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Análisis de la constitución política del Perú

Art.49

La capital de la República del Perú es la ciudad de Lima. Su capital histórica es la

ciudad del Cusco. Son símbolos de la Patria la Bandera de tres franjas verticales

con los colores rojo, blanco y rojo, y el Escudo y el Himno Nacional establecidos por

ley.

Según el análisis de este artículo, (Caballero, 2014)

El artículo bajo comentario tiene dos partes. La primera dedicada a las capitales del

Perú, y el segundo referido a los símbolos patrios. La designación de una ciudad

como capital de un país tiene una justificación principalmente histórica y no

necesariamente constitucional. En nuestro caso, recién desde la Constitución de

1979 se señala expresamente una realidad incontrovertible: que Lima es la capital

de la República del Perú. Ante la evidencia histórica, ninguno de los sectores

ideológicos o doctrinarios de entonces se opusieron al mencionado dispositivo,

antes bien, saludaron la innovación. El asunto, hoy pacífico, fue problemático en su

momento. Así, se le acusaba de artificialidad y de favorecer unos pocos intereses

concentrados en Lima, argumentos en verdad atendibles. Por otra parte, algunos

defensores de la capitalidad de Lima alegaban que Lima es hoy por su tradición, por

su distinción, por su población actual, por su cultura, por su desarrollo urbano, la

primera ciudad del Perú, su capital indiscutible, la cifra y síntesis de nuestra


República. Tales criterios no hacían sino confundir el reconocimiento histórico de

una capital de república, con los males del centralismo y el desarrollo desigual de

las distintas ciudades de nuestro país.

Asimismo, refuerza diciendo que la capitalidad y el centralismo son fenómenos

distintos, pero sin duda tienen puntos de encuentro. Lima no es atractiva al

inmigrante por ser la capital, lo es por concentrar el aparato estatal y gran parte de

la riqueza nacional. Hoy Lima es la ciudad más representativa del Perú, pues cobija

en sus calles a la mayor cantidad de habitantes, provenientes de distintas partes del

país. El fenómeno de la inmigración y el mestizaje cultural, señalado a inicios de la

década de 1980, consolida a Lima como capital de la República.

Cuzco, ciudad imperial, es la capital histórica del Perú. Si bien muchas ciudades de

nuestro país tienen una gran importancia histórica, debemos recordar que Cuzco

fue el centro del imperio de mayor extensión, y que aún conserva gran parte de la

infraestructura tanto incaica como colonial.

Cuzco es con justa razón patrimonio histórico y cultural de la humanidad; constituye,

además, el principal atractivo turístico de nuestro país. Atribuirle a nivel

constitucional la condición de capital histórica es un reconocimiento no solo a su

riqueza arquitectónica y cultural, sino también una reivindicación con nuestra propia

historia. A diferencia de la capital de la República, la capital histórica no influye sobre

la forma de Estado; sin embargo, ambas capitales comparten una investidura

conferida por el constituyente debido a sus peculiaridades sociales, culturales e

históricas. (ARAMBURÚ MENCHACA, 1990)


1. Los símbolos de la patria.

Son representaciones, alegorías sobre la patria. ¿Pero, qué se entiende por patria?

Podríamos decir que es la identidad en un territorio común y el orgullo nacional

forjados con el sacrificio de nuestros compatriotas a lo largo de la historia.

En el caso peruano, la noción de patria no puede separarse de la noción de Estado.

La patria a la que la Constitución se refiere equivale al territorio del Estado peruano.

Por tanto, los símbolos patrios parecerían ser representaciones del Estado, o de la

heroicidad de los forjadores y defensores del territorio nacional.

La Teoría de la integración, explicaba la función de estos símbolos. Les atribuía una

eficacia integradora, es decir, que permiten la actualización del espíritu colectivo

que forma el Estado. Se trata de una integración de tipo material, a la cual

pertenecen aquellos fenómenos que significan participación de los individuos en un

contenido de valores estatales o encarnados por el Estado. Smend considera que

la intensidad y extensión de estos fenómenos pide muchas veces al individuo que

forma parte del Estado tener una visión completa de su eficacia integradora y su

racionalidad le resulta a menudo tan extraña, que lo siente como algo ajeno, algo

en lo que no participa vitalmente, y por tanto para participar vitalmente en ella, para

que actúe integradora mente, hace falta, por así decir, que quede concentrada en

un momento concreto, que sea representada por este. (SMEND, 1985.)


Bibliografía
ARAMBURÚ MENCHACA, A. (1990). Notas al margen de la Constitución. Lima.

Caballero, J. B. (2014). Gaceta Juridica Constitucion comentada. Lima: jurista editores.

SMEND, R. (1985.). Constitución y Derecho Constituciona - Centro de Estudios. Madrid.

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