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El documento discute el problema continuo de los feminicidios en Perú, notando que 149 casos ocurrieron el año pasado y 5 en los primeros 9 días de 2019. Argumenta que detener esta plaga requiere un cambio de cultura y un esfuerzo multidisciplinario de varios sectores. También enfatiza la necesidad de políticas para hacer visibles los abusos contra las mujeres y erradicar creencias que las ven como propiedades sin autonomía.
El documento discute el problema continuo de los feminicidios en Perú, notando que 149 casos ocurrieron el año pasado y 5 en los primeros 9 días de 2019. Argumenta que detener esta plaga requiere un cambio de cultura y un esfuerzo multidisciplinario de varios sectores. También enfatiza la necesidad de políticas para hacer visibles los abusos contra las mujeres y erradicar creencias que las ven como propiedades sin autonomía.
El documento discute el problema continuo de los feminicidios en Perú, notando que 149 casos ocurrieron el año pasado y 5 en los primeros 9 días de 2019. Argumenta que detener esta plaga requiere un cambio de cultura y un esfuerzo multidisciplinario de varios sectores. También enfatiza la necesidad de políticas para hacer visibles los abusos contra las mujeres y erradicar creencias que las ven como propiedades sin autonomía.
EDITORIAL PERÚ21 editorial@gmail.com Actualizado en 12/01/2019 a las 06:40
Los feminicidios no se detienen en nuestro país y lo más grave
es que se están produciendo con más crueldad, uno tras otro, día tras día. Cerramos el año pasado con la escalofriante cifra de 149 casos. Y en lo que llevamos de 2019, ya teníamos registrados cinco casos en solo nueve días.
¿Qué hacemos para detener este flagelo? El planteamiento nos
involucra a todos. No es una tarea que simplemente podemos delegar a otros. No basta la acción de un solo sector. Se requiere un cambio de cultura, crear una nueva ciudadanía y hacer un trabajo multidisciplinario en el que estén involucrados los sectores Educación, de la Mujer, Salud, Interior y la Policía, Ministerio Público y Poder Judicial, Defensoría del Pueblo, municipios y gobiernos regionales.
Ni bien empezó el 2019, nos enterábamos del asesinato de
Clorinda Laura Bonifacio (49). Su ex esposo la mató a golpes en Tacna. Pasaron dos días y otro crimen conmovía al país. Lizbet Torres Recuay (22) fue asesinada de 15 puñaladas en un mercado de Junín. Tres días después, el 6 de enero, encontraron el cadáver de Magdalena Suaña Mamani (29) en Puno. La ultimaron con un objeto contundente. El 8 de enero, el cuerpo de Roxana Mendoza Torres (21) era hallado dentro de un costal en Ayacucho. Y hace tres días, Ingrid Melina Arizaga Bandín (37) recibió tres tiros de su conviviente, nada menos que un agente de seguridad del Ministerio de la Mujer.
Para quienes aún se resisten a aceptar la realidad de que en el
Perú la sociedad es machista y de que los casos de violencia contra la mujer no son casos aislados, estos crímenes deben hacerlos recapacitar para que apoyen las políticas que tienen el objetivo de hacer visibles los abusos y delitos, así como erradicar las creencias y estereotipos que refuerzan el ver a las mujeres como propiedades, como objetos sin autonomía o capacidad de decisión, cuyas vidas toman de las maneras más violentas.
Debe haber un consenso en la tolerancia cero a la violencia de
género y aquí nuestros políticos tienen un papel fundamental para desterrar el machismo. Pero también tienen responsabilidad y un importante reto las instituciones privadas de diversos rubros, incluyendo a los medios de comunicación.
Saludamos por ello las campañas educativas que varias
empresas llevan a cabo para tomar conciencia del machismo que llevamos incorporado y con el que actuamos a diario. Toma tiempo desarmar esa cultura, reflexionar al respecto y adquirir nuevas creencias y comportamientos que vayan en sentido contrario a la violencia. Empecemos todos ya.