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CAPÍTULO I
TEORÍA GENERAL Y PRINCIPIOS
DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES
1.2. Elementos
1.2.1. Procesos Constitucionales
1.2.1.1. Fines
“5. Fines de los procesos constitucionales
La instauración de procesos específicos para la tutela de los dere-
chos fundamentales ha constituido uno de los objetivos más importan-
tes que la justicia constitucional ha conseguido. Ello se explica porque
en los procesos constitucionales se busca no sólo la protección de los
derechos fundamentales, sino también la constitucionalidad del dere-
cho objetivo. De ahí que se haya señalado que dichos procesos deben
ser capaces de comprender no sólo la tutela subjetiva de los derechos
constitucionales, sino también la tutela objetiva de la Constitución
(ZAGREBELSKY, Gustavo. “¿Derecho procesal constitucional?”. En: Re-
vista Peruana de Derecho Procesal, No. IV. Lima, 2001. pp. 409 y 415).
La doctrina constitucional comparada ha establecido que existen
básicamente dos tipos de procesos constitucionales. En primer lugar,
están los procesos destinados al afianzamiento de los derechos funda-
mentales; y, en segundo lugar, los procesos constitucionales que ase-
guran la supremacía de la Constitución (SAGÜÉS, Néstor P. Derecho pro-
cesal constitucional. Vol. I. Tercera edición. Buenos Aires: Astrea, 1992,
pp. 14-15).
Los procesos constitucionales destinados a la tutela de los de-
rechos fundamentales hallan su fundamento en el doble carácter de
dichos derechos. En efecto, los derechos fundamentales no son solo
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1.2.1.2. Naturaleza
“6. Naturaleza de los procesos constitucionales
Los fines antes señalados, que los procesos constitucionales se
proponen alcanzar, permiten establecer distinciones entre estos y los
procesos ordinarios, pues ambos tienen una naturaleza muy distinta.
De modo general, este Colegiado considera pertinente formular tales
distinciones en cuatro niveles: por su finalidad, por el rol del juez, por
los principios que orientan los procesos constitucionales y por su na-
turaleza.
Una primera diferencia radica en los fines que persiguen ambos
tipos de procesos. En efecto, a diferencia de los procesos constitucio-
nales, los procesos ordinarios no tienen como objetivo hacer valer el
principio de supremacía de la Constitución, y no siempre persiguen la
tutela de derechos fundamentales.
La segunda diferencia estriba en la actuación del juez. En los pro-
cesos constitucionales, los jueces tienen —por razones más trascenden-
tes que en los procesos ordinarios— el deber de controlar la actuación
de las partes, a fin de conseguir, dentro de un plazo razonable, la tutela
efectiva de los derechos fundamentales (AA.VV. Código Procesal Cons-
titucional. Lima: Palestra Editores, 2004, p. 32).
La tercera se fundamenta en los principios que orientan los pro-
cesos constitucionales. Si bien es cierto que estos principios, nominal-
mente, son compartidos por ambos tipos de procesos, es indudable
que la exigencia del cumplimiento de principios como de publicidad,
economía procesal, socialización del proceso, impulso oficioso, elas-
ticidad y de favor processum o pro actione, es fundamental e ineludible
para el cumplimiento de los fines de los procesos constitucionales.
Finalmente, la cuarta tiene que ver con la naturaleza de ambos pro-
cesos, y que puede enunciarse básicamente en que, a diferencia de los
ordinarios, los constitucionales son procesos de tutela de urgencia”.
STC No. 0266-2002-PA/TC. FJ 6
60 CÉSAR LANDA ARROYO
“(…)
11. De ahí que, en el estado actual de desarrollo del Derecho
procesal constitucional, los procesos constitucionales persiguen no
sólo la tutela subjetiva de los derechos fundamentales de las per-
sonas, sino también la comprenden la tutela objetiva de la Consti-
tución (ZAGREBELSKY, Gustavo. “¿Derecho procesal constitucional?”
En: Revista Peruana de Derecho Procesal. No. IV. Lima: 2001, pp. 409
y 415). Pues la protección de los derechos fundamentales no sólo es
de interés para el titular de ese derecho, sino también para el propio
Estado y para la colectividad en general, pues su transgresión supo-
ne una afectación también al propio ordenamiento constitucional.
Por ello, bien puede decirse que, detrás de la constitucionalización
de procesos como el de hábeas corpus, amparo, hábeas data y de
cumplimiento, nuestra Constitución ha reconocido la íntima co-
rrespondencia entre la doble naturaleza (subjetiva-objetiva) de los
derechos fundamentales y la doble naturaleza (subjetiva-objetiva)
de los procesos constitucionales. Siendo que las dos vocaciones del
proceso constitucional son interdependientes y se hacen necesarias
todas las veces en que la tutela primaria de uno de los dos intereses
(subjetivo y objetivo) comporte la violación del otro.
12. Por todo ello, la afirmación del doble carácter de los pro-
cesos constitucionales resulta ser de especial relevancia para el
análisis constitucional a realizar por este Colegiado, pues este caso
amerita una valoración de esta dimensión objetiva orientada a pre-
servar el orden constitucional como una suma de bienes institucio-
nales. En consecuencia, se hace necesaria la configuración de un
proceso constitucional en el que subyace una defensa del orden pú-
blico constitucional. Todo lo cual nos permite definir la jurisdicción
constitucional no en el sentido de simple pacificadora de intere-
ses de contenido y alcance subjetivos, sino del orden constitucional
(normatividad) y de la realidad social (normalidad) en conjunto;
pues, con relación a la Constitución, la jurisdicción constitucional
no actúa ni puede actuar como un órgano neutro, sino, por el con-
trario, como su principal promotor”.
STC No. 0023-2005-PI/TC. FJ 11-12
I. TEORÍA GENERAL Y PRINCIPIOS DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES 61
fuera de duda que el Poder Judicial es el órgano estatal que tiene como
principales funciones resolver los conflictos, ser el primer garante de
los derechos fundamentales y ejercer el poder punitivo del Estado, ca-
nalizando las demandas sociales de justicia y evitando que éstas se
ejerzan fuera del marco legal vigente”.
STC No. 0004-2004-PCC/TC. FJ 31-32
cicio de sus funciones (artículo 138 inciso 2), dimana de ella también la
prescripción de que el Poder Judicial no ha de turbar, ilegítimamente,
el ejercicio de las atribuciones de otros poderes del Estado”.
STC No. 0006-2006-PC/TC. FJ 13-15
b. Funciones generales
“En principio, el Tribunal Constitucional estima oportuno recor-
dar que entre sus funciones está la de racionalizar el ejercicio del poder
público y privado, velar por la supremacía de la Constitución Política
del Perú sobre el resto de las normas del ordenamiento jurídico, sean
estas las emanadas del Estado o de entidades privadas, velar por el
I. TEORÍA GENERAL Y PRINCIPIOS DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES 67
“1. (…)
A diferencia de la actividad jurisdiccional efectuada en sede judi-
cial, el Tribunal Constitucional tiene como tareas la racionalización del
ejercicio del poder, el cual se expresa en los actos de los operadores del
Estado, el mismo que debe encontrarse conforme con las asignaciones
competenciales establecidas por la Constitución; asimismo, vela por la
preeminencia del texto fundamental de la República sobre el resto de
las normas del ordenamiento jurídico del Estado; igualmente se encar-
ga de velar por el respeto y la protección de los derechos fundamenta-
les de la persona, así como de ejercer la tarea de intérprete supremo de
los alcances y contenidos de la Constitución.
Es evidente que el Tribunal Constitucional, por su condición de
ente guardián y supremo intérprete de la Constitución, y mediante la
acción hermenéutica e integradora de ella, se encarga de declarar y
establecer los contenidos de los valores, principios y normas consigna-
dos en el corpus constitucional.
En ese orden de ideas, el Tribunal Constitucional, en cuanto Po-
der Constituyente Constituido, se encarga de resguardar la sujeción
del ejercicio del poder estatal al plexo del sistema constitucional, la
supremacía del texto constitucional y la vigencia plena e irrestricta de
los derechos esenciales de la persona. De ahí que formen parte de su
accionar, la defensa in toto de la Constitución y de los derechos huma-
nos ante cualquier forma de abuso y arbitrariedad estatal”.
STC No. 2409-2002-AA/TC. FJ 1
2. SENTENCIA CONSTITUCIONAL
2.1. Aspectos generales
2.1.1. Concepto
“Estas aluden a aquellos actos procesales emanados de un ór-
gano adscrito a la jurisdicción especializada, mediante las cuales se
pone fin a una litis cuya tipología se deriva de alguno de los procesos
previstos en el Código Procesal Constitucional. (…)”.
STC No. 0024-2003-PI/TC
2.1.2. Objetivo
“(…) Así, en los casos de los procesos de hábeas corpus, amparo,
hábeas data y cumplimiento, el fin de su expedición apunta a proteger
los derechos constitucionales, reponiendo las cosas al estado anterior
a la violación o amenaza de violación de un derecho constitucional, o
disponiendo el cumplimiento de un mandato legal o de un acto admi-
nistrativo; en los casos de los procesos de acción popular e inconsti-
tucionalidad su finalidad es la defensa de la Constitución frente a in-
fracciones contra su jerarquía normativa; mientras que en los procesos
competenciales tiene por objeto resolver los conflictos que se susciten
sobre las competencias o atribuciones asignadas directamente por la
Constitución o las leyes orgánicas que delimitan los ámbitos propios
de los poderes del Estado, los órganos constitucionales, los gobiernos
regionales o municipales.
En suma, permiten cautelar la supremacía jerárquica de la
Constitución y la vigencia plena de los derechos fundamentales de la
persona. Por ende, rebasan con largueza la satisfacción de un interés
72 CÉSAR LANDA ARROYO
2.1.3. Elementos
“Para el cumplimiento de dicho cometido, el Tribunal Constitu-
cional considera necesario estipular que la estructura interna de sus
decisiones se compone de los siguientes elementos: la razón declara-
tiva-teológica, la razón suficiente (ratio decidendi) la razón subsidiaria
o accidental (obiter dicta), la invocación preceptiva y la decisión o fallo
constitucional (decisum).
Al respecto, veamos lo siguiente:
La razón declarativa-axiológica es aquella parte de la sentencia
constitucional que ofrece reflexiones referidas a los valores y princi-
pios políticos contenidos en las normas declarativas y telológicas in-
sertas en la Constitución.
En ese sentido, implica el conjunto de juicios de valor concomi-
tantes a la interpretación y aplicación de las normas técnicas y pres-
criptivas de la Constitución, que permiten justificar una determina-
da opción escogitada por el Colegiado. Ello a efectos de consolidar la
ideología, la doctrina y hasta el programa político establecido en el
texto supra.
La razón suficiente expone una formulación general del principio
o regla jurídica que se constituye en la base de la decisión específica,
precisa o precisable, que adopta el Tribunal Constitucional.
En efecto, esta se constituye en aquella consideración determi-
nante que el Tribunal Constitucional ofrece para decidir estimativa o
desestimativamente una causa de naturaleza constitucional; vale de-
cir, es la regla o principio que el Colegiado establece y precisa como
indispensable y, por ende, como justificante para resolver la litis.
Se trata, en consecuencia, del fundamento directo de la decisión;
que, por tal, eventualmente puede manifestar la basa, base o puntal de
un precedente vinculante.
I. TEORÍA GENERAL Y PRINCIPIOS DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES 73
a. Relevancia de objeto
33. La especial naturaleza de las pretensiones sobre las que se
pronuncia el juez constitucional implica que sus decisiones, en mu-
chos casos, pueden rebasar las propias alegaciones fácticas o jurídicas
de las partes. En efecto, a partir de determinados hechos presentados
por las partes, el Tribunal puede definir situaciones con implicancias
no sólo para éstas, sino también para terceros. Esto sucede, por ejem-
plo, con las decisiones donde el Tribunal se pronuncia sobre un estado
de cosas inconstitucional (Exps. 2579-2003-HD/TC y 3149-2004-AC/
TC). Esto sucede al margen de la competencia conocida de los Tribu-
nales Constitucionales con relación a la llamada inconstitucionalidad
por conexión propia de los procesos de control normativo (artículo 78
del Código Procesal Constitucional)
34. De otro lado, también en los procesos constitucionales de la
libertad, las propias normas de los procesos constitucionales hacen
ahora referencia a esta dimensión de las decisiones del máximo Tribu-
nal. Así, por ejemplo, el artículo 60 del Código Procesal Constitucional,
según el cual el juez constitucional, en vía de ejecución, puede ‘homo-
logar’ los casos que se presenten con decisiones ya pronunciadas o por
el propio juez o por el tribunal, a efectos de anular el trámite procesal
y convertir la admisión de la demanda en ejecución de una sentencia
anterior. Esto es impensable en otros procesos y sólo se justifica por la
especial relevancia y urgencia con que deben ser respondidas las pre-
tensiones en la vía constitucional.
35. La ejecución de este tipo de pronunciamientos supone, por
ello, un serio reto para la justicia constitucional, que requiere equipa-
rar al poder de decisión las competencias y poderes también en la fase
de ejecución. Es decir, quien decide con tal fuerza y deja en manos de
quien no tiene tal poder la ejecución de lo decidido, corre el riesgo
de perder en esta fase lo logrado con la sentencia. La advertencia en
este tramo está dirigida a otorgar potestades y competencias al juez de
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“(…)
En ese sentido, es claro que para la Constitución tanto el Poder
Judicial como el Tribunal Constitucional son órganos constitucionales
productores de la fuente de derecho denominada jurisprudencia. Res-
pecto de esta última se ha sostenido que:
Jurisprudencia es la interpretación judicial del derecho efectuada
por los más altos tribunales en relación con los asuntos que a ellos
corresponde, en un determinado contexto histórico, que tiene la vir-
tualidad de vincular al tribunal que los efectuó y a los jerárquica-
mente inferiores, cuando se discutan casos fáctica y jurídicamente
análogos, siempre que tal interpretación sea jurídicamente correcta
(...) (MORENO MILLÁN, Franklin. La Jurisprudencia Constitucional como
fuente de derecho. Bogotá: Leyer. 2002, p. 33).
34. Consecuentemente, en nuestro sistema jurídico la jurispru-
dencia también es fuente de derecho para la solución de los casos con-
cretos, obviamente dentro del marco de la Constitución y de la norma-
tividad vigente.
Esta afirmación se confirma cuando la propia Constitución, en
el inciso 8 del artículo 139, reconoce el principio de no dejar de admi-
nistrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. No requiere de una
disposición normativa expresa toda vez que dicha fuente deriva di-
rectamente de la función inherente a los órganos jurisdiccionales que
la Constitución configura. En efecto, es inherente a la función jurisdic-
cional la creación de derecho a través de la jurisprudencia. Por ejem-
plo, para el caso de la jurisprudencia constitucional, este colegiado ha
establecido que:
La noción jurisprudencia constitucional se refiere al conjunto de de-
cisiones o fallos constitucionales emanados del Tribunal Constitu-
cional, expedidos a efectos de defender la superlegalidad, jerarquía,
contenido y cabal cumplimiento de las normas pertenecientes al
bloque de constitucionalidad.
(…)”.
STC No. 0047-2004-PI/TC. FJ 33-34
I. TEORÍA GENERAL Y PRINCIPIOS DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES 97
derechos sólo vinculan porque existe una sentencia que así lo estable-
ce. La interpositio sententiae se convierte, así, en una condición del ejer-
cicio pleno de los derechos fundamentales, y su ausencia, por decirlo
así, determina que los derechos apenas si tengan un valor vinculante.
Definitivamente no se puede compartir un criterio de tal natura-
leza. Sin embargo, el Tribunal no sólo puede limitarse a condenar el
desconocimiento del carácter vinculante de los derechos; es decir, la
insensatez de que no se comprenda que, en particular, todos los órga-
nos públicos tienen un deber especial de protección con los derechos
fundamentales, y que la fuerza de irradiación de ellos exige de todos
los operadores estatales que realicen sus funciones del modo que me-
jor se optimice su ejercicio. Es urgente, además, que adopte medidas
más audaces que contribuyan a hacer aún más efectiva su función pa-
cificadora de los conflictos de la vida constitucional. Por ello, dado que
este Tribunal es competente para fijar las reglas procesales que mejor
protejan los principios y derechos constitucionales, considera constitu-
cionalmente exigible que se adopte la técnica del ‘estado de cosas inconsti-
tucionales’ que, en su momento, implementara la Corte Constitucional
de Colombia, a partir de la Sentencia de Unificación No. 559/1997.
Ésta técnica, en un proceso constitucional de la libertad, compor-
ta que, una vez declarado el ‘estado de cosas inconstitucionales’, se
efectúe un requerimiento específico o genérico a un (o unos) órgano(s)
público(s) a fin de que, dentro de un plazo razonable, realicen o dejen
de realizar una acción u omisión, per se, violatoria de derechos funda-
mentales, que repercuta en la esfera subjetiva de personas ajenas al
proceso constitucional en el cual se origina la declaración.
Se trata, en suma, de extender los alcances inter partes de las sen-
tencias a todos aquellos casos en los que de la realización de un acto
u omisión se hubiese derivado o generado una violación generalizada
de derechos fundamentales de distintas personas.
Para que ello pueda realizarse es preciso que la violación de un
derecho constitucional se derive de un único acto o de un conjunto de
actos, interrelacionados entre sí, que además de lesionar el derecho
constitucional de quien interviene en el proceso en el que se produce la
declaración del estado de cosas inconstitucionales, vulnera o amenaza
derechos de otras personas ajenas al proceso. Y, tratándose de actos
I. TEORÍA GENERAL Y PRINCIPIOS DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES 99
3. PRINCIPIOS PROCESALES
3.1. Principio de economía procesal
3.1.1. Concepto
“17. a. Por lo que hace al principio de economía procesal, tene-
mos dicho que si de los actuados existen los suficientes elementos de
juicio como para emitir un pronunciamiento sobre el fondo, pese al re-
chazo liminar de la demanda, resulta innecesario condenar a las partes
I. TEORÍA GENERAL Y PRINCIPIOS DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES 101
“(…)
Es por ello que, tal como lo señala el artículo III del Código Pro-
cesal Constitucional, el juez constitucional goza de una razonable valo-
ración en la adecuación de toda formalidad a los fines de los procesos
constitucionales, de manera tal que, en ningún caso, la supremacía de
la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales
(artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional)
quede subordinada al respeto de las formas por las formas.
8. Lo expuesto, desde luego, no supone en modo alguno que las
disposiciones del Código Procesal Constitucional puedan ser descono-
cidas por los jueces constitucionales. Significa tan sólo que ellas deben
ser interpretadas y/o integradas ‘desde’ y ‘conforme’ a la Constitu-
ción, de modo tal que resulte optimizada la finalidad sustantiva de los
procesos constitucionales (artículo II del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional)”.
STC No. 0005-2005-PCC/TC. FJ 7-8
104 CÉSAR LANDA ARROYO
“(…)
En efecto, siendo la Constitución una Norma Fundamental abier-
ta, encuentra en el Derecho Procesal Constitucional y, específicamente,
en el Código Procesal Constitucional, un instrumento concretizador
de los valores, principios y derechos constitucionales, de manera tal
que, en última instancia, estos informan el razonamiento y la argu-
mentación del juez constitucional, por lo que el principio de dirección
judicial del proceso (artículo III del Título Preliminar del Código Pro-
cesal Constitucional) se redimensiona en el proceso constitucional, en
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