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Hay dos instancias en las que el ser humano exhibe de manera particularmente
enfática su natural propensión a la estulticia: el graderío del aficionado, por ejemplo de un
estadio de futbol, y las redes sociales.
Existe cierto youtuber que se hace llamar AuronPlay y que a la fecha cuenta con 18
millones de seguidores. Por alguna razón que ya no recuerdo, observé un video suyo y al
poco tiempo ya reía como un loco, no tanto por la gracia del muchacho, que la tiene, sino
por el hecho tragicómico que refería.
La parte cómica del video reside en que, en efecto, los memes son bromas fuera de
tono, a ojos vistas de mal gusto, aunque hilarantes, sobre todo si se es afecto al humor
negro.
La parte trágica es que a pesar de que esos memes son evidentemente bulos
cantados, es decir, noticias falsas con talante de verdaderas cuyo propósito es zaherir el
buen nombre de alguna persona o institución, hay, no obstante, gente que los cree a pie
juntillas y consecuentemente pone el grito en el cielo.
El meme específico sobre el incendio de la catedral de Notre Dame decía: "Se busca
al Terrorista identificado como Ra's al Ghul alias 'Abduzcan', por estar coludido con el
ataque terrorista a la catedral de Notre Dame en Paris Francia; ya las victimas de este
atentado suman 52 muertos y 35 lesionados. Se pide su colaboración para detener a este
asesino de Al-Qaeda, por favor difundir" (sic). Complementa el meme una foto adjunta del
youtuber.
Nota: sic proviene de la frase sic erat scriptum, que significa "así fue escrito".
Un libro que casi no tiene desperdicio, aunque, la verdad sea dicha, el autor sí llega a
incurrir en una que otra estupidez, y de las serias, circunstancia que, por lo demás, el
propio autor reconoce en el prólogo, fue el que Piergiorgio Odifreddi tituló Diccionario de
la estupidez humana. En las primeras páginas figura esta reflexión: "Y es justamente la
insobornable certeza de que los estúpidos son siempre los demás lo que nos permite
convivir tan bien con nuestra propia estupidez”. Imposible decirlo mejor.
En otra obra sobre el tema, De la estupidez a la locura, Umberto Eco cuenta que un
profesor fue increpado por un estudiante taimado, que le preguntó: "Perdone, pero en la
época de internet, ¿usted para qué sirve?”.
En este país, por desgracia, caer en la trampa de los bulos es cosa de todos los días.
Apenas recibimos la noticia, abrimos la boca o aprestamos las manos para decir y escribir
cualquier sarta de estupideces.
Por eso en boca cerrada no entran moscas. En todo caso, aténgase al dictum de Mark
Twain: "Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda".