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AUTOFAGIA

No es más que «un mecanismo de reciclaje cuyo


objetivo es limpiar», explica a ABC Ricardo Sánchez
Prieto, director del Laboratorio de Oncología Molecular
de la Universidad Castilla-La Mancha.
qué le valió un Nobel al científico japonés Yoshinori
Oshumi. nacido en Fukuoka, en Japón, en 1945. Fue
galardonado con el Premio Nobel de Medicina 2016
«por sus descubrimientos en la autofagia», un
procedimiento para degradar y reciclar componentes
celulares, según ha anunciado el Instituto Karolinska
de Estocolmo.

Probablemente usted se pregunte qué es la autofagia y


qué tan relevante es para que se le otorgue un Nobel a
un científico por investigar este proceso. Al parecer, es
más normal de lo que parece.
¿Qué es la autofagia?
«La autofagia es un proceso normal y necesario»
señala, Ricardo Sánchez Prieto, director del
Laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad
Castilla-La Mancha (UCLM). No es más, continúa, «que
un mecanismo de reciclaje cuyo objetivo es limpiar y
que ocurre de forma natural».

Este experto se muestra muy «esperanzado» de que la


concesión del Premio Nobel impulse este campo de
investigación y espera que la situación de la autofagia
actual sea similar a que experimentó otro proceso
importante en la biología y en el cáncer como la
apoptosis o muerte celular.

Antonio Zorzano, investigador del Instituto de


Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona, señala; un
sistema que está presente en todas las células de todos
los organismos y que está continuamente funcionando.
Zorzano, cuyo grupo se afana por entender los
mecanismos relacionados con la aparición de las
enfermedades metabólicas, como la obesidad o la
diabetes, explica que la autofagia, «es un proceso muy
bien regulado que es de suma utilidad para la célula»,
ya que, si no funciona correctamente se puede
relacionar enfermedades como cáncer, la diabetes o las
enfermedades neurodegenerativas.

¿Qué papel tiene la autofagia en el cáncer?


El grupo de Sánchez Prieto, director del Laboratorio de
Oncología Molecular, Unidad de Medicina Molecular
del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas, de
la Universidad de Castilla-La Mancha, lleva años
trabajando en el papel de la autofagia en el cáncer, «un
campo en el que probablemente más se ha investigado
este proceso celular», señala.

Así señala que en oncología la autofagia desempeña un


papel dual: «en las fases iniciales de un tumor
desempeña un papel antitumoral», explica, ya que al
limpiar y reciclar las células corrige las defectuosas,
como las cancerosas.
Sin embargo, subraya, en las fases más avanzadas de
un cáncer «facilita» que el cáncer se propague al
permitir que las células tumorales «sobrevivan en
ambientes hostiles».

Por eso, afirma de Sánchez Prieto, las aproximaciones


terapéuticas en el cáncer tiene que contemplar esta
dualidad.
En este sentido se pronuncia también el profesor
Zorzano, del Instituto de Investigación Biomédica de
Barcelona que considera que los avances en el
conocimiento de la autofagia, de los genes implicados,
etc. va a potenciar en un futuro la aparición de líneas
terapéuticas para muchas enfermedades.

Zorzano añade que es vital para explicar la aparición


de enfermedades metabólicas, como la obesidad o la
diabetes tipo 2.
La investigadora Boya completa que la autofagia es un
punto de partida para avanzar en el estudio del
párkinson, el alzhéimer, la demencia y el proceso de
envejecimiento.

¿Cómo actúa?
Como una especie de brigada de limpieza celular, es
decir «no destruye la célula, destruye o elimina la
basura y porquería acumulada en las células». «Las
neuronas y las células que no se pueden dividir
necesitan de la autofagia para eliminar la basura», dice
Boya.

En el caso de infecciones, elimina las bacterias y los


virus invasores.

¿Cuál es su respuesta a la inanición o el estrés?


«La autofagia genera una importante respuesta al
estrés nutricional.
Cuando las células no tienen comida activan este
proceso (se comen a sí mismas, se autodigieren) y
gracias a él obtienen nutrientes, materiales y energía
para mantener la viabilidad celular», detalla Boya.

La autofagia es un sistema natural de reciclaje que


sirve para limpiar el organismo de todo lo que ya no es
útil y podría causarte daño, y para aprovechar aquello
que todavía es válido para generar nuevos
componentes celulares y así potenciar tu salud. El
ayuno da un respiro a tus células
LA DIGESTIÓN CELULAR POTENCIA TU SALUD
La palabra autofagia procede de los términos griegos
autos (uno mismo), y phagien (para comer) y significa
"comerse a uno mismo".
El término fue elegido por el premio Nobel Christian
De Duve, científico belga que describió el principal
componente celular implicado en la autofagia, el
lisosoma.
Ha pasado casi medio siglo desde entonces y hoy
existen decenas de miles de artículos científicos que
ahondan en su relación con la salud, su uso terapéutico
y los mecanismos subyacentes a este proceso. Por esto
último, hace solo unos años le dieron el premio Nobel
al japonés Yoshinori Ohsumi.
La autofagia es un proceso de digestión celular que se
puede ver. Cuando miramos por un microscopio óptico
sencillo podemos saber que una célula está en
autofagia porque aparecen "vacuolas" o "vesículas",
burbujas en el citoplasma de las células, que
corresponden a esas lavadoras en miniatura
encargadas de la trituración de los residuos celulares.
Al microscopio electrónico, con mayor aumento, se ve
con mayor detalle: todo comienza con la formación de
una membrana alrededor del material que hay que
digerir, de manera que este material queda aislado en
un compartimento celular llamado fagosoma. Entonces
se aproxima al fagosoma un lisosoma, se funden las
membranas de ambos y el lisosoma vierte sus enzimas,
las herramientas encargadas de triturar la chatarra.
De este modo se rompen los componentes que
degradar y quedan reducidos a sus partes elementales.
Y estos fragmentos se liberan al citoplasma de la célula,
donde podrán ser utilizados en el reciclaje y la síntesis
de nuevos componentes celulares (membranas,
proteínas, orgánulos…).

EQUILIBRIO PERFECTO
La autofagia es un sistema de supervivencia muy bien
calibrado: requiere un punto de equilibrio perfecto.
Tanto un defecto de autofagia como un exceso podría
ser perjudicial. Tiene que haber un punto de equilibrio
entre la autofagia activada y la autofagia frenada.
¿Cómo se consigue? En el ámbito bioquímico, este
control en la activación de la autofagia se establece
mediante el balance entre una vía metabólica llamada
mTOR, que es una proteína ligada al crecimiento, y una
vía llamada AMP-K, una proteína ligada a sistemas de
alerta por escasez.
Para hacerlo más comprensible, imagina un
interruptor: en la rama del circuito mTOR, cuando el
interruptor mTOR está on, la autofagia queda inhibida;
y cuando está off, la autofagia se activa. En la otra rama
del circuito, la denominada AMP-K, cuando el
interruptor AMP-K está encendido, la autofagia se
activa; y cuando AMP-K está apagado, la autofagia se
detiene.
Veamos ahora qué es lo que activa una u otra vía en
nuestro organismo.
1. LA VÍA DE LA COMIDA
La vía mTOR se activa al ingerir comida, especialmente
la rica en hidratos de carbono, por la elevación de los
niveles de glucosa en sangre, por el incremento de la
insulina y por la presencia del "factor de crecimiento
similar a la insulina" (IGF), y también –muy
importante– por los niveles altos de aminoácidos.
Un exceso de alimento, de carbohidratos y de proteínas
estimula la vía mTOR.
2. LA VÍA DE LA ESCASEZ
La otra vía, AMP-K, se estimula por situaciones de
escasez, que el organismo identifica como de dificultad
y alarma, en las que es necesario ahorrar energía y
activar el reciclaje para obtener todos los recursos
propios al menor coste posible, como en situaciones de
restricción calórica, falta de oxígeno, bajada de
temperatura… Y también cuando ayunamos, aunque en
este caso es una parada voluntaria en la ingesta de
alimentos, el ayuno permite hacer una puesta a punto
global del organismo.
AYUNO Y AUTOFAGIA, UNA PRÁCTICA MILENARIA
La depuración y el ayuno son prácticas naturales,
comunes a muchas especies. Si convives con animales
lo habrás visto: gatos y perros dejan de comer y hacen
purgas cuando se han intoxicado; en estado salvaje la
mayoría de los animales dejan de comer mientras se
curan de fracturas o heridas, las aves migratorias no
comen durante largos períodos de tiempo y los osos
ayunan durante el periodo de hibernación.
El ser humano está adaptado a periodos de escasez, y
de forma natural, el hombre ayuna cuando está
enfermo.
Las dietas depurativas y los ayunos han estado
presentes a lo largo de la historia de la humanidad,
tanto en Oriente como en Occidente, por motivos
religiosos y de salud. En el siglo XX el ayuno
terapéutico reapareció con fuerza y hoy está de gran
actualidad por su vínculo con la alimentación y la
salud.
AYUDA A LA DESINTOXICACIÓN
La sobrealimentación actual, el consumo de alimentos
procesados y el sedentarismo sobrepasan nuestra
capacidad natural de eliminación de toxinas. Y con el
ayuno facilitamos el proceso de desintoxicación y
depuración del organismo y el mejor funcionamiento
de los órganos encargados de estos procesos: el
intestino, el hígado, el riñón, la piel y los pulmones.
Al ayunar, podemos expulsar las toxinas procedentes
del exterior (químicos del ambiente, tóxicos de los
alimentos, del hogar…) y las toxinas del interior del
organismo, originadas por el proceso de asimilación,
como la urea del metabolismo de las proteínas o los
radicales libres de los procesos metabólicos de
obtención de energía.
Para nuestra seguridad, nuestro organismo cuenta
también con mecanismos de defensa que nos protegen
del efecto dañino de las toxinas que no podemos
expulsar, como la retención de líquidos (edemas), la
unión a grasas (celulitis) o la cristalización y el
depósito en diversas estructuras (articulaciones o las
paredes de los vasos sanguíneos).

CÓMO ACTÚA EL AYUNO


Al ayunar, una persona no gasta energía en el proceso
de digestión y asimilación de nutrientes, y las células y
los órganos encargados de estos procesos descansan. Y
esa energía se puede emplear en los procesos de
eliminación y depuración de toxinas, células dañadas,
fragmentos celulares, microtumores, tejidos enfermos
y proteínas alteradas.
• Durante las primeras 24 horas de ayuno. Obtienes
la energía de las reservas de hidratos de carbono
(almacenados en forma de glucógeno en el hígado y los
músculos).
• Durante las siguientes horas y hasta 40 días (en
términos generales). Obtienes la energía de las grasas.
Durante el ayuno apenas se consumen proteínas. Al
comienzo sí podrás emplear proteínas en la obtención
de glucosa para el cerebro, hasta que tu organismo se
adapte a la utilización de los cuerpos cetónicos como
combustible, una fuente de energía alternativa y de
gran eficacia que se obtiene a partir de las grasas.
Veamos cómo.
Las grasas se liberan en forma de ácidos grasos al
torrente sanguíneo; una parte de ellas se emplea como
fuente de generación de calor y energía y otra parte es
metabolizada por el hígado para convertirse en
cuerpos cetónicos.
Los cuerpos cetónicos serán el nuevo combustible para
tus células, mucho más eficiente que la glucosa.
SEÑALES DE DESINTOXICACIÓN
El proceso de depuración cursa con manifestaciones
como:
• Flemas
• Boca seca
• Lengua blanca
• Sudoración
• Orina con olor fuerte
• Dolor de cabeza
• Debilidad
• Si hay una enfermedad, pueden agravarse los
síntomas.
• Pérdida de peso, sobre todo los primeros días, por
la eliminación de agua retenida y de tóxicos.
Para ayudar al organismo, se puede tomar agua, sola o
con limón, infusiones, caldos de verduras o agua de
mar, para reponer las sales minerales necesarias.

EL EFECTO DE LA AUTOFAGIA EN LA SALUD


CEREBRAL

Melissa Calegaro, doctora en Ciencias Biomédicas.


Profesor Asistente y directora del Programa de
Doctorado en Neurobiología Universidad Mayor.
El doctorado lo hice con Claudio Hetz, en un tema
nuevo para su laboratorio: la autofagia o “comerse a sí
mismo”. Este es un mecanismo fundamental,
principalmente para las células que no pueden
dividirse, como las neuronas, que permiten que seamos
quién somos; pensar, soñar, hablar, recordar… Hoy se
sabe que la mayoría de las enfermedades
neurodegenerativas tiene alguna deficiencia en la vía
autofágica, relacionada con la causa de la enfermedad.
Persiguiendo respuestas

Aquí trabajé con una proteína poco estudiada que


estaba involucrada con la autofagia, que encontró
Patricio a través de la bioinformática. Este análisis
permite que nuevas proteínas involucradas con alguna
enfermedad, en este caso ELA, sean descubiertas y que
de forma tradicional no sería posible.
Devorando nuestros recuerdos
En 2016 finalmente me he dedicado a la comprensión
de los procesos autofágicos y de endocitosis implicados
en la neurodegeneración.

Con este conocimiento, buscamos contribuir con


nuevos blancos terapéuticos para la intervención de
Enfermedad de Alzheimer y esclerosis lateral
amiotrófica (ELA). Para esto utilizamos modelos
experimentales complementarios, como animales con
modificaciones en su genoma (transgénicos) o que les
“falta un gen” (knock out), además de cultivos in vitro
de células humanas y de ratón.
Hasta el momento, nuestros hallazgos indican que la
vía autofágica no funciona de la misma forma en
diferentes neuronas. Este dato es fundamental, ya que
en esclerosis lateral amiotrófica y en la enfermedad de
Alzheimer, por ejemplo, son neuronas diferentes las
que se ven afectadas. Como trabajamos con proteínas
muy poco estudiadas, es fundamental saber su
localización y patrón de expresión en los tejidos de
interés.
Un estudiante está terminando su tesis de magíster en
mi laboratorio y tuvo la tarea de evaluar
sistemáticamente la expresión de esas proteínas
involucradas en autofagia durante la progresión de la
enfermedad de Alzheimer en un modelo experimental
de ratón. Encontramos que una de las proteínas que
estudiamos, aumenta su expresión durante la
progresión de la enfermedad de Alzheimer en el
hipocampo y corteza cerebral de estos ratones. Sin
embargo, habíamos visto que en ELA (médula espinal),
pasa exactamente lo contrario, es decir, esa proteína
disminuye, pero esta vez en la médula espinal de los
ratones.
Una vez observado el comportamiento de la proteína
en el modelo de ratón, pasamos a trabajar en modelos
in vitro. Actualmente estamos estudiando, en cultivo
celular, el mecanismo molecular que podría estar
involucrado en esa diferencia y su posible implicancia
como blanco terapéutico en ambas enfermedades.
La autofagia es un mecanismo catabólico de las células,
responsable de la mayor parte de la degradación y el
reciclado de componentes que no funcionan bien o
están dañados.
La autofagia juega un importante papel como sistema
de control de calidad en las neuronas y otras células,
les permite adaptarse al ayuno y a las condiciones
ambientales cambiantes, a la remodelación celular
durante el desarrollo y la acumulación de orgánulos
alterados en el envejecimiento.

Numerosas evidencias sugieren que la desregulación


autofágica provoca la acumulación de proteínas
anormales u orgánulos dañados, característicos en las
enfermedades neurodegenerativas como el párkinson,
el alzhéimer, Huntington o la esclerosis lateral
amiotrófica (ELA).
De hecho, en estudios en los que se ha inducido este
mecanismo farmacológicamente, se ha podido
demostrar que es útil para la protección de las células
contra los efectos tóxicos de estas proteínas, en el
contexto de las enfermedades neurodegenerativas y
que protege a las neuronas de la apoptosis o muerte
inducida por la propia célula.
En este libro sobre neurotoxicidad y autofagia, se
abordan diferentes aspectos de este mecanismo y su
relación con los trastornos neurodegenerativos.
Explica aspectos generales de la autofagia, su papel en
los principales trastornos neurodegenerativos y la
implicación de la autofagia en la toxicidad de varias
sustancias relacionada con la etiología (origen) de las
enfermedades neurodegenerativas.
Al poder tener una visión global de la autofagia, gracias
a las variadas fuentes de información de Toxicity and
autophagy in Neurodegenerative Disorders, se observa
la controversia actual existente en este campo.
En pocos años los investigadores han logrado obtener
evidencias sobre el papel de la autofagia en las
enfermedades neurodegenerativas, pero es necesario
continuar investigando para explorar mecanismos y
sustratos moleculares y sus implicaciones en el cerebro
para poder lograr tratamientos para las enfermedades
neurodegenerativas basados en el mecanismo de la
autofagia.
Además hay que tener en cuenta que no todas las
enfermedades neurodegenerativas se comportan igual,
variando el papel de la autofagia, por lo que será
necesario realizar una estrategia diferente para el
párkinson, el alzhéimer, el Huntington y la esclerosis
lateral amiotrófica (ELA).
Autofagia: ¿una cura para muchas de las enfermedades
actuales?
19 de junio de 2018 por Dr. Jason Fung en Ayuno
intermitente, Cáncer, Demencia, Diabetes, Enfermedad
hepática, La epidemia de la obesidad, Proteína,
Síndrome del ovario poliquístico (SOP)

La autofagia, un proceso de limpieza celular, se activa


en respuesta a ciertos tipos de estreses metabólicos,
incluyendo la privación de nutrientes, la disminución
del factor de crecimiento y la hipoxia. Incluso sin una
circulación adecuada, todas las células pueden
descomponer las partes subcelulares y reciclarlas en
nuevas proteínas o energía según sea necesario para
sobrevivir. Esto explica por qué la mTOR y la autofagia
se ven en todos los organismos, desde en los hongos
hasta en los humanos.
Los estudios sobre mutaciones en animales tan
variados como hongos, moho mucilaginoso, plantas y
ratones muestran que la supresión de genes
relacionados con la autofagia (ATG) en animales es en
gran medida incompatible con la vida. Es decir, la
mayoría de la vida en la tierra no puede sobrevivir sin
la autofagia.
La insulina y los aminoácidos (a través de la mTOR)
son los principales reguladores de los ATG. Estos
también son dos de nuestros detectores de nutrientes
más básicos. Cuando comemos carbohidratos, la
insulina aumenta. Cuando comemos proteína, tanto la
insulina como la mTOR aumentan. Cuando los
detectores de nutrientes detectan, bueno, nutrientes, le
indicamos a nuestro cuerpo que crezca, que no se haga
más pequeño. Por lo tanto, los detectores de nutrientes
desactivan la autofagia, que es principalmente un
proceso catabólico (descomposición) frente a un
proceso anabólico (acumulación). Sin embargo, hay un
nivel basal bajo de autofagia en todo momento, ya que
actúa como una especie de ama de llaves celular.
Ama de llaves celular
Los principales roles de la autofagia son:
• Eliminar proteínas y orgánulos defectuosos
• Evitar la acumulación anómala de agregados
proteicos
• Eliminar los patógenos intracelulares
Estos mecanismos están implicados en muchas
enfermedades relacionadas con el envejecimiento:
aterosclerosis, cáncer, enfermedad de Alzheimer,
enfermedades neurodegenerativas (Parkinson). Hay
una gestión celular basal que proporciona un control
de calidad de las proteínas en el cuerpo. Los ratones
mutados genéticamente que carecen de ATG,
desarrollan un exceso de acumulación de proteínas en
el interior de las células. Hay demasiadas proteínas y
proteínas dañadas que no se descomponen. Es como la
basura que tienes en el sótano, si tienes algunos
muebles de jardín viejos y rotos, probablemente
deberías tirarlos al contenedor de basura. Si los dejas
en el sótano, pronto la casa se verá como ese programa
de televisión, “Hoarders”. Existe un proceso
relacionado llamado mitofagia para eliminar los
orgánulos anormales (mitocondrias, en este caso).
Autofagia: ¿un supresor tumoral?
En el cáncer, generalmente se acepta que la autofagia
puede suprimir la iniciación del tumor. Como la
autofagia bloquea el crecimiento y aumenta la
descomposición de las proteínas, tiene mucho sentido.
Por ejemplo, las células cancerosas a menudo tienen
niveles mucho más bajos de autofagia basal que las
células normales. Muchos de los oncogenes mejor
estudiados y los genes supresores de tumores están
íntimamente asociados con la autofagia.
Por ejemplo, el conocido gen supresor de tumores
PTEN bloquea PI3K/Akt, activando así la autofagia. Las
mutaciones en PTEN, que se observan muy
frecuentemente en los cánceres, causan niveles más
bajos de autofagia y un mayor riesgo de cáncer. Sin
embargo, parece ser una espada de doble filo. A
medida que progresa el cáncer, la autofagia puede
ayudar a la sobrevivencia del cáncer, al igual que ayuda
a todas las células a sobrevivir en un entorno
estresante.
Durante los momentos en que hay pocos nutrientes, la
autofagia descompone las proteínas de los
aminoácidos, que pueden usarse como energía. El
cáncer, que puede crecer tan rápido como para
sobrepasar su propio suministro de sangre, se puede
ver favorecido por una mayor autofagia, ya que esto
proporcionaría la energía necesaria y haría frente al
estrés.
Enfermedades neurodegenerativas
La otra área de gran interés son las enfermedades
neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer,
la enfermedad de Parkinson y la corea de Huntington.
Si bien todas estas enfermedades se manifiestan de
manera diferente: la enfermedad de Alzheimer con
pérdida de memoria y otros cambios cognitivos, el
Parkinson con pérdida de movimiento voluntario y
temblor en reposo y Huntington con movimientos
involuntarios, todas comparten una similitud
patológica.
Todas estas enfermedades se caracterizan por una
acumulación excesiva de proteínas dentro de las
neuronas, que causan disfunción y finalmente
enfermedad. Por lo tanto, la falla de las vías de
degradación de proteínas puede jugar un papel muy
importante en la prevención de estas enfermedades.
Sin embargo, aún no se ha definido el papel exacto de
la autofagia en estas enfermedades. Además, la
creciente investigación también implica la disfunción
mitocondrial como una vía clave en el desarrollo de
enfermedades neurodegenerativas.
Los estudios en humanos son difíciles de hacer debido
a las múltiples vías de intersección. La prueba más
clara generalmente proviene de medicamentos en los
que se puede cambiar una sola vía a la vez. Los
inhibidores de la mTOR (rapamicina, everolimus)
activan la autofagia bloqueando la mTOR. Recuerda
que la mTOR es un detector de nutrientes,
predominantemente de aminoácidos. Si se ingiere
proteína, la mTOR aumenta y las vías de crecimiento
pueden continuar. Si no se consumen nutrientes, la
mTOR disminuye y la autofagia aumenta. La
rapamicina bloquea la mTOR, engañando al cuerpo y
haciéndole creer que no hay nutrientes, y esto aumenta
la autofagia.
Estos medicamentos se utilizan principalmente por sus
efectos inmunosupresores en la medicina de
trasplantes. Curiosamente, sin embargo, la mayoría de
los inmunosupresores aumentan el riesgo de cáncer,
mientras que la rapamicina no lo hace. En ciertos
cánceres raros, los inhibidores de la mTOR han
demostrado efectos anticancerígenos.
La metformina, un medicamento ampliamente
utilizado en la diabetes de tipo 2, también activa la
autofagia, pero no a través de la mTOR. Aumenta la
AMPK, una molécula que indica el estado de energía de
la célula. Si la AMPK es alta, la célula sabe que no tiene
energía suficiente y aumenta la autofagia. La AMPK
detecta la relación ADP/ATP, y así sabe los niveles de
energía celular, algo así como un indicador de
combustible, pero a la inversa. Alta AMPK, bajo estado
de energía celular. Los altos niveles de AMPK activan
de forma directa e indirecta la autofagia, pero también
la producción mitocondrial.

Mitofagia
La mitofagia es la selección selectiva de mitocondrias
defectuosas o disfuncionales. Estas son las partes de la
célula que producen energía, las centrales eléctricas. Si
no funcionan correctamente, el proceso de mitofagia
las ataca para destruirlas. Los reguladores críticos de
este proceso incluyen el conocido gen supresor de
tumores PTEN. Esto puede parecer inicialmente malo,
recuerda que, al mismo tiempo que aumenta la
mitofagia, se estimulan nuevas mitocondrias para que
crezcan. La AMPK, por ejemplo, estimulará la mitofagia
y el crecimiento de las mitocondrias, básicamente
sustituyendo la mitocondria anterior por otras nuevas
en un proceso de renovación. Esto es fantástico, es
fundamentalmente una renovación completa del
conjunto mitocondrial. Se descomponen las antiguas
mitocondrias y estimula al cuerpo para crear nuevas.
Esta es una de las razones por las cuales se promociona
la metformina normalmente como un compuesto
rejuvenecedor, no tanto por sus efectos en la glucosa
sanguínea, sino por su efecto sobre la AMPK y la
autofagia.

Observa cómo la mTOR es el detector de nutrientes


más esencial para tener efecto en la autofagia. La
mTOR incorpora las señales de insulina, nutrientes
(aminoácidos o proteína alimentaria) y el indicador de
combustible de la célula, AMPK (toda la energía,
incluidas las grasas) para determinar si la célula debe
dividirse y crecer, o involucionar y volverse inactiva. El
exceso de nutrientes, no simplemente carbohidratos,
sino todos los nutrientes pueden estimular el sistema
mTOR y así desactivar la autofagia, lo que hace que el
cuerpo entre en un modo de crecimiento. Esto fomenta
el crecimiento de las células, que, como repetiré a
menudo, normalmente no es bueno en los adultos.
Estas vías son fundamentales para la vida en la tierra
porque son el vínculo entre el estado de nutrientes y el
crecimiento. En organismos unicelulares, si no hay
suficientes nutrientes, simplemente entran en una
etapa inactiva. Piensa en un hongo. Si no hay comida,
simplemente se seca como una espora. Cuando entra
en contacto con el agua, florece y comienza a crecer.
Por eso el moho está esperando en tu casa en un estado
seco e inactivo. Si cae sobre un poco de pan, comienza a
crecer como el moho que todos conocemos. Solo crece
cuando hay suficientes nutrientes y agua.
En un organismo multicelular es mucho más difícil
sincronizar la disponibilidad de nutrientes y la
señalización de crecimiento. Observa un animal como
un ser humano. Estamos diseñados para vivir durante
días o semanas sin comida, subsistiendo de la energía
de los alimentos almacenados en nuestra grasa
corporal. Sin embargo, cuando la comida es escasa, no
queremos crecer rápidamente y, por lo tanto,
necesitamos detectores de nutrientes que estén
conectados directamente con las vías de crecimiento.
Los tres principales son:
1. mTOR: sensible a la proteína alimentaria
2. AMPK: “indicador de combustible inverso” de la
célula
3. Insulina: sensible a proteínas y carbohidratos
Es posible tratar estas enfermedades con una
intervención alimentaria, no con más medicamentos.
Cuando estos detectores de nutrientes detectan una
disponibilidad baja de nutrientes, le dicen a nuestras
células que dejen de crecer y comiencen a
descomponer las partes no necesarias: esta es la vía de
autofagia de autolimpieza. Aquí está la parte crítica. Si
tenemos enfermedades de crecimiento excesivo,
entonces podemos reducir la señalización de
crecimiento activando estos sensores de nutrientes.
Esta lista de enfermedades incluye: obesidad, diabetes
de tipo 2, enfermedad de Alzheimer, cáncer,
aterosclerosis (ataques cardíacos y accidentes
cerebrovasculares), síndrome del ovario poliquístico,
enfermedad renal poliquística y enfermedad del hígado
graso, entre otras. Es posible tratar estas
enfermedades con una intervención alimentaria, no
con más medicamentos.
proteína favorece la obesidad
Investigadores del IRB de Barcelona desvelan un
mecanismo que deriva en una forma de obesidad
menos perjudicial ligada al número de células de la
grasa
Investigadores del Instituto de Investigación
Biomédica (IRB) de Barcelona han descubierto que la
deficiencia en la proteína DOR favorece la aparición de
una forma de obesidad menos perjudicial ligada al
número de células de la grasa.
La investigación, que publica en portada la revista
'Nature Cell Biology', ha desvelado que la deficiencia en
la proteína DOR (también llamada TP53INP2)
promueve la generación de nuevas células adiposas,
que almacenan grasa, produciendo una forma de
obesidad menos perjudicial.
En este trabajo liderado por el científico del IRB
Barcelona Antonio Zorzano, también catedrático de la
Universidad de Barcelona y miembro del CIBERDEM,
junto a laboratorios de Gotemburgo (Suecia),
Tarragona y Girona, los investigadores han observado
que los pacientes obesos presentan niveles bajos de
DOR en su tejido adiposo.
Sin complicaciones metabólicas
Para seguir investigando la relación entre DOR y la
obesidad, los investigadores del Laboratorio de
Enfermedades Metabólicas Complejas y Mitocondrias
del IRB, referente en el estudio de dicha proteína,
generaron un modelo de ratón deficiente para esta
proteína, que presenta una marcada obesidad en
ausencia de complicaciones metabólicas, como la
intolerancia a la glucosa o la inflamación.
Estos modelos mimetizan el efecto observado en los
pacientes obesos pero metabólicamente sanos
analizados en este estudio. "Todos estos resultados nos
permiten entender el mecanismo por el cual existen
personas que no llegan a desarrollar las enfermedades
asociadas a la obesidad", ha señalado Zorzano.
La evidencia existente apunta que los seres humanos, a
partir de los 20 años mantienen estable el número de
células adiposas. Por ello, si se adelgaza o se engorda,
lo que varía es el volumen de estas células, pero no su
número.
Células madre
Sin embargo, según la nueva función de DOR revelada
en este estudio, la reducción de los niveles de esta
proteína en las células madre que dan lugar a los
adipocitos, podría aumentar el número de células
adiposas en la vida adulta.
"Es importante señalar que la solución a la obesidad no
estaría en incrementar, mediante tratamientos, el
número de células adiposas ya que la obesidad debe
prevenirse", ha advertido Zorzano, que reconoce que
"este estudio nos ayuda a entender mejor las distintas
formas de obesidad en humanos".

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