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Zoe Thomas BBC News
Este mes se cumplen 400 años desde que los primeros africanos
esclavizados fueron llevados al territorio que hoy conocemos como Estados
Unidos.
Stacey Toussaint, la jefa de Inside Out Tours, que realiza el tour de la esclavitud
de Nueva York, dice que la gente con frecuencia se sorprende por el rol tan
importante que tuvo la esclavitud en esa ciudad. "Ellos no se dan cuenta de
que fueron esclavos los que construyeron la pared que le da a Wall Street su
nombre", señala. De acuerdo con algunas estimaciones, Nueva York recibió el
40% de los ingresos del algodón en Estados Unidos a través del dinero obtenido
por empresas financieras, negocios de transporte y compañías de seguros.
Más adelante, en el siglo XIX, los bancos estadounidenses y los estados sureños
vendieron títulos que ayudaron a financiar la expansión de las plantaciones de
esclavos. Para equilibrar el riesgo derivado de traer por la fuerza a personas
desde África hasta América compraban pólizas de seguro. De esta forma se
protegían ante la eventualidad de que el barco se hundiera y de los riesgos de
perder a algunos esclavos una vez que llegaran a Estados Unidos. Algunas de las
principales empresas de seguro de Estados Unidos -New York Lifer, AIG y
AETNA- vendían pólizas que garantizaban que los dueños de los
esclavos serían recompensados si estos resultaban heridos o morían.
Algodón y telas
El dinero que ganaban los dueños de las plantaciones del sur no podía ser
guardado debajo de los colchones. Los bancos estadounidenses aceptaban sus
depósitos y contabilizaban a los esclavos como un activo a la hora de estimar
la riqueza de alguien. En años recientes, bancos estadounidenses se han
disculpado públicamente por el papel que jugaron durante la esclavitud.
Sin embargo, decidió que tenía que apoyarla a ella y al embarazo. "Lo intenté
todo, le ofrecí casarme con ella, llevarme al bebé yo mismo u ofrecerlo en
adopción", dice Locker, explicando que sentía que mantener el bebé era lo
correcto. "Dijo que nunca podría dar a su hijo en adopción". Al final llevó a la mujer
a la clínica y pagó el aborto. Luego se mudó a California, ya que dice que no podía
soportar lo que había hecho.
"No sabía cómo iba a sobrevivir, no iba a saltar de un puente, pero probablemente
habría bebido hasta la muerte", dice Locker, quien cree que volver a conectar con
su fe y formar una familia con otra mujer lo salvó. "He pensado en lo que sucedió
todos los días durante los últimos 32 años".
"Culpa y vergüenza"
Generalmente hay cuatro formas en las que los hombres están involucrados en un
aborto, cualquiera de las cuales puede dejarlos traumatizados cuando llegan a
reflexionar más tarde sobre sus roles. Así lo dicen los que dirigen grupos de
asesoramiento postaborto para hombres. A veces los hombres obligan a una
mujer a abortar contra su voluntad; otros dicen que apoyarán la decisión de la
mujer de cualquier manera. Algunos hombres se enteran del aborto por primera
vez después de hecho; o el aborto continúa en contra de sus deseos.
Las encuestas realizadas indican que la mayoría de las mujeres dicen que no
lamentan haber abortado, pero se han realizado menos estudios sobre las
reacciones de los hombres. Los datos que hay para los hombres provienen
de grupos de apoyo postaborto, que dependen de que los busquen, lo que
dificulta hacer observaciones estadísticas amplias. Pero los relatos incluyen
elementos comunes como sentimientos de ira, culpa, vergüenza y profunda
tristeza en las fechas de aniversario.
"Los hombres deben ser protectores, por lo que existe una sensación de fracaso:
no proteger a la madre y al feto, no ser responsables", dice Chuck Raymond, que
ahora tiene 61 años y cuya novia de 18 años a finales de los 70 tuvo un aborto
cuando él era un adolescente. "Hay una increíble culpa y vergüenza por no haber
hecho eso".
Raymond dice que pensó que un niño habría interferido en sus planes educativos
y su entrenamiento en la academia militar de West Point, donde a los cadetes no
se les permite casarse o criar hijos. "Una vez que participé en el entrenamiento,
me quedé atrapado y bloqueé lo que sucedió, manteniéndolo fuera de mi
conciencia. Sin embargo, años después, me di cuenta de que había ocurrido una
tragedia y habíamos tomado una decisión trágica". Él compara la angustia mental
y emocional que puede seguir a un aborto con el trastorno de estrés
postraumático en el campo de batalla.
Casos paradigmáticos
La histórica decisión de la Corte Suprema en el caso Roe vs. Wade, emitida el 22
de enero de 1973, es más conocida por haber legalizado el aborto en Estados
Unidos. Pero dos casos posteriores tuvieron un mayor impacto en los hombres,
dice Allen Parker, presidente de The Justice Foundation, un centro conservador de
derecho en Texas. Después de la decisión de 1976 de la Corte Suprema, en el
caso Planned Parenthood vs. Danforth, ya no se requería el consentimiento del
padre para un aborto. En su decisión de 1992, en el caso Planned Parenthood
vs. Casey, el tribunal fue más allá, diciendo que los padres no tienen derecho a
ser notificados sobre un aborto. "Hay tantas contradicciones en torno a todo
esto", dice el reverendo Stephen Imbarrato, un sacerdote católico y activista
antiaborto.
El contexto
Gillian Frank, historiador de la sexualidad en la Universidad de Virginia, dice que
la decisión en el caso Planned Parenthood vs. Casey de 1992 encontró que "en la
mayoría de los contextos, donde había una relación estable y amorosa, hombres y
mujeres tomaron la decisión juntos". "Y cuando los hombres están ausentes de las
decisiones, a menudo es porque existe un riesgo de violencia o coerción en la
relación".
"Y no veo que los hombres hayan estado ausentes, todo lo contrario, los hombres
siempre han hablado sobre la capacidad de las mujeres para controlar su destino
reproductivo". Antes del caso Roe vs. Wade, señala, esta situación se manifestaba
en que las mujeres tuvieran que ir frente a un panel de médicos, generalmente
hombres, para defender sus casos de aborto, y continúa hoy con "los hombres que
controlan los productos farmacéuticos y los hombres detrás de los escritorios
tomando decisiones".
"Desconexión"
Amy Hagstrom Miller, quien dirige Whole Woman's Health, una compañía que
administra siete clínicas que brindan servicios de aborto en cinco estados de
Estados Unidos, opina que "los hombres están claramente involucrados al
principio, en términos de embarazar a la mujer". "Cuando se trata de su cuerpo, se
dibuja una línea", agrega. "Es el embarazo de la mujer, lo lleva en su cuerpo y no
puedes decirle a alguien qué hacer con su cuerpo y obligar a llevarlo a término.
Una vez que lo haces, comienzas a entrar en áreas aterradoras".
"Sinergia tóxica"
Muchos señalan que no tienes que ser un activista antiabortista para sentir pena
por un aborto, o que te persiga la duda sobre si hiciste lo correcto. Por lo tanto,
explica Burke, más tarde muchos hombres y mujeres cargan una gran cantidad de
heridas morales y espirituales. Hagstrom Miller dice que le gustaría ver un debate
que se aleje "de una conversación de derechos a una conversación sobre dignidad
y respeto, empatía y compasión", un punto no muy alejado de los sentimientos
sostenidos por algunas de las personas contra el aborto.
"Odio cuando hay personas fuera de las clínicas de aborto que gritan cosas como
'irás al infierno'", dice Locker, quien se ha unido a grupos de oración fuera de las
clínicas. "Por un lado, no se está haciendo el trabajo (de disuadir a la mujer), y no
muestras compasión; simplemente condenas a la madre, que también siente que
está atrapada".