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Corrección Traducción

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Lectura final
Sinopsis
"Justo después de apagar este fuego, voy a volver a casa y
apagaré el tuyo."

Estoy derribando puertas, buscando personas atrapadas dentro


de este edificio en llamas cuando derribo el apartamento trescientos
siete.

Lo que me saluda es un ángel desnudo acostado en su cama,


dándome un espectáculo con las piernas bien abiertas. Tiene
auriculares puestos y sus ojos están cerrados, así que no me ve
observándola.

La necesito. Estoy obsesionado con ella.

Es muy inocente y pura para lo que planeo, pero no puedo


evitarlo.

Está más allá de mí ahora. Mi obsesión está creciendo dentro de


mí, como un incendio que no se puede detener.

Es trabajo de un bombero apagar las llamas y eso incluye las de


ella.

Pero primero, voy a atizar el fuego dentro de ella hasta que esté
ardiendo y creciendo en un infierno salvaje que solo yo puedo
apagar.

¡Y definitivamente no voy a poner ninguna protección en mi gran


manguera cuando nos mojemos y nos pongamos salvajes!

No esperes que este bombero de Olivia T. Turner apague tus llamas. ¡Te
dejará más caliente que el infierno, mientras se obsesiona con reclamar tu
primera y única vez!

Todos mis libros son seguros con cero engaños y un dulce final feliz
garantizado al final. ¡Disfruten!
Para el bombero Harris,

Lo siento, intencionalmente incendié mi cocina para verte.

#Nolosiento
Capitulo Uno
Cole
Pateo otra puerta y corro hacia el apartamento desordenado.
Está vacío, excepto por las cucarachas corriendo por el inmundo
suelo.

Todo este edificio es un gran basurero.

La pared de yeso barata y la alfombra vieja lo están haciendo


arder como si estuviera hecho de paja seca. Las habitaciones de los
pisos superiores ya están consumidas por el fuego, y es solo cuestión
de tiempo antes de que las llamas lleguen hasta aquí. El fuego está
avanzando rápidamente, pero me estoy moviendo más rápido aún.

El jefe de bomberos nos ordenó a todos mantenernos fuera, pero


me sumergí en una búsqueda rápida de alguien atrapado dentro.
Sentí una ardiente necesidad de entrar en el edificio que no pude
explicar. Me sentí atraído por eso, como si hubiera algo o alguien
esperándome ahí dentro.

— ¿Hola? — Llamo cuando pateo otra puerta. Apartamento


trescientos seis. — ¿Hay alguien en casa?

Hay una pipa de crack en la mesa de café y lo que parece ser


una montaña de moho en una caja de pizza en el suelo. Echo un
vistazo rápido alrededor en busca de cualquier drogadicto
desmayado, pero está todo vacío, así que sigo por el pasillo.

El edificio está tan degradado que la alarma de incendios ni


siquiera funciona en este piso. Todo lo que puedo oír es un zumbido
que sale de la alarma del piso de arriba.

Llego al apartamento trescientos siete y levanto mi bota. La


puerta casi explota cuando la pateo.
Este apartamento no es como los demás. Es bueno y hogareño
con un toque femenino, y aunque la dueña aún parece pobre, eso
demuestra que ella se esforzó un poco. Hay almohadas caseras en el
viejo sofá descolorido y flores recién recogidas en la mesa. Las
reconozco como las flores azules que crecen en el campo cerca de
la estación de tren. Solo hay una silla en la vieja y arañada mesa, así
que sé que vive sola.

Es un apartamento pequeño donde apenas puedes cocinar en la


cocina y sentarte en el sofá al mismo tiempo. Miro hacia el baño
vacío y luego voy a la puerta de la habitación cerrada.

El fuerte y grueso olor del sexo se filtra en mi nariz cuando muevo


el pestillo y abro la puerta.

Una chica desnuda está acostada en la cama con las piernas


abiertas y los ojos cerrados. Se retuerce y gime mientras con sus dedos
se frota en pequeños en círculos sobre su clítoris mojado.

La visión me sujeta al suelo y mi respiración se queda atascada en


mi garganta. No puedo respirar. Ni siquiera puedo pensar.

Todo lo que puedo hacer es mirar fijamente a la hermosa vagina


rosada frente a mí. Nunca he querido tanto algo en toda mi vida.

Sus delgados dedos se deslizan a través de sus pliegues mojados,


y se sumergen en su apretada entrada, luego una sucesión de jugos
se escurre por su mano y entre sus muslos.

Yo trago en seco cuando mi polla se endurece dentro de mis


pantalones amarillos, forzando y empujando el material grueso a
prueba de fuego. Mis bolas se aprietan y mi verga ya está goteando
con presemen, mientras veo sus caderas balancearse de un lado a
otro.

Mis ojos hambrientos recorren su pálido abdomen y sus pechos


empinados hasta su hermoso rostro. Se está mordiendo el labio inferior
y respira agitadamente mientras se frota. Quiero que abra los ojos y
me vea mirándola, pero no lo hace.
Unos enormes auriculares blancos están cubriendo sus orejas,
perdiéndose en su cabello rubio como una diadema moderna. Ella es
lo suficientemente hermosa como para ser una princesa, ella es lo
suficientemente hermosa como para ser un ángel.

Mi pecho se siente apretado y puedo sentir la sangre de mi


corazón bombeando por todo mi cuerpo mientras veo a esta chica
perfecta frente a mí. Aún no sabe que estoy aquí.

Pero pronto lo sabrá.

Tengo que tenerla. Y la tendré.

Nunca he visto nada que haya querido tanto en toda mi vida.

La necesidad es como un demonio creciendo dentro de mí.


Necesito reclamarla y poseerla.

Ella es muy inocente y pura para lo que tengo en mente, para lo


que planeo para ella, pero no puedo evitarlo. Está más allá de mí
ahora.

Mi obsesión está creciendo en mi interior como un virus que no


puede ser detenido.

Es doloroso apartar mis ojos de sus piernas abiertas, pero necesito


saber más sobre ella. No hay fotos familiares en la pared, lo que me
dice que probablemente está sola en esta vida. No hay fotos de
novios tampoco. Eso es un alivio. No sé qué haría si me encontrara a
un tipo aquí con ella. ¿Quizás envolvería mi mano alrededor de su
garganta y lo llevaría hasta las llamas para verlo arder? Ni siquiera
quiero pensar en eso.

Veo una vieja camisa marrón sobre la cómoda que parece un


uniforme de camarera. Reggie’s Diner.

Ella es una camarera. Tomo la camisa que es muy áspera para su


suave y delicada piel y compruebo la etiqueta. Addison.

— Addison. — Susurro, amando la manera en que el sonido de su


nombre se desliza en mi lengua. Podría decirlo todo el día.
Su nombre será Addison Brooks cuando termine con ella. Pensar
en mi apellido unido a su nombre, hace que mi polla Pulse y siento un
poco de humedad deslizarse por mi eje.

Es emocionante la anticipación de llevarla desnuda. Esa pequeña


y húmeda vagina estará envuelta alrededor de mi sensible polla hasta
que pueda vaciar mi carga en su útero y plantar mi semilla allí para
siempre.

Es como si ella pudiera sentir mis pensamientos sucios porque su


mano comienza a moverse más rápido y más fácil, frotando su clítoris
mientras sus piernas se apartan aún más.

El dulce olor de su melocotón me está matando, volviéndome


loco. Su pequeña mano está cubierta de su néctar pegajoso, y yo
lamo mis labios mientras me imagino probarlo de sus dedos. Me
pregunto si tiene tan buen gusto como parece.

Me desabotono la chaqueta y la deslizo por mis brazos mientras


ella agarra uno de sus rosados pechos y pellizca su perfecto pezón
rosado. Un pequeño gemido se escapa de entre sus sensuales labios,
y eso hace que un escalofrío me atraviese.

Mi chaqueta cae al suelo y todo lo que llevo puesto es una


camiseta blanca, mi casco y mis pantalones amarillos de bombero.
Me deslizo los tirantes rojos por mis hombros redondos y los dejo caer.
El peso de mis pantalones hace que se bajen por mis caderas,
mostrando mi dura piel con la parte superior de mis vellos recortados.

Quiero quitármelo todo, pero no quiero darle a esta chica un


ataque al corazón. Tengo otros planes para ella.

Ella suelta otro gemido cuando desliza un dedo en su entrada y


mi cuerpo se detiene cuando quiero saber lo que está pensando. La
idea de que pueda estar pensando en otro tipo me hace querer
romper algo. Nunca he sido del tipo celoso, pero este angelito me
está haciendo apretar la mandíbula tan fuerte que me duele. No
quiero que piense en nadie más que en mí.
Una vez que termine con ella, nunca pensará en nadie más que
en mí. Ella no pensará en ningún chico nunca más después de que
esté con un hombre de verdad.

Y yo le enseñaré la diferencia.

Doy un paso adelante y sonrío.

Ahora mismo, en este momento.


Capitulo Dos
Addison
Estoy muy cerca de acabar.

La música se escucha más alta en mis oídos mientras el orgasmo


se construye dentro de mí. Me encanta masturbarme con música. El
ritmo siempre me lleva a otro nivel.

Estoy frotando mi clítoris mientras imagino mi fantasía favorita. Un


bombero sin camisa cargándome por encima de su hombro y
salvándome de las llamas.

No sé por qué, pero siempre me han gustado los bomberos. Sus


camiones grandes, sus cuerpos musculosos y sin mencionar sus largas
y duras mangueras. Los bomberos siempre parecen ser buenos. Los
héroes que arriesgan sus vidas para salvar a las damiselas en peligro.
No hay nada más caliente que eso.

Cierro los ojos mientras froto mi coño, fantaseando con mi


bombero personal, aquel que un día vendrá a rescatarme de todo
esto. No solo de un incendio, sino de todo, las cuentas sin pagar, la
nevera vacía, el casero pervertido y el jefe idiota. Alguien que pueda
llevarme y tomarme.

La música termina y cuando una nueva comienza, mis ojos se


abren por una fracción de segundo.

¿Qué diablos?

Al principio, creo que estoy delirando por masturbarme, pero


luego me doy cuenta de que realmente vi la silueta de un hombre a
través de mis ojos borrosos.

Mis ojos se abren y cierro mis piernas, jadeando en shock y horror


cuando veo a un hombre al pie de mi cama. Retrocedo hasta que mi
espalda golpea la fría cabecera.
Lleva pantalones de bombero con una franela blanca que
abraza su gran masa muscular. Él tiene un casco amarillo en su
cabeza sobre su hermoso rostro con una mirada dura, yo no estoy
entendiendo cómo este hombre pudo haber sido arrancado de mis
sueños para caer en mi realidad.

Nada de esto tiene sentido.

Todos los pensamientos confusos y tortuosos parecen apartarse


cuando miro sus profundos ojos marrones. Están tan concentrados en
mí que no puedo respirar.

¿Es él el único con el que he soñado? ¿La persona que va a


salvarme?

La barba creciente resalta los bordes de su mandíbula y trago en


seco cuando mis ojos caen a sus labios. Él es sexy como el infierno y mi
coño duele cuando miro a la profundidad de sus ojos.

Sus ojos se apartan de mi mirada y viajan por mi cuerpo desnudo.


Mis pezones se endurecen al punto del dolor bajo su mirada, y siento
un intenso deseo de seguir tocándome, pero mantengo mis manos
exactamente donde están.

Sus ojos siguen hacia el sur y los músculos de su mandíbula se


contraen mientras intenta echar un vistazo a mi coño. Debería
cubrirme, pero por alguna razón, solo abro un poco más las piernas
para darle una mejor vista.

Mi cara se vuelve roja mientras me observa, y nunca quise a un


hombre entre mis piernas más de lo que quiero ahora.

Mi coño está palpitando y mi clítoris me está doliendo mientras él


me mira sin aliento. Ese pecho grande y ancho está tan inmóvil como
una estatua mientras me observa. Me alegro de no ser la única que
no puede respirar.

Puedo decir que él me desea.


Y por si esa mirada hambrienta en sus ojos marrones oscuros no
fuera suficiente, el contorno largo y grueso de su polla dura
presionando el interior de sus pantalones lo es.

Él nunca me quita los ojos de encima mientras que lentamente se


quita un guante y luego el otro. Los deja caer al suelo con un suave
golpe y luego se acerca.

Mis piernas parecen tener mente propia, porque se están


extendiendo aún más a causa de este misterioso extraño, dejándole
tener una visión completa de la miel entre ellas.

Nunca he hecho nada como esto antes, sea lo que sea. Nunca
he tenido ni una sola noche, de hecho, nunca he tenido nada. Soy
virgen.

Ningún hombre me ha tocado allí abajo, ni siquiera me ha visto


desnuda.

Tengo dieciocho años y me he conservado. No sabía por qué,


pero ahora lo quiero, en este momento.

El colchón se hunde cuando él se sienta al pie de la cama. Mis


piernas están a ambos lados de él, y su mirada lujuriosa está centrada
en mi coño.

Mi corazón late tan rápido que cada vello en mis brazos está de
punta, mientras lo miro preguntándome qué va a hacer a
continuación.

— ¿Quién eres? — Susurro cuando él toca la parte interna de mi


muslo con una áspera mano.

Mi cabeza cae hacia atrás y un gemido brota de mi garganta


cuando desliza la palma de su mano hacia arriba. Cada célula de mi
cuerpo se aprieta en anticipación. Su mano está tan cerca.

— Yo soy el hombre que te salvará de este lugar. — Dice él con


una voz profunda que envía una vibración a través de mi pecho.
Él se inclina hacia adelante y corre dos dedos por mi hendidura.
Mis ojos se cierran y gimo, casi acabando en el lugar.

— Te salvaré de aquí, pero te costará algo... — Dice cuando las


puntas de sus dedos alcanzan mi clítoris palpitante. Me tiemblan las
piernas cuando me frota.

Le daré todo lo que quiera mientras siga tocándome así.

— Serás mía ahora. — Gruñe. — Este coño es mío. Mío y solo mío.
Y lo tendré cuando quiera.

Él desliza la punta de sus dos dedos y mi cuerpo se empuja hacia


adelante mientras mi rostro se contre en una placentera agonía.

— Oh Dios. — Suspiro con mi orgasmo en la palma de su mano. —


Soy tuya. Malditamente tuya.

Veo cuando desliza hacia afuera sus dos dedos, que ya están
cubiertos con mis jugos pegajosos. Tiene una sonrisa en su rostro
cuando los lleva hacia su nariz y los huele.

Estoy respirando con dificultad, con la cabeza agachada y el


pecho jadeando mientras miro, esperando que le guste el olor. Y a
juzgar por esa mirada llena de lujuria en sus ojos, parece que lo hace.

Mi coño palpita mientras lo veo llevar los dos dedos húmedos a su


boca. Él chupa mis jugos y gime mientras los traga.

— No hay nada que quiera hacer más... — Dice con una voz que
tiene un toque de dolor. — Que extender tus piernas y llenarte con mi
dura polla en este mismo instante, pero no puedo.

— ¿Por qué no? — Mi voz sale como un susurro.

— Tengo que sacarte de aquí... — Dice mientras su mirada viaja


de vuelta a mi coño extendido. — El fuego está llegando.

— ¿Fuego? — El pánico comienza a golpearme cuando salto en


la cama. — ¿El edificio está en llamas?
El humo comienza a invadir el cuarto, serpenteando por el techo
ante mis ojos.

Claro, hay un incendio. ¿Por qué si no estaría aquí?

Mi cerebro estaba en modo sexual y no estaba pensando


claramente antes. Ahora lo estoy.

— Tenemos que salir de aquí.

El bombero se levanta de mi cama y toma su grande y pesada


chaqueta del suelo.

— Ven aquí. — Dice cuando la abre.

Yo me apresuro y él envuelve mi cuerpo. Deslizo mis brazos por las


gigantescas mangas y me siento como un niño que se viste con el
traje de su padre. Es ve tan grande sobre mí. Este tipo es enorme. Es
pesado también y no estoy segura de si puedo andar con él,
especialmente porque me pesan mis rodillas.

Por suerte, no tengo que hacerlo.

Él me toma en sus grandes brazos y me hala hasta su musculoso


pecho, cargándome como si yo fuera la cosa más preciosa del
mundo.

— ¿Cuál es tu nombre? — Pregunto cuando miro sus ojos. Tengo


que saberlo.

— Cole. Cole Brooks. — Su voz es firme y dominante como él. Es


exactamente el tipo de héroe por el que quiero ser salvada.

Sin ninguna palabra más, me lleva al pasillo. La alarma de


incendio en este piso está dañada y apenas puedo oír la alarma de
los otros pisos sonando. El casero no solo es un idiota, sino también un
tacaño hijo de puta. Probablemente habría muerto si no fuera por
Cole, y todo porque él no daría cinco dólares por unas baterías
nuevas. El espeso humo comienza a entrar en el pasillo como si una
bomba estallara y mi cuerpo comienza a sudar mientras siento el
calor acercándose. Es como si estuviéramos en un horno y alguien
hubiera subido la temperatura.

Cole me aprieta aún más y cierro mis ojos mientras entierro mi


rostro en su pecho. Algo explota en el pasillo y una bola de fuego
explota contra la pared. Toma la fea alfombra y comienza a
extenderse en nuestra dirección.

— No mires Addison. — Dice que mientras me aleja de las llamas.

No puedo dejar de sonreír ante el sonido de mi nombre en sus


labios y me pregunto cómo lo sabe.

Patea la puerta abriéndola hacia las escaleras y corre hacia


abajo, sosteniéndome cerca de su pecho. El humo fluye detrás de
nosotros, pero me siento extrañamente segura y confortada en sus
brazos.

Sabe lo que está haciendo y sé que no dejará que nada me


lastime.

Como él dijo, yo soy de él ahora. Al menos eso es lo que parece.


Capitulo Tres
Cole
Corro por las escaleras, sosteniendo la preciosa carga contra mi
pecho. Los brazos de Addison están alrededor de mi cuello, mientras
el dulce aroma de coco de su cabello me vuelve loco.

Una emoción intensa me golpea una tras otra, como las olas del
océano golpeando las piedras en la playa. Apenas puedo
mantenerme en pie mientras bajo las escaleras.

¿Y si alguien me la quita? ¿Y si la próxima vez hay un incendio y yo


no estoy?

No puedo dejar que mi mente descienda por esos oscuros


caminos.

Esta chica es un milagro y solo tengo que creer que todo va a


estar bien. Pateo las puertas y salgo a la luz del sol. Estamos en el
estacionamiento detrás del edificio y hay una ambulancia aparcada
al lado cerca de unos camiones de bomberos. Las luces están
parpadeando y hay gente por todas partes, despertándose ante el
edificio en llamas y grabando todo con sus teléfonos.

Sostengo a Addison fuertemente, mientras me alejo del edificio


llevándola a un lugar seguro.

Un paramédico corre y trata de quitármela.

— Déjeme revisarla. — Dice el joven cuando se acerca a ella.


Casi lo pateo.

— Ella es mía. — Gruño halándola lejos de sus manos extendidas.

Sus ojos se agrandan en shock cuando da un paso atrás,


mostrándome las palmas de sus manos.
— Solo quédese atrás. — Le advierto. Mi chica inocente está
desnuda debajo de esta chaqueta y no quiero a ningún hombre
mirándola, ninguno aparte de mí.

La bestia protectora se está haciendo cargo y ya siento que estoy


perdiendo el control.

— ¿Qué voy a hacer ahora? — Pregunta ella con el tono de voz


más dulce imaginable. Las lágrimas inundan sus ojos cuando mira
hacia el edificio en llamas. — Todas mis cosas están allí. Mi uniforme
de trabajo, mi dinero, mis zapatos. Ni siquiera tengo ropa que
ponerme ahora. — La realidad de lo sucedido parece estar cayendo
sobre ella. — Estoy desnuda aquí abajo.

Me mata verla llorar, pero sé que todo estará bien. Ella no tendrá
nada de qué preocuparse de ahora en adelante. Estaré cuidando de
ella, y me aseguraré de que todas sus necesidades sean satisfechas.
Cada. Maldita. Necesidad

— Tú no necesitarás más esas cosas. — Le digo. Especialmente la


ropa.

— Pero puede que no tenga un lugar donde vivir.

Ella no tendrá un lugar donde vivir. Me aseguraré de ello. Me


aseguraré de que su apartamento se queme para que se vea
obligada a quedarse conmigo. Entraré con una lata de gasolina si es
necesario.

Será algo difícil de hacer, pero sé que se quedará conmigo. Este


lugar no es seguro. No quiero que esta inocente chica esté rodeada
de drogadictos y criminales. Es demasiado pura para eso.

La quiero en mi hogar, donde puedo verla y mantenerla a salvo.

— tú te quedarás conmigo ahora. — No hay duda en mi oferta. Es


una declaración. La he salvado, lo que significa que es mía.
Espero que quiera venir, pero no estoy seguro de lo que haré si
dice que no. Una imagen de ella atada a mi cama parpadea en mi
mente, pero yo la sacudo.

— Solo déjame cuidarte Addison. Nací para hacer eso.

Ella me mira con sus helados ojos azules por un largo rato. Parece
estar sosteniendo mi alma y no puedo respirar mientras espero su
respuesta.

— Ok. — Susurra finalmente. Un repentino impulso de alivio y


euforia surge a través de mí mientras le sonrío. — Me quedaré contigo.

Ella va a vivir conmigo. Es bueno, pero eso es solo el comienzo. La


quiero atada y encerrada para mí de muchas maneras, que involucra
más que solo nuestra dirección postal.

Quiero tenerla con mi bebé.

Solo cuando haya plantado mi semilla en su vientre plano, y


tenga a mi bebé creciendo en el, seré capaz de respirar con
facilidad.

Esta noche, voy a tomar ese hermoso coño esta noche, y no


estaré usando ninguna protección. No habrá nada que me impida
embarazarla, y entonces no habrá nada que me impida mantenerla
conmigo para siempre.
Capitulo Cuatro
Addison
Cole aún me sostiene con cuidado entre sus brazos, mientras se
aleja de las sirenas de los camiones de bomberos.

— ¡Brooks! — Grita una voz profunda. Cole se detiene y se gira,


apretándome aún más contra su pecho.

Un bombero de aspecto mayor lo está mirando. Él tiene “jefe de


bomberos” escrito en mayúsculas en el lado izquierdo del pecho.

— ¡Te ordené que te quedaras fuera de ese edificio!

Cole solo lo mira.

— Puedes castigarme más tarde.

— Oh, yo voy... — Dice el jefe con una mirada feroz. — La


próxima vez, hazme un favor y mátate cuando desobedezcas una
orden de tu jefe directo.

— Sí señor. — Dice Cole cuando se da la vuelta.

— ¡Y recupera tu maldita chaqueta!

Él sale como si no pudiera alejarme del edificio en llamas con


suficiente rapidez. Mi estómago se agita cuando lo miro. Realmente
no quiero que se meta en problemas por mi culpa. Ya estoy causando
suficientes problemas quedándome en su hogar.

— ¿Tendrás problemas por mi culpa? — Pregunto con miedo de


oír la respuesta.

— No me importa si me da una advertencia o una suspensión. —


dice en un tono duro. — Habría atravesado las llamas para llegar a ti,
así que ¿Qué es una pequeña advertencia en comparación?
Me doy vuelta y echo un último vistazo al edificio antes de que
gire en la esquina. Hay llamas en casi todos los pisos ahora, mientras
las espesas nubes de humo oscuro suben, tiñendo el hermoso cielo de
verano. Un ejército de bomberos está apuntando poderosos flujos de
agua a las ventanas, tratando de contener las indisciplinadas llamas.

Finalmente me había instalado en una casa después de tres duros


años de infierno, y ahora todo se está quemando en el suelo. Todas
mis cosas... Se han ido. No es como si tuviera mucho, pero trabajé
duro por lo poco que tenía, y ahora, una vez más, no tengo nada.

Hace tres años huí cuando tenía solo quince años. Mi madre era
adicta a las drogas, la anfetamina era su droga preferida, y no me dio
exactamente una gran infancia. Era tolerable, hasta que su novio
Víctor decidió vivir con nosotras.

Una semana después de que se mudara, le di un ultimátum a mi


madre, y en resumen, me mudé.

Me dolió que ella no me escogiera, pero así es la vida creo. Otra


dura lección que mi madre me enseñó, en este mundo nadie va a
cuidar de ti. Nadie.

Víctor hizo algo bueno por mi antes de irme, y eso fue comprarme
un billete de tren. Él ya no me quería cerca, así que estaba feliz de
pagarlo para que yo saliera de allí.

Salté en el primer tren desde aquel infierno de ciudad y acabé


aquí sin dinero, sin amigos y sin perspectivas de empleo. Ni siquiera
tenía una computadora para imprimir un currículum, así que los escribí
todos a mano, en la parte de atrás de los volantes que saqué de los
postes de teléfono. Conseguí un trabajo en una cafetería lavando
platos y trabajé mi camino para ser una camarera.

Siempre fui pobre, así que no era nada tener que comer las
sobras de los platos, o comer sándwiches y papas fritas que guardaba
en mi bolso para comer más tarde.
En los últimos meses finalmente había podido pagar mi alquiler, y
tener algo de dinero para llenar mi refrigerador, también para
comprar algo de ropa nueva, al menos una vez.

Incluso estaba pensando en intentar empezar a salir. Nunca he


tenido un novio, he estado muy ocupada tratando de sobrevivir
como para tener tiempo para eso. Todavía soy virgen y Cole es el
primer hombre en verme desnuda. Una excitante emoción recorre mi
cuerpo cuando pienso en cómo sus ojos se calentaron cuando
estaban en mi cuerpo. Él me observó tocándome. Casi me mira
acabar. El solo pensarlo me está haciendo excitar de nuevo. Miro su
sexy rostro y trago en seco. Sus grandes y musculosos brazos están
rodeando mi cuerpo desnudo ahora, y puedo sentir su musculoso
bíceps presionado contra mis muslos. Está haciendo que mi coño
arda.

Su gran chaqueta me está engullendo, envolviéndome en su olor


a humo y no puedo conseguir lo suficiente. Sé tan poco sobre él, pero
siento que lo conozco completamente.

Tal vez eso es lo que pasa cuando alguien te salva la vida. O


quizás es lo que pasa cuando alguien te ve desnuda por primera vez.
No sé... Tal vez el humo se me subió a la cabeza.

Él asiente a un taxi y abre la puerta trasera mientras se resiste a


bajarme.

— ¿Vienes conmigo? — Pregunto al mirar sus ojos. Están llenos de


dolor como si estuviera físicamente herido por dejarme.

— No puedo. — Dice mirando el edificio en llamas. — Tengo que


ayudar aquí. Pero iré pronto.

Tiro de la chaqueta gruesa mientras mis ojos recorren su pecho


duro. Me gustaría poder ser embalada contra el otra vez. Era el lugar
más reconfortante que he conocido, y todo lo que quiero hacer es
estar allí con él de nuevo.

— Tu chaqueta…
— Consérvala.

— Pero tu jefe dijo...

— ¿Crees que te voy a dejar ir por la ciudad sin ropa? — Dice en


una voz baja y firme. — ¿Crees que voy a dejar que la gente ponga
sus ojos en lo que es mío? Nunca.

Trato de luchar contra una sonrisa cuando tiro de la chaqueta en


mi cuerpo. Mis pezones se endurecen mientras se frotan contra el
material áspero del interior.

— Adentro pequeña. — Dice, poniendo la mano en mi espalda.


Hago lo que dice y veo cuando cierra la puerta y se acerca a hablar
con el conductor.

Cole toma un bolígrafo y un papel que le da el sujeto y escribe su


dirección.

— Llévela a este lugar. — Dice con una voz que corta como el
vidrio. — Directo. No se detenga en ningún otro lugar.

Toma la tarjeta del tipo que asiente con su cabeza en acuerdo y


lo mira.

— Josiah Pérez. — Dice en una voz firme. — Si algo le sucede, yo


te buscaré. Y créeme, no quieres que eso suceda.

Sonrío mientras sostengo el cuello de su chaqueta y inhalo su olor.


Ya parece obsesionado por mí. Debería estar preocupada, pero me
gusta. Me está dejando encendida.

Cole coloca algo de dinero en la mano del conductor y le da


una última mirada de advertencia antes de volver a verme. Viene por
la ventana opuesta y me sujeta la mejilla.

— No tienes nada más de qué preocuparte pequeña.

Su rostro está lleno de adoración, sus ojos rebosando de amor.


Nadie me ha mirado así antes, y hace que mi corazón se hinche tanto
que se me salen lágrimas. Seca mi lágrima con el pulgar y me da una
cálida sonrisa mientras pone una tarjeta gruesa en mi mano.

No recuerdo la última vez que alguien me miró o me tocó con


cariño, como lo está haciendo él ahora. Es tan bueno tener a alguien
que se preocupa.

— Estoy en el ático. — Dice él mientras envuelve mis dedos


alrededor de su tarjeta. — El portero te dejará entrar si te ve con mi
chaqueta y esta es la llave del ascensor privado.

— Ven a casa rápido ¿Vale? — Digo, sintiéndome desesperada


por estar cerca de él. No quiero saber lo sola que me sentiré cuando
este taxi se vaya.

— Iré. — Dice con un asentimiento de la cabeza. — Poco después


de apagar el fuego, voy a volver a casa y apagaré el tuyo.
Capitulo Cinco
Cole
— ¡Cole! — Grita Ward. Está en la tubería apuntando un chorro de
agua al edificio. — ¿Dónde está esa belleza que salvaste? ¿Crees que
quiere deslizarse por mi poste de fuego?

Mi cuerpo se llena de ira. Tomo su cuello y lo halo hacia adelante.

— ¿Qué coño has dicho?

Sus ojos se agrandan cuando mira mi rostro. Es solo Ward, el idiota,


así que lo dejo ir.

— Sal de aquí. — Gruño cuando le arrebato el cañón de sus


manos.

No vacila, simplemente se aleja.

El agua está subiendo por la manguera y mis brazos se flexionan


mientras la controlo. Ella quiere salirse de mi alcance, quiere escapar
de mi control, pero yo me quedo firme y apuntándola hacia
adelante.

Este edificio no es lo único que se haya prendido en fuego y se


quema. Mis entrañas sienten que se están quemando también.

Cada segundo que paso aquí y no deslizando mis bolas


profundamente en el dulce y pequeño coño de Addison es una
tortura. La necesidad de verla, de estar con ella, me está
desgarrando de adentro hacia afuera. Siento que mi alma se está
quemando sin ella aquí.

Respiro profundamente para calmar mis nervios y me maldigo por


no haberme ido con ella. Toda mi vida quise ser bombero, pero
renunciaría a todo por ver a mi pequeña un poco antes.
Trato de alejar la creciente necesidad de verla para enfocarme
en la manguera en su lugar. Yo trabajo, sosteniendo la larga
manguera mientras ella lanza su carga sobre las llamas. Es un trabajo
duro y ayuda a quitar un poco de mi violencia y energía reprimida.

Mi mente vuelve rápidamente a Addison y ahora estoy


preocupado de que ella llegue bien a casa.

— Estás exagerando. — Me digo a mí mismo. — Ella va a estar


bien.

No puedo dejar de pensar en lo dulce que es su sedoso coño, la


necesidad de estar delante de ella de nuevo me está poniendo al
límite. El sabor de ella en mis dedos era puro cielo, así que no puedo
imaginar cómo sería lamerla. Felicidad pura y la fuente de mi energía.

Mi polla está tan dura como la manguera, pero se está


esforzando aún más. Me duele necesitando alivio.

Esa chica me dejó tan lleno de mierda, puedo sentirla


escurriéndose por mi muslo.

Un poco más tarde, las llamas finalmente se apagan y el jefe nos


hace esperar antes de que podamos entrar a los escombros
quemados.

Al diablo con eso.

Estoy tan desesperado por otro olor de ese coño que me meto
por una puerta lateral. El lugar está lleno de humo y quemado, pero
yo corro de todos modos mientras el agua fría fluye sobre mi cabeza.
Las tablas quemadas se agrietan y se rompen mientras corro hacia las
escaleras, pero nada me lo impide. Un interruptor fue pasado dentro
de mí y no puedo volver atrás.

Subo las escaleras corriendo, saltando sobre las partes que están
quemadas y salgo al tercer piso. El edificio está crujiendo y gimiendo
mientras el agua fluye como la lluvia a mi alrededor. El jefe me
mataría si supiera que estoy aquí, pero ahora estoy dispuesto a morir
por el olor de ese dulce néctar.
Voy directo al apartamento trescientos siete y sonrío cuando veo
dentro de él. Su hogar está jodido. No debería estar tan feliz, pero lo
estoy. Eso significa que estará obligada a quedarse conmigo por
mucho tiempo.

El sofá con las almohadas caseras está todo quemado y el agua


está goteando del techo a su viejo T de diez dólares. Me acerco a su
habitación y veo la cama cubierta de agua. El fuego no entró a su
habitación, pero el agua de nuestras mangueras sí. Todo está
empapado.

Tomo las sábanas de la suerte, las que tenían el cuerpo desnudo


de Addison retorciéndose entre ellas hace poco, inhalo en busca de
su aroma. Pero el agua y el humo arruinaron el olor. Mi cuerpo se
tensa cuando un gruñido enojado sale de mi pecho.

El armario está abierto y su cesto de ropa sucia llama mi atención.


Milagrosamente no fue tocada por el agua, así que corro y lo rompo
todo hasta que encuentro su ropa interior sucia.

Me la llevo a la nariz mientras abro mis pantalones con la otra


mano. Inhalo profundamente y me lamento con fuerza cuando tomo
el dulce aroma de su suculento coño. El olor es como echar gasolina
en las llamas de mi fuego, y luego todo se está quemando y
saliéndose de control.

Mi polla está tan dura como una piedra en mi mano y la acaricio


arriba y abajo mientras respiro una y otra vez.

Gotas pegajosas de semen se escurren desde la punta de mi


polla y yo corro mi mano sobre todo, haciendo un lío.

Imaginar estas bragas enrolladas alrededor del culo de mi chica y


presionadas contra su coño, es tan caliente que casi me hace acabar
de inmediato. Yo la presiono contra mi polla mientras la acaricio más
y más, queriendo ensuciarlas como si yo fuera a ensuciarla.
Inclino mi cabeza hacia atrás y gruñó mientras gruesas cadenas
de esperma pulsan fuera de mi polla, cubriendo su ropa interior y
dejando un lío caliente por todas partes.

Estoy respirando agitadamente mientras me inclino contra la


pared, intentando recuperar la compostura. Casi nunca me masturbo
y cuando lo he hecho, nunca me habia corrido tan rápido.

Esa chica ya se apoderó de mí. Ella tiene sus ganchos le guste o


no.

Todo lo que sé es una cosa. No puedo esperar para ir a casa y


tener sexo con ella.
Capitulo Seis
Addison
Estoy sin palabras mientras miro alrededor de la suite del ático de
Cole.

Es espectacular y no puedo dejar de imaginar cuánto dinero


gana un bombero. Pensé que hacían una cantidad de dinero
decente, pero nada como esto.

Su TV no cabría en mi pequeño apartamento, mucho menos el


juego de comedor de veinte plazas, el piano de cola y todo el resto
de los muebles de lujo.

Las paredes exteriores están todas hechas de ventanas y brindan


una vista deslumbrante de toda la ciudad. Es tarde y puedo verlo
todo. ¡Puedo ver las montañas a lo lejos y ellas están en el siguiente
estado!

Tengo mucha curiosidad por ese hombre y ahora que estoy en su


hogar, quiero saber todo sobre él. Estoy descalza en el impecable piso
de madera mientras ando por ahí, manteniendo la chaqueta cerca
de mi cuerpo. Me gusta usarla porque así pareciera que mi salvador
sigue aquí, protegiéndome como un ángel de la guarda.

Camino hacia las fotos enmarcadas en la pared y me coloco de


puntillas para mirarlas. Hay una foto de una gran familia y mis ojos van
directos a Cole. Es extraño cómo lo encuentro inmediatamente,
aunque debe haber al menos treinta personas en la foto. Creo que
estamos en sintonía en muchos niveles, o quizás es porque el hombre
más guapo de la familia.

La familia parece rica y feliz. Todos los hombres llevan trajes y las
mujeres están vestidas con ropa elegante y joyas costosas. Trato de
imaginarme entre ellos y entonces siento una sombra oscura que
viene y fuerza la hermosa imagen fuera de mi mente.
— Estas son una clase diferente de personas. Una a la que tú no
perteneces.

Pero quizás podría... Con Cole a mi lado, cuidándome.

Las palabras de mi madre son como un virus en mi cabeza.

— Nadie en este mundo va a cuidar de ti.

Si ella estuviera aquí, me diría que Cole solo estaba detrás de la


cosa entre mis piernas, y una vez que estuviese satisfecho, se iría.

Tal vez ella tenga razón. Cole y yo apenas nos conocemos. Tal vez
solo me está dejando quedarme porque quiere estar entre mis
piernas.

Continúo por el pasillo y mi boca cae al suelo cuando miro el


baño. Es tan grande que me pregunto si tiene su propio mini baño
dentro.

Hay una bañera en la que podría caber todo un harén de


mujeres desnudas. Mi estómago se agita y mi corazón se cae cuando
me pregunto si habrá traído a otras mujeres aquí antes. Acabamos de
conocernos, así que es ridículo esperar que no hayan venido muchas
chicas ya, especialmente considerando que es un bombero rico y
guapo, pero no puedo evitarlo. Me estoy poniendo cada vez más
celosa de ese hombre.

La ducha es lo suficientemente grande para jugar al baloncesto y


hay chorros que caen desde todos los ángulos. Es una pena que esta
ducha no estuviera en mi edificio en llamas, porque parece que
podría haber apagado todas las llamas con ella.

Hago mi camino hasta los lavabos y respiro aliviada cuando veo


solo un cepillo de dientes. Me avergüenza admitirlo, pero miro todos
los cajones y armarios. Un mareo repentino me invade cuando no veo
señal de ninguna novia. Ningún cajón oculto lleno de maquillaje o un
cepillo lleno de cabello. Ni siquiera un cepillo de dientes extra.
Es entonces cuando miro mi reflejo en el espejo. Mi cabello es un
desastre, y mi rostro definitivamente parece un trapeador después de
ser llevada a través de un edificio en llamas. Me pongo de puntillas y
miro la gran chaqueta de bombero a mi alrededor, haciéndome
parecer un niño. No puedo creer que su pecho y sus brazos sean lo
suficientemente grandes para llenar esto. El pensamiento me está
mojando.

No quiero lavar el olor de Cole, pero si quiero estar limpia para él


cuando llegue a casa, en caso de que quiera continuar donde lo
dejamos, entonces me quito la chaqueta y entro en su ducha. El
agua está caliente y se siente increíble en mi hormigueante piel.

Cuando lo imagino caminando y viéndome desnuda en su baño,


mi mano se desliza hacia abajo entre mis piernas, deseando que otra
de mis fantasías se haga realidad.

Empiezo a frotar mi clítoris y deslizo mis dedos a través de mis


pliegues, pero no es nada comparado con la sensación de su mano
allí abajo, así que lo dejo pasar. Yo lo voy a esperar.

Después de secarme con la toalla que huele a él, me deslizo en su


cómoda y gruesa bata y sigo mirando alrededor. Desde su cama
tiene una vista impresionante de la ciudad. Parece que su suite en la
azotea está situada en la cima de las nubes.

Veo un pequeño flujo de humo subiendo hacia el cielo en la


distancia, y creo que podría ser mi antiguo edificio. Parece que el
fuego casi se acaba. Espero que sí, porque eso significaría que Cole
volverá a casa pronto. Ver el humo me recuerda lo mucho que no
quiero volver a ese edificio de mierda, donde podía oír los disparos a
mitad de la noche. Quiero quedarme aquí donde me siento segura.

Su cama es enorme y llena de almohadas grandes que parecen


tan buenas que sería una tortura tener que levantarse por la mañana.
Dejo que su gran bata se deslice por mis hombros y me subo entre las
sábanas.
Se siente tan suave contra mi piel que no puedo dejar de gemir
cuando estiro mis piernas.

Estoy bien y sé lo que Cole tiene en mente para nosotros cuando


regrese, pero solo en caso de que me equivoque, empiezo a tocarme
para dejar mi olor en toda su cama. Deja que intente resistirse a mí
después de dormir en esto. Lo volverá loco.

Sé que quiere tomarme y poner mi perfume en sus sábanas, y yo


le haré saber que quiero que lo haga. Que puede tenerme de
cualquier manera que desee, cuando quiera...

Mi espalda se arquea cuando froto mi ya mojado clítoris,


pensando en la manera posesiva en la que él me miraba.

Me corro fuerte y rápido y caigo de nuevo a las almohadas


suaves que están esperando para atrapar mi caída. Mis párpados se
sienten increíblemente pesados y no puedo mantenerlos abiertos.

El sueño me alcanza y no me despierto hasta que escucho la


puerta abrirse.

Es de noche y la ciudad está llena de luz y energía.

La puerta principal se cierra y me levanto a una posición sentada.


Las mantas caen de mi pecho, revelando mis senos desnudos.

— Addison. — Su voz es baja y grave. Puedo escuchar la


necesidad en ella.

El amo está en casa.


Capitulo Siete
Cole
Estoy inmundo. En muchas maneras, pero ahora mismo necesito
un baño, antes de poder tocar aquella piel pura y lechosa que me
está esperando.

Una vez que el fuego fue apagado, el Jefe nos ordenó limpiar los
escombros y derribar algunas paredes con nuestras hachas,
buscando cualquier llama que pudiera estar escondida entre las
paredes. Nunca he trabajado tan rápido o tan duro, tratando de
llegar a casa para poder finalmente reclamar lo que es mío.

Sabía que Addison me estaría esperando y el pensamiento me


convirtió en un maldito maníaco hasta que todos preguntaron qué
diablos me había pasado.

— ¡Muévanse!... ¡Más rápido!... — Volví a gruñir, molestándome


cada vez que alguien paraba para tomar un sorbo de agua o para
comprobar su teléfono.

Tan pronto como el edificio se limpió tomé un taxi, ni siquiera


regresé al cuartel con los chicos para buscar mi coche. No quería
perderme ni un segundo.

El único problema es que estoy hecho un desastre. Estaba


trabajando sin mi chaqueta, así que estoy completamente cubierto
de hollín, ceniza, sudor, sangre, carbón, tu nómbralo y lo encontrarás
en mí.

No es que me importe. Ver a mi chica con mi chaqueta


cubriéndola es lo más sexy que he visto. Saber que sus tetas desnudas
y su culo desnudo se frotaban contra ella me pone duro como una
roca cada vez que lo pienso.
Mis bolas me duelen por la necesidad de tener sexo con ella,
pero no pienso ensuciar su perfecta piel con mi mugre. No hasta que
me bañe. Entonces ensuciarla será todo lo que haré.

— Addison. — Llamo mientras miro alrededor. — ¿Dónde estás?

— Aquí. — Una pequeña voz llama. — En la habitación.

Mi respiración se acelera mientras corro a través de mi ático hasta


la habitación de la esquina. Está oscuro, solo la luz de la luna ilumina
el camino, pero conozco mi camino por aquí y no pierdo el tiempo
para encender algunas luces. Mi corazón casi se detiene cuando la
veo sentada en mi enorme cama. Ella está desnuda con las mantas
enrolladas alrededor de su cintura y sus tetas levantadas se ven
espectaculares con la suave iluminación. La luz de la luna se mezcla
con las luces fluorescentes de la ciudad en su piel, haciéndola ver
magnífica. Mi respiración se aferra a mi visión y tengo que apoyarme
en el marco de la puerta porque mis rodillas están un poco débiles.

Su cabello rubio cae sobre sus hombros en gruesas ondas, y todo


lo que quiero hacer es meter mi nariz en ellas y oler su dulce aroma a
coco una vez más.

Me duele la polla cuando la veo sentada ahí, luciendo


absolutamente perfecta. Si hubiera sabido que esto era lo que me
estuvo esperando todo este tiempo, habría sido más maníaco en el
trabajo, atacando a cualquiera que no estuviera trabajando lo más
rápido posible.

Ella me mira a través de sus largas pestañas y sonríe. Una


bofetada golpea mi pecho. Ella es tan pura e inocente, tan perfecta
y deslumbrante que duele.

— Eres una belleza Addison.

Sus mejillas se sonrojan mientras se agita con las mantas en su


cintura.

— ¿De verdad?
¿Cómo ella no puede ver lo espléndida que es?

— Mira esta casa. — Continúo mientras mantengo mis


hambrientos ojos fijos en ella. — Estás en casa. Tú eres lo que le hacia
falta.

Mira hacia mi e inclina la cabeza.

— ¿A qué te refieres?

— Llené este lugar con todos los lujos. — Le explico. — Televisores


gigantes, arte caro, vinos finos, cada vez más dispositivos tecnológicos
conocidos por el hombre, todo para tratar de llenar el vacío. Nunca
entendí por qué nada funcionaba. Ahora lo entiendo. Te estaba
buscando. Ahora que te encontré, siento que mi vida está completa.

Sus sensuales labios se curvan en una sonrisa mientras me mira


tímidamente.

— Yo... Yo siento lo mismo.

— Eso es porque estamos destinados a estar juntos.

— Pero... — Se muerde el labio y vacila. Mi polla duele con la


visión de ella. Quiero desesperadamente sentir esos dulces labios
alrededor de mi polla. — ¿Cómo puedes saber eso? Acabamos de
conocernos.

Mi corazón palpita aceleradamente en mi pecho. Apenas puedo


respirar cada vez que la miro. No he podido pasar tres segundos sin
pensar en ella desde el momento en que la vi.

— Solo lo sé.

Es verdad. Lo sé. Estamos destinados a estar juntos. Estamos justo


donde pertenecemos, uno con el otro. Es hora de que la haga verlo
también.

Doy un paso adelante en la habitación y ella levanta su dulce y


pequeña barbilla.
— Una vez que te tome lo verás. Entenderás que hablo en serio
sobre cuidar de ti. Siempre cuidaré de ti Addison. De ti y de nuestros
pequeños bebés.

— ¿Bebés? — Pregunta emocionada.

— Por lo menos cinco. — Digo mientras camino lentamente hacia


ella. Su perfume embriagador me está volviendo loco.

— ¿Cinco? — Susurra mientras sus ojos se agrandan.

— Por lo menos. Y vamos a empezar a hacerlos esta noche.

Me arrodillo frente a ella y sus ojos excitados vagan por mis brazos
y hombros levantados. Todavía duelen por limpiar el edificio y están
más grandes que nunca. A ella parecen gustarle por la forma en que
los está mirando.

— Mantén ese dulce y pequeño coño caliente para mí. — Se


necesita todo lo que no tengo para no arrancarle las mantas y
reclamar su pequeño y apretado coño ahora mismo. — Tengo que
darme una ducha primero, y luego voy a tomar ese coño con el que
he soñado todo el día y pondré un bebé en tu vientre.

— Cole... — Dice cuando me levanto. Sus helados ojos azules


brillan como diamantes.

Me detengo y miro su perfecto rostro.

— Solo quiero que sepas... — Sus ojos caen a las sábanas que ella
está moviendo.

Tomo la parte inferior de su barbilla y la levanto hasta que sus ojos


están de vuelta a los mios, a donde pertenecen.

— ¿Si?

Ella traga antes de continuar.

— Me he guardado. Soy virgen. Solo quiero que lo sepas.


Una ola de calor inunda mi cuerpo mientras mi corazón late en mi
pecho. No quería pensar en ello en caso de que no fuera virgen. No
sé qué habría hecho si hubiera descubierto que otro hombre había
tomado lo que es mío. Imágenes de mí cazándolo y sofocándolo
hasta que su piel se enfriase pasó por mi mente en más de una
ocasión.

El alivio me golpea como un rayo de sol en medio de una


tormenta. Sus palabras hicieron que todas las nubes oscuras se
alejaran. Ella esperó por mí. Esa concha está madura y lista para ser
tomada.

Mi polla se endurece hasta el punto del dolor. Mis bolas duelen


con la necesidad de acabar dentro de ella.

No puedo aguantarlo mas. Necesito ver su coño virgen. Necesito


una probada para poder ir a por una ducha.

Ella se ahoga cuando la halo como un depredador derribando a


su presa. Yo agarro su barbilla y devoro su boca en un profundo y
apasionado beso. Ella gime en mi boca yo trago cada gemido y
gimoteo mientras pruebo lo dulce que es.

Su boca es mía ahora. Esos labios dulces y suaves nunca más


besarán a otro hombre. Ella necesita conocer las reglas y eso está en
la parte superior de la lista. Ni siquiera quiero ver a un hombre besarle
las mejillas, ni como un saludo. Si un hombre se le acerca, está muerto.

Paso mi lengua rozándola a lo largo de la suya, robándole la


respiración mientras lo hago. Cuando finalmente me alejo, sus mejillas
están rojas y ella parece mareada.

Esperaba que el beso fuera suficiente para aguantarme hasta


después del baño, pero eso solo aumentó mi necesidad de ella. Solo
aumentó mi deseo.

— ¿Qué vas a hacer ahora? — Se ve insegura mientras me


observa de cerca. Debo tener una mirada salvaje en mis ojos. Me está
llevando al borde donde apenas puedo contenerme.
Tomo las mantas y se las arranco. El dulce y embriagador aroma
de su pequeño y perfecto coño golpea mi nariz y un gruñido surge
desde mi garganta.

Necesito una probada para aguantar. Puedo pasar por un baño


si siento el olor de ella en mis labios y su sabor amargo en mi lengua.

— Extiende tus dulces piernas pequeña. — Ordeno cuando miro


hacia abajo a su cuerpo desnudo.

Abre las piernas y veo sus rosados labios brillando a la luz de la


luna. Mi corazón late tan fuerte que puedo sentirlo en mis oídos
mientras la miro con la boca hecha de agua.

— ¿Cuántos años tienes? — Le pregunto cuando me pongo de


rodillas delante de ella. No estoy seguro de si su respuesta me
detendrá, pero quiero saberlo.

— Dieciocho. — Contesta con voz jadeante. Su pecho está


subiendo y bajando cuando me acerco. Sus duros pezones son del
mismo tono rosado que los labios de su vagina.

Ella es una mala mujer. Es hora de mostrarle a su coño joven,


cómo un hombre de verdad trata a una mujer. Cómo su hombre trata
a su mujer. Yo con mis manos sucias agarro cada muslo, dejando
huellas negras en su impecable piel mientras abro sus piernas aún más
separadas. Ella deja caer la cabeza hacia atrás y gime mientras me
acerco, inhalando el cálido y azucarado aroma de su dulce néctar
que ya está goteando, esperando por mí para lamerlo.

Está sosteniendo las sábanas y respirando con dificultad,


rogándome que la tome. Parece desesperada porque reclame su
coño mojado con mi boca.

La lamo con una larga y lenta pincelada de mi lengua y ella tiene


los dedos de los pies doblados y la boca abierta. Nunca he probado
nada tan delicioso en toda mi vida. Es más dulce que el dulce. Es más
jugosa que una fruta madura recogida en la selva tropical. Mi verga
está palpitando mientras la devoro, lamiendo hasta la última gota del
dulce néctar que me está dando.

Cuando mi lengua golpea su clítoris, ella suelta un grito agudo.


Envuelvo mis labios alrededor de su pequeña perla y la chupo, hasta
que sus piernas tiemblan en la cama, y hasta que libera su orgasmo
en mi boca.

Un cálido chorro de sus jugos fluye a mis labios y lo lamo todo con
un gemido. Es jodídamente perfecta.

Sus piernas están temblando a mi alrededor mientras sigo


comiendo su coño. Ni siquiera estoy cerca de terminar con ella
todavía.

— Tienes un gusto aún mejor de lo que parece. — Digo entre mis


labios cerrados.

Ella solo lloriquea. No creo que ella pueda hablar ni aunque lo


quisiera.

— Mantuviste ese apretado coño virgen para mí y voy a


recompensarte todos los días por eso. — Deslizo mi lengua a través de
sus húmedos pliegues hasta su clítoris. — No pasarás ni un día sin mi
lengua en este coño. No pasará ni una noche sin que mi dura polla se
empuje profundamente dentro de ti. Voy a honrar a ese pequeño
coño perfecto dándole toda la atención que se merece.

— Es tuyo. — Grita. — Es todo tuyo.

Su espalda se arquea y suelta un grito agudo cuando le doy otro


orgasmo. Esta vez froto mi cara contra ella, esparciendo sus cálidos
jugos por toda mi barbilla, labios y nariz. Quiero estar cubierto con su
dulzura.

Todavía tengo que limpiar la suciedad en mí antes de poder


tocar su inocente cuerpo, pero tener su néctar pegajoso en mi cara
me dejará pasar por esto.
— ¿A dónde vas? — Pregunta con un tono decepcionado
mientras me levanto nuevamente.

Mis ojos están atrapados en su coño expuesto. El pensar en su


cereza todavía encerrada allí, esperando a que yo la reviente, está
haciendome tensar todo el cuerpo.

— Voy a tomar un baño rápido. Y luego volveré por esa cereza.


Capitulo Ocho
Addison
Mi cabeza está girando en el buen sentido cuando escucho que
se enciende la ducha.

No puedo creer que Cole me haya hecho esto. ¿Cómo puede


alguien hacer que una persona se sienta tan bien con nada mas que
su boca?

Me hizo venirme dos veces y fue tan fácil para él, que estoy
empezando a creer que realmente va a cuidar de mí como ha
estado prometiendo. ¿O tal vez es solo una ilusión?.

Me toma un tiempo recuperar el aliento y mis piernas aún


tiemblan sobre la cama. Miro hacia abajo para ver la sexy visión de
sus huellas oscuras entre mis muslos. Todavía puedo sentir sus manos
separando mis piernas, y una sensación de hormigueo comienza a
hacerme mojar nuevamente.

Me dio mucho placer y viene a mi mente que no le di ninguno a


él. Lamo mis labios imaginando cómo se sentirá su polla cuando
deslice mi boca sobre él. Nunca he hecho una mamada antes, y la
polla de Cole parece que va a ser enorme, dado el impresionante
bulto que se forma dentro de sus pantalones. Estoy nerviosa, pero
quiero intentarlo. Quiero probarlo como él me probó.

Bajo mis piernas temblorosas de la cama y me agarro a la mesa


de luz mientras me levanto. El resto de su ropa de bombero está en el
suelo por el pasillo, el pantalón sexy amarillo y que está manchado, la
camisa blanca que ahora está cubierta de hollín y carbón, y su ropa
interior mojada en el frente con el presemen goteado de su pene.

La luz del baño está encendida, iluminando el pasillo cuando


entro de puntillas. Echo un vistazo y lo veo desnudo en la ducha, el
vapor y el agua obstruyen la mayor parte de la tentadora vista.
Lamo mis labios mientras entro. Él no me nota hasta que abro la
puerta de cristal y entro. El agua caliente está bajando por su
musculoso cuerpo, limpiando la suciedad de su piel. Su enorme
pecho... Observo con la boca hecha agua mientras las gotas corren
sobre su gran pecho y sobre sus pezones rosados. Sigue bajando por
las crestas de su esculpido abdomen hasta la pelvis, y luego hasta su
largo pene que se balancea abajo entre sus muslos. Cole tiene un
cuerpo hermoso y definitivamente merece la portada de todos los
calendarios de bomberos ya publicados.

— ¿Qué estás haciendo pequeña? — Pregunta mientras me mira


con una sonrisa en su rostro. — ¿No puedes estar lejos de mí por
mucho tiempo?

Balanceo mi cabeza mientras el agua cae sobre mi espalda.

— Esa gran cama estaba muy sola sin ti.

El agua caliente se siente tan bien contra mi piel. La ducha


gigante me empapa rápida y completamente. Por suerte, Cole está
ahí para retirar el cabello mojado que se adhiere a mi rostro.

Sus grandes manos se mueven hacia mis pechos cubriendolos,


mientras sus ojos tienen esa mirada posesiva que tanto amo. Con un
movimiento repentino, me coloca contra la pared de azulejos
mojados y se los lleva a la boca, lamiendo y chupando mis pezones
hasta que están hormigueando y hasta que me duele el coño
necesitando más de él.

Gira su lengua alrededor de un pezón mientras masajea mi otro


seno con la mano. Cada toque que este hombre me da es mejor que
el anterior.

— Estoy aquí por ti. — Digo entre pesadas respiraciones mientras


él juega y me provoca con su lengua. Cambia sus labios a mi otro
pezón y yo gimo mientras él toma mi placer. — Quiero probarte.

Dejo caer mis ojos sobre su gran cuerpo y veo su polla erecta. Es
grueso, duro y resbaladizo con el agua que la cubre.
Él gime en mi pecho cuando lo alcanzo y lo agarro. Es tan grueso
en mi mano, que ni siquiera puedo envolver completamente mis
dedos alrededor de él.

Cole se endereza elevándose sobre mí, cuando comienzo a


acariciar su impresionante longitud.

— ¿Vas a envolver esos pequeños labios alrededor de mi polla? —


Pregunta mientras mira a mi boca.

Yo asiento tímidamente.

— Entonces de rodillas pequeña. — Me ordena con una voz


ronca. — Y chupa mi gran polla.

Yo obedezco y caigo de rodillas mientras él ordena. El agua


caliente está cayendo sobre mí mientras lamo su eje desde la gruesa
base todo el camino hasta la punta.

Pequeños hilos de presemen se escapan a través de la minúscula


grieta en la punta de su polla, y yo las lamo ávidamente gimiendo por
el gusto.

— Joder. — Gime cuando abro mi boca y lo llevo adentro. Me


encanta cómo su grosor estira mi mandíbula y me llena
completamente.

Sus fuertes y grandes manos se hunden en mi cabello mojado, y


guía mi boca arriba y abajo por su pene, mientras susurra en breves
suspiros y gruñidos.

— No la chupes pequeña. — Dice él. — Voy a llenar ese lindo


coño en pocos minutos y quiero que haya suficiente para cubrir cada
centímetro de tu coño virgen. Quiero que tu vientre se ahogue con mi
crema hasta que mi semilla sea plantada y mi bebé esté creciendo
dentro de ti.

Me duele el coño con sus palabras y froto mi clítoris fuertemente


para darme un poco de alivio. Nunca antes pensé seriamente en
tener hijos, pero saber que Cole quiere dármelos me está volviendo
loca.

Deslizo mi mano hasta mi abdomen liso y gimo de placer al


imaginarme grande y redonda con su bebé creciendo en mi interior.

Parece estar pensando lo mismo porque su cuerpo se está


tensaando y parece estár listo ya para liberar su carga en mi boca.

— ¿Quieres que acabe en tu suave lengua? — Pregunta entre


pesadas respiraciones.

No sacaré esta deliciosa polla de mi boca para responder, así


que simplemente gruño un sí, mientras deslizo mis labios arriba y abajo
por su largo y duro pene.

Su apretón en mi cabeza se vuelve mas fuerte cuando bombea


sus caderas, follándome con su dura polla. Separo más mis labios y
relajo la garganta mientras dejo que entre en mi boca.

Con un gruñido salvaje se corre, cubriendo mi boca con los


chorros calientes de su crema agridulce. Mis ojos se cierran con placer
cuando dispara su semen en mis mejillas y cubre mi lengua.

— No tragues. — Ordena, mientras retira de su pene. — Abre tu


boca. Quiero verlo.

Estoy de rodillas delante de él. El se alza sobre mí como un dios


griego mientras el agua de la ducha se derrama a nuestro alrededor
todo mojado y salvaje. Hago lo que él dice y abro la boca. Él mira el
lío que hizo en mi lengua y sonríe en aprobación.

— Esa boca es mía ahora. — Dice mientras la mira. — Tiene mi


semilla plantada en ella. La he reclamado para siempre. No te
acerques a ningún otro hombre. ¿Entendido?

Asiento mientras lo observo, esperando la palabra para poder


tragar la rica crema que dejó en mi lengua. Lo quiero dentro de mí,
tener una parte física de él como parte de mí.

Me toca suavemente la mejilla con la mano y asiente.


— Buena chica. Ahora traga pequeña. Hay mucho más de
donde vino esa.

Cierro mis labios y la trago con hambre, y de un delicioso bocado.


Calienta el interior de mi pecho mientras se desliza hacia abajo.

Es una locura, pero estoy agradecida con el incendio que me


quitó todo lo que tenía porque me dio mucho más.

Me dio a Cole y yo lo cambiaría todo por él. Mi bombero robusto,


aquel que me salvó.

Es trabajo de un bombero apagar las llamas, pero todo lo que


Cole es capaz de hacer es avivar el fuego dentro de mí. Está
ardiendo y creciendo como un infierno salvaje que solo él puede
apagar.

Mi cuerpo está ardiendo, mi coño está ardiendo y mi deseo se


está convirtiendo en una llama incandescente. Necesito un bombero
más que nunca.

Por suerte, tengo uno sexy parado frente a mí. Y tiene una gran
manguera para hacer el trabajo.
Capitulo Nueve
Addison
— Come. — Dice Cole con una voz firme que no deja espacio
para la negociación. Me está mirando de cerca mientras me llevo el
delicioso sándwich que me hizo a la boca y le doy un mordisco.

Solo se relaja cuando ve que mastico y trago.

— Esto esta bueno. — Digo antes de dar otro mordisco. — No


sabía que cocinabas.

— Cocino ahora. — Dice mientras me observa al otro lado del


mostrador de granito. Estamos en su gran cocina después de nuestro
baño. Estoy envuelta en su bata una vez más, y él solo lleva puesto un
par de pantalones de pijama. Su grande y glorioso pecho así como
también sus hermosos y macizos abdominales están a la vista mientras
como.

— Vi tu cocina. — Dijo mientras me miraba dar otro bocado. —


No tenías mucha comida allí. Quiero que comas para que puedas
estar saludable. Por ti y por nuestro bebé.

Mis mejillas se sonrojan y como mientras sus ojos están fijos en mí.

— ¿Realmente quieres tener un bebé conmigo? — Pregunto. No


estaba segura de si solo era una conversación en la habitación o no,
incluso si estaba esperando secretamente que no lo fuera.

Me mira con una mirada seria en su rostro.

— ¿Te parece que soy el tipo de hombre que juega con eso?

Sonrío detrás de mi sándwich. Definitivamente no lo parece.

— Entonces come. — Dice. — Tengo grandes planes para ti.


Doy un mordisco y me gusta ser el motivo de su intensa mirada
mientras mastico.

— Yo como en mi trabajo. — Le digo una vez que me trago la


comida.

— ¿En el restaurante?

Levanto mi cabeza rápidamente por la sorpresa. ¿Cómo sabía


que trabajaba en un restaurante?

— Ya no trabajarás allí. — Dice en un tono final. Siempre odié ese


lugar y me encantaría decirle al idiota de mi jefe que renuncio. — Tu
trabajo será quedarte aquí y cuidarte, descansar y comer sano, y
cuando llegue el momento, cuidarás de nuestra familia.

— Pero necesito dinero. — Digo, no quiero ser una carga para él.

El balancea su cabeza violentamente.

— Te lo dije. — Habla. — Yo cuidare de ti a partir de ahora. Ya no


tienes que preocuparte por el dinero.

— Siempre tengo que preocuparme por el dinero.

— Ya no más. — Camina hasta el final del mostrador y toma su


ordenador portátil. Lo abre delante de mí con una sonrisa en
conocimiento. — Abre tu banco en línea y comprueba tu cuenta.

Hago lo que dice y mi boca casi llega al suelo cuando veo todos
esos ceros dentro. Estoy acostumbrada a ver ceros, pero no después
de un número.

— ¡Pero qué... Cómo... Hay un millón de dólares aquí! ¿Tú lo


hiciste?

Mira mis ojos mientras cierra el portátil lentamente.

— Te dije que cuidaría de ti.


Finalmente le creo. Aunque no quisiera estar con él, estaría bien.
Pero no estoy tan loca como para pensar que me dejaría ir. Como si
fuera a querer hacerlo de todos modos.

— ¿Cómo pusiste ese dinero en mi cuenta?

— Encontré tu tarjeta bancaria en tu habitación. — Explica. — Me


detuve en el banco de camino hasta aquí y lo trasladé.

— Pero... ¿De dónde sacaste un millón de dólares? — Las


palabras solo se escapan de mi boca, sin que piense en lo groseras
que se escuchan.

Se ríe, sin molestarse con mi expresión de asombro o con mis


descuidadas palabras.

— Vengo de una familia de gran poder económico. — Dice


mientras me observa de cerca. — Tengo dinero. Y contactos. Puedo
encontrar a cualquier persona en cualquier parte del mundo si quiero.

La advertencia en sus palabras es clara, y no puedo dejar de


sonreír. Él nunca querrá que me vaya. Mi hombre sexy es muy posesivo
conmigo y me hace sentir la chica más especial del mundo.

— ¿Dónde está tu familia? — Pregunta. — Y da otro mordisco.

Le doy un mordisco al sándwich y pienso en lo que voy a decir


mientras mastico. ¿Qué va a decir cuando le diga que nunca conocí
a mi padre y que mi madre es una drogadicta sin valor que me dejo
colgada? ¿Cómo le digo a él, que viene de una familia rica y
poderosa? Al principio pensé en mentirle, pero si vamos a ser almas
gemelas como los dos tanto queremos, tengo que ser honesta con él.

Le cuento sobre mi madre y cómo me fui por culpa de su


estúpido novio.

El cuerpo de Cole se vuelve rígido y tiene esa mirada fría en sus


ojos mientras me escucha. Sus movimientos no se agitan y su
mandíbula se aprieta cuando le cuento sobre Víctor.
— Él no te tocó ¿Verdad? — Su rostro está rojo y parece que está
a punto de romper algo. Tiene una mirada mortal en la cara que me
excita aún más. Sé que si Victor estuviera aquí, probablemente lo
tiraría por la ventana. Me gustaría ver que eso suceda.

— No. — Digo balanceando mi cabeza. — Nadie me ha tocado


allí, excepto tú.

La tensión parece salir flotando de él mientras respira aliviado.

— Y nadie lo hará. — Añade.

Sonrío mientras mis mejillas se calientan.

— Tienes razón sobre ello. Solo el hombre que amo.

Sus ojos se agrandan y él se endereza mientras recibe mis


palabras.

De repente estoy nerviosa, tragando en seco mientras lo miro.

Maldición. ¿He dicho eso demasiado pronto?

He estado sintiendo eso todo el día y se me ha escapado.

— ¿Qué has dicho? — Pregunta despacio.

— Lo siento. — Digo ruborizándome aún más ahora. — No debería


haber dicho...

— No. — Me interrumpe. — Dilo otra vez.

Miro sus ojos marron oscuro y digo las palabras que quería decirle
desde el primer segundo que lo vi.

— Yo te amo Cole.

Su rostro se ilumina con una sonrisa.

— Yo también te amo Addison.

Mi corazón se siente tan ligero y lleno que parece que voy a flotar
desde mi asiento hasta el techo.
— Ven aquí pequeña. — Dice ofreciéndome su mano. — Déjame
mostrarte cuánto te amo.
Capitulo Diez
Cole
Ni siquiera habíamos llegado a la cama cuando atrapé a Addison
y la empujé contra la pared mientras devoraba su dulce boca con la
mía.

Ella envuelve sus brazos y piernas alrededor de mí mientras yo


empujo mi lengua por sus labios arrebatándole la respiración. La
gruesa bata se abre entre nosotros y sus pequeños y duros pechos
presionan contra mi pecho, endureciendo mi polla hasta el punto del
dolor.

Esta chica es tan perfecta. Me alegro de que el edificio se


quemara, de lo contrario nunca la habría encontrado. No me importa
que esa gente esté sin hogar. No me importa que hayan perdido
todo. Soy un idiota y un egoísta, pero ese fuego me llevó a ella y no lo
cambiaría por nada. Yo quemaría toda esta maldita ciudad, si fuera
la única manera de encontrarla y deslizarme en su virgen y mojado
coño.

Estoy sin camisa y usando solo un par de pantalones de pijama,


pero no son lo suficientemente delgados. No quiero nada entre mi
cuerpo y el suyo.

Addison se agacha y hala la bata abierta, quitándola del


camino, y de repente mi polla se presiona contra su vagina cálida y
ya abierta. Se siente suave y húmeda incluso a través de mis
pantalones de pijama, y su suculenta necesidad empapa
rápidamente el material y recubre mi polla.

Ella gime mientras yo me muevo contra ella, empujándola de


vuelta contra la pared.
— Te lo advierto ahora pequeña. — Digo prácticamente
gruñendo en su oído. — Una vez que reclame tu apretado coño
nunca lo recuperarás.

Ella toma el lóbulo de mi oreja en su boca y lo chupa. Casi me


corro en mis pantalones cuando siento que sus dientes me muerden.

— Mantuviste tu cereza intacta para mí, pero no se mantendrá así


por mucho tiempo. Una vez que la tome será mía para siempre. Al
igual que tú. Serás mía para siempre y te advierto ahora mismo que
nunca te dejaré ir.

Ella gime en mi oído, mientras pasa su lengua alrededor de mi


oreja volviéndome loco. Creo que le gusta el sonido de eso.

— No va a haber nada entre nosotros. — Digo mientras me froto


contra ella, sintiendo mi polla hincharse más que nunca. Mi gruesa
polla ya está empapada con sus jugos.

No puedo esperar a entrar, pero primero tengo que advertirle


sobre lo que viene. Una vez que esté dentro de ella todo cambiará
para nosotros, todo cambiará para siempre.

— No habrá nada entre nosotros. Sin preservativo. Sin píldora.


Ninguna protección de ningún tipo.

Ella gime mientras aprieto su pecho y tomo su pezón en mi boca.


Chupándolo fuertemente antes de continuar.

— Me voy a follar tu coño virgen y apretado con mi polla. Voy a


atravesar esa cereza y embarazarte. ¿Entiendes?

— Sí. — Se atraganta cuando toma un puñado de mi cabello. Ella


tira de él y casi lo arranca de mi cabeza, mientras yo me cambio al
otro pezón y se lo chupo, un joven e inocente pezón.

Esta chica es una mala mujer, pero no me importa. Todavía la


tomare como mía.

— Bueno. — Digo mientras la levanto y la llevo lejos de la pared.


Ella está besando mi cuello mientras la llevo a la cama. Mi sexy
pequeña no quiere dejarme ir, pero yo la arrojo a la cama mientras
me subo sobre ella.

Ella cae en el edredón grueso y la bata se abre alrededor de su


hermoso y joven cuerpo. Agradezco al cielo que me la trajera, pero
hasta yo sé que no merezco a alguien tan puro e inocente. Voy a
tener que pasar el resto de mis días adorándola con mi lengua, mis
labios y mi polla.

— Mmmmm. — Gime mientras sus piernas se abren. Su coño rosa


está empapado y listo para ser reclamado. Ella toma sus pechos y
comienza a masajearlos mientras me mira observándola.

Sus ojos están cubiertos de lujuria mientras se retuerce en la cama,


pareciendo desesperada por mi polla.

— Ven a mí. —Gime. Puedo oír la gruesa necesidad y el deseo en


su voz. Ella va directo a mi polla y la agarra.

— ¿Estás lista para que tome esa cereza con mi polla?

Muerde su labio inferior mientras mueve la cabeza arriba y abajo


asintiendo. Sus piernas no podrían extenderse más.

— Sí. — Gime sonando como si sintiera dolor. — Sí. Por favor,


tómame.

Deslizo mis pantalones hacia abajo y salgo de ellos. Mi polla ya


está goteando presemen cuando la agarro con mi mano.

— Mira lo que me has hecho. — Le digo mientras sus ojos viajan a


ella. — Vas a tener que limpiar eso.

Llevo mi verga a su rostro y ella prácticamente se abalanza sobre


ella, envolviendo su pequeña y dulce boca alrededor, sacando hasta
la última gota de crema que gotea fuera de la punta.

Su lengua es tan buena arrastrándose hacia arriba y hacia abajo


por mi eje, pero no es hora de venirse en su boca. Es hora de acabar
en ese útero joven para reclamarla oficialmente como mía para
siempre.
Se queja como una codiciosa perra cuando retiro mi polla de
entre sus labios.

— No. — Gime mientras me alejo de sus manos con una sonrisa. —


Tienes buen sabor.

— Si piensas que es bueno allí. — Digo mientras me subo en la


cama entre sus piernas. — Espera hasta que estire tu coño y te llene.

Mueve sus caderas hacia arriba para tomarme dentro de ella lo


más rápido posible mientras yo cojo mi polla. Otra gota de presemen
fluye mientras la llevo a su abertura. La gota se mezcla con sus jugos
mientras deslizo mi cabeza arriba y abajo por sus pliegues húmedos y
sedosos.

Se retuerce en la cama y hace ruidos como un animal en celo.


Me encanta provocarla y volverla loca, pero no pasará mucho
tiempo antes de que no pueda controlarme.

Mi cuerpo se tensa cuando presiono mi cabeza en su entrada.


Lentamente empujo la punta hacia adentro. Su coño esta
increíblemente apretado. Ella aprieta mi polla con tanta fuerza que
dejo caer la cabeza hacia atrás y gimo. Parece que está tratando de
detenerme, pero no hay como pararme. Ahora no es el momento de
pararme.

Yo suavemente empujo y ella suelta un grito cuando su apretado


coño estrangula mi polla con sus mojadas y sedosas paredes. La
agarro de la cintura y la halo, mientras deslizo mi polla hasta sentir su
cereza acercándose a mí.

Nuestros ojos se encuentran y ella tiene una mirada desafiante


que hace agitar a mi corazón en mi pecho. Me inclino, la beso
suavemente en la boca y luego me empujo con fuerza
atravesándola.

Ella grita en mi boca, pero luego gime de placer mientras yo sigo


deslizándome todo el camino.
Mierda. No sabía que un coño podía ser tan apretado. Ella me
aprieta mientras me abro camino dentro de ella, manteniendo allí mi
polla mientras su coño se acostumbra a mi tamaño.

Sus manos se deslizan hacia mi cabello halándolo. Ella se inclina y


encuentra mi boca, besándome mientras sostengo el aire de su
próxima respiración.

Cuando su coño comienza a relajarse, lentamente me deslizo


hacia fuera, manteniendo dentro solo la punta, antes de comenzar
otro impulso lento y apretado. Ella comienza a respirar un poco más
fácil con cada impulso y luego yo puedo moverme en su coño un
poco más rápido.

El dolor parece haber desaparecido y puedo decir que está


empezando a gustarle.

— Tu cereza ya se ha ido. — Digo mientras empujo


profundamente. — Ahora me perteneces. Este coño me pertenece.

— Lo sé. — Dice mientras me mira a los ojos. — Siempre ha sido


así.

— Me voy a follar ese coño cuando quiera. Siempre voy a tratarte


bien pequeña, pero a partir de ahora, siempre podré hacer con él lo
que quiera.

Ella abre la boca y comienza a respirar pesadamente mientras yo


arrastro mi polla hacia fuera una pulgada agonizante por vez.

Y ahora, lo que quiero hacer es tomar un poco más y sentirla.

Ella sostiene un puñado de las sábanas cuando yo comienzo a


bombear hacia dentro y hacia fuera, más rápido y más fuerte.
Pequeños gemidos y chillidos se escapan de su garganta, mientras
me inclino sobre su pequeño cuerpo, amenazando con devorarla
completamente.

— Yo ya estoy enganchado a este coño. Y tú ¿Estás enganchada


a mi polla?
— Sí. — Gime. — Quiero mantenerla dentro de mí para siempre.
No quiero que te vayas nunca.

— No lo haré pequeña. — Lo prometo. — Voy a caminar contigo


todas las mañanas y todas las tardes. Nunca te dormirás de noche sin
tener mi pene enterrado dentro de ti.

— ¿Lo prometes? — Dice con una voz gruesa y llena de lujuria.

— Lo prometo. Te voy a follar de todas las maneras posibles, pero


primero tengo que hacerte mía para siempre.

Es hora de embarazarla y meter a mi bebé dentro de ella. Cuanto


antes mejor. Así que finalmente puedo relajarme un poco y refrenar
parte de esa ira animal que está dominando mi mente y mi cuerpo.

Envuelvo mis grandes brazos alrededor de su pequeño e inocente


cuerpo y la sostengo cerca mientras le doy poderosas embestidas.
Ella comienza a gemir fuerte y a darme pequeños y sexys sonidos que
solo me hacen bombear mis caderas aún más fuerte.

— Es hora de que este coño virgen acabe sobre la polla de su


hombre. — Le ordeno mientras me la follo cada vez más fuerte.

Ella hace lo que yo le digo y me lo da todo. Ella acaba duro y


cubre mi polla con sus cálidos jugos.

Sus paredes de seda virgen aprietan mi eje palpitante y se siente


tan bien que ya no puedo contenerme más. Yo la abrazo con fuerza y
me empujo todo el camino, manteniendo mi polla muy
profundamente dentro de ella, mientras mi cálido esperma brota y
reviste cada centímetro de su apretado coño.

Su pequeña y codiciosa vagina me chupa hasta la última gota y


luego palpita a mi alrededor ordeñándome.

Ella finalmente es mía. Ahora puedo respirar.

Sé que mi semilla irá directo a su vientre y no se detendrá hasta


que mi bandera haya sido plantada. Haré todo lo que pueda para
mantenerla en mi vida y puedo ser un idiota egoísta, pero al menos
ella es mía ahora. Y pretendo que siga siendo así.
Capitulo Once
Addison
Estuve con Cole por dos semanas y cada día era mejor que el
último.

Mi amor por él está creciendo, así como va a crecer mi vientre


también. Solo han pasado dos semanas desde que me quitó la
virginidad, pero ya puedo decir que estoy embarazada. No tengo
pruebas y no me hice ningun examen, pero lo sé. Tal vez sea instinto
maternal o algo primitivo, pero lo sé. Puedo sentir que mi bebé está
creciendo dentro de mí.

Remo mi gran tumbona flotante inflable, a lo largo de nuestra


piscina personal en el techo hasta llegar a la orilla. Tomo mi reloj y
suspiro cuando veo la hora. Cole debe volver del trabajo en unos
veinte minutos.

Ese es el único punto negativo de las últimas dos semanas,


esperando que Cole salga del trabajo. Me duele el coño de estar
todo el día esperando que venga y me dé un poco de alivio.

Me alejo a un lado y floto en la gran piscina mientras miro el


brillante cielo azul de verano. Otra sorpresa agradable de Cole fue
que tenía su propia piscina en la azotea con largas y cómodas sillas,
para tomar el sol y un impresionante bar en la esquina con vistas a la
ciudad.

La única regla que tengo que seguir si quiero nadar en la piscina,


es que tengo que usar el pequeño bikini que me compró o tengo que
entrar desnuda.

Me río mientras miro hacia abajo. Es básicamente todo de cuerda


y los pequeños triángulos apenas cubren mis pezones. La parte inferior
se me sube entre los glúteos como un tanga y el pequeño trozo de
material apenas cubre mi coño. Cada vez que Cole me ve en él tira
de la cuerda entre los labios de mi coño para poder verlo todo el
tiempo. De repente la puerta se abre y me levanto cuando mi sexy
bombero entra en casa temprano del trabajo.

— Estás bien. — Digo con una sonrisa animada en mi rostro.

Se quita su camisa polo negro en un movimiento fluido y la deja


caer detrás de él mientras camina hacia mi. Lamo mis labios mientras
mis ojos recorren su enorme pecho y su esculpido abdomen. Me
encanta arrastrar mi lengua entre esas profundidades y eso lo
provoca, trazo círculos en su ombligo hasta que se frustra y empuja mi
cabeza hacia abajo hacia su dura polla.

— Salí temprano para verte. — Dice, se desabotona los


pantalones y los deja caer al suelo. Sale de ellos y puedo ver la larga
silueta de su polla presionando contra su apretada ropa interior. Una
mancha de humedad aparece al frente, mientras mira mi cuerpo en
el diminuto bikini.

Mi respiración se agita cuando hala de sus grandes piernas


musculosas y sale de su ropa interior. Es un hombre enorme con una
polla enorme, y me encanta lo diminuta que me siento entre sus
brazos.

— Entonces ven a verme. — Le digo abriendo las piernas un poco


más para él. Deslizo el fondo de mi bikini halando del pedazo de tela
hasta que desaparece entre mis húmedos pliegues. — He estado
esperando por ti todo el día.

Un gruñido bajo sale de su garganta mientras él mira entre mis


piernas abiertas, y luego de repente se zambulle al agua,
desapareciendo debajo de ella.

Mi corazón empieza a latir rápidamente y me muerdo el labio


inferior en anticipación, mientras el sexy tiburón se acerca desde
abajo, listo para devorarme por completo.

Aparece entre mis piernas con el agua deslizándose por su rostro.


No pierde el tiempo preguntándome sobre mi tarde o contándome
sobre su día. Me agarra de los muslos y entierra su cara en mi coño
lamiendo hasta la última gota que le doy. Mi cuerpo se estremece
cuando toma tanto de mis doloridos labios en su boca como puede.

Su lengua está sobre todo mi sexo. Deslizándose a través de mis


pliegues, sumergiéndose dentro de mí, jugando con mi adolorido
clítoris. Me hace gemir y gritar mientras añade dos dedos a la fiesta.
Mi cuerpo anhela mas de él todo el tiempo. No puedo dormir a
menos que esté en sus brazos y pienso en él constantemente.

Mi cuerpo fue hecho para él y el suyo fue hecho para el mío. ¿De
qué otra manera podría darme tantos orgasmos tan fácilmente? ¿De
qué otra forma podríamos encajar tan perfectamente?

Halo sus cabellos mojados y aprieto mis manos en puños mientras


me hace acabar en su boca. Ola tras ola de intenso placer resuenan
a través de mí, mientras halo su cabello y me sujeto por mi vida.
Parece que si lo dejo ir desapareceré de la faz de la tierra, para
nunca mas volver a ser vista.

No deja de lamerme y chuparme, cubriendo los labios de mi


coño y mi palpitante clítoris con su lengua, hasta que me haya dado
otro orgasmo.

Solo entonces se inclina hacia atrás y mira mi coño caliente y


hormigueante con una expresión de satisfacción en su rostro. Empujo
el flotador y me hundo en el agua refrescante. Esto es puro paraíso.

Cuando salgo a la superficie, me está esperando con una sonrisa


maliciosa en su rostro. Sé lo que viene después, así que envuelvo mis
brazos alrededor de su cuello, y mis piernas alrededor de su cintura
como le gusta a Cole.

Él agarra su dura polla y la desliza por mis pliegues haciendo


temblar todo mi cuerpo. Cuando él presiona la punta en mi apretado
agujero... Olvídalo, estoy acabada.

No, esto es puro paraíso.


Él se empuja con un fuerte impulso y yo suelto un grito agudo
mientras llena cada centímetro de mi coño. Dios, amo a este hombre.
Me encanta su polla. Me encanta esta vida.

Este hombre me tiene envuelta en su meñique, pero está bien


porque yo lo tengo envuelto alrededor del mío también. El agua
ondea furiosamente alrededor de nosotros cuando comienza a
bombear dentro y fuera de mí, con una eufórica estocada tras otra.

Miro a sus ojos mientras me folla con fuerza y estoy tan


agradecida de que pateara mi puerta y me salvara, no solo del
fuego, sino de mi antigua vida.

Él tiene mi corazón ahora, así como también mi alma.

Espero que los tenga para siempre.

Ambos alcanzamos el orgasmo al mismo tiempo y nos abrazamos


con fuerza, mientras nuestro clímax pasa a través de nosotros.

Su pene no se ablanda dentro de mí. Permanece tan duro como


siempre.

Listo para ser mojado y salvaje una vez más.

Por suerte para mí.


Epilogo
Addison
Nueve meses más tarde...

— Dios, te ves tan sexy en mi chaqueta.

Cole tiene esa mirada cálida en sus ojos mientras me mira entrar
en la cocina. De hecho, con el tamaño de mi barriga embarazada, es
más como si estuviera rodando en la cocina, pero no parece
importarle.

Su apetito por mí es más fuerte que nunca, y no puedo pasar


unas horas sin que sus manos vaguen por mí cuerpo y tomen lo que es
de él.

Estoy embarazada de nueve meses y puedo dar a luz en


cualquier momento. A Cole le gusta alardear de haberme dejado
embarazada en nuestra primera vez, lo que creo que tiene razón.
Siempre me sentí diferente, como si él formara parte de mí desde la
noche en que me quitó la virginidad.

— Joder. — Gruñe cuando me ve. — ¿Tratas de matarme?

Mis ojos caen sobre su gran polla que se hace más grande y más
dura cuando me ve. Esto siempre hace que se excite.

Estoy usando solo su chaqueta de bombero. Solo que ahora con


mi gran barriga hinchada no puedo abotonarla. Mi estómago está a
la vista y mis pechos, que están más grandes y más llenos que nunca,
están apenas contenidos dentro del material grueso a prueba de
fuego.

Él camina hacia adelante como un depredador en caza,


mientras camina a un lado de la isla de granito, con sus cálidos ojos
fijos en mí.
Corro alrededor de la isla con una sonrisa maliciosa dibujada en
mi rostro, alejándome de él cuando viene. Solo estoy prolongando lo
inevitable. Esta bestia siempre atrapa a su presa.

Nos casamos en la corte tan pronto como descubrió que estaba


embarazada. El bruto prácticamente me arrastró hasta allí.

No puedo esperar para tener el bebé de Cole y llenar este ático


con mucho más amor, Cole quería mantener el sexo del bebé como
una sorpresa, pero conseguí que la enfermera me lo dijera y
tendremos un varón. Cole se pondrá muy contento.

Sé que va a hacer un trabajo increíble, protegiendo y cuidando


de mí y de nuestro niño por el resto de nuestras vidas. Él es tan
protector y yo siempre me siento tan segura cuando él está cerca de
mí. Es una de las cosas que más amo de él. Siempre se asegura de
que mi seguridad sea su prioridad número uno. La número dos es mi
satisfacción y parece que es esa la que ocupa su mente en este
momento.

— No huyas de mí pequeña. — Gruñe mientras me persigue


alrededor de la isla. — Sabes que no puedo resistirme a ti cuando
llevas puesta mi chaqueta. Ven aquí y déjame probar tu dulce coño.

Ya estoy tan mojada por este juego del gato y el ratón, y


escuchar esas palabras sucias en su boca está haciendo que me
duela el coño. Reduzco la velocidad y dejo que me atrape. La presa
se entrega al depredador. ¿Cómo puedo ayudar si esos colmillos se
sienten tan bien cuando se hunden en mí?

Él agarra su chaqueta y la abre. Soltando un silbido agudo


cuando mira mis grandes tetas, todas hinchadas con la leche de su
bebé. Mis pezones comienzan a endurecerse y a doler bajo su
hambrienta mirada.

— No sé por dónde empezar. — Dice él mirándome como si fuera


un hombre hambriento en un buffet. Sus ojos vagan por mis labios y yo
los lamo en anticipación. — ¿Qué tal por aquí?
Él toma mi boca en un profundo y apasionado beso que tiene
todas las células de mi cuerpo en llamas y quemándose con la
necesidad. Mete su lengua en mi boca y la abro dejándole coger lo
que quiere. Puedo sentir su feroz necesidad, casi desesperada y no
me puedo negar cuando está así. Como siempre he querido.

Sus fuertes manos se deslizan por mis costillas hasta mis duros
pechos y yo gimo en su boca. Después de dejarme sin aliento con un
beso de entumecimiento mental, empezó a chuparme los pezones.
Puedo sentir la leche saliendo de ellos y el dulce sabor de mi leche
hace que Cole sea aún más rudo. La primera vez que una gota de
leche salió de ellos mientras teníamos sexo, fue la más difícil que le he
visto disfrutar dentro de mí. Era como un animal, empujando
violentamente dentro de mí y luego aullando cuando llenó mi coño
con su crema.

Cole de repente agarra la parte de atrás de mis muslos y me sube


a la isla. Me siento como si pesara 300 kilos, pero mi fuerte bombero
me levanta tan fácilmente como el día en que lo conocí. Me encanta
que todavía me haga sentir delicada cuando estoy cerca de tener a
su hijo.

— Oh Cole. — Gimo cuando abre mis piernas y entierra su cara


en mi coño mojado. Él está gimiendo y acariciando su dura polla
mientras yo me empujo contra su boca. Su cálida y húmeda lengua
parece el paraíso en mi piel sensible.

No sé cómo lo hace, pero parece que hay una docena de


lenguas en mí, lamiendo de arriba hacia abajo todo caliente y
desordenado. Cuando siento esas manos poderosas extendiendo mis
piernas, mientras él presiona su lengua entre mis labios y dentro de mi
coño, empiezo a sentir que me vendré muy fuerte

Cole causa remolinos con su lengua dentro de mí y luego la


arrastra por mi dolorido clítoris. Mis caderas se están empujando
cuando la presión comienza a subir. Apenas puedo respirar. Mis
piernas están convulsionando. Mi espalda está arqueada. Sigue
adelante. Difícil. Implacable. Está lamiendo mi clítoris mientras agrega
dos dedos dentro de mí. Él tiene tres dedos en mi profundidad
mientras yo me agarro tan fuerte del mostrador que tengo los nudillos
blancos. Mi barbilla está apretada. La presión está aumentando y
construyéndose. Cuando llega a mi punto G me deshago.

Su liberación es como si alguien pasó el interruptor en una


manguera de incendio. Estoy gritando el nombre de Cole con la
cabeza hacia atrás mientras el orgasmo me consume, barriendo a
través de mí como una ardiente llama de calor. Los puntos blancos
llenan mi visión mientras miro al techo con ojos incrédulos. ¿Cómo me
hace esto todo el maldito tiempo?

Cole todavía me está lamiendo mientras acaricia su pene. Está


lamiendo todo lo que mi coño le está dando y en poco tiempo, el
segundo llega más fácil que el primero. Mi coño mojado está
apretado alrededor de sus dedos, y mi cuerpo tiembla como si
estuviera teniendo una convulsión.

Finalmente me levanta de la isla, pero aún no ha terminado


conmigo. Me baja al suelo y me abre las piernas.

— Oh Dios. — Digo cuando él viene dento de mí, llenando mi


hormigueante coño con su dura polla. Es tan grande y poderoso, que
puedo sentir que estoy a punto de correrme una vez más.

— Me encanta follar con tu dulce sabor en mi boca. — Dice


mientras se empuja en mi profundidad. — Me encanta todo sobre ti.

— También te amo. — Me arrepiento cuando siento que viene


otro orgasmo.

— Me encanta que estés llevando a nuestro hijo. — Dice mientras


mira mi enorme vientre entre nosotros. — Tan pronto como nazca, voy
a tener sexo contigo nuevamente y te llenaré con mi semilla. Tendrás
otro bebé en tu vientre antes de que termine la noche, lo prometo.

Sonrío con el pensamiento. Creo que podría estar hablando en


serio.
Sus poderosas caderas ganan velocidad entre mis muslos y
aprieto sus musculosos brazos para evitar subir a otra dimensión.

— Vente conmigo pequeña. — Susurra en mi oído mientras se


empuja profundamente dentro de mi. — Acaba conmigo ahora.

Su cuerpo se tensa sobre mí y siento su gran polla pulsar


profundamente dentro de mi coño. Su cálida crema me llena y me
calienta por dentro, mientras me aprieto alrededor y alcanzo el
orgasmo.

Cole me sostiene apretada a él cuando el fuego se arremolina


dentro de mí una vez más.

Quiere que tenga otro bebé cuando esté nazca.

Creo que podría simplemente dejarle hacer.

Cole
Dos años después…

— ¿Dónde están los chicos? — Pregunto mientras Addison se


acerca.

— Están afuera con el jefe. — Responde con su suave voz. — Lo


están ayudando a lavar el camión.

Eso significa que estamos solos en la estación de bomberos. Mi


polla comienza a hincharse con solo pensarlo.

— Parece que usted podría utilizar un lavado. — Dice con una


sonrisa mientras se inclina contra el camión de bomberos en el que
estoy trabajando. Estoy cambiando el neumático y mis manos están
llenas de grasa. El pensar en mis oscuras huellas dactilares marcando
su impecable piel está empezando a volverme un poco loco.

— Parece que tú podrías estar un poco más sucia. — Respondo


de vuelta. — Ven aquí y deja que ensucie esa piel.

Han pasado meses desde que la vi embarazada de mi hijo y creo


que tiene que tener uno más. Ella sigue siendo la cosa más hermosa
del mundo para mí, pero echo de menos ver su vientre hinchado y sus
pechos llenos. Me encanta la forma en que sus mejillas se sonrojan
cada vez que mi semilla crece dentro de ella.

— ¿Qué tienes en mente? — Pregunta ella mientras avanza hacia


mi muy cautelosamente.

Le agarro la muñeca y la halo hacia mis brazos. Ella suelta un


pequeño grito de sorpresa, que rápidamente se convierte en un
gemido cuando mi mano sucia se desliza bajo su vestido, marcando
la suave e impecable piel de sus muslos.

— Voy a poner otro bebé dentro de ti. — Digo mientras saco la


ropa interior de su coño y deslizo mi sucia mano por sus piernas. — Eso
es lo que planeo.

Su pequeño cuerpo comienza a retorcerse contra mí mientras yo


juego con su clítoris usando mi mano limpia. Ella presiona su hermoso
trasero contra mi palpitante polla, frotándose y volviéndome loco. Ella
lo desea tanto como yo.

— ¿Quieres eso pequeña? — Su boca se abre cuando la froto en


pequeños y apretados círculos. Ella tiembla y convulsiona mientras se
corre en mi mano. Una ola de jugos calientes fluye por mi palma y
sonrío cuando miro su cara arrugada.

— Para el momento en que salgamos de aquí vas a estar


embarazada una vez más. — Lo prometo.

El orgasmo rasga a través de ella y es incapaz de hablar, pero


mueve la cabeza en un sí, cuando se muerde el labio inferior.
Dios, amo a esta chica. Ella cambió mi vida para mejor y estoy
agradecido por tenerla a ella cada día.

Puedo ser un bastardo celoso y loco, pero a Addison parece


gustarle. Queda encantada cada vez que me comporto como un
cavernícola posesivo con ella. Así es como puedo decir que estamos
destinados a estar juntos.

Deslizo su ropa interior mojada y luego envuelvo su pierna a mi


alrededor hasta que me está tocando. Aún respira con dificultad y
prácticamente jadea cuando meto mi polla en su interior.

Ella suelta un pequeño grito cuando la estiro, hundiendo mis bolas


profundamente y con un fuerte impulso. Dos niños mas tarde y su
coño sigue tan apretado como el de una virgen. ¿O tal vez es mi polla
que es realmente muy grande? Pero de todos modos se siente como
el puto cielo. Sé que es mía. Estamos casados. Vivimos juntos. Tenemos
dos chicos por el amor de Dios. Pero todavía siento que no es
suficiente. La quiero atada a mi cama y atada a mí de todas las
formas posibles.

Ella gime mientras tomo sus caderas y deslizo su cuerpo arriba y


abajo por mi largo pene. Tengo prisa ahora. Me la follo rápido y duro,
guiando su cuerpo arriba y abajo mientras empujo mis caderas dentro
de ella, haciéndola gritar con cada embestida. Quiero plantar a mi
bebé en ella lo antes posible. Quiero reclamar este útero una vez más
antes de que alguien entre y tengamos que parar. Antes de que se
dispare la alarma de incendios y tenga que irme.

Una necesidad desesperada de llenar su coño con mi semilla se


apodera de mi y la follo tan fuerte que ella alcanza el orgasmo de
nuevo con mi polla en su interior. Su rostro se contrae cuando rebota
en mi polla. Sus grandes pechos se balancean hacia arriba y hacia
abajo en su vestido delante de mi rostro.

Si tuviéramos más tiempo, bajaría su vestido y chuparía sus


grandes pezones rosados, pero la urgencia se ha apoderado de mí y
tengo que acabar rápido. El instinto animal se apoderó de mí y
necesito tenerla.

Mis dedos aprietan su cintura y mis brazos se flexionan cuando


comienzo a correrme. Yo me empujo fuerte y mantengo mi polla todo
el camino en su coño mientras mi semilla surge de dentro de mí y se
introduce en sus profundidades.

Ella siente mi liberación y la disfruta también. Sus frenéticos brazos


envuelven mi cuello mientras su cuerpo se agita violentamente y ella
grita en voz alta.

Me siento mejor que nunca, mientras su cálido y pegajoso néctar


se escurre por mi polla y cubre mis bolas. Nunca nada me pareció tan
bueno.

Addison cae en mis brazos y respira pesadamente en mi cuello.


Yo sonrío mientras la sujeto contra mí, queriendo nunca dejarla ir.

Nunca la dejaría salir, pero ahora tiene otra razón para estar
cerca de este bastardo enfermo. Mi semilla está en camino a su
vientre inocente, y en segundos mi tercer hijo crecerá dentro de ella.

Yo sonrío mientras la abrazo fuertemente. Mi pequeña no se irá a


ningún lugar.

Addison
Diez años después…

— Si sigues viéndote así de sexy voy a tener que retirarme. — Dice


Cole mientras voy a la habitación. — Date una vuelta y déjame ver tu
perfecto trasero.
Mis mejillas se sonrojan cuando doy una vuelta, dejando que el
vestido morado se agite en mis tobillos. Diez años hemos estado juntos
y este hombre todavía puede hacer que mis mejillas se sonrojen. No
sé dónde estaría sin él, pero sé que no sería tan feliz.

— ¿Todavía no has comenzado y ya te vas a retirar? — Pregunto


con una sonrisa cuando llega a mí.

Retrocedo jugando para conseguirlo mientras sus hambrientos


ojos vagan por todo mi cuerpo. He tenido cinco hijos con este hombre
y todavía me encuentra tan sexy como el día en que pateó mi puerta
y me salvó.

— Me voy a retirar si eso significa poder lamer ese hermoso coño


tuyo durante todo el día. — Dice con una lamida a sus labios. Su
mano se dispara rápidamente y agarra mi muñeca. Suelto un
pequeño grito cuando me hala hacia su regazo.

— Sr. Jefe de Bomberos. — Digo cuando siento su dura polla


presionando contra la parte de atrás de mis muslos. — Qué gran
manguera tiene.

Su mano se desliza bajo mi vestido y él sonríe cuando ve la


sorpresa que tengo esperándo por él... Sin bragas.

Abro mis piernas para darle acceso y dejo caer mi cabeza hacia
atrás con un gemido, mientras sus dedos recorren arriba y abajo mi
húmeda entrada. Maldición, amo a este hombre. Él cuidó de mí
desde el primer día. Mi madre estaba equivocada. A veces puedes
confiar en los demás, y yo definitivamente puedo confiar en Cole.

Él está frotando mi clítoris y deslizándose dentro y fuera de mí


mientras yo envuelvo mi brazo alrededor de su cuello y me sostengo
mientras él sacude mi mundo.

— Es... Es... — Intento hablar, pero es tan difícil con sus expertos
dedos trabajando en mi, amo como lo hace. Sabe exactamente qué
hacer y dónde tocar para hacerme gritar muy fuerte.
Tomo su muñeca para halar su mano, pero es como intentar
mover las raíces de un árbol. Su mano no va a ninguna parte a menos
que él quiera moverla, y no lo hará.

— Es tu... Noche especial. Sr. Buen... Jefe. — Digo con una


respiración jadeante. — Déjame chupar... Tu polla.

La ceremonia de toma de posesión es esta noche, junto con todo


el cuerpo de bomberos, que por supuesto estará allí.

Cole tiene que dar un discurso y todo, y es mi trabajo asegurarme


de que él este bien y muy relajado.

Muevo mis temblorosas piernas y caigo de rodillas delante de él.


Su polla está dura como una piedra dentro de sus pantalones, yo
lamo mis labios mientras tomo la hebilla de su cinturón.

He construido una vida increíble con este hombre y no puedo


esperar para tener diez años más junto a él. Él es un padre maravilloso,
y aunque puede ser un poco celoso y posesivo al extremo, yo no lo
cambiaría por nada en el mundo. Amo la manera en que en su
mente cavernícola piensa que soy toda suya.

Porque para ser honesta, lo soy.

Él suelta un gemido cuando yo abro el cierre de su pantalón y


saco su dura polla. Las gotas de presemen ya están surgiendo del
pequeño agujero en la punta de su miembro, yo lamo mis labios antes
de inclinarme y comenzar a trabajarlo.

Cole ama su trabajo como bombero, pero mi trabajo como


esposa y como su esclava sexual es muy bueno también.

Fin
Traducido, corregido y
diseñado por

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En el transcurso de estas semanas estarán saliendo las siguientes
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revisión por lo tanto no tardarán en llegar a sus manos.

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