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II.

MARCO TEORICO
2.1 IMPORTANCIA DE LA PRODUCTIVIDAD DE LOS CULTIVOS
Ante la situación actual de escasez y limitación del agua, es imperativo que la
agricultura mejore la eficiencia del uso del recurso agua y garantice un incremento
sustancial en la productividad de los cultivos. La escasez del agua representa la
principal amenaza a la sostenibilidad de la producción de alimentos en muchas
zonas del mundo, por lo que resulta muy importante implementar acciones para
mejorar su eficiencia y productividad en los cultivos, al tiempo de reducir el impacto
negativo sobre el medio ambiente. Para lograr este objetivo, la agricultura de
temporal y de riego debe adoptar soluciones de gestión que se basen más en el
conocimiento para incrementar la productividad y los ingresos de los agricultores.
Los principios básicos para mejorar la productividad del agua en el campo, a nivel
de finca o parcela bajo condiciones de riego, son: i) incrementar los rendimientos de
los cultivos por cada unidad de agua transpirada por este y; ii) reducir todas las
pérdidas por escurrimiento y percolación en la parcela.
Los valores reportados de productividad del agua de riego son muy variados,
dependiendo principalmente de la fuente de abastecimiento del agua. Por ejemplo,
el agua extraída de fuentes subterráneas en donde la conducción del agua hasta la
parcela generalmente es de una longitud mínima, se espera que la productividad
del agua sea alta, reporta que en trabajos de eficiencia y productividad del agua de
riego realizados en Ensenada y en el Valle de Mexicali, en Baja California, México;
la productividad del agua fue 3.11 m3 kg-1 (0.32 kg m-3) en Ensenada y de 1.498
m3 kg-1 (0.67 kg m-3) en el Valle de Mexicali. Un análisis internacional ha indicado
que la máxima productividad alcanzable (para granos) en sistemas actuales, el
cultivo de trigo probablemente sea alrededor de 2.2 kg/m3 (Sadras & Angus, 2006).
En el caso de la cebada, la eficiencia de la relación rendimiento-transpiración del
cultivo (WPY/Tr), ha reportado valores de 1.2 a 1.4 kg/m3, (FAO,2011).
En México, se estima que en 90% de la superficie regada principalmente en los
distritos de riego, se utiliza el método de riego por gravedad, y de acuerdo con
trabajos de evaluaciones realizadas por diferentes instituciones, este método de
riego no es muy eficiente debido a pérdidas de agua por percolación profunda y
escurrimiento superficial, debido principalmente a las características intrínsecas a
su forma de aplicación y que además en muchos casos se requiere humedecer la
parte más alta del surco, acentuado todo esto generalmente a la falta de nivelación
de tierras, longitudes de riego muy grandes, pequeños gastos por surco y ancho de
tendida de riego muy grandes, o bien porque el regador no está al pendiente de la
aplicación del riego. Con este panorama del gran porcentaje de superficies agrícola
regada con métodos de riego por gravedad parcelaria y sus bajas eficiencias de
aplicación, el Gobierno Federal a través de la Comisión Nacional del Agua, ha
implementado el Proyecto de Riego por Gravedad Tecnificado (RIGRAT,2009),
teniendo como uno de los principales objetivos el hacer un uso más racional del
agua de riego en las parcelas e incrementar la eficiencia de riego a nivel parcelario,
y sobretodo, generar una cultura de ahorro del agua. Sin embargo, para que los
productores agrícolas vean y sientan un beneficio real en sus ingresos económicos,
es necesario que los rendimientos de los cultivos se incrementen, y sí esto se logra
con el mismo o con menor volumen de agua; se estará incrementando también la
productividad del agua de riego (Ríos et al. 2016).
En el marco del RIGRAT, con la realización de aforos volumétricos parcelarios para
determinar la lámina de riego y el volumen de agua aplicada a los cultivos durante
el ciclo otoño-invierno de los años agrícolas 2014-2015, 2015-2016 y 2016-2017 en
una superficie de riego de 8 106 ha que benefician a 2 412 usuarios de riego de
ocho Asociaciones Civiles de Usuarios de Riego del Distrito de Riego 011, Alto Río
Lerma, Guanajuato, es posible determinar a gran escala la eficiencia de aplicación
y la productividad del agua de riego de los principales cultivos como trigo y cebada,
que representan para este distrito más del 90 % de la superficie cosechada durante
el ciclo otoño invierno (FOA,2010).

Por los costos asociados a los trabajo de campo, la mayoría de los trabajos sobre
determinación de láminas de riego, de eficiencias de aplicación y de productividad
del agua se concentran en la evaluación puntual de algunas parcelas sin considerar
la importancia que tiene su determinación para grandes superficies. Existe una alta
variabilidad en la determinación o estimación de las láminas de riego aplicadas para
grandes zonas de riego debido por un lado a la alta variabilidad en el tipo de textura
del suelo, al cultivo y fecha de siembra, al nivel de escala de la superficie
considerada, que hace que los productores varíen el número de riegos aplicados a
los cultivos, por otro lado, a la variación en los resultados de los aforos volumétricos
realizados por el personal técnico de campo. Por lo cual son necesarios realizar
estudios de campo a gran escala para tener elementos e indicadores técnicos del
nivel de eficiencia en el uso y productividad del agua en la agricultura de riego. El
objetivo del presente trabajo consiste en determinar la eficiencia de aplicación y la
productividad del agua de riego por gravedad, en los cultivos de trigo y cebada del
Distrito de Riego 011 “Alto Río Lerma”, Guanajuato.
2.1.1 MAIZ
Distritos de Desarrollo Rural
01, 02, 03, 04 y 05.
Ciclo
Primavera-verano.
Potencial
Alto.
Descripción del área Altitud:
De 1,400 a 1, 800 metros sobre el nivel medio del mar.
Temperatura: De 18 a 24 °C.
Preparación del terreno
Labranza tradicional: Barbecho, 1-2 pasos de rastra, nivelación.
Labranza de conservación: Primer año. Subsolear, barbechar, rastrear, nivelar (con
láser), formar camas, sembrar. Segundo año en adelante. Sólo reformar las camas
(si es necesario) para favorecer la conducción del agua.
Siembra
La siembra puede hacerse en forma manual y mecánica, tanto a hilera sencilla como
a doble hilera, en este caso la semilla se distribuye en tresbolillo o zig-zag, con una
separación entre hileras de 25 centímetros. La separación entre semillas dependerá
del surcado, con surcos a 75 centímetros a una hilera de deberá colocar una semilla
cada 15 centímetros, mientras que a doble hilera se deberá colocar una semilla
cada 30 centímetros; para surcos de 80 centímetros a hilera sencilla y a doble hilera
se deberán colocar las semillas a distancias de 14 y 29 centímetros,
respectivamente. En suelos arcillosos la semilla se debe depositar entre 5 y 7
centímetros de profundidad y en los arenosos, entre 7 y 10 centímetros, de
preferencia en suelo húmedo o cuando la tierra esté a “punto de siembra”.
Fecha de siembra
El estado de Guanajuato se divide en dos grandes regiones y de acuerdo con ellas
se tienen las siguientes recomendaciones de siembra:
Región norte: Del 10 de abril al 20 de mayo.
Región centro y sur: Del 20 de marzo al 30 de abril.
Es importante seleccionar el híbrido a sembrar por su ciclo vegetativo, para que se
adecue a la estación de crecimiento o rotación de cultivo que desee.
Densidad de población
Se recomienda establecer de 85,000 a 95,000 semillas por hectárea.
Riegos
Primer riego: en la fase de germinación regar inmediatamente después de siembra;
aplicar una lámina de riego neta de 15 a 18 centímetros (según tipo de suelo).
Segundo riego: en la fase de diferenciación floral de órganos reproductivos (35 a
45 días después de nacencia), según híbrido y variedad utilizada, fecha de siembra
y condiciones climatológica, aplicar una lámina de riego neta de 13 a 16 centímetros
(según tipo de suelo y evapotranspiración del cultivo).
Tercer riego: en la fase de floración (70 a 85 días después de nacencia), según
híbrido y variedad utilizada, fecha de siembra y condiciones climatológicas, aplicar
una lámina de riego neta de 13 a 16 centímetros (según tipo de suelo y
evapotranspiración del cultivo).
Cuarto riego: en la fase de llenado de grano (95 a 110 días después de nacencia),
según híbrido y variedad utilizada, fecha de siembra y condiciones climatológicas,
aplicar una lámina de riego neta de 13 a 16 centímetros (según suelo y
evapotranspiración del cultivo). Para un mejor aprovechamiento del agua de riego,
es recomendable tener un terreno nivelado y un adecuado trazo de riego en función
del tipo de suelo, configuración del terreno y gasto de agua disponible.
Fertilización
La dosis de fertilización que se sugiere aplicar para cada región es de tipo general
y cuando se requiera generar recomendaciones específicas, es necesario realizar
un análisis de suelo para conocer la fertilidad del terreno. Se sugiere la dosis de
240-40-00: 240 unidades de Nitrógeno, 40 de Fósforo y 00 de Potasio. El
fraccionamiento de la fertilización es recomendable para incrementar la eficiencia
de las aplicaciones. Si la cantidad total se divide en dos aplicaciones se recomienda
aplicar 50% del fertilizante nitrogenado al momento de la siembra junto con todo el
Fósforo; el resto de Nitrógeno se aplica 40 días después de la emergencia cuando
el cultivo presenta entre 6 y 8 hojas completamente desarrolladas. Si la aplicación
se divide en tres es aconsejable aplicar 35% de la dosis total de Nitrógeno más todo
el Fósforo al momento de la siembra; 45% en la segunda escarda 40 días después
de la emergencia del cultivo cuando el maíz cuenta con entre 6 y 8 hojas
completamente desarrolladas; el resto del Nitrógeno se aconseja aplicar cuando el
cultivo se encuentra en hoja bandera. Las fuentes de fertilización para Nitrógeno
pueden ser el sulfato de amonio (20.5% N); nitrato de amonio (33.5% N); urea (46%
N). Fósforo: superfosfato de Calcio simple (19.5% P2O5) y superfosfato de Calcio
triple (46% P2O5). Aunque diversos análisis de suelo indican la suficiencia de este
elemento en el suelo en la entidad se pueden presentar deficiencias de dicho
nutriente por lo que es aconsejable un análisis de suelo antes del establecimiento
del cultivo o en su defecto la corrección de deficiencias en el cultivo por medio de la
fertilización foliar.
Biofertilización
Como complemento de fertilización, es ampliamente recomendable realizar la
biofertilización al cultivo, la cual ayudará plenamente a optimizar el proceso
productivo y paulatinamente a través del tiempo, por un lado, permitirá ir
disminuyendo la dosis de fertilización química y por otra parte, podrá ir fortaleciendo
la fertilidad del suelo. Se recomienda la aplicación de Glomus intraradices (Micorriza
INIFAP) considerando las siguientes indicaciones:
Época de aplicación: Los biofertilizantes deben ir adheridos a la semilla;
mezclándolos con la semilla un día antes o al momento de la siembra y en la
sombra. En caso de realizar la siembra mecanizada dejar secar la semilla a la
sombra.
Dosis de aplicación: En el caso de semilla certificada tratada con fungicida, se
debe de aplicar dos bolsas de Micorriza INIFAP (presentación de un kilogramo) para
la cantidad de semilla de una hectárea. En caso de semilla certificada que no esté
tratada con fungicida se puede reducir la dosis de biofertilización a una bolsa de
cada producto.
Fertilización foliar
En el bajío las deficiencias de Zinc y Fierro son bastante comunes en maíz; para
atender este problema, una opción es aplicar soluciones de sulfato ferroso 1-2% o
sulfato de Zinc 0.5-1.0% mezclando con urea al 1%; otra alternativa es emplear
quelatos de dichos elementos para corregir estas deficiencias.
Número de cultivos
Una o dos escardas en labranza tradicional y en labranza de conservación se
reforman las camas, sólo si el trazo de riego está muy deteriorado.
Cosecha
Se debe realizar cuando el grano alcance su madurez fisiológica, es decir, cuando
en la cabeza o base del grano se presenta un punto o capa negra. Lo anterior se
detecta cuando las hojas de toda la planta comienzan a amarillearse, principalmente
las de abajo. Cuando la humedad en el grano se encuentre cercana al 14% entre
13 y 16%. Si la cosecha es manual, tumbar y engavillar para que el grano termine
de secar para poder después realizar la pizca. En cosecha mecanizada, esperar a
que el grano seque en la planta sin tumbar.
Rendimiento esperado
12.0 a 14.0 toneladas por hectárea.
2.1.2 FRIJO
En México el frijol como cultivo básico ocupa el segundo lugar en importancia
después del maíz. En nuestro país se siembran alrededor de 2 millones de
hectáreas, con un consumo anual por persona de 18 kilogramos. El principal tipo de
frijol que se produce en Guanajuato es el Flor de mayo, por ser ampliamente
preferido por el consumidor regional. Otros tipos que se siembran en menor escala
son Canario, Bayo, Azufrado, Negro y otros.
Problemática del cultivo
La siembra de frijol de temporal se lleva a cabo durante los meses de junio y julio y
la cosecha se efectúa en octubre con un rendimiento medio de 300 kilogramos por
hectárea. Estos bajos rendimientos se deben principalmente a la siguiente
problemática:
 Fuerte sequía, cuya intensidad es mayor en el norte del estado.
 Daño de enfermedades tales como la roya, el mosaico común y los tizones
bacteriales.
 Daño por plagas.
Competencia de malezas y bajas densidades de siembra
La siembra de frijol de riego se hace en los meses de febrero y marzo y la cosecha
antes de la temporada de lluvias. En este caso, se tiene un rendimiento medio de
1,300 kilogramos por hectárea. Este rendimiento bajo se debe fundamentalmente a
los siguientes problemas:
 El fuerte ataque del mosaico común.
 Daño por plagas.
 Competencia de malezas.
 Excesos de agua en los riegos.
Este apartado tiene como finalidad proporcionar a los productores información
técnica con la cual es factible aumentar el rendimiento de frijol. Para temporal, en
lugar de cosechar 300 kilogramos por hectárea, obtener 1,000, y para riego en lugar
de 1,300, cosechar 2,000 kilogramos por hectárea.
Preparación del terreno
Barbecho: Esta operación es aconsejable que se realice 40 días antes de las lluvias
para frijol de temporal y riego, después de cosechar los cultivos de verano. La
profundidad del barbecho debe ser de 30 centímetros para lograr una buena
penetración del aire y del agua, así como la eliminación de algunas plagas y hierbas.
Rastreo: Son suficientes 2 pasos de rastra de manera cruzada para desmoronar
los terrones que dejó el barbecho, con lo que se consigue una buena cama que
facilite la nacencia. En el norte de Guanajuato, es necesario tener cuidado en la
época y número de rastreos en los terrenos de color claro, porque se erosionan
fácilmente con el aire o con el agua, por lo tanto, no deben coincidir con la época de
vientos (febrero), y no dar más de dos pasos de rastra.
Nivelación: Esta práctica debe efectuarse inmediatamente después del rastreo. La
nivelación facilita una mejor distribución del agua y evita encharcamientos.
Variedades
Es recomendable sembrar variedades mejoradas porque al ser resistentes a las
enfermedades, producen más que las criollas que generalmente son susceptibles.
Además las semillas son de un solo color y de tamaño uniforme. Al ser más
precoces se adaptan mejor al calendario de siembra, con lo que se escapan de las
bajas temperaturas y de las lluvias durante la cosecha.
Flor de mayo Bajío: Es una variedad que se recomienda para siembras de
temporal y riego. La planta es de guía corta, las primeras flores aparecen a los 40 ó
50 días después de la siembra, con un periodo de floración de un mes; las flores
son blancas y la madurez se alcanza de los 80 a 90 días en temporal y de 90 a 100
días en riego. Es tolerante a la roya, resistente al mosaico común y susceptible a
bacteriosis. La semilla es arriñonada dominando el color rosado pálido, sobre un
fondo claro. Un ciento de semillas pesa 26 gramos y durante el remojo presenta
características excelentes de absorción de agua y bajos tiempos de cocción. En
pruebas de sabor ha mostrado buena aceptación. En el norte de Guanajuato
produce entre 500 y 700 kilogramos por hectárea en temporal y 1,200 a 1,400
kilogramos por hectárea en riego; mientras que en el centro y sur en temporal 1,600
a 2,200 kilogramos por hectárea, y en riego 2,200 a 2,700.
Flor de mayo RMC: Esta variedad es para siembras de riego porque es resistente
al virus del mosaico común. No se recomienda en temporal porque es muy
susceptible a la roya. Es susceptible a la bacteriosis y pudriciones de la raíz; la
planta es de semi-guía con flores de color blanco, la floración se inicia a los 50 días
y alcanza la madurez entre los 95 y 105 días. La semilla es de manchas de color
rosa sobre un fondo bayo-claro, el peso de 100 semillas es de 30 gramos, su periodo
de cocción es largo por lo que se recomienda un remojo de 12 a 16 horas previo a
la cocción rinde entre 2,000 y 2,700 kilogramos por hectárea. Esta variedad es de
porte grande por lo que la densidad de población debe ser de 250,000 plantas por
hectárea en surcos de 92 centímetros a doble hilera, para lo que se necesitan 80
kilogramos de semilla por hectárea. Tiene semillas más grande que la variedad
Bajío y además un color más intenso su valor comercial es más alto.
Canario 101: Para riego y temporal. La planta es de mata (sin guía) y empieza a
florear a los 45 días, sus flores son de color rosa y sus vainas son rectas con poca
fibra, madura a los 100 días en riego y 85 días en temporal. Es tolerante a la roya y
al mosaico común pero susceptible a bacteriosis. La semilla es grande y alargada
de color bayo canario. Un ciento de semillas pesan 40 gramos y son blandas al
momento de la cocción y de buen sabor. En el norte de Guanajuato rinde 500
kilogramos por hectárea en temporal y 1,200 kilogramos por hectárea en riego. En
el centro y sur rinde 800 kilogramos por hectárea en temporal y hasta 1,500
kilogramos por hectárea en riego.
Canario 107: Su comportamiento agronómico es similar al Canario 101. La
diferencia más notable es que el Canario 107, tiene vainas curvadas y el grano más
corto. En este caso 100 semillas pesan 38 gramos. Rinde igual que el Canario 101.
Mayocoba: Es una variedad para riego y temporal. La planta es parecida a la de
los Canarios y se conoce en el mercado como Azufrado peruano. Empieza a florear
a los 40 días, las flores son de color blanco. Alcanza la madurez a los 100 días en
condiciones de riego y a los 90 días en temporal. Es tolerante a la roya y al mosaico
común y algo susceptible a bacteriosis. La semilla es grande. Un ciento de semillas
pesan 40 gramos, son de color azufrado, blando al cocerse y con buen sabor. En
temporal puede rendir de 800 a 1,000 kilogramos por hectárea y en riego de 1,200
a 2,000 kilogramos por hectárea.
Negro Querétaro 78: Esta variedad se recomienda sembrarla en riego en el centro
y sur del estado y en el norte, tanto en riego como en temporal. En ambas partes la
floración se inicia a los 55 días y alcanza su madurez alrededor de los 106 días
después de la siembra; su semilla es de color negro brillante y de forma ovalada.
Un ciento de semillas pesan 20 gramos. Es resistente al mosaico común y
susceptible a la roya y a la bacteriosis. Su rendimiento en el centro y sur del estado,
en riego, es de 1,700 kilogramos por hectárea, y en el norte en riego produce 1,500
kilogramos por hectárea y en temporal 500.
Flor de mayo M-38: Es una variedad para riego y punta de riego y temporal. Es
resistente al mosaico común y a la roya. Es una variedad tardía que en riego madura
a los 115 días con un rendimiento de 2,700 kilogramos por hectárea. En punta de
riego madura a los 105 días con rendimiento hasta de 4,000 kilogramos por
hectárea. En buen temporal puede rendir hasta 2,000 kilogramos por hectárea.
Actualmente ésta es una de las pocas variedades tipo Flor de mayo recomendable
para las siembras de verano, posee buen grado de resistencia a la roya y es
susceptible a bacteriosis, además es de muy buena calidad culinaria y de sabor muy
aceptado por los consumidores. Por ser más tardío que Flor de mayo Bajío puede
sembrarse más temprano en el verano es decir desde principios de junio en punta
de riego.
Flor de junio Marcela: Esta variedad es el primer genotipo mejorado con
resistencia a los prototipos del virus del mosaico común que se presentan en el
Bajío, además de ello es mucho más precoz que el Flor de junio criollo y de mayor
potencial de rendimiento. Las siembras con esta variedad en el mes de febrero,
salen al mercado en una época del año en que esta clase comercial tiene un valor
más alto que el tipo Flor de mayo, ésto le da una gran preferencia pues reporta
mayor ganancia para el productor. Esta variedad en siembras en verano es
susceptible a roya por lo cual es necesario aplicar funguicidas cuando se presente.
Es más precoz que Flor de mayo M-38. En riego rinde 2,900 kilogramos por
hectárea. Es resistente al mosaico común.
Flor de mayo Anita: Es resistente al virus del mosaico común, con floración en el
ciclo otoño-invierno a los 62 día y madurez fisiológica a los 107; en primavera-
verano a los 44 y 93 días la floración y madurez, respectivamente. Rinde más que
Flor de mayo M38 (24%). También es resistente a la roya y bacteriosis. 100 semillas
pesan de 26 a 40 gramos.
Fechas de siembra
Los rendimientos más altos de frijol se obtienen sembrando las variedades
recomendadas en las fechas de siembra sugeridas. Las variedades tardías se
siembran primero y las precoces se siembran después dentro del periodo de
siembra. En siembras fuera de fecha para riego (anteriores a esta fecha) y en
temporal (posteriores) pueden ser afectadas por heladas tempranas, comunes en
el estado.
Cantidad de semilla por hectárea
La cantidad de semilla por hectárea para la siembra depende del tamaño de la
semilla, del ancho de la planta, del método de siembra y de si la siembra es de riego
o de temporal. En las siembras de riego se usan entre 55 a 115 kilogramos por
hectárea de semilla con 90% de germinación, mientras que en las siembras de
temporal la fluctuación es de 44 a 88 kilogramos por hectárea. En las siembras de
riego se recomiendan surcos de 80, 92 y 120 centímetros de ancho con 2 hileras de
plantas en el lomo del surco. El surco de 120 centímetros con 2 hileras de plantas
es mejor en suelos arcillosos para evitar en parte las pudriciones de la raíz y con
variedades de mayor crecimiento como el Negro Querétaro 78. Para variedades
como el Flor de mayo Bajío, los Canarios y el Mayocoba son suficientes surcos de
80 y 92 centímetros. Cuando se usan surcos de 120 centímetros con 3 hileras de
plantas o surcos de 140 centímetros con 4 hileras, tienen que usarse herbicidas
para controlar las malas hierbas. Las siembras en seco se hacen a una profundidad
de 5 centímetros y en húmedo pueden profundizarse hasta 8 centímetros. Las
mejores siembras son las que se hacen en tierra húmeda. En las siembras de
temporal con yunta se usan surcos de 80 centímetros con una sola hilera de plantas
sembradas arriba o abajo del surco a una profundidad de 3 a 8 centímetros, según
el tipo de suelo. En siembras con tractor se usan surcos de 76 a 80 centímetros con
2 hileras de plantas en el lomo del surco; en variedades de mata (sin guía) como los
Canarios o de planta chica como el Flor de mayo Bajío, se utilizan surcos angostos
como los de 76 centímetros de ancho y con variedades que crecen y cubren más
superficie por planta y en suelos arcillosos, es factible usar surcos de 92 centímetros
con dos hileras de plantas.
Fertilización
El frijol es una leguminosa que tiene la particularidad de formar nódulos en sus
raíces, con los que fija del aire gran parte del Nitrógeno que necesita para su
crecimiento. Por esta razón, únicamente se requiere complementar, con fertilizante
nitrogenado, las necesidades de este nutrimento. Es así, que para el frijol de riego
únicamente es necesario aplicar 60 kilogramos de Nitrógeno y 40 kilogramos de
Fósforo (óxido de Fósforo). Este tratamiento de fertilización (60-40-00), se obtiene
mezclando los siguientes fertilizantes:
 Sulfato de amonio (20.5% de Nitrógeno): 300 kilogramos por hectárea.
 Superfosfato de Calcio simple (20% de óxido de Fósforo): 200 kilogramos por
hectárea.
Riegos
El frijol requiere para su buen desarrollo de 4 riegos. La lámina de cada riego debe
ser de 15 centímetros para una buena producción. El primer riego de auxilio se
sugiere a los 30 días de nacido, el segundo a fines de la floración y el tercero durante
el llenado de grano. Nunca debe faltar humedad en la floración y llenado de la vaina,
porque se caen las flores y se chupa el grano. Un periodo de sequía en la etapa de
llenado de la vaina reduce la calidad de cocción y el color rosa del tipo Flor de mayo,
afectando moderadamente la calidad comercial del grano. Es mejor dar riegos
ligeros pero más frecuentes que riegos pesados más espaciados. Deben evitarse
los encharcamientos.
Cosecha
Se debe cosechar cuando un 80% de las vainas tengan un color verde amarillento
opaco o seco y se haya caído parte del follaje que estará también amarillento. Un
retraso en la cosecha reduce la calidad del grano en términos de calidad de cocción.
Al iniciar la cosecha en este momento, se evitan pérdidas por desgrane. Las plantas
se arrancan a mano o preferentemente con maquinaria especializada para formar
gavillas o chorizos que se dejan asolear varios días. Se trilla con trilladora especial
para frijol, la cual no quiebra el grano y limpia perfectamente la semilla. Si no puede
conseguirse trilladora entonces se hace con animales o bien, con tractor, aunque
esto resulta más caro.

2.1.3 ALFALFA
La alfalfa constituye en la actualidad el forraje sobre el que se basa la producción
de leche en el altiplano Central y en el Norte del país. En Guanajuato tiene
importancia acentuada, ya que se cultivan alrededor de 50 mil hectáreas de esta
leguminosa, cuya producción abastece la demanda del estado, sus excedentes se
envían principalmente al Estado de México, Querétaro y Jalisco. La alfalfa se utiliza
principalmente para la alimentación del ganado bovino lechero y para la elaboración
de alimentos concentrados para aves y cerdos y debido a su alta producción y a su
excelente calidad forrajera, su demanda se ha incrementado en los últimos años.
En las condiciones actuales de los sistemas de producción agropecuaria y la
disponibilidad de equipo para la cosecha de forrajes, no es posible considerar
alguna especie con las características nutritivas como las tiene la alfalfa; sin
embargo, es notorio el manejo empírico del cultivo por parte de los productores, lo
cual reduce la productividad, calidad del forraje y longevidad del alfalfar. Aquí se
describe la tecnología generada por el Campo Experimental Bajío para el
establecimiento, uso y manejo del cultivo de la alfalfa, como un apoyo al productor
de la región Bajío de México.
Selección del terreno
La alfalfa es una especie forrajera que se adapta a una gran variedad de suelos; sin
embargo, prefiere los de textura media, profundos y con buen drenaje. Cuando el
suelo no tiene estas características la planta no puede expresar todo su potencial
de rendimiento. En terrenos muy pesados o arcillosos, siempre existe el peligro de
perder el cultivo durante la etapa de establecimiento, debido a la formación de
costras sólidas que retienen la emergencia de las plántulas. Además, el suelo
compactado bajo condiciones de extremada sequía, dificulta la respiración de las
raíces y pone en riesgo la vida de la planta. Cuando existen encharcamientos por
periodos prolongados, las raíces mueren lentamente por asfixia, lo cual puede
evitarse con un buen trazo de riego que permita una distribución uniforme del agua
en el terreno. Paralelamente los excesos de humedad traen consigo la acumulación
de sales en los horizontes superiores del suelo. La alfalfa es medianamente
tolerante a la salinidad del suelo, sin embargo, en la etapa de nacencia presenta
menos tolerancia a ella. La persistencia de sales y encharcamientos limitan el
desarrollo de la planta y provocan la muerte gradual de la misma. La alfalfa prefiere
los suelos profundos, donde encuentra espacios suficientes para extender y
desarrollar sus abundantes raíces. Se ha determinado que la profundidad del suelo
tiene un efecto directo sobre el rendimiento de esta especie forrajera. De esta forma,
para lograr buenas producciones, se deben seleccionar suelos de profundidad igual
o superior a 40 centímetros.
Preparación del terreno
La preparación adecuada del terreno es determinante para alcanzar rendimientos
altos del cultivo durante varios años. En la preparación del terreno se debe
considerar:
 La profundidad de rompimiento del suelo, de manera que se favorezca el
desarrollo normal de las raíces.
 La destrucción de la maleza para evitar su competencia con la alfalfa por
espacio, luz, humedad y elementos nutritivos.
 La formación de una capa de suelo bien mullida en donde la semilla emerja
libremente para obtener un alfalfar excelente.
Por lo cual, la alfalfa requiere de buenas labores de barbecho, rastreo, nivelación y
melgueo o surcado.
Barbecho: Sirve para romper y aflojar el suelo, enterrar residuos de la cosecha
anterior y eliminar parcialmente las plagas del suelo. Para lograr un buen
establecimiento del alfalfar se debe barbechar a una profundidad de 30 centímetros.
Rastreo: Cuando hay terrones grandes en el suelo, la semilla queda a mucha
profundidad y la nacencia no es uniforme. Por lo anterior, se deben dar 2 pasos de
rastra, necesarios para esmenuzar los terrones y así tener una buena distribución
de la semilla, y una buena germinación y emergencia de las plantas.
Nivelación: La nivelación es importante en la preparación de la cama de siembra.
En los suelos bien nivelados se obtiene una distribución más uniforme de la semilla,
se facilitan los riegos, se evitan los encharcamientos que provocan la asfixia de las
raíces y la incidencia de enfermedades, así como el arrastre de la semilla y del
fertilizante por el agua.
Melgueo: Es necesario para aplicar el riego de presiembra. Las características del
suelo determinan el tipo de melga que debe utilizarse para facilitar los riegos. Las
melgas bien trazadas evitan los excesos de agua, que son la causa del
marchitamiento y de la pudrición de la raíz. Estos daños originan claros en los
alfalfares que favorecen la invasión de hierbas, las cuales reducen la vida del
alfalfar. El melgueo puede hacerse por “camellón” o por “cama melonera”. En suelos
pesados es aconsejable hacer camellones de 1 a 1.20 metros de ancho y el largo
no debe de exceder de los 100 metros. Los camellones deben estar separados por
canalitos que facilitan el drenaje y que sirvan para efectuar los riegos. El riego puede
efectuarse por trasporo.
Por “melgas” o “tendidos”: Este sistema es el más recomendable para suelos
ligeros, La melga no debe exceder de los 15 metros de ancho y de 250 metros de
largo, según la nivelación del terreno. Se debe dar un desnivel de 10 centímetros
por cada 100 metros de largo de la melga.
Variedades
Las variedades que han producido los mejores rendimientos son las que no
presentan “dormancia” en el invierno, o sea aquellas variedades que durante esta
época de frío no son muy afectadas en su desarrollo, tales como las criollas o las
que han sido formadas mediante selección a partir de éstas. Las variedades
recomendadas para la región fueron seleccionadas porque han demostrado mayor
capacidad de alto rendimiento, longevidad y calidad de forraje; además, éstas tienen
un nivel de dormancia entre 8 y 9; o sea, son capaces de producir en el invierno y,
por ello, hacen más redituable el suministro del agua de riego. Las variedades son:
Puebla 76, INIA-76, Bajío-76, San Miguelito, NK-819, Sundor, CUF 101, Superior y
Diamond. Las cuales con el paquete tecnológico que se describe en esta
publicación, tienen un potencial de producción entre 100 a 110 toneladas de forraje
verde por hectárea al año.
San Miguelito: Es la más diseminada de todas las variedades Criollas, preferida
por su rusticidad, resistente a la sequía y altos rendimientos de forraje.
CUF-101: Variedad de porte alto, con tallos medianos y hojas grandes. Es
susceptible a las enfermedades de raíz, se recomienda su explotación durante 2 ó
3 años.
Época de siembra
La mayor época de siembra es entre el 15 de noviembre y el 15 de enero. Para la
zona sur no se tiene información al respecto. En esta época, en la etapa de
emergencia, la alfalfa es muy tolerante a las bajas temperaturas, siempre y cuando
exista suficiente humedad en el suelo. Sembrando en estas épocas de bajas
temperaturas, se tiene menor población de maleza de primavera-verano, ya que es
lo que ocasiona más daño al cultivo. Las siembras efectuadas en las épocas
mencionadas permiten dar un corte de buena calidad en primavera.
Método y densidad de siembra
De preferencia se debe sembrar con maquinaría, pues así se logra una mejor
distribución y tapado de la semilla, las sembradoras de tipo cultipaker que tienen 2
rodillos. Realizar la siembra con sembradora de granos pequeños brillon bajo el
siguiente procedimiento:
Surcar: Esta acción es con el fin de hacer una distribución uniforme del agua de
riego y facilitar la cosecha.
Sembrar: Con la utilización de este tipo de sembradora la distribución de la semilla
y su profundidad es uniforme, lo cual favorece la emergencia de la planta.
Pisonear surcos: Inmediatamente después de sembrar o simultáneamente con la
siembra se recomienda pisonear los caños de los surcos con un paso del rodado
del tractor, para “marcar” bien los surcos y evitar problemas en la conducción del
agua de riego. La siembra también puede efectuarse al voleo distribuyendo la
semilla a mano o con una sembradora manual tipo cyclone. Para tapar la semilla se
debe pasar una rastra de ramas, de clavos o de costales. Cualquiera que sea la
forma de sembrar se debe procurar no quede enterrada a una profundidad mayor
de dos centímetros.
Inoculación: La aplicación del Nitrógeno es necesaria para alimentar a las plantas
durante sus primeras etapas de desarrollo, ya que más tarde la misma alfalfa forma
unos nódulos en sus raíces, los cuales contienen el Nitrógeno que la planta
necesita. Para ayudar a la alfalfa a formar estos nódulos es conveniente inocular la
semilla sobre todo donde no se ha sembrado anteriormente. Si se hace una buena
preparación del terreno y se siembra en la época indicada, 30 kilogramos de semilla
por hectárea con un mínimo de 85% de germinación, son suficientes para obtener
un buen alfalfar. La densidad inicial de plantas de alfalfa depende de la proporción
de semilla viable y tiene efecto a largo plazo sobre la vida productiva del cultivo.
Cabe señalar que si se usa una cantidad de semilla mayor a la recomendada no se
aumentan los rendimientos por hectárea, pero si se elevan los costos de
establecimiento del cultivo. Ya que el costo de la semilla equivale al 50% del costo
total de establecimiento, por lo que es importante seleccionar la variedad y usar la
cantidad de semilla adecuada.
Riegos
Los primeros riegos son los más importantes, deben ser ligeros y lentos para evitar
el arrastre de la semilla y la formación de claros que en la mayoría de los casos se
infesta de malas hierbas tales como quelite, verdolaga, pegarropa y grama. Si se
forman costras en la superficie del suelo después del primer riego, conviene regar
nuevamente para ablandar la costra y facilitar la emergencia de la plántula. Antes
de efectuar el primer corte, es necesario aplicar de 4 a 5 riegos. De acuerdo a las
necesidades de la planta y del tipo del suelo, después de cada corte se aplican de
1 a 2 riegos, cuidando de darlos a tiempo y sin exceso de agua, ya que esto causa
pudriciones en la raíz. El primero inmediatamente después del corte y el segundo,
15 días después.
Fertilización
La alfalfa presenta un amplio rango de adaptación a diferentes tipos de suelo, pero
debe darse preferencia a los de migajón grueso, siempre que estén bien drenados
y nivelados. En suelos salitrosos la alfalfa no rinde bien. La fertilización es una
práctica que no debe descuidarse, ya que el objetivo es proporcionar los nutrimentos
necesarios a las plantas para una buena producción. La fertilidad de un suelo
determina en gran parte la cantidad del forraje que se produzca. El hecho de que la
planta de alfalfa fije Nitrógeno en el suelo, en ocasiones es un proceso mal
interpretado y es común que se piense que si la alfalfa aumenta los elementos
nutritivos del suelo, no precisa de ninguno de ellos, por lo que algunos productores
no fertilizan o fertilizan escasamente. Para los suelos pesados de la zona centro de
Guanajuato, se deben aplicar al momento de la siembra 40 kilogramos de Nitrógeno
y 180 kilogramos de Fósforo por hectárea. Posteriormente, cada 12 meses, se
deben aplicar 180 kilogramos de Fósforo por hectárea. Para los suelos ligeros de la
misma zona centro, se deben aplicar en la siembra, 40 kilogramos de Nitrógeno y
270 de Fósforo por hectárea, antes del último paso de rastra. Posteriormente, cada
12 meses, se deben aplicar 270 kilogramos de Fósforo por hectárea. No es
recomendable la aplicación de Nitrógeno en la etapa de producción, debido a que
la semilla inoculada con bacterias del género Rhizobium forman nodulaciones, por
medio de las cuales, la planta se podrá autoabastecer de Nitrógeno. Por el contrario,
las aplicaciones nitrogenadas, sólo favorecen el crecimiento de maleza y de pastos
invasores del cultivo, lo cual se traduce en una competencia de plantas indeseables
provocada por
este manejo del cultivo. Para la aplicación del fertilizante en alfalfas ya establecidas,
se debe dejar agrietar el terreno para que el fertilizante pueda penetrar y así la planta
lo pueda absorber mejor. Cuando el terreno se agrieta, se corta la alfalfa, luego se
aplica el fertilizante y después se riega. Maleza
La presencia de maleza dentro de un cultivo de alfalfa es un factor determinante en
la obtención de rendimientos bajos y forraje de mala calidad, por lo que se sugiere
controlar la maleza inclusive desde el momento del establecimiento del alfalfar y
mantener vigoroso el cultivo durante su etapa productiva. Sembrar en las fechas
indicadas reduce la incidencia de maleza, sin embargo las malas hierbas que
pudieran presentarse durante los primeros meses del cultivo, se eliminan después
de 2 ó 3 cortes del alfalfar. Existen varios métodos para reducir la incidencia de la
maleza en el terreno y, para lograrlo, pueden conjugarse las siguientes prácticas:
preparación adecuada del terreno, uso eficiente del agua de riego, realizar la
cosecha en la etapa de madurez y altura de corte adecuadas, usar herbicidas en
presiembra y en el cultivo ya establecido. Entre las condiciones que favorecen la
presencia de maleza se encuentran:
 Cuando un alfalfar está en plena producción y no se fertiliza y riega
adecuadamente. Cuando los cortes son muy irregulares en la etapa de
madurez.
 Cuando la altura de corte es muy irregular, el cultivo se expone a una fuerte
invasión de maleza perenne. En ese momento es necesario realizar el control
químico.
Para el control de la maleza, emplear los siguientes herbicidas. Para hoja ancha,
preemergentes, Treflan, en dosis de 1.5 a 2 litros por hectárea, y postemergentes,
Pivot, en dosis de 0.5 a 1 litro por hectárea. Para pastos, preemergentes Proul-400,
en dosis de 3 a 4 litros por hectárea, y postemergentes Poast en dosis de 2 litros
por hectárea más 2 litros por hectárea de aceite aditivo. Plagas
El control químico no es recomendable, ya que al suministrar forraje con insecticidas
se corre el riesgo de intoxicación del ganado. Una medida práctica para el control
de las plagas mencionadas consiste en realizar cortes prematuros, debido a que así
se reduce su proliferación. Se indican los productos comerciales y sus respectivas
dosis para controlar las plagas en el cultivo de la alfalfa.
Enfermedades
Las enfermedades de la alfalfa causan deterioro y muerte de las plantas y generan
pérdidas económicas; sin embargo, su ocurrencia y severidad depende
principalmente de las condiciones ambientales, del tipo de suelo y del manejo que
se de al cultivo. Desde el punto de vista económico existen pocas opciones para el
control de enfermedades, por lo tanto, es recomendable seleccionar variedades
resistentes a los patógenos. Las enfermedades son la principal limitante de la
producción en Guanajuato, pues en muchos casos reducen la vida del alfalfar. Las
que se presentan en la alfalfa son de 2 tipos principalmente:
Enfermedades de la raíz: Las enfermedades de raíz ocupan el primer lugar en
importancia. Entre las enfermedades que afectan a las raíces se encuentran la
marchitez Phytophthora megasperma, la pudrición Fusarium oxysporum y la
pudrición texana Phymatotrichum omnivorum. Para el control de la marchitez se
recomienda evitar los excesos de agua en el suelo; para ello debe nivelar
perfectamente el terreno antes de sembrar. En caso de que se acostumbre dar
riegos pesados, es preferible darlos ligeros, pero en forma frecuente. Para controlar
la pudrición, se recomienda nivelar el terreno antes de sembrar, controlar los riegos
y evitar el exceso de humedad en el suelo. Para controlar la pudrición texana,
conviene efectuar rotación de cultivos por periodos de 4 a 5 años con gramíneas y
hacer barbechos profundos para exponer el hongo al sol. En caso de que cualquiera
de estas enfermedades ataquen intensamente al cultivo, se recomienda hacer
rotación de cultivos con gramíneas, principalmente sorgo, durante un periodo no
menor de 3 años.
Enfermedades de la hoja
Peca de la hoja: Para disminuir el daño se recomienda reducir el intervalo entre
cortes durante la época en la que el ataque sea mayor, con esto se conserva un
mayor número de hojas en la planta y se reducen las pérdidas en la producción de
forraje.
Mildiú velloso: Para su control no existen medidas prácticas ni efectivas, por lo que
se recomienda adelantar los cortes para que las hojas afectadas no se desprendan
y se pierda parte del follaje.
Mancha de la hoja: Para su control se recomienda adelantar los cortes, con lo que
se evita la caída de las hojas y se reduce la fuente de inóculo, lo que permite que
los siguientes brotes resulten menos afectados.
Cosecha Juntado (alomillado o achorizado): Para lograr el éxito en el juntado del
forraje, se sugiere hacer esta actividad cuando el forraje tiene aproximadamente
20% de humedad, y una vez junto, se sugiere dejarlo asolear un día más, hasta que
alcance alrededor del 16 a 18% de humedad. La forma y el momento del juntado
determinan la calidad del forraje. Cuando se va e empacar es recomendable no
juntar cuando esté muy seco porque se le caen las hojas, ni muy húmedo porque
se “foguea” y se pudre.
Empacado: Es la acción final del proceso de cosecha. Para lograr un buen
empaque y obtener forraje de alta calidad, es importante sincronizar las actividades
de juntado y empacado, de tal forma que la alfalfa sea manejada con un contenido
de humedad entre el 16 al 18% para evitar la caída de las hojas por el golpeteo de
la empacadora. Para lograr la máxima calidad y rendimiento se sugiere realizar los
cortes cada 25 a 28 días en primavera y verano; en el otoño cada 30 a 35 días y en
invierno cada 40 a 45 días. El número de días entre cortes depende de la luz solar,
periodo en el cual la planta debe alcanzar una madurez óptima de cosecha y
almacenar reservas de recuperación para un siguiente corte, de acuerdo a cada
estación del año, dando como resultado una mayor longevidad en el cultivo. La
alfalfa se debe cortar entre los 5 a 7 centímetros sobre la superficie del suelo, ya
que a esa altura no se daña la corona de la planta ni los rebrotes, los cuales serán
el forraje del siguiente corte. El primer corte puede darse entre los 70 y 90 días
después de la siembra. Para lograr el mejor balance de calidad y rendimiento, los
cortes deben efectuarse al inicio de la floración o bien cuando la alfalfa tenga un
10% de floración como máximo en la época de primavera, verano y otoño. Durante
el invierno, la alfalfa no florece, por lo que conviene hacer los cortes cuando los
nuevos brotes tengan de tres a cinco centímetros de altura.
Rendimiento esperado
22-25 toneladas por hectárea por año de forraje seco (dar de 8 a 10 cortes).
2.1.4 SORGO
Siembra
Labranza tradicional: Surcos de 0.70 a 0.80 metros.
Labranza de conservación: Preparación de surcos permanentes. Surcos de 0.70
a 0.80 metros o camas de 1.50 a 1.60 metros.
Fecha de siembra
 Tardíos: Del 1° de abril al 15 de mayo.
 Intermedios: Del 15 de abril al 1° de junio.
 Precoces: Del 15 de mayo al 1° de junio.
Densidad de población
Labranza tradicional: 15 a 18 kilogramos de semilla por hectárea.
Labranza de conservación: 10 a 15 kilos de semilla por hectárea.
Riego
Primer riego de germinación: Regar inmediatamente después de siembra; aplicar
una lámina de riego neta de 15 a 18 centímetros (según tipo de suelo).
Segundo riego: En la fase de diferenciación floral de órganos reproductivos (35 a 40
días después de la siembra), según híbrido y variedad utilizada, fecha de siembra y
condiciones climatológicas, aplicar una lámina de riego neta de 12 a 16 centímetros
(según tipo de suelo y evapotranspiración del cultivo).
Tercer riego: En la fase de floración (75 a 90 días después de la siembra), según
híbrido y variedad utilizada, fecha de siembra y condiciones climatológicas. Aplicar
una lámina de riego neta de 12 a 15 centímetros (según tipo de suelo y
evapotranspiración del cultivo).
Cuarto riego: En la fase de llenado de grano (100 a 120 días después de la
siembra), según híbrido y variedad utilizada, fecha de siembra y condiciones
climatológicas, aplicar una lámina de riego neta de 12 a 15 centímetros (según tipo
de suelo y evapotranspiración del cultivo). Para un mejor aprovechamiento del agua,
es recomendable tener un terreno nivelado y un adecuado trazo de riego en función
del tipo de suelo, configuración del terreno y gasto de agua disponible. Fertilización
Sorgo tardío: 240-40-00; 120-40-00 en la siembra; 120-00-00 en la segunda
escarda (30 a 40 días después de la emergencia).
Sorgo intermedio: 220-40-00; 110-40-00 en siembra; 110-00-00 en la segunda
escarda (30 a 40 días después de la emergencia).
Sorgo precoz: 200-40-00; 100-40-00 en la siembra; 100-00-00 en la segunda
escarda (30 a 40 días después de la emergencia).
Las fuentes de fertilización para Nitrógeno pueden ser el sulfato de amonio (20.5%
N); nitrato de amonio (33.5% N); urea (46% N). Fósforo: superfosfato de Calcio
simple (19.5% P2O5) y superfosfato de Calcio triple (46% P2O5). Potasio: sulfato
de Potasio (50% K2O) y cloruro de Potasio (60% K2O).
Biofertilización
Como complemento de fertilización, es ampliamente recomendable realizar la
biofertilización al cultivo, la cual ayudará plenamente a optimizar el proceso
productivo y paulatinamente a través del tiempo, por un lado, permitirá ir
disminuyendo la dosis de fertilización química y por otra parte, podrá ir fortaleciendo
la fertilidad del suelo. Se recomienda la aplicación de Glomus intraradices (Micorriza
INIFAP) considerando las siguientes indicaciones:
Época de aplicación: Los biofertilizantes deben ir adheridos a la semilla;
mezclándolos con la semilla un día antes o al momento de la siembra y en la
sombra. En caso de realizar la siembra mecanizada dejar secar la semilla a la
sombra.
Dosis de aplicación: En el caso de semilla certificada tratada con fungicida, se
deben de aplicar dos bolsas de Micorriza INIFAP (presentación de un kilogramo)
para la semilla de una hectárea. En caso de semilla certificada no tratada con
fungicida se puede reducir la dosis a una bolsa de cada producto.
Fertilización foliar
Cytolan (2.0 litros por hectárea), Prominol N (0.5 litros por hectárea), Prominol P
(0.5 litros por hectárea), Supra Fe-Mg-Zn (2 litros por hectárea).
Número de cultivos
Una o dos escardas en labranza tradicional y en conservación se reforman las
camas, si el trazo de riego está muy deteriorado.
Control de malezas
Control preemergente
Hoja ancha y angosta
 De 1.5 a 2.0 kilogramos por hectárea de Atrazina 50% (Gesaprim 50).
 De 0.5 a 1.0 kilogramo por hectárea de Atrazina 50% + Prometrina (Gesaprim
50 + Gesagard).
 De 0.75 a 1.5 kilogramos por hectárea de Atrazina + Terbutrina (Gesaprim
combi).
 Faena ultra (un kilogramo por hectárea) + Paraquat (1 litro por hectárea).
Control postemergente
Hoja ancha
 0.75 a 1.5 litros por hectárea de 2, 4-D Amina (Hierbamina).
Hoja ancha y angosta
 De 1.0 a 2.0 kilogramos por hectárea de Atrazina 50% + de 0.5 a 1.0 litro por
hectárea de 2, 4-D Amina + 0.2% de Alcohol isotridecílico etoxilado 20%
(Gesaprim 50+hierbamina+Agral plus).
Control de plagas y enfermedades
Gusano soldado: Tamarón 600 (1.0 litro por hectárea), Orthene 75% (1.0 kilogramo
por hectárea), Clorpirifos 40 (0.75 litros por hectárea), Cyolane 25% (1.0 litro por
hectárea).
Mosca midge: Malatión 83.70% CE (1.0 litro por hectárea), Thiodán 35% (1.0 litro
por hectárea), Diazinon 25% (1.0 litro por hectárea).
Gusano cogollero: Palgus. Chinche café: Thiodán 35% (1.0 litro por hectárea),
Dimetoato 38% CE (1.0 litro por hectárea), Lorsbán 480 (1.0 litro por hectárea),
Carbicron 100 (0.5 litros por hectárea), Malatión 83.70% CE (1.0 litro por hectárea).
Pulgón verde: Dimetoato 38% CE (1.0 litro por hectárea), Oxidemetón M. 50% (0.5
litros por hectárea), Malatión 83.70% CE (1.0 litro por hectárea).
Cosecha
Cuando se tenga un 12 a 14% de humedad.
Rendimiento esperado
12.0 a 14.0 toneladas por hectárea.

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