Sie sind auf Seite 1von 3

Breve relato del siglo XX político

colombiano para entender las elecciones


del próximo 25 de mayo de 2014

Después de cien años de guerra, iniciando el siglo XX, los conservadores tuvieron el
poder por tres décadas. Lo único que hicieron fue acentuar la inequidad de la tierra,
fortalecer la clase terrateniente, vender a Panamá a los EEUU, comenzar un proceso
de industrialización que sólo favorecería a los monopolios y terminaron su hegemonía
con el gobierno de Miguel Abadía Méndez quien ordenó a los soldados colombianos
que masacraran a los campesinos colombianos de las bananeras para el beneficio de
una compañía norteamericana.

Llegó un período liberal que supuso muchas ilusiones para el pueblo pero que
terminaron en quimeras y en engaños. Los liberales fueron no menos conservadores
que los godos y terminaron favoreciendo a esa misma oligarquía que ahora además de
ser terrateniente tenía prósperos negocios comerciales y financieros. Se destacó en este
período el gobierno de Alfonso López Pumarejo quién prometió una serie de reformas
sociales considerables pero que a la hora de la verdad no se vieron.

En medio siglo de vida política la inequidad creció y se fortaleció la oligarquía


conservadora y liberal. En ese escenario surgió el líder más carismático y popular que
tuvo Colombia, quien con brío y argumentos declaró una lucha radical contra los
oligarcas de toda índole. Este hombre, Jorge Eliecer Gaitán, fue la mayor esperanza
para que el pueblo colombiano tuviera justicia social; pero antes de llegar a la
presidencia fue asesinado, seguramente por esa misma oligarquía en complicidad del
gobierno norteamericano que ya estaba metiendo sus narices para impedir el
surgimiento de cualquier gobierno digno que dejara de entregarles la patria a ellos.

Pocos años antes de la muerte de Gaitán y después de su asesinato, 9 de abril de 1948,


fecha que iniciará uno de los conflictos armados más largos y complejos del mundo,
dos gobiernos conservadores arremetieron contra el pueblo, el de Mariano Ospina
Pérez y el de Laureano Gómez, asesinando sistemáticamente al campesinado
colombiano con los primeros paramilitares. Laureano Gómez ultra conservador,
tirano y fascista que pensaba que la única forma de “ordenar” al país era “acabando
con tantos negros y con tantos liberales”, o sea, el pueblo que para ellos los oligarcas
eran simplemente la chusma. Todo esto con la complicidad de la iglesia católica, que
incluso llegó a tener curas que decían en el púlpito que “matar liberales no era pecado
sino un aporte a la nación”. Mataron fue a los liberales gaitanistas, puesto que el
partido liberal oficial era tan oligarca y godo como el partido conservador.

De esta cruda violencia desatada en el campo surgieron las guerrillas que se


propusieron desde sus inicios derrotar a dichos gobiernos oligarcas. Después del caos
que creó Laureano Gómez, hubo una crisis política pasajera, un dictador de
mentiritas manipulado por la oligarquía que cuando mostró un poquito de
independencia lo depusieron y lo juzgaron. Para luego iniciar una vergonzosa
repartición política entre conservadores y liberales oficialistas, un esperpento que
llamaron Frente Nacional, 4 años de poder para un bando oligarca rojo, 4 años para
el otro bando oligarca azul y así por casi dos décadas. La izquierda fue excluida de la
política y fue arrojada a la condición de la lucha armada. Un nuevo representante del
liberalismo Alfonso López Michelsen prometió al país un nuevo liberalismo que
acabaría los privilegios oligarcas, con un eslogan revolucionario. Un movimiento
“Revolucionario” liberal que apenas llegó al poder se olvidó de la R y otra vez
defraudó al pueblo.

De ahí en adelante en las últimas dos décadas del siglo XX, liberales o conservadores,
en sintonía con las políticas imperialistas del mundo, lo poco que quedaba de
Colombia se lo entregaron al neoliberalismo, es decir a copiar servilmente las recetas
de la derecha internacional. Se cambió la constitución goda de 1886 y se creó la de
1991, que prometía el cielo y la tierra, pero que lo único que acentúo fue la
privatización y la exclusión más desvergonzada, a la par que el negocio del
narcotráfico auspiciado por el puritanismo norteamericano que degradará más la
vida del país, se intensificará la violencia del conflicto armado, y se agregará a la ya
rancia oligarquía una nueva forma mafiosa de hacer política en Colombia.

Como era de esperarse el siglo XXI no comenzaría muy distinto al XX. Un mafioso,
liberal godo, conservador, tan déspota y tirano como Laureano Gómez, con un
discurso patológico a favor de la violencia: Álvaro Uribe Vélez, inició un nuevo
exterminio del campesinado colombiano auspiciando un nuevo y más sangriento
paramilitarismo que prometía acabar con la guerrilla, pero que no la acabó sino que
acabó con medio país, en casi una década de corrupción, cinismo, más neoliberalismo
y la más alta degradación moral en la política moderna. Después del mafioso oligarca,
venía el turno de Juan Manuel Santos, este sí, oligarca de cuna, experto en la
demagogia e incapaz en todo lo demás, quien acentuaría la miseria en el campo, y
entregaría lo que quedó del país a las multinacionales extranjeras, al mejor estilo del
comienzo del siglo XX, Santos que dicho sea de paso no es ningún santo, quién trabajó
como ministro de guerra del mafioso para asesinar y despojar al campesinado, más
conocido como el ministro de los “falsos positivos” (asesinatos selectivos por parte de
los militares en contra de campesinos para hacerlos pasar por guerrilleros), que hoy
se quiere disfrazar como el más amigo de la paz.

Lamentablemente este breve relato no es ficción, con un estudio profundo de la


historia, se puede constatar que este relato es veraz, trágicamente veraz. Durante
ciento catorce años la misma oligarquía, en sus diversos matices: comercial, financiera
o mafiosa, ha tenido el poder para prolongar sus privilegios, producto de la ignorancia
y la tiranía impuesta al pueblo. El próximo domingo 25 de mayo de 2014, esta
oligarquía tiene dos candidatos, el candidato-presidente-demagogo Santos, y un
candidato uribista, que uno no sabe de dónde salió, títere de Álvaro Uribe Vélez; es
decir dos candidatos de la mismas oligarquías, que hoy pelean, pero que son peleas
entre compadres porque son los mismos. Hay otros candidatos menores de la misma
derecha, que vienen siendo lo mismo. Y por otra parte, el pueblo tiene por primera
vez dos mujeres de la izquierda, magníficas candidatas, que después de medio siglo
ofrecen al pueblo colombiano el programa de gobierno más cercano a las ideas de
Gaitán, una alternativa real de la izquierda para poner fin a un siglo de privilegios
para las oligarquías.

¿Se habrá dado cuenta el pueblo colombiano qué es lo que se está jugando en estas
elecciones?

A uno le da miedo, que si ese par de sinvergüenzas siguen en el poder: Santos o Uribe,
y desperdiciamos a las mujeres que hoy día en verdad representan a los intereses del
pueblo, no vaya a ocurrir que nos vengan otros cien años más de carajos oligarcas en
el pode

Das könnte Ihnen auch gefallen