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Todos alguna vez nos hemos hecho esa misma pregunta, no solo en la vida sino en todo
lo que hemos leído y ha llegado a nuestra cabeza. Todo nuestro mundo gira en base a estas dos
premisas, que se cumplan o no es cuestión de cómo se le mire. Si nos adentramos en este punto
tan crítico de todo lo que leemos a diario nos daremos cuenta de lo mucho que los textos
dependen de este para su comprensión. No solo nosotros como lectores sino como personas
productivas que en cierto punto tendremos que expresar nuestras ideas en un papel sino todos los
escritores de profesión y aquellos que su vida es contada a diario. Pero es más fácil si nos
hiciéramos esta pregunta tan sencilla en todo momento, sería mucho más sencillo el desarrollar y
plasmar todo eso que se nos viene a la cabeza. Durante siglos las personas hemos tratado de
expresarnos de la manera más coherente y sencilla posible. Grandes filósofos, físicos, literatos y
todos esos eruditos que con el pasar del tiempo han dejado huella con sus escritos. Tomemos
como ejemplo los juegos de rol, los cuales son mucho más que solo encarnar un personaje sino
que detrás de todo este mundo se esconden pequeñas reglas un camino que está establecido por
el autor. He ahí donde podemos mencionar y deducir de estos que no es otra cosa sino aquello
que da las reglas al universo ficticio donde se desarrolla la historia, parece algo simple pero es
igualmente poderosa. “Sin coherencia la narrativa pierde fuerza y las situaciones se diluyen al
usar recursos que se sienten totalmente ajenos a la ambientación, lo que los griegos llamaban
Producir textos o discursos eficaces implica un proceso en donde se le van suministrando una
serie de pistas al lector, que le facilitarán la interpretación de ellos. Sin embargo, la vida se
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compone de miles de situaciones triviales, tales como escoger un sabor de helado o un color de
zapatos, y de ninguna manera un cambio repentino o una contradicción en tales decisiones puede
representar un rasgo negativo de una persona, ni una amenaza para la seguridad de quienes lo
rodean, a pesar de ser ejemplos válidos de falta de coherencia. Cita: (1139-8736). Si dominamos
estas claves, seremos comunicadores eficaces; si no, sólo lograremos confundir a los posibles
lectores. Por lo tanto, redactar bien un texto — y también leerlo — no consiste solamente en leer
o colocar palabras, oraciones y párrafos gramaticalmente válidos. Por el contrario, las palabras,
las oraciones y los párrafos son apropiados contextualmente cuando expresan proposiciones
(unidades de sentido), de tal modo que armonizan con el desarrollo proposicional del texto como
un todo. De lo anterior se deduce que las palabras, las oraciones y los párrafos que conforman un
texto deben estar “sólidamente relacionados entre sí” para producir el efecto deseado (informar,
persuadir, convencer, orientar, etc.). Ya internándonos más por el lado del conocimiento
catedrático y todas esas normas gramaticales podremos descubrir todo lo que encierra la
coherencia. Podemos Establecer estos principios los cuales no son solo literarios sino piezas
han establecido infinidad de puntos de vista y principios que se deben adoptar. Como lo
producción de textos. Pero es preciso que establezcamos con claridad la distinción entre estos
dos conceptos. Para hacerlo, es necesario que sepamos diferenciar también entre forma
Castellanos.
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Como se menciona en esta cita la coherencia y la cohesión van muy juntas de la mano y hacen
parte fundamental de todo texto o escrito así como de la cotidianidad. Cualquier discusión sobre
la cohesión y sus relaciones con la lectura y la escritura debe comenzar, naturalmente, por una
definición de este término. Sin embargo, dicha definición no es tan fácil como parece. Con
frecuencia, la cohesión ha sido mal definido y empleada sin precisión. Incluso, algunos autores
utilizan otras etiquetas para referirse a ella. Cuando se escribe es importante saber discriminar la
del tipo de texto. En general, debe exponerse la información progresivamente para evitar tanto
las “lagunas” (las omisiones de información necesaria) así como la redundancia (la reiteración de
información que es obvia o se sobreentiende). Para caracterizar estos aspectos, algunos lingüistas
han propuesto la noción de macro estructura, que es ‘la representación abstracta de la estructura
global de significado del texto’, es decir, un tipo de esquema que contiene todas las
informaciones del texto y las clasifica según su importancia y sus interrelaciones. Tomemos este
simple texto como ejemplo para establecer y poder determinar el como del texto:
Los pactos internacionales suscriptos por nuestro país, y otros del continente, han intentado sin
duda crear un “sistema” de derechos humanos, garantías individuales o libertades públicas. Pero
sólo tiene sentido la búsqueda de bases para crear en la realidad un sistema viviente, en caso que
dentro del orden jurídico y con respecto a su funcionamiento real. (Adaptado de Agustín
Como podemos establecer los textos y escritos son pequeños mundos que tienen que estar unidos
por pequeños hilos conductores con el fin de llevar una idea hasta el final.
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Para M. E. Conté (1988b) el término coherencia tiene dos acepciones. En una primera,
este sentido, un texto coherente sería, entre otras cosas, un texto sin contradicciones.
Establecidos los lineamientos básicos de la coherencia y teniendo en cuenta todo lo que esta
contiene podemos dar nuestras conclusiones. Para todas las personas la coherencia hace parte
fundamental así como para otros no y simplemente establecen sus propios lineamientos. Como
todo en la vida siempre hay que seguir una línea que nos conduzca hasta el fin de la mejor
manera.
La idea de este escrito es solamente dar nuestro punto de vista y aportar con este al
entendimiento y la comprensión de porque tenemos que tener coherencia no solo en un texto sino
en todo lo que se mueve alrededor de él, lo que puede producir y como favorece o perjudica