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Polimetría de La vida es sueño (Txell de Jaumar)

La polimetría es un recurso que consiste en usar diferentes clases de estrofas al largo de una
misma obra. El concepto fue introducido por Lope de Vega en su Arte Nuevo de Hacer Comedias
(1609) donde el autor defendía que la estrofa debía adecuarse al tema del que hablaban los
personajes, para así dar más dinamismo a la obra. Cuanto más profundo y importante el tema,
más complicada y larga era la estrofa usada en ese fragmento.

Lope de Vega aconsejaba usar la décima para los lamentos, los romances para las
conversaciones, las octavas para el prestigio y las redondillas para el amor, el honor y la honra.
Calderón de la Barca siguió el modelo propuesto por Lope de Vega pero también incorporó el
uso de la silva y la quintilla. En La vida es sueño predominan los versos octosílabos y, por tanto,
las estrofas más utilizadas son el romance y la redondilla.

En la obra de Calderón de la Barca, el romance (tiradas de ocho sílabas con rima asonante en
los versos pares) es utilizado principalmente en las conversaciones que tratan sobre el
encarcelamiento del príncipe Segismundo. Podemos encontrarlo en la Jornada I, escena III,
cuando Clarín y Rosaura interrumpen en la torre de Segismundo o en la Jornada II, escena I,
cuando Clotaldo comunica al Rey Basilio que Segismundo ha sido trasladado a palacio.

Ejemplo de uso del romance:

“ BASILIO: Si él supiera que es mi hijo


hoy, y mañana me viera
segunda vez reducido
a su prisión y miseria,
cierto es de su condición
que desesperara en ella;
porque, sabiendo quién es,
¿qué consuelo habrá que tenga?”

(v.1126-1132, escena I, jornada II)

La redondilla (estrofas de cuatro versos octosílabos con rima consonante abba o abab) solía
ser usada en escenas de carácter amoroso pero en La vida es sueño aparece en escenas donde
se tratan puntos claves para el desarrollo de la trama. Por ejemplo, se puede encontrar entre
los versos 1224 - 1547 (Jornada II, escena III, IV, V y VI ), cuando Segismundo despierta en la
corte y se le desvela su origen. También es usada en el diálogo entre Rosaura y Clotaldo donde
ella le pide que mate a Astolfo (v.2491-2630) y en la muerte de Clarín (v.3016 - 3097).

Ejemplo de uso de la redondilla:

“SEGISMUNDO: ¡Válgame el cielo, qué veo!


¡Válgame el cielo, qué miro!
¡Con poco espanto lo admiro!
¡Con mucha duda lo creo!”
(v.1124-1127, escena III, jornada II)

La décima (estrofas de diez versos octosílabos que riman con consonante formando la
estructura ABBAACCDDC) es utilizada en las escenas donde el protagonista se lamenta sobre su
falta de libertad. Los únicos dos ejemplos son los monólogos de Segismundo tanto en los
versos 103-272 (Jornada I, escena II) cuando se encuentra encerrado en la torre al principio de
la obra como al final, versos 2018-2187 (Jornada II, escenas XVII, XVIII y XIX) , cuando lo
vuelven a encerrar. En ambos monólogos Segismundo se queja por su falta de libertad ya que
cree que el único crimen que ha cometido es haber nacido y que esto no justifica la vida que le
ha tocado vivir.

Ejemplo de uso de la décima:

“SEGISMUNDO: Apurar, cielos, pretendo,


ya que me tratáis así,
¿Qué delito cometí
contra vosotros naciendo?
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa he tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.”

(v.103-112, escena II, jornada I)

Las silvas (tiradas de versos heptasílabos y endecasílabos con rima consonante. Calderón utiliza
la estructura aAbBcCdD…) aparecen en las escenas donde el mismo autor quiere lucir su talento.
En estas escenas, Calderón de la Barca hace que los personajes hablen con un lenguaje culto.
Es la primera estrofa utilizada en la obra, entre los versos 1 y 102, en el momento que Rosaura
llega a Polonia y se encuentra con la torre de Segismundo. También aparece en los versos 1548-
1723, cuando Astolfo se reencuentra con Rosaura y en los versos 2656-2689, cuando Clarín y
Segismundo ven llegar a Rosaura a la torre.

Ejemplo del uso de la silva:

“ROSAURA: Hipogrifo violento,


que corriste parejas con el viento,
¿dónde, rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez sin escama,
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
de esas desnudas peñas
te desbocas, te arrastras y despeñas?”
(v.1-8, escena I, jornada I)
Las quintillas (5 versos octosílabos con rima consonante y estructura libre pero sin versos
sueltos) se usan en los diálogos ya que la estrofa ayuda a dar más dinamismo a las
conversación. Solamente es usada en la conversación entre Astolfo y Estrella (v. 475 - 599),
cuando él intenta ganarse su favor aunque ella sigue desconfiando de sus intenciones.

Ejemplo del uso de la quintilla:

“ASTOLFO: Muy mal informada estáis,


Estrella, pues que la fe
de mis finezas dudáis;
y os suplico que me oigáis
la causa, a ves si me la sé.”

(v.510-514, escena V, jornada I)

Las octavas (estrofas de 8 versos endecasílabos de rima consonante con estructura ABABABCC)
son usadas en las escenas donde Calderón quiere centrar la escena en la valentía de un
personaje. Su uso también está motivado por el hecho de que durante los Siglos de Oro la
octava se usaba para dar un aire épico a las obras. En los únicos versos que se usa la octava es
en la Jornada III, escena V, en la cual Basilio advierte de la guerra por venir contra su hijo.

Ejemplo del uso de la octava:

“BASILIO: ¿Quién, Astolfo, podrá pasar, prudente


la furia de un caballo desbocado?
¿Quién detener de un río la corriente
que corre al mar, soberbio y despeñado?
¿Quién en un peñasco suspender, valiente,
de la cima de un monte, desgajado?
Pues todo fácil de parar ha sido,
y un vulgo no, soberbio y atrevido?

Dígalo en bandos el rumor partido,


pues se oye resonar en lo profundo
de los montes el eco repetido,
unos “¡Astolfo!” y otros “¡Segismundo!”
El dosel de la jura, reducido
a segunda intención, a horror segundo,
teatro funesto es, donde importuna
representa tragedias la fortuna.”

(v.2428-2443, escena V, jornada III)

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