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JORGE PRADA SÁNCHEZ

Magistrado ponente

SL4658-2019
Radicación n.° 64905
Acta 38

Bogotá D. C., treinta (30) de octubre de dos mil


diecinueve (2019).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


JHON ALEXANDER BAQUERO SÁNCHEZ, contra la
sentencia proferida por la Sala de Descongestión Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá D.C., el 28
de junio de 2013, en el proceso que instauró contra
TRANSPORTES REFRIGERADOS DE COLOMBIA TRC S.A.
y la COMPAÑÍA COMERCIAL E INDUSTRIAL LA SABANA
AVESCO S.A.

Se admite el impedimento presentado por la Doctora


Jimena Isabel Godoy Fajardo, con sustento en el numeral 1
del artículo 141 del Código General del Proceso.

I. ANTECEDENTES

El recurrente (fls. 1-8 y 109) llamó a juicio a las


empresas mencionadas, con el fin de que se declarara la

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existencia de un contrato de trabajo a término indefinido, que


terminó por decisión del empleador, sin justa causa. Pidió
condenar a «LA COMPAÑÍA COMERCIAL E INDUSTRIAL LA SABANA
AVESCO S.A., y solidariamente (a) TRANSPORTES REFRIGERADOS

DE COLOMBIA TRC S.A.», al pago del auxilio de cesantías y sus

intereses, compensación por vacaciones, primas de servicio,


la indemnización por despido sin justa causa, la prevista en
el artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo o en su
defecto la indexación, los aportes dejados de efectuar al
sistema integral de seguridad social y las costas del proceso.

Informó que el 1 de abril de 2006, celebró «contrato


verbal para la prestación de servicios» con Transportes
Refrigerados de Colombia TRC S.A., para desempeñarse
como conductor al servicio de Avesco S.A., en tanto recibió
órdenes del jefe de transportes y del gerente de logística de
esta última, a quienes, además, debía solicitar autorización
para faltar a la empresa. Agregó que su jornada de trabajo
iniciaba a las 5:30 a.m., que «conducía un vehículo de servicio
público, en el cual transportaba comida congelada» y «cobraba
su salario mediante cuentas de cobro» dirigidas a las
demandadas, las cuales eran canceladas por TRC S.A. según
los «fletes que entregaba cada mes», cuya periodicidad y
cantidad dependía de Avesco S.A.

Manifestó que ejecutó los servicios en forma personal,


sin posibilidad de delegación o subcontratación, y cumplió
con el horario de trabajo, las directrices, los estándares de
calidad y las órdenes impartidas por Avesco S.A.; que
además, esta empresa le suministró dotaciones, elementos

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de protección y capacitación, y era la que «en realidad daba


las órdenes y pagaba el salario», de suerte que «actuaba como
verdadero empleador» y, en tal condición, le «dio por
terminado en forma verbal y unilateral el contrato de trabajo,
sin justificación alguna, el día dieciocho (18) de enero de
2010».

Como «medida de saneamiento», mediante auto de 1 de


febrero de 2011 (fls. 119-122), el Juez Segundo Laboral del
Circuito de Bogotá D.C. precisó que el demandante buscaba
obtener condena a cargo de TRC S.A., como empleadora,
junto con la responsabilidad solidaria de AVESCO S.A., «tal
cual como fue admitida la demanda mediante auto del 9 de
julio de 2010».

TRC S.A. (fls. 85-95 y 111-112) se opuso a la


prosperidad de las pretensiones y en su defensa, formuló las
excepciones de inexistencia de relación laboral, cobro de lo
no debido por ausencia de causa y por inexistencia de la
obligación, y prescripción. En su defensa, arguyó que el
contrato que lo vinculó con el demandante fue de transporte,
en los términos del artículo 981 y siguientes del Código de
Comercio, en virtud del cual, el actor se obligó a movilizar
mercancía de sus clientes, entre los que se cuenta Avesco
S.A., con un vehículo que no era «de servicio público, sino un
vehículo de transporte privado de su propiedad para prestar
el servicio de transporte de alimentos». Adujo que si bien,
dicho vehículo estuvo afiliado a la empresa, «por cuanto todos
los vehículos de transporte deben estar afiliados a una

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empresa transportadora, sin embargo esto no impide que los


vehículos presten sus servicios a otras empresas».

Avesco S.A. no contestó la demanda.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Sexto Laboral de Descongestión del Circuito


de Bogotá D.C., mediante fallo de 15 de junio de 2012 (fls.
209-221), absolvió a las demandadas y condenó en costas al
promotor del juicio.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La alzada se surtió por apelación del demandante y


terminó con la sentencia atacada en casación, mediante la
cual, el Tribunal (fls. 7-13 cdno de segunda instancia)
confirmó la de primer grado, sin costas para los litigantes.

Tras recordar el contenido y alcance de la presunción


prevista en el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo,
advirtió que de los documentos obrantes de folios 19 a 26, 29
y 40 a 47, no era posible colegir que el demandante hubiera
prestado servicios personales a las demandadas, pero los
testimonios recaudados en el proceso sí daban cuenta de
ello, a más que así lo corroboró el representante legal de TRC
S.A. al absolver el interrogatorio que se le formuló.

Bajo esas condiciones, presumió la existencia del


contrato de trabajo y se ocupó de establecer si «las

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demandadas, lograron acreditar que dichos servicios


personales se prestaron con ausencia del elemento de
subordinación». Señaló que las pruebas documentales no
eran útiles para tal propósito, por manera que se remitió
nuevamente a los testimonios, de cuyo estudio concluyó que:

[…] el actor prestaba sus servicios, sin subordinación alguna con


respecto a la empresa, pues el hecho de cumplir con unas rutas,
se debía a la programación de entregas por parte de AVESCO a
sus diferentes clientes, no de otra forma podía esta empresa hacer
llegar los mencionados productos a sus clientes, lo cual se repite,
no es significativo de subordinación alguna, como tampoco lo son
las instrucciones que se daban al actor en torno al transporte de
los productos, que por su estado de refrigeración, debían ser
transportados mediante un estricto protocolo.

En sentencia 35201 del 22 de junio de 2009, la corte (sic) reiteró


que la subordinación se debe estudiar a partir de la naturaleza de
la labor que desempeñe el prestador de servicios y lo cierto es que
la actividad ejecutada por la demandante (sic), esto es, el
transporte de alimentos refrigerados, no necesitaban, en
consideración de esta Colegiatura, de órdenes que conlleven a
colegir una subordinación por parte de la empresa TRANSPORTES
REFRIGERADOS.

Señaló que pese a que el certificado de existencia y


presentación legal de TRC S.A. daba cuenta de un objeto
social dirigido a la organización, establecimiento, explotación
y prestación «del servicio público de transporte terrestre
automotor de carga», el caso bajo estudio no correspondía a
ese servicio, «pues la empresa en vigencia del contrato que la
vinculó con el demandante, obró como contratista de otra
sociedad de carácter privado», a más que según el folio 176,
«allegado por parte del Ministerio de Transporte, se dejó
establecido que la empresa (…) TRC S.A., tiene habilitación
para prestar servicio de transporte de carga, sin mencionarse
que se trataba de un servicio de carácter público».

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IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el demandante, fue concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, que procede a resolverlo.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que la Corte case la sentencia recurrida, para


que, en sede de instancia, revoque la del a quo y, en su lugar,
acceda a las pretensiones de la demanda, «declarando la
existencia de un contrato de trabajo entre el demandante y
TRANSPORTES REFRIGERADOS DE COLOMBIA TRC S.A. y
solidariamente (con la) COMPAÑÍA COMERCIAL E INDUSTRIAL LA
SABANA AVESCO S.A.».

Con tal fin, formula dos cargos por la causal primera de


casación, que merecieron réplica y que pese a orientarse por
diferente senda, serán estudiados de manera conjunta, en
razón a la identidad de propósito y correlación de sus
argumentos.

VI. CARGO PRIMERO

Denuncia violación directa, por aplicación indebida, de


los artículos 24 del Código Sustantivo del Trabajo y 36 de la
Ley 336 de 1996, «lo cual condujo a la violación» de los
artículos 22 y 23 del primero y 5 de la segunda, así como del
4, 5 y 6 del Decreto 173 de 2001, en relación con los artículos
64, 65, 127, 158, 186, 189, 249, 253, 306, 340 del Estatuto
Laboral y 17, 18, 20, 22, 23, 33, 153, 156, 157, 161 y 204 de
la Ley 100 de 1993.

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Sostiene que a pesar de que el Tribunal seleccionó y


entendió correctamente el artículo 24 del Código Sustantivo
del Trabajo, se equivocó al «subsumir los hechos que encontró
demostrados a la hipótesis normativa elegida», porque:

Al decir el juzgador de segunda instancia que al no estar


demostrada la subordinación se debe colegir que el actor prestaba
sus servicios sin subordinación alguna con respecto a la empresa,
le está pidiendo a quien prestó los servicios personales la prueba
de la subordinación y está eximiendo a quien se benefició del
servicio de desvirtuar la subordinación presumida por la norma.

Recuerda que la subordinación conlleva la posibilidad


de ejercer el poder directivo, reglamentario y disciplinario,
por parte del empleador, pero el no ejercicio de esas
facultades «no enerva la presunción del artículo 24», pues para
ello se requiere que el demandado demuestre que el actor
obró con independencia y autonomía. Continúa:

Aclaro, no estoy controvirtiendo los hechos probados y tampoco


estoy atacando pruebas no calificadas, como el testimonio; planteo
que los hechos que el Trinbunal tuvo por demostrados o no
demostrados, no producen las consecuencias jurídicas dadas al
artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo (…).

Adicionalmente, estima que el Tribunal «cercena el


contenido y alcance de la norma denunciada», esto es, del
artículo 36 de la Ley 336 de 1996, porque este precepto no
exime a las empresas de transporte público de la obligación
de vincular a los conductores mediante contrato de trabajo,
cuando prestan servicios a otras sociedades de carácter
privado, mucho menos, establece que «el servicio de
transporte público solo se presta a las entidades públicas».

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Sostiene que según el artículo 4 del Decreto 173 de


2001, la actividad encaminada a la movilización de cosas
constituye el objeto del servicio de transporte público, y el 6
ibídem, clasifica el transporte de carga como un servicio
público; además, que los artículos 5 de dicha reglamentación
y de la Ley 336 de 1996, «ordenan la contratación de empresas
de transporte público legalmente constituidas, cuando las
personas jurídicas no utilizan equipos propios para satisfacer
las necesidades de movilización de cosas, dentro del ámbito
de sus actividades exclusivas».

VII. CARGO SEGUNDO

Acusa violación indirecta, por aplicación indebida, del


mismo elenco normativo mencionado en el cargo anterior.

A título de errores manifiestos de hecho, señala:

1. No dar por demostrado, estándolo, que el señor JHON


ALEXANDER BAQUERO SÁNCHEZ estaba subordinado a la
sociedad TRANSPORTES REFRIGERADOS DE COLOMBIA TRC
S.A., mientras prestó sus servicios personales a esta última.
2. No dar por demostrado, estándolo, que la sociedad
TRANSPORTES REFRIGERADOS DE COLOMBIA TRC S.A. está
habilitada por el Ministerio de Transporte para prestar el
servicio de transporte público de carga, mediante resolución
2099 de mayo del 2001.
3. No dar por demostrado, estándolo, que la sociedad
TRANSPORTES REFRIGERADOS DE COLOMBIA TRC S.A.
prestaba el servicio de transporte público de carga a la
sociedad COMPAÑÍA COMERCIAL E INDUSTRIAL LA SABANA
AVESCO S.A.
4. No dar por demostrado, estándolo, que el señor JHON
ALEXANDER BAQUERO SÁNCHEZ conducía un vehículo
destinado al servicio de transporte público de carga.

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Asegura que dichos errores se cometieron por la


valoración equivocada de la confesión vertida por TRC S.A. al
contestar el hecho 2 de la reforma de la demanda (fl. 111),
los «ruteros» visibles de folios 10 a 17, la comunicación de
folios 176 y 177, las confesiones que se derivan de las
declaraciones del representante legal de TRC S.A. (fls. 155-
158) y Avesco S.A. (fls. 143-153) y del testimonio de Leydy
Carolina Patiño (fls. 109-111).

Reprocha que el Tribunal ignorara que según respuesta


suministrada al juzgado por el Ministerio de Transporte (fls.
176-177), este ente certificó que TRC S.A. se encontraba
autorizada para prestar el servicio público de transporte de
carga; también, que al contestar el segundo hecho de la
reforma de la demanda y al absolver interrogatorio de parte
a través de su representante legal, dicha empresa admitió
que el vehículo conducido por el demandante se encontraba
afiliado para prestar el servicio de transporte de alimentos,
en este caso, a favor de Avesco S.A., ente que a su vez,
admitió la relación comercial existente con TRC S.A. para la
movilización de sus productos, según la declaración obrante
de folios 143 a 153.

Agrega que los «ruteros» visibles de folios 10 a 17


señalan el itinerario que debía seguir el actor para el cargue
y la entrega de los alimentos producidos por Avesco S.A., sin
posibilidad de discusión, por manera que «es evidente que no
actuaba con la autonomía e independencia propia de los
contratos civiles y comerciales».

Cuestiona también la valoración del testimonio de

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Leydy Carolina Patiño, pues estima que contrario a lo


concluido por el ad quem, antes que desvirtuar la
subordinación, esta testigo reafirma que el actor no tenía
margen alguno de autonomía e independencia para la
prestación del servicio.

VIII. RÉPLICA

TRC S.A. sostiene que el Tribunal no aplicó


indebidamente las disposiciones denunciadas pues, si bien,
presumió la existencia de un contrato de trabajo ante la
acreditación de la prestación personal del servicio, concluyó
que se trató de una actividad independiente, por lo que
entendió desvirtuada la presunción aludida; además, porque
nunca llamó a operar el artículo 36 de la Ley 336 de 1996,
de suerte que no pudo incurrir en su aplicación indebida. Del
segundo cargo, asegura que ninguna de las pruebas
denunciadas da cuenta de que la empresa se dedicara a la
prestación del servicio público de transporte de carga.

Avesco S.A. sostiene que cualquiera sea el resultado en


relación con la existencia de un contrato de trabajo entre el
demandante y TRC S.A., las consecuencias no se le pueden
trasladar por el hecho de haber contratado los servicios de
esta empresa, en tanto no se reúnen los supuestos del
artículo 34 del Código Sustantivo del Trabajo.

IX. CONSIDERACIONES

El juez de la alzada consideró que ante la prestación

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personal del servicio acreditada en el proceso, a los


demandados les correspondía enervar la presunción prevista
en el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo, por vía
de demostrar que la labor fue ejecutada por el actor en forma
autónoma e independiente. Advirtió que el demandante debía
cumplir las rutas previstas por Avesco S.A. para la entrega
de su producto, así como seguir un protocolo para el
transporte de alimentos; empero, ni lo uno, ni lo otro, era
indicativo de la subordinación propia de las relaciones
laborales. Además, concluyó que no había lugar a acoger la
tesis del demandante, en el sentido de que se trató de la
prestación del servicio público de transporte pues, en el caso
bajo estudio, TRC S.A. obró como contratista de un ente de
orden privado, a lo cual agregó que la certificación expedida
por el Ministerio de Transporte, no especificó si aquella
estaba habilitada para prestar el servicio público de
transporte de carga.

Apalancado en la prestación personal del servicio, el


primer cargo pretende quebrar el razonamiento atrás
descrito con el argumento de que si bien, el Tribunal
seleccionó adecuadamente la disposición llamada a resolver
el litigio (artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo) y la
entendió correctamente, pues asignó a los demandados la
carga de acreditar que la actividad del demandante fue
ejecutada en forma autónoma e independiente, terminó por
entender que dicha carga quedó satisfecha con la falta de
prueba de la subordinación, lo que significa que consideró
desvirtuada la presunción de contrato de trabajo con base en
supuestos no previstos por la aludida disposición.

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En ese orden, conviene no olvidar que la acreditación de


la prestación personal del servicio, activa la presunción de
existencia de contrato de trabajo, sin perjuicio de que como
presunción legal que es, la del artículo 24 del Código
Sustantivo del Trabajo se encuentra expuesta a ser
desvirtuada, mediante la aducción de elementos de
convicción que tengan la fuerza suficiente para lograr ese
cometido, esto es, para acreditar que la labor se ejecutó bajo
otra modalidad de contratación, esta sí, autónoma e
independiente.

Una lectura desprevenida de las conclusiones vertidas


por el fallador de segundo grado, dan la razón a la censura,
pues a pesar de que invocó expresamente la disposición bajo
estudio y entendió que las demandadas tenían la carga de
desvirtuar la aludida presunción, como se memoró al hacer
el recuento de la actuación, concluyó satisfecho tal cometido
con el argumento de que las pruebas que analizó, no
demostraban la subordinación propia de las relaciones
laborales.

Nada distinto puede inferirse del aparte del fallo


censurado en el cual, el Tribunal dedujo que el cumplimiento
de rutas y el seguimiento de protocolos de transporte de
alimentos no eran indicativos de la subordinación aludida y,
con ello, concluyó desvirtuada la presunción del contrato de
trabajo; evidentemente, este ejercicio de adecuación de
supuestos fácticos a la norma llamada a resolver el litigio, en
manera alguna consulta los parámetros previstos en el

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artículo 24 del Estatuto Laboral, en la forma atrás explicada.

También desde la perspectiva jurídica, la censura


sostiene que el hecho de que TRC S.A. hubiera actuado como
contratista de una sociedad de carácter privado (Avesco S.A.),
no le hacía perder la condición de empresa de servicio público
de transporte de carga, con las consecuencias que ello
acarrea; desde lo fáctico, agrega que eso es lo que se infiere
del documento emitido por el Ministerio de Transporte que
obra de folios 176 a 177 del expediente, pues contrario a lo
que dedujo el Tribunal, allí se precisó que la autorización
para operar era en dicha condición, lo cual fue corroborado
por la propia empresa al contestar la demanda y al absolver
el interrogatorio de parte, así como por el representante legal
de Avesco S.A., al rendir su declaración.

El primero de dichos reproches se edifica y desarrolla


sobre la aplicación indebida de disposiciones de la Ley 336
de 1996, en particular, su artículo 36; sin embargo, lo que
observa la Sala es que esta normativa no fue invocada en
ningún aparte del fallo gravado, por manera que mal puede
presumirse que sus preceptos fueron empleados para
solucionar el litigio. En ese orden, esta parte de la acusación
cae en el vacío.

El reproche de tipo fáctico, eje del segundo cargo,


tampoco se muestra fundado, pues, en pura verdad, de la
respuesta de TRC S.A. al hecho 2 de la demanda (fl. 111), ni
de las declaraciones de los representantes legales de las

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demandadas (fls. 155-158 y 149-153), se desprende una


confesión en los términos propuestos por la censura, pues si
bien, ambas empresas admitieron la existencia de convenios
para la movilización de alimentos, ninguna reconoció la
ejecución de servicios de transporte público de carga. Otro
tanto puede decirse de la certificación emitida por el
Ministerio de Transporte (fls. 176-177), por cuanto de allí
solo se infiere que TRC S.A. «tiene habilitación para prestar el
servicio de transporte de carga», por manera que desde la
perspectiva puramente fáctica, no se percibe un error
manifiesto del Tribunal al exponer que este documento no
especifica «que se trataba de un servicio de carácter público».

Los «ruteros» visibles de folios 10 a 17 tampoco


suministran información que contribuya a despejar el
problema objeto del litigio, en tanto se trata de registros de
salida, llegada y destino de productos, cuyo contenido no
permite inferir nada diferente a que existían unas rutas
previstas por Avesco S.A. para la entrega de su producto, tal
como lo percibió el juez colegiado.

Así las cosas, de la apreciación de las anteriores


pruebas calificadas, la Sala no percibe los errores fácticos
endilgados por la censura en el segundo cargo, por manera
que no se abre paso el estudio del testimonio de Leydy
Carolina Patiño (fls. 109-111), que corresponde a la prueba
no calificada denunciada como mal apreciada.

La recapitulación de las anteriores consideraciones

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permite concluir que en lo que concierne a la aplicación del


artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo, la acusación
se muestra fundada. Sin embargo, ello no hace que el recurso
extraordinario prospere, pues constituida en Tribunal de
instancia, la Sala llegaría a una conclusión similar a la
gravada, si se tiene en cuenta que como el demandante no se
presentó a responder el interrogatorio solicitado por la parte
demandada, el a quo dio por cierto que «la prestación del
servicio del actor fue en calidad de transportador, con el
vehículo de su propiedad y que el pago fue por las rutas
autorizadas» (fl. 164).

Esas circunstancias no fueron desvirtuadas a lo largo


del proceso, pues, por el contrario, coinciden con el
documento aportado con la demanda denominado
«comunicado 001» (fl.31), así como con el tratamiento de
proveedor o transportador afiliado que TRC S.A. le impartió
al actor, visible en los reportes o extractos de folios 101 a
105. De ahí que si bien, está demostrada la prestación de
servicios por parte del demandante, es dable concluir que la
labor se ejecutó a la luz de un contrato de transporte, en
razón a que aquel se encontraba afiliado a la empresa
mencionada con un vehículo de carga y bajo la condición de
transportador, que no como trabajador dependiente de
aquella.

Conforme a lo expuesto, la acusación no prospera. Sin


costas en sede extraordinaria, dado su carácter fundado.

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X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia dictada el 28 de junio de 2013, por la Sala de
Descongestión Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá D.C., dentro del proceso ordinario laboral
seguido por JHON ALEXANDER BAQUERO SÁNCHEZ
contra TRANSPORTES REFRIGERADOS DE COLOMBIA
TRC S.A. y la COMPAÑÍA COMERCIAL E INDUSTRIAL LA
SABANA AVESCO S.A.

Sin costas.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al Tribunal de origen.

DONALD JOSÉ DIX PONNEFZ


JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO
(Impedida)
JORGE PRADA SÁNCHEZ

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