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Qué es un pacto colusorio.

Qué es un pacto colusorio. Guía práctica para evitar problemas.Qué es el pacto


colusorio. Cómo se puede evitar que perjudique o cause problemas a mi empresa. Qué
es la colusión entre empresas. Entra en Héroe Fiscal y lee nuestro consejos y
recomendaciones.
Podríamos decir que el comportamiento natural de las empresas es de competir, el de
tirar cada una en una dirección. No obstante, también existen diversos cauces, unos
permitidos y otros prohibidos, de cooperación entre empresas, incluso entre empresas
competidoras de un mismo sector. Los acuerdos colusorios son, o deben ser, en cierto
modo una forma excepcional de actuación de las empresas.
¿Qué se considera prácticas colusorias y cómo las considera la ley?
Los acuerdos colusorios son acuerdos entre empresas para repartirse algún mercado.
De esta forma se puede impedir completamente la entrada de nuevos competidores, o
al menos restringirla. También se puede pretender dar una falsa sensación de que las
empresas compiten. Por ejemplo, pueden ponerse de acuerdo para fijar los precios,
para repartirse el mercado, para producir menos, para fijar condiciones en los contratos
que minen la competencia.
Los acuerdos colusorios no son una novedad de nuestros tiempos. En el segundo
volumen de la enciclopedia The Oxford Encyclopedia of Economic History (página 342)
podemos observar algunos ejemplos.
Por ejemplo, ya en el siglo XIV, los comerciantes de vino del sur de Francia se pusieron
de acuerdo para controlar los precios. Igualmente, el propio gobierno de Venecia
auspició en el siglo XIII la formación de un cártel entre sus mercaderes que se dedicaban
a la importación de bienes de Alejandría. Son solamente dos ejemplos de una práctica
que se ha venido realizando a lo largo de la Historia y que han involucrado, en algún
momento, a empresas de los más diversos sectores.
Todos estos acuerdo están prohibidos por la Ley de Defensa de la Competencia, salvo
determinadas excepciones.
Pero no es necesario para realizar esas prácticas llegar a acuerdos entre las partes,
simplemente es necesario que las empresas implicadas se comporten de forma
consciente de la misma manera que si hubiesen llegado a un acuerdo colusorio.
Pongamos un ejemplo. Si todas los comercios de una localidad subiesen los precios en
el momento de mayor demanda de un determinado producto, sin que haya razones de
coste que lo justifiquen, no es necesario que lleguen a un acuerdo, pero se comportan
como si hubiese llegado a un pacto colusorio. Eso es así porque, dado que los costes son
los mismos, lo lógico sería pensar que hay un incentivo natural a no subir el precio
mientras los otros lo hacen, porque sería la manera de llevarse la clientela. Si no lo hace
nadie es para «respetar» un pacto tácito. Todos son conscientes de que subiendo los
precios ese «pacto» (aunque no hayan pactado nada) se puede mantener en el tiempo
y los comerciantes venderán a un precio mayor, con mayores beneficios. Se trataría de
evitar una práctica conscientemente paralela.
¿Quiénes pueden resultar perjudicados por los acuerdos colusorios?
En primer lugar, pueden salir perjudicados los clientes. El objetivo de los acuerdos
colusorios suele ser elevar los precios. Si los posibles proveedores de algún bien o
servicio que necesita su empresa llegan a acuerdos que elevan los precios, su empresa
se verá afectada.
El aumento de los precios de aquello que adquiere su empresa llevará consigo un
aumento de sus costes y, si ese aumento no es trasladable al cliente en forma de
mayores precios, supondrá que el margen de la empresa se reduzca.
Si ese incremento de costes se lleva a los precios, la empresa también puede resultar
perjudicada porque, ante unos mayores precios, puede tener una menores ventas, lo
que también perjudicará la rentabilidad de la empresa por la menor rotación de sus
activos.
Precisamente esa disminución de las ventas de sus clientes puede ser uno de los
objetivos de los acordantes de los pactos colusorios. Con las menores ventas de sus
clientes se pone en peligro las posibilidades de expansión de las empresas de sus
clientes, lo que otorga a los proveedores mayor poder en las negociaciones con sus
clientes, y puede conducir a situaciones de abuso de la posición dominante.

También se pueden producir acuerdos colusorios entre los clientes que afceten a los
precios que puedan cobrar sus proveedores. Normalmente se da en sectores donde los
posibles proveedores son muchas empresas pequeñas que suministran sus productos o
prestan sus servicios a un pequeño grupo de clientes. El efecto suele ser que menos
empresas puedan participar en el sector, dados los menores precios. Es decir, estos
pactos colusorios llevan al cierre de una parte de pymes.

Los pactos colusorios entre competidores de la empresa son menos habituales,


particularmente cuando la empresa está más asentada. La razón es que si actúan con el
único fin de elevar los precios, nuestra empresa podría llevarse la clientela simplemente
manteniendo los precios.

Sin embargo, si se pueden producir acuerdos colusorios que hagan que los competidores
bloqueen la entrada de potenciales nuevos competidores. De este modo nuestra
empresa podría tener problemas para iniciar nuevas actividades. Esos acuerdos muchas
veces implican también a determinados proveedores o clientes.
La economía en general puede verse afectada por aquellos acuerdos colusorios que
están prohibidos, ya que se producen menores cantidades de bienes y servicios de las
que se podrían producir. Producir esas unidades tendría un coste menor al que estarían
dispuestos a pagar los consumidores finales.

¿Existen acuerdos colusorios permitidos por la ley?


Sí, aunque lo normal entre las empresas de un sector sea la competencia, también
puede haber beneficios de llegar a determinados acuerdos. Es el caso de aquello
acuerdos que facilitan la producción, la comercialización o la distribución de bienes o
servicios. Y también hay acuerdos que favorecen el progreso técnico.

En definitiva, se trata de acuerdos que facilitan la obtención de algo nuevo (como un


nuevo producto, una nueva materia prima, un nuevo proceso de producción o una
mejora sustancial de los ya existentes) o la reducción de los costes producción,
comercialización y distribución de los bienes y servicios ya existentes.
Es decir, existen beneficios a repartir de la iniciativa, los derivados del menor coste o de
la mayor valoración por los consumidores finales. El artículo 1.3 de la Ley de Defensa de
la competencia exige que los consumidores puedan participar de forma equitativa de
las ganancias. Por ejemplo, si el coste del producto es menor gracias a las iniciativas
llevadas a cabo tras el acuerdo, eso habrá de notarse en el precio.
También han de ser acuerdos equitativos entre las empresas participantes. No deben
imponer más condiciones de las estrictamente indispensables para conseguir los
objetivos. De lo contrario podrían ser una fórmula para desprenderse de competencia
incómoda.
Y no deben ser acuerdos dirigidos a levantar un muro que impida que terceras empresas
ajenas a los acuerdos puedan competir con los acordantes.
Esa previsión de que determinados acuerdos no estarán prohibidos está recogida
también en la normativa comunitaria. Existen reglamentos comunitarios que
expresamente declaran permitidas determinadas categorías de acuerdos.
¿Cómo evitar que los acuerdos colusorios perjudiquen a mi empresa?
Los acuerdos colusorios pueden ser objeto de sanción por la Comisión Nacional de la
Competencia. Pueden imponerse sanciones que pueden situarse por encima del 5% y
hasta el 10% del volumen de negocio total del ejercicio anterior si los acuerdos
colusorios se producen entre competidores o de entre el 1% y 5% si no se producen
entre competidores.
Para evitar los perjuicios de una posible sanción, la mejor medida es no llegar a acuerdos
colusorios prohibidos. Si la empresa ha participado en acuerdos colusorios, una
posibilidad para evitar la sanción es ser la primera en facilitar información a la Comisión
Nacional de la Competencia para iniciar las investigaciones, es decir,

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