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DOMINGO XXVII ORDINARIO C

MONICIÓN DE ENTRADA
Venir a celebrar la Eucaristía tiene que ser venir con el corazón
abierto. Abierto, sí, a encontrarnos con el Señor, a encontrarnos con los
hermanos, a sentirnos parte de la Iglesia universal, reunida aquí en nuestra
asamblea. Más aún, se trata de abrir el corazón para que seamos
transformados, para que Dios habite en nosotros y nosotros en él. La
historia de Israel recuerda una rebelión contra Dios, rebelión que ha
quedado consignada en las Escrituras como un episodio en que se endureció
el corazón del pueblo. Vivamos, pues, esta liturgia sagrada con un corazón
abierto a Dios y a todos.
SALUDO
Que la gracia, la paz y el amor que nos trae Jesús de parte de Dios
llene vuestros corazones y permanezca siempre con vosotros.
ACTO PENITENCIAL
-Tú, Jesús, el Maestro y el Señor. Señor, ten piedad.
-Tú, Jesús, el servidor del Padre. Cristo, ten piedad.
-Tú, Jesús, el Hijo de Dios vivo. Señor, ten piedad.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
El profeta Habacuc pone por escrito una experiencia muy común,
incluso, entre la gente de fe: ¿Permanece Dios con oídos sordos ante
nuestro clamor, ante nuestra necesidad? La respuesta es que Dios siempre
escucha, que Dios siempre responde; solo que él se toma su tiempo.
La carta a Timoteo forma parte de ese grupo que llamamos “cartas
pastorales”. En ella se le invita a actualizar cada día el momento en que
recibió el Espíritu Santo por la imposición de las manos. Energía, amor y
buen juicio son las cualidades que recibió en ese momento.
El evangelio de hoy está tomado de un fragmento en el que Jesús
instruye a los discípulos. En esta ocasión, ellos le piden a Jesús un aumento
de su fe. La respuesta de Jesús, en este caso, no es muy directa, sino que
resulta un tanto enigmática, pero veremos que va a relacionar la fe, el
seguimiento y el servicio.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Al Padre le complace que acudamos a él en nuestras
necesidades; él nos escucha y nos atiende. Llevemos pues ante él
nuestra plegaria.
- Por el Papa, por los obispos, por los sacerdotes; para que hagan de su vida
un vivo ejemplo de servicio desinteresado y movido solo por el amor a Dios.
Roguemos al Señor.
- Por todo el pueblo de Dios para sienta el deseo permanente de avanzar en
el camino de la fe y del seguimiento de Jesús. Roguemos al Señor.
- Por la paz, la justicia y el progreso de todos los pueblos de la tierra en una
relación de tolerancia y colaboración. Roguemos al Señor.
- Por cuantos participamos en esta liturgia, para que no seamos exigentes
con Dios, sino que le sirvamos con espíritu filial. Roguemos al Señor.
Escucha, Dios nuestro, la oración de tus hijos. Ponen en ti su
confianza y su esperanza. Derrama sobre ellos con abundancia tus
dones. Por JCNS.
OFERTORIO:
— Con estos granos de mostaza (si no los hay se pueden sustituir por trigo,
arroz…) queremos simbolizar nuestro deseo de crecer a la sombra de la
Eucaristía, de la oración y de la Palabra de Dios.

— Finalmente, con el pan y el vino, sabemos que nuestra fe aumenta. La


Eucaristía, cuando se vive, es pan que Dios envía para que nuestra vida
cristiana no se debilite.

DESPEDIDA
También durante la semana, cultivemos la fe y la oración. Eso
facilitará que seamos más conscientes de vivir en el servicio al Señor.
Vayamos en paz.

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