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Diencéfalo

¿Qué es el diencéfalo?

El diencéfalo es una parte del cerebro que se sitúa en su región medial. Esta
región cerebral presenta una ubicación central dentro del encéfalo, se localiza
entre los hemisferios cerebrales y el tronco del encéfalo y, a través de ella viajan la
mayoría de fibras que se dirigen a la corteza cerebral.

Este nombre hace referencia a la parte del tubo neural que da lugar a diversas
estructuras cerebrales a medida que progresa el desarrollo embrionario.

En concreto, una vez diferenciadas, las partes principales del diencéfalo son el
tálamo, el hipotálamo, el epitálamo, el subtálamo y la retina. Así mismo la
glándula pituitaria o hipófisis está unida al hipotálamo, y el nervio óptico también
conecta con el diencéfalo.
La cavidad formada por estas estructuras es el tercer ventrículo, que
amortigua los efectos de los traumatismos que podrían dañarlas. La arteria
cerebral posterior y el polígono de Willis permiten la irrigación sanguínea del
diencéfalo.

Estructura y funciones del diencéfalo

La región cerebral que conocemos como diencéfalo está compuesta por diversas
estructuras. Estas se encuentran conectadas entre ellas y con el resto del sistema
nervioso, tanto a nivel cortical como subcortical.

También es muy relevante su relación con el sistema endocrino, conformado por


glándulas que secretan hormonas en la sangre.

1. Tálamo

El tálamo funciona como una especie de núcleo de relevo para las conexiones
entre la corteza cerebral y las estructuras subcorticales. Es fundamental para
la recepción de aferencias sensoriales (a excepción de las olfativas, que van
directamente a la corteza) y su transmisión a los lóbulos cerebrales.

Esta estructura también tiene un papel en la regulación de la consciencia y del


ciclo de sueño-vigilia, e influye en la motricidad a través de las eferencias que se
proyectan desde el tálamo a los ganglios basales y al cerebelo.

2. Hipotálamo

El hipotálamo se sitúa debajo del tálamo. Las funciones principales de esta


estructura incluyen conectar los sistemas nervioso y endocrino y controlar la
secreción de hormonas por parte de la hipófisis y otras glándulas.
El hipotálamo produce directamente vasopresina y oxitocina, pero también
estimula las glándulas endocrinas para que secreten otras hormonas. Además es
clave para la regulación de la homeostasis del organismo ya que interviene en la
sed, el hambre, la temperatura, los ritmos circadianos, el estrés y otros procesos
corporales.

3. Hipófisis o glándula pituitaria

La hipófisis es una glándula endocrina adherida al hipotálamo. Es muy


importante para el crecimiento, la regulación de los riñones, la función sexual y la
reproducción, además de otros aspectos.

Consta de dos lóbulos: la hipófisis anterior (adenohipófisis) y la posterior


(neurohipófisis). Mientras que la neurohipófisis secreta oxitocina y vasopresina,
sintetizadas por el hipotálamo, la adenohipófisis produce y libera corticotropina,
hormona del crecimiento, prolactina, hormona luteinizante y hormona estimulante
del folículo, entre otras.

4. Epitálamo

Esta estructura cerebral está compuesta principalmente por la glándula pineal,


fundamental en los ciclos circadianos y estacionales, y la habénula, implicada en
la función de los neurotransmisores dopamina, noradrenalina y serotonina. El
epitálamo conecta el sistema límbico con otras regiones del cerebro.

5. Subtálamo

El subtálamo se encuentra unido al globo pálido, uno de los núcleos principales de


los ganglios basales. Debido a esto cumple un rol regulatorio en los movimientos
extrapiramidales e involuntarios.
6. Retina y nervio óptico

La retina se desarrolla a partir del diencéfalo, por lo que se la considera una


parte del sistema nervioso central. El nervio óptico permite la transmisión de
información del ojo al cerebro mediante su unión con el diencéfalo.

7. Tercer ventrículo

Los ventrículos cerebrales permiten la circulación del líquido cefalorraquídeo,


que cumple funciones similares a las de la sangre en el encéfalo y la médula
espinal, además de proteger el tejido neural de golpes y lesiones. El tercer
ventrículo se encuentra en la parte intermedia del sistema ventricular, debajo del
epitálamo.
Tronco Encefálico
El encéfalo es asociado casi siempre a una especie de óvalo de superficie rugosa
llena de pliegues, pero por debajo de esta corteza cerebral hay multitud de
estructuras muy importantes.

De hecho, si tuviéramos que considerar la importancia de cada una de las partes


del cerebro juzgándolas según lo relevantes que son para nuestra supervivencia,
llegaríamos a la conclusión de que la estructura más fundamental es una que ni
tiene la forma replegada del córtex ni tiene forma de óvalo. Se trata del tronco del
encéfalo, o tronco encefálico, situado en la parte más baja del encéfalo y en
contacto directo con la médula espinal.

¿Qué es el tronco del encéfalo?

El tronco encefálico, llamado a veces tallo cerebral, es una parte del encéfalo con
forma de cilindro o cono alargado y que está situado entre el resto del encéfalo
y la médula espinal. Eso significa que el tronco del encéfalo está alineado con las
fibras neuronales que recorren la médula espinal bajo recorre la columna
vertebral; concretamente, pasa por delante del cerebelo.

Por tanto, es la parte del encéfalo que se encuentra en una posición


anatómicamente más baja y cercana al cuello. Además, la mayor parte de
los pares craneales (o nervios craneales) salen del tronco del encéfalo.

El tronco del encéfalo está compuesto tanto por partes de sustancia blanca como
por algunas zonas en las que predomina la materia gris, lo cual significa que la
recorren tanto áreas de conexión como zonas en las que los cuerpos de las
neuronas se concentran formando núcleos de control.
Funciones del tronco del encéfalo

Aunque el tronco encefálico esté pegado a la médula espinal y por su forma pueda
ser confundido con una prolongación de esta, su función principal no es actuar
como un simple puente entre el cerebro y los nervios que recorren el cuerpo
humano.

El tallo cerebral es la parte del cerebro humano que alberga las funciones más
primitivas y ancestrales, y apareció en nuestra línea evolutiva en especies que no
se parecían nada a los seres humanos. Es parte de lo que, según la teoría de los
3 cerebros de Paul MacLean, se ha llamado "cerebro reptiliano", justamente
porque ha sido asociado a procesos fisiológicos ancestrales (aunque las ideas de
MacLean no se consideran válidas, entre otras cosas, por basarse en una visión
muy simplificada de la evolución del cerebro humano.

Así pues, el tronco del encéfalo se encarga de realizar las tareas del sistema
nervioso más básicas para nuestra supervivencia, aquellas en las que apenas
podemos influir voluntariamente y que han sido automatizadas a partir de
millones de años de evolución justamente para que nuestras decisiones
desacertadas o nuestras distracciones no nos cuesten la vida.

Partes del tronco encefálico

El tallo cerebral está compuesto por tres estructuras principales: el mesencéfalo,


el puente troncoencefálico y el bulbo raquídeo.

Mesencéfalo

El mesencéfalo es la estructura del tronco encefálico situada en una posición más


alta y, por tanto, más cercana a estructuras situadas en la parte superior, como por
ejemplo el tálamo. Como otras partes del tronco del encéfalo, interviene en
funciones tan primitivas como la regulación del ciclo sueño-vigilia y de la
temperatura corporal, pero también juega un papel a la hora de reaccionar
rápidamente ante estímulos visuales y auditivos de manera refleja, así como en el
control de ciertos movimientos.

Los dos componentes básicos del mesencéfalo son unas estructuras


llamadas tectum y tegmentum.

Puente troncoencefálico

El puente troncoencefálico, o puente de Varolio, está situado justo debajo del


mesencéfalo y encima del bulbo raquídeo. En su cara posterior (la más cercana a
la nuca) está el cerebelo. Esta estructura es la parte del tronco del encéfalo más
abultada, y su cara anterior se comba hacia afuera como si fuese la mitad de un
huevo.

Esta parte del tallo cerebral interviene en el control de la respiración, en la


transición entre las fases del sueño y en la regulación del nivel de
consciencia, entre otros procesos básicos de supervivencia.

Bulbo raquídeo

El bulbo raquídeo (o médula oblonga) está situado en la parte más baja del
tronco del encéfalo. Controla todo tipo de procesos automáticos totalmente
necesarios para la supervivencia, como el control cardíaco o la secreción de
sustancias gástricas. Además, es la parte que comunica con la médula espinal
de forma directa.

Además, es en esta parte del tronco del encéfalo donde se encuentra la


decusación de las pirámides, es decir, el punto en el que las fibras nerviosas
cambian de hemicuerpo para pasar de derecha a izquierda y viceversa (lo cual
explica que una mitad del cuerpo es controlada por la mitad opuesta del cerebro).
Los sistemas sensoriales

Los sistemas sensoriales son


conjuntos de órganos altamente
especializados que permiten a
los organismos captar una
amplia gama de señales
provenientes del medio
ambiente. Ello es fundamental
para que dichos organismos
puedan adaptarse a ese medio.

Pero, para los organismos es


igualmente fundamental recoger información desde su medio interno con lo cual
logran regular eficazmente su homeostasis. Para estos fines existen igualmente
sistemas de detectores que representan formas distintas de receptores, con una
organización morfofuncional diferente y que podemos llamar receptores sensitivos.

Ambos grupos grupos de receptores están ligados a sistemas


sensoriales/sensitivos que presentan un plan similar de organización funcional y
ambos son capaces de transformar la energía de los estímulos en lenguaje de
información que manejan los organismos (señales químicas, potenciales locales y
propagados). Es decir, ambos grupos de receptores son capaces
de transducir información.

En cada sistema sensorial o sensitivo es fundamental la célula receptora. Es ella


la célula transductora, es decir, la que es capaz de traducir la energía del estímulo
en señales reconocibles y manejables (procesamiento de la información) por el
organismo. Esas señales son transportadas por vías nerviosas específicas (haces
de axones) para cada modalidad sensorial hasta los centros nerviosos. En estos,
la llegada de esa información provoca la sensación y su posterior análisis, por
esos centros nerviosos, llevará a la percepción. La sensación y la percepción son
entonces, procesos íntimamente ligados a la función de los receptores.

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