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La civilización grecolatina
Introducción
Grecia
La civilización griega nació en las islas y costas del mar Egeo, en el Mediterráneo
oriental. Este marco geográfico resulta decisivo para entender la evolución
histórica de Grecia, marcada por las relaciones con las civilizaciones próximo-
orientales y la expansión marítima.
A lo largo del III milenio a.C. se fue desarrollando en Creta, la mayor de las islas del
Egeo, una civilización que alcanzó su máximo esplendor entre el 2200 y el 1500
a.C. Gracias al comercio y al dominio marítimo, la civilización cretense alcanzó una
prosperidad notable, cuyo rasgo más característico es la construcción de palacios,
entre los que destaca el de Cnosos. Además, los cretenses desarrollaron su propio
sistema de escritura, el Lineal A, que aún no ha sido descifrado.
A mediados del II milenio una explosión volcánica destrozó la isla, produciéndose
el colapso de la civilización cretense.
Tras el colapso del mundo micénico la región egea entró en una época conocida
como Edad Oscura. Ello se debe tanto a la falta de fuentes escritas como al
empobrecimiento y atraso que se registró en la región: las ciudades se
abandonaron, el comercio se interrumpió, la población se dispersó y el pastoreo se
convierte en la principal actividad económica.
Sin embargo, la Edad Oscura, constituye un periodo de gran importancia en la
formación de la civilización griega, pues en ese periodo se produjo la transición de
lo prehelénico a lo helénico y el paso del bronce al hierro.
En el siglo VIII a.C. el Egeo vive un renacimiento cultural que dará lugar al fin de la
Edad oscura y al nacimiento de la civilización griega propiamente dicha. Ésta se
divide en tres grandes etapas: época arcaica, época clásica y época helenística.
Roma
La ciudad de Roma fue fundada por un pueblo latino en el siglo VIII a.C. en el
centro de la península itálica, en un lugar estratégico por su situación natural –un
vado del río Tíber, punto importante en la ruta comercial marítimo-fluvial que por
allí pasaba– y por su cercanía a dos civilizaciones muy avanzadas –la griega, cuyas
colonias se situaban al sur de la Península, y la etrusca, al norte–.
De la monarquía a la república
Desde su fundación, Roma mantuvo diversas guerras con sus vecinos. El carácter
gurrero y la creación de un potente ejército permitió a los romanos emprender un
expansionismo conquistador que daría lugar a la formación de un enorme imperio.
En la expansión de la República romana podemos distinguir cuatro fases:
1. Entre el siglo V - III a.C., Roma consiguió dominar el centro de Italia y extender
su influencia en el sur de Italia, la llamada Magna Grecia.
2. Entre el siglo III - II a.C. se enfrentó a Cartago, una poderosa ciudad de origen
fenicio situada en el norte de África, que se convirtió en la potencia militar-
comercial del Mediterráneo occidental, extendiéndose desde Sicilia hasta la
península ibérica. Roma chocó con Cartago al intervenir en el sur de Italia,
desatándose las guerras púnicas (los romanos llamaban púnicos a los
cartaginenses).
· En la I Guerra Púnica (264 - 241 a.C.) Roma y Cartago se enfrentaron por el
control de Sicilia. Roma creó una gran flota de guerra y venció a Cartago. Como
consecuencia, Roma pudo dominar todo el sur de Italia, Sicilia y Cerdeña, y
obligó a Cartago a pagar una fuerte compensación de guerra.
· La II Guerra Púnica (218 - 201 a.C.) estalló como consecuencia del
fortalecimiento cartaginés, que se apoderó de la península ibérica y desde allí
emprendió una campaña para invadir Italia marchando con un enorme ejército
a través de los Alpes. Roma sufrió importantes derrotas y estuvo al borde de la
desaparición, pero logró vencer a Cartago combatiéndola en Hispania y en el
norte de África. Vencida Cartago, Roma extendió su dominio al norte de Italia y a
Hispania.
3. Entre el siglo II - I a.C. Roma se expandió por el resto del Mediterráneo, librando
duras guerras en Hispania, la Galia, Grecia y Cartago, cuya ciudad destruyó en la III
Guerra Púnica (149-146 a.C.).
La época imperial
2. La cuestión cristiana.
El cristianismo surgió a comienzos del siglo I d.C. en la provincia de Palestina como
una religión monoteísta promovida por una comunidad judía encabezada por
Jesús, un líder rabínico a quien sus seguidores veían como el mesías de Israel. A
partir de Pablo de Tarso el cristianismo se universalizó, expandiéndose entre la
población no judía del Imperio.
Los romanos no ponían reparos a la hora de aceptar nuevos cultos, siempre y
cuando los súbditos cumplieran con el culto imperial. Pero los cristianos se
negaban a rendir culto a los emperadores, lo cual provocó la persecución de los
cristianos como enemigos del Imperio.
· Comienzos del siglo IV d.C. La persecución no impidió el desarrollo del
cristianismo, que a comienzos del siglo IV d.C. se había propagado por las distintas
provincias del Imperio, presentándose la Iglesia como una organización poderosa.
· 313 d.C. En este contexto, en 313 d.C. el emperador Constantino promulgó el
Edicto de Milán, por el cual el cristianismo pasó de ser una religión clandestina y
perseguida a convertirse en un culto legalmente aceptado en todo el Imperio
romano. Desde Constantino, la cristianización del Imperio no cesó, dándose a la
Iglesia beneficios como la exención fiscal o la formación de tribunales con arreglo a
sus leyes.
· 380 d.C. Este proceso culminó en 380 d.C., con la promulgación del Edicto de
Tesalónica, el emperador Teodosio proclamó la religión cristiana como oficial y
única del Imperio.
3. Decadencia y caída del Imperio romano
1. En el plano social, se produce un fenómeno de ruralización de la sociedad. Los
aristócratas dejan de ver rentable invertir sus recursos para participar en la vida
política de sus ciudades, dada la concentración del poder por parte de la
administración imperial. Emigran a sus villas rurales, que se convierten en
residencias ostentosas, mientras las ciudades se van despoblando.
2. En el plano económico, la administración imperial consume cada vez más
impuestos, que acaban ahogando la economía romana. Hasta tal punto es así que
muchos romanos se trasladan a los reinos bárbaros huyendo de las cargas fiscales.
3. En el plano político-territorial: C
· Constantino trasladó la capital del Imperio romano a una nueva ciudad, Nueva
Roma de Constantino, conocida como Constantinopla. En 395 d.C., a la muerte de
Teodosio, el Imperio romano se dividió para siempre en dos: el Imperio romano de
Occidente, que abarca desde Italia hasta Hispania, y el Imperio romano de Oriente,
que abarca las regiones al este de Italia.
· El Imperio se ve cada vez más presionado por los pueblos que los romanos
llamaban bárbaros, situados cerca de sus fronteras. En Oriente la presión la ejercía
el Imperio persa sasánida; en el norte de Europa, los pueblos germanos,
organizados en potentes reinos tras siglos de contacto con la civilización romana.
En un primer momento (siglo IV d.C.) y ante la falta de recursos militares para
contenerlos, los romanos intentan asimilar a estos pueblos y les permiten
asentarse en su territorio a cambio de que colaboren en su defensa. Pero a lo largo
del siglo V, varias oleadas bárbaras del norte de Europa invaden el Imperio
romano, presionados a su vez por el Imperio huno de Atila que se expandía por
Europa desde las estepas asiáticas.
Paulatinamente, los territorios del Imperio romano de Occidente caen en manos de
los pueblos bárbaros, hasta que en el año 476 d.C. Rómulo Augústulo es
destronado por el rey bárbaro Odoacro y se produce la caída del Imperio romano
de Occidente. El Imperio romano de Oriente, convertido en Imperio bizantino,
continuará su andadura durante cerca de un milenio más, hasta 1453.
Conclusiones
Bibliografía