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I. INTRODUCCIÓN
Todo niño o niña desde su gestación en el seno de la madre, va asimilando todos los
procesos de cambios que experimenta (huevo, embrión y feto) y también la madre
(alegría, tristeza, dolor, cambios físicos y psicológicos). Cuando nace ya tiene
internalizado en su ser una serie de factores positivos y negativos que van a formar
parte de su personalidad. El niño y la niña son el fiel reflejo de lo que su hogar y la
sociedad son. Los valores que se le inculca a un niño o niña han de ser el tesoro más
precioso que los padres pueden dejar como herencia a sus hijos e hijas.
La Pastoral tiene una tarea muy importante con los padres y la familia del niño. Debe
procurar generar espacios de amor y de alegría, es decir, un ambiente positivo. Es
urgente y necesario orientar a la familia y a la sociedad sobre el rol que les toca en la
educación del niño y de la niña. La Iglesia no puede estar ajena a esta problemática;
es en este campo que puede ejercer una pastoral infantil a través de diversos programas:
kindergarten, educación inicial, escuela dominical, colegios, escuela para padres, etc. El
futuro de un país y de la humanidad entera está en la buena formación moral y
espiritual de los niños y niñas. Ellos y ellas necesitan desde muy pequeños ser
orientados y educados en la Palabra de Dios. La Biblia tiene muchos testimonios de niños
al servicio de Dios.
II. SITUACIÓN ACTUAL DE LOS NIÑOS
En otros casos los padres están ausentes del hogar por diversos motivos y no
están preparados para educar a sus hijos e hijas en esas situaciones; recurren
para ello a un familiar que los puedan tener o de lo contrario a alguna persona que
realiza el servicio de cuidar niños y entonces se da que para la formación del niño
se apela a la tradición familiar, a costumbres populares o a criterios personales de
quien cría a los niños. En casos extremos se abusa de ellos, hasta el punto de
dañar su físico, su moral, su espiritualidad, y hasta su sexualidad. Se violan todos
sus derechos
Esto nos permite apreciar el tipo de formación familiar que recibe el niño desde
muy temprana edad y que a medida que va creciendo, va internalizando en lo
profundo de su ser y se reflejará en su conducta.
B. En el barrio.- El barrio es otro lugar donde el niño aprende una serie de cosas y
costumbres. Ahí aprende a convivir con los demás, es el medio de escape con su
familia, no se encuentra con la rigidez de la autoridad de los padres, casi diríamos
que se encuentra liberado de su ambiente familiar.
El maestro debe ser el mejor amigo del niño en toda su vida escolar.
Estos niños son aquellos que no entran fácilmente a la categoría de niños excelentes,
generalmente son olvidados por su condición social en que viven. Son los que están
totalmente desamparados por la sociedad.
a. Abandonados.- Son aquellos que caminan por las calles mendigando un pan o
deambulando sin saber a donde ir. Han sido abandonados por sus padres o
tutores. En ellos la personalidad a desarrollar ha de ser el resultado de la influencia
del medio ambiente y del tipo de relación que tenga con las personas de su edad o
mayores. En un contexto social así, éstos niños adquieren costumbres y hábitos
negativos, que difícilmente se podrán cambiar a corto plazo. Sus modelos de vida
no son los grandes personajes de la sociedad que se caracterizan por la
práctica de altos valores morales y espirituales, sino los de la calle.
b. Enfermos.- Generalmente el ambiente del niño enfermo es su lecho o algún lugar
donde permanece largo tiempo para su recuperación y se desarrolla. Unos tienen
enfermedades físicas y otros padecen enfermedades psicológicas. En estos casos
la atención toma dos caminos: uno es la atención simple, casi descuidada, se
realiza en el hogar o en algún lugar asistencial no muy adecuado, sin posibilidades
de contar con las medicinas necesarias. El otro es la atención adecuada, pero
donde no tienen la posibilidad de compartir muy a menudo con sus familiares, ya
sea porque estos lugares se encuentran muy distantes o por el abandono de los
padres.
a. No se puede atender al niño simplemente con relatos o cuentos bíblicos, sino que
se le debe complementar con temas de la vida cotidiana, para poder interpretar
mejor la realidad desde una perspectiva cristiana.
b. Las formas verbales casi no deben usarse, es conveniente usar la forma de la
expresión en forma creativa (arte), como medio para posibilitar la expresión del
niño, sus conflictos, ideas, etc.
c. Las dificultades que experimentan los niños requieren en su proceso de ajuste a
la sociedad una atención pastoral y ésta debe estar al alcance del niño.
Las actividades que realice la iglesia con niños y niñas deben tener en cuenta todo
lo expresado hasta aquí. Si hubiera niños y niñas de la comunidad que no son
parte de la congregación, no se les debe forzar a asistir a los cultos, sino invitar a
asistir juntos con sus padres. Nuestra misión principal es formarlos con valores
cristianos y que puedan expresar su fe en la comunidad cristiana a la que
pertenecen.
La aceptación y la valoración son los ladrillos básicos dentro de la construcción de una buena
autoestima. El niño que se siente aceptado como es, es un niño que aprende a asumir sus
errores y, posteriormente, es capaz de mejorar y convertirlos en virtudes. Los padres deben
tener una idea realista y clara de cómo es su hijo y aceptarle como es. Corregirle, educarle y
actuar con firmeza y cariño es fundamental para mejorar la opinión que el niño tiene de sí mismo.
Nos preguntamos muchas veces por qué es importante y necesario que eduquemos a nuestros
hijos a través de los valores. Educar a nuestros hijos para que aprendan a dar valor a algunas
conductas y comportamientos les ayudará a convivir de mejor manera y a sentirse bien en
el ambiente en que se encuentren.
Para conseguir que los niños sean ordenados, estudiosos, alegres, sinceros, responsables, y que
sean constantes en lo que sea posible, parece difícil pero no lo es tanto. Se puede motivar a los
niños, desde la más temprana edad, a que aprendan y sepan lo que esperamos de ellos y para
ellos.
La motivación es lo que más puede colaborar en la tarea de educar a los niños, despertando en
ellos una acción positiva en todas las tareas que realizan durante su cotidiano.
Después de conocer las frases que alimentan y estimulan la afectividad de los niños y mejoran su
comunicación y diálogo con la familia, es recomendable que se haga un ejercicio. Añade algunas
frases que normalmente usas en tu casa con tu hijo al listado abajo. Obsérvalas y verifica de qué
forma están motivando a tu hijo. Seguro que tu hijo has presentado un comportamiento deseable.
Presentamos las frases para una motivación positiva y la consecuente relación con la actitud
promovida. Las frases positivas deben ser usadas a menudo. Delante de otras personas
aumentan su eficacia; pero, en presencia de hermanos pueden producir celos.
Así que hay que tener mucho cuidado para no sobrepasarse en este sentido. Es recomendable
sorprender a los hijos haciendo algo bueno para ellos y decirles lo mucho que se les quiere. Que
lo hagamos por lo menos una vez al día, no sería mala idea. Siguen las frases. Primero, lo que
dicen los padres y luego la actitud que promueven las palabras.