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¿Qué es la hematosis?

(intercambio de gases)

Por Lorenzo Romero

Índice

1. El proceso de la hematosis

2. Relación entre la hematosis y la respiración

La hematosis es un proceso del sistema respiratorio que consiste en el intercambio gaseoso


entre el oxígeno (O₂) y dióxido de carbono (CO₂), el cual ocurre entre los alvéolos pulmonares
(ricos en oxígeno) y los capilares pulmonares que los envuelven en la sangre (ricos en dióxido
de carbono).

El proceso de la hematosis

En la hematosis los alvéolos son los conductos por donde ocurre este intercambio gaseoso. El
oxígeno presente en el ambiente externo pasa por estos alvéolos, llegando a la sangre, en
donde se combina con la hemoglobina de los glóbulos rojos, para luego ser diseminado por
todo el cuerpo humano. Por otra parte, la eliminación del dióxido de carbono del cuerpo sigue
el mismo camino, pero al revés, esto es, se elimina desde la sangre, pasando por los alvéolos.

En otras palabras, la hematosis es el proceso esencial del sistema respiratorio. Sabemos que
las células de nuestro cuerpo necesitan oxígeno para efectuar la respiración celular, pero al
realizarlo, se produce dióxido de carbono que debe ser eliminado. Esta es entonces la función
de nuestro sistema respiratorio, el cual está compuesto no solo de los pulmones sino también
de otros órganos (faringe, fosas nasales, laringe, tráquea, bronquios y pulmones), aunque la
función de estos es meramente conducir el aire, solo habiendo intercambio gaseoso en los
pulmones.
Relación entre la hematosis y la respiración

Vimos que la hematosis es el proceso esencial del sistema respiratorio, de manera de mantener
un equilibrio entre los gases de los alvéolos y la sangre. Veamos ahora cómo se relaciona con
nuestra respiración. Al inhalar aire (algo que hacemos muchas veces por minuto, como sabrás),
el oxígeno entra a los pulmones llegando hasta los alvéolos, los cuales están diseñados para
contener el oxígeno mientras dure este proceso de la hematosis, y que están rodeados por una
gran cantidad de capilares.

Es entonces en la cavidad alveolar que el oxígeno va hacia los capilares y de ahí directamente al
torrente sanguíneo, en donde llega a todas las células del cuerpo por medio de los glóbulos
rojos. Más bien, es transportado por una molécula presente en los glóbulos rojos:
la hemoglobina.

Los alvéolos pulmonares también reciben de los capilares los desechos gaseosos, destacando el
dióxido de carbono. En realidad el aire que se exhala de los pulmones hacia el exterior está
compuesto también de nitrógeno (78,6%), vapor de agua y oxígeno, pero en este último caso,
su porcentaje es menor que en el caso de la inhalación (15,6% vs 20,8%, respectivamente). El
fenómeno físico por medio del cual se produce la hematosis es la difusión.

¿Sabías qué...? En un minuto, podemos respirar entre 15 y 20 veces en una situación normal.

Aparato respiratorio y nutrición


Existe una relación estrecha y bien documentada entre la
función respiratoria y el estado de nutrición de las personas. En un estudio desarrollado en
Minessotta (Estados Unidos) durante la segunda guerra mundial en personas sometidas a semi-
inanición y realimentación posterior se demostró que la desnutrición redujo en 8% la
capacidad vital, en 19% la capacidad tidal y en 31% el volumen minuto, mientras que la
realimentación produjo una mejoría y recuperación, no obstante incompleta, 12 semanas
después. Estudios posteriores han mostrado que la desnutrición puede reducir la presión
espiratoria máxima en 59 % y la inspiratoria en 43%.

Un estado nutricional deficiente puede afectar el funcionamiento adecuado de los


componentes del aparato respiratorio; mientras que una función respiratoria inadecuada, sin el
soporte nutricional oportuno, complica tarde o temprano el estado nutricional del enfermo.

El aparato respiratorio está integrado por nariz, laringe, faringe, tráquea, bronquios,
bronquiolos, conductos alveolares y alvéolos. En conjunto, los órganos respiratorios se
encargan de intercambiar el dióxido de carbono (CO2) producido al interior del cuerpo por el
oxígeno presente en el aire (02) del medio ambiente. No obstante, para que este proceso se
pueda llevar a cabo de manera eficiente se necesita además que se filtre, entibie y humedezca
el aire inspirado; se sintetizen cantidades importantes de sustancia tensoactiva y que los
músculos asociados se contraigan a una intensidad constante. Una función respiratoria
deficiente lleva a la acumulación anormal de CO2 en sangre lo cual puede presionar el pH
arterial hacia la acidez debido a la formación de grandes cantidad de ácido carbónico (H2CO2)
cuando el CO2 acumulado se mezcla con el agua. Los cambios producidos en el pH arterial son
rápidamente registrados por receptores ubicados en el bulbo respiratorio que de modo
compensatorio incrementan el trabajo pulmonar para eliminar el CO2 acumulado.

Mecánica respiratoria

El diafragma es el músculo principal de la respiración: el 25 % de su masa muscular está


formado por fibras tipo II, lo cual quiere decir, que bajo condiciones de estrés o demanda
energética adicional la proteína que las forma será rápidamente catabolizada a una ritmo
proporcional a la pérdida de peso corporal.

En enfermedades como el EPOC, donde la ingesta alimentaria de la persona se reduce


sustancialmente (las personas con EPOC se cansan con facilidad, incluso para comer) o en el
distres respiratorio del adulto que cursa con hipermetabolismo intenso, las proteínas
musculares de tipo II se convierten en uno de los principales sustratos gluconeogénicos, lo que
puede acabar con hasta el 70% de la masa diafragmática, generando mayor debilidad e
incrementando el trabajo respiratorio; debido a su pobre contracción a consecuencia de la
reducción del volumen del diafragma, el pulmón debe hacer el doble de trabajo para conseguir
el mismo resultado. Este incremento en el trabajo pulmonar puede incrementar los
requerimientos energético hasta en un 50%.

Malos hábitos que afectan las vías respiratorias

09/01/2014 Mariela 6540 Views

Hay ciertas costumbres que podríamos erradicar definitivamente de nuestra rutina para
mejorar la cantidad y la calidad del oxígeno que introducimos cada día en nuestro organismo.

Tabaco. El humo de tabaco es muy nocivo tanto para el fumador como para el no fumador.
Provoca enfermedades como la sinusitis, asma y otras afecciones respiratorias, además del
temido cáncer.

Grasas. Los alimentos con un alto contenido en grasa, contribuyen a padecer ataques de asma.
La mantequilla, quesos grasos, carne roja, manteca de cerdo, y los dulces procesados, son los
peores enemigos de las vías respiratorias y su efecto se incrementa cuando se toman
medicamentos para el sistema respiratorio.

Limpieza del hogar. Los ácaros del polvo, el polen, el moho y la caspa de los animales son muy
nocivos; por eso se recomienda una limpieza efectiva y regular de todos los elementos y
superficies en general.
Ejercicio físico. Por lo general cuándo se padece de enfermedades respiratorias, la tendencia es
no moverse demasiado y evitar la actividad física, sin embargo lo recomendable es hacerlo de
forma frecuente para que entre aire renovado y puro los pulmones y el sistema esté bien
oxigenado.

Beber poca agua. Si bebes de 6 a 8 vasos de agua al día, además de eliminar las toxinas del
sistema respiratorio, podrás prevenir la acumulación de mucosidad en las vías respiratorias.
Vale la pena aclarar que si consumes agua clorada o con flúor puede ser perjudicial, así es que
intenta que sea filtrada de forma natural,.

Fuente: vivirsalud.imujer.com

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