confundirse con
la homilía.
c) La posibilidad del "diálogo" en la homilía 13 puede ser, alguna vez,
prudentemente usada por el ministro celebrante como medio expositivo con
el que no se delega a los otros el deber de la predicación.
d) La homilía fuera de la Santa Misa puede ser pronunciada por fieles
no ordenados según lo establecido por el derecho o las normas litúrgicas y
observando las cláusulas allí contenidas.
e) La homilía no puede ser confiada, en ningún caso, a sacerdotes o
diáconos que han perdido el estado clerical o que, en cualquier caso, han
abandonado el ejercicio del sagrado ministerio. 14
4. El párroco y la parroquia
Los fieles no ordenados pueden desarrollar, como de hecho en
numerosos casos sucede, en las parroquias, en ámbitos tales como centros
hospitalarios, de asistencia, de instrucción, en las cárceles, en los obispados
12 PONTIFICIA COMISIÓN... Respuesta del 20 de junio de 1987.
13 CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO, Directorio para las
Misas con niños (1973), n. 48.
14 A propósito de los sacerdotes que han obtenido la dispensa del celibato,
cf. CONGREG. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Normae de dispensatione a
sacerdotali coelibatu ad instantiam partis (1980), normas sustanciales n. 5.
168 - Congregaciones Romana�----------------
castrenses, etc., trabajos de efectiva colaboración en el ministerio pastoral
de los clérigos. Una forma extraordinaria de colaboración, en las condiciones
previstas, es la regulada por el canon 517,2.
a) La recta comprensión y aplicación de tal canon, según el cual "si por
escasez de sacerdotes, el obispo diocesano considera que ha de encomendarse
una participación en el ejercicio de la cura pastoral de la parroquia a un
diácono o a otra persona que no tiene el carácter sacerdotal, o a una
comunidad, designará a un sacerdote que, dotado de las potestades propias
del párroco, dirija la actividad pastoral", exige que tal disposición excepcional
tenga lugar respetando escrupulosamente las cláusulas en él contenidas, es
decir:
- por escasez de sacerdotes, y no por razones de comodidad o de una
equivocada "promoción del laicado", etc.,
- permaneciendo el hecho de que se trata de "participación en el
ejercicio de la cura pastoral" y no de dirigir, coordinar, moderar o gobernar
la parroquia, cosa que según el texto del canon, compete sólo a un sacerdote.
Precisamente porque se trata de casos excepcionales, es necesario, sobre
todo, considerar la posibilidad de valerse, por ejemplo, de sacerdotes
ancianos, todavía con posibilidades de trabajar, o de confiar diversas
parroquias a un solo sacerdote o a un grupo de sacerdotes (cf. CIC 517,1).
Se tiene presente, de todos modos, la preferencia que el mismo canon
establece para el diácono.
Permanece la afirmación, en la misma normativa canónica, que estas
formas de participación en el cuidado de las parroquias no se pueden
identificar, en algún modo, con el oficio de párroco. La normativa ratifica
que también en aquellos casos excepcionales, el obispo "designe a un
sacerdote que, dotado de las potestades propias del párroco, dirija la actividad
pastoral". El oficio de párroco, en efecto, puede ser válidamente confiado
sólo a un sacerdote (cf. canon 521,1), también en los casos de objetiva penuria
de clero. 15
b) A tal propósito se debe tener en cuenta que el párro�o es el pastor
propio de la parroquia a él confiada (cf. CIC 519) y permanece como tal
hasta que no ha cesad9 su oficio pastoral (cf. CIC 519.538). La presentación
de la dimisión del párroco por haber cumplido 75 años de edad no le hace
por eso mismo cesar ipso iure de su oficio pastoral. Esto se verifica sólo
cuando el obispo diocesano -después de la prudente consideración de todas
15 Evítese, por tanto, llamar con el título de "guía de la comunidad" -o
con otras expresiones que indiquen el mismo concepto- al fiel no ordenado o grupo
de fieles a los que se confía una participación en el ejercicio de la cura pastoral.
_________________ Colaboración de los laicos -169
 del orden, por lo que ni siquiera el obispo diocesano puede dispensar de la
norma del canon, 12 dado que no se trata de una ley meramente disciplinar,
sino de una ley que toca las funciones de enseñanza y santificación
estrechamente unidas entre sí.
No se puede admitir, por tanto, la praxis, a veces asumida, por la cual
se confía la predicación homilética a seminaristas estudiantes de teología,
aún no ordenados (cf. CIC 266,1). La homilía no puede, en efecto,
considerarse como una práctica para el futuro ministerio.
Se debe considerar abrogada por el canon 767,1 cualquier norma
anterior que haya podido admitir a fieles no ordenados a pronunciar la homilía
durante la celebración de la santa Misa (cf. CIC 6).
b) Es lícita la propuesta de una breve monición para favorecer la mayor
inteligencia de la liturgia que se celebra y también algún eventual testimonio,
siempre según las normas litúrgicas y en ocasión de las liturgias eucarísticas
celebradas en particulares jornadas Uornada del seminario, del enfermo, etc.),
si se consideran objetivamente convenientes, como ilustrativas de la homilía
regularmente pronunciada por el sacerdote celebrante. Estas explicaciones y
testimonios no deben asumir características tales de llegar a confundirse con
la homilía.
c) La posibilidad del "diálogo" en la homilía 13 puede ser, alguna vez,
prudentemente usada por el ministro celebrante como medio expositivo con
el que no se delega a los otros el deber de la predicación.
d) La homilía fuera de la Santa Misa puede ser pronunciada por fieles
no ordenados según lo establecido por el derecho o las normas litúrgicas y
observando las cláusulas allí contenidas.
e) La homilía no puede ser confiada, en ningún caso, a sacerdotes o
diáconos que han perdido el estado clerical o que, en cualquier caso, han
abandonado el ejercicio del sagrado ministerio. 14
4. El párroco y la parroquia
Los fieles no ordenados pueden desarrollar, como de hecho en
numerosos casos sucede, en las parroquias, en ámbitos tales como centros
hospitalarios, de asistencia, de instrucción, en las cárceles, en los obispados
12 PONTIFICIA COMISIÓN... Respuesta del 20 de junio de 1987.
13 CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO, Directorio para las
Misas con niños (1973), n. 48.
14 A propósito de los sacerdotes que han obtenido la dispensa del celibato,
cf. CONGREG. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Normae de dispensatione a
sacerdotali coelibatu ad instantiam partis (1980), normas sustanciales n. 5.
168 - Congregaciones Romana�----------------
castrenses, etc., trabajos de efectiva colaboración en el ministerio pastoral
de los clérigos. Una forma extraordinaria de colaboración, en las condiciones
previstas, es la regulada por el canon 517,2.
a) La recta comprensión y aplicación de tal canon, según el cual "si por
escasez de sacerdotes, el obispo diocesano considera que ha de encomendarse
una participación en el ejercicio de la cura pastoral de la parroquia a un
diácono o a otra persona que no tiene el carácter sacerdotal, o a una
comunidad, designará a un sacerdote que, dotado de las potestades propias
del párroco, dirija la actividad pastoral", exige que tal disposición excepcional
tenga lugar respetando escrupulosamente las cláusulas en él contenidas, es
decir:
- por escasez de sacerdotes, y no por razones de comodidad o de una
equivocada "promoción del laicado", etc.,
- permaneciendo el hecho de que se trata de "participación en el
ejercicio de la cura pastoral" y no de dirigir, coordinar, moderar o gobernar
la parroquia, cosa que según el texto del canon, compete sólo a un sacerdote.
Precisamente porque se trata de casos excepcionales, es necesario, sobre
todo, considerar la posibilidad de valerse, por ejemplo, de sacerdotes
ancianos, todavía con posibilidades de trabajar, o de confiar diversas
parroquias a un solo sacerdote o a un grupo de sacerdotes (cf. CIC 517,1).
Se tiene presente, de todos modos, la preferencia que el mismo canon
establece para el diácono.
Permanece la afirmación, en la misma normativa canónica, que estas
formas de participación en el cuidado de las parroquias no se pueden
identificar, en algún modo, con el oficio de párroco. La normativa ratifica
que también en aquellos casos excepcionales, el obispo "designe a un
sacerdote que, dotado de las potestades propias del párroco, dirija la actividad
pastoral". El oficio de párroco, en efecto, puede ser válidamente confiado
sólo a un sacerdote (cf. canon 521,1), también en los casos de objetiva penuria
de clero. 15
b) A tal propósito se debe tener en cuenta que el párro�o es el pastor
propio de la parroquia a él confiada (cf. CIC 519) y permanece como tal
hasta que no ha cesad9 su oficio pastoral (cf. CIC 519.538). La presentación
de la dimisión del párroco por haber cumplido 75 años de edad no le hace
por eso mismo cesar ipso iure de su oficio pastoral. Esto se verifica sólo
cuando el obispo diocesano -después de la prudente consideración de todas
15 Evítese, por tanto, llamar con el título de "guía de la comunidad" -o
con otras expresiones que indiquen el mismo concepto- al fiel no ordenado o grupo
de fieles a los que se confía una participación en el ejercicio de la cura pastoral.
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las circunstancias- haya aceptado definitivamente sus dimisiones, a norma
del canon 538, y se lo haya comunicado por escrito (cf. CIC 186). Aún más,
a la luz de situaciones de penuria de sacerdotes existentes en algunas partes,
será sabio hacer uso, a tal propósito, de una particular prudencia.
También considerando el derecho que cada sacerdote tiene de ejercitar
las propias funciones inherentes a la ordenación recibida, a no ser que se
presenten graves motivos de salud o de disciplina, se recuerda que el
septuagésimo quinto año de edad no constituye un motivo que obligue al
obispo diocesano a aceptar la dimisión. Esto también para evitar una
concepción funcionarial del sagrado ministerio. 16
5. Los organismos de colaboración en la Iglesia particular
Estos organismos, pedidos y experimentados positivamente en el camino
de la renovación de la Iglesia según el Concilio Vaticano II y codificados en
la legislación canónica, representan una forma de participación activa en la
misión de la Iglesia como comunión.
a) La normativa del Código sobre el Consejo presbiteral establece qué
sacerdotes pueden ser miembros (cf. CIC 497-498). Este Consejo está
reservado a los sacerdotes, porque encuentra su fundamento en la común
participación del obispo y de los sacerdotes en el mismo sacerdocio y
ministerio (cf. PO 7). No pueden, por tanto, gozar del derecho de elección ni
activo ni pasivo los diáconos y los otros fieles no ordenados, aunque sean
colaboradores de los sagrados ministros, así como los presbíteros que han
perdido el estado clerical o que, en cualquier caso, han abandonado el
ejercicio del sagrado ministerio.
b) El Consejo pastoral, diocesano o parroquial (cf. CIC 514.536), y el
Consejo parroquial para los asuntos económicos (CIC 537), de los que
forman parte los fieles no ordenados, gozan únicamente de voto consultivo
y no pueden, de ningún modo, convertirse en organismos deliberativos.
Pueden ser elegidos para tal cargo sólo aquellos que poseen las cualidades
exigidas por la normativa canónica (cf. CIC 512; CCE 1650).
c) Es propio del párroco presidir los consejos parroquiales. Son por tanto
inválidas, y en consecuencia nulas, las decisiones deliberativas de un consejo
parroquial no reunido bajo la presidencia del párroco o contra él (cf. CIC 536).
d) Todos los consejos diocesanos pueden manifestar válidamente el
propio consenso a un acto del obispo sólo cuando tal consenso ha sido
solicitado expresamente por el derecho.
16 Cf. CONGREG. PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la
vida de los presbíteros Tota Ecclesia (1994), n. 44.
170 =- Congregaciones Romana...._________________
e) Según las realidades locales, los Ordinarios pueden valerse de especiales
grupos de estudio o de expertos en cuestiones particulares. Sin embargo, los
mismos no pueden constituirse en organismos paralelos o de desautorización de
los consejos diocesanos presbiteral y pastoral, como también de los consejos
parroquiales, regulados por el derecho universal de la Iglesia (CIC 536-537; cf.
también 135). Si tales organismos han nacido en el pasado en base a costumbres
locales o a circunstancias particulares, se dispongan los medios necesarios para
adaptarlos a la legislación vigente de la Iglesia.
f) Los Vicarios foráneos, llamados también decanos, arciprestes o con
otros nombres, y los que se les equiparan, "pro-vicarios", "pro-decanos", etc.,
deben ser siempre sacerdotes (cf. CIC 553). Por tanto, quien no es sacerdote
no puede ser válidamente nombrado para tales cargos.
6. Las celebraciones litúrgicas
a) Las acciones litúrgicas deben manifestar con claridad la unidad
ordenada del Pueblo de Dios en su condición de comunión orgánica (cf. SC
26-28; CIC 837) y por tanto la íntima conexión que media entre la acción
litúrgica y la manifestación de la naturaleza orgánicamente estructurada de
la Iglesia. Esto se da cuando todos los participantes desarrollan con fe y
devoción la función propia de cada uno.
b) Para que también en este campo sea salvaguardada la identidad
eclesial de cada uno, se deben abandonar los abusos de distinto tipo que son
contrarios a cuanto prevé el canon 907, según el cual en la celebración
eucarística, a los diáconos y a los fieles no ordenados no les es consentido
pronunciar las oraciones y cualquier parte reservada al sacerdote celebrante
-sobre todo la plegaria eucarística con la doxología conclusiva- o asumir
acciones o gestos que son propios del mismo celebrante. Es también grave
abuso el que un fiel no ordenado ejercite, de hecho, una casi "presidencia"
de la Eucaristía dejando al sacerdote sólo el mínimo para garantizar la validez.
En la misma línea resulta evidente la ilicitud de usar, en las ceremonias
litúrgicas, de parte de quien no ha sido ordenado, ornamentos reservados a
los sacerdotes o a los diáconos (estola, casulla, dalmática).
Se debe tratar cuidadosamente de evitar hasta la misma apariencia de
confusión que puede surgir de comportamientos litúrgicamente anómalos.
Como los ministros ordenados son llamados a la obligación de vestir todos
los sagrados ornamentos, así los fieles no ordenados no pueden asumir cuanto
no es propio de ellos. Para evitar confusiones entre la liturgia sacramental
presidida por un sacerdote o un diácono con otros actos animados o guiados
por fieles no ordenados, es necesario que para estos últimos se adopten
formulaciones claramente diferentes.
_________________ Colaboración de los laicos - 171
las circunstancias- haya aceptado definitivamente sus dimisiones, a norma
del canon 538, y se lo haya comunicado por escrito (cf. CIC 186). Aún más,
a la luz de situaciones de penuria de sacerdotes existentes en algunas partes,
será sabio hacer uso, a tal propósito, de una particular prudencia.
También considerando el derecho que cada sacerdote tiene de ejercitar
las propias funciones inherentes a la ordenación recibida, a no ser que se
presenten graves motivos de salud o de disciplina, se recuerda que el
septuagésimo quinto año de edad no constituye un motivo que obligue al
obispo diocesano a aceptar la dimisión. Esto también para evitar una
concepción funcionarial del sagrado ministerio. 16
5. Los organismos de colaboración en la Iglesia particular
Estos organismos, pedidos y experimentados positivamente en el camino
de la renovación de la Iglesia según el Concilio Vaticano II y codificados en
la legislación canónica, representan una forma de participación activa en la
misión de la Iglesia como comunión.
a) La normativa del Código sobre el Consejo presbiteral establece qué
sacerdotes pueden ser miembros (cf. CIC 497-498). Este Consejo está
reservado a los sacerdotes, porque encuentra su fundamento en la común
participación del obispo y de los sacerdotes en el mismo sacerdocio y
ministerio (cf. PO 7). No pueden, por tanto, gozar del derecho de elección ni
activo ni pasivo los diáconos y los otros fieles no ordenados, aunque sean
colaboradores de los sagrados ministros, así como los presbíteros que han
perdido el estado clerical o que, en cualquier caso, han abandonado el
ejercicio del sagrado ministerio.
b) El Consejo pastoral, diocesano o parroquial (cf. CIC 514.536), y el
Consejo parroquial para los asuntos económicos (CIC 537), de los que
forman parte los fieles no ordenados, gozan únicamente de voto consultivo
y no pueden, de ningún modo, convertirse en organismos deliberativos.
Pueden ser elegidos para tal cargo sólo aquellos que poseen las cualidades
exigidas por la normativa canónica (cf. CIC 512; CCE 1650).
c) Es propio del párroco presidir los consejos parroquiales. Son por tanto
inválidas, y en consecuencia nulas, las decisiones deliberativas de un consejo
parroquial no reunido bajo la presidencia del párroco o contra él (cf. CIC 536).
d) Todos los consejos diocesanos pueden manifestar válidamente el
propio consenso a un acto del obispo sólo cuando tal consenso ha sido
solicitado expresamente por el derecho.
16 Cf. CONGREG. PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la
vida de los presbíteros Tota Ecclesia (1994), n. 44.
170 =- Congregaciones Romana...._________________
e) Según las realidades locales, los Ordinarios pueden valerse de especiales
grupos de estudio o de expertos en cuestiones particulares. Sin embargo, los
mismos no pueden constituirse en organismos paralelos o de desautorización de
los consejos diocesanos presbiteral y pastoral, como también de los consejos
parroquiales, regulados por el derecho universal de la Iglesia (CIC 536-537; cf.
también 135). Si tales organismos han nacido en el pasado en base a costumbres
locales o a circunstancias particulares, se dispongan los medios necesarios para
adaptarlos a la legislación vigente de la Iglesia.
f) Los Vicarios foráneos, llamados también decanos, arciprestes o con
otros nombres, y los que se les equiparan, "pro-vicarios", "pro-decanos", etc.,
deben ser siempre sacerdotes (cf. CIC 553). Por tanto, quien no es sacerdote
no puede ser válidamente nombrado para tales cargos.
6. Las celebraciones litúrgicas
a) Las acciones litúrgicas deben manifestar con claridad la unidad
ordenada del Pueblo de Dios en su condición de comunión orgánica (cf. SC
26-28; CIC 837) y por tanto la íntima conexión que media entre la acción
litúrgica y la manifestación de la naturaleza orgánicamente estructurada de
la Iglesia. Esto se da cuando todos los participantes desarrollan con fe y
devoción la función propia de cada uno.
b) Para que también en este campo sea salvaguardada la identidad
eclesial de cada uno, se deben abandonar los abusos de distinto tipo que son
contrarios a cuanto prevé el canon 907, según el cual en la celebración
eucarística, a los diáconos y a los fieles no ordenados no les es consentido
pronunciar las oraciones y cualquier parte reservada al sacerdote celebrante
-sobre todo la plegaria eucarística con la doxología conclusiva- o asumir
acciones o gestos que son propios del mismo celebrante. Es también grave
abuso el que un fiel no ordenado ejercite, de hecho, una casi "presidencia"
de la Eucaristía dejando al sacerdote sólo el mínimo para garantizar la validez.
En la misma línea resulta evidente la ilicitud de usar, en las ceremonias
litúrgicas, de parte de quien no ha sido ordenado, ornamentos reservados a
los sacerdotes o a los diáconos (estola, casulla, dalmática).
Se debe tratar cuidadosamente de evitar hasta la misma apariencia de
confusión que puede surgir de comportamientos litúrgicamente anómalos.
Como los ministros ordenados son llamados a la obligación de vestir todos
los sagrados ornamentos, así los fieles no ordenados no pueden asumir cuanto
no es propio de ellos. Para evitar confusiones entre la liturgia sacramental
presidida por un sacerdote o un diácono con otros actos animados o guiados
por fieles no ordenados, es necesario que para estos últimos se adopten
formulaciones claramente diferentes.
_________________ Colaboración de los laicos - 171

7. Las celebraciones dominicales en ausencia de presbítero
a) En algunos lugares, las celebraciones dominicales (cf. CIC 1248,2)
son guiadas, por la falta de presbíteros o diáconos, por fieles no ordenados.
Este servicio, válido y delicado, es desarrollado según el espíritu y las normas
.específicas emanadas al respecto por la competente autoridad eclesiástica. 17
Para animar las mencionadas celebraciones el fiel no ordenado deberá tener
un especial mandato del obispo, el cual pondrá atención en dar las oportunas
indicaciones acerca de la duración, lugar, condiciones y el presbítero
responsable.
b) Tales celebraciones, cuyos textos deben ser los aprobados por la
competente autoridad eclesiástica, se configuran siempre como soluciones
temporales. 18 Está prohibido inserir en su estructura elementos propios de la
liturgia sacrificial, sobre todo la plegaria eucarística, ni siquiera en forma
narrativa, para no generar errores en la mente de los fieles (cf. Directorio
n. 35). A tal fin debe ser siempre recordado a quienes toman parte en ellas
que estas celebraciones no sustituyen el Sacrificio eucarístico y que el
precepto festivo se cumple solamente participando en la Santa Misa (cf. CIC
1248). En estos casos, allí donde las distancias o las condiciones físicas lo
permitan, los fieles deben ser estimulados y ayudados todo lo posible para
cumplir con el precepto.
8. El ministro extraordinario de la sagrada Comunión
Los fieles no ordenados, ya desde hace tiempo, colaboran en diversos
ambientes de la pastoral con los sagrados ministros a fin de que "el don
inefable de la Eucaristía sea siempre más profundamente conocido y se
participe en su eficacia salvífica con una intensidad cada vez mayor". 19 Se
trata de un servicio litúrgico que responde a objetivas necesidades de los
fieles, destinado, sobre todo, a los enfermos y a las asambleas litúrgicas en
las que son particularmente numerosos los fieles que desean recibir la sagrada
Comunión.
17 Cf. CIC 1248; CONGREG. DE LOS RITOS, Instrucción Inter
oecumenici (1964) n. 37; CONGREG. PARA EL CULTO DIVINO, Directorio
para las celebraciones dominicales en ausencia de presbítero Christi Ecclesia
(1988).
18 Cf. JUAN PABLO 11, Alocución del 5 de junio de 1993.
19 CONGREG. PARA LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,
Instrucción Immensae caritatis (1973), proemio.
172 - Congregaciones Romana.�----------------
a) La disciplina canónica sobre el ministro extraordinario de la sagrada
Comunión debe ser, sin embargo, rectamente aplicada para no generar
confusión. La misma establece que el ministro ordinario de la sagrada
Comunión es el obispo, el presbítero y el diácono, 20 mientras que son
ministros extraordinarios sea el acólito instituido, sea el fiel delegado para
ello a norma del canon 230,3 (cf. CIC 910,2). Un fiel no ordenado, si lo
sugieren motivos de verdadera necesidad, puede ser delegado por el obispo
diocesano, en calidad de ministro extraordinario, para distribuir la sagrada.
Comunión también fuera de la celebración eucarística, ad actum vel ad
tempus, o en modo estable, utiiizando para esto la apropiada forma litúrgica
de bendición. En casos excepcionales e imprevistos la autorización puede
ser concedida ad actum por el sacerdote que preside la celebración
eucarística. 21
b) Para que el ministro extraordinario, durante la celebración eucarística,
pueda distribuir la sagrada Comunión, es necesario o que no se encuentren
presentes ministros ordinarios o que estos, aunque presentes, se encuentren
verdaderamente impedidos.22 Pueden desarrollar este mismo encargo también
cuando, a causa de la numerosa participación de fieles que desean recibir la
sagrada Comunión, la celebración eucarística se prolongaría excesivamente
por insuficiencia de ministros ordinarios. 23
Tal encargo es de suplencia y extraordinario 24 y debe ser ejercitado a
norma de derecho. A tal fin es oportuno que el obispo diocesano emane
normas particulares que, en estrecha armonía con la legislación universal de
la Iglesia, regulen el ejercicio de tal encargo. Se debe proveer, entre otras
cosas, a que el fiel delegado para este servicio sea debidamente instruido
sobre la doctrina eucarística, sobre la índole de su servicio, sobre las rúbricas
20 Cf. CIC 910,1; cf. también JUAN PABLO 11, Carta Dominicae Coenae
(1980) n.11.
21 Cf. GONGREG. PARA LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,
Instrucción Immensae caritatis n. l; Misal Romano, Apéndice: rito para designar
un ministro para la distribución de la sagrada Comunión; Pontifical Romano,
Institución de lectores y acólitos.
22 P ONTIFICIA COMISIÓN PARA LA INTERP RETACIÓN
AUTÉNTICA DEL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO, Respuesta del 1 de
junio 1988.
23 Instrucción Immensae caritatis, n.1; Instrucción Inaestimabile Donum,
n. 10.
24 El canon 230 afirma que los servicios litúrgicos allí mencionados pueden
ser asumidos por los fieles no ordenados sólo "por encargo temporal" o en
suplencia.
_________________ Colaboración de los laicos -173

7. Las celebraciones dominicales en ausencia de presbítero
a) En algunos lugares, las celebraciones dominicales (cf. CIC 1248,2)
son guiadas, por la falta de presbíteros o diáconos, por fieles no ordenados.
Este servicio, válido y delicado, es desarrollado según el espíritu y las normas
.específicas emanadas al respecto por la competente autoridad eclesiástica. 17
Para animar las mencionadas celebraciones el fiel no ordenado deberá tener
un especial mandato del obispo, el cual pondrá atención en dar las oportunas
indicaciones acerca de la duración, lugar, condiciones y el presbítero
responsable.
b) Tales celebraciones, cuyos textos deben ser los aprobados por la
competente autoridad eclesiástica, se configuran siempre como soluciones
temporales. 18 Está prohibido inserir en su estructura elementos propios de la
liturgia sacrificial, sobre todo la plegaria eucarística, ni siquiera en forma
narrativa, para no generar errores en la mente de los fieles (cf. Directorio
n. 35). A tal fin debe ser siempre recordado a quienes toman parte en ellas
que estas celebraciones no sustituyen el Sacrificio eucarístico y que el
precepto festivo se cumple solamente participando en la Santa Misa (cf. CIC
1248). En estos casos, allí donde las distancias o las condiciones físicas lo
permitan, los fieles deben ser estimulados y ayudados todo lo posible para
cumplir con el precepto.
8. El ministro extraordinario de la sagrada Comunión
Los fieles no ordenados, ya desde hace tiempo, colaboran en diversos
ambientes de la pastoral con los sagrados ministros a fin de que "el don
inefable de la Eucaristía sea siempre más profundamente conocido y se
participe en su eficacia salvífica con una intensidad cada vez mayor". 19 Se
trata de un servicio litúrgico que responde a objetivas necesidades de los
fieles, destinado, sobre todo, a los enfermos y a las asambleas litúrgicas en
las que son particularmente numerosos los fieles que desean recibir la sagrada
Comunión.
17 Cf. CIC 1248; CONGREG. DE LOS RITOS, Instrucción Inter
oecumenici (1964) n. 37; CONGREG. PARA EL CULTO DIVINO, Directorio
para las celebraciones dominicales en ausencia de presbítero Christi Ecclesia
(1988).
18 Cf. JUAN PABLO 11, Alocución del 5 de junio de 1993.
19 CONGREG. PARA LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,
Instrucción Immensae caritatis (1973), proemio.
172 - Congregaciones Romana.�----------------
a) La disciplina canónica sobre el ministro extraordinario de la sagrada
Comunión debe ser, sin embargo, rectamente aplicada para no generar
confusión. La misma establece que el ministro ordinario de la sagrada
Comunión es el obispo, el presbítero y el diácono, 20 mientras que son
ministros extraordinarios sea el acólito instituido, sea el fiel delegado para
ello a norma del canon 230,3 (cf. CIC 910,2). Un fiel no ordenado, si lo
sugieren motivos de verdadera necesidad, puede ser delegado por el obispo
diocesano, en calidad de ministro extraordinario, para distribuir la sagrada.
Comunión también fuera de la celebración eucarística, ad actum vel ad
tempus, o en modo estable, utiiizando para esto la apropiada forma litúrgica
de bendición. En casos excepcionales e imprevistos la autorización puede
ser concedida ad actum por el sacerdote que preside la celebración
eucarística. 21
b) Para que el ministro extraordinario, durante la celebración eucarística,
pueda distribuir la sagrada Comunión, es necesario o que no se encuentren
presentes ministros ordinarios o que estos, aunque presentes, se encuentren
verdaderamente impedidos.22 Pueden desarrollar este mismo encargo también
cuando, a causa de la numerosa participación de fieles que desean recibir la
sagrada Comunión, la celebración eucarística se prolongaría excesivamente
por insuficiencia de ministros ordinarios. 23
Tal encargo es de suplencia y extraordinario 24 y debe ser ejercitado a
norma de derecho. A tal fin es oportuno que el obispo diocesano emane
normas particulares que, en estrecha armonía con la legislación universal de
la Iglesia, regulen el ejercicio de tal encargo. Se debe proveer, entre otras
cosas, a que el fiel delegado para este servicio sea debidamente instruido
sobre la doctrina eucarística, sobre la índole de su servicio, sobre las rúbricas
20 Cf. CIC 910,1; cf. también JUAN PABLO 11, Carta Dominicae Coenae
(1980) n.11.
21 Cf. GONGREG. PARA LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,
Instrucción Immensae caritatis n. l; Misal Romano, Apéndice: rito para designar
un ministro para la distribución de la sagrada Comunión; Pontifical Romano,
Institución de lectores y acólitos.
22 P ONTIFICIA COMISIÓN PARA LA INTERP RETACIÓN
AUTÉNTICA DEL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO, Respuesta del 1 de
junio 1988.
23 Instrucción Immensae caritatis, n.1; Instrucción Inaestimabile Donum,
n. 10.
24 El canon 230 afirma que los servicios litúrgicos allí mencionados pueden
ser asumidos por los fieles no ordenados sólo "por encargo temporal" o en
suplencia.
_________________ Colaboración de los laicos -173
que se deben observar para la debida reverencia a tan augusto Sacramento y
sobre la disciplina acerca de la admisión para la comunión.
Para no provocar confusiones, han de ser evitadas y suprimidas algunas
prácticas que se han venido creando desde hace algún tiempo en algunas
Iglesias particulares, como por ejemplo:
- la comunión de los ministros extraordinarios como si fueran
concelebrantes;
- asociar a la renovación de las promesas de los sacerdotes en la Misa
Crismal del Jueves Santo, otras categorías de fieles que renuevan los votos
religiosos o reciben el mandato de ministros extraordinarios de la Comunión;
- el uso habitual d<? los ministros extraordinarios en las Misas,
extendiendo arbitrariamente el concepto de "numerosa participación".
9. El apostolado para los enfermos
a) En este campo, los fieles no ordenados pueden aportar una preciosa
colaboración.25 Son innumerables los testimonios de obras y gestos de caridad
que personas no ordenadas, bien individualmente o en formas de apostolado
comunitario, tienen hacia los enfermos. Ello constituye una presencia cristiana
de primera línea en el mundo del dolor y de la enfermedad. Allí donde los fieles
no ordenados acompañan a los enfermos en los momentos más graves, es para
ellos deber principal suscitar el deseo de los sacramentos de la Penitencia y de
la Unción, favoreciendo las disposiciones y ayudándoles a preparar una buena
confesión sacramental e individual, como también a recibir la Santa Unción. En
el uso de los sacramentales, los fieles no ordenados pondrán especial cuidado
para que sus actos no induzcan a ver en ellos los sacramentos cuya
administración es propia y exclusiva del obispo y del presbítero. En ningún caso
pueden hacer la Unción los que no son sacerdotes, ni con óleo bendecido para
la Unción de los enfermos, ni con óleo no bendecido.
b) Para la administración de este sacramento, la legislación canónica
acoge la doctrina teológicamente cierta y la práctica multisecular de la
Iglesia,26 según la cual el único ministro válido es el sacerdote (cf. CIC 1003).
Dicha normativa es plenamente coherente con el misterio teológico
significado y realizado por medio del ejercicio del servicio sacerdotal.
25 Ritual de la Unción y de la Pastoral de los enfermos, Prenotandos nn.
32-34.
26 Cf. St 5, 14-15; SANTO TOMÁS DE AQUINO, In IV Sent. d.4, q. un.;
CONCILIO ECUM. de FLORENCIA, Bula Exultate Deo (DS 1325); CONCILIO
ECUM. DE TRENTO, Doctrina sobre el sacramento de la Extrema Unción, cap.
3 (DS 1697.1700) y can. 4 (DS 1719); CCE 1516.
174 - Congregaciones Romana_________________
Debe afirmarse que la exclusiva reserva del ministerio de la Unción al
sacerdote está en relación de dependencia con el sacramento del perdón de
los pecados y la digna recepción de la Eucaristía. Ningún otro puede ser
considerado ministro ordinario o extraordinario del sacramento, y cualquier
acción en este sentido constituye simulación del sacramento (cf. CIC 1379 y
392,2).
10. La asistencia a los Matrimonios
a) La posibilidad de delegar a fieles no ordenados la asistencia a los
matrimonios puede revelarse necesaria, en circunstancias muy particulares
de grave falta de ministros sagrados. Tal posibilidad, sin embargo, está
condicionada a la verificación de tres requisitos. El obispo diocesano, en
efecto, puede conceder tal delegación únicamente en los casos en los cuales
faltan sacerdotes o diáconos y sólo después de haber obtenido, para la propia
diócesis, el voto favorable de la Conferencia Episcopal y la necesaria licencia
de la Santa Sede (cf. CIC 1112).
b) También en estos casos se debe observar la normativa canónica sobre
la validez de la delegación (cf.CIC 1111, 2) y sobre la idoneidad, capacidad
y actitud del fiel no ordenado (cf. CIC 1112,2).
c) Excepto el caso extraordinario previsto por el canon 1112, por
absoluta falta de sacerdotes o de diáconos que puedan asistir a la celebración
del matrimonio, ningún ministro ordenado puede delegar a un fiel no
ordenado para tal asistencia y la relativa petición y recepción ·del
consentimiento matrimonial a norma del canon 1108,2.
11. El ministro del Bautismo
Se debe alabar particularmente la fe con la que no pocos cristianos, en
dolorosas situaciones de persecución, pero también en territorios de misión
y en casos de especial necesidad, han asegurado -y aún aseguran- el
sacramento del Bautismo a las nuevas generaciones, cuandq se da la ausencia
de ministros ordenados.
Además del c¡1so de necesidad, la normativa canónica establece que, en
el caso que el ministro ordinario faltara o fuera impedido (cf. CIC 861,2;
Ritual del Bautismo de niños, prenotandos), el fiel no ordenado puede ser
ministro ·extraordinario del Bautismo (cf. CIC 230). Sin embargo, se debe
estar atento a interpretaciones demasiado extensivas y evitar conceder tal
facultad de modo habitual.
Así, por ejemplo, la ausencia o el impedimento, que hacen lícita la
delegación de fieles no ordenados a administrar el Bautismo, no pueden
asimilarse a las circunstancias de excesivo trabajo del ministro ordinario o a
_________________ Colaboración de los laicos -175
que se deben observar para la debida reverencia a tan augusto Sacramento y
sobre la disciplina acerca de la admisión para la comunión.
Para no provocar confusiones, han de ser evitadas y suprimidas algunas
prácticas que se han venido creando desde hace algún tiempo en algunas
Iglesias particulares, como por ejemplo:
- la comunión de los ministros extraordinarios como si fueran
concelebrantes;
- asociar a la renovación de las promesas de los sacerdotes en la Misa
Crismal del Jueves Santo, otras categorías de fieles que renuevan los votos
religiosos o reciben el mandato de ministros extraordinarios de la Comunión;
- el uso habitual d<? los ministros extraordinarios en las Misas,
extendiendo arbitrariamente el concepto de "numerosa participación".
9. El apostolado para los enfermos
a) En este campo, los fieles no ordenados pueden aportar una preciosa
colaboración.25 Son innumerables los testimonios de obras y gestos de caridad
que personas no ordenadas, bien individualmente o en formas de apostolado
comunitario, tienen hacia los enfermos. Ello constituye una presencia cristiana
de primera línea en el mundo del dolor y de la enfermedad. Allí donde los fieles
no ordenados acompañan a los enfermos en los momentos más graves, es para
ellos deber principal suscitar el deseo de los sacramentos de la Penitencia y de
la Unción, favoreciendo las disposiciones y ayudándoles a preparar una buena
confesión sacramental e individual, como también a recibir la Santa Unción. En
el uso de los sacramentales, los fieles no ordenados pondrán especial cuidado
para que sus actos no induzcan a ver en ellos los sacramentos cuya
administración es propia y exclusiva del obispo y del presbítero. En ningún caso
pueden hacer la Unción los que no son sacerdotes, ni con óleo bendecido para
la Unción de los enfermos, ni con óleo no bendecido.
b) Para la administración de este sacramento, la legislación canónica
acoge la doctrina teológicamente cierta y la práctica multisecular de la
Iglesia,26 según la cual el único ministro válido es el sacerdote (cf. CIC 1003).
Dicha normativa es plenamente coherente con el misterio teológico
significado y realizado por medio del ejercicio del servicio sacerdotal.
25 Ritual de la Unción y de la Pastoral de los enfermos, Prenotandos nn.
32-34.
26 Cf. St 5, 14-15; SANTO TOMÁS DE AQUINO, In IV Sent. d.4, q. un.;
CONCILIO ECUM. de FLORENCIA, Bula Exultate Deo (DS 1325); CONCILIO
ECUM. DE TRENTO, Doctrina sobre el sacramento de la Extrema Unción, cap.
3 (DS 1697.1700) y can. 4 (DS 1719); CCE 1516.
174 - Congregaciones Romana_________________
Debe afirmarse que la exclusiva reserva del ministerio de la Unción al
sacerdote está en relación de dependencia con el sacramento del perdón de
los pecados y la digna recepción de la Eucaristía. Ningún otro puede ser
considerado ministro ordinario o extraordinario del sacramento, y cualquier
acción en este sentido constituye simulación del sacramento (cf. CIC 1379 y
392,2).
10. La asistencia a los Matrimonios
a) La posibilidad de delegar a fieles no ordenados la asistencia a los
matrimonios puede revelarse necesaria, en circunstancias muy particulares
de grave falta de ministros sagrados. Tal posibilidad, sin embargo, está
condicionada a la verificación de tres requisitos. El obispo diocesano, en
efecto, puede conceder tal delegación únicamente en los casos en los cuales
faltan sacerdotes o diáconos y sólo después de haber obtenido, para la propia
diócesis, el voto favorable de la Conferencia Episcopal y la necesaria licencia
de la Santa Sede (cf. CIC 1112).
b) También en estos casos se debe observar la normativa canónica sobre
la validez de la delegación (cf.CIC 1111, 2) y sobre la idoneidad, capacidad
y actitud del fiel no ordenado (cf. CIC 1112,2).
c) Excepto el caso extraordinario previsto por el canon 1112, por
absoluta falta de sacerdotes o de diáconos que puedan asistir a la celebración
del matrimonio, ningún ministro ordenado puede delegar a un fiel no
ordenado para tal asistencia y la relativa petición y recepción ·del
consentimiento matrimonial a norma del canon 1108,2.
11. El ministro del Bautismo
Se debe alabar particularmente la fe con la que no pocos cristianos, en
dolorosas situaciones de persecución, pero también en territorios de misión
y en casos de especial necesidad, han asegurado -y aún aseguran- el
sacramento del Bautismo a las nuevas generaciones, cuandq se da la ausencia
de ministros ordenados.
Además del c¡1so de necesidad, la normativa canónica establece que, en
el caso que el ministro ordinario faltara o fuera impedido (cf. CIC 861,2;
Ritual del Bautismo de niños, prenotandos), el fiel no ordenado puede ser
ministro ·extraordinario del Bautismo (cf. CIC 230). Sin embargo, se debe
estar atento a interpretaciones demasiado extensivas y evitar conceder tal
facultad de modo habitual.
Así, por ejemplo, la ausencia o el impedimento, que hacen lícita la
delegación de fieles no ordenados a administrar el Bautismo, no pueden
asimilarse a las circunstancias de excesivo trabajo del ministro ordinario o a
_________________ Colaboración de los laicos -175
 su no residencia en el territorio de la parroquia, como tampoco a su no
disponibilidad para el día previsto por la familia. Tales motivaciones no
constituyen razones suficientes.
12. La animación de la celebración de las exequias eclesiásticas
En las actuales circunstancias de creciente descristianización y de
· abandono de la práctica religiosa, el momento de la muerte y de las exequias
puede constituir una de las más oportunas ocasiones pastorales para un
encuentro directo de los ministros ordenados con aquellos fieles que
ordinariamente no frecuentan. Por tanto es deseable que, aunque con
sacrificio, los sacerdotes o los diáconos presidan personalmente ritos fúnebres
según las más laudables costumbres locales, para orar convenientemente por
los difuntos, acercándose a las familias y aprovechando para una oportuna
evangelización.
Los fieles no ordenados pueden animar las exequias eclesiásticas sólo
en caso de verdadera falta de un ministro ordenado y observando las normas
litúrgicas para el caso (cf. Ritual de Exequias).' Para esta función deberán
ser bien preparados, sea bajo el aspecto doctrinal como el litúrgico.
13. Necesaria selección y adecuada formación
Es deber de la autoridad competente, cuando se diera la objetiva
necesidad de una "suplencia", en los casos anteriormente detallados, de
procurar que la persona sea de sana doctrina y ejemplar conducta de vida.
No pueden, por tanto, ser admitidos al ejercicio de estas tareas aquellos
católicos que no llevan una vida digna, no gozan de buena fama, o se
encuentran en situaciones familiares no coherentes con la enseñanza moral
de la Iglesia. Además, la persona debe poseer la formación debida para el
adecuado cumplimiento de las funciones que se le confían.
A norma del derecho particular perfeccionen sus conocimientos
frecuentando, por cuanto sea posible, cursos de formación que la autoridad
Competente organizará en el ámbito de la Iglesia particular (cf. CIC 231,1 ),
en ambientes diferentes de los seminarios, que son reservados sólo a los
candidatos al sacerdocio,27 teniendo gran cuidado que la doctrina enseñada
sea absolutamente conforme al magisterio eclesial y que el clima sea
verdaderamente espiritual.
27 Se deben excluir los llamados seminarios "integrados".
176 - Congregaciones Romana...,__________________
CONCLUSIÓN
La Santa Sede confía el presente documento al celo pastoral de los
Obispos diocesanos de las varias Iglesias particulares y a los otros Ordinarios,
en la confianza que su aplicación produzca frutos abundantes para el
crecimiento, en la comunión, entre los sagrados ministros y los fieles no
ordenados.
En efecto, como recordó _el Santo Padre, "es necesario reconocer,
defender, promover, discernir y coordinar con sabiduría y determinación el
don peculiar de todo miembro de la Iglesia, sin confusión de papeles, de
funciones o de condiciones teológicas y canónicas"(Discurso 3).
Si, de una parte, la escasez numérica de sacerdotes es especialmente
advertida en algunas zonas, en otras se verifica un prometedor florecimiento
de vocaciones que deja entrever positivas perspectivas para el futuro. Las
soluciones propuestas para la escasez de ministros ordenados, por tanto, no
pueden ser sino transitorias y acompañadas de una prioridad pastoral
específica para la promoción de las vocaciones al sacramento del Orden(ibid.
6).
A tal propósito recuerda el Santo Padre que "en algunas situaciones
locales se han creado soluciones generosas e inteligentes. La misma
normativa del Código de Derecho Canónico ha ofrecido posibilidades nuevas
que, sin embargo, deben ser aplicadas rectamente para no caer en el equí�oco
de considerar ordinarias y normales soluciones normativas que han sido
previstas para situaciones extraordinarias de falta o de escasez de ministros
sagrados"(ibid. 2).
Este documento pretende trazar precisas directivas para asegurar la
eficaz colaboración de los fieles no ordenados en tales contingencias y en el
respeto a la integridad del ministerio pastoral de los clérigos. "Es necesario
hacer comprender que estas precisaciones y distinciones no nacen de la
preocupación de defender privilegios clericales, sino de la necesidad de ser
obedientes a la voluntad de Cristo, respetando la forma constitutiva que él
imprimió indeleblemente a su Iglesia" (Discurso 5). Su recta aplicación, en
el cuadro de la vital comunión jerárquica, ayudará a los mismos fieles laicos,
invitados a desarrollar todas las ricas potencialidades de su identidad y de
una "disponibilidad siempre más grande para vivirla en el cumplimiento de
la propia misión"(ChL 58).
La apasionada recomendación que el Apóstol de las gentes dirige a
Timoteo, "te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús(...), proclama
la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta (; .. ) vigila
atentamente ( ...), desempeña a la perfección tu ministerio" (2 Tm 4, 1-5),
_________________ Colaboración de los laicos - 177
 su no residencia en el territorio de la parroquia, como tampoco a su no
disponibilidad para el día previsto por la familia. Tales motivaciones no
constituyen razones suficientes.
12. La animación de la celebración de las exequias eclesiásticas
En las actuales circunstancias de creciente descristianización y de
· abandono de la práctica religiosa, el momento de la muerte y de las exequias
puede constituir una de las más oportunas ocasiones pastorales para un
encuentro directo de los ministros ordenados con aquellos fieles que
ordinariamente no frecuentan. Por tanto es deseable que, aunque con
sacrificio, los sacerdotes o los diáconos presidan personalmente ritos fúnebres
según las más laudables costumbres locales, para orar convenientemente por
los difuntos, acercándose a las familias y aprovechando para una oportuna
evangelización.
Los fieles no ordenados pueden animar las exequias eclesiásticas sólo
en caso de verdadera falta de un ministro ordenado y observando las normas
litúrgicas para el caso (cf. Ritual de Exequias).' Para esta función deberán
ser bien preparados, sea bajo el aspecto doctrinal como el litúrgico.
13. Necesaria selección y adecuada formación
Es deber de la autoridad competente, cuando se diera la objetiva
necesidad de una "suplencia", en los casos anteriormente detallados, de
procurar que la persona sea de sana doctrina y ejemplar conducta de vida.
No pueden, por tanto, ser admitidos al ejercicio de estas tareas aquellos
católicos que no llevan una vida digna, no gozan de buena fama, o se
encuentran en situaciones familiares no coherentes con la enseñanza moral
de la Iglesia. Además, la persona debe poseer la formación debida para el
adecuado cumplimiento de las funciones que se le confían.
A norma del derecho particular perfeccionen sus conocimientos
frecuentando, por cuanto sea posible, cursos de formación que la autoridad
Competente organizará en el ámbito de la Iglesia particular (cf. CIC 231,1 ),
en ambientes diferentes de los seminarios, que son reservados sólo a los
candidatos al sacerdocio,27 teniendo gran cuidado que la doctrina enseñada
sea absolutamente conforme al magisterio eclesial y que el clima sea
verdaderamente espiritual.
27 Se deben excluir los llamados seminarios "integrados".
176 - Congregaciones Romana...,__________________
CONCLUSIÓN
La Santa Sede confía el presente documento al celo pastoral de los
Obispos diocesanos de las varias Iglesias particulares y a los otros Ordinarios,
en la confianza que su aplicación produzca frutos abundantes para el
crecimiento, en la comunión, entre los sagrados ministros y los fieles no
ordenados.
En efecto, como recordó _el Santo Padre, "es necesario reconocer,
defender, promover, discernir y coordinar con sabiduría y determinación el
don peculiar de todo miembro de la Iglesia, sin confusión de papeles, de
funciones o de condiciones teológicas y canónicas"(Discurso 3).
Si, de una parte, la escasez numérica de sacerdotes es especialmente
advertida en algunas zonas, en otras se verifica un prometedor florecimiento
de vocaciones que deja entrever positivas perspectivas para el futuro. Las
soluciones propuestas para la escasez de ministros ordenados, por tanto, no
pueden ser sino transitorias y acompañadas de una prioridad pastoral
específica para la promoción de las vocaciones al sacramento del Orden(ibid.
6).
A tal propósito recuerda el Santo Padre que "en algunas situaciones
locales se han creado soluciones generosas e inteligentes. La misma
normativa del Código de Derecho Canónico ha ofrecido posibilidades nuevas
que, sin embargo, deben ser aplicadas rectamente para no caer en el equí�oco
de considerar ordinarias y normales soluciones normativas que han sido
previstas para situaciones extraordinarias de falta o de escasez de ministros
sagrados"(ibid. 2).
Este documento pretende trazar precisas directivas para asegurar la
eficaz colaboración de los fieles no ordenados en tales contingencias y en el
respeto a la integridad del ministerio pastoral de los clérigos. "Es necesario
hacer comprender que estas precisaciones y distinciones no nacen de la
preocupación de defender privilegios clericales, sino de la necesidad de ser
obedientes a la voluntad de Cristo, respetando la forma constitutiva que él
imprimió indeleblemente a su Iglesia" (Discurso 5). Su recta aplicación, en
el cuadro de la vital comunión jerárquica, ayudará a los mismos fieles laicos,
invitados a desarrollar todas las ricas potencialidades de su identidad y de
una "disponibilidad siempre más grande para vivirla en el cumplimiento de
la propia misión"(ChL 58).
La apasionada recomendación que el Apóstol de las gentes dirige a
Timoteo, "te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús(...), proclama
la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta (; .. ) vigila
atentamente ( ...), desempeña a la perfección tu ministerio" (2 Tm 4, 1-5),
_________________ Colaboración de los laicos - 177
interpela en modo especial a los sagrados pastores llamados a desarrollar la
propia tarea de "promover la disciplina común a toda la Iglesia y urgir la
observancia de todas las leyes eclesiásticas" (CIC 392).
Este grave deber constituye el instrumento necesario para que las ricas
energías existentes en cada estado de la vida eclesial sean correctamente
orientadas según los maravillosos designios del Espíritu Santo y la comunión
sea realidad efectiva en el cotidiano camino de la entera comunidad.
La Virgen María, Madre de la Iglesia, a cuya intercesión confiamos este
documento, nos ayude a todos a comprender sus intenciones y a hacer toda
clase de esfuerzos para su fiel aplicación,.con la finalidad de una más amplia
fecundidad apostólica.
Quedan revocadas las·leyes particulares y las costumbres vigentes que
sean contrarias a estas normas, como asimismo eventuales facultades
concedidas "ad experimentum" por la Santa Sede o por cualquier otra
autoridad a ella subordinada.
El Sumo Pontífice, en fecha 13 de agosto de 1997, ha aprobado de forma
específica el presente decreto general ordenando su promulgación.
Del Vaticano, 15 de agosto 1997. Solemnidad de la Asunción de la
Virgen María.
Firman: por la Congregación para el Clero, D. Castrillón (proprefecto)
y C. Sepe (secretario); por el Pontificio Consejo para los Lczicos, J.F. Stafford
(presidente) y S. Rylko (secretario); por la Congregación para la Doctrina
de la Fe, J. Ratzinger (prefecto) y T. Bertone (seqretario); por la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, J.A.
Medina (proprefecto) y G. M. Agnelo (secretario); por la Congregación para
los Obispos, B. Gantin (prefecto) y J. M. Mejía (secretario); por la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos, J. Tomko (prefecto) y
G. Uhac (secretario); por la Congregación para los Institutos de Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, E. Martínez (prefecto) y
P. Silvano (secretario); por el Pontificio Consejo para la Interpretación de
los Textos Legislativos, J. Herranz (presidente) y B. Bertagna (secretario).
178 - Congregaciones Romana..,___________________
· NOT�S BIBLIOGRÁFICAS
Documentos litúrgicos
PONTIFICALE ROMANUM. Editio Princeps (1595-1596), preparada
por Manlio Sodi-Achille Triacca, Libreria Editrice Vaticana, Citta del Vaticano
1997, 732 págs.
El contenido de la obra lo los seis primeros libros litúrgicos
presenta el mismo título del libro, impresos por decisión del Concilio,
que, a su vez, ofrece ya un alto nivel los cuales, a causa de su común
de interés. Si la recensión se dirigiera naturaleza, constituyen un unicum
a los especialistas, resultaría innece­ que justifica sobradamente el título
saria la presentación de los responsa­ de monumenta. La colección, pues,
bles de la edición. Son bien conoci­ estará formada por el Breviarium
dos de muchos los nombres de los Romanum, publicado bajo el
profesores Sodi y Triacca, dos pontificado de Pío V con la Bula
salesianos sólidamente· comprome­ Quod a nobis, del año 1568; seguiría
tidos en el campo de la investigación la edición del Missale Romanum,
litúrgica y en las publicaciones publicado por el mismo papa el año
especializadas en este campo. 157 0, por la Bula Quo primum
Al valor del libro en sí mismo tempore. En 1584, bajo el
hay que añadir el hecho importante pontificado del papa de la reforma
que la publicación pretende ser la del calendario, Gregorio XIII, se
primera de una colección que se publicó el Martyrologium Románum,
presenta como Monumenta Liturgica con la Bula Emendato iam
Concilii Tridentini. Su objetivo es Kalendarium. Durante el pontificado
continuarla con los· primeros libros de Clemente V III salieron a la luz
nacidos de la intuición y del pública el Pontificale Romanum
compromi�o de la Sesión XXV del (1596), con la Constitución Ex quo
Concilio de Trento (3-4 de diciembre in Ecclesia Dei, y el Cceremoniale
de 1563). Episcoporum, con la Constitución
El propósito de los editores, Cum novissimi del año 1600. Por fin,
según sus propias palabras, es la en el año 1614, siendo Romano
reproducción en forma anastática de Pontífice Pablo V, se publica el
___________________ Notas bibliográficas -179
interpela en modo especial a los sagrados pastores llamados a desarrollar la
propia tarea de "promover la disciplina común a toda la Iglesia y urgir la
observancia de todas las leyes eclesiásticas" (CIC 392).
Este grave deber constituye el instrumento necesario para que las ricas
energías existentes en cada estado de la vida eclesial sean correctamente
orientadas según los maravillosos designios del Espíritu Santo y la comunión
sea realidad efectiva en el cotidiano camino de la entera comunidad.
La Virgen María, Madre de la Iglesia, a cuya intercesión confiamos este
documento, nos ayude a todos a comprender sus intenciones y a hacer toda
clase de esfuerzos para su fiel aplicación,.con la finalidad de una más amplia
fecundidad apostólica.
Quedan revocadas las·leyes particulares y las costumbres vigentes que
sean contrarias a estas normas, como asimismo eventuales facultades
concedidas "ad experimentum" por la Santa Sede o por cualquier otra
autoridad a ella subordinada.
El Sumo Pontífice, en fecha 13 de agosto de 1997, ha aprobado de forma
específica el presente decreto general ordenando su promulgación.
Del Vaticano, 15 de agosto 1997. Solemnidad de la Asunción de la
Virgen María.
Firman: por la Congregación para el Clero, D. Castrillón (proprefecto)
y C. Sepe (secretario); por el Pontificio Consejo para los Lczicos, J.F. Stafford
(presidente) y S. Rylko (secretario); por la Congregación para la Doctrina
de la Fe, J. Ratzinger (prefecto) y T. Bertone (seqretario); por la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, J.A.
Medina (proprefecto) y G. M. Agnelo (secretario); por la Congregación para
los Obispos, B. Gantin (prefecto) y J. M. Mejía (secretario); por la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos, J. Tomko (prefecto) y
G. Uhac (secretario); por la Congregación para los Institutos de Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, E. Martínez (prefecto) y
P. Silvano (secretario); por el Pontificio Consejo para la Interpretación de
los Textos Legislativos, J. Herranz (presidente) y B. Bertagna (secretario).
178 - Congregaciones Romana..,___________________
· NOT�S BIBLIOGRÁFICAS
Documentos litúrgicos
PONTIFICALE ROMANUM. Editio Princeps (1595-1596), preparada
por Manlio Sodi-Achille Triacca, Libreria Editrice Vaticana, Citta del Vaticano
1997, 732 págs.
El contenido de la obra lo los seis primeros libros litúrgicos
presenta el mismo título del libro, impresos por decisión del Concilio,
que, a su vez, ofrece ya un alto nivel los cuales, a causa de su común
de interés. Si la recensión se dirigiera naturaleza, constituyen un unicum
a los especialistas, resultaría innece­ que justifica sobradamente el título
saria la presentación de los responsa­ de monumenta. La colección, pues,
bles de la edición. Son bien conoci­ estará formada por el Breviarium
dos de muchos los nombres de los Romanum, publicado bajo el
profesores Sodi y Triacca, dos pontificado de Pío V con la Bula
salesianos sólidamente· comprome­ Quod a nobis, del año 1568; seguiría
tidos en el campo de la investigación la edición del Missale Romanum,
litúrgica y en las publicaciones publicado por el mismo papa el año
especializadas en este campo. 157 0, por la Bula Quo primum
Al valor del libro en sí mismo tempore. En 1584, bajo el
hay que añadir el hecho importante pontificado del papa de la reforma
que la publicación pretende ser la del calendario, Gregorio XIII, se
primera de una colección que se publicó el Martyrologium Románum,
presenta como Monumenta Liturgica con la Bula Emendato iam
Concilii Tridentini. Su objetivo es Kalendarium. Durante el pontificado
continuarla con los· primeros libros de Clemente V III salieron a la luz
nacidos de la intuición y del pública el Pontificale Romanum
compromi�o de la Sesión XXV del (1596), con la Constitución Ex quo
Concilio de Trento (3-4 de diciembre in Ecclesia Dei, y el Cceremoniale
de 1563). Episcoporum, con la Constitución
El propósito de los editores, Cum novissimi del año 1600. Por fin,
según sus propias palabras, es la en el año 1614, siendo Romano
reproducción en forma anastática de Pontífice Pablo V, se publica el
___________________ Notas bibliográficas -179
 último libro litúrgico de la serie, el prescindir de este requisito, y se ha preparación como en su discusión y circunstancias actuales de la vida
Rituale Romanum, promulgado por procurado salvar el escollo a través aprobación en el otoño de los años sacerdotal, para que el Oficio Divino
la Constitución Apostolica Sedis. de los números marginales añadidos. 1962 y 1963. El que quiera saber la sea en verdad alimento espiritual, y
Si bien es verdad que cuanto La edición ofrece el placer de historia documentada de este capítulo no sólo un deber. Jungmann era de
antecede es más la presentación de la una lectura óptima del texto, no tendrá más remedio que mirar la opm10n, que no triunfó
· colección monumenta que no la del excelentemente reproducido, fiel a la como punto de referencia este libro de plenamente, de dar mayor cabida a la
primer libro de la misma, no obstante letra, a los grabados, y a la notación Pacik. lectura espiritual dentro de la oración
es fácil apreciar su importancia musical en los casos que acompaña Lo hace siempre con referencia eclesial que se le encomienda a un
precisamente por ser el primero que al texto. La edición equivale a una también a Jungmann, que, en la etapa ministro ordenado.
experimenta todas estas característi­ historia reducida del Pontifical preparatoria, estuvo en el "coetus" de No estamos precisamente ante
cas de la edición. Conviene subrayar moderno por cuanto, prácticamente, la Misa (todos conocemos su obra un libro de sobremesa, ni de un
lo de editio princeps, ·por cuanto reproduce la edición del año 1497, sobre la Eucaristía, publicada por la "manual de la Liturgia de las Horas".
pone en manos del estudioso y de los del papa Alejandro V I. La edición B AC), pero fue siguiendo atenta­ Es una tesis doctoral, defendida en
interesados una reproducción exacta sucesiva de Castellani del año 1520, mente lo que se preparaba sobre el Innsbruck en 1995, basada con
del mismo texto. La única salvedad en tiempos del papa León X, es Oficio Divino y tratando de influir en mirada paralela en dos fuentes: el
es que el coste elevadísimo que prácticamente la misma que las diversas reformas y matices de las archivo personal de Jungmann y los
supondría editar las rúbricas en tinta reproduce la editio princeps del año que él estaba convencido. documentos de la reforma conciliar
roja, tal como se encuentran en el 1596, que ahora se ofrece al lector. - Los aspectos que más se del Oficio Divino. Es un estudio
mismo original, ha aconsejado JOAN BELLAV ISTA resaltan en todo este itinerario son la científico de investigación, aunque
relación entre oración eclesial y en el fondo resuenen siempre las
piedad personal en la vida de los instancias de la espiritualidad y de la
Liturgia de las Horas religiosos y ministros ordenados, el pastoral de la oración cristiana.
carácter de delegación o deputación Una obra seria, alemana por los
RUDOLF PACIK, "Last des Tages" oder "geistliche Nahrung"? Das "in nomine Ecclesiae", la cuatro costados, aunque sea de un
Stundengebet im Werk Josef Andreas Jungmanns und in den offiziellen participación de la comunidad en esta austríaco. Son cerca de 1700 las
Reformen von Pius XII. bis zum II. Vaticanum, Pustet, Regensburg 1997, oración eclesial, la lengua del rezo, notas que salpican sus páginas. Un
446 págs. la relación entre obligatoriedad y libro de consulta para los profesores
¿ "Peso del día" o "alimento liturgia en general y la oración en vida espiritual, la distribución de los sobre este interesante período y tema
espiritual"? Con esta pregunta particular, primero personalmente, y salmos y las lecturas, el modo de de la reforma conciliar.- J.
estudia el profesor austríaco Pacik la luego como miembro de las varias conjugar la tradición con las ALDAZÁBAL.
historia de la reforma de la Liturgia comisiones que nombró Pío XII para
·d e las Horas, a través de los la reforma litúrgica sobre todo a partir
esfuerzos de J.A. Jungmann, SJ, de 1948. En los años cincuenta estudió Unción de los enfermos
austríaco también (1889-1975), y de mucho Jungmann aspectos del Oficio
BENEDIKT KR ANEMANN, Die Krankensal bung in der Zeit der
las fuentes del proceso de reforma Divino como la salmodia, las lecturas
Aufkliirung. Ritualien und pastoralliturgische Studien im deutschen
desde Pío XII hasta la aprobación de Maitines, las preces, la reforma de
Sprachgebiet, Aschendorff, Münster 1990, XL-440 págs.
conciliar del capítulo I V de la SC en Quiñónez, la historia de las estructuras
el Vaticano II, sobre el Oficio Divino. y sus posibles reformas. En la segunda Es un estudio científico -una
hasta 1860) en los Rituales y estudios
En la primera parte (pp. 21-144) (pp. 145-402), se aborda detenida­ tesis doctoral- sobre la Unción de
de pastoral litúrgica de los países de
estudia los escritos e intervenciones· mente el itinerario del Oficio Divino Enfermos en el tiempo de la
habla alemana.
de Jungmann a partir de 1930 sobre en el Vaticano 11, tanto en su Ilustración (más o menos desde 1750
Después de una parte intro-
180 - Notas bibliográfica..___________________ ___________________ Notas bibliográficas -181
 último libro litúrgico de la serie, el prescindir de este requisito, y se ha preparación como en su discusión y circunstancias actuales de la vida
Rituale Romanum, promulgado por procurado salvar el escollo a través aprobación en el otoño de los años sacerdotal, para que el Oficio Divino
la Constitución Apostolica Sedis. de los números marginales añadidos. 1962 y 1963. El que quiera saber la sea en verdad alimento espiritual, y
Si bien es verdad que cuanto La edición ofrece el placer de historia documentada de este capítulo no sólo un deber. Jungmann era de
antecede es más la presentación de la una lectura óptima del texto, no tendrá más remedio que mirar la opm10n, que no triunfó
· colección monumenta que no la del excelentemente reproducido, fiel a la como punto de referencia este libro de plenamente, de dar mayor cabida a la
primer libro de la misma, no obstante letra, a los grabados, y a la notación Pacik. lectura espiritual dentro de la oración
es fácil apreciar su importancia musical en los casos que acompaña Lo hace siempre con referencia eclesial que se le encomienda a un
precisamente por ser el primero que al texto. La edición equivale a una también a Jungmann, que, en la etapa ministro ordenado.
experimenta todas estas característi­ historia reducida del Pontifical preparatoria, estuvo en el "coetus" de No estamos precisamente ante
cas de la edición. Conviene subrayar moderno por cuanto, prácticamente, la Misa (todos conocemos su obra un libro de sobremesa, ni de un
lo de editio princeps, ·por cuanto reproduce la edición del año 1497, sobre la Eucaristía, publicada por la "manual de la Liturgia de las Horas".
pone en manos del estudioso y de los del papa Alejandro V I. La edición B AC), pero fue siguiendo atenta­ Es una tesis doctoral, defendida en
interesados una reproducción exacta sucesiva de Castellani del año 1520, mente lo que se preparaba sobre el Innsbruck en 1995, basada con
del mismo texto. La única salvedad en tiempos del papa León X, es Oficio Divino y tratando de influir en mirada paralela en dos fuentes: el
es que el coste elevadísimo que prácticamente la misma que las diversas reformas y matices de las archivo personal de Jungmann y los
supondría editar las rúbricas en tinta reproduce la editio princeps del año que él estaba convencido. documentos de la reforma conciliar
roja, tal como se encuentran en el 1596, que ahora se ofrece al lector. - Los aspectos que más se del Oficio Divino. Es un estudio
mismo original, ha aconsejado JOAN BELLAV ISTA resaltan en todo este itinerario son la científico de investigación, aunque
relación entre oración eclesial y en el fondo resuenen siempre las
piedad personal en la vida de los instancias de la espiritualidad y de la
Liturgia de las Horas religiosos y ministros ordenados, el pastoral de la oración cristiana.
carácter de delegación o deputación Una obra seria, alemana por los
RUDOLF PACIK, "Last des Tages" oder "geistliche Nahrung"? Das "in nomine Ecclesiae", la cuatro costados, aunque sea de un
Stundengebet im Werk Josef Andreas Jungmanns und in den offiziellen participación de la comunidad en esta austríaco. Son cerca de 1700 las
Reformen von Pius XII. bis zum II. Vaticanum, Pustet, Regensburg 1997, oración eclesial, la lengua del rezo, notas que salpican sus páginas. Un
446 págs. la relación entre obligatoriedad y libro de consulta para los profesores
¿ "Peso del día" o "alimento liturgia en general y la oración en vida espiritual, la distribución de los sobre este interesante período y tema
espiritual"? Con esta pregunta particular, primero personalmente, y salmos y las lecturas, el modo de de la reforma conciliar.- J.
estudia el profesor austríaco Pacik la luego como miembro de las varias conjugar la tradición con las ALDAZÁBAL.
historia de la reforma de la Liturgia comisiones que nombró Pío XII para
·d e las Horas, a través de los la reforma litúrgica sobre todo a partir
esfuerzos de J.A. Jungmann, SJ, de 1948. En los años cincuenta estudió Unción de los enfermos
austríaco también (1889-1975), y de mucho Jungmann aspectos del Oficio
BENEDIKT KR ANEMANN, Die Krankensal bung in der Zeit der
las fuentes del proceso de reforma Divino como la salmodia, las lecturas
Aufkliirung. Ritualien und pastoralliturgische Studien im deutschen
desde Pío XII hasta la aprobación de Maitines, las preces, la reforma de
Sprachgebiet, Aschendorff, Münster 1990, XL-440 págs.
conciliar del capítulo I V de la SC en Quiñónez, la historia de las estructuras
el Vaticano II, sobre el Oficio Divino. y sus posibles reformas. En la segunda Es un estudio científico -una
hasta 1860) en los Rituales y estudios
En la primera parte (pp. 21-144) (pp. 145-402), se aborda detenida­ tesis doctoral- sobre la Unción de
de pastoral litúrgica de los países de
estudia los escritos e intervenciones· mente el itinerario del Oficio Divino Enfermos en el tiempo de la
habla alemana.
de Jungmann a partir de 1930 sobre en el Vaticano 11, tanto en su Ilustración (más o menos desde 1750
Después de una parte intro-
180 - Notas bibliográfica..___________________ ___________________ Notas bibliográficas -181
 ductoria, el autor estudia el contexto aquel tiempo, de corregir la excesiva interesante y detenida analogía de la entiende desde la clave de la causa
sociocultural y litúrgico de la Unción conexión de la Unción con la muerte, creación artística con la concepción, extrínseca o del encuentro o incluso
de Enfermos en ese tiempo: las los efectos que se le atribuyen al gestación y parto de la vida por obra de la comunicación, sino de la "unión
influencias sociales, la evolución de sacramento, la espiritualidad que del padre y la madre. "Toda unión que engendra". Y esta fecundación
la teología y la comprensión de este reflejan los textos de la época, y la significante es fructífera". Ahí entra divina tiene un momento privilegiado
sacramento, etc. Para pasar después relación de este sacramento con el la liturgia: ella implica también un en la celebración litúrgica. Por eso la
·a la parte central (pp. 100-305): el resto de cuidados sanitarios en torno proceso de creatividad. En el "seno comunidad invoca -en la oración de
análisis de la liturgia de la Unción en al enfermo. En un amplio apéndice materno" de la comunidad eclesial, epíclesis- la venida del Espíritu
los diversos Rituales, diocesanos o (pp. 340-414) ofrece textos selectos "por obra del Espíritu de Dios", tiene dador de vida sobre sus palabras y
nacionales, de los países del área (en latín o en alemán) de los Rituales lugar una dinámica creativa sus acciones: el "hijo" que nace de
alemana, comparados ent�e sí y con de la Unción. semejante y a la vez muy superior a esta unión sorprendente es la gracia
el Ritual Romano de 1614. También No se trata, por tanto, de un la de una obra de arte. sacramental, la celebración creativa
resume y compara los estudios tratado sobre el sacramento de la En los capítulos segundo y en su sentido más profundo.
teológicos y litúrgicos que sobre la Unción, ni un libro directamente tercero resume el pensamiento de dos No se trata, por tanto, de la
materia aparecieron en ese período. pastoral, sino un serio estudio filósofos de nuestro siglo, Jacques creatividad entendida como el
Una última parte, más breve, histórico de fuentes sobre este Maritain y Susanne Langer, sobre el esfuerzo por cambiar algunas cositas
presenta la teología que se refleja en sacramento en un período conocimiento humano y sobre la en la celebración para hacerla más
estos Rituales y estudios: teología determinado de la historia. creatividad artística. A ambos autores interesante. Sino de la Greatividad
sobre el amor de Dios, el protagonis­ Meritorio estudio, con un les aplica la analogía de la fecundidad como proceso de concepción y
mo de Cristo, la comprensión cristiana análisis detenido, científico -son más humana (a veces, de un modo un poco nacimiento en el que interviene ante
del dolor, la eficacia del sacramento, de 2600 sus notas-, que puede servir más rebuscado o artificial). todo Dios, por medio de su Espíritu,
la intervención de los ministros y la de buen punto de referencia a En los capítulos cuarto y quinto pero también la comunidad
participación de la comunidad, etc. profesores de la materia que dominen pasa a un lenguaje más teológico, celebrante y sus ministros. Es una
El autor señala brevemente unas el alemán. Leyendo sus páginas se ve sobre el protagonismo de Dios en la interesante aproximación de la
consecuencias de tipo pastoral de ese que, durante aquellas décadas, obra de arte en general y en la liturgia a la filosofía de la creatividad
estudio: la manera de conjugar la existían prácticamente las mismas celebración litúrgica en particular. humana, sobre todo artística, poética
objetividad del sacramento con la preocupaciones pastorales que ahora Siguiendo a autores como F.J. van y musical. La asamblea cristiana es
pastoral de la participación (con una en torno a la Unción de Enfermos, y Beeck, E. Kilmartin y K.Rahner, el seno materno del acontecimiento
celebración que ya se empezaba a que las intentaban resolver con toda presenta la gracia y la salvación litúrgico, fecundado por el Espíritu
hacer en alemán), los intentos, ya en su buena voluntad. J. ALDAZÁBAL. como autocomunicación de Dios al Santo.
mundo. Desde la teología del Dios La obra no es de fácil lectura,
Trino, entiende toda la liturgia a por la profundidal de la reflexión
Creatividad partir de esta analogía de la unión filosófica. Eso sí, es un plantea­
JOHN FOLEY, Creativity and the Roots of Liturgy, The Pastoral Press, fecunda entre Dios· y la comunidad miento original, coherente e inter­
Washington 1994, X-324 págs. celebrante. La obra de Dios es pelador de lo que es el aconteci­
concebida y gestada, y luego nace y miento de una celebración litúrgica,
El autor, jesuíta norteameri­
estudio sobre la relación de la liturgia crece en el seno de la comunidad como algo más que un hecho
cano, músico compositor y director
con la creatividad humana: poesía, eclesial que la acoge. La relación de sociológico o una preocupación
de un Centro de Liturgia en laarte, música... Dios con el mundo no sólo se pedagógica.- J. ALDAZÁBAL
Universidad de Saint Louis, nos En un capítulo introductorio
ofrece en este libro un interesante
presenta la creatividad en una
182 - Notas bibliográfica�----------------- ___________________ Notas bibliográficas -183
 ductoria, el autor estudia el contexto aquel tiempo, de corregir la excesiva interesante y detenida analogía de la entiende desde la clave de la causa
sociocultural y litúrgico de la Unción conexión de la Unción con la muerte, creación artística con la concepción, extrínseca o del encuentro o incluso
de Enfermos en ese tiempo: las los efectos que se le atribuyen al gestación y parto de la vida por obra de la comunicación, sino de la "unión
influencias sociales, la evolución de sacramento, la espiritualidad que del padre y la madre. "Toda unión que engendra". Y esta fecundación
la teología y la comprensión de este reflejan los textos de la época, y la significante es fructífera". Ahí entra divina tiene un momento privilegiado
sacramento, etc. Para pasar después relación de este sacramento con el la liturgia: ella implica también un en la celebración litúrgica. Por eso la
·a la parte central (pp. 100-305): el resto de cuidados sanitarios en torno proceso de creatividad. En el "seno comunidad invoca -en la oración de
análisis de la liturgia de la Unción en al enfermo. En un amplio apéndice materno" de la comunidad eclesial, epíclesis- la venida del Espíritu
los diversos Rituales, diocesanos o (pp. 340-414) ofrece textos selectos "por obra del Espíritu de Dios", tiene dador de vida sobre sus palabras y
nacionales, de los países del área (en latín o en alemán) de los Rituales lugar una dinámica creativa sus acciones: el "hijo" que nace de
alemana, comparados ent�e sí y con de la Unción. semejante y a la vez muy superior a esta unión sorprendente es la gracia
el Ritual Romano de 1614. También No se trata, por tanto, de un la de una obra de arte. sacramental, la celebración creativa
resume y compara los estudios tratado sobre el sacramento de la En los capítulos segundo y en su sentido más profundo.
teológicos y litúrgicos que sobre la Unción, ni un libro directamente tercero resume el pensamiento de dos No se trata, por tanto, de la
materia aparecieron en ese período. pastoral, sino un serio estudio filósofos de nuestro siglo, Jacques creatividad entendida como el
Una última parte, más breve, histórico de fuentes sobre este Maritain y Susanne Langer, sobre el esfuerzo por cambiar algunas cositas
presenta la teología que se refleja en sacramento en un período conocimiento humano y sobre la en la celebración para hacerla más
estos Rituales y estudios: teología determinado de la historia. creatividad artística. A ambos autores interesante. Sino de la Greatividad
sobre el amor de Dios, el protagonis­ Meritorio estudio, con un les aplica la analogía de la fecundidad como proceso de concepción y
mo de Cristo, la comprensión cristiana análisis detenido, científico -son más humana (a veces, de un modo un poco nacimiento en el que interviene ante
del dolor, la eficacia del sacramento, de 2600 sus notas-, que puede servir más rebuscado o artificial). todo Dios, por medio de su Espíritu,
la intervención de los ministros y la de buen punto de referencia a En los capítulos cuarto y quinto pero también la comunidad
participación de la comunidad, etc. profesores de la materia que dominen pasa a un lenguaje más teológico, celebrante y sus ministros. Es una
El autor señala brevemente unas el alemán. Leyendo sus páginas se ve sobre el protagonismo de Dios en la interesante aproximación de la
consecuencias de tipo pastoral de ese que, durante aquellas décadas, obra de arte en general y en la liturgia a la filosofía de la creatividad
estudio: la manera de conjugar la existían prácticamente las mismas celebración litúrgica en particular. humana, sobre todo artística, poética
objetividad del sacramento con la preocupaciones pastorales que ahora Siguiendo a autores como F.J. van y musical. La asamblea cristiana es
pastoral de la participación (con una en torno a la Unción de Enfermos, y Beeck, E. Kilmartin y K.Rahner, el seno materno del acontecimiento
celebración que ya se empezaba a que las intentaban resolver con toda presenta la gracia y la salvación litúrgico, fecundado por el Espíritu
hacer en alemán), los intentos, ya en su buena voluntad. J. ALDAZÁBAL. como autocomunicación de Dios al Santo.
mundo. Desde la teología del Dios La obra no es de fácil lectura,
Trino, entiende toda la liturgia a por la profundidal de la reflexión
Creatividad partir de esta analogía de la unión filosófica. Eso sí, es un plantea­
JOHN FOLEY, Creativity and the Roots of Liturgy, The Pastoral Press, fecunda entre Dios· y la comunidad miento original, coherente e inter­
Washington 1994, X-324 págs. celebrante. La obra de Dios es pelador de lo que es el aconteci­
concebida y gestada, y luego nace y miento de una celebración litúrgica,
El autor, jesuíta norteameri­
estudio sobre la relación de la liturgia crece en el seno de la comunidad como algo más que un hecho
cano, músico compositor y director
con la creatividad humana: poesía, eclesial que la acoge. La relación de sociológico o una preocupación
de un Centro de Liturgia en laarte, música... Dios con el mundo no sólo se pedagógica.- J. ALDAZÁBAL
Universidad de Saint Louis, nos En un capítulo introductorio
ofrece en este libro un interesante
presenta la creatividad en una
182 - Notas bibliográfica�----------------- ___________________ Notas bibliográficas -183
 Otros libros recibidos

L.E.P. BARONTO, Preparando passo a passo a celebrarao das

comunidades, Paulus, Sao Paulo 1997, 44 págs..
J. BESTARD, Corresponsabilidad y participación en la parroquia. El
. Consejo Pastoral Parroquial, PPC, Madrid 1995 (2ª edición, 1996), 198 págs.
P. BETETA, La misión del Espíritu Santo explicada por Juan Pablo II,
Palabra, Madrid 1997, 264 págs.
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, El Sacramento
del Orden y la mujer. De la "Inter Insigniores" a la "Ordinatio sacerdotalis".
Introducción y comentarios del Card. J. Ratzinger y otros, Palabra, Madrid
1997, 254 págs.
A. DE LES GAVARRES, Teresa de Lisieux, verdadera doctora de la
Iglesia, Esinsa, Barcelona 1997, 116 págs.
A. GÓMEZ, Religiosidad popular. Aproximación teológica y pastoral,
Instituto de Liturgia "San Isidoro", Sevilla 1997, 88 págs.
JUAN PABLO II, Desde París a los jóvenes, Palabra, Madrid 1997, 156 Librerías en que pueden hacerse suscripciones de PHASE
págs.
R. PELLITERO, Sacerdotes seculares, hoy. Planteamientos, reflexiones Manantial Librería del Seminario
y propuestas sobre la "secularidad" de los presbíteros, Palabra, Madrid 1997, Librería Sargente s.r.l. Bogotá
132 págs. Piazza Navona, n. 90 Carrera 6, Nos. 10-47
Card. J. RATZINGER, La Sal de la Tierra. Cristianismo e Iglesia 00186 ROMA BOGOTÁ (Colombia)
católica ante el nuevo milenio. Una conversación con Peter Seewald, Palabra,
Madrid 1997, 31O págs. Librería Alma Roma Librería San Pablo
A. V ON IIlLDEBRAND, Cartas a una recién casada, Palabra, Madrid Piazza Pasquale Paoli, 4 Colonia 1005
1997, 176 págs. 00186 ROMA MONTEVIDEO (Uruguay)
K. WOJTYLA, Mi visión del hombre. Hacia una nueva ética, Palabra,
Madrid 1997, 368 págs. Introducción a la ética, ensayos de ética personalista, Obra Nacional Distribuidora Roncal
publicaciones de K. Wojtyla del 1957 al 1969. de la Buena Prensa Edificio El Centro Of. 11-20 .
Donceles 99-A (Apart. M-2181) Zona l. Tel.: 53 47 72
06000 MÉXICO, D.F. 01001 - GUATEMALA, C.A.
CORO DE LOS MONJES DEL SANCTUS SPIRITUS DI ROMA, Los
mejores cantos gregorianos, Magna Music (C. Amigó 14-16, 08021), Librerías Manantial Librería Pastoral Tiberíades
Barcelona 1996, Compact Disc. Sobre todo para el Jueves y el Vie?Jes Santos. (Juan Bagá) Arzobispado. Casilla 30-D
CORO DE MONJAS BENEDICTINAS DE LA ABADIA SANTA Compañía 1007 / Morieda 1845
ESCOLÁSTICA, Córdoba (Argentina), Gregoriano en el Claustro, Cas 502. PI. de Armas 444 SANTIAGO (Chile)
CORO DE MONJAS BENEDICTINAS DEL MONASTERIO DE SAN SANTIAGO (Chile)
PELAYO (Oviedo), El lenguaje orante del gregoriano y las campanas. Librería Ágape
Celebración y anuncio de nuestra fe, DC 001 J. Stereo. Librería Seminario Mayor José Cubas 3469
MONASTERIO DE SAN BENITO, Estella (Navarra), Cantos de Calle 57, n. 49-44 1419 BUENOS AIHES
Adviento y Navidad, Stereo 200B109; Orar cantando, Stereo 200B113; MEDELLÍN (Colombia) (Argentina)
Vísperas y Completas, canto gregoriano, Stereo 200B235.
Para otros países pidan información a nuestra administración
184 -Notas bibliográfica¡)_________________
 Otros libros recibidos

L.E.P. BARONTO, Preparando passo a passo a celebrarao das

comunidades, Paulus, Sao Paulo 1997, 44 págs..
J. BESTARD, Corresponsabilidad y participación en la parroquia. El
. Consejo Pastoral Parroquial, PPC, Madrid 1995 (2ª edición, 1996), 198 págs.
P. BETETA, La misión del Espíritu Santo explicada por Juan Pablo II,
Palabra, Madrid 1997, 264 págs.
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, El Sacramento
del Orden y la mujer. De la "Inter Insigniores" a la "Ordinatio sacerdotalis".
Introducción y comentarios del Card. J. Ratzinger y otros, Palabra, Madrid
1997, 254 págs.
A. DE LES GAVARRES, Teresa de Lisieux, verdadera doctora de la
Iglesia, Esinsa, Barcelona 1997, 116 págs.
A. GÓMEZ, Religiosidad popular. Aproximación teológica y pastoral,
Instituto de Liturgia "San Isidoro", Sevilla 1997, 88 págs.
JUAN PABLO II, Desde París a los jóvenes, Palabra, Madrid 1997, 156 Librerías en que pueden hacerse suscripciones de PHASE
págs.
R. PELLITERO, Sacerdotes seculares, hoy. Planteamientos, reflexiones Manantial Librería del Seminario
y propuestas sobre la "secularidad" de los presbíteros, Palabra, Madrid 1997, Librería Sargente s.r.l. Bogotá
132 págs. Piazza Navona, n. 90 Carrera 6, Nos. 10-47
Card. J. RATZINGER, La Sal de la Tierra. Cristianismo e Iglesia 00186 ROMA BOGOTÁ (Colombia)
católica ante el nuevo milenio. Una conversación con Peter Seewald, Palabra,
Madrid 1997, 31O págs. Librería Alma Roma Librería San Pablo
A. V ON IIlLDEBRAND, Cartas a una recién casada, Palabra, Madrid Piazza Pasquale Paoli, 4 Colonia 1005
1997, 176 págs. 00186 ROMA MONTEVIDEO (Uruguay)
K. WOJTYLA, Mi visión del hombre. Hacia una nueva ética, Palabra,
Madrid 1997, 368 págs. Introducción a la ética, ensayos de ética personalista, Obra Nacional Distribuidora Roncal
publicaciones de K. Wojtyla del 1957 al 1969. de la Buena Prensa Edificio El Centro Of. 11-20 .
Donceles 99-A (Apart. M-2181) Zona l. Tel.: 53 47 72
06000 MÉXICO, D.F. 01001 - GUATEMALA, C.A.
CORO DE LOS MONJES DEL SANCTUS SPIRITUS DI ROMA, Los
mejores cantos gregorianos, Magna Music (C. Amigó 14-16, 08021), Librerías Manantial Librería Pastoral Tiberíades
Barcelona 1996, Compact Disc. Sobre todo para el Jueves y el Vie?Jes Santos. (Juan Bagá) Arzobispado. Casilla 30-D
CORO DE MONJAS BENEDICTINAS DE LA ABADIA SANTA Compañía 1007 / Morieda 1845
ESCOLÁSTICA, Córdoba (Argentina), Gregoriano en el Claustro, Cas 502. PI. de Armas 444 SANTIAGO (Chile)
CORO DE MONJAS BENEDICTINAS DEL MONASTERIO DE SAN SANTIAGO (Chile)
PELAYO (Oviedo), El lenguaje orante del gregoriano y las campanas. Librería Ágape
Celebración y anuncio de nuestra fe, DC 001 J. Stereo. Librería Seminario Mayor José Cubas 3469
MONASTERIO DE SAN BENITO, Estella (Navarra), Cantos de Calle 57, n. 49-44 1419 BUENOS AIHES
Adviento y Navidad, Stereo 200B109; Orar cantando, Stereo 200B113; MEDELLÍN (Colombia) (Argentina)
Vísperas y Completas, canto gregoriano, Stereo 200B235.
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