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PSICOSOCIALES
TUTORA:
FUNDACION UNICLARETIANA
MAYO - 2018
El presente trabajo busca analizar los aportes en materia de procesos psicosociales, que han
hecho PAULO FREIRE Y ORLANDO FALS BORDA, como manera de fortalecer los
conocimientos que se adquieren para la formación en esta materia, y focalizar mejor los
diferentes conceptos que llevan a enfocar las acciones de los procesos mismos a la hora de
brindar la atención. Fundamentar los procedimientos dentro de los métodos de intervención
empleados en cada caso según las condiciones y particularidades de una situación. El
abordaje de nuevas formas de pensamientos y el planteamiento de soluciones basadas en
sus criterios.
Los procesos sociales concretos en que se ejecuta la inserción (en un determinado sitio o
coyuntura) sino actuando en ellos y militando para provocar cambios políticos, sociales y
económicos en una dirección determinada. Así se adquiere una información fiel y
multidimensional que se niega, por lo general, a los etnólogos clásicos, y que sirve para
estimular el esfuerzo y ganar las metas de los grupos claves.1
Paulo Freire fue un educador y experto en temas de educación, de origen brasileño. Uno
de los más influyentes teóricos de la educación del siglo XX. ¿Quién es Freire? Sus libros y
artículos llegan a un público cada vez más amplio. Siendo un pensador que busca en lo
posible el marco del diálogo y de la discusión para explicitar sus puntos de vista, su
pensamiento escrito constituye una síntesis difícil de asimilar globalmente y se presta,
como lo ha ido mostrando la experiencia, a numerosas interpretaciones sesgadas. Ciertos
lectores latinoamericanos tienden, por ejemplo, a considerar las concepciones de Paulo
Freire como un catecismo de la toma de conciencia popular o un recetario de la
movilización de masas.
1. Orlando Fals Borda, Ciencia propia y colonialismo intelectual (Bogotá: Carlos Valencia, 1981) 116.
Muchos cristianos creen, por su parte, percibir en las apretadas páginas de sus libros un
humanismo del cambio social por las vías de la conversión (o la iluminación) de los
individuos ciegos o desposeídos. Numerosos europeos constatan en el
pedagogo brasileño ciertos ímpetus «tercermundistas» que descalifican, a ojos de ellos, sus
concepciones y las vuelven ociosas en el contexto de sociedades altamente industrializadas.
Más de un pedagogo confunde el método psicosocial con una versión más o menos
«abrasilerada» de la pedagogía institucional o con un simple sistema de alfabetización, más
barato y eficaz que el método «funcional » de la UNESCO.
Paulo Freire comienza a elaborar su teoría pedagógica en la segunda mitad del siglo XX en
el contexto de una América Latina económicamente dependiente o, como decían los
expertos en economía de entonces, “subdesarrollada”. Las grandes diferencias sociales,
entre las que hay que resaltar la pobreza de importantes sectores de la población,
constituían un hecho común a las naciones de la región. Demográficamente la zona se
caracterizaba por tener, en su conjunto, la natalidad más alta del mundo, una población muy
joven y una proporción de analfabetos que constituía una nota destacada en la compleja
trama de la realidad latinoamericana. El inicio de la década de los años sesenta supuso, en
lo económico, el auge del denominado “desarrollismo”. Se llamó así la teoría que
consideraba el desarrollo como un proceso lineal que parte, justamente, del subdesarrollo
(situación en la que supuestamente se encontraba América Latina) para llegar, después de
atravesar varias etapas, al desarrollo, situado en el extremo final del proceso. El
subdesarrollo aparece, de esta manera, como una carencia que es posible superar con la
condición de ajustarse al modelo de desarrollo que se corresponde con la situación
económica y social lograda por los países hegemónicos. Esta teoría percibió la educación
como un sector auxiliar para sus propósitos económicos. Le adjudicó, como objeto
fundamental de su tarea, la preparación de los “recursos humanos” para lograr llegar al fin
de ese proceso lineal, o sea, al desarrollo, a través de la industrialización. Por lo tanto, el
desarrollismo no supuso sólo una importación de modelos económicos, sino además el
afianzamiento de concepciones pedagógicas que sirvieran a sus fines. Éstas fueron
denominadas por algunos teóricos de la educación, “pedagogías desarrollistas”2. Tanto el
modelo económico como el pedagógico del desarrollismo, ambos importados de los países
ricos, son modelos abstractos, supuestamente válidos para todas las sociedades, que no
tienen en cuenta las singularidades de cada una de ellas. Las pedagogías desarrollistas no se
plantearon las cuestiones de fondo de la educación, es decir, su relación con el contexto
histórico, político y con las estructuras sociales concretas de las naciones latinoamericanas.
De ahí que se diera prioridad en el currículo a todas aquellas cuestiones que tendieran al
logro del crecimiento económico. Con este fin, se propiciaron reformas con las que se
pretendía un rápido adiestramiento de la mano de obra productiva para el proceso de
industrialización. Así, acompañando al desarrollismo, la planificación educativa
internacional, iniciada al comienzo de esta época, tuvo en América Latina un importante
ámbito de experimentación.
2 Nassif, R. (1984). Las tendencias pedagógicas en América latina (1960-1980). En, Nassif, R.; Rama, G. W. y Tedesco, J. C. (coords.).
El sistema educativo en América latina (pp. 53-95). Buenos Aires: Kapelusz/UNESCO/CEPAL/PNUD, p. 56.
3 Freire, P. (1980). El mensaje de Paule Freire. Teoría y práctica de la liberación, p. 85. Madrid: Marsiega
Pensamiento crítico implica una profunda reflexión, sobre la dinámica social en la que se
maneja el ser humano actualmente, es una apropiación de conocimientos concretos y
específicos sobre la problemática que enfrenta una sociedad, de tal forma que se pueda
hacer de forma argumentada y fundamentada una radiografía de la actualidad, una
valoración que permita establecer las causas de la problemática, significa entonces el
establecimiento de unos criterios en los se pueda organizar una dinámica de atención ante
las situaciones presentadas de e ámbito profesional.
Las teorías críticas que han planteado PAULO FREIRE Y ORLANDO FALS BORDA, son
esa profunda y sustentado análisis social al cual nos hemos referido en el párrafo anterior,
el sentido social que busca organizar la administración del poder político en beneficio de
todos sin distingo de clases sociales.
Los planteamientos críticos van encaminados entre otras cosas a fortalecer los lazos de
hermandad en los seres humanos, se hacen de forma analítica ante la evidente desigualdad
social que marcan la composición de esta nación, buscar entonces esas alternativas de
solución desde las ciencias sociales para estabilizar el comportamiento y desenvolvimiento
de las personas en un ámbito de desarrollo comunitario. Esto no implica la destrucción de
los capitales ni la concepción del establecimiento de formas de comunistas de asociación o
administración de los bienes, sino una reflexión de permita entender las necesidades de los
demás y poder establecer formas de inclusión social en las que todos se puedan desarrollar
en igualdad de condiciones y oportunidades.
La teoría critica entonces, nos permite el análisis de una realidad social para atender desde
nuestra ética profesional, las diferentes situaciones que se presentan en la sociedad.
Nuestro país necesario la intervención psicosocial para ayudar a generar una reflexión
profunda sobre la importancia de una sana convivencia.