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Es en esta etapa en la que se controlan los signos vitales: Presión Arterial, Pulso, Respiración.
Esto implica valorar la permeabilidad de las vías aéreas para descartar cualquier tipo de
obstrucción.
CONTROL DEL DOLOR: Es importante que la enfermera/o controle lla aparición de los
siguientes signos y síntomas:
Pulso rápido.
Respiración rápida y más profunda.
Aumento de la presión arterial.
Sudoración, palidez.
Tensión muscular ( en cara y cuerpo )
Náuseas y vómitos si el dolor es intenso.
Otros: postura rígida, inquietud, llanto, gemidos.
ANALGESIA: la analgesia se puede realizar: de forma programada y según necesidad.
Plan de líquidos.
Registro de ingestas y excretas.
Cuidados cardiorespiratorios (tubos, cánulas, oxigeno, nebulización, ejercicios respiratorios,
parámetros ventilatorios, etc).
Sonda naso gástrico.
Cateterización de vejiga.
Otras sondas y drenajes.
Cuidados de la herida quirúrgica: La herida se protege con una cubierta de material estéril,
cuando menos por espacio de 24 a 48 horas.
El objeto del apósito y el vendaje se puede resumir en los siguientes puntos:
Aislar la incisión para mantenerla libre de microorganismos hasta su epitelización.
Proteger la herida contra agresiones físicas externas.
Absorber el drenaje de los exudados y secreciones de la herida.
Limitar los movimientos de la región y favorecer el proceso de cicatrización.
Comprimir la región para disminuir la posibilidad de hematomas sin obstaculizar la
circulación venosa de retorno.
Servir de soporte a los aparatos externos de fijación cuando es necesario modelar
algunas zonas del cuerpo, en especial, los muñones de amputación.
Manejo:
Heridas limpias: El manejo posoperatorio es mínimo, sólo requiere de cambio de gasa
o apósito, no está indicada la aplicación de ningún tipo de medicamentos, como los
antisépticos.
Heridas limpias/contaminadas: Reciben el mismo manejo que una herida limpia, sin
embargo debe observarse si se desarrolla algún dato de infección de la misma, ya que
en función de la mínima contaminación que se presentó durante la cirugía existe el riesgo
de infección.
Heridas contaminadas: A veces este tipo de heridas se manejan con cierre de segunda
o tercera intención, ya que en función de la contaminación que presentan durante el acto
quirúrgico es frecuente que se infecten. Por lo que durante el posoperatorio deben
manejarse mediante irrigación a presión con solución salina isotónica, jeringa de 10 ml y
aguja del número 23, para hacer una limpieza mecánica de la misma. Ya no están
indicadas en la actualidad las curaciones con gasa y antisepticos.
Heridas sucias: Reciben el mismo manejo de las heridas contaminadas. En este grupo
es más alto el porcentaje de infección, por lo que la limpieza de la herida con la técnica
referida debe continuarse por un periodo mínimo de una semana. En estos casos también
está contraindicado el empleo de antisépticos para el lavado de la misma.