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342 MODIFICACIÓN DE CONDUCTA: QUÉ ES Y CÓMO APLICARLA

como profesores y estudiantes (Homme, Csanyi, Gonzales & Rechs, 1969), o padres,
madres e hijos (Dardig & Heward, 1976; DeRisi & Butz, 1975; Miller & Kelley, 1994).
Estos contratos suelen proporcionar una definición clara sobre qué conductas de qué
participantes producirán qué tipo de reforzadores y quiénes los administrarán. Tam-
bién se recomiendan los contratos terapéuticos entre profesionales y clientes, como
una estrategia para garantizar que los clínicos asumen sus responsabilidades frente
a los usuarios (Sulzer-Azaroff & Reese, 1982). En general, un contrato terapéutico
es un acuerdo escrito entre clientes y modificadores de conducta, que especifica en
cierto detalle qué servicio se va a prestar para superar el problema comportamental.
Richard Stuart (1975) desarrolló un contrato terapéutico que esboza claramente los
objetivos y los métodos de tratamiento, el marco de trabajo del servicio a prestar y las
condiciones de remuneración profesional. Cuando firman el acuerdo, ambas partes
protegen sus derechos básicos y por ello recomendamos que los modificadores de
conducta preparen el escrito con las personas pertinentes antes de aplicar cualquier
programa.
Como hay que considerar cuidadosamente la ejecución del programa, sugerimos
dos fases. En primer lugar, ha de tener la seguridad de que los responsables de llevar
a cabo el programa, es decir, los mediadores, comprenden y asumen sus funciones
y responsabilidades, lo cual podría implicar una sesión de revisión y una discusión
exhaustiva con ellos. Además, quizá resulte adecuado practicar sirviendo de modelo,
haciendo alguna demostración, mediante la escenificación de los papeles que juegan
los mediadores (dependiendo de la complejidad de los programas) y finalmente, a tra-
vés de la observación y retroalimentación espontánea cuando se aplique realmente la
intervención, y así animar y reforzar a madres, padres, profesores u otros, por hacerlo
(por ejemplo, véase Hrydowy & Martin, 1994). El segundo aspecto de la ejecución del
programa es exponerlo a los clientes de modo que logremos que se comprometan
con él. Naturalmente, es muy importante que el contacto inicial de los interesados
con el programa sea tan reforzante, que aumente la probabilidad de producir con-
tactos ulteriores. Respecto de lo cual, habría que considerar los siguientes asuntos:
¿comprenden y comparten plenamente los clientes los objetivos terapéuticos? ¿Están
al tanto de los beneficios que se derivarán de la intervención? ¿Han dedicado los me-
diadores el tiempo suficiente a interactuar con los clientes para ganar su confianza y
credibilidad? (Véase Capítulo 20). ¿Hemos diseñado un proyecto que prácticamente
garantice algún avance inmediato y en el que además los clientes obtengan rápida-
mente algunos refuerzos? Una respuesta positiva a estas preguntas incrementa enor-
memente las posibilidades de que el programa tenga éxito.

MANTENIMIENTO Y EVALUACIÓN
DE LA INTERVENCIÓN

No siempre es fácil responder a preguntas acerca de los resultados de los progra-


mas de intervención, ni tampoco lo es decidir qué criterios adoptar, o qué hacer si la
propuesta no consigue efectos satisfactorios. Sugerimos las siguientes pautas para
evaluar la adecuación de un programa:

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24 PLANIFICAR, APLICAR Y EVALUAR UN PROGRAMA DE TRATAMIENTO 343

1. Observe los datos para determinar si las conductas registradas están cambiando en la
dirección deseada.
2. Consulte a las personas del entorno que han de convivir con el problema comportamental
y analice si están satisfechos con el progreso.
3. Consulte publicaciones especializadas, profesionales con experiencia en la modificación
de conducta u otros que tengan práctica en la aplicación de procedimientos similares
frente a dificultades parecidas para saber si los resultados que está logrando son razona-
bles, dado el tiempo de intervención transcurrido.
4. Si sobre la base de las pautas 1, 2 y 3, los resultados son satisfactorios, proceda directa-
mente con la pauta 8.
5. Si sobre la base de las pautas 1, 2, y 3, los resultados no son satisfactorios, responda a las
siguientes preguntas y aplique los ajustes correspondientes a la respuesta afirmativa de
cualquiera de ellas:
a. ¿Han dejado de ser eficaces los reforzadores empleados?
b. ¿Estamos reforzando respuestas incompatibles no deseadas?
c. ¿Se ha aplicado incorrectamente el procedimiento?
d. ¿Existen interferencias externas que alteran el programa?
e. ¿Hay alguna variable subjetiva, como podrían ser actitudes negativas del personal o de
los clientes, falta de entusiasmo de profesores o clientes, que pudiera estar afectando
al programa?
6. Si ninguna de las respuestas a las cuatro preguntas anteriores es afirmativa, trate de
ver si hay que añadir o quitar fases al diseño. Cuando los datos muestran tasas de error
excesivas, sugieren la necesidad de programar pasos adicionales, pero cuando muestran
un nivel elevado de respuestas correctas, indicarían que el esquema es demasiado fácil y
está provocando cierto aburrimiento. Añada, quite o modifique los pasos necesarios.
7. Si ahora los resultados son satisfactorios, proceda con la pauta 8; de no ser así, consúl-
telo con colegas profesionales, considere volver a diseñar aspectos importantes de la
intervención, o volver a hacer el análisis funcional para identificar los antecedentes y las
consecuencias que están controlando realmente el comportamiento.
8. Decida cómo va a conseguir que el programa se mantenga a ritmo adecuado hasta alcan-
zar el objetivo comportamental planteado (véase Capítulo 16).
9. Tras la consecución del objetivo conductual, haga los preparativos apropiados para eva-
luar el rendimiento durante el seguimiento y estime la validez social lograda (véase el
Capítulo 23).
10. Tras llevar a cabo varias observaciones de seguimiento satisfactorias, determine los cos-
tes de los cambios conductuales obtenidos, es decir, lleve a cabo un análisis de coste-
beneficio.
11. Siempre que sea posible y adecuado, analice los datos y comunique los procedimientos
de intervención aplicados y los resultados a otros profesionales interesados, no sólo del
ámbito de la modificación de conducta. Por supuesto, garantizando siempre el manteni-
miento de la confidencialidad y del secreto de la identidad de los usuarios implicados.

PREGUNTAS DE REPASO
1. ¿Cuál es el propósito de este capítulo y cómo se relaciona con otros capítulos del libro?
2. Imagine que es usted un profesional de la modificación de conducta. Enumere al menos cua-
tro posibles circunstancias que le impedirían tratar un problema que le hubieran remitido.

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