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TEMA
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“HUARAZ
DEONTOLOGIA
Contenido
INTRODUCIÓN ..................................................................................................................................... 4
RESUMEN ............................................................................................................................................ 5
CAPITULO I ..................................................................................................................................... 7
1. DEONTOLOGÍA Y ÉTICA PROFESIONAL ............................................................................................ 7
1.1 El concepto y el ámbito de la Deontología................................................................................ 7
1.2 Diferencias entre Ética y Deontología ....................................................................................... 7
CAPITULO II ......................................................................................................................................... 9
2. IMPORTANCIA SOCIAL DE LA ÉTICA PROFESIONAL ......................................................................... 9
2.1. ÉTICA Y REALIZACIÓN PROFESIONAL....................................................................................... 9
3. FUENTES Y PRINCIPIOS DE LA ÉTICA DE LAS PROFESIONES .......................................................... 10
3.1. Fuentes de la ética de las profesiones ................................................................................... 10
3.2. Sistema de principios/valores de la ética de las profesiones................................................. 11
4. PROFESIÓN Y ÉTICA PROFESIONAL ............................................................................................... 12
5. Ética profesional ............................................................................................................................ 14
CAPITULO III ...................................................................................................................................... 15
3. PRINCIPIOS DE LA ÉTICA PROFESIONAL ........................................................................................ 15
3.1.1. Beneficio o beneficencia ..................................................................................................... 15
3.1.2. Autonomía .......................................................................................................................... 16
3.1.3. Autonomía del profesional.................................................................................................. 16
3.1.4. Autonomía del beneficiario ................................................................................................. 16
3.1.5. Justicia ................................................................................................................................. 16
3.2. El trabajo y las tenencias del ser humano .................................................................................. 17
a. Nivel corpóreo: ............................................................................................................................. 17
b. Nivel intelectivo o racional: ........................................................................................................... 17
c. Nivel moral: ................................................................................................................................... 18
3.3. Tenencias y su relación con la práctica docente ........................................................................ 18
3.3.1. Tenencia Intelectiva-inmanente ......................................................................................... 18
3.3.2. Tenencia moral-virtud ......................................................................................................... 18
3.4. Práctica docente y sus referentes .............................................................................................. 19
3.4.1. Finalidad de la profesión docente........................................................................................ 20
3.5. Funciones de los códigos deontológicos .................................................................................... 21
DEONTOLOGIA
INTRODUCIÓN
El presente trabajo académico está realizado por los alumnos de la escuela comunicación
lingüística y literatura de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo, con la
finalidad de dar a conocer sobre la ética profesional del docente.
El principal Pérez R. (2004) según este autor nos da a conocer que es indispensable y urgente
mayor cultivo de la ética y renacimiento moral, partiendo desde una restauración e innovación
educativa, iniciando por quienes tenemos la responsabilidad ineludible de formar la personalidad de
los futuros ciudadanos de nuestro país. En este sentido, el rol primordial de los profesores es
despertar el interés de los alumnos con una teoría y visión del mundo y de la vida en valores. Estos
son expresiones autónomas de la humanidad que deben ser estimuladas, buscando la permanente
práctica para su realización humana.
El propósito es verificar que se han trastocado los valores éticos, jurídicos, políticos, la función de
la universidad, la conducta del docente universitario, como consecuencia de la globalización en
nuestra sociedad.
Consideramos oportuno nuestro trabajo porque frente a la crisis moral de las instituciones políticas
y sociales de nuestro país, se requiere repensar en la formación y la responsabilidad de los
profesionales en dichas instituciones.
La presente monografía servirá como ayuda y guía para el comportamiento profesional de los que
debe conducir la sociedad y sus futuros profesionales del país, en que día a día enfrentará una serie
de retos y desafíos que la modernidad exige.
Capítulo I
Capitulo II
Capitulo III
DEONTOLOGIA
RESUMEN
La ética profesional representa un paso en la educación moral de las personas, cuyo espacio más
lógico de aprendizaje coincide con la formación profesional inicial (en la universidad, diremos en
adelante tomando la parte por el todo). En lo que respecta a la relevancia de este aprendizaje, a la
importancia social de la ética profesional hay que añadir su importancia para la realización y el vivir
con sentido del profesional. Para la elucidación de los principios y valores de esta ética profesional
hay que acudir a dos fuentes: la tradicional de los filósofos éticos y pensadores afines y la de los
colectivos de profesionales que elaboran los códigos éticos o deontológicos. De la conjunción de
ambas resultan cinco valores principales: 1) dignidad, libertad, igualdad y derechos humanos, 2)
justicia conmutativa y social, 3) autonomía profesional y deontológica, 4) beneficencia y 5)
responsabilidad profesional. La enseñanza-aprendizaje de la ética profesional interpela al conjunto
del profesorado, lo que no excusa de su inclusión como asignatura en los planes de estudio.
professional Ethics appears as a natural step towards the moral development of every person. This
should logically happen at the start of professional formation (within the University, as will be
DEONTOLOGIA
explained later in more detail). The importance of this type of learning bears upon the social aspects
of professional Ethics and also upon the personal meaning of professional activity. To clarify the
principles and values of professional Ethics we must study two sources: the traditional work of
philosophers of Ethics and related thinkers, and the contributions of people involved in the
professions, who develop ethical norms and codes of conduct. The interaction of both sources
brings up five main principles or values: 1) Personal dignity, freedom, equality and human rights, 2)
Social and commutative justice, 3) Professional autonomy and codes of behavior, 4) Beneficence,
5) Professional responsibility. Teaching and learning professional Ethics involves the entire
Faculty, but this fact does not imply its absence as a subject in the academic curriculum. To include
it as a specific topic, four main areas to be developed are proposed, as well as some methodological
guideliness.
DEONTOLOGIA
CAPITULO I
Hortal dice que la Ética hace directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la
Deontología adopta una función de modelo de actuación en el área de una colectividad.
Tanto las normas como los principios son universales aun cuando el ámbito de aplicación de los
principios sea más amplio y general que las normas específicas que caen bajo dicho principio.
Bentham entendió a la Deontología como el estudio de aquellas acciones que no están sometidas
al control de la legislación pública. Separa el ámbito moral, donde se insertan los deberes
deontológicos, del ámbito legal o jurídico, donde se insertan las leyes y normas jurídicas. Por ello
la Deontología o deberes de una profesión se recogen en los códigos éticos o deontológicos.
Deontología significa, por tanto, la Ética de los deberes prácticos, basados en la acción libre de la
persona y en su conciencia moral, y no en la reglamentación jurídica.
Al analizar el ámbito y fines de la Deontología nos encontramos con el tema de la relación entre
Deontología y Derecho, para dejar muy claro que son dos campos o niveles distintos. Uno es el
campo de los deberes éticos o morales, expresados en la Deontología, que no tiene fuerza
coactiva alguna, y otro es el campo de las normas jurídicas, que sí tienen fuerza coactiva y su
incumplimiento es objeto de sanción. Lejos de pensar que la Deontología, por no tener esa fuerza
DEONTOLOGIA
coactiva, es más débil y menos importante que el Derecho, la realidad es que el ámbito ético o
deontológico cuenta con más fuerza y eficacia.
Augusto Hortal delimita cuál es el campo de la Ética filosófica (general), la Ética profesional y de la
Deontología:
La Ética general o filosófica se ocupa de decir en qué consiste la actuación buena que nos
hace buenos.
La Ética profesional nos dice qué es el bien (intrínseco) que debe perseguir cada profesión.
A esto habría que añadir el ethos profesional: qué virtudes debe practicar el profesional
para ser un buen profesional
La Deontología profesional formula los deberes y obligaciones del profesional, aquello que
hay que exigir de todo profesional en el desempeño de sus funciones y que normalmente
están recogidos por escrito en un código, aprobado por el colectivo o colegio profesional.
Dichos colegios muchas veces poseen comités éticos que ejercen la misión de tutelar el
cumplimiento del código y de emitir sanciones morales cuando se incumplen.
En este sentido, la diferencia principal entre la Ética profesional y la Deontología, que subraya
Augusto Hortal, radica en que:
·
DEONTOLOGIA
CAPITULO II
Por todo ello, se comprende la responsabilidad sobre la ética de los profesionales que han de asumir los Colegios
Profesionales, a los que la legislación española encomienda “ordenar en el ámbito de su competencia la actividad profesional
de los colegiados, velando por la ética y dignidad profesional y por el respeto debido a los derechos de los particulares, y
ejercer la facultad disciplinaria en el orden profesional y colegial” (Ley de Colegios Profesionales, art. 5)
Decimos que las profesiones tienen su razón de ser en la búsqueda de algún bien, ¿por qué? Porque
las profesiones no son producto del azar o del capricho humano: nacen y en las sociedades actuales
son reconocidas social y legalmente como tales porque responden a alguna necesidad de las
personas que constituyen una sociedad o de la sociedad en su conjunto. Es decir, las profesiones
nacen para proporcionar algún bien (productos o servicios) a las personas y a la sociedad. Por eso,
DEONTOLOGIA
se comprende la afirmación de Hortal de que “lo primero y más fundamental sobre lo que se tiene
que reflexionar en un curso de ética profesional es sobre los fines o bienes intrínsecos a los que
tiende el ejercicio de cada profesión” (Hortal, 1994, 15).
Según esto, una profesión es una actividad que ocupa de forma estable a un grupo de personas en la
producción de unos determinados bienes o servicios necesarios o convenientes para las sociedades.
Y se comprende también que las sociedades establezcan los requisitos necesarios para ejercer las
diferentes profesiones (los conocimientos teóricos y prácticos, competencias y destrezas propias y
necesarias para ejercerlas) y que regulen su práctica.
Así, pues, la ética profesional que debe transmitir la universidad tiene su principio y fundamento,
según lo expuesto en la toma de conciencia del bien social que corresponde procurar a la profesión
de que se trata y en la comprensión del sentido antropológico y filosófico de la ética profesional:
proceder éticamente conduce a una experiencia del sentido de lo que se hace, al sentimiento de
realización humana y a la felicidad en la vida profesional. Esto supuesto, nos ocupamos ahora de la
ética de las profesiones, es decir, de la ética común a todas las profesiones, que cada ética
profesional ha. De aplicar en el ejercicio de la profesión correspondiente.
Una ética que, además de ser teleológica en el sentido explicado en el parágrafo anterior, es
deontológica, porque su propuesta del buen comportamiento moral lo hace en el contexto del deber,
es decir, es una iluminación sobre cómo se debe actuar en la actividad profesional (Etxeberria,
2002, 192).
Por lo que nos llega a decir que la ética profesional se va a basar en el comportamiento que va a
tener frente a los demás ya sea en su entorno de cada profesional. Va a tener una moral ya sea buena
o mala en sus experiencias.
DEONTOLOGIA
Como en cualquier ética aplicada, la ética de las profesiones asume y aplica al ejercicio y a la vida
profesional algunos principios básicos de la ética general y el primero y al que más referencias
hacen los códigos éticos/deontológicos profesionales en todas y cada una de sus partes es a este
principio, el más básico y universal.
En lo que se refiere en concreto a las relaciones del profesional con los clientes o usuarios de su
servicio constituyen aplicaciones habituales de este principio (sin ser exhaustivos en la relación que
presentamos) el respeto a su autonomía (por ejemplo, respetando su toma de decisiones en la
orientación personal y profesional); el respeto a su intimidad física y psíquica (por ejemplo, en el
trato al enfermo por el/la enfermero/a o en no querer saber más de lo necesario para la solución del
caso por el psicólogo); el secreto profesional (no descubrir a otros lo sabido sobre alguien en el
ejercicio profesional, necesario en todas las profesiones); y el trato igual a todos con independencia
de diferencias individuales o grupales (algo que hay ocasión de practicar también en la mayor parte
de las profesiones).
1. Poner los conocimientos y destrezas profesionales al servicio del bien que debe proporcionar
la profesión a los clientes o usuarios del servicio profesional.
Por ello, no es de extrañar que en las preguntas “¿cuál es el bien que yo puedo y debo realizar?” o
“¿cómo aporto yo aquí más bien o hago mejor el bien?” radique normalmente la clave para resolver
situaciones dilemáticas. Y que quebrantarle contradictoriamente, es decir, emplear los
conocimientos y destrezas profesionales para hacer el mal, constituya la más grave de las
infracciones de la ética profesional. Es, por ejemplo, el caso del juez que prevarica emitiendo una
sentencia injusta a sabiendas de que lo es; del policía o el psicólogo que colabora con la tortura; del
médico que termina sin justificación con alguna vida humana; del profesor que sus pende a alguien
para perjudicarle, etc. (Cobo, 2001, 146-149).
Aquí nos menciona que los profesionales va obrar por su bien, como nos dice que el ser humano va
a tener principios valores tales cuales van a depender de su conducta por lo cual ellos van a generar
un comportamiento muy bien para la sociedad.
DEONTOLOGIA
Este principio atraviesa de parte a parte a muchos códigos ético/deontológicos, Porque para los
colectivos que los ha elaborado la responsabilidad profesional es una realidad muy valorada.
No es que los otros principios no estén presentes en estos códigos; precisamente recorrer su
articulado cayendo en la cuenta del principio ético que se pone en juego en cada artículo es uno de
los caminos más enriquecedores en la pedagogía de la ética profesional, ya que conduce a entender
tanto la presencia de la ética en la vida profesional, como el valor ético del proceder profesional
científico y de determinadas aportaciones de la experiencia profesional.
Lo que sucede es que en los códigos de conducta profesional los colectivos profesionales proyectan
lo que, desde sus conocimientos y desde la experiencia de la práctica de la profesión, significa ser
un buen profesional en sus relaciones con los clientes o usuarios de su servicio, con los colegas y
compañeros en general, con la organización en que trabaja, con su propia profesión y con la
sociedad, y esto implica proceder con responsabilidad profesional.
Así, el modelo de buen profesional que presentan los códigos supone un profesional que conserva,
mejora y actualiza su competencia profesional mediante la formación continua. Que cuida la calidad
técnica y humana del servicio. Que actúa con autonomía, porque tiene competencia, toma las
decisiones que le corresponde y asume sus responsabilidades. Que autoevalúa las actuaciones y
comportamientos profesionales para aprender de la experiencia. Y que, en su caso, responde a las
expectativas de la ética cívica sobre su profesión, como el médico que atiende a un accidentado o en
los ejemplos propuestos más arriba de compromiso con las exigencias de la justicia social. (Cobo,
1993, 29-77)
Para conceptuar la ética profesional es importante plantear qué se entiende por profesión. De las
múltiples definiciones que hay, se retoman tres. Para Adela Cortina profesión es:
Una actividad social cooperativa, cuya meta interna consiste en proporcionar a la sociedad un bien específico e indispensable
para su supervivencia como sociedad humana, para lo cual se precisa el concurso de la comunidad de profesionales que como
tales se identifican ante la sociedad (Cortina, 2000, 15).
Aquí nos da a conocer sobre los aspectos donde el profesional va a tener una meta dentro de la
sociedad ya que eso va a influir en su ámbito de su carrera,.
Y d) acceden a ella tras un largo proceso de capacitación teórica y práctica, de la cual depende la acreditación o licencia para
ejercer dicha profesión (Hortal, 2002, 51).
Nos plantea aquí que el profesional va a prestar servicio dentro de la sociedad, ya que se dedicara
en forma estable, obteniendo el ellas su medio de vida. También el profesional van a tener una
capacitación de teoría y práctica ya que serán muy necesarios para su vida académica por lo tanto
puedan ejercer con tener una acreditación o licencia.
Juan Manuel Cobo considera que en el concepto moderno de profesión debe incluirse la ética. Por
profesión se entiende:
Una actividad que ocupa de forma estable a un grupo de personas en la producción de bienes o servicios necesarios o
convenientes para la sociedad (las profesiones entrañan una función social), con cuyo desempeño obtienen esas personas su
forma de vida. Una actividad que se desarrolla mediante unos conocimientos teóricos y prácticos, competencias y destrezas
propios de ella misma, que requieren una formación específica (inicial y continua), regulada por lo general social o legalmente
y que deben utilizarse con ética profesional, esto es, con un uso adecuado..., responsable, respetuoso con los derechos
humanos y acorde con la justicia (Cobo, 2003, 3).
Por lo cual es este argumento donde nos refiere que el profesional debe tener una ética basada en
normas para que pueda ejercer en su ámbito de su laboral ya que ello va a salir dentro de la
sociedad, por lo que se refiere que un profesional tiene que ser responsable con su actos y adecuarse
a los derechos humanos por lo tanto nos dice que el profesional tiene que basarse en la ética de su
conducta.
Las definiciones de estos tres profesores universitarios españoles coinciden en elementos comunes,
como son: se trata de una actividad social institucionalizada, las profesiones proporcionan bienes y
servicios necesarios para la sociedad, se requiere de una formación especializada y reconocida para
ejercerla y existen colectivos profesionales, que definen normas aceptables para el ejercicio de la
profesión, generalmente a través de códigos éticos.
Para Bermejo (2002), una profesión puede ser definida desde el punto de vista subjetivo, es decir la perspectiva de quien
la práctica, y objetivo, que se refiere al ámbito en donde se desarrollan sus actividades. En el primer caso, además de que le
permite al profesional ganarse la vida, quienes la ejercen van transformando algunas de sus disposiciones personales y
consolidando, a través de su trabajo, un nuevo modo de vinculación con la sociedad. Contribuye tanto a su maduración
personal como a la construcción de la sociedad en la que vive. Realizar de manera satisfactoria o insatisfactoria el trabajo es
decisivo para el mayor o menor éxito de nuestro plan global de vida. Además, el ingreso en una actividad y en una comunidad
profesional dota al profesional de una peculiar identidad y sentido de pertenencia.
5. Ética profesional
Para José Luis Fernández, la ética profesional es:
La indagación sistemática acerca del modo de mejorar cualitativamente y elevar el grado de humanización de la vida social e
individual, mediante el ejercicio de la profesión. Entendida como el correcto desempeño de la propia actividad en el contexto
social en que se desarrolla, debería ofrecer pautas concretas de actuación y valores que habrían de ser potenciados. En el
ejercicio de su profesión, es donde el hombre encuentra los medios con que contribuir a elevar el grado de humanización de la
vida personal y social (Fernández y Hortal, 1994, 91).
Con una visión menos centrada en el bienestar de la sociedad, pero que resalta fuertemente los
valores, encontramos otra definición:
Conjunto de aquellas actitudes, normas éticas específicas y maneras de juzgar las conductas morales, que la caracteriza como
grupo sociológico. Fomenta, tanto la adhesión de sus miembros a determinados valores éticos, como la conformación
progresiva a una tradición valorativa de las conductas profesionalmente correctas. Es simultáneamente, el conjunto de las
actitudes vividas por los profesionales y la tradición propia de interpretación de cuál es la forma correcta de comportarse en
la relación profesional con las personas (Franca-Tarrago, en Pérez, 1999, 51)
Como se observa fácilmente, las definiciones acerca de profesión y las que se refieren de modo
directo a la ética profesional están estrechamente articuladas
Freidson (2003) introduce una idea interesante, al afirmar que hay un ataque a la credibilidad de la ideología profesional.
Considera que se produce con el fin de debilitar la voz de los profesionales que buscan influir en el cambio social, para evitar
que tengan una opinión moral independiente al evaluar las políticas socia les. Los considera como una “tercera voz”, frente al
poder del Estado y del capital15. Para ello es necesario revitalizar las asociaciones profesionales, en contra del corporativismo
y los problemas de mala actuación profesional.
Para este autor, las tres principales críticas que se hacen a las profesiones y a sus grupos
organizados son por el monopolio que tiene cada una de las profesiones de ejercer socialmente un
tipo de trabajo específico; el credencialismo, ya que la competencia profesional se acredita por
medio de credenciales educativas especiales y el elitismo. Los profesionales se sienten en la
obligación de realizar su trabajo al máximo de sus competencias. Se presupone una identificación
con las pautas ideales de la profesión y un alto grado de autocontrol de la conducta mediante un
código ético interiorizado. Esto puede lograrse, principalmente, a través de un fuerte proceso de
socialización en los valores de la profesión y en menor grado por el control externo ejercido por
instituciones, asociaciones y colegios.
DEONTOLOGIA
CAPITULO III
Para Hortal (2002), cada ética profesional genera, en su propio ámbito, una clasificación de
situaciones, asuntos, conflictos y modos de abordarlos y resolverlos, que permiten analizar lo que
está en juego en la toma de decisiones. Los nuevos casos son juzgados, en primera instancia, con
base en los elementos conocidos.
Los principios son imperativos de tipo general, que orientan acerca de lo que es bueno hacer y lo
que debe evitarse. Se distinguen de las normas por ser más genéricos. Señalan grandes temas y
valores de referencia, que hay que tomar en cuenta a la hora de decidir y de enfrentar casos
problemáticos. Las normas aplican los principios a situaciones más o menos concretas.
Para este autor, los principios pueden ser el punto de partida o de llegada de una actuación. El
«razonamiento moral descendente» va de los principios generales a otros más específicos,
paulatinamente, hasta llegar a las decisiones singulares. Para poder ser aplicados, deben ser
revisados e interpretados con respecto al contexto en que se producen y a las situaciones y casos
que se busca resolver. El “razonamiento moral ascendente” parte de las actuaciones y decisiones
singulares en situaciones concretas. De ahí se van generando criterios de actuación, hasta llegar al
nivel más general de los principios. Ambos procesos se combinan. En la ética profesional están
implícitos al menos tres principios.
La palabra beneficencia está compuesta de dos vocablos de origen latino, bene y faceré, que podrían traducirse como hacer el
bien. Hace referencia a la consecución de determinados bienes específicos de la práctica profesional correspondiente
(Bermejo, 2002, 75).
Cada profesión se plantea y legitima frente a los demás la consecución de ciertos bienes y servicios.
Para ser buenos profesionales, los individuos deben conocerlos y buscar su cumplimiento, tanto con
respecto a los usuarios que reclaman un trabajo bien hecho, como de la sociedad en su conjunto,
que pretende resolver problemas prioritarios con la contribución de los profesionales (Bermejo,
2002).
Freidson (2003) considera que existe una larga tradición de estudiosos que defienden que los profesionales buscan el bien del
cliente, del público o el desarrollo de una profesión, por encima de su propio interés económico. No puede haber una
justificación ética para los profesionales que sólo buscan el beneficio personal, sobre la obligación de hacer un buen trabajo
para el que lo necesite. El fortalecimiento de la legitimidad del profesionalismo requiere un claro reconocimiento de las
implicaciones éticas del privilegio profesional y una fuerte resistencia a los acuerdos institucionales que enfatizan
exclusivamente los incentivos económicos.
DEONTOLOGIA
Cada profesión no busca su propio bien más ala contrario el busca el bien público ya que se refiere
que hacer un buen trabajo
3.1.2. Autonomía
La palabra autonomía procede del griego: autos (sí mismo) y nomos (ley) y hace referencia a la capacidad que tiene cada cual
de darse a sí mismo sus propias normas, procurando construir la propia vida a partir de ellas (Bermejo, 2002, 105).
En este segundo principio hay dos acepciones. Una de ellas se centra en el profesional, que requiere
independencia y libertad para poder realizar adecuada y éticamente su trabajo y la otra se centra en
el beneficiario, que posee derechos que deben ser respetados. Ambas posturas se plantean a
continuación:
Aquí se refiere que cada profesión debe tener su propia libertad de tomar una decisión correcta o ya
sea mala pro lo que nos cabe a decir que el comportamiento ético se dejara al lado.
El profesional por su preparación, acreditación y dedicación tiene un ascendente sobre sus clientes y
usuarios. La desigualdad entre ambas partes puede producir abusos. Para evitarlos, es necesario que
esté siempre en funcionamiento el principio de autonomía. Consiste en considerar que el receptor de
los servicios (individual y colectivo) no es un ente pasivo, sino un sujeto protagonista. De ahí se
deriva la obligación de garantizar a todos los individuos involucrados, el derecho de ser informados,
de que se respeten sus derechos y de consentir antes de que se tomen decisiones con respecto a
ellos; protegiendo de manera especial a los que no pueden decidir por sí mismos. “El usuario tiene
el derecho y la obligación de colaborar en la resolución de sus problemas” (Bermejo, 2002, 105).
Cuando se respeta este principio, se establece una relación de carácter profesional, en la que se
desarrollan ciertos acuerdos y estrategias conjuntas entre los profesionales y sus beneficiarios. En el
caso de la universidad, por ejemplo, es necesario reconocer que los estudiantes pueden ejercer por sí
mismos su autonomía, en plenitud de derechos, capacidades y responsabilidades.
3.1.5. Justicia
DEONTOLOGIA
La ética profesional queda incompleta si no se enmarca en la perspectiva de una ética social, que
permita entender en qué contribuye o puede contribuir el trabajo de cada profesión a mejorar la
sociedad. Los profesionales son las personas y grupos más competentes y mejor ubicados
socialmente para promover una distribución más racional y justa de los recursos, que son siempre
escasos y que se requieren para conseguir múltiples y variados fines. Las preguntas básicas son:
¿Qué es lo justo? y ¿qué es prioritario cuando no hay recursos para satisfacer las demandas de
todos?
2. El significado de los bienes y servicios que proporciona cada profesión en el contexto social en
que se llevan a cabo, referidas al tema de la justicia, como son, por ejemplo, tareas de voluntariado
y lucha contra la pobreza.
3. El desempeño profesional en espacios públicos y privados. Tiene que ver con el asunto de quién
puede o no puede pagar por el servicio profesional que se requiere.
Un buen profesional tiene, o debería tener, siempre presente el contexto social de referencia y las
obligaciones de justicia. La ética profesional permite reflexionar sobre si la función social que
desempeña una profesión es la misma que la que la sociedad necesita de ella.
Para el desarrollo de este apartado, se parte de la división de los niveles del tener del ser humano
que realiza L. Polo y que Christine Wanjiru desarrolla en su obra “Ética de la profesión docente” Se
toma en cuenta esa división por ser la más congruente con el planteamiento aquí propuesto. No
obstante, se amplían algunos conceptos expuestos por la autora, y se difiere de otros.
Resumidamente la propuesta conceptual de la filósofa de marras se plantea así:
El “conócete a ti mismo” socrático sigue teniendo absoluta vigencia en cuanto que, entre más nos
acerquemos a los elementos que conforman nuestras normas de actuación, más podremos resolver si
hemos actuado bien o mal, tanto actitudinal como prácticamente desde el punto de vista pedagógico
– didáctico y personal.
Toda área profesional tiene que ver con parcelas especializadas del conocimiento; éste
conocimiento se incrementa día con día, no sólo por la producción teórica que nos
llega, sino por la práctica diaria en la que cada uno de nosotros se encuentra inmerso.
En esa actividad docente es en la que se pone en juego ese conocimiento, y se constata
si es conducente o no según sea la valoración del proceso y sus resultados. Así lo
solicita el Código de Ética Profesional en su Capítulo I, Artículo 3, inciso i:
“´Desarrollar una permanente actitud de actualización profesional, académica,
pedagógica y metodológica” (11)
Su ethos profesional va más allá del aula y compromete sus esferas de actuación, tanto
en lo privado como en lo público.
Esta diferencia suele ser punto de discrepancia entre las personas involucradas en
educación, pues, hay un porcentaje que afirma que no se puede imponer un mismo
comportamiento en lo privado respecto de la actuación pública, so pena de perder
libertad y autonomía, otros, por su parte, defienden la igualdad entre lo que se es
privada y públicamente. Al respecto de dicha diferencia debe existir un punto medio,
pues quizás, el mayor antagonismo de esas posiciones tiene que ver con ciertas
licencias que el docente puede darse con su familia o amistades en lo privado y lo que
debe ser en su comportamiento público, entiéndase lo “visual” de su práctica. Nos
parece que el punto medio dependería de la noción de respeto y de coherencia que se
tenga; si media respeto en cualquiera de las esferas retratadas, los matices de actuación
serán congruentes con el contexto en el cual se esté inmerso. En relación con la
conducta propia del docente, el Código de Ética profesional de los educadores dice en
su Capítulo I, Artículo 3 , inciso c, lo siguiente: “Evitar conductas dentro y fuera de su
lugar de trabajo que, en forma evidente vayan en menoscabo de su prestigio
profesional” (12)
Si bien la profesión no es la vida misma del ser humano, sí es parte integral de éste, y
lo que es más importante aún, es que en este periodo de ejercicio profesional se
involucra a otros y otras de manera fundamental. Sobre la quienes ejercen la labor
educativa dice Millán – Puelles , hay algunos cuya forma y manera de ir haciéndose
consiste, precisamente, en ayudar a otros a su propia humanización. Se trata
innegablemente de una vocación especial, porque por más que todos tengamos un
cierto deber de mutua ayuda en la común tarea de hacernos hombres, cuando ese deber
se torna profesión, y ésta a su vez es vivida como auténtica vocación, surge en su
plenitud la figura humana y humanística a la que damos el nombre de educador.
(Citado en Wanjiru, 1999)
Según Mac Intyre, por práctica se entiende cualquier forma coherente y compleja de actividad
humana cooperativa, establecida socialmente, mediante la cual se realizan los bienes inherentes a la
DEONTOLOGIA
misma mientras se intenta lograr los modelos de excelencia que le son apropiados a esa forma de
actividad y la definen parcialmente, con el resultado de que la capacidad humana de lograr la
excelencia y los conceptos humanos de los fines y los bienes que conlleva se extienden
sistemáticamente. (Mac Intyre, 2001)
Introducida así por Mac Intyre, una práctica, cualquiera sea la profesión, tendrá como referente
modelos de excelencia construidos socio históricamente, según sean los ámbitos coyunturales en los
que se desarrolla. Todo modelo ha sido generado como elemento unificador de criterios de
comportamiento deseables, para tender hacia y edificar la finalidad por la cual ha sido concebida la
normativa que rige tal práctica. En términos más puntuales, la funcionalidad de los modelos
consiste en ser referentes de actuación que recurren al llamado tradicional- para evitar lo antojadizo
en las actuaciones profesionales. Por consiguiente, Los modelos de excelencia y lo criterios que
estos contienen, ayudan al docente a discernir entre lo que su subjetividad le señala como bueno y
lo que deontológicamente se estatuye como bueno y deseable en la práctica. El ejercicio de la
profesión no puede remitirse única y exclusivamente a un conglomerado de preferencias o
apetencias personales respecto del ejercicio de la misma.
El profesional debe poseer conocimientos en su área de desempeño, pero también debe tener
presente siempre y sobre todo, ser consciente de ello, que su práctica profesional tiene una relación
“connatural” con quienes requieren de sus servicios, pues, el profesional llena una necesidad, no la
crea.
alumnas, tanto por el conocimiento y la búsqueda como por sus actitudes. Mejores
docentes harán con mucha seguridad mejores alumnos y alumnas y a la vez mejores
profesionales, lo cual redundará significativamente en un mejor país.
En nuestro país los códigos de ética profesional, son formulados por los Colegios
Profesionales respecto a cada profesión, amparados y reconocidos por el Estado, es
decir, mediante leyes, con personalidad jurídica propia y plena capacidad para el fiel
cumplimiento de sus fines. Por lo que es importante indicar que la función profesional se
realiza en diferentes lugares, actividades y circunstancias, así como también de acuerdo
a las categorías, niveles y posiciones jerárquicos, referida a una actividad empresarial
privado o público.
Los egresados de las diferentes universidades deben tener grandes cualidades y valores;
que se pueden resumir en las siguientes funciones:
La vocación orienta hacia la profesión, es el llamado a cumplir una necesidad interior, pero el
cumplimento de esta es la profesión. Es el deseo de emprender una carrera, profesión o cualquier
otra actividad cuando todavía no se han adquirido todas las aptitudes o conocimientos necesarios.
Uno puede tener gustos por muchas cosas y habilidad para otras tantas, pero la vocación es una
combinación de ambos sentidos, ella te absorbe y te lleva a dejar en segundo plano todo el resto.
Hay otras cosas que nos agradan porque somos hábiles en ello y esto nos hace sentirnos bien,
pero no hay mayor curiosidad por la tarea misma. El agrado que sentimos es por una alimentación
a nuestra autoestima y el reconocimiento de los demás. En la vocación está la curiosidad y el
placer por la realización de la tarea misma y no solo por sus logros (gusto); se te ocurren cosas
nuevas o puntos de vista diferentes a los ya existentes en esto, te animas a especular, a hacer
hipótesis, Sientes una seguridad intuitiva que de alguna manera saldrás adelante con esto y
quisieras hacerlo a tu manera (aptitud). Sientes que esto es muy necesario para los demás o para
la vida (entrega).
Una vez sabiendo hacia dónde ir, se ve las condiciones en que se encuentra uno para seguir ese
camino, unos tendrán mejores condiciones que otros como mejor puntaje o mejores condiciones
económicas. Si no cuento con estas condiciones debo buscar algún rodeo que me lleve después a
donde quiero ir, es como rodear el obstáculo para luego retomar el camino.
Las profesiones son actividades personales, estables y honradas al servicio de los demás y en
beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona
humana.
En sentido estricto, designa a las carreras universitarias o profesionales, mientras que en sentido
amplio, comprende los oficios y trabajos permanentes y remunerados, no necesariamente con un
título universitario La finalidad del trabajo profesional es el bien común.
La capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, siempre está orientada a un mejor
rendimiento en las actividades especializadas en beneficio de la sociedad. La tecnología ofrece un
recurso rico en oportunidades para mejorar el aprendizaje, utilizar información y enseñar con
responsabilidad, esto va más allá de preparar estudiantes, es para que ellos trabajen de una
manera productiva en la fuerza laboral del futuro.
La asociación de los miembros de una especialidad promueve la solidaridad como un medio para
incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los agremiados.
Actuar de acuerdo con la moral establecida. Debe evitar: defender causas injustas, usar la ciencia
como instrumento del crimen y del vicio, producir artículos de mala calidad, hacer presupuestos
para su exclusivo beneficio, proporcionar falsos informes. Su conducta honesta, dentro y fuera del
ejercicio de su profesión, le atraerá confianza y prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo
impulsará con más presteza en el recto ejercicio de su carrera (Gutiérrez, 2004, p. 286)
2. Desarrollar las buenas relaciones mediante los valores de respeto, colaboración y tolerancia
con los miembros de la comunidad universitaria.
3. Contribuir con una conducta y actitud ejemplar, destinada a engrandecer el nivel cultural,
académico, ético y moral de todos los integrantes de la comunidad universitaria, atento a
evaluar situaciones que vulneren la dignidad de la persona.
3. Respetar las opiniones y/o intervenciones de los demás compañeros ejerciendo el diálogo.
4. Mantener una conducta Ética y moral objetiva, dada la responsabilidad de contribuir con su
ejemplo a elevar el nivel intelectual de sus estudiantes.
CONCLUSIÓN
El fin propio de la educación, y por ende, de la labor del profesional en docencia,
es la formación del ser humano en su integralidad. Esa formación implica
colaborar con el mejoramiento de la naturaleza de nuestros estudiantes, tanto en
el afinamiento de sus habilidades y capacidades connaturales, como en la forja de
una perspectiva humanística y crítica de la realidad. Entonces, todo (a) profesional
en docencia ha de ejercer comprometida y responsablemente su labor, no porque
exista un código de ética profesional que lo debe haber- , sino porque se cree
profundamente en lo que se hace. No se debe actuar moralmente sólo porque hay
mecanismos externos que nos compulsan, sino por respeto y deber para con uno
mismo y para con el otro.
El ser humano no es un simple individuo al que se debe proveer de un conjunto de
capacidades técnico procedimentales para que saque provecho de sus
habilidades; se trata de que unido al afinamiento de esas capacidades se le
fomente el compromiso con su entorno y con la responsabilidad histórica que le
compete. Si se ha establecido que por naturaleza el ser humano es social,
histórico y dinámico, por esa misma condición ineludible, necesita del otro, no sólo
para sobrevivir, sino para convivir.
El compromiso de los y las docentes no es para con una idea abstracta o “técnica”
del ser humano, sino para con el otro, para con ese ser concreto que existe y me
interpela como rostro como diría Levinas y al que hay que escuchar y cuidar
mediante nuestro saber y hacer educativo. No se ha de transigir ante una
pedagogía de la eficacia que rinde culto al “espíritu tecnológico de los tiempos”
sino que se ha de vivificar y construir una pedagogía con rostro humano, una
pedagogía de encuentro, una pedagogía éticamente comprometida. Ahora bien, la
construcción de esa pedagogía humanista no debe ser un simple trazo discursivo
insustancial; se requiere en concreto del compromiso de los y las docentes para
materializarla en su práctica.
El conocimiento de las tenencias propias (prácticas, intelectuales y morales) y el
imperativo ineludible de desarrollarlas día con día para ser mejores docentes
(saber, saber hacer y hacerlo para el bien). La justicia, la templanza, la fortaleza, la
prudencia y el respeto no son simples conceptos para transmitir, sino para
hacerlos efectivos en la concretitud, en las tramas diarias de convivencia. Si se
carece de aptitud y se tiene abulia actitudinal, lo mejor que se puede hacer es
buscarse otra profesión en la que se pueda sentir a gusto y hacer sentir a gusto a
los y las demás.
DEONTOLOGIA
BIBLIOGRAFIA