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“La atención en las instituciones de salud a las victimas del conflicto armado en

Colombia”
(ENSAYO)

“El personal de salud también debe ser sensibilizado en la realidad social que origina el padecimiento
físico de quien requiere su intervención, sensibilidad que difícilmente se adquiere si se aísla al sujeto
de la intervención en un consultorio...” (Pág. 12)

A menudo encontramos ambientes locativa y emocionalmente fríos en los espacios institucionales de


atención en salud, donde el afán por el cumplimiento de indicadores y el crecimiento de la cantidad de
población atendida, terminan por impedir el reposo de una mirada sensible en problemáticas especificas
como la violencia sufrida bajo la crueldad del conflicto armado en nuestro país.

Pero es que además, las instituciones de atención en salud parecen estar automáticamente asociadas a la
enfermedad física y con ella la movilización de los profesionales que le conforman, solo ante el dolor
específicamente físico, el cual parece encontrarse estandarizado y aparentemente controlado desde la
literatura biológica y su modelo de atención.

Modelo que aquellos psicosociales que nos movemos diariamente en estos espacios, pretendemos e
intentamos modificar, como un aporte solidario no solo para la victima, cualquiera que sea su caso,
sino para nosotros mismos, quienes recepcionamos una carga emocional saturada de dolor, de tristeza,
de frustraciones, rencores y desasosiegos que produce ese tipo de dolor, y que ningún medicamento
contenido dentro del vademecúm podría calmar.

Cabe entonces anotar, que en cada paciente y en cada victima por similares que parezcan sus
condiciones, el dolor toma una forma distinta, se ilustra con diversos elementos que la representación
mental de cada ser humano le permite pintar y como si fuera un lienzo estampado con dramatismo real
espera la mirada atenta, afectuosa y reparadora de una sociedad no solo médica, sino en general, no
para sanarse, porque tal vez no logren en su mayoría hacerlo, sino para sentir el apoyo, la escucha y la
ayuda que contribuya a desenfrenar una postura resiliente de una historia vivida, que si bien les
marcará por el resto de su existencia, también puede convertirse en un impulso de superación,
aprendizaje y fuerza para continuar su camino de vida soltando cargas, retomando ilusiones y
estructurando sueños.

Pero para esto, es preciso dar libertad a la construcción de memorias individuales y colectivas, en
espacios de intervención abiertos, que permitan la libertad al arte, al drama, al juego, al deporte, a la
escritura, a la música, a la palabra e incluso al llanto, haciendo memoria a aquella frase coloquial que
dice “las mejores producciones se hacen cuando el corazón llora”… pero que también podría
decir...”las mejores intervenciones salen cuando la libertad para la expresión se ajusta a cada
individualidad, contenida en una colectividad”.

Como referencia este hermoso y sentido poema, que en medio de mi revisión sobre la atención a
victimas del conflicto armado en Colombia me encontré… y que refleja la realidad vivida, llorada y
sufrida por seres que aun estando vivos, mueren dentro su propia historia, para tal vez renacer de entre
las cenizas como un ave fenix, pero ahora más fuertes, mas crudos y mas contaminados por la indolente
violencia que les atropella, pero también por la cruda indiferencia con la que fácilmente se encuentran
en la sociedad y en los espacios que se supone los reparará en alguna medida, como las instituciones de
salud...

MONOLOGO DE ALGUIEN SIN VOZ


,Darío Jaramillo Agudelo

Mi tierra ya no es mi tierra .
Fui expulsado de ella, salí a medianoche sin rumbo,
salvando la vida como si mi vida valiera alguna cosa.
El resto lo perdí, la casa, los muebles,
las fotos y las cartas que me conectaban
con los muertos de mi sangre.
Todo quedo abandonado,
de alguna manera muerto,
muerto como yo que comencé a morir entonces.
Salí con las manos vacías, sin tiempo para llorar,
también sin pasado salí de esa tierra que
ya no es mía.
El espejo de esta casa se niega a reflejarme,
nadie me reconoce.
Sin lugar y sin pasado,
esta tierra no me reconoce.
Ya no hay casa.
En el lugar habitan gentes que llegaron de
ninguna parte.
Ahora soy un nómada, una planta sin raíces,
un hombre sin nombre y sin memoria.

Tomado de https://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/16-poemas-sobre-la-violencia-en-
colombia/76081

Visto desde ahí, un enfoque psicosocial en la atención a victimas del conflicto armado no solo se hace
pertinente, sino justo, mas si se tiene en cuenta las normativas gubernamentales en torno al perdón y
olvido que como dice el artículo de referencia, ponen en evidencia los impactos psicológicos y sociales
que ha dejado la guerra interna, en un país que aunque hace esfuerzos por reparar, aún no cuenta con la
claridad y las herramientas para hacerlo efectivo.

Sin embargo, el proceso de sensibilización frente a la atención a población victima del conflicto
armado debe iniciarse desde la academia, en todas las facultades, de manera que el enfoque de atención
se aplique desde todas las disciplinas involucradas, con una visión reparadora, rompiendo el paradigma
de atención en espacio cerrado, y con un profesional bata blanca que es supremo ante su paciente,
resultando en ocasiones castrante, sino mas bien con una formación que eduque para escuchar, para
comprender la existencia del dolor emocional como parte fundamental de la problemática, pero
sobretodo para percibir a cada victima como un ser humano necesitado de sentir el trato solidario,
profesional y humano de quien le atiende en cada institución, incluso cuando físicamente no se le halle
enfermo.
Pero además se requiere claridad en los procesos de atención, las rutas a seguir, la normatividad legal
que cobija a las victimas, los protocolos de atención y la capacitación continúa al personal a cargo,
llevando como bandera el trato humanizado y respetuoso, con políticas públicas divulgadas, eficientes
frente a las necesidades y objetivos a cumplir y ajustadas al término “reparación”.

Para concluir, considero importante tomar en cuenta que el caso de cada victima tiene elementos
diferentes, su problemática por tanto es distinta, sus elementos resolutivos también lo son, su
percepción ante la experiencia vivida y su posibilidad de sobrevivir a ella siempre se tornará distinta,
pero sobretodo su cultura, sus costumbres y su idiosincrasia merecerán respeto en cualquiera que sea la
institución que les reciba, les atienda y les acompañe.

MONICA YEIMY CHAMORRO MUÑOZ


DIPLOMADO EN ATENCIÓN PSICOSOCIAL A VICTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO EN
COLOMBIA.
Yumbo.

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