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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO – FILIAL PUERTO MALDONADO

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL SOBRE LA DEMANDA DE


INCONSTITUCIONALIDAD DE ALGUNOS ARTICULOS DE LA LEY DE LA
CARRERA JUDICIAL.
El 22 de marzo, el Tribunal Constitucional emitió sentencia respecto de la acción
de inconstitucionalidad interpuesta por la Fiscal de la Nación, Dra. Gladys
Echáiz, en el Expediente 00006-2009-PI/TC, demanda que fue interpuesto con
el objeto de que se declare inconstitucional algunos artículos de la Ley 29277,
Ley de Carrera Judicial, específicamente las normas contenidas en el artículo
34º, inciso 15, concordante con el artículo 40º, incisos 5) y 8), referidas a la
residencia y variación de domicilio del juez; también el artículo 48º, inciso 12,
referido a la definición de ”falta muy grave” que puede cometer un magistrado;
el artículo 47º, inciso 5, 6 y 16, referido a las libertades comunicativas de que
gozan los jueces y los artículos 87º, 88º, 103º y 104º, referido a la evaluación
parcial de desempeño.
Con la sentencia del Tribunal Constitucional, se da fin a la tema de la
“evaluación parcial de desempeño”, que tanto estuvo en discusión, con la
sentencia del Tribunal Constitucional, se podría decir que los Magistrados
obtuvieron victoria frente al Consejo Nacional de la Magistratura respecto a este
punto, por cuanto la sentencia se ha dedicado exclusivamente a la eliminación
de dicha figura, restándole importancia a los demás puntos de la demanda.
Otro punto importante es respecto de la fijación de la residencia de los jueces y
la vinculación que se hace de este tema con el entorno pluricultural de la labor
judicial.
En la argumentación que realiza el tribunal Constitucional, respecto al tema de
la residencia de los jueces, indica que el Tribunal Constitucional, reconoce la
libertad de residencia como “una condición indispensable para el libre
desarrollo de la persona y se refiere a la facultad de quienes se encuentren
legalmente dentro de un Estado de escoger su lugar de residencia, según lo
han expresado con claridad la Corte Interamericana de Derechos Humanos”,
entonces no se puede comprender como es que la Ley de la Carrera Judicial,
puede imponer un límite a la residencia de los jueces puesto que ellos con esta
ley, se encontrarían en la obligación de habitar en el lugar donde desempeñan
sus funciones”.
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DANITZA MILAGROS LIZARAZO CUEVA.
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El Tribunal Constitucional, en la sentencia argumenta que es necesario


compatibilizar la residencia, el transito y despacho del Juez, debiendo tomarse
en cuenta que el juez tiene una función principalísima y que dentro de sus
facultades le corresponde contribuir en la búsqueda de la paz social”.
Además de ello, la sentencia refiere que las leyes que se expidan en el marco del
ejercicio de la función jurisdiccional deben ser coherentes con el objeto de
administrar justicia, esto en concordancia además que el Estado peruano es
social y democrático de derecho.
En este parte de la sentencia, se señala que el Estado en la actualidad tiene un
carácter “unitario y descentralizado al mismo tiempo”, además se resalta la
importancia del proceso descentralizador como política permanente destinada a
la consecución del desarrollo integral del país.
Si bien una de las características propias del Poder Judicial es su unidad –que,
de acuerdo al Tribunal Constitucional, se correlaciona con el carácter unitario
del Estado-, éste no ha sido ni puede ser ajeno al proceso descentralizador, en el
que debe participar “a través de un acercamiento más coherente con la
población”.
De esta manera, el Tribunal Constitucional, señala expresamente que “una
correcta administración de justicia sólo puede lograrse si hay una adecuada
interpretación de los intereses de la población”, para lo cual el Poder Judicial
“debe promover un acercamiento real a la población y un mejor conocimiento
de sus problemas”.

La Descentralización es conceptualizada por el Tribunal Constitucional, con la


finalidad de fundamentar el tema de la residencia de los jueces y para dar un
mensaje expreso al Poder Judicial sobre la necesidad de acercarse más a las
necesidades e intereses de la población, haciendo hincapié en la tradicional
crítica que se hace al Poder Judicial de administrar justicia “de espaldas a la
realidad”.
Por otra parte, la sentencia señala que este acercamiento a la población que se
exige al Poder Judicial “adquiere más sentido” cuando se vincula con la
pluralidad cultural y étnica que existe en el país. Esta parte de la sentencia,
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refiere: “La diversidad de costumbres, dependiendo del lugar donde se


encuentre, añade especial dificultad a la función del juez, puesto que lo obliga a
ser necesariamente un miembro más de su comunidad y expresar así mejor los
usos y costumbres de su pueblo. No tiene sentido administrar justicia de otra
forma. Un juzgador está obligado a saber cuáles son las costumbres de su
localidad, qué problema los aqueja, cuáles son sus vivencias, puesto que él
resolverá conflictos en ese contexto. Ello será decisivo para que un juez resuelva
los casos con conocimiento de la identidad, costumbres, realidades, usos,
idioma o dialecto que constituyen la realidad o base del conflicto, evitando así
pronunciamientos aislados de personas extrañas. La palabra sentencia deriva
del latín ‘sentiendo’, que equivale a ‘sintiendo’ (expresión volitiva y sentimental),
por lo que el juez debe solucionar conflictos conociendo la realidad de su
localidad a través de un contacto directo con ella, elemento imprescindible en el
modelo de Estado social y democrático de Derecho, que es de carácter
descentralizado”.

En la sentencia se continúa argumentando que “Es en este contexto que la


denominada Ley de Carrera Judicial, al establecer limitaciones a la libertad de
residencia y tránsito puede constituir, siempre y cuando sean interpretadas
correctamente, una garantía para el justiciable, pues implica que el juzgador no
sólo conozca los usos y costumbres de su pueblo y aplique el derecho que
corresponda, sino que lo aplique conociendo el contexto en el que se ha
producido el conflicto, realizándose así el objetivo del proceso, es decir resolver
un conflicto por un juez natural conocedor de su realidad a quien le alcanza el
deber de ser auténtico intérprete de la vigencia social que solo se alcanza
cuando el decidor está compenetrado".

La sentencia concluye que: “El juez, al resolver un conflicto, debe tener en


cuenta no sólo la aplicación objetiva del Derecho, sino la situación concreta de
las partes, dentro de una cosmovisión específica en la cual éstas están insertas,
tomando en cuenta su identidad, costumbres o idiomas. Para ello, la Ley ha
considerado necesario intervenir en el derecho fundamental a la residencia de
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los jueces en vista de los valores constitucionales en juego, razón por lo cual la
demanda debe ser declarada infundada en este extremo”.
La sentencia del Tribunal Constitucional, determina dos aspectos relevantes que
involucrarían una “correcta” administración de justicia: en primer lugar, una
redefinición del perfil cultural del juez; y en segundo lugar una nueva propuesta
sobre el uso del derecho y la fundamentación de las sentencias judiciales.

En cuanto al primer punto, la Ley de Carrera Judicial ya incluye como una de


las principales características de un juez –y como uno de los ejes de su perfil- el
tener un “conocimiento de la realidad nacional y prácticas culturales del lugar
donde desempeña su función” (art. 2º, inciso 6), junto a otros rasgos como el
tener una formación jurídica sólida, un manejo adecuado del despacho judicial
y una trayectoria personal éticamente irreprochable. Sin embargo, como es
evidente, son los aspectos técnico-profesionales del juez los que más han
pesado al momento de establecer los parámetros tanto para la selección como
para el ascenso de los magistrados, dejando esta dimensión cultural
prácticamente invisibilizada. Por tanto, desde este punto de vista, lo que hace la
sentencia es nivelar la balanza a favor de la dimensión cultural de la justicia,
exigiendo expresamente que el juez tome en cuenta: la identidad, las
costumbres, y el idioma de los usuarios, al momento de fallar sobre los procesos.

Como señala Landa, en el fundamento de su voto, una de las principales


implicancias de este re-equilibrio es la redefinición de los requisitos que deben
cumplir quienes deseen acceder a la función judicial, en el caso en el que el
juez que se va a designar en una localidad debe conocer y dominar el idioma o
lengua que predomine en dicha la zona. Como se sabe, este no ha sido uno de
los requisitos exigidos por el Consejo Nacional de la Magistratura, por lo que ello
deberá ser incluido de ahora en adelante en los procesos de selección que se
convoquen.

Empero, este criterio, debería ser tomado en cuenta al momento de evaluar a


los magistrados y optar por su ratificación. Puesto que como se advierte de esta
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sentencia, no basta que el magistrado tenga una buena formación o que


fundamente sus sentencias de acuerdo a ley, sino que debe considerar también
en sus fundamentos la cosmovisión, valores y costumbres de las partes al
momento de fallar, no siendo suficiente basar sus fallos en la “aplicación
objetiva” de la ley.

Así, el Juez debe poner en practica la Hermenéutica Jurídica en el ámbito local,


con todo lo que implica esta labor interpretativa. Esto, involucra habilidades que
no han sido consideradas hasta el momento como parte del perfil del juez.
Además de ello, como labor interpretativa, el Juez deberá “interpretar” la ley
general tomando en cuenta el ámbito para el cual será aplicado, es decir para el
ámbito local, de manera que las partes puedan comprender también el
contenido de la legislación a partir de su propia cosmovisión.
La postura del Tribunal Constitucional en la presente sentencia, es la adecuada,
puesto que permite ir elaborando una justicia que es más acorde con la
realidad, a partir de jueces profesionales que entiendan a la justicia como un
servicio que debe brindarse siempre y nunca por encima del ciudadano común.
Los temas incorporados en la sentencia, deben ser objeto de un mayor
desarrollo, así como lo propone el Dr. Cesar Landa, el de ir elaborando un perfil
del juez que sea acorde con las necesidades que exige el contexto pluricultural
y plurietnico de nuestro país, ello, claro esta con plena vigencia de un Estado de
Derecho que permita la igualdad dentro de la diferencia.
Por ello la Justicia, deberá ser más comprensible para todos, lo que solo se
consigue, solo si se habla un solo lenguaje entre la administración de Justicia y
los Justiciables.

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