LA FAMILIA COMO NÚCLEO Y PILAR DE NUESTRA SOCIEDAD
Para nosotros, la familia es la célula principal de la sociedad, es donde
se aprenden los valores y la práctica de éstos constituye la base para el desarrollo y progreso de la sociedad. Es, quizá, el único espacio donde nos sentimos confiados, plenos; es el refugio donde nos aceptan y festejan por los que somos, sin importar la condición económica, cultural, intelectual, religión a profesar o preferencia sexual. La familia nos cobija, apoya, nos ama y respeta. Años atrás, se entendía por familia a aquella integrada por la madre, el padre y los hijos, un concepto clásico llamado familia nuclear. Aquí se construye la formación de la personalidad de cada uno de sus miembros; es el pilar sobre el cual se fundamenta el desarrollo psicológico, social y físico del ser humano; es aquí donde se nos enseñan las responsabilidades y obligaciones; es donde actuamos con la mejor visión de nosotros mismos. Si todos los individuos creciéramos dentro de un seno familiar, la sociedad se enfrentaría a menos problemáticas: Tendríamos el sentido de responsabilidad bien definido, habría menos violencia (dentro y fuera del hogar) y más respeto tanto por la naturaleza como por el entorno social. Sin embargo, no todos tenemos la dicha de crecer dentro de una familia amorosa, estable y unida; muchos individuos prefieren separarse de sus familias porque en ella no encuentran amor, respeto o apoyo y es ahí cuando deciden salir a buscar refugio en otras distracciones donde ponen en riesgo su integridad física, mental y emocional. Si el núcleo de la célula está dañado, la sociedad adolece de estas fracturas y las refleja en sus relaciones y entornos; surgen acciones de violencia, desapegos, inconformidades. La estructura familiar es el conjunto invisible de demandas funcionales que organizan los modos en que interactúan los miembros de una familia. 0 dicho de otro modo: el conjunto de demandas funcionales que indica a los miembros como deben funcional. Así pues, una familia posee una estructura que puede ser vista en movimiento. Una familia es una estructura, ya que, se compone de un conjunto de familiares, entre los cuales existen unas relaciones específicas. El padre y la madre comparten. Los padres con los hijos y los hijos entre sí comparten amor. Los hermanos juegan entre sí. El padre provee de alimento y abrigo al resto de la familia, la madre provee de cuidado y servicio doméstico a la familia, etc. Otras familias serán menos convencionales que esta, pero en todas encontraremos una estructura formada por familiares y relaciones familiares. La familia está fundada en el matrimonio, que es exclusivamente la unión estable, por amor del hombre y de la mujer, para complementarse mutuamente y para transmitir la vida y la educación a los hijos. Es mucho más que una unidad legal, social o económica. Es una comunidad de amor y solidaridad, para trasmitir e instalar en las mentes las virtudes y valores humanos, culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, así como los principios de convivencia, tanto internos como externos, que tan esenciales es para el desarrollo y el bienestar de sus miembros. FAMILIAS DISFUNCIONALES Una familia disfuncional es toda familia que no es capaz de proveer lo necesario para que los hijos crezcan sanos (tanto física como emocionalmente) y felices. Disfuncional significa que hay un desarreglo en el funcionamiento o en la función que le corresponde. Cuando este calificativo se aplica a familia, habla precisamente de lo mismo: una familia que no cumple con las funciones que les corresponden, una familia disfuncional. Una familia es mucho más que la suma de individualidades, es un sistema dinámico y flexible de interrelaciones entre sus miembros que se dan para cubrir las necesidades materiales, sociales, culturales, espirituales y afectivas de sus miembros. En una familia funcional están satisfechas todas esas necesidades. Si hay conflictos o crisis, sus integrantes se complementan y apoyan para hallar las soluciones, alcanzar el desarrollo pleno y, en esencia, ser felices. En la familia disfuncional la situación es diametralmente opuesta. En una familia disfuncional, es posible encontrar más de una de las situaciones que se describen a continuación. La presencia de cualquiera de estas variables es un llamado de atención a toda familia que se considere funcional, y puede hacer evidente la necesidad de acudir a terapia familiar. Dependencia y manipulación emocional La dependencia emocional limita el crecimiento y el desarrollo personal. La sobreprotección de los padres genera inseguridad y dependencia en los hijos. Alguno de los padres es tan inmaduro que es manipulado y sometido por el otro. Violencia intrafamiliar Uno de los padres ejercer un dominio absoluto y autoritario, mientras que el resto de la familia acepta estar sometido. Hay abuso físico, verbal o sexual. El otro padre y los hijos niegan el abuso evidente. Los niños consideran normal la violencia. No hay empatía Como no se satisfacen las necesidades básicas de aceptación y afecto, los miembros de la familia no son empáticos ni sensibles entre ellos. No hay tolerancia, se culpabiliza al otro. Algunos niños son y se sienten rechazados o son injustamente tratados. Prejuicios de género Los padres prefieren a los hijos de un género. Le asignan responsabilidades excesivas o niegan la educación y el afecto a los hijos de otro género. Los padres quieren imponer su orientación sexual a los hijos, ya sean heterosexuales u homosexuales. Conflictos Hay conflictos permanentes entre los padres, ya sea que estén separados o que deban separarse pero no lo hacen. El conflicto entre los padres les impide velar por los hijos. Ausencia Los padres están ausentes por exceso de trabajo o por otras adicciones como el alcohol, drogas o juego. No hay tiempo para compartir en familia ni hacer cosas juntos. En la lucha por el poder económico, moral o emocional, dentro del seno familiar es frecuente que surjan alianzas que literalmente subyugan a ciertas personas. Y lo más sorprendente es que la mayoría de estas relaciones anómalas se generan de forma inconsciente, es decir, nadie en la familia termina de darse cuenta de lo que realmente está sucediendo. Otra de las características de una familia disfuncional es la existencia de alianzas entre algunos de sus miembros, que pretenden de este modo alcanzar mayor poder en detrimento de otros. La sobreprotección es uno de los mecanismos más usados para ejercer control sobre un padre, un hijo, o un hermano. En este sentido, los investigadores han creado la denominación de padres helicóptero para referirse a aquellos progenitores que tratan de dirigir la vida de sus hijos ya adultos, decidir los asuntos importantes por ellos, y presionar para que la relación con el resto de familiares se lleve a cabo según su criterio. Muchas veces logran dicha influencia a través del apoyo económico, estrategia que, por otra parte, impide que sus vástagos lleguen algún día a ser por completo autónomos ya que, sencillamente, no lo necesitan. Los mensajes mixtos que se transmiten en muchas familias disfuncionales también generan conflictos morales. Consisten en pedir a los miembros unos valores de cara al exterior y otros opuestos de puertas adentro. La familia funciona como los vasos comunicantes: cualquier modificación en un punto repercute en el otro extremo, de forma más o menos manifiesta. Pero, además, el sistema familiar se organiza no solamente por «fuerzas conscientes», sino también por «fuerzas inconscientes» (vivencias que influyen en la vida cotidiana de cada persona, pero que no han salido a la luz del día; nos dirigen incluso a pesar nuestro). Y eso es así, porque la familia es un haz de tensiones (positivas y negativas) que tienden necesariamente al equilibrio, aunque para ello se deba sacrificar una parte de la misma realidad grupal. Así, pues, la familia es como una gran masa de agua: podemos contemplar los objetos de la superficie (conflictos expresados), pero las corrientes subterráneas del fondo pasan inadvertidas (son esas energías inconscientes que constituyen la trama de la misma existencia individual o familiar). En términos generales, podríamos afirmar que el entorno familiar puede facilitar o dificultar el desarrollo psicológico del niño. Lo que es evidente es que la familia nunca será un elemento insensible en la evolución del niño, sino que, como un catalizador en una reacción química, tiene el poder de acelerar o retardar el final del proceso. Lo favorecerá creando un encuadre acogedor y, al mismo tiempo, liberador de las posibles tensiones y conflictos internos del niño. Es preciso que el niño se sienta amado, aceptado y comprendido, no solo cuidado, por todos los miembros familiares, principalmente por los progenitores. La familia es, por tanto, catalizadora del desarrollo psicológico de los hijos. Como las sustancias químicas que aceleran o retrasan las reacciones, la familia puede impulsar o frenar el desarrollo de una buena salud emocional en los hijos. PRINCIPALES PROBLEMATICAS EN LAS FAMILIAS DE LA ACTUALIDAD Los problemas de familia están presente en todo tipo de relaciones familiares ya sean monoparentales, homoparentales, nuclear, extensa, ensamblada, adoptiva... normalmente estos problemas son solventados de forma eficaz dentro del seno familiar, no obstante hay veces que las relaciones están tan deterioradas que la familia no puede solucionarlos por lo que es necesario acudir a ayuda externa para hacerlo. Falta de comunicación: dificultad para la expresión de emociones o necesidades. Conductas inadecuadas o impulsivas: peleas, consumo de sustancias, etc Dificultades en la adaptación al cambio: llegada de un nuevo miembro de la familia, cambios de domicilio, pérdidas de trabajo, perdidas de un ser querido. Patologías de algún miembro de la familia: desarrollo de enfermedades inhabilitantes o crónicas, tanto a nivel físico como mental. Excesiva rigidez o permisividad: Gestión de normas muy estrictas o permisivas, querer tener razón siempre coartando libertades de los otros miembros de la familia. Gestión de las tareas cotidianas: asunción de responsabilidades en las tareas de la casa, gestión de la economía familiar Conflictos externos de los hijos: problemas con los amigos, problemas en el colegio. Toma de decisiones: permitir decisiones o denegarlas a algún miembro de la familia, no saber ceder. Faltas de respeto: gritos, insultos, agresiones físicas... La terapia familiar se centra en la búsqueda de soluciones al conflicto, en aumentar el respeto de cada miembro como individuo con sus deseos y sus necesidades, aumento de la compresión mutua y apoyo emocional. Desarrollo de actividades de cohesión familiar y estrategias de comunicación eficaz, todas ellas encaminadas a mejorar el funcionamiento de la familia como grupo y a cada miembro de manera individual. No hay duda de que todas estas situaciones afectan las familias y por lo tanto, las relaciones que se establecen al interior de éstas. Pero también hay que considerar que las familias han entrado en un conflicto generado por los cambios sociales, por un lado se resisten a cambiar y adaptarse a la nueva sociedad y a las nuevas exigencias de éstas y por otro, sienten la "necesidad" de cambiar para no desaparecer. Pero de qué forma cambiar, qué hacer, cómo hacerlo, cómo relacionarse de una forma diferente, si los patrones y los valores con los que crecimos no calzan ahora, cómo ser padres en una sociedad tan diferente a la nuestra que cambia tanto, cómo comunicarnos con nuestro hijos, sí nuestros padres no nos lo enseñaron a hacerlo, qué es un ser un buen padre o madre, qué hacer con tanta información contradictoria o negativa. Estas y otras preguntas son difíciles de responder solos, quizá entre todos y creando espacios de reflexión podamos construir un nuevo camino para la familia y para la sociedad.