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CAPITULO XXIV sultado, sino punto de partida del régimen ca-

pitalista de producción.
Esta acumulación originaria viene a desem-
peñar en economía política el mismo papel que
LA LLAMADA ACUMULACION ORIGINARIA
desempeña en teología el pecado original. Al
morder la manzana, Adán engendró el pecado
y lo trasmitió a toda la humanidad.
1. El secreto de la acumulación originaria Los orígenes de la primitiva acumulación
pretenden explicarse relatándolos como una
anécdota del pasado. En tiempos muy remotos
Hemos visto cómo se convierte el dinero en
–se nos dice–, había, de una parte, una minoría
capital, cómo sale de éste la plusvalía y cómo la
trabajadora, inteligente y sobre todo ahorrativa,
plusvalía engendra nuevo capital. Sin embargo,
y de la otra un tropel de descamisados, haraga-
la acumulación de capital presupone la plusval-
nes, que derrochaban cuanto tenían y aún más.
ía, la plusvalía la producción capitalista y ésta
Es cierto que la leyenda del pecado original
la existencia en manos de los productores de
teológico nos dice que el hombre fue condena-
mercancías de grandes masas de capital y fuer-
do a ganar el pan con el sudor de su frente;
za de trabajo. Todo este proceso parece mover-
pero la historia del pecado original económico
se dentro de un circulo vicioso, del que sólo
nos revela por qué hay gente que no necesita
podemos salir dando por supuesta una acumu-
sudar para comer. No importa. Así se explica
lación “originaria” anterior a la acumulación capi-
que mientras los primeros acumulaban riqueza,
talista (“previous accumulation”, la denomina
los segundos acabaron por no tener ya nada
Adam Smith); una acumulación que no es re-
que vender más que su pelleja. De este pecado primer momento la ley y el “trabajo”, excep-
original arranca la pobreza de la gran mayoría, tuando siempre, naturalmente, “el año en cur-
que todavía hoy, a pesar de lo mucho que tra- so”. Pero, en la realidad, los métodos de la
bajan, no tienen nada que vender más que sus acumulación originaria fueron cualquier cosa
personas, y la riqueza de una minoría, riqueza menos idílicos.
que no cesa de crecer, aunque haga ya muchí- Ni el dinero ni la mercancía son de por si
simo tiempo que sus propietarios han dejado capital, como no lo son tampoco los medios de
de trabajar. Estas niñerías insustanciales son las producción ni los artículos de consumo. Necesi-
que M. Thiers, por ejemplo, sirve todavía, con tan convertirse en capital. Y para ello han de con-
el empaque y la seriedad de un hombre de Es- currir una serie de circunstancias concretas, que
tado, a los franceses, en otro tiempo tan inge- pueden resumirse así: han de enfrentarse y en-
niosos, en defensa de la propriété. Tan pronto trar en contacto dos clases muy diversas de
como se plantea el problema de la propiedad, poseedores de mercancías; de una parte, los
se convierte en un deber sacrosanto abrazar el propietarios de dinero, medios de producción y artí-
punto de vista de la cartilla infantil, como el culos de consumo, deseosos de valorizar la suma
único que cuadra a todas las edades y a todos de valor de su propiedad mediante la compra
los períodos. Sabido es que en la historia real de fuerza ajena de trabajo; de otra parte, los
desempeñan un gran papel la conquista, la es- obreros libres, vendedores de su propia fuerza
clavización, el robo y el asesinato; la violencia, de trabajo y, por tanto, de su trabajo.
en una palabra. En la dulce economía política, Obreros libres, en el doble sentido de que
por el contrario, ha reinado siempre el idilio. no figuran directamente entre los medios de
Las únicas fuentes de riqueza han sido desde el producción, como los esclavos, los siervos, etc.,
ni cuentan tampoco con medios de producción ma la prehistoria del capital y del régimen capi-
propios, como el labrador que trabaja su propia talista de producción.
tierra, etc.; libres y dueños de si mismos. Con La estructura económica de la sociedad ca-
esta polarización de1 mercado de mercancías, se pitalista brotó de la estructura económica de la
dan las dos condiciones fundamentales de la sociedad feudal. Al disolverse ésta, salieron a la
producción capitalista. El régimen del capital superficie los elementos necesarios para la for-
presupone el divorcio entre los obreros y la pro- mación de aquélla.
piedad sobre las condiciones de realización de su El productor directo, el obrero, no pudo
trabajo. Cuando ya se mueve por sus propios disponer de su persona hasta que no dejó de
pies, la producción capitalista no sólo mantiene vivir sujeto a la gleba y de ser esclavo o siervo
este divorcio, sino que lo reproduce y acentúa en de otra persona. Además, para poder convertir-
una escala cada vez mayor. Por tanto, el proceso se en vendedor libre de fuerza de trabajo, que
que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: acude con su mercancía a dondequiera que
el proceso de disociación entre el obrero y la propie- encuentra mercado para ella, hubo de sacudir
dad sobre las condiciones de su trabajo, proceso también el yugo de los gremios, sustraerse a las
que de una parte convierte en capital los medios ordenanzas sobre los aprendices y los oficiales
sociales de vida y de producción, mientras de y a todos los estatutos que embarazaban el tra-
otra parte convierte a los productores directos bajo. Por eso, en uno de sus aspectos, el movi-
en obreros asalariados. La llamada acumulación miento histórico que convierte a los producto-
originaria no es, pues, más que el proceso históri- res en obreros asalariados representa la libera-
co de disociación entre el productor y los medios de ción de la servidumbre y la coacción gremial, y
producción. Se la llama “originaria” porque for- este aspecto es el único que existe para nuestros
historiadores burgueses. Pero, si enfocamos el sólo consiguieron desplazar por completo a los
otro aspecto, vemos que estos trabajadores re- caballeros de la espada, explotando sucesos en
cién emancipados sólo pueden convertirse en que éstos no tenían la menor parte de culpa.
vendedores de si mismos, una vez que se ven Subieron y triunfaron por procedimientos no
despojados de todos sus medios de producción menos viles que los que en su tiempo empleó el
y de todas las garantías de vida que las viejas liberto romano para convertirse en señor de su
instituciones feudales les aseguraban. El re- patrono.
cuerdo de esta cruzada de expropiación ha El proceso de donde salieron el obrero asa-
quedado inscrito en los anales de la historia con lariado y el capitalista, tuvo como punto de
trazos indelebles de sangre y fuego. partida la esclavización del obrero. En las etapas
A su vez, los capitalistas industriales, los sucesivas, esta esclavización no hizo más que
potentados de hoy, tuvieron que desalojar, para cambiar de forma: la explotación feudal se convirtió
llegar a este puesto, no sólo a los maestros de en explotación capitalista. Para explicar la marcha
los gremios artesanos, sino también a los seño- de este proceso, no hace falta remontarse muy
res feudales, en cuyas manos se concentraban atrás. Aunque los primeros indicios de produc-
las fuentes de la riqueza. Desde este punto de ción capitalista se presentan ya, esporádica-
vista, su ascensión es el fruto de una lucha vic- mente, en algunas ciudades del Mediterráneo
toriosa contra el régimen feudal y sus irritantes durante los siglos XIV y XV, la era capitalista
privilegios, y contra los gremios y las trabas sólo data, en realidad, del siglo XVI. Allí donde
que éstos ponían al libre desarrollo de la pro- surge el capitalismo hace ya mucho tiempo que
ducción y a la libre explotación del hombre por se ha abolido la servidumbre y que el punto de
el hombre. Pero los caballeros de la industria
esplendor de la Edad Media, la existencia de 2. Cómo fue expropiada de la tierra la población
ciudades soberanas, ha declinado y palidecido. rural
En la historia de la acumulación originaria
hacen época todas las transformaciones que En Inglaterra, la servidumbre había desapa-
sirven de punto de apoyo a la naciente clase recido ya, de hecho, en los últimos años del
capitalista, y sobre todo los momentos en que siglo XIV. En esta época, y más todavía en el
grandes masas de hombres se ven despojadas transcurso del siglo XV, la inmensa mayoría de
repentina y violentamente de sus medios de la población2 se componía de campesinos li-
producción para ser lanzadas al mercado de bres, dueños de la tierra que trabajaban, cual-
trabajo como proletarios libres, y privados de quiera que fuese la etiqueta feudal bajo la que
todo medio de vida. Sirve de base a todo este ocultasen su propiedad. En las grandes fincas
proceso la expropiación que priva de su tierra al señoriales, el bailiff (bailío), antes siervo, había
productor rural, al campesino. Su historia presen- sido desplazado por el arrendatario libre. Los
ta una modalidad diversa en cada país, y en jornaleros agrícolas eran, en parte, campesinos
cada una de ellos recorre las diferentes fases en que aprovechaban su tiempo libre para trabajar
distinta gradación y en épocas históricas diver- a sueldo de los grandes terratenientes y en par-
sas. Pero donde reviste su forma clásica es en te una clase especial, relativa y absolutamente
Inglaterra, país que aquí tomamos, por tanto, poco numerosa, de verdaderos asalariados.
como modelo.1 Mas también éstos eran, de hecho, a la par que
jornaleros, labradores independientes, puesto
que, además del salario, se les daba casa y la-
branza con una extensión de 4 y más acres.
Además, tenían derecho a compartir con los siglo XV, permitían que se desarrollase aquella
verdaderos labradores el aprovechamiento de riqueza nacional que el canciller Forescue descri-
los terrenos comunales, en los que pastaban sus be con tanta elocuencia en su Laudibus Legum
ganados y que, al mismo tiempo, les suminis- Angliae (137), pero cerraban el paso a la riqueza
traban el combustible, la leña, la turba, etc.3 La capitalista.
producción feudal se caracteriza, en todos los El preludio de la transformación que ha de
pueblos de Europa, por la división del suelo echar los cimientos para el régimen de produc-
entre el mayor número posible de tributarios. ción capitalista, coincide con el último tercio
El poder del señor feudal, como el de todo so- del siglo XV. El licenciamiento de las huestes feu-
berano, no descansaba solamente en la longitud dales –que, como dice acertadamente Sir James
de su rollo de rentas, sino en el número de sus Steuart, “invadieron por todas partes casas y
súbditos, que, a su vez, dependía de la cifra de tierras”– lanzó al mercado de trabajo a una masa
campesinos independientes.4 Por eso, aunque de proletarios libres y privados de medios de vida. El
después de la conquista normanda, el suelo poder real, producto también del desarrollo de
inglés se dividió en unas pocas baronías gigan- la burguesía, en su deseo de conquistar la sobe-
tescas, entre las que había algunas que abarca- ranía absoluta, aceleró violentamente la disolu-
ban por sí solas 900 de los dominios de los an- ción de las huestes feudales, pero no fue ésta, ni
tiguos lores anglosajones, estaba salpicado de mucho menos, la única causa que la provocó.
pequeñas explotaciones campesinas, interrum- Los grandes señores feudales, levantándose
pidas sólo de vez en cuando por grandes fincas tenazmente contra la monarquía y el parlamen-
señoriales. Estas condiciones, combinadas con to, crearon un proletariado incomparablemente
el esplendor de las ciudades, característico del mayor, al arrojar violentamente a los campesi-
nos de las tierras que cultivaban y sobre las que Harrison–, vemos que han desaparecido innu-
tenían los mismos títulos jurídicos feudales que merables casas y pequeñas haciendas de cam-
ellos, y al usurparles sus bienes de comunes. El pesinos, que el campo sostiene a mucha menos
florecimiento de las manufactureras laneras de gente, que muchas ciudades se han arruinado,
Flandes y la consiguiente alza de los precios de aunque hayan florecido otras nuevas... Tam-
la lana fue lo que sirvió de acicate directo, en bién podríamos decir algo de las ciudades y los
Inglaterra, para estos abusos. La antigua aristo- pueblos destruidos para convertirlos en pasto
cracia había sido devorada por las guerras feu- de ganados y en los que sólo quedan en pie las
dales, y la nueva era ya una hija de los tiempos, casas de los señores.” Aunque exageradas
de unos tiempos en los que dinero es la poten- siempre, las lamentaciones de estas viejas
cia de las potencias. Por eso enarboló como crónicas describen con toda exactitud la impre-
bandera la transformación de las tierras de la- sión que producía en los hombres de la época la
bor en terrenos de pastos para ovejas. En su revolución que se estaba operando en las con-
Description of England. Prefixed to Holinshed's diciones de producción. Comparando las obras
Chronicles, Harrison describe cómo la expropia- de Tomás Moro con las del canciller Fortescue,
ción de los pequeños agricultores arruina al es como mejor se ve el abismo que separa al
país. “What care our great incroachers!” (¡Qué siglo XV del XVI. Como observa acertadamente
se les da de esto a nuestros grandes usurpado- Thornton, la clase obrera inglesa se precipitó
res!) Las casas de los campesinos y las vivien- directamente, sin transición, de la edad de oro a
das de los obreros fueron violentamente arra- la edad de hierro.
sadas o entregadas a la ruina. “Consultando los La legislación se echó a temblar ante la
viejos inventarios de las fincas señoriales –dice transformación que se estaba operando. No
había llegado todavía a ese apogeo de la civili- (depopulating pasture), que seguía las huellas
zación en que la “Wealth of the Naflon”, es decir, de aquélla.” Un decreto de Enrique VII, dictado
la creación de capital y la despiadada explota- en 1489, c. 19, prohibió la destrucción de todas
ción y depauperación de la masa del pueblo, se las casas de labradores que tuviesen asignados
considera como la última Thule(138), de toda más de 20 acres de tierra. Enrique VIII (decreto
sabiduría política. En su historia de Enrique 25) confirma la misma ley. En este decreto se
VII, dice Bacon: “Por aquella época (1849), fue- dice, entre otras cosas, que “se acumulan en
ron haciéndose más frecuentes las quejas contra pocas manos muchas tierras arrendadas y
la transformación de las tierras de labranza en grandes rebaños de ganado, principalmente de
terrenos de pastos (pastos de ganados, etc.), ovejas, lo que hace que las rentas de la tierra
fáciles de atender con unos cuantos pastores; suban mucho y la labranza (tillage) decaiga
los arrendamientos temporales, de por vida y extraordinariamente, que sean derruidas igle-
anuales (de los que vivían una gran parte de los sias y casas, quedando asombrosas masas de
yeomen) fueron convertidos en fincas domini- pueblo incapacitadas para ganarse su vida y la
cales. Esto trajo la decadencia del pueblo y, con de sus familias”. En vista de esto, la ley ordena
ella, la decadencia de ciudades, iglesias, diez- que se restauren las granjas arruinadas, estable-
mos... En aquella época, la sabiduría del rey y ce la proporción que debe guardarse entre las
del parlamento para curar el mal fue verdade- tierras de labranza y los terrenos de pastos, etc.
ramente maravillosa... Dictaron medidas contra Una ley de 1533 se queja de que haya propieta-
esta usurpación, que estaba despoblando los rios que posean 24,000 cabezas de ganado lanar
terrenos comunales (depopulating inclosures) y y limita el número de éstas a 2,000.5 Ni las que-
contra el régimen despoblador de los pastos jas del pueblo, ni la legislación prohibitiva, que
comienza con Enrique VII y dura ciento cin- tener el límite de 4 acres de tierra para los cot-
cuenta años, consiguieron absolutamente nada tages del jornalero del campo, prohibiéndole me-
contra el movimiento de expropiación de los ter en su casa gentes a sueldo. Todavía en 1627,
pequeños arrendatarios y campesinos. Bacon reinando Jacobo I, fue condenado Roger Croc-
nos revela, sin saberlo, el secreto de este fraca- ker de Fontmíll por haber construido en el ma-
so. “El decreto de Enrique VII –dice, en sus Es- nor de Fontmill un cottage sin asignarle como
says, civil and moral, cap. 20– encerraba un sen- anexo permanente 4 acres de tierra; en 1638,
tido profundo y maravilloso, puesto que creaba bajo el reinado de Carlos I, se nombró una co-
explotaciones agrícolas y casas de labranza de misión real encargada de imponer la ejecución
un determinado tipo normal, es decir, les ga- de las antiguas leyes, principalmente la que
rantizaba una proporción de tierra que les exigía los 4 acres de tierra como mínimo; todav-
permitía traer al mundo súbditos suficien- ía Cronwell prohibe la construcción de casas en
temente ricos y sin posición servil, poniendo el 4 millas a la redonda de Londres sin dotarlas de
arado en manos de propietarios y no de gentes a 4 acres de tierra. Más tarde, en la primera mitad
sueldo” (“to keep the plough in the hand of the del siglo XVIII, se formulan quejas cuando el
owners and not hirelings”).6 Precisamente lo cottage de un jornalero del campo no tiene asig-
contrarío de lo que exigía, para instalarse, el nados, por lo menos, 1 a 2 acres. Hoy día, el
sistema capitalista: la sujeción servil de la masa bracero del campo se da por satisfecho con tal
del pueblo, la transformación de éste en un de tener una casa con huerto o de poder arren-
tropel de gentes a sueldo y de sus instrumentos dar dos varas de tierra a regular distancia. “Te-
de trabajo en capital. Durante este período de rratenientes y arrendatarios –dice el Dr. Hun-
transición, la legislación procuró también man- ter”– se dan la mano en este punto. Pocos acres
de tierra bastarían para que el jornalero del bel, después de recorrer Inglaterra. Por fin, en
campo disfrutase de demasiada independencia.“7 el año 43 de su reinado, el gobierno no tuvo
La Reforma, con su séquito de colosales de- más remedio que dar estado oficial al pauperis-
predaciones de los bienes de la Iglesia, vino a dar, mo, creando el impuesto de pobreza. “Los autores
en el siglo XVI, un nuevo y espantosa impulso de esta ley no se atrevieron a proclamar sus
al proceso violento de expropiación de la masa del razones y, rompiendo con la tradición de siem-
pueblo, Al producirse la Reforma, la Iglesia cató- pre, la promulgaron sin ningún preámbulo (ex-
lica era propietaria feudal de gran parte del posición de motivos).9 Por el 16, Car. I, 4,10 este
suelo inglés. La persecución contra los con- impuesto fue declarado perpetuo, cobrando en
ventos, etc., lanzó a sus moradores a las filas realidad, a partir de 1834, una forma nueva y
del proletariado. Muchos de los bienes de la más rigurosa.11 Pero estas consecuencias inme-
iglesia fueron regalados a unos cuantos indivi- diatas de la Reforma no fueron las más persis-
duos rapaces protegidos del rey, o vendidos tentes. El patrimonio eclesiástico era el baluarte
por un precio irrisorio a especuladores y a per- religioso detrás del cual se atrincheraba el viejo
sonas residentes en la ciudad, quienes, re- régimen de propiedad territorial. Al derrumbarse
uniendo sus explotaciones, arrojaron de ellas en aquél, éste no podía mantenerse tampoco en
masa a los antiguos tributarios, que las venían pie.12
llevando de padres a hijos. El derecho de los Todavía en los últimos decenios del siglo
labradores empobrecidos a percibir tina parte XVII, la yeomanry, clase de campesinos inde-
de los diezmos de la iglesia, derecho garantiza- pendientes, era más numerosa que la clase de
do por la ley, había sido ya tácitamente confis- los colonos. La yeomanry había sido el puntal
cado Pauper ubique jacet, exclama la reina Isa- más firme de Cromwell y el propio Macaulay
confiesa que estos labradores ofrecían un con- éste por medio de impuestos sobre los campe-
traste muy ventajoso con aquellos hidalgüelos sinos y el resto de las masas del pueblo, reivin-
borrachos y sus lacayos, los curas rurales, cuya dicando la moderna propiedad privada sobre
misión consistía en meterle al señor en casa la fincas en las que sólo asistían a los terratenien-
“rnoza predilecta”. Todavía no se había despo- tes títulos feudales y, finalmente, dictando
jado a los jornaleros del campo de su derecho aquellas leyes de residencia (laws of settlement)
de copropiedad sobre los bienes comunales. que, mutatis mutandis, ejercieron sobre los la-
Alrededor de 1750, desapareció la yeomanry 13 y bradores ingleses la misma influencia que el
en los últimos decenios del siglo XVIII se borra- edicto del tártaro Boris Godunof sobre los cam-
ron hasta los últimos vestigios de propiedad pesinos rusos.
comunal de los braceros. Aquí, prescindimos La “glorious Revolution” entregó el poder, al
de los factores puramente económicos que intervi- ocuparlo Guillermo III de Orange,14 a los capi-
nieron en la revolución de la agricultura y nos talistas y terratenientes elaboradores de plus-
limitamos a indagar los factores de violencia que valía. Estos elementos consagraron la nueva
la impulsaron. era, entregándose en una escala gigantesca al
Bajo la restauración de los Estuardos, los terra- saqueo de los terrenos de dominio público, que has-
tenientes impusieron legalmente una usurpación ta entonces sólo se había practicado en propor-
que en todo el continente se había llevado tam- ciones muy modestas. Estos terrenos fueron
bién a cabo sin necesidad de los trámites de la regalados, vendidos a precios irrisorios o sim-
ley. Esta usurpación consistió en abolir el régi- plemente anexionados por otros terrenos de
men feudal del suelo, es decir, en transferir sus propiedad privada, sin molestarse en encubrir
deberes tributarios al Estado, “indemnizando” a la usurpación bajo forma alguna.15 Y todo esto
se llevó a cabo sin molestarse en cubrir ni la trario y haciéndose fuerte en su baluarte
más mínima apariencia legal. Estos bienes del económico, que eran los campesinos, apoyó a
dominio público, apropiados de modo tan los reyes (desde 1604 y más tarde bajo Carlos X
fraudulento, en unión de los bienes de que se y Carlos XI) y les ayudó a rescatar por la fuerza
despojó a la iglesia –los que no le habían sido los bienes de la Corona de manos de la oligar-
usurpados ya por la revolución republicana–, quía.
son la base de esos dominios principescos que Los bienes comunales –completamente distin-
hoy posee la oligarquía inglesa.16 Los capitalis- tos de los bienes de dominio público, a que
tas burgueses favorecieron esta operación, en- acabamos de referirnos– eran una institución
tre otras cosas, para convertir el suelo en un de origen germánico, que se mantenía en vigor
artículo puramente comercial, extender la zona bajo el manto del feudalismo. Hemos visto que
de las grandes explotaciones agrícolas, hacer la usurpación violenta de estos bienes, acom-
que aumentase la afluencia a la ciudad de pro- pañada casi siempre por la transformación de
letarios libres y necesitados del campo, etc. las tierras de labor en terrenos de pastos, co-
Además, la nueva aristocracia de la tierra era la mienza a fines del siglo XV y prosigue a lo lar-
aliada natural de la nueva bancocracia, de la go del siglo XVI. Sin embargo, en aquellos
alta finanza, que acababa de dejar el cascarón, y tiempos este proceso revestía la forma de una
de los grandes manufactureros, atrincherados serie de actos individuales de violencia, contra los
por aquel entonces detrás del proteccionismo que la legislación luchó infructuosamente du-
aduanal. La burguesía inglesa obró en defensa rante ciento cincuenta años. El progreso apor-
de sus intereses con el mismo acierto con que la tado por el siglo XVIII consiste en que ahora la
burguesía de Suecia, siguiendo el camino con- propia ley se convierte en vehículo de esta depre-
dación de los bienes del pueblo, aunque los gran- una “indemnización” para los pobres expropia-
des colonos sigan empleando también, de paso, dos.18
sus pequeños métodos personales e in- Al paso que los yeomen independientes eran
dependientes.17 La forma parlamentaria que sustituidos por tenants–at–will, por pequeños
reviste este despojo es la de los Bills for Inclosu- colonos con contrato por un año, es decir, por
res of Commons (leyes sobre el cercado de terre- una chusma servil sometida al capricho de los
nos comunales) ; dicho en otros términos, de- terratenientes, el despojo de los bienes del do-
cretos por medio de los cuales los terratenientes minio público, y sobre todo la depredación sis-
se regalan a si mismos en propiedad privada temática de los terrenos comunales, ayudaron a
las tierras del pueblo, decretos encaminados a incrementar esas grandes posesiones que se
expropiar al pueblo de lo suyo. Sir F. M. Eden conocían en el siglo XVIII con los nombres de
se contradice a sí mismo en el astuto alegato haciendas capitalistasl9 y haciendas de comer-
curialesco en que procura explicar la propiedad ciantes20 y que dejaron a la población campesina
comunal como propiedad privada de los gran- “disponible” como proletariado al servicio de la
des terratenientes que recogen la herencia de industria.
los señores feudales, al reclamar una “ley gene- Sin embargo, el siglo XVIII todavía no al-
ral del parlamento sobre el derecho a cercar los canza a comprender, en la medida que había de
terrenos comunales”, reconociendo con ello que comprenderlo el XIX, la identidad que media entre
la transformación de estos bienes en propiedad pri- la riqueza nacional y la pobreza del pueblo. Por eso
vada no podía prosperar sin un golpe de estado en los libros de economía de esta época se pro-
parlamentario, a la par que pide al legislador duce una violentísima polémica en torno a la
“inclosure of commons”. Entresaco unos cuantos
pasajes de los materiales copiosísimos que ten- con las cifras existentes cuando el suelo se cul-
go a la vista, para poner de relieve de un modo tivaba en régimen abierto. Es bastante frecuente
más vivo la situación. encontrarse con dominios de lores enteros re-
“En muchas parroquias de Hertfordshire – cientemente cercados que antes se distribuían
escribe una pluma indignada– se han reunido entre 20 ó 30 colonos y otros tantos pequeños
en 3 haciendas 24, cada una de las cuales con- labradores y tributarios, que hoy están acapa-
taba, por término medio, de 50 a 150 acres de rados por 4 ó 5 grandes ganaderos. Todos aque-
extensión.”21 “En Northamptonshire y Lin- llos labradores fueron lanzados de sus tierras, en
colnshire se ha impuesto la norma de cercar los unión de sus familias y de muchas otras a las que
terrenos comunales, y la mayoría de las propie- daban trabajo. y sustento.22 Los terrenos
dades creadas de este modo se han convertido anexionados por el dueño colindante, bajo pre-
en terrenos de pastos; a consecuencia de ello, texto de cercarlos, no eran siempre tierras yer-
hay muchas propiedades que antes labraban mas, sino también, con frecuencia, tierras culti-
1,500 acres y que hoy no labran ni 50... Las rui- vadas mediante un tributo al municipio, o co-
nas de las viejas casas, corrales y graneros, son munalmente. “Me refiero aquí a la inclusión de
los únicos vestigios de los antiguos morado- terrenos abiertos y de tierras ya cultivadas.
res.” “En algunos sitios, cien casas y familias Hasta los autores que defienden las inclosures
han quedado reducidas... a 8 ó 10...” En la ma- reconocen que estos cercados refuerzan el mo-
yoría de las parroquias, donde sólo se han co- nopolio de los grandes terratenientes, hacen
menzado a cercar los terrenos comunales desde subir el precio de las subsistencias y fomentan
hace quince o veinte años, los terratenientes son la despoblación... También al cercar los terrenos
en la actualidad poquísimos en comparación yermos, como ahora se hace, se despoja a los
pobres de una parte de sus medios de sustento, te en este reino.”24 Y resume los efectos genera-
incrementando haciendas que son ya de suyo les de las inclosures en estos términos: “En ge-
harto extensas.”23 “Si el país –dice el Dr. Price– neral, la situación de las clases humildes del
cae en poder de un puñado de grandes colonos, pueblo ha empeorado en casi todos los senti-
los pequeños arrendatarios [en otro sitio, los dos; los pequeños terratenientes y colonos se
llama “una muchedumbre de pequeños propie- han visto reducidos al nivel de jornaleros y
tarios y colonos que se mantienen a si mismos y asalariados, a la par que se hace cada vez más
a sus familias con el producto de la tierra traba- difícil ganarse la vida en esta situación.25 En efec-
jada por ellos, con las ovejas, las aves, los cer- to, la usurpación de los bienes comunales y la
dos, etc., que llevan a pastar a los terrenos co- revolución agrícola que la acompaña, empeora
munales, no necesitando apenas, por tanto, hasta tal punto la situación de los obreros agrí-
comprar víveres para su consumo”] se verán colas, que, según el propio Eden, entre 1765 y
convertidos en hombres obligados a trabajar para 1780 su salario comienza a descender por debajo
otros si quieren comer y tendrán que ir al merca- del nivel mínimo, haciéndose necesario comple-
do para proveerse de cuanto necesiten... Tal vez tarlo con el socorro oficial de pobreza. Su jor-
se trabajará más, porque la coacción será también nal, dice Eden, “alcanza a duras penas a cubrir
mayor... Surgirán ciudades y manufacturas, sus necesidades más perentorias”.
pues se verá empujada a ellas más gente en busca Oigamos ahora un instante a un defensor
de trabajo. He aquí el camino hacia el que lógi- de las enclosures y adversario del Dr. Price. “No
camente se orienta la concentración de la pro- es lógico inferir que existe despoblación porque
piedad territorial y por el que, desde hace mu- ya no se vea a la gente derrochar su trabajo en
chos años, se viene marchando ya efectivamen- campo abierto... Sí, al convertir los pequeños
labradores en personas obligadas a trabajar para autor esta “confortable” reflexión final: “Era
otros, se moviliza más trabajo, es ésta una ventaja necesario restablecer la proporción justa (due) entre
que la nación [entre la que no figuran, natural- la agricultura y la ganadería. Todavía durante
mente, los que sufren la transformación apun- todo el siglo XIV y la mayor parte del XV, por
tada], tiene que ver con buenos ojos... El pro- cada acre dedicado a ganadería había dos, tres
ducto será mayor si su trabajo combinado se em- y hasta cuatro dedicados a labranza. A media-
plea en una sola hacienda; así se creará trabajo dos del siglo XVI, la proporción era ya de dos
sobrante para las manufacturas, haciendo una acres de ganadería por dos de labranza y más
de las minas de oro de nuestra nación, con ello tarde de dos a uno, hasta que por último se con-
que éstas aumenten en proporción a la cantidad siguió establecer la proporción exacta de tres acres
de trigo producido.”26 de ganadería por cada acre de tierras labrantías.”
Leyendo, por ejemplo, a Sir F. M. Eden, ma- En el siglo XIX se pierde, como es lógico,
tizado además de tory y de “filántropo”, se ve hasta el recuerdo de la conexión existente entre
la impasibilidad estoica con que los economistas la agricultura y los bienes comunales. Para no
contemplan las violaciones más descaradas del “sa- hablar de los tiempos posteriores, bastará decir
crosanto derecho de propiedad”, cuando estas viola- que la población rural no obtuvo ni un céntimo
ciones son necesarias para echar los cimientos del de indemnizaciones por los 3.511,770 acres de
régimen capitalista de producción. Toda la serie de tierras comunales que entre los años de 1801 y
despojos brutales, horrores y vejaciones que 1831 le fueron arrebatados y ofrecidos a través
lleva aparejados la expropiación violenta del del parlamento como regalo por los terratenien-
pueblo desde el último tercio del siglo XV hasta tes a los terratenientes.
fines del siglo XVIII, sólo le inspira a nuestro
Finalmente, el último gran proceso de expro- extensiones de la magnitud de los ducados
piación de los agricultores es el llamado Clearing alemanes), y finalmente, por la forma especial
of Estates (limpieza de fincas, que en realidad de la propiedad inmueble usurpada.
consistía en barrer de ellas a los hombres). To- Los celtas de la alta Escocia estaban dividi-
dos los métodos ingleses que hemos venido es- dos en clanes, y cada clan era propietario de los
tudiando culminan en esta “limpieza”. Como terrenos por él colonizados. El representante
veíamos al describir en la sección anterior la del clan, su jefe o “caudillo”, no era más que un
situación moderna, ahora que ya no había la- simple propietario titular de estos terrenos, del
bradores independientes que barrer, las “lim- mismo modo que la reina de Inglaterra lo era
pias” llegan a barrer los mismos cottages, no del suelo de toda la nación. Cuando el gobierno
dejando a los braceros del campo ni siquiera inglés hubo conseguido sofocar las guerras in-
sitio para alojarse en las tierras que trabajan. ternas de estos “caudillos” y sus constantes
Sin embargo, para saber lo que significa esto irrupciones en las llanuras de la baja Escocia,
del “clearing of estates” en el sentido estricto de los jefes de los clanes no abandonaron, ni mu-
la palabra, tenemos que trasladarnos a la tierra cho menos, su antiguo oficio de bandoleros; se
de promisión de la literatura novelesca moder- limitaron a cambiarlo de forma. Por si y ante sí,
na: las montañas de Escocia. Es aquí donde este transformaron su derecho titular de propiedad
proceso a que nos referimos se distingue por su en un derecho de propiedad privada, y como
carácter sistemático, por la magnitud de la esca- las gentes de los clanes opusieran resistencia,
la en que se opera de golpe (en Irlanda hubo decidieron desalojarlos de sus posesiones por la
terratenientes que consiguieron barrer varias fuerza. “Con el mismo derecho –dice el profe-
aldeas a la vez; en la alta Escocia se trata de sor Newman– podría un rey de Inglaterra atre-
verse a arrojar a sus súbditos al mar.27 En las tes, que formarían, aproximadamente, unas
obras de Sir James Steuart28 y James Anderson29 3,000 familias. Todas sus aldeas fueron des-
“podemos seguir las primeras fases de esta re- truidas y arrasadas, sus tierras convertidas to-
volución, que en Escocia comienza después de das en terrenos de pastos. Las tropas británicas
la última intentona del pretendiente”. En el enviadas por el gobierno para ejecutar las
siglo XVIII, a los escoceses lanzados de sus tie- órdenes de la condesa, tuvieron que hacer fue-
rras se les prohibía al mismo tiempo emigrar go contra los habitantes, expulsados de sus tie-
del país, para así empujarlos por la fuerza a rras. Una mujer vieja pereció abrasada entre las
Glasgow y otros centros fabriles de la región.30 llamas de su choza, por negarse a abandonarla.
Como ejemplo del método de expropiación Así consiguió la señora condesa apropiarse de
predominante en el siglo XIX, 31 bastará citar las 794,000 acres de tierra, pertenecientes al clan
“limpias” llevadas a cabo por la condesa de Sut- desde tiempos inmemoriales. A los naturales
herland. Esta señora, económicamente aleccio- del país desahuciados les asignó en la orilla del
nada, decidió, apenas hubo ceñido la corona de mar unos 6,000 acres, a razón de dos por fami-
condesa, aplicar a sus posesiones un tratamien- lia. Hasta la fecha, aquellos 6,000 acres habían
to radical, convirtiendo todo su condado – permanecido yermos, sin producir ninguna
cuyos habitantes, mermados por una serie de renta a su propietario. Llevada de su altruismo,
procesos anteriores semejantes a éste, habían la condesa se dignó arrendar estos cereales por
ido quedando ya reducidos a 15,000– en pastos una renta media de 2 chelines y 6 peniques ca-
para ovejas. Desde 1814 a 1820 se desplegó una da acre, pues no en vano se trataba de las gen-
campaña sistemática de expulsión y exterminio tes de un clan que había vertido su sangre por
para quitar de en medio a estos 15,000 habitan- su familia desde hacía varios siglos. Todos los
terrenos robados al clan fueron divididos en 29 Como es sabido, en Inglaterra no existen ver-
grandes demarcaciones de pastos, atendida daderos bosques. La caza que corre por los
cada una de ellas por una sola familia; los pas- parques de los aristócratas es, constitucional-
tores eran, en su mayoría, criados ingleses de mente, ganado doméstico, gordo como los al-
los arrendatarios. En 1825, los 15,000 montañe- dermen de Londres. Por eso Escocía es, para los
ses habían sido sustituidos ya por 131,000 ove- ingleses, el último asilo de la “noble pasión” de
jas. Los aborígenes arrojados a la orilla del mar la caza. “En la montaña –dice Somers en 1848–
procuraban, entretanto, mantenerse de la pesca; se han extendido considerablemente los bos-
se convirtieron en anfibios y vivían, según dice ques. A un lado de Gaick tenemos el nuevo
un escritor inglés de la época, mitad en tierra y bosque Glenfeshie y al otro lado el nuevo bos-
mitad en el mar, sin vivir entre todo ello más que de Ardverikie. En la misma dirección, te-
que a medias.32 nemos el Black Mount, una llanura inmensa,
Pero los bravos escoceses habrían de pagar recién plantado. De Este a Oeste, desde las in-
todavía más cara aquella idolatría romántica de mediaciones de Aberdeen hasta las rocas de
montañeses por los “caudillos” de los clanes. El Oban, se extiende ahora una línea ininterrum-
olor del pescado les dio en la nariz a los seño- pida de bosques, mientras que en otras regio-
res. Estos, barruntando algo de provecho en nes de la alta Escocia, se alzan los bosques nue-
aquellas playas, las arrendaron a las grandes vos de Loch Archaig, Glengarry, Glenmoriston
pescaderías de Londres, y los escoceses fueron etc. Al convertirse sus tierras en pastizales..., los
arrojados de sus casas por segunda vez.33 montañeses se vieron empujados a comarcas
Finalmente, una parte de los terrenos de estériles. Ahora, la caza comienza a sustituir a
pastos volvió a ser convertida en cotos de caza. las ovejas, empujando a aquéllos a una miseria
todavía más espantosa... Los montes de cazas34 terreno: en cambio, a las personas se las acosa y
son incompatibles con la gente. Uno de los dos se las mete en fajas de tierra cada vez más es-
tiene que batirse en retirada y abandonar el trechas... Al pueblo le fueron arrebatadas unas
campo. Sí en los próximos veinticinco años los libertades tras otras... Y la opresión crece diaria-
cotos de caza siguen creciendo en las mismas mente. Los propietarios siguen la norma de
proporciones que en el último cuarto de siglo, diezmar y exterminar a la gente como un prin-
no quedará ni un solo escocés en su tierra natal. cipio fijo, como una necesidad agrícola, lo
Este movimiento que se ha desarrollado entre mismo que se talan los árboles y la maleza en
los propietarios de Escocia se debe, en parte, a las espesuras de América, y esta operación si-
la moda, a la manía aristocrática, a la afición de gue su marcha tranquila y comercial.”35
la caza, etc., pero hay también muchos que ex- La depredación de los bienes de la Iglesia, la
plotan esto con la mira puesta exclusivamente en la enajenación fraudulenta de las tierras del do-
ganancia, pues es indudable que, muchas veces, minio público, el saqueo de los terrenos comu-
un pedazo de montaña convertido en coto de nales, la metamorfosis, llevada a cabo por la
caza es bastante más rentable que empleado usurpación y el terrorismo más inhumanos, de
como terreno de pastos... El aficionado que la propiedad feudal y del patrimonio del clan
busca un coto de caza no pone a su deseo más en la moderna propiedad privada: he ahí otros
límite que la anchura de su bolsa... Sobre la tantos métodos idílicos de la acumulación origina-
montaña escocesa han llovido penalidades no ria. Con estos métodos se abrió paso a la agri-
menos crueles que las impuestas a Inglaterra cultura capitalista, se incorporó el capital a la
por la política de los reyes normandos. A la tierra y se crearon los contingentes de proleta-
caza se la deja correr en libertad, sin tasarle el
rios libres y privados de medios de vida que circunstancias. De aquí que, a fines del siglo XV
necesitaba la industria de las ciudades. y durante todo el XVI, se dictasen en toda Euro-
pa occidental una serie de leyes persiguiendo a san-
gre y fuego el vagabundaje. De este modo, los pa-
3. Leyes persiguiendo a sangre y fuego a los expro- dres de la clase obrera moderna empezaron
piados, a partir del siglo XV. Leyes reduciendo el viéndose castigados por algo de que ellos mis-
salario mos eran víctimas, por verse reducidos a vaga-
bundos y mendigos. La legislación los trataba
como a delincuentes “voluntarios” como si de-
Los contingentes expulsados de sus tierras
pendiese de su buena voluntad el continuar traba-
al disolverse las huestes feudales y ser expro-
jando en las viejas condiciones, ya abolidas.
piados a empellones y por la fuerza de lo que
En Inglaterra, esta legislación comenzó bajo
poseían, formaban un proletariado libre y pri-
el reinado de Enrique VIII.
vado de medios de existencia, que no podía ser
Enrique VIII, 1530: Los mendigos viejos e in-
absorbido por las manufacturas con la misma
capacitados para el trabajo deberán proveerse
rapidez con que se le arrojaba al arroyo. Por
de licencia para mendigar. Para los vagabundos
otra parte, estos seres que de repente se veían
jóvenes y fuertes, azotes y reclusión. Se les
lanzados fuera de su órbita acostumbrada de
atará a la parte trasera de un carro y se les azo-
vida, no podían adaptarse con la misma celeri-
tará hasta que la sangre mane de su cuerpo,
dad a la disciplina de su nuevo estado. Y así,
devolviéndolos luego, bajo juramento, a su
una masa de ellos fueron convirtiéndose en
pueblo natal o al sitio en que hayan residido
mendigos, salteadores y vagabundos; algunos
durante los últimos tres años, para que “se
por inclinación, pero los más, obligados por las
pongan a trabajar” (to put himself to labour). ahorcará como reo de alta traición. Su dueño
¡Qué ironía tan cruel! El 27 Enrique VIII36 reitera puede venderlo y legarlo a sus herederos o ce-
el estatuto anterior, pero con nuevas adiciones, derlo como esclavo, exactamente igual que el
que lo hacen todavía más riguroso. En caso de ganado o cualquier objeto mueble. Los esclavos
reincidencia y vagabundaje, deberá azotarse de que se confabulen contra sus dueños serán
nuevo al culpable y cortarle media oreja: a la también ahorcados. Los jueces de paz seguirán
tercera vez que se le sorprenda, se le ahorcará las huellas a los pícaros, tan pronto se les in-
como criminal peligroso y enemigo de la socie- forme. Si se averigua que un vagabundo lleva
dad. tres días seguidos haraganeando, se le expedirá
Eduardo VI: Un estatuto dictado en el pri- a su pueblo natal con una V marcada a fuego
mer año de su reinado, en 1547, ordena que si en el pecho, y le sacarán a la calle con cadenas o
alguien se niega a trabajar se le asigne como empleándole en otros servicios. El vagabundo
esclavo a la persona que le denuncie. El dueño que indique un pueblo falso será castigado a
deberá alimentar a su esclavo con pan y agua, permanecer en él toda la vida como esclavo, sea
bebidas flojas y los desperdicios de carne que de los vecinos o de la corporación, y se le mar-
crea conveniente. Tiene derecho, a obligarle a cará a fuego con una S. Todo el mundo tiene
que realice cualquier trabajo, por muy repelen- derecho a quitarle al vagabundo sus hijos y
te que sea, azotándole y encadenándole si fuere tenerlos bajo su custodia como aprendices; los
necesario. Si el esclavo desaparece durante dos hijos hasta los veinticuatro años, las hijas hasta
semanas, se le condenará a esclavitud de por los veinte. Si se escapan, serán entregados como
vida, marcándole a fuego con una S37 en la fren- esclavos, hasta la dicha edad, a sus maestros,
te o en un carrillo; si huye por tercera vez, se le quienes podrán azotarlos, cargarlos de cadenas,
etc., a su libre albedrío. El maestro puede poner Jacobo I: Todo el que no tenga empleo fijo y
a su esclavo un anillo de hierro en el cuello, el se dedique a mendigar es declarado vagabun-
brazo o la pierna, para identificarlo mejor y do. Los jueces de paz de las Petty Sessions que-
tenerlo más a mano.38 En la última parte de este dan autorizados a mandarlos azotar en público
estatuto se establece que ciertos pobres podrán y a recluirlos en la cárcel, a la primera vez que
ser obligados a trabajar para el lugar o el indi- se les sorprenda, por seis meses, a la segunda
viduo que les dé de comer y beber y les busque vez por dos años. Durante su permanencia en
trabajo. Esta clase de esclavos parroquiales sub- la cárcel, podrán ser azotados tantas veces y en
siste en Inglaterra hasta bien entrado el siglo tanta cantidad como los jueces de paz crean
XIX, bajo el nombre de roundsmen (rondadores). conveniente... Los vagabundos peligrosos e
Isabel, 1752: Los mendigos sin licencia y incorregibles deberán ser marcados a fuego con
mayores de catorce años serán azotados sin una R en el hombro izquierdo y sujetos a traba-
misericordia y marcados con un hierro can- jos forzados; y sí se les sorprende nuevamente
dente en la oreja izquierda, caso de que nadie mendigando, serán ahorcados sin misericordia.
quiera tomarlos durante dos años a su servicio. En Estos preceptos, que conservan su fuerza legal
caso de reincidencia, siempre que sean mayores hasta los primeros años del siglo XVIII, sólo
de dieciocho años y nadie quiera tomarlos por dos fueron derogados por la 12 Ana c. 23.
años a su servicio, serán ahorcados. A la tercera Leyes parecidas a éstas se dictaron también
vez, se les ahorcará irremisiblemente como reos en Francia, en cuya capital se había establecido,
de alta traición. Otros estatutos semejantes: 18 a mediados del siglo XVII un verdadero reino
Isabel c.13 y 1597.39 de vagabundos (royaume des truands). Todavía
en los primeros años del reinado de Luis XVI
(Ordenanza de 13 de julio de 1777), disponía la venderse voluntariamente. En el transcurso de
ley que se mandase a galeras a todas las perso- la producción capitalista, se va formando una
nas de dieciséis a sesenta años que, gozando de clase obrera que, a fuerza de educación, de tra-
salud, careciesen de medios de vida y no ejer- dición, de costumbre, se somete a las exigencias
ciesen ninguna profesión. Normas semejantes de este régimen de producción como a las más
se contenían en el estatuto dado por Carlos V, lógicas leyes naturales. La organización del
en octubre de 1537, para los Países Bajos, en el proceso capitalista de producción ya desarro-
primer edicto de los Estados y ciudades de llado vence todas las resistencias; la existencia
Holanda (19 de marzo de 1614), en el bando de constante de una superpoblación relativa man-
las provincias unidas (25 de junio de 1649), etc. tiene la ley de la oferta y la demanda de trabajo
Véase, pues, como después de ser violen- a tono con las necesidades de explotación del
tamente expropiados y expulsados de sus tie- capital, y la presión sorda de las condiciones
rras y convertidos en vagabundos, se encajaba a económicas sella el poder de mando del capita-
los antiguos campesinos, mediante leyes grotes- lista sobre el obrero. Todavía se emplea, de vez
camente terroristas, a fuerza de palos, de marcas en cuando, la violencia directa, extraeconómica;
a fuego y de tormentos, en la disciplina que pero sólo en casos excepcionales. Dentro de la
exigía el sistema del trabajo asalariado. marcha natural de las cosas, ya puede dejarse al
No basta con que las condiciones de trabajo obrero a merced de las “leyes naturales de la pro-
cristalicen en uno de los polos como capital y ducción”, es decir, entregado al predominio del
en el polo contrario como hombres que no tie- capital, predominio que las propias condiciones
nen nada que vender más que su fuerza de tra- de producción engendran, garantizan y per-
bajo. Ni basta tampoco con obligar a éstos a petúan. Durante la génesis histórica de la pro-
ducción capitalista, no ocurre aún as!. La bur- aún un carácter específicamente capitalista. El
guesía, que va ascendiendo, pero que aún no ha capital variable predominaba considerablemen-
triunfado del todo, necesita y emplea todavía el te sobre el capital constante. Por eso la deman-
poder del estado para “regular” los salarios, es de- da de trabajo asalariado crecía rápidamente con
cir, para sujetarlos dentro de los límites que cada acumulación de capital, seguida lenta-
convienen a los fabricantes de plusvalía, y para mente por la oferta. Por aquel entonces, todavía
alargar la jornada de trabajo y mantener al mis- se invertía en el fondo de consumo del obrero una
mo obrero en el grado normal de subordinación. gran parte del producto nacional, que más tar-
Es éste un factor esencial de la llamada acumu- de habría de convertirse en fondo de acumulación
lación originaria. del capital.
La clase de los obreros asalariados, que sur- En Inglaterra, la legislación sobre el trabajo
gió en la segunda mitad del siglo XIV, sólo re- asalariado, encaminada desde el primer mo-
presentaba por aquel entonces y durante el si- mento a la explotación del obrero y enemiga de
glo siguiente una parte muy pequeña de la po- él desde el primer instante hasta el último40
blación, que tenía bien cubierta la espalda por comienza con el Statute of Labourers de Eduardo
el régimen de los campesinos independientes, III, en 1349. A él corresponde, en Francia, la
de una parte, y de otra, por la organización Ordenanza de 1350, dictada en nombre del rey
gremial de las ciudades. Tanto en la ciudad Juan. La legislación inglesa y francesa seguían
como en el campo, había una cierta afinidad rumbos paralelos y tienen idéntico contenido.
social entre patronos y obreros. La supeditación En la parte en que los estatutos obreros procu-
del trabajo al capital era puramente formal; es ran imponer la prolongación de la jornada de tra-
decir, el régimen de producción no presentaba
bajo no hemos de volver sobre ellos, pues este que abone jornales excesivos; en cambio, al que
punto ha sido tratado ya (capítulo VIII, 5). los cobre se le castiga con veintiuno. Un estatu-
El Statute of Labourers se dictó ante las to de 1360 aumenta las penas y autoriza incluso
apremiantes quejas de la Cámara de los Comu- al patrono para imponer, mediante castigos
nes. “Antes –dice candorosamente un tory– los corporales, el trabajo por el salario tarifado. Se
pobres exigían unos jornales tan altos, que pon- declaran nulas todas las combinaciones, contra-
ían en trance de ruina a la industria y a la ri- tos, juramentos, etc., con que se obligan entre sí
queza. Hoy, sus salarios son tan bajos, que po- los albañiles y los carpinteros. Desde el siglo
nen también en trance de ruina la industria y la XIV hasta 1825, el año de la abolición de las
riqueza, pero de otro modo y tal vez más ame- leyes anticoalicionistas, las coaliciones obreras
nazadoramente que antes.”41 En este estatuto se son consideradas como un grave crimen. Cuál
establece una tarifa legal de salarios para el era el espíritu que inspiraba el estatuto obrero
campo y la ciudad, por piezas y por días. Los de 1349 y sus hermanos menores se ve clara-
obreros del campo deberán contratarse por mente con sólo advertir que en él se fijaba por
años, los de la ciudad “en el mercado libre”. Se imperio del estado un salario máximo; lo que no
prohibe, bajo penas de cárcel, abonar jornales se prescribía ni por asomo era un salario mínimo.
superiores a los señalados por el estatuto, pero
Durante el siglo XVI, empeoró conside-
el delito de percibir salarios ilegales se castiga
rablemente, como se sabe, la situación de los
con mayor dureza que el delito de abonarlos.
obreros. El salario en dinero había subido, pero
Siguiendo la misma norma, en las secciones 18
no proporcionalmente a la depreciación de la
y 19 del Estatuto de aprendices dictado por la
moneda y a la correspondiente subida de los
reina Isabel se castiga con diez días de cárcel al
precios de las mercancías. En realidad, pues, los
jornales habían bajado. A pesar de ello, seguían jornal, salvo en casos de duelo público; el 13
en vigor las leyes encaminadas a hacerlos bajar, Jorge III c. 68 encomienda a los jueces de paz la
con la conminación de cortar la oreja y marcar reglamentación del salario de los tejedores en
con el hierro candente a aquellos "que nadie seda; en 1796, fueron necesarios dos fallos de
quisiera tomar a su servicio". El Estatuto de los tribunales superiores para decidir si las
aprendices 5 Isabel c. 3 autorizaba a los jueces órdenes de los jueces de paz sobre salarios reg-
de paz para fijar ciertos salarios y modificarlos, ían también para los obreros no agrícolas; en 1799,
según las épocas del año y los precios de las una ley del parlamento confirma que el salario
mercancías. Jacobo I hizo extensiva esta norma de los obreros mineros de Escocia se halla re-
a los tejedores, los hilanderos y toda suerte de glamentado por un estatuto de la reina Isabel y
categorías obreras42 y Jorge II extendió las leyes dos leyes escocesas de 1661 y 1671. Un episodio
contra las coaliciones obreras a todas las manu- inaudito, producido en la Cámara de los Co-
facturas. munes de Inglaterra, vino a demostrar hasta
qué punto habían cambiado las cosas. Aquí,
Dentro del verdadero período manufac-
donde durante más de cuatrocientos años se
turero, el régimen capitalista de producción
habían estado fabricando leyes sobre la tasa
sentíase ya lo suficientemente fuerte para que
máxima que en modo alguno podía rebasar el
la reglamentación legal de los salarios fuese tan
salario pagado a un obrero, se levantó en 1796
impracticable como superflua, pero se conser-
un diputado, Whitbread, a proponer un salario
vaban, por si acaso, las armas del antiguo arse-
mínimo para los jornaleros del campo. Pitt se opuso
nal. Todavía el 8 Jorge II prohibe que los oficia-
a la propuesta, aunque reconociendo que "la
les de sastre de Londres y sus alrededores co-
situación de los pobres era cruel". Por fin, en
bren más de 2 chelines y 7 peniques y medio de
1813 fueron derogadas las leyes sobre reglamen- borrar las últimas huellas de esta legislación de
tación de salarios. Estas leyes eran una ridícula clase, mediante el reconocimiento legal de las
anomalía, desde el momento en que el capitalis- tradeuniones. Pero una ley parlamentaria de la
ta regía la fábrica con sus leyes privadas, hacién- misma fecha ("An act to amend the criminal
dose necesario completar el salario del bracero law relating to violence, threats and molesta-
del campo con el tributo de pobreza para llegar al tion") restablece, en realidad, el antiguo estado
mínimo indispensable. Las normas de los esta- de derecho bajo una forma nueva. Mediante
tutos obreros sobre los contratos entre el patro- este escamoteo parlamentario, los recursos de
no y sus jornaleros, sobre los plazos de aviso, que pueden valerse los obreros en caso de
etc., las que sólo permiten dernandar por lo huelga o lockout (huelga de los fabricantes co-
civil contra el patrono que falta a sus deberes aligados, unida al cierre de sus fábricas), se
contractuales, permitiendo en cambio procesar sustraen al derecho común y se someten a una
por lo criminal al obrero que no cumple los legislación penal de excepción, que los propios
suyos, siguen en pleno vigor hasta la fecha. fabricantes son los encargados de interpretar,
en su función de jueces de paz. Dos años, antes,
Las severas leyes contra las coaliciones
la misma Cámara de los Comunes y el mismo
hubieron de derogarse en 1835, ante la actitud
Mr. Gladstone, con su proverbial honradez,
amenazadora del proletariado. No obstante,
habían presentado un proyecto de ley abolien-
sólo fueron derogadas parcialmente. Hasta
do todas las leyes penales de excepción contra
1859 no desaparecieron algunos hermosos ves-
la clase obrera. Pero no se le dejó pasar de la
tigios de los antiguos estatutos que todavía se
segunda lectura, y se fue dando largas al asun-
mantenían en pie. Finalmente, la ley votada por
to, hasta que, por fin, el "gran partido liberal",
el parlamento el 29 de junio de 1871 prometió
fortalecido por una alianza con los tories, tuvo contra la libertad y la Declaracián de los Derechos
la valentía necesaria para votar contra el mismo del Hombre", sancionable con una multa de 500
proletariado que le había encaramado en el libras y privación de la ciudadanía activa du-
Poder. No contento con esto, el "gran partido rante un año.43 Esta ley, que, poniendo a contri-
liberal" permitió que los jueces ingleses, que bución el poder policíaco del estado, procura
tanto se desviven en el servicio de las clases encauzar dentro de los límites que al capital le
gobernantes, desenterrasen las leyes ya prescri- plazcan la lucha de concurrencia entablada
tas sobre las "conspiraciones" y las aplicasen a entre el capital y el trabajo, sobrevivió a todas
las coaliciones obreras. Como se ve, el parla- las revoluciones y cambios de dinastías. Ni el
mento inglés renunció a las leyes contra las mismo régimen del terror se atrevió a tocarla.
huelgas y las tradeuniones de mala gana y pre- No se la borró del Código penal hasta hace
sionado por las masas, después de haber des- muy poco. Nada más elocuente que el pretexto
empeñado él durante cinco siglos, con el que se dio, al votar la ley, para justificar este
egoísmo más desvergonzado, el papel de una golpe de estado. "Aunque es de desear –dice el
tradeunión permanente de los capitalistas contra ponente de la ley, Le Chapelier– que los sala-
obreros. rios se eleven por encima de su nivel actual,
para que quienes los perciben puedan sustraer-
En los mismos comienzos de la tormen-
se a esa sumisión absoluta que supone la carencia
ta revolucionaria, la burguesía francesa se atre-
de los medios de vida más elementales, y que
vió a arrebatar de nuevo a los obreros el dere-
es casi la sumisión a la esclavitud", a los obreros
cho de asociación que acababan de conquistar.
se les niega el derecho a ponerse de acuerdo
Por decreto de 14 de junio de 1791, declaró to-
sobre sus intereses, a actuar conjuntamente y,
das las coaliciones obreras como un "atentado
por tanto, a vencer esa "sumisión absoluta, que del arrendatario puede, digámoslo así, tocarse
es casi la esclavitud", porque con ello herirían con la mano, pues constituye un proceso lento,
"la libertad de sus ci–devant maîtres y actuales que se arrastra a lo largo de muchos siglo. Los
patronos" (¡la libertad de mantener a los obre- siervos, y con ellos los pequeños propietarios
ros en esclavitud!), y porque el coaligarse contra libres, no tenían todos, ni mucho menos, la
el despotismo de los antiguos maestros de las corpo- misma situación patrimonial, siendo por tanto
racciones equivaldría –!adivínese¡–; a restaurar emancipados en condiciones económicas muy
las corporaciones abolidas por la Constitución distintas.
francesa.44
En Inglaterra, la primera forma bajo la
4. Génesis del arrendatario capitalista que se presenta el arrendatario es la del bailiff
también siervo. Su posición se parece mucho a
la del villicus de la antigua Roma, aunque con
Después de exponer el proceso de vio- un radio de acción más reducido. Durante la
lenta creación de los proletarios libres y priva- segunda mitad del siglo XVI es sustituido por
dos de recursos, cómo se les convirtió a sangre un colono, al que el señor de la tierra provee de
y fuego en obreros asalariados y la sucia cam- simiente, ganado y aperos de labranza. Su si-
paña en que el estado refuerza policíacamente, tuación no difiere gran cosa de la del simple
con el grado de explotación del obrero, la acu- campesino. La única diferencia es que explota
mulación del capital, cumple preguntar: ¿cómo más trabajo asalariado. Pronto se convierte en
surgieron los primeros capitalistas? Pues la ex- aparcero, en semiarrendatario. El pone una
propiación de la población campesina sólo crea parte del capital agrícola y el propietario la
directamente grandes terratenientes. La génesis otra. Los frutos se reparten según la proporción
fijada en el contrato. En Inglaterra, esta forma En el siglo XVI viene a añadirse a éstos
no tarda en desaparecer, para ceder el puesto a un factor decisivo. Los contratos de arrenda-
la del verdadero arrendatario, que explota su miento eran entonces contratos a largo plazo,
propio capital empleando obreros asalariados y abundando los de noventa y nueve años. La
abonando al propietario como renta, en dinero constante depreciación de los metales precio-
o en especie, una parte del producto excedente. sos, y por tanto del dinero, fue para los arren-
datarios una lluvia de oro. Hizo –aun prescin-
Durante el siglo XV, mientras el campe-
diendo de todas las circunstancias ya expues-
sino independiente y el mozo de labranza que,
tas– que descendiesen los salarios. Una parte de
además de trabajar a jornal para otro, cultiva su
éstos pasó a incrementar las ganancias del arrenda-
propia tierra, se enriquecen con su trabajo, las
tario. El alza incesante de los precios del trigo,
condiciones de vida del colono y su campo de
de la lana, de la carne, en una palabra, de todos
producción no salen de la mediocridad. La re-
los productos agrícolas, vino a hinchar, sin in-
volución agrícola del último tercio del siglo XV,
tervención suya, el patrimonio en dinero del
que dura casi todo el siglo XVI (aunque excep-
arrendatario, mientras que la renta de la tierra,
tuando los últimos decenios), enriquece al
que él tenía que abonar, se contraía a su antiguo
arrendatario con la misma celeridad con que
valor en dinero.46 De este modo, se enriquecía a
empobrece al campesino.45 La usurpación de
un mismo tiempo a costa de los jornaleros y del
los pastos comunales, etc., le permite aumentar
propietario de la tierra. Nada tiene, pues, de
casi sin gastos su contingente de ganado, al
extraño que, a fines del siglo XVI, Inglaterra
paso que éste le suministra abono más abun-
contase con una clase de arrendatarios "capita-
dante para cultivar la tierra.
listas" ricos, para lo que se acostumbraba en corresponde una condensación del proletariado
aquellos tiempos.47 industrial, como al enrarecimiento de la mate-
ria del universo en unos sitios, corresponde,
según Geoffroy Saint–Hilaire,48 su condensa-
5. Cómo repercute la revolución agrícola sobre la ción en otros. A pesar de haber disminuido el
industria. Formación del mercado interior para el número de brazos que la cultivaban, la tierra
capital industrial seguía dando el mismo producto o aún más,
pues la revolución operada en el régimen de la
La expropiación y el desahucio de la propiedad inmueble lleva aparejados métodos
población campesina, realizados por ráfagas y más perfeccionados de cultivo, una mayor co-
constantemente renovados, hacía afluir a la operación, la concentración de los medios de
industria de las ciudades, como hemos visto, producción, etc., y los jornaleros del campo no
masas cada vez más numerosas de proletarios sólo son explotados más intensivamente,49 sino
desligados en absoluto del régimen feudal, sa- que, además, va reduciéndose en proporciones
bia circunstancia que hace creer al viejo A. An- cada vez mayores el campo de producción en
derson (autor a quien no debe confundirse con que trabajan para ellos mismos. Con la parte de
James Anderson), en su Historia del Comercio, en la población rural que queda disponible que-
una intervención directa de la providencia. dan también disponibles, por tanto, sus antiguos
medios de subsistencia, que ahora se convierten
Hemos de detenernos unos instantes a analizar
este elemento de la acumulación originaria. Al en elemento material del capital variable. El
enrarecimiento de la población rural indepen- campesino lanzado al arroyo, si quiere vivir,
diente que trabaja sus propias tierras no sólo tiene que comprar el valor de sus medios de
vida a su nuevo señor, el capitalista industrial, tores, que lo cultivaban por sí mismos y lo hila-
en forma de salario. Y lo que ocurre con los ban en pequeñas cantidades, con sus familias;
medios de vida, ocurre también con las primeras ahora, se concentra en manos de un solo capita-
materias agrícolas suministradas a la industria de lista, que hace que otros hilen y tejan para él.
producción local. Estas se convierten en ele- Antes, el trabajo extraordinario que se rendía
mento del capital constante. en el taller de hilado se traducía en un ingreso
extraordinario para innumerables familias
Tomemos, por ejemplo, a los campesi-
campesinas, o también, bajo Federico II, en im-
nos de Westfalia, que en tiempos de Federico II,
puestos pour le rol de Prusse. Ahora, se traduce
aunque no seda, hilaban todos lino, y una parte
en ganancia para un puñado de capitalistas. Los
de los cuales fueron expropiados violentamente
husos y los telares, que antes se distribuían por
y arrojados de sus tierras, mientras los restantes
toda la comarca, se aglomeran ahora, con los
se convertían en jornaleros de los grandes
obreros y la materia prima, en unos cuantos
arrendatarios. Simultáneamente, surgen gran-
caserones grandes, que son como cuarteles del
des fábricas de hilados de lino y de tejidos, en
trabajo. Y de medios de vida independiente para
las que entran a trabajar por un jornal los bra-
hilanderos y tejedores, los husos, los telares y la
zos que han quedado "disponibles". El lino si-
materia prima se convierten en medios para so-
gue siendo el mismo de antes. No ha cambiado
meterlos al mando de otro50 y para arrancarles
en él ni una sola fibra, y, sin embargo, en su
trabajo no retribuido. Ni en las grandes manu-
cuerpo se alberga ahora un alma social nueva,
facturas ni en las grandes granjas hay ningún
pues este lino forma parte del capital constante
signo exterior que indique que en ellas se re-
del dueño de la manufactura. Antes, se distri-
unen muchos pequeños hogares de producción
buía entre un sinnúmero de pequeños produc-
y que deben su origen a la expropiación de mu- participan del bienestar del fabricante. En cam-
chos pequeños productores independientes. Sin bio, en las fábricas separadas (fabriques séparées)
embargo, el ojo imparcial no se deja engañar nadie se enriquece, pero gozan de bienestar
tan fácilmente. En tiempo de Mirabeau, el terri- multitud de obreros... El número de los obreros
ble revolucionario, las grandes manufacturas se activos y económicos crecerá, porque ven en la
llamaban todavía manufactures réunies, talleres vida ordenada y en el trabajo un medio de me-
reunidos, como decimos de las tierras cuando jorar notablemente su situación, en vez de ob-
se juntan. "Sólo se ven –dice Mirabeau– esas tener una pequeña mejora de jornal, que jamás
grandes manufacturas, en las que trabajan cien- decidirá del porvenir y que, a lo sumo, permite
tos de hombres bajo las órdenes de un director y al obrero vivir un poco mejor, pero siempre al
que se denominan generalmente manufacturas día. Las manufacturas separadas e individuales,
reunidas (manufactures réunies). En cambio, combinadas casi siempre con un poco de la-
aquellas en las que trabajan diseminados, cada branza, son las más líbres.51 La expropiación y el
cual por su cuenta, gran número de obreros, desahucio de una parte de la población rural,
pasan casi inadvertidas. Se las relega a último so sólo deja a los obreros sus medios de vida y sus
término. Y esto es un error muy grande, pues materiales de trabajo disponible para que el capital
son éstas las que forman la parte realmente más industrial los utilice, sino que además crea el
importante de la riqueza nacional... La fábrica mercado interior.
reunida (fabrique réunie) enriquecerá fabulo-
En efecto, el movimiento que convierte
samente a uno o dos empresarios, pero los
a los pequeños labradores en obreros asalaria-
obreros que en ella trabajan no son más que
dos y a sus medios de vida y de trabajo en ele-
jornaleros mejor o peor pagados, que en nada
mentos materiales del capital, crea a éste, para-
lelamente, su mercado interior. Antes, la fami- rurales secundarias, el proceso de diferenciación de
lia campesina producía y elaboraba los medios la industria y la agricultura. Sólo la destrucción
de vida y las materias primas, que luego eran de la industria doméstica rural puede dar al
consumidas, en su mayor parte, por ella misma. mercado interior de un país las proporciones y
Pues bien, estas materias primas y estos medios la firmeza que necesita el régimen capitalista de
de vida se convierten ahora en mercancías, ven- producción.
didas por los grandes arrendatarios, que en-
Sin embargo, el verdadero período ma-
cuentran su mercado en las manufacturas. El
nufacturero no aporta, en realidad, ninguna
hilo, el lienzo, los artículos bastos de lana, obje-
transformación radical. Recuérdese que la ma-
tos todos de cuya materia prima disponía cual-
nufactura sólo invade la producción nacional
quier familia campesina y que ella hilaba y tejía
de un modo fragmentario y siempre sobre el
para su uso, se convierten ahora en artículos
vasto panorama del artesanado urbano y de la
manufacturados, que tienen su mercado preci-
industria secundaria doméstico–rural. Aunque
samente en los distritos rurales. La numerosa
elimine a ésta bajo ciertas formas, en determi-
clientela diseminada y controlada hasta aquí
nadas ramas industriales y en algunos puntos,
por una muchedumbre de pequeños producto-
vuelve a ponerla en pie en otros en que ya esta-
res que trabajan por cuenta propia se concentra
ba destruida, pues necesita de ella para trans-
ahora en un gran mercado atendido por el capital
formar la materia prima hasta cierto grado de
industrial.52 De este modo, a la par con la ex-
elaboración. La manufactura hace brotar, por
propiación de los antiguos labradores indepen-
tanto, una nueva clase de pequeños campesinos que
dientes y su divorcio de los medios de produc-
sólo se dedican a la agricultura como empleo
ción, avanza la destrucción de las industrias
secundario, explotando como oficio preferente
un trabajo industrial, para vender su producto tico–rural, cuyas raíces –la industria de hilados y
a la manufactura, ya sea directamente o por tejidos– arranca.54 Sólo ella conquista, por tanto,
mediación de un comerciante. He aquí una de el capital industrial que necesita,55 el mercado
las causas, aunque no la fundamental, de un interior íntegro.
fenómeno que al principio desorienta a quien
estudia la historia de Inglaterra. Desde el últi-
mo tercio del siglo XV, se escuchan en ella que- 6. Génesis del capitalista industrial
jas constantes, interrumpidas sólo a intervalos,
sobre los progresos del capitalismo en la agri-
La génesis del capitalista industrial56 no
cultura y la destrucción progresiva de la clase
se desarrolla de un modo tan lento y paulatino
campesina. Por otra parte, esta clase campesina
como la del arrendatario. Es indudable que
reaparece constantemente, aunque en número
ciertos pequeños maestros artesanos, y, todavía
más reducido y en situación cada vez peor.53 La
más, ciertos pequeños artesanos independien-
razón principal de esto está en que en Inglate-
tes, e incluso obreros asalariados, se convirtie-
rra tan pronto predomina la producción de
ron en pequeños capitalistas, y luego, poco a
trigo como la ganadería, según los períodos, y
poco, mediante la explotación del trabajo asala-
con el tipo de producción oscila el volumen de
riado en una escala cada vez mayor y la acumu-
las industrias rurales. Sólo la gran industria apor-
lación consiguiente, en capitalistas sans phrase.
ta, con la maquinaria, la base constante de la agri-
En el período de infancia de la producción capi-
cultura capitalista, expropia radicalmente a la in-
talista, ocurría no pocas veces lo que en los
mensa mayoría de la población del campo y remata
años de infancia de las ciudades medievales, en
el divorcio entre la agricultura y la industria domés-
que el problema de saber cuál de los siervos
huidos llegaría a ser el amo y cuál el criado se de primera mano toda la riqueza social, aunque
dirimía las más de las veces por el orden de ninguna ley le haya transferido este derecho de
fechas en que se escapaban. Sin embargo, la apropiación... Este cambio de propiedad debe
lentitud de este método no respondía en modo su origen al cobro de intereses por el capital... y
alguno a las exigencias comerciales del nuevo es harto curioso que los legisladores de toda
mercado mundial, creado por los grandes des- Europa hayan querido evitar esto con leyes
cubrimientos de fines del siglo XV. Pero la Edad contra la usura... El poder del capitalista sobre
Media había legado dos formas distintas de capital, la riqueza toda del país es una completa revolu-
que alcanzan su sazón en los más diversos tipos ción en el derecho de propiedad, y ¿qué ley o qué
económicos de sociedad y que antes de llegar la serie de leyes la originó?"57 Mejor habría sido
era de la producción capitalista son considera- decir que las revoluciones no se hacen con le-
das como el capital por antonomasia: el capital yes.
usuario y el capital comercial. "En la actualidad,
El régimen feudal, en el campo, y en la
toda la riqueza de la sociedad se concentra
ciudad el régimen gremial, impedían al dinero
primeramente en manos del capitalista... Este
capitalizado en la usura y en el comercio conver-
paga la renta al terrateniente, el salario al obre-
tirse en capital industrial.58 Estas barreras des-
ro y los impuestos y tributos al recaudador de
aparecieron con el licenciamiento de las huestes
contribuciones, quedándose para sí con una
feudales y con la expropiación y desahucio par-
parte grande, que en realidad es la mayor y
ciales de la población campesina. Las nuevas
que, además, tiende a crecer diariamente, del
manufacturas habían sido construidas en los
producto anual del trabajo. Ahora, el capitalista
puertos marítimos de exportación o en lugares
puede ser considerado como el que se apropia
del campo alejados del control de las antiguas
ciudades y de su régimen gremial. De aquí la cobina, sigue ventilándose en China, en las
lucha rabiosa entablada en Inglaterra entre los guerras del opio, etcétera.
corporate towns (140) y los nuevos viveros in-
Las diversas etapas de la acumulación
dustriales.
originaria tienen su centro, por un orden cro-
El descubrimiento de los yacimientos de nológico más o menos preciso, en España, Por-
oro y plata de América, la cruzada de extermi- tugal, Holanda, Francia e Inglaterra. Es aquí, en
nio, esclavización y sepultamiento en las minas Inglaterra, donde a fines del siglo XVII se re-
de la población aborigen, el comienzo de la sumen y sintetizan sistemáticamente en el sis-
conquista y el saqueo de las Indias Orientales, tema colonial, el sistema de la deuda pública, el mo-
la conversión del continente africano en caza- derno sistema tributario y el sistema proteccionista.
dero de esclavos negros: son todos hechos que En parte, estos métodos se basan, como ocurre
señalan los albores de la era de producción ca- con el sistema colonial, en la más avasalladora
pitalista. Estos procesos idílicos representan de las fuerzas. Pero todos ellos se valen del po-
otros tantos factores fundamentales en el movi- der del estado, de la fuerza concentrada y orga-
miento de la acumulación originaria. Tras ellos, nizada de la sociedad, para acelerar a pasos
pisando sus huellas, viene la guerra comercial de agigantados el proceso de transformación del
las naciones europeas, cuyo escenario fue el régimen feudal de producción en el régimen
planeta entero. Rompe el fuego con el alza- capitalista y acortar los intervalos. La violencia es
miento de los Países Bajos, sacudiendo el yugo la comadrona de toda sociedad vieja que lleva en sus
de la dominación española, cobra proporciones entrañas otra nueva. Es, por sí misma, una potencia
gigantescas en Inglaterra con la guerra antija- económica.
Del sistema colonial cristiano dice un bados se les escondía en las prisiones secretas
hombre, que hace del cristianismo su profesión, de Célebes, hasta que estuviesen ya maduros
W. Howitt: "Los actos de barbarie y de desal- para ser embarcados con un cargamento de
mada crueldad cometidos por las razas que se esclavos. En un informe oficial leemos: "Esta
llaman cristianas contra todas las religiones y ciudad de Makassar, por ejemplo, está llena de
todos los pueblos del orbe que pudieron sug- prisiones secretas, a cual más espantosa, aba-
yugar, no encuentran precedente en ninguna rrotadas de infelices, víctimas de la codicia y la
época de la historia universal ni en ninguna tiranía, cargados de cadenas, arrancados vio-
raza, por salvaje e inculta, por despiadada y lentamente a sus familias." Para apoderarse de
cínica que ella sea."59 La historia del régimen Malaca, los holandeses sobornaron al goberna-
coloníal holandés –Y téngase en cuenta que dor portugués. Este les abrió las puertas de la
Holanda era la nación capitalista modelo del ciudad en 1641. Los invasores corrieron ense-
siglo XVIII– "hace desfilar ante nosotros un guida a su palacio y le asesinaron, para de este
cuadro insuperable de traiciones, cohechos, modo poder "renunciar" al pago de la suma
asesinatos e infamias."60 Nada más elocuente convenida por el servicio, que eran 21,875 libras
que el sistema de robo de hombres aplicado en esterlinas. A todas partes les seguía la devasta-
la isla de Célebes, para obtener esclavos con ción y la despoblación. Banjuwangi, provincia
destino a Java. Los ladrones de hombres eran de Java, que en 1750 contaba más de 80.000
convenientemente amaestrados. Los agentes habitantes, había quedado reducida en 1811 a
principales de este trato eran el ladrón, el intér- 8.000. He ahí cómo se las gasta el doux commer-
prete y el vendedor; los príncipes nativos, los ce.(141)
vendedores principales. A los muchachos ro-
Como es sabido, la Compañía inglesa de ejemplos de esto. He aquí uno. Un tal Sullivan
las Indias Orientales obtuvo, además del gobier- obtiene un contrato de opio cuando se dispone
no de estas Indias, el monopolio del comercio a trasladarse –en función de servicio– a una
de té y del comercio chino en general, así como región de la India muy alejada de los distritos
el transporte de mercancías de Europa a la Chi- opieros. Sullivan vende su contrato por 40,000
na y viceversa. Pero sobre la navegación costera libras esterlinas a un tal Binn, que lo revende el
de la India y entre las islas, y sobre el comercio mismo día por 60,000, y el último comprador y
interior de la India se apropiaron el monopolio ejecutor del contrato declara que obtuvo todav-
los altos funcionarios de la Compañía. Los mo- ía una ganancia fabulosa. Según una lista some-
nopolios de la sal, del opio, del bétel y otras tida al parlamento, la Compañía y sus funcio-
mercancías eran filones inagotables de riqueza. narios se hicieron regalar por los indios, desde
Los mismos funcionarios fijaban los precios a 1757 a 1766, ¡6 rnillones de libras esterlinas!
su antojo y esquilmaban como les daba la gana entre 1769 y 1770, los ingleses fabricaron allí
al infeliz indio. El gobernador general de las una epidemia de hambre, acaparando todo el
Indias llevaba participación en este comercio arroz y negándose a venderlo si no les pagaban
privado. Sus favoritos obtenían contratos en precios fabulosos.62
condiciones que les permitían, más listos que
En las plantaciones destinadas exclusi-
los alquimistas, hacer de la nada oro. En un solo
vamente al comercio de exportación, como en
día brotaban como los hongos grandes fortunas,
las Indias Occidentales, y en los países ricos y
y la acumulación originaria avanzaba viento en
densamente poblados, entregados al pillaje y a
popa sin desembolsar ni un chelín. En las actas
la matanza, como México y las Indias Orienta-
judiciales del Warren Hastings6l abundan los
les, era, naturalmente, donde el trato dado a los
indígenas revestía las formas más crueles. Pero hombres y el escalpar eran "recursos que Dios y
tampoco en las verdaderas colonias se des- la naturaleza habían puesto en sus manos".
mentía el carácter cristiano de la acumulación
Bajo el sistema colonial, prosperaban
originaria. Aquellos hombres, virtuosos inta-
como planta en estufa el comercio y la navega-
chables del protestantismo, los puritanos de la
ción. Las "Sociedades Monopolia" (Lutero) eran
Nueva Inglaterra, otorgaron en 1703, por
poderosas palancas de concentración de capita-
acuerdo de su Assembly, un premio de 40 libras
les. Las colonias brindaban a las nuevas manu-
esterlinas por cada escalpo de indio y por cada
facturas que brotaban por todas partes mercado
piel roja apresado; en 1720, el premio era de 100
para sus productos y una acumulación de capi-
libras por escalpo; en 1744, después de declarar
tal intensificada gracias al régimen de monopo-
en rebeldía a la rama de Massachusetts–Bay, los
lio. El botín conquistado fuera de Europa me-
premios eran los siguientes: por los escalpos de
diante el saqueo descarado, la esclavización y la
varón, desde doce años para arriba, 100 libras
matanza, refluía a la metrópoli para convertirse
esterlinas de nuevo cuño; por cada hombre
aquí en capital. Holanda, primer país en que se
apresado, 105 libras; por cada mujer y cada
desarrolló plenamente el sistema colonial, hab-
niño, 55 libras; ¡por cada escalpo de mujer o niño,
ía llegado ya en 1648 al apogeo de su grandeza
50 libras! Algunos decenios más tarde, el siste-
mercantil. Se hallaba "en posesión casi exclusi-
ma colonial inglés había de vengarse en los
va del comercio de las Indias Orientales y del
descendientes rebeldes de los devotos pilgrim
tráfico entre el suroeste y el nordeste de Euro-
fathers (142), que cayeron tomahawkeados (143)
pa, Sus pesquerías, su marina, sus manufactu-
bajo la dirección y a sueldo de Inglaterra. El
ras, sobrepujaban a los de todos los demás paí-
parlamento británico declaró que la caza de
ses. Los capitales de esta república superaban
tal vez a los del resto de Europa juntos". Gülich Media, se adueñó de toda Europa durante el
se olvida de añadir que la masa del pueblo período manufacturero. El sistema colonial, con
holandés se hallaba ya en 1648 más agotada por su comercio marítimo y sus guerras comercia-
el trabajo, más empobrecida y más brutalmente les, le sirvió de acicate. Por eso fue Holanda el
oprimida que la del resto de Europa. primer país en que arraigó. La deuda pública, o
sea, la enajenación del Estado –absoluto, consti-
Hoy, la supremacía industrial lleva con-
tucional o republicano–, imprime su sello a la
sigo la supremacía comercial. En el verdadero
era capitalista. La única parte de la llamada
período manufacturero sucedía lo contrario: era
riqueza nacional que entra real y verdadera-
la supremacía comercial la que daba el predo-
mente en posesión colectiva de los pueblos
minio en el campo de la industria. De aquí el
modernos es... la deuda pública.63 Por eso es
papel predominante que en aquellos tiempos
perfectamente consecuente esa teoría moderna,
desempeñaba el sistema colonial. Era el "dios
según la cual un pueblo es tanto más rico cuan-
extranjero" que venía a entronizarse en el altar
to más se carga de deudas. El crédito público se
junto a los viejos ídolos de Europa y que un
convierte en credo del capitalista. Y al surgir las
buen día los echaría a todos a rodar de un em-
deudas del estado, el pecado contra el Espíritu
pellón. Este dios proclamaba la acumulación de
Santo, para el que no hay remisión, cede el
plusvalía como el fin último y único de la
puesto al perjurio contra la deuda pública.
humanidad.
La deuda pública se convierte en una de
El sistema del crédito público, es decir,
las más poderosas palancas de la acumulación
de la deuda del estado, cuyos orígenes descubr-
originaria. Es como una varita mágica que in-
íamos ya en Génova y en Venecia en la Edad
funde virtud procreadora al dinero improduc-
tivo y lo convierte en capital sin exponerlo a los Desde el momento mismo de nacer, los
riesgos ni al esfuerzo que siempre lleva consigo grandes bancos, adornados con títulos naciona-
la inversión industrial e incluso la usuraria. En les, no fueron nunca más que sociedades de
realidad, los acreedores del estado no entregan especuladores privados que cooperaban con los
nada, pues la suma prestada se convierte en gobiernos y que, gracias a los privilegios que
títulos de la deuda pública, fácilmente negocia- éstos les otorgaban, estaban en condiciones de
bles, que siguen desempeñando en sus manos adelantarles dinero. Por eso, la acumulación de
el mismísimo papel del dinero. Pero, aun pres- la deuda pública no tiene barómetro más infali-
cindiendo de la clase de rentistas ociosos que ble que el alza progresiva de las acciones de
así se crea y de la riqueza improvisada que va a estos bancos, cuyo pleno desarrollo data de la
parar al regazo de los financieros que actúan de fundación del Banco de Inglaterra (en 1694). El
mediadores entre el gobierno y el país –así co- Banco de Inglaterra comenzó prestando su di-
mo de la riqueza regalada a los rematantes de nero al gobierno a un 8 por 100 de interés; al
impuestos, comerciantes y fabricantes particu- mismo tiempo, quedaba autorizado por el par-
lares, a cuyos bolsillos afluye una buena parte lamento para acuñar dinero del mismo capital,
de los empréstitos del estado, como un capital volviendo a prestarlo al público en forma de
llovido del cielo–, la deuda pública ha venido a billetes de banco. Con estos billetes podía des-
dar impulso tanto a las sociedades anónimas, al contar letras, abrir créditos sobre mercancías y
tráfico de efectos negociables de todo género comprar metales preciosos. No transcurrió mu-
como al agio; en una palabra, a la lotería de la cho tiempo antes de que este mismo dinero
bolsa y a la moderna bancocracia. fiduciario fabricado por él le sirviese de mone-
da para saldar los empréstitos, hechos al estado
y para pagar por cuenta de éste, los intereses de seguido en Venecia constituyen una de esas
la deuda pública. No contento con dar con una bases ocultas de la riqueza capitalista de
mano para recibir con la otra más de lo que Holanda, a quien la Venecia decadente presta-
daba, seguía siendo, a pesar de lo que se em- ba grandes sumas de dinero. Otro tanto aconte-
bolsaba, acreedor perpetuo de la nación hasta el ce entre Holanda e Inglaterra. Ya a comienzos
último céntimo entregado. Poco a poco, fue del siglo XVIII, las manufacturas holandesas se
convirtiéndose en depositario insustituible de habían quedado muy atrás y este país había
los tesoros metálicos del país y en centro de perdido la supremacía comercial e industrial.
gravitación de todo el crédito comercial. Por los Desde 1701 hasta 1776, uno de sus negocios
años en que Inglaterra dejaba de quemar bru- principales consiste en prestar capitales gigan-
jas, comenzaba a colgar falsificadores de bille- tescos, sobre todo a su poderoso competidor: a
tes de banco. Qué impresión producía a las Inglaterra. Es lo mismo que hoy ocurre entre
gentes de la época la súbita aparición de este Inglaterra y los Estados Unidos. Muchos de los
monstruo de bancócratas, financieros, rentistas, capitales que hoy comparecen en Norteamérica
corredores, agentes y lobos de bolsa, lo atesti- sin cédula de origen son sangre infantil recién
guan las obras de aquellos años, como por capitalizada en Inglaterra.
ejemplo las de Bolingbroke.64
Como la deuda pública tiene que ser
Con la deuda pública, surgió un sistema respaldada por los ingresos del Estado, que han
internacional de crédito, detrás del cual se es- de cubrir los intereses y demás pagos anuales,
conde con frecuencia, en tal o cual pueblo, una el sistema de los empréstitos públicos tenía que
de las fuentes de la acumulación originaria. Así, tener forzosamente su complemento en el mo-
por ejemplo, las infamias del sistema de rapiña derno sistema tributario. Los empréstitos per-
miten a los gobiernos hacer frente a gastos ex- a la situación de los obreros asalariados como la
traordinarios sin que el contribuyente se dé expropiación violenta que supone para el cam-
cuenta de momento, pero provocan, a la larga, pesino, el artesano, en una palabra, para todos
un recargo en los tributos. A su vez, el recargo los sectores de la pequeña clase media. Acerca
de impuestos que trae consigo la acumulación de esto no hay discrepancia, ni siquiera entre
de las deudas contraídas sucesivamente obliga los economistas burgueses. Y a reforzar la efi-
al gobierno a emitir nuevos empréstitos, en cacia expropiadora de este mecanismo, por sí
cuanto se presentan nuevos gastos extraordina- aún fuese poca, contribuye el sistema protec-
rios. El sistema fiscal moderno, que gira todo él cionista, que es una de las piezas que lo inte-
en torno a los impuestos sobre los artículos de gran.
primera necesidad (y por tanto a su encareci-
La parte tan considerable que toca a la
miento) lleva en sí mismo, como se ve, el resor-
deuda pública y al sistema fiscal correspon-
te propulsor de su progresión automática.
diente en la capitalización de la riqueza y en la
El encarecimiento excesivo de los artícu- expropiación de las masas, ha hecho que multi-
los no es un episodio pasajero, sino más bien un tud de autores, como Cobbet, Doubleday y
principio. Por eso en Holanda, primer país en otros, busquen aquí, sin razón, la causa princi-
que se puso en práctica este sistema, el gran pal de la miseria de los pueblos modernos.
patriota De Witt lo ensalza en sus Máximas co-
El sistema proteccionista fue un medio arti-
mo el mejor sistema imaginable para hacer al ficial para fabricar fabricantes, expropiar a obreros
obrero sumiso, frugal, aplicado y... agobiado de independientes, capitalizar los medios de producción
trabajo. Pero, aquí no nos interesan tanto los y de vida de la nación y abreviar el tránsito del anti-
efectos aniquiladores de este sistema en cuanto
guo al moderno régimen de producción. Los esta- guerras comerciales, etc., todos estos vástagos
dos europeos se disputaron la patente de este del verdadero período manufacturero se desa-
invento y, una vez puestos al servicio de los rrollaron en proporciones gigantescas durante
acumuladores de plusvalía, abrumaron a su los años de infancia de la gran industria. El na-
propio pueblo y a los extraños, para conseguir cimiento de esta potencia es festejado con la
aquella finalidad, con la carga indirecta de los gran cruzada heródica del rapto de niños. Las
aranceles protectores, con el fardo directo de las fábricas reclutan su personal, como la Marina
primas de exportación, etc. En los países se- real, por medio de la prensa. Sir F. M. Eden, al
cundarios sometidos a otros se exterminó vio- que tanto enorgullecen las atrocidades de la
lentamente toda la industria, como hizo por campaña librada desde el último tercio del siglo
ejemplo Inglaterra con las manufacturas laneras XV hasta su época, fines del siglo XVIII, para
en Irlanda. En el continente europeo, vino a expropiar de sus tierras a la población del cam-
simplificar notablemente este proceso el prece- po, que tanto se complace en ensalzar este pro-
dente de Colbert. Aquí, una parte del capital ceso histórico como un proceso "necesario" para
originario de los industriales sale directamente del abrir paso a la agricultura capitalista e "instau-
erario público. ¿Para qué –exclama Mirabeau– ir rar la proporción justa entre la agricultura y la
a buscar tan lejos la causa del esplendor manu- ganadería", no acredita la misma perspicacia
facturero de Sajonia antes de la guerra de los económica cuando se trata de reconocer la nece-
Siete años? ¡180 millones de deudas contraídas sidad del robo de niños y de la esclavitud infantil
por los soberanos!65 para abrir paso a la transformación de la manu-
factura en industria fabril e instaurar la propor-
El sistema colonial, la deuda pública, la
ción justa entre el capital y la mano de obra. "Mere-
montaña de impuestos, el proteccionismo, las
ce tal vez la pena –dice este autor– que el públi- tivamente poco poblada e improductiva, atrajo
co se pare a pensar si una manufactura cual- hacía sí una enorme población. Se requisaban
quiera que, para poder trabajar prósperamente, principalmente las manos de dedos finos y lige-
necesita saquear cottages y asilos buscando los ros. Inmediatamente, se impuso la costumbre de
niños pobres para luego, haciendo desfilar a un traer aprendices (!) de los diferentes asilos pa-
tropel tras otro, martirizarlos y robarles el des- rroquiales de Londres, Birmingham. y otros
canso durante la mayor parte de la noche; una sitios. Así fueron expedidos al norte miles y
manufactura que, además, mezcla y revuelve a miles de criaturitas impotentes, desde los siete
montones personas de ambos sexos, de diver- hasta los trece o los catorce años. Los patronos
sas edades e inclinaciones, en tal mescolanza (es decir, los ladrones de niños), solían vestir y
que el contagio del ejemplo tiene forzosamente dar de comer a sus víctimas, alojándolos en las
que conducir a la depravación y al libertinaje; si "casas de aprendices", cerca de la fábrica. Se
esta manufactura, decimos, puede enriquecer nombraban vigilantes, encargados de fiscalizar
en algo la suma del bienestar nacional e indivi- el trabajo de los muchachos. Estos capataces de
dual.66 "En Derbyshire, Nottinghamshire y so- esclavos estaban interesados en que los apren-
bre todo en Lancashire –dice Fielden– la ma- dices se matasen trabajando, pues su sueldo era
quinaria recién inventada fue empleada en proporcional a la cantidad de producto que a
grandes fábricas, construidas junto a ríos capa- los niños se les arrancaba. El efecto lógico de
ces de mover la rueda hidráulica. En estos cen- esto era una crueldad espantosa... En muchos
tros, lejos de las ciudades, se necesitaron de distritos fabriles, sobre todo en Lancashire, es-
pronto miles de brazos. Lancashire sobre todo, tas criaturas inocentes y desgraciadas, consig-
que hasta entonces había sido una ciudad rela- nadas al fabricante, eran sometidas a las más
horribles torturas, Se les mataba trabajando..., Con los progresos de la producción ca-
se les azotaba, se les cargaba de cadenas y se les pitalista durante el período manufacturero, la
atormentaba con los más escogidos refinamien- opinión pública de Europa perdió los últimos
tos de crueldad; en muchas fábricas, andaban vestigios de pudor y de conciencia que aún le
muertos de hambre y se les hacía trabajar a quedaban. Los diversos países se jactaban cíni-
latigazos... En algunos casos, se les impulsaba camente de todas las infamias que podían ser-
hasta al suicidio... Aquellos hermosos y román- vir de medios de acumulación de capital. Basta
ticos valles de Derbyshire, Nottinghamshire y leer, por ejemplo, los ingenuos Anales del Co-
Lancashire, ocultos a las miradas de la publici- mercio, del intachable A. Anderson. En ellos se
dad, se convirtieron en páramos infernales de proclama a los cuatro vientos, como un triunfo
tortura, y no pocas veces de matanza... Las ga- de la sabiduría política de Inglaterra, que, en la
nancias de los fabricantes eran enormes. Pero paz de Utrecht, este país arrancó a los españo-
no hacían más que afilar sus dientes de ogro. Se les, por el tratado de asiento, el privilegio de
implantó la práctica del "trabajo nocturno"; es poder explotar también entre Africa y la Amé-
decir, que después de tullir trabajando durante rica española la trata de negros, que hasta en-
todo el día a un grupo de obreros, se aprove- tonces sólo podía explotar entre Africa y las
chaba la noche para baldar a otro; el grupo de Indias Occidentales inglesas. Inglaterra obtuvo
día caía rendido sobre las camas calientes to- el privilegio de suministrar a la América espa-
davía de los cuerpos del grupo de noche, y vi- ñola, hasta 1743, 4,800 negros al año. Este co-
ceversa. En Lancashire hay un dicho popular, mercio servía, a la vez, de pabellón oficial para
según el cual las camas no se enfrían nunca.67 cubrir el contrabando británico. Liverpool se
engrandeció gracias al comercio de esclavos.
Este comercio era su método de acumulación Tantae molis erat (145) para dar rienda
originaria. Y todavía es hoy el día en que los suelta a las "leyes naturales y eternas" del régi-
"honrados" liverpoolenses cantan como Pínda- men de producción capitalista, para consumar
ro a la trata de esclavos –véase la citada obra el proceso de divorcio entre los obreros y las
del Dr. Aikin, publicada en 1795–, que "exalta condiciones de trabajo, para transformar en
hasta la pasión el espíritu comercial y empren- uno de los polos, los medios sociales de pro-
dedor, produce famosos navegantes y arroja ducción y de vida en capital, y en el polo con-
enormes beneficios". En 1730, Liverpool dedi- trario la masa del pueblo en obreros asalariados,
caba 15 barcos al comercio de esclavos; en 1751 en "pobres trabajadores" y libres, este producto
eran ya 53; en 1760, 74; en 1770, 96, y en 1792, artificial de la historia moderna.69
132.
Si el dinero, según Augier,70 "nace con
A la par que implantaba en Inglaterra la manchas naturales de sangre en un carrillo", el
esclavitud infantil, la industria algodonera capital viene al mundo chorreando sangre y
servía de acicate para convertir el régimen más lodo por todos los poros, desde los pies a la
o menos patriarcal de esclavitud de los Estados cabeza.71
Unidos en un sistema comercial de explotación.
En general, la esclavitud encubierta de los obre- 7. Tendencia histórica de la acumulación capitalista
ros asalariados en Europa exigía, como pedes-
tal, la esclavitud sans phrase (144) en el Nuevo ¿A qué tiende la acumulación originaria
Mundo.68 del capital, es decir. su génesis histórica? Cuan-
do no se limita a convertir directamente al es-
clavo y al siervo de la gleba en obrero asalaria-
do, determinando por tanto un simple cambio de dor. Cierto es que este sistema de producción
forma, la acumulación originaria significa pura existe también bajo la esclavitud, bajo la servi-
y exclusivamente la expropiación del productor dumbre de la gleba y en otros regímenes de
directo, o lo que es lo mismo, la destrucción de la anulación de la personalidad. Pero sólo florece,
propiedad privada basada en el trabajo. sólo despliega todas sus energías, sólo conquis-
La propiedad privada, por oposición a ta su forma clásica adecuada allí donde el tra-
la propiedad social, colectiva, sólo existe allí bajador es propietario libre de las condiciones de
donde los instrumentos de trabajo y las condi- trabajo manejadas por él mismo: el campesino
ciones externas de éste pertenecen en propie- dueño de la tierra que trabaja, el artesano due-
dad a los particulares. Pero el carácter de la ño del instrumento que maneja como un vir-
propiedad privada es muy distinto, según que tuoso.
estos particulares sean obreros o personas que Este régimen supone la diseminación de
no trabajen. Las infinitas modalidades que a la tierra y de los demás medios de producción.
primera vista presenta este derecho son todas Excluye la concentración de éstos, y excluye
situaciones intermedias que oscilan entre estos también la cooperación, la división del trabajo
dos extremos. dentro de los mismos procesos de producción,
La propiedad privada del trabajador la conquista y regulación social de la naturale-
sobre sus medios de producción es la base de la za, el libre desarrollo de las fuerzas sociales
pequeña industria y ésta una condición necesa- productivas. Sólo es compatible con los estre-
ria para el desarrollo de la producción social y chos límites elementales, primitivos, de la pro-
de la libre individualidad del propio trabaja- ducción y la sociedad. Querer eternizarlo equi-
valdría, como acertadamente dice Pecqueur, a
"decretar la mediocridad general". Al llegar a más infames, más sucias, más mezquinas y más
un cierto grado de progreso, él mismo alumbra odiosas. La propiedad privada fruto del propio tra-
los medios materiales para su destrucción. A bajo y basada, por así decirlo, en la compenetra-
partir de este momento, en el seno de la socie- ción del obrero individual e independiente con sus
dad se agitan fuerzas y pasiones que se sienten condiciones de trabajo, es devorada por la propie-
cohibidas por él. Hácese necesario destruirlo, y dad privada capitalista, basada en la explotación
es destruido. Su destrucción, la transformación de trabajo ajeno, aunque formalmente libre.72
de los medios de producción individuales y desperdi-
Una vez que este proceso de transforma-
gados en medios sociales y concentrados de produc-
ción corroe suficientemente, en profundidad y
ción, y, por tanto, de la propiedad raquítica de
en extensión, la sociedad antigua; una vez que
muchos en propiedad gigantesca de pocos, o lo
los trabajadores se convierten en proletarios y
que es lo mismo, la expropiación que priva a la
sus condiciones de trabajo en capital; una vez que
gran masa del pueblo de la tierra y de los medios de
el régimen capitalista de producción se mueve
vida e instrumentos de trabajo, esta espantosa y
ya por sus propios medios, el rumbo ulterior de
difícil expropiación de la masa del pueblo, forma la
la socialización del trabajo y de la transforma-
prehistoria del capital. Abarca toda una serie de
ción de la tierra y demás medios de producción
métodos violentos, entre los cuales sólo hemos
en medios de producción explotados social-
pasado revista aquí, como métodos de acumula-
mente, es decir, colectivos, y, por tanto, la mar-
ción originaria del capital, a los más importantes
cha ulterior de la expropiación de los propietarios
y memorables. La expropiación del productor
privados, cobra una forma nueva. Ahora, ya no se
directo se lleva a cabo con el más despiadado
trata de expropiar al trabajador independiente,
vandalismo y bajo el acicate de las pasiones
sino de expropiar al capitalista explotador de monopolizan este proceso de transformación,
numerosos trabajadores. crece la masa de la miseria, de la opresión, del
esclavizamiento, de la degeneración, de la ex-
Esta expropiación la lleva a cabo el juego
plotación; pero crece también la rebeldía de la
de las leyes inmanentes de la propia producción
clase obrera, cada vez más numerosa y más
capitalista, la centralización de los capitales. Cada
disciplinada, mas unida y más organizada por
capitalista desplaza a otros muchos. Paralela-
el mecanismo del mismo proceso capitalista de
mente con esta centralización del capital o ex-
producción. El monopolio del capital se convierte
propiación de muchos capitalistas por unos pocos, se
en grillete del régimen de producción que ha creci-
desarrolla en una escala cada vez mayor la
do con él y bajo él. La centralización de los me-
forma cooperativa del proceso de trabajo, la
dios de producción y la socialización del traba-
aplicación técnica consciente de la ciencia, la
jo llegan a un punto en que se hacen incompa-
explotación sistemática y organizada de la tie-
tibles con su envoltura capitalista. Esta salta
rra, la transformación de los medios de trabajo
hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propie-
en medios de trabajo utilizables sólo colectiva-
dad privada capitalista. Los expropiadores son ex-
mente, la economía de todos los medios de
propiados.
producción al ser empleados como medios de
producción de un trabajo combinado, social, la El sistema de apropiación capitalista
absorción de todos los países por la red del que brota del régimen capitalista de produc-
mercado mundial y, como consecuencia de es- ción, y por tanto la propiedad privada capitalista,
to, el carácter internacional del régimen capita- es la primera negación de la propiedad privada indi-
lista. Conforme disminuye progresivamente el vidual, basada en el propio trabajo. Pero la produc-
número de magnates capitalistas que usurpan y ción capitalista engendra, con la fuerza inexo-
rable de un proceso natural, su primera nega- Notas al pie capítulo XXIV
ción. Es la negación de la negación. Esta no res-
taura la propiedad privada ya destruida, sino 1 En Italia, donde primero se desarrolla la
una propiedad individual que recoge los progre- producción capitalista, es también donde antes
sos de la era capitalista: una propiedad indivi- declina la servidumbre. El siervo italiano se
dual basada en la cooperación y en la posesión emancipa antes de haber podido adquirir por
colectiva de la tierra y de los medios de producción prescripción ningún derecho sobre el suelo. Por
producidos por el propio trabajo. eso su emancipación le convierte directamente
La transformación de la propiedad privada en proletario libre y privado de medios de vida,
dispersa y basada en el trabajo personal del que además se encuentra ya con el nuevo señor
individuo en propiedad privada capitalista fue, hecho y derecho en la mayoría de las ciudades,
naturalmente, un proceso muchísimo más len- procedentes del tiempo de los romanos. Al
to, más duro y más difícil, que será la transfor- operarse, desde fines del siglo XV, la revolu-
mación de la propiedad capitalista, que en rea- ción del mercado mundial que arranca la su-
lidad descansa ya sobre métodos sociales de premacía comercial al norte de Italia, se produ-
producción, en propiedad social. Allí, se trataba jo un movimiento en sentido inverso. Los obre-
de la expropiación de la masa del pueblo por ros de las ciudades viéronse empujados en ma-
unos cuantos usurpadores; aquí, de la expro- sa hacia el campo, donde imprimieron a la pe-
piación de unos cuantos usurpadores por la queña agricultura allí dominante, explotada
masa del pueblo.73 según los métodos de la horticultura, un impul-
so jamás conocido.
2 “Los pequeños propietarios que trabajan la cura “castrar” en lo posible esta clase de
tierra de su propiedad con su propio esfuerzo y hechos.
que gozaban de un humilde bienestar... forma-
ban por aquel entonces una parte mucho más 3 No debe olvidarse jamás que el mismo
importante de la nación que hoy... Nada menos siervo no sólo era propietario, aunque sujeto a
que 160,000 propietarios, cifra que, con sus fa- tributo, de la parcela de tierra asignada a su
milias, debía de constituir más de 1/7 de la casa, sino además copropietario de los terrenos
población total, vivían del cultivo de sus pe- comunales. “Allí [en Silesía], el campesino vive
queñas parcelas freehold (freehold quiere decir sujeto a servidumbre.” No obstante, estos seres
propiedad plena y libre). La renta media de poseen tierras comunes. “Hasta hoy, no ha sido
estos pequeños propietarios... oscilaba alrede- posible convencer a los silesianos de la conve-
dor de unas 60 a 70 libras esterlinas. Se calcula- niencia de dividir los terrenos comunales; en
ba que el número de personas que trabajaban cambio, en las Nuevas Marcas no hay apenas
tierras de su propiedad era mayor que el de los un solo pueblo en que no se haya efectuado con
que llevaban en arriendo tierras de otros.” Ma- el mayor de los éxitos esta división.” -
caulay, History of England, 10° ed., Londres, (Mirabeau, De la Monarchíe Prussienne, Londres,
1854, I, pp. 333–334. Todavía en el último tercio 1788, t. II, pp. 125 y 126.)
del siglo XVII vivían de la agricultura las cuatro
quintas partes de la masa del pueblo inglés (ob. 4 El Japón, con su organización puramente
cit., p. 413). Cito a Macaulay porque, como fal- feudal de la propiedad inmueble y su régimen
sificador sistemático de la historia que es, pro- desarrollado de pequeña agricultura, nos brin-
da una imagen mucho más fiel de la Edad Me-
dia europea que todos nuestros libros de histo- fuerza primordial de un ejército reside en la
ria, dictado en su mayoría por prejuicios bur- infantería o pueblo de a pie. Y, para disponer
gueses. Es demasiado cómodo ser “liberal” a de una buena infantería, hay que contar con
costa de la Edad Media. gente que no se haya criado en la servidumbre
ni en la miseria, sino en la libertad y con cierta
5 Tomás Moro habla en su Utopía, de un país holgura. Por eso, cuando un estado se inclina
maravilloso en que “las ovejas devoran a los casi exclusivamente a la aristocracia y a los se-
hombres”. Utopía, trad. de Robinson, ed. Arbor, ñores distinguidos, considerando a los campe-
Londres, 1869, p. 41 sinos y labradores como simples gentes de tra-
bajo o mozos de labranza, incluso como case-
6 Bacon explica la relación que existe entre ros, es decir, como mendigos alojados, ese esta-
una clase campesina libre y acomodada y una do podrá tener una buena caballería, pero
buena infantería. “Para el poder y la conducta jamás tendrá una infantería resistente... Así lo
del Reino era de una importancia asombrosa vemos en Francia y en Italia y en algunas otras
que los arriendos guardasen Las proporciones comarcas extranjeras, donde en realidad no hay
debidas, para poner a los hombres capaces a más que nobles y campesinos míseros... hasta
salvo de la miseria y vincular una gran parte de tal punto, que se ven obligados a emplear como
las tierras del Reino en posesión de la yeornanry batallones de infantería bandas de suizos a
o de gentes de posición intermedia entre Las de sueldo y otros elementos por el estilo, y así se
los nobles y los caseros (cottagers) y mozos de explica que estas naciones tengan mucho pue-
labranza... Pues los más competentes en mate- blo y pocos soldados.” (The Reign of Henry VII,
ria guerrera opinan unánimemente... que la etc. Verbatim reprint from Kennet's England,
ed. 1719, Londres, 5 Tomás Moro habla en su 9 Williana Cobbett, A History of the Protestant
Utopía, de un país maravilloso en que “las ove- Reformation, p.471
jas devoran a los hombres”. Utopía, trad. de
Robinson, ed. Arbor, Londres, 1869, p. 41 1870, 10 Ley del año 16 del reinado de Carlos I.
p. 308. (Ed.)

7 Dr. Hunter, Public Health. Seventh Report, 11 El “espíritu” protestante se revela, entre
1864, p. 134. “La cantidad de tierra que se asig- otras cosas, en lo siguiente. En el sur de Inglate-
naba (en las antiguas leyes) se consideraría hoy rra se juntaron a cuchichear diversos terrate-
excesiva para simples obreros y más bien apro- nientes y colonos ricos y decidieron someter a
piada para convertirlos en pequeños colonos la reina diez preguntas acerca de la exacta in-
(farmers).” (George Roberts, The Social History terpretación de la ley de beneficencia, pregun-
of the People of the Southerrí Countíes of England tas que hicieron dictaminar por un jurista fa-
in past centaries, Londres, 1856, pp. 184 y 185.) moso de la época, Sergeant Snigge (nombrado
más tarde juez, bajo Jacobo I). Pregunta novena:
8 ,”El derecho de los pobres a participar de Algunos colonos ricos de la parroquia han cavi-
los diezmos eclesiásticos se halla reconocido en lado un ingenioso plan, cuya ejecución podría
la letra de todas las leyes.” (Tuckett, A History evitar todas las complicaciones a que puede dar
of the Past and Present State of Labouring Popula- lugar la aplicación de la ley. Se trata de cons-
tion, t. II, pp. 804 y 805.) truir en la parroquia una cárcel, negando el de-
recho al socorro a todos los pobres que no ac-
cedan a recluirse en ella. Al mismo tiempo, se
notificará a los vecinos que si quieren alquilar sus diputados en la Cámara de los Comunes a
pobres de esta parroquia envíen un determina- que repongan una ley que autorice la reclusión
do día sus ofertas, bajo sobre cerrado, indican- y los trabajos forzados de los pobres, de modo
do el precio último a que los tomarían. Los au- que nadie que se niegue a ser recluido tenga
tores de este plan dan por supuesto que en los derecho a solicitar socorro. Confiamos en que
condados vecinos hay personas reacias al traba- esto hará que las personas que se encuentren en
jo y que no disponen de fortuna ni de crédito mala situación se abstengan de reclamar “ayu-
para arrendar una finca o comprar un barco, no da” (“wíll prevent persons in distress from
pudiendo, por tanto, vivir, sin trabajar (“so as wanting relief”). (R. Blackey, The History of Po-
to live without labour”). Estas personas podr- litical literature from the earliest times, Londres,
ían sentirse tentadas a hacer a la parroquia ofer- 1855, t. II, pp. 84 y 85.) En Escocia, la servidum-
tas ventajosísimas. Si alguno que otro pobre se bre fue abolida varios siglos más tarde que en
enfermara o muriese bajo la tutela de quien le Inglaterra. Todavía en 1698, declaraba en el
contratase, la culpa sería de éste, pues la parro- parlamento escocés Fletscher, de Saltoun: “Se
quia habría cumplido ya con su deber para con calcula que el número de mendigos que circu-
el pobre en cuestión. No tememos, sin em- lan por Escocia no baja de 200,000. El único
bargo, que la vigente ley no permita ninguna remedio que yo, republicano por principio,
medida de precaución (prudential measure) de puedo proponer es restaurar el antiguo régimen
esta clase: pero hacemos constar que los demás de la servidumbre de la gleba y convertir en esclavos
freeholders [campesinos libres, no sujetos al a cuantos sean incapaces de ganarse el pan.”
régimen feudal] de este condado y de los in- Así lo refiere Eden, en The State of the Poor, libro
mediatos se unirán a nosotros para impulsar a I. cap. 1, pp. 60 61. “La libertad de los campesi-
nos engendra el pauperismo... Las manufactu- 13 A letter to Sir T. C. Bunbury, Brt.: On the
ras y el comercio son los verdaderos progenito- High Price oí Provisions, By a Suffolk Gentleman,
res de los pobres de nuestra nación.” Eden, Ipswich, 1795, p. 4. Hasta el más fanático defen-
como aquel republicano escocés por principio. sor del régimen de arrendamientos, el autor de
sólo se olvida de una cosa: de que no es preci- la Inquiry into the Connection between the pre-
samente la abolición de la servidumbre de la sent Price of Provisions and the size of Farms,
gleba, sino la abolición de la propiedad del Londres, 1773, p. 139. dice: “Lo que más viva-
campesino sobre la tierra que trabaja la que le mente lamento es la desaparición de nuestra
convierte en proletario, unas veces, y otras ve- yeomanry aquella pléyade de hombres que eran
ces en pobre. A las leyes de pobres de Inglate- los que en realidad mantenían en alto la inde-
rra corresponden en Francia, donde la expro- pendencia de esta nación; y deploro que sus
piación se llevó a cabo de otro modo, la Orde- tierras estén ahora en manos de aristócratas
nanza de Moulins (1571) y el Edicto de 1656. monopolizadores, arrendadas a pequeños colo-
nos, en condiciones tales que viven poco mejor
12 Mr. Rogers, aunque profesor, por aquel que vasallos, teniendo que someterse a una
entonces, de Economía política en la Universi- intimación en todas las coyunturas críticas.”
dad de Oxford, la cuna de la ortodoxia protes-
tante, subraya en su prólogo a la History of 14 De la moral privada de este héroe de la
Agriculture la pauperización de la masa del burguesía da fe, entre otras cosas, lo siguiente:
pueblo originada a consecuencia de la Reforma. “Las grandes asignaciones de tierras hechas en
Irlanda a favor de Lady Orkney son una prueba
pública de la afección del rey “y de la influencia
de la dama... Los preciosos servicios de Lady tando el Our old Nobility, by Noblesse Oblige,
Orkney han consistido, al parecer, en... foeda Londres, 1878). (F. E.)
labiorum ministeria.” (138a) (Tornado de la Sloa-
ne Manuscript Collection, que se conserva en el 16 Léase, por ejemplo, el panfleto de E. Bur-
Museo Británico, n. 4,224. El manuscrito lleva ke sobre la casa ducal de Bedford, cuyo vástago
por título: The character and behavio of King Wi- es Lord John Russell, “the tomtit of libera-
lliam, Sunderland etc., as tepresented in Original lism”(139).
Letters to the Duke of Shrewsbury from Somers,
Halifax Oxford, Secretary Vernon, etc. Es un 17 “Los colonos prohiben a los cottagers (ca-
manuscrito en el que abundan los datos curio- seros) mantener a ninguna otra criatura vivien-
sos.) te, so pretexto de que, si criasen ganado o aves,
robarían alimento del granero para cebarlas.
15 “La enajenación ilegal de los bienes de la Además, piensan que mantener a los cottagers
corona, vendiéndolos o regalándolos, forma un en la pobreza equivale a hacerlos más trabaja-
capítulo escandaloso en la historia de Inglate- dores. Pero la verdadera realidad es que de este
rra... una estafa gigantesca contra la nación (gi- modo los colonos usurpan el derecho íntegro sobre
gantic fraud on the nation).” (F. W. Newmann, los terrenos comunales.” (A Political Enquiry into
Lectures on Political Economy, Londres, 1851, pp. the Consequences of enclosing Waste Lands, Lon-
129 y 130.) (El que quiera saber cómo hicieron dres, 1785, p. 75.)
su fortuna los terratenientes ingleses de hoy
día, podrá informarse detalladamente consul- 18 Eden. The State of the Poor, prólogo [XVII y
XIX]
luego con la pobre charlatanería de sicofante de
19 “Capital–farms” (Two Letters on the Flour MacCulloch. en su catálogo titulado The Litera-
Trade and the Dearness of Corn. By a Person in ture of Polítical Economy, Londres, 1845.
Business, Londres, 1767, pp. 19 y 20.)
24 Dr. R. Price, Observations, etc., t. II, p. 147
20 “Merchant–farms”, An Enquiry into the [148]
Present High Price of Provisions, Londres, 1767, p.
11, nota. Esta obra excelente, publicada como 25 Observations, etc., p. 159. Recuérdese lo
anónima, tenía por autor al Rev. Nathaniel ocurrido en la antigua Roma: “Los ricos se hab-
Forster ían adueñado de la mayor parte de los terrenos
comunes. Confiándose a las circunstancias, en
21 Thomas Wright, A short address to the Pu- la seguridad de que éstas no habían de arre-
blic on the Monopoly of large farms, batarles nada, compraron a los pobres las par-
1779, pp. 2 y 3. celas situadas en las inmediaciones de sus pro-
piedades, unas veces contando con su voluntad
22 Rev. Addington, An Inquiry into the Rea- y otras veces arrebatándoselas por la fuerza. De
sons for and against enclosing openfields, Londres, este modo, sus fincas fueron convirtiéndose en
1772, pp. 37–43 ss. extensísimos dominios. Para labrarlos y para
cuidar en ellos de la ganadería, tenían que acu-
23 Dr. R. Price, Observations on Reversionary dir a los servicios de los esclavos, pues los
Payments, t. II, p. 155. Léase a Forster, Aciding- hombres libres eran arrebatados del trabajo
ton, Kent, Price y James Anderson y compárese para dedicarlos a la guerra. Además, la pose-
sión de esclavos les producía grandes ganan- 26 An Inquiry into the Connection between the
cias, pues éstos, libres del cuidado de la guerra, present Price of Provisions, etc., pp. 124
podían procrear y multiplicarse a sus anchas. y 129. En términos parecidos, aunque con
De este modo, los poderosos fueron apode- tendencia opuesta, “los obreros son arrojados
rándose de toda la riqueza, y todo el país era de sus cottages y se ven obligados a buscar tra-
un hervidero de esclavos. En cambio, los itáli- bajo en la ciudad; pero, gracias a esto, se obtie-
cos diezmados por la pobreza, los tributos y la ne un remanente mayor y se incrementa el capi-
guerra, eran cada vez menos. Además, en las tal”. (The Perita of the Nation, 2° ed. Londres,
épocas de paz veíanse condenados a una total 1843, p. XIV.
pasividad, pues las tierras estaban en manos de
los ricos y éstos empleaban en la agricultura a 27 “A king of England might as well claim to
esclavos y no a hombres libres.” (Apiano, Las drive all his subjects into the sea.” (F. W. New-
guerras civiles en Roma, 1, 7.) Este pasaje se refie- man, Lectures on Political Economy, p. 132.)
re a la época anterior a la Ley Licinia. El servi-
cio militar, que tanto aceleró la ruina de la ple- 28 Steuart dice: “La renta de estas comarcas
be romana, fue también el medio principal de [aplica equivocadamente la categoría económi-
que se valió Carlomagno para fomentar, como ca de “renta” al tributo abonado por los tashmen
plantas en estufa, la transformación de los (vasallos) al jefe del clan] es insignificante,
campesinos alemanes libres en siervos y vasa- comparada con su extensión, pero, respecto al
llos. número de personas que sostiene una hacienda,
puede tal vez asegurarse que un pedazo de
tierra en la montaña de Escocia mantiene a diez
veces más personas que un terreno del mismo ve) introduce inmediatamente un nuevo siste-
valor en las provincias más ricas.”( Works, t. I, ma de cultivo. La tierra, antes sembrada. de
cap. XVI p. 104.) pequeños labradores, estaba poblada en pro-
porción a lo que producía; bajo el nuevo siste-
29 James Anderson, Observations on the me- ma de cultivos mejorados y mayores rentas, se
ans of exciting a spirit of National Industry, etc., procura obtener la mayor cantidad posible de
Edimburgo, 1774 fruto con el menor costo, para lo cual se elimi-
nan los brazos inútiles... Los expulsados del
30 En 1860, se exportó al Canadá, con falsas campo natal buscan su sustento en las ciudades
promesas, a los campesinos violentamente ex- fabriles, etc.” (David Buchanan, Observations
propiados de sus tierras. Algunos huyeron a la on, etc. A. Smith's Wealth of Nations, Edimburgo,
montaña y a las islas más próximas. Persegui- 1814, t. IV, p. 144.) “Los aristócratas escoceses
dos por la policía, le hicieron frente y lograron han expropiado a multitud de familias, como
escapar. podrían arrancar las malas hierbas, han tratado
a aldeas enteras y a su población como los indi-
31 En la montaña –dice en 1814 Buchanan, el os tratan, en su venganza, a las guaridas de las
comentador de A. Smith–, se transforma por la bestias salvajes... Se sacrifica a un hombre por
fuerza diariamente, el antiguo régimen de propie- un borrego, por un guisado de cordero o por
dad... El terrateniente, sin preocuparse para na- menos aún... Cuando la invasión de las provin-
da de los que llevan la tierra en arriendo here- cias del norte de China, se propuso en el Conse-
ditario [otra categoría mal aplicada] la ofrece al jo de los Mongoles exterminar a los habitantes
mejor postor, y si éste quiere mejorarla (impro- y convertir sus tierras en pastos. Estas orienta-
ciones son las que hoy siguen, en su propio país
y contra sus propios paisanos, muchos terrate- 33 Datos interesantes sobre este asunto del
nientes de la alta Irlanda.” (George Ensor, An pescado se encuentran en la obra Portfolio, New
Inquiry concerning the Population of Nations, Series, de Mr. David Urquhart. Nassau W. Se-
Londres, 1818. pp. 215 y 216.) nior, en su obra póstuma citada más arriba,
llama al “procedimiento seguido en Suther-
32 Cuando la actual condesa de Sutherland landshire” “una de las limpias (clearings) más
recibió en Londres, con gran pompa, a Mrs. beneficiosas de que guarda recuerdo el hom-
Beceber–Stowe, la autora de Uncle Tom's Cabin, bre” (Journals, Conversations and Essays relating
para hacer gala de sus simpatías hacía los es- to Ireland, Londres, 1868.)
clavos negros de Norteamerica –cosa que, al
igual que sus hermanas de aristocracia se abs- 34 Los “deer forests” de Escocia no tienen ni
tuvo prudentemente de hacer durante la guerra un solo árbol. Se retiran las ovejas, se da suelta
civil, en que todos los corazones ingleses “no- a los ciervos por las montañas peladas, y a este
bles” latían por los esclavistas–, expuse yo en la coto se le llama “deer forest”. De modo que
New York Tribune la situación de los esclavos de aquí no se plantan ¡ni siquiera árboles!
Sutherland. (Algunos pasajes de este artículo
fueron recogidos por Carey, en su obra The Sla- 35 Robert Somers, Letters from the High1ands;
ve Trade, Londres, 1853, pp. 202 y 203.) Mi artí- or the Famine of 1847, Londres, 1848, pp. 12–28
culo fue reproducido por un periódico escocés, ss. Estas cartas se publicaron primeramente en
y provocó una bonita polémica entre este pe- el “Times”. Los economistas ingleses, natural-
riódico y los sicofantes de los Sutherland. mente, explican la epidemia de hambre desata-
da entre los escoceses en 1847 por su..., superpo- despotismo, feudalismo y burocracia, no te-
blación. Desde luego, no puede negarse que los nemos más que fijarnos en el pasaje siguiente
hombres “pesaban” sobre sus víveres. El “Clea- de su admirador Mirabeau: “El lino representa,
ring of Estates” o “asentamientos de campesi- pues, una de las mayores riquezas del campe-
nos”, como lo llaman en Alemania, se hizo sen- sino del norte de Alemania. Sin embargo para
tir de un modo especial, en este país, después desdicha del género humano, en vez de ser un
de la guerra de Treinta años, y todavía en 1790 camino de bienestar, no es más que un alivio
provocó en el electorado de Sajonia insurrec- contra la miseria. Los impuestos directos, las
ciones campesinas. Este método imperaba prin- prestaciones personales y toda clase de contri-
cipalmente en el este de Alemania. En la ma- buciones arruinan al campesino alemán, que,
yoría por si esto fuera poco, tiene que pagar además
de las provincias de Prusia, fue Federico II el impuestos indirectos por todo lo que compra...
primero que garantizó a los campesinos el de- Y, para que su ruina sea completa, no puede
recho de propiedad. Después de la conquista vender sus productos donde y como quiera, ni
de Silesia, obligó a los terratenientes a restaurar es libre tampoco para comprar donde le vendan
las chozas, los graneros, etc., y a dotar a las po- más barato. Todas estas causas contribuyen a
sesiones campesinas de ganado y aperos de arruinarle insensiblemente, y a no ser por los
labranza. Necesitaba soldados para su ejercito y hilados no podría pagar los impuestos directos
contribuyentes para su erario. Por lo demás, si a su vencimiento; los hilados le brindan una
queremos saber cuán agradable era la vida que fuente auxiliar de ingresos, permitiéndole em-
llevaba el campesino bajo el caos financiero de plear útilmente a su mujer y a sus hijos, a sus
Federico II y su mezcolanza gubernativa de criadas y criados y a él mismo. Pero, a pesar de
esta fuente auxiliar de ingresos, ¡qué penosa da de Robert Somers, el profesor Leone Levi
vida la suya! Durante el verano trabaja como pronunció en la Society of Arts una conferencia
un forzado, labrando la tierra y recogiendo la sobre la transformación de los terrenos de pas-
cosecha; se acuesta a las nueve y se levanta a tos en cotos de caza, en la que describe los pro-
las dos, para poder dar cima a su trabajo; en gresos de la devastación en las montañas de
invierno parece que debiera reponer sus fuer- Escocia. En esta conferencia se dice, entre otras
zas con un descanso mayor, pero si tuviese que cosas: “La despoblación y la transformación de
vender el fruto para pagar los impuestos, le las tierras de labor en simples terrenos de pas-
faltaría el pan y la simiente. Para tapar este tos brindaban el más cómodo de los medios
agujero no tiene más que un camino: hilar, hilar para percibir ingresos sin hacer desembolsos...
sin sosiego ni descanso. He aquí, cómo en in- Convertir los terrenos de pastos en deer fo-
vierno el campesino tiene que acostarse a las rests se hizo práctica habitual en la montaña.
doce o la una y levantarse a las cinco o las seis, Las ovejas tienen que ceder el puesto a los ani-
o acostarse a las nueve para levantarse a las males de caza, como antes los hombres habían
dos, y así un día y otro, y otro, fuera de los do- tenido que dejar el sitio a las ovejas... Se puede
mingos. Este exceso de vela y trabajo agota al ir andando desde las posesiones del conde de
campesino, y así se explica que en el campo Dalhousie, en Forfarshire, hasta John o'Groats
hombres y mujeres envejezcan mucho más sin dejar de pisar en monte. En muchos (de
prematuramente que en la ciudad.” (Mirabeau, estos montes) se han aclimatado el zorro, el
De la Monarchie Prusienne, t. III, pp. 212 ss.) gato salvaje, la marta, la garduña, la comadreja
Adición a la 2° ed. En abril de 1866, a los y la liebre de los Alpes; en cambio, el conejo, la
dieciocho años de publicarse la obra antes cita- ardilla y el ratón han penetrado en ellos desde
hace muy poco tiempo. Extensiones inmensas Glen Tilt tenía fama de ser una de las más nu-
de tierra, que en la estadística de Escocia figu- tritivas del condado de Perth; el deer forest de
ran como pastos de excepcional fertilidad y Ben Aulder había sido el mejor terreno de pas-
amplitud, se cubren de maleza, privados de tos del vasto distrito de Badenoch; una parte
todo cultivo y de toda mejora, dedicados pura y del Black Mount forest era el pasto más excelente
exclusivamente a satisfacer el capricho de la de Escocia para ovejas de hocico negro. Nos
caza de unas cuantas personas durante unos formaremos una idea de las proporciones que
pocos días en todo el año.” El Economist londi- han tomado, los terrenos devastados para en-
nense de 2 de junio de 1866 dice: “Un periódico tregarlos al capricho de la caza, teniendo en
escocés publicaba la semana pasada, entre otras cuenta que estos terrenos ocupan una extensión
novedades, la siguiente: “Uno de los mejores mayor que todo el condado de Perth. Para cal-
pastos de Sutherlandshire, por el que hace po- cular la pérdida de fuentes de producción que
co, al caducar el contrato de arriendo vigente, esta devastación brutal supone para el país,
se ofrecieron 1.200 libras esterlinas de renta diremos que el suelo ocupado hoy por el forest
anual, ¡va a transformarse en deer forest!” Vuel- de Ben Aulder podía alimentar a 15,000 ovejas,
ven a manifestarse los instintos feudales... como y que este terreno sólo representa 1/30 de toda
en aquellos tiempos en que los conquistadores la extensión cubierta en Escocia por los cotos de
normandos... arrasaron 36 aldeas para levantar caza... Todos estos vedados de caza son absolu-
sobre sus ruinas el New Forest... Dos millones tamente improductivos... lo mismo hubiera
de acres, entre los cuales se contaban algunas dado hundirlos en las profundidades del mar
de las comarcas más feraces de Escocia, han del Norte. El puño de la ley debiera dar al tras-
sido íntegramente devastados. La hierba de
te con estos páramos o desiertos improvisados.- dadera peste de su comarca, puede juntar miles
” de acres de tierra y cercarlos con una empali-
zada o un vallado, o mortificar de tal modo, a
36 0 sea, ley del año 27 del reinado de Enri- fuerza de violencias e injusticias, a sus posee-
que VIII. La cifra que aparece en segundo lugar dores, que éstos se vean obligados a vendérselo
en las citas siguientes, es el número de orden de todo. De un modo o de otro, doblen o quiebren,
la ley dictada en el año correspondiente de cada no tienen más remedio que abandonar el cam-
reinado. (Ed.) po, ¡pobres almas cándidas y míseras! Hom-
bres, mujeres, maridos, esposas, huérfanos,
37 S = Slave, esclavo, en inglés. (Ed.) viudas llorosas con sus niños de pecho en bra-
zos, pues la agricultura reclama muchos. Allá
38 El actor del Essay on Trade, etc. (1770), es- van, digo, arrastrándose lejos de los lugares
cribe: “Bajo el reinado de Eduardo VI, los ingle- familiares y acostumbrados, sin encontrar re-
ses parecen haberse preocupado seriamente de poso en parte alguna; la venta de todo su ajuar,
fomentar las manufacturas y dar trabajo a los aunque su valor no sea grande, algo habría
pobres. Así lo indica un notable estatuto, en el dado en otras circunstancias; pero, lanzados de
que se ordena que todos los vagabundos sean pronto al arroyo, ¿qué han de hacer sino malba-
marcados con el hierro candente, etc.” (Ob. c., ratarlo todo? Y después que han vagado hasta
p. 8.) comer el último céntimo, ¿qué remedio sino
robar para luego ser colgados, ¡vive Dios!, con
39 Dice Tomás Moro, en su Utopía: “Y así todas las de la ley, o echarse a pedir limosna?
ocurre que un glotón ansioso e insaciable, ver- Mas también en este caso van a dar con sus
huesos a la cárcel, como vagabundos, por andar gracias a la negligencia de los jueces de paz y a
por esos mundos de Dios rondando sin traba- la necia misericordia del pueblo”. Y agrega:
jar; ellos, a quienes nadie da trabajo, por mucho “Los demás condados de Inglaterra no salían
que se esfuercen en buscarlo.” “Bajo el reinado mejor parados que Somersetshire: muchos, to-
le Enrique VIII fueran ahorcados 72,000 la- davía peor.”
drones grandes y pequeño(Holínshed, Descrip-
tion of England, t. I. p. 186). pobres fugitivos de 40 “Siempre que la ley intenta zanjar las di-
éstos, de quienes Tomás Moro dice que se veían ferencias existentes entre los patronos (masters)
obligados a robar para comer. En tiempo de y sus obreros, lo hace siguiendo los consejos de
Isabel, los “vagabundos eran atados en fila; sin los patronos”, dice A. Smith. “El espíritu de las
embargo, apenas pasaba un año sin que murie- leyes es la propiedad”, escribe Linguet.
sen en la horca 300 o 400”. (Strype, Annals of the
Reformation and Establishment of Religion, and 41 Sophisms of Free Trade, by a Barrister, Lon-
other Various Occurrences in the Church of En- dres, 1850, p. 206. Y añade, maliciosamente:
gland during Queen Elisabetb's Happy Reign, 2 ed. “Nosotros hemos estado siempre dispuestos,
1725, t. II.) Según el mismo Strype, en Somer- cuando de ayudar al patrono se trataba. ¿No se
setsbíre fueron ejecutadas, en un solo año, 40 podrá ahora hacer algo por el obrero?”
personas, 35 marcadas con el hierro candente,
37 apaleadas y 183 “facinerosos incorregibles”
42 De una cláusula del estatuto 2 Jacobo I, c.
puestos en libertad. Sin embargo, añade el au-
6, se infiere que ciertos fabricantes de paños se
tor, “con ser grande, esta cifra de personas acu-
arrogaban el derecho a imponer oficialmente la
sadas no incluye 1/5 de los delitos castigados,
tarifa de jornales en sus propios talleres, como
jueces de paz. En Alemania, abundaban, natu- condiciones del servicio son, después de la gue-
ralmente, los estatutos encaminados a mante- rra, mejores todavía de lo que habían de ser cien
ner bajos los jornales, sobre todo después de la años más tarde, en 1652, los criados, en Silesia,
Guerra de los Treinta años. "En las comarcas comían aún carne dos veces por semana, mien-
deshabitadas, los señores padecían mucho de la tras que ya dentro de nuestro siglo había distri-
penuria de criados y obreros. A todos los veci- tos silesianos en que sólo se comía carne tres
nos del pueblo les estaba prohibido alquilar veces al año. Los jornales, después de la guerra,
habitaciones a hombres y mujeres solteros, y eran también más elevados de lo que habían de
todos estos huéspedes debían ser puestos en serlo en los siglos siguientes." (G. Freytag.)
conocimiento de la autoridad y encarcelados
43 El artículo I de esta ley dice así: "Como
caso de que no accedieran a entrar a servir de
una de las bases de la Constitución francesa es
criados, aun cuando viviesen de otra ocupación,
la abolición de toda clase de asociaciones de
trabajando para los campesinos por un jornal o
ciudadanos del mismo estado y profesión, se
tratando incluso con dinero y en granos. (Privi-
prohibe restaurarlas con cualquier pretexto o
legios y Sanciones imperiales para Silesia, I,
bajo cualquier forma." El artículo IV declara
125.) Durante todo un siglo, escuchamos en los
que si "ciudadanos de la misma profesión, in-
decretos de los regentes amargas quejas acerca
dustria u oficio se confabulan y ponen de
de esa chusma maligna y altanera que no quiere
acuerdo para rehusar conjuntamente el ejercicio
someterse a las duras condiciones del trabajo ni con-
de su industria o trabajo o no prestarse a ejer-
formarse con el salario legal; a los señores se les
cerlo más que por un determinado precio, estos
prohibe abonar más de lo que la autoridad del
acuerdos y confabulaciones... serán considera-
país señala en una tasa. Y, sin embargo, las
dos como contrarios a la Constitución y como
atentatorios a la libertad y a los Derechos del tiempo se le atribuyese a Shakespeare, bajo
Hombre, etc."; es decir, como delitos contra el cuyo nombre se reeditó todavía en 1751. Su
estado, lo mismo que en los antiguos estatutos autor es William Stafford. En uno de los pasajes
obreros. (Révolutions de Paris, París, 1791, t. VIII, de la obra, el Caballero (Knight) razona así:
p. 523.)
Caballero: "Vos, mi vecino, el labriego, y vos,
44 Buchez et Roux, Histoire Parlamentaire, t. señor tendero, y vos, maestro herrero, y como
X, p. [193s] 195. vos los demás artesanos, todos os defendéis a
maravilla. No tenéis más que subir, a medida
45 "Arrendatarios –dice Harrison, en su Des-
que las cosas encarecen, los precios de vuestras
cription of England– a quienes antes resultaba
mercancías y actividades, cuando las revendáis.
gravoso pagar 4 libras esterlinas de renta, pa-
Pero nosotros no tenemos nada que vender
gan hoy 40, 50 y hasta 100 libras, y aún creen
para poder subir su precio y compensar así la
que han hecho un mal negocio si al expirar su
carestía de las cosas que nos vemos obligados a
contrato de arriendo no han puesto aparte seis
compran." En otro pasaje, el Caballero pregunta
o siete años de renta."
al Doctor: "Os ruego me digáis qué grupos de
46 Sobre los efectos que tuvo la depreciación gentes son esos a que os referís. Y, ante todo,
del dinero en el siglo XVI para las diversas cla- cuáles, en vuestra opinión, no experimentarán
ses de la sociedad versa A Compendious or Brief con esto ninguna pérdida." –Doctor: "Me refiero
Examination of Certain Ordinary Complaints of a todos los que viven de comprar y vender,
Diverse of our Countrymen in these our Days, by pues si compran caro, venden caro también." –
W. S., Gentleman, Londres, 1851. La forma dia- Caballero: "¿Cuál es el segundo grupo que,
logada de esta obra hizo que durante mucho según vos, sale ganancioso?" –Doctor: "Muy
sencillo, el de todos aquellos que llevan en preboste de Besancon, el señor que en Dijon
arriendo tierras o granjas para su cultivo pa- lleva las cuentas del señor Conde y Duque de
gando la renta antigua, pues si pagan en mo- Borgoña sobre las rentas adeudadas a dicho
neda antigua, venden en moneda nueva: es señorío desde el 25 de diciembre de 1359 hasta
decir, que pagan por su tierra muy poco y ven- el 28 día de diciembre de l360." (Alexis Monteil,
den caro lo que sacan de ella..." –Caballero: "¿Y Traité de Matériaux manuscrits, etc., t. I, pp. 234
cuál es, a vuestro juicio, el grupo que sale per- s.) Aquí vemos ya cómo en todas las esferas de
diendo más de lo que estos ganan?" –Doctor: la vida social es el intermediario quien se em-
"El de todos los nobles, caballeros (noblemen, bolsa la mayor parte del botín. En la esfera
gentlemen) y demás personas que viven de una económica, por ejemplo, son el financiero, el
renta fija o de un estipendio, que no trabajan bolsista, los comerciantes. los tenderos, los que
(cultivan) ellos mismos sus tierras o no se dedi- se quedan con la mejor parte: en los pleitos, se
can a comprar y vender." alza con la cosecha el abogado, en política, el
diputado es más que sus electores, el ministro
47 En Francia, el régisseur, el encargado de
más que el soberano; en el mundo de la reli-
administrar y cobrar los tributos adeudados al
gión, Dios es relegado a segundo plano por los
señor feudal durante la temprana Edad Media,
"profetas" y éstos, a su vez, por los sacerdotes,
se convierte pronto en un homme d'affaires que,
mediadores imprescindibles entre el buen pas-
a fuerza de chantages, estafas y otros recursos
tor y sus ovejas. En Francia, lo mismo que en
por el estilo, va trepando hasta escalar el rango
Inglaterra, los grandes dominios feudales esta-
de capitalista, A veces estos régisseurs eran
ban divididos en un sinnúmero de pequeñas
también aristócratas. Un ejemplo: "Entrega esta
explotaciones, pero en condiciones incompara-
cuenta el señor Jacques de Thoraisse, noble
blemente más perjudiciales para la población 49 Punto éste en el que insiste Sir James
campesina. En el transcurso del siglo XIV sur- Steuart.
gieron las granjas, fermes o terriers. Su número
50 "Os concederé –dice el capitalista– el
iba incesantemente en aumento, y llegó a reba-
honor de servirme, a condición de que me in-
sar el de 100.000. Abonaban al señor una renta,
demnicéis, entregándome lo poco que os que-
en dinero o en especie, que oscilaba entre la 12ª
da, el sacrificio que hago al mandar sobre voso-
o la 5ª parte de los frutos. Los terriers eran feu-
tros." (J. J. Rousseau, Discours sur l´Economie
dos, subfeudos, etc. (fiefs, arrière–fiefs), según
Politique [Ginebra, 1760, p. 70].)
el valor y extensión de los dominios, algunos
de los cuales sólo medían unas cuantas arpents. 51 Mirabeau, De la Monarchie Prusienne, t. III,
Todos estos terriers poseían, en mayor o menor pp. 20–109 ss. El hecho de que Mirabeau consi-
grado, jurisdicción propia sobre sus moradores; dere también a los talleres diseminados como
había cuatro grados de jurisdicción. Fácil es más rentables y productivos que los "reunidos",
imaginarse cuánta sería la opresión del pueblo no viendo en éstos más que plantas de estufa
campesino bajo este sinnúmero de pequeños sostenidas artificialmente con la ayuda del es-
tiranos. Monteil dice que por aquel entonces tado, se explica por la situación en que entonces
funcionaban en Francia 160,000 tribunales de se encontraban una gran parte de las manufac-
justicia, donde hoy bastan 4,000 (incluyendo los turas del continente;
jueces de paz). 52 "Veinte libras de lana convertidas insen-
48 En sus Notions de Philosophie Naturelle, siblemente en vestidos para el uso de un año de
París, 1838. una familia obrera, elaboradas por ella misma
en el tiempo que los trabajos le dejan libre, no
es para causar asombro. Pero llevad la lana al yugo fueron invención de dioses y ocupación
mercado, enviadla a la fábrica, luego al corre- de héroes: ¿acaso la lanzadera, el huso y el telar
dor, enseguida al comerciante, y tendréis gran- tienen un origen menos noble? Si separáis la
des operaciones comerciales y un capital nomi- rueca y el arado, el huso y el yugo, ¿qué obten-
nal invertido en una cuantía que representa éis? Fábricas y asilos, crédito y pánicos, dos
veinte partes de su valor... Así se explota a la naciones enemigas, la agrícola y la comercial."
clase obrera, para mantener en pie una pobla- (David Urquhart, Familiar Words, p. 122.) Pero
ción fabril depauperada, una clase parasitaria he aquí que viene Carey y acusa a Inglaterra,
de fabricantes y un sistema ficticio de comercio, seguramente con razón, de querer convertir a
de dinero y de finanzas." (David Urquhart, Fa- todos los demás países en simples pueblos de
miliar Words, p. 120.) agricultores, reservándose ella el papel de fa-
bricante. Y afirma que de este modo se arruinó
53 Con la única excepción de la época de
a Turquía, pues "a los poseedores y cultivadores
Cromwell. Mientras duró la república, la masa
de la tierra no se les consentía jamás (por Ingla-
del pueblo inglés salió, en todas sus capas, de la
terra) fortalecerse mediante la alianza natural
degradación en que se había hundido bajo los
entre el arado y el telar, entre el martillo y la
Tudor.
grada". (The Slave Trade, p. 125.) Según él, el
54 Tuckett afirma que la gran industria lanera propio Urquhart fue uno de los principales
brota de las verdaderas manufacturas y de la responsables de la ruina de Turquía, donde, en
destrucción de la manufactura rural o casera, con la interés de Inglaterra, propagó el librecambio.
introducción de la maquinaria. (Tuckett, A His- Lo mejor del caso es que Carey –que, dicho sea
tory, etc., t. I pp. 139–143 y 144.) "El arado y el de paso, es un gran lacayo de los rusos–, pre-
tende impedir por medio del proteccionismo 58 Todavía en 1794, los pequeños fabricantes
ese proceso de diferenciación que el proteccio- de paños de Leeds enviaron una diputación al
nismo no hace más que acelerar. parlamento solicitando una ley que prohibiese
a todos los comerciantes convertirse en fabrican-
55 Los economistas filantrópicos ingleses,
tes. (Dr. Aikin, Description, etc.)
como Mill, Rogers, Goldwin, Smith, Fawcett,
etc., y los fabricantes liberales, como John 59 William Howitt, Colonization and Christia-
Bright y consortes, preguntan a los aristócratas nity. A Popular History of the Treatmen of the Na-
rurales ingleses, como Dios a Caín por su her- tives by the Europeans in all their Colonies, Lon-
mano Abel: ¿Qué se ha hecho de nuestros miles dres, 1838, p. 9. Acerca del trato dado a los es-
de propietarios libres (free holders)? Pero, ¿de clavos, puede verse una buena compilación en
dónde habéis salido vosotros? De la aniquila- Charles Comte, Traité de la Legislation, 3* ed.,
ción de esos free holders. ¿Por qué no preguntáis Bruselas, 1837. Conviene estudiar en detalle
qué se ha hecho, de los tejedores, los hilanderos estos asuntos, para ver en qué es capaz de con-
y los artesanos independientes? vertirse el burgués y en qué convierte a sus
obreros, allí donde le dejan moldear el mundo
56 La palabra industrial se emplea aquí por
libremente a su imagen y semejanza.
oposición a agrícola. En un sentido "categóri-
co", el arrendatario es tan capitalista industrial 60 Thomas Stamford Raffles, más tarde Go-
como el fabricante. vernor of Java, Java and its dependencies, Lon-
dres, 1817.
67 The Natural and Artificial Rights of Property
Contrasted, Londres, 1832, pp. 98 y 99. El autor 61 Departamento colonial inglés. (Ed.)
de esta obra anónima es Th. Hodgskin.
62 En el año 1866 murieron de hambre en una 67 John Fielden, The Curse of the factory Sys-
sola provincia, en Orissa, más de un millón de tem, pp. 5 y 6. Sobre las infamias cometidas en
indios. Y todavía se procuraba enriquecer al sus orígenes por el sistema fabril, véase doctor
erario con los precios a que se les vendían víve- Aikin 1795), Description of the Country from 30 to
res a los hambrientos. 40 miles around Manchester, p. 219, y Gisborne,
Enquiry into duties of men, 1795, t. II. Como la
63 William Cobbett observa que en Inglate-
máquina de vapor retiró a las fábricas de la
rra todos los establecimientos públicos se de-
orilla de los ríos, trayéndolas del campo al cen-
nominan "reales". En justa compensación, te-
tro de la ciudad, el forjador de plusvalía, siem-
nemos la deuda "nacional" (national debt).
pre dispuesto a "sacrificarse", no necesitaba ya
64 "Si los tártaros invadiesen hoy Europa, que le expidiesen los esclavos a la fuerza de los
resultaría difícil hacerles comprender lo que es asilos, pues tenía el material infantil más a ma-
entre nosotros un financiero." Montesquieu, no. Cuando Sir R. Peel (padre del "ministro de
Esprit des lois, t. IV, p. 33, ed., Londres, 1767. la plausibilidad") presentó en 1815 su ley de
65 "Pourquoi aller chercher si loin la cause protección de la infancia, F. Horner (lumen del
de l'éclat manufacturier de la Saxe avant la gue- Bullion–Comité e íntimo amigo de Ricardo)
rre? Cent quatre–vingt millions de dettes faîtes declaró, en la Cámara de los Comunes: "Es
par les souverains!" Mirabeau, De la Monarchie público y notorio que, al subastarse los efectos
Prusienne, t. VI, p. 101. de un industrial quebrado, se sacó a pública
subasta y se adjudicó una banda, si se le per-
66 Eden, The State of the Poor, t. II, cap. I. pp, mitía esta expresión, de niños fabriles, como
420, 421 y 422. parte integrante de su propiedad. Hace dos
años (en 1813) se planteó ante el King's Bench 69 La expresión "labouring poor" aparece en
un caso repugnante de éstos. Se trataba de un las leyes inglesas desde el mismo instante en
cierto número de muchachos que una parro- que adquiere notoriedad la clase de los obreros
quia de Londres había cedido a un fabricante, asalariados. Los "labouring poor" Se distin-
el cual, a su vez, los traspasó a otro. Por fin, guen, de una parte, de los "idle poor", de los
algunas personas caritativas los encontraron, mendigos, etc., y, de otra parte, de los obreros
completamente famélicos (absolute famine). Pero, que todavía no han sido completamente des-
a conocimiento suyo, como vocal de la Comi- plumados, ya que son propietarios de sus ins-
sión parlamentaria de investigación, había lle- trumentos de producción. De la ley, la expre-
gado otro caso más repugnante todavía. Hace sión de "labouring poor" pasó a la economía
no muchos años, una parroquia de Londres y política, desde Culpeper, J. Child, etc., hasta A.
un fabricante de Lancashire habían hecho un Smith y Eden. Júzguese, pues, de la bonne foi
contrato, en que se estipulaba que el segundo del "execrable political cantmonger" Edmund
aceptaría, por cada veinte niños sanos, un idio- Burke, cuando dice que el término de "labou-
ta." ring poor" no es más que "execrable political
cant". Este sicofante, que, a sueldo de la oligar-
68 En 1790, en las Indias Occidentales ingle-
quía inglesa, se hizo pasar por romántico frente
sas había 10 esclavos por cada hombre libre; en
a la revolución francesa exactamente lo mismo
las Indias francesas, 14; en las holandesas, 23.
que antes, al estallar los disturbios de Norte-
(Henry Brougham, An Inquiry into the Colonial
américa, se había hecho pasar por liberal frente
Policy of the European Powers. Edimburgo, 1803,
a la oligarquía inglesa a sueldo de las colonias
t. II, p. 74.
norteamericanas, no era más que un vulgar
burgués. "Las leyes del comercio son leyes de la dad. El capital tiene horror a la ausencia de
naturaleza y, por consiguiente, leyes de Dios." ganancia o a la ganancia demasiado pequeña,
(E. Burke, Thoughts and Details on Scarcity, pp. como la naturaleza tiene horror al vacío. Con-
31 y 32.) Nada tiene, pues, de extraño que él, forme aumenta la ganancia, el capital se enva-
fiel a las leyes de Dios y de la naturaleza, se lentona. Asegúresele un 10 por 100 y acudirá
vendiese siempre al mejor postor. En las obras adonde sea; un 20 por 100, y se sentirá ya ani-
del rev. Tucker –Tucker era cura y tory, pero mado; con un 50 por 100, positivamente teme-
fuera de esto, una persona decente y un buen rario; al 100 por 100, es capaz de saltar por en-
economista– encontramos una magnífica carac- cima de todas las leyes humanas; el 300 por
terización de este Edmundo Burke, durante su 100, y no hay crimen a que no se arriesgue aun-
época liberal. Dada la infame versatilidad que que arrostre el patíbulo. Si el tumulto y las ri-
hoy impera y que profesa el más devoto de los ñas suponen ganancia, allí estará el capital en-
cultos a "las leyes del comercio", no hay más cizañándolas. Prueba: el contrabando y la trata
remedio que sacar a la vergüenza pública a de esclavos." (P. J. Dunning, Trade–Unions, etc.,
todos los Burkes, los cuales sólo se distinguen p. 36.)
de sus imitadores por una cosa: el talento.
72 "Nos hallamos en una situación totalmen-
70 Marie Augier, Du Crédit Public [París, te nueva en la sociedad... Aspiramos a separar
1842, p. 265]. toda clase de propiedad de toda clase de traba-
jo." (Sismondi, Nouveaux Principes de l'Economie
71 "El capital (dice el Quarterly Reviewer)
Politique, t. II, p. 434.)
huye de los tumultos y las riñas y es tímido por
naturaleza. Esto es verdad, pero no toda la ver-
73 "Los progresos de la industria, cuyo agen- (Carlos Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido
te ciego y pasivo es la burguesía, hacen que el Comunista, Londres, l848, pp. 9 y 11.)
aislamiento de los obreros por la concurrencia
sustituya en unión revolucionaria por la asocia-
ción. Por eso, conforme avanza la gran indus-
tria, la burguesía siente vacilar bajo sus pies el
terreno sobre el que produce y se apropia lo
producido. La burguesía produce, ante todo, a
sus propios enterradores. Su ruina y el triunfo
del proletariado son igualmente inevitables"...
De todas, las clases que hoy se enfrentan con la
burguesía, no hay más clase verdaderamente
revolucionaria que una: el proletariado. Las
demás clases agonizan y perecen con la gran
industria, el proletariado es el producto más
genuino de ésta. Las clases medias, el pequeño
industrial, el pequeño comerciante, el artesano,
el campesino: todos luchan contra la burguesía
para salvar de la ruina su existencia como cla-
ses medias...; son reaccionarias, pues se empe-
ñan en volver atrás la rueda de la historia."

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