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Instituto de Investigación Médica M. y M. Ferreyra (INIMEC–CONICET), Universidad
pero por su relativa simpleza o pedagogía elegiremos, en este escrito, la dada por un manual
de psiquiatría conocido como DSM IV (en realidad esas son las siglas, tiene un nombre
Versión 4”) [por ejemplo, véase (Mitchell et al., 2012)]. Este manual diferencia entre
intoxicación, abuso y dependencia al alcohol. Para ser diagnosticado con abuso de alcohol la
persona debe haber incurrido, en los últimos 12 meses, en un conjunto de conductas que, en
interpersonales o sociales. Por ejemplo, puede haber consumido en situaciones que conllevan
peligro para sí o para otros (si es un peón rural, consumía alcohol mientras manejaba un
tractor, por ejemplo), o puede haber tenido peleas con seres queridos debido a su consumo,
o tenido problemas con la ley. El manual cita varias de estas conductas y las mismas tienen,
Por otro lado, el alcoholismo o dependencia al alcohol es, podemos decir, algo más
grave. Implica un conjunto de síntomas o signos que ya no implican tanto la relación del que
toma con otros, sino la relación de la persona con la bebida: la persona no puede dejar de
tomar aunque así lo desea, o toma por cantidades de tiempo o de bebidas mayores de lo que
se propone, invirtiendo gran parte del día en buscar el alcohol, consumirlo y recuperarse de
sus efectos. Aparecen en la “dependencia” al alcohol algunos síntomas más complejos: hay
un deseo persistente por consumir la droga (por “droga” me refiero al alcohol), que ocupa
ocasiones muy graves y cuando no es tratado, puede causar la muerte (Kalant, 1977).
prevalencia muy elevada, pero sólo constituyen una pequeña parte de la carga económica y
social que causa el alcohol (Beresford et al., 2014) ¿Por qué? Porque no es necesario tener
estas patologías para que se generen consecuencias negativas por el alcohol. El consumo de
alcohol es una práctica social habitual, y que conlleva peligros a corto y a largo plazo. Entre
los efectos a corto plazo encontramos el conducir bajo estado de ebriedad y los accidentes
interpersonal, así como la intoxicación que puede llevar, en casos graves, a la muerte. El
consumo de alcohol también aumenta las probabilidades de conducta sexual no deseada (por
ejemplo, tener sexo sin protección o con alguien con quien normalmente no se hubiera tenido
sexo). Es decir, a largo plazo el consumo sostenido de alcohol puede desembocar en lo que
corto plazo – y en sujetos que no necesariamente cumplen los criterios para estos diagnósticos
psiquiátricos – pueden ser tan o más graves, que dichas enfermedades (Pilatti et al., 2014b).
inducidas por el consumo de alcohol como algo privativo del adulto. Bajo esta perspectiva el
cuadro que requería hospitalización y que estaba asociado a daño somático grave (e.g.,
las consecuencias del consumo agudo (choques, accidentes, violencia, conducta sexual no
deseada, etc.), en personas que no necesariamente tienen abuso o dependencia al alcohol.
en muchos casos se consideraba – y sigue considerando – que es mejor que el niño empiece
a consumir alcohol como parte de la cultura familiar, en la mesa o en fiestas, a partir del
modelo de los adultos, para que de esa manera lo haga de una manera gradual y ya tenga
“experiencia” con la bebida cuando sea una persona independiente. Este tema será discutido
Este trabajo describirá algunos factores que regulan el consumo de alcohol en niños
y adolescentes; es decir cosas que hacen que estos chicos empiecen a tomar si es que nunca
forma regular y pesada (técnicamente, los científicos se refieren a esto como “escalar en el
trataremos de finalizar describiendo factores que permiten intervenciones por parte de padres,
interés será brindar conocimientos científicos que pueden ser tomados por el público en
y adolescentes? Quizás la alarma social sobre este tema no sea más que una exageración
mediática o la adopción irreflexiva de datos que provienen de otros países y que no reflejan
nuestra realidad social. Veamos que nos puede decir el trabajo de los científicos sobre este
tema.
(Argentina), ya hace unos años, indicó que entre el 50 al 70% de los niños entre 8 a 12 años
de edad ya había consumido alcohol, quizás no un trago completo pero si al menos sorbos o
traguitos. El trabajo (Pilatti et al., 2013a) también arrojó otros resultados interesantes,
aquellos niños que indicaron les gustó su primera experiencia de consumo de alcohol tenían
muchas más posibilidades de reportar seguir consumiendo alcohol, cuando se les volvía a
consultar 6 meses más tarde. Un factor que promovía el consumo de alcohol en los niños era
la creencia de que otros amigos o compañeros suyos también tomaban y la creencia que tomar
alcohol les facilitaría las interacciones sociales con sus pares. Ya volveremos sobre estos
últimos puntos, pero ahora es importante remarcar que este consumo de los niños no era una
travesura o algo que se daba a espaldas de los padres. Cuando se los consultó en qué
circunstancias tomaban, el 65-70% indicó que lo hacía “cuando un adulto me permite tomar”
o cuando “un pariente me da un trago” o “en las fiestas familiares”. Entre un 30 a un 35%
indicó que los padres le daban el alcohol o que tomaban porque “mi papa o mi mamá toman”.
¿Qué pasa cuando estos niños crecen? ¿Cómo cambia, aumenta o decrece, el consumo
de alcohol? Antes de pasar a responder esta pregunta definamos primero algunos términos.
Habrán notado que yo utilice la palabra “trago” para indicar el consumo de alcohol. Esta
palabra tiene un sentido coloquial, como cuando mi abuelo terminaba de almorzar y decía
Figura 1: representación gráfica del concepto de “trago”, según se lo usa en la
literatura científica.
“me voy a tomar unos tragos al boliche de la esquina” (en ese caso el consumo de alcohol
usualmente involucraba uno o dos vasos de aperitivos tipo Cinzano o Gancia) o cuando un
también bebidas espirituosas como whiskey), e incluso ahora se usa para denotar bebidas
alcohol. Pues bien, los científicos usan el término “tragos” de una manera muy precisa, para
que cuando se comuniquen entre ellos y compartan datos de, digamos, Oslo (Noruega) y
Tartagal (Salta), se pueda comparar el consumo medido en ambos sitios. A saber, un trago
para los científicos contiene 14 gramos absolutos de alcohol y es la cantidad que se encuentra
habitualmente en una lata de cerveza, un vaso de vino licor o en un vaso de bebida blanca o
¿Que sabemos, entonces, de cuanto toman los niños y adolescentes Argentinos luego
de población medida) hacia el fin de la escuela secundaria, pero empieza mucho tiempo antes,
como debería haber quedado claro por lo que indicamos al inicio de esta sección. La media
entre un 20% aun 30% ya comenzó a los 13 o antes. Es muy llamativo que el consumo escala
muy rápidamente en esta población. Si bien empiezan a tomar a los 14 años, para los primeros
años de la universidad (en aquellos que transitan este nivel educativo) el consumo es mucho
mayor. En promedio, cada vez que un estudiante universitario bebe toma unos 9 vasos de
cerveza. Un 60% puede clasificarse como consumidores pesados, esto es que toman unos 6-
7 vasos de cerveza por ocasión de consumo, y al menos un 40% tiene un episodio mensual
en el que toma 4-5 tragos en menos de dos horas. Este último patrón de consumo se ha
mencionamos antes.
temprano en la vida (que de aquí en adelante llamaremos como los de “edad de inicio
temprano”), el consumo usual sube hasta un 82%, y el “binge drinking” es también elevado,
al menos un episodio mensual (Pilatti et al., 2017). Los científicos también han medido
cuanto toman los adolescentes y jóvenes en días específicos de la semana y esto aporta otra
consumo episódico elevado (5 tragos de promedio, aproximadamente) siendo estas cifras aún
más elevadas para los hombres y para aquellos con edad de inicio temprano. Si a los jóvenes
se les pide que describan su consumo en una semana “de alto consumo” (porque tienen fiestas
sube a 8, y hasta 10 tragos (esto es 140 gramos o 14 vasos de cerveza, 3 litros y medio de
¿Cuán diferente es empezar a tomar a los 14, que a los 16 o a los 19 años?
de protección o resiliencia”), y haremos hincapié en aquellos que son relevantes para que
educadores, padres y amigos intervengan. Pero antes quisiera ahondar sobre los datos que
exhiben una edad de inicio o “debut” con el alcohol relativamente temprana, alrededor de los
13 o 14 años ¿Por qué es importante este tema? Porque apoya las políticas públicas que
abogan por impedir el acceso a los menores y demorar el inicio del consumo lo más posible.
El inicio temprano al consumo de alcohol, y también de otras drogas (si bien es algo
que escapa al interés de este artículo), es uno de los mejores predictores de cuan a riesgo está
una persona de desarrollar abuso o dependencia al alcohol (Pilatti et al., 2014a). Como se
imaginará el lector, la relación es tal que a menor edad de inicio mayor la posibilidad de
desarrollar dichos problemas. O quizás no se imagine eso el lector, ya que una creencia muy
difundida es, como ya indicamos más arriba, es que puede ser positivo que los chicos
empiecen a consumir en el contexto aparentemente más controlado del hogar para que vayan
“cultura alcohólica”). O sea, lo que está en discusión es… ¿Cuán diferente es empezar a
posteriores a que empezaron a tomar (es decir, cuando los que habían empezado a tomar a
los 12 – por ejemplo – tenían 17 años y los que habían empezado a tomar a los 19 tenían 24
años) no había gran diferencia entre los grupos en su probabilidad de ser alcohólicos. Si se
observa la Figura 2, se puede notar que ciertamente los que habían empezado a los 19 casi
que no tenían probabilidad de ser alcohólicos y los otros subían un poco (cerca del 3%), pero
esta diferencia no era muy grande o, como si dice en el ámbito de la investigación, no era
estadísticamente significativa. Sin embargo, hacia los 10 años de haber empezado el consumo
las diferencias entre los grupos fueron dramáticas: aquellos que habían empezado a tomar a
los 19 o más años exhibían una probabilidad de ser alcohólicos muy baja, menor del 2%, en
tanto que dicha probabilidad subía al 15% o más en aquellos que habían empezado a los 11-
12 años Es decir, pareciera que el “debut temprano” pone a riesgo de tener problemas con el
alcohol.
pone a riesgo de alcoholismo? Hay quienes dicen que el que empieza a tomar temprano altera
el funcionamiento de las áreas del cerebro que se encargan de procesar los efectos placenteros
del alcohol, llamados “efectos motivacionales” del alcohol. Estos efectos dependen (véase
activación de neuronas
El sistema de neurotransmisión
Figura 3: Principales núcleos involucrados en la respuesta
motivacional a las drogas. Adptado de (Camarini and glutamatérgico también modula
Pautassi, 2016)
el circuito.
Otra teoría postula que el que empieza a tomar temprano ya tiene – antes de cualquier
vulnerabilidad genética previa o debido a tener una psicopatología. Desde este punto de vista
causal sino que son ambos “síntomas” o manifestaciones de un tercer fenómeno (Buchmann
et al., 2009). Esta perspectiva es un poco pesimista en cuanto a que los esfuerzos por demorar
el consumo en menores sean fructíferos. Según este punto de vista, da lo mismo que demorar
o no el inicio, ya que aquellos que ya son vulnerables al alcoholismo, por razones genéticas
Otra perspectiva, en tanto, sugiere que hay una relación causal entre inicio temprano
al consumo de alcohol y el posterior alcoholismo. Esta perspectiva señala que es posible que
así una retroalimentación que facilita la escalada, y también señala que los efectos biológicos
y psicológicos del consumo de alcohol pueden ser diferentes en los jóvenes que en los adultos
y que estas diferencias en la respuesta al alcohol pueden promover que los adolescentes
ingresen por una autopista o “trayectoria” de problemas con el alcohol. En apoyo a esta
perspectiva varios experimentos pre-clínicos (esto es, con ratas) han indicado que los
adolescentes son, en comparación con los adultos, más sensibles a los efectos placenteros,
recompensantes del alcohol, pero menos sensibles a los efectos aversivos (depresión,
malestar gastrointestinal, sedación, sueño, etc.) del alcohol (Pautassi et al., 2008). Más aún,
los adolescentes son más sensibles a los efectos de facilitación social inducidos por el alcohol.
Así entonces, este patrón característico de respuesta al alcohol serviría a los más jóvenes
como un trampolín o plataforma de lanzamiento para escalar en el consumo de alcohol (Spear
normas sociales
inicio y escalada de consumo de alcohol. Por ejemplo aquellas personas que son más
problemas con el alcohol y con otras sustancias (Pilatti et al., 2013b). Conocer esto puede ser
que esos rasgos son considerados factores estables de la personalidad, que se mantienen más
o menos igual a lo largo del ciclo vital. De la misma manera hay factores más relacionados
Pequeñas variaciones en el código genético, a veces simplemente fruto del azar, pueden hacer
que algunas funciones relacionadas con el metabolismo del alcohol estén alteradas y que eso
resulte en que estemos más o menos a riesgo de alcoholismo. Más de la mitad de los asiáticos
no puede metabolizar adecuadamente el acetaldehído, un metabolito del alcohol que es muy
tóxico. De esa manera, cuando estos asiáticos toman alcohol rápidamente se les acumula
profusa, náuseas, etc. Esto explica porque en esta población la prevalencia de alcoholismo es
Nuevamente, saber esto puede ser muy interesante si somos médicos, psicólogos o
nos ayuda demasiado a hacer cosas para que nuestros hijos, alumnos o amigos no tengan
problemas con el alcohol. Así entonces, vamos a hablar ahora en factores que potencialmente
grado de peligrosidad que creemos que tiene consumir una sustancia (Johnston et al., 2015).
(Pilatti et al., 2017; Suarez-Relinque et al., 2017), y de hecho esto ha sido el caballito de
batalla de muchas campañas que intentan mostrar los efectos negativos de las drogas.
percepción de riesgo recién empieza a funcionar como factor protectivo para determinadas
frecuencias de uso de una sustancia. Esto es, el consumo ocasional puede ser percibido como
no tan riesgoso, comparado con el consumo regular, el cual a su vez, es percibido como
Otro factor que influye sobre el consumo de alcohol son las normas sociales(Perkins
et al., 1999). Entre las mismas se puede incluir el ofrecimiento activo de la sustancia. Esto
es, si estamos en ambientes donde hay un alto ofrecimiento de alcohol lo más probable es
que consumamos más alcohol. Esto puede parecer obvio, pero nos lleva a otros conceptos
2016). Se conoce que cuanto más cantidad de puntos de venta (kioscos, bares, boliches,
supermercados) de alcohol en un área determinada (un barrio, por ejemplo), más probable es
que aquellos que están en esa área consuman alcohol. Si bien parece algo muy técnico, esto
establecimientos educativos o requieren que los comercios tengan licencias para poder
vender alcohol. En todos los casos, el propósito es que estas estrategias disminuyan el
Más interesantes son las normas sociales descriptivas y las normas sociales
alcohol consumen nuestros otros significativos (papa, mama, hermanos, pareja, etc) y cuanto
aprueban esos otros las conductas de consumo de alcohol (ej., ¿Qué diría o cuánto aprobaría
estudios científicos y los análisis estadísticos indican que cuánto más uno cree que sus otros
significativos consumen alcohol (u otras drogas, en nuestro caso nos focalizamos con el
Hay varias cosas importantes para mencionar de estos puntos. Por un lado es
importante mencionar que las normas sociales son creencias, esto es “cosas que están dentro
de nuestra cabeza”, que pueden o no corresponderse con la realidad, y que aun así tienen un
fuerte efecto sobre nuestras conductas. Esto es, y sólo a modo de ejemplo, podría ser el caso
que mi papa toma muy poco alcohol en la realidad, pero como yo lo veo solo un par de veces
por semana, y son justo las veces en que toma alcohol, yo creo que mi papa toma mucho y
eso hace que yo tome mucho también. Otra cosa importante es que estos hallazgos indican
que somos mucho más influenciables por los otros de lo que creemos. Uno se cree una
persona “libre”, que toma decisiones independientes, pero los resultados de las
investigaciones (que no miran una o dos personas, sino cientos o miles a la vez, y muchas
veces por muchos años) nos ponen en una posición mucho más humildes. La razón de porque
sucede esto también se ha explicado, y tienen que ver con fenómenos de identificación,
Pero quizás más importante sea que todos tendemos a sobreestimar la cantidad y
frecuencia del consumo de alcohol, así como el nivel de aprobación percibida, de nuestros
otros significativos (Borsari and Carey, 2003). Es decir, y solo a modo de ejemplo, un joven
(Pedro) puede tener un grupo de amigos compuesto por tres personas (Miguel, Juana y
Rodrigo). Miguel toma 5 tragos cada vez que sale, Juana 4 y Rodrigo 6, por lo que en
promedio los amigos de Pedro toman 5 tragos por ocasión de consumo. Sin embargo, cuándo
se le pregunta a Pedro [¿Cuántos tragos toman tus amigos cada vez que salen?] es muy
probable que responda 8, o 10. Esa distancia entre 5 y 8-10, es lo que se denomina un “sesgo
cognitivo” y puede ser peligroso, ya que es probable que lleve a que, poco a poco, Pedro pase
de tomar 5 tragos a tomar 10 tragos cada vez que sale. Y exactamente lo mismo pasa con el
padre aprobaría que se emborrache semanalmente, cuando en realidad solo aprobaría una
borrachera ocasional.
los factores más propiamente biológicos, los sesgos de las normas sociales son factibles de
haciendo cosas al alcance de la mano de padres y educadores. Las técnicas son variadas y
pueden incluir cosas muy complejas [como crear una aplicación de teléfono donde la gente
dice cuánto toma (o aprieta un botón cada vez que toma) y cuanto cree que toman los otros]
pero también cosas mucho más simples (Merrill et al., 2017). En todos los casos la idea es
desafiar el sesgo cognitivo. Por ejemplo, una maestra en un curso puede pasar una hoja a
cada alumno y pedirle que note allí, de forma anónima, cuanto toma cada vez que sale y
cuánto cree que toman sus compañeros. Luego se toma toda esa información y se la presenta
en forma resumida (y mejor si es separado para hombres y para mujeres, ya que hay
diferencias en función del sexo) en forma oral a los alumnos: “Ustedes como grupo toman
un promedio de 5 tragos de alcohol cada vez que salen, sin embargo creen que toman 8”, y
eso obviamente puede complementarse con el debate y discusión entre pares o entre docente
y alumnos. En algunos casos ejemplo, llevados a cabo en países nórdicos, también se han
creado posters con esas palabras que se cuelgan en las paredes de los colegios, para que sean
Conclusiones
A lo largo de este breve capitulo, hemos repasado diversos factores que promueven
Asimismo, hemos enfatizado el rol de las normas sociales. Las creencias que los niños y
adolescentes tengan de cuanto consumen sus amigos y padres, y cuanto aprueban dicho
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