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Nuestro Código General del Proceso contiene 627 artículos, divididos en: Un título preliminar
que contiene las disposiciones generales que son aplicables a todos los procesos civiles, un primer
libro que se ocupa de los sujetos procesales, un segundo libro que trata los actos procesales, un
tercer libro que regula los procesos, un cuarto libro que versa sobre las medidas cautelares y
las cauciones; y finalmente, un quinto libro correspondiente a las cuestiones varias.
Es importante tener en cuenta que al juez al que se le remitirá el expediente debe ser uno del
mismo rango y categoría que el juez que en principio era competente para conocer el proceso. Lo
anterior para preservar el derecho de las partes de que el asunto sea conocido y decidido por
un juez igual al reemplazado.
Desde la entrada en vigencia de esta ley, se exige la realización de una conciliación extrajudicial
en derecho como requisito de procedibilidad. Es importante precisar que esta conciliación, así
como puede ser en derecho, también puede ser en equidad.
De esta manera, se consagran dos tipos de conciliaciones: una conciliación judicial que se da
dentro del marco de un proceso; y una conciliación extrajudicial. Así, puede darse también la
conciliación en derecho por medio de los conciliadores de centros de conciliación o ante
autoridades en cumplimiento de funciones públicas; y en equidad cuando se realice ante
conciliadores en equidad.
Es claro que la conciliación extrajudicial es obligatoria por regla general, pues como se mencionó
anteriormente, es requisito de procedibilidad. Sin embargo, para que pueda llevarse a cabo una
conciliación extrajudicial, es necesario que las partes de común acuerdo así lo decidan.
Así, los procesos que serán objeto de conciliación, han de ser controversias susceptibles de
transacción, desistimiento y conciliación, salvo: en procesos divisorio; de expropiación; cuando la
legitimación por pasiva recaiga sobre sujetos indeterminados; asuntos que se tramitan ante
tribunales de arbitramento en razón a que en el marco de este proceso arbitral debe haber
cabida para una conciliación ante los árbitros; cuando se ignore el domicilio, lugar de habitación
o de trabajo del demandado; y, cuando es posible para el demandante pedir medidas cautelares.
En este entendido, si se presenta una demanda en asunto en el que es obligatorio haber intentado
previamente la conciliación sin que esta se haya surtido, el juez debe declararla inadmisible y
conceder un término de cinco días para que se aporte la certificación de conciliación so pena de
rechazo. En el caso en el que el juez por olvido admita la demanda, el demandado si bien puede
interponer recurso de reposición contra el auto admisorio de la demanda para que se revoque, o
proponer esa omisión como excepción previa, y la posibilidad de promover una petición de nulidad
por falta de jurisdicción en cualquier momento del proceso, pues la carencia de la conciliación
previa es insaneable.
Esto en tanto si la conciliación fuese saneable, podría convertirse en costumbre el eludir este
requisito para que se subsane dentro del proceso. Sin embargo, actualmente la conciliación no ha
tenido un papel importante y trascendental procesalmente en tanto ha encarecido el acceso a la
justicia por sus costos, además de que el papel conciliador de los sujetos se limita a analizar el
ánimo conciliatorio, y en cuanto perciben una postura negativa, deciden cerrar la audiencia sin
intentar el menor esfuerzo para avenirles que es la razón de ser de la conciliación.
(…)
- Proceso de rendición de cuentas: tiene como objetivo el exigir o presentar las cuentas que
nacen de una gestión administrativa encargada por X persona a otra. De no presentar las cuentas
pertinentes, quienes fueran los beneficiarios pueden formular demanda para exigir su
cumplimiento.
En este entendido, la rendición de cuentas puede ser provocada cuando es el demandante quien
quiere conocer las cuentas y demandado quien ejerció la administración; y espontánea cuando la
demanda se presenta por el obligado a rendir cuentas contra quien debe conocerlas.
El objeto final de todo juicio de cuentas es saber quién debe a quién y cuánto; cual de las partes
es acreedora y cuál es deudora, por lo que el litigio debe terminar precisamente con el paz y
salvo entre las partes, salvo cuando resulte algún auto que declare un saldo a favor de alguna de
las partes para con la otra, y su prestación puede ser tanto dineraria como en especies.
El juez que ha de ser competente para llevar este proceso será el juez civil municipal o de circuito
del domicilio del demandado o del lugar que corresponda al de cumplimiento de cualquiera de los
obligados. La cuantía no es posible pautarla, por lo que ha de ser el demandante quien debe
estimarla según el monto al que cree ascienden las cuentas.