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En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
2) Segunda parte
Comprende los últimos doce versos, los cuales se contraponen a la primera parte
porque el centro del interés se ha desplazado de la luna y el niño a los gitanos que
se acercan por el olivar adivinando tristes presagios en el canto de la zumaya.
Además, en esta parte hay un predominio del plano de la realidad (llegada de los
gitanos, llantos por el niño muerto), y el de la fantasía asoma tan sólo en dos
versos que dan al poema una gran unidad al mantener la yuxtaposición de planos
hasta el final: Por el cielo va la luna con un niño de la mano.
1) Personificación
Lorca emplea este recurso con tres elementos: la luna, la muerte y el aire.
a) La luna
La presentación y actuación del astro se basa en su personificación: irrumpe en la
fragua ataviada como una dama antigua, con su blanca falda almidonada:
Luego realiza su baile para hechizar al niño, mientras ostenta con pérfida
coquetería sus atributos femeninos:
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
La personificación se acentúa aún más mediante el diálogo que sostienen la luna y
el niño, durante el cual tiene lugar el anuncio de la muerte inminente:
b) La muerte
c) El aire
Mientras la luna danza, el aire parece participar de su maleficio, pues está agitado,
estremecido de funestas vibraciones. El adjetivo que emplea Lorca comunica con
intensidad ese carácter de humana complicidad que ha adquirido el aire al conjuro
de la luna:
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
En los dos versos finales, ese aire cómplice y funesto se extiende como un gran
velo, envolviendo a la fragua enlutada por la muerte del niño:
Dentro de la fragua lloran
dando gritos los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
3) Imágenes sensoriales
a) Visuales
La imagen visual que domina todo el romance es el color blanco atribuido a la luna
(es muy común en las literaturas de todos los tiempos calificar de blanca a la luna)
:
"polisón de nardos"
"senos de duro estaño" "collares y anillos blancos" "blancor almidonado"
También se emplean, para animar el relato, una serie de imágenes dinámicas: la
danza de la luna, el aproximarse primero del jinete-muerte v luego de los gitanos,
la luna caminando por el cielo con el niño.
b) Auditivas
Hay tres elementos sonoros que dan una gran intensidad dramática al poema:
1. Anuncio de la presencia inminente de la muerte:
El jinete se acercaba tocando el tambor del llano.
2. El lúgubre presagio de la zumaya, realzado en su valor emocional por la
exclamación:
¡Cómo canta la zumaya,
ay, cómo canta en el árbol!
3. Casi en seguida los desgarrados gritos y llantos de los gitanos:
Dentro de la fragua lloran dando gritos los gitanos.
4) Adjetivación
Es muy escasa, pues predominan los sustantivos y verbos, como corresponde al
carácter trágico y a la intensidad dramática del tema. Pero los pocos adjetivos que
se emplean tienen el valor de expresar rasgos no habituales en los sustantivos a los
que acompaña:
el aire conmovido
la luna lúbrica y pura
(la pareja de adjetivos .expresan la fundamental ambigüedad del astro, que oscila
entre la seducción y la inocencia);
senos de duro estaño
(aquí el adjetivo acentúa el frío carácter metálico de la luz lunar y anticipa la
inflexibilidad del astro, que no cejará en su propósito de arrebatar al niño).
5) Tiempos verbales
Lorca retorna el recurso del viejo romancero tradicional al mezclar con toda libertad
los tiempos verbales con el objeto de matizar el relato:
Aquí el pretérito indefinido expresa, por su valor de acción acabada, la súbita y ya
definitiva irrupción de la luna en el presente del niño. En contraposición, el presente
del niño se prolonga por el valor durativo del gerundio:
El niño la mira, mira.
El ritmo del poema recrea y reelabora con artística perfección la cadencia de los
viejos romances. A ello contribuyen una serie de recursos:
a) Las repeticiones intensivas:
El niño la mira, mira. El niño la está mirando.
-cómo canta la zumaya, ay, cómo canta en el árbol!
El aire la vela, vela. El aire la está velando.
. b) La aliteración
(Recuérdese que es un recurso del lenguaje poético que consiste en la repetición de
vocales o consonantes con el objeto de lograr una concordancia entre la imagen
auditiva que surge de esa reiteración y el significado de las palabras.)
la reiteración de o, a y n o m produce un sonido que evoca los golpes del tambor.
En El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
las reiteraciones, sin evocar nada, producen un efecto muy musical.