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ANALISIS ESCUCHA PEQUEÑO HOMBRECITO

ERICK JOAN PAREDES SUAREZ


COD. 0513002

UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER.


PREUNIVERSITARIO
LECTURA COMPRENSIVA
SAN JOSE DE CUCUTA
2018
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ANALISIS ESCUCHA PEQUEÑO HOMBRECITO

ERICK JOAN PAREDES SUAREZ


COD. 0513002

Profesor
LIC. YUD ALBEIRO ISAZA

UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER.


PREUNIVERSITARIO
LECTURA COMPRENSIVA
SAN JOSE DE CUCUTA
2018
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Tabla de Contenidos

Capitulo 1 INTRODUCCION………………………………………………………………. 3
Generalidades …………………………………………………………………………… 3
Capitulo 2 ANALISIS………………………………………………………………………… 4
Opinion Personal……………………………………………………………………….... 8
Capitulo 3 BIOGRAFIA DEL AUTOR…………………………………………………….. 9
WEBGRAFIA………………………………………………………………………………… 12
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Capítulo 1
Introducción

Generalidades

El libro de Wilhelm Reich titulado ¡Escucha pequeño hombrecito! (o

también, Escucha hombrecito) se considera como si fuera un grito de horror frente a la pasividad

generalizada, la alienación social y la resignación frente a la opresión.

El mismo Reich (para unos, autor lúcido y maldito, para otros, un simple escritor de

delirios) fue quien dijo que aquellos que necesitan cuidados y atención no son quienes en una

situación crítica pasan por encima de las leyes que los oprimen para intentar sobrevivir, sino, por

el contrario, quienes en esa situación se resignan y sufren hasta la muerte.

Escribió este hermoso texto (es un libro breve de menos de cincuenta páginas, total y

absolutamente recomendable) denunciando la esclavitud voluntaria, la banalidad del pequeño

hombrecito y la alienación a que se deja someter sin el más pequeño asomo de rebeldía.
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Capítulo 2

RESUMEN

El texto se titula ¡Escucha, pequeño hombrecito!, está dedicado a los seres humanos

comunes y corrientes, a los que integran la sociedad en su mayor parte, y es una apasionante y

emotiva reflexión de este científico incomprendido sobre el mayor problema al que se enfrentan:

ellos mismos.

En este ensayo caracteriza al hombre masa y lo denuncia ante sí mismo, a fin de que

se zafe de esta condición enajenada y sepa discernir entre líderes falsos que lo someten y líderes

auténticos con los cuales puede luchar por su liberación y la del resto de las personas.

F ¡Escucha, pequeño hombrecito! advierte, entre otras cosas, de estas verdades:

* Te distingues de los hombres realmnete grandes sólo por un rasgo. El gran hombre

ha sido como tú, un pequeño hombrecito, pero ha desarrollado una cualidad importante: ha

aprendido a ver dónde era pequeño en su pensamiento y en sus acciones. En la realización de una

tarea escogida por él mismo ha aprendido a darse cuenta de la amenaza que representaba su

pequeñez y su mezquindad. Entonces el gran hombre sabe cuándo y en qué es pequeño. El

Pequeño Hombrecito no sabe que es pequeño y tiene miedo de saberlo. Cubre su

pequeñez y debilidad con fantasías de fuerza y grandeza -la fuerza y la grandeza de otros

hombres-. Está orgulloso de sus grandes generales, pero no de sí mismo. Admira las ideas

que no tuvo y no las que sí pensó. Cree mucho más en las cosas que no comprende, y no cree en

la veracidad de las ideas que entiende más fácilmente.


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* El Pequeño Hombrecito no quiere oír la verdad sobre sí mismo. No quiere asumir la

responsabilidad que le corresponde. Quiere seguir siendo un Pequeño Hombrecito o llegar a ser

un pequeño gran hombre. Quiere enriquecerse o llegar a ser un líder político, o comandante de la

legión o secretario de la sociedad' para la abolición de¡ vicio. Pero no quiere asumir la

responsabilidad de su trabajo, del abastecimiento, de la construcción de viviendas, de los

transportes, de la educación, de la investigación, de la administración... o de cualquier otra cosa.

* Te tengo miedo, Pequeño Hombrecito, un miedo mortal. Porque de ti depende el

destino de la Humanidad. Te tengo miedo porque no hay nada de lo que huyas más que de ti

mismo. Estás enfermo, ¡muy enfermo!, Pequeño Hombrecito. No es culpa tuya. Pero es tuya la

responsabilidad de curarte. Desde hace tiempo te habrías liberado de tus opresores si no hubieras

tolerado la opresión y no la hubieras apoyado tan activamente.

* No puedes comprender que existen hombres y mujeres que son incapaces de

suprimirte o explotarte, que son los que realmente desean que seas libre, real y honesto. No 'te

gustan estos hombres y mujeres porque son extraños para tu ser. Son sencillos y rectos; para

ellos, la verdad es lo que para ti son las tácticas. Miran a través de ti, no con mofa sino dolidos

ante el destino de los humanos; pero te sientes traspasado por su mirada y en peligro (...) Tienes

miedo de los grandes hombres, de su proximidad a la vida y de su amor por la vida. El gran

hombre te ama simplemente como a un animal viviente, como a un ser vivo. No quiere verte

sufrir como has sufrido durante miles de años. No desea oír tu parloteo como has parloteado

durante miles de años. No quiere verte como una bestia de carga, ya que él ama la vida y quisiera

verla libre de sufrimiento e ignominia.


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* Si acontece que tú, Pequeño Hombrecito, eres un psiquiatra, dígase un Lombroso,

juzgan al gran hombre como a una especie de criminal, o un criminal que ha fracasado en serlo...,

o un psicópata. Ya que el gran hombre, a diferencia de ti, no ve el interés de la vida en

amontonar dinero, ni en la boda socialmente adecuada de sus hijas, ni en una carrera política, ni

en un título académico, ni en el Premio Nobel. Por esta razón, porque no es como tú, le llamas

«genio» o «excéntrico» (...) Él, por su parte, trata de afirmar que no es un genio, sino

simplemente un ser humano. Lo llamas «asocial» porque prefiere el estudio, con sus

pensamientos, o el laboratorio, con su trabajo, al chismorreo, tus vacías «fiestas» de sociedad. Lo

llamas loco porque gasta su dinero en la investigación científica en lugar de comprar acciones y

mercancías como haces tú.

* Piensa simplemente en todas las cosas que jurabas eran correctas durante tan pocos

años como el lapso entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuántas de ellas has

reconocido honestamente que eran erróneas, de cuántas te has retractado? Absolutamente de

ninguna, Pequeño Hombrecito. El hombre verdaderamente grande piensa cautamente, pero una

vez que ha llegado a sustentar una idea importante, piensa en términos de largo alcance. Eres tú,

Pequeño Hombrecito, quien trata de paria al gran hombre cuando su pensamiento es correcto y

duradero y tu pensamiento es insignificante y efímero. Convirtiéndolo en un paria siembras en él

la terrible semilla de la soledad. No la semilla de la soledad, que produce hazañas, sino la semilla

del miedo a ser malentendido y maltratado por ti. Ya que tú eres «la gente», «la opinión pública»

y «la conciencia social». ¿Jamás has pensado honestamente, Pequeño Hombrecito, en la

gigantesca responsabilidad que esto implica? (...) No, no te preguntaste jamás si tu pensamiento

era erróneo. Por el contrario, te preguntabas qué es lo que tu vecino iba a decir sobre ello, o si tu

honestidad podría costarte dinero.


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* Así, no sólo no ayudas, sino que destrozas maliciosamente el trabajo que está

hecho para ti o para ayudarte. ¿Entiendes ahora porque la felicidad huye de ti? Porque quiere que

se luche por ella y quiere ser conquistada. Pero tú sólo quieres devorar la felicidad; es por esto

por lo que se te escapa; no quiere que la devores.

Y la parte final, en el último tramo del libro, cuando recomienda:

* Cambia tus ilusiones por un poco de verdad. Deshazte de tus políticos y diplomáticos.

Olvídate de tu vecino y escucha lo que está en ti; tu vecino también estará agradecido. Cuéntale a

tus compañeros de trabajo en todo el mundo que estás tratando de trabajar solamente por la vida,

y ya no más por la muerte. En lugar de ir corriendo a las ejecuciones de tus verdugos y reos, crea

una ley para la protección de la vida humana y de los bienes. Tal ley será parte de la roca que

basamente tu casa. Protege el amor de tus pequeños hijos contra los ataques de los hombres y

mujeres lascivos e insatisfechos. Acusa a la chismosa solterona; expónla públicamente o métela

en un reformatorio en lugar de meter a los adolescentes que piden amor vehementemente.

Renuncia a superar a tu explotador en la explotación cuando estés en situación de dirigir un

trabajo. Tira tu traje de etiqueta y tu sombrero de copa y no pidas permiso para abrazar a tu

mujer. Crea contactos con gentes de otros países, ya que ellos son como tú, en sus malas y

buenas cualidades. Deja que tu hijo crezca como la naturaleza (o «Dios») lo ha hecho. No trates

de mejorar la naturaleza. Trata, por el contrario, de entenderla y protegerla. Vete a una librería y

no a una subasta, a un país extranjero en lugar de Coney Island. Y, lo más importante, PIENSA

CORRECTAMENTE, escucha a tu voz interna que gentilmente te guía. Tienes tu vida en tu

propia mano.
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OPINION PERSONAL

Escucha pequeño hombrecito es un diálogo que entabla Reich con el pequeño hombre o

mujer que hay dentro de cada uno de nosotros, recorriendo distintos lugares en los que se ha

encontrado con nosotros, y al tiempo, consigo mismo. Fundamentalmente es un libro dirigido a

responsabilizarnos de nuestro propio destino, a cogerlo en nuestras manos y decidir qué hacer

con él, es decir, un libro que nos insta a ser libres con todas sus consecuencias.

El ingrediente fundamental, único, es atrevernos a mirar nuestro pequeño hombrecito

o mujercita, tomando conciencia de los errores en nuestra forma de ser, actuar y pensar. Si le

acompañamos en la primera parte del libro nos ofrece innumerables espejos en los que ver

nuestra mezquindad, miseria, racanería, cobardía y ceguera, sólo queda en nuestra mano verlas y

asumirlas. Si continuamos en la segunda, ya con hambre de esperanza tras haber transitado un

paisaje desolador, nos encontramos con qué saciarlo: trabajar, valorar lo que hacemos, perseguir

la verdad, dar nuestra opinión y contribuir al bien común.

La lectura de este libro me ha permitido no sólo revisar mis miserias personales y ver

las responsabilidades que me toca asumir en estos momentos de mi vida, sino hacer un repaso de

la concepción que he ido desarrollando sobre la realidad a lo largo de mi proceso devida.


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Capítulo 3

BIOGRAFIA DEL AUTOR

Wilhelm Reich .Médico y psicoanalista austriaco

Nació el 24 de marzo de 1897 en Dobrzcynica, en

la Galicia austríaca. Su familia se trasladó a Jujinetz, la parte

ucraniana de Austria, donde su padre, León Reich se dedicó a la

cría de ganado. Allí vivió hasta los catorce años. Cuando estaba a

punto de dejar a la familia para estudiar en el Gymnasium alemán

de Czernowitz, fue testigo del suicido de su madre, Cecilia

Roniger. Su padre nunca se recuperó, en 1914 murió de una tuberculosis pulmonar y Wilhelm, a

sus diecisiete años, tuvo que administrar la finca familiar.

En el año 1915 se unió al ejército austríaco. Cuando terminó la guerra, regresó

a Viena. Estudia Derecho un semestre y se inscribe en la Facultad de Medicina, una carrera de

seis años que completó en cuatro. Se internó en el mundo del psicoanálisis y, antes de terminar

su carrera, ya era parte de la Asociación Sicoanalítica de Viena.

Inicialmente adscrito a la escuela de Sigmund Freud, con cuyo movimiento

rompió, se traslada a Estados Unidos para trabajar como profesor en la New School for Social

Research, en la ciudad de Nueva York, de 1939 a 1941. Por aquel entonces, desarrolló su teoría

de la energía orgónica, considerándola universal y que en la especie humana se libera a través


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de la actividad sexual, con riesgo de que aparezca una neurosis si no se consigue. Sostenía que la

energía orgónica es omnipresente y que con ella se explican cosas como el color del cielo, el

fracaso de la mayor parte de las revoluciones políticas, y un buen orgasmo. En los seres vivos,

esta energía se llama bioenergía o Energía de la Vida.

En el año 1942 fundó el Instituto Orgónico e ideó una caja orgónica para liberar

esta energía.

Wilhelm Reich falleció el 3 de noviembre de 1957 en la Penitenciaría Federal de

Lewisburg, Pensilvania, en donde fue recluido por desacato. El cargo criminal le fue impuesto

porque se negó a obedecer una orden judicial contra la venta de falsos dispositivos médicos

como el Acumulador Orgónico y los "disparadores" del orgón, dispositivos que supuestamente

pueden recoger y distribuir la energía orgónica haciendo así posible la curación para casi

cualquier enfermedad.

Obras

Magia, ciencia y religión

Sexo y represión en la sociedad primitiva

Crimen y costumbre en la sociedad salvaje

Una teroría científica de la cultura

People in trouble

The Bion experiment on the origen of life

Psicoanalisis y antropología
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Magia y esquizofrenia

Fury on earth

El Asesinato de Cristo

Psicología de Masas del Fascismo

Lecturas Seleccionadas: Una Introducción a la Orgonomía

Pasión Juvenil: Autobiografía

Odisea Americana

Más allá de la Psicología

La Investigación Bioeléctrica de la Sexualidad y la Ansiedad

Los Experimentos Bion: El Origen de la Vida

La Función del Orgasmo

La Biopatía del Cáncer

Niños del Futuro: La Prevención de Patologías Sexuales

El Experimento de Oranur

Contacto con el Espacio: Segundo Reporte de Oranur

Superimposición Cósmica: Las Raíces Orgonicas del Hombre en la Naturaleza

Ether, Dios y Demonio

La Invasión de la Moralidad Sexual Compulsoria

El Acumulador de Energía Orgónica, Su Uso Científico y Médico

Gente en Problemas: La Plaga Emocional de la Humanidad

Análisis del Carácter

¡Escucha, pequeño hombrecito!


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Lista de referencias

Reich Wilhelm, ¡Escucha, pequeño hombrecito! (Con Biografia y Notas) Edicion

Digital 2007. https://es.scribd.com/doc/2058264/Wilhelm-Reich-Escucha-pequeno-hombrecito

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