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SURI

-\ I

SRí/
LA

VERDADERA ENPONA DE JESURINT),

LA MIONIA SANTA.

TOMO I.
Loa Editores se reservan la propiedad de la traduccion en los términos que
previene la ley vigente.

BARCELONA.—Imprenta de Pons t C."


LA

VERDADERA ESPOSA DE JESUCRISTO,


ÓSEA.

LA MONJA SANTA
EN EL EJERCICIO DE LAS VIRTUDES PECULIARES Á SU ESTADO :
obra escrita
POR S. ALFONSO MARIA DE LIGORIO,
obispo ile Sta. Agueda de los Godos,
para provecho no solo de Religiosas y Religiosos, sino tambien de los
Seglares, á quienes se ofrece una guia segura para la práctica de las vir
tudes cristianas , propias de toda clase de personas;
traducida del original italiano
Jl POR EL PRESBÍTERO ». J. P.
Tv I - NUEVA EDICION ,
J^. REVISADA
por d fcU. JDr. JD. 3osé JMau,
Catedrático de Sagrada Escritura en el Seminario Tridentino de esta ciudad;
Y AUMENTADA
CON VARIOS OPÚSCULOS RELATIVOS AL MISMO ASUNTO,
ESCRITOS POR EL MISMO SANTO AUTOR.

TOMO 102304-

CON LICENCIA.
LIBRERIA CATÓLICA DE PONS Y C."
MADRID. ¡ BARCELONA.
Calle (le la Paz, número tí. [ Calle de Copons , número 2.
1848.
s
- = -

---------
-
| |
Esposa mia, ven clel Líbano, ven: serás coronada.
ADVERTENCIA DEL AUTOR,

IEN es de ver, que esta obra va especialmente


B dedicada á las Religiosas; pero debe advertirse
que, á escepcion de algunos puntos peculiares á las
mismas, todo lo restante es aplicable tambien á los
Religiosos, señaladamente cuanto dice relacion con
la observancia de los votos, con la disciplina regu
lar y con la perfeccion del propio estado; ni es tam
poco ajena de los seglares por lo relativo á la prác
tica de las virtudes cristianas.
He atendido á terminar cada instruccion con cier
tas súplicas en que van intercalados diversos afec
tos devotos, sabiendo cuanto agrada esto á las Re
ligiosas que aspiran á la perfeccion; y no sin moti
vo, porque, conforme dice S. Dionisio Areopagita,
el amor divino consiste mas bien que en el saber
en los afectos del corazon. En las ciencias humanas
el conocimiento produce el amor; mas en la ciencia
de los Santos sucede lo contrario, el amor produ
ce el conocimiento: quien ama mas áDios mas le co
noce. A mas de que no ya la inteligencia, sino los
afectos son los que propiamente nos unen á Dios y
nos hacen ricos de méritos para la vida eterna.
PROTESTA.

Obedeciendo á los decretos de Urbano VIII, protesto que


en todo cuanto en esta obra yo dijere con respecto á revela
ciones, milagros y otros sucesos semejantes, no quiero
atribuir á mis palabras mas que una autoridad puramente
humana; lo mismo digo con respecto al título de Santo ó
Bienaventurado que á veces apropio á ciertas personas; el
cual no entiendo dárselo sino segun las costumbres y las
opiniones humanas : lo contrario debe entenderse con res
pecto á las cosas y personas que están ya aprobadas por
la Santa Sede.
IOS EDITORES.

S en las producciones salidas de la piadosa pluma


de S. ALFoNso MARIA DE LIGoRIo se revela un
profundo conocimiento del corazon humano, y se hace
notar el delicado pulso yfinotacto de un esperimen
tadomaestro y guia del espíritu,suben de precio estas
dotes en la presente obra en que supo encumbrará
elevado punto las doctrinas que, para provecho de
las vírgenes consagradas á Dios en el retiro del claus
tro, dejó en ella consignadas. Esmerada cordura
y cabal prudencia, en materia de suyo ardua, mos
tró el Santo, al escogitar y poner á la vista de las
que debian ser sus lectoras, preceptos y consejos,
cuya práctica produjera abundantes y sazonados fru
tos de acendrada piedad, y encendiera en el pecho
santos y levantados pensamientos de virtud. Digno
intérprete de las juiciosas máximas del insigne va
ron P. Rodriguez, aplicólas con suma maestría al
especial objeto de que se ocupára, logrando formar
un cuerpo de doctrina, un completo directorio es
piritual para Religiosas.
Obra tan estimable bien merecia ser ofrecida con
toda la sencillez y naturalidad con que saliera de
las manos de su santo autor; á ello han atendido con
señalado esmero los editores; y á fin de distinguirla
de otra version poco genuina, en que á los con
ceptos del autor se sustituyen ideas propias del
8 LOS EDITORES.
traductor, salen garantes de que la traduccion que,
de La Esposa de Jesucristo, presentan al público, si
bien correcta y de todo punto castiza , no se desvia
en un ápice del espíritu y letra del original italiano.
Deseosos empero los mismos editores de evitar pa
ra ciertas personas lo enojoso de las citas en lengua
latina que, ya de la Sagrada Escritura, ya de los es
critos dejos Santos Padres, se aducen frecuente
mente en apoyo de la doctrina del autor, las han pues
to vertidas al castellano, sacando al pié de cada página
sus referencias en latin, para satisfaccion de los lec
tores que gustan leer en este idioma los textos inter
calados en el cuerpo de la obra ; circunstancia que
recomendaría el mérito de la misma, si de suyo no se
negára á todo encarecimiento! ¡ Ojalá que su lectura
produzca los felices resultados que su santo y enten
dido autor se propuso obtener al escribirla , y colme
los deseos que animan á los editores al emprender
su publicacion !
LA

VERDADERA ESPOSA

DE JESUCRISTO.

CAPÍTULO I.

CUALIDADES APRECIABLES DE LAS VÍRGENES QÜE SE


CONSAGRAN Á DIOS.

Las vírgenes que alcanzan la inestimable dicha de


entregarse al amor de Jesucristo , consagrándole el
cándido lirio de su pureza, se granjean de Dios un amor
igual al que profesa á los mismos ángeles : Serán como
ángeles de Dios en el cielo, dice S. Mateo ¡A tanto
sube el mérito de la castidad! Por esto dijo S. Ambro
sio que quien conserva esta virtud es un Angel, y el que
la pierde es un demonio *. Refiere Baronio & que
babiendo muerto una jovencita llamada Jorgia, viéron-
se revolotearen torno suyo multitud de palomas, las
cuales llevado que fué el cadáver á la iglesia, se posaron
en el techo de la misma, y precisamente en paraje que
correspondia al que en la iglesia ocupaba el cuerpo de
la difunta, permaneciendo inmobles hasta tanto que le
1 Erunt sicut angeli Dei in coelo. Matlh. 22, 50.
2 Caslitas angelos facit , qui eam servavit , angelus est ; qui per-
didit , diabolus. Lib. 1 de off.
5 Anno 480 , n. "23, in comp.
TOM. I. 1
10 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

fué dada sepultura; y tales palomas reputólas todo el


mundo por ángeles que obsequiaban á aquel cuerpo
virginal. Con razon pues se llama á la virginidad virtud
angélica y celestial, porque, como dice el espresado
S. Ambrosio , esta virtud ha encontrado en el cielo lo
que debe ser objeto de su imitacion acá en la tierra;
puesto que solo en el cielo ha podido hallar su verda
dero ejercicio, ya que allí únicamente ha encontrado
á su verdadero Esposo".
2. A mas de esto, la vírgen que consagra su virgi
nidad á Jesucristo consigue hacerse esposa suya; por lo
cual no vaciló el Apóstol en afirmar, escribiendo á sus
discípulos : 0s he desposado con Cristo, para presentaros
como virgen pura al único Esposo 2; esto es, prometí á
Jesucristo ofrecerle vuestras almas como otras tantas
castas esposas. Y Jesucristo mismo en la parábola de
las vírgenes que refiere el Evangelio de S. Mateo ,
quiere ser llamado esposo suyo: Salieron á recibir al es
poso.... Entraron con él á las bodas . Por esto tam
bien nuestro Salvador al hablar de otras personas quie
re que le llamen Maestro, Pastor ó Padre; pero ha
blándose de las vírgenesse hace llamar Esposo. De lo
cual tomó ocasion S. Gregorio Nacianceno para escri
bir aquel notable verso diciendo 4, que la casta vir
ginidad, esto es, las vírgenes castas, tienen el honor
de ser desposadas con Jesucristo. Cuyo desposorio se
efectua por medio de la fe: Te desposaré conmigo en fe .
La inapreciable virtud de la virginidad ha sido especial
1 E coelo accersivit, quod imitaretur in terris; usum quaesivit e
coelo, quaesponsum sibiinvenit in coelo. Lib. de virg.
2 Despondi vos uni viro virginem castam exhibere Christo.
2.Cor. 11, 2.
5. Exierunt obviam sponso... Introierunt cum eo ad nuptias.
S. Matth. 25, 1.10.
4, Castaque virginitas decoratur conjuge Claristo.
5 Sponsabote mihiin fide. Oseae 2,20.
CAPITULO f. 11

mente concedida al hombre por los méritos de Jesu


cristo,por cuya razon se dice que las vírgenesvan en
pos del Cordero: Siguen al Cordero á donde quiera que
vaya . Dijo la Madre de Dios á un alma, que la es
posa de Jesucristo debe amar todas lasvirtudes, pero
singularmente la pureza, porque ésta mas que otra
alguna la asemeja á su divino Esposo. Al mismo pro
pósito escribió S.Antonio de Padua, que si bien todas
las almasjustas son esposas delSeñor, segun lo que ya
anteriormente habia dicho S. Bernardo º, sin em
bargo, llámanse especialmente esposas suyas lasvírge
nes que le han sido consagradas *. Por lo cual llama
S. Fulgencio á Jesucristo: Esposo de todas las sagradas
vírgenes 4.
5. Ahora, la doncella discreta que se decide á to
nar estado en el mundo, si es prudente,procura ante
todas cosas informarse de las cualidades de aquellos
que á su mano pretenden, para entregarla al mas dig
no y que pueda hacerla mas feliz en esta vida. La Reli
giosa al tiempo de hacer su profesion, se desposa con
Jesucristo, conforme se lo dice el prelado, segun es de
leer en el pontifical de los obispos: Yo te desposo con Je—
sucristo, el cual te guarde ilesa. Recibe pues el anillo de tu
fe para que si le sirvieres fielmente, seas coronada por toda
la eternidad. Informémonos con la Esposa de los Canta
res, que bien conoce las inestimables dotes de su di
vino Esposo, y quien sea este: Dime, ó sagrada Es
posa, ¿quién es ese tu amado que entre todos los ob
jetos es el único que mereció fijar tu amory hacerte
1 SequunturAgnum quocumque ierit. Ap. 14, 4.
2 Sponsa nos ipsi sumus, et omnes simul una sponsa, et ani
mae singulorum quasi singulae sponsae. Serm. 2, in dom. 1, post
Epiph.
5 Omnes animae sponsae sunt Christi, Specialius tamen virgines.
S. Ant. Pad. serm. de virg.
4. Unus omnium sacrarum virginum sponsus. Ep, 5, c. 4.
12 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

la masfelizy contenta de las mujeres * ?-Mi amado,


responde ella, es cándido como su inocencia y rubi
cundo como el amor que le inflama por sus esposas º;
es tan agraciado, tan perfecto en todo género de vir
tudès, y tan apacible y cariñoso, que no existe ni pue
de existir esposo alguno mas agradable ni masdigno de
amor. Nada mas glorioso que él, dice S. Euquerio, nada
mas hermoso, nada mas magníficoº. Entiendan, pues, es
clama S. Ignacio mártir, aquellas vírgenes afortunadas
que se consagraron áJesucristo, entiendan que les cu
po la suerte de alcanzar un esposo tal, que ni en el cielo
ni en la tierra cabe hallar quien le iguale en hermo
sura, en nobleza, en opulencia ni en amabilidad 4.
A. Por esto solia decir la beata Clara de Montefalcó
que estimaba en tanto su virginidad, que por no per
derla prefiriera padecer por toda su vida los tormentos
del infierno. No menos razon tuvo la gloriosa doncelli
ta Sta. Inés, segun refiere S. Ambrosio, de contestar
cuando le ofrecieron por esposo al hijo del prefecto de
Roma: Que habia logrado obtener otro esposo mas
cumplido s. La propia respuesta dió Sta. Domitila,
sobrina del emperador Domiciano, á ciertas mujeres
afamadas en persuadirla de que sin menoscabo alguno
podia tomar por esposo al conde Aureliano, quien, aum
que gentil, consentia en que ella perseverase en la re
ligion cristiana. Decidme, replicó la Santa, si á una
doncella le fuese ofrecida la mano de un monarca ó la

1. Qualis est dilectus tuusex dilecto, o pulcherrima mulierum?


Cant.59.
2 Dilectus meus candidus et rubicundus, electus ex millibus.
Ib. 10.
5 IIlo nihil gloriosus, nihil pulchrius, nihil magnificentius.
4 virgines agnoscant cui se consecrarunt, sponso nimirum spe
ciosissimo, nobilissimo, opulentissimo; amabiliorem nec in coelo nec
interris invenire numquam poterunt. Epist. ad Antioch,
5 Sponsum offertis? meliorem reperi.
CAPITCLO I. 15
de un aldeano, ¿en cual de entrambos juzgais que re
cayera su eleccion ? Para ser esposa de Aureliano me
nester fuera que yo renunciase á las bodas del Rey del
cielo; ¿y no fuera bobería el hacer ese trueque? De
cid pues á Aureliano que renuncie á sus pretensiones.
De esta suerte , y por conservarse fiel á Jesucristo , á
quien habia consagrado su virginidad, prefirió ser que
mada viva, suplicio á que la condenó su bárbaro aman
te. No de otra manera contestó la virgen Sta. Susana
á los mensajeros del emperador Diocleciano, que de
seoso de encumbrarla á la dignidad de emperatriz , la
designaba por esposa de Maximino , á quien habia ele
vado ya á la de César ' ; y despechado el emperador
por la repulsa , la condenó á muerte. Así tambien cre
cido número de santas vírgenes renunciaron la mano
de los monarcas para desposarse con Jesucristo : la
fita. Juana, infanta de Portugal, rehusó la de Luis XI,
rey de Francia; la Bta. Inés la que le ofrecia el em
perador Fernando II ; Isabel hija del rey de Hungría
y heredera del reino, despreció la de Enrique, archi
duque de Austria ; y así otras muchas pudieran citarse
que llevaron al mismo punto su vocacion.
5. Fuera de que , la doncella que se consagra á Je
sucristo, se da á Dios de cuerpo y alma ; y esto quiso
significar S. Pablo cuando dijo : La mujer no casada , y
una virgen , piensa en las cosas de Dios ; para ser santa en
cuerpo y alma ; mas la casada piensa en las del mundo, y en
como ha de agradar al marido *. Ciertamente la virgen
que se ha entregado á Dios , no piensa sino en Dios y
en ser toda de Dios; al paso que la mujer casada , co
mo que es del mundo , no puede distraerse ni desasirse
1 Croissel, 11 de agosto.
2 Mulier innupta et virgo cogital quse Domini sunt , ut sint sane
la corpore et spirilu ; quae autem nupta est , cogitat quae sunt mundi et
fiuomodo placeat viro. 1. Cor. 7, 54.
14 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

de las cosas del mundo. Y añade luego el Apóstol : En


verdad esto digo para provecho vuestro.... solamente para lo
que es honesto, y que os défacultad de orar al Señor sin es
torbo *. Con efecto, muchos son los obstáculos que se
interponen á la santificacion de la mujer casada; obs
táculos tanto mas insuperables cuanto mas noble y bri
llante fuere la posicion que ocupare en la sociedad.
G. Para hacerse santa una mujer, menester es que
acuda á los medios que conducen á la santidad, cuales
son: la frecuencia de sacramentos, la asiduidad en la
oracion mental, la práctica continua de mortificacio
nes interiores y esteriores, y el deseo de los menos
precios, de la humillacion y de la pobreza; en suma,
que viva enteramente dedicada en conocer lo que pu
diere hacerpara dar gusto á Dios; y para llevar ade
lante esta empresa, es indispensable que se halle com
pletamente desprendida del mundo. ¿Pero qué oca
sion, qué oportunidad, qué auxilio, qué recogimiento
puede tener una mujer casada para andar de conti
nuo solícita de las cosas de Dios ? La mujer casada
piensa en las cosas del mundo º. Ella debe ocuparse en
proveer á los quehaceres domésticos, y á la educa
cion de los hijos, en complacer á su marido, á sus
padres, hermanos y demás parientes, menos sufri
dos quizás y mas molestos que el marido mismo, de
manera que, como dice el Apóstol, el corazon de la
mujer casada debe estar dividido , compartiendo su
amor entre Dios, el marido y los hijos. ¿Quétiempo
podrá teneruna mujer casada para hacer mucha ora
cion y frecuentar el sacramento de la Eucaristía,
cuando apenas tiene el bastante para atender á los
1 Porro hoc ad utilitatem vestram dico... ad id quod honestum
est el quod facultatem praebeat sine impedimento Dominum obsecran
di. Ibid.55.
2 Nupta cogitat quae sunt mundi.
CAPITULO I, 15

cuidados domésticos? El marido quiere ser servido y


prorumpe en gritos y denuestos si sus mandatos no fue
ron cumplidos con presteza y exactitud : los criados
alborotan la casa,ya con altercados y disputas,ya con
exigencias impertinentes: los hijos, cuandopequeñue
los, ya lloran, ya piden mil cosillas; cuando mayores
ocasionan disturbios, rezelos y momentos de amargura
de mayor trascendencia, ya por las dañinas compa
ñías con que se rozan, ya por los peligros á que se es
ponen, ó ya tambien por las enfermedades que les
aquejan.Y agobiada de tantosy tan distintos cuidados,
andad despues, si os es posible, á recogeros en la ora
cion. En punto á la comunion apenas podrá recibir
la todos los domingos. Tendrá, sí, buenos deseos,
pero le será moralmente imposible atender con mayor
asiduidad á su propio aprovechamiento. Podrá, verdad
es, atesorar merecimientos por la misma privacion á
que está sujeta de atenderá las cosas de Dios, some
tiéndose con paciencia y resignacion á la voluntad di
vina, que la colocó en tan angustiosa dependencia; pu
diéralo, ciertamente, pero rodeada detantas atenciones
y disturbios,privada de oracion, de lectura espiritual,
de sacramentos, difícil será y raya casi en lo imposible
alcanzar paciencia y resignacion tan ejemplar.
7. Mas ¡pluguiese á Dios que los daños que espe
rimentan las infelices casadas se limitasen siquiera á
impedir sus devociones y la asiduidad en la frecuencia
de oracionesy sacramentos! Lo peor de todo es el in
minente riesgo á que continuamente se hallan lasinfe
lices de perder el alma perdiendo la gracia de Dios. En
efecto, ála necesidad de presentarse en público al par de
las de su clase, agréguese lade satisfacer el salario á los
criados y llevar la casa : la de sostener en las de los
otros conversaciones(al menos por razon de las visitas)
con toda clase de personas, y en la suya propia la de
16 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
familiarizarse con los cuñados y con los deudos ó ami
gos del marido : ¡ oh ! y á cuantos riesgos de perder á
Dios no esponen todas estas ocasiones! no llegan á
comprenderlos bastante las doncellas , pero harto lo sa
ben las casadas que en tales peligros se hallan ; ni lo
ignoran tampoco los ministros del Señor que sus con
fesiones oyen.
8. Dejemos empero á un lado la vida atediada é in
feliz de todas las mujeres casadas; y digo todas sin es-
cepcion , porque yo, que por espacio de tantos años he
oido en confesion a gran número de ellas , así nobles
como plebeyas, no. recuerdo haber hallado una sola
que estuviese satisfecha con su estado. Maltrato de
parle del marido, sinsabores ocasionados por los hijos,
necesidades de las casas, sujecion ú suegras y cuñadas,
dolores de parto acompañados siempre de mortal ries
go, celos por parte del consorte , escrúpulos y pesares
de conciencia acerca del desvio de las ocasiones y de la
educacion de los hijos , todo esto levantan en su pecho
una horrible y continua tormenta en que viven envuel
tas las pobres casadas, gimiendo siempre y lamentán
dose consigo mismas por haber elegido de su propia
voluntad tan infeliz estado ; y quiera Dios que en tan
deshecha borrasca no llegue á perderse su alma, y tras
el infierno que habrán sufrido en esta vida no cáigan
despues en el de la eternidad. Tal es la placentera suer
te que se proporcionan y eligen por su propio alvedrio
las doncellas que se entregan al mundo. Pero, cómo,
se replicará tal vez, ¿será posible que de entre to
das las casadas ni siquiera hay una que sea santa ?
Sí, algunas habrá, contestaré yo; pero ¿cuales? las
que lleguen á santificarse al través de los martirios,
sufriéndolos todos por Dios con resignacion consumada,
y ofreciéndoselos con amor y tranquilidad de ánimo. Mas
¿ abundan acaso las mujeres dotadas de tamaña perfec
CAPITULO I. 17
cion ? Algunas se encuentran , es verdad , pero tan rara
vez como las moscas blancas ; y las que tal estado de
perfeccion alcanzan , no cesan de dolerse y llorar con
lágrimas de arrepentimiento de haberse entregado al
mundo ; cuando podian haber consagrado su virginidad
á Jesucristo , y darse completamente á Dios , y vivir
contentas.
9. La verdadera fortuna , pues , y el estado mas fe
liz y sublime es sin disputa el de las doncellas que,
renunciando al mundo , se consagran á Jesucristo y se
dedican enteramente á su divino amor. Libres entonces
de los inevitables riesgos que cercan necesariamente á
las casadas , bállanse sueltas de los vínculos de afecto
hacia los hijos, ó á los hombres de la tierra , á joyas y
preseas, ó á otras cosas de la vanidad mujeril; pues al
paso que á las casadas cumplen ricos vestidos y adornos
para presentarse como exige su estado y fortuna, y com
placer al marido, á una doncella consagrada á Jesucristo
bástale una túnica con que cubrir su cuerpo; porque
escándalo fuera mostrarse vana en su traje y adornos. A
mas de que ni les molesta el cuidado de la casa, ni el de
los hijos ó del marido : todos sus pensamientos y cuida
dos se cifran en agradar á Jesucristo, á quien han con
sagrado el cuerpo, el alma y todo su amor: libres de to
do respeto humano, de las exigencias del siglo, de los
parientes, y por último, separadas del bullicio del mun
do , hallan mas tiempo y oportunidad para frecuentar
el sacramento de la Eucaristía, para darse á la oracion,
para dedicarse á la lectura de libros espirituales , y tie
nen mas espedito el entendimiento para pensar en los
intereses de su alma y para andar recogidas y unidas
con Dios. La virgen , dice Teodoreto , tiene Ubre su alma
de pensamientos inútiles '. Por esto la ocupacion esclu-
1 Qtue enim esl virgo ab iuutilibus cogitationibus liberain habel
animara.
18 LA VERDADERA ESPOSA DE 1. C.
siva de una virgen consiste en la comunicacion conti
nua y familiar con su divino Señor. Eso mismo significa
precisamente , segun opinion de Ecumenio , lo que es
cribe el Apóstol : Para que sea santa en el cuerpo y en el
espíritu ' ; palabras que esplica el sobredicho intérpre
te diciendo : Santa en el cuerpo por la castidad , y santa en
el espíritu por la familiaridad con Dios *. Aun cuando la
virgen , dice S. Anselmo , no se granjease otro galar
don , debiera bastarle la ventaja de verse libre de las
molestias del mundo para poder fijar esclusivamente en
Dios sus pensamientos !. Y añade el Santo, que las
vírgenes que se han consagrado á Dios no solo gozarán
de mucha gloria en el cielo , sí que tambien en la
tierra misma disfrutarán del premio anticipado de una
continuada paz *.
10. Las sagradas vírgenes que atienden á la perfec
cion, son las predilectas de Jesucristo, porque á mas de
haberle consagrado el alma y el cuerpo cifran toda su
atencion en esta vida á complacerle y agradarle. Por su
virginidad mereció S. Juan ser llamado el discípulo amado
de Jesucristo s. Por cuyo motivo canta en su honor la
Iglesia: Dios le eligió virgen y le amó sobre todos los demás 6.
Llámase á las vírgenes primicias de Dios y del Cordero en
el Apocalipsis: Porque son vírgenes. Estos siguen al Cordero
do quiera que mya. Estos fueron rescatados de entre los hom
bres por primicias para Dios y para el Cordero 7. Mas
1 Ut sil sancta corpore et spiritu.
2 Corpore sancta propter castilatem, spiritu sancta propter fa-
miliaritalem cum Deo.
3 Si nulla merces amplior virginem sequeretur, sulliceret haec
sola pralatio : Cogitat quae Doraini sunt. In 1 . Cor. 7.
4 Non solum in futuro saeculo gloriam, sed et in praesenti requiem
habcl virginitas. Loe. cit.
5 Quem diligebat Jesus. Jo. 13, 23.
6 Virgo est eleclus a Domino , atque inter caeteros magis dilectus.
In die 27 dec. resp. not. i..
7 Virgínea enim sunt. IIi sequuntur Agnum quocumque ierit. Hi
CAPITULO I. 19

¿porqué se les da tan precioso título? Bien lo esplica el


cardenal Hugo diciendo, que así como los frutos pri
merizos son los mas apreciables"; asítambien las vírge
mes consagradas á Dios se atraen mas señaladamente su
complacencia y predileccion.
11. Dícese además que el divino Esposo se alimenta
de azucenas *. Estas azucenas son precisamente las
vírgenes que conservan su pureza por complacerá Dios.
Y segun escribe unsagrado intérprete, al comentar es
te pasaje de los Cánticos, así como el demonio se nu
tre con las inmundicias de la impureza , así Jesucris
to se apacienta con las azucenas de la castidad º. Y
el venerable Beda asegura que el canto de las san
tas vírgenes agrada mas al divino Cordero que el de
todos los demás santos 4. Pero lo que mas realza el
mérito de la castidad es que, segun afirma la Sagra
da Escritura, no hay alabanza capaz de hacer su en
comio *. Y por esto dice el cardenal Hugo que se
obtiene dispensa en los demás votos, mas no en el de
castidad, porque el precio de esta virtud supera á to
da compensacion º. Manifestó esto mismo muy cla
ramente la santísíma Vírgen María en aquellas pala
bras con que contestó al Arcángel: Como será esto, por
que no conozco varon "; mostrando con estas palabras
que preferia renunciar á la dignidad de madre de Dios
que no á su virginidad.
emptisunt ex hominibus primitiae Deo etAgno. Apoc. 14,4.
1. Sicut primitiae fructuum delectabiliores sunt.
2. Quipascitur inter lilia. Cant. 2, 16.
5 Sicut diabolus coeno libidinis saginatur, ita Christus castimo
niae liliis pascitur.
4 Cantus a virginibus modulati suaviorem Agno harmoniam effi
ciunt quam si omnes alii sancti canere contenderent. In Ap. 14,4.
5 Non est digna ponderatio continentis animae. Eccl. 6, 15.
6 Inde est quod votum continentiae non habet dispensationem,
quia non habet compensationem.
7 Quomodo fietistud, quoniam virum non cognosco? Luc. 1,34.
20 LA veRDADERA ESPOSA DE J. C.
12. AfirmaS.Cipriano, que la virginidad es la reina
de las virtudes y la posesion de todos los bienes 4; y
hablando S. Efren de la propia virtud, escribe : Dios
te hará prosperar en todas las cosas, si amares esta vir
tud *. En efecto, Jesucristo favorece en todas cosas á
las vírgenes que se conservan intactas por su amor.
Añade S. Bernardino de Sena que la virginidad pres
ta al alma aptitud para ver al divino Esposo en esta vi
da por medio de la fe, y por medio de la gloria en la
otra 8. Y en realidad ¡cuan inmensa no es la glo
ria que tiene preparada Jesucristo en el Paraiso á las
esposas que le consagraron su virginidad acá en la
tierra! Á la gran sierva de Dios Lucrecia Orsini mos
tróle el Señor el sublime lugar en que se hallan co
locadas esas sagradas doncellas ; por lo cual escla
maba despues la Santa: ¡Oh! y cuan apreciables son
las vírgenes á los ojos de Dios y de María ! Enseñan los
doctores que en el cielo brilla en las sienes de las
vírgenes la auréola, que es una corona especial de ho
nory de gozo;y por esto dice el Apocalipsis, refirién
dose á las vírgenes: Ninguno podia entonar aquel cántico
suno aquellos ciento y cuarenta y cuatro mil, que fueron com
prados de la tierra “. Comentando S.Agustin este pasaje,
dice que Jesucristo concede á las castas vírgenes goces
esclusivos que no concede á los demás bienaventura
dos que nofueron vírgenes s.

1 Virginitas est regina virtutum, possessio omnium bonorum. De


virginit.
2 Hanc si amaveris, a Domino in omnibus prosperaberis. De
virt. cap.9.
5 Virginitas praeparat animam ad videndum in praesenti Jesum
sponsum perfidem, et in futuro per gloriam.
4 Etnemo poterat dicere canticum, nisi illi centum quadraginta
quatuor millia, quiempti sunt de terra. Apoc. 14,5.
5 Gaudia propria virginum Christi non sunt eadem non virgi
num, quamvis Christi; nam sunt alia.
CAPITULO I, 21

15. Pero para que una doncella logre ser santa y


verdadera esposa de Jesucristo, no le basta la virgini
dad; es necesario además ser vírgen prudente, ytener
suficiente aceite en la lámpara, esto es, en su corazon,
para que arda continuamente en amor háciasu Esposo.
Vírgenes eran tambien las vírgenes necias de que ha
bla el Evangelio, mas como anduvieron descuidadas en
proveerse de aceite, las repelió de las bodas el divino
Esposo, diciéndoles: No os conozco 4. La vírgen pues
que aspire á ser esposa del Redentor debe limitar todo
su afan en este mundo á complacery amar de todas
veras áJesucristo; el cual, como escribe S. Bernardo,
como á Señor quiere que se le tema, como á Padre, que se le
honre y como á Esposoque se le ame”.
14. Y para que una vírgen conserve un fiel amor á
su Esposo y mantenga inmarcescible el lirio de su virgi
nidad, menester es que acuda á los medios á ello con
ducentes. Los principales son la oracion, la comunion,
las mortificaciones y el retiro. Y aunque de todos estos
medios se tratará con mas estension en el decurso de es
ta obra, cumple sin embargo indicarlos aquí sucinta
mente. El primer mediopara amaráJesucristo es la ora
cion mental, hoguera feliz en cuya llama benéfica se
enciende el alma en amor divino: En mi meditacion se en
cenderán llamas de fuego 3. En las tentaciones contra la
pureza es necesario acudir inmediatamente al auxilio
de Dios por medio de la oracion. Decia la venerable sor
Cecilia de Gastelli, que sin oracion no cabe conservar
la pureza; y ya anteriormente lo habia dicho Salomon:
K" como entendí que no podia ser continente si Dios no me lo

1 Nescio vos. Matth. 25,12.


2 Sisponsum se exhibeat, mutabit vocem et dicet: Si ego spon
sus, ubiestamor meus ?Exigit ergo Deus timeriut Dominus, honora
riut Pater, ut sponsus amari. Serm. 83 in Cant.
5 In meditatione mea exardescetignis, Ps. 38,4.
22 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

otorgaba... acudí al Señor 4. El segundo medio es la san


ta comunion, de la cual dice S. Buenaventura, que es
el retrete adonde el Rey del cielo introduce á sus espo
sas y dispone sus corazones á la santa caridad, para
que amen á Dios sobre todaslas cosas, y al prójimo co
mo á sí mismas. El tercer medio consiste en la mortifi
cacion: Como lirio entre espinas, así mi amiga entre las
hijas º. Esto es, así como la azucena conserva su loza
níaentre los abrojos, así la vírgen no puede mantener
su pureza sino en medio de las mortificaciones. La cas
tidad no entreabre sus flores sino entre espinas, decia
Sta. María Magdalena de Pazzis. Pretender que una
Religiosa se conserve fiel á Jesucristo en medio de
las distraccionesy de los atractivos mundanos, con
versando en el locutorio con los seglares, soltando la
rienda á los sentidos,ya al de la gula, satisfaciendo
sus exigencias, ya al de los ojos derramando su vista
por todas partes, ya en fin al del oido, abriéndolo á
toda clase de palabras, seria pensar en lo imposible :
preciso es que viva entre las espinas de la mortificacion.
Hablando de las vírgenes, diceS. Basilio: En nada debe
la vírgen mancillar su pureza, no con la lengua, no con
el oido, no con los ojos, no con el tacto, y mucho me
mos con la voluntad º. Una vírgen,para conservar sin
mancilla su pureza, debe ser honesta en la lengua,
usando de suma modestia en las palabras y absteniéndo
se en lo posiblede trabar conversacion con los hombres:
honesta en el oido, huyendo como de la muerte de es
cuchar conversaciones mundanas: honesta en los ojos,
manteniéndolos cerradosy cautelosos para no fijarlos

1 Etutsciviquoniam aliter non possem esse continens, nisi Deus


det.... adii Dominum. Sap. 8,21.
2 Sicut lilium inter spinas, sic amica mea interfilias. Cant. 2,2.
3 Nulla in parte moechari convenit virginem; non lingua, non
aure, non oculis, non tactu, multoque minus animo. De vera virginit.
CAPITULO I, 23

en el rostro de hombre alguno: honesta en el tacto,


usando de él con cautela, respecto de los demás y de sí
misma: honesta señaladamente en la voluntad, procu
rando oponer resistencia á los pensamientosimpuros al
punto mismo que ocurren á la imaginacion ,imploran
do á este fin el auxilio de Jesus y de María. Así como
una reina que solicitada por un esclavo negro, le vuelve
con menosprecio las espaldas sin dignarse siquiera res
ponderle, del mismo modo debe practicarlo la esposa de
Jesucristo, al verse asaltada de algun pensamiento de
impureza. Mas aun: para conservarse fiel y sin mancha,
debe mortificar su cuerpo con abstinencias, ayunos,
disciplinas y otras penitencias;y si su salud se opu
siere á la práctica de estas mortificaciones, abrace al
menos con resignacion las enfermedades y dolores, los
menosprecios y humillaciones de que fuere objeto: Las
esposas del Cordero le siguen do quiera que vaya *. Mien
tras Jesucristovivió en esta tierra caminó por una sen
da no de delicias y de honores, sino de padecimientos
y de oprobios; y por eso las vírgenessantas apetecieron
tanto los dolores y desprecios, y llenas de júbilo se
ofrecian de suyo á los tormentos y á la muerte misma.
15. El cuarto medio es el retiro. El Señor di
ce que las mejillas de su esposa son hermosas co
mo las de la tórtola 3; porque esta ave se com
place en la soledad y evita la compañía de las otras.
Hermosísima aparecerá una Religiosa á los ojos de Je
sucristo, cuando viviere retirada y oculta en lo posi
ble á las miradas de los hombres. Decia al intento
Sta. María Magdalena de Pazzis, que la castidad es una
flor que no crece sino en losjardines cerrados y entre
las espinas. Además la Religiosa debe reunir á la clau
sura del monasterio el retraimiento de los sentidos,
1 SequunturAgnum, quocumque ierit. Apoc. 14,4.
2 Pulchrae sunt genae tuae sicut turturis. Cant. 1,9.
24 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

por cuyo motivo debe evitar de llegarse á la puerta , al


locutorio ó á las ventanas, á no exigirlo así la necesi
dad del oficio ó el mandato de la obediencia. Dice San
Jerónimo que Jesucristo es un esposo muy zeloso y no
consiente que su esposa muestre á otros su rostro * :
por lo cual le desplace en gran manera que ande ácaza
de ocasiones en que alternar con lasgentes del siglo,y
sea amiga de conversar con ellas. No es así en verdad
como se conducen lasvírgenes santas, las cuales anhe
lan por el retiro; y si la precision les obligare á pre
sentarse, son ingeniosas en desfigurarse á fin de escitar
mas bien el disgusto que eldeseo de cuantos las miran.
Sta. Andregesina vírgen, cuenta Bolando, que deseosa
de hacerse aborrecer rogóá Dios que la concediese una
fealdad diforme; complacióla el Señor, de modo que, no
hubo bien acabado su oracion, apareció cubierta de
una lepra tan repugnante que todo el mundo huia de
su lado. Refiere Santiago de Vitríaco * que viéndose
Sta. Eufemia objeto del amor de cierto caballero,para
libertarse de sus importunaciones cortóse un dia la na
riz y los labios, diciendo al mismo tiempo consigo mis
ma: Vana hermosura mia, no me servirás ya de ocasion de
pecado. Refiere asimismo S. Antonino, corroborándolo
Baronio *, que rezelosa Sta. Ebba, abadesa del mo
nasterio Colingamense, de la invasion de los bárbaros,
se cortó con una navaja la narizy el labio superior
hasta á la raiz de los dientes, cuyo ejemplo siguieron
las demás monjas, que eran en número de treinta.
Llegaron los bárbaros, y despechados al verfiguras tan
deformes, pegaron fuego al monasterio, haciéndolas
morir entre las llamas, por lo cual la Iglesia las ins
1 Zelotypus estJesus; non vultab aliis videri faciem tuam. Ep.
ad Eustoch.
2 In Spec. exemp., earemp. 19.
5 Anno 670, n. 39.
CAPITULO 1. 25

cribió en el catálogo de los Mártires. Por lo demás,


semejantes actos no son lícitos, á no mediar, como en
los casos referidos,una inspiracion especial del Espí
ritu Santo. Sin embargo, por ellos se puede formar
idea de los sacrificios que lasvírgenes amantes de Je
sucristo se han impuesto para alejar de sí los deseos de
los hombres, de cuya vista debe á lo menos ocultarse la
Religiosa, porque al desposarse conJesucristo renunció
al mundo y á todas las vanidades: esta fué la obliga
cion que contrajo cuando despues de preguntarle: ¿Re
nuncias al siglo y á todas sus vanidades 4 ° contestó: Re
nuncio º. Si, pues, escribe S. Jerónimo , ó esposa del
Redentor, has renunciado al siglo, cumple la promesa me
nospreciando las vanidades mundanasº.
16. Por lo tanto si quereis conservarintacta vuestra
pureza, cual conviene á una esposa de Jesucristo,
evitad las ocasiones. Procurad ignorar todas aquellas
cosas que á la pureza se oponen : absteneos de leer
ciertos libros cuyo contenido pudiera dispertará vues
tra imaginacion ideas impuras. Si hallándoos en el lo
cutorio acertareis á oir conversaciones ajenas de vues
tro estado, salid inmediatamente, ó á lo menos poned
toda diligencia en trocar de asunto ; de otra suerte,
grande habrá de ser la molestia que sufrireis en ahu
yentar las tentaciones que acudirán en tropel: el fuego
sino quema levanta al menos el color.Ciertas cosas, en
apariencia fútiles , como una mirada, una palabra
afectuosa, ó un sencillo regalo, pueden ser chispas
que levanten un incendioinfernal en que quedeis con
sumidas. Andad desconfiada de vosmisma; en semejante
materia no hay cautela que baste: creed á quien ha
1 Abrenuntias huic saeculo et omnibus vanitatibus ejus?
2 Abrenuntio.
5 Nunc autem, quia saeculum reliquisti, serva foedus quod spo
pondisti, etnoli conformari huic saeculo. Ep. 8 ad Demetriad.
TOM. I. 2
26 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

presenciado mil lastimosas caidas. No digais: no pasa


ré mas adelante; porque os hallareis en el fondo del
abismo, sin echar de ver que osprecipitais en él. Y
si alguna vez hubiereis salido salvas de lances seme
jantes, dad gracias á Dios que os ha sostenido; pero
• temblad al propio tiempo por lo venidero. Los santos
se retiraron á los desiertos para custodiar su castidad:
¿y quisierais vos hacer rostro á las ocasiones? Y en par
ticularsi fuereisjóven, ¿cómo quereis conservar la pu
reza entablando con losjóvenes conversaciones sobre
asuntos mundanos, bromeando con ellos y sonriéndoos
al oir ciertas espresiones que debieran llenaros de
rubor? Huid, huid pues; y luego esplicad ingenua
mente al confesor no solo las tentaciones que os asalta
ron, sino tambien las ocasiones que les habeis dado ,
y pedidle consejo para saber apartarlas.
17. Grande es el júbilo que siente Jesucristo el dia
en que se desposa con una vírgen; la sagrada Escritu
ra lo indica espresamente en aquel pasaje de los Can
tares: Salid, hijas de Sion,y ved al reySalomon adornado
con la corona que le ciñó su madre en el dia de su desposorio,
dia de júbilo para su corazon *. Pero esto se aplica á
aquellas vírgenes que se consagran enteramente al
amor de este divino Esposo, yse preparan de esta
suerte para celebrar con él sus bodas. Al verificarse
semejante desposorio quiere Jesucristo que con él se
regocije todo el paraíso: Gocémonos y alegrémonos y
démosle gloria, porque son venidas las bodas del Cordero, y
su esposa está ataviada °. Pero ¿cuales son las preseas
con que quiere Jesucristo ataviadas sus esposas? No

1 Egredimini et videte, filiae Sion, regem Salomonem in diade


mate quo coronavitillum matersua in die desponsationis illius et in
die letitiae cordis ejus. Cant.3,11.
2 Gaudeamus et exultemus et demus gloriam el . quia venerunt
nuptiae Agni, et uxor ejus praeparavit se. Apoc. 19, 7.
CAPITULO I, 27
otras sino las santas virtudes, señaladamente la pureza
y la caridad: Cadenillas de oro haremos para ti taraceadas
de plata ". Las cadenillas de oro adornadas de plata
significan precisamente aquellas dos virtudes. Estas
son, como decia Sta. Inés, las galas y adornos con que
el Señor atavia á sus esposas: El Señor ciñó mi diestra
y mi garganta con piedras preciosas. Echóme encima un
manto recamado de oro, y me adornó con un sin número de
joyeles *.
18. Los mundanos buscan el mundo, pero las
esposas de Dios no buscan mas que á su divino Señor:
de ellas, pues, pudo decirse con mucha propiedad:
Esta es la generacion de los que le buscan *. ¿Veis esas Re
ligiosas que encerradas en ese monasteriovivensumidas
en la humildad y la pobreza ? pues sabed que son del
número de aquellas almas que no andan solícitas sino
de Dios. Yved aquí, ó esposas del Redentor, esclama
Sto. Tomásde Villanueva, cual debe ser el objeto de
vuestra rivalidad y emulacion; no quien de vosotras
sea de mas alta alcurnia, ó esté dotada de mayor ta
lento, ó esté mejor provista; sino cual sea la preferida
por el divino Esposo, cual la que goce con él de mayor
privanza, cual la mas humilde, pobre y obediente 4.
S.Jerónimo en sus cartas á la vírgen Eustoquia, que
queria consagrarse á Jesucristo, decia así: Hija mia,
ya que te dispones á servir á Dios, preciso es que
te prepares tambien á padecer con humildad y pacien
cia, puesto que en el fuego se acrisola el oro... Nadie
1 Murenulas aureas faciemus tibi, vermiculatas argento. Cant.
1, 10.
2 Dexteram meam et collum meum cinxit lapidibus pretiosis. In
duit me Dominus cyelade auro texta, et immensis monilibus ornavit
me. Resp. in festo S. Agn.21 jan.
5 Haec est generatio quaerentium eum.Ps.25,6.
4 In hoc ad invicem zelate, quaenam huic sponso carior , que
nam familiarior exsistat,quae humilior, quae obedientior.
28 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

puede servir juntamente á dos distintos señores, á Dios


y al mundo. Supuesto que te has dedicado á Dios, es
necesario que abandones al mundo, y que como á
verdadera esposa de tu Redentor cantes sin cesar:
Dios solo es mi bien y mi único tesoro 4. Que no á
otro fin truecan muchas Religiosas su nombre en el
dia de la profesion, significando con ello que desde
aquel dia quedan muertas para elmundo y comienzan
á vivir esclusivamente por Jesucristo, que se dignó
morir por ellas. Otro tanto debieran practicar tambien
los demás hombres, porque, segun dice S. Pablo :
Cristo murió por todos: paraque los que viven no vivan ya
para sí, sino para aquel, que murió por ellos y resucitóº.
Pero ya que los mas se desdeñan de practicarlo así, á
lo menos debe hacerlo la Religiosa á quien el Redentor
se ha dignado escoger por esposa suya. La venerable
sor Francisca Farnesio no hallaba medio mas eficazpa
ra enfervorizará sus Religiosas y estimularlas á la per
feccion como el de recordarles que eran esposas de Je
sucristo: No hay que dudarlo, les decia, cada una de vos
otras ha sido elegida por Dios para alcanzar la santidad,
puesto que tanto os ha honrado con haceros esposas suyas.
19. HablandoS. Agustin con una vírgen consagrada
al Señor,escribe estaspalabras:Sino conoces tu dicha,
¡ó afortunada vírgen! atiende á lo que de ella dicen los
Santos. Sepas que tienes por esposo al mas bello entre
todos los objetos del cielo y de la tierra; que en prueba
del amor que te profesa, te eligió de entre tan gran nú

1 Filia accedens ad servitutem Dei, praemonet te Spiritus Sanc


tus: sta injustitia etpraepara animam tuam ad tentationem. In humi
litate patientiam habe, quoniam in igne probatur aurum...Nemo au
tem potest duobus dominis servire. Terram itaque jam despicies, et
Christo copulata cantabis: Pars mea Dominus.
2. Pro omnibus mortuus est Christus, utqui vivunt, jam non si
bi vivant, sed eiqui proipsis mortuus est. 2. Cor. 5, 15.
QAPITULO I. 29

mero de doncellas por su esposa querida; de lo cual


debes inferir cuan grande ha de ser el afecto con que
has de corresponderle ". A este propósito dice tam
bien S. Bernardo: ¡O esposa de Jesus! deja de pensar
en tí misma ni en el mundo, puesya no perteneces ni
átí ni á él, y sí solo á Dios á quien te has consagra
do º. Olvídalo todo y piensa únicamente en conser
varte entera para el esposo que has elegido en este
mundo. Tú has elegido á Dios, prosigue el mismo San
to, pero Dios precedió en elegirte átí por su esposa. ¡Y
cuantas otras doncellas ha dejado en el mundo que no
han podido alcanzar el favor que á títe ha dispensado!
A todas ellas te prefirió tu Redentor, no porque fueses
tú mas digna, sino porque te profesó mayor afecto s.
Y concluye diciendo: Por esto dice el Señor que el
tiempo que te queda de vida es tiempo de amor; que
pongas todo tu amor y esperanzas en Jesus tu Esposo
que te ama desde la eternidad; y que habiéndote pues
to por su sola bondad en el mundo, te ha atraido des
pues con tales finezas hácia su amor4.
20. Cuando pues, ó esposa de Jesucristo, el mundo
exija tu amor, respóndele con Sta. Inés : Apártate de
mí, cebo mortal, que ya otro amante se ha anticipado en

1. Siignoras te, o ninis felixinter mulieres, exjudicio sanctorum


perpende. Sponsum habes pulcherrimum. Misitpignus amoris; in ipso
munere poteris agnoscere quo afectu illum diligere debea. De diI.
Deo, cap.4.
2 Nihil tibi et mundo; obliviscere omnium, soli omnium serves
te ipsam, quem ex omnibus tibi elegisti. In Cant. serm. 40.
5 Elegit te Deus tuus et quot abjectae sunt, quae hanc , quae tibi
data est, gratiam consequi non potuerunt! Omnibus illis Redemptor
et sponsus tuus te praetulit; non quia tu dignior illis, sed quia prae
omnibus dilexitte.
4. Propterea dicit Dominus: Ecce tempus tuum , tempus aman
tium. Haec igitur recolens in corde tuo, in eo reponas spem tuam et
dilectionem tuam, qui in charitate perpetua dilexit te, el attraxit te
miseransJesus sponsus tuus.
TOM, I, 2"
30) LA veRDADERA EsposA DE J. C.
amarme “: tú quieres granjearte mi afecto, mas en
vano; que yo no puedo amará otro que á mi Dios,
que aun antes que yo le amase á él, ya me amaba
él á mí. ¿Y no son estas precisamente las palabras
que repite la monja cuando al profesar recibe el ve
lo de manos del prelado? El Señor, dice, ha puesto
una señal en mi rostro, para que jamás admita á otro amante
que á él *; esto es, mi Esposo me ha cubierto el ros
tro con este velo, para que nopudiendover niser vista,
no admita á otro amante que á mi dulce esposo Jesus.
Esta es la santa soberbia que, segun S.Jerónimo, de
be alimentar continuamente en su corazon la esposa de
Jesucristo. Ya que eres esposa de Dios, dice el Santo, apren
de á ser santamente soberbia. Las esposas del mundo se
enorgullecen cuando enlazan con nobles y ricos perso
najes; tú , empero, gloríate por la suerte mil veces mas
afortunada que te ha cabido de ser esposa del Rey del
cielo. Esclama pues con glorioso júbilo : He hallado al
que ama mi alma, lo estrecharé con mi amor, y no permitiré
que jamás se separe de mí º. El amor es el vínculo que
une al alma con Dios, segun las palabras del Apóstol :
Tened caridad, que es el vínculo de la perfeccion *.
21. Grande es por cierto la dicha de una vírgen
que gloriándose santamente puede decir: Aquel á quien
anhelan servir los ángeles del cielo, aquel es mi espo
so º. Mi Criador se ha desposado conmigo, y siendo
M Discede a me,pabulum mortis, quia jam ab alio amatore prae
venta Sum.
2. Posuitsignum in faciem meam, ut mullum, praeter eum, ama
torem admitiam.
5 Deisponsa properas, disce superbiam sanctam. Scito, te illis
esse meliorem, et dic: Inveni quen quaerebat anima mea tenebo
eum, et non dimittam. Ep. 22.
4 Charitatem habete , quod est vinculum perfectionis. Coloss.
5, 14.
3, Ipsi sume desponsata cui angela serviunt.
CAPITULO I. 31
rey y señor de todas las cosas, rae ha dado la corona de
reina Pero advierte, ó Religiosa que estás leyendo ,
que esta corona , mientras vivieres en la tierra , no es
eterna, y que puedes perderla por tu culpa. Guarda lo que
tienes, dice la Escriturabala que ninguno tome tu corona s.
Asi, pues, para que nadie pueda arrebatártela, manten
ía con firmeza , y á este fin despréndete de las criaturas
y estréchate mas y mas con Jesucristo, por medio del
amor y de la oracion , pidiéndole sin cesar que no per
mita que le abandones, y esclamando á menudo : Jesus,
esposo mio, no permitas que me separe de tí 5. Y cuando se
presenLen las criaturas para ocupar tu corazon y arro
jar de él á Jesucristo , di con el Apóstol , confiando al
mismo tiempo en el auxilio divino : ¿ Quién me separará
del amor de Cristo...? Ni la muerte, ni la vida... ni criatura
alguna podrá apartarme del amor de Dios *.

ORACION.

¡ O Jesus mio, Redentor mio, y Dios mio! ¿como he


podido merecer de vos el gran favor de elegirme á mí,
infeliz pecadora , por esposa vuestra , para vivir en
vuestra casa acá en la tierra y recibir despues la corona
eterna en el paraíso; mientras que á tantas otras don
cellas inocentes las habeis dejado en el mundo? Señor,
ya que me habeis favorecido con una gracia tan espe
cial , yo os suplico me concedais suficientes luces para
conocerla, á fin de que pueda manifestaros mi agrade
cimiento y corresponder con todo mi amor al grande
afecto que os habeis dignado poner en mí. Vos me ha-
1 Annulo sao subarrhavit me, et tamquam sponsam decoravit
me corona.
2 Tene quod habes, ul nemo accipiat coronam tuam. Apoc. 3, 1 1 .
5 Jesu , mi sponse , ne permutas me separan a te.
4 Quis me separabit a charitale Christi?... Ñeque mors, neque
Tila ..... neque creatura alia poterit me separare a charilate Dei.
32 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

beis preferido á otras muchas; razon es que yo á todos


os prefiera.Vos os habeis entregado á mí enteramente;
justo es que yo me entregue toda á vos,y que vos seais
mi único amado ytodo mi amor. Sí, Jesus mio, yo os.
amo sobre todas las cosas y no quiero amarsino á vos
solo; y así como os habeis entregado á mí sin reserva,
sin reserva me entrego tambien á vos. Aceptadme , os
ruego, no desecheis el amor de un corazon que en otro
tiempo ha amado á las criaturas hasta el estremo de
anteponerlasávos que sois el sumo bien. Aceptadme, mi
buen Jesus, y conservadme : careciendo de vuestro au
xilio cometiera traicion contravos; y pues me elegisteis
por esposa vuestra, haced que os sea fiel y agradecida."
¡O hermosas llamas que ardeis en el corazon de Jesus,
inflamadme y consumid en mi pecho todo afecto que á
él no vaya dirigido: haced que yo viva solo para amar
á este mi amabilísimo Esposo, que se dignó sacrificar
su vida para ser amado de mí! ¡Madre de Dios, Ma
ría ! si yo soy la esposa de vuestro Hijo , vos sois no
solo mi Reina, sino tambien mi Madre. Y ya que vos
con vuestra intercesion me habeis arrancado del mundo,
y conduciéndome á esta santa casa de Dios me habeis
hecho esposa de vuestro Hijo, socorredme en esta oca
sion y no me negueis jamás vuestro poderoso amparo :
haced que mivida y mi muerte sean dignas de una es
posa de Jesucristo.

CAPITULO II.

VENTAJAS QUE LLEVA CONSIGO EL ESTADO

RELIGIOSO.

DÁPTANSE perfectamenteá las Religiosas aquellas pa


labras que se dijeron al pueblo de Israél cuando sa
CAPITULO II. 33

lió de Egipto libre de la tiranía de Faraon : Con la


misericordia fuiste el caudillo del pueblo que redimiste , y
lo llevaste con tu fortaleza á tu santa morada 4; porque
así como en la antigua ley los Hebreos, en contrapo
sicion con los Egipcios, eran el pueblo predilecto de
Dios, así tambien lo son en la ley nueva los Religiosos
respecto de los seglares. Y así como aquéllos salieron
de Egipto, tierra de fatigas y de esclavitud, donde nin
gun conocimiento se tenia de la divinidad; asítambien
los Religiosos abandonan el mundo que paga á sus es
clavos con mil disgustos y amarguras, y en donde Dios
es tan poco conocido. Finalmente , del mismo modo
que los Hebreos fueron guiados en el desierto por una
columna de fuego que los condujo á la tierra de pro
mision, así los Religiosos son guiados por la luz del
Espíritu Santo á la Religion, que se asemeja al cielo
que es nuestra verdadera tierra prometida. En el cielo
no se codician las riquezas mundanas, ni se apetecen
los placeres sensuales, ni se conoce la voluntadpropia;
y á su semejanza la Religion cierra la puerta á tan per
niciosos deseos por medio de los votos de castidad,
pobreza y obediencia. En el cielo no se hace mas que
alabar á Dios; lo propio se practica en la Religion,
porque cuanto allí se obra, todo viene á convertirse
en alabanzas al Señor. Alabas á Dios, dice S. Agus
tin, cuando te ocupas en tus quehaceres; le alabas cuan
do comes, cuando bebes, cuando descansas y cuando duer
mes*. Así tú, ó Religiosa, alabas al Señor cuando te
ocupas en los negocios del monasterio; cuando asis
tes á la sacristía, al torno ó á la puerta; le alabas cuan
do vas á comer; le alabas en el descanso del sueño; le

1 Deus fuisti in misericordia populo quem redimisti, et portasti


eum in fortitudine tua ad habitaculum sanctum tuum. Eacod. 15, 15.
2 Laudas Deum cun agis negotium : laudas cum cibum et potun
capis: laudas cum requiescis et dormis. In Psal. 146.
34 LA VERDADERA ESPOSA DE 1. C.
alabas por último en todo cuanto haces. Finalmente
en el cielo se disfruta de una continua paz , porque los
bienaventurados hallan en el Señor la suma de todos
los bienes; y como en la Religion no se lleva otro objeto
que el de buscar á Dios , en éste se encuentra la su
prema paz que escede á todas las satisfacciones y deli
cias que puede proporcionar el mundo. Razon tenia
pues Sta. María Magdalena de Pazis cuando dijo que la
Religiosa debe tener su estado en mucha estimacion ,
puesto que la vocacion al claustro es la gracia mayor
que Dios puede conceder á una alma despues de la
del bautismo.
2. Deber es pues vuestro, ó Religiosa, el apreciar
vuestro estado sobre todas las grandezas y reinos del
mundo, el cual os libra de los pecados que sin duda co
metieráis permaneciendo en el siglo; os lleva continua
mente ocupada en ejercicios santos; os hace cada dia
merecer coronas eternas ; os constituye esposa de Dios;
y finalmente, despues de una vida fugaz os hará reina
del reino eterno del Paraíso. ¿ De qué merecimientos
propios provino tan señalada gracia, como os hizo Dios
en preferiros á tantas otras doncellas que mejor que
vos la merecieran? Seriais verdaderamente ingrata para
con Dios si pasareis un solo dia sin tributarle las mas
rendidas gracias por tan inapreciable beneficio. Nadie
ha descrito mejor que S. Rernardo las grandes ventajas
que produce el estado religioso : ¿No es esta, dice, la
religion santa que proporciona al hombre vivir con mayor
pureza , caer con menos frecuencia , levantarse con mas pres
teza, obrar con mayor cautela , recibir mas frecuentes luces ,
descansar con mayor seguridad , morir con mas confianza ,
satisfacer mas prontamente los pecados , y ver mas copiosa
mente remunerados sus merecimientos '? Examinemos de-

1 Nonne haec est religio sancta, in qua homo viril purius, cadit
CAPITULO II. 35
tenidamente estos sublimes conceptos, y veamos los
grandes tesoros que encierra cada uno de ellos.
3. Primeramente la religiosa vive con mayor pure
za '. Propiamente hablando, las obras de un Religioso
consideradas en sí mismas , son ciertamente mas puras
y mas agradables á Dios. La pureza de nuestras obras
consiste en la intencion con que las hacemos de agra
dar al Ser Supremo : cuanto mas atendamos en ellas á
su divina voluntad y menos á la nuestra propia, tanto
mas serán agradables á Dios. En las obras de los segla
res , por mas santos y fervorosos que les supongamos,
siempre tiene mayor parte la propia voluntad que no en
las de una Religiosa. El seglar reza cuando quiere, co
mulga cuando le parece bien, oye misa, hace su lectu
ra espiritual, se da disciplinas y reza el oficio cuando lo
estima conveniente ; pero la Religiosa practica estos
mismos ejercicios cuando lo quiere la obediencia, esto
es , cuando lo quiere Dios que es quien habla por la
obediencia. Y bajo este concepto la Religiosa que se
muestra obediente á los preceptos de la Regla y á las
superioras, no solo adquiere merecimientos cuando es
tá en oracion ó en otros actos espirituales , sino tam
bien mientras trabaja ó camina, mientras asiste al tor
no, y aun mientras come , se recrea ó descansa; porque
como no ejecuta todas estas cosas por voluntad propia,
sino por obediencia , cumple en todas ellas la voluntad
de Dios y en todas alcanza merecimiento.
4. ¡ Ata ! cuantas veces la voluntad propia desvirtua
las obras mas santas ! ¡ Cuantas personas en el dia del
juicio pedirán el premio de sus acciones, diciendo aque
llas palabras del profeta Isaías : Señor , ¿ cómo es qw
rarius, surgit velocius, incedit caulius, irroratur frequentius, quies-
cit securius, motilar confldentius , purgatur citius, remuneratur co-
piosusV De bono relig.
1 Vivil Purius.
36 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

hemos ayunado, y tú no has hecho caso : hemos humillado


nuestras almas y te haces el desentendido *? Se les con
testará con laspalabras del mismo profeta : Es porque
en el dia de vuestro ayuno se descubre la satisfaccion de
vuestra voluntad *. El Señor les dirá: ¿Recompensa
pedís? ya la recibisteis con haber cumplido vuestra vo
luntad, á la cual mas que á la mia habeis atendido al
ejecutar vuestras obras. A este propósito dice Gilberto
abad , que las mas insignificantes acciones de los Re
ligiosos esceden en mérito á las mas aventajadas de los
seglares *. Y S. Bernardo dice tambien que si una
persona del siglo hiciese la cuarta parte de lo que prac
tica una Religiosa , se la adoraria como santa 4. Y
en realidad, la esperiencia ha demostrado que ciertas
doncellas que resplandecian en el mundo como un sol
de perfeccion, ingresadas que fueron en el claustro ,
ni aun como luciérnagas llegaban á aparecer al lado
de las Religiosas observantes que hallaron en su re
cinto. Ya pues que en todo cuanto hace la Religiosa
cumple la voluntad de Dios, puede decir en verdad que
es toda de Dios. Decia la venerable M. María de Jesus,
fundadora del convento de Tolosa, que dos eran las ra
zonespor las cuales tenia en mucho aprecio su vocacion;
laprimera, porque la Religiosa goza continuamente de
la compañía de Jesucristo, que mora juntoá ella en una
misma casa en el santuario del Santísimo Sacramento;
yla segunda, porque por el voto de obediencia se con
sagró enteramente á Dios, puesto que con él le sacrificó
no solo la voluntad sino tambien todas sus facultades.
1 Quare jejunavimus, et non aspexisti; humiliavimus animas
nostras, et nescisti? Is.58,5.
2 Ecce in die jejunii vestri invenitur voluntasvestra. Ibid.
5 Quod infimum est in vobis, fortius est saecularibus. Serm. 87.
4 Credo nullum hic esse qui, si quartam partem eorum quae facit
in saeculo actitaret, non adoraretur utsanctus. Serm. 4 in ps. Qui
habita.
CAPITULO II, 37

5. En segundo lugar la Religiosa cae con menos fre


cuencia 1. Separada como está del mundo, la Religiosa se
halla ciertamente menos espuesta á caer en el pecado.
En cierta ocasion S. Antonio abad vió el mundo sem
brado de peligrosos lazos,y cual lo habia visto ya antes
que él el apóstol S. Juan; de donde tomó ocasion para
decir que cuanto hay en el mundo, todo se reduce á con
cupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia
de la vida °: concupiscencia de la carne, esto es, un
apetito desordenado de deleites sensuales; concupis
Cencia de los ojos, un apetito desordenado de riquezas;
y soberbia de la vida, un apetito desordenado de ho
nores mundanos, cuya posesion hacen soberbio al hom
bre en esta vida. En la Religion los santos votos ciegan
estas fuentes emponzoñadas : con el voto de castidad ,
se cierra la puerta á los goces de los sentidos; el de
pobreza quita el deseo de las riquezas, y el de obedien
cia estingue la ambicion de los honores vanos , que
tanto desean los del mundo.
6. Verdad es que aun en medio del siglo puede vi
virse desprendido de sus bienes caducos; pero no por
esto es menos cierto que, como suele decirse, quien
toca la pez,fácilmente se tizna con ella. Todo el mundo
está puesto en el maligno, dice el mismo S. Juan º: á este
propósito se esplica S. Ambrosio diciendo: que los que
viven en elmundoviven bajo el miserableytiránico yu
go del pecado. El aire del mundo es infecto y nocivo,
y el alma que lo respira coge fácilmente alguna enfer
medad espiritual. Los respetos humanos, los malos
ejemplos y las conversaciones dañosas, son poderosos
incentivos que atraen al hombre hácia los bienes mun
1. Caditrarius.
2 Omne quod estin mundo concupiscentia carnis est, concupis
centia oculorum et superbia vitae.
3 Totus mundus in maligno positus est. Ep. 5, 19.
TOM, I.
38 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

danos y le alejan de Dios. Nadie ignora que las ocasio


nes peligrosas tan frecuentes en el mundo, son la ruina
de muchas almas. De tropezar con tales ocasiones está
realmente libre la Religiosa encerrada en el claustro; y
esta consideracion movia á Sta. María Magdalena de
Pazzis á abrazar alguna vezlasparedes de su monasterio
esclamando : ¡0paredes, ó paredes, de cuantos peligros
me salvais ! Por esto tambien la beata María Magdalena
de Orsini solia decir al observar que se reia alguna Re
ligiosa de su monasterio : Rie , hermana mia, rie , pues
ciertamente razon tienes de estar contenta hallándote separada
de los peligros del mundo.
7. En tercer lugar, se repone con mas prontitud *. La
Religiosa que por desgracia cayere en alguna culpa ,
cuenta al menos para salir de aquel estado con mayo
res auxilios que los seglares. La regla que le obliga á
frecuentar la confesion; la meditacion que le recuerda
continuamente las verdades eternas; los buenos ejem
plos de sus compañeras, y las reprensiones de las su
perioras, son poderosos estímulos de conversion. ¡Ay del
que está solo, dice el Espíritu Santo, cuando cayere no
tendrá quien le levante al El que vive en el mundo, difícil
mente halla quien le amoneste y le corrija cuando peca;
por cuyo motivo puede con facilidad hallar la perdicion
en su caida: lo contrario sucede en la Religion, donde
si uno cayere le sostendrá el otro *. Si la Religiosa caye
re en alguna falta, presto acudirán sus compañeras pa
ra ayudarla á salir del engaño. Le ayudan á levantarse
sus compañeros “, dice el angélico doctor Sto. Tomás,
hablando precisamente de los Religiosos.
1 Surgit velocius.
2 Vae soli, quia cum ceciderit, non habet sublevantem se, Ecc.
4. 10.
5 Siunus ceciderit, ab altero fulcietur. Ibid.
4 Juvatur a sociis ad resurgendum.
CAPÍTULO U. 39
8. En cuarto lugar, obra mas cautamente '. ¡Cuanto
mas poderosos no son los auxilios con que cuenta la
Religiosa para alcanzar la vida eterna que no los prín
cipes y monarcas de la tierra ! Poseen estos, en verdad,
considerables riquezas, diversiones, honores, ejércitos
y magnates á su servicio; pero en medio de tanta pompa
carecen de una persona que les dirija una sola palabra
de correccion ó les recuerde los propios deberes : re-
zelosos de perder la gracia del rey si le advirtieren al
guno de sus defectos, todos callan ; y muchos para gran
jearse á mas alto punto su favor aplauden los mismos
desórdenes. Lo contrario acontece en la Religion : la
monja que cae en falta llama al momento sobre sí mu
chas miradas para corregirla y volverla en su acuerdo.
Las superioras, las celadoras y aun las mismas compa
ñeras que no dejarán de advertirla en sus defectos y pe
ligros ; todo, hasta los buenos ejemplos de sus herma
nas , le servirá de correctivo para enmendar sus faltas.
Y estos auxilios propios para alcanzar la salvacion del
alma, que es el negocio de mas importancia, ó por
mejor decir, el único importante de este mundo, son
ciertamente para el hombre que tiene fe , bienes de
mucha mayor valía que las grandezas y dominios de la
tierra.
9. Además , así como los seglares que viven en el
mundo , tienen que vencer graves obstáculos para ha
cer el bien, asilas Religiosas que viven en el monaste
rio tienen que vencer muchos obstáculos para el mal.
El cuidado especial con que se procede en el claustro
para evitar hasta las culpas leves, es un poderoso freno
y reparo para no incurrir en culpas graves : porque, ó
la Religiosa vence las tentaciones en materia de culpas
veniales , y queda robustecida para resistir á la de los

1 Incedit cautius.
40 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

pecados mortales; ó bien sucumbe á causa de su fra


gilidad, y entonces, si se pierde un rebellin de la pla
za, no se pierde al menos la plaza entera; y sucede al
gunasveces que estas ligeras pérdidas son ventajosas
para que la plaza se fortifique mas y se guarde con ma
yor precaucion: así tambien esperimentada la Religiosa
con estas pequeñas caidas, conoce mejor la debilidad
de sus fuerzas, acrecienta su humildad, desconfia mas
de sí misma, y se acostumbra á recorrer con mas fre
cuencia y mayor confianza á implorar el auxilio de Je
sucristo y de su Santísima Madre. De suerte que tales
caidas no solo no le causarán menoscabo notable, pues
en cuanto se humille presto tenderá el Señor su mano
para socorrerla: Cuando cayere (el justo), dijo el real
Profeta, no se lastimará, porque el Señor le sustenta con
la mano ; sino que en cierto modo le servirán de ayu
da, como llevamos dicho, para aprender á desconfiar
de síy á aumentar la confianza que tiene puesta en
Dios. Solia decir el beato Gil, religioso franciscano, que
era preferible obtener un solo grado de gracia en la
Religion, en donde este grado fácilmente se aumenta y
difícilmente se pierde, que tener diez en el mundo
donde estos difícilmente crecen y con facilidad se pier
den.
10. En quinto lugar, recibe mas frecuentes luces. ¡O
Dios! ¡con cuantas luces, con cuantas dulzuras inte
riores y voces de amor alimenta Jesucristo á sus esposas
en el retiro del claustro, ya por medio de la oracion,
ya por medio de la comunion, ya en el coro enpresen
cia del Santísimo Sacramento, ó ya por fin en la celda
á vista del Crucifijo! Las almas que moran en el siglo
son plantas arraigadas en tierra árida que participa
1 Cum ceciderit (justus), non collidetur, quia Dominus supponit
manum suam. Psal. 56, v. 24.
2 Irroratur frecuentius.
CAPITULO II. 41
muy poco del rocio del cielo , y este poco raras veces
aprovecha por falta de medios oportunos. ¡ Pobres se
glares! Bien quisieran conceder mas tiempo á la ora
cion, asistir con mayor frecuencia á la comuniou , oír
mas á menudo la palabra de Dios y disfrutar de alguna
soledad para recogerse en su interior y unirse mas es
trechamente con Dios ; pero nada de esto les es per
mitido : los negocios del mundo , los parientes, los res
petos humanos, las visitas de los amigos y las sujecio
nes del siglo, son poderosos obstáculos que se oponen
á la realizacion de sus buenos deseos. Las Religiosas ,
por lo contrario, son plantas felices que crecen en
tierra fecunda donde cae en abundancia aquel rocio
celestial. El Señor asiste constantemente á sus espo
sas en los monasterios, derramando sobre ellas lu
ces, inspiraciones y consuelos espirituales que reciben
en la meditacion , en los sermones, en la lectura de los
sagrados libros y en la vista misma de los buenos ejem
plos de sus compañeras. Razon tenia pues en decir la
madre Catalina de Jesus, religiosa carmelita descalza ,
cuando alguno le recordaba los trabajos que habia su
frido en la fundacion del monasterio : Harto tengo pa
gado de Dios mi trabajo con dejarme vivir una sola hora co
mo a religiosa en la casa de su santa Madre.
ii. En sexto lugar , descansa con mayor seguridad '.
Los bienes mundanos son insuficientes para saciar
nuestro corazon. Los brutos criados para la tierra, se
satisfacen con los bienes que les proporciona la tierra ;
mas el hombre , criado para Dios, solo en Dios puede
hallar cumplidos sus deseos. La esperiencia nos de
muestra esta verdad ; porque si el hombre pudiera
apagar sus deseos con el goce de los bienes terrenos ,
los ricos y los príncipes de la tierra serian felices , su-

1 Quiescit securius.
42 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
puesto que rebosan en riquezas , en honores y en
placeres sensuales ; pero sucede todo lo contrario :
ellos viven mas afligidos y desasosegados que los demás
hombres, puesdonde hay abundancia de riquezas y dig
nidades, allí tambien abundan los temores, las amargu
ras y angustias. Habiendo el emperador Teodosio en
trado cierto dia de incógnito en la celda de un monge
solitario, á poco de haber trabado conversacion con él
le dijo : ¿ Sabeis quién soy yo , padre? Yo soy el emperador
Teodosio. Y añadió despues: ¡Dichosos vosotros que léjos
de los cuidados y del mundo lleváis una vida feliz y sosegada!
Yo soy un potentado de la tierra , soy el emperador ; pero
sabed por mi boca , padre mio , que ni un solo dia me acerco
á la mesa con tranquilidad.
12. Pero ¿que tranquilidad puede proporcionar el
mundo , asiento del engaño y de la envidia , del temor
y del desorden ? Ofrece , verdades, algunos mezqui
nos placeres, los cuales mas bien laceran que no com
placen al alma; y si por breves instantes deleitan el
sentido, llenan luego el corazon de crueles espinas y
amargura. De aquí proviene que los hombres mas li
sonjeados en el mundo por su grandeza y por sus digni
dades sean precisamente los que viven rodeados de
mayores angustias, porque cuanto mas encumbrada es
su grandeza y dignidad , tanto mas frecuentes son tam
bien los temores y disgustos que les cercan. Dígase ,
pues, que el mundo no es lugar de felicidad, sino de
inquietud y martirio ; vasto campo en donde reinan las
pasiones mas rastreras , como la ambicion de honores ,
la codicia de las riquezas y la avidez por los deleites ;
y como tales bienes jamás pueden alcanzarse al par de
los deseos , y una vez obtenidos , lejos de contentar el
corazon lo llenan de amargura ; por esto el hombre
que se alimenta de bienes mundanos , se alimenta de
hiel y ponzoña.
CAPITULO II. 45

45. Feliz pues la Religiosa que ama á Dios y sabe


apreciar la gracia que le ha concedido el Señor con sa
carla del mundo y colocarla en el seno de la Religion,
donde procurando por medio de la santa mortificacion
vencer las pasiones y abnegar á sí misma, disfru
tará de aquellapaz que, como dice el Apóstol, supera
todos los deleites que halagan los sentidos *. Búsque
se entre las personas que se suponen mas dichosas del
mundo, entre las princesas y reinas mas poderosas, y
no se hallaráuna sola que pueda considerarse tan con
tenta y feliz como la Religiosa que, desprendida de
todo afecto mundano, cifra todo su afan en agradar á
Dios. Ni la acongoja la pobreza, porque en ella con
siste la riqueza que abrazóvoluntariamente, y se com
place en sentir sus efectos: ni la mortificacion de los
sentidos, pues no á otro fin entró en la Religion sino
para mortificarlos y crucificarlos; ni la sujecion de la
obediencia , porque este es el sacrificio mas agradable
que ha creido poder hacer á Dios, entregándole su
propia voluntad. No la aflige el sufrir humillaciones,
porque el deseo de sufrirlas la condujo á la casa de
Dios: Escogí el abatimiento en la casa de mi Dios antes que
morar en las tiendas de los pecadores º; no la mortifica
la clausura, antes al contrario le sirve de particular
consuelo, pues la preserva de los disturbios ypeligros
del mundo; no se turba por verse menospreciada ó
enferma, ópor tener que servir á la comunidad , por
que esto la hace mas agradable á los ojos de su divino
Esposo. No la mortifica , finalmente, la observancia de
las reglas, porque las fatigas é incomodidades que
pueden ocasionarle , si son para ella un peso, son al
mismo tiempo el peso de las alas preciosas que le ser
1 Pax Dei, quae exsuperatomnem sensum. Phil. 4,7.
2 Elegiabjectus esse in domo Deimei, magis quam habitare in ta
bernaculis peccatorum. PS. 85,11.
44 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

virán para volará reunirse con su divino Señor. ¡Oh,


cuan dulce no es el contento de la Religiosa que ha
biendo consagrado al Señor todo su corazon, puede
esclamar con S. Francisco de Asís: Todo lo tengo en Dios" !
14. Verdad es que algunas Religiosas viven desa
zonadas en el claustro; pero , pregunto, ¿porqué su
cede así? Porque no viven como verdaderas Religiosas:
ser buena Religiosa y estar contenta es una misma co
sa. Por esto conviene considerar que la felicidad de la
Religiosa consiste en tener siempre unida su voluntad
con la voluntad de Dios. Y la que no tiene su voluntad
unida á la de Dios, no podrá estar contenta, porque Dios
no puede consolar las almas que repugnan someterse á
sus santas disposiciones. Y por esta razon acostumbro
á decir que la Religiosa en su monasterio, ó goza de un
paraiso anticipado, ó padece anticipadamente el infier
no. Porque, ¿qué es el infierno? Es vivir separado de
Dios; no poder hacer la propia voluntad; ser mirado
con aversion por aquellos entre quienesse vive; su
frir menosprecios, reprensiones y castigos; estar en
cerrado en un lugar de donde no es posible salirja
más; vivir, en suma, en un tormento continuo sin
gozar una hora de tranquilidad. He aquí, pues, la
suerte de la mala Religiosa, por manera que la infeliz
comienza á padecer en esta vida un infierno anticipa
do. Por el contrario, ¿en qué consiste el paraiso ?
El paraiso consiste en vivir léjos de los disturbios y
amarguras del mundo; en conversar con los santos;
en estar unido con Dios y gozar en Dios de una conti
nuada paz. Y de todos estos bienes disfruta la buena
Religiosa, por lo cual puede decirse que goza ya en
este mundo de un paraiso anticipado.
15. Es verdad tambien que aun las buenas Reli

1 Deus meus et omnia!


CAPITULO II. 15
g-tosas lieuen que llevar en esta vida su cruz , poique
este inundo es lugar de méritos y por consiguiente de
padecimientos. Fatigan las incomodidades que trae
consigo la vida comun : disgustan las reprensiones de
las superioras , ó la negativa de lo que se pide; ator
mentan las mortificaciones de los sentidos , y padece
el amor propio cuando se sufren sin razon disgustos
y menosprecios por parte de las mismas compañe
ras. Pero para una Religiosa que aspira á ser toda
de Dios , esos sufrimientos se convierten en consue
los y delicias , al considerar que abrazarlos con resig
nacion es complacer á Dios. Dice S. Buenaventura que
el amor de Dios, á semejanza de la miel , comunica
dulzura á las cosas mas amargas. El venerable César
de Bustis escribió en cierta ocasion á un Religioso so
brino suyo estos preciosos conceptos : « Sobrino mio,
cuando mires al cielo recuerda el paraíso ; cuando
contemples la tierra acuérdate del infierno , donde se
padece siempre sin gozar un instante de descanso ; pe
ro cuando fijes los ojos en tu monasterio acuérdate del
purgatorio donde se padece , sí, pero con tranquilidad
y con la seguridad de la salvacion eterna. »¡Y que pa
decer mas feliz , si tal puede llamarse , el padecer con
tranquilidad de conciencia , en gracia de Dios y con la
seguridad de que cada pena se convertirá mas tarde en
una perla de vuestra corona celestial , puesto que las
joyas mas preciosas de los bienaventurados son los pa
decimientos llevados con resignacion y paciencia en
esta vida !
16. Pero nuestro Dios es fiel y agradecido sobre
manera, ya que aun'en este mismo mundo se digna re
munerar de vez en cuando , con dulzuras y consuelos
interiores , lo que con paciencia se ha sufrido por su
amor. La esperiencia misma nos demuestra que las Re
ligiosas resignadas á la mortificacion , viven mas con-
TOM. I.
46 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

tentas y felices que las que se afanan en buscar alivio


y solaz en las criaturas. Persuadámonos pues de que
solo en Dios está nuestro contento, y no en el goce de
los sentidos, ni en los honores y riquezas, ni en el
mundo con todo su oropel: solo Diospuede contentar
nuestros deseos; el que alcanza á hallará Dios posee
todos los bienes. Por esta razon decia Sta. Escolástica
que si los hombres llegasen á conocer la tranquilidad
de que las buenas Religiosas disfrutan en el claustro,
el mundo todo se convertiria en un convento ; ó como
decia Sta. María Magdalena de Pazzis, escalarian á
porfía los conventos y abandonarian los placeres que
les ofrece el mundo. Dice tambien S. Lorenzo Justinia
ni que Dios oculta de intento á los hombres la felicidad
del estado religioso, porque de otro modo,todos to
marian el hábito 4.
17. La soledad, el silencio y la quietud de que en
la vida religiosa se disfruta, ¿no es yaun bosquejo del
paraiso en este mundo para el alma que de veras ama
á Dios? El P. Cárlos de Lorena de la Compañía de Je
sus, nacido de sangre imperial, solia decir que con un
instante solamente de la tranquilidad que disfrutaba en
su celda, le recompensaba Dios de cuanto habia aban
donado en el mundo;y tales eran los trasportes de
júbilo que esperimentaba á veces estando retirado en
su celda, que se ponia á danzar de contento. El bea
to Serafin de Ascoli, capuchino, decia que no tro
cára un palmo de la cuerda que le ceñia, por todos
los reinos de la tierra. Comparando Arnolfo del ór
den del Cister las riquezas y honores de la corte que
habia abandonado, con los dulces consuelos que es
perimentaba en el monasterio, esclamaba: Cuan cierta
es, Jesus mio, vuestra promesa de devolver el céntuplo á
1. Consulto Deus gratiam religionis occultavit; nam si ejus felicitas
cognosceretur, omnes, relictosaeculo, ad eam concurrerent.
CAPITULO II. 47
los que todo lo dejan por vos. Los monges de S. Bernardo
llevaban una vida en estremo penitente; pero tales fa
vores recibian en su soledad de la mano de Dios , que
rezelaban ver en este mundo ya completamente remu
nerados sus escasos méritos. Unios pues estrechamente
con Dios , abrazad con resignacion las cruces que os
envie , aspirad a la mayor perfeccion posible , y pugnad
con vosotras mismas en las ocasiones peligrosas , pero
para obtener la fortaleza necesaria rogad sin interrup
cion ; rogad en las meditaciones , en la comunion , en
las visitas al SS. Sacramento; rogad por último muy
especialmente en las tentaciones del espíritu maligno :
así sereis contadas en el número de aquellas personas
mas afortunadas y contentas que no lo son todas las
princesas, reinas y emperatrices de la tierra.
18. Suplicad al Señor que os infunda el espíritu de
Religiosa , que inclina á obrar , no conforme a las ten
dencias de la naturaleza, sino segun los impulsos de la
gracia, esto es, con el único fin de agradar á Dios;
que en esto consiste cabalmente el tener espíritu de
Religiosa. ¿De qué aprovecha vestir el hábito de Reli
giosa si se vive despues segun el espíritu del mundo ,
conservando en el corazon enteros los resabios del siglo?
Tanto valiera, dice S. Bernardo , el tener un corazon
apóstata El espíritu religioso exige de suyo la exacta
obediencia á la regla y á las órdenes de las superioras,
y vivos deseos de ser útil á la Religion que se ha pro
fesado. Algunas Religiosas quisieran alcanzar la santi
ficacion insiguiendo sus inclinaciones particulares;
confórmanse en guardar el silencio, en hacer oracion,
en leer libros sagrados , mas no en sujetarse á las pe
nalidades de los oficios de la comunidad ; por cuya ra
zon si se las emplea en el torno , en la puerta ó en
1 Apostasia cordis , sub habilu reügionis cor sosculare gcrcre-
Serm. 5 , in ps. 90.
48 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

otra tarea semejante, que las distraiga de sus devocio


nes, se desazonan, se quejan por ello y se niegan tal
vez obstinadamente á obedecer, alegando que tales
oficios son para ellas ocasion de pecado. Esto desdice
del espíritu religioso; lo que es conforme con la vo
luntad de Dios no puede traer nunca menoscabo algu
no. Importa además este mismo espíritu de Religiosa
un completo desprendimiento de las cosas mundanas,
grande amor á la oracion, al silencioy al recogimien
to; zelo ardiente por la observancia , aborrecimiento
invencible á los apetitos sensuales, encendida caridad
para con todos,y finalmente grande amor á Dios y un
verdadero deseo de que reine é impere sobre todas
muestras pasiones. He aquí pues, el espíritu que ani
ma á las verdaderas Religiosas. La que no lo posea,
debe por lo menos desearlo con eficacia, hacerse vio
lencia á sí propia, éimplorarfervorosamente el auxilio
divino para llegar á conseguirlo. En suma, el espíritu
religioso consiste en desprender del corazon cuanto no
sea de Dios, y no querer otra cosa que Dios.
19. En séptimo lugar, muere con mas confianza *.
Ciertas doncellas se retraen de entrar en religion reze
losas de que tal vez algun dia no lleguen á arrepentirse.
Pero yo desearia que antes de hacer eleccion de estado
pusieran los ojos no en el tiempo de la vida sino en el
momento de la muerte, del cual depende su felicidad
ósu desgracia eterna; y quisiera preguntarles despues
si esperan alcanzar una muerte mas tranquila en una
casa particular, rodeadas de seglares, inquietas por la
suerte de sus hijos, preocupadas por mil pensamientos
mundanos y afligidas por mil escrúpulos de conciencia;
ó muriendo en la casa de Dios, asistidaspor sus santas
compañeras que les hablan continuamente de Dios,

1 Moritur confidentius.
CAPITULO II. 49

que ruegan por ellas y las animan para el solemne


tránsito á la eternidad. Figuraos que veis por una par
te á una princesa que muere en su palacio en una es
tancia adornada con profusion , rodeada de su nu
merosa servidumbre y asistida de su marido, de sus
hijos y demás parientes; y por otra imaginaos que
veis á una Religiosa que muere en su monasterio, en
una pobre celda , mortificada , humillada, separada
de sus parientes, desprendida de los afectos terre
males y despojada de todos los bienes y de la pro
pia voluntad; y decidme, ¿cual de entrambas pensais
que muera mas tranquila, la opulenta princesa ó la
pobre Monja? ¡Ah! los honores, las riquezas y los
placeres que se gozaron en este mundo, léjos de con
fortar en el terrible trance de la muerte, afligen y
hacen desconfiar de la salvacion eterna. Al contrario
la pobreza, la humillacion, la penitencia, y el desasi
miento del mundo convierten en dulce y amable la
muerte y acrecientan la esperanza de gozar de aquella
felicidad, que es única y verdadera y no conoce tér
mino.
20. Jesucristo prometió que quien por su amor
abandonáre su casa y sus parientes,gozará de la vida
eterna: Cualquiera que habrá dejado casa ó padre, etc. por
causa de mi nombre, recibirá cien veces mas y poseerá lavida
eterna *. Un Religioso de la Compañía de Jesus estaba
sonriéndose en el punto de morir: los Religiosos que le
asistian, al ver aquella risa temieron no le preocupa
se alguna ilusion, por cuya razon le preguntaron por
qué se sonreia de aquella manera: ¿Pues cómo no he
de reir, contestó el moribundo, cuando estoy seguro de
alcanzar la gloria? ¿No prometió Dios que daria la vida
1 Omnis qui reliquerit domum vel fratres autpatrem, etc.» propter
nomen meum, centuplum accipiet, et vitam aeternam possidebit.
Matth. 19, 29.
50 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

eterna al que abandonase el mundo por su amor? Yo


abandoné por él cuanto poseia;y como sus promesas son
indefectibles, me rio porque estoy seguro de disfrutar
del Paraiso. Ya muy anteriormente habia dicho lo
mismo S. Juan Crisóstomo, escribiendo á un Religioso
las siguientes palabras: Dios no puede mentir. El ha pro
metido la vida eterna al que por su amor abandone las cosas
del mundo : tú que las has abandonado todas, ¿como puedes
dudar un momento de semejante promesa “?
21. Escribe S. Bernardo que es fácil tránsito el de
la celda al cielo; porque es muy difícil, dice, que no
se salve el Religioso que muere en su celda; al paso
que con dificultad puede perseverar en ella hasta la
muerte el que no está predestinado para la gloria °.
De aquí tomaba ocasion S. Lorenzo Justiniani para de
cir que la Religion es la puerta del Paraiso, puesto que
el ser Religioso es ya por sí solo un claro indicio de
predestinacionº. Razon tenia pues Gerardo, hermano
de S. Bernardo, para echarse á cantar cuando estaba
á punto de morir en su monasterio; puesto que Dios
mismo es quien ha dicho: Bienaventurados los muertos,
que mueren en el Señor *. Y ¿quienes habrán de ser es
tos muertos que mueren en el Señor, sino los Religio
sos, que en virtud de los santos votos y particularmen
te el de obediencia, mueren para el mundo y para sí
mismos, renunciando á su propia voluntad? Penetrado

1. Impossibile est mentiri Deum. Promisit autem ille vitam aeter


namista reliquentibus. Tu reliquisti omnia ista : quid igitur prohibet
de hujusmo promissione esse securum ? Lib. de Proverb.
2 Estfacilis via de cellain coelum; moriens enim vixunquam ali
quis è cella ininfernum descendit, quia vixunquam nisi è coelo prae
destinatus in ea usque ad mortem persistit. Tract. de vita solit.
5 Illius coelestis civitatisiste estintroitus; magnum quippe electio
nisindicium est, hujus fraternitatis habere consortium. Cap. 7. de
disciplin. mon. -

4 Beati mortui qui in Domino moriuntur. Apoc. 14, 15.


CAPITULO II. 51

de esta verdad , y acordándose el P. Francisco Suarez


de que cuanto habia obrado en provecho de la Reli
gion lo habia hecho por obediencia, decia al tiempo de
agonizar que jamás hubiera creido que el morir llevase
consigo tanta dulzura y embeleso.
22. En octavo lugar, espia mas prontamente sus peca
dos “. Enseña Sto. Tomás que por la profesion se les
perdona á los Religiosos, el dia en que hacen sus vo
tos, la culpa y la pena de cuantospecados cometieron
en el siglo *. Y funda su opinion en que, al entrar una
persona en Religion se consagra enteramente al ser
vicio divino º. Concluye el mismo santo Doctor dicien
do, que segun se lee en las vidas de los SS. Padres ,
los Religiosos reciben aquel dia una gracia igual á la
del Bautismo “. Las culpas cometidas en el convento
por las Religiosas, quedan espiadas durante su propia
vida por medio de las buenas obras, como la oracion,
la comunion y las mortificaciones que ponen diaria
mente por obra. Y aun cuando la Religiosa no pueda
en este mundo satisfacer cumplidamente todas sus deu
das, poco tendrá que permanecer en el purgatorio para
pagarlas: los copiosos sacrificios que por su descanso
se ofrecen despues de la muerte, las oraciones de la
comunidad y las de sus hermanas en particular, la li
bertarán prontamente de aquellas penas.
25. En noveno lugar, vé mas largamente premiados sus
merecimientos *. Como los mundanos están ciegos no co
1 Purgatur citius.
2 Rationabiliter autem dici potest quod per ingressum religionis
aliquis consequatur remissionem omnium peccatorum. 2. 2. qu. ull.
al. 5. ad 3.
5 In satisfactionem pro omnibus peccatis suficit quod aliquis se
totaliter divinis obsequiis mancipet per religionis ingressum quae ex
cedit omne genussatisfactionis.
4 Unde legiturin vitis patrum quod eamdem gratiam consequuntur
religionem intrantes, quam consequuntur baptizati.
5 Remuneratur copiosius.
52 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

nocen el precio de la vida eterna, en comparacion de


la cual la vida presente no es mas que un punto. Si
conociesen realmente esta diferencia, abandonarian
sin duda alguna las casas y aun los cetros para reti
rarse en el claustro á fin de atender esclusivamen
te al gran negocio de la eterna salvacion, al cual
con dificultad puede atenderse debidamente permane
ciendo en el mundo. Bendecid pues y dad graciasin
cesantes á Dios, ¡oh Religiosas!por haberos dotado
de luz y fuerza suficientespara huir de Egipto ygua
receros en su santa casa, y mostrad en su servicio gra
titud y fidelidad, como corresponde á tan señalada
fineza. Comparad los bienes que puede proporcionar el
mundo con la felicidad eterna que prepara Dios al que
los abandona por su amor, y vereis que hay mas es
trecha proporcion entre un grano de arena y la tierra
entera que entre el valor de los bienes mundanos que
tan presto se disipan y los bienes celestiales que son pa
ra gozarlos eternamente.
24. Jesucristo prometió al que lo abandonáre todo
por él, darle el céntuplo en este mundo y la vida eter
na en el otro:¿y quien pudiera dudar del cumplimien
to de esta su promesa? El es sobrado fiel á su palabra,
para dejar de cumplir lo que promete; y es mas libe
ral en premiarlas obras buenas que en castigar las ma
las. El que prometió no dejar sin recompensa un sim
ple vaso de agua ofrecido por su amor,¿como dejará
de premiar copiosamente tantas obras buenas, tantos
actosde caridad, tantas abstinencias, tantos oficios, ora
ciones y lecturas espirituales como hace diariamente
la Religiosa que aspira á la perfeccion? Y entiéndase
además que todas estas obras, como se hacen por en
cargo de obediencia y por observancia á los votos, que
1. Quisquis enim potum dederitvobis calicem aquae in nomine meo,
non perdet mercedem suam. Marc. 9, 40.
CAPITULO II. 53
se han hecho, obtienen mucho mayor mérito que las
de los seglares. Un hermano de la Compañía de Jesus ,
llamado Lacci, apareció, despues de su muerte, á cier
ta persona y le dijo que así él como el rey Felipe II
habian alcanzado ya la gloria ; pero que en contrapo
sicion á lo encumbrado de la grandeza de Felipe en la
tierra, él disfrutaba en el cielo de gloria superior a
cuanto el monarca le llevaba de ventaja acá en la tierra.
25. Grande es el mérito del martirio padecido por
la fe ; pero el estado monástico parece todavía mucho
mas meritorio. El mártir sufre los tormentos por no
perder su alma , mas la Religiosa los sufre por nacerse
mas agradable á Dios; luego si el mártir es mártir de
la fe , la Religiosa es mártir de la perfeccion. Verdad
es que actualmente el estado monástico ha decáido mu
cho de su primitivo esplendor; pero á pesar de ello,
bien puede decirse que aun en la actualidad las almas
predilectas de Dios, esto es , las que con mas seguri
dad enderezan sus pasos por el camino de la perfeccion
y mas edifican á la Iglesia con su santidad , no se ha
llan, comunmente hablando, sino en las casas religio
sas. Y en realidad ¿en qué parte del mundo habitan y
en qué número son las personas , aunque lleven una
vida espiritual , que se levanten de noche para orar y
cantar las divinas alabanzas ; que empleen cinco ó seis
horas del dia en estos y semejantes ejercicios; que se
impongan tantos ayunos, abstinencias y mortificacio
nes; que observen por obligacion tan profundo silencio
y que se sujeten, por último, con tanta resignacion á la
voluntad ajena? Y ciertamente , cosas son estas que las
practican puntualmente las Religiosas de los monaste
rios observantes, puesto que en todo monasterio, por
relajado que sea , se encuentran siempre algunas Reli
giosas que en el dia del juicio servirán de jueces á sus
, compañeras , que aman la perfeccion y observan las re
34 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

glas, además de otras obras supererogatorias que hacen


privadamente. Es muy cierto que cuanto ordinariamen
te practican en el mundo las almas piadosas, no sufre
comparacion con lo que hace una buena Religiosa. Con
razon decia S. Cipriano que las vírgenes consagradas á
Dios son las flores del jardin de la Iglesia y la porcion
mas noble del rebaño de Jesucristo 1. S. Gregorio Na
zianceno dice que los Religiosos son las primicias del
rebaño del Señor, las columnas y la corona de la fe y
las perlas de la Iglesia 2. Yo tengo por cierto que la
mayorparte de los sitiales de los Serafines, abandona
dospor los infelices compañerosde Lucifer, serán ocu
pados por los Religiosos. De las sesenta personas que
en el siglo pasado inscribió la Iglesia en el catálogo de
los Santos ó Beatos, escepto cinco ó seis, todas las de
más eran Religiosas: ¡Ay del mundo (dijo un dia Jesus
áSta. Teresa) si no fuese por los Religiosos ! (Rib. lib. 1,
vit. c. 12.) Dice Rufino que solo á los méritos de los
Religiosos debe el mundo su conservacion 8. Al ame
drentaros el demonio poniendo ante vuestros ojos la
obsérvancia de las reglas, la abnegacion de vos misma
y la vida mortificada que debeis llevar para salvaros,
levantad los ojos al cielo; y la esperanza de aquella
beatitud eterna, os infundirá valory fuerzas para so
portar toda clase de privaciones. Llegará dia en que
fenecerán las angustias, lasmortificacionesy las mise
rias de esta vida, sucediendo á ellas las delicias del Pa
raiso, que son cumplidasy eternas, sin que las acibare
el temor de que puedan jamás llegar á faltar ó á tener
fin.
1 Flos estiste ecclesiasticigerminis. ... illustrior portio gregis Chris
ti. Lib. de habit. virgin.
2 Suntgregis Domini primitiae, columnae et corona fidei, margari
tae templi. Orat. ultim. in Julian.
5 Dubitari non debetipsorum meritis adhuc stare mundum. Prol.
in vita patr.
- CAPITULO v II. 55

ORACION.

O. Dios de mi corazon, bien veo que vos quereissal


varme á toda costa. Perdida estaba, y por mis pecados
yo misma me habiaprocurado mi propia condenacion,
cuando vos, léjos de arrojarme al infierno como yo
merecia me tendisteis vuestra amorosa mano, con la
cual no solo me habeis librado de los tormentos eternos,
y del pecado, sino que tambien me habeis arrancado
casi á pesar mio de los peligros del mundo, colocándo
me en vuestra santa casa en medio de vuestras queri
das esposas. Yo espero, ó Esposo mio, irá cantar eter
namente en el cielo las grandes misericordias con que
me habeis favorecido. ¡Oh Jesus mio! ¡como he podido
ofenderos! Dispensadme vuestro auxilio ahora que de
todas veras me propongo amaros y hacer cuanto pueda
por seros grata. Vos nada habeis omitidopara granjea
ros mi amor; justo es que haga yo todos mis esfuerzos
por complaceros: os habeis entregado á mí sin reser
va alguna; yo tambien me consagro á vos entera
mente. Ya que mi alma es eterna, quiero unirme á vos
por toda la eternidad;y si el amor es el lazo que une á
las almas con vos, yo os amo, supremo bien mio, os
amo, mi adorado Salvador, os amo, Esposo mio, mi úni
co tesoro, mi único amor, os amo y espero amaros
eternamente. En vuestros méritos pongo de hoy en ade
lante toda mi esperanza. En vuestra proteccion confio
tambien, ógran Madre de Dios y madre mia; y pues
vos obtuvisteis mi perdon, cuando estaba sumida en
elpecado, ahora que confio estar en gracia de Dios y
soy Religiosa, alcanzadme la gracia de mi santificacion.
Así lo espero, así sea.
56 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.,

CAPITULO III.

LA RELIGIOSA DEBE SER TODA DE DIOS,

EFIERE Plutarco 4 que en Roma, al llegar la esposa


á la casa de su esposo debia dirigirle las siguientes
palabras: Donde tú Cayo, yo Cayaº. Que equivalia á de
cir: O esposo mio, donde quiera que tú estés con tu
voluntad, allí estaréyo tambien con la mia. Esto es ca
balmente lo que exige Jesucristo de una vírgen esposa
suya: Dame tu corazon º. Hija y esposa mia, lo que
quiero de tí es que me entregues tu corazon, esto es,
tu voluntad. Cuando Dios crió á Adan y Eva nuestros
progenitores, dice el Eclesiástico: Acercó sus ojos á sus
corazones*. No puso los ojos en sus manos sino en sus
corazones;porque si las obras esternas no procedieren
del corazon y nofueren acompañadas de afectos inter
nos, nada valdrian delante de Dios. Toda la gloria de
una esposa se cifra en estar unida interiormente con
Dios, es decir con el corazon: Toda la gloria de ella....
es de dentro *. Esto hace que la Religiosa sea toda de
Dios.
2. S. Bernardo dice que Dios como á Soberano
nuestro exige de nosotrostemor, como á Padre respe
to, y amor en calidad de Esposo º. De aquí es que el
defecto que menosperdona Jesucristo á sus esposas es
la falta de amor, es decir, el alimentar en el corazon
un afecto que le sea estraño. Por esto quiere que la vír
Quaest. Rom.49.
Ubitu Cajus, ego Caya.
Praebe cortuum mihi. Prov. 23, 26.
Posuitoculum suum super corda illorum. Eccl. 17,7.
Omnisgloria ejus ab intus. P8.44. 14.
Exigit Deus timeriut Dominus, honorari ut pater, ut sponsus
amari. Serm. 85. in Cant.
CAPITULO III, 87
gen al tiempo de consagrarse por esposa suya en la
profesion, reciba el sagrado velo y se le diga por el
prelado: Recibe el velo para que no admitas otro amante al
guno fuera de él 1. Toma este velo, para que de hoy en
adelante no mires ya mas á las criaturas ypara que ar
rojes de tu corazon todo otro afecto que no vaya dirigi
do á Dios. A igual fin quiere la Iglesia que la Religiosa
mude de nombre, para que olvide el mundo y se tenga
por muerta á las cosas mundanas y diga con el corazon
lo que pronunciaron sus labios : He despreciado el
mundo y todas sus pompas, por amor de mi esposo Je
sus, á quien he entregado todo mi amor despues de ha
ber conocido que él es entre todos los objetos del cielo
y de la tierra el mas digno de ser amado º. Cuando al
gun objeto terreno quiera entrar en su corazon, para
compartir aquel afecto que ha consagrado enteramente
á su divino Esposo, diga la Religiosa con Sta. Inés:
Huye de mí, objeto funesto, que quieres emponzoñar mi
corazon para darme la muerte; huye, pues otro amante
mas noble, mas fiel y amable te ha prevenido, con
quistando para sí todo mi amor. Tú eres una criatura
miserable y vil,yyo estoy desposada con aquel Señor
que es el rey del cielo y de la tierra *.
5. Nuestro corazon no puedevivirsin amar; ó ama
á Dios ó ama á las criaturas; si no ama á las criaturas
ama ciertamente á Dios. Por esto el Espíritu Santo nos
exhorta á andar muy solícitos en conservar el corazon
libre de todo afecto que no se dirija á Dios, diciéndo
nos: Guarda tu corazon con toda vigilancia, porque de él
1 Accipe velum ,ut nullum amatorem praeter eum admittas.
2. Regnum mundi et omnem ornatum saeculi contempsi propter
amorem Dominimei Jesu Christi, quem vidi, quem amavi, in quem
credidi, quem dilexi.
5 Discede à me pabulum mortis, quia ab alio amatore praeventa
SAlfI).
4 Ipsi desponsata sum cui angei serviunt.
58 LA VERDADERA ESPosA DE J. C.
procede la vida *. Mientras nuestro corazon ame á Dios
poseerá la vida; pero desde el momento en que ponga
su afecto en las criaturas, tropezará con la muerte. El
alma que desea santificarse, debe ante todo despren
der de su corazon cuanto no sea de Dios. Los antiguos
padres del yermo, al llegar á presentarse alguien para
ser recibido en su compañía, solian preguntarle: ¿Traes
vacío el corazon para que pueda llenarlo el Espíritu Santo 2?
Y nosin motivo, porque el corazon en que se conserva
algun afecto mundano no puede henchirse de amor di
vino. El que acude á la fuente con un cántaro lleno de
arena, mientras no la quite, se fatigará en vano por
llenarlo de agua. ¡O Dios mio !¿porquéson tantas las
Religiosas que oran y asisten á la comunion y tan po
cas las que reciben por ello algun aumento de amor di
vino? Porque acuden con sus corazones llenos de tier
ra, esto es, de afectos propios de la vanidad, del amor
de sí mismas, del de sus parientes ó de otras criaturas;
y si no arrojaren la tierra, mal podrá entrar en él el
amor divino. El alma que no ame cosa alguna de este
mundo, se llenará ciertamente del amor de Dios. Pre
ciso es pues rogar siempre como rogaba David: Crea en
mí, ó Dios, un corazon puro 5. Señor, dadme un corazon
vacío de todo afecto que no tienda sino hácia vos. ¡Ay
del que es de corazon doble *l dice Dios. Desgraciado de
aquel, dice S. Agustin, que divide en dospartessu cora
zon y da una á Dios y otra al demonio. Porque, prosi
gue el Santo, Dios se irrita justamente contra aquellos
que lo tratan al igual de su enemigo; por cuyo motivo
1 Omni custodia serva cortuum, quia ex ipso vita procedit. Prov.
4,25.
Affersne corvacuum utpossit illud SpiritusSanctus implere?
5 Cor mundum crea in me Deus. Psalm. 50.
4. Vae duplici corde ! Eccl. 2, 14.
5 Vae duplici corde qui de suo partem faciunt Deo,partem diabo
lo! De substant. dilect. num. 4.
CAPITULO III. 59
saldrá de su corazon y lo abandonará en entera pose
sion al demonio ". Al menos, concluye diciendo el san
to doctor, el alma que ama alguna otra cosa, fuera de
Dios, no puede pertenecerle enteramente, y cuanto
mas afecto ponga en aquella cosa, menos amará á
Dios 2.
4. En suma, un leve apegoá las criaturas es grave
obstáculo para que el alma sea toda de Dios. Mientras
Sta.Teresa alimentó en su corazon cierta pasion algo
desordenada (aunque no impura) para con uno de sus
parientes, no pudo ser toda de Dios; pero cuando se
desprendió de todo afecto hácia las criaturas, y consa
gró su corazon esclusivamente al amor de Dios, enton
ces mereció oir la voz del Señor que le decia: Teresa,
desde ahora eres toda mia y yo soy todo tuyo. DeciaS. José
de Calasanz que nada da áJesucristo quien no le entre
ga todo entero su corazon; y decia mucha verdad, por
que nuestro corazon es de suyo sobrado pequeño para
amar á un Dios que merece un amor infinito. ¿Y habrá
todavía quien quiera dividir este corazon tan pequeño,
dando una parte de él á Dios y otra á las criaturas? No,
esclamaba el beato Egidio, diciendo: Una para uno º; es
ta una alma, este único corazon que tenemos, debemos
dárselo no dividido, sino entero, á aquel uno que mere
ce todo nuestro amor y tanto hizo y padeció para obli
garnos á amarle. No era necesariopor cierto, escribe el
P. Nieremberg, que Jesucristo hiciese tantos sacrificios
para redimirnos; una sola gota de sangre, una lágrima,
una simple súplica, era suficiente para salvar el mundo
y aun á infinitos mundos; pero el Esposo divino quiso
derramar toda su sangre y sacrificar su vida, no solo
1 Iratus Deus, quia sit tibi par cum diabolo, discedit, et totum
diabolus possidet.
2 Minus te amat quitecum aliquid aliud amat.
5 Una uni.
60 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
para salvarnos, sino tambien para hacerse amar de nos
otros con todo el corazon. Podia muy bien enviar un
ángel para redimirnos del pecado ; mas no lo hizo así ,
dice Hugo de S. Víctor ; pues para que no compartie
ses tu amor entre tu Criador y el ángel redentor , qui
so ser tu Criador y Redentor al mismo tiempo '.
5. £1 Señor quiere que le amemos de todo corazon;
y su precepto : Amarás al Señor tu Dios de todo corazon *,
va dirigido á cada uno de nosotros. Sin embargo , á sus
esposas especialmente es á quienes se intima este amo
roso precepto. El venerable P. Juan José de la Cruz, Re
ligioso alcantarino , respondió á uno de sus hermanos
que decia haber abrazado el estado religioso para sal
var su alma : No, hijo , no dices bien: para salvar mi al
ma ; dirás mejor : para hacerme santo : el jín de todo Re
ligioso debe ser amar á Dios en grado eminentísimo. ¡ Oh
Dios ! si la Religiosa no amare á Jesucristo de todo co.
razon ; ¿ quién será que mejor deba amarle ? ¡ Cuantas
distinciones ha tenido que hacer el Señor antes de es
cogeros por esposa suya en la Religion ! En primer lu
gar hubo de elegiros entre el número infinito de criatu
ras posibles: luego hubo de elegiros de entre tantas
otras que nacen de padres infieles ó herejes , hacién
doos hija de la santa Iglesia desde vuestro nacimiento
por medio del santo Rautismo : despues os entresacó
del infinito número de seglares que viven en el mundo,
esto es , en continuo riesgo de perder su salvacion eter
na ; y se dignó favoreceros con poderosas luces, inspi
raciones y otras mil gracias especiales para llevaros al
punto de haceros Religiosa. Ahora bien , si no amáreis
á Dios de todo corazon , si no fuereis toda suya, ¿quién

1 Ne amorem divideres tibi factus est Creator, et Redemplor. In


lib. Sent.
2 Diliges Dominum Deum tuum ex tolo corde luo. ftlatlh. 22 , 57.
CAPITULO III, 61

lo será? Esta es la generacion de los que buscan al Señor".


Al considerar á aquellas vírgenes que, nacidas de san
gre esclarecida y rodeadas de bienes de fortuna, mer
ced á los cuales podian disfrutar mejor que otras mu
chas de las delicias del mundo, lo abandonaron todo
por encerrarse en un monasterio y vivir en la mayor
pobreza; ¿qué otra cosa puede pensarse ni decirse si
no: Esta es la generacion de los que buscan áDios, ó bien :
estas son del número escogido que solo buscan á Dios?
6. Conviene pues, dice S. Bernardo, ya que Dios
te ha escogido por esposa suya, que á él esclusivamente
dediques todo tu amor*. Estando consagrada á Jesu
cristo ¿quétienes que ver con el mundo? Clvídalo to
do y procura conservartu corazon entero para aquel
Señor á quien has elegido entre todas las cosas como á
único objeto de tu amor. Digo tu corazon entero; porque
Jesus quiere que su Esposa sea huerto cerrado y sella
do: Huerto cerrado, fuente sellada, hermana mia esposa .
Huerto cerrado,para que á nadie mas que á suEsposo
divino permita habitar con el afecto en su corazon 4.
Fuente sellada, porque aquel esposo eszelosoy no per
mite que en el corazon de su esposa tenga cabida otro
amor sino el suyo. Por eso le dice: Pomme como sello sobre
tu corazon, como sello sobre tu brazo;porque fuerte es como la
muerte el amor". Esto es, quiero que me pongas como
un sello sobre tu corazon y sobre tu brazo para que no
ames á otro alguno mas que á mí y no practiques ac
cion alguna que no tenga por objeto complacerme. Oi
1 Haec estgeneratio quaerentium Dominum. Psalm.25, 6.
2 Nihil tibi et mundo: obliviscere omnium, soli omnium serveste
ipsam, quem ex omnibus tibi elegisti. Serm. 40. in Cantic.
5 Hortus conclusus, fons signatus,soror mea sponsa. Cant. 4, 12.
4 Hortus conclusus, quineminem nisi dilectum admittat. Gilbert.
Serm. 35. in Can.
5 Pone meut signaculum super cortuum, ut signaculum super bra
chium tuum; quia fortis estut mors dilectio. Cant. 8, 6.
TOMI, I. 4
62 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

gamos lo que dice S. Gregorio, sobre este mismo pun


to: El amado se imprime como un sello en el corazon y
en el brazo de la esposa, porque el alma santificada da
á conocer con la voluntad y con las obras cuanto apre
cia á su Esposo “. Cuando el amor es verdaderamente

intenso, rechaza todo sentimiento que no tienda á Dios:


Porque fuerte es como la muerte el amorº. Así como no hay
poder humano capaz de resistirá la muerte, cuando-lle
ga el momento fijado para su venida, así tampoco hay
dificultad ni obstáculopara un corazon poseido del amor
divino. Aunque el hombre diere todo el caudal de su casa en
recompensa de este amor, lo tendrá en nada °. El corazon
que ama á Dios desprecia cuanto puede darle el mundo,
desprecia en una palabra todo lo que no es de Dios.
Cuando la casa arde, dice S. Francisco de Sales, se
arrojan los muebles por la ventana; con lo cual quiere
significar que, cuando el alma arde en divino amor,
no ha menester sermones, ni lectura espiritual, niins
trucciones del confesor; sino que por sí misma se des
poja de todos los bienes terrenales, para no amar ni
poseer mas que á Dios que essu bien únicoy supremo.
7. Decid, hermana mia, ¿por ventura no merece
tanto amor vuestro Esposo Jesus, que dió por vos
su vida en la cruz, que os ha dado despues su propio
cuerpo en la comunion , y os ha enriquecido particu
larmente con tantas gracias especiales? Pensad , dice
S. Juan Crisóstomo, que se ha entregado á vos entera
mente sin reservar cosa alguna para sí 4. Este pensa
miento era el que inflamando á S. Bernardo en amor
1 Super cor et super brachium sponsae dilectus ut signaculum po
nitur quia in sancta anima quantum ab ea diligatur et voluntate et ac
tione designatur.
2. Quia fortis estut mors dilectio.
5. Si dederithomo omnem substantiam domus suae pro dilectione,
quasi nihil despiciet eam. Cant.8, 7.
4 Totum tibi dedit, nihil silbi retinuit.
CAPITULO III. 63

divino, le hacia decir: Mi Señor y mi Dios se ha entre


gado enteramente á míy se ha sacrificado por mi amor;
justo es tambien que yo me sacrifique por amor suyo.
Mi amado para mí, y yo para mi amado *: ó bien, mi
amado se ha entregado enteramente á mí, razon es de
que yo me entregue enteramente á él. Sta. María Mag
dalena de Pazzis decia que la Religiosa, elegida como es
para esposa del Crucificado, solo á éste debe atender
en toda suvida y en todas sus acciones, no ocupando
su pensamiento sino en considerar el amor que aquel
divino Esposo le ha manifestado. El fué quien dijo, mien
tras estaba para efectuar la grande obra de nuestra re
dencion: Ahora será lanzado fuera el principe de este mun
do *. S.Agustin comentando este mismo texto, dice: Y
qué?¿por ventura quiso decir Jesus que despues de su
muerte el demonio seria arrojado del mundo? No así, si
no de los corazones de los fieles “. Mas siJesucristo murió
por todosnosotros,murió especialmente por lasvírgenes
esposas suyas. Si obtuvisteis, pues, que Diosse entre
gase á vos sin reserva, seriais sobremanera ingrata al
retraeros de entregarle todo el amor de vuestro cora
zon y le amarais con cierta retencion. Decidle por lo
tanto con frecuencia: Wos, Jesus mio, os habeis entre
gado á mí sin reserva alguna: me habeis dado toda
vuestra sangre, todos vuestros sudores, todos vuestros
méritos; nada, en suma, habeis dejado para darme; yo
ahora me entrego á vos toda entera; os doy todos los
bienes que puedo esperar en este mundo; os doytodas
mis satisfacciones; os doy mi cuerpo, mi alma, mi vo
luntad, mi libertad en fin: nada mas puedo ya daros, que
si mas tuviese mas os diera. Renuncio á cuanto pueda
Totus mihidatus, totus in meosusus expensus.
Dilectus meus mihi, et ego illi. Cant. 2, 16.
Nunc princeps hujus mundi ejicieturforas. Joan. 12. 31.
Nonita, sed extra corda credentium. Tract.4. in ep. adJo’
(64 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.

ofrecerme el mundo y declaro que vos solo satisfaceis


todos mis deseos. ¡O que trueque tan ventajoso para nos
otros, decia Sta. Teresa, dar á Dios nuestro amor por re
cibir el suyo! Pero, continuaba la Santa, si no diéremos á
Dios todo nuestro afecto, tampoco él nos dará todo el tesoro de
Si, (100°.

8. La esposa de Jesucristo no debe cantar otro


cántico sino aquel de que nos habla David: Cantad al
Señor un cántico nuevo 4. Dice S. Agustin:¿Qué significa
este nuevo cánticosino un nuevo amor*? Los antiguos
cánticos son el amor á las criaturas y á nosotros mis
mos que esperimentamos desde nuestro nacimiento, á
causa de la inclinacion al mal que en nosotros ocasionó
el pecado del primer hombre; segun nos lo advierte el
Espíritu Santo : El sentido y el pensamiento del corazon
humano son propensos al mal desde su mocedad º. Por lo
contrario, el nuevo cántico es el amor de nuestro co
razon que consagramos á Dios. Prosigue pues exhor
tándonosS. Agustin, y dice: La voz del corazon con
que debemos alabar á Dios, ha de ser la del fervor del
santo amor, amándole porque merece ser amado, y
desprendiendo del corazon cuanto no sea de Dios *. Je
sus, ese Esposo crucificado, quiere que sus esposas
se crucifiquen en todas las cosas de este mundo; luego,
cuando este nosponga ante los ojos sus pompas y de
leites, debemos levantar la voz con S. Paulino dicien
do : Gocen en buen hora los ricos de sus riquezas y los
reyes de sus reinos; nuestro reino y nuestra gloria se
cifran en Jesucristo á quien amamos mas que á todos
1 Cantate Domino canticum novum. Ps. 95, 1.
2. Quid habet canticum novum nisi amorem novum? Serm. 256 de
temp.
5 Sensus enim et cogitatio humani cordis in malum prona sunt ab
adolescentia sua. Gen. 8.
4 Vox hujus cantoris est sancti amoris; ipsum amemus propterip
SUl).
CAPITULO III, 65

los imperios de la tierra 1. La esposa de Jesucristo no


debe desear mas que amor; no debe vivir sino de
amor; no pensar mas que en acrecentar su amor; de
be andar continuamente en deliquios de amor,ya esté
en el coro ó en la celda , en el jardin ó en el dormito
rio;y este amor debe ser tan ardiente que sus llamas
se esparzan no solo dentro sino tambien fuera del mo
nasterio : á él la convida y exhorta con el ejemplo su
Esposo querido. Feliz la Religiosa que pueda decir en
verdad aquellas palabras de S. Francisco: Dios es mito
doº. Dios mio, despues que me habeis obligado con tan
amorosas finezas ¿como podré ocuparme ya en buscar
los bienes terrenales habiendo hallado á Vos que sois
el mayor de todos los bienes? Dios es mi todo. Que valen
los honores! ni las riquezas! ni los placeres! Vos solo
sois mi honor, mi riqueza, mi delicia; Vos lo sois todo
para mí. ¿Qué hay para mi en el cielo, yfuera de ti qué he
querido sobre la tierra? Dios de mi corazon, y mi porcion,
Dios para siempre *. ¿A quién pudiera hallar ni en el
cielo ni en la tierra tan digno de amory que mas me haya
obligado á amarle como Vos? Justo es pues que Vos
seais el único Señor de mi corazon, que reineisy domi
neis absolutamente en él, y que mi alma solamente áVos
obedezca conformándose á vuestras leyesy deseos: Hallé
al que ama mi alma: yo le así, y no le dejaré". Sí, he ha
llado al que ama mi alma y al único que pueda conten
tarme. El mundo con todos sus halagos y el infierno
con todas sus tentaciones no serán bastante poderosos
para separarme de Vos. No,jamás os abandonaré, Je
1. Habeant sibi divitias suas divites, regna sua reges; nobisChris
tus regnum et gloria est.
2 Deus meus el omnia.
3. Quid mihi estin coelo, et ate quid volui super terram? Deus cor
dis mei, et pars mea Deus in aeternum. P8.72,25.26.
4. Inveni quem diligit anima mea; tenui eum nec dimittan.
Cant. 3,4.
TOM, 1. 4.
(66 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

susy Esposo mio : Yo le así, y no le dejaré. Quiero te


neros siempre enlazado con los lazos de mi amor, no
permitiré os separeis nunca de mí, y quiero viviry
morir unida estrechamente con Vos.
9. Para alcanzar la perfeccion y gozar de la verda
dera tranquilidad de conciencia , preciso es morirpara
el mundo y para nosotros mismos: Bienaventurados los
muertos que mueren en el Señor". Pero como no cabe mo
rir sin dolor, para morir al mundo y desprenderse de
los bienes es menester resignarse á los padecimientos.
Por esta razon las divinas Escrituras compararon el
reino de los cielos ya á un tesoro, para cuya adquisi
cion es preciso vender cuanto poseemos;ya á una ciu
dad, donde á causa de la angostura de su puerta no
puede entrarse sino tras mil esfuerzos y fatigas; ya á
un palacio, cuyas piedras, esto es, las almas que lo
componen, deben labrarse á martillazos; ya á un con
vite, cuya asistencia obliga al abandono de todas las
tareas; ya á un galardon destinado al vencedor que
alcanzó el fin de la carrera;ya por último á una coro
na, para cuya obtencion es preciso pelear y obtener la
victoria. En suma, para morir al mundo debemossofo
car en nosotros el amor propio, del cual dice S. Agus
tin, que se desvanece á proporcion que se aumenta el
amor divino : La muerte del amor propio es la perfeccion
de la caridad *. La caridad no se mide por la ternura
sino por la fortaleza. El amor ardiente, dice elpropio
Santo, vence los obstáculos mas difíciles 3. Y escribe
en otro lugar, que el alma que ama á Dios, ó no pade
ce, cuando padece por Dios, ó si llega á padecer, se

1 Beati mortui quiin Domino moriuntur. Apoc. 14, 15.


2 Nutrimentum charitatis est diminutio cupiditatis: perfectio nulla
cupiditas.Líb.81. qu. 56.
5 Nihil tan durum quod non amoris igne vincatur. Hn Joan. ,
tract. 485.
CAPITULO III, 67

goza en sus propios padecimientos 4. Dice el mismo


santo doctor en sus Confesiones que cuando se consagró
á Dios, la privacion misma de los placeres terrenos se
le hizo amable; y así como antes temia perderlos, se
alegraba despues por haberlos abandonado 2. Para la
Religiosa que ha puesto todo su amor en Dios, la po
breza, la obediencia y la mortificacion son cosas su
mamente gratas; pero á la que con Dios no se conten
ta,todo se le hace insoportable.
10. Verdad es que todo el bien que hacemos pro
viene de Dios, sin cuya santa gracia ni siquiera pu
diéramos decir Jesus, conforme escribe el Apóstol; esto
no obstante quiere el Señor, que hagamos por nuestra
parte todo lo posibley cooperemos á la adquisicion de
la salud eterna. Muchas almas desearian santificarse,
pero quisieran que todo lo hiciese Dios, y que se les
concediese la santidad sin pasar por incomodidad ni
fatiga alguna. Esto es imposible; la divina ley se llama
yugo llevado por dos á la vez, para significar que su
observancia exige que Dios nos ayude por una parte y
que nosotros nos ayudemos por otra ; y aun á veces,
para soportar este yugo y alcanzar la gloria eterna, es
preciso que nos violentemos. El reino de los cielos padece
fuerza, y loe que se la hacen, lo arrebatan”. Dice S. Pablo
que jamás alcanzará la corona el que no combata cuan
to sea necesario contra los enemigos de nuestra salva
cion. Por lo mismo, ó esposa bendita del Señor, os
digo con el apóstol S. Juan : Guarda lo que tienes, para

1 In eo quod amatur, aut non laboratur, autipse labor amatur.


De bono viduit. cap.21.
2. Quam suave mihi subito factum est carere suavitatibus nugarum !
et quas amittere metus fuerat, jam dimittere gaudium erat. Lib. 9.
Confess. c. 1.
3. Regnum coelorum vim patitur, et violenti rapiunt illud. Matth.
11, 12.
68 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

que ninguno tome tu corona 4. Ya que Jesucristo os ha ele


gido por esposa suya, cuidad de que los enemigos no
os arrebaten la corona de reina que os prepara en el
cielo; sujetadla fuertemente y procurad asemejaros á
vuestro Esposo, pues que todos los predestinados de
ben serle semejantes. Los que conoció en su presciencia, á
estos tambienpredestinó, para serhechos conformes ála imá
gen de su Hijoº. Él va delante coronado de espinas, car
gado con la cruz, llagado y escarnecido, ypuesto en
tal estado convida al que quiera seguirle á que haga
abnegacion de sí propio: Si alguno quiere venir en pos
de mi, niéguese á sí mismo 5. El va á morir por vos; jus
to es que sacrifiqueis vuestra vida por él y digais con
el enamorado S. Francisco: 0 buen Jesus, quiero mo
rir por vuestro amor ya que vos habeis muerto por el
amor que me tuvisteis *. Sí, dice el Apóstol , razon
es que muraispara vosotros mismosy vivais solo para
aquel Dios que murió por vosotros: Los que viven, no
vivan ya para sí, sino para aquel, que muriópor ellos". Es
verdad que sois harto débil para practicar todo es
to; pero confiad en la bondad de vuestro Esposo,y
el auxilio divino suplirá lo que no puedan vuestras
fuerzas. Cuando el demonio os turbe con tentacio
nes y procure introducir la desconfianza en vuestro
corazon diciéndoos: ¿Como podrás sobrellevar vida
tan mortificada, negándote á tí propia toda clase de
satisfacciones? respóndele entonces con S. Pablo : To
do lo puedo, en aquel que me conforta °. Yo nada puedo
1 Tene quod habes, ut nemo accipiat coronam tuam. Apoc. 3, 11.
2 Quos praescivit et praedestinavit, conformes fieri imaginis Filiisui.
Rom. 8, 29.
5 Quivult venirepostme, abneget semetipsum. Matth. 16, 24.
4 O bone Jesu, moriar amore amoris tui, qui amore amoris mei
dignatus es mori.
5 Quivivunt, jam non sibi vivant, sed ei qui pro ipsis mortuus
est.2. Cor. 5, 15.
6 Omnia possumin eo qui me confortat. Phil. 4, 15.
CAPITULO III, 69
por mí sola, mas aquel Señor que me ha elegidopor
esposa y me ha atraido á su amor, me da fuerza sufi
ciente para hacer todo lo que él exige de mí. Dice
Sta. Teresa: Si el defecto no proviene de nosotros mismos,
no hay que temer que Dios deje de prestarnos su ayuda para
hacernos santos.¡Oh Dios ! si la Religiosa no se santifi
ca, ¿quién deberá santificarse? No dejeis pues de
ofreceros á menudo á Dios con voluntad resuelta de
complacerle en todo, ni de rogarle que os asista siem
pre con su gracia. El ha prometido conceder cuanto se
le pida con confianza: Todas las cosas que pidiereis oran
do, creed, que las recibireis y os vendrán *.
11. ¿Qué temeis pues? Cobrad ánimo: Dios os ha
arrancado ya de en medio del mundo y os ha librado de
sus asechanzas, os ha atraido á su amor y os prepara
desde ahora milfavores y auxilios para cuando le sir
vais con entera fidelidad. Abandonando el siglo ysus
vanidades habeis dado el paso mas difícil; os diré pues
lo que Sta. Teresa decia á sus hijas: Solo os queda que
practicar lo menos arduo para santificaros. Decidíos
resueltamente á romper enteramente con el mun
do. ¡Qué! ¿acaso despues de haberlo abandonado,
despues de haber renunciado á los bienes que os
ofrecia, despues de haberos privado de la libertad, en
cerrándoos para siempre en el claustro; querreis, sedu
cida por viles satisfaccionesy caprichos, correr el ries
go de perderlo todo, perdiendo á Dios, el alma y el
Paraiso,y de esposa que sois del Rey del cielo, conver
tiros en esclava de Lucifer, que os haria infeliz en esta
vida y mucho mas en la otra? Ea, resolveos prestoy
temed que estas palabras que estais leyendo no sean el
último aviso que os envie el Señor. No resistais por
mas tiempo á la voz de Dios. ¡Quien sabe si resistiendo
1 Omnia quaecumque orantes petitis, credite quia accipietis» et
evenientvobis. Marc. 11 , 24.
70 LA VERDADERA ESPOSA DE 1. C.
en esle instante , os abandonará desde ahora á vuestros
propios eslravios! ¡Valor y resolucion! El demonio teme
á las almas resueltas, decia Sta. Teresa. Alentaos pues :
muchas almas , dice S. Bernardo , no alcanzan la santi
dad por falta del valor necesario. Animaos y confiad en
Dios , pues todo cede á una voluntad decidida. Dichosa
de vos si, obedeciendo á la voz divina que os llama y
consagrándoos toda entera á Jesucristo , pudieseis en
el trance de la muerte darle gracias y decirle lo que al
morir esclamaba la virgen Sta. Agueda : Señor , tú que
me libraste del amor del siglo , recibe ahora mi alma ' . ¡ Oh
Dios mio ! que me librasteis del amor al mundo , para
que pudiese dedicaros todo mi corazon , recibid ahora
mi alma , á fin de que pueda llegar á vuestro reino y
amaros con todas mis fuerzas, sin temor de separarme
jamás de vos , que sois mi bien inmenso é infinito.
12. Ojalá que todas las Religiosas imitasen el
ejemplo de la venerable sor Francisca Farnese , la cual,
como llevase al principio una vida imperfecta , puso
cierto dia los ojos en la relacion de los martirios pade
cidos por unos santos franciscanos en el Japon, y con
movida de tan sublimes ejemplos, esclamó diciendo: Y
nosotras, hermanas, ¿qué hacemos? ¿ Hemos abando
nado nuestras casas , parientes y comodidades para con
denarnos entre las paredes del convento , á causa de
nuestro apego á las cosas mundanas cuya posesion nos
hemos prohibido ? Desde entonces resolvió despren
derse del mundo y dedicarse esclusivamente á Dios ,
como lo cumplió, instituyendo la admirable reforma de
que fué la directora. ¡Cosa deplorable! dice S. Jeróni
mo ; procurar los hombres instruirse en las ciencias
mundanas, al paso que apenas se dignan saludar la

1 Domine, qui abslulisti a me amorem sseculi, accipe animam


mcam !
CAPITULO III, 74

ciencia de los Santos" ! Todo cristiano está obligado á


aspirará la perfeccion. Cuando digo cristiano, es como sidi
jera perfecto, escribe S.Ambrosio º.Y esta obligacion na
ce del precepto que átodos se nos haimpuesto de amar
á Dios con todas nuestras fuerzas. A mas de esto, es
tamos obligados á conservarnos en gracia de Dios, .
ypor consiguiente á perfeccionarnos en el amor di
vino; porque en el camino del Señor quien no ade
lanta, de seguro retrocede , y se pone en inminen
te peligro de caer en el pecado. Pues si esta obliga
cion es de todos los cristianos, mucho mas lo es de
los Religiosos, para quienes la perfeccion esun deber
mas estricto que para los demás hombres, tanto por las
mayores gracias y auxilios que reciben , como por ra
zon de los votos y de la regla religiosa cuya observan
cia prometieron.
15. Pero para aspirar debidamente á laperfeccion,
no basta desearla con un deseo simple éineficaz; sino
que es menester afanarse, adoptando decididamente
los mediosnecesarios para alcanzarla.Sin embargo, no
se trata de emprender con este objeto cosas muy difíci
les y estraordinarias; sino basta hacer con atencion y di
ligencia los ejercicios ordinarios, observar fielmente la
regla, y practicar lasvirtudes cristianas. No por eso se
crea que á la Religiosa que aspira á la santidad le sea
suficiente cumplir con lo poco que manda la regla co
mun, á cuyo cumplimiento pueden avenirse aun las
almas débiles; es necesario practicar con el permiso
del director algunas oraciones, obras de caridad ,
mortificacionesy otros ejercicios semejantes. S. Ber
nardo dice: Solo lo singular puede serperfecto °. La Reli
1 In omnibus mundi studiis non satiantur homines, et in virtutum
studio tantum coepisse suficiet?Ad Demetr.
2 Christianum cum dico, perfectum dico. Serm. 12. in psalm. 148.
3 Perfectum non potest esse misi singulare.
72 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
giosa que no quiere hacer sino lo que comunmente
practican las demás, jamás llegará á un grado de perfec
cion notable. Es preciso pues que os hagais violencia
y que con ánimo resuelto practiqueis los medios para
alcanzar la perfeccion.
14. Los principales medios para alcanzar la per
feccion son los siguientes: 1.° Alimentad en vuestro
corazon un vivo deseo de santificaros. 2.° Poned la ma
yor confianza en Jesucristo y en su divina Madre. 3.° Evi
tad todo pecado ó defecto enteramente voluntario ; pe
ro si acaso cayereis en la tentacion no os desanimeis;
arrepentios y proseguid vuestro camino. 4.° Refrenad
toda aficion á las criaturas y á vuestra voluntad ó esti
macion propia. 5.° Procurad resistir siempre á vuestras
inclinaciones. 6.° Observad fielmente las reglas por mi
nuciosas quesean. 7.° Haced los ejercicios ordinarios
con la mayor perfeccion posible. 8.° Procurad con el
beneplácito de vuestro director, comulgará menudo,
hacer mucha oracion mental é imponeros todas las
mortificaciones corporales que el mismo os permita.
9.° Entre todas vuestras acciones preferid siempre la que
juzgueis mas agradable á Dios y mas contraria al amor
propio. 10.° Recibid con alegría de la mano de Dios
todas las contradicciones que sobrevengan. Amad
y favoreced á los que os persiguen. 12.° Procurad
dedicar á Dios todos los instantes. 13.° Ofreced á Dios
todas vuestras obras en union con los méritos de Jesu
cristo. 14.° Ofreceos en particular vos misma al Señor,
para que haga de vos y de todas vuestras cosas lo que
mas le agrade. 15.° Protestad continuamente con Dios
de que solo deseais su amor y su voluntad. 16.° Por úl
timo y sobre todo , orad siempre y encomendaos con
confianza á Jesucristo y á la Santísima Virgen, y tened
en María tierno amor y esperanza. Concluiré diciéndoos
lo que el venerable P. D. Antonio Torres dijo á una
CAPITULO III, 7%

Religiosa penitente suya al volver en sí de un éstasis


amoroso: Hija mia, ama á tu Esposo, porque él es el úni
co objeto digno de ser amado.

ORACION.

¡0 Dios mio! ¡ó amante amantísimo! ¡ó amor infini


to, digno de infinito amor! ¿cuando será que os ame
como vos me habeis amado? Ya no os queda prueba
alguna que darme para persuadirme de que me amais,
pues disteis vuestra sangre y vuestra vida para obligar
me á amaros;¿y podréyo ser ingrata á tamaños sacrifi
cios? Perdonadme, Jesus mio, por haber sido tan des
agradecida con vos en lo pasado,prefiriendo tantas ve
ces mis viles inclinaciones al amor que os debia. Yo
os suplico, Señor y Esposo mio, que continueis ma
nifestándome siempre la escelencia de vuestro amor,
para que yo os ame cada dia con un amor mas inten
so, y no atienda sino á complaceros como mereceis.
Wos me mandais que os ame, y yo solo deseo amaros.
Hablad, Señor, porque vuestro siervo oye 4. Hablad, decid
qué quereis de mí, pues estoy resuelta á obedeceros
firmemente en todo; no quiero resistirpor mas tiem
po á vuestra bondad y á los especiales favores que me
habeis dispensado. Vos os habeis entregado á mítodo
entero; yo ahora me entrego enteramente á vos. Aco
gedme, Dios mio, no me rechaceis. Bien sé que mere
cia vuestro desvío á causa de la multitud de infidelida
des que contra vos he cometido; pero el deseo que
os habeis dignado inspirarme de ser vuestra me ase
gura de que no me rechazais. Yo os amo, infinito bien
mio ; yo os amo, Dios infinitamente amable: vossois
ysereis siempre miúnico amor. Y ya que con aquellas

1 Loquere, Domine, quia audit servus tuus. 1. Reg. 3. 10.


TOM, I. *)
74 1A VERDADERA ESPOSA DE J. C.

palabras Pedid y recibireis , prometisteis conceder todo


lo que se os pida, os pediré la sola gracia que os pe
diaS. Ignacio de Loyola: Dadme solo vuestro amor con
vuestra gracia y soy bastantemente rico *. Sí, concededme
vuestro amor y vuestra gracia; haced que os ame y
sea amada de vos, y estaré contenta : nada mas pido ni
deseo. ¡O María, que os consagrasteis á Dios toda en
tera ! ¡ cuan grande es vuestra dicha ! Por el afecto in
menso con que el Señor os ama, alcanzadme la gracia
de que soloá él dedique en adelante todo mi amor.

CAPITULO IV,

DEL DESEO DE LA PERFECCION.

E principal medio, de que debe valerse la Religiosa


que aspira á la perfeccion y á pertenecer esclusiva
mente á Dios, es el deseo de la perfeccion misma. Así
como el cazador que tira al vuelo, apunta siempre mas
adelante de su presa, así para alcanzar la perfeccion
es preciso que dirijamos las miras de nuestro deseo al
mas elevado punto de santidad á que pueda llegarse.
David esclamaba diciendo:¿Quien me diera las alas
de la paloma para volar al cielo, y descansar en Dios
libre de los afectos terrenales *? Los deseos piadosos
son las dichosas alas con que las almas santas se sepa
ran del mundo y vuelan al monte de la perfeccion, don
de hallan aquella paz que no puede ofrecernos el mun
do. ¿Pero de qué manera, pregunto, los deseos pia
dosos hacen volar las almas hasta Dios? Nos lo declara

1 Petite et accipietis. Joan. 16. 24.


2 Amorem tuisolum cüm gratia tua mihidones, el dives sum satis.
5 Quis dabit mihi pennas sicut columbae? volabo et requiescam.
Psalm. 54,7. •
CAPITULO IV. 75

S. Lorenzo Justiniani cuando dice: Infunde valor(el buen


deseo) y suaviza laspenas". El buen deseo por una par
te da fuerza y por otra aligera los trabajos necesarios
para subir al monte de la perfeccion. Por el contrario,
el que no desea la perfeccion, dudando que pueda lle
gar á ella, jamás hará cosa alguna para alcanzarla. El
que viendo un alto monte, no desea llegar á la cima
donde sabe ha de hallar un tesoro, léjos de dar un paso
para subir, se quedará en la falda ocioso y descuidado.
Del mismo modo pues, quien no desea adquirir el teso
ro de la perfeccion , amedrentado por los obstáculos
que la rodean, permanecerá siempre tibio éindolente
sin adelantar un solo paso en el camino de Dios.
2. Por otra parte, quien no se esfuerza en adelan
tar siempre en lasenda del Señor, retrocederá continua
mente,como dicen todos los maestros espirituales y nos
lo demuestra la esperiencia, ycorrerá gran riesgo de per
derse. Esto mismo nos advierte Salomon cuando dice a:
La senda de los justos es como la luz de la aurora que va
en aumento y crece hasta el dia perfecto; al contrario,
el camino de los pecadores va oscureciéndose progre
sivamente hasta que los infelices se hallan reducidos á
caminar en tinieblas, sin advertir el precipicio en que
van á caer. Pararse es lo mismo que retroceder *, dice
S. Agustin. En la carrera espiritual quien no adelanta
va hácia atrás; lo cual esplica S.Gregoriopor medio de
una comparacion muy exacta. Si uno se hallase, dice
el Santo, en medio de un rio, metido en un barquichue
lo, y en vez de impelerlo hácia delante para vencer el
ímpetu de las aguas quisiese mantenerse firme en el
mismo punto, sin adelantar ni retroceder, necesaria
1 Vires subministral, poenam exhibet leviorem.
2 Justorum autem semita quasi lux splendens procedit el crescit
usque ad perfectam diem; via impiorum tenebrosa: nesciunt ubi cor
ruant. Prov. 4, 18.
5 Non progredi, reverti est,
76 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
mente deberia al fin retroceder arrastrado por la fuer
za de la corriente. El hombre, despues del pecado de
Adan, quedó naturalmente inclinado al mal desde su
nacimiento: Porque el sentido y el pensamiento del corazon
son propensos al mal desde su juventud *. Luego, pues, si
no procura adelantary no se afana en mejorar su esta
do, la corriente de la humana concupiscencia le hará
retroceder continuamente.Oigamos lo que á este pro
pósito dice S. Bernardo: 0 alma religiosa que no quie
res adelantar en el provecho espiritual, ¿quieres pues retro
ceder?—De ningun modo, respondes.—Luego,¿qué pretendes
hacer?—Quiero, replicas, permanecer en el estado en que me
encuentro sinhacerme mejor ni peor.—Si es así, deseas lo im
posible *;porque en el camino de Dios es preciso ó lle
var adelante la carrera y progresar en la virtud, ó re
troceder yprecipitarse en los vicios.
5. Necesario es, por lo mismo, segun enseña el
Apóstol, no pararse jamás en el camino de la salvacion,
sino correr siempre, por medio de la práctica de las
virtudes, hasta alcanzar el premio de la vida eterna:
Corred de tal manera que la alcanceis *. Y tengamos en
tendido que si no pudiéremos lograrle, nuestra será
la culpa, puesto que Dios nos quiere á todos santos
yperfectos: Pues esta es la voluntad de Dios, vuestra san
tificacionº; mandándonos espresamente que seamos per
fectos ysantos: Sedpues vosotrosperfectos, así como vues
tro Padre celestial es perfecto *: Sed santos,porque yo santo
1 Sensus enim et cogitatio humani cordis in malum prona suntab
adolescentia sua. Gen. 8,21.
2 Non vis proficere? vis ergo deficere? Nequaquam. Ep. 255. ad
Garivum. Quid ergo vis? inquis:Vivere volo, el manere quo perve
ni ; nec pejor fieripatior, nec melior cupio. Hoc ergo vis, qued esse
non potest.
3. Sic currite ut comprehendatis. 1.Cor.9,24.
4 Haec est enim voluntas Dei, sanctificatio vestra. 1. Thess. 4,5.
5. Estote ergovos perfecti, sicut et Pater vester coelestis perfectus
es. Matth. 5,48.
CAPITULO IV, 77

soy 1. Por su parte nos promete y facilita á todos el au


xilio necesario para dar cumplimiento á sus mandatos,
con tal que se lo pidamos de corazon, segun nos en
seña el concilio de Trento º. Dios no manda cosas im
posibles, puesto que con sus preceptos nos amonesta á
practicar lo que podemos cumplir mediante su gracia
ordinaria; pero cuando necesitamos una gracia mayor,
nosinvita á que le pidamos lo que no podemos hacerpor
nosotros mismos, y pidiéndolo nos concede generosamente
su ayuda para que podamos cumplir lo que nos ordena.
¡Animaos, pues! El venerable P. Torres escribióá una
religiosa penitente suya las hermosas palabras siguien
tes: Hija mia, levantemos las alas de nuestros deseos,
para que podamos alejarnos de la tierra y volar al seno
de nuestro amante, de nuestro querido, de nuestro es
poso que nos espera en la dichosa patria de la eternidad.
4. Dice S. Agustin que la vida de todo buen cristia
no es un continuo deseo de perfeccion *. De modo, que
el que no mantiene constantemente en su corazon el de
seo de hacerse santo, será cristiano, pero no buen
cristiano. Y si estose entiende de todos en general, debe
entenderse mas especialmente de los Religiosos, quie
nes, si bien no están obligados á ser perfectos, deben
no obstante aspirará la perfeccion de un modo particu
lar. Así lo enseña Sto. Tomás cuando dice: El que
abraza el estado religioso no está obligado á tener una
caridad perfecta, pero sí á hacer todo lo posible para
alcanzarla *. El mismo santo doctor nos esplica de qué
1 Sancti eritis, quoniam ego sanctus sum. Lev. 11 , 44.
2 Deus impossibilia nonjubet, sed jubendo monet et facere quod
possis, et petere quod non possis, et adjuvat ut possis. Sess. 6»
cap. 13.
3 Tota vita christiani boni sanctum desiderium est. Tract. 4, in 1
ep.Joan.
4. Qui statum religionis assumit, non tenetur habere perfectan
charitatem, sed tenetur ad hoc tendere. 2,2, qu. 186» art. 2.
78 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

manera debe la Religiosa aspirará la perfeccion. No es


tá obligada, dice, á practicar todos los ejercicios por
cuyo medio se consigue el estado perfecto; pero lo es
tará relativamente á los que en particular prescribe la
Regla que ha profesado “. Por lo tanto, además de la
obligacion dimanada de los votos, estará tambien obli
gada á la oracion comun, á la comunion y á las mor
tificaciones prescritas por la Regla, al silencio y á los
demás ejercicios que se practican por la comunidad.
5. Replicará tal vez alguna : Pero nuestra Regla no
nos obliga bajo pena de pecado. No obstante, contesta
réyo: dicen comunmente los doctóres que aun cuando
la Regla por sí sola no obligue bajo pena de pecado, sin
embargo en la práctica, el que la quebranta sin causa
suficiente para escusarle, con dificultad podrá librarse
de cometer á lo menos pecado venial. La razon es,
porque cuando se infringe la Regla voluntariamente y
sin motivo alguno, debe ser precisamente por pasion ó
pereza, y esta transgresion debe ser considerada por
lo menos culpa leve. Por esto S. Francisco de Sales es
cribia en sus Pasatiempos, que si bien la Regla de la Vi
sitacion no obligaba bajo pena de pecado, con todo no
sabia como escusar sus transgresiones de culpa venial,
supuesto que, proseguia, infringiendo la Regla, la Re
ligiosa menosprecia las cosas de Dios, quebranta la profe
sion, introduce el desórden en la comunidad y disipa los fru
tos del buen ejemplo que debe dar cada una de las hermanas.
De modo que, segun opina elSanto, cuando se infringe
la Regla á vista de las demás Religiosas, á mas de lo di
cho habrá el pecado de escándalo. Adviértase además,
que, si la infraccion frecuente de alguna de las Reglas
llegase á ocasionargrave daño á la observancia comun,
1 Non tenetur (religiosus) ad omnia exercitia quibus ad perfectio
nem pervenitur; sed adilla quae determinate sunt ei taxata secundum
regulam quam professus est. Ibid.
CAPITULO IV, 79

pudiera entonces llegará cometerse pecado mortal. Lo


mismo sucederia si la transgresion proviniese de des
precio, sobre lo cual observa Sto. Tomás", que las fre
cuentes infracciones de la Reglapredisponen práctica
mente el ánimo á menospreciarla. Esto es lo que debe
contestarse á las Religiosastibias que procuran escusar
su inobservancia diciendo que la Regla no obliga bajo
pena de pecado. Porlo demás, las Religiosas observan
tes no han menester escudriñar si la Regla les obliga ó
no bajopena de pecar; bástales para observarla con di
ligencia saber que Dios la ha ordenado y que se com
place en su observancia.
6. En suma, así como no hay hombre alguno que
haya llegado á la perfeccion en una ciencia, si no tuvo
primero vivos deseos deposeerla, así tampoco ha habi
do santo alguno que haya alcanzado la santidad sin ha
ber alimentado grandes deseos de conseguirla. Ordina
riamente, decia Sta.Teresa, Dios no concede señalados
favores sino á los que mucho desean su amor.Y el real
Profeta ha dicho tambien : Bienaventurado el hombre que
en títiene su amparo; dispuso subidas en su corazon en este
valle de lágrimas... caminarán defortaleza en fortaleza°. Sí,
dichoso el hombre que en su corazon sepropuso adelan
tarde perfeccion en perfeccion durante su permanencia
en este mundo,porque socorrido poderosamente por
Dios, irá subiendo en el camino de las virtudes. Así
han obrado los santos, particularmente S. Andrés Ave
lino, quien llegó hasta el punto de hacer voto de ade
lantar continuamente en la senda de la perfeccion *.

1 Cit. qu. 186, art. 6.


2 Beatus vir, cujus est auxilium abste; ascensiones in corde suo
disposuitin valle lacrymarum....ibunt de virtute in virtutem. Psalm.
85, 6.7.8.
3 In via christianae perfectionis semper ulterius progrediendi.
(Lect. ofic. in die fest.)
80 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

Sta. Teresa decia que Dios no deja de premiar, aun en


esta vida, los buenos deseos. En efecto, por medio de
los buenos deseos los santos llegaron en breve tiempo
á un grado sublime de perfeccion: Con lo poco que vivió,
llenó la carrera de una larga vida 4. Así fué pues como
S. Luis Gonzaga llegó en pocos años (supuesto que su
vida no pasóde veinte y tres)á un grado tal de perfec
cion, que Sta. María Magdalena de Pazzis, que lo vió
espiritualmente en el cielo, dijo le parecia en cierto
modo que no habia santo alguno en el paraíso que go
zase de mayor gloria que él;y supo la Santa que aquel
alto grado de bienaventuranza lo debia el Santo al gran
deseo que durante su vida habia alimentado de amar
á Dios cuanto merecia ser amado, y á que viendo no
podia dar cumplimiento á sus anhelos, porque Dios
merece un amorinfinito, el santojóven habia padecido
en esta vida un martirio de amor que lo elevófinalmen
te al alto grado de gloria que gozaba entre los escogi
dos.
7. Las obras de Sta. Teresa nos suministran sobre
este punto muchos y muy bellos documentos á mas de
los ya citados. En cierto pasaje dice la Santa: Sean
grandes nuestros pensamientos, porque de ellos ha de provenir
nuestra ducha. Dice en otro punto: No desmayemos en
nuestros deseos, antes bien confemos en Dios que, mediante
nuestros esfuerzos, podremos llegar poco á poco donde con
su gracia llegaron los santos. En otro lugar prosigue: Su
divina Majestad es amiga de las almas generosas, con talque
desconfien de sí mismas. Aseguraba la misma Santa, en
señada por la esperiencia, no haber visto jamás alma
alguna desconfiada y cobarde que hubiese adelantado
tanto en muchos años como otras animosas y creyentes
en pocos dias. Uno de los principales medios de que

1 Consummatus in brevi explevittempora multa. Sap. 4, 15.


CAPITULO IV. 81
podemos valemos para adquirir esle valor es la lectura
de la vida de los Santos, especialmente la de aquellos
que del estado de pecadores pasaron al de una santidad
eminente , tales como Sta. Maria Magdalena , S. Agus
tín , Sta. Pelagia , Sta. María Egipciaca , y particular
mente Sta. Margarita de Cortona, la cual si bien vivió
muchos años en estado de condenacion , sin embargo
alimentó siempre vivos deseos de santificarse ; y en efec
to), desde el momento de su conversion á Dios, hizo ta
les progresos en el camino de la perfeccion , que aun
en vida mereció saber (como se lo reveló el Señor) que
no solo estaba predestinada, sino que se le reservaba
en el cielo un asiento entre los serafines. Dice la misma
Sta. Teresa en otro lugar, que el demonio procura
que nos parezca somos soberbios en alimentar grandes
deseos y en querer imitar á los santos ; pero esto , aña
de , es un error lamentable. Muy lejos está de ser so
berbia el alma que, desconfiando de sí misma y ponien
do en Dios toda su confianza , empieza á caminar va
lerosamente por la senda de la perfeccion , esclamando
con el Apóstol: Todo lo puedo, en aquel que me conforta '.
Yo nada puedo con mis solas fuerzas , pero lo puedo
todo con el auxilio de Dios; por esto, confiando en su
gracia, hago resolucion de amarlo como lo amaron los
sanios.
8. Importa mucho por consiguiente elevar nues
tros deseos á cosas grandes , como por ejemplo á amar
á Dios mas que todos los santos , á padecer mas que to
dos los mártires por su amor , á sufrir y á perdonar to
da suerte de injurias, á arrostrar toda clase de penas
y fatigas por conseguir la salvacion de un alma y otras
cosas semejantes : porque aun cuando estos deseos no
deban realizarse , son no obstante de mucho mérito á

1 Omnia possum in eo qui me conforlat. Philip. 4- 13.


TOM. I. 5
82 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

los ojos de Dios, el cual así como aborrece la voluntad


depravada, así tambien ama los buenos propósitos. A
mas de que, acostumbrada el alma al deseo de cosas
grandes y difíciles, adquiere valor y disposicion para
dar cima á las que son mas fáciles. Por esto será muy
provechoso proponernos desde por la mañana hacer
cuanto podamos por Dios, sufrir con resignacion todas
las contrariedades que nos sobrevengan ypermanecer
continuamente recogidos y ocupados en actos de amor
divino. Así lo practicaba S. Francisco, segun refiere
S. Buenaventura : Proponíase hacer cosas grandes, me
diante la gracia de Jesucristo. Sta. Teresa dice: Los buenos
deseos son tan agradables á Dios como su misma realizacion.
¡Oh! ¡cuanto mejor es tener que tratar con Dios que
con el mundo! Para conseguir bienes mundanos, como
riquezas, honores y aplausos de los hombres, no basta
desearlos, antes al contrario, el deseo aumenta el pe
sar de la privacion cuando no pueden alcanzarse: pero
tratándose de Dios, basta desear su gracia y su amor,
para obtenerlos desde luego. Esto es precisamente lo
que decia aquel cortesano del emperador, de que habla
S. Agustin. Cuenta el Santo que, hallándose dos corte
sanos del emperador en un convento de solitarios, tomó
uno de ellos la vida de S. Antonio abad: Leia, dice
S. Agustin,yáproporcion que iba leyendo, su corazon
se desprendia de los afectos mundanos *. Luego di
rigiéndose á su compañero le habló en estos térmi
nos: ¿Qué vamos á buscar sirviendo al emperador á
costa de tantos trabajos y peligros? ¿Podemos aspirar
á mas que á ser sus amigos? Y si acaso llegásemos á
conseguir esta dicha, no haríamos mas que esponer á
mayor riesgo nuestra salvacion eterna. Mas no, que
con mucha dificultadpodríamos alcanzar la amistad del

1 Legebat, et exuebatur mundo cor ejus.


CAPITULO IV, 85
César Y concluyó diciendo: Pero si quiero ser amigo
de Dios , desde ahora lo soy *.Gon lo cual quiso signi
ficar que la amistad de Dios la obtiene todo el que la
quiere con verdadero y firme deseo de alcanzarla.
9. Digo con firme y verdadero deseo, porque de poco
sirven los deseos ineficaces con que se alimentan algu
nas almas perezosas que , si bien no cesan de desear ,
sin embargo no dan un solo paso en el camino de Dios.
De ellas habla Salomon cuando dice : El perezoso quiere
y no quiere 5. Y en otro lugar : Los deseos consumen al pe
rezoso *. La Religiosa tibia desea la perfeccion , pe
ro jamás se resuelve á poner en práctica los medios
convenientes para conseguirla: quiérela por una parle,
considerando su escelencia ; y por otra no la quiere,
considerando las penas y fatigas que es necesario sufrir
para alcanzarla : por lo cual puede muy bien decirse
que la quiere y no la quiere ; la desea , mas no la desea
eficazmente : si desea hacerse santa es con el auxilio de
ciertos medios incompatibles con su estado, y dice:
¡Oh! si estuviese en un desierto, quisiera vivir en
continua oracion y penitencia : si me hallase en otro
monasterio , quisiera encerrarme en una celda para
pensar solamente en Dios: si gozase de buena salud,
quisiera imponerme muchas mortificaciones. Quisiera,
Quisiera , pero entre tanto la desgraciada no cuida de
cumplir los deberes á que la obliga su estado presente :
hace poca oracion y aun deja de asistir muchas veces
á la oracion de la comunidad ; frecuenta muy poco
la comunion ; asiste rara vez al coro, y acude con mu-

1 Quid quíerimus ? major ne esse potest spes noslra , quam quod


amici imperatoria simus? El per quot pel ícula ad majus pericuhun per-
venitur! et quam diu hoc eril?
2 Amicus autem Dei , si voluero ecce nunc fio.
5 Vull et non vult piger. Prov. 13. i.
i Desideria occidunt pigrum. Ibid. 21 , 25.
84 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
cha frecuencia al mirador y al locutorio ; sufre con
poca paciencia y resignacion sus enfermedades y por
último comete diariamente y con toda deliberacion mu
chos defectos, sin pensar siquiera en enmendarlos. ¿De
qué le servirá pues á esta Religiosa desear tantas cosas
imposibles, atendido su estado actual, mientras así
descuida los deberes de la posicion que ocupa en el
momento ? Los deseos matan al perezoso. Y estos deseos
inútiles contribuirán poderosamente á su perdicion ,
pues alimentándose vanamente con ellos , descuidará
la práctica de los medios que de presente le son nece
sarios para su perfeccion y para el logro de su salud
eterna. S. Francisco de Sales se esplica muy bien sobre
este punto diciendo : «No puedo aprobar que la perso
na consagrada á cierto deber ó vocacion , se obstine
en desear otra clase de vida que no sea la conveniente
á su estado presente, ni que haga empeño en practicar
ejercicios incompatibles con su posicion ; porque tales
deseos distraen el corazon y lo relajan en el cumpli
miento de los ejercicios necesarios.» Conviene pues que
la Religiosa se limite á desear la perfeccion propia de su
estado ú oficio actual, bien sea superiora ó inferior, jo
ven ó anciana , bien goce de salud ó padezca enferme
dad ; proponiéndose sobre todo practicar los medios
oportunos para llegar al estado perfecto. Sobre este
particular dice Sta. Teresa: oHácenos entender el de
monio, que tenemos una virtud, digamos de pacien
cia, porque nos determinamos y hacemos muy conti
nuos actos de padecer mucho por Dios, y parécenos en
hecho de verdad , que lo sufriríamos , y aun estamos
muy contentas , porque ayuda el demonio á que lo crea
mos. Yo os aviso no hagais caso de estas virtudes, ni
pensemos las conocemos , sino de nombre , ni que
% nos las ha dado el Señor, hasta que veamos la prueba.
Porque acaecerá , que á una palabra que os digan á
CAPITULO IV. 85
vuestro disgusto, vaya la paciencia por el suelo'.»
10. Vengamos ya á la práctica de los medios, que
es lo mas importante. Los medios para alcanzar la per-
feccion son, 1." , la oracion mental, meditando espe
cialmente lo mucho que Dios merece ser amado, y las
grandes pruebas de amor que nos tiene dadas , parti
cularmente en la maravillosa obra de nuestra reden
cion , en la cual un Dios llegó basta el punto de sacri
ficar por nosotros su vida en un mar de dolores y
desprecios; y, no contento aun con esto , para gran
jearse mas nuestro amor , se dignó convertirse en
nuestro propio alimento. Estas verdades no llegan á
enardecer nuestras almas sino cuando las meditamos
con frecuencia. Cuando me pongo á meditar la bon
dad de mi Dios , decia David , enciéndese mi corazon en
deseos de amarle *. Sobre este punto , decia el joven
S. Luis Gonzaga , que jamás llegará á un alto grado de
perfeccion el alma que no llegue primero á un alto gra
do de oracion. 2.° Es preciso renovar á menudo el pro
pósito de adelantar en el amor divino , para lo cual se
rá muy provechoso figurarse que cada dia es el pri
mero en que entramos en el camino de la perfec
cion. Así lo practicaba David, el cual repetía sin cesar:
Entorwes dije : Ahora comienzo 5. El postrer recuerdo
que S. Antonio abad dejó á sus Religiosos es el siguien
te : Hijos mios , les dijo , figuraos que cada dia es el prime
ro en que comenzáis á servir á Dios. 3.° Es necesario que
hagais un continuo examen de los defectos del alma ,
pero un exámen rígido, como decia S. Agustín , y que
no lisonjee la conciencia : Hermanos mios , haced vuestro
exámen sin lisonja. Desprecia siempre lo que eres si quieres

1 Cam. perf. cap. 38 , §. 6.


2 Id meditalione mea exardescet ignis. Psalm. 58, 4.
5 Et dixi : Nunc caepi. Psalm. 76, 11.
86 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

llegar á ser lo que no eres 1. De otro modo, prosigue el


Santo, si te mostrares satisfecha del grado á que hubie
res llegado, en el mismo permanecerás º; porque dán
dote por contenta de tí misma, perderás hasta el deseo
mismo de pasar mas adelante. Y luego añade aquellas
célebres palabras que deben llenar de espanto á las al
mas que, satisfechas de sí mismas, ya no desean ade
lantar en la carrera espiritual: Si dijeres: Basta, perece
rás *: esto es, si dijeres: me basta la perfeccion que
he alcanzado, estás ya perdida; porque en el camino
del Señor, no adelantar es lo mismo que retroceder,
como mas arriba lo hemos esplicado,y como en bre
vespalabras nos lo esplica S. Bernardo: En realidad el
que no quiere adelantar, retrocede *. Por lo mismo nos di
ce S. Juan Crisóstomo, que es necesario pensemos,
no en el poco bien que hacemos, sino en las virtudes
que nos faltan; porque, continua el Santo, la idea del
bien que hemos hecho , solo sirve para volvernos mas
perezosos en el camino espiritual y para llenarnos de
una vanagloria que nos pondrá en riesgo de perder
cuanto hubiéremos adelantado º. El que corre para lle
gar á la perfeccion, prosigue aun el Santo, no consi
dera el camino que ha hecho, sino el que le falta to
davía que hacer para alcanzarla 8. Las almas piadosas
sienten aumentar su fervor á proporcion que se acer
can al término de la vida. Como los que cavan en busca de
un tesoro, dice Job "; los cuales, segun la esplicacion de
1 Fratres mei, discutite vos sine palpatione. Semper displiceat tibi
quod es, si vis pervenire adid quod non es. De verb. Apost. Serm.15.
2 Ubitibiplacuisti, ibi remansisti.
5 Si autem dixeris: Suficit, periisti.
4. Profecto, nolle profficere, deficere est. Epist. 255. ad Gari

Segnioresfacitet in arrogantiam extollit. Hom. 12. in ep. ad


Phil.
6 Qui currit non reputat quantum confecerit, sed quantum desit.
7 Quasi effodientes thesaurum. Job 5, 21.
CAPITULO IV, 87

S. Gregorio, cuanto mas cavan, tanto mas se afanan


en su tarea con el objeto de adquirir el apetecido te
soro. Así tambien, los que desean llegar á la perfec
cion redoblan sus pasos á medida que ven disminuirse
el trecho que de ella los separa.
11. 4.ºSerá muy provechoso para alcanzar la per
feccion valernos del medio que empleaba S. Bernardo
para enfervorizarse. Escribe Surio que el Santo tenia
siempre en el corazon y muchas veces en la boca la si
guiente pregunta, que se dirigia á sí mismo: Bernar
do, ¿á quéveniste á la religion *? Lo mismo deberia pre
guntarse continuamente la Religiosa diciendo: He aban
donado el mundo, con todos los bienes que me ofrecia,
para venir á santificarme en el monasterio; y ahora,
¿qué hago? Bien léjos de santificarme, me pongo en
peligro de perdicion llevando una vida tibia y descui
dada. Es muy del caso citar aquí el ejemplo de la ve
nerable sor Jacinta Marescotti: andaba ésta desmayada
en el ejercicio de la virtud en el convento de S. Bernar
dino de Viterbo, al tiempo que, habiendo llegado allí
en calidad de confesor estraordinario el P. Banchetti,
quiso la Religiosa confesarse con aquel buen padre,
quien con la mayor severidad le dijo: ¿Sois vos monja,
hermana? Pues sabed que el paraíso no está destinadopara
las Religiosas vanas y soberbias. Y repuso Jacinta: Luego,
¿habré abandonado el mundo para precipitarme al infierno?
—Sí, contestóel padre, esta es la mansion que corresponde
á las que se os parecen ; á ella van á parar todas las Reli
giosas que viven en el monasterio á manera de seglares. Re
flexionando sor Jacinta sobre estaspalabras, se arre
pintió y confesó; lloró amargamente por su vida pasa
da, y empezó desde entonces á caminar por la senda
de la perfeccion. ¡Oh! ¡cuan provechoso es á la Reli
1 Hoc semper in corde, frequenter etiam in ore habeba. Bernar

de, ad quid venisti?


88 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

giosa el pensar que abandonó el mundo con el fin de al


canzar la santidad, para despertarla de su letargo y
animarla á proseguir su camino y á superar cuantas di
ficultades se le interpongan en la Religion! Cuando,
pues, hermana mia, sintiereis dificultad en algun acto
de obediencia, haceos la reflexion siguiente:Yo no he
venido al monasterio para cumplir mi voluntad, pues
si esta hubiese sido mi intencion no me hubiera retira
do del mundo: vine para sujetarme á la voluntad de
Dios obedeciendo á mis superiores, y lo quiero cumplir
á todo trance. Cuando en algo os molestáre la pobreza,
decid: No vine aquípara disfrutar de comodidades y
riquezas, sino para vivir pobre por amor de Jesucristo,
quien quiso sertodavía mas pobre que yo por amor mio.
Si acaso recibiereis algun desprecio ó reprension, de
cid en vuestro interior: Si he entrado en la religion ha
sido para verme humillada como merezco por mis pe
cados y hacerme así apreciable á los ojos de mi Esposo
que tantos desprecios padeció en este mundo. Esto es
lo que se llama vivir para Dios y morir para el mundo.
Y concluid diciendo: ¿De qué me servirá pues el ha
berme separado del siglo encerrándome entre cuatro
paredes y renunciando á mi libertad, si, en lugar de
hacerme santa, llevo una vida ociosa y descuidada que
me pone en peligro de condenacion eterna ?
12. 5º Conviene que la Religiosa considere y renue
ve á menudo el fervor y antiguos deseos que tuvo cuando
entró en el monasterio. El abate Agaton contestóá un
monge que le preguntaba cómo debia portarse en el
claustro, diciendo: Recuerda lo que fuiste el primer dia
que te separaste del mundo, y consérvate en aquel mismo es
tado". Acuérdate pues, ó esposa bendita del Señor, del
propósito que hiciste de no desear mas que á Dios, de
1 Vide qualis fueris primo die, quando existi de seculo; et talis.
permane.
CAPITULO IV. 89
no querer sino lo que exige la obediencia y de sufrir
toda clase de incomodidades y desprecios por amor de
Jesucristo. Este recuerdo dió ocasion que un joven Re
ligioso volviese ásu primitivo fervor, segun leemos en
las vidas de los-Padres del desierto ' : Cuando el joven
quiso entrar en la Religion, se opuso su madre, alegando
muchas razones por las cuales , decia ella , que no debia
abandonarla ; pero él contestaba á todas diciendo : Quie
ro salvar mi alma; y manteniéndose firme en su resolu
cion , entró por fin en el convento. Pero pasado algun
tiempo el desgraciado se relajó y empezó á vivir con
mucha tibieza. Murió la madre, y poco despues, habien
do caido el joven en una grave enfermedad , vióse un
dia citado ante el tribunal divino, donde estaba pre
sente su madre que le reprendió, diciendo : Hijo mio,
¿ qué se hicieron aquellas palabras : Quiero salvar mi al
ma? Para salvarla entraste en la Religion ; ¿pero qué
vida llevas ahora ? Vuelto en sí el Religioso , sanó de
aquella enfermedad , y movido por las reprensiones que
la madre le hiciera sobre su antiguo propósito , dióse
á una vida muy santa , imponiéndose al mismo tiempo
tales mortificaciones , que los demás Religiosos tuvie
ron que exhortarle á moderarse ; mas él les respondia :
Si no he podido soportar las reprensiones de mi madre,
¿como soportaré las que me haga Jesucristo en el dia
del juicio , si por desgracia no correspondiere á sus san
tas inspiraciones? Por lo cual será tambien muy pro
vechoso leer con frecuencia la vida de los Santos , cu
yos ejemplos nos inducen á la humildad y al conoci
miento de nuestra miseria. Los pobres nunca conocen
mejor su pobreza que al ver los tesoros de los ricos.
13. 6.° Es necesario no decaer de ánimo al ver que
no hemos llegado todavía al grado de perfeccion que

i Parí. 2, §.201.
90 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
nos propusimos alcanzar. Esta es una de las mayores
tentaciones del demonio. Decia S. Felipe Neri que la
santidad no puede alcanzarse en un solo dia. Cuéntase
en la vida de los Padres del desierto que cierto monge,
despues de haber entrado con gran fervoren el monas
terio , se entibió al cabo de algun tiempo ; pero desean
do emprender de nuevo el primitivo camino, y hallán
dose muy afligido por no saber como volver á encon
trarlo , fué á tomar consejo de cierto monge anciano.
Este le consoló, y para animarlo le refirió el ejemplo ó
parábola de un padre que envió á su hijo á limpiar un
campo lleno de zarzas y maleza. Viendo el hijo la gran
fatiga que requería aquel trabajo, se desanimó, echóse
á dormir y se escusó luego con su padre diciendo que
era muy débil para llevar á cabo tan dificultosa tarea.
Mas contestóle el padre : Hijo mio, yo no exijo mas
de tí sino que limpies cada dia un espacio de tierra
igual al que puede cubrir tu cuerpo. Hízolo asi el hi
jo , y al cabo de poco tiempo la tierra quedó purgada
de las plantas inútiles que en ella crecian. ¡ Cuan bello
es este ejemplo para animarnos á progresar en el cami
no de la perfeccion! Bástanos conservar siempre uu
vivo deseo de llevar adelante este camino, y que haga
mos todo lo posible por conseguirlo , para que poco á
poco lleguemos con el divino auxilio al grado de per
feccion que deseamos : de modo que , segun dice san
Bernardo, el esfuerzo continuo que hace el alma
para alcanzar la perfeccion , constituye por sí mismo
la perfeccion á que podemos llegar en esta vida l.
Por esto es necesario emplear el mayor cuidado en
no dejar de poner en práctica los ejercicios , oracio
nes, comuniones y penitencias de costumbre; sobre
todo en tiempo de sequedad , porque este es el tiempo
t Jugis conatus ad peifectionem , perfectio repulatar. Ep. 253 ,
ad Garivum.
CAPITULO IV, 91
en que el Señorpone á prueba las almas fieles, viendo
si á pesar del tedio y de los padecimientos que esperi
mentan en medio de aquella oscuridad, siguen practi
cando fielmente lo mismo que hacian cuando abunda
ban en ellas los consuelos celestiales.
14. Ultimamente,uno de los mas poderosos medios
de que puede valerse una Religiosa que vive en comu
nidad, para llegará laperfeccion,es el de poner siem
pre los ojos en sus hermanas mas observantes á fin de
imitarlas en aquella virtud particular en que sobresale
cada una de ellas. Así como la abeja, decia S. Antonio
abad, va recogiendo la miel del cáliz de diversas flo
res; así toda buena Religiosa debe recoger los virtuo
sos ejemplos desus compañeras,de una la modestia, de
otra la caridad, de esotra la frecuencia en recibir los
sacramentos, y así de las demás virtudes.Toda buena
Religiosa debe proponerse con empeño imitar y aun
superar á sus hermanas en la práctica de las virtudes.
A la manera que los mundanos rivalizan en riquezas,
honores y placeres terrenales, del mismo modo las Re
ligiosas deben rivalizar en el claustro en humildad,
paciencia, mansedumbre y caridad, y en amor á la pu
reza, á los desprecios, á la pobreza y á la obediencia:
en suma, su emulacion debe consistir en quien de ellas
amará mejor y será mas agradable á Dios. Yá este fin
debe una Religiosa dirigir todas sus acciones ordina
rias, principalmente á complacer al divino Señor; y
despues á dar buenos ejemplos á sus hermanas, para
que se aprovechen de ellos y den mayor gloria á Dios.
Así ha de brillar vuestra luz delante de los hombres; para
que den gloria á vuestro Padre que está en los cielos “. De
aquí es que las Religiosas deben tener en grande escrú
pulo el dar su voto á las novicias cuya conductapasada
Sic luceat lux vestra coram hominibus, ut glorificent Patrem

vestrum qui in coelis est, Matth. 5, 16.


92 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

no edificó al monasterio; porque así como los buenos


ejemplos contribuyen poderosamente á reanimar el
fervor de las demás; así los malos ejemplos les son en
gran manera perjudiciales, porque las inducen fácil
mente á caer en los defectos que se acostumbraron á
presenciar.

ORACION.

O divino corazon de mi Jesus, corazon enamorado


de los hombres, criado espresamente para amarles,
¿y cómo es posible os desprecien? Desgraciada de mí
que me cuento en el número de aquellas ingratas al
mas, pues que portantos años he vivido en el mundo
sin amaros! Perdonadme, ó Jesus mio, la grave ofen
sa de no haberos amado á vos que sois amabilísimo y
que habeis llevado vuestro amor para conmigo hasta
el punto de no omitir medio alguno para obligarme á
amaros. Mereceria ser condenada á no poderos amar
mas en pena de haber despreciado por tanto tiempo
vuestro amor. Pero no, Esposo mio, imponedme el
castigo que mas os plazca, mas este no me lo impon
gais; concededme la gracia de que os ame, y despues
haced de mí lo que sea de vuestro agrado. ¿Mas como
puedo temer semejante castigo cuando vos mismo me
intimais el dulce precepto de amaros, Dios y Señor
mio? Amarás á tu Señor y Dios de todo tu corazon 1. Que
reis que os ame de todo corazon y este es tambien mi
ardiente y único deseo.¡O corazon enamorado de Jesusl
enciende en el mio, aunque pobre, aquel santo fuego
que este divino Señor trajo del cielopara inflamar la
tierra: destruye todos los afectos impuros que viven
en mí é impiden que sea suya esclusivamente. Amado

1 Diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo. Deut., 6.5.


CAPITULO V, 95
Señor mio, dignaos aceptar para que os ame un cora
zon que tanto os ofendió en otro tiempo. Por aquel
santo afecto que me profesasteis, no permitais que en
lo sucesivo viva un solo momento sin amaros. O divino
amor de Jesus, vos sois todo mi amor. Espero amaros
siempre y que siempre me amaréis;y nuestro recípro
co amor durará eternamente. O María, madre del san
to amor, vos que tanto deseais ver amado á vuestro
Hijo, unidme y estrechadme con Jesus de modo que
me haga enteramente suya como él lo desea.

CAPITULO V.

PELIGRO DE PERDERSE EN QUE SE HALLA LA RE


LIGIOSA IMPERFECTA QUE TEME POCO SUS IM–
PERFECCIONES,

ARA formarun hermoso jardin, es necesario arran


P car primeramente las ortigas y demás yerbas noci
vas, y poner en su lugar otras plantas provechosas.
Esto es lo que quiso significar el Señor á Jeremías,
cuando le encomendó el grave cuidado de cultivar su
Iglesia: He aquí que te he establecido hoy sobre las nacio
nes, y sobre los reinos, para que arranques, y destruyas,
y edifiques, y plantes ". Luego para que una Religiosa
se santifique, es necesario que limpie en primer lu
gar el alma de sus defectos y plante despues en ella
las virtudes. La devocion mas importante, decia san
ta Teresa, consiste en borrar los pecados. No hablo
aquí de los pecados graves de que supongo libre á la
Religiosa; pues confio que no ha perdido jamás la di
vina gracia, ó que sital vez la perdió, la ha recobra
1 Ecce constituite hodie supergentes et super regna,utevellas el,
destruas, et aedifices et plantes. Jer. 1, 10.
94 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

do ya nuevamente y está firmemente resuelta á morir


mil veces antes que volver á perderla. Para evitar tal
desgracia, le ruego tenga siempre presente aquella
gran máxima recomendada por S. Basilio, S. Jeróni
mo, S. Agustin y otros Santos Padres, fundada en la
divina Escritura; á saber, que Dios ha contado á cada
persona el número de pecados que quiere perdonarle,
por cuya razon, no sabiendo nosotros cuál sea aquel
número, debemos temer que, añadiendo un nuevo pe
cado á los que ya cometimos, no nos abandone Dios y
seamos perdidos eternamente. ¡Cuan poderoso freno
será este pensamiento contra los artificios del demonio,
que induce á los pecadores á reincidir en el pecado con
la esperanza del perdon, diciéndoles: Te confesarás des
pues l. ¡Oh si los Cristianos tuviesen siempre á la vista
aquel justo temor, esto es, la consideracion de que tal
vez el nuevo pecado que van á cometer ya no les será
perdonado, cuántos se abstendrian de pecar nueva
mente ! Muchas almas, apoyadas en la falsa esperanza
del perdon, se han perdido miserablemente sin que les
quede ya remedio alguno contra su condenacion eterna.
2. No entiendo hablar tampoco aquí de los pecados
veniales que, no siendo plenamentevoluntarios, se co
meten solo por mera fragilidad humana. Nadie en el
mundo está exento de esta suerte de pecados: En mu
chas cosas faltamos todos *. Efectivamente, todos los hom
bres, aun los mismos santos, han cometido defectos.
Si decimos (escribe el apóstol S. Juan 1. Ep. 1, 8) que
no hay en nosotros ninguna culpa, nos engañamos y
mentimos. La naturaleza corrompida por el pecado ha
infundido en nosotrostal propension al mal, que nos
es imposible, sin una gracia especialísima (que única
mente á la Madre Divina ha sido concedida) evitar en

1 In multis offendimus omnes. Jac. ep. 5, 2.


CAPITULO V. 95

todo el decurso de nuestra vida todos lospecadosvenia


les, aun los no plenamente advertidos. Dios permite
estas ligeras manchas, aun en aquellos siervos suyos
que se consagran enteramente á su amor, á fin de que
se conserven humildes y entiendan que, así como caen
en estaspequeñas culpas, no obstante sus buenos pro
pósitos, caerian en otras mas graves, á no ser por su
divina mano que los sostiene. Por lo tanto,siempre que
incurramos en semejantes faltas, será preciso que nos
humillemos, y que despues de confesar nuestra debili
dad, procuremos aumentar nuestras oraciones rogan
do á Dios que no aparte de nosotros su mano y nos li
bre de caer en mas graves defectos.
5. Propóngome pues hablar solamente de los peca
dos veniales deliberados y del todo voluntarios. Estos
pueden todos muy bien evitarse mediante el auxilio
divino, como los evitan las almas santas que viven
siempre con la firme resolucion de morir antes que co
meter á sabiendas un pecado venial. Sta. Catalina de
Génova decia que para el alma que ama á Dios con pu
ro amor, la menor culpa esmas intolerable que el mis
mo infierno; por cuya razon protestaba que antes de
cometer deliberadamente un pecado venial se hubiera
arrojado á un mar de fuego. Con razon hablaban de es
te modo los Santos, pues iluminados por la luz divina,
conocian muy bien que la menor ofensa á Dios es un
mal mucho mas grave que la muerte y la destruccion de
todos los hombres y de todos los ángeles. ¿Quién se
atreverá á decir, escribe S. Anselmo, este pecado no
es un gran mal, porque es ligero? ¿Ni como puede ca
lificarse de falta ligera el ofender y atentar contra el ho
nor de Dios? Si un vasallo dijese al rey: Os obedeceré
en otras cosas, pero no quiero obedeceros en esta por
ser de poca importancia; ¿de qué reprension y castigo
uno se haria digno? Por esto decia Sta. Teresa: Pluguie
96 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
se á Dios que temiéramos , no al demonio, sino á los pecados
veniales que pueden dañarnos mas que todos los demonios del
infierno. De aquí es que la Santa exhortaba á sus hijas
diciéndolas : Dios os libre de toda culpa deliberada por pe
queña que sea. Estas palabras deben entenderse espe
cialmente dirigidas á la Religiosa, á quien dice además
S. Gregorio Nazianceno : Sepas que una sola arruga en el
alma será en ti mayor deformidad que las mayores llagas en
las seglares '. Si una cocinera se presenta delante del
rey con el vestido manchado , el rey no la reprende
mucho porque la compadece a causa de su profesion ;
pero si la reina su esposa comparece á su presencia
con una sola mancha, se irrita y queja por ello en gran
manera. Lo mismo puede decirse de Jesucristo con re
lacion á los pecados de los seglares y á los de sus espo
sas. Pobre de la Religiosa que no hace cuenta de las
culpas ligeras! porque no habrá para ella paz ni santi
dad. Mientras Sta. Teresa vivió en estado imperfec
to , nada adelantó en el camino espiritual , y llevó una
vida afligida sin hallar consuelo en el alma ni reposo
en el cuerpo. Esta es la razon porque tantas Religiosas
pasan una vida infeliz sin que puedan conseguir la tran
quilidad en su estado; pues por una parte están priva
das de los halagos del mundo , y por otra no conocen
los consuelos espirituales : ellas son avaras para con
Dios, y Dios es avaro para con ellas. Consagrémonos
esclusivamente á Dios , y Dios se nos entregará entera
mente: Yo á mi amado , y la vuelta de él hacia mi *.
i. Pero dirá tal vez alguna : Los pecados veniales
por muchos que sean , si bien serán un obstáculo para
hacerme santa , no podrán privarme de la divina gra
cia; por lo cual no obstante ellos me salvaré, y esto me
1 Non ignores rugam tibi unam turpiorem esse quam maxima vul
nera iis qui in mundo vivunt. Oral. de fuco.
2 Ego dilecto meo ; et ad me conversio ejus. Cant. 7, 10.
CAPITULO V. 97

basta. Pero la que asi hable, oiga lo que le dice san


Agustin: Donde dijeres: Basta, allí perecerás 4. Para ha
cerse cargo de esta verdad y conocer el peligro que lle
van consigo los pecados veniales, á lo menos cuando
son habituales y voluntarios, es necesario entender que
la costumbre de pecar ligeramente, inclina al alma á
cometer pecados graves: así por ejemplo, el hábito
de aborrecer ó hurtar levemente induce á odios y hur
tos muy graves; el hábito de los afectos carnales ve
niales inclina á los afectos mortales. S. Gregorio di-
ce: El alma jamás permanece donde cayó º, sino que
siempre resbala mas abajo. Muchas de las enferme
dades mortales, provienen mas bien que de graves des
órdenes , de pequeños y continuados escesos: y así
tambien muchos de los pecados mortales son hijos de
las culpas ligeras. Escribe el P. Alvarez: Las peque
ñas y frecuentes maledicencias, las ligeras aversiones, la
curiosidad culpable, la impaciencia, la intemperancia, etc.,
si bien no matan al alma, le infunden tal debilidad, que, si
sobreviene una enfermedad grave (esto es, alguna tentacion
poderosa), perecerá, falta de fuerza suficiente para repo
nerse. Verdad es que los pecados veniales no separan
al alma de Dios, pero es muy cierto que la van ale
jando de él y la ponen en inminente riesgo de perder
le. Cuando prendieron á Jesucristo en el huerto, no
resolviéndose S. Pedro á abandonarle, fuéle siguien
do de léjos: YPedro le seguia de lejos *. Muchos hay que
no quieren separarse de Jesucristo, por medio de los
pecados mortales, pero le siguen no obstante de léjos
por no querer privarse de pecar levemente; mas á
cuántos de ellos sucede luego la desgracia que aconte
ció á S. Pedro, cuando llegado que hubo á casa del
1. Ubi dixisti: Suficit, ibi periisti.
2. Numquam illic anima quo caditjacet. Moral., lib. 21.
5 Petrus autem sequebatureum à longe. Matth.26,58.
TOM. II,
98 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

pontífice, apenas le acusaron de discípulo del Redentor


juró por tres veces que no le conocia ! S. Isidoro dice
que Dios permite justamente que los que desprecian
los pecadosveniales caigan despues en los mortales, en
pena de su descuido y del poco amor que le profesan.
Igual advertencia nos hace el Eclesiastés cuando nos
dice, que quien desprecia las pequeñas caidas, poco á
poco se despeñará en el precipicio ".
5. No digamos, pues, escribe S. Doroteo, que el
hábito de pecarvenialmente no es un mal muygrave,
consideremos mas bien las consecuencias que de este
mal nospueden sobrevenir: los malos hábitosson otras
tantas úlceras que corroen el corazon, y al paso que le
quitan la fuerza para resistir á las ligeras tentaciones,
lo vuelven del todoincapaz de rechazar las que son mas
graves. A este propósito escribe S. Agustin: No despre
cies tus defectos en vista de su pequeñez, mas témelos á causa
de la muchedumbre, porque el número de tus culpas podrá
acarrearte la ruina que no te ha ocasionado su magnitud º. Te
guardas, dice el Santo en otro lugar, de dejarte opri
mir por el peso de una gruesa piedra; pero guárdate
tambien de quedar sufocado debajo de un monton de
arena, es decir, bajo un cúmulo de ligeras culpas; por
que estas, cuando pasan á ser habituales y no van
acompañadas del propósito de enmienda, nos hacen
perder el temor de caer en las mayores. Quien teme
poco el pecado, no dista mucho de cometerlo. Por esto
S. Juan Crisóstomo llega hasta el punto de decir que
en cierto modo debemostemer mas los pecadosveniales
habituales que los mismos mortales; porque estos natu
ralmente nos inspiran horror, mientras que por el con
1 Quispernit modica, paulatim decidet. Eccles. 19, 1.
2 Noli illa contemnere quia minora sunt, sed time, quia plura
sunt: timenda est ruina multitudinis, etsi non magnitudinis. Lib. de
decem Chordis cap. 11.
CAPITULO V,

en un estado de descuido tal, que así como se ac


bró á no hacer caso de los males menores, tam

Santo: Cazadnos las raposas pequeñas, que asuelan las vi


ñas *. No dice, cogednos los leones ni los leopardos,
sino lasraposaspequeñas; porque de los leones y otras
fieras nos rezelamos ya lo bastante para guardarnos
de sus ataques, en tanto que las zorras, de que no ha
cemos caso alguno, destruyen la viña huroneando la
tierra y matando las raices de las cepas. Así, las cul
pas continuadas y cometidas con todo conocimiento
aunque sean leves, matan tambien los buenos deseos,
que son las raices de la vida espiritual, y arrastran al
alma á la perdicion eterna.
6. Los pecados veniales habituales y voluntarios po
nen al alma en peligro de perdicion, primeramente,
porque la disponen á caer en los pecados mortalesy la
debilitan además, como hemos visto ya, para resistir
á las tentaciones. En segundo lugar, porque privan
de recibir en mayor abundancía los auxilios divinos.
Nuestro entendimiento necesita continuamente de la di
vina luz que inclina hácia el bien á la voluntad, y esta
necesita á su vez del divino auxilio que la hace dócil y
obediente á los impulsos de la gracia. Necesitamos ade
más de la continua proteccion de Dios para defendernos
contra las tentaciones del infierno; de otro modo todos
sucumbiríamos á las asechanzas del demonio, que no
pudiéramos rechazarpor nuestra propia y sola virtud.
No es otro que Dios quien nos da esta fuerza de resis
tir, óimpide al demonio de tentarnos con tal vehemen
cia que nos haga sucumbirá la tentacion. Por esto Je
sucristo nos enseñó á rogar diciendo : Etne nos inducas
in tentationem, esto es, Dios nos libre de lastentaciones
1 Capite nobis vulpes parvulas quae demoliunturvineas. Cant. 2, 15.
100 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

á que no nos fuera posible resistir. Ahora pues, ¿de qué


modo nos dañan los pecados veniales? Nos dañan pri
vándonos de la luz, de la proteccion y de los auxilios
divinos; por manera que el alma, débil, árida y rodea
da de tinieblas, pierde toda aficion á las cosas divinas,
y se inclina á los afectos terrenales con gran peligro de
verse privada por ellos de la gracia de Dios. A mas de
esto, los pecados veniales hacen que Dios permita al
demonio que nos incite con tentaciones mas fuertes.
Justo es que Dios sea avaro para con el alma que es
avara para con Dios. Quien poco siembra, razon es que
poco coja *. El B. Enrique Suson, durante su vision de
laspeñas, vió á muchos que permanecian tranquila
mente en la primera de ellas, y como preguntase quié
nes eran aquellos, le respondió Jesus: Estos son lostibios
á quienes basta vivir sin pecado mortal, permaneciendo tran
quilos en este estado. Preguntó luego Enrique si los que
de tal modo vivian podrian salvarse, y el Señor le con
testó: Si mueren sin culpa grave se salvarán;pero estos vi
ven en mayor peligro de lo que creen, porque piensan que es
cosa fácil servir juntamente á Dios y á los sentidos, lo que
casi es imposible; y perseverar de este modo en gracia de
Dios es difícil en gran manera.
7. Del pecado perdonado no quieras estar sin miedo º,
nos dice el Espíritu Santo por boca del Eclesiastico;
pero ¿de qué sirve este temor cuandoya hemos sido
perdonados?Ciertamente, debemos temer, porque no
obstante el perdon de nuestra culpa, quédanos todavía
la obligacion de sufrirpor ella la pena temporal, y es
ta pena puede consistir en la privacion de los auxilios
divinos. Por esto los Santos no cesaban de llorar sus
pecados por leves que fuesen y aun cuando les hubie
sen sido perdonados, pues temian continuamente, que
1 Quiparce seminat, parce et metet. 2. Cor.9, 6.
2 Depropitiato peccato noli esse sine metu. Eccl. 5, 5.
CAPITULO V. 101
Dios , en justo castigo de ellos , les privase de las gra
cias necesarias para alcanzar la salvacion eterna. El fa
vorito que dió motivo de disgusto al príncipe , aun
cuando éste le haya perdonado, no vuelve á su primi
tiva gracia sino despues de haberse mostrado arrepen
tido de su falta y de haber manifestado vivos deseos de
repararla con mayores servicios. Lo mismo sucede con
Dios, cuando le hicimos alguna ofensa; pues si no la
lloramos de corazon y no procuramos borrarla por me
dio de buenas obras , con razon el Señor nos aparta su
mano y deja de comunicarse con nosotros con la fami
liaridad que antes acostumbraba. A medida que irémos
aumentando estos motivos de disgusto , el Señor apar
tará mas de nosotros su mano; de modo que hallándo
nos por una parle mas débiles é inclinados al mal , co
mo arriba dijimos, y por otra menos favorecidos por el
auxilio divino , fácilmente caerémos en culpas graves ,
siendo la eterna perdicion la consecuencia precisa de
nuestra negligencia.
8. Si los que acostumbran á cometer diariamente
pecados veniales , pretestando que les basta salvarse ,
están en peligro de perderse, con mucha mas razon
correrá igual peligro la Religiosa que descuida de sí
misma hasta el punto de cometer muchas culpas ligeras
deliberadamente y sin propósito de enmienda, sin ape
sadumbrarse por ellas, diciendo : Me basta salvarme. La
Religiosa , por lo mismo que ha sido llamada á la Reli
gion , ha sido tambien llamada para salvarse como san
ta. El que fué llamado para salvarse como santo , di
ce S. Gregorio, y no se hace tal, ni siquiera se salvará.
El Señor dijo cierto dia á la R. Angela de Foligno : Si
aquellos á quienes yo ilumino para que caminen por la senda
de la perfeccion , desentendiéndose de ello , emprendieren el
camino ordinario, serán abandonados á si mismos. No pue
de dudarse que toda Religiosa está llamada y aun obli-
TOH. I. D
102 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
gada á caminar por el camino de la perfeccion , á cuyo
fin Dios la ha favorecido con muchas luces y gracias es
peciales; por cuya razon , si se obstina en vivir habi-
tualmente en medio de su negligencia y de sus defectos,
sin pensar en enmendarse, será justamente privada de
los auxilios que le serian necesarios para cumplir con
los deberes de su estado ; de modo que, lejos de hacer
se santa, ni siquiera se salvará. S. Agustín dice, que
Dios acostumbra abandonar á las almas negligentes que
con deliberacion faltan á sus obligaciones , puesto que
conociéndolas las desprecian
9. Así es como debe entenderse lo que dijo el Señor
á S. Pedro : Si no te lavare , no tendrás parte conmigo s. Al
decir estas palabras , Jesucristo no quiso ciertamente
hablar de la ablucion material, sino de la espiritual de
los pecados veniales , de los cuales debe purgarse el al
ma llamada á la perfeccion , si no quiere verse en in
minente peligro de perdicion. Sta. Gertrudis vió al de
monio que recogía los copos de lana que ella desperdi
ciaba , como otros tantos defectos contra la pobreza.
Otro Religioso que , contra los preceptos de la Regla ,
dejaba caer las miajas de pan que quedaban sobre la
mesa , vió al tiempo de su muerte al demonio que pre
tendia hacerle desesperar mostrándole un saco lleno de
ellas. Bien sabe el enemigo de nuestra salvacion que
Dios exige á los Religiosos una cuenta mucho mas es
trecha que á los seglares. Y es muy del caso notar aquí
que muchas infracciones de la Regla que pudieran con
siderarse como á ligeros defectos en las inferiores , se
rán muy graves en las superioras si no las corrigen
poniéndoles el remedio posible, sobre todo cuando ta
les infracciones son muchas y de naturaleza capaz de
relajar la disciplina comun , como por ejemplo las que
1 Deus negligentes deserere consuevit.
S Si non Uvero te, non habebis partem m«cum. Joan. 15, 8.
CAPITULO V. iü5
se cometen especialmente contra el silencio , la pobre
za, el ayuno, en el locutorio, y otras semejantes. El
deber de las superioras no se reduce únicamente á cor
regir estos defectos cuando llegan á su conocimiento ,
sino que están tambien obligadas á averiguar continua
mente si se cometen, y en este caso deben aplicarles el
remedio conveniente.
10. Pero volvamos á nuestro propósito , y tratemos
de la obligacion que tiene la Religiosa de aspirar a la
perfeccion y de evitar aun los pecados veniales. En
tiempo de S. Ignacio habia en la Compañía de Jesus un
hermano coadyutor muy descuidado en lo tocante al
servicio divino. Llamóle un dia el Santo y le dijo: ¿Pa
ra qué entraste en la Religion , hermano ?—Y contestó
este: Para servir á Dios. — ¡Oh! ¡hermano mio, qué
dices! replicó el Santo, si hubieses dicho que viniste
para servir á un cardenal ó á un príncipe de la tierra ,
serias mas digno de escusa ; pero, ¿dices que has ve
nido para servir á Dios y así lo sirves?—El Religioso ó
la Religiosa que desea alcanzar la santidad , necesita
gracias particulares y abundantes; pero ¿como podrá
Dios mostrarse liberal para con la Religiosa que des
pues de haber entrado en el monasterio para servirle ,
lejos de honrarle le deshonra ? mientras con su vida
negligente y llena de imperfecciones parece da á en
tender que Dios no merece se le sirva con mayores cui
dados: y con su conducta imperfecta declara que no ha
lla ya en el servicio del Señor la felicidad que predican
los Santos , y que basta para contentar al alma piado
sa : declara en suma , que su Divina Majestad no es
digna de un amor tan grande que nos obligue á ante
poner su voluntad á nuestras propias inclinaciones.
\i. Verdad es, dice el P. Alvarez, que ni aun las
almas que se consagran al divino amor están exentas de
defectos ; mas estas al menos procuran enmendar su vi
104 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
da disminuyendo el número de aquellos; pero ¿como
podrá corregirlos ni evitar el peligro de caer en culpas
graves el alma que peca, aunque ligeramente , por ha
bitud y sin arrepentimiento ni propósito de enmienda?
El venerable P. Luis de la Puente decia : He cometido
muchas culpas, pero jamás he transigido con ellas.
¡ Ay de las Religiosas que cometen culpas y á pesar de
conocerlas viven con ellas pacificamente ! Aunque la
Religiosa errare, dice S. Rernardo, como al mismo
tiempo aborrezca sus faltas , puede conservarse la es
peranza de que algun dia se enmiende y emprenda otra
vez el buen camino ; pero desde el momento que er
rando deja en reposo al alma , y no detesta siquiera sus
defectos, irá siempre miserablemente de mal en peor.
Las moscas que mueren , malean la suavidad del perfume ' .
Estas moscas que mueren, dice el Cartusiano , son pre
cisamente las culpas que quedan en el alma, esto es, los
rencores habituales , las afecciones desordenadas , la
vanidad, la gula, la poca modestia en las miradas y
palabras , y otros muchos defectos en que incurrimos
sin detestarlos. Ahora bien, ¿de qué manera nos da
ñan estos defectos? Nos dañan haciéndonos perder la
suavidad del ungüento, esto es, el fervor en la comu
nion , en las oraciones y en las visitas al Santísimo Sa
cramento, de modo que el alma no halla ya uncion ni
consuelo alguno en estos ejercicios.
12. Estos defectos habituales, dice S. Agustin , son
como una especie de lepra que quita al alma toda su
belleza y le da un aspecto tan repugnante que la aparta
de los abrazos de su divino Esposo*. Por lo que, no ha
llando en aquellos ejercicios devotos pábulo ni confor
tacion alguna , fácilmente los descuidará y aun los
1 Muscse morientes perdunt suavilatem unguenti. Eccles. 10, 1.
2 Sunt velut scabies, et nostrum decus ita exterminant , viI á spon-
st amplexibus separent. Hom. SO, cap. 5.
CAPITULO V. 105
abandonará , y desatendiendo á los medios necesarios
para su salvacion eterna , quedará perdida sin recurso.
Y aun cuando siga practicando la comunion , las ora
ciones y las visitas al Santísimo Sacramento, poco ó
ningun fruto sacará de estas devociones. Se verificará
en ella lo que dijo el Espíritu Santo : Habeis sembrado
mucho y recogido poco.... y aquel que ganaba salarios los ha
ido poniendo en saco roto '. Lo mismo puede decirse de
la monja tibia é imperfecta : pone todos sus ejercicios
espirituales en un saco agujereado, de modo que no le
queda mérito alguno de ellos; y todavía peor, porque
haciéndolos de un modo tan defectuoso , se hace cada
vez mas digna de ser castigada y de que la prive Dios
de los abundantes auxilios que le tenia preparados por
si hubiese correspondido á sus divinas inspiraciones.
Al que tiene se le dará y tendrá mas; pero al que no tiene,
aun lo que tiene se le quitará 8. Esto es : El que por me
dio de su buena correspondencia conserva las gracias
y talentos que ha recibido de Dios , verá acrecenta
da su gracia y su gloria ; pero el que use mal de su ta
lento , dejándolo ocioso y sin procurar aumentarlo , se
lo quitará Dios y le privará de las gracias que le tenia
preparadas.

ORACION.

Heme aquí , Señor : yo soy una de aquellas almas in


felices que merecia ser abandonada por vos en el esta
do de tibieza en que vivo desde tantos años , privada de
vuestra luz y desamparada de vuestra gracia. Pero veo
la luz que os dignais enviarme y oigo vuestra voz que
1 Seminnstis multum , et intulistis parum.... et qu¡ mercedes con-
gregavil, misit cas in sacculum pertusum. Agg. 1, 6.
2 Omni habenti dabilur, et abundabit; ei autem qui non habet, el
quod Tidelur habere auferetur ab eo. Mallh. 25, 29.
106 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
de nuevo me llama y convida á amaros: estas son para
mí seguras señales de que todavía no me habeis aban
donado; por lo que desde ahora me propongo seros
agradecida. Pues quereis perdonarme si me arrepiento
de las ofensas que os he hecho; sí, Jesus mio, perdo
nadme, porque las aborrezco y detesto mas que al ma
yor de los males y quisiera haber muerto antes de ha
beros disgustado. Vos quereis que os ame y yo no de
seo mas que amaros. Os amo , ó sumo bien ; os amo ,
Dios mío, digno de infinito amor. Señor, acrecentad en
mí esta luz y el deseo que me habeis infundido de ser
enteramente vuestra. Vos sois omnipotente y por tanto
podeis cambiarme , haciendo que mi rebeldia contra
vuestra gracia se convierta en un amor infinito á vues
tra bondad. Tales son mis deseos; y tal espero que seré
ayudada de vuestra gracia. Ya que prometisteis oir á
los que os ruegan , concededme la gracia que ahora os
pido : haced que solo os ame á vos y sea del todo vues
tra. Jesus y esposo mio , por los méritos de vuestra
sangre haceos amar por una pobre pecadora á quien
tanto habeis amado y cuya ingratitud habeis tolerado
por muchos años con tanta paciencia. Espero pues fir
memente , confiada en vuestra misericordia , amaros
con todo mi corazon en esta vida , y despues en la otra
donde espero alabar eternamente las misericordias que.
me habeis dispensado. Cantaré las misericordias del Señor
por toda la eternidad '. ¡O Virgen María , mi madre! to
das estas gracias, esta luz, estos deseos y esta buena
voluntad que Dios me ha concedido, las reconozco co
mo obra de vuestra intercesion con que os habeis dig
nado favorecerme. Seguid, seguid, os suplico, interce
diendo por mí, y no dejeis de rogar hasta tanto que
sea , como deseais , toda de Jesucristo. Así lo deseo y
lo espero.
1 Misericordias Domini in aelernum cantabo. Ps. 88. 2.
CAPITULO VI. 107

CAPITULO VI.

SIGUE LA MISMA MATERIA.

Conviene especialmente que tiemble por su condena


ción eterna, la Religiosa que peca por apego á al
guna pasion. ¡Ah! ¡cuantas Religiosas, por no des
prenderse de ciertos afectos terrenales , dejan de al
canzar la santidad y ponen en gran peligro su salvacion
eterna ! El único fin que debe proponerse la Religiosa
en sus ejercicios devotos, en sus comuniones, oracio
nes, lecturas espirituales ú otros semejantes , ha de ser
el vencimiento de las pasiones, el desapego de los afec
tos terrenos , en una palabra, la remocion de todos los
obstáculos que pueden oponérsele en el camino de la
perfeccion. Con este objeto deberá pues rogar á Dios
en todas sus devociones pidiéndole le conceda el des
prendimiento de todo lo creado y una completa victoria
contra sus desordenados apetitos. Ante todo deberá de
dicarse á mortificar los sentidos, en particular los ojos,
la lengua y la boca : en seguida deberá hacer todo lo
posible por ahogar sus pasiones interiores , esto es , el
amor propio, el apego á las cosas terrenas, y otros
objetos deleitables. Será tambien necesario que procu
re contrariar su voluntad, y por último será muy conve
niente que haga todo esto con facilidad y alegría de
ánimo, en lo que no le faltará jamás algo que corregir
ó perfeccionar. Hay algunas almas que si bien procu
ran continuar sus oraciones y comuniones, no obstan
te solo buscan en ellas cierto alimento de devocion
ó cierta sensibilidad espiritual en cuya consecucion se
cifran todos sus deseos : de aquí es que permanecen con
tinuamente sujetas á la tierra por sus afectos ¿¡rofanos
108 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

que les impiden adelantar en el camino de perfeccion


y las ponen en un estado cada vez mas lamentable.
2. No es raro que muchas de estas almasvengan á
caer finalmente en desgracia de Dios. Bien se deja co
nocer que el artificio de que se vale el demonio para
perder á las almas espirituales no consiste en tentarlas
desde un principio á cometer pecados graves; se con
tenta la primera vez, como dice S. Francisco, con que
el alma se deje atar con un cabello ,porque si desde el
principio quisiese sujetarla con una cadena de esclava,
se horrorizaria y huiria de sus asechanzas; pero con
sintiendo la desgraciada en dejarse atar con un sutil ca
bello, fácilmente logrará su enemigo atarla luego con
un hilo, despues con una cuerda, hasta que, atándola
con una cadena del infierno, la haga finalmente escla
va suya. Pongamos un ejemplo: una Religiosa á conse
cuencia de cierta disension habida con otra de sus her
manas, conserva en el ánimo una ligera aversion contra
esta; ahí está el cabello: luego no la habla, no la salu
da ya; he aquí el hilo: despues empieza á hablar mal
de ella y á injuriarla; he aquí la cuerda: últimamente,
sobreviniendo otra nueva desavenencia, concibe un
aborrecimiento mortal contra su compañera; he aquí
la cadena que la hará esclava del demonio. Así tam
bien, otra Religiosa concibe inclinacion humana hácia
cierta personay empieza desde luego á fomentarla bajo
pretesto de reconocimiento;vienen despueslos mutuos
regalos; luego las palabras afectuosas; hasta que por
último, á un nuevo ataque de su pasion, queda la infe
liz atada con una cadena de muerte. En una palabra,
á semejanza del jugador que, despues de haberperdi
do muchas sumas pequeñas, diceporfin: Vaya el resto,
y acaba perdiendo cuanto posee; así el alma tibia, des
pues de haber esperimentado muchas ligeras pérdidas
espirituales, hallándose finalmente enferma y débil pa
CAPITULO VI. 109

ra resistir á la tentacion, dice : Vaya el resto, y pierde


álbios y á sí misma. ¡Oh! ¡qué imperio alcanza sobre
nosotros el demonio, cuando nos ve atados por alguna
pasion! Nuestro enemigo, dice S. Ambrosio, examina
con atencion cual es el deleite que mas nos halaga; nos
lo presenta delante, escita nuestra concupiscencia y
tiende de este modo sus redes para prendernos ".
5. Cuando llega á nuestra noticia que una alma de
dicada á la vida espiritual ha caido en el pecado, no de
bemos pensar, dice Casiano, que sucumbió á la pri
mera tentacion, sino mas bien debemos suponer que
empezó cometiendo ligeras culpas á consecuencia de
las cuales se precipitó en las masgraves. S. Juan Cri
sóstomo asegura haber conocido muchaspersonas ador
nadas al parecer de las mayores virtudes, y que sin
embargo por haber despreciado los pecados veniales se
precipitaron en un abismo de vicios. La venerable sor
Ana de la Encarnacion vió á una alma condenada, teni
da por ella y por otros muchos en opinion de Santa ,
por cuyo rostro circulaban una multitud de animalitos
que eran sus primeros defectos de que no habia hecho
caso alguno,y oyó que unos de ellos decian: Por nos
otros empezaste ; otros: Por nosotros continuaste; otros en
fin : Por nosotros te perdiste. Sobre este particular decia
la madre María Victoria Estrada que el demonio cuando
no puede alcanzar lo mucho se contenta con lo poco, y que una
vez ha obtenido lo poco llega por fin á alcanzar lo mucho.
Cuando la serpiente tentó á Eva, no empezó tentándola
desde luego á comer la manzana prohibida, sino á mi
rarla; en seguida pasó á razonar con ella sobre la ame
naza de muerte proferida por el Señor; á ponerla en
duda, y finalmente la hizo caer en el pecado. Sta. Te
resa dice que el demonio se contenta con que el alma
1 Tunc maxime insidiatur adversarius, quando videt nobispassio
nes aliquas generari; tunc fomites movel, laqueosparat.
TOMI, I. 7
110 LA VERDADERA ESPOSA DE J. U.

entreabra la puerta del corazon, porque luego él cui


dará de hacérsela abrir del todo. Lo mismo habia di
cho ya anteriormente S. Jerónimo: Nuestre enemigo,
escribe este santo padre, no nos asalta repentinamente ten
tándonos á cometer pecados graves, sino leves; pues solo quie
re introducirse de cualquier modo que sea en el alma y em
pezar á dominarla, para arrastrarla despues á mayores
pecados *. Nadie pasa repentinamente de la bondad á la per
versidad, dice tambien S. Bernardo; empiezan porligeros
defectos aquellos que despues caen en los masgrandespeca
dos *. Una pequeña chispa, si no se apaga desde el prin
cipio, es capaz de devorar bosques enteros: He aquí un
pequeño fuego cuán grande selva incendia °. Lo cual signi
fica que una pasion no refrenada perderá al alma.
4. Es muy oportuno y necesario notar aquí que
cuando una Religiosa cae en algun pecado mortal, su
caida la pone en gran peligro de verse abandonada de
Dios; pues su pecado no puede considerarse igual al de
los seglares que pecan entre las tinieblas del mundo,
sino que debe mirarse como á pecado de malicia por
que lo ha cometido en medio de las luces recibidas en
tantos sermones, comuniones y meditaciones; á vista
de los buenos ejemplos de sus hermanas y con haber
oido tantos avisos de sus padres espirituales y de sus su
perioras: por lo tanto, mal podrá alegar ignorancia ó
debilidad habiendo recibido tantas luces y tenido tantos
medios oportunos para hacerse fuerte si así lo hubiese
querido. Segun enseña Sto. Tomás, el pecado de mali
cia es precisamente aquel que se comete con perfecto

1 Diabolus non pugnat cito contra aliquem pergrandia vitia, sed


per parva, ut possit quomodocumque intrare et dominare lnomini,
ut postea in majora vitia eum impellat. Ep. 40.
2 Nemo repente fit turpissimus: à minimis incipiunt quiin ma
xima proruunt. Tract. de ord, vitae.
5 Ecce quantusignis quam magnam silvam incendit. Jac. 11,5.
CAPITULO VI. 411

conocimiento de su fealdad; por esto decimos que un


pecado semejante trae consigo funestas consecuencias,
porque cuanto mas abundantes sean las luces recibidas
por el alma que lo comete, tanto mas profunda será
su obcecacion. A mas de esto, dice el angélico Doctor
que el pecado adquiere tanto mayor peso cuanto mayor
es la ingratitud del que lo comete. Ahora bien; ¿qué
gracias y favores no ha dispensado Dios á la Religiosa?
El la ha separado de los peligros del mundo y le ha da
do un lugar en su santa casa, pues que todos los con
ventos deben considerarse como á casas de Dios; la ha
sacado de la multitud de sus siervasy la ha colocado en
el número de sus esposas; con cuyo objeto, esto es, para
ayudarla á alcanzar la santidad, la ha enriquecido con
tantas luces y auxiliosinterioresy esteriores: se le ha
dado repetidas veces en la sagrada comunion; le ha ha
blado familiarmente y á menudo en las meditaciones,
visitas y lecturas espirituales; la ha levantado en fin de
lo mas profundo del valle y la ha colocado en la cumbre
del monte. ¡Y ella sin embargo le ha vuelto las espal
das y ha querido hacérsele enemiga ! ¡ Desgraciada ! su
caida no será una simple caida sino una verdadera rui
ma. El que cae en el llano con dificultad se hace gran
daño, pero el que cae de un monte, mas bien que no
que cae, decimos que se precipita. El golpe es tanto
mayor cuanto mas alto es el punto de la caida, dice san
Ambrosio 4. Y lo mismo nos significa Dios por medio
de Ezequiel diciendo: Te puse en el monte santo de Dios,
y pecaste; yte arrojé del monte de Dios yte destruíº. Ingra
ta, le dirá Dios á la Religiosa, te puse en mi monte san
to y te precipitaste de él en el pecado ; permanecerás
en tu estado de perdicion, pues á causa de tu ingrati
1 Ruina quae de alto est, graviori casu colligitur.
2. Posuite in monte sancto Dei, et peccasti; cl ejecite de monte
sancto Dei, el perdidite, Ezech. xxvIII. 14. el seq.
1192 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

tud apartaré de tí mi semblante. A este propósito decia


la gran sierva de Dios sor María Strozzi: Dios quiere que
los Religiosos sean el espejo de todo el mundo; ypues les llamó
el Señor á un estado de perfeccion especial, deshonran su san
to nombre cuando llevan una vida imperfecta. El pecado de la
Religiosa, añade, llena de horror al paraiso y obliga á Dios
á volverle las espaldas, porque este divino Señor repudia
á las esposas infieles que faltan á las promesas que hicieron
en su profesion, y las abandona á sus desordenadaspasiones.
¡Ah! ¡cuan difícil es la conversion del alma que despues
de haber gustado de Dios ha venido por fin á despre
ciarle !
5. Volvamos al asunto de que íbamos tratando. Es
necesario pues, que la Religiosa tema muchísimo que
no la ate el demonio con alguna pasion ó con algun
pecado por pequeño que sea; tema, digo, que el me
nor apego no sea causa de su perdicion. El que va en
busca de cosas perdidas, perdido será, decia Sta. Teresa,
y con mucha razon, porque á pesar de no haber co
metido jamás culpa alguna mortal, sin embargo hízole
Dios ver el lugar que le tenia preparado en el infierno
si no se hubiese desprendido de cierto afecto, aunque
no impuro, queprofesaba á uno de susparientes. Cuan
do el pájaro se halla con entera libertad, al momento
vuela; pero si se le ata con un hilo, por delgado que
sea, se arrastra y se arrastrará siempre como vil sapo
por el lodo inmundo. Del mismo modo, cuando la Re
ligiosa está libre de todo apego á la tierra, vuela y vo.
lará siempre á Dios; pero si por desgracia se halla ata
da por algun afecto mundano, permanecerá siempre en
el suelo é irá continuamente de mal en peor hasta per
derse enteramente. Conviene pues persuadirse de que
para salvarse la Religiosa, es necesario que evite las
culpas aun las mas ligeras, en particular cuando son
muchas y habituales; porque de otro modo, á Semejanza
CAPÍTULO VI. 113

de los pequeños pero numerosos arroyos, formarán un


rio que la ahogará en su corriente. Los defectos conti
nuados de que no hace cuenta, la harán caer poco á
poco en aquel estado de tibieza de que habló Dios al
obispo de Sardis diciendo por boca de S. Juan : Sé tus
obras: que ni eres frio, ni caliente ". Este es el estado de
la Religiosa tibia; porque si bien no se atreve á volver
enteramente las espaldas al Señor, sin embargo no ha
ce caso de las culpas ligeras, comete diariamente mu
chas de ellas, como son las impaciencias, las menti
ras, las murmuraciones, la gula, las imprecaciones,
el odio pegado al corazon, el amor á los objetos terre
nos, al locutorio, á la curiosidad, á la propia voluntad
y al amor propio. Ojalá fueras frio! añade el Señor, mas
porque eres tibio, que ni eres frio, ni caliente, te comenza
réávomitar de mi boca *; como si dijese: Mejor seria para
tíverte del todo privado de mi gracia, pues así habria,
mas esperanza de que te enmendases; mas perseveran
do en tu tibieza, correrás mayor peligro de condenar
te, porque de ella fácilmente vendrás á caer en algun
pecado mortal,y entonces con dificultad podrás levan
tarte de tu caida.
6. San Gregorio hablando del pecador no converti
do aun, dice que todavía conserva alguna esperanza de
que se salvará; al paso que desconfia enteramente del
alma tibia que no teme su tibieza °. La razon la funda
en las ya citadas palabras del Señor al obispo de Sar
dis: Mas porque eres tibio, te comenzaré á vomitar de mi
boca. Cuando una bebida es fria ó caliente, con facili
dad se traga, pero no cuando es tibia, porque entonces
1 Scio operatua; quia neque frigidus es neque calidus. Apocalip.
1II, 15.
2 Utinam frigidus esses!sed quia tepidus es, neque frigidus es, ne
que calidus, incipiamte evomere exore meo. Apoc. loc.cit.
3 Tepor quià fervore defecitin desperatione est.
114 LA VERDADERA ESPOSA DE 1. t.
escita el vómito. De un modo semejante , el alma libia
corre peligro de que la vomite Dios , esto es , que la
abandone privándola de su gracia. Esta es la verdadera
esplicacion de las palabras le comenzaré á vomitar; por
que naturalmente nos repugna volver á tomar lo que
hemos provocado. Pero ¿como, pregunto, debe enten
derse que Dios comienza á vomitar al alma? Dejando
de comunicarle aquellas luces de fe viva, los santos de
seos, consuelos espirituales y piadosos impulsos que
antes acostumbraba, en cuya consecuencia empezará el
alma á descuidar la oracion , las comuniones , visitas y
demás prácticas devotas, ó las hará con gran tedio, dis
traccion y mala voluntad; en una palabra, lo hará todo
á pura fuerza, con disipacion, inquietud y sin devocion.
Asi será como el Señor la empiece á vomitar ; de modo
que no hallando la infeliz alivio alguno en sus ejerci
cios devotos y sí solo pesar y disgusto , los abandonará
por último y acabará por dejarse arrastrar á pecados
graves. La tibieza es, en suma, una fiebre tísica que si
bien apenas se siente, conduce sin remedio á la muer
te. El alma que cayó en la tibieza no piensa en corre
girse de sus culpas que la vuelven poco á poco insen
sible á los remordimientos de conciencia , hasta que
por fin viene un dia en que se halla perdida sin haber
lo siquiera reparado.
7. Luego, dirá la pobre Religiosa que se halla en
un estado de tibieza semejante, ¿no hay para mi es
peranza alguna de salvacion , toda vez que , segun de
cis, me es casi imposible salir de mis miserias? Pero
oid lo que por mí responde Jesucristo : Lo que es impo
sible para los hombres es posible para Dios '. El que ruega
y practica los medios necesarios, todo lo alcanza. Vea
mos ahora cuales sean estos medios. Si las culpas son
1 Qikc ¡mpossibilia sudI apud homines, possibilia sunt apud Deuui.
Luc. xviil. 27.
CAPÍTULO VI, II5
indeliberadas y de mera fragilidad, no nos causarán
mucho daño, como dijimos mas arriba, siempre que
las detestemos con humildad ; y aquí se hace preciso
advertir que acerca de los defectos que se cometen hay
dos clases de humildad : una santa que proviene de
Dios y otra maligna que es obra del demonio. La pri
mera es aquella por cuyo medio el alma viene en conoci
miento de sus defectos, y anonadada y confundida, los
detesta, y se duele de ellos profundamente, pero con
tranquilidad de ánimo; de modo que al contemplar
sus miserias no se desanima niperturba, sino que, po
niendo su confianza en Dios, procura redoblar su fer
vor para compensar las faltas con mayores obsequiosy
obras piadosas. Por el contrario, la humildad maligna
es la que irrita al alma, y llenándola de inquietud y
desconfianza, la debilita y hace cuasi inhábil para las
buenas obras. He aquí como se esplica Sta. Teresa ha
blando de estas dos clases de humildad: La humildad
verdadera, aunque el alma se conoce ruin, no viene con al
boroto ni desasosiega el alma, antes bien la consuela. Duélele
lo que ofendió áDios, y por otra parte la ensancha yla mueve
á esperar en su misericordia: tiene luz para confundirse á
sí, y alaba á su Majestad porque tanto la sufrió. En esta otra
humildad que pone el demonio, no hay luz para ningun bien,
todo parece lo pone Dios á fuego y á sangre. Es una invencion
del demonio de las mas sutiles que yo he entendido del (Vida,
cap. 50.)
8. Hablando de esta especie de culpas, inevitables
á la debilidad humana, dice muy bien S. Bernardo que
tan culpable es la negligencia como el temor inmode
rado *. Por tanto , debemos detestar semejantes culpas
sin decaer de ánimo;pues que el Señor las perdona fá
cilmente, cuando de veras las aborrecemos. Siete veces
1 . In hujusmodi quasi inevitabilibus (culpis) el negligentia culpabi
lis est et timor immoderatus. Serm. 1 , in caena Dom.
||6 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

caerá el justo, y se levantará ". El que cae por debilidad,


fácilmente se repara de su caida; caerá y se levantará.
San Francisco de Sales dice, que los defectos cotidia
nos que se cometen sin deliberacion , se borran tam
bien indeliberadamente;y lo mismo habia escrito antes
Sto. Tomás diciendo, que esta clase de culpas se bor
ran implícitamente cuando nos dirigimos á Dios con
fervor º; esto es, por medio de actos de amor, de re
signacion, de ofrenda y otros semejantes que suelen
practicar las almas piadosas.Y añade el santo Doctor
en el lugar citado, que los pecados leves de que estamos
hablando, se borran tambien por medio de los sacra
mentales, como la recitacion del Pater noster, del Con
fiteor, los golpes de pecho, la bendicion episcopal, el
agua bendita, la oracion hecha en iglesia consagrada;
y sobre todo por los santos sacramentos, particular
mente el de la santa Comunion , sobre la cual escribe
S. Bernardino de Sena lo siguiente: Puede suceder que
el alma reciba con tanta devocion este sacramento, que quede
limpia de todos los pecados veniales *.
9. Esto es lo que hay que decir con respecto á los
pecados indeliberados. Mas si por desgracia caemos ra
ra vez en algun pecado venial deliberado , no debemos
tampoco desalentarnos ni perturbarnos; sino procurar
la reparacion de nuestra falta con el arrepentimiento
y firme propósito de no mas pecar: y si de nuevo vol
viésemos á caer, renovemos entonces nuestro arrepen
timiento y propósito poniendo nuestra confianza en
Dios, el cual, si continuamos en tan buena disposicion,
nos librará por último de estas caidas voluntarias. De

1 Septies cadet justus et resurget. Prov. xxiv, 16.


2 Cum aliquis ferventer moveturin Deum.(5. p. q. 87, a. 5.)
5 Contingere potest quod tanta devotione mens per sunptionem
sacramenti absorbeatur, quod ab omnibus venialibus expurgetur.
Serm. 4, aert. 5, cap.2.
CAPITULO VI, 117
cia S. Felipe Neri que nadie se hace santo en un solo
dia. El que no abandona el caminoque emprendió para
llegará la perfeccion, no desconfie, porque con el tiem
po la alcanzará. De vez en cuando permite Dios que co
metamos semejantes culpas para darnos á conocer nues
tra debilidad y los crímenes á que nos veríamos arras
trados si apartase de nosotros su mano. Tales culpas
pues, aunque deliberadas, si las cometemos raras ve
ces, no ocasionan grave daño, ó á lo menos no acarrean
por sí solas nuestra perdicion. Aquellas culpas empero
quese cometen con deliberacion y habitud ,particular
mente cuando se cometen por, apego hijo de alguna pa
sion, sin pensar en corregirlas ni detestarlas; aun
cuando fueren veniales pueden ocasionar nuestra ruina,
porque suponen al alma sumergida en aquel estado de
tibieza, de que, como dijimos ya, le será muy difícil
levantarse.Sin embargo, veamos cuales son los medios
que para volver albuen camino deberá adoptar la Reli
giosa que por desgracia se halláre en tan infeliz estado.
10. Es necesario, 1.º, que tenga un verdadero de
seo de librarse de él; y si ni tan siquiera tuviese este
deseo, á lo menos ruegue á Dios que se lo conceda,
confiando en su promesa : Pedid, y recibireis *. 2.º Con
viene tambien que procure conocer sus defectos, par
ticularmente su vicio predominante; por ejemplo, si
se estima á sí misma, si desea lucir, si habla á menudo
con tono de autoridad óse alaba ásí propia,si se desa
zona por último al recibir alguna humillacion, conoce
rá que domina en ella la soberbia. Dominará el amor
propio, si la aflige la mas ligera enfermedad, si la in
quieta el menor contratiempo, si procura regalarse en
la comida, no pudiendo sufrir otros manjares que los
de su gusto. Dominará la cólera, si se altera á la menor

1 Petite et accipietis. Joan. xv1. 24, A

TOMI, I. 7
118 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

contrariedad y se queja y murmura por ella. Dominará


finalmente la pereza, si por la menor causa se abstiene
de la oracion, de la comunion, de asistir al coro, ó co
sas semejantes.
11. 5.º Una vez haya conocido su vicio predo
minante , deberá hacer firme resolucion de librarse
de él y destruirlo á toda costa : Las pasarás á cuchillo
sin dejar uno solo *. Sta. Teresa decia : El Señor solo
exige de nosotros una firme resolucion, porque despues él
se encargará de hacer el resto. En otro lugar dice la
misma Santa, que el demonio teme á las almas resuel
tas; pero no tenme á las que á pesar de sus buenos de
seos se mantienen irresolutas: y dice además en otro
lugar, que el Señor presta su auxilio átoda alma, por
mala que sea, que con ánimo resuelto se consagra en
teramente á su amor. He aquí las resoluciones que to
da Religiosa debe formar en la oracion. A este propósi
to decia la misma Santa: Mas quiero la oracion corta que
produce grandes efectos, que la de muchos años en la cual el
alma nunca acaba de resolverse. Y en realidad,¿de qué
nos aprovechará la oracion en que nos contentamos con
espresar únicamente algunos afectos piadosos y hacer
superficialmente ciertas súplicas generales, si por otra
parte no nos resolvemos á estirpar los defectos que co
nocemos nos impiden llegar al estado perfecto?
12. 4.º Una de las resoluciones mas necesarias es
la de quitar las ocasiones á nuestras faltas. El demonio
se burla de todos nuestrospropósitosy promesasmien
tras no huimos las ocasiones de pecar. Habiéndose pre
guntado cierta vez á un demonio cuál de los sermones
era el que mas le disgustaba, contestó: El que trata de
las malas ocasiones. Considere pues la Religiosa cual es
la ocasion que sirve de incentivo á sus defectos: si la

1 Percuties eas usque ad internecionem. Deut. vii. 2.


CAPITULO VI. 119)

familiaridad con alguna persona de dentro ó fuera del


umonasterio, si la permanencia en tal ó cual lugar, si
el mantener alguna correspondencia por escrito ó en
viando regalos, etc. Dice Sta. Teresa, que si el alma
no se aleja de las diversiones del mundo, mengua
rá bien pronto en el camino del Señor; y al contrario,
una vez apartadas las malas ocasiones, luego se resol
veráá dedicarse á amar á Dios. Y da la Santa un esce
lente consejo diciendo que las Religiosas no deben co
municar sus tentaciones sino á las almas amantes de la
perfeccion,porque si las comunican á las almas imper
fectas, las dañarán yse dañarán á sí mismas.
15. 5.º Debe la Religiosa poner un especial cuidado
en practicar actos de virtud contrarios á aquellas incli
naciones que mas la molesten y hagan incurrir en el
pecado. Por ejemplo, si se siente inclinada á la soberbia,
procure humillarse con todo el mundo y sufrir con re
signacion las humillaciones que recibe: si tiene incli
nacion á la gula, procure abstenerse en lo posible de sa
tisfacerla;y así de los demás vicios. Para esto, servirá
tambien de mucho lo que nos aconseja Casiano, y con
siste en figurarnos durante la oracion, las ocasiones que
pueden sobrevenirnos, como recibir algun agravio ó ul
traje, y hacer entonces propósito de humillarnos y so
meternos con resignacion á la voluntad divina. Estas
preparaciones(que sin embargo deben omitirse en ma
teria de incontinencia) son de inmensa utilidad para
preparar el alma á sobrellevar toda especie de contra
tiempos imprevistos. Con su auxilio los santos se halla
ron prontos á sufrir con paciencia y tranquilidad de
espíritu las burlas, injurias, golpes éinjusticias que se
les prodigaron.
14. 6.ºSerá tambien muy provechoso hacer un par
ticular exámen sobre aquel vicio á que tengamos mas
propension, é imponernos alguna penitencia cada vez
120) LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

que caigamos en él. Además será necesarío que no de


jemos de combatirlo hasta tanto que lo hayamos vencido;
á este fin digamos con David : Perseguiré á mis ene
migos y los abatiré, y no dejaré de combatirlos hasta tan
to que les vea derrotados 1. Por lo demás, cualquier
progreso que hayais hecho en la virtud os engañais, di
ce S. Bernardo, si creeis que viviendo en este cuerpo
mortal, han muerto vuestros vicios; porque quedarán
deprimidos por algun tiempo, pero despues retoñarán
al menor descuido º. Por esto dice Casiano que nos es
necesario emplear la mayor vigilancia para impedir que
el pecado vuelva á arraigarse en nuestros corazones;
pues de otro modo,porpoco que mitiguemos el rigor,
volverá á dominarnos cada vez con mayor imperio.
15. Sobre todo, para corregir nuestros defectos se
rá preciso que desconfiemos enteramente de nuestras
fuerzas ypongamos en Dios toda nuestra confianza, di
ciendo con el Profeta: Porque no esperaré en mi arco; y
mi espada no me salvaráº. Si confiamos en nuestros me
dios y propósitos, nos perderémos sin duda alguna; por
tanto es necesario que roguemos continuamente para
alcanzar los auxilios divinos, clamando sin cesar: ¡Se
ñor, tened misericordia de mí! ¡Dios mio, asistidme!
Dios ha prometido dar al que pide y hacerse encontrar
por el que le busca: Pedid, y se os dará; buscad, y halla
reis *. Pero, repito, espreciso rogar siempre y no dejar
nunca de rogar *. Desde el momento que dejemos de
rogar seremos vencidos: al contrario, si perseveramos
1 Persequarinimicos meos, et comprehendam illos; el non con
vertar donec deficiant. Psalm. xv11, 58.
2. Quantumlibet in hoc corpore manens profeceris, erras, si vitia
putas mortua et non supressa. Serm.58, in Cant.
5 Non enim in arcu meo sperabo, el gladius meus non salvabilme.
Psalm. xLIII. 7.
4. Petite et accipielis; quaerite et invenietis. Luc. x1, 9.
5 Oportet semper orare et non delicere, Luc. xvin, 1.
CAPITULO VH. 121
rogando con vivos deseos de alcanzar la gracia, aun
cuando no nos pareciere haber quedado vencedores no
obstante será nuestra la victoria.

ORACION.

Jesus mio ! no mireis las ingratitudes con que he cor


respondido a vuestros beneficios; pero atended á vues
tros méritos y á las penas que por mí padecisteis desde
el pesebre hasta el Calvario. Arrepiéutome de todo co
razon de cuantos disgustos os he causado. Desde hoy en
adelante os consagro mi vida y me propongo hacer cuan
to pueda por amaros y serviros. Os amo, Redentor mio,
pero os amo poco ; dignaos por vuestra piedad acrecen-
lar en mí vuestro amor. Oídme y hacedme la gracia de
que pueda seguir dirigiéndoos siempre la misma súpli
ca. ¡O amor de mi alma! ¡qué dicha seria para mí la
de arder continuamente en vuestro amor! Mucho os he
ofendido, Dios mio : en lo sucesivo quiero amaros tam
bien mucho, porque solo vos sois digno de ser amado
sobre todas las cosas. Quiero amaros porque solo vos me
receis todo mi amor. O María, mi madre y mi esperan
za , dignaos secundar mi voluntad con vuestros auxi
lios !

CAPITULO VII.

DE LA MORTIFICACION INTERIOR Ó ABNEGACION DEL


AMOR PROPIO.

Dos especies hay de amor propio; uno bueno y otro


vicioso. El primero es aquel por cuyo medio alcan
zamos la vida eterna para que Dios nos ha creado ; el
s>egundo es aquel con que nos procuramos los bienes de
122 LA veRDADERA ESPosA DE J. C.
la tierra con perjuicio del alma y disgusto de Dios.San
Agustin ha dicho, que la ciudad celeste se forma del
amor de Dios llevado hasta el desprecio de nosotros
mismos, y que la ciudad terrestre la forma el amor pro
pio llevado hasta el desprecio de Dios *. Por esto dijo
Jesucristo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á si
mismo *. La perfeccion del alma consiste en aquellas pa
labras: niéguese á sí mismo. La Religiosa pues que no se
desprenda de sí misma no podrá seguir á Jesucristo.
La aumentacion de la caridad, dice S. Agustin, consiste en
la disminucion de los apetitos, mas la perfeccion consiste en
no tener apetito alguno 3. Es decir, que cuanto menos de
seamos satisfacer nuestras pasiones, mas amamos á
Dios; y si no deseamos mas que á Dios, le amamos en
tonces perfectamente. Pero nos es imposible, segun el
estado presente de la naturaleza corrompida por el pe
cado, estar del todo exentos de los ataques del amor
propio. Solo Jesucristo entre los hombres y María nues
tra Señora entre las mujeres, estuvieron libres de esta
flaqueza; todos los demás santos tuvieron que combatir
sus pasiones desordenadas. La Religiosa pues debe po
ner todo su cuidado en contener los ímpetus del amor
propio: este es el objeto de la mortificacion interior,
que, segun dice tambien S. Agustin, consiste en refre
nar los impulsos del ánimo 4.
2. ¡Infeliz del alma que se deja gobernar por sus
propias inclinaciones! El enemigo mas temible es el
enemigo doméstico *, escribe S. Bernardo. El demonio
1 Coelestem (civitatem) aedificat amor Del usque ad contemptum
sui; terrestrem aedificat amorsuiusque ad contemptum Dei. Lib. 14.
de Civ. c. 28.
2. Quivult venirepostme, abneget semetipsum. Matth. xv1, 24.
5 Augmentum charitatis, diminutio cupiditatis; perfectio, nulla
cupiditas. Lib.84. qu.56.
4 Regere motus animi.
5 Magis nocet domesticus hostis. De anim. cap. 15.
capitulo vir. 125
y el mundo son enemigos nuestros ; pero el peor de to
dos es nuestro amor propio. Sta. Magdalena de Pazzis
decia , hablando de esta pasion : El amor propio hace con
el alma lo que el gusano con la planta, cuyas raices va royen
do hasta quitarle los frutos y la vida. ( Vida, parte 3.a no
ta 1.a) Y dice en otro lugar: El mayor de los traidores es
el amor propio , el cual , á semejanza de Judas , nos besa y
nos vende á un mismo tiempo. El que lo llega á vencer , lo
vence todo : el que no pueda malario de un solo golpe , procure
envenenarlo. Será pues necesario rogar continuamente á
Dios , diciendo con Salomon : No me entregues á un alma
sin vergüenza y desconcertada '. Dios mío, no me abando
neis á la merced de mis locas pasiones, que oscurecerían
mi entendimiento y alejarían de mi corazon vuestro
santo temor.
3. Nuestra vida está destinada á ser un combale
continuo: Milicia es la vida del hombre sobre la tierra *.
Ahora pues , el que se halla al frente de los enemigos
jamás debe soltar las armas de la mano, porque si algun
dia abandona el estado de defensa , será vencido. Ade
más es necesario advertir que por muchas victorias que
el alma alcance contra sus pasiones, no por esto debe ce
sar un momento de combatirlas; porque las pasiones hu
manas, aun cuando las venzamos muchas veces, no mue
ren jamás. Creedme, decia S. Bernardo hablando de ellas,
si las cortamos , retoñan, y vuelven si las ahuyentamos . Es
como si dijese: nuestras pasiones son unas plantas mal
vadas, que por mas que las corlemos retoñan otra vez,
y aunque logremos ahuyentarlas no tardan en acosar
nos de nuevo; así pues, nuestros combates hacen tan
solo que los ataques sean menos frecuentes y menos
1 Animse irreverenti el infrunilse ne Iradas me. Eccli. xxm , 6.
2 Militia cst vita hominis super terram. Job vil , 1.
5 Credile mihi, et pulala repullulant, el eflugata redeuut. In Cant.,
Scrm. 58.
194 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

violentos, de manera que podamos sujetarlas con mas


facilidad. Cierto monge fuéá encontrar al abad Teodoro,
quejándose de que despues de ocho años de lucha con
sus pasiones, no habia podido aun estinguirlas del todo;
mas contestóle Teodoro: Hermano mio, vos os quejais de
este combate de ocho años, y yo que he pasado sesenta en esta
vida solitaria, ni un solo dia me he visto libre de los asaltos de
alguna pasion. Continuarán nuestras pasiones molestán
donos; pero, segun dice S. Gregorio, una cosa esver
á estas bestias feroces á nuestro alrededor y oirlas ru
gir, y otra tenerlas dentro de nosotros mismos y sufrir
que nos devoren 4.
4. Nuestro corazon viene á ser como un huerto don
de de continuo nacen yerbas silvestres y nocivas; por lo
tanto es preciso tener siempre en la mano la hoz de la
santa mortificacion para cortarlas y arrojarlas léjos de
sí, pues de otro modo el alma se convertirá en un soto
lleno de maleza. Véncete á tí mismo º; esto es, refrena el
amorpropio, quebranta tu voluntad.S. Ignacio de Lo.
yola repetia sin cesar estas palabras, que formaban ordi
nariamente el objeto de las pláticas familiares que diri
gía á sus Religiosos: y decia tambien, que de las perso
nas dedicadas esclusivamente á la oracion , pocas se
hacen santas, porquepocas son las que procuran vencer
se á sí mismas. De cien personas dadas á la oracion (es
tas son suspropiaspalabras) mas de noventa obran por
voluntad propia. Así es que el Santo hacia mas caso de
un acto de mortificacion de la propia voluntad, que de
muchas horas de oracion llenas de consuelos espiritua
les. ¿De quésirve, escribe Gilberto, tener las puertas
cerradas, si el enemigo, esto es, el hambre, está dentro

1 Aliud est has bestias aspicere, aliud intra cordis caveam tene
re. Mor. lib. 6, cap. 16.
2 Vince te ipsum.
CAPITULO VII. 125

y lo llena todo de luto y amargura * ? Con lo cual quie


resignificar:¿De qué sirve mortificar los sentidos y ha
cer otras devociones esteriores, si por otra parte alber
gamos en nuestro corazon el amor á la voluntad propia,
el apego á la propia estimacion, la ambicion, el rencor,
ú otros enemigos semejantes que nos arruinan interior
mente ?
5. San Francisco de Borja decia que la oracion in
troduce en nuestro corazon el divino amor; pero la
mortificacion prepara el lugar al amor, apartando la tier
ra que le impide la entrada. El que va por agua á la
fuente, debe sacar primeramente la tierra del cántaro,
de otro modo en vez de agua traerá fango. El P. Balta
sar Alvarez escribió á este propósito una gran senten
cia, diciendo: La oracion sin mortificacion, óes una ilusion,
ó dura poco. S. Ignacio de Loyola decia, que el alma mor
tificada se une mas á Dios en un cuarto de hora de ora
cion que otra no mortificada en muchas horas. De aquí
es que cuando este Santo oia alabará alguna persona
porque hacia mucha oracion, decia: Es señal de que se
rá persona de mucha mortificacion.
6. Hay algunas Religiosas que practican muchas de
vociones, como son la comunion , el ayuno y otras pe
nitencias corporales; pero al mismo tiempo no cuidan
de reprimir algunasligeras pasiones, tales como el enojo,
la aversion, la curiosidad y otras afeccionespeligrosas;
ni saben refrenarse lo bastante para sufrir alguna con
trariedad, para apartarse de ciertaspersonas ó para su
jetar su voluntad á la obediencia y á la voluntad divina.
Pero estas Religiosas,¿qué progresos harán en laperfec
cion? Permanecerán siempre en el mismo estado, con sus
mismos defectos y fuera de la verdadera senda. Corren,

1 Quid proficit clausos esse aditus, si intus hostis fapmes cuncta con
tristat? Serm. 26, in Cant.
1926 LA VIERDADERA ESPOSA DE J. C.

si, pero corren fuera de camino, dice S. Agustin 4. Cor


rerán bien , ó por mejor decir, se lisonjearán de correr
bien continuando en practicar sus ejercicios devotos;
pero se hallarán siempre fuera del camino de la perfec
cion, la cual consiste en vencernos á nosotros misinos.
Cuanto mas te violentares masgrande serátuprovecho,
escribe Tomás de Kempis *. Yo no pretendo reprobar
aquí las oraciones vocales, ni las penitencias, ni los de
más ejercicios espirituales; solo digo que debemos diri
girlos al intento de alcanzar por su medio la victoria
contra nuestras pasiones, ya que todas lasprácticas de
votas no son mas que otros tantos medios de practicar
la virtud; de modo que en la comunion, en las medita
ciones, en las visitas al Sacramento y otros actos seme
jantes, debemos siempre rogar al Señor que nos dé
fuerza para ser humildes, mortificados, obedientes y re
signados á su santa voluntad. Es un defecto en todo
cristiano el obrar con el solo objeto de procurarse la
propia satisfaccion , pero lo es mucho mayor para la
Religiosa que profesa particularmente la perfeccion y
la mortificacion. Dios, dice Lactancio , nos llama á la
vida eterna por medio de la mortificacion, mientras
que el demonio, por el contrario, nos llama á la eterna
condenacion por medio de nuestras propias satisfac
ciones *.
7. Aun las cosas santas debemos emprenderlas con
ánimo desapegado, de modo que no teniendo buen
éxito nuestras empresas ó vedándonoslas la obediencia,
podamos abandonarlas de buen grado y sin impacien
cia. Toda aficion á nosotros mismos nosimpide la union
perfecta con Dios. Por tanto, debemos tomará pecho y
1 Bene currunt, sed extra viam.
2 Tantum proficies, quantum tibi vim intuleris.
5 Deus vocat ad vitam per laborem, daemon ad mortem per deli
cias. Lib. 6, de Prov., cap. 18.
CAPITULO VII. 127
con voluntad firme la resolucion de contrariar nuestras
pasiones y de no permitir que nos arrastren consigo.
Tanto la mortificacion interior como la esterior, son
necesarias para la perfeccion; pero con la diferencia de
que la esterior debemos ejercitarla con discrecion y la
interior con mucho fervor y ningun miramiento. Y si
no,¿de qué servirá la mortificacion del cuerpo si no
mortificamos las pasiones interiores?¿De qué aprove
cha, dice S. Jerónimo, el estenuarnos con ayunos sipor
otra parte estamos llenos de soberbia y no podemos su
frir una palabra dura ó la denegacion de una demanda?
¿De qué sirve abstenernos del vino si nos embriagamos
de cólera contra el que contraría nuestros sentimien
tos ? Justamente compadece S. Bernardo el fatal esta
do de aquellos Religiosos que, mientras van humildemen
te vestidospor fuera, alimentan suspasiones pordentro.
Estos, decia, no se despojan de sus vicios, sino que
solo se cubren con aquellas señales esteriores de peni
tencia.
8. Por el contrario, procurando mortificar nuestro
amor propio, podemos hacernos santos en breve tiempo
y sin peligro de perder la salud ó de ensoberbecernos,
porque solo Dios es testigo de los actosinteriores. Al su
focar en su nacimiento los deseos y las aficiones profa
nas, las rencillas, la curiosidad, las chanzas, etc.,¡qué
bella miés recogemos de méritos y virtudes! Cuando se
os contradice en algo, ceded gustosa, siempre que por
ello no sufra menoscabo la gloria de Dios,y ofreced en
sacrificio á Jesucristo aquel acto de mortificacion de
vuestro amor propio.Sirecibís alguna carta, refrenad el
deseo de abrirla y no la abrais hasta pasado cierto tiem
po. Si leyendo algun libro deseais llegar al término de
algun hecho curioso, dejad para otro rato su lectura
1. Quid prodest tenuari abstinentia , si animus superbia intumes
cit? quid vinum non bibere, etodio inebriar? Epist. ad Lacantium.
128 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

¿Os vienen ganas de decir alguna gracia, de coger una


flor ó de mirar un determinado objeto ? absteneos de
ello por amor de Jesucristo. Diariamente pueden hacer
se mil actos semejantes. Refiere el P. Leonardo de
Puerto-Mauricio que una sierva de Dios hizo al tiempo
de comer un huevo ocho actos de mortificacion, y le
reveló despues el Señor que por ellosle habia concedido
ocho grados degracia y ocho de gloria. Cuéntase tam
bien de S. Dositeo que por medio de las mortificaciones
interiores, llegó en poco tiempo á un alto grado de
perfeccion. Este jóven, como se hallase enfermo, no
podia ayunar ni practicar los demás ejercicios de la co
munidad; de suerte que maravillados los demás monges
de verle tan adelantado en la union con Dios, le pre
guntaron un dia á qué ejercicios de virtud se dedicaba;
y contestóles el Santo que el ejercicio que mas practi
caba era la mortificacion de todos sus deseos.
9. Decia S. José de Calasanz: El dia que pasamos
sin mortificarnos es un dia perdido. A este fin , esto es,
para darnos á conocer cuan necesaria nos es la morti
ficacion, eligió Jesucristo una vida sumamente morti
ficada, destituida de todo regalo y llena de penalidades
e ignominias; por cuyo motivo Isaías le llamó Virum
dolorum, el hombre del dolor. Podia nuestro Salvador
redimir el mundo rodeándose de honores y delicias,
mas prefirió redimirlo entre dolores y desprecios. Ha
biéndosele ofrecido el gozo, renunció á él y se abra
zó con la cruz para darnos ejemplo ". Hojea cuanto
quieras la vida de Jesus, dice S. Bernardo, siempre le
hallarás padeciendo en la cruz º. Jesus mismo reveló á
Sta. Catalina de Bolonia que desde el seno de María
empezó á sufrir los dolores de la pasion. Así es que pa
ra su nacimiento escogió la estacion , el, lugar y la ho
1 Proposito sibigaudio, sustinuit crucem. Hebr. xii, 2.
2 Volve et revolve vitam Jesu , semper eum invenies in cruce.
CAPITULO VII. 129
ra mas á propósito para padecer; quiso vivir pobre,
desconocido y despreciado, y escogió la muerte mas
penosa, ignominiosa y desconsolada que podia sufrir
se. Sta. Catalina de Sena decia, que así como una ma
dre toma una medicina amarga para curar al niño que
amamanta, así Jesucristo asumió todas las penas de su
vida para curar nuestros males.
10. Por esto nos dice que va al monte de la mirra ,
esto es, de la amargura y del dolor, y allí nos convida á
que le sigamos si queremos gozar de su compañía.
¿Llégaste al Crucificado? dice S. Pedro Damian,pues debes
venir crucificado ya, ó para crucificarte *. ¿Vienes, ó Reli
giosa, para abrazarte con el Crucifijo? es necesario pues
que vengas crucificada ó dispuesta para serlo. Jesus
mismo, hablando particularmente de las vírgenes sus
esposas, dijo á la beata Bautista Varano: El esposo crucifi
cado quiere que su esposa sea crucificada. Por tanto espre
ciso que las monjas vivan siempre mortificadas si quie
ren ser sus verdaderas esposas: Trayendo siempre la mor
tificacion de Jesus en nuestro cuerpo º. Lo cual significa que
en todos sus deseos y acciones no deben buscar nunca
la propia satisfaccion , sino tan solo la complacencia de
Jesucristo, por cuyo amor deben mortificar todas sus
inclinaciones: Los que son de Cristo, crucificaron su pro
pia carne con sus vicios y concupiscencias *. Las esposas
del Redentor deben crucificar sus pasiones; de otro
modo aquel divino Señorjamás las reconocerá por es
posas suyas.
11. Vengamos ahora á la práctica, y veamos cuales
1 Vadam ad montem myrrhe. Caml. Iv,6.
2 Venis ad crucifixum? crucifixus venies aut crucifigemdus. Ser. 1.
de eval. Sanct. Cruc.
5 Semper mortificationem Jesu in corpore nostro circumferen
tes. 11. Corinth. iv. 10.
4. Qui sunt Christi, carnem suam crucifixerunt cum vitis ac con
cupiscentiis. Galat. v. 24.
130 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
son las reglas que deben observarse para conseguir la
verdadera mortificacion interna. La primera consiste
en indagar cual sea la pasion que nos domina y que mas
nos hace caer en la imperfeccion, y una vez conocida
procurar sobreponernos á ella. S. Gregorio dice , que
para vencer al demonio nos debemos valer del mismo
arle de que él se vale para vencernos. Nuestro enemigo
se afana en inflamar mas y mas en nosotros la pasion á
que mas estamos inclinados; por consiguiente debemos
á nuestra vez emplear el mayor cuidado en apagar esta
misma pasion. El que consiguió vencer su pasion domi
nante fácilmente vencerá todas las demás ; pero si se
dejáre arrastrar por ella, jamás adelantará un solo paso
en el camino de la perfeccion. ¿De qué le sirven al águi
la sus grandes alas, diceS. Efren, si tiene aladas al sue
lo las palas ' ? ¡Cuántas Religiosas hay en los conventos
que pudieran cual águilas reales tender un gran vuelo
en el camino de Dios, y que sin embargo, por estar ala
das con algun afecto terreno nada adelanlan en la per
feccion! La mas ligera atadura , dice S. Juan de la Cruz,
basta para impedir que el alma vuele hácia Dios. Ade
más, y esto es ciertamente lo peor , el que se deja do
minar de alguna pasion , no solo deja de adelantar en
la senda espiritual , sino que se pone además en inmi
nente peligro de -perderse. Es por lo mismo indispen
sable que la Religiosa procure vencer la pasion á que
se conozca mas inclinada , pues de lo contrario, de
poco le aprovecharán las demás mortificaciones. Tal
habrá, por ejemplo, que no tenga particular aficion al
dinero y será no obstante muy zelosa de su amor pro
pio; esta pues, si no procura reprimirse al tiempo de
sufrir algun menosprecio, poco provecho reportará de
su desprecio por las riquezas. Otra, por el contrario ,

1 Quid possunt aquilse alae, caplo pedeí1


CAPITULO VII. - 131

al paso que será poco zelosa de su propia estimacion,


deseará con ansia el dinero; y á esta, si no cuida de
ahogar su deseo, de poco le aprovechará la paciencia
en los ultrajes.
12. Resolveos pues, ó hermana bendita, á vencer
con firme voluntad la mala inclinacion que os domina.
La voluntad resuelta , auxiliada por Dios, que jamás
la abandona , supera los mayores obstáculos. S. Fran
cisco de Sales era muy inclinado á la ira; mas con los
esfuerzos que hizo para reprimir esta pasion, llegó á
ser un ejemplo de mansedumbre y dulzura, como lo
leemos en su vida, en cuyo decurso permitió Dios que
se viere repetidas veces cargado de insultos éinfamias.
Cuando hayanos superado una pasion,serápreciso que
pasemos á sojuzgar otra de las que nos afligen, porque
una sola que nos quede en el alma, será bastante pa
ra arruinarla. Si reina en ti una pasion, decia S. José
de Calasanz, aunque hayas vencido todas las demás, nun
ca vivirás tranquilo. S. Cirilo escribe sobre el mismo
particular lo siguiente: Por buena que sea una nave, nau
fragará sin remedio, si tiene un agujero, aunque pequeño,
en el fondo 4. Y S. Agustin dice tambien : Si has echa
do por tierra una pasion, huéllala, y pasa en seguida á
combatir la que todavía resiste *.Si abrigais pues el deseo
de haceros santa, os aconsejo que rogueis á la superio
ra y á vuestro director, que os ayuden con los medios
que lesparezcan mas á propósito : decidles que depon
gan toda consideracion y que contrarien todos vuestros
deseos siempre que lo crean conveniente para vuestro
provecho. Voluntad refrenada, voluntad perfecta, escribia
el gran siervo de Dios, el cardenal Petrucci. Sta. Te
resa escribe, que uno de sus confesores ponia especial
1 Navis, quantumque integra, nihil prodest, si parvum fundo fo
ramen relinquat. Apud S. Aug. ep. 206.
2 Calcajacentem, conflige cum resistente. In cap. 8. Rom.
132 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

cuidado en contrariar sus deseos; y dice despues, que


aquel fué el director que mas la ayudó á perfeccionar
su alma. Luego añade, que el demonio la tentó muchas
veces á separarse de él, pero siempre que se adheria á
tan maligna sugestion, reprendíala Dios severamen
te. Cada vez que me resolvia á dejarlo (escribe la San
ta) sentia en mi interior un remordimiento mas cruel
que todas las contrariedades de mi confesor.
15. La segunda regla se reduce á oponer toda la
resistencia posible á las pasiones y humillarlas antes
que tomen incremento; de otro modo, si alguna de
ellas llega á adquirir vigor, favorecida por el hábito,
será despues muy difícil superarla. Si no quieres que la
pasion se robustezca, destruyela mientras es débil, dice San
Agustin *. Si la Religiosa, por ejemplo, siente deseos
de contestar una palabra dura ó de mirar á una perso
na agradable, es preciso que se oponga desde el prin
cipio á su inclinacion, ó del contrario, como dice San
Efren, si no se cura la pequeña llaga que empieza á
abrirse, se convertirá despues en una úlcera incura
ble*. Segun cuenta S. Doroteo, un monge de la anti
güedad enseñó prácticamente esta máxima. Mandó á
uno de sus discípulos que arrancase del suelo un pe
queño ciprés, yfué al momento obedecido: mandóle en
seguida que arrancase otro algo mayor, y entonces fué
ya preciso que emplease todas sus fuerzas para conse
guirlo : mandóle finalmente arrancar otro cuyas raices
eran muy profundas, mas este, por mas que se fatigó,
no pudo desarraigarlo. Díjole entonces el monge: Sabe
pues que otro tanto sucede con nuestras pasiones; tan
fácil es desarraigarlas al principio como difícil hacerlo
1 Ne cupiditas robur accipiat, cum parvula est, allide illam
S. Aug. in Psalm. cxxxvn.
2 Nisi citius passiones sustuleris, ulcus eficiunt. S. Ephr. de
Perfec.
CAPITULO VII. 155
cuando han adquirido fuerza con el hábito. La espe-
riencia viene tambien en confirmacion de esta verdad.
Por ejemplo , una Religiosa recibe una afrenta y al mo
mento la asalta un movimiento de cólera : si al princi
pio , pues , apaga aquella chispa y callando hace a Dios
un sacrificio de su silencio , se acabará el fuego y á un
mismo tiempo quedará ilesa y alcanzará un nuevo me
recimiento ; pero si se deja arrastrar por aquel ímpetu,
y obstinándose en reflexionar sobre el agravio recibi
do , empieza á manifestar esteriormente su resenti
miento , loque al principio no era mas que una chispa,
se convertirá con el tiempo en un incendio de aborre
cimiento. Nace en el corazon de otra un ligero senti
miento de afecto para con cierta persona : si desde el
principio se aparta de ella , logrará desvanecer su afi
cion ; mas si léjos de esto , sigue dándole pábulo , su
afecto se volverá con el tiempo pecaminoso y mortal.
Por esto conviene muchísimo que nos guardemos de
alimentar las fieras que con el tiempo pudieran devo
rarnos.
14. La tercera regla consiste, como dice Casiano ,
eu procurar que las pasiones muden de objeto , y de
viciosas y nocivas que eran , se vuelvan santas y prove
chosas. Por ejemplo : una Religiosa esperimenia cierla
propension afectuosa para con las personas que la fa
vorecen ; mude pues de objeto y dirija su pasion hacia
Dios, que es infinitamente amable y mas que todos la
ha favorecido. Otra se conoce inclinada al enojo contra
los que la contrarían ; cambie su pasion en aborreci
miento á sus pecados , que son sus enemigos y le han
causado mas daño que no pudieran todos los demonios
del infierno. Otra procura adquirir bienes y honores
temporales ; dirija pues su ambicion á los honores y
bienes eternos. Pero para esto es necesario meditar :í
menudo sobre las verdades de la fe , leer con frecuencia
tom. i. *
154 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

libros espirituales, reflexionar sobre las máximas eter


nas y sobre todo grabar en la memoria algunas de ellas
que pueden considerarse como fundamentales en la vi
da espiritual; por ejemplo : Solo Dios es digno de ser
amado.—El pecado es el único mal que debe aborrecerse.—
Lo que Dios quiere es siempre lo bueno.—Todo acaba en este
mundo.—Mas vale levantar una paja por voluntad de Dios,
que convertir el mundo entero contra su voluntad.—Hagamos
lo que quisiéramos haberhecho en la hora de la muerte.—Es
preciso que vivamos en esta tierra como si estuviésemos solos
en presencia de Dios. Cuando el alma está bien nutrida
de verdadesy máximas santas, al paso que poco la mo
lestan los cuidados terrenales, se siente cada vez mas
fuerte para contrarestar las malas inclinaciones. Asíse
portaron los santos, y por esto, cuando llegó la oca
sion , se hallaron insensibles á los bienes y males de
la tierra. Sobre todo para vencerse á sí mismo, y no
dejarse dominar por las pasiones, conviene rogar á
Dios pidiéndole continuamente el auxilio de su gracia:
Todo aquel que pide recibe ". Roguemos especialmente á
Dios que nos conceda su santo amor, porque nada es
difícil para el que de veras le ama. Utiles son los dis
cursos y consideraciones para practicar la virtud; pero
una sola chispa de amor á Dios, nos anima á hacer las
cosas de su agrado mas que mil consideraciones y dis
cursos. Para obraráfuerza de razones se requiere vio
lencia y fatiga; mas el que ama no se cansa en hacer
lo que place al objeto de su amor *.
ORACION.

Dios mio, con tantos auxilios como he recibido de


vuestra gracia, con tantas comuniones, tantos sermo
1 Omnis qui petit, accipit. Luc. xi. 12.
2 Qui amat non laborat.
CAPITULO VII. 153
nes , tantos buenos ejemplos de mis hermanas y tamas
inspiraciones interiores con que me habeis llamado ,
debería hallarme al presente ardiendo en vuestro amor;
mas á pesar de esto me veo ahora tan imperfecta y mi
serable como antes. Por vos nada se ha perdido ; mia
es toda la culpa por haber puesto obstáculos á vuestra
gracia , dejándome arrastrar de mis pasiones. Conozco
que mi vida lejos de honraros os ha deshonrado, ofre
ciendo á los ojos de los demás el ejemplo de una esposa
vuestra apegada al mundo y á si misma. Vos me apar
tasteis del mundo , y yo he amado al mundo mas que
los mismos seglares. Señor, apiadaos de mi y no me
abandoneis, pues propongo firmemente la enmienda.
Me arrepiento de todo corazon de cuantas veces por
satisfacerme á mí propia os he disgustado á vos , que
sois mi bien supremo. De hoy en adelante me propongo
amaros con todas mis fuerzas. Demasiado tiempo he
abusado de vuestra paciencia ; desde ahora os amo con
toda mi alma. De hoy en mas vos sereis el único objeto
de todos mis afectos. Quiero hacerlo todo y abstenerme
de todo por complaceros. Decidme lo que de mí qne-
reis y dadme vuestro auxilio para ejecutarlo, porque
pronta estoy á cumplir vuestros mandatos. No permi
tais que desconozca tantas pruebas de amor y de fineza
con que me obligasteis á amaros. Me ofrezco á la pri
vacion de todo consuelo terrenal y á sobrellavar todas
las cruces que tengais á bien enviarme: disponed de mi
como vos querais. Deseo y espero ser toda vuestra y
siempre vuestra : solo á vos quiero por único bien.
O María mi madre, vos á quien nada rehusa vuestro
Hijo, rogadle que oiga mis súplicas.
| (5 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

S. I.

De la renunciacion de la propia voluntad.

1. Nada perjudica tanto á las Religiosas que han


consagrado su voluntad á Jesucristo como el obrar se
gun su propia voluntad y conforme á sus inclinacio
nes. Por esto todas las religiones se han prevenido
contra este enemigo del espíritu (quiero decir la pro
pia voluntad) por medio del voto de obediencia. Nadie
sino ella, ni todos los hombres de la tierra, ni todos
los demonios del infierno, puede separarnos de Dios.
Haced que los hombres renuncien á su voluntad propia, es
cribe S. Bernardo, y no habrá para ellos infierno *. Al
contrario la propia voluntad es la que acaba con todas
las virtudes : Gran destructora de las virtudes *, la llama
S. Pedro Damian. YS. Anselmo dice, que así como la
voluntad de Dios es la fuente de todos los bienes, la
voluntad del hombre es el orígen de todos los pecadosº.
Y á la verdad, ¿qué buen resultado puede esperarse
del que se entrega por discípulo á un maestro falto de
razon como lo es la voluntad propia ? El que se hace
maestro de sí mismo, dice S. Bernardo, siguiendo las
inspiraciones del amorpropio, se sujeta al capricho de
un loco *. S. Antonio abad decia que el amor propio,
á semejanza del vino, nos embriaga y nos hace desco
nocer el mérito de la virtud y la fealdad del vicio.
2. San Agustin escribe que el demonio se hizo tal
por la propia voluntad *, de la cual se valen muy par
Cesset propria voluntas, et infernus non erit. De Ord. tita.
Destructrix magna virtutum.
Voluntas Dei fons totius boni,voluntas homini fons totius mali.
Quise sibi magistrum constituit, stulto se discipulum subdil.
Diabolus propria voluntate factus diabolus invenitur.
CAPITUILO VII. 137
ticularmente los demonios contra los Religiosos para
perderlos. Casiano cuenta del santo abad Aquiles, que
habiéndole preguntado sus discípulos con qué armas
combatian los demonios contra los Religiosos, respon
dió que contra los grandes del mundo se valian de la
soberbia, contra los comerciantes de la avaricia y de
la intemperancia contra los jóvenes; pero contra los
Religiosos el arma de que mas se servian era la propia
voluntad, con la cual los asaltaban y vencian no pocas
veces. El abad Pastor decia tambien segun espone Ru
fino: Cuando cumplimos nuestra voluntad los demonios dejan
de pelear contra nosotros, porque entonces la voluntad se hace
nuestro demonio *, y aun es peor que todos los demonios
juntos. Lo mismo dice S. Juan Clímaco hablando de
los Religiosos : El que en lugar de obedecer, desprecia los
consejos de su superior y quiere guiarse á si mismo, no nece
sita que el demonio to tiente, porque él mismo se convirtió en
su propio demonio *.
5. Por esto nos aconseja el Espíritu Santo : No an
des en pos de tus deseos, y evita seguir tu propia voluntad *.
Estas palabras se dirigen principalmente á los Religio
sos que sacrificaron á Dios su voluntad al tiempo de
prometer obediencia á la regla y á sus superiores. Así
como para ellos Dios ha de ser el único objeto de su
amor, así tambien la obediencia debe ser el único me
dio para llegar á amarle. El mayor mérito que puede
tener la accion de un Religioso consiste en haberse eje
cutado por obediencia. La venerable Catalina de Car
dona, que despues de haber abandonado la corte de
España, se retiró al interior de un desierto donde vi
1 Non pugnant daemones nobiscum, quando voluntates nostras fa
cimus, quia voluntates nostrae daemones factae sunt. Lib. 5. -

2. Quisibi dux esse vult, spreto duce proprio, nonjam indiget dae
mone tentante, quia ipse factus est daemon sibi. De vit. cap. 5.
5 Post concupiscentias tuas non eas, et à voluntate tua avertere.
Eccli. yw III. 50.
TOM, I. 8*
158 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

vió por muchos años entregada á tantas penitencias que


horroriza leerlas, encontró cierto dia á un hermano
carmelita descalzo de edad muy avanzada, que llevaba
por obediencia una haz de leña, y conociendo por ins
piracion divina que se quejaba interiormente de tal obe
diencia, díjole para animarlo: Llevad, llevad, hermano,
con alegría esa leña, y sabed que mereceis vos mas con este
acto de obediencia que yo con todas mis penitencias. Por el
contrario, el mayor defecto de que pueden adolecer las
obras de una Religiosa consiste en haber sido ejecuta
das por propia voluntad : por esto escribe Tritemio,
que nada aborrece tanto el demonio como el ejerci
cio de la obediencia 1. Sta. Teresa decia hablando de
esta virtud : Sabe el "demonio que en obedecer está el reme
dio del alma y por esto procura con mucho esfuerzo impedir
la obediencia. Mientras S. Francisco de Sales estaba
ideando la regla que debia"dar á sus Religiosas de la
Visitacion, díjole uno que seria bueno que anduviesen
descalzas; mas contestóle el Santo: Vos quereis empezar
por los pies y yo quiero empezar por la cabeza. Esto era
tambien á corta diferencia lo que S. Felipe Neri repe
tia muchas veces á suspenitentes, diciendo que la san
tidad consiste en cuatro dedos de frente, esto es, en la
mortificacion de la propia voluntad. S. Jerónimo ha
dicho: Tanto añadirás á la virtud cuanto quitares á la pro
pia voluntad *. Movidos por esta consideracion, muchos
sacerdotes y aun párrocos y obispos que llevaban una
vida ejemplar, se hicieron Religiosos por vivir bajo
obediencia, conociendo que el mayor sacrificio que po
dia ofrecerse á Dios era el de la propia voluntad, suje
tándola en un todo á la de los superiores.
4. Bienaventurada la Religiosa que en la hora de la
1 Nihil est quod diabolus plus oderit quam obedientiam. In prol.
reg. S. Bon.
2. Tantum adjicies virtuti, quantum substraxeris propriae voluntati.
CAPÍTULO VII, 159

muerte pudiese decir con el abad Juan:Jamás he hecho


mi voluntad. Sta. Magdalena de Pazzis decia que el úni
co modo de hacer una muerte dichosa consiste en de
jarse gobernar con humildad por los superiores. Casia
no escribe tambien que el principal fin á que debe
atender toda Religiosa es la mortificacion de su volun
tad; de modo que la que no atiende á este fin no pue
de llamarse Religiosa, sino sacrílega. Y á la verdad,
¿podrá darse mayorsacrilegio que el de apoderarse nue
vamente de la voluntad que se habia entregado á Dios?
El peor de todos los sacrilegios, dice S. Bernardo, es el
de volver á apoderarse de la voluntad que ofrecimos á Diosa.
El Espíritu Santo declaró por boca de Samuel que era
una especie de idolatría seguir la propia voluntad con
tra la de la obediencia *. Esta sentencia la aplica San
Gregorio á los Religiosos desobedientes cuando dice
que los Religiosos que quieren creer y seguir las in
sinuaciones del amor propio, negándose á oir los con
sejos de los superiores, cometen una especie de pecado
de idolatría, porque adoran, por decirlo así, como á
Dios, su propia voluntad *. Por esto mandó S. Basilio,
que los monges apegados á su propia voluntad fuesen
separados de la comunidad como á leprosos que infes
taban á los demás con su mal ejemplo.
5. Decia la beata Coleta que vale mas renunciar á
la propia voluntad que abandonar todas las riquezas de
la tierra. Y conviene advertir que esta renunciacion
se entiende no solo de las cosas defectuosas ó indife

1. Finis coenobitae est omnes sumas voluntates crucifigere.


2. Nullum sacrilegii crimen deterius est, quam in voluntate Deose
mel oblala reaccipere potestatem.
3. Quasi peccatum ariolandi est repugnare, et quasi scelus idola
triae nolle acquiescere. 1. Reg. xv. 25.
4. Quasi ergo peccatum ariolandi est repugnare, quia cordis suisu
perbis adinventionibus credunt, et praelatorum consiliis refragantur.
S. Greg. in 1. Reg. cap. Xv.
140 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

rentes, sino tambien en cuanto á los ejercicios que tie


nen apariencia de virtud, como la penitencia, la ora
cion, la limosna, etc. siempre que se practican con
tra la obediencia. Escribe Casiano que el desobedecer
á los superiores para hacer obras santas porpropia vo
luntad, acarrea un daño muy particular; porque las
acciones viciosas que se cometen con apariencia de
virtud difícilmente se enmiendan “. Las Religiosas que
quieren llegará la santidad siguiendo lasinspiraciones
de su fantasía, son precisamente las almas de que ha
bla Isaías cuando dice que en el dia del juicio pregun
tarán áJesucristo: Señor, ¿porqué no atendiste á nues
tros ayunos y penitencias * ?Y se les responderá que
tales obras no merecen premio alguno, pues las hicie
ron no porvoluntad de Dios, sino por propio capricho:
He aquí que en el dia de vuestro ayuno se descubre vuestra
voluntad º. Grande mal es nuestra voluntad, dice San
Bernardo, pues hace que las mejores obras sean malas
y defectuosas, si se practican contra la obediencia 4.
Al contrario, la mejorprueba de que la accion de una
Religiosa ha gustado al Señor, es que se haya hecho por
obediencia. Nicéforo cuenta de S. Simeon Estilita, el
cual llevaba una vida muypenitente y estraordinaria
permaneciendo dia y noche sobre una columna á cielo
descubierto, que queriendo cerciorarse sus superiores
de sigustaba á Dios aquel método de vida , mandaron
intinar al santo que bajase inmediatamente de aquella
columna y fuese á habitar con los demás monges. No
bien oyó este mandato S. Simeon, levantó el piépa

1. A remediislongiora sunt vitia quae sub specie virtutum videntur


emergere. Coll. 4. cap. 20.
2. Quarejejunavimus, et non aspcxisti? Isa. Lvini.5.
3 Ecce in die jejuniivestri invenitur voluntas vestra. Isa. Lvn. 5.
4 Grande malum propria voluntas, qua fit ut bona tua tibi bona
non sin t.
CAPITULO VH1. 141

ra bajar; mas dijéronle entonces: Quedaos aquí, pa


dre, pues ahora se conoce que la voluntad de Dios es
que persevereis en esta penitencia. Luego aun las co
sas santas deben quererse sin empeñar la propia vo
luntad en su cumplimiento. S. Francisco de Sales de
cia: Quiero pocas cosas y aun estas las quiero muy poco;
dando á entender que no las queria por amor pro
pio, sino solo por agradar á Dios; de modo que estaba
pronto á renunciar á ellas, tan luego como conociese
que no eran conformes á su divina voluntad.
6. ¡Cuan bella es la paz de que disfruta la Religiosa
que solo desea lo que quiere la obediencia ! S. Dositeo,
que habia consagrado á la obediencia toda su voluntad,
gozaba de una continua paz; pero temiendo que esta
no fuese un ardid del demonio, preguntóun dia á San
Doroteo su maestro: Decid, padre mio, ¿de quépen
sais pueda provenir que en la vida que llevo goce de
tanta tranquilidad que nada mas tenga que desear en
este mundo?– Hijo, contestóle el maestro, la paz
ede que gozas es enteramente fruto de la obedien
cia. ¿Y qué mayor contento puede tener una Religio
sa amante de Dios, que el de saber con certeza que
en cuanto hace cumple con la voluntad de Dios?
Bien puede entonces llamarse dichosa y decir con el
Profeta : Dichosos somos, Israel; porque las cosas, que
á Dios agradan, son manifiestas á nosotros *. Dichosa
soy, porque obedeciendo estoy segura de hacer en
todo la voluntad de Dios. Cuánta dulzura encierra es
ta palabra : Voluntad de Dios l decia Sta. Magdalena
de Pazzis. S. Pedro Damian escribia : El que se ha
despojado de su voluntad se ha quitado de encima una pe
sadísima carga °. Y prosigue el Santo : ¿Qué tirano
1. Beati sumus, Israel; quia quae Deo placent, manifestasunt no
bis. Baruch Iv. 4.
2 Gravissimum à se onus rejecit quisuam repulit voluntatem.
142 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

puede darse mas cruel que la propia voluntad 1º ¿ Por


ventura puede la Religiosa tener mayor tirano que su
propia voluntad que la domine? Porque estando en el
monasterio, muchas cosas que tal vez deseará no le
será posible conseguirlas, y entonces la desgraciada
vivirá en la mayor inquietud y aun sentirá á menudo
en suinterior una especie de infierno. S. Euquerio di
ce: ¿De qué le sirven á aquella Religiosa el silencio y
la tranquilidad del monasterio , si en su corazon bata
llan las pasiones? ¿De qué sirve la calma en el esterior
si en lo interior domina la tempestad * ?
7. ¿De donde proviene nuestra inquietud,pregunta
S. Bernardo, sino del empeño en satisfacer la propia
voluntad *? Refiere Casiano que los padres de la an
tigüedad decian, que el Religioso que no sabe refrenar
su voluntad no puede perseverar en la vida monástica.
A lo menos, digo yo , no puede perseverar con tran
quilidad y provecho. El apego á la propia voluntad es
causa única de la vida infeliz que llevan muchas Reli
giosas. Una se impacienta porque no puede obtener
tal confesor ó tal superiora de su gusto: otra porque
quisiera conseguir cierto destino que no quieren con
cederle; hasta que por fin tanto levanta el grito que
la superiora accede á sus deseos solo por quitársela de
edelante; pero ni aun así alcanza la tranquilidad, por
que ¿como podrá obtenerla si en vez de obedecer hace
que la superiora la obedezca ? Otra, por el contrario,
se enoja, porque se le ha conferido un empleo que le
disgusta : otra porque le han prohibido cierta relacion
é correspondencia con alguno. Otra finalmente á quien

1. Quis tyrannus crudelior propria voluntate?


2 Quid prodest, si in loco quies et silentium sit, et in habitatoribus
coluctatio passionum? si exteriora serenitas teneat, etinteriora tem
pestas?Hom. 6. ad monac.
3. Unde turbatio, misi quod propriam sequimur voluntatem?
CAPITULO VII, - 143

se ha dado cierta órden que la contraría, se rebela y


procura sublevar á sus parientes y aun á la comunidad
misma contra sus superiores, causando así el mayor
desórden y escándalo: delito que bien mereceria el cas
tigo que sufrieron aquellos dos Religiosos de que habla
Surio (tom. 4, 20 aug) quienes,por no haber querido
recibir por abad á un buen monge llamado Filiberto,
murieron, uno herido de un rayo y otro con los intes
tinos arrancados. S. Bernardo dice: Vive en paz con
tus superiores, no hables mal de ellos, ni dés oido á
los que critican sus acciones; porque Dios aun en esta
vida castiga de un modo particular á los inferiores que
incurren en semejante vicio ". Y añade S. Gregorio:
No debe censurarse la conducta de los superiores aun
cuando pareciere reprensible °. No hablarás mal de los
diosess, dice el Señor, esto es, de los superiores que
están en lugar mio.
8. Oigamos lo que Sta. Magdalena de Pazzis dijo en
su éstasis (Vita, part. 4. cap. 22.) hablando del estrago
que causa el amor propio en muchas Religiosas: Veo,
dice, una multitud de almas, una de las cuales, al tiempo de
unirse contigo, ó dulce Verbo, está muy recogida; pero no
pasa tal vez una hora, cuando oponiéndosele alguna cosa con
traria á su voluntad, entra en la mayor perturbacion. Veo
otra alma que al tiempo de presenciar el sacrificio de la misa
relumbra de amor divino, mas si por acaso le descubren al
gun defecto, no quiere creerlo; y he aquí que el amor pro
pio y la soberbia se apoderan de ella. Otra veo que con la
austeridad de su vida parece quiere rivalizar con S. Anto

1 Habeto pacem cum praelatis, non detrahas eis, nec libenter au


dias alios detrahentes, quia specialiter Deus hoc vitium punit in subdi
tis, etiam in praesenti. Opusc. Ad quid ven
2 Facta superiorum orisgladio ferienda non sunt, quamvis repre
hendenda videantur. In registror., l. 12. c. 5.
5 Diis non detralhes. Erod. Xx11. 28.
144 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

nio;pero si la obediencia le prohibe aquella austeridad, se


niega á obedecer con la mayor pertinacia. Otra hay que al
estar en el refectorio se mantiene con la mayor gravedad y
mortificacion;pero al mismo tiempo se complace en su morti
ficacion ygusta mucho de ser tenida por mas santa que las
demás. Cuando usan de discrecion con ella, le parece que se
esceden, mas si por casualidad le falta algo, le parece que
no se usa con ella de discrecion. Otra ostenta en el locutorio
tanta subiduria que parece querer sobrepujar en ella á San
Agustin, y afecta en el hablar cierta prudencia para dar á
conocer su perfeccion, etc. Otra en los ejercicios de caridad
estápronta á privarse de toda comodidad en beneficio del pró
jimo, pero una vez terminada su obra quisiera que se le
diesen por ella las gracias y que todas las demás le tributa
sen mil elogios. Hablando el Señor de semejantes Religio.
sas, dijo en otra ocasion á la misma Santa : Quieren mi
espiritu, pero lo quieren del modo que bien les parece y cuan
do lo tienen por conveniente, y de este modo se hacen incapa
ces de recibirlo.
9. Pero volvamos á nuestro asunto. Si quereis, ó
hermana bendita , alcanzar la santidad y gozar de una
paz no interrumpida, esforzaos en contrariar siempre
que podais vuestra voluntad yseguid las reglas que ob
servan las Religiosas amantes de la perfeccion : nada
hagais porvuestra propia satisfaccion, sino antes bien
hacedlo todo por agradar á Dios, y á este fin quebran
tad todos los vanos deseos y vuestras inclinaciones. Los
mundanos, en cuanto pueden, procuran secundar sus
deseos; mas los santos, hacen todos los esfuerzos posi
bles por mortificar la propia voluntad y aprovechan to
das las ocasiones favorables para este objeto. S. Andrés
Avelino hizo voto espreso de oponerse continuamente
á su voluntad * , segun se lee en el oficio de su fiesta.

1 Emisso voto suae ipsius voluntatijugiter obsistendi.


CAPITULO VII. {45

Vos, á lo menos, imponeos cada dia cierto número de


mortificaciones de vuestra propia voluntad. Decid á
menudo en vuestro interior lo que decia S. Bernardo
para enfervorizarse: Bernardo, ¿para qué has venido aquí?
Decid pues: ¿Para qué he venido al monasterio?¿aca
so para hacer mi voluntad? mó, porque si segun ella
hubiese querido vivir, deberia haber permanecido en
el siglo. Al entrar en la religion he consagrado á Dios
mi voluntad haciendo voto de obediencia; luego, ¿por
qué pretendo ahora hacer lo que quiero y me aflijo si
no me lo permiten ? Consolaos pues espiritualmente ,
cuando los superiores os denieguen alguna peticion ó
cuando os manden alguna cosa que repugne á vuestro
amor propio, y sabed que conformándoos entonces á
la obediencia ganareis mucho mas que noganariais ha
ciendo arbitrariamente muchas devociones y peniten
cias. Decia un gran siervo de Dios que vale mas un acto
de abnegacion de la propia voluntad que la fundacion
de mil hospitales. Acordaos siempre de lo que el ve
nerable P. Antonio Torres, piadoso operario, envió
por escrito á una Religiosa, penitente suya : El alma
que se ha entregado del todo á Dios nada ama, ni quiere, ni
busca, ni desea.
10. Voy á terminar este capítulo con lo que escri
bió el referido P.Torres á otra Religiosa exhortándola
á renunciará sí misma y á todo lo creado para no amar
sino únicamente á Dios: Ya que el Señor le da tan bellas
ocasiones de padecimiento y desamparo, procure acrecentar
su caridad para con el Amado, que es tan fuerte como la
muerte; para que siendo fuerte, la separe de todas las cria
turas, de todos los respetos humanos, de cuanto se aprecia
en el mundo, de sus apetitos y de toda sí misma, á fin de que
no haya en su ánimo cosa alguna que la impida vivir con el

1 Bernarde, ad quid venisti?


TOMI. I. *)
146 LA VERIDADERA ESPOSA DE J, C.

pensamiento, deseo y afecto, en el Amado. Por el Amado


suspire el corazon, en el Amado se fije la voluntad, al Ama
do se dirija el pensamiento. Si trabaja la mano óse mueve el
pié, sea todo para el Amado y con el Amado... Para alcan
zar este amor hácia el Amado, renuncie cada dia delante del
Crucifijo á todo cuanto puede amar, honores, comodidades,
consuelos y parientes, protestando no querer mas honor que
su ignominia, mas riqueza que su caridad, mas comodidad
que su Cruz, ni mas objeto que él solo, su querido é inapre
ciable Esposo. Cuando vaya al huerto ó mire al cielo, clame
con el corazon, convidando á las criaturas á que adoren al
Amado. Deseo además que huya toda conversacion que al Ama
do no se refiera; deje de ejercitar el empleo que no sea del
gusto del Amado, y se abstenga de toda accion que no pueda
redundar en gloria del Esposo, etc.

SÚPLICA.

Dios mio, miSeñor y Esposo, vos me habeis ama


do tanto y me disteis la voluntad para amaros, y yo
me he servido de esta misma voluntad para disgustaros
y ofenderos tantas veces. Si no supiese que sois un Dios
de infinita misericordia , perderia la esperanza de re
cobrar vuestra gracia por mí tan miserablemente per
dida. Desde mucho tiempo merecia que me hubieseis
abandonado á causa de mi ingratitud; pero veo que to
davía me asiste vuestra luz, y conozco que continuais
llamándome á vuestro amor. Heme aquí, Señor; desde
hoy en adelante no quiero ya seros ingrata ni quiero
resistiros mas: á vos me entrego, Dios mio: aceptad
á una alma infiel que por tantos años ha despreciado
vuestro amor, y que ahora solo desea amaros y ser es
clusivamente vuestra. Ayudadme, Jesus mio, inspirad
me un dolor tal de mis pecados, que no me permita si
no llorar de pena y amargura por haberos ultrajado á
CAPITULO VII, 147

vos que sois un Dios tan amable y tan bueno. ¡Desgra


ciada de mí si despues de recibir las luces que ahora me
dispensais, os fuese nuevamente traidora ! porque en
tonces, ¿como pudierais ya suportarme? Al pensar que
puedo volver á ofenderos, mi corazon se llena de con
goja. Señor, no lo permitais; no me abandoneis á tal
desgracia : enviadme cualquier castigo, mas no este.
Si sabeis que he de abandonaros otra vez, haced que
muera en este mismo instante en que, segun espero,
disfruto de vuestra gracia. ¿De qué me serviria la vi
da si hubiese de continuar en disgustaros? No, Dios
mio, os amo y espero amaros siempre. O María, mi
esperanza, alcanzadme la perseverancia ó la muerte.
$, II.

De la obediencia.

1. La virtud que con preferencia debe amar la Re


ligiosa es la dela obediencia, pues que, segun dice San
Buenaventura, toda la perfeccion del Religioso consiste
en la represion de la voluntad *. El mayor sacrificio
que el alma puede ofrecer á Dios es el que hace obede
ciendo á la regla y á los superiores; porque así como,
segun dice el angélico Doctor, nada hay para nosotros
tan apreciable como el libre albedrío º, así tambien
ninguna ofrenda podemos hacer á Dios mas agradable
que la de la propia voluntad. El Espíritu Santo nos
dice que la obediencia agrada mas á Dios que todos
los sacrificios que podamos ofrecerle °. El que sacri

1 Tota religionis perfectio in voluntatis propriae subtractione con


sistit.
2 Nihil est homini amabilius libertate proprie voluntatis. Op. 18.
deperfect., cap. 10. -

5 Melior est obedienia, quam victimae. Eccles. Iv. 17.


148 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

fica á Dios sus riquezas dándolas en limosna; su


honor, abrazando con humildad los desprecios; su
cuerpo, mortificándolo con ayunos y penitencias;
le da una parte de sí mismo: mas el que le sacri
fica la voluntad , sometiéndola á la obediencia, le
da todo cuanto tiene, y entonces puede decir con ra
zon: Señor, habiéndoos entregado mi voluntad, ya
nada mas puedo daros. A mas, dice S. Gregorio, que
por medio de las demás virtudes entregamos á Dios to
do cuanto poseemos, mas por medio de la obediencia
nos le entregamos nosotros mismos 1. Dice tambien
este sante doctor (Mor. lib. 55, c.22.) que la obedien
cia introduce yguarda en el alma todas las demás vir
tudes *. Sta. Teresa escribe que lo único que pide
Dios al alma que ha hecho resolucion de amarle, es la
obediencia. Y añade en otro lugar: Sabe el demonio que
en obedecer está el remedio del alma, ypor esto procura
con mucho esfuerzo impedir la obediencia.
2. Decia el venerable P. Sertorio Caputo, que la
obediencia lleva consigo el mérito del martirio; porque
así como con éste se sacrifica la vida, así con aquélla
se sacrifica la voluntad que es la vida del alma. Por es
to dice el Sabio que el hombre obediente alcanzará la
victoria contra todos los asaltos de sus enemigos *. Sí,
dice S.Gregorio, con justa razon los obedientes vencen
todas las tentaciones del infierno; porque mientras con
la obediencia sujetan su voluntad á los hombres, se
hacen superiores á los demonios que fueron precipita
dos por su desobediencia *. AñadeCasiano que cuando

1 Per alias virtutes, nostra Deo impendimus; per obedientiam,


nosmetipsos. Lib. 5. in Reg. C. 2.
2 Obedientia virtus est quae caeteras virtutes in mentem ingerit et
custodit. Loc. cit.
5 Vir obediens loquetur victoriam. Prov. xxi. 28.
4. Victores sunt qui obediunt, quia dum voluntatem aliis subiciunt,
6APITULO VII. 149

una persona mortifica su propia voluntad, desaparecen


en ella todos los vicios, por provenir todos ellos de la
voluntad propia 4. Al que á ésta renuncia, promete
Dios elevarlo sobre la tierra y hacerlo cual espíritu ce
leste. Si te apartares de hacer tu voluntad... te levantaré so
bre las alturas de la tierra °. S. Lorenzo Justiniani dice
que Dios ama tanto al alma que le sacrificó su volun
tad, que nada le negará de cuanto pida *:
5. Eseribe S. Agustin queya que Adan por su des
obediencia se perdióá sí mismo y á todo el género hu
mano, hízose hombre el Hijo de Dios para enseñarnos
con su ejemplo la obediencia. Con este fin empezó Je
sucristo desde su infancia á obedecer á María y á José,
continuando en hacer lo mismo toda su vida, hasta que
por obedecer murió ignominiosamente sobre una cruz:
Hecho obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz *. San
Bernardo dice que los desobedientes trabajan yse fa
tigan mucho para eximirse de la obediencia; muy al
contrario de nuestro Redentor que se contentó con per
der la vida por conservarse obediente s. Por esto no es
de estrañar que su divina Madre revelase á una sierva
suya que Jesueristo, murió con un afeeto especial para
con las almas obedientes.
4. El venerable P. de Leonardis, fundador de la
religion de la Madre de Dios, viéndose instado de sus
discípulos para que les diese la regla, tomó un pliego
ipsis hapsis per inobedientiam angelis dominantur. Lib. 4. in 1. Reg.
cap. 19:
1. Mortificatione voluntatum marcescunt vitia universa.
2. Si averteris...facere voluntatem tuam..... sustollamte super al
litudines terrae. Isa. LviII. 13.
3. Qui se Deo tradidit, voluntatem propriam immolando, omne
quod poposcerit consequetur.
4 Factus obediens usque ad, mortem, mortem autem crucis. Phi
lip. 11, 8.
5 ..... redimunt se, ne obediant: nonita Christus. Ille siquide
dedit vitam, ne perderet obedientiam. Epist. 41.
150 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

de papel y escribió en él esta sola palabra Obediencia ;


queriendo con esto significar lo mismo que decia el pa
dre Sertorio Caputo, esto es, que en la religion la san
tidad y la obediencia son una misma cosa y que lo mis
mo esser santo que obediente. Sto. Tomás enseña que
el voto de obediencia es el que propiamente constituye
al Religioso; y Sta. Teresa, siguiendo esta máxima de
cia que no puede llamarse Religiosa la que no es obe
diente. Y á laverdad, ¿de quésirve la monja que no sa
be obedecer?Muchas hay que están muyinstruidas en
bellas letras, poesías,lenguas, historia, etc. pero ig
noran la obediencia. La Religiosa que no sabe obede
cer, nada sabe. -

5. Al contrario, decia Sta. Teresa que la obedien


cia es el camino mas breve para llegar con prontitud á
la perfeccion. Cuéntase en la vida de los santos Padres
que uno de ellos vió en cierta ocasion dos órdenes de
bienaventurados: el primero se componia de los que
despues de haber abandonado el mundo, se habian re
tirado á los desiertos, ejercitándose continuamente en
la oracion y penitencia; y el segundo de los que por
amor de Jesucristo se habian sometido á la obediencia,
viviendo sujetos á la voluntad ajena. Wió despues que
estos últimos gozaban de mayor gloria que los prime
ros, porque aquéllos, si bien habian agradado á Dios
con sus piadosos ejercicios, habian hecho siempre su
voluntad, al paso que los obedientes habian entregado
su voluntad á Dios, que era el sacrificio mas agrada
ble que podian ofrecerle. S. Doroteo refiere tambien
de su discípulo S. Dositeo, que no permitiéndole su
delicada salud practicar los ejercicios de la comunidad
que hacian los demás monges, se dedicó enteramente
á la obediencia, despojándose al efecto de la propia
voluntad. Murió al cabo de cinco años, y poco des
pues el Señor reveló al abad que aquel santojóven ha
CAPTULO V11. 151

bia obtenido el premio de S. Antonio abad y de S. Pa


blo ermitaño. Maravillábanse los monges de que Dosi
teo hubiese podido merecer tanta gloria no habiendo
practicado ni siquiera lo que hacian los demás; pero
contestóles Dios que aquel jóven habia sido premiado
de tal modo, por el mérito que habia contraido con el
ejercicio de la obediencia. Escribe S. Jerónimo que es
mas meritorio á los ojos de Dios, el comer por obe
diencia, que no el ayunarpor propia voluntad ". Lo
mismo reveló la santísima Vírgen María á Sta. Brígida
(Revel. cap. 26.) que temia decaer de espíritu porque
su confesor le habia prohibido sus acostumbradas pe
nitencias: la divina Madre la animó á obedecer sin te
mor alguno, diciéndole que los que hacen penitencia
obtienen una sola recompensa, mas el que deja de mor
tificarse por obediencia, alcanza dos distintos galar
dones, uno por la penitencia que deseaba hacer y otro
por la obediencia en fuerza de la cual deja de practi
carla.
6. San José de Calasanz decia que la Religiosa obe
diente es la piedra preciosa del convento. ¡Ah! si to
das las Religiosas fuesen tales, todos los conventos se
rian otros tantos paraisos de Jesucristo. Además, la
Religiosa que está siempre dispuesta á obedecer, ad
quiere en todo cuanto hace méritos inmensos, porque
en todo hace la voluntad de Dios, en lo que consiste
todo nuestro mérito. Esta es la gran ventaja que lleva
consigo la religion, pues nos dispone á adquirir teso
ros eternos en cada cosa que hacemos por obediencia.
Aun las cosas de nuestro gusto, si las hacemos con el
fin de obedecer, nos hacen alcanzar grandes méritos.
Decia S. Luis Gonzaga que la religion es un buque de

1 Majoris est meritiinjuncta refectio, jejunio propria deliberatione


suscepto. Lib. 6. in 1. Reg. cap. 2.
152 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

vela con el cual hacemos nuestro viaje aun cuando no


trabajenos en la maniobra. Y es mucha verdad, por
que la Religiosa , no solo merece cuando ayuna,
cuando reza el oficio ó hace oracion, sino tambien
cuando reposa óse abstiene de trabajar por obediencia,
cuando come y cuando se divierte; porque en cuanto
dbra por obediencia, cumple con la voluntad de Dios.
¡Oh! ¡cuan inestimable precio tiene lo que se hace por
obedecer á los superiores !
7. Si quereis pues, hermana mia, haceros pronta
mente santa, desde hoy en adelante dedicaos entera
mente á la obediencia, despojándoos de la propia vo
luntad y procurando hacerlo todo por obedecer á la
regla y á la superiora en lo tocante á los ejercicios es
teriores, y al padre espiritual en lo relativo á las cosas
internas. He aquí en que consiste la diferencia entre
las Religiosas perfectasy las imperfectas. Estas últimas
nada hacen con alegría sino es lo que satisface á su
voluntad: verdad es que quieren desempeñar los ofi
cios del monasterio, porque les parece seria poco hon
roso para ellas el no tener destino alguno; pero al mis
mo tiempo solo quieren servir los que cumplen á su
propio interés y satisfaccion,y del mismo modo se por
tan con relacion á todo lo restante. En una palabra,
quieren hacerse santas siguiendo su inclinacion y las
inspiraciones del amor propio. Mas advierte S. José
de Calasanz: El que sirviendo á Dios busca supropia con
veniencia, mas bien que á Dios se sirve á si mismo. De muy
diverso modo se conducen las Religiosas amantes de la
perfeccion, pues su voluntad á nada se opone á lo que
les manda la obediencia. Imitad el ejemplo de estas
últimas y llegareis en poco tiempo á la perfeccion: pro
curad hacer por obediencia todo cuanto hagais, y an
dareis siempre con seguridad. Los comerciantes, para
no ver frustradas las ganancias, hacen asegurar las
CAPITULO VII. 15%
mercancías: asegurad pues á su imitacion vuestros bie
nes eternos afianzándolos con la cbediencia, que al
efecto debereis someter á la discrecion de los superio
res; de otro modo peligrará que vuestras obras os sean
dañosas, ó á lo menos resulten inútiles para vuestro
provecho. Siendo S. Anselmo obispo de Cantorbery, y
por lo mismo, no teniendo en su diócesis superior al
guno, hizo que el Papa le designase como tal á uno de
sus capellanes á cuya autoridad se sometió en lo suce
sivo, no haciendo cosa alguna sin su consentimiento.
La imitacion de este ejemplo os conviene sobre todo á
vos que sois Religiosa y habeis consagrado vuestra vo
luntad á la obediencia.

ORACION.

Jesus mio,vos para salvarme fuiste obediente hasta


la muerte y muerte de cruz; y yo, ingrata, por no pri
varme de alguna pequeña y miserable satisfaccion os he
faltado repetidas veces al respeto y á la obediencia. Se
ñor mio, esperados ruego; no me abandoneis aun. Me
arrepiento de todo corazon de cuantos disgustos os he
causado. Conozco que por demasiado tiempo he abusa
do de vuestra paciencia y que por lo mismo soyindigna
de compasion; mas conozco tambien que si me habeis
suportado hasta ahora ha sido para que algun dia me
convirtiese y entregase enteramente á vos. Espero que
ha llegado este dia: oigo vuestra voz que me convida á
amarosy no quiero hacerme sorda á vuestra palabra.
Heme aquí pues, á vos me entrego; no me rechaceis.
Decid qué es lo que debo hacer para complaceros,
porque pronta estoy á ponerlo por obra : os prometo
no oponerme de hoy en adelante á la voluntad de mis
superiores. Os amo, Jesus mio, y por esto quiero lla
cer todo cuanto pueda por agradaros: dadne ¿UX

TOM, 1,
154 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

lios necesarios para cumplirlo : unidne y estrechadme


mas y mas con vuestro amor. Eterno Padre, os ofrezco
la pasion de vuestro Hijo, y por ella os pido que me
concedais todas las gracias que necesito para hacerme
santa cual vos lo deseais. O María, mi madre y mi és
peranza, rogad por mí á vuestro Hijo para que de hoy
en adelante no me pertenezca á mí misma, sino que
sea suya, toda suya y siempre suya.

$. III.

De la obediencia debida á los superiores.

1. El principal y mas eficaz medio para obedecer


con gran mérito y como es debido, á los superiores,
es hacerse cargo de que obedeciéndoles se obedece al
mismo Diosy despreciando su obediencia se desprecia
á nuestro divino Maestro , el cual hablando de los su
periores dijo : Quien á vosotros oye, á mí oye; y quien á
vosotros desprecia, á mí me desprecia ". De aquí es que el
Apóstol escribió á sus discípulos diciéndoles: No sirvién
doles... por agradar á hombres, sino como siervos de Cris
to, haciendo de corazon la voluntad de Dios”. Cuando, pues,
el prelado, la superiora ó el confesor impusieren algun
acto de obediencia á la Religiosa, esta deberá obede
cerles no solo por complacer á los hombres, sino mas
principalmente para agradar á Dios que le manifiesta
su voluntad por mediacion de aquellos. Y es cierto que
entonces estará mas segura de cumplir la divina volun
tad, que si un ángel bajase del cielo á revelársela. Por
esto escribió S. Pablo á los Gálatas (cap. 1. v. 8.) que si
1 Quivos audit, me audit; et qui vos spernit, me spernit. Luc.
x. 16.
2 Non...servientes, quasi hominibus placentes, sedul servi Christi
facientes voluntatem Dei. Ephes.v. 6.
CAPTULO VII. löö .

un ángel hubiese descendido del cielo y les hubiese di


cho lo contrario de lo que les enseñaba el santo Após
tol , no debieran haberle creido.
2. San Bernardo dice que Dios para nuestro pro
vecho y seguridad se digna igualar á los superiores
consigo mismo, siendo de aquí que considera como
hechos á él propio los desprecios é irreverencias que
con aquéllos se cometen *. Por tanto, ó hermana ben
dita,tened siempre presente la gran máxima de que
obedeciendo á los superiores obedeceis al mismo Dios.
Decidme, si se os presentase Jesus mismo y os impu
siese algun destino ó cargo particular,¿procurariais es
cusaros, ó le negariais la obediencia, ó dilatariais un
solo instante el cumplimiento de sus mandatos? A esto
responde por vos S. Bernardo diciendo: Bien sea Dios,
ó el hombre que está puesto en su lugar, el que nos impon
ga algun precepto, debemos obedecer con la misma diligen
cia . Refiere S. Juan Clímaco (Grad. 4.) que en cierto
monasterio, hallándose el superior á la mesa, llamóáun
anciano monge de edad de ochenta años,y para ejem
plo de los demás le hizo estar en pié por espacio de dos
horas continuas. Habiéndose preguntado despues al
monge cómo le habia sido posible aguantar aquella
mortificacion, contestó: Me figuré que estaba delante
de Jesucristo por cuya órden sufria aquella humillacion,
y así no me ocurrió pensamiento alguno contrario á la
obediencia.
5. El Señor,para que obtengamos mayor mérito en
esta vida, quiere que obremospor medio de la fe; por

1 Deus praelatos sibi aequare dignatur. Sibimet imputat illorum re


verentiam et contemptum. Obedientia quae majoribus praebctur, Deo
exhibetur; ipse enim dixit: Qui vos audit, me audit; et quivos sper
nil, me spernit. Lib.5. de disp. el praec. -

2 Sive Deus, sive homo vicarius Dei mandatum tradiderit, pari


profecto obsequendum est cura. Loc. cit.
1}(5 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.

esto no nos habla por sí mismo sino que nos manifiesta


su voluntad por medio de nuestros superiores. Cuando
Jesucristo se apareció á S. Pablo y lo convirtió, podia
declararle entonces lo que queria de él; mas díjole so
lamente: Entra en la ciudad y ve á encontrará Ana
nías, y este te dirá lo que te conviene hacer *. Por esto
decia el beato Gil que mayor mérito se alcanza obede
ciendo á los hombres por amor de Dios que no obede
ciendo á Dios mismo. Añádase á esto que estamos mas
seguros de cumplir la divina voluntad obedeciendo á los
superiores que no lo estaríamos si se nos apareciese y
nos hablase Jesucristo en persona; porque en este úl
timo caso dudaríamos si era realmente Jesucristo ó al
gun espíritu maligno que habia tomado su figura para
engañarnos; mas al contrario, cuando nos hablan los
superiores, sabemos ciertamente que obedeciéndoles
obedecemos áJesucristo, segun él mismo nos dijo: Quien
ú vosotros oye, á mí oye º. Dicen los doctores y maestros
espirituales que aun cuando fuere dudoso si lo que
mandan los superiores es bueno ó malo, la Religiosa
está obligada á obedecer, y obedeciendo puede estar se
gura de no pecar y de ser agradable á Dios. S. Bernar
do dice sobre este punto lo siguiente, sacado de la regla
de S. Benito : Cuanto manda el hombre que está en lugar
de Dios, con tal que no sea contrario á las divinas leyes, de
be recibirse de igual modo que si Dios mismo lo ordenase º.
4. Por esto, los Religiosos, en el dia del juicio da
rán estrecha cuenta de susfaltas de obedecimiento; pe
ro en cuanto á las obras que habrán hecho por obedien

1 Ingredere civitatem, et ibi dicetur tibi, quid te oporteatfacere.


ACl. IX. 7.
2. Quivos audit, me audit.
5 Quicquid vice Dei praecipit homo, quod non sit tamen certun
displicere Deo, haud secus omnino accipiendum est,quam si precipial
l)eus. Lib. 5 de disp.
CAPITULO VII. 157

cia, están segurísimos, como decia S. Felipe Neri, de


que no se les pedirá cuenta alguna; esta cuenta se pe
dirá únicamente á los superiores que las mandaron.
Así lo declaró el Señor hablando de las monjas á santa
Catalina de Sena: La Religiosa, dijo, no está obligada á
darme cuenta de lo que ha hecho por obediencia : esta cuenta
la exigiré tan solo á los superiores. Por lo mismo escribió
el Apóstol : Obedeced á vuestros superiores, porque ellos
velan por vosotros como que han de dar cuenta de vuestras
almas *. Así pues, ó esposa bendita del Señor, cuando
despues de vuestra muerte os pregunte Jesucristo por
qué no hiciste mayorpenitencia ó mas oracion, ó porqué
ejecutasteis tales ó cuales acciones; si en todo esto hu
bieseis obrado por obediencia, podreis responder con
tranquilidad : porque vos me lo mandasteis, pues me
dijisteis que obedeciendo á los superiores os obedecia
á vos mismo; así, no me pidais á mí la razon de tales
obras sino á mis superiores que me las ordenaron.
5. Pero es preciso atender aquí á lo que prosigue
diciendo S. Pablo: Para que hagan esto con gozo, y no gi
miendo º. Lo cual significa que la Religiosa debe obede
cer con prontitud, sin replicar ni causar disgusto á los
superiores. ¡Oh! ¡qué pesares no sufren estos cuando
los inferiores se niegan á obedecer con escusas ó razo
nes especiosas, con lamentos y aun á veces con mur
muraciones! ¡Qué amarguras no esperimentan las po
bres abadesas al hacer la distribucion de los empleos
del monasterio! Por una parte las mortifican los escrú
pulos, rezelando que el humano respeto ó el temor de
disgustará alguna Religiosa no las mueva á señalarle
algun destino para el cual no tiene aptitud la que lo
1 Obedite praepositisvestris et subjacete eis;ipsi enina pervigilant
quasi rationem pro animabus vestris reddituri,ut cum gaudio hoc fa
ciant et non gementes; hoc enim non expedit volbis. Hebr. x 1I. 17.
2 Ut cum gaudio hoc faciant, et non gementes. Loc. c.
158 LA verDADERA ESPosA DE J. C.

desea; y por otra se apesadumbran al ver que una vez


hecha la distribucion , esta se escusa, aquella se queja,
otra murmura y otra se opone abiertamente. De aquí
proviene que la superiora se resuelve á distribuir los
oficios, no segun lo exige la razon y el bien de la co
munidad, sino segun la humana prudencia, la cual si
bien disculpará tal vez á la superiora que obra de esta
conformidad, para evitar mayores males, no escusará
sin embargo á las inferiores de haber ejercido los ofi
cios que convenian , no á la obediencia sino á su incli
nacion ó capricho. Por esto dice el Apóstol : Obedeced
y someteos á lo que exige la obediencia para que los
superiores no se apesadumbren al mandar lo que con
viene se haga; y despues añade : Porque esto no es pro
vechoso para vosotros 4 los inferiores, para que todo
vaya con órden y adelanteis en el camino espiritual.
6. ¡Qué espectáculo de desórden no presentan algu
nas Religiosas que al hacerse la distribucion de los ofi
cios, no son ellas las que obedecen á las superioras, si
no estas las que á ellas las obedecen ! S. Bernardo, al
considerar lo que nuestro Salvador dijo al ciego de Je
ricó: ¿Qué quieres que te haga * ? reprende al ciego di
ciendo : Ciego en verdad, pues no esclamó: No sea yo,
Señor, quien os diga lo que quiero; antes decid vos lo que que
reis que yo haga *. Apliquemos á nuestro asunto lo que
dice S. Bernardo. Hay algunas Religiosas á quienes es
preciso que la abadesavaya preguntando éinquiriendo
qué destino seria de su gusto; mas no es así como se
conducen las buenas Religiosas. Estas , cuando la
superiora les hace semejante pregunta, responden :
No, madre, no me toca á mí decir lo que quiero ha
1 Hoc enim non expedit vobis.
2. Quid visut tibifaciam? Luc. xvin.41.
5 Vere caecus quia non exclamavit: Absit, Domine, tu magis dic
quid me facere velis.
CAPITULO VII. 159

cer; decid vos mas bien lo que quereis que yo haga.


7. Por tanto, si quereis, ó hermana mia, server
dadera obediente y religiosa : 1.º Considerad, como
dije ya, á vuestros superiores cual vicarios de Jesu
cristo yprocurad demostrarles el mayor afecto y vene
racion posibles; no ya con el fin interesado de granjea
ros su estimacion ó preferencia, ó de no ser por ellos
reprendida, sino con el objeto único y esclusivo de
agradar á Dios. Lo dicho debeis entenderlo no solo con
relacion al prelado y á la abadesa, sino tambien con
respecto á todas aquellas oficiales del convento á quie
nes debeis obedecer segun la regla, como la enferme
ra, la refitolera, la sacristana, etc.; porque la Religio
sa, al obedecer á la abadesa puede estar movida por
consideraciones humanas, pero la que obedece á las
oficiales da mejor á conocer su espíritu de obediencia.
S. Francisco de Asís daba gracias al Señor por haber
le concedido la gracia de estar siempre pronto á obede
cer al mas ínfimo novicio en todo aquello para que se
le habia designado por superior; y decia el Santo que
cuanto menos autoridad tiene el superior y menos con
curren en él el mérito y las distinciones, mas merece
mos con obedecerle, porque entonces obedecemos con
el solo fin de hacernos agradables á Dios.
8. 2.º Huid siempre de la compañía de las herma
nasimperfectas que aman poco la obediencia.5º Reci
bid con humildad las correcciones y permitid á la su
periora que os reprenda cuando lo crea necesario; no
seais del número de aquellas monjas que se resienten
de la mas pequeña advertencia, de modo que la supe
riora se ve obligada áusar de los mayores miramien
tos cuando es preciso amonestarlas; debiendo á veces
aguardar meses enteros á que se presente ocasion
oportuna para ello, á fin de que no le pierdan el respe
to y promuevan un escándalo en el monasterio. iy de
160 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

las Religiosas con las cuales deben las superioras usar


de tantas atenciones para corregirlas! porque esta es
señal de una grande imperfeccion de espíritu. 4.ºCuan
do se os dé alguna correccion, recibidla con humildad
y sin escusaros; y aunque el hecho fuere diverso de lo
quejuzga la superiora, nada digais hasta que ella mis
ma os pregunte sobre la verdad de lo ocurrido : mas
sobre este punto hablaré con mayor estension en losu
cesivo.
9. 5.º Alejad de vuestro corazon todo pensamiento
ó sospecha contra la superiora, del mismo modo que
desechariais los pensamientos contra la castidad, esto
es, sin deteneros á reflexionar sobre ellos; y cuando
oigais hablar de algun defecto suyo aparente, procurad
escusarlo portodos los medios posibles. ¡Cuan escanda
loso es ver á ciertas Religiosas que léjos devenerarco
mo es debido á la superiora, van espiando todas sus
palabras y acciones para desacreditarla y hacerla caer
en ridículo! Si el defecto de que hablamos fuese eviden
te é inescusable , por ejemplo si la abadesa estuviere
de mal humor con todo el mundo, persuadíos de que
Dios permite en ella aquel defecto no por vuestro daño
sino para vuestro provecho. Sta. Gertrudis rogaba un
dia al Señor que librase á su abadesa del defecto que
tenia de incomodarse muy á menudo;y contestóle Dios
que permitia aquel defecto en la abadesa, tanto por su
provecho, esto es, para que se mantuviese humilde,
como por el bien de las demás Religiosas, para que así
alcanzasen mayores merecimientos.S. Bernardo dice :
Cuanto mayor es el peso que llevas, tanto mas grande es el
mérito que consigues 1. Añade S. Gregorio: Aun cuando
los superiores no lleven una vida muy laudable , deben sin
embargo obedecerse sus mandatos s. Lo cual habia dicho
1 In quantum gravaris,in tantum lucraris.
2 Majorum imperia tunc etiam veneranda sunt, cum ipsi laudabi
len non habeant vitam. In l. Reg. 2.
CAPITULO VII. 161
ya anteriormente Jesucristo hablando de los superiores
que dan mal ejemplo : Guardad pues , y haced todo lo que
os dijeren ; mas no hagáis segun las obras de ellos 1 .
10. Tratándose de los oficios del monasterio, ob
servad la hermosa regla de S. Francisco de Sales, que
consiste en no pretender ni rehusar ninguno de ellos. Por
lo demás preferid siempre aquel que reporte menos ho
nor y mayores incomodidades. La razon porque son
pocas las monjas que obtengan grandes méritos en el
desempeño de sus destinos es porque pocas son las que
los aceptan y sirven con la pura intencion de obedecer
y agradar á Dios. Las Religiosas imperfectas atienden
únicamente en sus empleos á los inconvenientes é in
comodidad que ocasionan; mas las que son perfectas
solo atienden á la mayor complacencia de Dios , y por
esto no van en busca de comodidad, sino que abrazan
gustosamente las penalidades y fatigas. Procurad ser
del número de estas últimas : pensad que delante de
Dios no os servirá de escusa el haber rehusado algun
destino por temor de cometer defectos en su desem
peño , y persuadios de que siendo Religiosa estais obli
gada á servir al monasterio. Si el temor de cometer de
fectos fuese para vos legítima escusa, lo seria tambien
para todas las demás , y en este caso , ¿quién serviría
al monasterio y sostendría la comunidad ? Obrad con la
recia intencion de agradar á Dios, y Dios os ayudará.
ii. Al entrar pues en el servicio del empleo que se
os ba designado , penetraos del espíritu de obediencia
y atended no á vuestra comodidad ó estimacion, ó al de
seo de adquirir autoridad, sino únicamente á la obli
gacion que teneis de obedecer. Llenad al mismo tiem
po vuestro corazon de una santa confianza y no deis

1 Omnia ergo qtuecumque dixerint vobls , servale et facile ; secun-


dum op-era vero eorum , nolite faccrc. Mallh. xxih. 5.
162 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

oidos al demonio, que tal vez procurará persuadiros


que no podreis continuar en tal empleo. Si teneis fe en
la obediencia, el Señor os dará la fuerza de que care
ceis. No temais que aquel empleo por ser de mucha
distraccion, os haga perder el recogimiento y el fervor
espiritual, ejercitándolo solo por cumplir con la obe
diencia; pues sabed que en aquella circunstancia os
dispensará Dios mas gracias en un cuarto de hora de
oracion que otras veces en diez dias de retiro. Haced
sin embargo de manera que al desempeñar vuestro des
tino, os quede algun tiempo, aunque sea poco, para
recogeros en oracion; y no digais que las ocupaciones
de aquel empleo no os permiten disponer del tiempo
necesario para ello, porque las Religiosas aplicadas y
que de veras aman la oracion, bien saben encontrar
tiempo para una y otra cosa. A este fin procurad no
sobrecargaros sin necesidad, como hacen algunas, con
tantos quehaceres, que os impidan despues recogeros
porun breve espacio delante de Dios. Cuidad tambien
de que en las incumbencias de vuestro oficio, no co
metais parcialidades con las amigas y mucho menos con
vos misma, abusando de vuestra posicion para procu
raros mayores comodidades que no disfruten las demás.
12. Adviértase tambien aquí, que la obediencia,y
aun la perfeccion de esta virtud no impide que la Re
ligiosa, cuando se le encarga algun destino ó incum
bencia particular por la superiora, le esponga las di
ficultades que justamente se le ofrezcan y de las cuales
aquella no tenga conocimiento; como seria por ejemplo
alguna enfermedad actual, la inaptitud para algun
empleo ú otro impedimento razonable; porque al fin la
superiora no es ángel sino mujer, y por lo mismo ha
de ser informada de lo que no tiene noticia. Mas en
cuanto á esto es necesario que la Religiosa atienda á
dos cosas importantes. En primer lugar debe abstener
CAPITULO VII. 1 (55

se de toda manifestacion sobre lo que la superiora sabe


ya, porque entonces debe suponerse que ya lo ha con
siderado y no necesita por tanto de nuevas adverten
cias. En segundo lugar, despues que la Religiosa ha
espuesto sus dificultades, debe conformarse á lo que
diga la superiora,y aun es necesario que demuestre
esteriormente su conformidad, para que ésta quede
tranquila ylas demás hermanas se aprovechen del buen
ejemplo. Para esto será muy útil que la Religiosa, an
tes de manifestar sus dificultades se figure que no obs
tante ellas la superiora confirmará su primera decision,
y de este modo esté dispuesta á ejecutar sin réplica lo
que le fuere ordenado.
15. Conviene asimismo advertir que no es un de
fecto, antes bien un acto virtuoso, el discreto cuidado
de conservar la salud para mejorservir á Dios; pero sí
será un defecto la estremada solicitud en este punto,
porque entonces el amorpropio fácilmente hará consi
derar como necesario lo que no lo es en realidad. Dice
S. Bernardo que algunos Religiosos mas bien deben
llamarse discípulos de Hipócrates y de Galeno que no
de Jesucristo : Piensa, te ruego, dice el Santo, que eres
monge y no médico ". Y prosigue diciendo : No seas codi
cioso de tu bienestar 2. Es decir, que será lo mejor para
tu tranquilidad que sigas la regla comun y evites toda
singularidad innecesaria. Evita el trabajo á los servido
res s;procura ahorrar la fatiga á las oficiales, como la
refitolera, la cocinera, etc., y no dés lugar á que ten
gan que hacer algo para tí espresamente. No causes
gravámen á la casa *; no dés ocasion á que se hagan

1 Puta, quaeso, monachum esse, non medicum. Serm. 50. fin


Cant.
2 Parce quieti tuae.
3 Parce labori mínistrantium.
4. Parce gravamini domus.
164 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
gastos superfinos por lu causa. Por esto S. Basilio re
comendaba en general á los Religiosos que procurasen
acomodarse en lo posible á los manjares comunes. ¡Cuan
to mejor es obrar asi que no ayunar , disciplinarse y
llevar cilicios y por otra parte singularizarse en la co
mida! Las singularidades han dado origen al relaja
miento de muchas órdenes religiosas. No tengais es
crúpulo alguno sobre este particular , ni temais faltar
al cuidado de vuestra salud usando de manjares ordi
narios, puesto que es doctrina recibida entre los doc
tores que, aun cuando no sea licito abreviarse la vida
directamente y con el fin de morir mas pronto, es sin
embargo permitido abstenerse de algunas cosas, sobre
todo de las singularidades, aunque con ellas se pudie
se prolongar algun tanto la vida; y aun cometeremos
un acto meritorio cuando obremos así por nuestro pro
pio provecho y para dar ejemplo á los demás. Cuando
se celebró el famoso capítulo llamado de las Esteras,
S. Francisco de Asis vió que los demonios juntaban
otro capítulo y decian que el mejor medio para intro
ducir el relajamiento en los conventos dela religion era
procurar que tomasen el hábito muchos jóvenes nobles
y delicados , los cuales empezarían á tratarse con me
nos rigor , y así se iria relajando poco á poco hasta
desaparecer del todo el fervoroso espíritu que entonces
reinaba en toda la orden. Así discurrían los demonios
y á la verdad pensaban muy acertadamente. Andad pues
con mucha cautela, no sea que por conservar con so
brada solicitud la salud del cuerpo, pongais en peligro
la salvación del alma, ó perdais á lo menos la corona
de santidad. Pensad que los santos no hubieran llegado
á ser tales si, como vos , se hubiesen desvivido por la
salud del cuerpo.
CAPÍTULO viI. 165

ORACION.

Amado Señor mio, vos sois la misma belleza, la mis


ma bondad , el mismo amor: ¿ como pues podré amar
otra cosa alguna fuera de vos? ¡Cuan loca he sido en
haberos dado hasta ahora tantos disgustos! Obré mal;
lo siento amargamente y quisiera morir por ello de
dolor. Jesus mio, apiadaos de mí! Misericordia, Je
sus mio! este será de hoy en mas el continuo clamor
dè mi alma. Si en lo pasado desprecié vuestro amor,
sabed que desde ahora lo prefiero á todos los bienes
mundanos : vos sois y sereis siempre el solo objeto de
todos mis afectos. Jesus mio, mi amor, renuncio á to
do y no quiero mas que á vos. Lo digo ahora y es mi
intencion repetirlo todos los instantes de mi vida : solo
á vos os quiero; á nada mas que á vos. Dignaos auxi
liarme para seros fiel. No mireis á mis pecados; mirad
mas bien al amor con que me amasteis muriendo por
mí en la cruz. En los méritos de vuestra pasion pongo
todas mis esperanzas. Os amo, bondad infinita; os amo,
mi sumo bien,y no os pido mas sino que me ayudeis á
amaros;pero á amaros mucho, y á no amar de hoy en
adelante sino á vos solo, mi tesoro y mi todo. Jesus
mio, os entrego mi voluntad, purificadla; os doy mi
cuerpo, guardadlo; os entrego mi alma, hacedía del
todo vuestra. Abrasad con vuestro fuego consumidor
todos mis afectos que se opongan á vuestro puro amor.
O María, migrande abogada, en los méritos devuestro
Hijo y despues en vuestra intercesion pongo toda mi
confianza.
(36 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C,

$. IV.

De la obediencia debida á las reglas.

1. San Francisco de Sales sentaba esta gran propo


sicion: La predestinacion de las monjas está ligada á la ob
servancia de las reglas. Y Sta. Magdalena de Pazzis decia
que la observancia de la regla es el camino mas recto
de la salvacion y de la santidad. En suma, el único ca
mino que tienen las Religiosas para hacerse santas y
para salvarse, es la observancia de la regla: todo ca
mino que no sea este, no las conducirá alfin propues
to. De aquí es que la Religiosa que habitualmente que
branta alguna regla,por pequeña que esta sea, no dará
jamás un solo paso en la senda de la perfeccion , aun
cuando por otra parte hiciere muchas penitencias, ora
ciones y otras obras espirituales. Trabajará, pero sin
fruto, verificándose en ella lo que dice el EspírituSanto:
Los que no hacen caso de la disciplina , esto es, de la
regla, son infelices, y en vano esperan en sus trabajos
porque no les darán fruto alguno ". Mas ¿qué locura es
esta? dice Sta. Teresa : No observamos, escribe la Santa
en sus Sentencias, ciertas cosas fáciles que nos manda la
regla, como el silencio que no nos causa daño alguno, y lue
go queremos inventar penitencias segun nuestro capricho para
no hacer al fin ni una cosa ni otra. Para una Religiosa de
esta especie, el menor mal será no adelantar en la per
feccion; mas lo peorserá, como dice S. Bernardo, que
con la costumbre de quebrantar las reglas ligeras, lle
gará á formarse un grande obstáculo para observar las
mas graves que pertenecen á la observancia de los
VOLOS.

1 Disciplinam qui abjicit, infelix est: et vacua est spes illonum, el


labores sine fructu. Sap. 111, 11.
CAPITULO VII, 467

2. ¡Cuán lastimoso es ver á algunas Religiosas que


despues de haber sido muy bien educadas é instruidas
en la observancia de las reglas durante sn noviciado,
las olvidan luego de la profesion como si desde que se
consagraron á Jesucristo no estuviesen ya obligadas á
observarlas! Dice un santo doctor que vale mas ser sim
ple dedo y estar unido al cuerpo de la comunidad, que
ser ojo y estar separado de aquélla "; porque el ojo se
parado del cuerpo no es mas que un poco de podredum
bre. Asípues,toda obra que, aunque virtuosa en la
apariencia, no se conforma con la regla, no será agra
dable á Dios; será para la Religiosa un obstáculo mas
bien que un medio para alcanzar la perfeccion ;porque,
como dice S. Agustin, todas las devociones y demás
ejercicios que se oponen á la regla, son pasos estravia
dos y tropiezos para el espíritu.
5. Ahora pues, vos, ó hermana bendita, que habeis
abandonado el mundo para haceros santa, ¿como no
conoceis que por no saberos dominar en cosas fáciles,
no solo no os haceis santa sino que os poneis en pe
ligro de perderos? Escribe S. Cesario: Hemos tenido
valor para renunciar al afecto de nuestros parientes, á
nuestrasgalas y á las diversiones del mundo, ¿y mos
tramos ahora debilidad en vencer la negligencia en ob
servar los preceptos de la regla 2º Refiere Casiano
(Lib. 7, instit. c. 19.) queS. Basilio, viendo á cierto
monge que habia renunciado á la dignidad de senador
para entrar en la religion, y que sin embargo de esto
no observaba la regla, le dijo compadeciéndole : Des
graciado,¿qué has hecho? Dejaste de sersenador para

1 Melius est digitum esse in corpore, quam esse oculum et evelli


de corpore.
2 Ad relinquendos dulces afectus fortissimi fuimus; et nunc ad
declinandas negligentias infirmi sumus? Hom. 8.
168 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

hacerte monge y ahora no eres ni lo uno ni lo otro 1.


Igual reprension hace Tertuliano: Si crees que la liber.
tad del siglo es la verdadera libertad, volviste á la esclavitud
y perdiste la libertad de Cristo °. Como si dijera: O Reli
giosa que habeis salido de la esclavitud del mundo y con
quistado la libertad de Jesucristo, despojándoos de los
afectos terrenales (infelices cadenas que en el mundo
reducen á la esclavitud á tantaspobres almas), ¿quéha
ceis ahora? Si reputais por verdadera la libertad del
siglo, de nuevo habeis vuelto á la esclavitud y habeis
perdido la libertad de los hijos de Dios que Jesucristo os
habia procurado.
4. Algunas Religiosas intentan disculparse diciendo
que las reglas que quebrantan son de poca importancia.
Pero yo respondo que ninguna regla de la religion de
be juzgarse poco importante; antes al contrario, todas
ellas deben tenersepor de mucha importancia, primera
mente porque las ha ordenado Dios y aprobado la Igle
sia como á medios de perfeccion religiosa á la cual de
ben aspirar continuamente las personas consagradasá
Dios, y despues porque la inobservancia de las reglas,
por pequeñas que parezcan , introduce el desórden en
la disciplina regular y en toda la comunidad. Es cosa
cierta que en los conventos en que se observan las me
nores reglas, reina el fervor; mas en los que no se ha
ce caso de ellas, óse ha perdido ya ó desaparecerá por
co á poco hasta perderse del todo. Refiere el P. Sangiu
re (Erario ec. tom. 4, cap. 5.) que el P. Oviedo, cuan
do gobernaba en Nápoles el colegio de la Compañía de
Jesus, procuraba que se observasen puntualmente las
reglas por pequeñas que fuesen; mas se le opuso des
pues el P. Bobadilla diciendo que no convenia agobiar
1 Senatorem perdidisti, el monachum non fecisti.
2 Si veram putes saeculi libertatem., redisti in servitutem et ami
sisli libertatem Christi. De corona milit.
CAPITULO Vil. 1C9
á los inferiores con tantas menudencias, dando con esto
lugar á que decayese el saludable rigor que se observa
ba primitivamente Sin embargo, los resultados no tar
daron en probarle su error : con el uso de semejante
libertad empezó á relajarse el espíritu de orden en los
Religiosos, hasta que algunos de ellos comenzaron á des
preciar todas las reglas , así pequeñas como grandes, y
acabaron por salirse de la religion. Por esto S. Ignacio,
luego que se le informó de lo ocurrido, mandó que se
observasen rigurosamente todas las reglas y logró res
tablecer de este modo la disciplina.
5. Las Religiosas tibias y negligentes no hacen caso
de las cosas leves; pero ya lo hace por ellas el demo
nio , el cual, como á enemigo de todo lo bueno, nota
con gran diligencia todas las trasgresiones de la regla,
para acusarlas algun dia ante el tribunal de Jesucristo.
S. Ricardo religioso , que cierto dia se hizo cortar el
pelo fuera del tiempo señalado, víó al demonio que re
cogía y contaba uno por uno todos los cabellos esparci
dos por el suelo. (En Surio, 13 seliemb.) De un modo
semejante vió Sta. Gertrudis al mismo espíritu maligno
recogiendo los pequeños copos de lana que dejaba caer
contra lo que mandaba la pobreza , como igualmente
todas las sílabas que omitia al rezar con demasiada pre
cipitacion el oficio divino. (Véase su vida.) Cuenta tam
bien el beato Dionisio el Cartujo que el demonio se apa
reció á una Religiosa llevando en la mano una aguja y
una hebra de seda que aquella habia tomado sin per
miso. Asimismo va notando el demonio todas las pala
bras proferidas en lugar y tiempo de silencio , las mi
radas curiosas y demás infracciones de la regla, en que
incurren las Religiosas negligentes. De aquí es que mu
chas de ellas practican con el mayor disgusto y seque
dad las oraciones, la comunion y demás ejercicios de
votos. Sta. Gertrudis, per una sola mirada curiosa que
tom. i. 10
1’70 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

echó á una de sus hermanas, contra la inspiracion que


tenia de no mirarla, recibió en castigo once dias de se
quedad. Justo es que quien poco siembra poco coja ".
¿Como abundará el Señor en gracias y consuelos espi
rituales con aquella monja que anda escasa y descuidada
en servirle ? Si hubiese sido fiel en observar la regla,
tal vez le hubiera concedido Dios una gracia muy gran
de de que la ha privado justamente á causa de su ne
gligencia; porque, como decia el beato Gil: Con un
pequeño descuido puede perderse una gracia muy grande.
6. Gran cosa por cierto ! dice S. Buenaventura:
Muchos desean morir por Jesucristo, y no quieren sufrir
por él los menores padecimientos *. Muchos son los que se
proponen sacrificar su vida por Jesucristo y luego se
niegan á padecer una ligera incomodidad para obser
var alguna regla fácil. Si se os impusiese alguna tarea
difícil, dice el Santo, tal vez tuvierais alguna escusa;
mas ¿qué disculpa podeis alegar por la falta de cum
plimiento á una cosa fácil? Cuanto masfácil y cómoda
es la observancia , tanto mas defectuosa se muestra la
Religiosa que deja de cumplirla, porque con ello da á
conocer su grande apego á la propia voluntad. Y quie
ra Dios que, como se dijo arriba, empezando á des
preciar las reglas leves, no llegue algun dia á despre
ciar tambien los votos perdiéndose así miserablemente.
Quien vallado deshace, le morderá la culebra *. El que
rompe el vallado de las reglas, corre peligro de recibir
alguna mordedura venenosa de la serpiente. Cuando
veis á una Religiosa que antes fué ejemplar y despues
ha caido en el precipicio, ¿creeis acaso que el demonio
la haya precipitado al primer empuje ? no, sino que al
principio la ha inducido á menospreciar las cosas leves
1. Qui parce seminat, parce et metet. 11. Cor. ix. 6.
2 Multipro Christo optant mori, quipro Christo nolunt levia pati
5 Qui dissipat sepenm, mordebit eum coluber. Eccles. Y. S.
CAPITULO VII. 171

y despues la ha hecho incurrir en las faltas mas graves.


7. Otras se escusan so pretesto de que la regla no
obliga bajo pena de pecado. Este esun error de que se
hablóya en otro lugar *; porque si bien esverdad que
la regla no obliga bajo pena de pecado, no obstante,
segun comun sentencia de los doctores, la transgresion
de una regla por pequeña que sea esta, cuando no hay
causa bastante que la disculpe, es á lo menos pecado
venial. Lo mismo enseñaba ya Sto. Tomás (2.2. q. 186.
a. 9.), el cual hablando sobre la regla de su religion
que tampoco obliga bajo pena de pecado dice: La trans
gresion de todo lo demás (escepto los votos) solo obliga
bajo pena de pecado venial º. Dije que es á lo menos pecado
venial, porque si la transgresion fuesetal, que ocasio
nase grave daño ó escándalo á la comunidad, como el
romper habitualmente el silencio comun, el entrar en
las celdas de las compañeras, el quebrantar á su vista
los ayunos de regla y otras cosas semejantes, pudiera
entonces llegar á ser pecado grave. Que sea á lo me
nos pecado venial, no puede negarse por muehas ra
zones: 1.º Porque la Religiosa que falta á la regla omi
te los medios de santificacion á la eual está obligada á
aspirar incesantemente. 2.º Porque falta á la promesa
de observar la regla que hizo á Dios al tiempo de la
profesion. 5.º Porque perturba el buen órden de la co
munidad con su mal ejemplo. 4º Eltimamente, y esta
es la razon mas poderosa, porque al quebrantar alguna
regla, olvida la voluntad de Dios para obrar conforme
á su amor propio. A buen seguro que semejante trans
gresion no podrá llamarse acto virtuoso. Ni tampoco se
podrá llamar indiferente. ¿Como pudiera llamarse tal
una obra hecha por propia inclinacion, que da mal

1 Cap. IV. núm 5.


2. Transgressio aliorum obligat solum ad peccatum veniale.
1722 LA vRDADERASPosA DE J. c.
ejemplo y que altera el órden de la disciplina regu
lar? Luego, si no es buena, si no es indiferente, se
rá ciertamente mala. Si pues dijere alguna : Me basta
que no sea pecado mortal, á esta le haré saber que se ha
lla en estado muy peligroso; si no está muerta, á lo
menos está agonizando: la infeliz se halla atacada de
una fiebre lenta que con el tiempo la conducirá á la
muerte. (Léase otra vez lo que se dijo en el capítu
lo VI, n.º 5.)
8. Escúsanse otras diciendo que son ancianas y que
porlo tanto no pueden vivir con el mismo rigor á que
deben sujetarse las jóvenes. Respóndese que toda Re
ligiosa jóven ó vieja que infringe la regla, se daña á
sí misma y á las demás. S. Pedro Crisólogo dice que el
árbol que no da fruto, no solo se daña á sí mismo con
su sombra, sino tambien á los demás árboles fecundos
que le rodean ". Esto debe aplicarse á toda Religiosa
que da mal ejemplo con la inobservancia de las reglas.
Además, es preciso advertir que las monjas mas anti
guas están mas obligadas á la perfecta observancia que
las modernas; primero, porque hace mas años que es
tán en la religion : así como el que mas ha estudiado
debe ser mas docto, así tambien la Religiosa que ha
permanecido por mas tiempo en el monasterio estudian
do á Jesucristo, debe estar mas adelantada en la cien
cia de los santos que es la perfeccion espiritual. Segun
do, porque el ejemplo de las ancianas insinua con ma
yor fuerza en el ánimo de las jóvenes la observancia ó
inobservancia de las reglas. Las Religiosas ancianas son
las antorchas que iluminan el convento; son las colum
mas que sostienen la observancia, y hacen seguir en pos
de sí á las jóvenes para mantenerla; porque si las jóve
1 Infecunda arbor, dum fundit umbram, inimica non sibi soli»
sed etiam palmitibus fit fecundis. Serm. 106.
CAPITULO y II, 17.)
mes ven que las ancianasla desprecian, mas la desprecia
rán ellas. Hablando en general, la relajacion de los con
ventos ha provenido de la negligencia, no tanto de
las Religiosas jóvenes como de las ancianas, las cuales
con su mal ejemplo han dado lugar á que las demás ha
yan decaido en el rigor de la observancia de la regla.
¿De qué servirá que las ancianas clamen y exhorten de
palabra á las demás á observar la regla, si por otra
parte enseñan lo contrario con el hecho de sus malos
ejemplos? Mas pronto, dice S. Ambrosio, persuaden los
ojos que las orejas 4. Mucho mas persuaden los ejemplos
que se ven que no las amonestaciones que se oyen.
9. Y en realidad, ¿como será posible que las Reli
giosas jóvenes salgan bien dispuestas para observar la
regla, si las mismas que las educan la destruyen con
su mal ejemplo? Nadie puede salir instruido de donde se
destruye, dice Tertuliano º. Cuando el tirano tentó á
Eleázaro á comer carne de puerco contra el precepto
que Dios habia impuesto á los hebreos, compadecidos
sus amigos de su avanzada edad, pues contaba noventa
años, le rogaron que para librarse de la muerte fingie
se á lo menos que la comia ; mas el santo anciano les
contestó muy sabiamente que mas queria ser arrojado
al infierno que dar á su edad á los jóvenes el mal ejem
plo de infringir la ley aparentando quebrantarla *. El
aspecto del justo es por sí solo una amonestaeion, escribe
S. Ambrosio *. ¡Cuan grande amonestacion, mayor que
todas las advertencias proferidas con la lengua, es para
las jóvenes el ejemplo de una Religiosa anciana que
observa con puntualidad todas las reglas, grandes y
1 Citius persuadent oculi, quam aures. Serm. 76.
2 Nemo inde struipotest unde destruitur. De praescript.
5 Praemitti se velle in infernum; non enim aetati nostrae dignum
esl fingere. II. Machab. vii. 25.
4 Justi aspectus admonitio est. Serm. 10. in psalm.cxvu.
TOM, I. 1()"
174 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

pequeñas ! Es obligacion de toda Religiosa cuidar zelo


samente de que la observancia se conserve con todo el
rigor posible. Cuando Jesucristo alargó su diestra á
Sta. Teresa para demostrar que se desposaba con ella,
dijoles las siguientes palabras : Desde hoy en adelante,
como á verdadera esposa mia, zelarás por mi honra *. Por
tanto , toda esposa de Jesucristo ha de zelar por la
honra de su esposo. Pero principalmente, por cosa al
guna deben las Religiosas mostrar tanto zelo como por
la observancia de las reglas, que son el sosten de la
perfeccion de su comunidad; y esto debe entenderse no
solo cuando son superioras, sino aun cuando fueren
simples monjas, particularmente sigozasen de alguna
autoridad por ser de las mas antiguas. S. Andrés Ave
lino, cuando veia que se descuidaba la observancia de
alguna regla, amonestaba con firmeza sobre el parti
cular, no solo á sus compañeros los Religiosos, sino
aun á sus propios superiores. Lo mismo practicó con
gran zelo sor M. Teresa Spinelli, Religiosa de mucho
espíritu del convento de la santísima Trinidad de Nápo
les, é hija de confesion del P. Torres (léase la vida
de este padre, lib. 6, cap. 1, S. 7.), la cual notando
ciertos abusos que empezaban á introducirse en su co
munidad, repetidas veces se opuso á ellos con energía,
sin consideracion á persona alguna por elevada que
fuese su jerarquía, y atendiendo únicamente al amor
de Dios; por cuyo motivo tuvo que padecer muchos
disgustos y amarguras. Cuando se trata de evidentes
abusos ó de relajamiento en la observancia, no es so
berbia ni temeridad, sino antes bien virtud y zelo de
Dios, el clamar é impedir los abusos, aunque por ello
se tenga que luchar con los mismos superiores *.

l Deinceps, ul vera sponsa, meum zelabis honorem.


2 Será preciso usar de este consejo con mucha prudencia y mo
CAPITULo viI. 175

10. Otros se escusan diciendo que dejan de pedir


el permiso debido segun la regla, por no importunar
demasiado á los superiores. Pero esta es una escusa
muy débil, porque las superioras léjos de darse por im
portunadas se edifican con la puntualidad de las Reli
giosas que van á pedirles permiso siempre y cuando lo
necesitan. Ni cómo pudieran enojarse sabiendo que
muchas cosas no pueden hacerlas las inferiores sin al
canzar antes el permiso correspondiente?Así, cuantas
veces os veais obligada segun la regla á pedirpermiso,
pedidlo; y si la superiora os negáre alguna dispensa
por mantener la observancia de la regla, no os desazo
neis, antes al contrario , consolaos y dadle gracias.
El que se halla á bordo de una nave, se alegra y da
gracias al piloto por su cuidado en hacer que todos los
marineros cumplan con su obligacion , pues de otro
modo, faltando el órden en la maniobra, el buque es
taría en continuo riesgo de perderse. Las reglas son
un peso, es verdad, pero como se dijo en otro lugar,
son un peso con alas que nos ayuda á volar hácia Dios.
La carga de Jesucristo tiene alas, dice S. Agustin * , que
nos hacen levantar á lo alto. Son ataduras las reglas,
pero son ataduras de amor que mos unen al sumo bien:
por tanto, cuando nos veamos atados debemos decir
con David : Las suertes me cayeron en lugares hermosos º.
Estas cuerdas son para mí, no ya ignominiosas, sino
noblesy amables porque me libran de las cadenas del
infierno. Y si por acaso esperimentamos algun pesar á
disgusto al ver que nos prohibe la regla algo que de
seábamos, digamos gozosamente con el Apóstol : ... yo
el prisionero en el Señor º. Estoy atado, pero me conten
deracion, no sea que su mala inteligencia dè lugar á estravíos y es
cándalos mayores que los que reprende nuestro santo autor.
1 Sarcina Christipennas habet. In Psalm. Lx.
2 Funes ceciderunt mihiin praeclaris. Ps, xv. 6.
5 Ego vinctus in Domino, Ephes. iv. I.
1'76 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

to con tales ataduras porque me estrechan con mi Dios


y me proporcionan la corona eterna. S. Agustin dice:
No te diera el Señor el collar de oro de la eterna gloria si
antes no te hubiese tenido sujeta con la cadena de las reglas 1.
11. Esto supuesto, cuando alguna de vuestras her
manas os pida algun favor que no podais dispensarle
sin permiso, no tengais repugnancia alguna en manifes
társelo. No debeis avergonzaros de parecer escrupulosa
tratándose de evitar alguna falta, en particular cuando
esta sea de observancia; antes al contrario debeis mos
traros singular en este punto, si las demás lo miran
con negligencia. No temais caer por esto en el pecado
de vanagloria. Es ciertamente del agrado de Dios que
en la observancia de las reglas por pequeñas que sean
os mostreis singular cuando fuere necesario,para que
resplandezca vuestro ejemplo y estimule á las demás á
ser observantes como deben, y á tributar gloria á Dios.
A este modo ha de brillar vuestra luz delante de los hombres;
para que vean vuestras buenas obras, y den gloria á vues
tro Padre, que está en los cielos 2. Si no podeis hacer
grandes cosas por Dios, si no podeis hacer grandes ora
ciones y penitencias; á lo menos observad con puntua
lidad todas las reglas y sabed que esto solo os bastará
para haceren poco tiempo grandes progresos en la per
feccion. Decia una gran sierva de Dios que el camino
mas breve para llegará la perfeccion es la escrupulosa
observancia de las reglas. Lo mismo habia dicho antes
S. Buenaventura: La mayor perfeccion consiste en obser.
var todas las reglas º.Cuanto mas exacta sea en esta par
te la Religiosa, tanto mas liberal se mostrará Dios para
1 Non tibi imponeret torquem aureum, nisi primum in compedi
bus ferreis te alligasset. In Psalm. CxLIx.
2 Sic: luceat, lux vestra coram hominibus, ut videant opera vestra
bona, el glorificent Patrem vestrum qui in coelis est. Matth. v. 16.
5 Optima perfectio, omnia quacque servare. Spec. part.2, cap. 2.
CAPITULO VII, 177

con ella. Sta. Teresa decia : La Religiosa que observa es


crupulosamente la regla, no anda, sino vuela hácia la per
feccion sin alas ni plumas.
12. San Agustin llama muy sabiamente á la regla
el espejo de la religion, porque en su observancia pue
den conocerlos Religiosos cuales son, si justos óinjustos,
si ó no aprovechan en la virtud, si agradan ó desagradan á
Dios, como dice Hugo de S. Victor comentando á dicho
Santo *. En el modo con que la Religiosa observa ó des
cuida la regla, bien puede conocerse si ama ó no la
perfeccion, si adelanta ó retrocede, si ó no agrada á
Dios. Persuadíos de que siendo Religiosa, vuestra san
tidad no consiste en hacer muchas cosas, sino en ob
servar exactamente la regla. Por ejemplo, cuando esta
manda asistir al trabajo ó á la recreacion, obra mal la
Religiosa que se dedica á la oracion ó á la disciplina.
Estas devociones intempestivas son, segun la espresion
del P. Alvarez, sacrificios hurtados que Dios se niega á
aceptar. Cierto Religioso capuchino, para atender á sus
devociones particulares, dejaba de asistir al trabajo
comun: estando próximo á morir se le apareció Jesu
cristo como á juez y mandó que todas sus oraciones
vocales y otras devociones que habia practicado en
tiempo de ejercicios comunes, se aplicasen á los que
habian trabajado por la comunidad, de modo que nada
quedase para él. Supo despues el Religioso que por la
divina misericordia se le prolongaba la vida; por lo
cual , habiendo recobrado la salud , puso desde enton
ces un particular cuidado en no faltar á ninguno de los
ejercicios de la comunidad. Sta. Magdalena de Pazzis
decia, que el mejor medio para adquirir grandes mé
ritos, es asistir á los actos de comunidad siempre que

1 Sive justi, siveinjusti:utrun unusquisque proficial: utrum Deo

placeat, an displaceat.
178 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
sea posible. Verdad es que en algunas circunstancias ,
como en caso de enfermedad ó de importantes ocupa
ciones relativas á vuestro destino , no cometereis falta
alguna dejando de cumplir con una ligera regla ; pero
es tambien muy eierto que semejantes inobservancias
nacen á menudo , no tanto de los quehaceres como de
la pereza ó del poco amor á las reglas ; porque otras
Religiosas tanto ó quizá mas enfermas que vos y no me
nos ocupadas en los asuntos del monasterio , aunque sí
mas observantes, no faltan en lo mas mínimo á las
mismas reglas que vos descuidais con tanta frecuencia.
E1 que ama la observancia para todo sabe darse tiem
po. Sta. Teresa decia r A veces es poco el mal , y nos pa
rece ya que á nada estamos obligadas.
13. Servirá de mucho para aficionaros á la exacta
observancia de las reglas que las leais á menudo ó á
lo menos varias veces al año á fin de conocer á cual de
ellas habeis faltado para enmendaros en consecuencia:
esta es una de las mejores lecciones espirituales que po
deis practicar. Será tambien muy útil que hagais diaria
mente un examen particular sobre las reglas que soleis
quebrantar con mas frecuencia , y cada vez que falteis,
no os avergonceis de írselo á comunicará la superiora,
pidiéndole por ello la correspondiente penitencia. Dijo
el demonio á Sto. Domingo que en el capítulo donde
tos Religiosos confiesan sus culpas y reciben las debi
das amonestaciones y penitencias , perdia todo lo que
ganaba en el refectorio , en el locutorio y demás luga
res del convento. Pero antes de ir á acusaros, dispo
neos para aceptar cualquiera reprension que se os dé
ó cualquier penitencia «pie se os imponga. Digo esto
para que no hagais como algunas Religiosas que se
acusan de los menores defectos para mostrarse humil
des y escrupulosas en la observancia de las reglas , y
luego no quieren que se las corrija. Sobre todo para
CAPITULO VII. 179

observar bien las reglas, es necesario, como dice San


Ignacio de Loyola, observarlas con espíritu de amor y no
con turbacion nacida del temor "; es decir, no por el solo
temor de las reprensiones de la superiora ó de la ad
miracion de las demás hermanas, sino únicamente pa
ra agradar á Jesucristo. Por esto dijo el Santo que
habia ordenado sus reglas de modo que no obligasen
bajo pena de pecado, á fin de que al temor de ofender
á Dios sucediese el amor y el deseo de agradarle *. San
Euquerio dice: Piensa que solo viciste aquellos dias en que
renunciaste á tu voluntad y no quebrantaste regla alguna s:
solo aquellos dias, quiere decir el Santo, podrás con
siderarlos como útiles para tu provecho. Sta. Magdale
na de Pazzis daba para la observancia de las reglas es
tos tres bellos documentos: 1.º Ama á tus reglas como á
Dios mismo.2.º Pórtate como si fueras tú sola la que debie
rás observar la regla. 5.º Si las demás faltan á la observan
cia procura suplir con tu exactitud su negligencia.
14. En suma, vuelvo á decir que es necesario con
vencerse de que la perfeccion de una Religiosa no tan
to consiste en hacer muchas y grandes cosas, sino en
hacerlas bien. Grande fué la alabanza que las turbas
tributaron á Jesucristo cuando hablando de él dijeron
justamente: Bien lo ha hecho todo 4. La ejecucion de co
sas arduasy estraordinarias no es de todos tiempos ni
para todos los hombres; al paso que la oracion comun,
el exámen de conciencia, la comunion, el oir misa, el
rezo del oficio divino, el desempeño de los cargos del
monasterio y otras obligaciones prescritas por la obe
1 In spiritu amoris, non in perturbatione timoris. Part.6,
COn St. c. 1.
2 Ut loco timoris offensae, succedat amor.
5 Illum tantum diem vixisse te computa in quo voluntates pro
prias abnegasti, et quem sine ulla regulae transgressione duxisti. Ho
mil. 9. ad monach.
4. Bene omnia fecit. Marc. vii. 17.
180 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C,

diencia, son cosas que se hacen todos los dias por to


das las Religiosas: basta que las hagais bien, aun cuan
do fueren los empleos mas viles del mundo, para ha
ceros santa. No basta hacer lo que quiere Dios, sino
que es necesario hacerlo como Dios quiere. Léese en
la crónica de los Cistercienses que cierta noche estando
los monges en maitines, vió S. Bernardo muchos án
geles que estaban apuntando lo que los Religiosos ha
cian en el coro, pero con la diferencia de que las obras
de unos las escribian con oro, las de otros con plata,
las de otros con tinta y con agua las de otros; deno
tando con esto la perfeccion ó imperfeccion con que
cada uno de ellos oraba. Por lo dicho podeis conocer
lo poco que debe costaros el ser perfecta si quereis ser
lo, mientras podeis alcanzar la santidad con solo lnacer
lo mismo que practicais ordinariamente. El Señor nopi
de que os eleveis en sublimes contemplaciones, ni os
pide tampoco penitencias espantosas; solo pide que ha
gais bien lo que haceis.
15. Muchas Religiosas, en dias devotos, como en
las novenas de Navidad, del Espíritu Santo ó de la Vír
gen, practican muchas devociones tales como ayunos,
disciplinas, oraciones vocales y otras como estas, que
no hay duda son obras buenas; mas para alguna de
aquellas tal vez la mejor devocion seria practicar en
tonces las obras ordinarias con mayor perfeccion. Esta
perfeccion consiste en dos cosas: primera, en hacerlo
todo con el únicofin de agradar á Dios, porque la per
feccion no está en lo que se hace esteriormente sino en
la intencion con que se ejecuta : Toda la gloria de la
hija del rey es de dentro 1 ; y segunda, en hacerlo bien;
esto es, prontamente, con atencion y exactitud. Para
hacer bien lo que hacemos, el primer medio consiste en
l Omnis gloria ejus filia regis ab intus. Ps. viv. 14.
CAPITULO VII. 181

hacerlo con fe viva en la presencia de Dios para que


nuestra accion sea digna de sus divinos ojos. El segun
do medio se reduce á practicar cada una de nuestras
obras como si no tuviésemos otra cosa que hacer; de
modo que, si estuviéremos en oracion, no pensemos
mas que en orar bien; si rezamos el oficio, no pense
nossino en rezarlo bien ; sipor obediencia desempe
ñamos algun cargo, solo pensemos en desempeñarlo
bien. No debemos pensar entonces en otra cosa alguna
ni pasada ni futura. Cuandopor ejemplo estais en ora
cion, será tentacion del demonio si pensais en el mo
do de dar cumplimiento á una órden, de ejecutar cier
ta obra ú otras cosas semejantes. El P. M. de Avila es
cribió á una persona lo siguiente: Cuando te ocurra
alguna idea intempestiva di luego: Dios no me manda ahora
nada de esto, y por tanto no debo pensar en ello. Cuando me
lo mande entonces lo pensaré. El tercer medio consiste en
hacer cada una de nuestras acciones como si fuese la
última de nuestra vida. Este medio lo inculcaba S. Au
tonio muy á menudo á sus discípulos para que hicie
sen todas sus obras con perfeccion. Escribe S. Bernar
do: Al ejecutar cualquiera obra, preguintese cada uno á si
mismo : Si ahora hubieses de morir, harias esto * ? ó lo ha
rias de este modo? Luego podeis ir discurriendo de la
manera siguiente: Si esta fuese la última misa que de
lbiera oir, con cuanta devocion no la oiria! Si este fue
se el último oficio que debiese rezar, con cuanta aten
cion no lo rezaria ! Si esta fuese mi última comunion ú
oracion, con qué fervor no la haria! S. Basilio escribe
tambien :Cuando practiques los ejercicios de la maña
na, piensa que no vivirás hasta la noche; ypor la no-
che piensa que no llegarás á la siguiente mañana. Cuén
tase de un Religioso dominicano, el cual solia confe
1 In omni opere suo dicat sibi: Si moriturus esses, faceres istud *
In spec. monach.
TOMI. 1. 11
182 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

sarse todas las mañanas antes de celebrar misa, que


habiendo caido gravemente enfermo mandóle el supe
rior que se confesase como para morir, y entonces el
Religioso levantando las manos al cielo dijo: Bendito
sea Dios, pues hace ya treinta años que me confieso
cada dia como si fuese el último de mi vida. Bienaven.
turado aquel siervo, dice nuestro Salvador, á quien el
Señor halle así cuando venga ájuzgarle ". Bienaventu
rada la Religiosa, digo yo, que, asaltada repentina
mente por la muerte, se halle haciendo su última ac
cion como si se dispusiese para morir. -

16. Otro medio hay muy eficaz para que las almas
débiles hagan bien lo que hacen, y consiste en no con
tar jamás sino con el dia presente. Una de las cosas
que á muchos desanima en el camino del Señor, es la
angustiosa aprehension que esperimentan al pensar que
deben caminar hasta la muerte con tanta exactitud,
oponiéndose sin cesar á las inclinaciones del amor pro
pio. El mejor medio para vencer esta tentacion es fi
gurarse que cada dia es el último de la vida. ¿Quién se
ria el que, sabiendo que no debia vivir sino un solo
dia, no procurase hacer perfectamente todas sus obras?
He dicho que este medio puede servir de auxilio á las
almas débiles,porque por lo demás, las almas fuertes
yfervorosas en el divino amor no necesitan disimularse
á sí mismas el trabajo, antes al contrario, desean y se
gozan en padecer por agradar á Dios. Será tambien
muy útil para las Religiosas que empiezan á caminar
por la senda de la perfeccion, el pensar que, como es
cierto, con el auxilio del buen hábito, lo que al prin
cipio es trabajoso, se hace dentro poco tiempo fácil y
agradable. He aquí lo que sobre este punto nos dice
el Espíritu Santo: Te guiaré primeramente por los es
1 Beatusille servus quem, cum venierit dominus ejus, invenerit
sic facientem. Malth. xx. 46.
CAPITULO VII. 183
trechos senderos de la virtud; mas en seguida entra
rás en un camino ancho y agradablepor el cual correrás
sin obstáculo alguno 1. Lo mismo escribió S. Bernardo
al papa Eugenio. Al principio, dice el Santo, una cosa
te parecerá insufrible, poco á poco con la costumbre
no te lo parecerá tanto, poco despues ya no te causará
incomodidad alguna, hasta que por fin llegarás á delei
tarte con ella *; con cuyas palabras viene á significar
nos lo mismo que dijo el Eclesiastés: Al principio senti
alguna fatiga, mas despues hallé reposo y tranquilidad º.

ORACION.

Dios mio, yo soy aquel árbol que desde mucho tiem


po merecia haber oido las palabras del Evangelio: Cor
tadlo,¿por qué ha de ocupar latierra *? Cortad esta planta
que no da fruto y echadla alfuego; ¿de qué le sirve ocu
parun espacio de tierra? Infeliz de mí! despues de tan
tos años como he permanecido en el monasterio, favo
recida por vos con tantos auxiliospara hacerme santa,
¿cuales son los frutos que de mí habeis recibido? Pero
vos no quereis que me desespere ni que desconfie de
vuestra misericordia,pues habeis dicho: Pedid y reci
bireis s. Ya que gustais que os pida gracias, la primera
que os pido es que me perdoneis todas las ofensas que
os he hecho, de las cuales me arrepiento de todo cora

1. Ducam te per semitas aequitatis, quas cum ingressus fueris, non


arctabunturgressus tui, et currens non habebis ofendiculum. Pro
verb. iv. 11 el 12.
2 Primum tibi importabile videbitur aliquid, processu temporis
(si assuescas)judicabis non adeo grave, paulo post nec senties, paulo
post etiam delectabit, Lib. 1 de consid.
5 Quia modicum laboravi, et invenimihi multam requiem, Eccl.
LI. 55.
4. Succide illam: ut quid terram occupat?
5 Petite et accipietis.
484 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
ton, conociendo que he pagado con disgustos y amar
guras todos vuestros beneficios. La segunda gracia que
os pido es el don de vuestro amor, para que os ame de
hoy en adelante, no fríamente como hasta ahora, sino
con todo el corazon , procurando evitaros el menor
disgusto y haciendo cuanto conozco que os agrada. La
tercera gracia es la santa perseverancia en vuestro
amor , pues que desde ahora prefiero vuestro amor á
todos los reinos del mundo. Vos quereis que sea toda
vuestra , y yo quiero entera y esclusivamente pertene-
ceros : vos os habeis entregado enteramente á mi en la
cruz y en el santo Sacramento del altar; yo pues quie
ro entregarme á vos sin reserva alguna. Os doy gracias
por haberme concedido la voluntad de haceros esie
ofrecimiento; y pues vos me lo habeis inspirado, señal
es de que lo aceptais. Vuestra soy, Jesus mio, y espero
que mio sereis vos tambien por toda la eternidad. Re
nuncio á mi propia voluntad y me someto enteramente
á la vuestra ; por esto os prometo observar desde hoy
escrupulosamente todas las reglas aun las mas mínimas
del monaslerio, pues conozco que todas ellas os son
agradables. O amor ! ó amor! os diré con Sta. Catalina
de Genova, basta ya de pecar. Haced, os ruego, que os
ame ó del contrario que muera : ó amaró morir. O Ma
ría , mi madre, interceded con vuestro Hijo para que
me conceda la gracia de amarle ó morir.

§-V.

De los cuatro grados de la obediencia perfecta.

1. Para que una Religiosa sea perfecta en la obe


diencia es necesario que obedezca con prontitud, con
exactitud , con alegría y con sencillez : estos son los gra
dos que conducen á la obediencia perfecta. El primer
CAPITULO VII. 185
grado es obedecer con prontitud, esto es, cumpliendo lo
que manda la obediencia , al momento , sin réplica ni
demora alguna. Hay algunas Religiosas que no se re
suelven á obedecer sino despues de muchas escu
sas de parte suya y de muchos ruegos de parte de
la superiora. No es así como se portan las verdade
ras obedientes. El verdadero obediente , diee S. Ber
nardo, evita el menor retardo en obedecer; no bien ha oido
lo que se le manda , aplica sus manos y mueve los pies para
darle cumplimiento '. La Religiosa que ama la obedien
cia, al oír por la mañana el toque del despertar, no se
entretiene en dar vueltas por la eama , sino que, como
dice Sta. Teresa, se levanta al momento para obede
cer á la voz de Dios que la llama. Asimismo , al oir las
órdenes que le da la superiora, lejos de replicar ées-
cusarse, y de mostrar repugnancia por medio del si
lencia (cosa que muchas veces aflige á las superioras)
con semblante alegre y risueño responde: Heme aqui,
estoy pronta ; y al instante se dispone á obedecer: no
necesita que se la ruegue ni que se le repita varias ve
ces la orden ni que se le espongan las razones que I»
motivan, como hacen algunas á quienes se da el nom
bre de caballos duros de boca, que para obedecer al que
los guia necesitan que se les den muchas sofrenadas,
con lo cual pierden la mayor parte del mérito de su
obediencia forzada.
2. ¡Oh, como premia el Señor esta prontitud en obe
decer ! Muchas veces se ha valido de hechos sobrena
turales y prodigiosos para demostrar cuanto se com
place en la pronta obediencia. En cierta ocasion
mientras S. Marcos mooge estaba escribiendo , llamóle
el abad Silvano superior suyo, y obedeció pron tamentó
dejando sin acabar la palabra que habia empezado : vol-
1 FideNs obediens nescit moras , paral aures auditui , mapus opon,
Hinen pedes. Serm. deobed.
186 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

vió despues y halló aquella palabra acabada con letras


de oro. (Vida de los Padres; De la obed. S. 1.) Refiere
tambien Blosio que durante la aparicion del niño Jesus
á una monja , ésta, como se la llamase para cierta ob
servancia regular,partió sin aguardar un solo instante,
y al volver halló áJesucristo crecido á la edad de veinte y
cuatro años que le dijo las siguientes palabras: Hija mia,
tu pronta obediencia me ha hecho crecer de este modo
en tu corazon. Aparecióse tambien el niño Jesus á otro
Religioso, el cual, oyendo tocar á vísperas, lo dejó para
asistir al coro: cuando volvió á la celda, encontró aun
al Niño quien le dijo :Porque me dejaste me hallas aquí
todavía; si no hubieses salido para dar cumplimiento á
la obediencia, me hubiera apartado de tí. (Cron. San
Fran. cap. 50.) Cuéntase tambien que S. Columbano,
queriendo probar la obediencia de algunos de sus mon
ges que estaban enfermos en cama, les dijo: Ea, le
vantaos éid á trillar el trigo en la era. Los verdaderos
obedientes se levantaron al momento yfueron al tra
bajo que se les mandaba, pero los demás enfermos,
como lo eran tambien de espíritu, se quedaron acos
tados.¿Qué sucedió? Que los obedientes sanaron al mo.
mento, mientras que los otros se quedaron enfermos
como estaban. (P. Plat. del buen est. de los Rel. l. 2.
cap. 5.) Asimismo el Señor ha dado á conocer de un
modo palpable cuanto le desagrada todo retardo en el
cumplimiento de la obediencia. Cierto dia, hallándose
el beato Junípero en el huerto plantando un enebro, lla
móle S. Francisco, y en lugar de obedecer desde el no
mento, no lo hizo sino despues de haber concluido su
tarea: entonces el Santo para darle á conocer el defecto
que habia cometido en no obedecer prontamente como
debia, maldijo el enebro y le mandó de parte de Dios
que no creciese mas de como estaba, y el árbol obede
ció no creciendo desde entonces lo mas mínimo. Y dice
CAPITULO Til. 187
el autor que refiere este hecho , que en el convento de
la ciudad de Carinola que fué donde sucedió, se conser
vaba aun en su tiempo aquel enebro, verde sí, pero
tan pequeño como cuando se habia plantado. ( Wading.
Anales de los menor. 1222, n. 1i.) ¡Que lástima da el ver
á algunas Religiosas que dejan de obedecer con la de
bida prontitud solo porque lo que se les manda lo dis
pone la obediencia , al paso que lo harían con la mayor
presteza si debiesen hacerlo voluntariamente! Algunas
hay que al recibir una orden no se resuelven á cum
plirla sino despues de haber contestado una y muchas
veces: No puedo, no puedo , cuando mejor seria que di
jesen : No quiero , no quiero. S. José de Calasanz decia :
El que en vez de decir, no quiero, dice, no puedo, no engaña «
los superiores sino que se engañad si mismo.
3. El segundo grado es obedecer con exactitud, eslo
es , puntualmente y sin ninguna clase de interpretacion.
Puntualmente equivale á decir sin robar á Dios parte del
sacrificio cercenando la víctima ; sino obedeciendo con
toda la atencion y demás circunstancias debidas y em
pleando en el desempeño de cada cargo todo el tiempo
que se requiere para su cumplimiento. Hay algunas Re
ligiosas que al paso que son puntuales en presencia de
la superiora , en alejándose ésta, observan la obedien
cia con tanta imperfeccion.que no puede saberse si real
mente merecen ó desmerecen mas por ello. Sta. Mag
dalena de Pazzis decia : La Religiosa no ha entregado su
viluntad á los hombres sino á Dios , y no por partes y á pe
dazos , sino toda entera. Puntualmente y sin inlerpretackn-
Cierla ocasion , hallándose Sto. Tomás de Aquino en
Bolonia, llegó un fráile lego de otro convento, el cual
debiendo salir inmediatamente para un asunto de im
portancia , obtuvo permiso del superior para tomar
por compañero al primero que encontrase : por ca
sualidad encontró á Sto. Tomás y le dijo que le
488 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

acompañase por órden del superior. Obedeció desde


luego el Santo; pero como el lego caminaba muy de
prisa y el Santo poco á poco á causa de su obesidad,
rogóle aquél que apretase el paso porque así lo exigia
la urgencia del negocio.Cuando despues supo el fraile
quién era su compañero le pidió varias veces que le
perdonase; pero Sto. Tomás no le manifestó el menor
resentimiento por lo ocurrido *. Bien hubiera podido el
Santo deducir por interpretacion que en el permiso
otorgado por el superior no iba él comprendido; pero
sin embargo de esto, prefirió obedecer sin réplica ni
interpretacion alguna; y á uno que posteriormente le
dijo que hubiera podido escusarse de aquella incomo
didad, le contestó que los Religiosos no deben cuidarse
mas que de cumplir exactamente la obediencia.
4. Además, refiere Casianoº que, habiendo el abad
Juan enviado cierto dia á dos jóvenes con una cesta de
higos para un anciano monge que vivia en lugar lejano,
erraron aquéllos el camino y divagaron varios dias por
el desierto sin tener de que alimentarse. En semejante
necesidad, podian haber interpretado que sin faltar á
la obediencia podian comer de los higos destinados al
monge; sin embargo no lo hicieron y se les encontró
muertos á ambos con la cesta de higos á su lado. Con
todo, no queremos decirpor esto que la obediencia de
ba siempre cumplirse literalmente sin que pueda en caso
alguno interpretarse la voluntad de los superiores, aun
cuando esta parezcajusta y necesaria; pero sí decimos
que hay ciertas interpretaciones sofisticas y violentas
que discrepan muy poco de la desobediencia formal.
Así pues, siempre que no haya una completa certitud
de que la voluntad del superior sea diferente de lo
que indican laspalabras, debe obedecerse literalmente
1 Ap. Sur.,7 mart.
2 Instit., lib. 5, cap. 40.
CAPITULO VII. 189

No faltan Religiosas que, sin embargo de saber cual


es la voluntad de la superiora en algunas cosas, hacen
todo lo que les dicta su capricho, alegando que no hay
érden alguna que se lo prohiba. No es así, dice S. Al
berto Magno, como se conducen las verdaderas obe
dientes : El verdadero obediente jamás aguarda para obrar
los mandatos del superior; bástale saber ó entender cual sea
su voluntad para cumplirla como un verdadero precepto *.
Este es el modoperfecto de obedecer; pues que, segun
enseña el angélico Doctor *, la voluntad del superior, de
eualquier modo que llegue á saberse, debe ser consi
derada como un precepto tácito al cual debe obedecer
todo perfecto obediente.
5. El tercer grado se reduce á obedecer con alegria.
Obedecer de mala gana y murmurando de los superio
res es mas bien una falta que un acto de virtud. San
Bernardo dice: Si al recibir el precepto empiezas á mur
murar interiormente del superior; aun cuando esteriormente
lo cumplieres, tu obra no será una virtud sino un artificioso
manto de maliciaº, porque obedeces solo por parecer obe
diente, al paso que en realidad pecas porque desprecias
en tu corazon aquella obediencia. ¡Cuan lastimoso es ver
á algunas Religiosas que no hacen de buena voluntad
sino lo que ellas mismas han solicitado ó aquello para
cuya ejecucion se las ha rogado repetidas veces, y que
solo abrazan voluntariamente las obligaciones que sa
tisfacen á su amor propio!
6. La que procura que la superiora le mande aque
llas cosas que convienen á su inclinacion, y que solo
1 Verus obediens numquam praeceplum expectat, sed solum vo
luntatema praelati sciens vel credens exequiturpro precepto. De vir
lut. c. 2.
2 2,2, q. 164, a.2. ---

5. Si coeperis dijudicare praelatum, murmuransin corde» etiams


exterius impleas, non estvirtus, sed velamentum malitia. Scrm. 5,
de circuncis.
TOMI, I, |1
190 LA veRDADERA ESPosA DE J. C.
para el cumplimiento de estasse halla dispuesta, ¿como
podrá llamarse Religiosa obediente? S. Ignacio de Lo
yola decia que se engaña el inferior si cree cumplir con
la obediencia , cuando induce al superior á condescen
der con sus deseos,y á este propósito cita aquellas pa
labras de S. Bernardo: El que directa ó indirectamente pro
cura que el superior le mande lo que es de su propio gusto,
y se lisonjea de cumplir así con la obediencia, se engaña á
si mismo; porque entonces no es él quien obedece al superior
sino el superior quien obedece á él". Tritemio llama á las
Religiosas que obedecen de mala voluntad monstruos del
demonio º, porque el demonio obedece tambien, pero
obedece á pura fuerza. Semejantes Religiosas pudieran
aun llamarse peores que el demonio, porque siquiera
éste no ha prometido á Dios obediencia como lo pro
metieron aquéllas al tiempo de hacer sus votos. Desea
ria preguntar á las monjas de esta clase en qué con
siste su obediencia ; si en hacer placenteramente tan
solo aquellas cosas que cuadran á su inclinacion, y en
hacer las que no se acomodan á su gusto de mala gana
y con desórden tal que se deje conocer aun fuera del
claustro. ¿Como puede tener lugar la obediencia , dice san
Bernardo, donde al obedecer no se ve mas que la amargura
de la tristeza *?
7. Dios ama,segun dice el Apóstol, al que le ofre
ce con alegría lo que hace por su amor “. Las Religio
Sas que Son verdaderamente obedientes, obedecen con
tanto mayor gusto, cuanto lo que se les ordena es mas
1 Quisquisvel aperte vel occulte satagitut quod habetin voluntate,
hoc eispiritualis paterinjungat,ipse se seducit,si sibi quasi de obe
dientia blandiatur; neque enim in ea re ipse praelato, sed magis ei
praelatus obedit.
2 Monstra diaboli.
5 Quis locus obedientiae , ubi tristitiae cernitur amaritudo? De
virt. obed.
4 llilarcm datorem diligit Deus. II, Cor. x.7
CAPTULO VII, 191

contrario á sus inclinaciones, porque entonces están


mas seguras que nunca de cumplir, no su propia vo
Iuntad sino la voluntad de Dios. ¿Y qué gozo mayor
puede esperinentar un alma que cuando dice al ejecu
uar alguna accion : Con esta obra me hago agradable á
Dios?Asípues, hermana mia, si deseais agradar mucho
á Jesucristo, rogad á vuestra superiora que deponga
toda consideracion y os mande segun sea su voluntad;
porque así procederá mas libremente en emplearos
donde convenga, al paso que vos ganareis mayores mé
ritos en cuantas órdenes suyas cumplireis,y estareis se
gura de alcanzariguales merecimientos tanto en lo que
se avenga como en lo que repugne á vuestro amorpro
pio. Acordaos sin cesar de aquella hermosa regla de San
Francisco de Sales: No pedir nada, ni rehusar nada tam
p0c0.
8. San Juan Clímaco (Grad. 4.) dice: La obediencia
es el sepulcro de lapropia voluntad". Algunos han llamado
á la obediencia muerte de la voluntad; pero el Santo la
llama con mas razon sepulcro; porque cuando un difunto
está fuera de la sepultura , se deja ver aun, pero una
vez enterrado, desaparece de la superficie de la tierra.
Algunas Religiosas tienen , es verdad, muerta su vo
luntad en obsequio de la obediencia, mas sin embargo,
todavía la hacen aparecer esteriormente ; pero las Re
ligiosas mas perfectas, no solamente tienen muerta su
voluntad, sino que además la tienen sepultada de modo
que no la dejan aparecer en manera alguna. En este
punto fué verdaderamente ejemplar Sta. Magdalena de
Pazzis, pues jamás dió á conocer á sus superiores, á
qué cosas tenia aficion ó repugnancia. Haced vos otro
tanto; mostraos siempre indiferente á todos los oficios,
ejercicios y empleos que os imponga la obediencia, y

l Obedientia est sepulcrum propriae voluntatis.


192 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

cumplidlos con alegría de ánimo. Para alcanzar esta


alegría, procurad desempeñarlos con el solo fin de
agradar á Dios; porque si os mueve á ello otro fin,
como si lo hiciereis para granjearos la voluntad de la
superiora, ó para que no os niegue lo que le pedís, ó
para no ser reprendida ni calificada de poco obediente;
entonces, obedeciendo con semejante fin , satisfareis á
la superiora pero no agradareis á Dios; sufrireis la
fatiga éincomodidad de la obediencia que cumpliereis y
sin embargo no estareis todavía tranquila. Y os digo
además, que cuando no os propusiereis otro fin que el
de agradar á Dios, no solo hareis alegremente lo que
la superiora os mande con amabilidad y dulzura, sino
tambien lo que os ordene en tono áspero é imperioso :
en esto consiste el mérito. Refiere el P. Rodriguez que
un dia, rogando Sta. Gertrudis al Señor que librase á
la abadesa de su monasterio de su genio áspero que la
lhacia incomodarse á menudo con sus monjas; respon
dióle Dios que permitia aquel defecto en la superiora ,
primeramente para que ella, esto es, la Santa, se con
servase mas lhumilde y despuespara que las demás Re
ligiosas alcanzasen mayores méritos con el mal proce
der de su abadesa.
9. El cuarto y último grado es obedecer con senci
llez segun lo que dice el Apóstol : Obedeced en sencillez de
vuestro corazon ". La sencillez de corazon consiste en su
jetar el juicio propio aljuicio del superior, consideran
do cono justo todo lo que por éste fuere mandado. He
aquí como el Espíritu Santo enseña á la esposa el mo
do con que debe obedecer para que su obediencia sea
perfecta. O hermosísima entre las mujeres, si no sabes cono
certe, esto es, si no sabes cuanto puedes agradarme con
tus obras, te lo diré : sal de tí misma y vé tras de las

l Obedite... in simplicitate cordis vestri, Ephes. v1, 5


CAPITULO VII. 193
huellas de les rebaños 1. Observa que éstos cuando los sa
can á pacer, no preguntan porqué se los lleva á aquel
lugar, á tal hora; ni porqué se los hace ir tan poco á
poco ó de prisa, sino que obedecen al pastor sin ré
plica alguna. Así es como debe obedecer toda buena
Religiosa: obedecer sin saber porqué. Decia aquel gran
siervo de Dios, el P. Pavon de la Compañía de Jesus,
que la obediencia , para ser perfecta , debe caminar
con ambas piernas, esto es, con el entendimiento y
con la voluntad: cuando se obedece con la voluntad y
no con el entendimiento,juzgándose de otro modo que
no juzga el superior, semejante obediencia , decia, no
es perfecta, sino coja. Sta. Magdalena de Pazzis decia
tambien : La perfecta obediencia requiere una alma sin vo
luntad y una voluntad sin juicio. Por esto decia la Santa
que para inducirse á obedecer con perfeccion,prime
ramente procuraba cautivar su entendimiento y des
pues obedecia. De otro modo, el que no obedece por
conviccion, difícilmente podrá obedecer de buena vo
luntad; de aquí es que su obediencia será una obe
diencia esclavizada y hecha por fuerza, no una obe
diencia filial y hecha por amor. Esto mismo quiso sig
nificar el Apóstol cuando escribió á los Efesios:Obede.
ced de buena voluntad pensando que obedeceis á Dios
y no á los hombres *. Por lo que, solo obedeceremos
con buena voluntad cuando creyéremos obedecer á Dios
que no puede engañarse en lo que manda y que no nos
manda sino lo que conviene para nuestro bien.
10. SantoTomás el Angélico dice * que el Religioso
debe disponerse á cumplir los preceptos del superior

1 Si ignoras le, ö pulcherrima inter mulieres, egredere et abipos


vestigia gregum. Cant. I. 7.
2 Cum bona voluntate servientes, sicut Domino, et non hominibus
Ephes. v.7.
5 l. 2, q. 85, a. 5, ad 5.
194 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

aun cuando le parezca imposible su ejecucion, porque


no le toca á él decidir sobre la posibilidad ó imposibi
lidad de lo mandado. S. Bernardo escribe que la obe
diencia perfecta, en cuanto al inferior, prescinde de to
da discrecion ". Y dice tambien en otro lugar que el
novicio que al tiempo de obedecer se arregla á lo que
le dicta su propia prudencia, no puede perseverar en
la comunidad º; porque, segun dice el Santo, es una
soberbia intolerable el querer asumirse las facultades
del superior. A éste es á quien toca disponer lo que de
be hacerse; al inferior solo le toca obedecer. Cierto dia
habiendo dicho S. Ignacio de Loyola que si el papa le
hubiese mandado viajarpor mar en un buque sin velas
ni remos, le hubiera obedecido ciegamente; contestóle
uno que habria sido una imprudencia esponerse volun
tariamente á peligro de muerte ; mas repuso sabiamen
te el Santo que la prudencia es propia del superior,
mas la prudencia del inferior consiste en obedecer sin
prudencia.
11. Y en realidad todo lo dicho conforma entera
mente con aquellaspalabras del Espíritu Santo: Como
el barro del ollero en su mano *. El inferior debe ponerse
en manos de su superior como un pedazo de arcilla pa
ra que haga de él lo que quiera. ¿Por ventura, dice
Isaías, dirá el barro al que lo labra: qué haces 4?¿Acaso ten
drá el barro la temeridad de decir al alfarero: qué ha
ces de mí? Si esto fuese posible, el alfarero contestaria:
calla, no te corresponde á tí averiguar lo que yo hago:
solo te toca obedecer y dejarte labrar segun me parez
ca. Esta es la contestacion que merecen oir las Religio-
sas que quieren saber porqué se les da tal órden ó se
Perfecta obedientia est indiscreta. De vil. solil
Novitium prudentem in congregatione durare impossibile est.
Quasi lutum figuli in manu ipsius. Eccl. xxxiii. 15.
Numquid dicet lulum figulo suo : Quid facis? Isai. xLv. 9.
CAPITULO VII. 195
les encarga tal empleo y no tal otro. Conforme á cuanto
acabamos de decir es lo que escribia S. Jerónimo al
monge Rústico: Tu obligacion es obedecer ; guárdate
por tanto de juzgar las acciones de tus superiores '.
Léese en la vida de los monges trapenses (Prodigios de
la gracia, t. 2, pág. 24.) que habiendo un abad manda
do adornar la iglesia, le acudió a cierto monge llamado
Axsenio la idea de que lo invertido en tal composicion
habia sido un gasto supérfluo ; pero pensando despues
que con esto habia juzgado de un modo contrario al
juicio del superior, al momento fué á acusarse de su
falta llorando amargamente como si hubiese cometido
un gran delito; y aunque el abad le dijo que su falta uo
le parecia ser tan grave como él se lo figuraba, sin em
bargo no pudo detener el curso de sus lágrimas y tuvo
que dejarle llorando.
il. Esta es la ciega obediencia tan alabada por los
Santos, la cual consiste en tener por bien hecho cuan
to hacen los superiores; i .° porque nadie puede fiarse
de su propio juicio en lo que tiene relacion consigo
mismo. Dice el proverbio : Nadie es buen juez de si mismo
en su propia causa*, porque nuestro amor propio no nos
deja distinguir lo verdadero de lo falso. 2." Porque el
inferior solo juzga por sus razones particulares, al paso
que el superior tiene á la vista mil otras consideracio
nes que le facilitarán el acierto en sus juicios. 5.° Por
que el inferior muchas veces solo atiende á su prove
cho individual, mientras que el superior ha de mirar por
el bien comun. 4.° Porque, como dice Sta. Magdalena
de Pazzis , Dios asiste de un modo particular á los su
periores en todo lo tocante al gobierno de la comuni
dad , por cuyo motivo sus juicios deben ser precisa
mente mas acertados que los de los inferiores.
1 Nec de majorum sentenüa judieos, cujus oflieiuiu e»l obcilire.
"2 Neino reclus judex sui ipsius.
196 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

15. Escrito está que cuando S. Pablo se convirtió


tenia abiertos los ojos y nada veia; por lo cual fué ne
cesario que otros lo llevasen de la mano ". Hay algu
nas Religiosas que si bien quieren obedecer, quieren
antes examinar si es bueno ó malo para ellas lo que se
les manda; y si despues de su exámen juzgan que tal ó
cual cosa no les es conveniente, rehusan obedecer ó á lo
menos obedecen de mala gana, llegandotal vezá culpar
á lasuperiora de imprudente,parcial óindiscreta. Todo
esto proviene de no obedecer ciegamente y de querer
exigir de los superiores la razon porque disponen lo
mandado. El que exige la razon de lo que se le manda,
dice S. Bernardo, da señal de tener una voluntad muy
imperfecta °. De este medio se valió el demonio para
tentar á Eva y salió con hacerla prevaricar: ¿Porqué os
mandó Dios, le dijo, que no comieseis de todo árbol del pa
raíso * ? Si Eva hubiese respondido: No nos pertenece á
nosotros averiguar la razon, solo nos toca obedecer;
la infeliz no hubiera prevaricado; mas como en vez de
esto se puso á reflexionar y dijo: Podemos comer de to
dofruto escepto el de un solo árbol que nos está vedado
porque tal vez no muramos *..; viendo entonces la ser
piente que Eva con aquel tal vez empezaba á poner en
duda el castigo con que se le habia amenazado, díjole:
No temas, porque no morireis *, y así la indujo á que
brantar el precepto de Dios.
14. Las monjas que verdaderamente cumplen con
la obediencia no se ponen á examinar la razon ó el
1 Apertisque oculis nihil videbat. Ad manus autemillumtrahentes...
Act. x. 8.
2 Imperfecti cordisindicium est exigere de quibusvis rationem.
De discip. etpraec.
5 Cur praecipit vobis Deus, ut non comederetis de omni ligno pa
radisi? Gen. III. 1.
4 Ne forte moriamur.
5 Nequaquam morte moriemini.
CAPITULO Til. 197
motivo de ella ; tienen los ojos abiertos como los tenia
S. Pablo, esto es, tienen el entendimiento espedito para
juzgar, pero nada ven, y en obsequio de la obediencia
sujetan su propio juicio al juicio de quien las gobierna.
Por tanto, dice S. Juan Clímaco que los Religiosos de-'
ben desechar los pensamientos contra la obediencia de
los superiores , como se desechan los pensamientos
contrarios á la castidad , esto es, súbitamente y sin dar
lugar al discurso ; y lejos de sujetarlos á la crítica de
ben por el contrario buscar siempre razones con que
probar su justicia. El Señor ha hecho ver repetidas ve
ces por medio de prodigios cuanto le agrada la obe
diencia ciega en las personas religiosas. Severo Sulpicio
refiere ' que habiéndose presentado cierto joven á un
monasterio para que se le recibiese en él como Religioso,
para probar su obediencia le mandó el abad que entrase
en una hornaza que á la sazon estaba ardiendo: lanzóse
al fuego sin vacilar y no recibió lesion alguna ni aun en
sus vestidos. Es célebre tambien el hecho que S. Gre
gorio refiere de S. Benito. Habiendo caido al rio el jo-
vencito S. Plácido, mandó el Santo á S. Mauro que
fuese á cogerle : obedeció éste , y fué á salvarlo cami
nando sobre las aguas. Aunque tales ejemplos no son
imitables, pues nacen de ciertos impulsos estraordina-
rios con que el Señor manifiesta su divina voluntad á
los superiores y subditos, sin embargo son muy úlijes
para darnos á conocer lo mucho que á Dios agrada la
obediencia ciega é irreflexiva. Muchas veces los superio
res, para probar esta ciega obediencia mandan espesa
mente cosas ridiculas y contrarias á la razon natural.
S. Francisco mandaba á sus fráiles plantar las berzas
con las ráices hácia arriba y las hojas hácia abajo. El
misino hacia dar vueltas á Fr. Maleo hasta que se cáia
en el suelo. Iguales esperimentos hacia Sta. Teresa con
1 Dialog. de vita S. Mart., cap. 12.
198 LA verDADERA EsposA DE 1. c.
sus hijas. Preguntará tal vez alguna: ¿Para qué sirve
todo esto? ¿Para qué sirve, pregunto yo á mi vez, el ha
cer correr á los potros, pararlos y hacerlos andar para
atrásypara adelante sin necesidad alguna? Para hacer
los dóciles á la rienda. Pues de un modo semejante sirve
tambien de mucho el ejercitar á los inferiores en la eje
cucion de ciertascosas que parecen estrañas y ridículas,
para que de este modo se acostumbren á refrenar su vo
luntad y á someter su juicio á la obediencia.
15. San José de Calasanz decia: No es obediente el que
obedeciendo sigue su propio juicio. Guardaos por tanto, ó
hermana mia, en todas las acciones de vuestra vida, de
creeros ávos misma contra lo que os digan los superio
res. S. Felipe Neri advertia que nada hay tan peligroso
como el querer regirse por el propio parecer. Lo mis
mo escribió anteriormente Pedro Blocense diciendo que
la mayor desgracia para una alma es creerse á sí so
la “; porque como dice Casiano: Es imposible que quien
se fia de su propio juicio no sea engañado por la astucia del
demonio º. Por esto decia S. Juan Crisóstomo: No hay
cosa que con mas facilidad pueda arruinar la Iglesia de Dios
como el que los discípulos tengan sentimientos contrarios á los
de sus maestros *. Y digo yo que nada hay que perjudi
que tanto á la comunidad como el que los Religiosos
sean de parecer contrario al de los superiores.

ORACION.

Jesus mio, vos no abandonais jamás al alma que os


busca “. Yo he abandonado al mundo para venirá bus
1 Sibisolum credere pessimum est.
2. Impossibile est, qui proprio fidit judicio, diaboli illusione non
decipi. Collat. 16., cap. 11.
5 Nihil est quod Ecclesiam Dei ita destruere potest ut quando dis
cipulinagistris non cohaerent. Hom. in dict. S. Paul.
4. Non dereliquisti quaerentes te, Domine. Ps, ix. 11.
CAPITULO VIII. 190

caros en este santo lugar; pero despues me he buscado


á mí misma y á mis inclinaciones con sumo disgusto
vuestro. Olvidad lo pasado, mi divino Señor, y perdo
nadme las ofensas que os he hecho, pues las aborrezco
de todo mi corazon. Me siento con un vivo eseo de
hacerme santa y de agradaros en todas más cosas, y
conozco que este deseo esun don dimanado de vuestra
bondad. O Esposo mio, ¿como habeis podidôdignaros
visitar con tanto amor á un alma tan ingrata y conce
derle tantas gracias despues de haberos dado infinitos
disgustos? Os doy por ello las gracias con el corazon
enternecido y confuso: bendito seais mil veces por tan
tos beneficios. Vos me llamais á vuestro amor,y quie
ro obedeceros: conozco la gracia que me concedeis y
no quiero seros desagradecida como en la vida pasada.
Os amo, mi sumo bien , os amo, Dios mio; vos sois
mi único tesoro, mi único amor. Dadme fuerza para
corresponder con mi afecto al amor que me profesais.
Haced que os ame mucho, que os ame siempre y nada
mas os pido. OMaría, mi Madre, dad tambien gracias
por mí ávuestro Hijo y alcanzadme los auxilios nece
sarios para serle agradable durante el resto de mi vida;
ó divina Madre de Dios, en vos pongo todas mis espe
I'3IlZ3.S.

CAPITULO VIII,

DE LA MORTIFICACION ESTERNA DE LOS SENTIDOS.

o hay remedio; nosotros, miserables hijos de Adam,


debemos sostener continua guerra hasta la muerte:
Porque la carne apetece lo que no quiere el espiritu y el espi
ritu lo que no quiere la carne ". Mas, si propio es de los
1 Caro enim concupiscitadversus spiritum: spiritus auten adver
sus carnem. Gal. v. 17.
200 LA VERDADERA ESPOSA DE J. c.
brutos buscar la satisfaccion de los sentidos,y peculiar
de los ángeles dedicarse al cumplimiento de la voluntad
divina, razon tiene cierto docto autor en decir que si
aplicamos nuestros esfuerzos á cumplir la voluntad de
Dios seremos comparables á los ángeles, empero si nos
afanamos por complacer nuestros sentidos nos asemeja
remos á los brutos. O bien el alma quedará supeditada
por el cuerpo, ó éste supeditado por el alma. Fuerza es,
por lo tanto, que hagamos con respecto á nuestro cuer
po lo que el ginete practica con respecto á un caballo re
propio, llevarle de continuo sujetado eon las riendas,
para que no logre derribarle; ó á la manera que el médi
co trata al enfermo, al cual ordena lo que éste rehusa,
esto es, las medicinas, y le manda abstenerse de los
manjaresy bebidas nocivas que apetece. Arguyera por
cierto grave inhumanidad en el médico, el dejar de pro
pinar al enfermo ciertas pócimas por causa de lo ingra
to de su sabor, y permitirle el uso de lo que es dañoso,
con el objeto de complacerle; idéntica á ella es la fiere
za de ánimo de los hombres sensuales respecto de su
propia alma, supuesto que, por evitar al cuerpo lige
ras molestias en esta vida, esponen el alma no menos
que el cuerpo al inminente riesgo de sufrir tormentos
mucho mas graves, y por una eternidad duraderos. Esa
engañosa caridad, dice S. Bernardo, destruye la caridad
verdadera que á nosotros mismos debemos tenernos;
tal compasion respecto del cuerpo es de todo punto
cruel, en cuanto por servir al cuerpo damos muerte al
alma ". Y enderezando su voz el propio Santo á los
hombres carnales que se mofan de las mortificaciones
de la carne que practican los siervos de Dios: Nosotros
somos crueles noperdonándola, y vosotros perdonándola sois
1 Ista charitas destruit charitatem; talis misericordia crudelitate
plena est; quia ita corporl servitur, ut anima juguletur. Hn Apol. ad
Guillel.
CAPITULO VIII, 201
aun mucho mas crueles 1. Satisfechos estamos nosotros,
dice, con ensañarnos contra nuestro propio cuerpo, y
mortificarle con penitencias, empero mayor crueldad
mostraisvosotros, pues al satisfacer sus apetitos en es
ta vida, aparejaisle á sufrir juntamente con el alma tor
mentos harto mas atroces en la otra vida, y tormentos
perdurables. Cuerdo pues anduvo el solitario de quien
refiere el P. Rodriguez, que maceraba su cuerpo con
arduas penitencias, ypreguntada la causa que le indu
cia á tamaña mortificacion; respondió: Maltrato al que
á mí me maltrata *. Esto es, maltrato al enemigo queme
maltrata y procura darme la muerte. Lo propio respon
dió el abate Moisés á ciertas personas, que le repren
dian por la aspereza con que trataba su cuerpo: Ca
llen las pasiones decia, y yo tambien callaré *: cuando mi
carne cese en sus molestias, entonces yo concluiré mis"
mortificaciones.
2. De consiguiente si nuestros deseos tienden á ad
quirir la salvacion y complacer á Dios, fuerza es trocar
el gusto del paladar; fuerza es apetecer las cosas que
rehusa la carne, y hallar displicentes al gusto las que
la carne exige. Esto manifestó el Señor á S. Francisco
de Asís cuando le dijo cierto dia : Si me deseares á mi,
toma lo amargo por dulce y lo dulce por amargo. No hace
al caso el decir con algunos, que la perfeccion no es
triba en el maceramiento corporal, sino en la mortifi
cacion de la voluntad; porque á esto responde el padre
Pinamonte: Tampoco el fruto de la viña depende del
seto de espinos que la rodea, y sin embargo la cerca es
la que custodia el fruto, quitada la cual desaparecerian
las uvas; conforme dice el Eclesiástico: En donde no

1 Sumus nos crudeles, non parcendo, et vos parcendo, crudelio


res. Serm. 10 in psalm. Qui hab.
2. Vexo eum qui vexal me.
5 Quiescant passiones, quiescam el ego.
202 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

hay cerca, será robada la heredad". Faltando el valladar,


anda esquilmado el terreno. S. Luis Gonzaga, jóven de
quebrantada salud, tomaba tan á pechos la mortifica
cion de la carne, que buscaba con avidez todo género
de maceraciones ypenitencias; y al echarle alguien en
rostro, que la santidad no consistia en las mortificacio
nes sino en la abnegacion de la propia voluntad, con
testó muy oportunamente con las palabras del Evange
lio: Esto era menester hacer y no dejar lo otro *. Con las
cuales entendió decir, que si bien es condicion necesa
ria la de contrastar la voluntad propia, menester es
tambien refrenar el cuerpo para llevarlo sujetado y
obediente á la razon. Por esto decia el Apóstol : Castigo
mi cuerpo y lo pongo en servidumbre *. Con harta dificul
tad se somete á la obediencia de la ley, el cuerpo que
no padece mortificacion. A cuyo propósito, tratando
S. Juan de la Cruz de los que, malavenidos con las mor.
tificaciones propias, se erigen en directores espiritua
les, y hacen menosprecio y disuaden á los demás de
entregarse á las mortificaciones esternas, dice : Cual
quiera que enseñáre que no se ha de mortificar la carne, no
le deis crédito, aunque confirmase su doctrina con milagros.
5. Son grandes enemigos de nuestra eterna salud el
mundo y el demonio, mas el peor de ellos es nuestro
propio cuerpo, que le tenemos aposentado en casa. Los
enemigos mas temibles para una plaza sitiada, dice san
Bernardo, son los que están de murallas adentro 4; que
de estos es mas difícil cautelarse, que no de los este
riores. Esa consideracion obligaba á decir al bienaven
turado José de Calasanz: No debemos tener mas cuenta de
nuestro cuerpo que de un rodillo de cocina. Y con efecto,

1 Ubinon est sepes, diripietur possessio. Eccles. xxxvi. 27.


Haec oportuit facere, el illa non omittere. Matth.xxiii. 23.
Castigo corpus meum, el in servitutem redigo. 1. Cor. x. 27.
Magis nocel domesticus hostis.
CAPITULO VIII. 2O5
no de otra manera han tratado á su cuerpo los varones
insignes en santidad. Así como los hombres del mundo
andan afanados por satisfacer los placeres sensuales del
cuerpo, por una razon opuesta, las almas amantes de
Dios se desvelan por mortificar, en cuanto pueden, su
carne. Decíale á su cuerpo S. Pedro de Alcántara : Ca
lla, cuerpo mio, y sepas que en esta vida no quiero
concederte ningun reposo, ni alcanzarás de mí sino
tormentos; mas en cuanto habremos llegado al paraíso,
allí tomarás descanso, que no tendrá fin. Lo propio
practicóSta. María Magdalena de Pazzis, quien al ha
llarse en el trance de la muerte, dijo que no recordaba
haber en toda su vida esperimentado placer alguno,
sino solamente en Dios. Leamos las vidas de los Santos,
y al ver las penitencias que hicieron, quedarémos corri
dos al contemplarnos tan delicados y tan retraidos de
dar molestia á nuestra carne. Léese en la vida de los Pa
dres de la antigüedad * que habia cierto monasterio de
monjas, cuya numerosa comunidad jamás llegó á catar
ni frutas, ni vino; algunas Religiosas de la misma no
probaban bocado hasta llegada la noche, y no se acer
caban á la mesa sino pasados dos ótres dias en riguro
sa abstinencia ; todas andaban cubiertas de cilicio, que
no quitaban ni siquiera para dormir. Estoy léjos de
pretender que las Religiosas de nuestros tiempos se im
pongan tamañas mortificaciones; pero ¿será sobrado
exigir de una monja, que tome disciplina algunas ve
ces por semana ? ¿que lleve algun cilicio de cadenilla
á la raiz de la carne, hasta la hora de la comida? ¿que
en lo recio del invierno escoja cierto dia de la semana,
y durante los novenarios que haga por devocion, para
privarse del placer de acercarse á la lumbre ? ¿que se
abstenga de frutas y de golosinas? ¿que ayune á pan y

l Lib. 1 in vita S. Euphros


á04 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
agua los sábados, ó so satisfaga con comer de un solo
manjar en obsequio de la Virgen Madre de Dios?
i. Pero vendrá diciendo alguna Religiosa: Mi salud
está liarto quebrantada , por cuya consideracion mi di
rector me tiene prohibida toda penitencia. Sea en buen
hora , obedeced al director; pero al menos llevad con
paciencia las incomodidades inherentes á la enfermedad
que padeciereis, y las molestias causadas por la esta
cion fría ó calorosa : y ya que no os sea dado mortificar
vuestro cuerpo con penitencias positivas, absteneos por
lo menos de recrearle con algun licito placer. Cuando
S. Francisco de Borja salia á la caza de cetrería, al pun
to que el halcon arremetía su presa , bajaba los ojos
y se vedaba el placer del espectáculo. S. Luis Gonzaga
se prohibia tambien el gusto de fijar los ojos en los ob
jetos mas vistosos que se presentaban en las fiestas á que
él concurría. Estos y otros semejantes actos de mortifi
cacion ¿por qué razon no pudieráis practicarlos vos?
Cuando el cuerpo siente que le son negados los place
res lícitos, nu osará apetecer el goce de los ilícitos;
mas los hombres que apuran todos los gustos lícitos, no
tardan en anhelar por algun placer menos licito. A mas
de que , y conforme decia el gran siervo de Dios pa
dre Vicente Carafa de la Compañía de Jesus, el Señor
nos ha regalado las delicias de la tierra, no solo para
que gozáramos de ellas, sino tambien á fin de que, en
las mismas dádivas hallásemos medio de mostrarle nues-
ira gratitud, ofreciéndole sus propios dones, de los
cuales nos abstenemos en demostracion de nuestro
amor. Verdad es , que hay ciertos placeres inocentes
(pie sirven en alguna manera de apoyo á la flaqueza de
la humanidad , y nos ponen en mayor aptitud para em
prender los ejercicios del espíritu : menester es , em
pero , estar persuadidos de que los placeres de los sen
tidos son , propiamente hablando , tósigo del alma , á
CAPITULO VIII. 205
la cual traen asida á las criaturas; de donde se sigue,
que tales satisfacciones deben gustarse á la manera que
se toma el veneno; que si bien propinado en ciertas
preparaciones y en muy tenue dosis, puede quizásfa
vorecer la salud ; sin embargo, como son medicinas en
que entraveneno, se han de tomar con estremada mo
deracion y cautela; sin apego , por mera necesidad, y
áfin de poder dedicarse mas cumplidamente al servicio
de Dios.
5. Fuera de que es de todo punto interesante poner
suma atencion en esta materia, no sea que por conseguir
el alivio del cuerpo, arriesguemos la salud de nuestra
alma, que andará de continuo enfermiza cuando no sien
ta mortificada la carne. Decia S. Bernardo 1: Me com
padezco de las enfermedades corporales, pero mas me
conduelo todavía de las enfermedades del espíritu, en
fermedades mucho mas peligrosas, y que dan mas
que rezelar. ¿Qué de veces sirve de pretesto la indis
posicion del cuerpo para arrogarse ciertas facultades
de ningun modo necesarias? Escribia Sta. Teresa, y
amonestaba á sus Religiosas en estos términos : Deja
nos de ir al coro, un dia porque nos dolió la cabeza; y otro
porque nos ha dolido; y ctros tres porque no nos duela.
(Camin. de perfec. c. 10.). Y en el capítulo siguiente la
Santa daba estos avisos á sus hijas: Acordaos que no re
nisteis aquí á ser regaladas, sino á morirpor Jesucristo. Si
no nos determinamos á tragar de una vez la falta de sa
lud, nunca haremos nada. ¿Qué va en que muramos? ¿De
cuantas veces nos ha burlado el cuerpo, no nos burlaría
mos alguna vez de él? Y añade S. José de Calasanz :
¡Ay del Religioso que prefiere la sanidad á la santidad!
S. Bernardo juzgaba impropio de un Religioso enfermo
tomar medicinas de alto precio; bástale , decia , una
1 Compatior infirmitatibus corporum, sed amplius metuendae in
firmitas animarum. Epist. 521.
TOM, I. 12
206 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

decoccion de yerbas. No exijo tanto de las monjas, di


go sí,que difícilmente podrá ser muy espiritual la mon
ja que ande de continuo buscando médicosy remedios,
y mal satisfecha quizás con las prescripciones del facul
tativo ordinario de la casa , lleva trastornado el con
vento entero. Las personas aprovechadas en el amor
de Jesucristo, dice Salviano, especialmente las Religio
sas que alcanzan la perfeccion, suelen estarpor lo co
mun achacosas de cuerpo 1 (leed sino las vidas de San
la Teresa, de Sta. Rosa,y de Sta. María Magdalena de
Pazzis y otras semejantes) ytal estado de salud apete
cen, porque de lo contrario, dice el mismo Salviano,
mal pudieran adelantar en la via de la santificacion. Lle
na de quebrantos y dolores del cuerpo la venerable Bea
triz de la Encarnacion, primera hija espiritual deSanta
Teresa, afirmaba que no trocaria su estado por el de la
mas afortunada princesa de la tierra; y con ser mucho
lo que padecia, jamás soltaba una queja; por lo cual,
díjole un dia festivamente cierta Religiosa: Hermana,
me antoja que sois como uno de aquellos pobres vergonzam
tes, que mueren de hambre, pero prefieren sufrir esta inco
modidad á pasarpor el empacho de manifestar la pobre:
que les aflige. De ahí es de deducir, que si tal vez debe
mos irnos á la mano en no cargar con sobradas mortifi
aciones corporalespor causa de lo quebrantado de la
salud, conviene al menos aceptar las enfermedades que
el Señor nos envie; y abrazadas éstas con resignacion,
os llevarán, quizás mejor que las mortificaciones v0
luntarias, á encumbraros en la perfeccion del espíritu.
Así como por medio de las medicinas se sanan las enferme
dades del cuerpo, decia Sta. Sinclética, de la misma suer
te por medio de los achaques del cuerpo se curan los vicios
del alma. (In vit. Patr. , lib. 5. cap. 26.)
1 IIomines Christo dediti infirmi sunt el volunt esse ; si fortes fue
rin san cli vix esse possun l.
CAPITULO VIII. 207

6. ¡Oh, y cuánto caudal de bienes no acarrean a l


espíritu las mortificaciones corporales! Ellas nos des
asen de los gustos de los sentidos que hieren, y no po
casveces dan muerte al alma. Las heridas que causa la
caridad, decia Orígenes, quitan el sentimiento de las
que recibe la carne 1. A mas de esto las mortificacio
nes nos llevan á satisfacer en esta vida por las penas
debidas por nuestros pecados. Al que ofendió á Dios,
aunque le quede remitida la culpa, réstale sin embargo
el reato de la pena temporal, que si no fuere satisfecho
cn esta vida deberá pagarse en el purgatorio, en donde
las penas serán incomparablemente mayores : En gran
de tribulacion se verán si no hicieren penitencia °. Cuantos
dejaren de hacer penitencia de sus pecados, sufrirán
en el otro mundo gravísimos tormentos. Refiere S. An
tonio, que á cierto enfermo le propuso un ángel si
preferiria estar tres dias en el purgatorio, ópostrado
dos años en cama, padeciendo la dolencia que le aque
jaba ; el enfermo eligió pasar por los tres dias de pur
gatorio; mas apenas hubo permanecido una hora en
aquel lugar cuando echó en rostro al ángel el engaño
de haberle tenido allí encerrado muchos años, en vez
de los tres dias convenidos. ¿Qué es lo que estás di
ciendo? repuso el ángel. Tu cadáver, que yaee sobre
el lecho en que finaste, no ha perdido todavía su color
natural, y tú ya hablas de años? Por lo que, si quereis
que la paciencia acompañe vuestros padeeimientes, ha
ceos cuenta de que os es fuerza vivir así otros quince ó
veinte años mas, y decid : Este es mi purgatorio; no
ha de vencerle el cuerpo, sino el espíritu.
7. Hay mas; las mortificaciones elevan el alma há
1 Vulnera charitatis non faciuntsentire vulnera carnis. In Cant.,
cap. 5.
2 In tribulatione maxima erunt nisipoenitentiam egerint. Ap0ca
lyp. II. 22.
208 LA VERI)ADERA ESIPOSA DE J. C.

cia Dios. No es posible, decia S. Francisco de Sales,


que el alma se encumbre jamás hasta Dios, si la carne
no anda mortificada y abatida. Bellas son las máximas
que en esta materia vertia Sta. Teresa de Jesus : « Pen
sar que Dios admita á su familiaridad gente de regalos,
es un despropósito. Regalos y oracion no se avienen.
Almas que aman á Dios de veras no pueden pedir des
C3)SOS, )

8. Las mortificaciones nos granjeam tambien gran


.tesoro de gloria en el cielo. Decia el Apóstol : Si los
que se dedican al pugilato se abstienen de todas aque
llas cosas que pueden menoscabar sus fuerzas é impe
dirles de reportar la victoria de una miserable yfugaz
corona, ¿cuanto mayor esmero no debemos nosotros po
ner en las mortificaciones para alcanzar una corona de
inconmensurable y eterno valor 1 ?Wió S. Juan á todos
los bienaventurados que empuñaban palmas en las ma
nos º: con lo cual se nos da á entender que todos, por
alcanzar la salvacion, debemos ser mártires ó del hierro
por medio de los tiranos, ó de las mortificaciones por
medio de nosotros mismos. Mas, sepamos al mismo
tiempo, que cuantos padecimientos suframos acá aba
jo, son nada en comparacion de la gloria eterna que
nos está reservada en el paraíso. Decia el Apóstol á los
Romanos: No son de comparar los trabajos de este tiempo
con la gloria venidera que se manifestará en nosotros *. Y á
losCorintios decia : Estas momentáneas y ligeras tribula
ciones engendran en nosotros de un modo muy maravilloso
un peso eterno de gloria 4.
1 Illi quidem ut corruptibilem coronam accipiant, nos autem in
corruptam. 1. Corinth. Ix. 25.
2 Et palmae in manibus eorum.Apocal.vin. 9.
5 Non sunt condignae passiones hujus temporis ad futuram gloriam
quae revelabitur in nobis. Ronn. viii. 18.
4. Momentaneum et leve tribulationis nostrae aeternum gloriae pon
dus operaturin nobis. 2. Corinth. iv. 17.
CAPITULO VIII. . 20)

9. Avivemos pues nuestra fe. Corto es el término de


nuestra morada acá en la tierra. Nuestra habitacion es
tá en la eternidad , que ofrecerá mayores goces al que
mayores mortificaciones habrá pasado en la vida. Los
bienaventurados son piedras vivas, dice S. Pedro, que
forman la celestial Jerusalen ; pero esas piedras deben
ser de antemano labradas en la tierra con el cincel de
la mortificacion, conforme lo espresa en sus himnos la
Iglesia santa: Peñascos labrados al golpe saludable del cin
cel, y batidos repetidas veces por el martillo del artifice,
componen este edificio ". Hagámonos cuenta de que cada
acto de mortificacion importa un golpe de cincel, que
nos presta nuevo pulimento para el paraíso. Esta
idea dulcificará nuestraspenas y fatigas. El caminante
á quien fuere prometido en propiedad todo el terreno
que anduviere en un dia ¿cuan dulce y apetecible no
hallará la molestia del camino ? Refiérese en el Prado
espiritual, que cierto monge queria trocar su celda por
otra que estuviese mas cercana al manantial del agua :
y acaeció que yendo una vez por agua desde la celda
antigua, oyó detrás de sí alguien que iba contándole
los pasos; volvió la cabeza, yvió á un jóven que le di
jo: Yo soy el ángel que cuento el número de tus pasos
para que ninguno de ellos carezca de premio. Al oir el
monge estas palabras, mudó el propósito de cambiar
de celda; antes bien deseaba que estuviera mas dis
tante, paragranjearse mayor mérito.
10. Mas, no solo en la vida futura, sí que tambien
en la presente, gozan de paz y de contento las Reli
giosas mortificadas. ¿Podrá darse mayor satisfaccion
para una alma que ama á Dios como la de saber que
sus mortificaciones son objeto do complacencia para su
Señor? La privacion de los gustos que apetece la sen
1 Scalpri salubris ictibus, et tunsione purima , fabri polita mal
leo, hanc saxa molem construun, Hymm. Dedic. Eccles. in 1-tc8º.
TOMI, I. 12*
21() LA verDADERA EsposA DE J. C.
sualidad, la pena misma que de ello resulta son para
una alma amante otras tantas delicias, no ya de los sen
tidossino del espíritu. El amor no sufre ocio:y al que
á Dios ama no le es posible vivir sin ofrecerle continuas
pruebas de su afecto; y mayor prueba no cabe , como
la de vedarse los placeres temporales y ofrecerle sus
penas en sacrificio. El alma enamorada de Dios no sien
te pesadumbre en la mortificacion. Quien ama, no ha
lla trabajos en el amor", dice S. Agustin. ¿Puede exis
tir persona alguna, dice Sta. Teresa, que al contemplar
áJesucristo cubierto de llagas, y hecho el blanco de
la persecucion, no las abrace y desee ? Por eso decia
S. Pablo, que no deseaba gloriarse sino en la cruz de Jesu
cristo a : esto es, no deseo otra gloria ni delicia que la
de estar abrazado con la cruz de Jesucristo. Este es el
signo, decia tambien, que distingue á los que aman
á Dios, de los que no le aman : los mundanos procu
ran las satisfacciones de la carne; mas los que siguen á
Jesucristo crucifican su propia carne con sus vicios y concu
piscencias º. Concluyamos, hermana bendita. Poned la
consideracion en el fin de vuestra vida que va acercán
dose , y en la poquedad de merecimientos que habeis
atesorado para el paraíso. Agenciaos pues al menos
desde el dia de hoy, y en cuanto os sea hacedero, nue
vo caudal de mortificaciones , con vedaros cuando me
nos ciertas satisfacciones que reclama el amor propio,
y no desperdiciar leve ocasion que de ello se ofrezca,
conforme nos lo amonesta el Espíritu Santo : No des
atiendas ni las partecillas de una dádiva agradable *.

1 Qui amal non laboral. In manual.


2 Milhi autem absitgloriarinisiin cruce Domini nostriJesu Christi.
Galat. vii. 14.
5 Qui autem sunt Christi, carnem suam crucifixerunt cum vitis el
concupiscentiis. Galat. v. 24.
4. Particula boni doni non te practereat. Eccl. xiv. 14.
CAPITULO VIII. 211

Entended que al ocurrir alguna ocasion que os reduzca


á mortificaros, se os ofrece un don de Dios que os procu
ra nuevo tesoro de merecimientos para la otra vida, y
considerad que no será factible en el dia de mañana lo
que pudiereis practicar en el de hoy; porque el tiempo
pasa atropelladamente parajamás volver.
11. Y antesde concluir quiero traer á vuestra vis
ta, á fin de confortaros á la penitencia, lo que vió San
Juan Clímaco en un monasterio de monges, que llana
ban la cárcel de los penitentes, sacándolo exactamente
de la descripcion que dejó el Santo : Noté, dice, que
algunos monges pasaban toda la noche de pié y al seremo,
luchando con el sueño : otros tenian clavados al cielo, y ar
rasados en lágrimas los ojos, ypedian á Dios misericordia:
maniatados otros porlas espaldas mantenian inclinada al suelo
la cabeza, como si se sintiesen indignos de alzar al cielo la
vista : postrados algunos sobre un monton de ceniza, sumida
la cabeza entre las rodillas, azotaban el suelo con la frente:
quienes inundaban el pavimento con sus lágrimas ; quienes se
esponian directamente á los rayos de un sol abrasador; ó
padecian ardiente sed, que no apagaban sino con un ligero
sorbo de agua por no morir en tal privacion: otros tomaban
un bocado de pan por todo alimento, empero sin llegarlo á
tragar, lo arrojaban de la boca, como indignos de gustar
manjares propios del hombre, los que en sus acciones se ase
mejaron á los brutos : algunos tenian sulcadas las mejillas
por las continuas lágrimas que derramaban: cadavéricos y
hundidos mostraban unos los ojos; golpeábanse otros lan
cruelmente el pecho que llegaban á arrojar sangre por la bo
ca. Noté en fin que todos estaban tan escuálidos y nacilentos
de rostro que se asemejaban á un cadáver". Y concluye el
Santo diciendo, que mas felices reputaba á aquellos
penitentes que despues de la caida con tamaño rigor
1 In Scala Parad. Gradus.
212 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

maceraban sus carnes, que no los que si bien no ha


bian sufrido caida,tampoco se mortificaban con peni
tencias. Y en vista de esto ¿qué deberemos decir de
aquellos pecadores que cayeron en pecado y descuidan
de satisfacer con penitencias?

ORACION.

Ayudadme y fortalecedme, Esposo mio, en el propó


sito que hago de dedicarme desde el dia de hoy á vues
tro servicio con mayor esmero que no lo he practicado
lhasta aquí. Sien el tiempo pasado anduve solícita en dar
satisfaccion á mis sentidos y al amor propio, descui
dada del disgusto que pudiera causaros, mis deseos
son de entregarme en adelante á complacer esclusiva
mente á vos, que bien mereceis todo mi amor. Por
eausa del que vos tuvisteis por mí, elegisteis una vida
colmada de penas y de tribulaciones, nada ahorrasteis
para atraeros mi afecto, ¿y seguiré yo sumida en la in
gratitud en que por tantos años he vivido ? No, mi
buen Jesus, no será así: basta ya de ofensas. Conce
dedme amplioy cumplido perdon, que yo me duelo en
el alma, y de todo corazon me arrepiento de los dis
gustos que con mis descarríos os he causado. Yo os
amo de todo corazon, y propongo resueltamente hacer
cuanto esté de mi parte por complaceros. Insinuadme
por medio de mi director lo que quereis de mí, y yo
con los auxilios de vuestra gracia propongo y confio
ejecutarlo. Infundid en mi entendimiento, amable Re
dentor mio, pensamientos santos, á fin de que recuer
de de continuo los dolores que vos, Dios mio, pade
cisteis por mi amor, y colmad mi voluntad de santos
afectos para que no atienda á otras cosas mas que á las
que puedan seros agradables, ni quiera sino lo que vos
quereis, ni sienta otra libertad que la de ser entera
CAPITULO VIII. 213

mente vuestra. Haced, Señor, que yo os ame,y que mi


amor sea cumplido; porque en él hallaré suaves y ape
tecibles todas mispenas. Vírgen santa, Madre y Seño
ra mia María, prestadme vuestro auxilio para que pue
da complacer á Dios en lo que me queda de vida ; en
vospongo toda mi confianza.

S. I.

De la mortificacion de los ojos y de la modestia en general.

1. La mayor parte de las pasiones que mueven


guerra á nuestro espíritu traen orígen de la falta de
recato en la vista, puesto que del derramarla sin cau
tela surgen comunmente en nosotros las pasiones y
afectos desordenados. Por eso decia Job (hablando de
las pasiones impuras) : Hice concierto con mis ojos de no
pensar en mujeres ". Mas ¿por qué dijo, de no pensar?
¿no parece mas regular el decir: Hice concierto de no mi
rar? No por cierto; que muy bien acertó diciendo no
pensar, porque el pensamiento de tal suerte anda uni
do con el fijar de la vista, que no es posible separar
entrambos actos; por cuya razon, queriendo el santo
Job librarse de los pensamientos que molestan , propo
nia abstenerse de mirar el rostro de la mujer. A la mi
rada sigue el pensamiento, decia S. Agustin, al pensamien
to el deseo, y al deseo el consentimiento º: sí, del pensa
miento nace el deseo, pues como dice S. Francisco de
Sales, lo que no se ve, no se desea. Si Eva no hubiese
fijado los ojos en la fruta vedada, no hubiera caido en la
desobediencia , mas como clavó en ella la vista,y con
1 pepigifoedus cum oculis meis, ut ne cogitarem quidem de virgi
ne. Job xxxI. 1.
2 Visum sequitur cogitatio, cogitationem delectatio, delectationen
COIOSISU.S.
914 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

templóla buena y hermosa, tendió la mano para alcan


zarla yprevaricó: Vió... que el árbol era bueno... y her
moso... y tomó 4. De ahí es que el demonio nos provoca
primeramente á fijar la vista, luego incita nuestro ape
tito, y por último nos obliga á consentir.
2. A este fin dice S. Jerónimo, que el demonio no
necesita sino de que por nuestra parte nos prestemos al
comenzamiento º. Bástale á su intento que nosotros
principiemos con franquearle la puerta, que buen cui
dado se dará él de abrirla de par en par. Una mirada
sola fijada advertidamente en el rostro de una persona
de otro sexo, se convertirá en una infernal centella que
causará nuestra ruina : Por los ojos entra á la mente la
saeta del amor, dice S. Bernardo *: en efecto, las pri
meras saetas que abren heridas en las almas castas, y
nopocas veces producen la muerte, entran por los ojos.
Por los ojos cayó un David á quien Dios tanto amaba.
Por causa de los ojos cayó un Salomon, cuya pluma di
rigiera en otro tiempo el Espíritu Santo. ¡Cuantos otros
hallaron en los ojos su completa perdicion! Cierre pues
los ojos, quien no desee tener que llorar algun dia, di
ciendo con Jeremías: Mis ojos robaron mi alma 4: esto
es, mis ojos perdieron mi alma por causa de los per
niciosos afectos que en ella introdujeron. Por lo mismo
nos dice S. Gregorio: Enfrénense los ojos como incitadores
á la culpa"; esto es, refrenemos nuestra vista, de lo con
trario se convertirá en garfios del infierno, que arras
trarán con fuerza y violentarán nuestra alma para que,
casi contra su voluntad, se precipite á cometer el pe
1. Vidit quod bonum esset lignum etpulchrum..... et tulit. Genes.
I11. 6.
2 Nostristantum initis opus labet.
3 Per oculos intrat ad mentem sagitta amoris. Serm. 13.
4. Oculus meus depraedatus est animam meam. Thren. 111.51.
5 Deprimendi sunt oculi quasi raptores ad culpam. Mor. lib. 21.
cap. 2.
------" ... ---
CAPITULO VIII, 215

cado. Quien fija la vista en un objeto peligroso, prosigu (>


diciendo elSanto, comienza á desear lo que antes no ape
tecia 1. Y lo propio dice la Escritura hablando de Holo
fernes; que al mirar á Judith, su belleza le cautivó el
alma °.
5. Decia Séneca: Es parte de la inocencia la ceguera;
y ciertamente la privacion de la vista coadyuva en gran
manera á guardar la inocencia;y de ahí, cierto filóso
fo gentil, que refiere Tertuliano, se arrancó volunta
riamente los ojos y quedó ciego, por abstraerse de los
ataques de la impureza; accion que no nos es lícito
practicar á nosotros cristianos; empero si deseamos
conservar ilesa nuestra castidad, memester es que nos
volvamos ciegos porvirtud, absteniéndonos de derra
mar la vista sobre ciertos objetos que pueden despertar
pensamientos menos puros. Nos dice el Espíritu Santo:
No mires curioso la hermosura ajena... de aquí la concupis
cencia se enciende como fuego “: tras las miradas vienen
las imaginaciones malignas, que encienden el fuego
impuro. Por esto decia S. Francisco de Sales : Si no
quieres que el enemigo entre en la plaza, fuerza es que cierres
las puertas.
4. A este fin anduvieron los Santos con tan estre
mada cautela en dirigirsus miradas, que rezelosos de
que quizás se les escapase la vista tras un objeto peli
groso, procuraron fijarla de continuo en tierra y abs
tenerse de contemplar hasta los objetos inocentes. Un
año de noviciado habia pasado S. Bernardo, que no sa
bia de qué era el techo de su celda, si de bóveda ó de
madera. En la iglesia del monasterio en donde entró de
Incipitvelle quod noluit.
Pulchritudo ejus captivam fecit animam ejus. Judith xv. 11.
Pars innocentiae caecitas.
Ne circumspicias speciem alienam.... ex lhoc concupiscentia qua
si ignis exardescit. Eccl. Ix. 8 el 9.
216 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

novicio habia tres ventanas, cuyo número no supo ja


más el Santo, pues en todo aquel decurso de tiempo
no llegó á levantar de tierra su vista. Ocurrió que yen
do de camino anduvo casi una jornada entera junto á la
orilla de un lago, y preguntó á sus compañeros (que
estaban discurriendo acerca de las particularidades del
mismo) dónde habian visto aquel lago, que él no ha
bia echado de ver. S. Pedro de Alcántara llevaba asi
mismo tan bajos los ojos que ni siquiera llegaba á co
nocer de vista á los hermanos con quienes trababa con
versacion; reconocíales sí por el metal de voz, mas no
por las facciones de cada cual. Pero mucho mas cautos
han andado todavía los Santos en mirar objetos de otro
sexo. Obligado el obispo S. Hugo á tener relaciones
con mujeres, jamás llegó a mirarles el rostro. Sta. Cla
ra se abstuvo tambien de fijar la vista en el semblante
de los hombres; y en cierta ocasion en que al levantar
los ojos por ver la hostia al tiempo de alzar, acertó á
mirar involuntariamente el rostro del sacerdote, que
dó de ello sumamente afligida. S. Luis Gonzaga no osa
ba levantar la vista ni siquiera para mirar la cara de su
madre. Refiérese que fué á visitar en el desierto á San
Arsenio una señora de elevada alcurnia para pedirle la
encomendase á Dios en sus oraciones; mas el Santo, al
recordar que trataba con mujer, le volvió prontamente
las espaldas. Díjole entonces la matrona : Arsenio,
puesto que rehusais verme y aun oirme, acordaos si
quiera de mí en vuestras oraciones.—No, repuso el
Santo, antes rogaré á Dios para que haga que yo des
vie de mí tu memoria , y no piensejamás en tí.
5. Discúrrase de ahí cuan grandes no deban ser la
necedad y temeridad de ciertas monjas, que sin ser
Sta. Clara,gustan de contemplar á su libre albedrío
desde la azotea, ó en el locutorio, ó en la iglesia cuan
tos objetos se les presentan delante, aunque fueren
(APITULO VIII, 217
de otro sexo, y luego quieren estar exentas de tenta
ciones y de peligros de caer en pecado. Cuarenta años
anduvo mortificado de impuras tentaciones el abad Pas
tor por haber mirado con cierta curiosidad á una mujer
que iba recogiendo espigas por el campo. Léese en San
Gregorio que las tentaciones que obligaron á S. Be
nito á revolcarse entre espinas para libertarse de su mo
lestia, traian orígen de haber mirado incantamente á
una mujer. Mientras S. Jerónimo estaba en la gruta de
Belen en continua oracion y macerando su cuerpo con
rigorosas penitencias, sentíase mortificado tenazmente
por los recuerdos de las damas que allá en tiempos pasa
dos habia visto en Roma. Considerad ahora, ¿cómo es
posible que se vean libres de molestias de esta naturaleza
las monjas que miran y tornan á mirar á los hombres,
sin poner en ello cautela alguna? No tanto daño acarrea
el simple mirar, como el contemplar el objeto, dice San
Francisco de Sales. Por esto nos amonesta S. Agustin
diciendo : Si acaso cayeren nuestros ojos á mirar alguna
persona, evitemos al menos que se fijen en ella 2. S. Ignacio
de Loyola aplicó una correccion al P. Manareo, porque
yendo á pedirle la obediencia para pasar á un lugar le
jano, le miró de hito en el rostro *. De ahí podemos
comprender cuan mal sienta á una Religiosa el clavar
la vista aun en las personas de su propio sexo, señala
damente si fueren jóvenes. Digo únicamente que esto
sienta mal á una monja, comunmente hablando; porque
el mirará una personajóven de otro sexo, no compren.
do como pueda escusar de pecado venial, ni aun de
mortal, si hubiere próximo peligro de consentimiento.
No es lícito mirar, dice S. Gregorio, lo que no se puede de
1 Dial. l... c. 20.
2 Etsi oculi nostrijaciantur in aliquam , defigantur in nulla. In
Reg. 5. cap. 21.
5 Lancis. op. 2. n. 504.
TOMI, I. 15
218 I,A VERDAIDERA ESPOSA DE J, C.

sear licitamente ". Porque siquiera lancemos fuera de nos


otros lospensamientos pecaminosos (que por la vista in
troducen la turbacion en el entendimiento) dejan siem
preimpresa alguna mácula en el alma.Fr. Rogerio, reli
gioso franciscano, se hallaba dotado de un don muy
especial de pureza, y siéndole preguntada en una oca
sion la causa de lo cauto que andaba en poner los ojos
en las mujeres, respondió: «Al hombre que huye las
ocasiones, Dios le tiene en su custodia ; mas cuando
se pone voluntariamente en el peligro, el Señor le
abandona muy justamente, y cae entonces fácilmente
en culpas graves *. »
6. Y aun cuando ningun daño ocasionáre dar suel
ta á los ojos, pone al menos obstáculo al recogimiento
del alma durante el tiempo que está en oracion;puesto
que entonces acudirán de tropel á la imaginacion to
das las imágenes de los objetos que ha visto é impreso
en su mente, y la llevarán de mil maneras distraida.
Aun mas; si en algun tiempo logró obtener algun re
cogimiento en la oracion, esa vaguedad en la vista, se
le arrebatará muy presto. Está fuera de duda, que la
Religiosa que no anda recogida, poco aprovechará en
el ejercicio de las virtudes, como son la humildad, la
paciencia, la mortificacion y demás; forzoso es,por lo
tanto, que se abstenga de mirar por vana curiosidad
objetos esteriores que la distraigan de los santos pen
samientos; ponga los ojos únicamente en aquellas co
sas que la conduzcan á Dios. Decia S. Bernardo, que
los ojos en el suelo suben el corazon al cielo. Y S. Gregorio
Nacianceno escribe : Donde está Cristo, allí hay modes
tia °: esto es, en donde Jesucristo mora por amor, allí
está tambien la modestia. No entiendo decir con esto,
1 Intueri non licet quod non licet concupiscere.
2 Lib. 1. Confor. S. Franc. p. 2.
5 Ubi Christus est, modestia est. Epist. 193.
CAPITULO VIII. 219
que jamá3 se levanten del suelo los ojos, ni se espacie
la vista en objeto alguno; mirense (digo) muy enhora
buena las cosas que enderezan el ánimo á Dios , á sa
ber, las imágenes sagradas, la campiña, las flores y otros
objetos de esta naturaleza , por cuanto la belleza de es-
las criaturas levanta nuestro espíritu á ia contempla
cion de su Criador. Por lo demás , conviene por lo co
mun que la Religiosa devota humille la vista , seña
ladamente en los lugares en que pueden dar en ojos
ciertos objetos peligrosos : y al tener conversacion con
los hombres no dirija, y ni en manera alguna fije en
ellos la vista, conforme dejamos advertido mas arriba
con S. Francisco de Sales.
7. Téngase presente además , que la modestia de
los ojos no solo cumple al provecho propio, mas tam
bien coadyuva á la edificacion ajena. Solo Dios lee en
nuestro corazon ; los hombres atienden únicamente á
las acciones esteriores, y de ellas se edifican ó se es
candalizan. Por la vista es conocido el hombre, dice el
Eclesiástico ' ; esto es, por el semblante se reconoce
cual sea el interior del hombre. Por eso el Religioso
debe ser , conforme del Bautista lo dice el Evangelio :
Antorcha que ardia y alumbraba s ; antorcha que arda en
el corazon con el fuego del amor divino, y resplandezca
con su modestia en torno de cuantos le miran. A los
Religiosos señaladamente concierne lo que escribia el
Apóstol á sus discipulos : Somos hechos espectáculo al mun
do y á los ángeles y á los hombres 5. Y en otro lugar: Vues
tra modestia sea manifiesta á todos los hombres ; el Señor
está cerca *. Las personas religiosas atraen sobre sí la
1 Ex visu cognoscitur vir. Eccli. xix. 26.
2 Lucerna ardens ct laceas. Joann. v. 55.
5 Spectaculum faeli sumus mundo, angelis el liominibus. 1. Cor-
iv. 9.
i Modestia ristra nola sil omnibus liominibus: Dominus prope
esl. Philip. iv. 5.
220 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

atencion de los ángeles y de los hombres; por lo cual


su modestia debe ser á todos manifiesta ; de otra suer
te, sifueren inmodestas, gran cuenta deberán dar á
Dios en la hora del juicio. Y á la inversa, ¡ cuantos
motivos de santa edificacion no da, y cuanto no mueve
á devocion el Religioso de uno y otro sexo, cuyo porte
fuere modesto y cuyos ojos estuvieren fijos en la tierra
Es notable lo que practicó S. Francisco de Asís en una
ocasion en que dijo á su compañero que saliesen, por
que le cumplia predicar un sermon : salieron efecti
vamente, y en cuanto hubieron dado una vueltecita,
pero sin distraer jamás los ojos del suelo, regresaron
al convento. ¿Y cuando pensais hacer el sermon? le
preguntó el compañero. El sermon? respondió el San
to, si ya lo hemos predicado con la modestia de los
ojos, que hemos dado en espectáculo á esas gentes.
Cuéntase en la vida de S. Luis Gonzaga, que en Roma
se apostaban los escolares en ciertos parajes para con
templar á su sabor la gran modestia que ostentaba el
Santo al entrary salir del colegio que frecuentaba.
8. Para muchos la vista del justo es un aviso, dice San
Ambrosio ; esto es, la modestia de las personas vir
tuosas sirve á los mundanos de admonicion para la en
mienda. ¡Qué hermosa prerogativa, añade el Santo, la
de que con sola tu presencia coadyuves al provecho del pro
jimo *l Refiérese á este propósito lo que acontecia con
S. Bernardino de Sena, que viviendo aun en el siglo,
con solo presentarse en un corro refrenaba los licencio.
sos conceptos de sus jóvenes compañeros, quienes en
cuanto veian que se acercaba á ellos, se daban priesa á
avisárselo mutuamente, diciendo unos á otros : Chiton,
que viene Bernardino; y al punto guardaban silencio ó
mudaban de asunto de la conversacion. De S. Efren re
1 Plerisque justi aspectus admonitio est. In psalm. 118.
2. Quam pulchrun crgo, ut vilearis et prosis !
CAPITULO VII, 92

fiere tambien S. Gregorio Niceno, que con su aspecto


movia de tal suerte á devocion, que nadie acertaba á
contemplarle que no se sintiese conmovido y deseoso
de reformar sus costumbres. Cuéntase asimismo, que
habiendo ido el papa Inocencio II y los cardenales á vi
sitar á S. Bernardo en el monasterio de Claraval , al
contemplar la modestia del Santo y de sus monges, que
permanecian de continuo con los ojos bajos, no pudie
ron dejar de derramar lágrimas de devocion. YSurio
trae además un hecho mas digno de admiracion, res
pecto de S. Luciano mongey mártir: dice pues, que la
modestia de este Santo movia á los paganos á abrazar
nuestra fe; de modo que instruido de ella el emperador
Maximiano lo llamó á su presencia, empero temeroso
de que su aspecto no le inclinase á hacerse cristiano,
se abstuvo de mirarle, y á este efecto mandó correr
una cortina entre el Santo y él, y dispuesto de esta
conformidad , le dirigió la palabra. De la modestia de
los ojos fué primer y principal maestro nuestro Salva
dor, puesto que (conforme observa cierto autor docto)
los Evangelistas sagrados hacen espresa mencion de las
ocasiones en que Jesucristo alzó los ojos para mirar:
Alzando los ojos hácia sus discípulos º.— Y habiendo alzado
Jesus los ojos s; significando con esto que solia estar con
los ojos bajos. Por donde, loando el Apóstol la modes
uia de nuestro Señor, escribia á sus discípulos: Os rue
go por la mansedumbre y modestia de Cristo *. Concluyopor
fin con las palabras que á sus monges dirigia S. Ba
silio: «Hijos mios, si deseamos levantar nuestro espí
ritu hácia el cielo, pongamos nuestros ojos en la tierra.»
Dia 7 de enero.
Elevatis oculis in discipulos. Luc. v1.20.
Cum sublevasset ergo oculos Jesus. Joann. v1. 5.
Obsecro vos per mansuetudinem et modestiam Christi, etc. 2.
Corinth. x. 1.
222 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

Así pues, bueno será que cada mañana al despertarnos


elevemos á Dios la súplica que hacia David : Desvia mis
ojos,para que no vean la vanidad ".

DE LA MODESTIA EN GENERAL.

9. No solamente conviene guardar modestia en el


mirar, sino tambien en las demás acciones que practica
tmos, y señaladamente en el vestir, en el caminar, en el
hablar,y en otras semejantes. Modestia en el vestir. No
se presuma acaso que por modestia en el vestido enten
damos decir que la Religiosa deba andar desaliñada ó
menos limpia en su porte; empero ¿qué modelo de edifi
cante modestia será la Religiosa que se presenta muy
compuesta, con el justillo al pecho, la toca á la gargan
ta,y alechugada yplegada con estudiada disposicion,
con vuelos de holandilla y botones de plata en las muñe
cas?¿Qué concepto pensais podrá hacer formar de sí la
Religiosa que anda con ricas sortijas en los dedos y ri
zados en la frente los cabellos? Hablando S. Cipriano
de las mujeres del siglo, dice: Las mujeres muy dadas d
los adornos de oro, pedrerías yperlas, desdoran su alma *.
Ahora bien, ¿con cuanta mayor vehemencia deberia
espresarse el Santo respecto de las Religiosas?Ved ahí
cuales deben ser los atavíos de la mujer que camina á
la santificacion, segun indica S. Gregorio Nacianceno:
Llevar una vida arreglada: tener frecuentes coloquios con Dios
en la oracion: aplicarse á la laborpara ahuyentar el ocio; y
refrenar los ojos y la lengua con el freno de la modestia y del
silencio *.
1 Averte oculos meos ne videant vanitatem. Ps. cxviii. 37.
2 Auro, monilibus et margaritis adornatae ornamenta mentis
perdunt. De habit. virg. l. 4.
5 Mulíerum ornamentum est probitate florere : colloquium cum
divinis oraculis labere : fuso et lanae operam dare; oculis el labiis vin
eulum injicere. Advers. mul. se orn.
CAPITULO VIII. 223

10. Modestia en el caminar. El paso sea ni tardo, ni


precipitado, dice S. Basilio ". Para que sea modesto el
aire en el andar, conviene que sea grave, de manera
que no se note ni sobrada viveza, ni marcada lentitud.
Modestia en el estar sentada , cuidando de no recostar
con languidez el cuerpo en la silla, de no estar con los
pies cruzados, ni mucho menos con una pierna sobre
otra. Modestia en el comer, tomando sin avidez el ali
mento,y no escudriñando en torno suyo por observar
la cantidad ó calidad de manjares que comen las demás.
11. Procúrese sobre todo usar de gran modestia en
el hablar, absteniéndose de proferir palabras poco mo
destas, ó poco acomodadas al carácter del estado re
ligioso : y entiéndase que los conceptos que huelen á
mundanos desdicen de una Religiosa. Dice S. Basi
lio : Si una persona del siglo profiere acaso alguna pa
labra desordenada, nadie hace caso de ello; como que
tales conceptos son propios de esa clase de gente;
mas, que una persona que profesa la perfeccion de vida
(conforme la siguen los Religiosos) se desvie el grueso de
una uña de la observancia de sus deberes, súbitamente lo
nota todo el mundo *. Y con respecto á la comun reerea
cion, cabe observar muy especialmente ciertas reglas
para contener nuestras palabras en los límites de la mo
destia. Y en 1.° lugar, conviene apartar de nosotros
todo linaje de murmuracion, aunque recayere sobre
cosas manifiestas. 2.º No interrumpir el hilo de la con
versacion de las demás: En medio del razonamiento no te
metas á hablar *. ¡Cuanta inmodestia no arguye en una
Religiosa el afan de querer solo para sí la facultad de
1 Incessus sit, nec segnis, nec vehemens. Epist. ad Greg.
2 De vulgo aliquis si scurriles voces emititat, haud quisquam atten
dit; at quivitae genus perfectum profitetur, hunc, si latum unguem ab
oficio suo recedere visus sit , omnes confestim observant. In Reg.
quaest. 22.
5 Jn medio sermonum non adjicias loqui. Eccl. xii. 8.
24 LA VEIRIDADERA ESPOSA DE J. C.

hablar! y si ocurre que las hermanas digan alguna


cosa darse priesa em cortarles la palabra, mostrando en
esto la soberbia de querer entender de todo y de cri
girse en maestra de las demás!! cosa que no deja de
traer gran molestia al interlocutor. Conviene sin em
burgo, que en los ratos de recreacion se suelte de vez
en cuando alguna palabra, mayormente si guardaren
silencio las hermanas; de otra suerte si todas callaren,
viniera á cesar aquel comun desahogo que exige la re
gla: por lo demás cumple á la modestia, muy especial
nente en las monjasjóvenes, no hablar mas de lo sufi
ciente para mantener la recreacion, y escuchar mas que
hablar. La regla de prudencia está en callar cuando las
otras hablen, hablar cuando las otras callen. 5ºAbste
nerse de ciertos domaires y palabrillas que puedan en
alguna manera ofenderá las demás, con relacion á al
gun defecto cierto y patente, siquiera fuere por gracio
sidad, puesto que tales chistes suelen causar desazon á
aquel á cuyas espensas se dicen. 4.º Abstenerse de la
propia alabanza; y al sentirse loado, levantar el cora
zon á Dios y trocar de conversacion. Por el contrario si
se sufriere contradiccion ó se fuere objeto de burla, no
irritarse. S. Juan Francisco de Regis daba con granjo
vialidad pábulo al discurso en que era objeto de rechi
fla para sus compañeros, á fin de que las burlas que él
sufria contribuyesen al desahogo de los demás. 5º Exi
ge asimismo la modestia el hablar con apacible y no
destemplada voz, en términos de que ofenda los oidos de
los otros, segun lo advierte S. Ambrosio 1.6.º Tambien
requiere modestia y moderacion la risa misma. Re
fiere S. Gregorio que una vez la Madre de Dios amo
nestó á una doncella devota, llamada Musa, que dejase
los impetus de risa, si queria complacerla. Entiéndase
1 Ne cujusquam offendat vox fortior. Lib. 1. de offic. cap. 18.
CAPITULO VIII. 225

de la risa desenfrenada, conforme escribe S. Basilio:


El que se dedica á la devocion, guárdese de la risa inmode
rada". Por lo demás, como dice el Santo, no peca con
tra el decoro ni la devocion una risa moderada que ma
nifieste serenidad de ánimo. Osténtese la Religiosa mo
desta y devota, mas no afligida y taciturna, porque
esto último desdora la devocion en cuanto muestra á
los demás que la santidad notrae paz y contentamiento,
sino afliccion y melancolía. Por el contrario, el mos
trarse con aire contento y jovial, da ánimo á los otros
para entregarse á la devocion. Refiérese que habiendo
notado dos cortesanos de cierto monarca la alegría que
gastaba un monge anciano que vivia en el desierto,
abandonaron el mundo y se quedaron en su compa
ñía *.7º yúltimo, no hablar de cosas que atañen al
mundo, conviene á saber, de bodas, de festines, de es
pectáculos, de vestidos pomposos; no hablar de man
jares, cono por ejemplo, alabar ó quejarse de las vian
das que salen á la mesa. Las personas honradas, decia
S. Francisco de Sales, no piensan en la comida, sino al
estar sentadas d la mesa. Cuando las Religiosas perfec
tas notan que se anda discurriendo en pláticas nocivas
y sin fundamento, ponen mano para introducir en la
conversacion discursos que tiendan á Dios, haciendo al
efecto preguntas que aprovechen , ó tambien tomando
de las mismas conversaciones ocasion de hablar de las
cosas de Dios, conforme practicaba S. Luis Gonzaga ,
el cual leia de propósito cada dia, y por espacio de
media hora, la vida de algun santo, ú otro libro devo
to, por tener asunto espiritual para tratar con los com
pañeros en la recreacion; y cuando se hallaba entre
inferiores, él introducia la conversacion acerca de las
1 Cavendum est is qui pietati student, ne in risum effusi sint.
In Reg. qu. 17.
2 Rosign. Verd. eter.
TOMI, II, 13
226 LA VlillDADERA ESPOSA DE J. C.
cosas santas ; cuando entre sacerdotes ó superiores ,
proponíales alguna duda espiritual, como por via de
leccion , y de esta suerte lograba que el asunto de la
conversacion girase sobre cosas divinas; verdad es ,
que los demás al verlo junto á sí , bien comprendian
que no hallaba placer en otro linaje de asuntos , y por
lo tanto procuraban contentarle ; de suerte que si ocur
ría que estuviesen hablando de otras materias , daban,
por complacerle, otro giro á la conversacion y comen
zaban á tratar de las cosas de Dios. Suele decirse que
se va la boca adonde está el corazon. Tráese siempre en
los labios el objeto de nuestro cariño. Así S. Ignacio de
Loyola parecia no saber hablar sino de Dios, por donde
le designaban, llamándole: El padre que habla siempre de
Dios.

ORACION.

Perdonadme, Jesus mio, por vuestra infinita miseri


cordia las innumerables faltas de inmodestia que he co
metido, de las cuales de todo corazon me arrepiento;
ellas traen origen de la tibieza de mi amor para con
vos. Confieso que no merezco vuestra misericordia,
pero los méritos de vuestra pasion y muerte animan
mi confianza. ¡Cuantas veces , oh Dios, os he disgusta
do y vos me habeis perdonado con ternura ! ¡ Cuantas
he prometido seros fiel , y he vuelto á ofenderos !
I Aguardo acaso á que vos me abandoneis en manos de
mi tibieza ; y que á este abandono suceda irremisi
blemente mi condenacion ? Yo deseo enmendarme,
y por eso pongo en vos toda mi confianza , y propongo
clamar siempre por vuestro auxilio para conservarme
fiel. Confié hasta aquí en mis propósitos y olvidé d'-
acogerme á vuestro amparo , y esta ha sido la causa de
mis numerosas culpas. Eterno Padre, habed misericor
CAPITULO VIII. 227

dia de mí por los méritos de Jesucristo, amparadme, y


concededme la gracia de acudir á vos en todas mis ne
cesidades. Yo os amo, sumo bien, y deseo amaros con
todas mis fuerzas, mas sin vuestro auxilio nada puedo.
Concededme vuestro amor, y una firme perseverancia.
Todo lo espero de vuestra infinita bondad. María , Ma
dre de mi Dios, vos conoceis cuanta es mi confianza en
vos; amparadme, y tened piedad de mí.

S. II.

De la mortificacion del gusto.

1. Decia S. Andrés Avelino, que, quien desee en


caminarse por la via de la perfeccion, debe principiar
poniendo suma diligencia en mortificar el gusto. Ya
antes lo dijera S. Gregorio : No hay disposicion para en
trar en los trances del combate espiritual, si primeramente
no ha quedado sujetado el apetito de la gula ". Y el P. Ro
gacci en su libro de Uno necesario, dice tambien, que
la mayorparte de las mortificaciones esternas consisten
en mortificar la del gusto. Pero, la comida recrea na
turalmente el paladar; ¿deberemos , pues, abstenernos
completamente de comer? No tal; debemos tomar
nuestro alimento, porque es voluntad de Dios que por
este medio conservemos la vida corporal, á fin de em
plearla en servicio suyo por todo el tiempo que nos
tenga destinados para habitar en este mundo. Empero
á esta conservacion del cuerpo debemos atender, con
forme decia el P. Vicente Carafa, á la manera del mo
narca, que, dueño de medio mundo, estuviese sin
embargo obligado á almohazar, por su propia mano y
repetidas veces al dia, á un caballo; al cumplir su ta
1 Nen ad conflictum spiritualis agonis consurgitur, si non prius
gulae appelitus domatur. Mor. l. 50, c. 15.
228 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

rea¿como lo ejecutára? con cierto tedio y displicencia,


y saliendo del paso cuanto antes mejor. Decia S. Fran
cisco de Sales: Se ha de comer para vivir, mas no vivir
para comer. Personas hay que no parece sino que viven
esclusivamente para comer, como hacen las bestias.
Brutal es el hombre, dice S. Bernardo, amando lo que
aman losbrutos *: y ciertamente, brutal, y no espiritual
ni racional, es el hombre, que se apasiona por los man
jares como los brutos; conforme lo hizo el infelizAdan,
que por la golosina de una manzana se abajó á la con
dicion de losjumentos;y á este propósito dice S. Ber
nardo, que si á la sazon losjumentos hubiesen podido
raciocinar, al notar que Adan, arrastrado por el gusto
miserable de comer de una fruta, se olvidaba de Dios y
de su propia salvacion, hubieran esclamado: Ved como
1 dan se ha convertido en irracional, como nosotros º. Por
donde decia Sta. Catalina de Sena : Quien no sabe mor
tificar el gusto, no puede en manera alguna conservar la
itocencia, puesto que Adan la perdió por dar satisfaccin á
la gula. ¡Qué miseria , ver á algunas personas cuyo Dios
es el vientre, en espresion de S. Pablo 3 !
2. ¡Cuantos perdieron miserablemente su alma por
causa del vicio de la gula! Refiere en sus diálogos san
Gregorio * que vivia en cierto monasterio de Licaonia
un monge de vida muy ejemplar; y como se hallase en
el trance de la muerte, acudieron en derredor suyo los
otros Religiosos, por recoger de su boca en aquellos
momentos algun recuerdo de edificacion. Mas, qué fué
lo que oyeron? Hermanos (esclamó el moribundo) sabed
que cuando vosotros ayunabais, yo etaba comiendo á escon

1 Belluinus est homo, amando talia qualia belluae.


Putojumenta dicerent; si loquifas esset: Ecce Adam quasi unus
ex obis factus est. In Cant, Sern. 55.
Quorum Deus veinter est. Phil, Ill. 19.
4 Lib. 4, cap. 58.
CAPITULO VIII. 229
didas, y por esta causa he sido entregado alpoder del demo
nio que me da la muerte para llevarse mi alma; y al con
cluir estas palabras falleció. Cuenta además el propio
Santo 1 que una monja echó de ver en el huerto una
hermosa lechuga, cogióla y, quebrantando la regla, se
la comió, mas al punto quedó poseida del demonio que
comenzó á atormentarla en gran manera. Las compa
ñeras de la Religiosa mandaron á llamar al santo abad
Equicio, y á su presencia el demonio echó á gritar di
ciendo : ¿Qué mal he hecho yo? Estábame sentado en la
lechuga; viene ella y me coge. Mas el siervo de Dios obli
góle con la fuerza de sus mandatos á dejar libre el
cuerpo. En las historias cistercienses hállase referido *
que en cierta ocasion en que S. Bernardo se hallaba
visitando á sus novicios, á uno de ellos que se nombra- .
ba Acardo, lo llamó aparte, y le dijo como otro novi
cio, que le indicó quién era, se disponia á fugarse del
monasterio aquel mismo dia; encargóle pues que al
verle huir fuese á sus alcances y le detuviese. Con
efecto, á la noche siguiente Acardo notó que un demo
nio se acercó al novicio y le tentó por la via de la gula
acercándole al olfato un pollo asado. En esto dispertó
el infeliz, y cediendo á la tentacion , cogió los vestidos
y se dispuso para salir del monasterio; presentóse en
tonces Acardo, pero no alcanzófruto alguno, puestoque
el desventurado, vencido por la gula, obstinóse en vol
ver al siglo en donde (añade el autor) acabó infeliz
mente la vida.
5. Andémonos pues con gran tiento en no dejarnos
vencer de un vicio tan brutal. Es cosa necesaria, di
cc S. Agustin, proveer al alimento del cuerpo, para
sustentar la vida; pero tomémosle como se toma una
medicina, con la reflexion de que se satisface una ne
1 Dial. 1. cap. 4.
* Vincent. Spec. hist. lib. 7. cap. 108.
230 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

cesidad , y no se pase de ahí. La intemperancia en la


comida causa grave daño al cuerpo y al alma. Por lo
que mira al cuerpo, es indudable que la mayor parte
de las enfermedades que le afligen provienen del vicio
de la gula; apoplejías, cólicos, obstrucciones, dolo
res de cabeza, de vientre ó de costado, y otro sin nú
mero de males, no traen por lo comun otro orígen sino
del esceso de la comida. Llevaderas son sin embargo
estas molestias corporales, mas mucho peor que ellas
es la enfermedad que ocasionan al alma. El vicio de la
intemperancia, conforme dice el angélico Maestro ",
ofusca el entendimiento y le constituye inepto para los
ejercicios del espíritu,señaladamente para la oracion.
Así como el ayuno predispone el alma á la contempla
cion de Dios y de los bienes eternos, así la intempe
rancia la desvia de esta consideracion. El que anda re
pleto de manjares, dice el Crisóstomo, se asemeja á
una nave sobrecargada de peso, que apenas puede
moverse,ypor esto se halla en grave riesgo de zozo
brar, al sobrevenir cualquier tempestad de tentaciones.
4. Así es que S. Bernardo dice : Hasta el mismo pan
procura tomar con cierta mesura, á fin de que la pesadum
bre del vientre no te haga tediosa la oracionº. Y en otro lu
gar añade : Si para entonar las divinas alabanzas obliga
res ápasar en vigilia á una persona que sufre indigestion,
nas bien sacarás de ella llanto y fastidio que no armonio
sos cánticos º. Fuerza es, de consiguiente, que los Re
ligiosos anden muy sobre sí para ser parcos en las
comidas, especialmente á la hora de la cena; porque
el apetito que se siente entonces, por lo comun es apa
1 2. 2. quaest. 148. a. 6.
2 Panem ipsum cum mensura sume , ne, onerato ventre,stare ad
orandum taedeat. In Can. Serm. 66.
5 Si ad vigilias indigestum cogis, non cantum, sed planctum po
tus extorquebis. Apol. ad Guillel, ab.
CAPITULO VIII, 231

rente, y producido por el acedo de los alimentos que en


la comida se tomaron; por donde es factible que al que
rer satisfacerlo uno se esceda fácilmente, y luego por
la mañana se sienta incomodado de una indigestion,
con el estómago henchido de manjares, y la cabeza pe
sada y llena de vapores, de suerte, que no se es capaz
de rezar siquiera una Ave María. Juzgad ahora, dice
S. Bernardo, si el Señor querrá derramar en la oracion
sus consuelos sobre la persona que anda solícita en re
crear el paladar con las viandas, á semejanza de lo
que practican las bestias. Los consuelos divinos, prosigue
el Santo, no son para los que van en busca de los de la
tierra *.
5. A mas de que, el darsuelta á la gula, lleva con
facilidad á dar suelta á los demás sentidos, pues perdi
do el recogimiento (conforme queda dicho) presto ven
dráá caerse en el defecto de prorumpir en palabras mal
sonantes, ó en el desconcierto del gusto. Mas todavía el
peor de los males está en el gran riesgo que de la in
temperancia se origina para la castidad. La saciedad de
manjares, dice S. Jerónimo, es pábulo para la incontinen
cia °. Por esta razon S. Casiano halla imposible que un
cuerpo repleto de alimentos no sienta los estímulos de
impuras tentaciones *. De ahí, el sumo cuidado que,
por conservar la castidad, han puesto los santos en mor
tificar la gula. Cuando el demonio queda vencido en las ten
taciones de la gula, dice el angélico Doctor, cesará de ten
tar por la impureza 4.
6. Por lo contrario, los que atienden á mortificar el

1 Divina consolatio non datur admittentibus alienam. Serm. 6.


de Ascens.
2 Ventris saturitas, seminarium libidinis. In Jovinian.
5 Umpossibile est, saturum ventrem pugnas non experiri. Ind. l. 9.
cap. 15.
4 Diabolus, victus de gula, non lental de libidine,
232 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

gusto progresan de continuo en la perfeccion del espí


ritu, ya que al domar la gula, sacrifican muy fácil
mente los otros sentidos y se ejercitan en la virtud,
conforme canta la Iglesia Santa : Dios, que te sirves de
ayunos que afligen nuestros cuerpos para domar nuestras pa
siones, para elevar nuestras almas,para darnos la fortaleza
y concedernos el premio, etc. * Y ciertamente, por me
dio del ayuno el Señor robustece el alma para supedi
tar los vicios, levantarse sobre los afectos terrenales,
practicar la virtud, y granjearse méritos perdurables.
Mas, dicen los amadores de los placeres de la tierra:
El Señor creó los manjares á fin de que disfrutásemos
de ellos. No es así como se espresan los santos. Decia
á este propósito el venerable P. Vicente Carafa de la
Compañía de Jesus: El Señor nos concedió las delicias
de la tierra, no solo para nuestro propio regalo , sino
tambien á fin de que en ellas tuviéramos de que mos
trarnos agradecidos á Dios , manifestándole nuestro
afecto, al ofrecerle sus propios dones, y al abstenernos
nosotros de su goce.Y así es como lo practican las al
mas perfectas: los antiguos monges, segun refiere san
Jerónimo, reputaban ser gran defecto alimentarse de
manjares cocidos; reducíase toda su comida á un pan
del peso de una libra. S. Luis Gonzaga, á pesar de lo
delicado de su complexion , hacia semanalmente tres
ayunos á pan y agua.S. Francisco Javier tomaba por
todo alimento, cuando estaba en las misiones, un poco
de arroz tostado á las brasas. Asimismo S. Juan Fran
cisco de Regis en el turno de mision no probaba otra
cosa mas que una pequeña porcion de harina desleida
en agua. S. Pedro de Alcántara hacia consistir su co
mida en una taza de caldo:y aun en nuestros tiempos
se lee en la vida del venerable Fr. Juan José de la Cruz,
1 Deus, qui corporali jejunio vitia comprimis, mentem elevas ,
virtutem largiris, el praenia. Prafat, quadrages.
CAPITULO VIII, 233.

religioso alcantarino (bien conocido nuestro) que efec


tuada su profesion religiosa, ese siervo de Dios mo se
alimentó por espacio de veinte y cuatro años, sino
con pan, que sazonaba con algunas yerbas ó frutas;
fuera de los copiosos ayunos que hacia á pan y agua
forzado una ocasion, porla enfermedad y por mandato
de la obediencia, á tomar alguna comida caliente, re
dújola á un poco de pan , que remojó en una taza de
caldo; y como los médicos le obligasen á beberun poco
de vino, mezclábalo con el caldo para hacer ingrata al
paladar aquella poquedad de alimento. No es mi inten
to obligar á la Religiosa, que desee santificarse, á imi
tartales ejemplos; digo,sí, que quien siguiere los im
pulsos de la gula, y no pusiere ahinco en mortificarla,
no podrá hacer jamás adelanto alguno notable en la
perfeccion del espíritu. El comer es un acto que se re
pite por dos distintas veces al dia; de donde se sigue,
que quien no atienda á refrenar el gusto cometerá dia
riamente mil faltas.
7. Descendamos empero á la práctica. Veamos en
qué cosas debemos mortificar la gula. Nos lo enseña
S. Buenaventura : En la calidad, en la cantidad y en el mo
do". Y primeramente, en la calidad, dice: buscando, no
los manjares delicados, sino los mas simples *. Arguye ti
bieza de espíritu en la Religiosa estar malcontenta de
las viandas que le presentan , buscar otras mas esquisi
tas al paladar, ó pedir otra suerte de condimento para
aquel plato. Léjos de ello, la Religiosa mortificada se
contenta con lo que ponen delante de sí; y cuando son
variadas lasviandas, elige de suyo la menos sabrosa al
gusto, para que no sea causa de daño. Así lo practica
ba S. Luis Gonzaga, escogiendo para sí lo mas repug
nante á su paladar. Habla S. Clemente Alejandrino de
1 In qualitate, in quantitate et modo. De prof. rel. l. 2, c.47.
2 Ut non delicata requiral sed simplicia.
234 LA VERDADERA ESPUSA DE J. C.

las carnes y delvino, y dice: El vino yla carne prestan ro


bustez al cuerpo; mas hacen enfermiza el alma ". Y segun
leemos en los sagrados Cánones, antiguamente era ve
dado á los monges el uso de carnes º. Hablando San
Bernardo de sí propio, decia: Absténgome del uso de car
nes, á fin de que no nutran en mi los vicios de la carne *. Con
respecto al vino, dice la sagrada Escritura : No quieras
dar vino á los reyes 4;por cuyo nombre no se designa
aquí á los que gobiernan los reinos, sino á las perso
nas que saben dominar y sujetar bajo el imperio de la
razon sus depravados apetitos. Y en otro pasaje dice el
Sabio: ¿A quién el ay... acaso no son para aquellos, que se
detienen largo tiempo en el vino, y ponen su placer en agola
copas *? ¡Desdicha, desventura eterna (puesto que la par
labra Vae, segun interpreta S. Jerónimo, tiene en la
sagrada Escritura el significado de condenacion eterna
para los que se dejan dominar del vicio de la bebida
y esto, por qué? Dícelo Salomon mismo: Lujuriosa co
sa es el vino º; porque el vino fomenta la incontinell
cia. Por donde S. Jerónimo escribia á la vírgen Eusto
quio: Si quisieres, dice, conservarte casta, cual cumple
di una esposa de Jesucristo, huye primeramente del vin00"
de un veneno: el vino yla mocedad son un redoblado incenlito
para los placeres ilícitos 7. Dedúcese de cuanto va dicho
hasta aquí, que la persona que no tenga resolucion» "

1 Vinum et carnium sagimen robur quidem adducunt corpo"


sed animam reddeunt languidam. Strom.l.7.
2 Carnem monacho nec sumendi, nec gustandi est concessa |icen
tia. De consecr. dist. 5.
5 Abstineo à carnibus, ne carnis nutriam vitia. Serm.66.in Caml.
4 Noli regibus dare vinum. Prov. xxxi.4. - -

5 Cuivae?... nonne his qui commoranturin vino, et studen cali


cibus epotandis? Prov. xxiII. 30.
6. Luxuriosa res vinum. Prov. xx. 1.
7 Hoc primum moneo, ut sponsa Christivinum fugial prove"
Winum et adolescentia duplex incendium voluptatis est. Epist. 22.
CAPITULO VIH. 235
robustez de complexion suficiente para vedarse comple
tamente el uso de carnes y del vino, debe por lo menos
usar de entrambas cosas con gran moderacion, á fin de
no caer en graves molestias de impuras tentaciones.
8. Bueno fuera además, que la Religiosa mortifica
da se abstuviese de condimentos supérfluos, propios
únicamente para satisfacer la gula. Los condimentos
que sazonaban las viandas que comían los santos no
eran otros que ceniza, aloes y ajenjos. No es mi inten
to exigir de vos tamaña mortificacion, ni gran copia de
ayunos eslraordinarios. Como no haceis vida solitaria
t;n el desierto, sino que vivís en comunidad , conviene
(segun dice S. Casiano) que eviteis, por lo comun,
cuanto no sea conforme con el uso general del monas
terio, como cosa que puede haceros propender a la va
nagloria. En la mesa comun, decia S. Felipe Neri , debe
gustarse de todos los manjares que en la misma se presentan.
Por donde amonestaba á los de su congregacion , di-
ciéndoles: Esquivad toda singularidad, que es ordinario ori
gen de orgullo espiritual. Como quiera , al que fuere dis
creto bien se le alcanza la manera de mortificarse , sin
aparentarlo en lo esterior. S. Juan Clímaco se alimen
taba de toda suerte de manjares ; pero no hacia mas
que gustarlos , y de esta manera mortificaba la gula siu
correr riesgo de despertar la vanidad. El que vive en
comunidad , dice S. Bernardo , quizás halla mas com
placencia en hacer un ayuno á vista de los demás her
manos que están comiendo , que no en siete ayunos
practicados juntamente con toda la comunidad. No os
prohibo , sin embargo, que de vez en cuando hagais al
gun ayuno rigoroso , entiendo , á pan y agua , en los
dias de particular devocion , tales como el viernes ó el
sábado, en las vigilias de las festividades de nuestra Se
ñora y otras semejantes. Tal clase de ayunos suelen
usarlos las Religiosas devotas.
236 LA veRDADERA EsposA DE J. c.
9. Y si con efecto careciereis de fervor, óvuestros
achaques no os permitiesen hacer ayunos rigorosos, no
os quejeis al menos de lasviandas de que usa la comu
nidad, contentaos de las que se os presentan. Sto. To
más deAquino jamás pidió comida particular para sí,
sino que se tenia por satisfecho con la que le ponian
delante; de ella se alimentaba , pero con muchísima
moderacion. Léese asimismo, con respecto á S. Igna
cio de Loyola, que nunca desechó manjar alguno, ni
se quejó de que fuese mal cocido ó peor condimentado.
Proveer para que la comunidad no sienta penuria en el
particular, es incumbencia de las superioras; mas dé
jese la Religiosa de quejarse, si la pitanza llega poco ó
sobrado en sazon, si es escasa, si tiene resabio á hu
mo, si es insípida, ó sobrado salpimentada. El menes
teroso acepta sin poner condicion , ni prorumpir en
quejas, cuanto para su sustento le fuere dado; haga lo
propio la Religiosa, admita cuanto le presenten, como
limosna que Dios le envia.
10. Respecto de la cantidad, dice S. Buenaventura:
Vi mas cantidad ni mas veces de lo que conviene; sea una re
faccion del cuerpo, no una carga 1. No deben las personas
cargarse de alimento tomándolo en mayor cantidad ó
con mayor frecuencia de lo que la necesidad corporal
exige; á fin de que los manjares sirvan de aliento, envez
de molesta carga al cuerpo. Por donde es regla entreper
sonas espirituales evitar la saciedad en las comidas. Sea
parca tu comida, y evita todo hartazgo, conforme escribia
S. Jerónimo á la vírgen Eustoquio. Religiosas hay que
ayunan, por ejemplo, un dia, y al siguiente se atracan
sin medida, ni tasa: mejor fuera, dice el propio Santo,
acostumbrarse á tomar habitualmente la cantidad de co

1 In quantitate: ut ne nimium et saepius quam decet,ut sit refec


tio corpori, non onus.
2 Sittibi moderatus cibus et numquam venter expletus. Ep. 22.
CAPITULO VIII. 257
mida necesaria, que no andar alternando entre el ayu
no, y la superfluidad de manjares. Otro aviso nos da el
santo Doctor, y es, que evitemos la hartura no ya de
manjares sabrosos sino tambien la de los groserosy des
preciables 1. ¿Qué importa que la monja no sacie su ape
tito con perdices sino con legumbres, si estas vienen á
producir idénticos efectos que aquellas aves? Por lo que
toca á la cantidad del alimento á que importe fijarse,san
Jerónimo pone por regla, que sea tal que luego de con
cluida la comida, el cuerpo se halle suelto y dispuesto
para aplicarse á la oracion ó á la lectura: Cuando estés
comiendo, haz cuenta de que en cuanto concluyas debesponer.
te á leer, ó bien á orar º. Decia cuerdamente un padre de
la antigüedad : Quien mucho come, mas no llega á saciar su
apetito, recibirá premio mas cumplido, que no el que fuere
parco y quedáre completamente satisfecho. Trae Casiano ,
el hecho ocurrido á cierto buen monge, que, obligado
á sentarse á la mesa repetidas veces en un mismo dia ,
á fin de cumplimentar á unos forasteros, y habiendo
comido cada vezporurbanidad, al salir de la mesa por
la última vez, no se levantó todavía satisfecho. Ved ahí
una muy discreta , al par que difícil manera de mortifi
carse; puesto que exige de suyo menos esfuerzo abste
nerse completamente de gustar de un plato sabroso,
que no llegarse á probarlo y luego reducirse á comer
una mínima cantidad de aquel manjar.
11. Para ceñirse á una moderada sobriedad en la
comida, es congruente ir disminuyendopaulatinamente
la cantidad de alimento hasta el punto que la esperien
cia muestre ser suficiente para sostener las fuerzas cor
porales sin notable detrimento. No de otra suerte san
1 Sed et in vilissimis cibis vitanda satietas est. In Jovin. lib. 2.
2. Quando comedis cogita quod statim tibi orandum et legendum
est. Ep. ad Fariam.
5 Instit. l. v. cap. 21.
238 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.

Doroteo condujo á su discípulo S. Dositeo á una razo


nable mortificacion. Buena regla es, para salir de vaci
lacionesy angustias en punto á ayunos y abstinencias,
sujetarse al juicio del director espiritual. Las mortifi
caciones que no proceden del permiso del padre espiri
tual son, en sentir de S. Bernardo, mas bien funda
mento de presuncion, merecedoras de castigo, que ac
ciones dignas de galardon ". Téngase empero por nor
ma, que comprende generalmente á todas las personas
y señaladamente á las Religiosas, irse muy á la mano
(conforme quedó indicado mas arriba) y comer parca
mente en la cena,siquiera se os antojase que teneis nece
sidad de mucho alimento;porque el apetito que en aque
lla hora se siente es un apetito ficticio ; y por poco que
uno se esceda en la cantidad, hállase á la mañana si
guiente muy incomodado de la cabeza, que está so
bremanera cargada , y el estómago que resiente fuertes
dolores, y de consiguiente desazonado y casi inútil para
los ejercicios del espíritu.
12. Y tratando ahora de la bebida, bien puede uno
sujetarse á la mortificacion de la abstinencia de la bebi
da entre una comida y otra, sin temor de que esta pri
vacion cause daño alguno, á no ser que por causa espe
cial lo exija la naturaleza, como por ejemplo en el estío
en que el no templar el ardor que se sufre puede acar
rearperjuicio notable á la salud. Sin embargo, S. Lo
renzo Justiniani se abstenia aun en el rigor del verano
de beber fuera de las horas de la comida, y si alguien
se maravillaba de que pudiese soportar tanta sed, res
pondia : ¿Y cuanto menos podré sufrir los ardores del pur.
gatorio, si ahora no soy capaz de suportar esta abstinencia?
Bueno es de saber, que los antiguos cristianos se nega
ban la bebida en dias de ayuno hasta llegada la hora de
1 Quod sine permissione patris spiritualis fit, praesumptioni depu
tabitur, non mercedi. In Reg. cap. 49.
CAPITULO VIII, 259)

la comida que era al anochecer. Y hoy dia lo propio


practican los turcos en los ayunosde su cuaresma. Ob
sérvese, cuando menos, la abstinencia de beber en las
cuatro ó cinco horas inmediatas á la comida del medio
dia, conforme muy razonablemente aconsejan los mé
dicos.
15. Finalmente en cuanto al modo, dice S. Buena
ventura: No se tomen los alimentos inoportuna y desconcer
tadamente, sino con religiosa moderacion ". Dice, inoportu
namente; conviene á saber: no antes de que se presen
ten á la mesa de la comunidad. En este defecto cayó el
penitente de S. Felipe Neri, que no sabia abstenerse de
tomar algun bocadito entre dia; y dijole el Santo: Hijo,
si no tratais de desechar este defecto, jamás alcanzaréis á te
ner espiritu religioso. Se iee en el Eclesiastés: Bienaventu
rada la tierra, cuyo rey es noble y cuyos príncipes á su tiem
po º. Feliz monasterio (digo yo) aquel en que las Reli
giosas no llegan á la boca manjar alguno fuera del
tiempo ordenado, es decir, de las horas de comida y
cena. Vino á entender Sta. Teresa que las monjas de
cierto convento habian solicitado del provincial permi
so para tener en las celdas ciertas cosillas de comer, y
les echó una reprension muy agria, diciéndoles: Refle
cionad muy mucho lo que habeis pedido; ya vereis como ra, á
destruirse todo.
14. Desconcertadamente dijo tambien, que equiva
le á decir, que no tomemos la comida con marcada
avidez y glotonería, como es, el comer á dos carrillos,
ó tan de priesa que no dé lugar un bocado á otro. No
seas gloton en convite alguno º, así nos lo amonesta el Espí
ritu Santo. Cumple además, llegarse á comer llevando
1 In modo, ut non importunè requiratur (cibus), et inordinat
sumatur, sed religiosé.
2 Beata terra cujus principis vescuntur temporesuo! Eccles. X. 17.
5 Noli avidus esse in omni epulatione. Eccl. xxxv11.52.
240) LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

el recto fin de sustentar las fuerzas corporales, para


que nos hallemos dispuestos á acudir al servicio del Se
ñor.Comer por solo el placer que se halla en saborear
los manjares es un acto que no escusa al menos de pe
cado venial : Inocencio XI condenó la proposicion de
los que sostenian que no es pecado el comer y beber
con el único objeto de satisfacer la gula. Yo no entien
do decir con esto que se cometa culpa en el placer que
acompaña á la comida, puesto que, comunmente ha
blando, no es posible dejar de esperimentar natural
mente cierto gusto que en sí encierra; lo que pretendo
decir es, que uno comete falta cuando toma la comida
con el esclusivo objeto de hallar deleite sensual en ella,
y no con un fin honesto. De ahí es que cuando estefin
se halla de por medio, podemos, sin temor de caer en
falta alguna, llegarnos á los manjares aunque fueren de
suyo muy sabrosos; y al contrario , posible es cometer
culpa comiendo viandas groseras y despreciables,como
las tomemos con el fin de refocilar el gusto. Refiérese
en la vida de los Padres (libr. de provid. cap. 25), que es
tando los monges en el refectorio vió un santo ancian0
comounos se sustentaban con miel, otros con pan, y
otros con estiércol; bien que todas las pitanzas conte
nian igual calidad de alimentos. Con cuya vision se le
dió á entender que se nutrian de miel los que al tomar
su sustento iban retenidos por el temor de ofenderá la
templanza, y al par que comian levantaban á Dios Sus
pensamientos con actos de devocion; nutríanse de pal,
cuantos hallaban recreo en la comida, y por ello daban
gracias al Señor; y por fin, se atracaban de estiércol,
cuantos comian solamente por satisfacer el gusto del
paladar.
15. Pertenece al modo de mortificarse, no cargar
indiscretamente con ayunos, de tal suerte que la fall
de alimento nos haga inútiles para el servicio de la c"
CAPITULO VIII. 24.1

munidad y la observancia de la regla; en cuyo defecto


se precipitan frecuentemente los principiantes, quienes
enfervorizados por los sensibles toques que Dios suele
comunicar á los que emprenden el camino de la perfec
cion para afianzarles en él, son asazindiscretos y car
gan con ayunos y penitencias; de donde se sigue, que
caen enfermos, y se incapacitan para atender álos ejer
cicios de la comunidad, ó por ventura abrumados por
la enfermedad lo abandonan todo. En todas las opera
ciones se requiere discrecion. El amo que entrega al
criado un caballo para que lo cuide, le reprenderá con
igual severidad, si le da sobrado pienso, como si se lo
escatima fuera de propósito, de suerte que el ame no
pueda servirse de él cuando menester fuere. Decia san
Francisco deSales á sus Religiosas de la Visitacion: La
sobriedad moderada y habitual prevalece sobre las abstinencias
violentas é interrumpidas, entre las cuales se intercalan rela
jaciones graves. A mas de que tales abstinencias llevan al que
las practica á creerse superior en santidad á las demás per
sonas que no le imitan en aquella clase de ayunos. Empero,
si bien es cierto que son de evitar las indiscreciones,
menester es al propio tiempo notar lo que decia un gran
maestro espiritual, esto es, que el espíritu raras veces
yerra en materia de esceso en las mortificaciones, mas
el cuerpo nos lleva mil veces engañados, induciéndonos
á compadecerle y apartarlede lo que le causa desplacer.
16. Son géneros de mortificacion muy hacederos
abstenerse de los manjares que son gratos al paladar,
pero en cierta manera nocivos á la salud; negarse á
probar las frutas precoces, y no gustar en todo el año
de alguna clase de ellas que se haya sacado á la suerte;
no catar fruta alguna una ó dosveces á la semana; de
jar de comer diariamente alguna porcion de las que pa
sala comunidad; llegarse tan solamente á probar algun
manjar sabroso, y luego desecharlo con achaque de
TOM. II. 14
242 I,A VEIRI)\DERA ESPOSA DE J, C.

que le es á uno nocivo, conforme hacia Sta. María Mag


dalena de Pazzis; dejar en el plato alguna porcioncilla
del manjar que mas grato fuere al paladar, siguiendo
el consejo de S. Bernardo: 0frezca cada uno en la mesa
alguna cosilla á Dios *. Refrenar por algun espacio de
tiempo el ansia por beber, ó por comer de lo que tiene
ante sí en el plato; abstenerse (señaladamente las jóve
nes) del uso del vino, del aguardiente y de los aromas.
Esta clase de mortificaciones bien pueden practicarse,
sin temor de caer en soberbia, ó en peligro de enfer
medad: ni es necesario que se emprendan todas á la
vez; cúmplanse únicamente las que permita la superio
ra ó el director. Como quiera , es seguro que aventaja
poca pero frecuente abstinencia, á mucha y estraordi
naria pero infrecuente privacion, y llevar holgada vida
en lo restante del tiempo. En punto á las mortificacio
nes posibles de hacer en el refectorio, obsérvese lo que
se dirá en el cap. XXV, al tratarse de la regla de vida.

ORACION.

Me avergüenzo, amado Redentor mio, de pareceram


te vuestro acatamiento llena de faltas y con tan estre
mada tibieza , cuando , conforme á las gracias que de
vos tengo recibidas, debiera en estos momentos ser un
serafin en el amor. Mas, ¿qué serafin soy yo, henchida de
imperfecciones mas que al principio? ¡Qué de veces no
os he dado palabra de santificarme y ser completamen
te vuestra, y cuántas etras no hice traicion á mis pro
mesas! Consuélame sin embargo la esperanza de que
vuestra bondad es infinita, ¡ó Dios mio! No me abando
neis, Señor; continuad infundiéndome nuevo vigor,
que yo deseo enmendarme, asistida de vuestra gracia.

1 Unusquisque supcr mensan liquid Deo offeral. In Reg cap. 49,


CAPITULO VII, 243

Cesaré toda resistencia al amor que me mostrais. Vos


quereis mi santificacion; pues bien, yo la deseo asimis
mo para complaceros ávos. Yo os prometo que morti
ficaré mis sentidos, absteniéndome especialmente de
tal cosa (esprésese cual sea). Harto conozco, Jesus mio,
las obligaciones que os debo, para que sea toda de vos:
grande ultraje os haria si os negase alguna cosa, y os
amára con tibíeza. Vaya fuera toda ingratitud. Vos no
habeis sido para mí sino la bondad misma, léjos de mí
el mostrarme mezquina con vos, como lhice anterior
mente. Yo os amo, Esposo mio; me arrepiento de los
disgustos que os he dado. Perdonádmelos, y, dadnue
vuestro auxilio para conservarme fiel á vos. OMaría,
vuestra fidelidad para con Dios jamás fué desmentida,
alcanzádmela para mí por los dias de vida que me
quedan.

$. III.

De la mortificacion del oido, del olfato y del tacto.

1. Por lo tocante al oido, fuerza es mortificarle, no


prestándole á discursos inmodestos, á murmuraciones
ó á cosas mundanas, que cuando otro daño no ocasio
nen, abruman nuestro entendimiento con mil pensa
mientosvanos, que le llevan distraido y enajenado en
la oracion y en los demás ejercicios espirituales. Si
ocurriere que os hallaseis en paraje donde tales conver
saciones se traben, daos mano en cortarlas, pero confi
nura, proponiendo por ejemplo alguna cuestion útil; y
cuando este espediente no os surtiere efecto, procurad
desviaros de allí, si os fuere dable, ó al menos guardad
silencio, yfijad al suelo los ojos en prueba de lo poco
grata que espara vos conversacion en que tales mate
rias se toquen. En cuanto al olfato evitad andar tras los
244 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

vanos olores de ámbar, pastillas, bálsamos suaves y


fragrantes, aguas aromáticas;tanta delicadeza desdice
aun de la gente del siglo. Holgaos mas bien en sufrir el
mal olor que á veces despiden los aposentos de las en
fermas, á ejemplo de los santos que, animados del es
píritu de caridad y de mortificacion, plácense en el
hedor de los enfermos, cual pudieran entre las fragran
tísimas flores de un jardin. Por lo que hace al tacto,
guardaos con gran cautela de caer en el mas leve de
fecto, puesto que las faltas que de este sentido corporal
provienen, acarrean al alma peligros de muerte eterna.
Respecto de la materia perteneciente á este sentido no
me es lícito esplicarme con mayor estension; basta
decir, que las Religiosas deben guardar suma modestia
y cautela, no solo con otras personas, sino consigo mis
mas, á fin de conservar sin mancilla la preciosa joya de
la pureza. Religiosas hay que toman neciamente á bulla
y como por diversion estas materias, ¿mas á quién se
le antojó jamás andar jugueteando con el fuego? En el
trance de la muerte S. Pedro de Alcántara sintió que
andaba tentándole el cuerpo un Religioso que le servia:
Quita, le dijo, no me toques;vivo todavía, y posible
fuera ofender al Señor. Por lo contrario, menester es
refrenar en cuanto se pueda este sentido, echando ma
no de mortificaciones esternas, de las cuales cumple de
clarar mas á lo largo.
2. A cuatro cosas vienen á reducirse las mortifica
ciones esteriores, á saber, ayunos, cilicios, disciplinas y
vigilias. De los ayunos muy detenidamente se ha trata
do mas arriba. Los cilicios son de varias maneras: hay
los de crin ó cerdas, que ápersonas de complexion de
licada fueran por ventura dañosos; porque, como dice
muy bien el P. Scarameli , levantan calor en las car

1 Tom. 1. tr. 2. art. 1. cap. 4.


CAPITULO VIII. 4ÍO
nes , llaman á aquel punto el del estómago y le dejan
estragado. Otros hay hechos de hilillos.de alambre ó la-
ion entrelazados á modo de cadenilla , que no son tan
dañosos á la salud , y se llevan comunmente aplicados
á los brazos, muslos ó espaldas, y no al pecho , ni á la
cintura, que en tal parte podrían causar daño. Este
género de cilicios es el mas comun , y no hay inconve
niente en que cualquier persona los lleve; mus las de
especial virtud úsanlos de otra conformidad. I).a- San
cha Carrillo, célebre hija de penitencia del padre maes
tro Avila, iba cubierta de cuello á rodillas de un cilicio
de crin. Sta. Rosa de Lima llevaba un cilicio entretejido
de agujas y ceñida la cintura con una gruesa cadena de
hierro. S. Pedro de Alcántara andaba con una gruesa
plancha de hierro agujereado aplicada á las espaldas
que le laceraba las carnes. De consiguiente no fuera
para vos cosa estraordinaria que llevaseis una cadenilla
de hierro , al menos desde por la mañana hasta la hora
de la comida.
3. La flagelacion , ó disciplina, es un género de mor
tificacion muy loada por S. Francisco de Sales y admi
tida generalmente en todas las comunidades religiosas
de entrambos sexos. No hay varon santo , al menos de
entre los modernos, que no haya hecho frecuente uso
de la penitencia de las disciplinas. Refiérese que San
Luis Gonzaga muy á menudo tomaba disciplina tres vo
ces al dia , hasta que brotaba la sangre ; y como se ha
llase en los últimos momentos de su vida y estenuado
de fuerzas para azotarse por sus propias manos , rogó
al padre provincial dispusiera que otro religioso toma
se de su cuenta darle disciplina por todo el cuerpo. Lé-
jos estuviera, pues, de ser cosa estupenda tomar disci
plina una vez al dia , ó al menos tres ó cuatro veces á
la semana ; presupuesto siempre, empero , el permiso
del director espiritual:
l-OM. i. tí-
24(5 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

4. Con las vigilias nos privamos de una parte del


sueño;y léese que Sta. Rosa, á fin de poder pasar des
velada y orando toda la noche, se valia de la traza de
atar su cabellera á un clavo fijado en la pared, y de es
ta suerte cuando rendida del sueño daba alguna cabe
zada, lo agudo del dolor le obligaba á dispertarse. San
Pedro de Alcántara no dormia mas allá de hora áhora y
media cada noche por espacio de cuarenta años;y á fin
de que el sueño no llegára á vencerle, para dormir
apoyaba la cabeza contra un poste clavado en la pared.
Esta clase de pervigilios no son de practicar sino por
gracia particular; antes bien la mortificacion en el sue
ño debe ser en mi concepto, muy discretay moderada;
porque en viniendo á faltar el reposo conveniente, que
da uno por lo comun inhábil, ó menos apto para en
tregarse á los ejercicios del espíritu, cuales son el re
zo divino, la oracion y la lectura espiritual; como acon
tecia á S. Cárlos Borromeo que , pasada la noche en
vela, andaba soñoliento todo el dia, por manera que
llegaba á dormitar aun en medio de las funciones pú
blicas; por cuyo motivo juzgó el Santo cosa puesta en
razon prolongar algo mas el descanso de la noche.
Nótese, empero , que no es en manera alguna necesa
rio ni conveniente á las personas espirituales otorgar al
cuerpo todo el reposo que exige, conforme hacen los
irracionales, que dejan el sueño, cuando concluyeron
la voluntad de dormir. Menester es, de consiguiente,
reposar el tiempo necesario para el cuerpo, mas no
pasar de allí. Comunmente basta á las mujeres menor
espacio de tiempo para dormir, que no á los hombres
por lo regular á una mujer le satisfacen sus cinco, ó á
lo mas seis horas de sueño. Ruégoos yo, bendita her
tuana, que al menos seais puntual á la lhora de levanta
ros, y en cuanto oigais que dan la señal de dispertar
por la mañana , no os entretengais (como hacen algu
CAPITULO VIII. 247
nas) á dar vuelcos por la cama. Decia Sta. Teresa que
la Religiosa en cuanto oye tañer la campana, debe sal
tar inmediatamente de la cama.
5. Además de la privacion de dormir usan los san
tos de otrastrazas para mortificarse en el sueño mismo.
S. Luis Gonzaga solia acomodar en la cama por deba
jo de las sábanas leñosy guijarros. Sta. Rosa de Lima
dormia sobre troncos de árboles, y llenaba de guijos
los vacíos. La venerable sor María de la Crucifixion
de Sicilia , tenia en la cama una almohada de espinas,
sobre la cual apoyaba la cabeza para echarse á dormir.
De esta clase de penitencias digo lo propio que indiqué
mas arriba, que son de suyo estraordinarias, y no prac
ticables para toda clase de personas; sin embargo, es
muy conveniente que la que está en religion no ande
muysolícita en procurarse una mullida cama. Si á una
Religiosa le basta un simple jergon para dormir,¿por
qué ha de andar afanada en agenciarse un colchon ?
Y si por ventura con uno solo tiene suficiente, ¿por
qué ha de exigir se le pongan dos?
6. Propio es tambien de la mortificacion del sentido
del tacto sufrir con paciencia el rigor de las estaciones,
el frio y el calor.S. Pedro de Alcántara andaba en lo
recio del invierno con los pies descalzos, con la cabeza
descubierta, y por todo abrigo solo tenia una raida tú
nica. Vosotras no podeis alcanzar á tanto, pero fuera
cosa muy hacedera el absteneros de acercaros á la
lumbre en tiempo de invierno, conforme hacia S. Luis
Gonzaga, con habitar en Lombardía que es país estre
madamente frio: por lo menos imponeos esta mortifi
cacion uno que otro dia de la semana; ó por fin llevad
con señalada paciencia las molestias delfrio y del calor,
como cosas venidas de la mano de Dios. S. Francisco
de Borja llegó en cierta ocasion muy tarde á un cole
gio de la Compañía, y halló cerrada la puerta, de ma
248 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

nera que tuvo que estar toda la noche arrecido de frio


y recibiendo los copos de nieve que le caian encima. Al
romper el dia, afligiéronse aquellos Religiosos al consi
derar cuanto habia padecido; mas contestóles el Santo:
Habeis de entender que si bien ha padecido el cuerpo,
el alma recibia gran consuelo al pensar que Dios se
complacia con el frio que yo estaba sintiendo, y pare
cíame como si con sus propias manos enviaba sobre mí
aquellos pellones de nieve.

ORACION.

Amado Redentor mio, yo me avergüenzo de parecer


ante vuestra soberana presencia, hallándome como me
hallo tan pegada á losgustos de la tierra. En el discur
so de vuestra vida vos no tuvisteis mas afan que padecer
por mi amor; y yo he pasado hasta ahora la mia sin
mas ocupacion que la de satisfacer mis caprichos, olvi
dada de laspenas que padecisteis, y del amor que me
teneis. ¿Qué muestra he dado hasta ahora, sino pura
mente en el nombre, y en el hábito de ser Religiosa y
esposa vuestra? Bien merecido tuviera de verme por
castigo espulsada de este lugar santo en donde vos me
habeis prodigado gracias y luces sin cuento; á cuyos
favores yo me he mostrado constantementeingrata. Mu
chas ysantas han sido las resoluciones que he formado,
muchas las promesas que os hice deponerlas en práctica;
empero he faltado muchísimo en practicarlas. Ea pues,
Jesus mio, dadme fuerzas; algo quiero hacer por vos
antes de morir.¡Cuán descontenta no saliera yo de este
mundo si la muerte me cogiera en este momento ! Mas
vos os dignais prolongarme la vida , á fin de que yo
agencie mi santificacion. Así lo haré, Dios y Esposo
mio, porque yo os amo, y cúmpleme amaros como es
nosa que soy vuestra; no otra cosa debe ocuparme sino
CAPITULO IX. 249
el sujetarme á vuestro gusto. Perdonadme mis pasadas
ofensas; yo las detesto de todo corazon. ¡Dios de mi vi
da! ¿es posible que por satisfacer mis propios gus
tos, haya cometido tantos agravios contra vos, que sois
mi tesoro, mi alma, y que tanto amor me teneis? Con
cededme vuestro auxilio para que de hoy en adelante
sea esclusivamente vuestra. Vírgen santísima, esperan
za mia, amparadme vos tambien; alcanzadmefuerzas
para hacer algo por Dios, antes que venga la muerte
y me sorprenda.

CAPITULO IX.

DE LA POBREZA RELIGIOSA.

S. I.

De la perfeccion de la pobreza.

As reglas del mundo son diametralmente opuestas á


L las reglas de Dios: en concepto del mundo las ri
quezasson el fundamento de la grandeza; á los ojos de
Dios la pobreza es el fundamento de la santidad. No es
cierto que los ricos, por ser ricos se condenen, pero
sí lo es, que hay gravísima dificultad en que un rico
pueda salvarse, así como la hay en que (conforme dice
el Evangelio) pueda pasar una gúmena por el ojo de
una aguja. De ahí viene el ahinco con que todos los san
tos fundadores han procurado establecer en los institu
tos religiosos una perfecta pobreza , como fundamento
del aprovechamiento comun. S. Ignacio de Loyola de
cia, que la pobreza de los Religiosos es el muro que de
fiende la plaza del espíritu. Y con efecto, en toda órden
250 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
religiosa que ha mantenido en su punto la pobreza,
obsérvase intacto el espíritu de la regla ; mas donde ha
venido á faltar la pobreza , carga presto la relajacion.
No por otra causa el infierno pone todo su conato en
procurar descaezca en las religiones observantes el ri
gor de la pobreza. Así lo advirtió desde el cielo Sania
Teresa á sus Religiosas : Procuren ser muy amigas de
la pobreza, que mientras ésta durare, se mantendrá
el espíritu '. Los santos Padres denominan muy cuer
damente la pobreza custodio de la virtud, pues de ver
dad, ella custodia en los Religiosos la mortificacion,
la humildad , el desprendimiento , y sobre todo el re
cogimiento interior.
2. Y al tratar de la pobreza religiosa , importa dis
tinguir lo que de suyo requiere el voto de pobreza, de
lo que exige la perfeccion de la pobreza. El voto de
pobreza requiere que la Religiosa no obtenga dominio
alguno sobre efectos ó intereses , ni siquiera el uso de
los mismos, sino con dependencia dela superiora. Mas,
ay ! ¡cuántos Religiosos no fracasan en este escollo!
Sta. María Magdalena de Pazzis vio que muchas per
sonas religiosas estaban condenadas, por no haberou-
servado el voto de pobreza. Refiérese en las crónicas
de los Capuchinos, que en cierta ocasión apareció un
demonio, el cual arrebató á un Religioso que entre los
demás estaba ; y al llevarle cayósele de la manga á
aquel infeliz un breviario que se habia apropiado que
brantando el voto de pobreza. Mas espantoso es el ca
so que escribió S. Cirilo á S. Agustín *: Habia en la
Tebáida un monasterio que poblaban doscientas mon
jas , las cuales no se atemperaban á la pobreza que les
prescribia la regla ; aparecióse, pues, en cierto dia San
Jerónimo á una de las Religiosas mas observantes, y 'e
1 Aviso 1!).
2 Inter episl. S. August. ep. 206.
CAPITULO IX. 2SI
dijo que adviniese á la abadesa y demás monjas que
se enmendasen , pues de otra suerte Ies amenazaba un
gran castigo. Indicóles la buena monja el aviso recibi
do; mas las otras lo tomaron á chanza. Repitiósele por
segunda vez el aviso, mientras estaba en oracion , para
que volviese á amonestarlas, previniéndole que si fuese
recibido con menosprecio el consejo ella saliese sin de
mora del monasterio. Reiteró, pues, la monja sus avisos,
mas lejos de aprovecharse de ellos la abadesa, amena
zóla con que la echaría del convento, si porfiaba en ha
cer semejantes aspavientos. Respondióle entonces. la
monja: No haya necesidad de que vos me saqueis de la
casa, que buen cuidado me tendré yo de salir inmedia
tamente de ella, por no quedar envuelta en vuestra co
mun ruina ; y apenas hubo dejado los umbrales se des
plomó el edificio y murieron todas las Religiosas.
3. ¡Ay de aquel que introduce en los conventos la
relajacion en la santa pobreza! Por eso vos, hermana
bendita , examinad si teneis en vuestro poder sin el
correspondiente permiso dinero ú otras cosas, y ad
vertid , que nada vale la licencia que recae sobre cosa
injusta, porque no cabe en las facultades de la supe-
riora concederla, cuando no puede otorgarla justamen
te. Nada de cuanto dinero , muebles, vestidos ú otras
cosas poseyereis; de cuanto recibiereis de vuestros pa
rientes, sea por vía de pension alimenticia, sea por pre
cio de trabajo , nada de ello es vuestro, sino del mo
nasterio. Vos no teneis mas que el simple uso de aque
llas cosas que os concede la abadesa; por donde, si
dispusiereis de alguna de ellas sin que precediere licen
cia , cometieráis un hurto sacrilego contra el voto de
pobreza. Sabed además que el Señor exige de los Re
ligiosos rigorosa cuenta de la pobreza. De ahí es que
los superiores zelosos por la observancia , andan solí
citos y severos en aplicar castigos al que esa virtud
252 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

quebrantáre. Escribe Casiano *, que en cierta ocasion


acaeció en un monasterio de los antiguos Padres que el
despensero dejó caer por inadvertencia tres lentejas en
el suelo : castigóle por ello el superior, privándole de
la oracion comun, y no le admitió á la comunicacion
sino despues de haber hecho penitencia pública. Refié
rese tambien que Rinaldo, prior de los Dominicos de
Bolonia , castigó ejemplarmente á un converso, que
sin licencia habia tomado un trozo de paño para echar
un remiendo, é hizo quemar aquel retazo de paño pú
blicamente, á presencia de toda la comunidad.
4. Esto por lo que respecta al pecado cometido
contra el voto de pobreza; empero entrando á tratar de
la perfeccion de la santa pobreza, menester es que la
Religiosa se despoje de toda aficion á las cosas dela tier
ra, y no se sirva de ellas sino puramente como medio
indispensable para el sustento de la vida. Eso es lo que
dijo nuestro Salvador á aquel mozo que deseaba saber
lo que debia practicar para alcanzar la perfeccion: Si
quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, y dalo á los po
bres *. Dijole Jesus, que debia despojarse de todas las
cosassin ninguna escepcion, puesto que (conforme dice
S. Buenaventura) cuando el espíritu anda abrumado
con el peso de los bienes temporales, no puede remon
tarse para unirse con Dios *. Dice S. Agustin que la
aficion á las cosas terrenas es como la liga que detiene
el vuelo del alma hácia Dios *. Por el contrario, prosi
gue el Santo, que la pobreza da grandes alas que le
vantan rápidamente nuestro vuelo hácia el cielo s. Por
1 Instit. cap. 20.
2. Sivis perfectus esse, vade et vende quae habes et da pauperibus.
Malth. xix. 21.
5 Cum sarcina temporalium spiritus ad Deum non potest ascende
re. Medit. cap. 8.
4 Amor rerum terrenalium viscus estspiritualium pennarum.
5 Magna paupertatis penna cito volatur ad coelum.
CAPITULO 1X. 25
donde escribe S. Lorenzo Justiniani: Feliz pobreza,
que nada posee y por eso nada teme; siempre jovial,
siempre abundante, hace refluir en provecho propio
las molestias mismas que esperimenta “.
5. Por nuestro bien y por nuestro ejemplo quiso
Jesucristo ser pobre acá en la tierra; lo cual hacia es
clamará Sta. María Magdalena de Pazzis, que la pobre
za es la esposa de Jesucristo. La pobreza no se hallaba
en el cielo, dice S. Bernardo; muy comun era en la tier
ra, mas el hombre no conocia su valor; por eso el Hijo
de Dios, aficionado á esa pobreza desconocida, quiso
bajará la tierra, á fin de escogerla para sí y hacerla
preciosa á nuestros ojos”; por donde escribia el Apóstol
á sus discípulos: Siendo rico (nuestro SeñorJesucristo)
se hizo pobre por amor vuestro, á fin de que vosotros fueseis
ricos por su pobreza 3. Nuestro Redentor era Señor de to.
das las riquezas del cielo y de la tierra , mas quiso ser
tan pobre acá en la tierra á fin de que el ejemplar de
su pobreza nos hiciese ricos, aficionándonos á la po
breza , que nos granjea riquezas eternales por medio
del desprendimiento de los bienes de este mundo. Quiso
ser pobre en todas las épocas de la vida que pasó en la
tierra; pobre al nacer, pues no tuvo otro palacio mas
que un frio establo, ni otra cuna que un pesebre, ni
otro lecho que unas pajas. Pobre en el decurso de su
vida, y necesitado de todo, pues moró en un pobre al
bergue, en que un solo aposento servia para taller y cá
nara de dormir. Pobre en el traje. Pobre en la comida,
1. O beata paupertasvoluntaria! nihil possidens, nihil formidans;
semper hilaris, semper abundans, cum omne incommodum suo facit
profectui deservire. Inst. de relig. c. 2.
2. Paupertas non inveniabaturin coelis; in terris abundabat; el nes
ciebat homo pretium ejus. Hancitaque Dei Filius concupiscens descen
dit, ut eam eligat sibi, etnolis faciat pretiosam. Serm. in vig. nat.
3 Propter vos egenus factus est, cum esset dives, utillius inopia
yos divites esselis. 2. Corinth. v.11. 9.
TOM, I. 15
254 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

puesto que, segun dice S. Juan Crisóstomo, el Salvador


y sus discípulos no comian sino pan de cebada, confor
me se deduce del cap. 6 de S. Juan. Pobre finalmente
en la muerte, pues no dejó otra cosa mas que sus mise
rables vestidos, que aun antes de que muriera fueron
repartidos entre los soldados, por manera que para en
terrarle menester fué que le proporcionasen una sába
na y un sepulcro de limosna.
6. De ahí dijo cierto dia el Señor á la bienaventu
rada Angela de Foligno: Si la pobreza no fuese un bien
muy grande, yo no la hubiera elegido para mi, ni la hubiera
ligado á mis escogidos. Por eso como los Santos viesen á
Jesus tan en estremo pobre, amaron con tanto ardor la
pobreza. Discurrian un dia el padre Granada y el padre
maestro Avila y andaban examinando los motivos que
tuviera S. Francisco de Asíspara aficionarse tan estre
madamente á la pobreza: es que, decia el padre Gra
nada, el Santo deseaba estar suelto de las ataduras que
pudieran impedirle su perfecta union con Dios; empe
ro el maestro Avila contestó con mas acierto, diciendo,
que S. Francisco de Asís amó en tanto grado la pobre
za, porque tuvo grande amor á Jesucristo. El alma po
seida de un intenso amor á Jesus, no puede menos de
esclamar con el Apóstol : Todo lo tengo por basura, con tal
que gane á Cristo "; sí, tengo por basura todos los bienes
de la tierra, y por eso los menosprecio todos por ganar.
me á Jesucristo. Y á este propósito decia con donaire
S. Francisco de Sales, que cuando arde la casa, se dan
priesa á arrojar los muebles por la ventana. Ya lo ha
bia dicho el Espíritu Santo: Si diere el hombre toda la
sustancia por el amor, como nada la despreciará *. En efec
to, los amadores de Dios se complacen en menos
1 Omnia... arbitror ulstercora, ut Ghristum lucrifaciam. Phil. II. S.
2. Si dederit homo omnem substantiam... pro dilectione, quasini
mil despiciet cam. Cant. vii.7.
CAPITULO IX. 255
preciar todas las cosas, por el amor que le tienen.
7. Con harta razon, pues, dice la sagrada Escritura
que el galardon reservado á los pobres es muy seguro y
colmado. Muy seguro,puesto que dice Jesucristo: Bien
aventurados los pobres de espiritu, porque de ellos es el reino
de los cielos *. A las otras bienaventuranzas que men
ciona el Evangelio, hácenseles futuras promesas: Bien
aventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra;bien
aventurados los de limpio corazon, porque ellos verán á Diosº.
Mas á los pobres de espíritu prométeseles la bienaven
turanzaya desde el tiempo presente : De ellos es el reino
de los cielos s. Y esto por los poderosos auxilios que el
Señor concede en esta vida álos verdaderos pobres de
voluntad: y esta reflexion hace decir á Gornelio á Lá
pide, que á tenor de los divinos decretos el paraiso está
destinado desde acá á lospobres, quienesya en esta vi
da obtienen plenitud de derecho sobre el mismo 4. Pre
mio muy seguro y muy colmado. Cuanto menos poseeremos
acá, dice Sta. Teresa,tanto mas gozaremos en la eternidad,
en donde las mansiones son conformes al amor con que cada
cual habrá imitadola vida de Jesucristo. (Fundac. cap. 18)
Por eso esclamaba S. Juan Crisóstomo: Ofeliz contrato,
en que á trueque del fango que damos, como son los
bienes de la tierra, recogemos oro s; que oro son las
gracias divinasy lospremios, duraderos por toda una
eternidad, que recibimos.
8. Fuera de que los verdaderos pobres de espíritu
1 Beati pauperes spiritu, quoniam ipsorum est regnum coelorum.
Matth. v. 3.
2 Beati mites, quoniam ipsi possidebunt terram, Beati mundo cor
de, quoniam ipsi Deum videbunt. Ibid.4 et 8.
3 Ipsorum estregnum coelorum. Ibid., 3.
4 Ex Dei decreto ad pauperes pertinet regnum coelorum ; ipsi in
illud plenum jus habent. In Matth. l. c.
5 Ofelix commercium ubidatur lutum el colligitur aurum! Lib. 7.
cap. 7.
256 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

tendrán la honra de sentarsejunto con Jesucristo para


juzgar á los hombres, segun fué declarado por Jesu
cristo mismo, cuando al decirle Pedro: He aquí que nos
otros todo lo hemos dejado, y te habemos seguido, ¿qué es,
pues, lo que tendremos “? Como si dijese : Señor, mirad
que lo hemos abandonadotodo por seguiros á vos,¿qué
premio deberá pues tocarnos? Y respondióles Jesus:
En verdad os digo, que vosotros, que me habeis seguido,
cuando en la regeneracion se sentará el Hijo del hombre en el
trono de su majestad, os sentareis tambien vosotros sobre do
ce sillaspara juzgar á las doce tribus de Israel º. Mas, no
solo en la otra vida, sino tambien en la presente, pro
metió Dios dar el ciento tanto á cuantos se desprendie
ren de los bienes por amor suyo: Y cualquiera que dejare
casa... ó tierras por mi nombre, recibirá ciento por uno y po.
seerá la vida eterna º. Confírmase esto con lo que dice el
Apóstol , á saber, que los pobres de voluntad , como
que nada apetecen acá en la tierra , poseen todas las
riquezas *. Con razon comparó Jesucristo las riquezas á
las espinas *; puesto que cuanto mayores son las rique.
zas, tanto mas punzantes tormentos ocasionan al alma,
porque anda solícita, rezelosa y afanada por acrecen
tarlas. Por eso dice S. Bernardo, que al paso que los
avaros perecen de hambre como mendigos, sin poder
saciarjamás el apetito de riquezas que les atormenta,
los pobres las menosprecian, como señores de ellas,
puesto que nada desean : El avaro tiene hambre de las co

1 Ecce nos reliquimus omnia et secuti sumus le, quid ergo erit
nobis? Matth. xix. 27.
2 Amen dico vobis quod vos qui secuti estis me,in regeneratione
cum sederit Filius hominis in sede majestatis suae, sedebitis etvos su
per sedes duodecim judicantes duodecim tribus Israel. Matth. yx. 28.
5 Et omnis qui reliquerit domum... aut agros propter nomen meum
centuplum accipiet et vitam aeternam possidebit. Matth. xix. 29,
4 Nihil habentes el omnia possidentes. 2. Corinth. vii. 10.
5 Luc(P y ¡II. 14.
CAPITULO 1X. 257

sas terrenas como mendigo, el pobre las desprecia como se


ñor". ¡De cuantos tesoros no dispone la Religiosa, que
nada posee y nada ambiciona en el mundo! Ella disfru
ta de la verdadera paz que aventaja á todos los bienes
de la tierra, los cuales léjos andan de satisfacer el co
razon humano, que solo en Dios halla la plenitud de su
CODeIO.

9. Grandes son en verdad los premios que tanto en


esta como en la otra vida están reservados para los po
bres de espíritu. El punto está en tropezar con una Re
ligiosa que sea realmente pobre de espíritu. Entremos
en exámen y veamos en qué consiste la verdadera po
breza de espíritu. Caracterízala primeramente no ya el
dejar de poseer, mas ni siquiera el desear cosa alguna
fuera de Dios. Tropiezo con pobres, decia S. Agustin, y
estoy buscando un pobre º. Y el Santo entendia decir, que
si bien abundan los pobres de intereses, pocos son los
de espíritu y de deseo. En contraposicion á ello, ha
blando Sta.Teresa de las Religiosas que muestran po
breza , mas no son pobres de espíritu, decia que tales
Religiosas engañan al mundo y á sí propias. Y en efec
to, ¿qué provechopodrá jamás acarrearles esa pobreza
práctica? El quesiendo pobre de bienes los desea, tiene
la pena pero no la virtud de la pobreza. Quien deseare
poseer riquezas, decia S. Felipe Neri, no alcanzará á
ser Santo. Hermana mia, digo yo, vos que dejasteis el
mundo, y abandonasteis todas las cosas, ¿como es que
ahora andais, por causa de esas mismas cosas misera
bles de la tierra , á pique de caer en riesgo de conde
naros, ó al menos de no alcanzar la santificacion ? Va
yan fuera esos deseos ! contentaos puramente de un
pobre alimento, de una pobre túnica para cubriros, y
1 Avarus terrena esurit ut mendicus, pauper contemnitut domi
nus. Serm. 2 in Can.
2 Occurritmihipauper, el quaero pauperem. Serm. 110 de temp.
258 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

agenciad de este modo la santificacion , y no querais


por viles frusleríasponeros en peligro de perder vues
tra fortuna eterna. Teniendo pues con que sustentarnos, y
con que cubrirnos, contentémonos con esto *. Porque, prosi
gue el Apóstol , los que quieren hacerse ricos, caen en ten
acion y en lazo del diablo y en muchos deseos inútiles y per
tniciosos, que anegan á loshombres en muerte y en perdicionº.
10. Lo segundo, que la pobreza de espíritu con
siste en tener el corazon desasido no ya de las cosas
grandiosas, mas tambien de las bajas y apocadas. La
pluma que anda pegada á un poco de tierra no pue
de levantarse al aire; y asimismo la Religiosa que,
contra el espíritu de pobreza, poseyere la menor cosa
temporal, no llegará jamás á unirse perfectamente con
Dios, ni á hallar completa paz. Las espinas (tales son
las riquezas, como llevamos dicho mas arriba)por mas
tenues que fueren punzan en gran maneray entorpecen
la marcha espedita y ligera del caminante. No se re
quiere que la monja renuncie á intereses de gran cuan
tía para alcanzar la perfeccion, bástale que deje lo poco
que posea, con tal que de ello desprenda su aficion.
Pocas fueron las cosas que hubo de dejar S. Pedro, mas
como se despojase de todo afecto á las mismas, cuando
dijo: He aquí que nosotros todo lo hemos dejado*; mereció
oir de los labios mismos de Jesucristo su eleccion de
asesor en el universal juicio: Os sentareis tambien para
juzgar, etc. * Ciertas Religiosas consiguen perder su afi
cion ájoyas ó alhajas de oro, mas quédales todavía pe
gado el corazon á ciertas cosillas de poco valor, á un
1. Habentes autem alimenta, et quibus tegamur, his contentisimus.
1. Timoth. v. 8.
2 Nam qui volunt divites fieri, incidunt in tentationem et in la
queum diaboli, et desideria multa inutilia etnociva quae mergunt ho
mines in interitum et perditionem. Loc. cit. v. 9.
5 Ecce nos reliquimus omnia. Matth. xix. 27.
4 Sedebitis et vos ... judicantes, etc. Ibid.
CAPITULO 1X. 259

reducido peculio, á un mueble, á un libro ó á cosas


de este tenor. Semejantes Religiosas no han arrojado
de sí el amor á las cosas de la tierra, antes bien lo han
llevado de las cosas de mas valer á otras de menos mon
ta, y de ahí se sigue que su inquietud éimperfeccion
respecto de esas bagatelas es idéntica á la que cuenten
los mundanos respecto de las cosas mas importantes.
11. Si anda perdida la gente del siglo, piérdese al
menos tras las cosas que á los ojos del mundo son de
levantado precio; pero ¡ cuanta compasion no da una
monja , dice Casiano, que dejado el siglo, y renuncia
das su parte de herenciay su libertad, malogra su san
tificacion por el apego á cosas que á los ojos mismos
de los mundanos son harto viles y despreciables! ¡Oh
cuanto se huelga el demonio, dice S. Euquerio, al con
templar que hemos abandonado cosas de alto precio,
por dejarnos luego vencer muy feamente por las cosas
livianas "! De lo propio se lamenta Casiano con estas
palabras: Vemos que no pocos Religiosos que menos
preciaron grande opulencia, andan desasosegados por
una aguja, por una pluma, y por tan mínimas cosas
caen en contingencia de perdicion º. A este propósito
trae S. Euquerio una grave sentencia , diciendo, que
si el Religioso no destruyere de raiz ese ahinco de po
seer, llegará á hacerse mayor en las cosas livianas que
en las de gran valía 3. Será mas ferviente y por lo tanto
mas defectuoso,porque la Religiosa que pone su cora
zon en cosas viles, muestra mayor avidez por las cosas
de la tierra, que no si le tuviere pegado á las de mayor
1 Exultat adversarius quando videt nos maxima contempsisse; ut in
minimis vinceremur. Hom. 5 ad monach.
2 Praediorum magnificentiam contemnentes videmus pro acu, pro
calamo, commoveri, et inde occasiones mortis incurrunt. Collat. 10
cap. 6.
5 Habendi amor, nisi ad integrum resecetur, ardentior estin par
vis. Hom. 4 ad mon. -
2(50 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

estima. Por donde el Señor manifiesta, que no puede


ser discípulo suyo el que no renunciare lo que poseye
re: Cualquiera que no renuncia di todo lo que posee , no pue
de ser mi discípulo 4.
12. Tercero : La pobreza de espíritu consiste no
solamente en ser pobre, sino en amar la pobreza. Es
cribia S. Bernardo: No es la pobreza calificada de virtud,
sino el amor á la pobreza *. O en otrostérminos: No se
califica virtuoso puramente al que es pobre sino al que
apetece serlo; y estimar la pobreza no es otra cosa
mas, que amar los efectos de la misma, como son el
hambre, el frio, y sobre todo los vilipendios que de
suyo acarrea, puesto que, conforme dice Sto. Tomás,
los pobres de espíritu tendrán la honra de ser los juz
gadores del mundo (como queda dicho) en compensa
cion de las humillaciones inherentes al estado de pobre
za. Muchos son los Religiosos, decia S. Vicente Ferrer,
que se glorian de llevar el nombre de pobres, empero
despiden fuera á los compañeros de la pobreza, que
son los sufrimientos y los oprobios *. Por el contrario,
decia San José de Calasanz, que no es realmente po
bre quien no siente las incomodidades de la pobreza.
Y la beata Tolomea, religiosa deSta. Clara, decia tam
bien : Será objeto de mofa para los ángeles y los hombres la
monja que quiera ser pobre, y apetezca al mismo tiempo las
comodidades de la vida, y se queje cuando de ellas se viere
privada. Pero ¡ó Dios mio! ¿qué espíritu de pobreza po
drán mostrar jamás las Religiosas que andan lamentán
dose cuando ocurre que la pitanza es algo escasa, ó no
bien condimentada ? ¿Las que murmuran de las supe

1 Omnis quinon renuntial omnibus quae possidel, non potest meus


esse discipulus. Lutc. xiv. 55.
2 Non enim paupertas virtus reputatur, sed paupertatis amor. Ep.
ad Duc. Conrad.
5 Gloriantur de nomine paupertatis, el socios paupertatis fugiunt
CAPITULO IX. 261
rioras y de las oficialas y llevan revnelto el monasterio
cuando se retarda la entrega de sayales nuevos antes
que los viejos estén rotos? ¿Qué género de pobreza
ejercitan las que eligen para sí las estofas de lana y ios
lienzos mas finos;y andan disgustadas si porventura
la túnica no estuviere bien plegada, y cortada con gra
cia, á fin de parecer bien ?Tales monjas, dice S. Ber
nardo, quieren ser pobres, pero de tal suerte, que no
echen de menos nada de cuanto apetecen ".
15. Replicareis acaso, que en vuestro convento no
se hace vida comun, y que bien os cumple poner mano
en todo; en comida, en vestido, en medicinas; fre
cuentar el locutorio para ir á vender vuestras labores y
buscar lo que debeis agenciar para proveeros de las co
sas necesarias. Respondo; que si vuestro instituto, ó
la actual costumbre del convento, os permite ocuparos
en esas agencias, no debeis sin embargo envilecer
vuestro estado y asemejaros á una mujer del siglo que
va vendiendo sus mercaderías, ni tratar personalmente
Con la gente de afuera, con poca modestia y manse
dumbre. Semejante manera de industriarse arguye mu
chas veces mo ya necesidad, sino codicia ; cuya pasion
obliga á la monja á trabajar por las noches, á des
cuidar el empleo, á dejar el coro, la oracion , los sa
cramentos, y quizás á utilizarse, sin permiso previo,
de los intereses del monasterio. Cuando el corazon de
la Religiosa está henchido de verdadero amor de Dios,
es ingenioso en escogitar medios para practicar la po
breza, siquiera en el monasterio no se haga vida co
mun. En cuanto la venerable Jacinta Marescotti ahu
yentó de sí la tibieza,y se entregó enteramente á Dios,
dióse priesa á desnudar la celda de cuantos muebles

1 Pauperes esse volunt, cotamen factout nihil eis desit. Scrm. de


adv. A)om.

TOM1, l. 1.
262 LA VEKbADBItA USPOSA I)E J. C.
contenia , los depositó en manos de la superiora , á la
cual dió asimismo la túnica que llevaba, y se ecbó en
cima otra túnica ráida y remendada que se agenció,
sacándola de encima del cuerpo de una monja difunta.
14. Mas ya que acabamos de tocar ligeramente el
punto de la vida comun, permítaseme decir algo respecto
de esta materia. Es cosa cierta , que todos los afanes,
todos los disturbios , todos los sinsabores que esperi-
mentan las Religiosas y todos los obstáculos que entor
pecen su marcha por el camino de la perfeccion pro
vienen comunmente de la falta de desapropio, y del
anhelo por conservar y acrecentar las cosas que poseen.
El afan por agenciarse vituallas, vestidos, lencerías y
medicinas, ¡cuantos pensamientos y angustias no levan
ta en el corazon de las pobres monjas! ¡Cuantas dis
tracciones no engendran en la oracion y comunion !
Verdad es, que no contraviene con el voto de pobreza
la posesion de las cosas adquiridas con la debida licen
cia , pero con el bien entendido de que su adquisicion
ó posesion vaya acompañada de tal grado de indiferen
cia, que la Religiosa esté pronta á privarse de ellas sin
murmurar , ni quejarse , á la menor indicacion que de
la superiora reciba. Mas tan completa indiferencia está
lejos de hallarse en todas las Religiosas. Monjas hay
que aun cuando depositen sus pensiones en las arcas de
la comunidad, irajéraulo todo al redopelo, si la supe
riora echase mano de aquel caudal para atender á las
urgencias del convento. Y por ahí entiendo yo que tales
depósitos no pasan de ser mera apariencia y ficcion ; ó
por mejor decir , son trazas para llevar engañados á los
superiores y á Dios, puesto que monjas que esos actos
practican obtienen realmente dominio sobre su peculio.
A este peligro andan muy sujetas las Religiosas que
profesan vida particular, puesto que la vida comun li
bra y preserva de tamaños riesgos y perjuicios; por eso
CAPITULO lX. 2(53

decia S. Juan Clímaco : Es la pobreza la abdicacion de los


cuidados del siglo, caminar á Dios sin obstáculos, remedio
de toda tristeza ". Ciertamente la vida comun está cifra
da en la observancia de la verdadera pobreza religiosa;
ella desembaraza de los cuidados del siglo; es una sen
da apacible que conduce sin tropiezo á la union con
Dios, y un antídoto contra los pesares y molestias del
COI'3lZOI),

15. Y tal fué, no cabe duda, el designio y la inten


cion que llevaron los santos fundadores de las órdenes
religiosas al disponer la vida comun, con cuya obser
vancia ha coincidido la duracion del espíritu religioso
en las comunidades. Y nótese aquí, que es comun sen
tencia entre los teólogos (Suarez, Navarro, Lessio y
otros) la de que, el voto de pobreza induce á los Reli
giosos en la obligacion de estar dispuestos á entrar en
vida comun, siempre que, pesadas las circunstancias,
los superiores lo juzguen oportuno. Presupuesta esta
doctrina, entiéndase que mostrará mala disposicion de
conciencia la Religiosa que, al disponer los superiores
el tránsito á la vida comum , se manifestare remitente,
siquiera no la hubiese hallado establecida cuando in
gresó en el monasterio. No tema que establecida que
fuere la vida en comunidad escasearán los medios de
subsistencia. Note lo que dijo el Señor á Sta. Catalina
de Sena : Cuando las órdenes religiosas profesaban la po
breza, no sentian los efectos de la misma, mas ahora que
viven privadamente sufren escaseces. ¡Feliz sereis si algun
dia pudiereis cooperar á que se introduzca en el mo
uasterio un bien tan grande cual es el de la vida co
mun!
16. Mas, si ni actualmente, ni á tenor de las pre

1 Paupertas est abdicatio solicitudinum saeculi,iter ad Dedin sine


impedimento, expulsio omnis tristitiae. Grad. 17. -
2C4 LA VERDADERA ESPUSA DE J. C.
sentes circunstancias puede establecerse comunidad de
vida en vuestro monasterio, no es mi míento obligaros
á observarla. Bien podeis por lo tanto poner una mo
derada atencion en lo que respecta á la comida , á los
remedios y demás necesidades; bien os está , previo el
competente permiso , agenciar la venta de las labores
de vuestras manos, atender á lo que cumple á vuesiro
mantenimiento, y retener las cantidades necesarias pa
ra proveer á las cotidianas urgencias, depositando lo
restante en el arca comun, á disposicion de la supe-
riora para que uso de él cuando lo conceptue necesa
rio : bien os es lícito tambien obtener licencia de dar
ó recibir hasta una cantidad fija ; y de esta suerte po
dreis todavía aspirar al premio que á los pobres de es
píritu está prometido.

ORACION.

Si hasta ahora , ó Jesus mio , he tenido mi corazon


apegado á los bienes de la tierra, de hoy en adelante
vos sereis para mí el único tesoro que posea. Vos sois,
ó Dios de mi vida, infinitamente superior á todos los
bienes, vos mereceis que se os tenga un amor infinito;
yo os estimo y os amo mas que á todas las cosas, mas
que á mí misma. Vos sois el único objeto de todo mi
amor. Nada de lo de este mundo deseo ; mas si algo tu
viera que desear, quisiera ver en poder mio todos los
tesoros y reinos de la tierra , para renunciarlos todo«,
y privarme de ellos por vuestro amor. Venid, amor mio,
venid á consumir en mí todo afecto que no sea esclusi-
vamente para vos. Haced que en adelante no atienda
sino á vos, en vos solo ponga mis pensamientos, á vos
solo tiendan mis deseos. El amor que os llevó á morir
por mí en el leño de la cruz me haga morir para mis
inclinaciones, á fin de que no ame sino vuestra bou
CAPITULO IX. 263
dad infinita, ni anhele mas que vuestra gracia y vues
tro amor. ¡Cuando llegará el dia, ó amable Redentor
mio, en que yo sea enteramente vuestra, como vos sois
enteramente mio, si mi voluntad lo quiere! Yo no se
entregarme á vos conforme debiera. ¡ Ah ! prendedme,
Dios mio, en vuestros lazos, y haced que yo no viva
sino para complaceros. Así lo espero por los méritos de
vuestra preciosísima sangre , Jesus mio ; y tambien por
vuestra intercesion, madre mia , María.

§. H.

De los diversos grados y de la práctica de la pobreza


perfecta.

I. El primer grado do la perfecta pobreza religiosa


consiste en el absoluto desapropio de cuanto la monja
posee; por donde, ha de considerar como prestadas
todas las cosas que ella tiene , y dispuesta para entre
garlas a la superiora á la menor insinuacion quede ella
reciba; cual acontece á una pstalua que ni al vestirla
se envanece, ni al despojarla se aflige. Andar desazona
do porque la obediencia priva de alguna alhaja , arguye
que en su posesion no prevalecia el espíritu de pobreza,
ó que al menos se tenia á ella cierto apego. Y tratando
especialmente de la pension , debe entender la Religio
sa que no es suya sino del monasterio , por lo cual ha
de conservarla allí , como en depósito, sin malgastarla
en cosas que ceban la vanidad , ni en regalos super
finos; ni debe hacer sentir sus quejas cuando ocurriere
que la obediencia disponga emplearla en socorro de la
comunidad ó de alguna monja en particular. ¿Qué
concppto merecerá pues la Religiosa, que pone el grito
al cielo y lleva trastornado el convento cuando otra Re
ligiosa, previa la compeleme licencia de la superiora,,
266 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

se sirve para su uso de alguna cosa que á la otra perte


nece? Entrad en vos misma, hermana mia, y ved si
vuestro corazon está desprendido de lo que poseeis.
Examinad de qué manera recibiriais la negativa que os
diese la abadesa, ya de hacer cierto gastillo, ya de re
tener un mueble ó cierta suma de dinero, y si obser
váreis en vos aficion á alguna cosa, practicad lo que
hacia la gran sierva de Dios sor María de la Cruz, re
ligiosa descalza, la cual en cuanto se sentia apasiona
da por algun objeto, privábase de su uso, ó llevábalo á
la superiora, á fin de que dispusiere de él á su arbi
trio. En una palabra, es de toda importancia arrancar
completamente del corazon la aficion aun á aquellas
cosas que la obediencia permite.
2. Consiste el segundo grado en no poseer cosa al
guna supérflua, porque tales cosas ponen impedimento
á la perfecta union con Dios. Sta. María Magdalena de
Pazzis hasta de su capillita recogió todos los adornos y
dejó solamente el Crucifijo. Refiere de sí misma Sta. Te
resa de Jesus que, como tuviese en su poder cierta co
sa que le parecia supérflua, no le fué posible estar
recogida en la oracion, hasta tanto que se hubo des
prendido de ella, bien persuadida de cuan zeloso está
el Señor de la pobreza religiosa. Si en el monasterio
en que profesasteis no rigen las reglas de comunidad
completa, poned al menos vuestro ahinco en imitar la
pobreza que siguen las hermanas que aventajan á las
demás en el rigor de la observancia, sea en vestidos,
sea en comida ó muebles. Direis por ventura : Cuanto
tengo, lo poseo con la correspondiente licencia. Respondo:
el permiso de retener cosas supérfluas os constituirá
dueña de las mismas, mas no os eximirá de perder el
mérito de la pobreza perfecta. Replicareis, que no sen
tis aficion alguna hácia lo que poseeis; y yo repongo, que
Supuesto que aquello que poseeis no os es necesario,
(APITULO 1X. 967

bastará por sí solo para poner obstáculo á la perfeccion


de la pobreza. Direis por fin : Empero el dinero ú otras
cosas que tengo sirven para socorrer á los necesitados ó á
otras compañeras mias: y yo replico, que no mueve á
edificacion la monja que está en estado de dar, sino la
que nada tiene para dar. Bueno es dar de lo suyo á
los pobres, decia Sto. Tomás,pero mejor es ser pobre
con Jesucristo, y no tener cosa que dar 4. Yañadia la
venerable sor María Amadea , religiosa salesa, que la
buena Religiosa no debe apetecer el repartir á los de
más otro género de bienes, sino los que de Dios recibió,
á saber, buenos ejemplos, oraciones, consejosy auxi
liospara la vida espiritual.
5. Por lo tanto, hermana mia, si quereis agradar á
vuestro Esposo , poned cuidado en desprenderos de
cuanto considereis supérfluo; y si no alcanzáreis á te
nerlo por tal, rogad á la superiora que pase á visitar
vuestra celda y quite lo inútil que en la misma hallare.
Si apreciáreis realmente la pobreza, no os diré que os
singulariceis en el convento, mas no sufrais haya otra
Religiosa mas pobre que vos; y al efecto procurad ser
pobre en todas las cosas, en vestidos, en muebles, en
comida, en peculio.Con respecto al vestido, andad to
do lopobremente que podais, ytolere la costumbre de
la comunidad. Sirva aquel para satisfacer la necesidad,
mo la vanagloria. ¿De qué sirve á la monja un vestido
fino sino de complacer su vanidad, y de atraer la ad
miracion del que acertare á mirarla? Puesto que nadie
se afana en llevar vestidos preciosos (dice S. Gregorio)
cuando no puede ser visto de otros”. Mas, dícenos el
Espíritu Santo, que la belleza de una persona no con
1 Bonum est facultates pauperibus erogare, sed melius est egere
cum Christo. 2.2. qu.22. a.8.
2 Cum nemo velit ibi pretiosis vestibus indui, ubi ab aliis no
possil videri.
268 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

siste en su porte esterior, sino en lo que se está allá


dentro : Toda la gloria de la hija del rey es de dentro".Por
el contrario, por las cosas esternas venimos en conoci
miento de lo que está oculto en lo interior del alma”,
segun está escrito en las revelaciones de Sta. Brígida.
Y en efecto la vana ostentacion en vestidos y adornos es,
en quien los usa,grande argumento de una alma vani
dosa. Por donde , dice el Crisóstomo , que la Religiosa
que anda solícita en adornar el cuerpo muestra muy
patentemente la deformidad de su espíritu *. YS. Ber
nardo dejó tambien escrito, que cuanto mas ahinco se
pone en adornar el cuerpo mas mancillada queda el al
ma 4. Sta. María Magdalena de Pazzis vió que estaban
condenadas muchas monjaspor faltas cometidas contra
la pobreza, originadas en gran parte de la vanidad en
el vestir.
4. No entiendo decir que debais llevar vestidos r0
tos ó poco limpios; mal sientan las roturas en una Re
ligiosa; algun remiendo empero no desdice en manera
alguna de la monja que lleva hecho el voto de pobreza:
mal sienta el llevar un velo sucio, desdice sí una pul
critud afectada, tras la cual algunas monjas van solici
tas. ¿Qué concepto de virtud podrá infundirnos la mon
ja ataviada con puños de holandilla, botones de plata
en las muñecas, una sortija preciosa en el dedo, rosar
rio de subido precio pendiente al cinto, que no sabe
usar sino de velos de estremada finura, y los desecha a
la menor rotura que aparezca ?Sepan las tales Religio
sas que mucho desplace á Dios el menosprecio en que
se tiene la pobreza. Acaecióle á la venerable sor Cons
1 Omnisgloria ejus filiae regis ab intus. Ps. xLIv. 14.
2 Exteriora signa produnt quid in anima lateat intus. Lib.4. C. 15.
3 Studium in ornando corpore internam indicat deformitatem. Ho
mil. 57.
4. Quanto amplius corpus ornatur, tanto interius anima fed"
Serm. sup. miss.
CAPÍTULO IX. 269

tancia de la Concepcion, religiosa carmelita , que ha


biendo en cierta ocasion desechado por inútil un velo
destrozado, se le apareció Jesucristo, diciéndole : ¿Así
menosprecias la insignia de esposa mia que yo te entregué?
No lo practican de esta manera las Religiosas que aman
áJesucristo. Sor Margarita de la Cruz, hija del empe
rador Maximiliano II, de las descalzas Clarisas , se
presentó con un hábito remendado á su hermano el ar
chiduque Alberto; maravillóse éste al echar de ver los
remiendos, y no supo abstenerse de manifestarle su
estrañeza ; mas respondióle ella : Hermano mio, mas me
huelgo yo con este guiñapo, que no todos los monarcas con su
pirpura. Lo que el mundo tiene en menosprecio, Dios
lo estima y grandemente lo remunera. La nobilísima
señora D.º Violante Palombara no gastaba sino un
vestido ordinario, una esclavina de lana para dormir y
un rosario de cuentas de madera; y hallándose próxi
na á la muerte, esclamó: ¡Qué es lo que veo! ¿ mi
vestido despide esplendentes rayos de luz? ¡El cober
tor convertido en tela de oro !! ¡ y las cuentas del rosa
rio en diamantes!
5. Atended tambien á ser pobre en los muebles y
utensilios de la celda. Refiérese en las crónicas de San
Jerónimo que cuando los superiores acertaban á hallar
alguna cosa primorosa en las celdas, la arrojaban presto
al fuego, y la denominaban idolos de los Religiosos. La
gran sierva de Dios sor M. Magdalena Carafa, antes
duquesa de Andria, y despues monja de la Sapienza de
Nápoles, no queria en su celda, ni cuadros, ni rega
los, ni muchos libros, y solia decir : Un libro solo basta
para leer, y es sobrado para poner en práctica sus consejos.
Alusion que debe llenar de rubor á ciertas monjas que
con tener la celda atestada de libros espirituales, no
ponen por obra los consejos siquiera de uno solo. Santa
Teresa hacia todos los dias una prolija requisa de su cel
270 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

da por descubrir si habia en ella alguna cosa supérflua,


ysi acertaba á dar con alguna, la sacaba fuera en se
guida. Acasovos, hermana bendita, echais la vista sobre
mil cosas supérfluas que hay en vuestra celda ; y no os
dais priesa á quitarlas de allí? ¿De qué sirven las pin
turas no sagradas?¿Qué provecho traen los dorados de
las cornisas? los vistosos cofrecitos?las alhajas de plata
ó de cristal, mas propios de una dama del siglo que no
de una monja ? Haceos cuenta que en el trance de la
muerte, cuanto ahora complace vuestros ojos entonces
causará punzantes tormentos en vuestro corazon, y en
la otra vida, al menos en el purgatorio pagareis la pena
por la falta cometida. Refiere el venerable Palafox que
en cierto convento apareció el superior á un Religioso
y le dijo, que Dios exige estrechísima cuenta en la otra
vida de ciertas cosas tocantes á la pobreza, en las cua
les no paramos acá la atencion; y añadió que él estaba
padeciendo en el purgatorio gravísimos tormentos á
causa de ciertos escritorios de madera de nogal, que
en su celda habia tenido.Otras Religiosas no saben de
jar de tener la celda siempre provista de frutas, aro
mas, conservas y otros comestibles. Habiendo los mé
dicos ordenado á la venerable madre María Juana de la
Anunciacion que tomase una conserva de rosas , esta
Religiosa no permitió en manera alguna que dejasen la
conserva en la celda , sino que cada noche le suminis
trasen la porcion que necesitaba.
6. Procurad sobre todo el estar pobre de dinero.
S. Pablo compara la codicia del dinero á la idolatría :
Lo cual (la avaricia) es culto de idolos *. Y no está fuera
de razon, porque el avariento convierte su tesoro en
una divinidad, y pone en él su último fin. Por eso dice
S. Juan Crisóstomo : Menospreciemos el dinero, si no

1 Aut avarus, quod estidolorum servitus. Eph.v.5.


CAPITULO IX, 27

queremos ser menospreciadospor Jesucristo 1. De ahí


es, que los primeros cristianos despues que habian
vendido todos sus bienes, se apresuraban á deponer el
precio á los pies de los Apóstoles º; notándose con eso,
dice S. Jerónimo, que el dinero no debe tener asiento
en el corazon del hombre, sino estar sometido á sus
pies. Pretestando propias necesidades, algunas Religio
sas no dejan un punto de atesorar dinero. Deseamos ad
quirir bienes temporales engrande abundancia , decia Santa
Catalina de Sena, como si sufriéremos privaciones no pose
yéndolos copiosos. No así las Religiosas que aprecian la
perfeccion; sin apetecer mas allá de lo estrictamente
necesario, solo reservan para sí la pension apenas su
ficiente para atender á sus necesidades. ¿Y qué servicio.
pudiera prestarles mayor caudal, sino es cebar su or
gullo, su comodidad, su vanidad, con mengua de la
mortificacion, y con satisfaccion cumplida de cuantos
caprichos les ocurrieren ? De consiguiente, si os acon
teciere hallaros con pension mas crecida de lo que os
sea suficiente, bueno será que la entregueis á la supe
riora para que use de ella á su arbitrio, ó al menos que
la empleeis en socorrer á las monjas mas necesitados,
no con el fin de crearos dependientes, sino por efecto
de caridad. ¿Qué confusion no causa, dice Sta. Catali
na de Sena en una carta *, ver que las Religiosas que
debieran ser dechado de pobreza nadan en mayores de
licias que si estuvieren en el siglo ? ¡Qué mayor desdo
ro puede ofrecerse como el de que la monja pretenda
disfrutar en el claustro de mayores comodidades que en
el mundo !
7. Menester es además andar con sumo tiento en

1 Contemnamus pecunias, ne contemnamurà Christo. Hom. 7 in


c. 5 ad Rom.
2 Actor. Iv. 54 et 55,
5 Epist. 15,
272 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.

no ofender la pobreza con respecto á los gastos que se


hagan. Hállanse algunas Religiosas que se precian de
ser de carácter magnánimo y generoso (especialmente
en nuestros tiempos en que ha crecido desmedidamente
el esceso en los gastos) y vienen diciendo : Cuando con
viene gastar, gástese todo. Bella máxima puesta en boca
de una persona del siglo, pero harto impropia en la de
una Religiosa. Ni cabe paliarla so pretesto de que tales
desembolsos ceden en honor de Dios en las solemnida
des que celebra el monasterio. Clemente V * prohibió
espresamente á los Religiosos el hacer gastos supér
fluos, nisiquiera con respecto al culto divino. Por eso,
S. Cárlos Borromeo ordenó muy categóricamente que
en las fiestas que celebrasen las monjas prevalecieran
los aprestos devotos, mas no suntuosos. Pregunta San
Bernardo: ¿Qué te parece? ¿se busca con esto la peni
tencia, la compuncion, ó mas bien la admiracion de los
espectadores *? Como si dijera: ¿Crees que esa monja
haciendo aquella pomposa fiesta busca el honor de
Dios, promoviendo la devocion de los fieles; ó bien
intenta satisfacer su propia vanidad induciendo á los
demás á admirar la esplendidezy garbosidad de su ca
rácter? Hácese cargo el propio Santo de las razones
contrarias, diciendo: Empero los obispos no miran en
gastar mucho por las fiestas. Y responde : Diferente
es la condicion de los obispos, de la de los Religiosos
que han hecho voto de pobreza; nosotros dejamos los
bienes del mundo, y por eso en las fiestas mismas de
bemos mostrarnos pobres, y con la misma pobreza es
citar la devocion de los demás s. ¡Cuantas faltas, ó
1. En la Clementina Exivi, S. Rursus, de verb. signif.
2. Quid putas?in his quaeritur poenitentia, compunctio, aut in
tuentium admiratio? Serm. ad Guillelm.
5 Alia causa est episcoporum, alia monachorum; nos qui mundi
pretiosa reliquimus, in his devotionem excitare intendimus.
CAPITULO IX, 273

Dios mio, no cometen hoy dia las monjas á causa de


esas benditas fiestas ! No contentas con gastar profusa
mente en luminarias, en adornosy en orquestas, quie
ren además ostentar su vanidad regalando á los convi
dados que á la fiesta concurren. ¿Puede haber mas des
concierto que hacer pasar á los sacerdotes, luego de
concluida la misa , del altar al locutorio á tomar refres
cos, chocolate y dulces?
8. Pero vienen diciendo : ¿Qué hemos de hacer?
las demás Religiosas lo practican de esta suerte, fuerza
es que yo me conforme con el uso. Guardaos al menos
de querer aventajar á las otras en los escesos que el
uso ha introducido , os diré yo : porque si os pro
pasais en algo , la monja que os subsiga en las fies
tas no querrá hacer menos que vos, á fin de que no se
la tache de mas mezquina que vos; guardaos por con
siguiente , repito, de introducir nuevos abusos, basten
los que ya están en pié; de otra suerte, tendreis que
dar gran cuenta á Dios, pues así se han introducido,y
llevado á mas alto punto esos gastos. Sucede que una
monja se propasa un poco en los gastos y en la pompa
de la funcion ; luego viene otra monja y se escede otro
poco, y de esta manera llegan á hacerse gastos tan
exorbitantes que no es concebible en que han de venir
á parar; y esto nos lleva á decir que muchas comuni
dades han perdido por esta causa el espíritu y obser
vancia de la regla. ¿Cuantas monjas andan distraidasy
desasosegadas toda la vida, faltadas de recogimiento y
devocion, llenas de defectos y vanidad por efecto de
semejantes dispendios? Y aun cuando los sumos pontí
fices y las sagradas congregaciones de Roma hayan pro
curado poner remedio á tamaño desconcierto, sin em
bargo, poquísima ó por mejor decir ninguna reforma
han podido conseguir. ¿Qué mas podré decir? Réstame
solamente esclamar: ¡Ay de la monja que introduce
274 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

abusos y vanidades en el monasterio! La Religiosa que


tenga á cargo la administracion de los intereses de la
comunidad ponga suma atencion en no hacer dispen
dios escesivospara satisfacer particulares comodidades,
puesto que este punto pudiera ofender gravemente el
voto de pobreza. Téngase entendido que la licencia para
emplear el dinero no deben alcanzarla del confesor, si
no de la superiora; porque en las cosas temporales la
Religiosa está obligada á obedecer á la superiora. Nó
tese tambien que habida licencia para hacer algun gas
to destinado á cierta cosa señalada, éste no puede in
vertirse en otro objeto diferente, sin menoscabar la
pobreza. Adviértase por fin que tambien la ofende la
monja que hace regalos sin justo motivo y solamente
por mero capricho yvanidad, á personas no necesita
das. Es cometer sacrilegio contra la pobreza dar los bienes
de los pobres (esto es, de los Religiosos que nada tienen
propio) á los que no son necesitados". Ténganse en cuen
ta además los decretos apostólicos que vedan á los con
fesores recibir de las monjas regalos, señaladamente si
fueren degran cuantía, y muy particularmente si fue
ren recíprocos. No se aviene con el amor santo, dice S. Je
rónimo, la frecuencia de los presentes aunque fueren tenues,
ni de pañuelos, de bocados sabrosos, ó de golosinas,y nu
cho menos de billetes afectuosos *. Pero entrarémos mas
de lleno á tratar de esta materia en el siguiente capí
tulo x, S. III.
9. El tercer grado de pobreza requiere abstenerse
de toda queja aunque por ventura llegase á faltar lo ne
cesario. Dijo un dia nuestra divina Madre á una Reli
giosa franciscana devota suya : Hija, si obtuvieres
1. Pars sacrilegii estrem pauperum dare non pauperibus. Ep. ad
Pammach.
2 Crebra munuscula et sudariola et fasciolas et degustatos cibos
blandasque literulas sanctus amor non habet. Ep. ad Nep.
CAPTULO IX. 27,

cuanto te hace menester, ya no fueras realmentepobre :


la pobreza verdadera consiste en poseer menos de lo
necesario. Decia la bienaventurada Juana de Chantal 1 :
Lamentarse de la pobreza desagrada á Dios y á los hombres.
Yo no me juzgo jamás tan dichosa, como cuando obtengo al
guna muestra de pobreza. Asimismo, la gran sierva de
Dios D.º Bautista Vernazza, canonesa regular, decia,
que sentia gran satisfaccion cuando, al ocurrir alguna
necesidad, no habia con que acudir á repararla. Afli
gíase Sta. María Magdalena de Pazzis al notar que la
superiora le habia provisto de todo cuanto le hacia
falta. Hallóse un dia sin pan en la mesa, y esperimentó
de ello tal placer, que despues tuvo que acusarse del
escesivo gozo que habia sentido. Echaba á esclamar al
gunas veces : ¡Qué felicidad no fuera la mia, si al querer
comer me hallase sin manjares ! si al ir á dormir me hallase
sin lecho! si al ir por los vestidos me hallase falta de ellos!
¡Ojalá careciere de todas las cosas l. Decidme, hermana,
¿Son tales vuestras pláticas y acciones? Aunque hayais
abandonado el afecto al mundo y á las cosas supérfluas
y vanas, rezélome, sin embargo, de que teneis todavía
puesto el corazon en las que juzgais necesarias; que an
dais solícita porque no os falte vestido , comida, le
cho y otras cosas de este jaez, cuales las desea vuestro
gusto; por eso andais inquieta cuando ellas padecen
menoscabo.
10. Mas, ¿de qué manera pretendeis ser pobre?
¿aspirais al premio concedido á la pobreza , y por otra
parte mal hallada estais con las privaciones? ¿Hay por
ventura en el siglo, pobre, ó rico siquiera, que posea
cuanto apetece? Si hubiereis permanecido en el mun
do, de cuantas cosas no os hallariais faltada?¿y luego,
exigireis que en el claustro , en el cual entrasteis por

1 Lib. 5. cap. 15.


276 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

padecer y profesar la pobreza, mo carezcais de cosa al


guna ? Querer la pobreza, decia S. Francisco de Sales, y
desechar las incomodidades que ella produce, es aspirar á la
honra de la pobreza , y á la comodidad de las riquezas. Mas,
permitidme que os diga; vos os quejais de que las otras
os olvidan, pero vos no recordais que entrasteis en Re
ligion por padecer. Deber es de una monja abrazar la
cruz del sufrimiento, no solo cuando sana, sino tam
bien cuando enferma. Hállase muy especialmente no
tado este aviso en las constituciones de los Carmelitas
descalzos : Cuando nuestros hermanos enfermos se hallan
faltos de alguna cosa, recuerdan que abrazaron la pobreza
de Jesucristo, y por esto no quieren ser tratados como ricos,
ni cuando sanos, ni cuando enfermos. Otro aviso, harto no
table, acerca de este propósito , da á las Religiosas
Sta. María Magdalena de Pazzis: Por grave que fuere,
dice, la enfermedad que padeciereis, no exijais cosa alguna
que desdiga de la pobreza. Por eso S. Bernardo queria
que sus monges no usaran sino de decoctos de simples
para curar sus dolencias, pues decia, que no cuadran
á los enfermos pobres medicinas de alto precio. Yo no
sé si en el siglo hubierais podido obtener tantos reme
dios y facultativos, como ahora os proporciona el mo
nasterio : ¿y todavía andais con nuevas exigencias?
Vayan fuera tales pretensiones; holgaos no ya de vivir,
sino aun de morir como pobre, y de que la muerte os
halle tratada como pobre, cuando venga á sacaros de
este mundo. Cuando ocurriere que echeis de menos
alguna cosa, poned la consideracion en esta notable
reflexion de la beata Juana de Chantal, la cual decia,
que como andan tan escasas las ocasiones de ejercitar
la pobreza, menester es aceptar las con júbilo cuando
se presentan.
11. El cuarto y último grado de pobreza exige que
la Religiosa no solo se contente de las cosas n obres, si
CAPITULO IX. 277
mo que aun elija de entre éstas, las mas desechadas,
como la celda, la cama, el vestido, y los manjares. Hol
gábase Sta. María Magdalena de Pazzis de comer los
restos de las viandas que habian dejado las monjas; y
andaba cubierta con un hábito tan usado, que la supe
riora hubo de hacerle poner otro por obediencia. La
perfeccion de la pobreza, decia Santa Juana de Chan
tal, aconseja que cuando baste el estaño no se eche
mano de la plata, y si basta el plomo no se acuda al
estaño. Tal debe ser, en cuantas cosas ocurran, la re
gla que "ha de observar la monja que emprende el ca
mino de la santificacion.
12. Cumple traer al caso la bellísima instruccion
que el P. D. Antonio Torres, arriba mencionado, daba
á una monja, hija suya de penitencia, acerca de la po
breza. Amará como un tesoro la pobreza, porque la amó
igualmente el Esposo. La practicará en todas ocasiones, hon
rándose con ella mejor que con cualquier adorno. No sufra
ver en el convento monja ó conversa alguna que le arentaje en
pobreza. No llevará encima adorno alguno ni cosa que no
fuere de absoluta necesidad, mostrando su pobreza hasta en
el velo que será el mas grosero y remendado, y en los rosa
rios, que penden al lado. Huélguese de llevar un hábito pobre
y remendado , y no lo quite de encima hasta que no sufra
mas uso: evite cuanto pueda el tener dos hábitos, ó mas lien.
zos de los que tiene la ilima de las hermanas conversas. No
posea, ni pida cosa alguna, siquiera le pareciere que la ne
cesidad lo exige, antes de mirarse en el espejo de su Esposo,
desnudo en la cruz, y de pedir su licencia. Cuando fuere ro
gada, ni dé, ni reciba cosa alguna, por fútil que sea, si no
precediere el competente permiso de la superiora. En su cel.
da no habrá mas que una pobre cama, con pobrisinas sába
mas y cubierta, dos sillas de paja, el crucifijo, cuatro imá
genes de papel, los escasos libros que le haya indicado el di
rector, y lo demás que erija la estricta necesidad, y quédese
TOM. I. 16
278 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

ahí. Puesta delante del crucifijo recapacite si su vida anda


conforme con la virtud de la pobreza, y si observare en si
objetos supérfluos, llévelos á la superiora. No pida nada pa.
ra sí á susparientes; pida enhorabuena para las necesida
des de la comunidad, pero guárdese de reservarse la mas
mínima porcion 1.
15. Por caridad os ruego, bendita hermana, que,
supuesto que renunciasteis al mundo y á todas sus co
sas, no queraispreferir el fango á Dios. Cuando Diocle
ciano presentó oro, plata y piedras preciosas á S. Cle
mente, obispo de Ancira, á fin de obligarle á renegar
de Jesucristo, arrancó el Santo un profundo suspiro de
dolor al ver á su Dios comparado al lodo. Refiérese
además que cuando S. Basilio mártir recibió del tribu
no enviado por el emperador Licinio la oferta de ser
elevado á la dignidad de primer pontífice y cabeza de
todos sus sacerdotes, como abandonase la fe, contestó:
Decid al emperador que aun cuando me»diese el imperio en
tero, no me diera en mucho tanto, cuanto me quitaria priván
dome de Dios, por reducirme á ser esclavo del demonio. Lo
propio digo á vosotras: puesto que todo lo abandonas
teis por Dios, no querais por las miserias de la tierra,
poneros en peligro de perderle. Figuraos que se os po
nen delante Dios mismo y las criaturas, y os dice pala
bras idénticas á las que en igual caso dirigió á la vene
rable sor María de la Crucifixion º : Elige entre mí, y
ellas á quiente plazca. No, no debe ser otro sino Dios el
tesoro de una Religiosa. Concluyo aquí con las palabras
de Sta. María Magdalena de Pazzis: Dichosos los Religio
sos que , desprendidos de todo por medio de la santa pobreza,
pueden decir: El Señor es la porcion de mi herencia s: es la
porcion que llena todos mis deseos en esta y en la otra
1 Vida, lib. 2. c. 11.
2. Vida, lib. 1. c. 9.
3 Dominus pars haereditatis mete!
CAPITULO lX. 279
vida! Por eso solia oirse esclamar á la Santa : Vada,
nada apetezco sino á Dios, ni quiero á Dios, sino por Dios.
ORACION.

Jesus mio , en vos hallo todas las cosas; fuera devos


ni quiero ni deseo cosa alguna. Atraedme á vos á fin
de que arda en vuestro amor, en que quisiera verme
consumida. Redentor mio muy amado, ya que tantos
años habeis permanecido junto á mí, porque vuestra
me quereis, y tan solícito andais por mi bien, haced
que de hoy en adelante no tenga otro afan que amaros
y serviros. Libradme, Dios mio, de todaslas afecciones
que me llevan desviada de vos. Haced que mi entendi
miento no se ocupe mas que de evitar las ocasiones de
disgustaros, yde hallar medios de complaceros cuanto
fuere posible. ¡O Verbo hecho carne! vos venisteis al
mundo para inflamar los corazones en amor hácia vos;
tomad posesion del mio, henchidle de vuestro amor,
iluminadle y disponedle para obedecer vuestros precep
tos, unidle en fin ávos y poseedle por completo. Unid
me á vos, yuníos conmigo en lazos de un amorperfec
lo que no se quiebren por toda una eternidad. Haced
que yo deje de ser mia, para ser siempre vuestra, y
tener en vos mi tesoro, mi amor y todos mis bienes.
María, madre mia, en vuestra intercesion tengo puestas
mis esperanzas.
y8) LA VEIUDADERA ESPOSA DE J. C.

(CAPITULO X,

DEL DESPRENDIMIENTO DE LOS PARIENTES Y DEMIAS

PERSONAS,

S. I.

Desprendimiento de los parientes.

S el apego á los parientes no acarrease grave daño,


A mo nos hubiera amonestado con tanto ahineo Jesu
cristo á desasirnos de ellos. Dícenos en cierto lugar que
quien no odiare á sus parientes, no puede ser discípu
lo suyo : Si alguno vueme á mí, y no aborrece á su padre y
madre, etc., nopuede ser mi discípulo". Y en otro lugar
añade, que él havenido á separar del padre al hijo, y de
la madre á la hija: Porque vine á separar al hombre contra
su padre, y á la hija contra su madre °. Mas ¿á quéviene
tanto aborrecer á losparientes, y tanto empeño en des
viarlos de sí? El propio Salvador nos da de ello cum
plida razon : Y los enemigos del hombre los de su casa °.
Porque, en el negocio de la salvacion, los hombres, y
señaladamente los Religiosos, no tienen enemigos mas
temibles que sus propiosparientes, quienes, masahin
cadamente que otra persona alguna, ponen obstáculo
al aprovechamiento espiritual; conforme dice Sto. To
más : Con harta frecuencia los amigos en cuanto á la carne
contrastan el espiritual aprovechamiento; puesto que en el
1 Si quis venit ad me et non odit patrem suum et matrem, etc.,
non potest meus esse discipulus. Luc. xiv.26.
2 Veni enim separare hominem adversus patrem suum , et filiam
alversus matrem suam. Matth. x. 55.
5 Et inimici hominis domestici ejus. Matth. x. 56.
CAPITULO X. 281
negocio de la salvacion, los allegados segun la carne, no son
amigos nuestros sino enemigos *. Sobrado nos lo hace no
tar la esperiencia. El mismo S. Cárlos Borromeo tan
reservado en todas sus cosas y tan desprendido de sus
parientes, confesaba que al salir de visitarles se sentia
mas tibio y desviado de las cosas de Dios. De ahí es que
todos los maestros del espíritu ponen firme conato en
exhortará cuantos emprenden el camino de la perfec
cion, á que huyan de los parientes, eviten mezclarse
en sus negocios, y hasta de inquirir noticias de ellos,
cuando están en lejanos paises.
2. ¿Qué espíritu de Religiosa podrá tener la monja
que anhela por tener siempre á su lado á los parientes,
y al faltarle su visita, manda billete sobre billete, y
multiplica los recados para que vayan á verla , y si no
lo consigue, anda inquieta , y vuelve á mandar otra
vez billetes henchidos de lamentos? ¿Qué estricta union
con Dios alcanzará jamás la monja hecha por este esti
ho?Menester es, dice S. Gregorio, que huya de los parien
tes el que desee unirse con el padre comun º, que es Dios,
Trae S. Bernardo á este propósito el caso de que la
Vírgen, perdido que hubo al niño Jesus, anduvo bus
cándole por tres dias enteros entre los parientesy no
le halló, y saca la consecuencia de que entre parientes
no se hallajamás á Jesucristo *. Añade Pedro Blesense
que el amor de la sangre ahoga muy presto el amor á
Jesucristo 4. Bello recuerdo nos dejó Moisés, cuando
estaba en el punto de la muerte, recuerdo muy apli

1 Frequenter amici carnales adversantur profectuispirituali; pro


pinqui enim carnes in hoc negotio amici non sunt, sed inimici. 2. 2,
qu. 189, art. 10.
2 Extra cognatos quisque debet fieri, sivult parenti omnium verius.
jungi. Mor. lib.7. cap. 6.
5 Non invenitur Jesus inter cognatos.
4 Carnalis amor extra l)ci amorem cito te capiet.
"I'()\1. I. 1 (5”
282 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.

cable á las personas Religiosas: El que dijo á su padre y


á su madre: no os conozco; y á sus hermanos : no sé quien
sois; estos cumplieron tu palabra y guardaron tu pacto 4.
Con cuyas palabras entiende manifestar, que la monja
que dijere á sus padres : no os conozco; y á sus her
manos: no sé quiem sois; custodiará el llamamiento
divino y observará el pacto que hizo con Dios en su
profesion , en la cual le hizo sentir aquellas palabras
que dirige á las almas que al amor divino se consa
gran : Oye, hija, y mira, é inclina tu oreja ; y olvida tu
pueblo y la casa de tu padre : y codiciará el rey tu belleza *.
En otros términos: Oye mi voz, hija mia, y sepas cuan
grandes bienes están preparados para tí si me obede
ces;inclina pues tu oreja para oir lo que te digo; olvi
da tu pueblo y la casa de tu padre, y entonces, yo ,
que soy tu rey y tn esposo, apreciaré tu belleza. So
brado será el premio que llevarás, esclama aquí S. Je
rónimo, con hacerte grata al Señortuyo, que te hará
dichosa en esta y en la otra vida *. Esto quiso signifi
car nuestro Salvador cuando dijo : Cualquiera que de
jure casa , ó hermanos, ó hermanas, ópadre, ó madre, etc.,
por mi nombre recibirá ciento por uno, y poseerá la vida
eterna 4. El que abandonare ásus parientes, no solo de
hecho, mas tambien con el afecto , poseerá la gloria
eterna en la otra vida y recibirá el céntuplo en la pre

1. Qui dixit patri suo, et matri suae : nescio vos; el fratribus suis :
ignoro vos; hicustodierunt eloquium tuum, el pactum tuum servave
runt. Det. xxxiii. S).
2 Audi, filia, et vide, et inclina aurem tuam, et obliviscere popu
pum tuum, et domum patris tui, et concupiscet rex decorem tuum
Psalm. xLiv. 11 el 12.
5 Grande prarmium est, parentis oblivisci, quia concupiscetrex de
corem tuum. In reg. monach.
4 Omnis qui reliquerit domum vel fratres, aut patrem , aut ma
trem, etc. propter nomen meum, centuplum accipiet, et vitam aeter
man possidebit. Matth. xix. 29.
CAPITULO X, 283

sente; dejará pocas hermanas y hallarálas en gran nú


mero en el monasterio; dejará un padre y una madre,
ytendrá á Dios por padre y á María por madre, que
la amarán y tratarán como hija.
5. De ahí es que, persuadidos los Santos de cuanto
complace á Dios el desprendimiento de parientes, han
procurado alejarse de ellos todo lo posible. Al pasar
junto á su patria, de camino para las misiones de la
India, S. Francisco Javier rehusó ir á visitar á su ma
dre y á sus deudos, á pesar de los encarecidos ruegos
con que fué importunado para que les visitara, y de
saber que no les veria jamás. S. Pacomio envió á decir
las siguientes palabras á una hermana suya que habia
ido á verle: Has sabido que vivo; vete en paz. Ciertos va
rones santos se han abstenido hasta de leer las cartas
que de sus parientes recibian : refiere S. Juan Clíma
co, que despues de muchos años de desierto que lleva
ba S. Antonio abad, recibióde sus parientes una carta;
y dijose á sí mismo:¿Qué puedo sacar de la lectura de esta
carta sino inquietud, y menoscabo de la paz de que al pre
sente estoy gozando? Por lo que la arrojó al fuego, di
ciendo estas palabras: Quitad allá, recuerdos de mi
patria, no sea que me inciteis á volver á las cosas que
dejé abandonadas. Cartas, quedad abrasadas, á fin de
que vosotras no me abraseis á mí.
4. Vo no entiendo, decia Sta. Teresa, qué consolacion
puede hallar una monja en tratar mucho con deudos. Prescin
diendo de que el apego á parientes desagrada á Dios; al paso
que ella de sus recreaciones no puede, ni le es lícito gozar,
entra, sin catarse de ello, en sentir sus trabajos. ¡Cuan be
lla es para vos, hermana bendita, esta reflexion de la
Santa ! Con efecto, cuando vuestros parientes acuden
al locutorio, no pueden haceros participar de sus mun
danospasatiempos, porque como estais encerrada no os
cs dado acompañarles. ¿A qué se reduce pues la visita
284 LA veRDADERA ESPosA DE J. C.
que os están haciendo? se reduce á contaros las disen
siones, las enfermedades ó las necesidades que pade
cen. ¿Y eso qué cuenta os tiene ? No otra que llenaros
la cabeza y el espíritu de inquietud, de distraccion,y
de defectos; de tal suerte, que á la vuelta de cada vi
sita que os hagan los parientes, andareis por muchos
dias desasosegada y distraida en la oracion y en las co
muniones, y os asaltará á menudo la memoria de las
cosas de que os informaron vuestros deudos. ¿Es posi
ble, pues, que unas personas que dejaron el mundopor
emprender el camino de la santificacion , deseen con
tantas ansias las frecuentes visitas de sus parientes?
¿Por qué tanto anhelo? ¿Acaso para que de continuo
vayan á haceros perder la paz de que gozais, y vuestro
aprovechamiento ? ¿Qué género de locura es esta , que
cree no hallar contento sino en las repetidas visitas de
parientes? Si os hubieseis desviado de ellos, ¿cuanto
mejor consuelo y contento no hallariais en Jesucristo?
El principal fruto que la monja debe sacar de las co
muniones, es, en sentir de Sta. María Magdalena de
Pazzis, un mortal odio á las rejas del locutorio. Y en
verdad , no hay paraje alguno en que el demonio al
cance tanta ganancia, con respecto á las Religiosas,
como el locutorio; así lo hizo entender en cierta oca
sion un espíritu maligno á la venerable sor María Vi
llani. Por eso Sta. María Magdalena de Pazzis esquivá
base hasta de pasar por el locutorio, y le tomó tal
aborrecimiento que no sufria siquiera oir mentarlo; de
modo que cuando le era preciso bajar á él , echaba á
llorar, y decia á sus novicias : Hijas mias, rogad á Dios
por mí, porque acaban de llamarme al locutorio;y les en
cargaba que imaginasen algun pretesto para sacarla de
allí.
5. Mas, ya oigo que me decís: ¿Y pues? ¿cortaré
toda comunicacion con unis parientes?¿Cuando vengan
CAPITULO X. 285

áverme, les mandarépor ventura á pasear,y dejaré


de bajar á la reja ? Entendedlo bien; yo no exijo tanto
de vos; mas si así lo practicáreis¿cometeriais por ven
tura alguna falta? ¿Obrariais acaso imprudentemente,
yfuera de lo que han practicado algunas Religiosas ?
Mas de una monja quiso imponerse esta resolucion y la
llevó cumplidamente á cabo. Cuéntase al fin de la vida
del P. Torres 1 , que D.º Jerónima Sanfelice, Religiosa
del monasterio de D.º Alvina, tenia en sus primeros
tiempos tal aficion á los parientes, que no apartaba un
punto de ellos su pensamiento; queria que la visitasen
con suma frecuencia, y cada dia mandaba nn recado á
su padre. Ahora bien , la hermana de esta Religiosa,
D.º María Antonia, que estaba en el mismo monaste
rio (monja fervorosa, que pidió á Dios le enviase crne
les padecimientos, y elSeñor atendió á sus ruegos afli
giéndola con una úlcera que le corroia las carnes, y le
daba mortales convulsiones, y ella en medio del espas
mo esclamaba: Aprieta, Esposo mio, aprieta) esta herma
na suya, digo, estando en el punto de morir, llamó á
D.º Jerónima, y le dijo, que en cuanto estuviera en el
paraíso (adonde confiaba ir) obtendríale la gracia de
verlatrocada en santa. Falleció; y con efecto D.ºJeró
nima mudó de vida, y otra de las resoluciones que to
mó, fué la de abstenerse de ver á sus parientes; éin
siguiéndola escrupulosamente, estuvo cuarenta años sin
querer asomarse á la reja del locutorio. Aconteció en
cierta ocasion, que dos sobrinos suyos recien llegados,
deseaban verla, mas ella los despidió y fuése en segui
da á la reja de la iglesia á postrarse ante el santísimo
Sacramento. Impulsados ambos sobrinos de los deseos
de verla, corrieron á la iglesia, para atisbarla en la
reja de la misma, mas ella echó á huir y cerró tras sí
1 Lib. G. cap. 1. $.4.
286 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

el postigo; pero fué tal la violencia que se hizo á si


misma con esta accion, que cayó desmayada.(La que
no se haga fuerza á sí misma no se hará jamás santa.)
l)esde aquel instante D.º Jerónima fué creciendo tanto
en espíritu de amor divino, que vivió y murió en olor
de santidad. Despues de su fallecimiento sacaron su
efigie, y abierto el cadáver hallóse sobre el corazon
como una cruz de materia carnosa, en prueba del in
tenso amor que por Cristo crucificado sentia. ¿Qué
motivo os impidiera á vos de practicar lo propio, y de
desviaros del locutorío por siempre jamás?
6. Diréisme, que presupuesta esta resolucion de
vuestra parte, ni la superiora ni el director consentirán
en que la pongais por obra. ¿Ypor qué razon no han
de consentir en ella , como observen que al formarla
anduvisteis guiada por inspiracion divina , y que la
práctica lleva de suyo gran fundamento de edificacion
para las demás Religiosas, al menos para lograr des
asirlas algun tanto de su aficion á los parientes y al lo
cutorio?Mas, dado caso que la superiora se opusiese á
vuestra resolucion , y os obligare á bajar al locutorio
para verá los parientes, os aconsejo que obedezcais, y
os ruego que le digaislo que el beato Teodoro ásu abad,
que insistia porque fuese á verá su madre que se llegó
á visitarle: Padre, le dijo, vos me imponeis el manda
to de bajaráverá miumadre, pero ¿ me salís fiador que
esta visita no me acarreará daño alguno espiritual? En
tonces cayó en temor el abad, y le soltó de aquella
obediencia. Noten en esta materia las superioras y los
confesores , que de suyo, y sin causa justa, mas úni
camente por capricho, ó movidos por respetos huma
nos irracionales, ó porparticularinterés, ó por re
traerse de entrar en reflexion, ponen impedimento al
mayor aprovechamiento de una Religiosa, que anhela
ir con pasos agigantados hácia su Dios, que no podrán
CAPITULO X, 287
evitar de dar de ello al Señor estrechísima cuenta. Pol
lo demás y en cuanto á vos conviene, hermana bendita,
obedeced y bajad á la reja á ver á los parientes cuando
la obediencia lo exija ; y vuelvo a repetir , que yo no
entiendo obligaros á romper con ellos toda relacion ;
empero en las ocasiones en que debais hablarles os
exhorto á que tomeis las siguientes precauciones. Lo
primero; antes de bajar á la reja encomendaos al san
tísimo Sacramento ó á Jesus crucificado , pidiéndole os
asista en aquel momento , y os tenga de su mano á fin
de que no cáigais en alguna falta. Lo segundo ; guardaos
muy mucho de asemejaros á aquellas Religiosas que
acuden al locutorio con objeto de divertirse , ó bien con
el de inquirir cuanto en el mundo pasa , para esparcir
las nuevas por todo el monasterio. Lo tercero ; andad
muy reservada en propalar lo que ocurre en lo interior
déla comunidad, quizás en descrédito (como suelen
hacer algunas) de la superiora , ó de las hermanas. Lo
cuarto; cuando las gentes de fuera introdujeren pláti
cas vanas, señaladamente de cosas del siglo, como bo
das, báiles, relaciones amorosas; daos priesa en rom
per de golpe el discurso (cuando la venerable sor María
de la Crucifixion oia hablar de matrimonios, caia sin
sentidos), é intercalad con destreza en la conversacion
alguna máxima cristiana , ó algun hecho , que os dé
pié para deducir de él algun documento espiritual. No
es vuestro propósito el estar aprendiendo el idioma de
los mundanos, sino que cumple procurar que ellos
aprendan er vuestro , que debe ser todo de Dios. Todo
el tiempo que se gasla en la roja , ó que no se emplea
en aprovechamiento del alma, es tiempo perdido; tiem
po de que debereis dar cuenta á Dios. Lo quinto; no
rogueis jamás á vuestros parientes que vengan á veros;
y cuando os visiten , abreviad la conversacion cnanto
os fuere dable, ó despedidles manifestando algun pre
288 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

uesto razonable, como es la obligacion de atender á


vuestras incumbencias, el ofrecerse alguna obediencia,
la perentoriedad de asistirá alguna enferma, ú otros
semejantes motivos; la que tuviere buena voluntad sa- .
bráingeniarse en buscar pretestos justos para despedir
la visita. De esta suerte, como las gentes echarán de
ver que su conversacion os causa cierta displicencia,
no serán tan asiduas en causaros molestia. Y estad per
suadida de que cuanto menos durare la visita mas evi
tareis el riesgo de cometer faltas;y cuanto mas de tarde
en tarde ocurran lasvisitas mas recogimiento y consue
lo hallareis" en Jesucristo. La venerable sor Catalina
Cisterciense, que comotomó el velo á despecho de sus
parientes, quedó de ellos abandonada, decia : No tengo
ninguna envidia á mis hermanas que varias oeces al año re
ciben las visitas de sus parientes, porque yo, en cuanto me
ocurre, voy á hallar á mi verdadero padre, que es Jesus, y
á mi querida madre María, que me colman de consuelos.
7. Además,y porúltimo, pomed suma diligencia en
mo intrincaros en los negocios temporales de vuestros
deudos, cuales son los concernientes á matrimonios,
contratos, dispendiosú otros semejantes asuntos, que
os arrebatarán la pazy el recogimiento interior, y qui
zás os pondrán en contingencia de perder el alma. La
méntase de ello S. Jerónimo, y dice : ¡Cuantos Reli
giosos, llevados de compasion hácia sus parientes, han
perdido sus propias almas“! Y de ahí saca el Santo otro
documentoy dice : que cuanto mas compasiva con los
propios sea la Religiosa, tanto mas faltada será de pie
dad para con Dios *. ¿Puede caber mayor irreligiosi
dad en una monja, como el que á trueque de prestarse
1. Quanti monachorum, dum patris matrisque miserentur, suas
animasperdiderunt! In Menock.
2 Grandis in suos pietas, impletas in Deum est. Epist. 28 ad
Palam.
CAPTULO X. 289

al servicio de losparientes, deje de servir á Dios, aban


done la oracion, los sacramentos yse engolfe en un pié
lago de distracciones, como acontece á quien en se
mejantes intrigasse inmiscuye?A esos cuidadosos afanes
llámales S. Bernardo, solicitud diabólica; por donde
exhorta á los Religiosos, diciendo : Rehuyen la solici
tud acerca de aquellas cosas, como solicitud diabólica".
S. Ignacio de Loyola no quiso ocupar su pensamiento
en el asunto del matrimonio de una sobrina suya, bien
que fuese la heredera de su casa. Y S. Francisco de
Borja rehusó asimismo escribir al papa para obtener la
dispensa (que muy fácilmente hubiera alcanzado) para
el matrimonio de un hijo suyo con una parienta , á pe
sar de que aportaba en dote la herencia de un pingüe
estado º: Ninguno que pone su mano en el arado , y mira
atrás, es apto para el reino de Dios 5.
8. Temamos, porque Dios nos dice, que quien se
puso ásu servicio, y echa despues la vista sobre las co
sas del mundo, no es bueno para el paraíso. Así pues,
cuando los parientespretendan intrincaros en negocios
del siglo, hacedles una cumplida cortesía. Poned la re
flexion en el documento que Jesucristo dió al jóven que,
llamado para que siguiese en pos de él , respondió que
le cumplia ante todo ir á sepultar el cadáver de su pa
dre : díjole el Señor: Deja que los muertos entierren á sus
muertos*. Lo propio os digo yo, bendita hermana; de
jad que los mundanos (que son llamados muertos) se
ocupen entre sí de los negocios del mundo ; vuestro
único negocio sea amar á Dios y alcanzar vuestra santi

1 Fugiunt illorum curam tamQuam diabolicam. In cons. mon.


cap. 25.
2 Vida, lib.4. cap. 6.
3 Nemo mittens manum suam ad aratrum, el respieiens retro,
aptus est regno Dei. Luc. 1x. 62.
4. Sine ut mortuisepeliant mortuos suos. Luc. 1x. 59.
TOMI, I. 17
290 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

ficacion. Escusaos pues con los parientes, alegando que


tales ocupaciones no son hechas para vos, y desdicen
de vuestro estado. Cuando la santísima Vírgen dijo á
Jesus que se habia quedado en el templo: ¿Hijo, por qué
lo has hecho así con nosotros? mira como tu padre y yo an
gustiados te buscábamos 1,; respondióle Jesus:¿No sabiais,
que en las cosas que son de mi Padre me conviene estar 2?De
esta misma manera si los parientes llegaren á hacer
sentir sus quejas por la repugnancia que mostrais en
prestaros á servirles, siquiera os titulen, descastada,
ingrata, enemiga de la casa paterna, responded con
fortaleza que sois muerta para el mundo, y debeis po
ner esclusivamente vuestra atencion en servir á Dios y
al monasterio. Concluyo con las palabras de S. José de
Calasanz: No está fuera del mundo la Religiosa que se man
tiene apegada á sus parientes.

ORACION.

Señor Diosy Esposo mio, á vos solo quiero servir y


amar de hoy en adelante; y no emplearme en el servi
cio de las criaturas, sino cuando conozca que tal sea
vuestra voluntad. Insinuad, Señor, á mientendimiento
lo que fuere devuestro agrado, y yo lo ejecutaré. Infla
mad mi corazon en vuestro amor santo, á fin de que
vuestra voluntad sea el único objeto de mis ulteriores
afanes. Haced,Señor, que no me agrade sino aquello
que á vos plazca : haced que yo repita sin cesar estas
palabras: Dos mio, Dios mio, á vos solo quiero , y nada
mas que á vos. Rey y Esposo mio, Jesucristo, reinad so
bre mi alma, y haceos señor absoluto de ella; mande
1 Fili, quid fecistis nobis sic? ego etpater tuus dolentes quaereba
mus te. Luc. II. 48.
2 Nesciebatis quia in his quae Patris mei sunt oportet me esse?
Ibid., 11. 49.
CAPITULO X, 291

soberanamente en ella vuestro amor; díctele las cosas


que haya de evitar, y las que haya de seguir, y no
obedezca sino á vos. Redentor mio amantísimo , oid
mis ruegos por los méritos de vuestra pasion. O Reina
del cielo, en vos confio; amparadme con vuestra inter
COSIOI),

$. II.

Del desprendimiento de los seculares y de las propias


hermanas.

1. Dice S. Agustin que quien no huye delas conversa


ciones peligrosas, presto se derrumbará en algun pre
cipicio". Basta para hacernostemblar átodos el ejemplo
desdichado de Salomon , que de apreciado que era de
Dios en un principio, y de levantado, por decirlo así,
á servir de pluma al Espíritu Santo, por las relaciones
que en su senectud contrajo con las mujeres gentiles,
llegó á hacerse adorador de losídolos º. Pero no es ma
ravilla, dice S. Cipriano, porque es imposible estar en
medio de las llamas y no abrasarse. Vengamos empero
á nosotros. Esposa bendita del Señor, tened entendido
que ante todo (hablando de los seculares) el ambiente
que en el locutorio se respira es infecto para las Reli
giosas, las cuales en vez del aire salubre del paraíso
que reina en el coro, aspiran en el locutorio un aire
por lo comun pestilente que huele á infierno. ¡Qué
gracia! la monja que no pone aprehension en estar en la
casa de Dios hablando dos ó tres horas seguidas con un
jóven , ¿tuviera acaso arrojo de hacer lo propio, si en
vez de ser monja, hubiese quedado en la casa paterna?
1 Quifamiliaritatem non vult vitare susceptam, cito labiturin rui
nam. Serm. 2 in don. 29.
2 5. Reg. cap. 11.
292 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

¡Es visto, que la casa de Dios ha de ser de peor con


dicion que la casa del siglo! Pero dirá la monja: por la
misericordia de Dios en esto no hay ningun mal. ¿No hay
ningun mal? La que tal juzgue, oiga lo que voy á de
cirle : Las amistades que se fundan en la inclinacion, ó
en el amor sensible hácia los objetos agradables, son,
cuando menos, óbice grande para la perfeccion, pues
to que destruyen el espíritu de oracion y de recogi
miento interior; de suerte que la infeliz Religiosa que
en tales ataduras de afecto ande aprisionada, estará cor
poralmente en laiglesia, pero sus pensamientos y mi
radaspermanecerán fijados en el objeto amado. Pierde
el amor á los sacramentos; pierde la sinceridad para
con el confesor; puesto que el rubor de presentarse
aprisionada, ó el temor de tener que romper por órden
del confesor los lazos que la aprisionan , retiene en sus
labiós la franca manifestacion de los motivos de la ti
bieza que la aqueja; de suerte que va caminando de
mal en peor. Pierde la paz, porque en cuanto siente
que es criticada la persona en quien puso su aficion,
quédase turbada ,y traba disputas con la que tales es
presiones soltó. Pierde la obediencia, porque á las amo
nestaciones de la superiora , dirigidas á que se des
prenda de tal amistad, responde cohonestándola con
mil pretestos vanos, y deja de obedecer. Pierde en fin
el amor de Dios, que quiere ser dueño absoluto de
muestro corazon, y no sufre en él amor que no sea
suyo; por eso al ver un corazon apegado á otros objetos
se retira de él, y lo deja privado de su especial auxilio.
La venerable sor Francisca Farnesio decia á sus mon
jas: Hermanas mias, nosotras nos hemos metido entre cuatro
paredes, no para ver y ser vistas, sino para conservarnos
intactas á los ojos del Señor. Cuanto mas solicitas andemos en
ocultarnos de las personas del mundo,tanto mas se nos des
cubrirá Dios por medio de su gracia en esta vida, y de la glo
ria en la vida futura.
CAPITULO X. 295

2. Mas no solo es grande el daño, sino que esgra


vísimo el riesgo que corre el alma supeditada por cier
tos afectos, fundados en las dotes esteriores que resal
tan en las personas de otro sexo que cautivan nuestro
aprecio. Esos afectos suelen en sus principios aparen
tarse indiferentes, empero paulatinamente degeneran
en defectuosos,y concluyen por arrastrar el alma á una
mortal caida. Así como es cosa harto fácil, dice S. Je
rónimo, que se encienda la paja puesta junto al fuego,
fácil es tambien que ardan juntas las personas de diver
so sexo que anden entre sí con sobrada familiaridad; y
todavía sube depunto la contingencia, porque allí acude
el demonio que no cesa un punto de soplar para levan
tar la llama ". Hallóse un dia Sta. Teresa puesta en
vision en elinfiernoº;y manifestóle Dios que los demo
nios le tenian aparejado aquel sitio, si no hubiese lo
grado desasirse de los lazos de cierta amistad , no im
pura, sino que porsimpatía de carácter habia trabado
con un pariente suyo.
5. Si en alguna ocasion vos, que me estais leyendo,
sintiereis brotar en vuestro pecho el gérmen de seme
jante afecto hácia alguna persona, haced, por único
remedio, una resuelta y completa retirada; de otra
suerte, si la emprendiereis con lentitud, creedme, na
da conseguireis, porque tales cadenas son de suyo ro
bustas y difíciles de quebrar, y si no se logra quebran
tarlas de golpe y con recio ímpetu, no se quiebran
jamás. De nada sirve el ir diciendo, que no ha ocurrido
hasta entonces en tales aficiones cosa alguna que des
dijera de la decencia; tened entendido, que el demonio
no comienza por lo estremado de los males, sino antes
bien con lentos pasos conduce al alma desacordada de
1 Homo et mulier ignis etpalea; el diabolus numquam suflare Ces
sat, ut accendatur. In ep. Eusebii ad Damas.
2 Vida, cap. 50.
294 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

sí al borde del precipicio, para derrumbarla despues al


mas leve impulso. Es máxima comun entre los maes
tros del espíritu que en tal materia el único remedio es
la huida, y la remocion de las ocasiones. En esta guer
ra, decia S, Felipe Neri, solo salen vencedores los co
bardes, esto es, los que esquivan las ocasiones. Y ya lo
indicó de antes S. Jerónimo , diciendo : En los otros vi
cios podria uno resistir;pero á este nadie sino con la fuga".
O en otros términos: En los otros vicios podemos con
trastar las ocasiones haciéndonos violenta resistencia á
nosotros mismos, mas en el vicio que ataca á la pureza
no queda otro arbitrio que huir de la ocasion y rom
per aquellas aficiones.
4. Si empero estuviereis, como confio, libre de
semejantes afectos,guardaos con suma cautela de aco
gerlos, puesto que sujeta estais todavía á caer en el la
zo en que otras miserablemente cayeron por su negli
gencia. Poned primeramente por obra la advertencia
que hace Sta.Teresa; á saber, que la monja debe pre
ciarse mas bien de grosera que de cortés y profusa de
palabras y cumplidos para con los seglares. Lo propio
escribia Sta. Catalina de Sena á una sobrina suya : A
los seglares preséntate con aire modesto yla cabeza baja, y
en las palabras muéstrate selvática como un erizo. Absteneos
además, cuando estuviereis en el locutorio, de andar
mirando ó riendo sin recato, y sobre todo de presen
taros con un hábito compuesto con afectado esmero.
En mayor defecto cayerais si ostentarais rizados los ca
bellos en lafrente, ramillete de flores al pecho, abani.
co propio de damas, ó esencias que huelen á mundo.
Por lo demás, y aun cuando no cometais cosa alguna
reprensible, si quereis evitar el peligro, procurad á
desviaros, en cuanto posible sea, de la conversacion
1 Cum caeteris vitis quis posset resistere, huictamen non polest
nisi per fugam. In reg. mon.
CAPITULO X. 295

con los seglares: Repósate solitaria como la tórtola, exhor


ta S. Bernardo , no te mezcles con las turbas 4. Pasad á
solas vuestro tiempo, aficionaos al coro y á la celda, y
como de la peste huid del locutorio. ¿A qué viene tra
tar con la gente del mundo una vez que rompisteis con
el mundo para ser toda de Dios? Si eres esposa del rey,
decia la venerable sor Juana de S. Estéban, religiosa
franciscana, no vuelvas la vista hácia los esclavos. Delito
comete el siervo que pone los ojos en la esposa del rey; y del
propio delito se haria culpable la real consorte, si en las mi
radas del esclavo hallare complacencia. Hablando de las
monjas Sta. Catalina de Sena, dejó escritas estas pala
bras : No somos esposas, sino adúlteras, pues buscamos el
gusto del amor propio; la celda es nuestra enemiga, pero
muy amiga nos es la conversacion de los seglares º. Por eso
amonesta S. Jerónimo, que si al trabar conversacion
con un sugeto, sintiereis surgir en vuestro corazon al
gun afecto desordenado,procureis ahogarlo sin demora,
antes que haya tomado proporcionesgigantescas: Mien
tras es tamañito el enemigo, dale la muerte 5. Fácil empresa
es la de dar muerte al cachorro del leon ; mas, harto
difícil y moralmente imposible es conseguirlo, cuando
grande.
5. Mayor falta y vilipendio seria , si permitieseis
que un seglar se propasare á hacer ciertas chanzas gro
seras, no digo con acciones (porque no quiero supo
ner tamaño esceso), sino con palabras chocarreras. En
vano os lisonjearais entonces de quedar limpia de cul
pa , siguardais silencio y solamente estais escuchando
al interlocutor, porque en no separaros incontinenti
de la compañía de aquel insolente sugeto, cooperais
con él,y os haceis culpable del mismo delito. Fuera de
1 Sede solitaria sicut turtur, nihil tibi et turbis. Serm. in Cant.
2 Epist. 118.
5 Dum parvus es hostis,interfice. Epist. 22.
29( LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

que, al no arrancaros súbitamente de tan infernal con


versacion, vendreis á haceros peor que el que la intro
dujo; y de esposa de Jesucristo os hallareis convertida
en esposa del demonio, y sereis fácilmente causa de
ruina para todo el monasterio, porque la monja que
tal correspondencia mantiene , arrastrará con su ejem
plo á otras Religiosas á obrarpor el mismo estilo. Usad
especialmente de gran cautela cuando aconteciere que
fuese ávisitaros algun hermanoú otro pariente vuestro
y llevase en su compañía al amigo que mostrase tene
ros inclinacion; bien es cierto que ellos harán llamar á
la tia para que baje con vos al locutorio , pero vos se
reis la que representareis el papel principal en la esce
na. Si aconteciere pues, digo, que descubrais la traza,
clavad en tierra los ojos, guardad silencio,y mostraos
austera; preferible fuera empero á todo esto que les
volvierais garbosamente las espaldas, y de súbito os re
tiraseis; y cuando en lo sucesivo supiereis que la mis
ma persona os llama al locutorio, os escusaseis de ba
jar, suponiendo teneis tarea que cumplir. Idos muy á
la mano en esta materia, porque si en vez de practicar
lo que llevo dicho, admitís su visita, ya os lloro por
perdida. Asimismo, si recibiereis carta de algun suge
to, en la que descubrais alguna espresion afectuosa,
rasgadla presto, arrojad sus fragmentos al fuego, y no
deis contestacion. Mas si algun urgente negocio os
apremiare á contestar, responded con pocas y mesura
das palabras, sin dar muestra alguna de gratitud, ó de
haber acertado á comprender las espresiones que en
ella iban consignadas.Ysi insistiera el autor de la car
ta en llamaros á la reja, despedidle secamente,porque
si tras de recibida la carta entrais en pláticas con él,
estareis perdida. Entended además que incurrireis en
la participacion de semejante delito, si á trueque de no
causar disgusto á alguna compañera, no temiereis dis
CAPITULO X. 297
gustará Dios,y prestáreis apoyo á sus aficiones. Si en
semejantes intrigas tuvisteis parte, temed un castigo
espantoso cual cayó sobre una monja, que hallándose
de sacristana , y movida del deseo de complacer á una
amiga suya, tomó á su cargo trasmitir una carta de ella
á un sugeto con quien mantenia una correspondencia
no santa: mas ¿qué avino ? que al alargar la mano para
entregar la carta al clérigo que debia ser el portador,
éste, que llevaba priesa, dió con tal ímpetu la vuelta al
torno, que tronzó de lleno la mano á la monja, y la
infeliz espiró poco tiempo despues entre fuertes convul
siones.
6. Usad de la misma cautela con respecto á los re
ligiosos ó eclesiásticos que acuden á hablaros, no para
entrar en conversacion que tenga por objeto á Dios ó al
bien de vuestra alma, sino por cierta inclinacion que
sienten hácia vos. Y señaladamente con los confesores
hareis muy bien de no tratar sino en el confesonario;
ysi os cumpliere hablar en otra parte, verificadlo des
de el torno, y de manera alguna en el locutorio. Con
gran reserva debeis andar respecto de los directores,
porque, atendida la confianza que en ellos poneis por
causa de los secretos de conciencia que les manifestais,
llega á engendrarse cierta simpatía, que si no se refre
na puede degenerar en fuego del infierno. Por eso os
aconsejo que, en cuanto os fuere de hacer, rompais con
el confesor todo trato ó comunicacion de negocios, re
galos, empeños de guisarle la comida, zurcirle la ropa
blanca , y otras cosas semejantes. ¡ Cuan grave obstáculo
no son para las Religiosas, decia Sta. Teresa, csas depen
dencias mundanas! ¡y plegue al Señor que al fin y al cabo
no les impidan hasta de ver á Dios! En cuanto hace á los
regalos, sital uso hallareis establecido desde lo antiguo
en vuestro convento, daos por satisfecha con enviar
por dos ó tres veces al año alguna cosa muy tenue, que
TOMI, I. 17º
298 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

muestre mas bien urbanidad que afecto. Por la misma


razon poned suma diligencia en que vuestros labios no
suelten jamás espresion alguna afectuosa.
7. No vengais diciendo, que no amenaza peligro
alguno, porque aquel sacerdote es un santo varon. Es
cuchad las palabras de Sto. Tomás de Aquino: dice el
Santo, que cuanto mas encumbrada fuere la santidad
de las personas hácia las cuales propende nuestro afec
to, con tanto mayor rezelo debemos andar, puesto que
el concepto mismo de su bondad nos incita con mas
fuerza á poner en ellas nuestro amor". Atended tam
bien á lo que decia el venerable P. Sertorio Caputo de
la Compañía de Jesus; que el demonio nos infunde pri
meramente amorá las virtudes que en aquel suget0re
conocemos, luego nos lleva á poner amor en la perso
na, y por fin nos arrastra al precipicio. Diestro anda el
enemigo en ocultarnos el riesgo, dice Sto. Tomás; á
este fin nos envia al principio saetas que no parecen en
venenadas, sino que sirven para encender el afect0y
abrir ligerísimas heridas en el corazon; mas en cuanto
arda ya el afecto, no platicarán entre sí como ángeles,
conforme principiaron, sino como criaturas revestidas
de carne; las miradas serán mutuas y frecuentes, las
palabras afectuosas; de ahí seguirá el deseo de mas fre
cuente comunicacion; y de esta suerte la devocion es
piritual se habrá trocado en carnal afecto. Tal es el dic
támen propio del Santo.
8. Cinco documentos trae S. Buenaventura para
descubrir lo impuro del afecto. 1.º La copia de discur
sos inútiles; que cuando son prolijos pecan siempº
por inútiles. 2.º Las mutuas miradas y alabanzas
5.º La escusa recíproca de los defectos del objeto ana"
do. 4º Los ligeros zelos que se manifiestan. 5ºLa in
1 Nec quia sanctiores fuerint, ideo minus cavendae; quo enim

sanctiores, eo magis alliciunt. Opusc. 64 de mod. conf, peric.


CAPITULO X. 299
quietud que causa la separacion. Y yo añado, él pren
darse del porte y gracia de aquella persona; el sentir
deseos de encontrar en ella cabal correspondencia; y
el hallar repugnancia en que otras personas observen,
escuchen ó hablen del asunto. ¡Qué bien decia el P. Pe
dro Consolini, sacerdote de la congregacion del Orato
rio, que con las personas virtuosas de otro sexo con
viene tratar como con las almas del purgatorio, desde
léjos y sin poner en ellas los ojos! Algunas Religiosas
se esfuerzan en tener largas conferencias con su padre
espiritual, creidas de que sintiendo sus discursos, irá
tomando creces su fervor. Empero ¿qué necesidad hay
de talesy tan prolijas conversaciones y discursos fami
liares que envuelven riesgo de aherrojarlas con los hier
ros de alguna pasion perniciosa? Si desean realmente
acrecentar su fervor, harto hay de los libros espiritua
les que tienen á la mano, bastan las lecturas que oyen
en la oracion y en la mesa, bastan los sermones que en
la iglesia escuchan; yprescindiendo de ello, bastarían
les para su santificacion las reglas y constituciones de
la órden, si las leyesen con atencion y las pusieran por
obra.
9. Estovaya dicho por lo que respeta á las personas
de fuera del claustro; menester es empero advertir que
aun entre las Religiosas mismas del propio monasterio
puedeintroducirse el amor desordenado, señaladamente
si llegare á establecerse sobrada familiaridad entre las
jóvenes. Ved ahí las palabras que escribió S. Basilio :
Jóven, dice el Santo, evita la familiaridad con los igua
les, puesto que el demonio, valiéndose de tales amis
tades, ha arrojado á muchos infelices á las llamas del
infierno ". Muchos de esos tales (continua diciendo san
1 Juvenis, aequalium tuorum consuetudinem defugito; quantos il
lorum opera adversarius plerosque sempiterno igni cremandos addi
xil! Serm. de abdic. rer. etc.
300 LA VERDADERA ESPOSA DE 1. C.
Basilio ) seducidos al principio por las apariencias de
caridad que envolvía su afecto, fueron sin embargo
precipitados por el comun enemigo en los mayores ma
les'. Decia al mismo propósito la beata Angela de Fo-
ligno1 : Aunque en el amor se incluye todo bien, tambien se
incluye en el amor todo mal. Y no hablo aquí del amor desor
denado que todos sabemos debe esquivarse , sino del mutuo
amor entre dos prójimos , que fácilmente puede degenerar en
amor desordenado ; la frecuencia de las conversaciones ínti
mas manifestando el afecto que sienten el uno por el otro, ha
ce que el amor uniendo con sobrada fuerza los corazones, de
genere en nocivo, por manera que al paso que crecerá el
afecto, ir i oscureciéndose la razon; el uno anhelará por lo
que desea el otro , hasta que invitado uno de los dos al mal,
no sabrá oponerle contradiccion , y entrambos quedarán per
didos.
10. Fuerza es tener entendido, que si en las amis
tades esteriores con los seglares prevalece el escánda
lo , en las amistades internas habidas entre las Religio
sas mismas se acrecienta el peligro, ya porque presentan
mayores dificultades para disolverlas , ya porque las
ocasiones son mas próximas. No permita Dios que la
infeliz Religiosa llegue jamás á caer en esceso alguno
contra la castidad en la casa del Señor; Isaías tiene por
cierta su condenacion : En la tierra de los santos hi;o
maldades , y no verá la gloria del Señor 5. De ahí es que
la maestra de las educandas debe abrir mucho ojo y
andar muy advertida en la materia , sin tener á escrú
pulo el sospechar siempre en estas cosas lo peor. Cuan
do observe que llegue á fomentarse inclinacion ó fa-
1 Spinluales primo charilatis quadam specie ilíelos , postea in to-
ragincm pracipites deturbavit. Ibid.
2 Vida, p. 2. c. I.
a In terra sanctarum iniqua gessit; non videoü gloriam Domini-
fsa. xxvi. 10.
CAPITULO X. 304

miliaridad entre dos jóvenes, procure á interrumpirla


súbitamente, vedándoles el permiso de conversar una
con otra, y ande en continuo rezelo, para de esta
suerte reparar el mal que pudiera ocurrir. Exhórtelas
además de cuando en cuando, y en términos generales,
á morir antes que callar jamás en la confesion pecado
alguno por vergüenza; á este fin tráigales á cuento al
gun ejemplo funesto de personas que fueron miserable
mente condenadas á las penas del infierno por haber
hecho confesiones sacrílegas.
11. Por lo demás, tratando S. Basilio de las monjas
en general, ordenó que fuesen castigadas cuantas Reli
giosas de la órden tuviesen amistadesparticulares, que
llama muy acertadamente S. Bernardo : Amistades em
ponzoñadas y enemigas de la paz comun;porque aun cuan
do no acarreasen otro daño, ni peligro, son un semi
llero de disturbios, de murmuraciones y de desconcier
tos; pues de tales amistades particulares vienen á
engendrarse despues las faccionesy partidos, y hacen
que los votos no recaigan en las mas dignas, sino en
las que pertenecen á la parcialidad. Sed amiga de todas
las Religiosas, apreciadlas, servidlas, de tal suerte que
cada una esté persuadida que le teneis buena ley;guar
daos empero de familiarizaros con alguna en particu
lar; vuestra intimidad guardadla esclusivamente para
Dios. Poned especial empeño en rezelaros de la monja
que os muestre inclinacion. Estais caminando por una
senda lóbrega y atajada de tropiezos, cual es la vida
presente; y si vais con mala compañía que os empuje
hácia el precipicio, soisperdida.
12. Bajo este concepto, precaveos de todo linaje de
respetos humanos, y del maldito temor del ¿qué di
rán? Vos os haceis interiormente estos reparos: Si yo
despido á aquella persona que viene á verme, si rompo mi
amistad con esotra, si me doy al recogimiento, á la oracion,
302 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
á la mortificacion , ¿qué dirán de mí? Seré objeto de mofa y
de irrision para todas las demás. ¡A cuantos Religiosos de
uno y otro sexo no ha conducido á su condenacion ese
maldito achaque de los humanos respetos ! ¡Oh, á cuantos
no ha precipitado á los infiernos esta enfermedad '.' esclama-
ba S. Agustín. Por eso decia S. Francisco de Borja,que
querer darse á Dios, presupone la accion de supeditar
el maldito respeto del ¿qué dirán? Pero, ¡buen Dios!
¿ por qué no nos ha de arredrar lo que dirá Jesucris
to? ¿Qué dirá la Santísima Virgen? Huerto cerrado
eres, hermana mia esposa *. Con cuyas palabras muestra
á las Religiosas, que para ser verdaderas esposas suyas,
menester es que su corazon sea huerto cerrado, en que
no entre afecto alguno sino de Dios. Y noten que nin
gun defecto mas desagradable al Esposo divino puede
cometer una Religiosa , como el de cebaren el corazon
afecto estraño. Dios quiere esclusivamente para sí el
corazon de las esposas. Los esposos de la tierra supor
tan con mas paciencia cualquier falta de sus esposas,
que la de verlas amar á otra persona mas que á ellos.
En conclusion , digo que en punto á amor os hagais
cuenta de que en el mundo no existen otros objetos mas
que vos y Dios á quien debeis amar.
13. Mas antes de concluir este punto, no puedo
abstenerme de increpar la necedad de ciertas Religio
sas , que ponen tierna aficion en ciertos animalillos, co
mo perros ó gatos. Tiénenlos siempre junto á sí, en la
mesa, en la cama; llévanlos en brazos, les dan besos,
y hasta les dirigen palabras tiernas y afectuosas. Si lle
gan á enfermar, se llenan de afliccion ; y si vienen á
morir , lloran sin consuelo , y se enfadan notablemente
con quien quizás ha sido causa de ello. Si tales muestras
de afecto por un irracional arguyen sentimientos poco
1 Oh quot detrusit ad inferos infirmilas haec!
- Horlus conclusus soror mea sponsa. Cant. iv 12.
CAPITULO X. 305
razonables en una persona del siglo, ¿cuanto mas en una
esposa de Jesucristo?

ORACION.

Ya os comprendo , Jesus mio , vos quereis todo en


tero mi corazon y mi amor , y yo voy á entregároslo
por completo. Trastos innumerables disgustos que os he
causado , hubiera merecido que vos me abandonaseis,
mas vos continuais á invitarme con vuestro amor, di
ciendo á mi corazon : Amarás á tu Dios y Señor de todo
corazon'. Sí, Dios mio, yo prometo obedecer vuestros
llamamientos; de hoy en adelante no amaré sino á vos.
¡Ojalá que lograse consumirme en vuestro amor, co
mo vos os consumisteis por mí ! Vos derramasteis toda
vuestra sangre por mi amor; por mi propia salud ofre
cisteis vuestra vida , ¿ y podré yo andar reservada para
con vos ? Poco es un corazon solo para amaros , pocos
son mil corazones; ¿y yo compartiría este miserable co
razon mio entre vos y las criaturas ? No ; vos lo quereis
por completo, y completo os le ofreceré. Aceptadlo,
Jesus mio , amor y esposo mío ; yo soy vuestra , cum
plida y enteramente vuestra; disponed de mí conforme
á vuestra voluntad. María , madre de mi esperanza,
prendedme en los lazos de vuestro hijo Jesus, y haced-
me completamente suya. De vos solicito esta gracia, y
de vos confio alcanzarla.
1 Diliges Dominum Deum tuum ex loto corde tuo. Mallh. xxu. 37.
304 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.,

CAPITULO XI.

DE LA SANTA HUMILDAD.

S. I.

De los bienes que produce la humildad.

UELEN los santos apellidar la humildad base y cus


todio de todas las virtudes. Y aunque la virtud de la
humildad no sea por escelencia la primera de las virtu
des, obtiene, sin embargo, en sentir de Sto. Tomás",
un lugar preferente en razon de fundamento; por don
de, así como para levantar un edificio deben echar
se los cimientos antes de alzar las paredes,y sentar el
cornisamento, siquiera fuere de oro, así tambien en la
vida espiritual la humildad debe precederá todas las
demás acciones,á fin de desalojar la soberbia, á la cual
resiste Dios *. Por donde, escribe S. Gregorio, que
practicar gran número de virtudes , faltando la humil
dad, es dar polvo al viento, quepresto es disipado *.
2. Cuéntase4º, que vivia en el desierto un ermitaño
que alcanzó gran fama de virtud; y hallándose próximo
á la muerte, mandó llamar al abad, para que le sumi
nistrase el sagrado Viático. Llegó el abad y acertó á
hallarse tambien allí cierto público malhechor, que
1 2.º. qu. 161. a. 5.
2 Humilitas primum locum tenet, in quantum expellitsuperbiam,
cui Deus resistit. Loc. cit. 1.4. ad 2.
5 Qui sine humilitate virtutes congregat, quasi in ventum pulve
rem portat. In psalm. poenit. 3.
4 In Spec. exempl. , dist. 9. c.c. 199.
CAPITULO XI. 305

compungido al contemplar el espectáculo, no se juzgaba


digno de entrar en el eremitorio del solitario, y escla
maba desde afuera: ¡0h, quien fuese como ti! Oyó el mon
ge la esclamacion, y henchido de orgullo díjole al mal-
aventurado ladron : ¡Por cierto gran dicha alcanzáras si
fueses como yo! Ahora bien, ¿qué aconteció? que el la
dron, corriendo desde allí á confesarse, se derrumbó
en un precipicio y murió luego; y poco despues falleció
tambien el ermitaño. El monge compañero del solita
rio, derramó muchas lágrimas por la muerte de éste,
mas sintió un verdadero placer al saber el desastroso
fin del salteador. Y preguntada la causa, dijo que el
bandolero habia alcanzado la eterna salud, por la con
tricion que de suspecados tuvo, mas su compañero se
habia condenado por razon de su soberbia. No se crea
empero que el difunto monge hubiese sido dominado de
este vicio únicamente en el punto de la muerte; las es
presiones que dijo antes de fallecer muestran que la
soberbia estaba ya de antes hondamente arraigada en
su corazon, y por eso cayó tan miserablemente en su
perdicion. Por lo demás, siente S. Agustin que si la
humildad no precediere y acompañare al hombre hasta
el fin de su vida, todo el bien que acierte ápracticar le
será arrebatado por la soberbia 4.
5. Casi desconocida, harto desusada y aun aborre
cida era en la tierra la hermosa virtud de la humildad;
reinabapor todos lados la soberbia, que fué el funda
mento de la caida de Adam y de todos sus descendien
tes; por eso descendió del cielo el Hijo de Dios para
mostrárnosla no solo con las palabras, mas tambien con
el ejemplo: Se anomadó á si mismo tomando forma de sier
voº. Mastodavía; quiso ser tratado como el mas abyec
1 Nisi humilitas praecesserit, et comitetur et consecuta fuerit, to
tum extorquet de manu superbia. Epist.58 ad Dioscorid.
2 Semetipsum exinanivit formam servi accipiens. Philip. 11.7.
306. LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

to de los hombres, de tal suerte que Isaías no vacila


en apellidarle, despreciado y elpostrero de los hombres ".
Y con efecto, mirémosle allá en Belen, nacido en un
establo y reclinado en un pesebre de animales; en Na
zareth, oscuro y pobre en una tienda, sirviendo de
criado á un mísero artesano; mirémosle en Jerusalen
azotado como esclavo, abofeteado como villano, coro
nado de espinas como rey de befa , muerto, ajusticiado
en una cruz, como malhechor. Atendamos empero á lo
que nos está encareciendo : Ejemplo os he dado, para
que como yo he hecho á vosotros, vosotros tambien hagais º.
Como si viniera á decir: Hijos mios, no por otra causa
cargué con tamaña ignominia, sino porque, siguiendo
mi ejemplo, no os desdeñeis de ella. S. Agustin al ha
blar de la humildad de Jesucristo, dice : Si esta medi
cina no ataja nuestra soberbia, ignoro qué medio pue
da haber mas eficazpara curarla °. E insiguiendo esta
misma idea escribia el propio Santo á Dióscoro : Si de
seares saber, amigo mio, cual sea la principal virtud
que nos hace discípulos de Jesucristo , y la mas ade
cuada para esperar nuestra union con Dios, te diré
que lo primero, es la humildad; lo segundo, la hu
mildad; lo tercero, la humildad; y cuantas veces me lo
preguntares te respondiera lo propio *. .
4. Los soberbios átraen sobre sí el odio y la abomina
cion de Dios *. Y lo son en efecto, porque el orgulloso es
al propio tiempo ladron, y mentiroso, y obcecado. La
dron, porque se apropia lo que á Dios pertenece.

1. Despectum et novissimum virorum. Is. LIII. 5.


2 Exemplum enim dedi vobis, ut quemadmodum ego feci ita el
vos faciatis. JO. x111. 15.
5 Haec medicina si superbiam non curat, quid eam curet, nescio.
4 Ea est prima humilitas, secunda humilitas, tertia humilitas; el
quoties interrogares hoc dicerem.
5 Abominatio Domini est omnis arrogans. Prov. xv1.5.
CAPITULO XI, 307

Dice el Apóstol: ¿Qué tienes tú que no hayas recibido "? Si


á un caballo se le engalanase con rica gualdrapa de oro,
¿pudiera por ventura, si uso de razon tuviere, vana
gloriarse de aquel adorno, sabiendo que á la menor
insinuacion del dueño, pueden quitárselo de encima?
Es tambien obcecado, segun fué dicho á aquel prelado
del Apocalipsis : Porque dices: rico soy..... y no conoces
que eres un cuitado.... y ciego º. ¿A qué se reduce cuan
to tenemos propio de nosotros mismos sino á la nada y
al pecado ? Y aun lo poco bueno que hacemos, dice
S. Bernardo , si lo juzgamos detenidamente, lo vere
mos reducido á desórden y defecto 5. Es además mentiro
so, porque cuantos dotes posee el hombre, ó por natu
raleza, como salud,inteligencia, belleza, ingenio, etc.;
ó por gracia, como deseos rectos, docilidad de ánimo,
ilustracion de entendimiento; todos estos dones son
realmente dádivas del Señor. Por eso decia S. Pablo :
Lo que soy débolo únicamente á la gracia de Dios: Por
la gracia de Dios soy aquello que soy 4. Puesto que no cabe
duda , conforme dice el mismo Apóstol , que por nos
otros mismos somos incapaces de formar un solo pen
samiento bueno : No que seamos suficientes de nosotros mis
mos para pensar algo .
5. ¡Infeliz de la monja que se dejare dominar de la
soberbia! mientras reinará el orgullo en su interior no
podrá entrar jamás en él el espíritu del Señor, antes
bien el demonio obrará en él segun su antojo. Decia
S. José de Calasanz: El demonio se sirve de los religiosos

1 Quid habes quod non accepisti? 1. Cor. Iv. 7.


2 Dicis: Quod dives sum... et nescis quia tu es miser... et caecus.
Ap0calyp. III. 17.
5 Si distinctejudicetur,injustitia invenietur omnisjustitia nostra.
4 Gratia Dei sum id quod sum. 1. Cor. xv. 10.
5 Non quod suficientessimus cogitare aliquidà nobis.2. Corinth.
111, 5.
308 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.

soberbios como de una pelota. Refiere Cesario "que en cierta


ocasion condujeron á un monasterio un poseso, y lle
gándose á él el abad que llevaba en su compañía á un
monge jóven, reputado por santo, preguntó al demo
nio : ¿Si este Religioso te mandara salir, tuvieras osa
día para permanecer en el cuerpo del poseso? Ningun
miedo le tengo á ese Religioso, contestó el espíritu malo;
¿y por qué? Porque es soberbio. A veces permite el Se
ñor, á fin de desarraigar de nosotros el vicio de la so
berbia, que sus siervos sean molestados de vergonzo
sas tentaciones, cuales son las de impureza;y aunque
acudan á Dios con repetidas súplicas, déjales sufrir el
combate, como aconteció á S. Pablo, que escribia es
tas palabras : Me ha sido dado un aguijon de mi carne, el
ángel de Satanás, que me abofetee; y por esto rogué al Se
ñor tres veces,para que se apartase de mí; y me dijo : Te
basta migracia °. Luego, no quiso el Señor, dice S. Je
rónimo, libertar á S. Pablo de la molestia de aquella
tentacion impura, á fin de que se conservase humilde.
Otras veces permite tambien el Señor que alguno de
los suyos caiga en pecado, para que aprenda á ser hu
milde, como avino á David, que confesó debia su caida
á la falta de humildad : Antes de ser humillado , yo de
linquiº.
6. Escribe S. Agustin : Cuando tú te humillas, el Ser
ñor desciende hasta unirse contigo; si te ensoberbeces, luye
de tí“. Dice el real Profeta: El Señor mira á los humil
des con benignos ojos; mas á los soberbios miralos desde

1 Lib. 4. cap. 5.
2 Datus estmihistimulus carnis meae, angelus Satanae, qui me co
laphizet; propter quod ter Dominum rogaviut discederetà me; el dir
xit mihi: Sufficit tibi gratia mea. 2. Cor. x11.7.
5 Priusquam humiliarer, ego deliqui. Psalm. cxviII. 67.
4 Altus est Deus: humiliaste, et descenditad te; erigeste, el fu
gità te. Serm. de Ascens.
CAPITULO XI. 509

lejos ; y al par que nosotros no alcanzamos á conocer


á la persona que acertamos á mirar desde larga distan
cia, así tambien se muestra Dios, como si dijera á los
soberbios, que no los conoce. Vivia en cierto convento
una monja que adolecia del vicio del orgullo, de suerte
que llegó á decir á otra Religiosa las siguientes pala
bras : Notad, hermana, que aunque el hábito que en
trambas vestimos haga que las dos nos sentemos en un
mismo banco, bueno es que sepais que ni por sirvienta
merecierais estar en mi casa.Ahora, ¿con qué ojos pen
sais que el Señor mirará á una monja tan altiva? En
Dios no hallan acogida los soberbios: el Señor no los
sufre; apenas un momento estuvieron los ángelesso
berbios en el paraíso , cuando en el segundo momento
Dios los lanzó de allí ylos arrojó léjos de sí en el infier
no. No puede dejar de tener cumplido efecto la pala
bra del Señor: El que se ensalzare será humillado *. Re
fiere S. Pedro Damiano 3 que un hombre altivo de
carácter provocó á duelo á un rival suyo con quien
contendia á causa de cierta posesion que queria defen
der con la espada; mas antes de venir á las manos, en
tró á oir misa y oyó leer las mencionadas palabras, el
que se ensalzare seráhumillado ;y dijo para sí: buena lec
cion es esa, ¿acaso siyo hubiera tratado de humillarme
no hubiese perdido losinteresesyla estimacion que me
he granjeado?¿Qué aconteció empero? Al comenzará
batirse el adversario le pasó la boca con la espada,y
dejó atravesada aquella lengua sacrílega; y en este es
tado lo dejó tendido y cadáver en el suelo.
7. Dios resiste á los soberbios, y á los humildes da gra
cia 4. El Señor ha prometido escuchar al que le ruega :
1 Dominus humilia respicit, et alta à longe cognoscit. Psalm.
cxxxv11. 6.
2. Qui autem se exaltaverit, humiliabitur. Matth. xxiii. 12.
3 Tract. de duello.
4 Deus superbis resistit, humilibus autem datgratiam. Jac. v. 6.
310 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

Todo aquel que pide, recibe ". Mas de los soberbios aparta
sus oidos; porque, como dice Santiago, resiste á sus
oraciones. Muy al contrario acontece con los humildes,
con quienes se muestra Dios sumamente liberal : A los
humildes da gracia; abre sus manosy derrama sobre ellos
cuanto piden y desean : Humíllate á Dios, y confia en re
cibir de sus manos cuantopidieres, dice la Escritura *. Por
eso decia S. Agustin: Señor, dadme un tesoro de humildadº.
Y realmente tesoro viene á ser la humildad, porque el
Señor colma de abundantes bienes á los humildes.
Cuando el corazon del hombre está henchido de su
propia estimacion no puede recibir la plenitud de los
divinos dones; fuerza es que de antemano lo deje va
cío por medio del conocimiento de su nada : Wos haceis
brotar las fuentes en los valles, dice David, y filtrar las
aguas por en medio de los montes *. Es decir, que Dios
hace brotar copia de aguas en los valles, conviene á
saber, copiosas gracias en el corazon del hombre hu
milde; mas no en los montes, esto es, en los espíritus
soberbios;por ellos pasan, sí, las gracias, empero no se
quedan allí. Por donde dijo en su cántico la Madre di
vina :Porque miró la bajeza de su esclava.... me ha hecho
grandes cosas el que es poderoso. Esto es : El Todopo
deroso me ha hecho grandes dones, al contemplar la
humildad de su sierva; es á saber, el conocimiento
que tengo de mi nada. Cuenta de sí misma Sta. Teresa,
que las gracias mas cumplidas que de Dios recibia,
ocurrian cuando puesta en oracion, se humillaba hasta
anonadarse ante el divino acatamiento. La oracion del
Omnis qui petit accipit. Luc. xI. 10.
Humiliare Deo, et expecta manus ejus. Eccl. xIII, 9.
Domine, da mihi thesaurum humilitatis.
Qui emittis fontes in convalibus: inter medium montium per
transibunt aquae. Psalm. cIII. 10.
5 Quia respexit humilitatem ancillae suae... fecit mihi magna qui
potens est. Luc. I.
CAPITULO XI. 3.141

humilde, dice el Eclesiástico, penetra por los cielos,


y no sale de allí hasta que Dios la ha escuchado : La
oracion del que se humilla traspasará las nubes.... ni se re
tirará hasta que el Altísimole mire ". Porque, no hay que
dudarlo, los humildes obtienen del Señor todo cuanto
piden. No es de temer que el humilde quede en la con
fusion y el desconsuelo:No se vuelva corrido el humildeº.
Por eso decia S. Calasanz: Si quieres ser santo, sé hu
milde; si muy santo, sé muy humilde. Aconsejóle un va
ron piadoso á S. Francisco de Borja cuando seglar, que
si queria ser santo, no dejase de poner cotidianamente
el pensamiento en sus propias miserias ; de ahí es
que el Santo gastaba las dosprimeras horas de la dia
ria oracion en el conocimiento y menosprecio de sí
mismo.
8. Así como la soberbia caracteriza álos réprobos,
así la humildad es signo de predestinados, dícelo san
Gregorio *. VióS. Antonio abad el mundo lleno de la
zos tendidos por el demonio, y dijo arrojando un sus
piro:¿Quién podrá escapar jamás de esos lazos?Mas he
ahí que llega á sus oidos una voz que le decia : Antonio,
solamente la humildad camina segura entre ellos; el que anda
con la cabeza abatida no tiene temor de caer aprisionado. En
suma, si no nos volviéremos comopárvulos (no en edad,
sino en humildad) segun nos dice nuestro Redentor, no
alcanzarémos la salvacion : Si no os hiciereis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos 4. Cuéntase en la vida
de S. Palemon que cierto monge se gloriaba de haber
caminado sobre brasas ardientes; y decia á sus compa
1 Oratio humiliantis se , nubespenetrabit... etnon discedet donec
Altissimus aspiciat. Eccl. xxxv. 21.
2 Ne avertatur humilis factus confusus. Psalm. LxxIII. 21.
5 Evidentissimus reproborum signum superbia, ac contra humi
litas electorum. Lib.84 in Job, cap. 25.
4 Nisi eficiamini sicut parvuli, non intrabitis in regnum coelorum.
Matth. xv III. 5.
312 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

ñeros; Decidime,¿cual devosotros pisaria carbones en


cendidos sin lastimarse ?Corrigióle S. Palemon de ese
engreimiento; mas el cuitado no se enmendó, y hen
chido de amor propio, cayó desdichadamente en peca
do, y acabó su vida en mal estado.
9. A los hombres humildes que acá en la tierra pa
decen menosprecios ypersecuciones les está prometido
el paraíso : Bienaventurados sois, cuando os maldijeren, y
ospersiguieren... porque vuestro galardon muy grande es en
los cielos 1. Fuera de que no solo en la otra vida, mas
tambien en la vida presente son felices los humildes :
Aprended de mi á ser mansos y humildes, dijo asimismo
nuestro Redentor, y hallareis paz para vuestras almas *.
El soberbio no acierta jamás á hallar tranquilidad de
espíritu, porque no sejuzga jamás tratado conforme al
vano concepto que de sí mismo tiene formado; y aun
que esté colmado de honores, no se halla satisfecho,
como observe que haya otros hombres que le aventajen
en dignidad : siempre echará de menos alguna honra
que desee , y la falta de ésta acibarará su existencia,
mas que no la harán agradable todos los honores que
posee. ¿De cuantas dignidades no se hallaba revestido
Aman en la corte deAsuero, de suerte que llegó á sen
tarse á la mesa con el rey mismo ? y sin embargo en
su concepto era infeliz al ver que Mardoqueo le escusa
ba el saludo: Aunque tengotodo esto, nada me parece tener,
mientras viere al judio Mardoqueo sentado delante de las
puertas de palacio *. Mas, ¿qué género de honores re
ciben los soberbios? no son honores que pongan júbilo

1 Beati estis cum maledixerintvobis, et persecutivos fuerint.....


quoniam merces vestra copiosa estin coelis. Matth. v. 11 el 12.
2 Discite à me, quia mitis sum et humilis corde, et invenietis re
quiem animabus vestris. Matth. xii. 29.
5 Cum haec omnia habeam, nihil me habere puto, quamdiu videro
Mardocheum judaeum sedentem ante fores regias. Esther v. 15.
cAPITULo XI. 313
en el alma, porque son prestados forzosamente, y solo
por humanos respetos. La verdadera gloria, dice san
Jerónimo, huye del que anhela por poseerla, y sigue
en pos del que la menosprecia; al igual que la sombra
sigue al que huye de ella y se escapa del que en coger
la se afana ".
10. Muy de otro modo acontece al humilde, que
siempre anda contento, porque juzga siempre superior
á sus méritos el honor que recibe ; y si caen sobre sí
afrentas piensa que mayores se las merecen sus peca
dos, y dice con Job: Pequé y de veras delinquil; y no
he sido castigado como merecia 2. Bello ejemplo acerca
de esta materia nos dió S. Francisco de Borja , quien
estando para emprender un largo viaje , y siéndole ad
vertido de que mandara con alguna antelacion áun apo
sentador, para que procurase arreglar el alojamiento
en el paraje adonde iba, para de esta manera evitar la
incomodidad que era indispensable sufrir si llegase de
improviso; respondió: En cuanto á esto, sabed que yo
jamás me olvido de enviar delante de mí al aposenta
dor;¿y sabeis quién es ? la "consideracion del infierno
que me tengo merecido; de esta suerte cualquier apo
sento que me toca paréceme un palacio, puesto en pa
rangon con el lugar que me cumpliria habitar.

ORACION.

¿Es posible, Dios mio, que despues de tantos pecados


exista todavía en mí tanta soberbia ? Harto claramente
veo que mis culpas me han hechoingrata á vuestros be
neficios, y á mas de ingrata, orgullosa. No me dese
1 Virtutem quasiumbram sequitur, quae appetitores sui deserens,
appetit contemptores.
2 Peccavi, et vere deliqui, et, uteram dignus, non recepi. Job,
xxxI11. 27.
TOM, I. 418
514 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
ches de tu rostro'. Señor, no desvieis de mí vuestro
rostro, como yo he merecido. Tened misericordia de
mí , iluminad mi espíritu , y naced que llegue á cono
cer lo que soy y lo que merezco. ¡Cuantos infelices
fueron arrojados al infierno por menos pecados de los
que yo cometí, y carecen de toda esperanza de perdon!
y á mí vos mismo me brindais con el perdon, si yo le
deseo. Sí , Redentor mio , yo le deseo ; perdonad mis
faltas, que yode lo íntimo de mi alma me arrepiento
de mi soberbia, que me ha inducido á menospreciar no
solamente al prójimo, sino tambien á vos , que sois el
sumo bien. Diréos con Sta. Catalina de Génova : Dios
mio , no mas pecados , no mas pecados. Basta de ofensas
contra vos , cese ya de abusar de vuestra paciencia. Yo
os amo, Señor mio, y propongo emplear la vida que
me queda , en amar y complacer únicamente á vos. So
corradme , Jesus mio. El infierno que me observa aho
ra mas dispuesta á ser enteramente vuestra , redoblará
contra mi sus tentaciones. Socorredme vos , Señor , y
no me dejeis abandonada á mí misma. Virgen María,
en vos tengo puesta mi esperanza, vos lo sabeis ; no de
jeis de ayudarme con vuestros ruegos, los cuales ob
tienen de Dios todo cuanto solicitan.

§. II.

Humildad de entendimiento, ó sea de juicio.

i . Sabidos ya los copiosos bienes que la humildad


engendra , vengamos ahora á la práctica, y veamos qué
cosas deba ejecutar el que está deseoso de poseer esta
virtud santa. La humildad de entendimiento es distinta
de la humildad de voluntad. Entremos á hablar aquí de

1 Ne projicias rae a facie tua. Psalm. iv. 15.


CAPITULO XI. 515

la primera, fuera de la cual no es dable conseguir la


segunda. Consiste la humildad de entendimiento en el
sentimiento de nuestra propia bajeza, y en la convic
cion de nuestra miseria y envilecimiento : La humildad,
decia S. Bernardo, es una virtud, por la cual llegando el
hombre á conocerse á sí mismo, se tiene porvil". La humil
dad es la verdad, segun sentir de Sta. Teresa, y por
eso el Señor ama mucho á los humildes porque ellos
aprecian la verdad. Muy cierto es que nosotros nada
somos; ignorantes, ciegos, ineptos para el bien , no
poseemos por toda propiedad mas que el pecado , que
nos rebaja hasta hacernos inferiores á la nada, éinbá
biles para todo lo que no fuere obrar malamente. Todo
el bien que poseemos y practicamos proviene de Dios
ypertenece á Dios. Esta es una verdad que el hom
bre humilde tiene continuamente ante sus ojos; por
eso no se apropia como cosa suya sino lo malo, y se
considera acreedor al menosprecio, y se halla mal
con que se le atribuyan méritos de que carece; com
plácese por lo contrario con verse vilípendiado y tra
tado como juzga merecer; de esta suerte el humilde se
granjea sumo aprecio del Señor. En tanto el hombre
se hace mas apreciado de Dios, en cuanto mas se ano
nada á sí mismo, dice S. Gregorio 2. Por donde, ha
blando de las monjas, decia Sta. María Magdalena de
Pazzis, que las dos bases en que estriba la perfeccion
de una Religiosa son el amor de Dios y el menosprecio
de sí misma; y añade luego despues, que con mayor
claridad verá á Dios en el cielo, la que acá en la tierra
aspiró á mayor abatimiento.
2. Fuerza es, por consiguiente, dirigir con san
1 Humilitas est virtus qua homo sui agnitione sibivilescit. Tract.
de grat. homin.
2 Tanto quisque fit Deo pretiosior, quanto sibi vilior. Lib. 18,
Mor. c. 20.
316 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
Agustin continuas súplicas á Dios : Señor, haced que os
conozca á vos y me conozca ámi , á fin de que os ame á vos
y me aborrezca á mi ' ; hacedine entrar en el conocimien
to de lo que soy yo , y de lo que vos sois. Vos sois el
conjunto de todos los bienes , yo soy la miseria misma;
nada tengo que de mí proceda, nada soy , nada puedo,
nada valgo, sino para lo malo. Dice el Eclesiástico que
á Dios no le dan honra sino los humildes : De los humil
des es honrado s. Y es así , porque solamente los humil
des le reconocen como único y sumo bien , cual es en
su esencia. Si deseareis pues tributar honor á vuestro
Dios, poned siempre los ojos en vuestra propia mise
ria; confesad con harto sentimiento que fuera de la
nada y de la malicia, ninguna cosa de las que poseeis os
pertenece , y que Dios es vuestro todo; deduciendo de
ahí , que vos sois merecedora solamente de ignominias
y castigos , y proponed aceptar los que su mano os en
viare.
3. Y primeramente, no os glorieis de accion algu
na ; muchas y mas arduas cosas que vos practicaron los
santos; y por este motivo suelo exhortar á que las lec
ciones espirituales versen sobre las vidas de los santos,
á fin de que en su lectura castigue nuestra soberbia la
consideracion de la escelencia de las obras que practi
caron los santos por el amor de Dios , y nos llenemos
de rubor al parangonarlas con la poquedad de lo que
nosotros hemos practicado antes y practicamos hoy dia.
Además ¿qué motivo tuviéramos para vanagloriarnos
de cosa alguna , cuando sabemos que si algun ápice de
virtud se halla en nosotros es pura dádiva de Dios? ¿No
fuera cosa de risa, dice S. Bernardo , ver que las nu
bes anduvieran jactanciosas por causa del rocio que
1 Noverim me , noverim te , ut amem le , el coolemnam me. Lib.
de vit. beat.
1 Ab humilibus honoralur. Eccli. lu. 21.
CAPITULO XI. 317

envian á la tierra *? no menos objeto de mofa fuéramos


nosotros si nos gloriásemos de algun tenue bien que
háyamos operado. Cuenta el P. M. Avila, que cier
to caballero opulento se desposó con una mucha
cha pobre; y á fin de poner de antemano coto á la so
berbia que en su esposa pndiera engendrar el verse
servida de muchos criados y ataviada de ricos vestidos,
dispuso que quedase intacto y tuviese continuamente á
la vista su antiguo y mísero traje. Lo propio debeis
practicarvosotras; si por ventura acertáreis á descu
brir alguna vez en vosotras alguna cualidad buena,
echad la vista en el antiguo vestido, recordad lo que
fuisteis con el tiempo, y sacad de ello la consecuencia
de que todo lo bueno que poseeis es pura limosna de la
mano de Dios.
4. Señor, el que os hace presentes sus propios méritos,
decia S. Agustin, ¿qué os pone de manifiesto, sino vuestros
mismos dones *? Cuando Sta. Teresa practicaba alguna
obra buena ó la veia practicada por otra persona, loa
ba inmediatamente á Dios, persuadida de que aquel
bien procedia de Dios. Por eso la Santa advertia muy
cuerdamente , que la humildad no impide en manera
alguna el conocimiento de lasgracias especiales que el
Señor nos haya prodigado en mayor copia que á los
demás. Este conocimiento léjos de argüir soberbia, di
ce la propia Santa, presta auxilio á nuestra humildad,
y gratitud, pues nos presenta á nuestros mismos ojos,
como mas favorecidos del Señor, aunque con menos
merecimientos que los demás hombres. Y añade la San
ta, que no es posible que una alma se halle impelida á
cumplirgrandes cosas por el amor de Dios, si no re
1 Siglorientur nubes quod genuerint imbres, quis non irrideat?
Serm. 15 in Cant.
2. Quisquis tibi enumerat merita sua , quid tibi enumerat nisi mu
nera tua? Lib. 9. Conf. c. 15.
"TOMI, . 18’
3.18 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

conociere haber recibido del mismo Señor estraordina


rios dones. El punto está en discernir debidamente lo
que es de Dios, y lo que á nosotrospertenece. S. Pablo
no hallaba escrúpulo en decir que él habia trabaja
do por Jesucristo mas que todos los otros apóstoles:
He trabajado mas copiosamente que todos ellos 4. Empero
confesaba asimismo, que cuanto habia hecho no era
obra suya, sino de la gracia divina que le habia asisti
do : Mas no yo, sino la gracia de Dios conmigo *.
5. En segundo lugar: persuadidas, como debeis
estarlo , de que sin el auxilio de Dios nada podeis, no
pongais confianza alguna en vuestras propias fuerzas;
imitad á S. Felipe que vivia continuamente desconfiado
de sí mismo. El soberbio confia en su propio valer,y
por eso se derrumba; como aconteció á S. Pedro, el
cual aseguró á Jesucristo que ni la muerte misma le
obligaria á negarle : Aunque sea menester morir yo contig),
no te negaré º. Mas como esta seguridad se afianzaba el
suspropias fuerzas, apenaspisó losumbrales de la casa
del pontífice, renegó de su Maestro. Guardaos por con
siguiente de poner confianza en las resoluciones que
tuviereis hechas, y en la buena voluntad que de pre
sente tengais; depositadla mas bien en Dios, diciendo
continuamente : Todo lo puedo en aquel que me conforta".
Todo lo puedo, no en mí, sino en Dios que robusteº
mis fuerzas. Y concebid entonces la esperanza de ejer
cutar cosas grandes, porque, como dice Isaías: lº
que esperan en el Señor, hallarán nuevas fuerzas ": los hu
mildes que en Dios confian, truecan de disposicion
por cuanto, desconfiados de sí mismos, dejan de se
Abundantius illis omnibus laborabi. 1. Cor. xv. 10.
Non ego autem , sed gratia Dei mecum. Ibid.
Etiamsi oportuerit me mori tecum, non te negabo. Mattl.
. 55.
Omnia possum in eo qui me confortat. Philip. iv. 15.
D Quisperant in Domino, mutabunt fortitudinem. Is. xL.51
CAPITULO XI. 3.19

débiles, como antes eran, y adquieren la fortaleza de


Dios. Por donde decia S. JoséCalasanz : El que pre
tenda que Dios se sirva de su persona para acometer gran
des acciones, procure aventajar á todos en humildad. Seguid
el ejemplo de Sta. Catalina de Sena, cuya santa, en
cuanto sufria alguna tentacion de vanagloria, se anona
daba; y cuando padecia tentacion de desconfianza, po
nia la confianza en Dios : por donde lleno de rabia el
demonio díjole un dia : Maldecida seas tú, y quien te
mostró tal manera de vencerme, de suerte que ya no sé por
quélado te coja 1. Cuando el demonio , pues, os insinue
que no haypeligro alguno de caida, temblad y haced
la cuenta de quesi el Señor os dejare un solo momento
de su mano, sois perdida sin remedio; mas cuando se
llegue á tentarospor la desconfianza, decid animosa
mente con David: En ti, Señor, esperé, no quede yo ja
más confuso 2. Señor, en vos tengo puestas todas mis
esperanzas; confio que jamás llegaré á verme confun
dida, privada de vuestra gracia y esclava del infierno.
6. En tercer lugar; sipor desgracia cayereis algu
na vez en culpa ó pecado, no desespereis; humillaos,
arrepentíos,y persuadida entonces mas profundamente
que nunca de vuestra flaqueza, abandonaos con mas
cumplida confianza en las manos del Señor. Despechar
se contra sí mismo despues de haber cometido unafalta,
no es humildad, sino soberbia que hace que nos ma
ravillemos de que háyamos podido caer en semejante
defecto: soberbia es ytraza diabólica dispuesta para ha
cernos desviar de la senda de la perfeccion, desconfia
dos de llevar adelante nuestros pasos, para precipitar
nos despues en pecados masgraves. No; entonces, mas
que en otra ocasion cualquiera, pongamos nuestra con
fianza en el Señor; sírvanos de estímulo nuestra infide
1 Dial. cap. 67.
2 Un te Domine speravi, non confundarim aeternum. Ps. xxx.2.
320 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

lidad misma para fundar mas robusta esperanza en la


misericordia de Dios. Por ahí se esplican aquellas pa
labras del Apóstol : Todas las cosas contribuyen al bien;
y añade la glosa : K tambien los pecados *. A este propó
sito dijo el Señor á Sta. Gertrudis: Cuando alguien tie
ne una mancha en la mano, lava la mano, y queda mas
limpia que antes; de la misma manera, purificándose
el alma en el arrepentimiento tras el defecto cometido,
se hace á mis ojos mas agradable que antes de la caida.
A veces Diospermite que ciertas almas que no están
suficientemente apoyadas en la humildad caigan en al
guna falta, á fin de que aprendan á desconfiar de sí, y
á confiar esclusivamente en el divino auxilio. Si acom
teciere pues, hermana bendita, que hubieseis caido en
algun defecto, no permanezcais en la sima, alzaospres
to con un acto de amor y de dolor, proponed enmen
daros y aumentad la confianza en Dios. Decid en aquel
momento con Sta. Catalina de Génova: Señor, esos son
los frutos de mi verjel ; si no me tuviereis de vuestra
mano, todavía haré peor que esto; mas en vos espero
que esta será mi última caida, como así lo propongo.
Y si en el mismo defecto reincidiereis, practicad lo
mismo, y no abandoneis jamás la resolucion de santifi
C31'OS.

7. En cuarto lugar; si por ventura llegare á vues


tra noticia que alguna persona ha caido en falta grave,
no deis por ello pábulo á vuestro orgullo, ni os pas
meis de su caida, antes bien compadecedla y temed por
vos misma, confesando con David: Si no fuera porque el
Señorme ayudó, por poco hubiera habitado mi alma en el
infierno º: es decir, si el Señor no me hubiese tenido
1 Omnia cooperanturin bonum. Rom. viii. 28.
2 Etiam peccata.
5 Nisiquia Dominus adjuvitme,paulo minus habitasset in inferno
anima mea Psalm. xcIII. 17.
CAPITULO XI. 321

de su mano, estuviera en este instante en el infierno.


Poned por lo tanto estremada diligencia en no dar en
trada á la vanagloria por hallaros exenta de los defectos
que en las otras observáreis; de lo contrario, y en cas
tigo de ella, el Señor permitirá que deis igual caida.
Refiere Casiano *, que cierto monge mozo se halló por
largo tiempo molestado de una fuerte tentacion de des
honestidad,yfué á requerir consejo á un padre ancia
no ; mas éste en vez de animarle á tomar consejo , le
colmó de vilipendios y le afligióá fuerzade improperar
le, diciéndole:¿Como? ¿esposible que un monge en
tretenga tan suciospensamientos?Empero ¿qué aconte
ció? Permitió el Señor que el monge anciano fuese tan
cruelmente tentado del espíritu de impureza, que echa
ba á correr como un loco por el monasterio. Entonces
el abad Apolo, informadoya de la indiscrecion del mon
ge anciano con respecto al mozo, fué á verle y le dijo:
Sepas, hermano, que Dios ha permitido te acometiese
esta tentacion en pena de la estrañeza que mostraste
Con aquelpobre mozo que acudió á tu auxilio, ypara
que aprendas á tener compasion de los demás , en ca
sos de igual naturaleza. Lo propio amonestaba elApós
tol á sus discípulos, diciéndoles, que cuando el uno
hubiera de corregir al otro no lo hiciera con menospre
cio del que sufriese la tentacion , sino que antes de
proceder á la correccion , considerase como él mismo
era tambien miserable, y espuesto á caer al igual del
que sucumbió; de otra suerte Dios permitiria que fuese
asaltado de la misma tentacion, y acaso que se viera
precipitado en el mismo pecado en el cual se maravi
llára hubiese tropezado su prójimo : Hermanos, si al
guno como hombre fuere sorprendido en algun delito..., amo
nestadle con espiritu de mansedumbre , y tú considérate á ti

1 Coll.2, cap. 15.


522 LA VERDADERA ESPUSA DE J, C.,

mismo, no seas tambien tentado 1. Trae á este propósito


el mismo Casiano º el ejemplo de cierto abad, nombra
do Machete, el cual confesaba que en tres defectos,
idénticos á los que él habia increpado antes á sus her
manos, vino á caer despues. -

8. En quinto lugar, juzgaospor la mayorpecado


ra que haya en la tierra. Las almas realmente humil
des, como mas ilustradas por la divina luz, al par que
conocen mejor las perfecciones divinas, ven mas cla
ramente sus propias miserias y pecados. De ahí es que
los santos, aun cuando llevasen una vida en estrem0
ejemplar y diferente de la de los mundanos, con todo,
se denominaban á sí mismos, y no por exageracion, si
no por convencimiento, los mayores pecadores del mun
do. Tal nombre se aplicaba S. Francisco de Asís.San
Tomás de Villanueva andaba azorado de continuo, por
la cuenta (como decia) que de su mala vida debia dar a
Dios. Sta. Gertrudis atribuia á milagro que no se abrie
se la tierra debajo de sus pies y la tragase á causade
sus pecados. S. Pablo, primer ermitaño, decia entre
sollozos : Ay de mi, pecador, que tan injustamente lle’)
el nombre de monge. Y al mismo propósito refiere e
P. M. Avila que una persona de gran virtud rogó
Dios que le mostrase el estado de su alma; alcanzó esta
gracia, y vióla tan diforme y abominable, aunque solo
estaba mancillada de culpas veniales, que se puso áº
clamar: Señor, por piedad os ruego, que desvieis de "
ojos la imágen de tan horrendo monstruo.
9. Guardaos pues de anteponeros á otra monja a
guna. Basta creerse mejor para volverse peor que todos

1 Fratres, et si praeoccupatus fuerithomo in aliquo delicto. hu


jusmodi instruite in spiritu lenitatis, consideranste ipsum, ne et tu
tenteris. Gal. vii. 1.
2 Lib. 5 de Inst. cen. 2.50).
5 Tract. 5 de Spir. S. c.4.
CAPITULO XI. 325
los demás : Menospreciaste ú los otros , y has venido ú ser
peor que ellos dice Tritemio. Y asimismo basta que uno
presuma tener grandes merecimientos para dejar de
tenerlos y perderlos todos juntos. El mérito principal
de nuestra humildad consiste en creer con toda since
ridad que ninguno tenemos y que solo merecemos in
crepaciones y castigos. Los dones y gracias que la
mano del Señor os ha concedido , no sirvieran sino pa
ra hacer mas rigurosa vuestra condenacion en el juicio,
si abusaseis de las mismas , pretiriéndoos á las demás.
Mas no es suficiente condicion el dejar de anteponerse
á las demás, menester es, como llevo dicho, que for
meis de vos el concepto de ser la ínfima y la peor de
todas vuestras hermanas. Y ¿por qué? lo primero;
porque vos conoceis ciertamente muchos de vuestros
pecados , é ignorais los de las demás ; y por otra parte
no os son patentes las virtudes ocultas que quizás posee
la persona misma que es objeto de vuestro menospre
cio. Además , debeis considerar que si vuestra virtud
guardai a proporcion con las luces y dones que el Señor
os ha prodigado, á estas horas debieráis ser santa : y
que si las gracias que de Dios teneis recibidas las hu
biere recibido un infiel , acaso estuviera ya convertido
en serafin de amor; ¡ y vos os hallais en tan miserable
estado y tan plagada de defectos! La ¡dea de vuestra in
gratitud debe obligaros á humillar á los pies de las de
más vuestra cabeza ; porque el pecado , conforme sien-
la el angélico Doctor , es tanto mas grave , cuanta ma
yor es la ingratitud del que lo comete ; por donde ,
posible es, que un solo pecado vuestro pese á los ojos
de Dios con mayor gravedad que cien pecados come
tidos por persona menos favorecida y colmada de gra
cias de lo que vos lo fuisteis. Cónstaos á vos la multitud

1 Cateros contempsisli , caeleris pejor faclus es.


324 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

de faltas cometidas; cónstaos que el curso de vuestra


vida no ha sido mas que un tejido continuo de culpas
voluntarias; y que si alguna obra buena se ha quizás
intercalado, ha sido todavía tan llena de defectos y de
amor propio que mas bien era acreedora á castigo que
no á premio.
10. Por consecuencia de todas esas reflexiones, de
beis reputaros indigna, conforme exhortaba á todas las
Religiosas Sta. María Magdalena de Pazzis, de besar
siquiera la tierra que pisan vuestras hermanas. Creed
que aun cuando recibierais todas las afrentas imagina
bles, aun cuando os hallaseis sumida en lo profundo
del infierno, bajo todos los condenados, todos esos cas
tigos juntos poco fueran en comparacion de los que te
neis merecidos. Por eso desde el abismo de miserias en
que yaceis, alzad la voz hasta Dios y decidle : Venid, oh
Dios, y amparadme ; apresuraos, Señor, á socorrerme 4.
Señor, Señor, dignaos ayudarme, y ayudarme pres
to; de lo contrario estoy perdida; os ofenderé mas que
la primera vez y mas que todos los otrospecadores. Em
pero esta súplica debeis repetirla de continuo , casi á
cada momento, en el coro,y en la celda; cuando an
dais por el monasterio, y al bajar al locutorio; al acer
caros á la mesa; por la mañana al levantaros, al reco
geros por la noche; siempre ysin tregua decid: Señor,
amparadme : Señor, socorredme : Señor , tened misericor
dia de mi. Porque desde el momento en que dejáreis de
reclamar el auxilio de Dios, podriais convertiros en la
mujer mas perversa del mundo. Guardaos tambien, y
aun mas que de la muerte misma, de dar en vos cabida
al mas leve acto ó pensamiento de soberbia. Concluyo
este punto trayendo aquí la notable sentencia de San
Bernardo: Para el alma no es de temer ninguna humilla
1 Deus in adjutorium meum intende; Domine ad adjuvandum
me festina. Psalm. Lxix, 2,
CAPITULO Y1. 325

cion,por grande que esta sea ;pero sí es horrible cualquier


ensoberbecimiento porpequeño que sea ". Como si dijese : la
humildad por grande que sea no puede causar temor
de menoscabo alguno; mas por el contrario, mucho da
que rezelar la mas ligera altivezde ánimo, porque pue
de precipitarnos en un abismo de males.

ORACION.

Dios y Señor de mi alma, yo os doy gracias por la


bondad que habeis tenido en darme á entender que
cuanto el mundo aprecia no es mas que vanidad. Con
cededme fuerzas suficientes para desasirme de él, an
tes que la muerte me desprenda de sus lazos. ¿Qué
provecho he sacado hasta ahora ¡infeliz de mí! de los
años que, dejado el mundo, corrí á vuestra casa para
ganar mi santificacion? ¡Ay! ¡de cuan inmundas llagas
está lacerada mi alma ! Tened piedad de mí, Jesus mio,
y sanádmelas. Vos podeis y quereis curarme, como yo
tenga voluntad de trocar de vida; yo deseo pues en
mendarme. Vos prometisteis olvidar las ofensas que os
hubiere hecho un pecador arrepentido: Si el impio hi
ciere penitencia... , de todas sus maldades... no me acordaré
yoº. Mas que de otro mal me arrepiento, Dios mio, de
haber menospreciado vuestro amor; olvidad pues los dis
gustos que os he causado. De hoy en adelante preferiré
perder la vida á causaros deliberadamente el mas míni
mo desagrado. Dios mio, mi corazon quiere amaros á
vos; fuera de vos ¿en quién pudiera poner su amor?
Vos, que sois tan digno de ser amado ; vos, que me
creasteis, que me redimisteis con vuestra propia san
1 In anima non est timenda quantalibet humiliatio; horrenda au
temnimium vel minima elatio. Serm.5 in Cant.
2 Si impius egerit poenitentiam... omnium iniquitatum ejus... non
recordabor. Ez. xviI. 21.
TOM. 1. 19
326 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.,

gre, que me llamasteis al estado religioso, que me col


unasteis de tanta copia de gracias; vos solo sois quien
merece todo mi amor;por eso á vos solo quiero amar.
Reina y grande abogada nuestra, María, haga vuestra
intercesion, que yo deje de ser ingrata para con vues
tro Hijo.
$. III.
De la humildad de voluntad, ósea de afecto.
1. Así como la humildad de entendimiento consiste,
conforme acabamos de ver, en juzgarse uno á sí mis
mo digno de menosprecio; la humildad de voluntad
está en el deseo de recibir menosprecios de los demás
y complacerse en los ultrajes. Y en esto prevalece mu
cho sobre la otra humildad, puesto que mayores mere
cimientos nos granjeamos con los actos de la voluntad,
que no con los del entendimiento. Al tratar de la hu
mildad, S. Bernardo dice estas palabras: El primer
grado consiste en no querer mandar; el segundo en querer
estar sujeto á otros; y el tercero sufrir sin impacientarse le
das las injurias que se le hagan en la misma sujecion 1, en
otros términos : El primer grado de humildad en una
Religiosa es el de abstenerse de mandar; el segundo,
apreciar la sujecion; el tercero,sufrir en la sujecion con
ánimo sosegado las injurias que reciba. Tal es propiar
mente la humildad de corazon, que Jesucristo quiso
enseñarnos con su ejemplo, cuando dijo : Aprended de
mi que soy manso y humilde de corazon º. Abundan los hur
mildes de palabra, mas no los de corazon; esos S0
dice S. Gregorio, los que de boca se llaman á sí pro
pios malvados, dignos de todos los castigos; empero en
1 Primus profectus nolle dominari, secundus velle subjici, tertus
in ipsa subjectione injurias aequanimiter pati. Serm. 18.
2 Discite à me, quia mitis sum et humilis corde. Matth. xii. 29.
CAPÍTULO XI, 527

su interior no dan crédito á suspropias palabras, por


que al ser acaso increpados, túrbanse deimproviso, y
niegan rotundamente adolecer del defecto de que son
reprendidos. De estejaez era cierto monge que (segun
refiere Casiano ) al paso que se acusaba de gran peca
dor, é indigno de pisar la tierra, en cuanto recibió
del abad Serapio una correccion por razon de un de
fecto muy grave que tenia, cual era el de ir divagando
de una,á otra celda de los Religiosos, en vez de estarse
en el retiro de la suya, conformepide la regla,turbóse
en demasía el monge orgulloso. Dijole entonces el abad:
Mas, hijo mio, ¿como ajustais esas medidas? ¿hasta
ahora vos nos veniais diciendo que eraisun malvado,y
al presente tanto os despechais por una palabra carita
tiva que os he dicho? ¡Oh! ¡cuan frecuentes no son se
mejantes ocurrencias en los conventos! Tal Religiosa se
afama en decir que es la mayor pecadora del mundo,
que merece mil veces el infierno; empero si la supe
riora ú otra hermana acierta á advertirla con toda blan
dura de alguna cosa particular, ó en general de su ti
bieza, ó de los escasos ejemplos de virtud que da, coge
de improviso la espada de la defensa, y álzase de tono,
diciendo : ¿Qué accion mala ó escandalosa habeis en mi re
parado? Mejor os emplearais en corregir á las demás, que
practican lo que yo me guardo de hacer. ¿Como es esto?
¿No eraisvos la que un momento antes habiais dicho
que vuestros pecados merecian mil infiernos, y ahora
tan poco sufrida os mostraisporuna sola palabra? Lue
go de ahí sacarémos, que vuestra humildad era pura
mente de boca, y no cual la recomienda Jesucristo, es
tO es, la humildad de corazon.
2. Dice el Espíritu Santo : Hay quien se humilla be
llacamente, y sus entrañas están llenas de dolo 1. Gentes
1 Est qui nequiter humiliat se, et interiora ejus plena sunt dolo.
Eccli. xix. 25.
328 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

hay que hacen del humilde, empero se humillan con


malicia, no áfin de ser reprendidos y abajados, sinopor
sertenidos y loados por humildes. Mas andar á caza
de alabanzas por la humillacion, dice S. Bernardo, no
es humildad, sino destruccion de la humildad "; pues
que tal modo de proceder, convierte la humildad en
orgullo. La humildad, decia S. Vicente de Paul, tiene
en lo especulativo rostro asaz jovial, mas en la práctica
es de horrendo aspecto,supuesto que la verdadera hu
mildad está en el aprecio mismo de la abyeccion y me
nosprecio. Por donde notó S. Juan Clímaco que no es
humilde quien solamente se confiesa por malo, sino el
que se complace en ser tenido por tal, y sufre en este
concepto los menosprecios del mundo. Bueno es (dice en
sus escritos el Santo) que hables mal de ti, pero mejor es
todavía, que los conceptos que contra ti se dijeren, tú los
confirmes: y en vez de mostrarte resentido por esta causa
te complazcas en escucharlos. Lo propio habia dicho an
teriormente S. Gregorio : El que se confiesa pecador, no
contradice al que tal lo llama °; es decir : el que es de
veras humilde, se confiesa por pecador; y no niega
serlo, antes confirma las palabras del que le increpa
sus defectos. En suma, dice S. Bernardo: El verdadero
humilde quiere ser tenido por humilde, pero no quiere ser
alabado por humilde *. En efecto, el sinceramente hu
milde no anda buscando alabanzas para su humildad,
quiere,sí, ser reputado porvil y bajo, y digno de todo
desprecio, y se complace al sentirse humillado y trata
do conforme á lo que él juzga merecer; por donde
acaece que las humillaciones mismas que recibe ceban
su propia humildad; segun afirma el mismoS. Bernar
1 Serm. 16 in Cant.
2 Cum sepeccatorem dicit,id de se dicenti alteri non contradicit.
5 Verus humilis, humilis vult reputari, non humilis pradicarí.
Serm. 16 in Cant.
CAPITULO Y, 329
do : Convierte en humildad la humillacion 1. De ahí decia
S. José de Calasanz: El que ama á Dios no se afana en pa
recer santo , sino en serlo.
5. Por consiguiente, sivos, hermana bendita, to
mais ápechos el poseeruna verdadera humildad de co
razon y de voluntad, evitad, en primer lugar, el soltar
palabra alguna que huela á alabanza propia, ya con res
pecto ávuestra conducta, talentos y accionesvirtuo
sas, como con respecto á la casa de donde salisteis,
ensalzando su noble alcurnia, su opulencia y relaciones
de parentesco : Alábete el ajeno, y no tu boca *; es de
cir: alábente los demásy no tus propios labios, si quie
res conservarte humilde. Fuera de que, sabido es el
adagio de que, la alabanza en boca propia léjos de ser
honra, es vituperio. ¿Qué dijerais, y qué concepto
formarais de la monja que anduviere diciendo que su
familia no cede á otra alguna ? ó que ella merece mas
que otra Religiosa ser preferida en la eleccion de ofi
cios? Pensad que las demás dirán lo propio respecto de
vos, si alguna vez osvanagloriasteis de alguna cosa.
Por eso, al hablar de vuestra persona ó cosas haced es
tudio en abatiros,jamás trateis de ensalzaros; el aba
timiento no trae menoscabo, pero por tenue que fuere
la exageracion que en vuestro ensalzamiento pongais,
dice S. Bernardo, podeis ocasionaros grave daño *. Si
al pasar por un postigo inclina uno la cabeza mas de lo
que cumple, ningun daño padece; mas si no la abaja
lo necesario, acaso en lo que va delgrueso de un dedo
dará de frente contra la puerta y se abrirá el cráneo.
Por eso, cuando ocurra hablar de vuestra propia per
sona,poned atencion á decir antes lo desfavorable, que
1 Humiliationem convertitin humilitatem.
2 Laudette alienus,etnon os tuum. Prov.xxviu.2.
5 Grande malum si plus vero modice te extollas. Serm. 37 in
Cat.
330 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
lo que merezca encomios; á descubrir vuestros defectos,
mas bien que no á patentizar acciones que lleven algu
na apariencia de virtud. Por lo demás , será preferible
que al estar en conversacion , escuseis completamente
de hablar , ni en bien , ni en mal , de vos misma. Re
putaos por de tan vil condicion que no mereceis siquie
ra se baga mencion de vos ; porque muchas veces, aun
en asuntos que engendran en nosotros confusion , se
mezcla cierta oculta y ligera soberbia; porque al pro
pio tiempo que revelamos nuestros defectos, surgen in
teriormente de la voluntaria confusion deseos de ser
loados , ó al menos de ser reputados por humildes. No
se entiende esto en manera alguna cuando se trata con
el confesor, al cual es siempre útil descubrirlos de
fectos y las malas inclinaciones, y (generalmente ha
blando) hasta los pensamientos malos que se cruzan en
vuestra imaginacion. Hay mas, en algunas ocasiones
ocurre tener que manifestar á los otros ciertas cosas
que redundan en vuestro vilipendio : entonces no re
huseis el hacerlas patentes : por ejemplo el P. Villa-
nova de la Compañía de Jesus , no sentía empacho en
decir á todo el mundo, que su hermano era un pobre
faquin. Asimismo el P. Sacchini , tambien jesuíta , que
en cierta ocasion halló en público á su padre , pobre
mulatero, corrió á abrazarle , diciendo : Ved ahi á mi
padre !
4. Si empero ocurriere que sin culpa de vuestra
parte seais en ciertas ocasiones loada, procurad con
fundiros al menos en vuestro interior, echando una
ojeada sobre la multitud de defectos de que adoleceis.
Los soberbios se complacen en oir sus alabanzas aun
que fueren falsas , dice S. Gregorio, mas los humildes
se confunden y entristecen en las mismas alabanzas, si
quiera fueren verdaderas ; conforme dice David hablan
do de sí mismo : Despues de ensalzado, he sido abatido y
CAPITULO XI. 51,

eonturbado 1. Y con efecto, dice S. Gregorio, contúr


base el humilde al recibir encomios , porque se halla
en la conviccion de que carece de los méritos que se le
atribuyen, y porque rezela, que si algun merecimiento
ha atesorado á los ojos de Dios, no se lo haga perder la
complacencia que sienta en la alabanza, y se le digan
aquellas palabras : Recibiste tus bienes en tu vida *. ¿Te
complaciste en las alabanzas? pues cuenta que recibiste
ya el premio, y no te toca mas. Como se prueba... en la
hornaza el oro, así es probado el hombre por la boca del que
alaba *. Así como el oro se prueba en el fuego, dice el
Sabio, así el espíritu del hombre se prueba en las ala
banzas que de los demás recibe; esto es, si no se com
place, ni se envanece en ellas , sino mas bien se llena
de confusion y de sentimiento, al par de un S. Fran
cisco de Borja, ó de un S. Luis Gonzaga, cuando tales.
encomios recibian. Por eso cnando os veais ensalzada
ó con alabanzas ó con distinciones, humillaos hasta la
tierra, temerosa de que aquella honra no sea motivo.
de caida y perdicion. Haceos cargo de que la estima
cion de los hombres es quizás la desgracia mas fatal
que pueda aconteceros; puesto que puede contaminar
el corazon, fomentando en él la vanagloria , y así ser
causa de vuestra condenacion.
5. Tened ante los ojos las notables palabras de san
Francisco de Asís: En tanto valgo alguna cosa en cuanto la
valgo álos ojos del Señor.¿Juzgais por ventura que, ad
quirida que tengais mayor reputacion de parte de los
hombres, alcanzareis mayor estimacion de parte de
Dios? Sabed que mientras andais complacida y vanidosa,
por las alabanzas que se os tributan , y que os inducen.
1 Exaltatus autem, humilialus sum et conturbatus. Ps. Lxxxy 1.16.
2. Recepisti bona invitatua. Luc. xvi. 25.
5 Quomodo probatur... in fornace aurum, sic probatur: homo org
laudantis. Prov. xxv11. 21.
332 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C,

á reputaros mejores que vuestras hermanas, á la vuelta


de los humanos encomios Diosos rechazará de sí. Estad
persuadidas que las alabanzas de los demás no mejo
ran vuestra condicion. Así como los ultrajes del que
nos injuria, dice S. Agustin, no menguan los méritos
de la virtud , así tampoco los aplausos de los que nos
encomian nos hacen mejores de lo que realmente so
mos 1. Por eso al sentiros loada, decid con el mismo
Santo: Yo me conozco mejor que ellos, y Dios me conoce mejor
queyo*. Esas gentes me alaban, mas yo, que mejor que
ellas me conozco á mí misma, sé que son inmerecidos
esos encomios; y mejor todavía lo sabe Dios,pues bien
ve que no merezco honras, sino antes bien los menos
precios de la tierra y del infierno.
6. Ensegundo lugar; supuesto lo rezelosa que de
beis andar de no complaceros en las lisonjas ajenas,
con mas estremada cautela debeis todavía guardaros no
tan solamente de solicitar los honores y oficios decoro
sos del convento, sino aun, y conforme decia Sta. Ma
ría Magdalena de Pazzis, de esquivar todo ministerio que
lleve en si cierta ostentacion, porque allí está puesta en ace
cho la soberbia. Y no tan solo conviene rehuirlo, sin0
aun tomarle horror. Vivia en el monasterio de la San
tísima Trinidad de Nápoles una Religiosa de vida muy
ejemplar, llamada sorArcángela Sanfelice; y díjole un
dia el confesor: Sor Arcángela , ¿sabeis que las monjas
quieren elegiros superiora? A estas palabras contestó:
¿Padre, qué decis? y luego añadió: Mas Dios proveerá
de remedio. Y al concluir estas espresiones sobrevínole
de súbito un accidente de apoplejía que le privó del uso
de medio cuerpo, visto lo cual, las monjas pusieron los
1 Nec malam conscientiam sanat praeconium laudantis, nec bonan
vulnerat conviciantis opprobrium. S. Aug. lib.5 contra Petill.
2 Melius me ego novi, quam illi; sed melius Deus, quam ego. In
psalm xxv.
CAPITULO XI. 333

ojos en otra Religiosa. S. Hilario dice : Cualquiera hon


ra del mundo es negocio del diablo 1. Porque muchas almas
le gana para el infierno. Ysi mucha es la ruina que la
ambicion de honores ocasiona en el siglo, muchísima
mayor es la que produce en los claustros. Deshonra y
vilipendio acarrean á la Iglesia, dice S. Leon, las con
tiendas de religiosos y eclesiásticos ambiciosos (que
debieran ser ejemplos vivos de humildad *.)YSta. Te
resa tratando señaladamente de las monjas 5 escribia :
En donde hay punto de honra, no habrá jamás espiritu de
fervor. Y en otro lugar añade : Al convento en que entrare
puntillo de honra, ó deseo de ser mas, ténganle porperdido
y arruinado; y piensen y crean haber echado á su Esposo de
casa. Ysigue diciendo á sus hijas : Si por ventura se ha
llare entre vosotras algun Judas, echen de si esta pestilencia;
y cuando nopudiesen esto no salga de una cárcel la monja que
tratare de ser cabeza de las demás. Yo mas querria que antes
que la ambicion entrase en el monasterio, entrase en éste un
fuego que nos abrasase átodas. Conforme á este era el dic
támen de Sta. Juana de Chantal, que solia decir : Me
jor quisiera que se hundiese el convento que no que llegasen
d introducirse en él la ambicion y el deseo de oficios. -

7. Oigamos, por vida vuestra, lo que acerca de es


ta materia escribe con harta cordura Pedro Blesense en
una de sus cartas 4. Párase á describir en ella los pesti
lentes efectos de la ambicion y la ruina que este vicio
acarrea al alma;y dice: La ambicion remeda á la cari
dad, pero en contrapuesto sentido : la caridad todo lo
sufre, para granjearse los bienes eternos; la ambicion
pasa igualmente por todo, empero para adquirir las
míseras honras de este mundo. La caridad es en estre

Omnis saeculi honor diaboli negotium est. In Matth. vii. 5.


Corpus Ecclesiae ambientium contentione foedatur. Epist. 1.
Camin. de perf., cap. 12.
Epist. 14.
TOM, I. 19
334 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

mo benigna para con las personas pobres y menospre


ciadas; tambien es benigna la ambicion , pero sola
mente para con laspersonaspoderosas de quienes puede
alcanzar favor. La caridad todo lo tolera, para com
placerá Dios; la ambicion hace lo propio, mas llevada
de la gloria vana de obtenertal honor ú oficio por el
que está adulando. ¡Cuantas espinas de incomodidades,
cuantas fatigas, cuantos temores, cuantos dispendios,
cuantas reprensiones, cuantos ultrajes, Dios mio, no
debe sufrir la monja para alcanzar la dignidad á que
aspira! La caridad por fin pone su fe y su esperanza
en lo que dice relacion con la vida eterna; la ambicion
cree y espera cuanto pertenece á la propia estimacion
en esta vida.
8. Pero en último resultado, ¿qué es lo que ha ve
nido á obtener la monja al conseguir la honra que fué
objeto de sus afanes, sino un poco de humo, que en
cuanto se ha recibido, léjos de satisfacer y dar honor
la hace vituperable á los ojos de las demás? Bien decia
Sta. Teresa: La misma honra, con el desearla se pierde; y
cuanto mayor es la que se ha recibido,tanto mayor es el vi
lipendio del que anduvo solicito en procurársela; porque
cuanto mas trabajo puso para obtenerla, mas indigna de ella
se demuestra. Decia asimismo Sta. Juana de Chantal :
Las que se juzgan mas dignas de ocupar los cargos, son las
menos aptaspara ellos, porque carecen de la virtud de la
humildad, que es la mejor disposicion para ejercerlos. ¡Y
plegue á Dios que la consecucion de la dignidad apete
cida no haya de ser causa de su ruina eterna!Visitaba
en cierta ocasion el P.Vicente Carafa de la Compañía
de Jesus á un amigo suyo, enfermo, al cual se le habia
dado un destino harto lucroso, bien que de gran ries
go; y rogado para que le impetrase de Dios la salud,
respondióle: Eso no haréyo por cierto, amigo mio; no
quiero hacer traicion á la amistad que os profeso: Dios
CAPITULO X, - 53,

os llama á la otra vida, ahora que estais en su gracia,


porque quiere que ossalveis; y si os dejase lavida, no
sé si sirviendo ese oficio consiguierais la salvacion. Al
oir esta reflexion el amigo aceptó sosegadamente la
muerte, y con efecto falleció resignado y consolado.
Muy difícil le es, dice S. Buenaventura, al que se com
place en los honores (especialmente en las dignidades
que llevan consigo el peso de la conciencia, como las
de ser superiora, vicaria ó maestra de novicias) no po
nerse en inminente riesgo de perdicion *. En mayor
peligro empero se abalanza , la que movida de la am
bicion ha llegado á pretenderlos, porque la infeliz no
osará negarse á las exigencias justas ó injustas de las.
hermanas que á tal dignidad la han levantado; y ven
drá á serfácil la pérdida de su eterna salud. A mas de
que, Dios no está en manera alguna obligado á prestar
los auxilios, al desempeño del espresado cargo necesa
rios, á la persona que se lo ha procurado por via de
proteccion; por donde, abandonada del auxilio de Dios,
¿cómo podrá cumplir debidamente su cometido? El dia.
del universal juicio ¡cuantas superioras verémos con
denadas al infierno, por habersolicitado ese oficio de
comunidad
9. Por lo que, hermana bendita , si teneis en algo
el conservaros humilde, no os dejeis seducir por los
deseos de gloria mundana. ¿Qué espíritu de lnumildad
cabe en una monja, que en el empleo que le ha sido
conferido quiere echarlas de rica, de agasajadora, y
en todas sus acciones muestra ostentacion y no perdo
na gastos?¿Qué espíritu de humildad puede haber en
esotra monja, que siendo, como es, Religiosa pretende
y se complace al sertratada con el título de escelencia?
Si fuese humilde diera á entenderá todo el mundo, in
1. Vix fieri potest, quod, qui delectatur honore, in periculo magno
mon sit. Med. cap. 56. -
356 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

clusos, los domésticos de su casa paterna , que desecha


y abdica semejante título de distincion mundana. Y con
efecto, en su estado de Religiosa mas honra le trae el
título de reverencia, que no el de escelencia; porque
el primero lo recibe como esposa de Jesucristo, esotro
se lo dan como señora del siglo. S. Francisco Javier
reputaba cosa indigna de uu cristiano, que debe poner
continuamente los ojos en las ignominias sufridas por
Jesucristo , el anhelo y complacencia por recibir hono
res. ¿Cuanto mas impropio será ese anhelo en una mon
ja consagrada áJesucristo, que tantos años vivió des
conocido y menospreciado del mundo? La honra de la
monja, decia Sta. María Magdalena de Pazzis, consiste en
rebajarse respecto de las demás, y en mirar con horror ser
preferida á otra alguna. Y esta es, dice Sto. Tomás de
Villanueva, la emulacion que debe reinar entre lasRe
ligiosas, emulacion de humildad, y de hacerse mas
anada de Jesucristo °. Al entrar en religion dijisteis es
tas palabras: Escogi estar abatido en la casa de mi Dios,
antes que morar en las tiendas de los pecadores *. Es decir:
preferívivir humillada en la casa de mi Dios, á recibir
las honras del mundo. Pues bien, ¿cómo es que ahora
os hallais en tanto grado asida al humo y vanidades de
la tierra?Amonéstaos S. Buenaventura, que si aspirais
á vuestra santificacion, menester es que abrigueis de
seos de vivir desconocida y de ser tenida en poco; de
tal suerte que para nada se cuente con vos en el con
vento *.
10. No tengais envidia á aquellas Religiosas que

1 Vid. lib.2, cap. 3.


2 In hoc ad invicem zelate, quae humilior, quae sponso carior
existat.
3 Elegi abjectus esse in domo Dei mei: magis quam habitare in ta
bernaculis peccatorum. Psalm. Lxxxiii. 11.
4 Ama nesciri et pro n(hilo reputari.
CAPITULO XI. 337
prevalezcan sobre vos en inteligencia y disposicion, ni
á las que han logrado captarse mas que vos la estima
cion de la comunidad; envidiad, sí, la suerte de las que
os aventajen en amor de Dios y en la virtud de la hu
mildad. La humillacion es de mayor valía que todos los
honores y los aplausos del mundo. La ciencia que me
jorsienta á una monja es la de saber humillarse, de
anonadarse, de complacerse en ser tenida por nada res
pecto de las demás. Si Dios no os ha dado mayor talen
to, es porque quizás éste os hubiera conducido á la
perdicion. Contentaos pues con las escasas luces que
teneis concedidas, porque así tendreis fundamento pa
ra ejercitar la humildad, que es el camino mas seguro,
ósiquier el único, para salvarse y llegar á la santifica
cion. Si las otras monjas os llevan ventaja en el arte de
gobernar y de captarse la comun benevolencia, procu
rad escederlas en humildad : Sino con humildad mire co
mo superiores á los otros, conforme dice el Apóstol ". El
honor del gobierno trae en el que lo obtiene gran ries
go de envanecerse y perder la luz divina, haciéndose
semejante á los irracionales, como dice David, los cua
les van tras los miserables bienes de la tierra , y nada
piensan acerca de los bienes eternos: El hombre, cuan
do estaba en honor, no lo entendió: ha sido comparado á las
bestias insensatas, y se ha hecho semejante á ellas *. Por eso
si os proponeis caminar por senda segura, esquivad los
honores, y ateneos álos ejercicios y empleos mas abyec
tos. La Religiosa que tiende á santificar su vida no debe
permitir en sí mas ambicion que la de ser empleada en
los mas viles ministerios del convento; y debe ofrecer
se espontáneamente á la superiora y á las hermanas ofi
cialas para ser empleada en las faenas que rehusan las
1 Sed in humilitate superiores. Phil. 11.5.
2 Homo cum in honore esset, non intellexit; comparatus est ju
mentis insipientibus, et similis factus estillis. Ps. xLvIIm. 15.
338 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

demás. La Esposa de los Cantaresse muestra, ya como


solitaria, ya como guerrera, ya como viñadera; mas
en todos esos empleos aparece como amante. De la pro
pia manera, cuanto la monja ejecutare, hágalo por
amor á su Esposo; y en todas las tareas en que andu
viere ocupada, aparezca como amante de Jesucristo, á
cuyo fin no deseche de sí empleo ni servidumbre algu
na. Los servicios que el mundo reputa por muy viles,
en el convento son los mas honoríficosy realzados , y
hos que mas atraen los deseos de los santos, porque son
mas apreciados de Jesucristo. Refiere Casiano, que co
mo el abad Pafnucio se hubiese captado la estimacion
de los monges de Egipto, huyó del paísy se refugió al
monasterio de S. Pacomio, en donde , á fuer de desco
nocido, fué empleado en el cultivo del huerto, en cuya
tarea harto baja se hallaba contentísimo; mas recono
cido en fin por lo que era, le sacaron del huerto; y
desde aquel punto no cesó el santo monge de lamentar.
se por la pérdida de aquel tesoro que su humildad ha
bia hallado.
11. Procurad en ejercitar además vuestra humil
dad, ostentando pobrezaya en los muebles de la celda,
ya en losvestidos que lleveis. S. Equicio iba tan pobre
mente vestido, segun refiere S. Gregorio, que á no ser
un conocido, nadie se hubiera dignado saludarle. ¡Cuan
to no contribuye á la edificacion de los demás un traje
humildel Cuéntase" que cruzaban el Nilo en un esquife
los dos Macarios, en cuyo barco acertaron á ir algunos
seglares vestidos con trajes de distincion , uno de los
cuales al echar de ver la pobreza de los hábitos que lle
vaban los monges, compungióse de tal suerte que, de
jado el mundo, entró en un monasterio. Aprovecha
tambien para conservar la humildad fijar modestanen

1 Lib. de sig. n. 19.


CAPITULO XI, 339
te los ojos en el suelo y hablar con voz sumisa. Nótese
empero, que estos y otros actos esternos de igual natu
raleza, en tanto favorecen á la humildad, en cuanto
van unidos con la humillacion interior; de otra suerte
vendrian á ser actos de soberbia dignos de mayor abo
minacion que otro alguno, porque arguyeran orgullo
oculto, bajo el velo de la humildad, dice S. Jerónimo 4.

ORACION.

Me avergüenzo,Jesus mio, de parecer antevos, que


en tanto aprecio tuvisteis los menosprecios y los opro
bios, que llegasteis á morir en el madero de la cruz,
siendo objeto de mofa y de rechifla, al paso que yo no
soy capaz de sufrir la mas leve afrenta que reciba! Vos,
inocente, fuisteis por mi amor colmado de ignominia,
y yo, pecadora , ando con tanto afan tras las alabanzas
y los honores! ¡Ay Esposo mio, cuan distinta de vos
soy yo! Esta idea me llena de temor con respecto á mi
eterna salud, puesto que á vos deben asemejarse los
predestinados. Mas no quiero desconfiar de vuestra
misericordia; yo espero que vos me socorrereis y me
mudareis. Propongo sufrir de hoy en adelante por
amor vuestro, y ayudada de vuestra divinagracia, cuan
tos desprecios é injurias se me hagan. Con vuestro di
vino ejemplo ¡cuan apetecibles habeis hecho las igno
minias para las almas que sienten vuestro amor! Yo os
amo, y estoy resuelta á hacer todo lo posible en obse
quio vuestro. Perdonadme los disgustos que os ha cau
sado mi soberbia, de los cuales me arrepiento de todo
corazon; dadme fuerzas para mantenerme fiel á la pro
mesa que os hago en el dia de hoy, de llevar con pa
ciencia toda afrenta que me fuere hecha. Madre mia,
1 Multo deformior est superbia quae sub humilitatis signis latel.
Epist. ad Gelantiam.
340 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

María, vos, que tan humilde fuisteis, alcanzadme la


gracia de imitaros en cuanto pueda.

$. IV.

Sigue la misma materia, y se trata muy señaladamente


del sufrimiento de los menosprecios.

1. Cumple, en tercer lugar, para conservar la hu


mildad, no sentir turbacion al recibir las reprensiones.
Turbarse al verse increpada arguye no haber llegado
todavía á ser humilde; y en tal estado importa dirigir
súplicas al Señor á fin de que conceda la virtud de la
santa humildad, tan necesaria para la eterna salud. Di
ce en sus escritos el P. Rodriguez, que ciertos Religio
sos se parecen al erizo, que en cuanto siente que va á
tocársele, aguza sus puas; es decir, que de improviso
rompen en espresiones de impaciencia , de increpacion
y aun en murmuraciones. A muchos hemos conocido
(dice S. Gregorio) que cuando no son reprendidos, se
confiesan porpecadores; massi alguien llega á corregir
les de algun defecto, buscan con todo ahinco medios
de defensa, para no ser reputadospor gente defectuo
sa". Lo propio hacen muchas Religiosas; escuchen em
pero lo que dice el Espíritu Santo: El que aborrece la
correccion, da á entender que sigue el camino de los pecado
res. El lastimado con la reprension, no camina por la
senda de losjustos, sino por la de los pecadores; que
es como si dijera, por la vereda del infierno.
2. Se indigna contra el medicinante , diceS. Bernardo,
1 Multos novimus,qui arguente nullo, peccatores se confitentur;
cum vero de culpa fuerint correpti, quaerunt ne peccatores videantur.
Mor. lib. 22. c. 10.
2. Qui odit correptionem, vestigium est peccatoris. Eccli. xxi. 7
CAPITULO XII, 344

el que no se indigna contra el que le asaetea 4. En efecto, tal


se llena de despecho contra el que le propina la medi
cina de la reprension, yno siente cólera contra el que
le da la herida de la lisonja. Llémele sin embargo de
terror el funesto pronóstico que hace el Sabio de los
malavenidos con la reprension : Porque desacreditaron
toda reprension... la prosperidad de los neeios losperderá •.
Los que desechan todo género de correccion perderán
se con la prosperidad de los insensatos; cuya prospe
ridad consiste en carecer de personas que les increpen,
y en menospreciar la correccion, por lo cual misera
blemente se condenan. Refiere el venerable Beda un
suceso horroroso acaecido á dos Religiosas que hicie
ron poco caso de las reprensiones que de la superiora
recibieron ; por manera que yendo de mal en peor lle
garon al estremo de fugarse del monasterio; alcanza
das empero y reducidas otra vez á la clausura, al ser
interrogadaspor la abadesa (que era Sta. Borgontófo—
ra) acerca de los motivos que les indujeran á cometer
tan punible esceso; respondieron que, el no haber pres
uado oidos á sus reprensiones. Al poco tiempo cayeron
entrambas en una enfermedad mortal, no quisieron
confesarse, y en los últimos momentos de su vida, se
pusieron á gritar: Aguardad, aguardad un poco;y vuel
tas á las monjas dijeron: ¿No echais de ver aquella turba
de negros etíopes que vienen állevarnos? Y con efecto, apa
recieron ciertas sombras espantosas que con horrenda
vocería llamaban á las dos infelices enfermas, que con
tinuando en sus gritos de aguardad, aguardad, rindie
ron el último suspiro sin haber recibido los sacra
IIGIntOS.

1 Medicanti irascitur, qui non irascitur sagittanti. Serm. 3. de


nat. Dom.
2 Eo quod detraxerint universae correptioni...prosperitas stulto
rum perdet eos. Prov. 1.50 et 32.
34.92 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

5. Dice el Crisóstomo ", que cuando eljusto se ve


sorprendido por los demás en la culpa, se lamenta de
la falta cometida; mas el pecador puesto en igual caso
se lamenta, no ya de la falta cometida, sino de la re
velacion de su pecado; y en ese estado no anda ya solí
cito en arrepentirse de la culpa, sino en paliarla, y
despecharse contra quien le corrige. ¿Qué decís á esto,
hermana bendita ? ¿Os comportasteis quizás en los pa
sados tiempos de esta suerte con los que movidos desu
caridad os reprendieron por alguna cosa? ¿Seguireis
por el mismo estilo en lo sucesivo? No , os diceS. Ber
nardo: Hermana, muéstrate agradecida á quien te repren
diere : no te entristezcas contra aquel que te indicare el ca
mino de salud*. Mostraos agradecida, hermana, á quien
os reprendiere por las faltas cometidas; es en demasía
injusto airarse contra las personas que os señalan el
camino de la salud. Por eso aconsejaSta. María Magdale
ma de Pazzis, que no mediando riesgo de afecto des
ordenado, es muy del caso proporcionarse una compa
ñera fiel que ande solícita en advertiros las faltas que
inapercibidamente se os pasaren. Llena como estais de
miserias y defectos, que harto manifiestos os son , el
único remedio para sanar tamaños males es humillarse,
cuando llegueis á conocerlos por vos misma , ó cuando
os los patenticen las demás. En nuestra humildad estála
perfeccion, decia S.Agustin *. Ya que tan grande es la
imperfeccion que ponemos en el ejercicio de la virtud,
seamos al menos perfectos humillándonos y compla
ciéndonos al presentarse ocasiones de confusion para
nosotros cuando recibamos alguna reprension por cau
sa de las faltas cometidas. Y notemos que la soberbia
1. Hom. 69. in Matth.
2 Soror, multas age gratias illi qui increpaverit te; non contriste
ris cum monstraverit tibiviam salutis. De discip. cap. 18.
5 Ipsa est perfectio, nostra humilitas. In psalm. 150.
(APITULO XI, 545
nos induce á sufrir con mas paciencia las increpaciones
inmerecidas, que no las merecidas;porque en las pri
meras lleva mejor parte el amorpropio. Al recibir pues
una justa reprension, atended á ofrecer inmediatamente
á Dios la confusion y el rubor que padeceis, en satis
faccion de la falta cometida. Estrujad el alacran sobre
la picadura que os ha dado, sirviéndoos de la propia
confusion para curar el defecto en que habeis caido; y
estad persuadida de que cuanto mas profunda fuere la
humillacion que sintiereis al recibir las reprensiones,
tanto mas grande será la misericordia que usará el Se
ñor en perdonaros.
4. Poned pues estudio en practicar ese grande acto
de humildad, tan aceptable á Dios, que consiste en no
defenderos, ni escusaros cuandofuereis reprendida. Di
ce Sta. Teresa, que la monja que, culpada de alguna
falta, no pone afan en defenderse ni escusarse, gana
mucho mas, que si oyera diez sermones. Por eso si
ocurriere que fueseis reprendida de alguna cosa, si
quiera injustamente, dejad, en gracia de la humildad,
de justificares, siempre que no fuere necesaria la jus
tificacion para librar de escándalo á la comuuidad.
Cierta Religiosa escribió en una ocasion á su director
el P. Torres, suplicándole lajustificara respecto de una
persona, de una falta de que la habian inculpado; es
cuchad empero cual fué la contestacion que le dió el
indicadopadre : Maravillame que V. R. haya tenido valor
para escribirme que procurara ponerla en buen lugar res
pecto de N. N. Me da compasion; yjuzgo que las faenas en
que anduvo V. R. atareada estos últimos dias, le habrán he
cho poner muypresto en olvido lo que en la semana de pasion
oyó respecto de su Esposo, que fué tratado como seductor.
Imposible es, que, recordando aquel ejemplo, me hubiese es
crito en términos de justificarse. Ruboricese V. R. de esta
accion, y postrada á lospies del Crucificado, y echado un do
344 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

gal al cuello y con los pies desnudos, pidale perdon de la


infidelidad que ha cometido. Haga propósito de jamásjusti
ficarse, ni escusarse, ni en esta, ni en otras ocasiones,sino
de confesar haber errado, siquiera por ello debiera morir
mil veces. Así como por amor á V. R. murió su Esposo, cu
bierto de oprobios, así tambien, á V. R. cumple procurarse
del mismo modo la posesion de Jesucristo. Decia Sta. María
Magdalena de Pazzis, que andar á caza de escusas, aun
cuando la acusacion sea falsa, es lo mismo que dejar
de ser Religiosa: la que lo es con verdadera humildad
léjos de paliar sus defectos,procura hacerlos á todo el
mundo patentes. Léese en Los prodigios de la gracia,
obra que trata de los monges que siguen la moderna
reforma de la Trapa, que habia cierto monge que cuan
do cometia un defecto andaba acusándose,primero con
el abad, luego con el prior,yno satisfecho todavía, se
acusaba públicamente en capítulo. Dice lapropia santa
María Magdalena de Pazzis, que la monja que anda des
cubriendo sus faltas, merece que Jesucristo se las ocul
te con su sangre.
5. En cuarto lugar, si quisiereis alcanzaruna hu
mildad perfecta , poned todo esmero en recibir tran
quila los menosprecios y malos tratamientos que 0s
fueren hechos; que no será difícil los sufra con ánimo
sereno, quien esté realmente persuadido que es mere
cedor de todo desprecio, en pena de sus pecados. La
humillacion es la piedra de toque de la santidad. Por
eso dice el Crisóstomo, que el signo mas cierto para
descubrir si una alma posee la virtud, es observar si
lleva con señalada paciencia las afrentas que recibe. Re
fiere el P. Crasset, en la historia del Japon , que cierto
misionero agustiniano, que andaba disfrazado en tiem
po de la última persecucion, recibió una bofetada, y
no mostró enojo alguno; esta mansedumbre descubrió
su profesion de cristiano, y fué preso; echando de ver
CAPITULO XI. 345

aquellos idólatras que tan acendrada virtud no podia


ejercitarla sino un cristiano. Personas hay, decia san
Francisco de Asís, que cifran su santificacion en rezar
gran copia de oraciones y hacer muchas penitencias,
empero son incapaces de sufrir la menor palabra inju
riosa, y no se hacen cargo de cuanto mayor mérito se
onsigue en tolerar los menosprecios: mas ganancia os
granjearéis en soportar una afrenta que no en hacer
diez ayunos á pan y agua. Echais de ver, por ejemplo,
que se concede á otras hermanas lo que á vos se niega;
que las razones de las otras son atendidas, y las vues
tras objeto de chanza; que las acciones de las demás
son siempre alabadas; que las otras son elegidas para
los oficios decorosos, y que de vos no se hace caso al
gnno, antes bien que en cuanto practicais sois escar
mecida; entonces se hará patente, dice S. Doroteo,
vuestra humildad, si aceptais con sosegado ánimo esas
humillaciones, y rogais con mayor fervor á Dios por
aquellas mismas hermanas que se esmeran en mortifi
caros; puesto que estas ponen remedio á vuestra so
berbia, que es la mas maligna enfermedad y capaz de
causaros la muerte.Como los soberbios sejuzgan acree
dores á todo género de honra, convierten en pábulo
del orgullo las humillaciones que reciben; mas los hu
mildes, como que se reputan dignos de oprobio, ceban
su propia humildad en los menosprecios mismos. Hu
milde es, dice S. Bernardo, el que sabe convertir en hu
mildad las humillaciones *.
6. Laudables son las que por nuestros propios ac
tos nos procuramos, como cuidar á los enfermos, be
sar los pies á quien esté, aunque sin justa razon , ofen
dido de nosotros, y otras semejantes acciones; empero
prevalecen sobre estas humillaciones las que provienen
1 Esthumilis qui humiliationem convertit in humilitatem. S. 24.
ín Cant.
546 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

de fuera, á saber, de las reprensiones, acusaciones,in


jurias ó rechiflas, si logramos abrazarlas en paz por
amor de Jesucristo. En el fuego es probado el oro, dice el
Espíritu Santo, mas los hombres en el camino de la humi
llacion "; es decir: Así como el oro se aquilata en el
fuego, así tambien la perfeccion del hombre se prueba
en la humillacion. Decia Sta. María Magdalena de Paz
zis, que : La virtud sin prueba, no es virtud. Quien no
sufre con mansedumbre los menosprecios, no alcanza
rá á poseer espíritu de perfeccion. Mi nardo dió su olor.
Es el nardo una planta olorosa que sin embargo no
exhala su perfume sino cuando la estrujan ó machacan.
¡Qué fragante olor de suavidad despide de sí la monja
humilde, que abraza pacíficamente los oprobios, y se
complace en los maltratos yvilipendios, cual la mas vil
persona del convento! Preguntaron al monge Zacarías,
qué debia practicarse para alcanzar la verdadera hu
mildad, y el monge tomó la cogulla, púsola debajo de
los pies, pisoteóla, y luego dijo : El que hallare con
placencia en verse tratado de la manera que acabo de
hacerlo con este sayal, es verdaderamente humilde.
¡Cuan feliz será la muerte de la Religiosa que vivió
despreciada en el monasterio, sufriendo con señala
da mansedumbre los desprecios! No; en aquel tran
ce ningun odio tendrá, sino que tributará rendidas
gracias á cuantos de tal suerte la trataron. Refiere San
Juan Clímaco * que cierto monge, llamado Abario,
fué por espacio de quince años tenido en poco en el
monasterio, y vilipendiado de los demás; llegado que
hubo á la hora de la muerte, se mostró á todos muy
agradecido por la caridad que habian usado con él en
1 In igne probatur aurum, homines vero in camino humiliationis.
Eccli. 11. 5.
2 Nardus mea dedit odorem suum, Cant. I. 11.
5 De obed. grad. 4.
CAPITULO X, 347

tenerlo humillado, y espiró en una paz celestial.


7. Ciertas Religiosas andan alucinadas respecto de
su propia humildad, en cuanto si bien están persuadi
das de sus miserias, y sienten dolor de la malavida que
han llevado, no sufren ser humilladas, ni pueden to
lerar se les falte al respeto ó estimacion; por cuya ra
zon esquivan los oficios bajos, y cuanto no se aviene
con su soberbia. ¿Empero quégénero de humildad es
este? Sipor una partese confiesan dignas de toda suer
te de ignominias, por otra no saben sufrir la menor
desatencion , antes bien andan á caza de empleos y ho
nores : Hay quien se humilla bellacamente , y sus entrañas
están llenas de engaño ", dice el Espíritu Santo, como si
dijera :Tal hay que anda humillado en lo esterior, re
pitiendo ser el peor de todos, pero en su interior ape
tece ser mas que todos honrado y estimado. Confio,
hermana bendita, que vos no sereis de ese talante. Si
de verdad creyereis ser la peor de entre todas vuestras
hermanas, mostraos satisfecha en ser tratada con me
nos miramiento que las demás. A este fin amad como á
vuestras mejores amigas á cuantas con sus desprecios
contribuyen á humillaros, á desasiros de la gloria mun
dana , y por consiguiente á uniros mas íntimamente
con Dios, á fin de que nada apetezcais en estavida sino
SUI S3IIO 3 InOI”.

8. Consideraos como cuerpo muerto y corrompido


de un animalejo despreciable; porque en verdad me
receis ser de todos aborrecida; y á impulsos de esta
consideracion prometed á Dios que por amor suyo su
frireis los ultrajes resignada, y en satisfaccion de los
disgustos que le habeis causado, y que acallareis las
quejas que pueda darvuestro amorpropio. Pensad que
mas altos desprecios merece quien tuvo la osadía de
1 Est qui nequiter humiliat se, et interiora ejus plena sunt dolo.
Eccli. xix. 25.
348 LA VERIDADERA ESPOSA DE J. C.

menospreciar á Dios y es digna de estar bajo las plan


tas de los demonios. Decia S. Bernardo, que no acertó
jamás á hallar remedio mas eficaz para curar las llagas
de su conciencia, como las injurias y los menospre
cios*.Gozaos pues, esposa bendita del Señor, al senti
ros envilecida, postergada á todas vuestras hermanas,
mofada por todas, tenida en fin por la mas insensata y
despreciable de la comunidad. No andeis solícita en
imaginar escusas para cohonestar las faltas que, siquie
ra injustamente , os imputaren, ni busqueis defensas
ajenas, fuera del caso en que (como llevo dicho mas ar
riba) la escusa fuere absolutamente necesaria para evi
tar el escándalo de las demás. No os opongais á que
sean manifestados á los superiores los defectos de que
adoleciereis. Al recibir alguna humillacion no os pareis
en inquirir cual de vuestras hermanas haya sido la cau
sa de la mortificacion por que pasais; y si andando el
tiempo llegaseis á descubrir cual fuere, no le echeis en
rostro su accion , ni mostreis tener noticia de ella, ni
andeis quejumbrosa con las demás; y cuando en la ora
cion rogueis por las otras, dirigid en primer lugar
vuestras súplicas en favor de la persona que os menos
precie y persiga. Persuadíos de la verdad que encierra
la máxima del P. Alvarez, es á saber, que el tiempo
de las humillaciones es el tiempo de libertarse de las
propias miserias y atesorar gran caudal de méritos. De
cia además Sta. María Magdalena de Pazzis, que las
mayores pruebas de cariño que el celestial Esposo suele
dar á sus almas predilectas, son las cruces y las afren
tas; de ahí es, que hablando de sí la propia Santa, de
cia, que hallaba gran consuelo en tener conversacion
con personas que recibiesen menosprecios,pues sabia
cuan apreciadas eran de Jesucristo:y por eso exhorta
1 Ego plagis conscientiae meae nullam judico accommodatuis medi.
camentum probris et contumelis. Epist. ad Eugen.
CAPITULO XI, 349)

ba con gran fervor á sus monjas, diciéndoles: Herma


nas, sea vuestro único reposo el recibir menosprecios. Mas,
sobre todo, menester es tener constantemente puestos
los ojos en las palabras que dijo Jesucristo, á saber,
que son bienaventurados los que padecen de parte de
los hombres odios, desvíos, injurias, y es villipendiado
su nombre, como el de un infame : Bienaventurados se
reis cuando os aborrecieren los hombres, y os apartaren de
sí, y os ultrajaren, y desecharen vuestro nombre, como ma
lo, por el Hijo del hombre 1. Y añade el apóstol S. Pe
dro:Si sois vituperados por el nombre de Cristo, bienaven
turados sereis: porque lo que es de lahonra, de la gloria y
de la virtud de Dios, y lo que es de su espiritu, reposa sobre
vosotros *. Es decir: Bienaventurados sereis cuando re
cibiereis afrentas por amor deJesucristo, pues entonces
fijarán su asiento en vosotros el verdadero honor, la
verdadera virtud y el verdadero espíritu de Dios.
9. Los santos no alcanzaron su santificacion por el
camino de los aplausos ni de las honras, sino por el de
las injurias y menosprecios. Prelado estimado yvene
rado de todo el mundo fuéS. Ignacio mártir, mas, con
ducido á Roma como un reo, para sufrir el martirio,
por todo el viaje fué objeto de ultrajes y maltratos por
parte de los soldados que le custodiaban, y él lleno de
júbilo decia : Ahora comienzo á ser discípulo de Jesucris
to s: esto es, ahora comienzo á ser verdadero discípulo
de mi maestro Jesucristo, que tantos ultrajes sufriópor
mi amor. Acaecióle á S. Francisco de Borja que,yendo
de camino, en una posada compartió la cama con su
1 Beati eritis, cum vos oderint homines et cum separaverint vos,
et exprobaverint, el ejecerint nomen vestrum , tamQuam malum,
propter Filium hominis. Lucae vn. 22.
2. Si exprobamini in nomine Christi, beati eritis; quoniam quodl
est honoris, gloria et virtutis Dei, et qui est ejus spiritus, super vos
requiescet. 1.Petr. Iv.14.
3 Nunc incipio esse Christi discipulus.
TOM. I. 20
5) LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

compañero de viaje, el P. Bustamante, quien, como


padeciese de asma, no paró en toda la noche de toser y
escupir; mas creyendo arrojar el esputo contra la pa
red, lo arrojaba en las espaldas, y á veces en el rostro
mismo de S. Francisco. Llegado el dia, observó lo su
cedido, y se afligió de ello: mas dijole el Santo : Nose
aflija, padre mio, porque en todo el aposento no habia
lugar mas propio para recibir las salivas, que mi ros
tro. ¿Qué sabe, Dios nio, la Religiosa que no acierta
á sufrir una afrenta por Jesucristo? La que no puede
llevar con resignacion las injurias, muestra que ha
perdido de vista á Jesus crucificado. Puesta delante de
un crucifijo la beata María de la Encarnacion dijo á sus
monjas: ¿Será poible, hermanas, que rehusemos sufrir los
vilipendios, viendo áJesucristo tan villipendiado? Otra Re
ligiosa, al recibir alguna afrenta, corria ápostrarse
ante el Santísimo Saeramento y decia: Señor, pobre
como soy, no tengo nada que ofreceros; os ofrezco
pues el mísero regalillo de la injuria que acabo de re
cibir. ¡Con cuanto amor abraza Jesucristo á la persona
menospreciada, que acepta los menosprecios! ¡y con
cuanta presteza le consuela y le enriquece con sus do
nes de gracia!Hablando el P. D. Antonio Torres de la
época en que recibió muchas humillaciones y fué trata
do como propagador de falsas doctrinas, por cuyo mo
tivo le fueron retiradas las licencias de confesar, escri
bió á cierta persona las siguientes palabras: Sabed que
por todo aquel tiempo en que me ví calumniado, los consuelos
espirituales que el Señor envió sobre mi, fueron tan grandes,
que bien puedo decir que jamás los esperimenté iguales.
10. Sufrir los menosprecios con serenidad de áni
no ayuda no tan solo á granjear méritos, mas tambien
á inclinar nuestros prójimos hácia Dios. Lice S. Juan
Crisóstomo : El manso es itil á si y á los otros ". El hom
1 Mansuetus utilis sibi el aliis.
CAPITULO XI. 35
bre manso de corazon , que sufre con templanza las
afrentas, se hace útil á sí mismo, y á los que tienen
sobre él puestos los ojos; pues que, dice el Santo, no
hay cosa que produzca mayor edificacion en el prójimo
como ha mansedumbre de la persona que recibe con
apacible semblante las injurias *. Refiere el P. Maffei,
que estando cierto Religioso de la Compañía de Jesus
predicando en el Japon, recibió en el rostro las salivas
que le arrojó un insolente; empero él no hizo otra cosa
mnas que limpiarse con el pañuelo y continuar el ser
mon, como si nada hubiese ocurrido. Al presenciar el
hecho uno de los oyentes, se convirtió á la fe, diciendo
que una doctrina que enseña tanta humildad no puede
dejar de ser verdadera y divina. Así tambien S. Fran
cisco de Sales, con la fuerza de su mansedumbre, y
sufriendo sin turbacion las injurias que le prodigaban
los predicantes de las sectas, convirtió á muchísimos
herejes.
11. La Religiosa que, en un convento de lata ob
servancia, quiera emprender el camino de la perfec
eion, hágase cargo de ser por toda su vida objeto de irri
sion, de murmuraciones, de injurias, de persecuciones
y de odios. No hay medio: Abominan los impíos á cuantos
caminan por el sendero de la rectitud, dice el Espíritu
Santo °. No es posible que los que andan por el camino
ancho dejen de aborrecer á los que siguen la senda an
gosta.Y la razon de ello está en que la vida que llevan
los justos es una reprension continuada de la de los
malvados, quienes por lo mismo deseáran que todos
vivieran sin sentir freno como ellos. Al desvío por el
locutorio, á la asiduidad en el coro, á la observancia
del silencio, al desprendimiento de las amistades par
1 Nihil ita conciliat Domino familiares, ut quod illum vident mans
suetudine jucundum.
2 Abominanturimpii eos qui in recta sunt via. Prot. xxx 27.
2 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

ticulares, á casi todas las acciones virtuosas de la bue


na Religiosa, llámanlas deseos de singularizarse, bea
teria, y hasta hipocresía á fin de ser tenida por santa.
Y si por ventura aquella pobre monja cae en alguna
falta (porque al fin no deja de ser frágil y sujeta á de
fectos), si por ventura responde alguna palabra con
narcada impaciencia, si se defiende de alguna ofensa
que se le haga , oh ! entonces como le dan grita las de
más, esclamando : Miren la santurrona ! vean lo que
hace esa santa que comulga todos los dias, que está
continuamente en silencio, y pasa todo el dia de Dios
en el coro para engañar al mundo! Y á veces se pro
pasan á añadir á lo verdadero lo falso. Ponga estrema
da atencion, la que quiera hacerse santa, en sufriry
ofrecer á Dios todos esos zaherimientos; porque si se
rebelare contra ellos, sepa que no seguirá gran trecho
por el camino que emprendiera; presto abandonará
sus designios,y será tan imperfecta como las demás,
Tratábase una vez de cierto Religioso que era reputado
por santo, y saltó diciendo S. Bernardo: Será enhora
buena santo, mas carece de lo mejor, que es de ser
tenido por malo.
12. Convenzámonos, pues, de que la mas bella
prez de los santos es el sufrir persecuciones en esta
vida: Y todos los que quieren vivir piamente en Jesucristo,
padecerán persecucion, escribia S. Pablo 4. Y nuestroSal
vador dijo : Si á mí me han perseguido, tambien os perse
guirán á vosotros º. Dice empero aquella Religiosa: y0
cuido de mis quehaceres; yo no me meto con nadie;
¿ por qué han de perseguirme ? ¿Cómo? ¿Porventura
no han sido todos los santos el blanco de las persecu
ciones?¿Jesucristo , que es cabeza de los santos, no
1 Et omnes qui pie volunt vivere in Christo Jesu,persecutionem
patientur. 2. Tim. 111. 12.
2. Si me persecuti sunt, et vos persequentur.Jo.xv. 20.
CAPITULO XI. 53

sufrió acaso persecuciones? ¿y vos pretendeis eximiros


«te ellas? Empero ¿quégracia mas grande puede conce
der el Señor(decia Sta.Teresa) que la de haceros su
frir los mismos tratamientos por los cuales quiso que
pasase acá en la tierra su amantísimoHijo? Fundado cn
esta consideracion, escribia el P. Torres á una Religio
sa penitente suya: Crea, que entre las mayores gracias que
el Señor pueda concederle,una de las muy escelentes es la de
que la haga digna de ser objeto de las calumnias de todas las
demás, y de no hallar apoyo en ninguna. Así pues, herma
ma bendita, al veros menospreciada y tenida tan en
poco, como un trapajo, segun suele decirse, gozaos de
ello, y dad rendidas gracias á vuestro Esposo que per
mite seais tratada como lo fué él mismo en esta vida.
Por lo tanto, cuando estuviereis en oracion represen
taos en vuestra mente todos los desprecios, contradic
ciones y persecuciones que puedan sobreveniros, y
prometed sufrirlos con magnanimidad por amor de Je
sucristo, y de esta suerte al ocurrir las ocasiones de
mortificacion, el divino auxilio os predispondrá mejor
para aceptarlas.
15. En quinto y último lugar digo, que no sola
mente importa sufrir en paz los menosprecios, sino
que cumple además hallar en ellos motivo de júbilo y
contento. El buen Religioso, decia S. José de Calasanz,
menosprecia el mundo, y se complace en ser del mundo me
nospreciado. No acababa de entender el P. Luis de La
puente como fuese posible que una alma hallara goces
en los menospreciosmismos; mas en cuanto llegóá es
tado de mayor perfeccion, bien lo entendió y lo espe
rimentó. Tamaña empresa no puede acometerse con
nuestras propias fuerzas; posible es empero conseguir
la con el auxilio de la gracia, como la consiguieron los
santos Apóstoles, quienes salieron gozosos de delante del
eoncilio, porque habian sido hallados dignos de sufrir afren
TOM. I. 20°
554 LA veRDADERA ESPOSA DE J. C.

tas por el nombre de Jesus". A algunos, decia S. José de


Calasanz, acaecerá la segunda parte, esto es, sufrir
afrentas; mas no acontecerá la primera, de hallar en
cllas placer. Esta última enseñanza fué la que S. Igna
cio de Loyola, despues de su muerte, bajó desde el
cielo á dar á Sta. María Magdalena de Pazzis, dicién
dole, que la verdadera humildad consiste en gozarse
en aquellas cosas mismas que pueden acarrearnos nues
tro propio desprecio.
14. No hallan los mundanos tanto placer en los
honores que reciben, como los santos en los vilipen
dios de que son objeto. Fr. Junípero, religioso francis
cano, solia coger la túnica y hacer en ella un pliegue,
como para recoger perlas, á cada injuria que recibia.
S. Juan Francisco de Regis no solo se gozaba en ser
motivo de hurla para los Religiosos cuando estaban en
recreacion, sino que aun procuraba dar pábulo á las
chanzas. Por eso los santos se mostraron en este mun
do como animados del deseo único de padecer y ser
menospreciados por Jesucristo. Apareció á S. Juan de
la Cruz nuestro Salvador llevando la cruz á cuestas y
coronado de espinas, y en esta conformidad le dijo:
Juan, pideme lo que quieras: respondióle el Santo: Señor,
padecer y ser despreciado por vos *. Como si entendiera
decir:Señor, al contemplaros tan lleno de dolores y
menospreciospor amor de mí, ¿qué otra cosa pudiera
pediros sino dolores y menosprecios? Dijo el Señor á la
beata Angela de Foligno que el signo que muestra si
una alma ha recibido inspiraciones realmente divinas,
es observar si desde luego comienza á sentir grandes
deseos de ser humillada por su amor. Por eso quiere
Jesucristo que léjos de sentirnos turbados al recibirin
1 Ibantgaudentes à conspectu concilii, quoniam digni habiti sun
l, nomine Jesu contumeliam pati. Act. v. 41.
Domine , pati et contemniprote.
CAPITULO XI, 355
juriasy sufrir persecuciones, mos complazcamos y go
cemos en las mismas, por el magnífico premio que él
nos tiene preparado en el cielo : Bienaventurados sois
cuando os maldijeren y os persiguieren..... gozaos y ale
graos porque vuestro galardon muy grande es en los cielos".
15. Cuando una doncella va á entrar en algun con
vento para consagrarse áJesucristo acostumbro encare
cer muy señaladamente estos dos estremos, la obedien
cia,y el sufrimiento de los desprecios. Por eso me he
propuesto dilatarme algun tanto en esta materia, por
que me parece imposible que dejando de practicarlo
así, pueda una Religiosa progresar en el camino de la
perfeccion; y por el contrario, si abrazare con gusto
los menosprecios, tengo por cierto que alcanzará á ha
cerse santa : El humilde de corazon, decia S. Paulino,
llega á convertirse en el corazon de Jesucristo °. La monja
humilde de corazon, cual es la que se complace en ver
se despreciada, llega á convertirse en el corazon de Je
sucristo. Porlo tanto, sivos, hermana bendita , deseais
ser santa, tened por cierto que habeis de pasar por
muchas humillaciones y menosprecios. Aun en el su
puesto de que todas vuestras hermanas fuesen santas,
el Señor permitirá que sufrais, si no continuas, al me
nos frecuentes contradicciones, que seais postergada á
las demás, tenida en poco, acusada y reprendida. Bas
ta ya; Jesucristo hallará fácil medio de haceros sentir
desprecios, para volveros semejante á sí. Por eso os
ruego pongais cada dia en práctica el bellísimo docu
mento que el P. Torres daba á sus hijas de confesion :
Rezad todos los dias un Padre nuestro y Ave Maria ála vida
despreciada de Jesucristo; y ofreceos á sufrir no solo con
1 Beati estis cum maledixerintvobis, et persecuti vos fuerint.....
gaudete et exultate , quoniam merces vestra copiosa est in coelis.
Matth. y 11 et 12.
2 Humilis corde, cor Christi est.
356 LA VERDADERA ESPOSA DE 1. C.
tranquilidad de ánimo , tino aun con júbilo , por amor suyo,
cuantas contradicciones y menosprecios le agradare enviaros,
pidiéndole continuamente su- auxilio para manteneros fieles en
este propósito.

ORACION.

¿Es posible , amado Jesus , que al contemplaros á


yos, que sois mi Dios, tan humillado hasta morir como
un malhechor en un patíbulo, sea tanta mi soberbia?
¡ Ah ! haced por los méritos de los menosprecios por
vos sufridos, que llegue á conocer mis propias miserias
y deformidades , a fin de que entre en odio de mí mis
ma , y sufra con paciencia por amor vuestro las injurias
que se me hagan. ¡Cuan apetecibles no habeis hecho, ó
Redentor mio , los oprobios para las almas que poseen
vuestro amor! Haced que yo conozca vuestra boudad y
vuestro afecto , á fin de que os ame , y para agradaros
acepte con placer los menosprecios. Haced que des
prenda de mí los humanos respetos, y que en todas mis
acciones no lleve otro designio que el de complaceros.
Yo os amo , Jesus menospreciado, y propongo, ayuda
da de vuestra divina gracia , no ofenderme , ni quejar
me de las ignominias qne puedan hacérseme. De vos
espero la fuerza necesaria para conseguirlo. María,
madre nuestra, ayudadme con vuestra intercesion , in
terceded por mí para con Jesucristo.
CAPITULO XII. 357

CAPITULO XII,

DE LA CARIDAD PARA CON EL PRóJIMO.

$. I.

De la caridad que debe tenerse con el prójimo, especialmente


al formar juicio de sus acciones.

Nº es posible amar á Dios y dejar al propio tiempo


de amar á nuestro prójimo. El precepto que nos
ordena el amor de Dios, nos impone sumultáneamente
la obligacion de amaránuestros hermanos: Este mandato
hemos recibido de Dios, que el que ama á Dios, ame tambien
á su hermano 1. Por eso escribióSto. Tomás de Aquinoº
que de una misma caridad nacieron el amor á Dios y
el amor al prójimo, porque la caridad nos lleva á amar
á Dios,y á amar al prójimo, pues así lo requiere la di
vina voluntad. Por ahí se viene á entender lo que en
sus Com. á la Epíst. á los Gálatas, refiere S. Jerónimo
acerca de S. Juan Evangelista, el cual, como fuese pre
guntado por sus discípulos, por qué razon les recomen
daba tan repetidamente el amor fraternal, respondióles:
Porque éste es un precepto del Señor; y su cumpli
miento basta por sí solo para merecernos la salva
cions. Decíale al Señor cierto dia Sta. Catalina de Gé
nova: Vos me ordenais, Dios mio, que yo ame al prójimo;
y yo no sé amar sino solamente ávos: Mas fuéle respondi
do por el Salvador: Hija mia, quien bien me ama, aprecia
todas las cosas que amo yo. Y con efecto, en cuanto uno
1 Ethoc mandatum habemus à Deo, ut qui diligit Deum diligat et
fratrem suum. 1. Joan. iv. 21.
2 2. 2. q. 25. a. 1.
3. Quia praeceptum Domini est; et sisolum fiat,suficit.
338 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

ama á una persona, estiende su amor á los parientes


de la misma, á sus criados, á sus retratos, y hasta á
sus vestidos mismos: y esto por qué?porque todas estas
cosas son objeto de aprecio para la persona que nos es
cara. ¿Por qué razon pues debemos nosotros amar á
nuestros prójimos ? Porque los prójimos, objeto de
nuestro amor, son amados del Señor. Pop donde es
cribia el apóstol S. Juan: Si alguno dijere, yo amo á Dios,
y aborreciere á su hermano, mentiroso es ". Muy opuesto
á esto es lo que dice Jesucristo, á saber, que la cari
dad de que usáremos con el menor de sus hermanos
(cuales son nuestrosprójimos) el Señor la aceptará co
mo si á sí propio hubiere sido hecha. En cuanto lo hicis
teis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicis
teis a. Por eso decia Sta. Catalina de Génova que la
intensidad del amor que se tiene á Dios, fuerza es me
dirla por la del amor al prójimo.
2. Mas esa agraciada hija de la Divinidad, entien
do hablar de la caridad santa, anda en el mundo dester
rada del trato de la mayor parte de los hombres, y
viene á retraerse en los conventos de Religiosos. Mas
¿qué debiéramos pensar, si aun de algunos de los mo
nasterios la viéremos repelida? Así como en el infierno
tiene su asiento el odio, así el paraíso es el reino del
amor, en donde todos los bienaventurados se aman con
mutua dileccion, y cada cual se goza en el bien de que
el otro disfruta, como en el suyo propio. ¡Oh, y cuanto
no se asemeja al paraíso aquel convento en donde reina
la caridad! El forma las delicias de Dios mismo: Mirad
cuan bueno, y cuangustoso es habitar los hermanos en union.
1 Si quis dixerit quoniam diligo Deum et fratrem suum oderit,
mendax esl. 1,J0. Iv. 20.
2. Quamdiu fecistis uni ex fratribus meis minimis, mihi fecistis.
Matth. xxv. 40.
5 Ecce quam bonum el quam jucundum est habitare fratres in
unum! Psalm. cxxxii. 1.
CAPITULO XII. 55)
Complácese estraordinariamente el Señor al contem
plar como habitan en su casa hermanos ó hermanas
inunum, esto es, unidos con el esclusivo vínculo de una
sola voluntad, dedicada á servirá Diosy auxiliarse mu
tuamente por la caridad para el logro de la eterna sal
vacion, á fin de hallarse un dia reunidos todos en la
patria de los bienaventurados. Ese es el elogio que tri
buta S. Lucas á los primitivos cristianos: Y de la mu
chedumbre de los creyentes el corazon era uno, y el alma
una "; como si dijera , que todos ellos no formaban
sino un solo corazon y un solo espíritu. Ese fué el fru
to de la súplica que al Eterno Padre dirigia Jesucristo
antes de su muerte; á fin de que sus discípulos fuesen
un solo conjunto por la caridad, así como el Señor era
una sola y misma cosa con el Padre: Padre Santo, guar
da á aquellos... para que sean una cosa, como tambien nos
otros *. Este fué por fin uno de los principales efectos
de la redencion , conforme habia predicho el profe
ta Isaías: Habitará el lobo con el cordero, y el pardo con
el cabrito... no dañarán, ni matarán *; como si dijese :
Habitarán en paz el lobo con el cordero, y el leopardo
con el cabritillo; y el uno no hará daño al otro; con
cuyas palabras viene á decir, que los discípulos de
Jesucristo siquiera fueren de diferentes países y de
distintos caracteres y naturales, debian morar pacífica
mente entre sí, esforzándose en atemperarse cada cual
al genio y voluntad de sús hermanos por medio de la
Santa caridad. ¿Y qué otra cosa significan las palabras
comunidad de Religiosos (observa muy al caso cierto autor)
sino una suerte de unidad, conviene á saber, una co
1 Multitudinis autem credentium erat cor unum et anima una.
ACl. Iv. 32.
2 Pater sancte, serva eos...utsintunum sicut etnos. Jo.xvii. 11.
5 Habitabit lupus cum agno et pardus cum hoedo... non nocebunt
et nom occident. Isa. x1. 6 el 9.
360 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

adunacion ó conformidad de voluntades, como si todos


ellosfuesen una sola y única persona? La caridad man
tiene la union , puesto que imposible es que todos los
que moran en un convento tengan un mismo genio é
idénticas inclinaciones; la caridad reune los ánimos y
amalgama opuestas condiciones, haciendo que todos se
soporten mutuamente y se acomoden á la ajena vo
luntad.
5. Refiere S. Juan Clímaco, que junto á Alejandría
habia un monasterio famoso en el cual todos los mon
ges gozaban de una paz celestial, todos se amaban cor
dialmente en la santa caridad : sí ocurria que alguien
se quejase de un hermano suyo, el que primero lo ob
servaba, con un simple gesto le ponia en paz; mas si
continuaba viva la desazon entre los mismos, ambos
eran conducidos á mna casa vecina, cual desterrados,
pues no convenia, decian , se mantuviesen morando en
el convento aquellos dos demonios: que no otra deno
minacion les daban. ¡Oh, y cuán bello espectáculo no
ofrece un convento de Religiosas en el cual afánase la
hermana en loará la hermana, en ayudarla yservirla,
y todas juntas se aman como hermanas verdaderas!
Llámase á las monjas hermanas, no porque tales las
constituyan los vínculos de la sangre, sino la caridad,
cuya virtud debe hacer mas intenso ese mutuo amor,
que no la carne yla sangre. La monja que carece de cari
dad (decia Sta. Juana de Chantal) lo es de nombre,
no de hecho; es hermana por el hábito que la cubre, no por
el afecto que siente. De ahí es que la mayor parte de los
santos fundadores y fundadoras, como lo atestigua la
historia de su vida , al hallarse en el artículo de la
muerte recomendaban con especial ahinco á sus hijos
yá sus hijas la santa caridad: bien comprendian ellos
que en domde falta union, falta Dios.
4. Decia S. Agustin: Cuando ves en un edificio só
CAPÍTULO XII. 561
lida trabazon de piedras y maderaje, seguro entras sin
recelo de que se desplome el mismo'. Empero si acer
tares á observar que piedras y maderos están mal tra
bados, no osarás arriesgarte á poner el pié en el din
tel de la puerta. Con cuyo símil entiende significar el
Santo la felicidad de aquellas casas Religiosas en las
cuales reina entre todos la union por la santa caridad.
Por lo contrario , infeliz de aquel monasterio en que
tienen asiento la desunion y los partidos: Los monasterios
son infiernos * , añade el mismo Santo: tales conven
tos, no son casas de Dios, sino casas del diablo; no
son moradas de salud , sino mansion de ruinas. Por
mas que un convento sea opulento , magnifico , tenga
una iglesia suntuosa y un deleitoso verjel , si faltaren
en él la caridad y la union, será un infierno ; acosadas
continuamente las hermanas por el recelo de que no
avance el partido contrario , no pierde cada cual la oca
sion de introducir hablillas, de desacreditar y humillar
á la hermana; las sospechas, la ojeriza van siempre cre
ciendo: y esa idea fija ocupa todas las conversaciones y
todos los pensamientos ; ella sola es el objeto de las me
ditaciones en la oracion mental , en la misa y en la co
munion : fuerza es por consiguiente esclamar : ¡ pobres
oraciones! pobres misas! pobres comuniones! En una
palabra, donde no hay caridad , falta el recogimiento,
no hay paz, no hay Dios. Hermana bendita , si vuestro
convento estuviere dividido en encontrados bandos ,
acudid con lágrimas de sangre á Dios, y pedidle que se
digne poner remedio con su mano omnipotente, ya que
el ahogar las divisiones y partidos que han echado rái
ces en un convento, solo puede ser obra de la mano to
dopoderosa del Señor. Por lo demás no perdoneis tra-
1 Quando vides in aliqua fabrica lapiJes ct ligna bene sibi cohttrc-
rc, securus intras , ruinam non times. Serm. 256 de lemp.
2 Monasleria sunt (arlara.
TOS!. 1. 21
502 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
bajo ni fatiga, si de vuestro arbitrio pendiere el apli
car al mal algun remedio; si empero éste no depen
diere de vuestra voluntad , manteneos al menos en es
tado de indiferencia , y guardaos como de la muerte de
contribuir á un mal tan grande.
5. Advertid empero que yo no hablo contra aque
llas monjas llenas de religioso zelo , que son las guar
dadoras de la regular observancia y se oponen á los
abusos que llegan á introducirse en el convento: se
mejantes defensoras del bien de la comunidad son del
partido de Jesucristo; ojalá que todas las Religiosas
perteneciesen á él. Por lo cual si acertáreis á observar
que se introduce algun abuso en la comunidad, corred
á uniros al partido de las religiosas observantes (yo os
exhorto á ello); y por mas que las otras hermanas os
abandonen , y que quedeis sola , no dejeis por eso de
defender la causa de Dios ; que él bien sabrá remu
nerar debidamente al menos los esfuerzos hechos por
vuestra parte para el mantenimiento de la observan
cia. Ceder ó mostrarse indiferente en negocio que pue
da lastimar la observancia de la regla, no es ni vir
tud , ni humildad , sino pusilanimidad y tibieza de es
pirita y de amor hácia Dios. Entiendo, si, hablar de
aquellas Religiosas que , con el fin de sostener en pié
sus propios intereses ó los de sus parciales, ó empeña
das en crear obstáculos á la elevacion de la parcialidad
contraria , ó en fin llevadas por los deseos de vengarse
de las afrentas recibidas, atizan el fuego de la discor
dia. En semejantes parcialidades deseo que eviteis el
inmiscuiros, por mas que el esquivaros de ellas produz
ca contra vos sentidas palabrillas que os tachen de in
grata, de ligera , ó de villana; y aunque por ello de
bais quedar arrinconada, sin empleos y humillada para
siempre. Y cogiendo otra vez el hilo de nuestro discur
so, bien podemos decir que, prescindiendo de los abu
CAPITULO XII. 563
sos contra la regla, no es gran sacrificio el que de
todos nuestros intereses hagamos, si él se dirigiese
á la conservacion de la caridad y de la paz comun.
Conociendo S. Gregorio Nacianceno que su persona
era causa de division entre los obispos, de los cua
les unos abogaban por su nombramiento de patriarca,
y otros rehusaban darle su voto: «Hermanos mios, les
dijo, mis deseos son de que se conserve entre vosotros
la paz; y si para conseguir este objeto , necesario fue
re que yo (aunque inocente) renuncie mi dignidad epis
copal, estoy dispuesto á practicarlo así.» Y con efec
to, dejó la silla de Constantinopla , cuya mitra ceñía ,
y se retiró al desierto á llevar vida solitaria.
6. Entremos empero ahora á tratar con mas espe
cialidad de los deberes de aquella Religiosa que quiere
conservar íntegra la caridad para con todas sus herma
nas. Cúmplele á la misma practicar lo que en breves
palabras enseñó el Apóstol á sus discipulos : Vosotros
pues como escogidos de Dios, revestios de entrañas de mise
ricordia '. Dice revestios de caridad : á la manera que la
Religiosa anda de continuo vestida con el sayal que cu
bre todo su cuerpo , así tambien todas sus acciones de
ben ir acompañadas de la caridad , que debe cubrirlas
enteramente. Dice además : revestios de entrañas de mi
sericordia ; cúbrase la Religiosa no ya con el vestido de
caridad , sino con el de las entrañas de caridad ; con lo
cual viene á decir, que la Religiosa debe profesar afec
to tan tierno para con sus hermanas , como si por cada
cual de ellas sintiese una pasion particular. Observad
lo que acontece con el que ama apasionadamente á una
persona, y echareis de ver que siempre piensa bien de la
misma, se complaceen su próspera fortuna, y se contris-
la en la adversa , como si una y otra fuesen suyas pro-
1 Induile vos ergo , sicut eleeli Dei viscera misericordia!. Coloss.
ni. 12.
364 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

pias. Si ocurriere que la persona, objeto del amor, incur


riese en una falta, ¿cuanto empeño no pone en defender
la al menos en disculparla? y al revés, si aquella ejecu
tare alguna accion meritoria, ¿ como se hace lenguas
en su alabanza y en ensalzarla hasta las estrellas?Tal
es el efecto de la pasion. Ahora bien, cuanto hace la
pasion á favor de otros, óbrelo en vos la santa caridad.
7. Por lo tanto, procurad practicar obras de ca
ridad en pro de todo el mundo, pero muy especial
mente en pro de las hermanas, así en pensamientos,
como en palabras, y obras. En cuanto á pensamientos,
procurad rechazar todo juicio, sospecha ó duda te
meraria que contra el prójimo os asaltáre. Es positivo
defecto dar, sin previo fundamento, lugar á dudas
acerca del pecado ajeno : mayor culpa es, abrigar de
la misma positivas sospechas : mas, sube de punto la
falta, si careciendo nosotros de positivo fundamento,
juzgamos como cierto el pecado de nuestro prójimo.
Quién así juzga, será juzgado, dice el Evangelio: No
querais juzgar, para que no seais juzgados 4. Dije sin fun
damento positivo; porque si existieren motivos relevantes
de sospecha y aun de certidumbre acerca de la maldad
por el prójimo cometida, entonces no hay visos de culpa
en la sospecha. Lo masseguro, empero, y lo mas acep
table á la virtud de la caridad, es juzgar piamente de
todo el mundo, y desviar de sí los juicios temerarios y
las sospechas: La caridad.... no piensa mal *, dice el
Apóstol. Es de notar, sin embargo, que esta adverten
cia no habla con aquellas Religiosas que ejercen el car.
go de superioras ó de maestras, en el cual, como diji
mos mas arriba, obran bien, y aun están obligadas á
andar recelosas, á fin de evitar el mal que puede acon
tecer, si no se aplica el oportuno remedio. Enpero si
1 Nolite judicare etnon judicemini. Matth. vii. 1.
2 Charitas... non cogitat malum. 1 Cor. YIII. 4.5.
CAPtTULO XII. 365
no os hallareis revestida de cargo alguno que os obli
gue á la correccion de las demás , procurad en todas
ocasiones pensar bien de vuestras hermanas. En el pró
jimo no debe mirarse lo malo , sino lo bueno solamente ,
decia la beata Juana de Chantal. Y si al tratar del pró
jimo cayereis por ventura en error , calificando de bue
no lo que realmente es malo T no os angustieis de la
equivocacion padecida, porque, como dice S. Agus
tín : La caridad no siente haber juzgado bien del mal mis
mo '. Decia cierto dia Sta. Catalina de Bolonia : Mu
chos años ka que estoy en religion, y nunca me ha ocurrido
un mal pensamiento acerca de mis hermanas; porque bien
se me alcanza que por ventura la que aparece mas cargada
de defectos es quizás mas acepta á Dios , que otra que ostente
vida muy ejemplar. Huid pues, de poneros en acecho de
las faltas y defectos ajenos , como suelen practicar
ciertas Religiosas, y en especial las que andan afanadas
averiguando el concepto que merecen sus personas , de
lo cual se engendran sospechas , y de ahí desabrimien
to y aversion. Suelen traer sus ribetes de maliciosas
muchas de las hablillas que se tienen. Por eso, si acer
tareis á oír ciertas habladurías acerca de vuestros de
fectos, no presteis oidos á ellas, ni andeis escudriñando
de que boca hayan salido. Obrad de manera que todas
vuestras acciones merezcan ser unánimemente loadas,
y no tengais cuenta de lo demás que pueda decirse. Si
oyereis que os imputan alguna falta , daos priesa en res
ponder : Ese es el defecto menor que se me conoce ; ¡ cuánto
mas pudieran decir de mi si los supiesen todos ! O decid tam
bien : Dios es el que me ha de juzgar.
8. En segundo lugar, si á nuestro prójimo afligiere
aigun mal, como enfermedad, pérdida de intereses, ú
otro fatal quebranto, la caridad nos obliga á compade-
1 Cbaritas non se multum dolet errare, cum bene credit eliam de
malo. in psalm. 147.
366 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
cerle cuando menos eu la parte superior. Digo en la
parte superior , porque suele acontecer que cuando oí
mos la referir de las desgracias que afligen á una per
sona enemiga nuestra, parece como si la parle sensiti
va, de suyo rebelde, esperimentase siempre cierta com
placencia; en lo cual no hay sombra de culpa , mien
tras que la voluntad no participe de la misma. Asi pues
en semejantes casos, cuando sintais que la parte infe
rior os incita á complaceros en la desgracia que aflige
al prójimo , dejad gritar , como se deja ladrar al goz
quecillo que carece de razon, y con la parle superior
haceos fuerza á compadeceros del prójimo y sentir el
mal que le molesta. Y aunque en ciertas ocasiones sea
lícito complacerse en el buen resultado que se espera
obtener del mal temporal que aqueja á una persona ,
como por ejemplo, en la enfermedad que acometió á un
pecador escandaloso y obstinado, porque puede hacer
que vuelva en sí , y se convierta , ó cuando menos cese
de dar escándalos al mundo; sin embargo, cuando la
persona que padece nos ha causado alguna desazon, tal
complacencia lleva visos de sospechosa.
9. En tercer lugar , la caridad requiere que nos
gocemos en el bien ajeno, rechazando la envidia que
es una especie de displicencia que sentimos por el bien
que el prójimo disfruta, en cuanto ese mismo bien im
pide el que nosotros disfrutamos. De cuatro maneras
distintas podemos sentir disgusto del bien ajeno, con
forme enseña el Angélico Doctor. Primeramenie cuando
recelamos que su próspera fortuna no implique menos
cabo á nuestras personas ó á las de los demás : y este
temor, cuando el daño es injusto , no se roza en ma
nera alguna con la envidia , y puede ser exento de to
da culpa ; pues conforme dice S. Gregorio : Puede acon
tecer muchas veces , que sin perder la caridad nos alegremos
de la ruina de un enemigo nuestro , y sin pecado de envidia
CAPITULO XII, 367

nos entristezca su gloria, como por ejemplo cuando su caida


sirve para aliviar á muchos de sus miserias, y cuando te
memos que su prosperidad le sirva para oprimir injustamen
te á muchos otros *. Secundariamente, cuando al obser
var la prosperidad ajena, no sentimos afliccion de las
ventajas del prójimo, sino cierto disgusto de no poseer
las nosotros; y tal displicencia, si se trata de bienes
espirituales, léjos de servicio de envidia, es una virtud.
La tercera causa está en el disgusto que nos causa el
bien del prójimo, porque le juzgamos indigno de él; y
este disgusto no es ilícito si creyéremos que tales bie
nes, dignidades ó riquezas causarán mayor daño al al
ma del prójimo. La cuarta manera es cuando senti
mos desazon por los bienes ajenos en cuanto impiden
nuestra prosperidad; y esa displicencia es propiamente
envidia, de cuyo vicio es deber nuestro el precavernos.
Dice el Sabio que el envidioso se asemeja al demonio,
por cuanto no de otra causa procedieron las instiga
ciones de que el espíritu maligno usó con Adan para
inducirle á pecado, sino de la displicencia que sentia
al verle destinado para morar en el cielo, de cuya
mansion él habia sido arrojado: Por la envidia del diablo
entró la muerte en el mundo *. A la inversa de la cari
dad, que nos obliga á complacernos en los bienes que
goza el prójimo, como en los nuestrospropios, y á sen
tir como nuestras las gracias que le afligen.

1 Evenire plerumque potest ut, non amissa charitate, inimicinos


tri ruina laetificet, et rursus ejus gloria sine invidiae culpa contristet:
cum et ruente eo, quosdam bene erigi credimus; et, proficiente illo,
plerosque injuste opprimi formidamus. Lib. xx11. Mor. c. 2.
2. Invidia autem diaboli mors introivit in orbem terrarum; imi
tanturautemillum qui sunt ex parte illius. Sap, 1.24.
368 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

ORACION.

¡Ay cuan poco me asemejo á vos, Redentor mio!


Vos fuisteis todo caridad para con vuestros perseguido
res, y yosoy toda rencory odio contra mi prójimo.Vos
rogasteis con amor ferviente por los que os crucifica
ron, y yo he concebido vehementes deseos de venganza
contra los que nue dieron algun disgusto. Perdonadme,
Jesus mio, pues yo renuncio á ser lo que fuí en la vi
da pasada: dadme fuerzas para amaros, y hacer bien
á los que me ofenden. No me dejeis abandonada en
manos de mis pasiones: no permitais que yo tenga que
separarme jamás de vos. ¡Que infierno no fuera para
míverme otra vez apartada y privada de vuestra amis
tad, despues de haber sido colmada de vuestras gracias!
No permitais me suceda tal desgracia, ¡Amor mio! os
lo suplico por los méritos de la sangre que por mí der
ramasteis. Eterno Padre, libradme por los méritos de
vuestro Hijo de caer en desgracia vuestra; y si por ven
tura algun dia hubiese de ofenderos, haced que muera
en este mismo instante en que confio estar en vuestra
gracia. ¡O Dios de amor! dadme vuestro amor. ¡O po
der infinito! socorredme. ¡O misericordia infinita! te
ned piedad de mí. ¡O bondad infinita! atraedme com
pletamente hacia vos. Yo os amo, ¡ó sumo bien! Ma
ría, Madre de Jesus, rogad á Dios por mí; vuestra
proteccion es mi esperanza.

$. II.

De la caridad que debe usarse en laspalabras.

1. Por lo tocante á la caridad que en nuestras pa


labras debemos usar para con el prójimo, es de pri
CAPITULO XII. 360

mariay absoluta necesidad abstenerse de cualquiera cla


se de murmuracion. El murmurador contamina su pro
pia alma y se hace aborrecido de Dios y de los hombres;
dice el Espíritu Santo: El chismoso manchará su alma,
y en todo será aborrecido ". Y siquiera los hombres an
siososporventura de divertise le aplaudan y le inciten
á aguzar su lengua contra el prójimo, concluyen em
pero por huir y evitar la compañía del detractor, bien
persuadidos de que quien habló de los otros de esta
suerte, de la propia manera hablará con las demás
gentes de ellos mismos. Dice S. Jerónimo, que mu
chos de nosotros aunque abandonamos los demás vicios,
no podemos abstenernos de continuar en el vicio de la
murmuracion º. Y pluguiese á Dios que en los monas
terios mismos no hubiese ciertas Religiosas cuya vipe
rina lengua no puede lamer sin hacer brotar sangre:
quiero decir, que no aciertan á formar discurso en que
no tenga cabida la maledicencia, ni á tratar de perso
na alguna sin tropezar en la crítica de sus acciones:
esas lenguas mordaces mejor fuera arrancarlas de los
claustros, ó encerrarlas en un calabozo perpetuo, co
mo que son causa de perturbacion en el recogimiento,
en el silencio, en la devocion y en la paz que debe guar
dartoda la comunidad; en una palabra, sonla ruina de
los conventos. Guárdense tales monjas de que no les
coja la muerte que acaeció á cierto sacerdote maldi
ciente, conocido de TomásCantipratense, quien refie
re” que falleció el miserable como un loco furioso,
destrozándose la lengua con los dientes. Yá otro mur
murador que prorumpia en dicterios contra S. Mala
quías, de improviso se le entumeció la lengua y quedó
1 Susurro coinquinabil animam suam et in omnibus odietur.
Eccli. xxi. 31.
2. Qui ab aliis vitis recesserunt, in illud tamen incidunt.
5 Apum etc. cap. 57.
TOMI, II, 21*
370 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

henchida de gusanos, y á los siete dias murió infeliz


mente de lá enfermedad.
2. Por lo contrario; ¡cuan amada no es de Dios
y de los hombres aquella Religiosa que de todo el
mundo habla bien ! Decia Sta. María Magdalena de
Pazzi que á la persona que le constare que en toda
su vida no hubiese murmurado del prójimo, la ca
nonizaria por santa. Conviene por consiguiente que
procureis evitar toda palabra que huela á murmura
cion contra persona alguna; pero muy especialmen
te contra los superiores y superioras, cuales son el
prelado, la abadesa, el confesor : porque la male
dicencia contra los superiores, tras de lastimar su
honra, disminuye en las demás el amor á la obedien
cia; ó cuando no sea así, debilita al menos la suje
cion mental: y en cuanto vuestras hermanas lleguen
á entender por vuestro conducto que los superiores
obran sin suficiente razon, difícil les será obedecer
como es debido. Cométese el pecado de la murmu
racion no solo cuando nos procuramos ocasiones que
nos faciliten denigrar la fama del prójimo, bien sea
atribuyéndole falsamente algun defecto, bien sea pon
derando sus faltas, ó publicándolas cuando son ocul
tas; sino tambien cuando se interpretan mal las ac
ciones virtuosas que practicare, ó se propala ser hi
jas de dañada intencion. No lo es menos negar las
obras buenas que ejecutare algun sugeto, ó la justa
alabanza que ellas se merecen. No faltan lenguas mal
dicientes que, movidas por el deseo de dar mas visos de
certidumbre á la detraccion, comienzan por loará una
persona, y luego concluyen dando suelta á la maledi
cencia. Tal persona, suelen decir, es de mucho talen
to; pero es orgullosa: es liberal, pero vengativa.
5. Procurad en no decir sino mucho bien de to
do el mundo. Hablad de los demás de la conformi
CAPITULO X11, 57

dad que quisierais que los demás hablasen de vos


otras. Y si acaso se hallare ausente la persona obje
to de la conversacion , poned por obra la bella máxima
de Sta. María Magdalena de Pazzi: no debe decirse del
ausente cosa que no se diria en su presencia. Si ocurriere
que oigais á una hermana propósitos contra otra her
mana suya, no la inciteis á hablar, ni os mostreis de
seosa de escucharlos, si no quereis haceros rea del mis
mo pecado.Cumple entonces ó reprender al detractor,
ó cortar su discurso, ó salir fuera, ó cuando menos no
escucharle. Cierra tus orejas con espinas, dice el Espíritu
Santo; no dés oido á la mala lengua *. Es decir, cuando
oyeres al murmurador, pon en tus oidos una cerca de
espinas que impida dar entrada á la detraccion. Fuer
za es que en aquella ocasion mostremos, al menos con
el silencio, con lo ceñudo del rostro, y con mantener
fijos en tierra los ojos, cuanto nos disgusta aquella
conversacion. Comportaos siempre de tal suerte, que
vuestra presencia arredre al detractor en su afan de
empañar la fama de su prójimo. La caridad ordena
que os pongais de la parte de la persona lastimada,
cuando esto dependa de vuestro arbitrio. Como venda de
grana tus labios *. Esposa mia, dice el Señor, quiero
que tus labios sean como una venda de grana, esto es,
(conforme esplica Teodoreto) sean tus palabras lle
nas de caridad, por manera que cubran en lo posi
ble el defecto, ó escusen al menos la intencion, si no
alcanzan á escusar la accion. Escusa la intencion, si no
puedes escusar la obra *, dice S. Bernardo. Cobijador de
monges “ llamaban al abad Conestabile, segun refiere
1 Sepi aures tuos spinis, linguam nequam noli audire. Eccl
XXVIII. 28.
2 Sicutvitta coccinea labia tua. Cant. v. 5.
3 Excusa intentionem si opus non potes, S. Bern, Serm.
in Cant.
4 Operimentum fratrum,
372 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

Surio 4,porque ese buen nonge, en cuanto sentia ha


blar de los defectos ajenos, se afanaba en disimular
los. Lo propio discurrian de Sta. Teresa las religiosas
de su convento, y decian que donde se hallaba la San
ta tenian seguras las espaldas, porque sabian que
salia siempre en defensa de ellas.
4. Poned sumo cuidado además en no descubrirá
la hermana la palabrilla que en menoscabo suyo haya
dicho otra Religiosa, porque de esas confidencias sue
len engendrarse tales disturbios y rencores que duran
meses y años enteros. ¡Oh cuán estrecha cuenta darán
á Dios los soplones que moran en los conventos! Quién
siembra discordias, se atrae el odio de Dios. Seis cosas,
dice el Sabio, son las que aborrece el Señorº;y pone en
postrer lugar: Aquel que siembra discordias entre los her
manos *. Digna es de compasion la Religiosa que habla
apasionadamente, empero¿como podrá sufrir elSeñorá
la monja que sin serincitada de pasion alguna siembra
discordias en el convento y perturba lapaz comun?. Si
oisteis alguna cosa contra cualquiera hermana, practi
cad lo que dice el Espíritu Santo. ¿0iste alguna cosa
contra tu prójimo? muera en tiº. Es decir, la palabra que
oisteis contra vuestro prójimo, tenedla, no ya encerra
da dentro de vos misma, sino dadle la muerte. Porque
el que está preso puede fugarse de su encierroy mos
trarse al público; mas el difunto no puede salir por
nunca jamás de su sepulcro: lo cual quiere decir que
andeis muy circunspecta en no hacer patente con el
mas liviano gesto aquello que sentisteis, porque si por
el contrario dejareis escapar algun indicio por medio

17 Febr,
Sex sunt quae odit Dominus.
Eum qui seminat inter fratres discordias. Prov. vii. 16 et 19.
Audistiverbum adversusproximum tuum? commoriatur in te
Eccl. xix. 10.
CAPITULO XII. 373
de palabras sueltas, ó de algun ligero movimiento de
cabeza, fácil será combinar las circunstancias yformar
juicio, ó cuando nó inducir á sospechar lo que vos
oisteis. Religiosas hay que cuando están en el secreto
de alguna cosa, no parece sino que padecen angustias
mortales hasta que de alguna manera hayan revelado
el secreto,y como si les punzára el corazon una espina,
forcejean por arrancarla. Cuando llegareis á saber
algun defecto de la hermana, descubridlo únicamente
á los superiores, y solo cuando es necesario lo sepan,
á fin de reparar el daño de la comunidad, ó de la pro
pia hermana que faltó á sus deberes.
5. Además, en los ratos de conversacion , no di
gais palabras sentidas contra vuestra hermana, siquiera
lo hiciereis por burlaros, porque las palabras picantes
que desazonan al prójimo son opuestas á la caridad y
á lo que dijo Jesucristo: Todo lo que quereis que los hom
bres hagan con vosotros, hacedlo tambien vosotros con ellos 4.
¿Os gustaria por ventura ser objeto de burla y de
chacotapara con las demás hermanas, como vos lo eje
cutais con tal otra hermana vuestra? abandonad pues ese
proceder. Huid tambien de todo clase de contiendas,
porque muchas veces de bagatelas que nada valen en
sí se originan ciertas contestaciones, que fácilmente
degeneran en disturbios éinjurias:personas hay llenas
de espíritu de contradiccion , las cuales sin necesidad,
ni siquiera utilidad alguna, y tan solo por mero placer
de contradecir, sueltan ciertaspreguntas indiscretas,
y quebrantan la caridad. Por aquello que no te molesta,
no porfies, dice el Sabio. Pero respondeuna diciendo:
Mas la razon está de mi parte; no puedo oir cosas absurdas.
Escuchad empero lo que responde el cardenal Belar
1 Omnia quaecumque vultisut faciant vos homines, et vos facite
illis. Matth. vii. 12.
2 De ea re quae te non molestat, ne certeris. Eccl. x1. 19.
374 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

mino: Vale mas un adarme de caridad, que cien quintales


de razon. Cuando se está en conversacion,especialmen
te de cosas fútiles, mostrad, en gracia de la misma,
vuestra opinion; pero quedaos ahí, sin aferraros en
defenderla: y mejor fuera aun que cedieseis y os uni
formaseis al parecer de las demás, porque, como decia
el B.Gil, en semejantes controversias el que cede de
su opinion, lleva la palma de la victoria, en cuanto
queda superior en virtud y además conserva la paz,
que es mayor beneficio que la vanagloria que puede
resultar de dejar victoriosa la propia opinion. Por eso
decia S. Efren, que él por su parte, llevado del deseo
de mantener la paz, siempre habia solido ceder en las
disputas;yS. José de Calasanz daba esa advertencia:
Quien ame la paz, no contradiga di nadie.
6. Además si amareis la caridad, poned estudio en
ser afable y sosegada para con todo clase de personas.
La mansuetud es llamada virtud propia del cordero,
esto es, virtud apreciada de Jesucristo, quien por esta
razon quiso ser apellidado Cordero. En vuestro trato y
conversacion usad de modales dulcespara con todas las
Religiosas, no solo para con la superiora y empleadas,
sino para con todas, y especialmente para con las que
o por lo pasado os ofendieron, ó por lo presente os mi
ran con ceño, ó son del partido opuesto al vuestro, ó
bien os son naturalmente antipáticas, ya por su trato
áspero , ya por no ser reconocidas á los beneficios que
de vosotras hubieren recibido. La caridad es sufrida ":
la caridad hace todas las cosas llevaderas; de donde se
sigue que carecerá realmente de caridad quien se obs
tinare contra los defectos de su prójimo. En esta tier
ra que habitamos no hay persona alguna por virtuosa
que sea, que no tenga sus defectos. ¡(uántos de ellos

1 Charitas patiens est.


CAPITULO XII. 375
no teneis vos misma , y quereis que las demás Re
ligiosas usen con vuestra persona de caridad y os com
padezcan ! Luego fuerza es tambien que vos useis de
caridad con las demás , y compadezcais sus imperfec
ciones , conforme nos exhorta el Apóstol : Llevad los
unos las cargas de los otros '. ¿Observasteis alguna vez la
paciencia con que una madre sufre las insolencias de
sus hijos? ¿y eso por qué? porque los ama. Pues he
ahí el verdadero tipo que indica si el amor que teneis
á vuestra hermana tiene su fundamento en la caridad;
puesto que como sea un amor sobrenatural debe aven
tajar al de naturaleza. ¡Con qué raudal de caridad so
portó nuestro divino Salvador las groserías é imper
fecciones de sus discipulos durante el tiempo que en
medio de ellos vivió! ¡Qué caridad nos mostró con Ju
das, llegando hasta lavarle los pies para ablandar su
corazon! Pero ¿áqué fin ir discurriendo por los de
más? hablemos de vuestra propia persona. ¡Conque
paciencia no os ha sufrido el Señor hasta la hora pre
sente! ¿y vos os denegais á suportará vuestras herma
nas? Así como el médico odia la enfermedad y ama al
enfermo ; así tambien si tuviereis espíritu de caridad
debeis odiar las faltas, pero al propio tiempo amar al
que las comete. Pero vendrá quizás diciendo alguna
de las hermanas: ¿Qué es lo que debo practicar con respec
to á tal hermana contra la cual siento tal antipatía natural ,
que no confio tener bastantes fuerzas para tratarla? Y á eso
respondo yo: Tened vos mas espíritu y mas caridad ,
y quedará desvanecida la antipatía.
7. Vengamos á la práctica. Primeramente en oca
siones dadas procurad refrenar cuanto podais los ím
petus do la ira. Absteneos de las palabras que pue
dan ser desagradables á las hermanas, y de los modales

1 Allcr allerius onera portalo. Gat. vi. 2.


376 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

ásperos y altaneros; que las mas de las veces la grose


ría engendra mayor desabrimiento que no las palabras
mismas injuriosas. Si recibiereis algun denuesto de
parte de la hermana, ea, sufridlo, digo, por amor de
Jesucristo, que mayores desprecios sufrió por amor
vuestro. ¡Qué miseria, Dios mio, verá ciertas Religio
sos, que tienen cotidiana oracion, y comulgan con
harta frecuencia , tan sumamente sentidas y delicadas
por ciertaspalabras poco respetuosas y atentas que les
son dirigidas!
Sor María de la Ascension solia cuando recibia algu
na afrenta correr á postrarse ante el SS. Sacramento y
decia: «Ahí os ofrezco, Esposo mio, ese ligero presen
te: os suplico lo acepteisy concedais el perdon al que
me ha ofendido.» ¿Por qué no lo practicaisvos de esta
suerte? Para conservar constantemente la caridad, fuer
za es sufrirtodo linaje de contradicciones. La virtud es
de suyo baladí, decia el P. Alvarez, hasta que no se
haya probado en el crisol de los maltratos que del pró
jimo se reciben; en cuyas ocasiones se conoce si una
alma se halla poseida de la caridad.
8. Cuando alguna Religiosa os hablare con ira,
ú os dirigiere alguna palabra injuriosa, ú os impro
perare por alguna cosa, responded con Imansedumbre,
yvereis súbitamente aplacado su enojo.Una respuesta
dulce mitiga la ira. La respuesta suave quebranta la ira 1.
Así como el fuego, dice S. Juan Crisóstomo, no se
apaga con el fuego , tampoco la ira puede aplacarse
con el enojo. Con fuego no se apaga otro fuego, ni con fu
ror se apacigua el furorº. Os hablan por ventura con ira
cundía y vuestra contestacion rebosa enojo, ¿cómo es
posible aquietar la ira ? medio es este para atizar la
1 Responsio mollis frangit iram. Prov. y v. 1.
2. Igne non potest ignis extingui, nec furor furore. Hom. xcvil
in Gen.
CAPITULO XII. 377
cólera, y ofender la caridad. Responded con manse
dumbre y vereis como se apagará la llama. Tráese á
este propósito lo que refiere Sofronio, el cual dice: que
yendo de viaje dos monges y perdido el sendero que
llevaban, entraron á la ventura en un campo sembrado
de trigo; al echar de verlo el guarda del campo pro-
rumpió en injurias : ellos al principio cerraron sus la
bios; mas observando que su silencio acrecentaba el
furor del campesino y subian de punto las injurias , di-
jéronle por fin: Hermano, hemos obrado malamente ; per
donadnos por amor de Dios : y esa humilde contestacion
compungió de tal suerte al campesino, que se puso á
implorar de los monges el perdon de las injurias con
tra ellos proferidas; y á tal punto llegó su compuncion,
que dejado el mundo entró en la misma religion de
aquellos monges.
9. Ocasiones habrá en que quizás juzgareis muy
puesto en razon y tal vez necesario abatir la insolencia
de alguna monja volviéndole una respuesta seca, ma
yormente si os hallareis á la sazon superior en estado
á la que os faltó al respeto. Pero andais equivocada ;
porque no es la razon sino la pasion la que entonces os
hace hablar. No negaré que teóricamente hablando
no haya ocasiones en que sea lícito el enojarse , co
mo al enojo no acompañe otra falta , conforme dice
David : Airaos y no queráis pecar '. Pero ahí está el pun
to de la dificultad , en el poner en práctica esa máxi
ma. Abandonarse á los impulsos de la ira, es cabalgar
un caballo furioso que no conoce freno y nos lleva
adonde no sabemos. Cuerdo anduvo pues S. Francisco
de Sales al escribir en su Filotea » que es siempre con
veniente refrenar los impulsos de la ira, por mas justa
quesea la causa que los provoque. Preferible es, escribió
1 Irasclmini et noilte peccare. Psalm. iv. 5.
2 P. ni. c. 8.
378 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

el Santo,que se diga de ti, que nunca te enojas, que no que te


enojasjustamente. Una vez franqueadas á la ira las puer
tas del alma, decia S. Agustin, difícil es despedirla de
allí; por cuya razon exhortaba que desde el principio
se le tuviesen cerradas. Cierto filósofo llamado Agri
pino, que habia perdido toda su hacienda, iba dicien
do: Tras haber perdido los haberes, no quieroperder la
paz. Decid vosotros lo propio cuando recibiereis algu
na afrenta. Recibida ya la injuria, ¿quereis añadir al
baldon la pérdida de la tranquilidad, dando lugar al
despecho? Si os enojáreis mayor será el daño que os
causaréis por la turbacion que sentís, que cuanto me
moscabo pueda haber acarreado á vuestra honra la in
juria recibida. Sentir enojo de alguna afrenta, dice el
mismo S.Agustin, es prepararse su propio castigo. La
turbacion engendra siempre daño, siquiera ella se ori
gine de haber caido en algun defecto, porque confor
me dice S. Luís Gonzaga, cuando el agua corre turbia
(esto es, cuando el alma anda turbada) siempre halla el
demonio algo que pescar.
10. Dije que á la hermana que os dijere alguna
palabra injuriosa ú os hablare enojada, vos estais obli.
gada á contestarle con mansedumbre; pero ahora os
digo, que si en aquel momento os sintiereis turbada,
mejor será que guardeis silencio, porque entonces la
pasion os mostraria justas y muy puestas en razon vues
tras palabras: porque en cuanto estuviese tranqui
lizado el ánimo, echaréis de ver lo descompuesto de
Vuestras razones. Ofuscados los ojos, dice S. Bernardo,
por el enojo, no alcanzan á distinguir lo justo de lo in
justo". Haceos cuenta que la pasion es un denso velo
echado ante los ojos, que no deja distinguir lo injusto
y lo equitativo.
1 Turbatus prae ira oculus, rectum non videt. Lib. 2 de consid.
c. 11.
CAPITULO XI!. 379
41. Si ocurriese que la hermana que os ha ofen
dido , vuelta á mejor propósito, acudiese a solicitar el
perdon, poned cuidado en no recibirla con adusto sem
blante, ni en contestar con palabras acerbas, ni en fi
jar en el suelo los ojos, ó andar paseándolos por las
estrellas ; tales ademanes sobre que ofenden mucho á
la caridad , dan ocasion para que la hermana acrecien
te el odio que contra vos abriga, y son motivo de gra
ve escándalo para el convento entero. Nó ; mostradle
por el contrario un afecto cordial : y si ella movida de
humildad se arrodillase á vuestros pies , arrodillaos
vos tambien , y en cuanto ella comience á pediros per-
don, interrumpid su discurso y decid : ¿Mas á qué
viene eso , hermana mia ? Vos sabeis cuanto os amo y
aprecio ; en vez de ser vos quien debe pedir perdon ,
yo soy quien debe solicitarlo de vos , porque yo he
turbado vuestro espíritu con mi ignorancia y mi ne
gligencia , dejando de usar de las atenciones que os
son debidas; compadeceos pues de mí, y perdonadme.
12. Cuando por el contrario fueseis vos quien hu
biere ofendido ó desazonado á alguna hermana , poned
toda diligencia en buscar los medios de aplacar su eno
jo , y disipar de su corazon los motivos de rencor que
tuviere. Solo la humildad , dice S. Bernardo , puede re
parar los daños hechos á la caridad '; y en efecto, no hay
medio mas á propósito para reparar las ofensas cometi
das contra la caridad , que la humillacion. Y hacedlo
al instante si pudiereis , forzándoos en vencer la re
pugnancia natural , porque cuanto mas lardareis en
ejecutarlo mas creces tomará el empacho y concluireis
por no hacer nada. Bien sabéis lo que dice Jesucristo:
Por tanto, si fueres á ofrecer tu ofrenda al altar (como si
dijera para recibir la comunion ú oir misa), y allí te

1 Sola bumilitas laesae charitatis reparalio eet.


380 LA VERDADERA ESPOSA DE J, C.

acordares que tu hermano tiene alguna cosa contra ti, deja


allí tu ofrenda delante del altar, y ve primeramente á recon
ciliarte con tu hermano:yentonces ven á ofrecertu ofrenda4.
Nótese empero, que en ciertas ocasiones no es conve
miente usar de tales actos de humillacion, es á saber
cuando sejuzga que ese acto pudiera causar nuevo mo
tivo de perturbacion al sugeto resentido. Entonces
aguárdese mejor coyuntura, ó llámese á otra hermana
que intervenga en el negocio; ínterin, muéstrese al
ofendido una atencion y respeto muy especiales.

ORACION.

¡Oh Dios mio! no atendais á mis pecados, sino á los


méritos de vuestro Hijo que sacrificó su vida por mi
salud. Tened piedad de mí, por amor de Jesucristo,
y perdonad las ofensas cometidas por mí contra vos,
especialmente por la poca caridad que he tenido con
mi prójimo. Arrancad de mí, Señor , cuanto no os
agradare, y dadme verdaderos deseos de complaceros
en todas mis acciones. ¿Qué mayor pena para mí, Jesus
amado, que el recordar los largos años que gocé de las
delicias del mundo, y la tibieza de mi amor para con
vos? ¡Ay! hacedme participar del dolor que mis pecados
os causaron en el huerto de Getsemaní. ¡Ojalá hubiera
quedado muerta antes de ofenderos, pues solo me resta
ahora el consuelo del tiempo que me concedeis para
emplearlo en vuestro amor. Sí: el resto de mi vida
quiero esclusivamente consagrarlo á vuestro amor. Yo
os amo, ¡Bien inmenso! Yo os amo, ¡Redentor mio! Yo
os amo, ¡único amor de mi alma! Hacedme cumplida
1 Si ergo ofers munus tuum ad altare et ibi recordatus fueris
quia frater tuus habet aliquid adversum te, relinque ibí munus tuum
ante altare et vade prius reconciliari fratri tuo , et tunc veniens offe
res munus tuum.Matth.v. 23, 24.
CAPITULO XII. 381

mente vuestra, antes que no me alcance la muerte.


Atraed hácia vos todos mis afectos, para que yo no pue
da amar sino á vos. Empero mientras me durare la vi
da, ó amor mio, estoy en riesgo de perderos. ¿Cuan
do llegará el dia que me permita esclamar: ¡Jesus mio!
¿ya no puedo perderos por nunca jamás? Enlazadme
con vos de tal suerte que yo no pueda jamás quedar de
vos separada. Hacedlo, por aquel amor que me mos
trasteis, cuando moristeis por mí en la cruz. ¡Vírgen
Santísima!vos que sois tan amada del Señor que nada
sabe negaros, obtened para mí la gracia de no ofen
derle mas,y de amarle de todo corazon , y esto solo
me basta. Así sea.

$. III.

De la caridad en las obras, y en favor de qué clase de per


sonas debe practicarse.

1. En cuanto á la caridad que debe practicarse con


las obras, procurad ser pronta en servirávuestras her
manas en todas sus necesidades. Religiosas hay que se
glorian de amar cordialmente á sus hermanas, empero
son reacias en sufririncomodidad alguna por amor su
yo. Mas el apóstol S. Juan escribia á sus discípulos: Hi
jitos mios, no amemos de palabra, ni de lengua, sino de obra,
y de verdad". Ciertamente, para cumplir con los deberes
de caridad, no basta amar al prójimo tan solamente con
los labios, es necesario además amarlo con las obras: Los
justos son misericordiosos”. Todos los santos están llenos
de caridad y compasion hácia las personas necesitadas
de sus obras. Refiérese de Sta. Teresa de Jesus que
1 Filiolimei,non diligamus verbo neque lingua, sed opere et veri
tate. 1. Joann. III. 18.
2 Justi misericordes sunt. Prov. xIII. 15,
382 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

andaba muy solícita en practicar todos los dias alguna


obra de caridad en favor de sus hermanas; y si pasaba
algun dia sin haberla puesto por obra, procuraba re
parar la falta por la noche, no fuese mas que saliendo
á la puerta de la celda á alumbrar á la Religiosa que
acertaba á cruzará oscuras por delante de la misma ".
Si posible os fuere hacer alguna limosna á espensas de
vuestro propio peculio, no os retraigais de ello, por
que, conforme dice la Escritura, la limosna libra de la
muerte al hombre, lo purga de sus pecados, y hace hallar
misericordia y vida eterna *. Y observa S. Cipriano que
el Señor ninguna cosa recomienda mas repetidas veces
en la Escritura, que la limosnaº.
2. Y nótese que con el nombre de limosna no solo
se entiende dinero ó intereses, sino tambien todo clase
de alivio que ofrecemos al prójimo necesitado. El que
viere á su hermano tener necesidad, dice S. Juan, y le cer
rare 8u entrañas : ¿como está la caridad de Dios en él “.
Limosna muy aceptable á Dios, en un convento es
que una hermana ayude á otra hermana en sustareas.
La monja Sta. Teodora buscaba con anhelo las ocasio
nes de aliviar á cada una de las hermanas en sus res
pectivas ocupaciones, mas evitaba la ayuda de las de
más. Al ocurrir en el convento alguna tarea estraordi
naria solia Sta. María Magdalena de Pazzi acudir in
mediatamente á ofrecerse á hacerla por sí sola; y lue
go despues ayudaba á las Religiosas en las ocupaciones
mas penosas del convento; de suerte que solian decir

1 Ribera, vid. l. 4. c. 11.


2 Eleemosyna a morte liberat, et ipsa est quaepurgatpeccata, el
facit invenire misericordiam et vitam aeternam. Tob. xII. 9.
5 Dominus nihil crebrius mandat quam ut insistamusin eleemo
synis. S. Cypr. de eleem. in ev.
4. Quivideritfratrem suum necessitatem habere, et clauserit vis
cera sua ab eo, quomodo charitas Dei manet in eo?Joann. III. 17.
CAPITULO XII. 383

las monjas que mas tarea hacia la Santa que cuatro le


gas juntas. Procurad hacer lo propio en cuanto al
cancen vuestras fuerzas: y si al cabo sintiereis fati
ga, mirad entonces á vuestro Esposo que lleva la cruz
á cuestas, y aceptad con serenidad la ocupacion que
vais á emprender. El Señor os ayudará con la misma
medida con que vos ayudáreis á vuestras hermanas.
Con la medida con que midiereis, os volverán á medir". Por
donde, decia S. Juan Crisóstomo, que usar caridad
para con el prójimo es un arte de granjearse muchos
beneficios de parte de Dios *. Solia decir Sta. María
Magdalena de Pazzi que mayores consuelos hallaba en
Socorrer al prójimo, que no en la divina contempla
cion; y daba la razon diciendo: Cuando me hallo arroba
da en la divina contemplacion, Dios me ayuda; pero cuando
estoy socorriendo al prójimo, yo ayudo á Dios. Y es así;
pues nuestro divino Salvador manifestó que cuanto ha
gamos en favor de los necesitados lo haremos en favor
Suyo. Empero al practicarlo así, no acepteis la recom
pensa ni el galardon ofrecido por la hermana; compla
Ceospor el contrario al recibir envez de agradecimiento
desatenciones é insultos, porque así os granjearéis do
ble ganancia. Pertenece asímismo á la virtud de la ca
ridad ser condescendiente para con las hermanas, cuan
do sus pretensiones sean razonables: nótese, empero,
que aquí se entiende la condescendencia respecto de
aquellas cosas que no traigan perjuicio á vuestropro
Vecho espiritual; porque si, por ejemplo, la herma
na, careciendo de justa causa y por mero pasatiempo
quisiese que omitieseis las devociones y os quedárais á
Conversar en ella, en este caso vale mas que acudais á
llenar vuestras atenciones. La caridad es ordenada,
Conforme dice la esposa de los Cantares: Ordenó en mi
1. Qua mensura mensifuerilis remetietur vobis. Matth. vii. 2.
2 Eleemosyna estars omnium artium questuosissima.
384 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

la caridad 1; de donde se sigue, que no es caridad aque


llo que ocasiona daño ávuestra propia alma óá la de
vuestra hermana.
5. Pero el acto mas meritorio de caridad es el ce
lo por el bien espiritual de nuestros prójimos; porque
cuanto el espíritu escede al cuerpo en nobleza, tanto
mas aceptable á Dios es la caridad que se dirige á los
intereses del alma, respecto de la que tiene el cuerpo
por objeto. Ejercítase en primer lugar esta clase de
caridad corrigiendo al que yerra. Quien convierte á
un pecador, procura la salvacion de éste y la suya pro
pia;porque el Señor,por aquel acto de caridad, le per
donará todos sus pecados, conforme escribe Santiago.
Por el contrario, dice S. Agustin, que quien viere que
su prójimo camina á la perdicion, v. gr. enojándose
con su hermano , ó maltratándolo con demuestos,y
fuere negligente en socorrerle, su silencio le hace mas
culpable que no lo es el agresor mismo *. Ni valga la
escusa de que no sabeis corregir á los demás; porque
el Crisóstomo os enseña que la correccion mas bien
requiere caridad que no ciencia. Corregid con oportu
nidad, caridad y mansedumbre, y sacareis fruto de la
correccion. Si fuereis superiora, vuestro empleo os
obliga á corregir ávuestras súbditas; y sino lo fue
reis, la caridad os ordena la correccion en cuan
to espereis sacar fruto de ella. Si acertáramos á ver
que un ciego corre á derrumbarse en un precipicio,
¿no fuera darprueba de inhumanidad no advertírselo
á fin de librarle de la muerte temporal? y sin embargo,
mas inhumano fuera todavía quien teniendo en su ma
no los medios de librar de la muerte eterna á la herma
1 Ordinavit in me charitatem. Cant. II. 4.
2 Ep. v. 20.
5 Tu vides eum perire et negligis?pejor estacendo quamille con
viciando. De verb. Dom. Serm. xvn. cap. 4.
CAPITULO XII, 385

na, omitiera hacerlo por pura negligencia. Si vues


tra prudencia previere que la correccion no producirá
ningun fruto,procurad al menos dar de la falta come
tida secreto aviso á la superiora ú á otra religiosa que
alcance á poner remedio. Mas no insistais en decir:
Eso no me toca á mí; no quiero incomodarme por ello; esta
fuéprecisamente la respuesta que dió Cain , diciendo:
¿Por ventura soy yo guarda de mi hermano * ? Cada cual
está obligado á preservar, si pudiere , al prójimo de
la ruina : Y les mandó á cada uno de ellos que tuviese cui
dado de su prójimo *.
4. Decia S. Felipe Neri, que en tratándose de so
correr al prójimo, especialmente en sus necesidades es
pírituales, Dios se da por satisfecho, aunque para ello
abandonemos nuestras devociones si necesario fuere.
Cierto dia , Sta. Gertrudis deseaba prolongar algun
tanto su rato de oraciou, mas como sobreviniese el te
ner que practicar cierto acto de caridad, preguntóle
el Señor: Dime, Gertrudis, ¿qué prefieres? que yo te sirva á
ti, ó tú servirme á mí * ?—Si vais á Dios, procurad no ir
solos 4, decia S. Gregorio. Lo propio decia S. Agustin:
Si amais á Dios, forzad á todos á amar á Dios *; como si
dijere: Si amais á Dios debeis procurar no hallaros
sola en su amor; sino impeled á amarle á todos los de
más, á vuestros parientes, á todas las personas de vues
tro trato y en especial á vuestras hermanas. Sí: por
que una buena monja puede santificar el convento en
tero, ya con las palabras, ya con el ejemplo, ya tam
bien con las devociones que practique con el fin de in

1 Num custos fratris mei sum ego? Gen. Iv. 9.


2 Et mandavitillisunicuique de proximo suo. Eccl. xvil. 12.
5 Vida, Cap. 5.
4. Si ad Deum tenditis, curate ne ad Deum soli veniatis Hom. 6
¿7, 627.
; Si amatis Deum, rapite onnes ad amorem Bei. In Ps. 55.
TOM, I. 22
386 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

ducir á las demás á practicar lo que ella hace. Ni abri


gue por ello escrúpulo de dar pábulo á la vanagloria;
porque aquellas acciones que no son de suyo estraor
dinarias sino asequibles á toda Religiosa que tiende á
la perfeccion,segun á ello está obligada, deben prac
ticarse con el fin de dar buen ejemplo,y de aumentar
en las demás el amor á Dios. Así ha de brillar, dice Je
sucristo, vuestra luz delante de los hombres;para que vean
vuestras buenas obras y dén gloria á vuestro Padre que está
en los cielos *. Mostrarse, pues, devota, mortificada,
observante de la regla, dada á la oracion, frecuentado
ra de Sacramentos, á fin de dar buen ejemplo á las de
más, no son actos de vanidad, sino de caridad,y actos
muy del agrado de Dios.
5. Procurad por consiguiente socorrer á todo el
mundo, si pudiereis, con palabras, con obras, y
muy especialmente con oraciones. Deber es de todas
las esposas de Jesucristo celarpor su honra, conforme
el propio Señor lo dió á entenderáSta. Teresa al de
clararla esposa suya: En adelante como á verdadera espo
sa mia celarás mi honor º. Si una esposa de Jesucristo
no prohijase el partido de su Esposo, quién ha de pro
hijarle? Enseñan muchos doctores, con la autoridad de
S. Basilio, que la promesa que hizo Jesucristo de escu
char las oraciones del que le ruega humilde (en verdad
os digo, que os dará el Padre todo lo que le pidiereis en mi
nombre *) aprovecha no solo á la persona que está oran
do, sino tambien á todos aquellos por quienes ora, á
fin de que ellos no pongan positivo impedimento al lo
gro de lo que se pide. Esto supuesto, en las oraciones
1 sic luceat lux vestra coram hominibus, utvideant opera vestra
bona et glorificent Patrem qui in coelis est. Matth. v. 16.
2 Deinceps, utverasponsa, meumzelabis honorem. Infest. noct. 2.
5 Amen dico vobis, is quid pelieritis Patrem in nomine med da
bit vobis. Jo. xvi. 25.
CAPITULO XII. 387
de comunidad , en la accion de gracias despues de la
comunion, en las visitas al SS. Sacramento , jamás de
jeis de rogar á Dios por los pobres pecadores, por los
infieles , por los herejes y por los demás hombres que
viven apartados de Dios. ¡ Oh ! ¡y cuán gratas no son
á Jesucristo las súplicas que en favor de los pecadores
le son dirigidas por sus esposas! Así lo manifestó Jesus
mismo á la venerable Sor Serafina de Capri : Ayúdame
con tus oraciones , hija mia , á salvar las almas. Y á santa
María Magdalena de Pazzi dijole igualmente : ¿ No ves ,
Magdalena, como los cristianos están en manos de los demo
nios ? si las oraciones de mis escogidos no les libertasen , ya
estuvieran devorados por aquellos. Por eso solia decir la
Santa á sus subditas : Hermanas mias , Dios nos ha con
ducido aqui , separadas del mundo , para que hagamos bien
no esclusimmente á nosotras , sino para que lo practiquemos
en favor de los pecadores. Y en cierta ocasion , les dijo :
Gran cuenta hemos de dar á Dios, hermanas mias, de tantas
almas como se pierden ; si hubiésemos orado fervorosamente
por ellas , tal vez no se hubieran condenado. De ahí es que
no pasaba hora del dia en que la Santa dejase de orar
por los pecadores. Y de aquella gran sierva de Dios Sor
Estefana de Soncino se refiere que pasó cuarenta años
haciendo ásperas penitencias , que aplicó íntegras por
los pecadores. ¿Cuantas almas deben á veces su con
versión no tanto á los sermones de los sacerdotes, cuan
to á las oraciones de los religiosos? Fuéle revelado á
un predicador que el fruto que operaba no era efecto
de sus sermones, sino de las plegarias de un religioso
jovencito que le asistía en el pulpito. Orad al propio
tiempo por los sacerdotes, y pedid á Dios que atien
dan con verdadero zelo á la salud de las almas.
6. No olvideis de rogar asimismo por las ánimas de'
purgatorio. La caridad santa nos aconseja y aun nos
ordena , conforme sienta un docto autor , que oremos
388 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

por aquellas santas ánimas que gran necesidad tienen


de nuestras oraciones. Es doctrina de Sto.Tomás que
la caridad cristiana estiende sus beneficios no tan so
lamente sobre los vivos, sino tambien sobre los di
funtos que murieron en la gracia del Señor: de don
de se sigue que la misma obligacion que tenemos de
socorrer en esta vida al prójimo necesitado, concur
re tambien respecto de aquellas santas ánimas que se
lhallan encerradas en los calabozos del purgatorio, en
donde sufren tal acerbidad de penas que (al decir del
Angélico Doctor) sobrepujan á cuantas en esta vida se
padecen ;y como de suyo ellas no pueden prestarse so
corro, necesitan nuestros auxilios, conforme lo declaró
cierto monge cisterciense difunto, quién apareciéndose
al sacristan de su convento , le dijo : Ayudadme con
vuestras oraciones, pues que yo por mi mismo nada puedo
alcanzar *. Ysi es obligacion comun de todos los fieles
aliviar á aquellas santas ánimas, mas estrictamente loes
de las religiosas, colocadas por el Señor en los conven
tos que son casas de oracion. No olvideis pues de rogar
cotidianamente y en todas vuestras oraciones en favor
de aquellas esposas suyas que piden vuestro auxilio.
No os pese de ofrecer por ellas algun ayuno ú otra
mortificacion : y sobre todo aplicadles las misas que
oís: gran sufragio es este para aquellas almas santas,
que agradecidas aun desde aquellos calabozos os ob
tendrán de Dios gracias abundantes, y mejor os las
alcanzarán cuando entren en el paraíso.
7. De lo que va dicho hasta aquíse infiere cuán ne
cesaria sea la virtud de la caridad para operar vuestra
santificacion y aun vuestra salvacion. Desemejante vir
tud usareis con todos los prójimos y muy particular
mente con las Religiosas de vuestro convento. Si habi
taseis en un desierto no fuera tan necesaria la caridad,
1. Hist. de Or. cister.
CAPÍTULO XII. 3S9

supuesto de que como estariais aislada en la soledad,


bastarian para vuestra santificacion la oracion y la
penitencia; mas como vivís en un convento, en com
pañía de otras muchas hermanas vuestras, si no te
neis una caridad muy grande cometereis cada dia mil
faltas, y acaso caereis en vuestra perdicion. Cuan
do una nave se halla en alta mar combatida de una re
cia tempestad, los pasajeros no piensan mas que en
prestarse mútuo auxilio para librarse del naufragio:
figuraos pues que el Señor os ha colocado en el conven
to, cual en una nave en donde os debeis mútuos so
corrospara libertaros del naufragio de la muerte eterna
y llegar al paraíso en donde esperais estar reunidas por
siempre jamás, para cantar las alabanzas del Señor.
8. Especialmente procurad usar de caridad con las
hermanas enfermas, sean coristas ó legas. A este pro
pósito solia decir el P. D. Antonio Torres: Cuando qui
siereis canoeer si reina en una comunidad el espíritu de Dios,
id á preguntar á los enfermos de que manera son tratados.
Por eso, cuando se hallaba de superior en algun conven
to, aunque era de carácter complaciente, en cuanto ob
servaba que se faltaba á la caridad para con los enfer
mos, castigaba con severidad al que tenia á su cargo el
oficio de cuidarlos. ¡Oh, cuan agradable es á Dios la
caridad que tenemos con los enfermos!. Las Religiosas
que tienden á la perfeccion gastan muchos ratos del dia
ó en el coro ó en el aposento de las Religiosas enfer
mas. Sta. María Magdalena de Pazzi, bien que no tu
viese el cargo de enfermera,jamás desatendia en cuan
to se lo permitian sus ocupaciones la asistencia y ser
vicio de las enfermas, y solia ponderar repetidas veces
sus deseos de estar de continuo empleada en un hospi
tal por andar ocupada en un servicio tan agradable á
Dios. Notese que el mérito que se contrae en servir á
las enfermas, aventaja en gran manera al de servir á.
TOMI, II, 22"
5-JO LA VERDADERA ESPOSA DE J. C. *
ias que gozan de salud : en primer lugar , porque las
enfermas sienten mayores necesidades que aquéllas y á
veces pasan muchos ratos sin compañía alguna , moles
tadas de dolores , llenas de melancolía y de aprensio
nes. ¡ Cuan agradables por consiguiente no deben ser
á Dios cuantos esfuerzos se hagan por socorrerlas y
consolarlas en su aflictiva situacion! En segundo lugar
es mas meritorio servir á las enfermas , porque este
servicio es de suyo mas incómodo , pues en sus apo
sentos suele respirarse un áire fétido, y reina en ellos
la melancolía. Por lo mismo , hermana mia , no dejeis
de hacer tus visitas á las enfermas , siquiera fuesen las
legas mas humildes del convento : antes bien sea es
ta cualidad un motivo para tí de poner mayor cuida
do en su asistencia, supuesto que tales enfermas pasan
mayor soledad , sobre lodo si su dolencia fuese prolon
gada. Consoladlas, servidlas y ofrecedlas algun regali
llo , sin exigir muestras de gratitud ; escuchad sin en
fado sus aves , impaciencias y groserías, que el Señor
remunerará con justa proporcion la caridad que con
ellas gastareis. Léese en las crónicas Teresianas como
una religiosa vió que la madre sor Isabel de los Ange
les luego despues de fallecida , subia directamente al
cielo , llevada por manos de ángeles en medio de una
esplendente luz, y luego dijo en su aparicion que Dios
le concediéra tal gloria en remuneracion de la caridad
que siempre habia tenido con las enfermas.
9. Finalmente, y con especial eficacia os recomien
do la caridad para con las hermanas que os tuviesen
enemistad. Yo tengo de mio, dice un areligiosa, ser muy
agradecida con quien se porta bien conmigo ; pero no
puedo sufrir á los ingratos. Mas los infieles saben tam
bien ser agradecidos con sus bienechores , dice Je
sucristo: la viriud de un cristiano consiste en querer y
practicar el bien con el que nos odia ó nos perjudica:
CAPITULO XII. 391

Vo os digo: amad á vuestros enemigos, haced bien á los


que os aborrecen, y rogad por los que os persiguen y calum
nian 4. ¡Qué horror verá una religiosa que no falta á
la cotidiana oracion, que frecuenta los sacramentos,y
sin embargo conserva vivo rencor contra otra herma
na y no se avergüenza en mostrar de público su odio,
y en cuanto oye hablar de ella busca todos los medios
para zaherir su conducta! Al encontrarla no la saluda;
si ella le dirige la palabra le vuelve las espaldas; empe
ro tambien Dios se las vuelve á la que así obráre. ¡Con
qué ojos ha de mirar el Cordero divino áese tigre infer
nal! ¡Desdichada de la monja que habita en el claus
tro y abriga el odio dentro de su corazon! La infeliz
pasa dos infiernos, uno en la otra vida, otro en la pre
sente, en que sentirá la pena de loscondenados obligada
como está ávivir en compañía de su mortal enemiga.
10. Pero (replica)padre mio, esa hermana es har
to impertinente para que pueda soportarse debida
mente su carácter. Pues ved ahi cabalmente el funda
mento de la virtud de la caridad: sufrir al insufri
ble. ¿Os desacredita acaso—pone obstáculo al logro de
vuestros deseos—llega á disfamaros? haced como si de
todo punto loignoraseis: esforzaos en no manifestar des
vío ni frialdad: llegaos á hablarla con rostro afable (si
ocurriere hablar con ella); ysi manifestáre retraimiento
respecto de vuestra persona, prevenidla en el saludo,y
ved si por medio de la dulzura podeis atraeros su volun
tad. Esa conducta no es bajeza sino la accion mas ele
vada que es dable ejecutar, porque agrada muy muchoá
su divina Majestad. No querais cohonestar la repugnan
cia que sentís, con mostrar lo irracional de su conduc
ta; escuchad por lo contrario las palabras de Sta. Te
1 Ego autem dico vobis: diligite inimicos vestros, benefacite his
qui oderint vos, el orate propersequentibus et calumniantibus vos.
Matth. 5, 44.
392 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.

resa de Jesus: Quien no quiera llevar la cruz sino fun


dada en razon, vuelva al siglo, en donde darán valor á sus
razones. La razon que debe prevalecer en vuestra per
sona es la de practicar obras de caridad por amor de
Dios, aunque la repugnancia os costáre la vida.
11. Si escediéndose aun aquella hermana, os cau
sase realmente algun daño, tomad de ella venganza,
pero venganza propia de los santos. ¿Y en qué consis
te esa venganza? Bien la esplica S. Paulino diciendo:
Amar al enemigo es venganza celestial *. En amar, elogiar y
hacer bien á aquellos de quienes recibieron mal, cifra
ron su venganza los santos. Sta. Catalina de Sena asis
tió con suma solicitud durante una enfermedad á cierta
mujer que se propuso mancillar la honra de la Santa.
S. Acayovendió cuanto poseía á fin de socorrerá un
sugeto que habia manchado su reputacion. S.Ambrosio
señaló una pension vitalicia con la cual pudiese pasar
cómodamente el resto de sus dias á un asesino que ha
bia tramado quitarle la vida. Venustano, gobernador de
Toscana hizo cortar los puños en castigo de la firmeza
de la fe al obispo S. Sabino; y como el tirano se sin
tiese de repente incomodado de un fuerte dolor en los
ojos, suplicó al Santo le aplicase algun remedio: púso
se el Santo en oracion.y levantando en alto el brazo del
cual chorreaba todavía la sangre á borbotones, le echó
su bendicion, y obtuvo el remedio del mal que le aque
jaba, y al propio tiempo la salud del alma, porque
vuelto el tirano en sí, se convirtió al cristianismo. Re
fiere S. Juan Crisóstomo que yendo una vez en un mis
mo carruaje S. Melecio junto con el gobernador que
le conducia al destierro, vió que el pueblo iba á des
cargar una lluvia de piedras contra el gobernador, y al
punto tendió elSanto los brazos, y manteniéndose abra
zado con él, le libró de la muerte. Léese además en
1 Inimicum diligere vindicta coelestis est.
CAPITULO XII. 393
el P. Segneri 1 que en Bolonia fué asesinado el hija
único de cierta señora ; acosado el asesino por los de
pendientes del tribunal, fué á buscar refugio en la pro
pia casa de la madre de la víctima; ¿y qué hizo aque
lla matrona? ocultóle á las pesquisas de los ministros
de la justicia , y dijole despues : Ea , ya que perdi mi
hijo , de hoy en adelante vos lo sereis en su lugar y
tambien mi heredero; tomad entretanto estas monedas y
huid, porque no estais seguro. Al oir esos ejemplos dirá
tal vez alguna de vosotras : esas personas eran san
tas, y mis fuerzas no alcanzan á tanto. Ya á responde
ros por mí S. Ambrosio : Si no os sentis con fuerzas
para tanto , pedidlas á Dios y os las concederá : Si eres
flaco ora ; orando tú , Dios te protegerá s.
12. El que perdona al que le ofendió , puede estar
seguro de que será de Dios perdonado ; pues dice el
Señor : Perdonad , y sereis perdonados s. Decia la beata
Bautista de Varano, religioso recoleta : Aunque yo tu
viera poder de resucitar los muertos, esa gracia no me
diera tanta confianza de ser apreciada de Dios , cuanto
me la dá la inclinacion de volver bien por mal que sien
to en mi interior. Díjole un dia el Señor á la beata An
gela de Foligno : El signo manifiesto del mutuo amor
que reina entre mí y mis siervos , es el amor que estos
tienen susá ofensores. Por lo cual, ya que no os sea da
do practicar otra diligencia, orad al menos, y orad fervo
rosamente á Dios por aquellas personas de quienes ha
yáis recibido ofensas y persecuciones, como oslo manda
Jesucristo : Rogad por los que os persiguen y calumnian *.
La Bta. Juana de la Cruz cifraba su principal ocupacion
en rogar por sus contradictores, por lo cual las herma
nas del convento solían decir : La que deseáre alcanzar
1 Crist. Intr.p, I. disc. 20, n. 20.
2 Si infirmuses ora, luorasetDeus proteget.
5 Dimitirte el dimittimini. Lue. 6.37.
4 Orate pro persequentibus et calumniantibus vos. Mallh. 5, 44.
394 LA VERDADERA ESPOSA DE J. C.
las oraciones de la madre Juana , hágale alguna inju
ria. A Sta. Isabel, reina de Hungria, dijole una voz in
terior, despues que la Santa hubo concluido una oracion
en favor de sus ofensores: Entiendas que jamás me diri
giste oracion mas agradable que la que acabas de hacer,
y por su mérito te perdono todos tus pecados. Practi-
cadlo así vosotras, y seguramente alcanzareis con el per-
don de las culpas el amor de vuestro divino Esposo.

ORACION.
¡ Jesus mio ! concededme el don de vuestro divino
amor, de suerte que yo abrace gustosa por complace
ros cuantas penas y afrentas vengan sobre mí. Dadme
fuerzas para negar á mi voluntad las cosas que á vos
desagradan, y aceptar todas las que repugnan á mi amor
propio, dolores, persecuciones, pérdida de parientes,
de salud y de honra , y todas las cruces que os digna
reis enviarme. Todo lo acepto venido de vuestras ma
nos: acepto todos los trabajos de esta vida y especial
mente las augustias de la hora de la muerte. Haced ,
Señor, que yo no viva sino por agradaros y que al mo
rir os ofrezca gustosa el sacrificio de mi vida. T pues
vos me ordenais que no os ofenda, ya temo el ofende
ros mas que á la muerte misma. Vos me ordenais que
os ame, y vuestro amor es el único objeto de mis de
seos. Pero, Señor, yo conozco mi debilidad : asistidme
en todas ocasiones con vuestra gracia , no dejándome
abandonada en mis propias manos, porque reincidiría
en las ofensas. Yo os amo, ¡sumo bien mio! y espero
continuar siendo constante en vuestro amor. ¡O María,
Madre y esperanza mia! alcanzadme la gracia de ser
fiel á Dios, y de amarle como merece ser amado un tílos
de infinita bondad. Asi sea
FIN DEL TOMO PRIMERO.
ÍNDICE

DEL TOMO PRIMERO.

Advertencia del autor . 5


Los editores 7
Capítulo I. Cualidades apreciables de las vírgenes que
se consagran á Dios 9
Cap. II. Ventajas que lleva consigo el estado religioso. 32
Cap. III. La religiosa debe ser toda de Dios 56
Cap. IV. Del deseo dela perfeccion 74
Cap. V. Peligro de perderse en que se halla la religiosa
imperfecta que teme poco sus imperfecciones. ... 93
Cap. VI. Sigue la misma materia 107
Cap. VII. De la mortificacion interior ó abnegacion del
amor propio 121
§. I. De la renunciacion de la propia voluntad. . . . 136
§. II. De la obediencia 147
$. III. De la obediencia debida á los superiores. . . . 154
§. IV. De la obediencia debida á las reglas 166
§• V. De los cuatro grados de la obediencia perfecta. . 184
Cap. VIII. Dela mortificacion esterna de los sentidos. . 199
§. I. De la mortificacion de los ojos y de la modestia
en general 213
De la modestia en general. . 222
§. II. De la mortificacion del gusto 227
§. III. De la mortificacion del oído, del olfato y del tacto. 243
Cap. IX. De la pobreza religiosa 249
§. I. De la perfeccion de la pobreza. id.
§. II. De los diversos grados y de la práctica de la po
breza perfecta 265
Cap. X. Del desprendimiento de los parientes y demás
personas 280
§. I. Desprendimiento de los parientes id.
."9() INDICE. *
§. n. Del desprendimiento de los seculares y de las pro
pias hermanas 291
Cap. XI. De la santa humildad 304
$. I. De los bienes que produce la humildad id.
§. II. Humildad de entendimiento, ó sea de juicio. . . 314
§. III. De la humildad de voluntad , ó sea de afecto. . 326
§. IV. Sigue la misma materia , y se trata muy señala-
. damente del sufrimiento de los menosprecios. . . . 340
Cap. XII. De la caridad para con el prójimo 351
S- I. De la caridad que debe tenerse con el prójimo , es
pecialmente al formar juicio de sus acciones. . . . id.
§. II. De la caridad que debe usarse en las palabras . 368
§. III. De la caridad en las obras, y en favor de qué
clase de personas debe practicarse. 381

FIN DEL ÍNDICE DEL TOMO PRIMERO.


Biblioteca Episcopal de Barcelona

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