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vida y determinan cómo se interpreta la realidad que rodea a cada uno. Asimismo, influyen sobre las
decisiones que se toman ante las diversas circunstancias o los problemas de la vida. Incluso, son los que
hacen sentir, de manera completamente dispar, situaciones iguales o similares.
Así se explica que, ante una misma situación, diferentes personas reaccionen de manera distinta y
apliquen soluciones diversas y únicas. Que sus emociones ante una misma circunstancia sean diferentes
o las opiniones sean, incluso, opuestas ante un mismo hecho.
Estos modelos mentales tienen un mecanismo interno de funcionamiento que desemboca en una forma
determinada de tomar decisiones, desde las observaciones que se hacen de los hechos y hasta
las acciones. Pues bien, Chris Argyris llamó, en 1985, Escalera de Inferencias a este modelo
explicativo de cómo las personas realizan la toma de decisión.
Habitualmente, la gente no es consciente de este proceso interno de inferencias, por lo que, en la
mayoría de decisiones de la vida cotidiana, uno no se da cuenta de los procesos internos que se
producen. A continuación, un ejemplo:
La conclusión inicial de esta persona puede ser errónea. No debido a que no esté basada en hechos, ya
que, habitualmente, su marido habla por el móvil mientras conduce, sino debido a que, en realidad, su
modelo de pensamiento para este caso concreto es erróneo y las conclusiones, por tanto, lo son.
Toma de conciencia
Para mejorar la toma de decisiones, es posible hacerse conscientes de cada paso del modelo de la
Escalera de inferencias. Quizá parezca una tarea ardua, pero realizando ejercicios de entrenamiento, es
viable lograr mejorar la comunicación, la interpretación y las emociones. Dado que una inferencia no es
una realidad, sino supuestos del pensamiento a los que se les da el mismo valor que a la realidad,
cabe aprender a ser conscientes de estos pasos internos y, por tanto, no precipitarse en las conclusiones,
los sentimientos y las decisiones.
Por tanto, para subir y bajar la Escalera de Inferencia, se seguirán los siguientes pasos, por niveles.
Nivel 1. Seleccionar los datos que se observan: dado que la capacidad perceptiva es limitada, se
suele realizar una selección de datos relevantes. Pero se tendrán en cuenta diálogos, objetos del
ambiente, gestos, formas de vestirse, sonidos, volumen de voz…
Nivel 2. Dar significado: qué es, por qué sucede o para qué sucede. Qué personas salen perjudicadas o
beneficiadas de la circunstancia, etc.
Nivel 3. Hacer supuestos: se establecen relaciones causales, una vez se ha entendido lo que significa la
situación.
Nivel 4. Adoptar valores y creencias: en este paso, se refuerzan las creencias que ya se tenían o se
adoptan nuevas, lo que da origen a las emociones y preparar la acción posterior.
Nivel 5. Sacar conclusiones: se llega a las conclusiones que se derivan de los supuestos anteriores.
Nivel 6. Realización de acciones: Ya en el último peldaño de la Escalera es donde se muestran los
pensamientos y emociones hacia el exterior. Es el momento del paso a la accióny este será el que las
personas de alrededor usen como hechos para comenzar sus propias Escaleras de Inferencias.
La comunicación es la clave
Porque comunicarse con otros no supone un simple intercambio de palabras. En realidad, es el medio
fundamental por el que las personas planifican sus acciones y, como ya se mencionó, es fundamental
diferenciar los hechos objetivos de los juicios subjetivos. Estos son útiles siempre que no se confundan
con la realidad. En especial, los juicios sobre personas, ya que son en los que mayor cantidad de
malentendidos se producen.
Los juicios se suelen generar en el pasado, se emiten en el presente y se determinan o se diseñan para el
futuro, de ahí su gran importancia a la hora de emitirlos como opiniones en la comunicación con
otras personas. Dado que no se puede vivir sin emitir juicios, sacar conclusiones poco fundadas o dar
sentido a las emociones, lo que sí se puede hacer es mejorar la comunicación a través del
autoconocimiento y de la reflexión a través de esta útil herramienta, la Escalera de Inferencias.
Porque, antes de llegar a un acuerdo con otras personas, es recomendable buscar el entendimiento, dar a
conocer la perspectiva, conocer la de los demás y contar con suficiente información.
Utilizar esta estrategia es una ventaja, ya que, para las personas que la aplican conscientemente,
constituye una fortaleza en su comunicación y mejora la toma de decisiones, así como la capacidad
de resolución de conflictos. Se sistematizan y se relacionan datos relativamente observables, aunque
siempre desde el propio acervo cultural, como es lógico, siendo conscientes de los supuestos que rigen
la conversación.
Descubrir cuál es el origen de las dificultades a la hora de comunicarse, emitir las opiniones siendo
conscientes de su procedencia, tomar decisiones basadas en datos objetivos y conseguir los resultados
deseados son los propósitos por los que merece la pena subir por la Escalera de Inferencias de manera
consciente.