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Parshat Beshalaj
En esta Sijá el Rebe nos enseña porqué el Cántico del Mar por parte
de Miriam y las mujeres judías fue entonado con más alegría que el de
los hombres, y cómo se relaciona eso con el rol de la mujer judía en la
actualidad.
2 7 Shvat 5779
Likutei Sijot
Bsd.
1. Hace veinte años1, en Ajarón shel Pesaj de 5698 –el último día
de Pesaj de 1938– mi suegro, el Rebe anterior, habló en una Sijá2
acerca de la Haftará –sección de los Profetas que se lee a continua-
ción de la Lectura Semanal de la Torá– de este Shabat, Beshalaj3.
En esa oportunidad contó en nombre de su bisabuelo –el Rebe
Tzemaj Tzedek– que su abuelo, el abuelo del Tzemaj Tzedek, el Alter
Rebe, hizo cierta vez la siguiente pregunta: ¿por qué la Haftará
de este Shabat Beshalaj, conocido también como Shabat Shirá –el
“Shabat del Cántico” del Mar4– es precisamente VaTáshar Devorá5
–“Y cantó Devorá”–, o sea, el cántico de una mujer, y no el cántico
de un hombre, el Rey David, tal como sí es el caso de la Haftará de
Shevií shel Pesaj (el Séptimo Día de Pesaj, cuando también se lee esta
misma Sección bíblica6)? En la Sección Beshalaj hay dos cánticos:
está el cántico de los hombres, Az iashír Moshé uBnéi Israel...
1
1 El año en que el Rebe pronunció esta alocución (5718 [1958]), el día 10 de Shvat –
aniversario de la desaparición física de su suegro y predecesor– cayó un viernes. El farbrenguen
vinculado a esa fecha, por lo tanto, se llevó a cabo tras concluir el Shabat 11 de Shvat (en un
gran salón en el 585 de la avenida Albany, cerca de Rotland Road).
2 Likutéi Diburím, vol. IV, 701a (pág. 1401), y también en Séfer HaSijot 5698, pág. 183.
Véanse asimismo las cartas del Rebe con fecha 8 y 14 de Shvat de 5718 (Igrot Kodesh, vol. 16,
págs. 269 y 280).
3 Véase también la Sijá que el Rebe pronunciara un año antes, en Torat Menajem, vol.
19, pág. 62 y ss.
4 La Sección Beshalaj transcribe la Shirá –el Cántico– que los judíos entonaron tras la
Partición del Mar de los Juncos, luego del Éxodo de Egipto; por eso, el Shabat en que tiene
lugar esta Lectura de la Torá se conoce como Shabat Shirá –Shabat del Cántico–.
5 El “Cántico de Devorá” entonado por ella luego de la victoria sobre Sisrá y su ejército;
Jueces 4:4 a 5:31. El Cántico propiamente dicho comienza en el 5:1.
6 El Séptimo Día de Pesaj es la fecha en que originalmente tuvo lugar, y por lo tanto
conmemora, la Partición del Mar. En consecuencia, la Lectura de la Torá de ese día festivo es
también tomada de la Sección Beshalaj incluyendo el “Cántico del Mar”. El tema de la Haftará,
a su vez, siempre está vinculado con el de la Lectura de la Torá, y el Séptimo Día de Pesaj ésta
es “David habló a Di-s las palabras de este Cántico el día en que Di-s lo salvó de manos de
todos sus enemigos y de manos de Shaúl...” (II Samuel, 22:1 y ss.). Entonces, ¿por qué no se
lee esa misma Haftará en Shabat Shirá?
Likutei Sijot
–“Entonces cantará Moshé y los Hijos de Israel...”7– y a inmediata
continuación también está el cántico de las mujeres8 – “Y tomó
Miriam… la pandereta en su mano, y todas las mujeres salieron...
con panderetas y bailes9; y Miriam juntó a todas las mujeres y les
exclamó: ‘Canten a Di-s, porque Él es muy enaltecido...’”. Pues
entonces, ¿por qué la Haftará de esta Sección Semanal es tomada
precisamente de las Escrituras que transcriben el cántico de una
mujer – “Y cantó Devorá”, y no como en la del Séptimo Día de
Pesaj, cuando la Lectura de la Torá es este mismo Cántico del Mar y
su Haftará es el Cántico del Rey David?
Sobre esto, para responder su pregunta, el Alter Rebe relató una
extensa historia (publicada en la mencionada alocución del Rebe
anterior10), y concluyó diciendo que cuando los judíos salieron de
Egipto y “marcharon por el mar sobre tierra seca”11, y los hombres
entonaron su Cántico, también las mujeres lo hicieron, pero ellas,
las mujeres, lo hicieron además con “panderetas y bailes”, con
alegría. Por eso la Haftará de Shabat Shirá es VaTáshar Devorá (y
2 la explicación mística de ello es que “Todo es del polvo”, en alusión
a la Sefirá de Maljut12).
7 Éxodo 15:1.
8 Ibíd. 20-21.
9 Algunos traducen betupím ubimjolót como “con panderetas y bailes”; así parece
desprenderse de la forma en que Rashi redactó sus comentarios sobre este versículo, así
como de la traducción de Targúm Onkelós, en base a Rashi sobre Beitzá 33a. Mejiltá y otros
Midrashím sobre este versículo explican que las tzidkaniot –mujeres justas y piadosas– de
Israel tenían tal certeza de que Di-s obraría milagros y actos portentosos para ellos a su salida
de Egipto que trajeron de allí consigo tupím y mejolót; según esta interpretación, también
mejolot serían instrumentos musicales (tal vez flautas).
10 Ibíd. nota 2, desde la pág. 1389 hasta la pág. 1400.
11 Éxodo 14:16 y 22.
12 Eclesiastés 3:20. En la terminología cabalística (véase Discursos Jasídicos (ed. Kehot
Lubavitch Sudamericana, Bs. As. 2013), vol. 1, pág. 85, y allí nota 34) afár (tierra, polvo) es
representativo de la décima Sefirá, Maljut –Realeza–, llamada también Nukvá, “femenina”,
receptora de las radiaciones de las demás nueve Sefirot, compartiendo ambas, la mujer y
Maljut, la misma raíz celestial y estando por lo tanto asociadas entre sí.
De este polvo dice el Midrash (Bereshit Rabá 12:11): “Todo es del ‘polvo’”, incluso las cosas
intangibles como la órbita del sol. En nuestro contexto, esto significa que todo es en virtud de
la mujer, pues es precisamente de la Sefirá de Maljut desde donde comienza el desarrollo
Likutei Sijot
2. Pero entonces cuesta entender: ¿por qué, en efecto, el cántico
entonado por “Moshé y los Hijos de Israel” –los hombres– no fue
con tanta alegría como el de “Miriam y todas las mujeres”?
Sencillamente, la razón de esto es debido a una característica
que es parte de la naturaleza humana: cuando uno obtiene algo sin
esfuerzo ni sufrimiento, le es imposible sentir la misma alegría
que siente cuando para ello invirtió gran energía y hubo de
pasar duras luchas. Y esto es así en el espíritu de la Mishná que
señala: “Proporcional a la aflicción es la recompensa”13, es decir,
cuanto mayor fue previamente el esfuerzo y la aflicción para
lograr determinado objetivo, tanto más grande es posteriormente la
alegría, una vez alcanzada la ansiada meta.
En el caso que nos ocupa: cuando los judíos entonaron un
cántico porque vieron que el Faraón con los ejércitos egipcios
que los perseguían fueron ahogados en el mar, y de ese modo ellos
salieron y quedaron definitivamente libres del exilio egipcio, Moshé
Rabeinu junto a todos los varones judíos no podían sentir por ello
una alegría igual, con la misma intensidad, que Miriam y todas las 3
mujeres judías.
Esto es así porque lo más duro del exilio en Egipto, y los peores
decretos, los más severos, sucedieron luego del nacimiento de
Miriam14. Y el decreto más duro de todos fue: “Todo varón que
nazca, al río Nilo lo arrojarán”15.
–Todas las dificultades sufridas previamente, cuando los judíos
concreto de la Creación (“Tu reinado es el Maljut (reinado) de todos los mundos”; Salmos
145:13).
Por otro lado, en la mencionada alocución del Rebe anterior (véase referencia de nota 2),
el Tzemaj Tzedek concluye diciendo que en los días Séptimo y Octavo de Pesaj brilla una
revelación del Mashíaj, y como éste desciende del Rey David, en su honor se lee como Haftará
el Cántico de David.
13 Avot 5:21.
14 Véase Tanjumá Kadúm, Bo 7; Shir HaShirím Rabá 2:11; Séder Olam Rabá, 3: Los
Israelitas pasaron 210 años en Egipto, pero su esclavitud y sufrimiento real fue de 86 años,
desde el nacimiento de Miriam. Esta, de hecho, fue la razón de que se la llamara Miriam,
un derivado de maror –amargura–, como está escrito: “Vaimarerú... – ellos [los egipcios]
amargaron sus vidas” (Éxodo 1:14).
15 Ibíd. 1:22.
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trabajaron “…con mortero y con ladrillos, y toda suerte de labor en
el campo, todo su trabajo que ellos les hicieron trabajar con rigor”16,
por más devastadoras que fueran, no llegaron al grado de angustiosa
severidad del edicto de arrojar niños recién nacidos al río–
y luego sobrevino también, como relatan nuestros Sabios17, el
decreto que el Faraón se bañara en la sangre de niños judíos.
Una madre pasa por esta vivencia con mucho más sufrimiento
que un padre. Por eso, también cuando se libraron del Faraón y
sus edictos, el júbilo de las mujeres judías fue mucho mayor que
el de los hombres.
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lanzó en el mar”, es decir, las lanzó con mucha fuerza al mar – tan
profundo que nada puede haber más abajo.
21 Véase Likutéi Sijot, vol. I (ídish), Shemot, pág. 112, secc. 3 y ss.
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estar muy profundamente sumidos en su letargo espiritual.
Luego, a la 1 después de medio día, nutrirán al niño con
televisión, películas y béisbol – con el “río Nilo” que, desde su
perspectiva, es el que provee el sustento.
En lugar de hacer lo que de nosotros se demanda, conectar al niño
desde su niñez con Di-s, que es el que alimenta al mundo entero
en Su bondad, gracia y benevolencia, de una manera honorable y
pacífica,
que, de hecho, es ésta (la conexión con Di-s) la única y exclusiva
senda del judío para obtener sustento
–pues aun si el sustento de los gentiles depende de las “leyes del
Nilo”, en cuanto a los judíos está escrito: “Y ustedes, los que están
apegados a Di-s, su Señor, están todos vivos hoy”22, es decir, por
medio de que ellos se vinculan a Di-s, a través de eso viven, y por
su intermedio tienen también parnasá –sustento– pues “Aquel que
da vida, da sustento”23; Di-s, que es quien da la vida, Él Mismo da
también parnasá, a él con su mujer e hijos–
6 y en lugar de introducir y compenetrar a nosotros mismos y a
nuestras familias con estos valores, se toma a los niños y se los arroja
dentro del “río” que los arranca y desconecta no sólo de la vida
espiritual judía sino también de la vida física en su sentido literal
pues, como se dijera antes, el único camino de vida y sustento que
tiene el judío es por medio de conectarse con Di-s.
22 Deuteronomio 4:4. La humanidad como un entero está sujeta a las leyes y el orden
de la naturaleza, simbolizados aquí por las leyes naturales del Nilo. El pueblo de Israel, sin
embargo, recibió la Torá y por su intermedio pasó a estar ligado a Di-s, el Creador y Soberano
de la naturaleza. Así, los judíos tienen la capacidad de trascender todas las leyes y restricciones
de la naturaleza. Su vitalidad proviene de la mismísima Fuente de la Vida y se encuentra bajo
la directa Providencia de Di-s. Compárese con Shabat 156a-b y comentaristas allí.
23 Comp. con Taanít 8b.
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también con el actual exilio diaspórico: ninguno de los decretos
que el Iétzer HaRá –la Inclinación al Mal– produce sobre los adultos,
llega a ser tan grave como el edicto que el Iétzer HaRá promulga
sobre los niños pequeños.
Sin embargo, cuando asumimos una postura férrea y no nos
dejamos impresionar por el “faraón” y sus ideas, ni por los “buenos
amigos” o la vecina “de al lado”24 que arguye: “¡¿Cómo puedes
tomar a tu hijo y enviarlo a un Jéider –la Escuela Tradicional Judía–,
o a una Ieshivá –Casa de Estudios– donde se estudia una Torá que
ya tiene 3500 años de antigüedad, una Torá que fue entregada en
un desierto desolado y en una época en la que todavía no había
radio ni teléfono, ¡ni siquiera existía el periódico matutino para
acompañar la plegaria al despertar, el Mode Aní!
“En aquel entonces, en aquellos días primitivos” –argumenta
ella– “se podía vivir con una educación tal. Pero ahora, cuando
estamos en el siglo XX, y fuimos privilegiados con “progreso” y
“cultura” – ahora no podemos ser anticuados”.
Es más: a veces el “faraón” se envuelve disfrazándose en una 7
vestimenta de santidad y argumenta: “En vista de que deseas que
tu hijo contribuya con importantes sumas de dinero para tzedaká
–caridad– para obras benéficas en general y para hacer grandes
donativos a Ieshivot en particular, tú debes procurar que él sea
un guevír –un hombre pudiente– de modo que ¡lánzalo al ‘río’ del
sustento, hazlo que sea como todos los Johns y Michaels que “no
son de dedicar su vida a Di-s”25, y sólo entonces puedes abrigar
esperanzas de que él dará dinero generosamente a las Ieshivot y
Jedarím”
Likutei Sijot
–en la práctica, vemos que únicamente el “faraón” tiene
“parnasá” de ello, de una actitud semejante; los judíos, nada
obtienen de eso–.
Hay que saber y ser consciente de la verdad: ¡este decreto
proviene del mismo “faraón”! Sólo que como él sabe que si viene
y demanda expresamente que se cometa una transgresión no se
lo obedecerá, ¿qué hace para lograr su propósito? se atavía con un
“caftán de seda” –el atuendo tradicional de los judíos jasídicos– y
afirma tener una gran Ieshivá para la cual precisa fondos. Por lo
tanto, prosigue con su “buen consejo”, se debe entregar a los niños a
las escuelas públicas estatales para que tenga una buena preparación
secular y gane mucho dinero, y el estudio de una mínima cuota de Torá
puede quedar relegado a la escuela dominical, ¡y esto le permitirá
construir en algún futuro una gran Ieshivá… para ángeles!26
Cuando nos percatamos a tiempo de que esta recomendación no
es más que una artimaña que proviene del “faraón”, del “astuto”27
que dice “Actuemos astutamente con ellos, no sea que (en hebreo,
8 pen) [los Israelitas] se multipliquen”
(en este momento de su alocución el Rebe hizo una pausa, y dijo:
pero lo cierto es que “¡en la medida que los mortificaban, así (en
hebreo, ken) aumentaban y se multiplicaban!”28),
una artimaña de aquel que quiere que no quede remanente y
superviviente alguno, Di-s libre, del judaísmo, de almas judías y,
consecuentemente, tampoco de cuerpos judíos,
cuando tomamos conciencia de sus verdaderas intenciones y nos
abocamos a anular el decreto con la característica firmeza judía,
dejando de preocuparnos y buscar tajlit –un futuro económicamente
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‘promisorio’ para nuestros hijos– a los 5 años, a los 7, a los 13 y a los
18, y tenemos fe y confianza únicamente en Di-s
–pues “muchos son los pensamientos en el corazón del hombre”29
–y estos no producen utilidad alguna porque son muchos, resultan
de la múltiple y conflictiva razón humana, y no provienen de lo
singular, el Único del Universo–, y en cambio “el consejo de Di-s,
éste (‘éste’, en singular) es el que perdurará”29– porque el Altísimo
no es amo y señor sólo de los cielos sino también de esta Tierra, en
el lugar en que se encuentra ella con su marido y con sus hijos–
cuando ella, la madre judía, tiene claros estos conceptos, no sólo
que no se deja impresionar por los despectivos comentarios de su
vecina sino que, por el contrario, ella influirá en su vecina para
que también aquella salve a sus hijos de las garras del “faraón”. Y
así se criarán decenas de miles de niños judíos que irán a recibir a
nuestro justo Mashíaj, pronto en nuestros días.
29 Proverbios 19:21.
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concesiones de ningún tipo, es seguro que sale victoriosa, y logra
que “Di-s (la Torá y el judaísmo,) es muy enaltecido, (y en cuanto a
lo contrario,) al caballo y a su jinete – lanzó al mar”. Y esto se lleva
a cabo con alegría, con panderetas y bailes, y de ese modo, con esta
victoria, pasamos a la Sección Semanal siguiente, Itró, la de Kabalat
HaTorá –el Recibimiento de la Torá– pues una vez neutralizado el
“faraón” y sus nefastos decretos contra los niños judíos, podemos
afirmar: “Nuestros hijos son nuestros garantes”30.
7. Con lo explicado hasta aquí también podremos comprender
lo escrito en el Midrash (Tanjumá31) sobre el versículo “Miriam
les exclamó lahém –a ellos–”. A primera vista la expresión lahém
–a ellos–, un término que está en masculino, es incomprensible. Si
Miriam se dirigió a las mujeres, ¡el versículo debería haber dicho
lahén –a ellas– (en femenino) y no lahém (en masculino)!
Cuenta el Midrash al respecto que cuando los judíos cruzaron
el mar y entonaron la Shirá –el Cántico–, también los ángeles
10 quisieron entonar en ese momento un Cántico. Les dijo Di-s:
primero cantarán los judíos, y sólo después lo harán ustedes
–y con esto (“primero cantarán los judíos, y sólo después lo harán
ustedes”) el Midrash explica también el uso de la expresión az iashír
Moshé –lit.: “Entonces cantará Moshé”–, o sea, que el versículo
no utilizó el verbo shar –“[Entonces] cantó [Moshé...]”–, la forma
gramatical correcta para referirse a la tercera persona singular en
tiempo pasado, pues el Cántico fue luego de cruzar el Mar) sino que
usó la palabra iashír, en modo imperativo (“cante”32), porque esto
fue consecuencia de una orden Divina: primero que “cante Moshé y
30 Véase Likutéi Sijot (ídish), vol. I, Vaiejí, pág. 110, secc. 17. En versión española:
Likutéi Sijot (ed. Kehot Lubavitch Sudamericana, Bs. As. 2018), vol. 1, Bereshit, pág. 275.
Antes de la Entrega de la Torá, Di-s exigió a los Hijos de Israel una garantía de que la
estudiarán y cumplirán. Estos ofrecieron varias opciones, que fueron rechazadas por Di-s una
tras otra, hasta que dijeron: “Nuestros hijos serán garantes por nosotros”, y esta garantía fue
aceptada; Shir HaShirím Rabá 1:4 (1); Tanjumá, Vaigash 2.
31 Tanjumá Kadúm, Beshalaj 13; véase también Shemot Rabá 23:7.
32 En hebreo, el futuro y el imperativo usan la misma palabra.
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los Hijos de Israel”, y sólo luego que lo hagan los ángeles–.
Después, cuando Miriam y las mujeres expresaron su Cántico,
los ángeles volvieron a quejarse: “Ya hemos cedido camino a
Moshé y a los Hijos de Israel; pero ahora, seamos nosotros los que
canten antes que las mujeres”.
Según una opinión en el citado Midrash, a los ángeles se les
concedió su pedido. Pero según una segunda opinión, concluye
el Midrash, también el Cántico de las mujeres precedió al de los
ángeles.
Pero incluso según la opinión preliminar del Midrash, que los
ángeles no esperaron al Cántico de las mujeres, no obstante, no
pudieron cantar hasta tanto Miriam no se los autorizara. Y esto
es lo que está escrito, que “Miriam exclamó lahém”, a ellos, en
masculino, con lo que se alude al permiso que Miriam dio a los
ángeles para que ofrecieran su Cántico.
De aquí vemos también la grandeza de la Shirá de las mujeres,
que ésta impacta no sólo en los planos inferiores de la Creación física,
residencia humana, sino que lo hace también en las Dimensiones 11
Superiores espirituales, el ámbito de los ángeles. El Cántico de ellas
tiene prioridad, y es superior, al de los ángeles33.
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es mi Di-s y Lo glorificaré, el Di-s de mi padre y Lo exaltaré”34 – ellos
marcharán por el mismo camino que transitan sus padres, lo que
constituye la más auténtica satisfacción que puede tenerse de los hijos.
Entonces, ello conducirá a que, como dice a continuación la Shirá,
“Los traerás y plantarás en la montaña de Tu heredad”35: seremos
privilegiados con la construcción del Tercer Beit HaMikdash en el
Monte del Templo, pronto en nuestros días.
Y más aún, como declara el Midrash36: “De esto aprendiste
cuán preciado es el pueblo de Israel ante el Todopoderoso” pues
Él no esperó a que tenga lugar el ingreso a la Tierra Prometida para
cumplir la promesa de “Los traerás y plantarás en la montaña de
Tu heredad” –que alude al Santo Templo, la Casa Eterna– sino
que todavía estando en el desierto ya les dijo37: “Harán para Mí un
Santuario, y Yo moraré dentro de ellos”.
Así también ahora, en estos contados días que restan hasta el
arribo del Mashíaj, por medio de no dejarse impresionar por los
decretos de toda clase, y criar “una simiente bendecida por Di-s”38,
12 el resultado será: “Harán para Mí un Santuario, y Yo moraré dentro
de ellos”39, es decir, Di-s morará en cada hogar judío. Y en vista de
que Di-s mora allí, se sobreentiende que en ese lugar, en cada hogar
judío, habrá sustento holgado, salud en abundancia, y auténtica
satisfacción de hijos y nietos por largos y buenos días y años.
Likutei Sijot
13
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