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LA EDUCACION EN LOS PUEBLOS

PRIMITIVOS CARACTERÍSTICAS Y
OBJETIVOS
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS
PRIMITIVOS Y PREHISTÓRICOS
HISTORIA Y CARACTERÍSTICAS
La educación, en sentido amplio, consiste en un proceso por el cual se introduce a las
generaciones jóvenes en los usos, costumbres y prácticas, hábitos, ideas y creencias,
formas de vida, ideales, en una palabra, en la cultura, patrimonio de un pueblo y de una
época determinada. La educación existe, desde los orígenes de la humanidad, en todos
los pueblos de la tierra y en todas las etapas de la vida del hombre; por eso podemos
estudiarla en su evolución histórica.

La historia de la educación puede realizarse en dos sentidos : uno restringido y otro amplio.
En sentido restringido, la historia de la educación consiste en relatar los métodos, los
procedimientos empleados en la enseñanza; por ejemplo, cómo se enseñaba la escritura
en Babilonia, cómo se aprende a dibujar en la China, etc. En sentido amplio, la historia de
la educación consiste en exponer sistemáticamente los ideales que inspiraron la formación
del hombre en un momento y en un pueblo dados y compararlos con otros ideales. Así
podemos hablar del humanismo griego o cristiano, del realismo o del naturalismo
pedagógico, etc.
En este caso, trataremos en forma resumida la educación de las primeras civilizaciones
del mundo, la prehistórica y pueblos primitivos.

Características de la educación en los pueblos prehistóricos y primitivos:


La cultura originaria. El hombre prehistórico ya poseía una cultura: era capaz de realizar una
actividad creadora y libre que le permitía valerse de los recursos brindados por la naturaleza para
procurarse una morada, para construir sus armas, para confeccionar sus vestidos. A medida que
transcurrió el tiempo, el hombre fue perfeccionando sus herramientas y útiles.
Primero empleó la piedra para hacer cuchillos, flechas o morteros. Luego, con la madera y
los huesos fabricó arcos, anzuelos; con el barro hizo cacharros y lámparas. El hombre
aprendió también a aprovechar el fuego, utilizó los ríos para trasladarse de un punto a otro
y comenzó a practicar el comercio.

Pero el hombre prehistórico no se limitó a satisfacer sus necesidades materiales. Procuró


también embellecer su vida con expresiones artístico-espirituales, y tuvo el conocimiento
de otra vida. Reprodujo entonces la forma de los animales, enterró a sus muertos y usó
adornos. Las pinturas polícromas del bisonte, del reno y de otros animales realizadas en
cavernas como la de Altamira, en España, poseen tal sentido del movimiento y de las
actitudes que nos asombran aún hoy.

Todos estos bienes, que son patrimonio común de la humanidad, reciben el nombre de
«cultura originaria», y son conservados y transmitidos gracias a la educación.

La educación en la prehistoria es un aprendizaje dirigido. Se trata de un proceso para


hacer que un individuo se ponga a la altura de las exigencias de la cultura a la que
pertenece. Por eso podemos hablar de la educación del paleolítico, o sea del aprendizaje
necesario para preparar, por ejemplo, flechas con piedras talladas; de la educación de la
edad del bronce o del hierro.

Los pueblos primitivos. Se dice que un pueblo es primitivo cuando posee una cultura muy
simple.
Todavía hoy existen zonas donde los hombres, las familias o los pueblos viven como
vivían nuestros más lejanos antepasados, con culturas similares a las prehistóricas. A
estas culturas se las denomina «primitivas».

En nuestros días hay pueblos cuyo patrimonio cultural es muy rudimentario. Algunos viven
en pequeñas agrupaciones nómades y se alimentan de la recolección de los frutos que les
brinda la naturaleza, o de la caza y de la pesca. Instalados en regiones poco o nada
exploradas, se asientan junto a grandes ríos y construyen reparos, de ramas o de cueros,
a modo de habitaciones. Los sentimientos artísticos y religiosos, muy simples, se
exteriorizan con juegos y danzas, canciones y relatos. Así viven, por ejemplo, los
bosquimanos o pigmeos de Borneo, y muchos indígenas del Amazonas.
Junto a estas culturas rudimentarias aparecen culturas más complejas, como ser las
determinadas por el perfeccionamiento de las tareas agrícolas, por la caza organizada o
por el cuidado de los rebaños. El predominio de cada una de estas tabeas determina una
forma de vida distinta, un ordenamiento social apropiado.

En la cultura de los agricultores o cultivadores se impuso, en el manejo de las cosas de la


tribu, la superioridad de la mujer (matriarcado) ; en la cultura de los grandes cazadores
organizados domina la idea del parentesco simbólico de un animal con toda una tribu
(totemismo) ; en la cultura de los cuidadores de rebaños se impone el predominio del
varón como padre de una familia numerosa (patriarcado).
El matriarcado. — En las culturas primitivas es la mujer quien se dedica a recolectar los
frutos, las semillas o las raíces de las plantas silvestres. De esta manera va conociendo
poco a poco el desarrollo de los vegetales y su aprovechamiento. Sabe distinguir los
vegetales que alimentan, los que curan y los que dañan. Cuando aprende a sembrar y a
emplear la azada deja de ser recolectora y se convierte en pequeña cultivadora.
Entonces, por la espera de la cosecha, la tribu nómade se hace sedentaria. La mujer no se
libera de las tareas del hogar ni de las labores agrícolas, pero adquiere predominio social.

La tribu ya no vaga por los montes, y ocupa sus tiempos libres en realizar largos festivales
religiosos, bailes, músicas y canciones que imitan o describen poéticamente el crecimiento
de los vegetales, la multiplicación de las abejas o la representación del ciclo solar. La tribu
también procura explicar de alguna manera estos fenómenos. Para ello recurre al
animismo o a las prácticas de la magia.

El primitivo cree controlar las fuerzas misteriosas que producen los fenómenos, mediante
la práctica de los hechizos y encantamientos. Así, por ejemplo, las tribus que concentran
su interés alrededor del cultivo de los cereales, recurren a un conjunto de ritos mágicos
que les facilita el recuerdo de la época y manera en que se debe sembrar, el modo de
cosechar, etc.

La cultura matriarcal termina con el empleo del arado, cuando para cultivar se requiere la
tracción de un animal doméstico. Entonces las labores agrícolas pasan al hombre.
Encontramos vestigios de la cultura matriarcal en algunas tribus de Arabia, de Guinea, del
Congo.
El patriarcado. — El patriarcado es el predominio de un jefe de familia, generalmente un
anciano, sobre los miembros de una tribu numerosa. El patriarcado aparece en pueblos
nómades dedicados al pastoreo, a la cría y domesticación del ganado. Los pueblos de
pastores domestican al caballo, la vaca, el reno, el camello y la oveja; aprovechan para su
alimentación, vestido y habitación, la carne, la lana y el cuero de los animales que
custodian.
Su vida es muy sencilla: acompañan los rebaños a través de las regiones fértiles, y donde
encuentran pasto levantan sus tiendas de pieles y forman un campamento hasta que,
consumidos los pastos, buscan otra zona más propicia. Poseen ricas expresiones
espirituales, literarias y religiosas. Así fue primitivamente el pueblo de Israel; hoy existen
culturas patriarcales entre los lapones y algunos pueblos árabes.

El totemismo. — Ciertas tribus de cazadores de animales sostienen la creencia de que


existe parentesco entre ellos y un determinado animal, lobo, halcón, serpiente, chacal; una
planta (el loto) o algún objeto de la naturaleza, como el sol, el agua, etc., a quienes
consideran como progenitores de toda la tribu.

El tótem puede equipararse con la patrona de ciudades , como un santo, o una advocación de la
Virgen María
A estos seres los representan por un emblema, el tótem, al que veneran y reproducen en
la entrada de las poblaciones para que los proteja. Ninguna cultura está tan en contacto
con los animales como la totémica. Para cazar se estudian las costumbres de los
animales, se levantan las ingeniosas trampas, se les sabe imitar y hasta se los representa
con una perfección artística notable. La cacería, que dura a veces varios días en lugares
lejanos, exige una meditada preparación. Necesitan trampas, lazos, arcos y flechas, redes
y otros útiles de caza y pesca. Rastros de esta cultura los encontramos en Alas-ka, la India
y Australia.

La imitación como método. La educación debe considerarse como un proceso de


aprendizaje que equipa a un individuo para que ocupe un lugar como miembro adulto de
una sociedad. Ello se logra entre los primitivos por un procedimiento muy simple: la
imitación servil, la repetición rutinaria de las costumbres de los mayores.

La juventud crece imitando los actos de destreza de los adultos que son indispensables
para vivir. Los adultos, por su parte, no se interesan por enseñar, ni le prestan mayor
atención; sólo tienen en cuenta los resultados de la actividad del niño. Según el modo de
vida de la tribu (la caza, la pesca, el pastoreo), el. niño se adiestra en la preparación de
trampas, en el seguimiento de las huellas de los animales, en pulir y afilar herramientas,
etcétera. La destreza que pueden adquirir es notable, y los sentidos llegan a poseer una
maravillosa agudeza.

En los pueblos primitivos, los niños, desde sus más tiernos años, se ocupan
continuamente en aprender los procedimientos que más adelante deben emplear para
sostener su vida. Siempre se ha reconocido la eficacia de esta instrucción, en especial la
seguridad con la cual son preparados estos niños para realizar tareas que exigen gran
destreza.

En pueblos a orillas de ríos se pueden ver muchachos de seis años remando enteramente
solos en sus canoas; o en aldeas indias, a niñas pequeñas prendiendo el fuego y
cocinando. Los mismos juegos contribuyen a la formación práctica; se reproducen las
actitudes y los instrumentos empleados por los adultos, por ejemplo pequeñas canoas,
arcos, flechas o se modelan animales en arcilla.
Existen, entre los primitivos, técnicas diversas que caracterizan a cada pueblo, siendo
distintas las maneras y los usos para el arar, el sembrar, el hilar. Simultáneamente con las
técnicas, el niño adquiere las creencias de la comunidad presenciando las fiestas y
encantamientos, que contribuyen a darle una visión espiritual de las cosas. Todas las
actividades de la vida están impregnadas de religiosidad.

Las ceremonias religiosas preceden a las cacerías, a la siembra, a las expediciones


militares. Todo está minuciosamente regulado; por eso, en su esencia, la formación del
niño se obtiene a través de una iniciación progresiva en los ritos.

También se despierta el sentido moral, que si bien puede estar muy embotado en muchas
tribus, en todas persiste una teoría de la moralidad, como el sentimiento del honor, el
respeto a los padres, la fidelidad a la palabra dada, etc.

Los castigos son raros y suaves. Algunos creen que el alma del niño excesivamente
reprendido se halla a disgusto en el cuerpo. En el plan formativo no hay dureza, pero sí
estallidos de cólera. El niño debe aprender a obedecer, aunque no se le exige
responsabilidad.

La iniciación. El paso de la adolescencia a la edad adulta está señalado en muchas


culturas por un conjunto de prácticas denominadas iniciación. Los ejercicios y las
ceremonias previas a la iniciación son muy variados según los pueblos, pero todas tienden
a perfeccionar en el joven sus cualidades físicas, morales, religiosas o profesionales. Para
obtenerlo, el joven es llevado a algún lugar aislado donde se le pone bajo la dirección de
los ancianos o de expertos que poseen la sabiduría de la tribu.
Sometido a una rígida disciplina, a una ciega obediencia, comienzan las pruebas de
carácter purificatorio: el silencio absoluto, la privación de alimentos, el hambre y la sed. Se
le exige soportar el dolor o se le somete a duras pruebas, como ser mutilaciones en el
cuerpo, perforaciones en la nariz o en el labio, tatuajes, etcétera. De esta manera se juzga
el valor de los aspirantes.

A continuación sigue la enseñanza práctica de las futuras tareas. Se le enseña el arte de


la caza, a aparejar el arco, o ciertos menesteres de utilidad común como encender el
fuego, preparar los alimentos, levantar la habitación, actividades todas útiles a su futura
familia. La formación se completa con la adquisición de las prácticas y conocimientos
religiosos, con la explicación de las tradiciones históricas y del sentido de los ritos
mágicos.

Superadas las pruebas, vienen luego las ceremonias públicas de la iniciación. Consisten
en un largo festival, simulacro de muerte y de resurrección: se ha muerto a la infancia, ha
nacido un hombre nuevo. Tales prácticas varían muchísimo de un pueblo a otro, pero es
común en todos la repetición ininterrumpida de los cantos, las danzas, las procesiones, las
músicas y los ritos, que al realizarse de una manera invariable, logran no se alteren y se
mantengan a través de sucesivas generaciones. Todo el ceremonial es regulado por los
curanderos, que conocen estas prácticas antiquísimas y las enseñan a las nuevas
generaciones.

Cumplidos los ritos, el joven es admitido plenamente entre los adultos. En adelante, ya no
debe convivir con las mujeres y los niños, pues ha alcanzado las prerrogativas de los
adultos.

Fuente Consultada:

Historia de la Educación – Juan Carlos Zuretti – Editorial Itinerarium – Colección Escuela –


Todo Sobre Nuestro Mundo – Editorial Ariel – Christopher Lloyd
Enciclopedia Electrónica ENCARTA – Microsoft
Enciclopedia del Estudiante Tomo 19-Historia de la Filosofía – Editorial Santillana
Wikipedia –
HISTORIA DE LA EDUCACIÓN Y DE LA PEDAGOGÍA

LA EDUCACIÓN PRIMITIVA

· La educación existe desde que hay hombres sobre la Tierra, y la vida de éstos se
calcula hoy que empezó hace unos 3000 siglos.
· El conocimiento de la cultura y la educación de los pueblos primitivos se obtiene de dos
fuentes principales: de los restos y productos prehistóricos y de la vida de los pueblos
primitivos actuales.
· Se distinguen dos etapas principales en el desarrollo de la vida primitiva:
- El Hombre Cazador que pertenece a la edad Paleolítica, es nómada y predomina el
patriarcado.
- El Hombre Agricultor que corresponde a la edad Neolítica y predomina el matriarcado.

· La base de la vida de estos grupos sociales era la familia, en forma de poligamia o


monogamia; las familias vivían en forma de clanes o tribus con un tótem.
· Estos grupos no carecen de cultura, en primer lugar poseían armas y utensilios
domésticos y de labranza fabricados por ellos, construían chozas o refugios, casas y
palafitos, formaron sociedades secretas para el ejercicio de actividades como herrería y
fabricación de armas.
La Educación de Los Pueblos Primitivos
· Era una educación natural, espontánea, adquirida por la convivencia de padres e hijos,
adultos y menores; aprendían las técnicas elementales necesarias para su vida: la caza, la
pesca, el pastoreo, la agricultura y las faenas domesticas.
· La educación de los pueblos primitivos se divide en dos etapas correspondientes a las
edades prehistóricas: la del hombre cazador y la del hombre agricultor:
- En los pueblos cazadores los procedimientos para la educación o para la crianza de
los hijos son muy poco densos, llevándolos a la indisciplina, según Paul Barth esto se
debe a que esos pueblos carecen de la disciplina que se impone en la guerra. Cultivan
ciertas cualidades personales, como la destreza física y la resistencia al dolor y al clima.
- En los pueblos agricultores y ganaderos las condiciones de vida y educación cambian
en gran manera, las faenas agrícolas y ganaderas requieren un orden, normalidad y
estabilidad que no poseen los grupos cazadores. Los jóvenes deben aprender los
fenómenos meteorológicos, el cultivo de las plantas y el cuidado de los animales; el arte
decae respecto a la época anterior.
· Aparte de esta educación espontanea, en los pueblos primitivos hay una forma
intencional de educación, llamada iniciación de los efebos, mediante ella los jóvenes
alejados de sus familias y el clan reciben un entrenamiento riguroso para iniciarlos en los
misterios del clan y prepararlos para las actividades de la guerra.

La Educación en Los Pueblos Indoamericanos


· Hasta la época del descubrimiento han pasado por las mismas etapas que los pueblos
primitivos, es decir, por la de los cazadores y la de los agricultores, pero fueron mas allá
que éstos llegando a un grado superior, social y cultural.
· Hubo dos pueblos de carácter guerrero, los aztecas en el norte y los Incas en el
sur, que lograron dominar a los pueblos anteriores (mayas, Aymarás, etc.), y con ellos
dieron origen a una civilización basada en el sistema de clases sociales y a una educación
subsiguiente.
· Estos pueblos no conocieron elementos esenciales de civilización como la escritura
alfabética, el arado, la rueda y el hierro, pero tuvieron un espíritu arquitectónico muy
desarrollado, que se puede ver en sus construcciones de piedra, templos, fortalezas, etc.,
y un elevado sentido escultórico, sobre todo en la zona mexicana.
· Los aztecas tuvieron un conocimiento astronómico muy desarrollado y poseyeron un
calendario muy complicado. Su escritura era primitiva y compuesta de ideogramas y
fonogramas. El cultivo del maíz era la base de su agricultura; su religión tenía rasgos
crueles, como los sacrificios humanos y sus hombres eran de un carácter marcadamente
guerrero. Hasta los 14 años el niño recibía educación familiar, en forma austera con
castigos muy severos; después comenzaba la educación pública, dada por el Estado en
dos instituciones: el calmelác, donde asistían los hijos de los nobles y
el telpochcalli, donde asistían los de clase media.
Historia y Filosofía de la Educación Peruana

JAIME CERRON PALOMINO


ROBERTO AGUIRRE PALOMINO
HUANCAYO – 1989
INTRODUCCION
Un tratado específico sobre la Historia y Filosofía de la Educación de nuestro país aún no
ha sido escrito con la atenta reflexión que el caso se merece. Diversas circunstancias han
conspirado contra esa necesidad: los distintos modos de enfocar la periodización de
nuestra historia nacional; la ausencia de fuentes escritas acerca de la evolución de nuestra
sociedad primitiva y esclavista; la variedad de interpretaciones existentes acerca del
carácter de la sociedad incaica; el incorrecto método con que se analizó y se sigue
analizando aún el desarrollo económico-social del Perú; la preferencia que se ha tenido
por los textos extranjeros que se han encargado de deformarnos al desenvolvimiento de
nuestra base económica. Un esfuerzo cercano a nuestro propósito es, sin embargo, la
obra de Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galdo Gutierrez: Historia de la Educación en
el Perú, quienes tomando como guía el materialismo histórico han logrado en gran
medida, precisar la correspondencia existente entre el grado de desarrollo de las fuerzas
productivas y sus relaciones sociales de producción. Al lado de este trabajo, es importante
mencionar el libro de Carlos Daniel Valcárcel: Breve Historia de la Educación Peruana,
que sintetizando otros trabajos conexos que el mismo autor ha desarrollado en torno a la
época incaica, el coloniaje y la propia república, viene a llenar un vacío en nuestra
información. Empero, esta bibliografía se halla fuertemente recortada, si tenemos en
cuenta que la Filosofía de la Educación no ha sido tratada al lado de su Historia; es así
como, por ejemplo, el trabajo de Carlos Salazar Romero: Pedagogía y Educación en el
Perú, sin hacer mención de todas las Reformas ensayadas en nuestro país, toca aspectos
fundamentales de las doctrinas educativas que nuestros teóricos de la educación han
vendido diseñando. Constituye también un hito especial, la obra de Augusto Salazar
Bondy: En torno a la Educación, que toca aspectos medulares acerca de las causas de
nuestro atraso y el divorcio notorio de nuestra enseñanza frente a las urgentes demandas
productivas del país.
Si bien es verdad que Alejandro O. Deustua, Manuel Vicente Villarán, Joaquín Capelo,
Julio A.Chiriboga, Carlos Cueto Fernandini y Walter Peñaloza Ramella entre otros, nos
han entregado ensayos que reflejan su preocupación individual y de clase, acerca de la
problemática educativa, es preciso señalar que no han llegado a sobrepasar la obra
cimera del ilustre amauta José Carlos Mariátegui, quien aparte de sus Temas de
Educación, elabora en el Proceso de la Instrucción Pública, la más sesuda reflexión en
torno a los palpitantes temas que todo buen estadista, maestro, ideólogo o peruano en
general, está en el deber de entender para colocar nuestro sistema educativo en las
condiciones que la sociedad contemporánea exige. Paralelo a este comentario, es
menester reconocer en José Antonio Encinas, el genuino educador que vivió preocupado
por mejorar nuestra superestructura educativa, entregándonos alcances actualizados de
una mejor metodología acorde a una pedagogía del trabajo.
Con el propósito de sistematizar esta investigación, la hemos dividido en cuatro partes. La
primera realiza un escarceo de los primitivos pobladores del Perú, con el propósito de
comprender la correspondencia existente entre la vida material y la conciencia social de
los primeros habitantes. En este sentido, nos han sido valiosos los brillantes artículos
trabajados por el autodidactico Emilio Choy Ma y que han sido compilados dándole el
rubro de Antropología e Historia. A través de esta fuente nos ha sido satisfactorio concluir
cómo el desarrollo de las sociedades gentilicias tiene la misma secuela ya en Oriente
como en Occidente, ya en las comunidades egipcias y babilónicas, como en la azteca e
inca.
El desenvolvimiento del período esclavista primero de nuestras culturas preincaicas y
luego de la del Tawantinsuyo, nos ha sido posible pergueñar gracias a la cada vez más
prolífica producción que vienen ofreciéndonos intelectuales de la talla de Luis
Guillermo Lumbreras con su: Los Orígenes de la Civilización en el Perú; Federico
Kauffman Doig, con su; Orígen de la Cultura Andina; Julio Valdivia Carrasco con: El
Imperio Esclavista de los Inkas; Alden Manson; Las Antiguas Culturas del Perú; Justo
Cáceres Macedo: Las Culturas Prehispánicas del Perú; Waldemar Espinoza
Soriano: Los Modos de Producción en el Imperio de los Incas; María Rostorowski de
Diez Canseco: Historia del Tawantinsuyu; José Antonio del Busto Duthurburu: Perú
Incaico. Pero básicamente los ensayos elaborados en torno a la superestructura
educativa específica de este período, por el sociólogo peruano Roberto Mac-Lean y
Estenós: La Educación en el Imperio de los Incas, y por Carlos Daniel
Valcárcel: Historia de la Educación Incaica. Nos ha sido también útil la confrontación de
los trabajos de Louis Baudin: El Imperio Socialista de los Incas y de Luis E.
Valcárcel: Etnohistoria del Perú Antiguo.
Lo concerniente al Perú feudal-colonial ha contado con la bibliografía siguiente: Wiliam
H. Prescott: Historia de la Conquista del Perú; Virgilio Roel: Historia Social y
Económica de la Colonia, Pablo Macera: Historia del Perú. La Colonia; Garcilazo Inca
de la Vega: Historia General del Perú. Segunda Parte de los Comentarios Reales; Luis
Guillermo Lumbreras, Carlos Araníbar, Manuel Burga, Ignacio López Soria, Alberto Flores
Galindo, Heráclio Bonilla, Ernesto Yepes del Castillo, Julio Cotler y Silesio López,
en: Nueva Historia General del Perú; Juán José Vega, en: La Guerra de los
Viracochas;; Fernando Lecaros, en: Visión de las Ciencias Histórico-Sociales; y en lo
atinente al propio terreno de la educación, las obras de: Daniel Valcárcel: Historia de la
Forma de Educación Colonial; Virgilio Galdo Gutiérrez: Educación de los Curacas.
Una Forma de Educación Colonial y la de César Angeles Caballero: Historia de la
Educación Peruana: Período de la Colonia. No dejan de ser importantes para consulta:
Pedro Cieza de León: La Crónica del Perú y Raúl Porras Barrenechea: Fuentes
Históricas Peruanas.
Por último, la novedad que trae este trabajo, es el hecho de considerar nuestro período
llamado tradicionalmente “republicano” como etapa Semifeudal y Semicolonial de
nuestra educación, concretamente en su primer tramo, siguiendo la acertada tipificación
que diera el genial ensayista peruano José Carlos Mariátegui, en sus obras: 7
Ensayos, Ideología y Política y Temas de Educación. Para abordar lo cual,
incuestionablemente se ha tenido que leer a: Francisco García Calderón, en: El Perú
Contemporáneo; Alejandro O. Deustua, en La Cultura Nacional; Manuel Vicente
Villarán: Páginas Escogidas; Víctor Andrés Belaunde, en: La Realidad Nacional; José
Antonio Encinas, en: Un ensayo de Escuela Nueva en el Perú; Pablo Macera: Trabajos
de Historia; Julio Roldán: Perú, Mito y Realidad; Wilfredo Kapsoli: El Pensamiento de la
Asociación Pro Indígena; Herminio Parra Rivera, en: El Hayatorrismo en la Historia
Republicana; Julio Cotler: Clases, Estado y Nación en el Perú y Augusto Salazar
Bondy: Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo.
LOS AUTORES
LA EDUCACION PRIMITIVA
LA SOCIEDAD PRIMITIVA PERUANA.
Quien quiera conocer las características fundamentales de nuestro pasado primitivo, habrá
de concluir que como toda sociedad del orbe, la nuestra, empezó sin las ataduras que las
sociedades clasistas posteriores aherrojaron sistemáticamente al punto de poner al
hombre en condiciones de servilización. El grafico que sigue, demuestra palmariamente el
paso de una sociedad sin clases a otras, donde el antagonismo está patente:
LOS PRIMEROS POBLADORES.
Como bien dice Justo Cáceres Macedo, en su obra: Las Culturas Prehispánicas del
Perú (1): “La más antigua ocupación humana en los andes se encontró en la cueva
de Pikimachay ubicada a doce kilómetros al norte de la ciudad de Ayacucho. En los
niveles inferiores de Pikimachay, en las fases llamadas: Pacaycasa (22,000 años a.C.)
y Ayacucho (16,000 años a.C.), se descubrieron instrumentos humanos rudimentarios
asociado a restos de animales extinguidos como megaterios, mastodontes, caballos,
paleolamas y otras especies pleistocenicas”.
Esto quiere decir que, como lo refuerza Pablo Macera, en Historia del Perú (2): “Las
raíces peruanas son muy viejas. El Hombre llegó al Perú hace miles de años como
cazador. Quizás al principio cazaba animales enormes (elefantes grandes, osos,
perezosos gigantes) y tenía que disputar su alimento a unos feroces tigres que tenían
dientes en forma de sable. Después empezó a cazar venados y vicuñas. Hace 8,000 años,
el hombre andino comenzó a experimentar el cultivo de las plantas. Domestico primero el
frejol y la calabaza. Después a otros vegetales (quinua, papa, etc.). Al final cultivó algodón
y maíz. Además de esta domesticación de plantas, los peruanos llegaron a domesticar
grandes mamíferos (llama, alpaca).
Los peruanos de entonces consiguieron crear una sociedad equilibrada con alimentos
suficientes para todos, gracias a una explotación de los recursos tanto del mar (pescados
y mariscos) como de los valles (agricultura) o las alturas (ganado).
Como se ve, en este período el hombre está en constante lucha contra la naturaleza y sus
peligros, más no así contra sus congéneres.
SITUACION DE LOS INSTRUMENTOS DE TRABAJO.
La actividad de los primitivos peruanos del período paleolítico consistió en la elaboración
de toscos artefactos de piedra, valiosos para enfrentarse a las fuerzas de la naturaleza y
poder sobrevivir. Como acertadamente afirman Gonzáles Carré y Galdo Gutierrez (3): “El
equipo cultural de estos primeros recolectores era bastante rudimentario. Pero este equipo
en determinadas circunstancias, se vio enriquecido por la aparición de nuevos
instrumentos punzo-cortantes de mayor eficacia. Es el momento en que hace su aparición
en los andes una forma superior de recolección, que es la caza. El enfrentamiento con
animales físicamente de gran fortaleza, exigió al hombre, a perfeccionar su equipo de
instrumentos y a desarrollar nuevas técnicas y conocimientos para trabajar la piedra
creando la punta de proyectil”.
LAS PRIMERAS ACTIVIDADES HUMANAS (Recolección, Caza y Pesca).
En los primeros tiempos, los antiguos peruanos sólo sabían cazar y recolectar sus
alimentos. Macera distingue hasta dos etapas para los Cazadores: una de grandes
animales extinguidos y otra de cérvidos y camélidos. Esto ocurre alrededor de los 20,000 a
6,000 años a.C.
Luego, entre los 6,000 a 2,500 a.C., vendrá la época de la horticultura, esto es, de la
domesticación de plantas. Remarcando mejor este episodio, Macera nos aclara (4): “hasta
algo más de 10,000 años, prácticamente todos los hombres de la tierra vivían de alimentos
silvestres. Los cazaban o los recogían. Hace 2,000 años, en cambio, la inmensa mayoría
de la humanidad, vivía de la agricultura”. Los primeros horticultores en la sierra cultivan el
frejol.
A partir de 2,500 a.C. se inicia el período del sedentarismo, a partir de cuyo momento los
hombres no están obligados a moverse detrás de sus presas para cazarlas.
AUSENCIA DE PROPIEDAD PRIVADA.
En ese instante, como correctamente apunta Gonzáles (5): “La propiedad sólo se
circunscribía a los instrumentos que fabricaba cada individuo. El conjunto de individuos de
ambos sexos, participaba sin limitaciones, en los beneficios de las actividades económicas
de la caza y la recolección… pero esta manifestación de propiedad fue colectiva, de todos
los miembros de la aldea sobre sus territorios.
AUSENCIA DE CLASES SOCIALES.
A decir de Emilio Choy (6): “La aparición de una clase en una colectividad es
acontecimiento que no ocurre por difusión. El nuevo ritmo que adquirió la agricultura en
Chicama y valles adjuntos, son resultantes de nuevos factores, no sólo fue aumento
cuantitativo sino cualitativo. La amplia producción de los agricultores incipientes
transformó a los agricultores que seguía con la pesca y la recolecta, en agricultores
completos… El relevo de la actividad cazadora-pescadora por la agricultura, indujo a parte
de la colectividad, especialmente a los varones, a un proceso revolucionario… esta
ampliación productiva favoreció la formación de excedentes que posibilitaron el cambio en
la estructura social, ocurriendo la transformación inicial, dividiendo la sociedad
comunal en sociedades de clases.”
AUSENCIA DE ESTADO.
El mismo Choy nos dice (7): “La expansión mochica fue precedida de una evolución que
abarcó varios siglos a partir del modesto gobierno sacerdotal en el siglo III a.C., o
anteriormente, la riqueza productiva y la amplitud del valle de Chicama y Moche, permitió
el crecimiento de una mayor población”.
Hay un error cuando se piensa que el Estado aparece con los incas, pero la verdad es que
el año 656 d.C., ya el Estado mochica estaba dominado firmemente en varios barrios
costeños, entre ellos el valle de Virú, aunque el comienzo de la organización estatal fue en
el Siglo IV o en el 302 d.C.
LA APARICION DEL AYLLU.
Según Luis Guillermo Lumbreras (8): “El Ayllu que es la forma andina del Clan, apareció
con la agricultura, pero más que como un subproducto de ella, como el mecanismo social
indispensable para sustentar la forma de trabajo y la forma de propiedad que nacieron al
mismo tiempo en torno al nuevo medio de producción: la tierra para cultivo o chacra.
El ayllu es una organización de la comunidad, basada en vínculos de parentesco
consanguíneo… La asociación no es por cierto solamente familiar; ella se realiza, en torno
a una participación colectiva en el proceso de producción agrícola y dentro de un marco
territorial concreto conocido como marka que es identificada como propiedad colectiva de
los miembros del ayllu… el surgimiento de la propiedad colectiva no tiene pues el carácter
de apropiación de los recursos naturales, sino de la defensa del trabajo social invertido por
los mismo trabajadores. Esta es una sustantiva diferencia con el carácter y formas que
tiene la propiedad privada sobre los medios de producción y que se basa en la explotación
y no en la producción.
El ayllu debió quedar constituido en forma definitiva durante el segundo milenio de la era
pasada, desplazando plenamente a las bandas de cazadores y recolectores…”.
CARACTERES ESPECIFICOS DE LA EDUCACION PRIMITIVA PERUANA.
El estudio de la educación primitiva, nos remite necesariamente a explicar la aparición de
los primeros grupos humanos en nuestro territorio. Al respecto, tenemos por un lado, las
informaciones recientes que nos reporta la Arqueología, la Lingüística, La Historia, la
Antropología y la Etnología; y por otro, el esfuerzo desplegado por científicos sociales de
la talla de Julio C. Tello, Augusto Cardich, Jorge C Muelle, Emilio Choy, Guillermo
Lumbreras, Pablo Macera, Luis E. Valcárcel y otros.
FUENTES.
Particularmente, ni nos contraemos a los antecedentes de la Historia de la Educación,
vamos a encontrar que como dice Gildomero Arista en su obra: El Currículo y la
Dependencia Educativa Peruana (9): “No contamos con una historia de la educación
peruana, completa, detallada y documentada… La obra de Daniel Valcárcel, documentada
y descriptiva, cubre sólo la educación incaica y colonial”. De allí que se hace urgente
sistematizar un serio estudio que se proponga a mostrarnos el verdadero rostro de nuestro
fenómeno educativo, acudiendo a los prolíficos datos que tiene acumulado Jorge Basadre
en su Historia de la República.
PUNTO DE PARTIDA.
Los historiadores Gonzáles y Galdo, precisan que (10): “La historia de la educación en el
Perú se inicia también hace 22,000 años, cuando los primeros grupos de recolectores
paleolíticos comienzan a elaborar en nuestro territorio sus primeros toscos artefactos de
piedra”.
LA IMITACION.
Los primitivos peruanos, después de largas atentas observaciones de su entorno, en el
propio medio natural, advirtieron la manera cómo las crías de animales son mantenidas y
protegidas por la madre, pacientemente; por otro lado, ven como la sucesión de climas y
estaciones en distintas zonas condicionan la aparición de determinados productos
alimenticios, los cuales le servían de dieta. Esta situación mejoró aún más notablemente,
cuando a través de herramientas rústicas, empiezan a fabricar herramientas mucho más
efectivas, utilizando la piedra, el cuerno de los animales, la madera y los huesos, con los
que procederá inclusive al deguello, como se ha descubierto en los hallazgos de
Chivateros. La propia naturaleza andina, sirvió pues de maestra a los primeros hombres
del ande, Este aprendizaje, por efecto multiplicador, es trasmitido con éxito a las
generaciones que se suceden.
LA PRÁCTICA.
Los hombres que vivieron en esta etapa estaban obligados socialmente a educarse en las
tradiciones y conocimientos del grupo humano en el cual se desenvolvían, a partir de sus
propias experiencias. Como lo señala Gonzáles (11): “La supervivencia en su más amplio
sentido dependía de la eficacia de su aprendizaje y de su correcta aplicación a las
condiciones concretas del paisaje andino”.
SU CARACTER DIFUSO.
Como señalamos en Historia y Filosofía de la Educación Universal (12), la educación
en este estadio es difusa, porque es el propio medio ambiente (naturaleza-sociedad) quien
educa. En todo caso, el grupo social se constituye en núcleo educativo fundamental. La
educación, en este sentido, no es formal.
SU NATURALEZA ACLASISTA.
Como en toda sociedad gentilicia del mundo, en este estadio los primitivos peruanos no
están en pugna contra el hombre o contra un sector de la sociedad, sino más bien
enfrentado contra los rigores del clima y los embates de la naturaleza. En torno a este el
historiador E. A. Kosminski, al referirse a las comunidades tribales nos aclara (13): “Las
tribus… llevaban una vida seminómada, sus ocupaciones principales eran la ganadería y
la caza; se dedicaban poco a la agricultura. Con frecuencia cambiaban de sitio en busca
de mejores lugares de pastoreo y caza. Vivían agrupadas en clanes; cada clan elegía a
sus jefes. No existía entre ellos la propiedad privada de la tierra; ésta pertenecía a todo el
clan y era cultivada en común. En aquél entonces no existían clases entre los bárbaros,
todos eran iguales. No tenían Estado, ni reyes. Sólo en tiempo de guerra elegían jefes
militares.
REFERENCIAS

 Justo Cáceres Macedo. En: Las Culturas Prehispánicas del Perú 20.
 Pablo Macera.En: Historia del Perú, p.5.
 Enrique Gonzáles Carré y Otro. En: Historia de la Educación en el Perú, p.19.
 Pablo Macera, Op. Cit. p.25.
 Gonzáles Carré y Otro, Op. Cit. p.21.
 Emilio Choy Ma. En: Antropología e Historia, Tomo I., p.166.
 Choy, op.cit. p. 178.
 Luis Guillermo Lumbreras y Otros.En: Nueva Historia General del Peru, p.11.
 Gildomero Arista. En: El Currículo y la Dependencia Educativa Peruana, p.13.
 Gonzáles Carré y Otro, Op.Cit. p.17.
 , p.19.
 Jaime Cerrón Palomino y Otro.En: Historia y Filosofía de la Educación Universal,
p.6.
 Kosminski. En: Historia de la Edad Media, p.7-8.

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