El sector energético de una nación es el que engloba las actividades primarias,
secundaria y terciarias destinadas a la producción, transporte, innovación, manejo y venta de los productos energéticos del país. Por su impacto económico, los recursos energéticos de un país son de vital importancia para su desarrollo, y varían de un país a otro en cuanto a su abundancia y variedad. Entre los recursos más explotados están el petróleo, el gas natural y el carbón, además de las energías renovables y la nuclear. Entre los productos energéticos destaca, por su importancia, la electricidad. El sector energético en México vive una profunda crisis que exige soluciones de fondo, para que sea una de las palancas del dinámico desarrollo sustentable que requiere el país. Las causas del deterioro del sector son múltiples, pero varias de ellas están vinculadas a la necesidad de resolver problemas de corto plazo. Ante esta realidad, sabemos que el gas natural y el petróleo del futuro provendrán de las llamadas “fuentes no convencionales”, que se encuentran en cuencas de lutitas y en aguas profundas. Aunque México cuenta con grandes reservas de estos recursos, carece de la capacidad tecnológica, financiera y de ejecución para extraer estos hidrocarburos de forma competitiva. México enfrenta serios problemas energéticos, al depender cada vez más de las importaciones para satisfacer la demanda interna, carecer de infraestructura para extraer petróleo, refinarlo, transportarlo y almacenarlo, enfrentar conflictos sociales y acciones del crimen organizado, que continuarán durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, alertan expertos en inteligencia y especialistas en la materia. En 2011 el petróleo representó 37% de los ingresos federales. Ha sido también fundamental como generador de divisas. Esto ha ocasionado que las presiones y restricciones administrativas sobre Pemex para cumplir con estos objetivos le impidan desarrollar su enorme potencial. Las reservas probadas ascienden a 13 mil 800 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Esto significa que se tienen reservas para poco más de diez años, horizonte reducido cuando otros países petroleros cuentan con reservas para 25 años o más. Incluyendo las reservas probables y posibles, éstas ascienden a 44 mil millones de barriles. En al menos 32 proyectos de energía del país se han registrado conflictos sociales, incluidos siete gasoductos, ocho hidroeléctricas y un pozo petrolero ubicado en Veracruz adjudicado en la Ronda Uno de Pemex, y que representan una inversión de 10 mil 200 millones de dólares en riesgo por problemas sociales. De acuerdo a la Sener, se han comprometido cerca de 56 mil millones de dólares para exploración y extracción de petróleo y cerca de 12 mil millones de dólares en gasoductos, además de los casi 7 mil millones de dólares para generar energías limpias. Todo esto apenas comienza y, sin duda, muchos de los frutos de lo que hasta ahora se ha sembrado se verán en el mediano plazo, por lo que el siguiente presidente de México debe tener claridad de lo que representa el avance que, en materia energética, el país ha logrado.