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Medidas cautelares [arriba] -

Dice Carnelutti que “cautelar se llama al proceso cuando, en vez de ser autónomo, sirve para garantizar
(constituye una cautela para) el buen fin de otro proceso (definitivo)” pudiendo ser, éste último,
contencioso o voluntario, de conocimiento o de ejecución.[i]

Fue también el notable maestro italiano quien escindió los procesos cautelares en “conservatorios”
(embargo, prohibición de no innovar, inhibición general de bienes, entre otros) destinados a impedir
cambios y alteraciones en la situación litigiosa al asegurar e inmovilizar bienes y derechos, a partir del
estado de litispendencia. E “innovativos”, ya que “existen, en efecto, casos en los que se comprometería
el resultado del proceso, jurisdiccional o ejecutivo, si desde el principio no se dispusiese un determinado
cambio en el estado de hecho, y se presente una modificación anticipada de una situación jurídica”.[ii]

En la doctrina nacional, Peyrano recuerda la distinción al señalar dos funciones de la actividad


precautoria: el proceso cautelar conservativo y el innovativo. Mediante el primero se trata de conservar,
inmovilizar determinada situación para evitar que las modificaciones que pudieran acaecer en el tránsito
hacia la sentencia definitiva lleguen a frustrar los efectos de esta última. A la inversa, en el proceso
cautelar innovativo la frustración o compromiso del resultado del proceso principal se operaría si no se
dispone cierto cambio en el estado de cosas imperante, lo que requiere su modificación anticipada. El
juez ordena que alguien haga o deje de hacer algo en sentido contrario al representado por la situación
existente.[iii]

Medida cautelar innovativa [arriba] -

El doctor Jorge Peyrano, en sus primeros trabajos sobre la Medida Cautelar Innovativa, al definir la
misma expresaba que "es una diligencia precautoria excepcional que tiende a modificar el estado de
hecho o de derecho existente antes de la petición de su dictado, medida que se traduce en la injerencia
del tribunal en la esfera de la libertad de los justiciables a través de la orden de que cese una actividad
contraria a derecho o de que se retrotraigan las resultas consumadas de un proceder antijurídico. Dicha
diligencia cautelar -a diferencia de la mayoría de las otras- no afecta la libre disposición de bienes, ni
dispone que se mantenga el status quo. Va más allá, ordenando -sin que concurra sentencia firme de
mérito- que alguien haga o deje de hacer algo, en sentido contrario al representado por la situación
existente".

De tal forma, se la concebía, fatalmente, como una especie de contracara de la prohibición de innovar;
diligencia ésta última que podría ser descripta para un lego diciéndole que consiste en una orden de que
“no se haga lo que todavía no se ha hecho”, en cambio, la medida innovativa podría sintetizarse
expresando que consiste en la orden de que se “deshaga lo que se ha hecho”. Sin embargo, tal
concepción hoy aparece estrecha y superable porque en algunos supuestos puede llegar a ser menester
que, cautelarmente, se disponga la generación de una nueva situación distinta de cualquier otra
preexistente. Entonces, no resulta correcto afirmar que en todos los casos la medida innovativa tiende a
restablecer una situación preexistente. Creemos que una orden innovativa puede determinar que el
recipiendario de la orden deba hacer algo distinto de lo que hizo o estaba haciendo, en miras a asegurar
los derechos del peticionario de la diligencia.[iv]

No obstante lo expuesto es oportuno señalar que un sector de la doctrina estima que carece de
justificación suficiente la institución de la denominada medida cautelar innovativa.

En ese sentido, Lino Palacio[v] señala que generalmente se asigna a la prohibición de innovar la finalidad
consistente en impedir la modificación, mientras dura el proceso, de la situación de hecho o de derecho
existente al momento de disponerse la medida, desechándose, en consecuencia, la posibilidad de que
mediante ésta se restablezcan situaciones que hubiesen sido modificadas con anterioridad a ese
momento.

Añade que el Código Procesal Nacional ha adoptado una fórmula comprensiva de ambas hipótesis,
contemplando a la última en primer término, pues incluye, entre los requisitos que condicionan la
admisibilidad de la prohibición de innovar, el consistente en que “existiere el peligro de que si se
mantuviera o alterara, en su caso, la situación de hecho o de derecho, la modificación pudiera influir en
la sentencia o convirtiera su ejecución en ineficaz o imposible”.

Se percibe, pues, con suficiente claridad, que el primer supuesto mencionado por la norma transcripta
apunta a la posibilidad de que el resultado del proceso principal resulte comprometido si, desde el
comienzo, no se dispone determinada modificación en el estado fáctico o jurídico, sea retrotrayéndolo a
un estado anterior o bien estableciendo uno nuevo. El segundo supuesto a que alude el art. 230, inc.2º
del CPN contempla, por el contrario, el peligro de que, para el resultado del proceso principal, significaría
la modificación de la situación de hecho o de derecho existente al tiempo de requerirse la medida
analizada.

Si bien los reparos de Palacio, en el plano de la teoría sobre su procedencia, no dejan de ser atendibles,
el esfuerzo de Peyrano como autor ha posibilitado, con provecho, salvaguardar funcionalmente un
amplio corredor que en la experiencia judicial no contaba con adecuada luminosidad. Recién ahora está
más cierto que el aseguramiento previsto en el artículo 230 CPCC puede ser decretado, tanto para que la
situación de hecho existente no se modifique durante el curso del juicio, cuanto para que no continúe
como estaba a su comienzo; este último supuesto aunque implícitamente encapsulado en la órbita
amplia de aquella prohibición legal, constituye muy importante variante que doctrinariamente ha
ganado espacio bajo la calificación de “Medida cautelar innovativa”.[vi]

Así también lo ha entendido la Corte Suprema al sentenciar que “la medida cautelar innovativa es una
decisión excepcional porque altera el estado de hecho o de derecho existente al tiempo de su dictado, y
que por configurar un anticipo de jurisdicción favorable respecto del fallo final de la causa resulta
justificada una mayor prudencia en la apreciación de los recaudos que hacen a su admisión”.[vii]

En resumen, señalo que basta un ligero repaso por la jurisprudencia uniforme y constante de nuestros
tribunales para advertir que la innovativa, como medida cautelar autónoma ha adquirido condición de
mayoría de edad transformándose en una herramienta más a la orden del justiciable cuando lo que se
requiere es asegurar el resultado del proceso definitivo.
Presupuestos de la medida innovativa [arriba] -

A la par de los tres presupuestos clásicos a los que se sujeta la procedibilidad de las medidas cautelares,
esto es, verosimilitud en el derecho, peligro en la demora y contracautela, dado el carácter excepcional
de la innovativa, una parte de la doctrina y la jurisprudencia, fuentes materiales de interpretación del
derecho, reclaman para el despacho favorable un cuarto requisito, a saber, perjuicio irreparable, daño
irreparable o de muy difícil y remota reparación, que sufrirá la parte que la solicita, si no se hace lugar a
la misma.

a) La verosimilitud del derecho (“fumus boni iuris”). Para obtener el dictado de una resolución que acoja
favorablemente una pretensión cautelar, resulta suficiente la comprobación de la apariencia o
verosimilitud del derecho invocado por el actor, en forma tal que, de conformidad con un cálculo de
probabilidades, sea factible prever que en el proceso principal se declarará la certeza de ese derecho.
[viii]

Es decir, no se requiere certeza plena de la existencia del derecho que sólo se alcanzará al término del
juicio principal. El proceso cautelar se conforma con una probabilidad razonable de que el derecho del
peticionario exista, para lo que basta un conocimiento periférico o superficial.

Nuestra Corte ha sentenciado que “la finalidad del proceso cautelar consiste en asegurar la eficacia
práctica de la sentencia que debe recaer en un proceso, y la fundabilidad de la pretensión que constituye
su objeto no depende de un conocimiento exhaustivo y profundo de la materia controvertida en el
proceso principal, sino de un análisis de mera probabilidad acerca de la existencia del derecho discutido.
Ello es lo que permite que el juzgador se expida sin necesidad de efectuar un estudio acabado de las
distintas circunstancias que rodean toda relación jurídica”.[ix]
b) Peligro en la demora (“periculum in mora”). Es el peligro (temor fundado) de que ese derecho se
frustre o disminuya durante la sustanciación del proceso tendiente a su reconocimiento y efectivización.
[x]

Como ocurre con la verosimilitud del derecho, la justificación del peligro se conforma con una simple
acreditación sobre la probabilidad de que el derecho se frustre y se realiza conjuntamente y en forma
sumaria con aquél. No se exige conocimiento pleno o prueba definitiva que, como se dijo, es propio del
juicio principal.

El peligro en la demora debe juzgarse de acuerdo con un juicio objetivo, o derivar de hechos que puedan
ser apreciados incluso por terceros.[xi]

c) Contracautela. La ley erige en requisito de admisibilidad de las pretensiones cautelares que versen
sobre bienes la prestación, por el actor, de una caución que asegure a la otra parte el resarcimiento de
los eventuales daños que le irrogue la medida solicitada indebidamente. Dicha caución concreta, pues, el
principio de igualdad, ya que viene a contrarrestar la ausencia de contradicción inicial que caracteriza, en
general, al proceso cautelar.[xii]

Este recaudo está previsto en el art.199 del Código Procesal Civil y Comercial, y puede consistir en
caución juratoria, personal o real.

La caución no se exige en función del resultado del proceso principal sino que debe guardar relación con
la eventual responsabilidad del solicitante de la medida a fin de hacer frente a los gastos que debe
afrontar la parte afectada y los daños y perjuicio ocasionados si, en definitiva, se peticiona sin derecho.
En su graduación el juez debe ponderar prudentemente distintos factores concurrentes circunstanciales
(mayor o menor verosimilitud del derecho alegado, los daños que eventualmente puedan producirse,
valor presunto de los bienes inmovilizados; la conducta de los justiciables y las particularidades del caso)
[xiii], a fin de no tornar imposible el derecho del peticionario.

d) Perjuicio Irreparable (“periculum in damni”). Consiste en que la situación de hecho o de derecho que
se pretende innovar ocasionaría de subsistir un daño irreparable al pretensor. [xiv]

Peyrano, que fue quien sistematizó la medida cautelar innovativa, escribe sobre el particular que
"Liminarmente señalamos que al sintagma `perjuicio irreparable' lo utilizamos desde un ángulo
estrictamente realista. No ignoramos que cualquier daño puede ser (en teoría) monetariamente
resarcido. Pero también sabemos que no siempre el dinero repara adecuadamente, y también que no
todas las veces el dinero del resarcimiento llega prontamente a los bolsillos del perjudicado". Resulta ser
-que poco tiempo ha- anotábamos que muchos precedentes judiciales hacen caso omiso en la actualidad
del susodicho recaudo específico, contentándose con la concurrencia del tríptico clásico de requisitos
cautelares (apariencia del derecho, peligro en la demora, contracautela). Hoy, en cambio, damos otra
vuelta de tuerca al asunto para subrayar que en determinadas hipótesis deviene insoslayable la exigencia
de que se compruebe "prima facie" el riesgo de "perjuicio irreparable" para hacer viable el despacho de
una innovativa. En líneas generales, el campo de las relaciones de familia (por los delicados intereses en
juego) es uno de aquellos sectores donde se nos ocurre que no puede renegarse de la exigencia original
de que esté presente el riesgo de que se perpetre un "perjuicio irreparable". Igualmente, quizás, debería
seguirse exigiendo la presencia de "perjuicio irreparable" en el sentido expuesto, si es que se pretende
obtener una innovativa contra el Estado y en relación a algún acto administrativo; categoría esta última
que en los últimos tiempos pareciera haber perdido la presunción de legitimidad con que la doctrina
tradicional la adornaba, creemos que con razón. Precisamente, la vigorosa presencia de un "perjuicio
irreparable" posible en cabeza del administrado puede hacer que la susodicha presunción pueda ser
tenida en cuenta como un elemento no tan decisivo como debería ser y no lo es en la práctica actual.[xv]

En cambio, Lino Palacio no concuerda en condicionar la medida a la concurrencia de un cuarto requisito


ya que tal exigencia es susceptible de generar la creación de una norma judicial adversa al acogimiento
de la medida y, por otro lado, la misma reviste una connotación patrimonial y un efecto que la acota
indebidamente.

Concluye “el requisito concerniente al peligro en la demora (común a todas las medidas cautelares e
implícitamente previsto en el art. 230 CPCN) cubre con sobrada amplitud la extensa gama de daños
involucrados en el otorgamiento de la medida, pues compete no sólo los perjuicios económicos sino
también los padecimientos físicos, psíquicos y morales, no necesariamente irreparables pero dignos de
una inmediata tutela judicial”.[xvi]

Finalmente, una tercera postura que viene tomando fuerza en la doctrina es aquélla, según la cual, el
“perjuicio irreparable” opera sólo cuando la cautelar innovativa deviene en sentencia de mérito
anticipada. No cuando estamos ante una diligencia innovativa pura y simple, en cuyo caso es suficiente
con los tres requisitos clásicos de toda cautelar, es decir, verosimilitud del derecho, peligro en la demora
y contracautela.

En otras palabras, cuando la medida innovativa se concede como anticipo de la sentencia, es dable
requerir del solicitante un plus de daño no reparable que se debe distinguir del periculum in mora. En la
ponderación de este último se trata de conjurar el riesgo de insolvencia del demandado, que conlleva la
restitución sólo mediata del derecho (que puede sobrevenir en el transcurso del tiempo que insume la
decisión de la causa). En cambio, en la valoración del periculum in damni, que es exigible cuando la
medida innovativa ostenta corazón de sentencia anticipatorio, la atención se centra en la situación del
demandante, la que se vería notablemente agravada si no se otorga ya (total o parcialmente) la
prestación que reclama.[xvii]

Tal es la interpretación que sobre el peligro de daño ha sentado la Corte Suprema de Justicia de la Nación
en "Camacho Acosta, M. v. Grafi Graf S.R.L." Fallos 320:1634, al conceder anticipadamente el valor de la
prótesis de un antebrazo izquierdo perdido por un trabajador en un accidente de trabajo, al considerar
"que la tardanza en la colocación de la prótesis hasta el momento de la sentencia definitiva le provocará
un perjuicio irreversible en la posibilidad de recuperación física y psíquica de su parte, como también en
la permanencia en su situación actual (hasta el momento en que concluya el proceso) le causa
menoscabo evidente que le impide desarrollar cualquier relación laboral, todo lo cual reclama una
decisión jurisdiccional eficaz para modificar el estado de hecho en que se encuentra".

En otro orden, para decidir sobre la procedencia o improcedencia de esta medida es necesario estimar y
evaluar que, de ser concedida, no cause un prejuicio irreparable de igual o mayor entidad al
recipiendario de la misma. Vale decir que también debe valorarse el perjuicio mayor que se derivaría de
su despacho para una de las partes.

Medida innovativa y resolución anticipatorio [arriba] -

La cuestión reviste importancia pues se observa que en numerosos fallos los tribunales bajo el nombre y
ropaje de una medida cautelar innovativa conceden verdaderas tutelas anticipadas.

El caso más resonante es “Camacho Acosta v. Grafo Graf SRL y otros”, resuelto por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, que la doctrina considera se trata de una resolución anticipatoria dictada en el
marco de un trámite cautelar, puesto que la providencia recae directamente sobre la relación sustancial
controvertida.

De manera que en la actualidad bien podemos hablar de dos tipos de medidas innovativas: las que se
conceden con carácter “cautelar”, y tienden a asegurar el resultado práctico de otro proceso; y aquellas
otras que bajo el nomen iuris de “medida innovativa” se libran como “tutela anticipada”, y otorgan en
forma anticipada total o parcialmente el objeto mediato de la pretensión contenida en la demanda.
Sin embargo, en la práctica, no es fácil encontrar las diferencias entre ambos institutos, por cuanto
contienen una estrechísima similitud y producen muchas veces idénticos efectos, que hacen que la línea
divisoria entre ambos resulte difícil de trazar.[xviii]

Con la advertencia formulada en el párrafo anterior intentaremos en adelante enunciar puntos de


contacto y aspectos distintivos entre ambos institutos, para lo que tendremos en cuenta como guía las
enseñanzas de Carlos Carbone[xix].

A)-a. Entre las similitudes, comenzamos diciendo que, como regla general, ambas se despachan inaudita
et altera pars.

En relación con lo expresado encontramos opiniones doctrinarias discordantes. Así, Adolfo A. Rivas,
aludiendo a la tutela anticipada, señala que, como se trata nada menos que de satisfacer la pretensión
principal, debe existir en la mente del magistrado cuasicerteza y ello únicamente puede lograrse, no
mediante un sistema de resolución inaudita parte, sino, por el contrario, asegurando un nivel razonable
de derecho de defensa.

A su vez, Jorge Peyrano puntualiza que sería más conveniente decretar la sentencia anticipatoria sólo
después de contestada la demanda o de transcurrido el plazo para contestarla, aunque no exige
sustanciación.

b. En otro aspecto, señalamos, en segundo lugar, que tanto para las medidas cautelares innovativas
como para las providencias anticipatorias o interinas, se exige contracautela para su dictado. Aunque se
sostiene que, según casos excepcionalísimos, podría dispensarse en las sentencias anticipatorias o
despachos interinos de fondo, de acuerdo con la entidad de la certeza suficiente requerida para su
despacho.
c. Marcamos, también entre las similitudes, el condicionamiento que tienen ambas de referirse a un
proceso principal: tanto las medidas cautelares que pueden dictarse como previas a la demanda
necesitan, igual que los despachos interinos de fondo, de un proceso principal para tener su andamiaje.

d. Finalmente, agregamos que tanto en las medidas cautelares innovativas como en las providencias que
deciden interinamente una relación controvertida, la resolución que se dicta en forma favorable no
implica decidir concretamente sobre la procedencia del reclamo formulado por el actor.

B)-a. En el otro extremo, el de las diferencias, apuntamos en primer lugar, que las medidas cautelares
aseguran el resultado práctico de la sentencia futura y tienen como carril el peligro en la demora;
mientras que los despachos interinos de fondo satisfacen total o parcialmente la pretensión en la
instrucción de la causa, y su soporte es evitar un daño de difícil reparación.

En palabras del Dr. Berizonce, la providencia interina tiende a acelerar en vía provisoria la satisfacción del
derecho, porque el periculum in mora está constituido, no por la temida desaparición de los medios
necesarios para la formación o para la ejecución de la providencia principal sobre el mérito, sino
precisamente, por la prolongación a causa de las dilaciones del proceso ordinario, del estado de
insatisfacción del derecho del cual se trata en el juicio de mérito. En tal caso, la providencia provisoria
recae directamente sobre la relación sustancial controvertida y constituye, por ello, una declaración
interina de mérito. La tutela consiste, entonces, en una decisión anticipada de mérito, destinada a durar
hasta el momento en que a esta resolución provisoria se sustituya el pronunciamiento de carácter
estable dictado en el proceso ordinario de mérito.[xx]

b. En segundo término, señalamos que las medidas cautelares proceden a pedido de cualquiera de las
partes en tanto que las sentencias anticipatorias sólo puede tener lugar a favor del actor.
c. Otro distingo radica en el fundamento de la exigencia de fianza. Mientras en las cautelares es para
atender los daños y perjuicios si la cautelar se trabó sin derecho declarado en la sentencia de mérito, en
los despachos interinos de fondo se ordenan para acudir a restituir la satisfacción obtenida
anticipadamente.

d. Un sector de la doctrina pone el acento distintivo en el grado de cognición que debe lograr el
magistrado para el despacho favorable de la petición: así la “verosimilitud en el derecho” basta para
despachar favorablemente la medida cautelar común, aun en la innovativa en la que el juez debe
extremar el celo en verificar tal requisito. En las sentencias anticipatorias, en cambio, hay un plus a dicho
grado de convicción: se exige un grado de conocimiento mayor que se denomina “certeza suficiente”,
“cuasicerteza” o “alto grado de probabilidad de su existencia”, comprensiva de la fuerte probabilidad y el
riesgo de daño irreparable que se causará a la parte.

e. Por otra parte, la innovativa, como cautelar, exigirá siempre el requisito de la urgencia, lo que no se da
siempre en los despachos interinos de fondo que pueden contener razones de abuso de derecho de
defensa o no seria contestabilidad de la demanda, v.g. "abuso del derecho de defensa, o manifiesto
propósito dilatorio del demandado" del art. 273 CPC. de Brasil, o "necesidad impostergable del que la
pide" del código peruano.

f. Finalmente, apuntamos que las medidas cautelares innovativas, por su naturaleza, exigen para su
despacho peligro en la demora pero no un daño irreparable, como viene de hecho aplicando la
jurisprudencia; mientras que el despacho interino siempre requiere perjuicio irreparable.

Al respecto, nuestro tribunal cimero ha sostenido “dichas medidas precautorias, alude a institutos
procesales de orden excepcional que enfocan sus proyecciones sobre el fondo mismo de la controversia,
se encuentran enderezadas a evitar la producción de perjuicios que se podrían producir en caso de
inactividad del magistrado y podrían tornarse de muy dificultosa o imposible reparación en la
oportunidad del dictado de la sentencia definitiva”.
g. Por último, más que una diferencia, dejamos abierto un interrogante. ¿Qué pasaría en caso de
caducidad de la instancia? Tratándose de medidas cautelares innovativas no caben dudas de que, como
toda medida cautelar, es siempre accesoria por su dependencia en relación con la finalidad de asegurar
el proceso; en consecuencia cesa y la contracautela se emplea para satisfacer los daños y perjuicio
derivados. En este caso, lo accesorio sigue la suerte de lo principal.

Ahora bien, frente a una providencia anticipatorio o interinal, me animo a decir que si la concebimos
como un proceso autónomo cuyo objeto es conjurar el daño que se deriva de la prolongación del estado
de insatisfacción del derecho reclamado; y si para su dictado se requiere cuasicerteza y un mínimo de
sustanciación que garantice el derecho de defensa, la caducidad del proceso principal dejaría en pie la
decisión del magistrado en el proceso independiente.

A modo de síntesis del tópico, resulta didáctica la diferenciación que efectúan Kaminker y Arazi entre
ambos institutos: la innovativa exige verosimilitud e irreparabilidad del perjuicio, exige contracautela,
accesoria del proceso de conocimiento, pero audiencia posterior. La anticipación, certeza suficiente
-como venimos proponiendo- y peligro de frustración del derecho, con contracautela, accesoriedad del
principal, pero con audiencia anterior o previa. Y en cuanto a la relación entre el resultado pretendido
para la sentencia y el de la cautela, refieren que en la innovativa es similar en todo o en parte, mientras
que en la anticipación es idéntico, también en todo o en parte.[xxi]

Conclusiones [arriba] -

I.- La Medida Cautelar Innovativa encuentra sustento normativo, sea como alternativa prevista en el
art.230 del CPCN; sea como cautelar genérica reglada por el art. 232 del código adjetivo.
El Despacho Interino de Fondo no se encuentra regulado normativamente, aunque en la práctica la
doctrina argumenta que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dado un importante paso en pro de
su reconocimiento al fallar en autos “Camacho Acosta v. Grafo Graf SRL y otros”.

No obstante, sería útil su previsión legislativa a semejanza de lo que sucede en el Código General del
Proceso del Uruguay, de 1988, art.317; o el Código de Proceso Civil de Brasil, art.273, introducido por la
reforma de 1994; o el Código Procesal Civil Peruano, art.674.

II.- La Medida Cautelar Innovativa requiere para su despacho favorable la concurrencia de los tres
requisitos clásicos comunes a toda medida cautelar: verosimilitud del derecho, peligro en la demora y
contracautela.

El Despacho Interino de Fondo, en tanto implica un anticipo de jurisdicción, reclama la acreditación del
daño irreparable, además de los requisitos enunciados.

III.- La Medida Cautelar Innovativa se despacha inaudita parte.

El Despacho Interino de Fondo requiere un mínimo de sustanciación, de modo de asegurar


razonablemente el derecho de defensa.
En suma, la Medida Cautelar Innovativa y el Despacho Interino de Fondo constituyen preciosos depósitos
de energía del derecho que empleados correctamente son útiles para alcanzar una justa composición de
los intereses de las partes.

ANEXO NORMATIVO

Código Procesal Civil de Perú

"Art. 674: Medida temporal sobre el fondo: Excepcionalmente por la necesidad impostergable del que la
pide por la firmeza del fundamento de la demanda y prueba aportada, la medida puede consistir en la
ejecución anticipada de lo que el juez va a decidir en la sentencia, sea en integridad o sólo en aspectos
sustanciales de ésta.

"Art. 677: Asuntos de familia e intereses de menores: Cuando la pretensión principal versa sobre
separación, divorcio, patria potestad, régimen de visitas, entrega de menores, tutela y curatela, procede
la ejecución anticipada de la futura decisión final, atendiendo preferentemente el interés de los menores
afectados con ella.

"Si durante la tramitación del proceso se producen actos de violencia física, presión psicológica,
intimidación o persecución al cónyuge, concubino, hijos o cualquier integrante del núcleo familiar, el juez
debe adoptar las medidas necesarias para el cese inmediato de los actos lesivos.
"Art. 678: Administración de bienes. En los procesos sobre nombramiento y remoción de
administradores de bienes, procede la ejecución anticipada de la futura decisión final a efecto de evitar
un perjuicio irreparable.

"Art. 679: Desalojo. En los procesos de desalojo por vencimiento del plazo del contrato por otro título
que obligue la entrega, procede la ejecución anticipada de la futura decisión final, cuando el
demandante acredite indubitablemente el derecho a la restitución pretendida y el abandono del bien.

"Art. 681: Devolución de bien en el despojo. En el interdicto de recobrar, procede la ejecución anticipada
de la decisión final cuando el demandante acredite verosímilmente el despojo y su derecho a la
restitución pretendida".

Código de Proceso Civil de Brasil

Art. 273 "El juez podrá a requerimiento de parte anticipar, total o parcialmente, los efectos de la tutela
pretendida en la demanda, desde que existiendo pruebas inequívocas, se convenza de la verosimilitud
de la alegación y: 1) Haya fundado temor o daño irreparable o de difícil reparación; 2) En la decisión que
anticipa la tutela, el juez indicará, de modo claro y preciso, las razones de su convencimiento; 3) No se
concederá la anticipación de la tutela cuando hubiera peligro de irreversibilidad de la resolución
anticipatoria; 4) La tutela anticipada podrá ser revocada o modificada en cualquier tiempo, mediante
decisión fundada; 5) Concedida o no la anticipación de la tutela, proseguirá el proceso hasta la sentencia
final".

Código del Proceso Civil de Portugal


Art. 381.1 dispone: "Siempre que alguien muestre fundado recelo de que otro cause lesión grave y
difícilmente reparable a su derecho, puede requerir la providencia conservatoria o anticipatoria
concretamente adecuada a asegurar la efectividad del derecho amenazado".

Código de Procedimiento Civil italiano

Art. 700 Sección sobre providencias de urgencia: "Condiciones para la concesión. Fuera de los casos
regulares de las precedentes secciones de este capítulo, quien tuviese fundados motivos para temer que
durante el tiempo que transcurre para hacer valer su derecho por la vía ordinaria, éste sea amenazado
de un perjuicio inminente e irreparable, puede pedir una medida al juez de proveimiento de urgencia
que, según las circunstancias, sea idónea para asegurar provisionalmente los efectos de la decisión sobre
el mérito".

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[i] PALACIO, Derecho Procesal Civil, reimpresión, VIII, p.15.

[ii] FENOCHIETTO, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, 2º ed., I, p.822.

[iii] PEYRANO, Medida Cautelar innovativa, 1981, p.13.

[iv] PEYRANO, Jorge W., “Medida cautelar innovativa. Balance de situación. Ajustes. Nuevos horizontes”,
publicado en JA 1995-IV-680.-

[v] Ob. Cit. T.VIII, p.177-180.-


[vi] MORELLO-SOSA- BERIZONCE, Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Prov. De Bs. As. Y de la
Nación, comentados y anotados, TºII-C, p.957.-

[vii] Fallos: 316:1833, 320:1635.

[viii] Cfr. CALAMANDREI, citado por PALACIO, op. Cit., pag.32.-

[ix] Fallos: 326:3456.-

[x] MORELLO-SOSA-BERIZONCE, op. Cit., TºII-C, p.496.-

[xi] Fallos:326:3658.-

[xii] PALACIO, Op. Cit. TºVIII, pag.36.-

[xiii] MORELLO-SOSA-BERIZONCE, Op. Cit. Tº II-C, p.564.-

[xiv] PEYRANO, Jorge W, Medida Cautela Innovativa, p.27.- CNCiv, Sala B 15/10/93, LL, 1995-C-682.-

[xv] PEYRANO, Jorge W., Medida Cautelar Innovativa. Balance de situación. Ajustes. Nuevos horizontes.
J.A. 1995-IV-680.-

[xvi] PALACIO, Lino, “La venerable antigüedad de la llamada medida cautelar y su alcance actual, p.112.-

[xvii] BARACAT, Edgar J., Reflexiones sobre la medida innovativa: su pasado y futuro, JA 2002-III-1242.

[xviii] CAVA, Claudia, El leading case de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: caso Camacho Acosta,
en “Sentencia Anticipada (despacho interinos de fondo)”, 2000, Ed. Rubinzal-Culzoni, p.722.-

[xix] CARBONE, Carlos “Comparación de la medida cautelar innovativa y el despacho interino de fondo”
JA 2002-III-1268.-

[xx] BERIZONCE, Roberto O., Tutela anticipada y definitoria, JA 1996-IV-741.-

[xxi] KAMINKER Mario y ARAZI Roland, “Algunas reflexiones sobre la anticipación de la tutela y las
medidas de satisfacción inmediata”, en “Medidas autosatisfactivas”, 1999, Ed. Rubinzal-Culzoni, p.44.-

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