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EL LUGAR DONDE VIVE DIOS

EL LUGAR DONDE VIVE DIOS


Neville Goddard
8 de Mayo de 1969
Traducido por: Laura Arrojo
“¿Por qué estamos aquí parados, temblando por todos lados, clamando a Dios por ayuda y
no a nosotros mismos en quien Dios vive?” (William Blake – Jerusalén)
Dios no vive en nosotros como algo aparte de nosotros mismos, porque Dios realmente se convirtió
en nosotros, para que un día nosotros nos convirtamos en él. Te digo: tú eres el ser que se
convirtió en el hombre, el Ser al que Blake se refiere como Dios. Tú, la Imaginación Humana, no
comenzaste en el vientre de tu madre, y no terminarás en la tumba. Ya siendo un ser pre-existente,
tú te vaciaste a ti mismo de la memoria por un propósito divino. Esta noche intentaré tocar este
tema.

En la carta de Pablo a los Filipenses, él habla de Dios en acción como: “Jesucristo quien, aunque
existía en la forma de Dios, no consideró ser igual a Dios como algo a lo que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo (se vació a sí mismo), tomando la forma de esclavo y naciendo en la
semejanza de los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo… y tomó
para sí mismo la cruz de la muerte.” (Filipenses 2: 5 al 8). Tu cuerpo de carne es tu cruz de la
muerte, la cual tomaste para ti mismo cuando tú, quien existías antes de la creación de la tierra,
perdiste la memoria. Ahora Pablo continúa como si le hablara a otro, diciendo: “Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que
al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la
tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.” (Versículos del 9
al 11).

Quizás tú piensas que Pablo habla de otro aquí, pero les digo: no existe otro. Eres tú quien se
vació completamente de tu gloria, de tu poder y de tu sabiduría, porque tú no podrías pretender
estar clavado en la cruz llamada el Hombre. Tú deliberadamente tomaste sobre ti mismo la
humildad de tu vestimenta de carne y sangre la cual te esclaviza. La debes servir constantemente
al alimentarla, al lavarla, y luego de haber eliminado aquello que no puede asimilar, tú debes
limpiar al cuerpo otra vez.

Cristo (El Poder y la Sabiduría de la Imaginación) está crucificado y enterrado en el hombre.


Cuando él resucita en el hombre, él es llamado el Cristo Resucitado, y se le confiere el nombre
divino, Jesús, dándole lugar a la Nueva Era. La palabra “Jesús” es la misma que “Jehová”, el
salvador, cuyo nombre es YO SOY. Jesús no es un ser separado de ti. Él es tú, pero tú has
olvidado que eres Él. Has tenido que olvidar completamente a tu poder, a tu sabiduría, y a tu gloria,
para convertirte en lo que el mundo ve como a un pequeño hombre (o pequeña mujer) nacido del
vientre de una mujer, y quien juega un pequeño papel y luego se marcha. Pero existe una obra
teatral inmortal que es inminente y enterrada en todos. Ese Ser inmortal es al que Blake se refiere
cuando dice: “¿Por qué estamos aquí parados, temblando por todos lados, clamando a Dios por
ayuda y no a nosotros mismos en quien Dios vive?”

Todo en lo que puedas pensar está presente, ahora. No puedes concebir algo que ya no esté
elaborado en detalle; pero es tan solo una sombra si tú no vives dentro de eso. Es tan solo una
posibilidad, pero cuando entras en esa sombra, pareciera ser la única substancia. Yo he visto un
mundo en mi imaginación que no es como este. Antes de mi entrada a él, era una mera posibilidad,
una imagen, pero cuando entré a ese mundo y permití que mi conciencia siga a la visión, era más
real que esta habitación aquí ahora. En este momento yo estoy en esta habitación y es real.
Cuando me vaya, esto se convertirá en una imagen de la memoria, y donde sea que esté en ese
momento será más real que esta habitación o que cualquier parte de mi mundo. Mi hogar era real
cuando lo dejé, y volverá a ser real cuando yo entre en él otra vez, pero ahora es una imagen de la
memoria. Esta habitación tiene realidad para mí porque yo estoy en ella.

Yo les digo: Todo existe (ahora) y puede ser tan real como esta habitación. El trabajo que tú
deseas existe. La casa de tus sueños existe. El hombre o la mujer que es perfecto o perfecta para
ti existe. No puedes concebir un estado que ya no esté completamente elaborado en detalle,
esperando a que alguien lo ocupe. Un deseo es tan solo un sueño, una mera imagen, pero cuando
se entra al estado, es la única realidad.

Para poder venir a este mundo, tú has tenido que vaciarte a ti mismo completamente de tu poder
creativo, de tu sabiduría, y de tu gloria. El día vendrá en que, habiendo atravesado todo el
espectro, Dios en ti (quien es tu mismo ser) resucitará en ti. Luego tu memoria volverá y el nombre
divino Jesús será conferido a ti. Y cuando este nombre sea escuchado (en ti) se doblará toda
rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confesará que
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios, porque tú sabrás que eres Dios. Tú siempre has sido
Dios, pero para poder tomar tu vestimenta de limitaciones tú has tenido que hacerte limitado. No
podías pretender ser el hombre; tú tenías que tomar para ti mismo esta cruz llamada el hombre,
con todas sus debilidades y limitaciones.

¿La biblia sugiere esto de alguna manera? Sí. En el libro de Juan se nos dijo: “En el principio
existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios… Y el Verbo se hizo Carne y
habitó dentro de nosotros.” (Juan 1: 1 y 14). Si tú estabas con Dios y eras Dios, tú pre-existías.
“Antes de que Abraham existiera, YO SOY” (Juan 8: 58). ¿Acaso eso no implica la pre-existencia?
“Dinos Maestro, ¿quién pecó, este hombre o sus padres, para que naciera ciego? Jesús
respondió: Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se
manifiesten en él.” (Juan 9: 2). ¿Acaso eso no es la pre-existencia? Una de dos: o ese hombre
pecó en el vientre de su madre, y este fue su resultado, o él ya existía previamente. La ceguera es
un estado el cual debe ser experimentado. Nadie evitará ninguna experiencia, sino que todos
deben (y lo harán) jugar todos los papales conocidos por el hombre.

Ahora, en el capítulo 17 de Juan, el Cristo resucitado le pide al Padre (el cual sabe que es él
mismo), que todos estén en donde él está, “Para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; y
el amor con el cual me has amado desde antes de la fundación del mundo.” (Versículos 22 y 24).
Tú y yo fuimos amados (porque somos parte del cuerpo de amor el cual existía antes de la
fundación del mundo) antes de venir aquí abajo para expandir nuestro poder, nuestra sabiduría, y
nuestra gloria. Para hacer esto, tuvimos que llegar a nuestro límite de contracción – el cual es el
hombre, el límite de opacidad – lo cual es la duda. Tuvimos que olvidar completamente al Ser que
realmente somos, y dudar que jamás hayamos existido. Aquí estamos experimentando el límite de
contracción y opacidad; pero el momento vendrá cuando ÉL, aquel que está dentro nuestro,
completamente dormido y aparentando estar muerto, será despertado por una tormenta de viento
para encontrarse a sí mismo encerrado en una tumba. Resucitando, Cristo (el poder creativo de
Dios) sale de su tumba desde arriba y es conferido con el más grandioso de todos los nombres, el
cual es Jesús. Así que en el final existe solamente Jesús.

Ustedes, colectivamente, son el Cristo Cósmico quien está enterrado en todos. Y cuando ÉL
resucita en ti, individualmente, la memoria te volverá y tú sabrás que tú eres Jesús, el Señor Dios
Jehová. ¿Entonces quien es Cristo? YO SOY. ¿Cuál es el nombre de Dios? YO SOY. ¿Cuál es el
nombre del Padre de David? YO SOY. La esencia de todo lo que has experimentado como el
hombre se parará delante de ti. Personificado como la corona de tu viaje, tu Hijo dará testimonio de
tu victoria sobre la muerte. Ese Hijo es David, el de fama Bíblica. Tú has tenido que morir para
entrar al mundo de la muerte, pero tú resucitarás saliendo de la muerte para ser transfigurado para
ponerte el cuerpo divino de Jesús. Todos serán recogidos en aquel único cuerpo llamado el Señor
Jesucristo.

En este mundo las cosas son lo que aparentan ser, pero – como dijo Blake tan bellamente:

“Aquellos en la gran eternidad que contemplan la Muerte


Dicen esto: Lo que parece ser: Es;
Para Quienes parece ser,
Y es causa de las más terribles consecuencias
Para Quienes parece ser;
Aun los Tormentos, la Desesperanza y la Muerte Eterna;
Pero la Divina Misericordia va más allá,
Y Redime al Hombre en el Cuerpo de Jesús.”

Cuando parece que todo está perdido, tú comienzas a despertar desde adentro tuyo. No verás a
otro, porque el drama toma lugar en una experiencia en primera persona, singular, en tiempo
presente. Tú eres el Cristo del que se escribe en las escrituras. Tú eres tu propia esperanza de la
gloria. Jesucristo esta en ti como tu imaginación humana, así que ¿Para qué pedirle ayuda a otro?
¿Por qué no pedírtela a ti mismo en quien la imaginación vive? Yo les digo: Nunca hubo otro
Jesucristo más que aquel quien vive en ti como tu Conciencia Humana.

Hace poco tiempo, una amiga me dijo que a ella le encantaría visitar Noruega, pero se temía que
no podía pagarlo. Yo le sugerí que ella habite en Noruega, al ver al mundo desde Noruega. Ella no
iba a mirar a Noruega desde Los Ángeles, ni iba a preguntar cómo iba a llegar allí, sino que
simplemente durmiera como si su cama estuviese en Noruega y fuese la única substancia. Hoy
recibí una tarjeta de ella, desde Noruega, donde ella me confesó que ella vivió en ese estado,
como si estuviese allí, y recibió una llamada de una oficina de talentos ¡Para requerirle que haga
una película en Noruega!

Tú te puedes mover a cualquier estado, porque todos los estados ya están completos. Todo lo que
necesitas hacer es entrar en el estado, para que éste sea transformado de una sombra, a la única
substancia. Piensa en tu deseo, y es una sombra a la que le falta forma. Entra en él, y es la única
realidad.

Les digo: el ser que está consciente de ser tú, ahora, existía en el comienzo con Dios, y era Dios.
Tú eres el poder, la sabiduría y la gloria de Dios, sufriendo de amnesia, porque no podías
pretender que entrabas en este cementerio llamado la tierra. Los innumerables cuerpos
observados aquí son tumbas, las cuales tu presencia inmortal anima. Tu vestidura de carne y
sangre no podría respirar sin ti, porque tú eres su aliento. Creyéndote que eres el cuerpo de carne
que estás animando, no reconoces a tus hermanos cuando ves a otros. Por lo contrario, tú haces
guerra contra los aparentes otros como si fueran tu enemigo; y aun así se te dijo, en el 2do.
Capítulo de Filipenses: “que cada uno de ustedes no piense solamente en su propios intereses,
sino también piensen en los intereses de otros. Que esta mente este en ti, la mente que tienes con
Cristo Jesús.” Es la misma mente. Pablo no podría haberlo dicho mejor. Tu interés debería ser para
el interés de todos, porque básicamente todos son uno. Cuando estas vestiduras finalmente sean
quitadas, y volvamos a entrar al único cuerpo que cayó, seremos aquel glorioso ser quien es el
Señor y Padre del viaje completo.

Recibí una carta esta semana de un hombre que compartió una serie de sueños que experimentó
una noche. El último es la clave de los sueños. En este sueño, él vio un gigante y horrible mono el
cual se le colgaba en su espalda. Se lo sentía sucio y extraño, y cuando comenzó a hacerle el
amor a él, él lo arrancó de su espalda, y cuando hizo esto, se despertó. Esto era una visión
perfecta. Él vio el símbolo del mal uso de su imaginación creativa.
Todos tienen este tipo de habitante en su umbral de pensamientos el cual es alimentado al
imaginar algo desagradable. Y todos también tienen a un ser complementario del otro lado, que es
un ser glorioso y angelical, cuya belleza es inmensurable. Ella es la personificación de cada
hermoso acto imaginario que el individuo haya tenido. Un día estarán juntos.

Cuando me vino la visión, mi mono monstruoso y peludo llamó a mí ser angelical “madre”. Yo
estaba tan molesto. Comencé a pegarle, hasta que me di cuenta que él crecía con mi violencia. Se
hacía más fuerte con cada golpe ya que amaba cada acto violento de mi parte, aun cuando la
violencia era sobre él. Luego me hice a mí mismo una promesa, que aun si me tomara toda la
eternidad, yo redimiría a este ser monstruoso que tenía el derecho a vivir. En el momento en que
hice esta promesa, se disolvió, sin dejar rastro alguno. Luego, la energía que yo había
desperdiciado me volvió a mí. El poder no puede ser desperdiciado. Vuelve a aquel que lo usó (o
mal usó), y cuando sentí al poder volver a mí, yo vi como mi ser angelical brillaba como el sol, y
luego me desperté.

Todos algún día confrontaran a estas dos personificaciones del pensamiento: el noble, y el innoble.
Uno crece con la violencia y el otro crece con el amor. Recuerda: Dios en ti, crea y sostiene a tu
mundo por el uso (o mal uso) de tu imaginación humana. Nunca hubo otro Dios, y nunca habrá
otro, porque la Imaginación es el único Dios.

Así que mientras no tengas tu atención en el Dios que te dio vida, tú puedes escuchar la voz de
aquel que ha resucitado de la tumba y probarme, como esta señora hizo, logrando su deseo de
visitar Noruega. Les insto a que no descarten a este principio, sino que lo prueben; porque, como
te dice Pablo en el capítulo 13 de 2da. Corintios, Jesucristo está en ti. Pablo sabía lo que quería y
entró en el estado el cual finalmente tomó substancia y se convirtió en realidad para él. Yo he
hecho lo mismo. Yo he ido a mundos, tras mundos, tras mundos, y cuando entro estos son la única
realidad, mientras que mi departamento donde duerme mi cuerpo físico era solo una sombra. Pero
cuando volvía, mi departamento se envolvía alrededor mío una vez más y tomaba los tonos de la
realidad, mientras que el otro mundo se convertía en una sombra.

En este momento, esta habitación es mucho más real para mí que cualquier otro lugar que yo haya
visitado. Donde yo esté, aunque sea solo una imagen, toma substancia cuando yo entro allí. Esto
lo puedo hacer físicamente o en mi imaginación, y el cuerpo que llevo puesto allí es real. ¿De
dónde vino, si no fue de mi imaginación? Yo duermo desnudo, así que ¿De dónde vino esta ropa?
Cuando el poder comienza a despertar, se viste a sí mismo, porque es proteico. Tu identidad
permanecerá indiscutida, y aun así en el final todos tendremos el nombre divino el cual está por
arriba de todo nombre. Ese nombre es Jesús.

Nadie puede ver a Jesús aquí, pero todos lo conocerán porque todos seremos él. Mientras tanto,
Cristo – el poder, la sabiduría y la gloria de Dios – está enterrado en nosotros y será resucitado en
nosotros. Tú eres un ser pre-existente. No comenzaste en el vientre de tu madre, y no puedes
morir en la tumba. Tú existías antes de la fundación de la tierra, porque tú eres el ser del cual
Pablo habla cuando él escribió a los Filipenses. Su carta está dirigida a la posteridad, porque él
estaba escribiendo desde la experiencia.

Yo he tenido todas las experiencias que ahora están grabadas en las escrituras respecto al Señor
Jesucristo – y me refiero a todas ellas; aun así estoy en una vestidura débil y permaneceré en ella
hasta el día que me la quite para volver a mi estado anterior, glorificado más allá de lo que ya era
antes de comenzar el viaje hacia la muerte y la decadencia. Así que ahora digo: “Devuélveme la
gloria que era mía. La gloria que yo tenía contigo antes de que existiera el mundo, porque he
terminado las obras que tú me has dado para que haga” (Juan 17). Dios proclamó las obras a
través de sus sirvientes, los profetas, y solo Dios puede completarlo; así que ÉL se vació a si
mismo de su sabiduría, de su poder y de su gloria, y asumió la opacidad y concreción de la muerte.
Terminando las obras, al completar el viaje, Dios es victorioso sobre la muerte, y su poder, su
sabiduría y su gloria son multiplicados, porque Dios se ha expandido y es más grandioso de lo que
ÉL era previamente a su entrada a la muerte.

Que nadie te asuste, porque tú eres un ser pre-existente. Tú existías antes de la fundación de la
tierra. Deja que los científicos pongan cualquier número de ceros al lado de un numero para indicar
desde cuando existe la tierra, y yo te diré: antes de ese número tú, la imaginación, ya existías. Así
que ahora le pido al Padre que me devuelva la gloria que era mía, la gloria que yo tenía antes de
que existiera el mundo. Yo pido, que todos sepan quién soy Yo, y que vean mi gloria que me fue
dada. A esa gloria ahora la irradio como el Padre, porque Yo Soy su reflejo. Y ahora yo voy más
allá de eso y pido el amor que yo sabía que era antes de la fundación del mundo.

El amor infinito de Dios nos amó a todos. Conociéndonos de antemano, él nos eligió a todos en su
propio único ser. Juntos caímos como un hombre y entramos en el mundo de la muerte. Ten en
cuenta lo que se te dijo en el capítulo 32 del libro de Deuteronomio: “ÉL fijó los límites a la gente
del mundo según el número de los hijos de Dios”. Si Dios no estuviese en ti, tú no podrías respirar,
porque él es tu aliento de vida. Y cuando él ya no respire vida en la vestidura que tú llevas puesta,
tus amigos llorarán sobre tu cuerpo, sin saber que su ocupante era Dios mismo. Tu hijo – sea niño
o niña – es Cristo, quien está destinado a ser designado hijo de Dios en el poder a través de la
resurrección de entre los muertos de Cristo. Mientras que esté aquí en la tierra, tu hijo podría ser
un carpintero, un músico, o profesor. No importa qué papel juega aquí, pero en el momento en que
Cristo en él resucita en aquel único cuerpo, él ha vuelto a su poder, a su gloria, y a su sabiduría y
es designado Hijo de Dios, en poder, y se une a la gloriosa hermandad del amor divino.

El Amor es la forma humana divina. Cuando ese indescriptible cuerpo de amor se para delante de
ti y te abraza, un humor te posee el cual lleva consigo un éxtasis más allá de todo éxtasis. Todos
deben volver a ese cuerpo de amor, porque todos eran amados antes de la fundación del mundo, y
ninguno será perdido porque Dios se perdería. Y en el final, el despiadado, el asesino, y el ladrón
serán vindicados, porque – así como el hombre ciego en el capítulo 9 del libro de Juan – nadie ha
pecado- todos jugaron su papel para que así las obras de Dios sean manifiestas en todos.

Un día yo vi a todos los papeles que alguna vez jugué. Cada disfraz que yo había usado estaba
esperándome para ser redimido, y a medida que caminaba a través de ellos todos se hacían
perfectos, porque yo era perfecto. Luego el coro cantó el último clamor en la cruz: está terminado.
Ahora permanezco aquí para contar mi historia para todos aquellos que quieran escucharla.
Eventualmente todos la escucharán. Yo me iré, y otros tomarán la historia justo donde yo la dejé.
Ellos tendrán experiencias similares, contarán su historia y se irán de aquí, y otros continuarán
desde allí. No esperen un cien por ciento de aceptación. Estarán aquellos que lo creerán porque
has utilizado las escrituras para apoyar tu argumento, y estarán aquellos que no te creerán – pero
no importa realmente. Déjalos tal como están, y continúa con los asuntos de tu Padre, contando
exactamente lo que te ha sucedido a ti.

Cuando les cuento lo que me ha sucedió a mí, yo puedo hablar de manera más convincente que si
tan solo estuviese teorizando, porque la verdad que conoces desde la experiencia personal es
conocida más profundamente que si supieras esa misma verdad de cualquier otra manera. Yo
puedo contarte lo que yo he experimentado. Confiando en mí, tú creerás mi historia, pero no
puedes contarla con autoridad hasta que no te suceda a ti. No puedes ir a la corte y ser testigo a
menos que tú hayas experimentado el evento. Y debe haber dos testigos: la palabra escrita en las
escrituras y su paralelo, la Palabra Viviente de interpretación. Él te envió, Su Palabra Viviente, para
interpretar y verificar la palabra escrita la cual dio a sus sirvientes, los profetas. Cuando tú hayas
interpretado la palabra escrita al desarrollarla dentro de ti, el reino es tuyo, porque tú habrás
cumplido el único propósito por el cual vivimos.

Pablo nos dice que el Señor Jesucristo quien – aunque era rico – aun por tu bien él se hizo pobre,
para que a través de su pobreza, tú te hagas rico. ¿En dólares y centavos? No. Él era rico en
poder, porque él era el poder de Dios. Él era rico en sabiduría, porque él era la sabiduría de Dios.
Él se hizo pobre en la sabiduría, pobre en el poder, y pobre en la gloria para entrar al mundo de la
muerte, para que a través de su pobreza tú te hagas rico. Y cuando tu despiertes, todo lo que
hayas perdido será encontrado y multiplicado, porque tú te conocerás a ti mismo como el Señor
Jesucristo de quien no hay otro.

Ahora, vayamos al silencio.

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