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Clasificación
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1) Por su alcance:
a. Especiales: de alcance reducido porque se dirigen a un conjunto
determinado de personas. Ej.: estatuto especial, convenio colectivo
b. Generales: abarcan la generalidad de los trabajadores. Ej.: LCT
2) Por su relación con el derecho del trabajo
a. Clásicas: las que se presentan en todas las ramas del derecho. Ej.: CN, usos y
costumbres
b. Propias: exclusivas del Derecho del trabajo. Ej.: convenio colectivo, estatutos
especiales, laudos arbitrales
3) Por su origen
a. De carácter interno de nuestro ordenamiento:
i. Estatal: PEj. (decreto); PLeg. (leyes); PJud. (jurisprudencia: muy
importante por sus criterios)
ii. Privado:
Convenios colectivos de trabajo: principio de
autodeterminación colectiva
Contratos individuales (debe respetar art. 12, principio de
irrenunciabilidad: si se quiere modificar, se puede hacer en la
medida que no lesione derechos)
Reglamentos de empresa: pueden estar homologados por el
Ministerio de Trabajo, pero no es exigible que lo esté
b. De carácter internacional:
i. TTII DDHH
ii. Tratados con otras naciones u organismo internacionales
iii. Concordatos con la Santa Sede
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Se puede definir entonces al Constitucionalismo social como la corriente de opinión que ha
introducido en las constituciones de los Estados, en forma explícita, derechos y garantías
de contenido social: cláusulas sobre salario justo, igual remuneración por igual tarea, etc.,
que en las constituciones clásicas estaban implícitos.
México fue el primer país que adoptó esta tendencia. En Argentina, el texto original de la
CN de 1853 sólo se ocupaba del derecho a trabajar y ejercer toda industria lícita. El principal
antecedente del constitucionalismo social fue la Constitución de 1949, que consagró en su
texto el derecho al trabajo, la retribución justa, la capacitación del trabajador, las
condiciones dignas de trabajo, el cuidado de la salud, el bienestar personal y familiar del
trabajador, la seguridad social, el progreso económico y la agremiación.
Entendía el trabajo como el medio fundamental para satisfacer en forma conjunta y
armónica las necesidades materiales y espirituales, al considerar que el individuo sólo
alcanza su verdadera dignificación con el trabajo.
Por tratarse de un bien primordial, el trabajo debía ser protegido en todas sus formas por
el Estado, el cual, además, debía garantizarlo para todos los habitantes del territorio, sin
distinción alguna.
En cuanto a la retribución del obrero, consagraba la necesidad de asegurarle una
compensación acorde con su esfuerzo y con el beneficio que su labor producía a su patrono
en particular y a la sociedad en general.
Entendía que este nuevo concepto de compensación tiene una doble naturaleza: material
y moral; la retribución tiende a cubrir las necesidades materiales del obrero y su familia, y
a compensarlo espiritualmente por el esfuerzo realizado y su dedicación.
También reconocía al obrero el derecho a su capacitación, los derechos a las condiciones
dignas de trabajo y al bienestar. Hace referencia al salario digno que permita al trabajador
pagar su vivienda, vestimenta y alimentación. Asimismo, reconocía el derecho al descanso
semanal que le permitiera el esparcimiento y mantenimiento de sus vínculos familiares.
El derecho a la preservación de la salud abarcaba tanto el cuidado de la salud física como la
moral de los trabajadores y de su familia. El Estado debía garantizar este derecho y velar
por las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en que se desarrollaban las
prestaciones laborales.
Se ocupaba del derecho a la seguridad social al consignar que el Estado debía garantizar la
digna subsistencia del obrero, tanto ante la eventualidad de la pérdida de su trabajo, como
luego de su jubilación. El Estado, además, debía incentivar la superación permanente de los
trabajadores.
Respecto del derecho colectivo, consagraba el derecho a la agremiación, al reconocer a los
trabajadores el derecho a reunirse libremente en defensa de sus intereses profesionales en
gremios, cuya actividad estaría expresamente protegida por el Estado.
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a nivel nacional como internacional. De allí que la reforma de 1957 incorporara el art. 14
bis, otorgando rango constitucional a los derechos del trabajador, a los derechos sindicales
y a los emergentes de la seguridad social, consagrando así el constitucionalismo social en la
Argentina. El Estado debe respetar estos derechos absteniéndose de asumir cualquier
conducta que, de algún modo, lesione dichos derechos.
El art. 14 bis consagra las garantías mínimas del trabajo en Argentina, estableciendo que el
trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, en los siguientes
aspectos:
a) Derechos del trabajador en el contrato de trabajo: condiciones dignas y equitativas
de labor; jornada limitada y descanso y vacaciones pagas, régimen remuneratorio
(retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea;
participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración
en la dirección); protección contra el despido arbitrario del empleado privado; estabilidad
del empleado público; estabilidad del representante sindical; compensación económica
familiar (asignaciones familiares).
b) Derechos sindicales: derecho a la organización sindical libre y democrática,
reconocida por la simple inscripción en un registro especial; derecho de los sindicatos a
concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho
de huelga; protección especial a los representantes gremiales para el cumplimiento de su
gestión sindical, en especial la relacionada con la estabilidad de su empleo.
c) Derechos emanados de la seguridad social: El Estado otorgará los beneficios de la
seguridad social, con carácter de integral e irrenunciable; el seguro social obligatorio, a
cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica,
administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir
superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la
familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a
una vivienda digna.
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de dictar dicha reglamentación. En ausencia de norma reglamentaria, la cláusula
programática no goza de andamiaje propio; el derecho permanece en expectativa. Ej.: la
participación en la ganancia de las empresas.
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o En las relaciones laborales privadas rige la estabilidad impropia, que no prohíbe el
despido ni lo anula, sino que se limita a establecer una compensación económica
reparatoria, es decir que no existe la reinstalación en el empleo, sino que la reparación por
el despido incausado se traduce en el pago de una indemnización
o En el ámbito del empleo público, el derecho a la protección contra el despido
arbitrario se vincula con la estabilidad del empleado público, que es propia y está asegurada
por la nulidad de la cesantía arbitraria y la obligación estatal de reincorporación. Esto obliga
también a las provincias y al personal de las administraciones locales. Este tipo especial de
estabilidad queda vulnerada: si la cesantía se dispone sin causa legal suficientemente
razonable; si se dispone sin sumario previo y sin forma suficiente de debido proceso; si se
declara en comisión al personal.
Al contrario, no se ha considerado vulnerada cuando hay causa legal razonable, acreditada
por sumario previo; cuando se suprime el empleo; se dispone la cesantía por razones de
verdadera racionalización o economía administrativa, fehacientemente acreditada, etc.
Derecho a la organización sindical: surge del art. 14 cuando se refiere a “asociarse
con fines útiles”. Esta libertad implica la posibilidad de formar una asociación, poder
ingresar en ella, desasociarse y no ser compelido a asociarse. “Libre”, porque está exenta
de trabas, tanto para su formación como desenvolvimiento, sin coerciones de ninguna
especie. “Democrática”, en cuanto organización respetuosa de la persona, de sus libertades
y derechos.
Derecho de huelga: reconocido no como movimiento individual, sino colectivo. Le
pertenece a la pluralidad de los trabajadores que comparten un mismo conflicto. El sujeto
de la huelga es el sindicato.
Derecho de los representantes sindicales a las garantías gremiales: la expresión
“representante gremial” debe interpretarse con elasticidad, de modo que ningún
trabajador, que bajo una u otra denominación desempeña permanente o transitoriamente
esa función, quede desprotegido.
El representante gremial tiene estabilidad propia relativa, lo cual impide el despido sin
causa y el despido arbitrario y obliga al empleador a reincorporarlo. Sin embargo, no están
al margen de medidas de racionalización administrativa general, autorizadas
legislativamente, ni están exentos de sanciones disciplinarias.
Derecho a la seguridad social: se la conceptúa como un conjunto de medidas y
garantías adoptadas en favor de los hombres para protegerlos contra ciertos riesgos. Los
beneficiarios de la seguridad social son todos los hombres y su objeto es amparar las
necesidades que obstaculizan su bienestar. Tendrá carácter “integral”, por lo que la
cobertura de las necesidades debe ser amplia, sin especificar las necesidades que tiende a
amparar; e “irrenunciable”, apuntando a la obligatoriedad y a que no admite voluntad en
contrario, ni la incorporación de particulares al sistema. Cuando habla de “seguro social
obligatorio” no se refiere a las jubilaciones y pensiones, sino que apunta a cubrir
necesidades distintas de las amparadas por el sistema jubilatorio.
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Derecho a la protección de la familia del trabajador: el bien de familia y el salario
familiar han recibido consagración legal. El acceso a una vivienda digna sigue siendo una
promesa incumplida para grandes sectores de la población.
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Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la
Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía
constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán
ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos
terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.”
b) Los demás tratados y concordatos, que tienen jerarquía superior a las demás leyes
pero inferior a la CN.
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Acumulación: en este sistema se toman normas y cláusulas más favorables
de cada una de las fuentes de derecho, y con ellas se conforma una nueva norma
Conglobamiento: se elige la fuente que contenga mayores beneficios y se
descarta la restante
Conglobamiento por instituciones: se toman como base, para efectuar la
elección, las normas más favorables contenidas en un determinado instituto; es decir, que
se divide la norma por institutos y luego se elige aquella que tenga mayores beneficios para
el trabajador. Este es el sistema adoptado por la LCT.
En cuanto al ámbito geográfico de aplicación, ante la ejecución de un contrato de trabajo
dentro del territorio nacional, se aplican las normas laborales argentinas,
independientemente de si el acuerdo se celebró o no dentro del territorio.
Cuando los casos son mixtos (elementos nacionales y de uno o más países), se debe recurrir
al derecho internacional privado.
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a) Establecer la justicia social, como única forma de lograr una paz universal y duradera
b) Mejorar las condiciones del trabajo en todos los países, ya que la marginación de los
trabajadores atenta contra la paz
c) Lograr la adopción de un régimen del trabajo uniforme a nivel internacional que
proteja a los trabajadores
Con el propósito de aportar respuestas a los desafíos planteados por la mundialización de
la economía, la OIT adoptó dos nuevas Declaraciones (en 1998 y 2008); una relativa a los
principios fundamentales en el trabajo y su seguimiento; la otra, sobre la justicia social para
una globalización equitativa.
Tripartita:
- Organismos estatales
- Organismos sindicales
- Organismos empresariales
Actualmente, la OIT es un organismo especializado, con personalidad jurídica propia,
vinculado con la ONU. Si bien su labor se completa con conferencias regionales y comisiones
especiales, la estructura de la OIT se apoya en tres órganos principales y en los órganos de
control.
Órganos principales
o Conferencia Internacional del Trabajo: asamblea de los Estados miembros, que se
reúnen anualmente en Ginebra (Suiza). Cada representación nacional está integrada por
cuatro delegados (dos representan al gobierno, uno a los empleadores y el otro a los
trabajadores), que a su vez pueden ser acompañados por consejeros técnicos. Este órgano
adopta las resoluciones que fijan la orientación de la política general de la OIT y traza el
camino de sus actividades; también aprueba los convenios y recomendaciones
internacionales del trabajo y vela por su cumplimiento.
o Consejo de Administración: órgano ejecutivo, sus miembros son elegidos cada 3 años
por la Conferencia. Integrado por 56 miembros: 28 gubernamentales, 10 de éstos son
miembros de Derecho, condición que corresponde a los países de mayor importancia
industrial; y 18 miembros gubernamentales elegidos por los delegados a la Conferencia y,
en forma similar, 14 miembros son elegidos por los delegados trabajadores y 14 por los
empleadores. El Consejo re reúne tres veces al año para establecer el orden del día de la
Conferencia y de las reuniones, tomar conocimiento de sus conclusiones y decidir sobre el
cumplimiento de ellas.
o Oficina Internacional del Trabajo: secretaría permanente, con sede en Ginebra. Sus
funciones son las de preparar las reuniones del Consejo y de la Conferencia y, en general,
de cumplir las tareas que le encomienden estos órganos. Prepara además los informes que
sirven de base a los trabajos de la Organización, dirige las actividades de cooperación
técnica, redacta y edita las publicaciones de la OIT y mantiene la relación con las demás
instituciones internacionales, con los ministerios de trabajo de los diferentes países
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miembros y con las organizaciones de trabajadores y de empleadores. Al frente de esta
oficina se encuentra su director general, designado por el Consejo.
Órganos de control: OIT está legitimada para ejercer un control sobre la forma en
que los gobiernos de los Estados miembros llevan a la práctica las disposiciones de los
convenios que han ratificado. A cargo de dos órganos:
o Comisión de expertos: órgano técnico independiente que tiene a su cargo el primer
control de la aplicación de los convenios y recomendaciones de la OIT que se expresa
fundamentalmente a través de observaciones y solicitudes directas que dirige a cada uno
de los países miembros. Integrado por juristas de reconocida imparcialidad e idoneidad,
designados por el Consejo.
o Comisión de Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la Conferencia: sobre la
base del informe de la Comisión de Expertos, analiza y discute, públicamente, los casos que
considera más relevantes, para producir luego un informe que es sometido a la Conferencia
para su aprobación.
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- Derechos humanos fundamentales (libertad sindical, abolición del trabajo forzoso,
igualdad de oportunidades y de trato y eliminación del trabajo infantil).
- Empleo (política de empleo, orientación y formación profesionales, readaptación y
empleo de personas inválidas y seguridad del empleo)
- Política social
- Administración del trabajo
- Relaciones profesionales
- Condiciones de trabajo (salarios, seguridad e higiene en el trabajo)
- Seguridad social
- Trabajo de las mujeres (protección de la maternidad y trabajos subterráneos)
- Trabajo de los menores (edad mínima, trabajo nocturno, examen médico)
- Trabajadores de edad
- Trabajadores migrantes
- Pueblos indígenas y tribales
- Categorías especiales de trabajadores (gente de mar, pescadores, trabajadores portuarios,
de plantaciones, personal de enfermería, etc.)
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Sin embargo, ninguno de estos convenios forma parte de los derechos humanos
fundamentales y, por ende, no se les reconoce jerarquía constitucional.
Negociación colectiva
Los convenios colectivos constituyen una fuente autónoma y propia del derecho del trabajo
regulada en la ley 14.250. Es el acuerdo celebrado entre una asociación sindical con
personería gremial y una empresa o grupo de empresas o una asociación profesional de
empleadores que debe ser homologado por el Ministerio de Trabajo.
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Tiene por objeto fijar condiciones de trabajo y empleo en determinada categoría
profesional, es decir, respecto de los sujetos comprendidos en una actividad, oficio o
empresa. Es obligatorio no sólo para los firmantes, sino también para los trabajadores y
empleadores comprendidos en su ámbito de aplicación.
En cuanto a su naturaleza jurídica, tomando en consideración su forma de celebración tiene
“cuerpo” de contrato (es un acuerdo de voluntades), pero por su alcance y por requerir el
control de legalidad de la autoridad de aplicación, tiene “alma” de ley, aunque no en sentido
formal.
Estatutos especiales
Son leyes que se ocupan exclusivamente del personal de determinada actividad, arte, oficio
o profesión; regulan sus relaciones laborales y contienen mecanismos antifraude. Pueden
ser clasificados, por el ámbito, en: estatutos de actividad (construcción), de profesión
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(médicos), de especialidad (viajantes), de arte u oficio (peluqueros), según la empresa
(Pymes).
Los principales estatutos profesionales son de la construcción, viajantes de comercio, de
periodistas y empleados administrativos de empresas periodísticas, de trabajo agrario, etc.
Usos y costumbres
Los usos consisten en los hábitos o prácticas regularmente mantenidas en una comunidad
o profesión; la costumbres supone, además del elemento objetivo (práctica), otro de
carácter subjetivo (quienes la aceptan, consideran que constituye norma obligatoria). En el
ámbito del derecho del trabajo se utiliza cuando nada puede extraerse de las demás
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fuentes; se configura cuando, en una actividad, las partes reiteradamente asumen
determinada conducta que motiva que se la tenga por incorporada al contrato de trabajo.
La costumbre necesita la prueba de su notoriedad cuando no ha sido reconocida en
preceptos jurisprudenciales o tratada particularmente por la doctrina.
Los usos y costumbres producen plenos efectos cuando ratifican el contenido de la ley
(costumbre secundum legem) o mejoran condiciones mínimas de trabajo; o bien cuando se
ocupan de aspectos no legislados (praeter legem).
En cambio, no puede ser considerada fuente de derecho cuando viola el orden público
laboral (contra legem). Sin embargo, estos usos y costumbres son válidos si benefician la
situación del trabajador.
Usos de empresas
Se trata de usos frecuentes y generalizados de la empresa respecto de su personal, referidos
a la forma de prestar las tareas, la organización del trabajo, las conductas a asumir en
determinadas ocasiones, etc.
Tienen un alcance similar al reglamento de empresa en tanto se pruebe la existencia de la
repetición de los actos y la aceptación reiterada de tales conductas. La diferencia es que las
condiciones de la prestación laboral no están fijadas en un reglamento escrito.
Jurisprudencia
La reiteración de los fallos en determinado sentido y su aceptación ha fundado doctrinas
jurisprudenciales con alcance general, las cuales, en muchos casos, se han transformado en
leyes.
Se destaca la autoridad de los fallos de la CSJN que unifican los criterios sobre determinado
tema y que son acatados por los tribunales inferiores, aunque no son vinculantes porque
no opera como tribunal de casación. Entre los fallos más relevantes podemos mencionar
“Castillo”, “Aquino” y “Milone” sobre la LRT; casos “Ruiz”, “Madorrán”, etc.
También los fallos plenarios de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, que son
dictados cuando existen criterios distintos entre dos salas de la Cámara sobre un tema
idéntico, resultan obligatorios para todas las salas del tribunal y para los juzgados de
primera instancia y tribunales inferiores. Asimismo, cabe destacar los fallos de los tribunales
nacionales y provinciales.
Los fallos que receptan doctrinas limitativas de los derechos de los trabajadores tienen
influencia negativa en la dinámica de las relaciones laborales, ya que otorgan una especie
de indemnidad a los empleadores para incumplir.
Muchas veces es mayor en la práctica la gravitación de la jurisprudencia que la doctrina.
Esto es así ya que sin jueces que la recepten esas doctrinas no se expanden. Una doctrina
judicial protectoria de los derechos esenciales, previsibles, evita incumplimientos. Tiene
carácter preventivo, sancionatorio y disuasivo de conductas antisociales.
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Los pronunciamientos judiciales se erigen como fuente esencial del derecho del trabajo,
brindando respuestas concretas e inmediatas a las situaciones que se van planteando y
coadyuvan a la paz social y a la seguridad jurídica.
Doctrina
Se destaca su importancia para la comprensión de la norma por los jueces, y para la
modificación y elaboración de otras nuevas por el legislador. Sirve para facilitar la
interpretación, pero no convierte esa opinión en regla socialmente obligatoria. A pesar de
su importancia, opera más que como fuente, como un modo de consolidación de la
jurisprudencia.
La negociación individual
El acuerdo concertado entre las partes constituye una fuente mencionada en el art. 1º LCT.
El juez debe recurrir a él para obtener las pautas para resolver el caso.
Los contratos individuales regulan condiciones y características propias de la relación
laboral de los suscriptores cuyo contenido puede tener valor jurídico entre las partes
siempre y cuando no se violen disposiciones del orden público laboral ni el principio de
irrenunciabilidad o el de no discriminación.
Disponibilidad contractual
Por la configuración mixta del orden jurídico laboral (imperativa a la baja, dispositiva a la
alta), por debajo de los mínimos inderogables nada es transable.
El ámbito negocial se reduce por el carácter de las normas laborales, ya que éstas limitan el
campo de la autonomía de la voluntad y sólo se admite si lo concertado es más beneficioso
para el trabajador.
La modificación de 2009 agrega esta fuente al art. 12 (irrenunciabilidad de derechos). Antes
de ello, se discutía la importancia del acuerdo de voluntades y qué derechos eran
irrenunciables. Sin embargo, con el viejo régimen se podían mejorar las condiciones
laborales, y como esos derechos no estaban incluidos en el art. 12 eran renunciables (ej.:
aumentar salario, pero si luego no se podía pagar, se bajaba). Hoy ya no se puede hacer,
porque son derechos ya adquiridos.
Reglamentos de empresas
También llamados acuerdos internos de empresa; las empresas tienen la posibilidad de
organizar el trabajo en un ordenamiento escrito. Por medio del reglamento de empresa, el
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empresario puede organizar la prestación laboral y reglamentar cuestiones referidas a las
conductas del personal en el trabajo, que establezcan obligaciones y prohibiciones propias
de la actividad o de la forma habitual de efectuar las tareas.
Se trata de una serie de normas relativas al trabajo dentro de un establecimiento
determinado y a las sanciones derivadas de su incumplimiento. Por lo general, la empresa
pretende establecer el modo de cumplimiento del débito laboral, y fijar específicamente los
derechos y deberes de cada una de las partes.
Como emanan exclusivamente de la voluntad del empleador, no requieren homologación
ni autorización alguna, y su límite reside en las propias facultades de organización,
dirección, control y disciplinaria.
Sus disposiciones son exigibles y tiene validez y, por ende, deben ser acatadas por los
trabajadores, obviamente, si sus cláusulas no se contraponen a las normas de la LCT, ni a
las disposiciones del convenio colectivo aplicables a la actividad o a la empresa, ni a lo
pactado en el contrato individual de trabajo.
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