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martes, 30 de julio de 2019

DE LA PASTILLA ANTICOGNITIVA A LA PEDAGOGÍA DEL


DEPRIMIDO
Ante tanta intoxicación teórica desde la academia, la
intelectualidad y los grupos críticos, ante procesos
revisionistas que dejan construcciones inacabadas
como chatarras a la vera del camino, sin seguimiento
ni continuidad, he tenido que establecerme guías que
no permiten que me pierda o peor aún me contradiga.
Por eso me construí una:

BRÚJULA DE 3 NORTES.

1.- Conciencia política: Sentirme en paz al definir mi


opción político/ideológico y adherirme al bloque
histórico de izquierdas críticas contrahegemónicas,
antiimperialistas en categórica integración con mi
práctica pedagógica, sin dogmatismos, ni religioso
sectarismo, sin atesoramiento de únicas verdades,
salvo las que se van develando desde la historicidad
Prof. Isnelda Alvarez Rodríguez
Correo Electronico:
pero con capacidades de auto regulación científica,
isneldaalvarez@hotmail.es mas no cientificista y la suma de lo anterior es lo que
fertiliza mi conciencia transformadora.

2.- La certeza: Ésta es un flagelo imperdonable en estos tiempos de revoluciones, de saltos


cuánticos y cuestionamientos profundos en el hacer educativo, pero tampoco se trata de andar como
Adán en el día de las madres: de paradigma en paradigma, de teoría en teoría sin asidero ni
referentes. Trato de decir que es muy difícil conciliar propuestas, ideas y teorías de impoluta
estructuración e incontestable argumentación sino las contrasto con mi realidad objetiva y
cotidianidad humanizante para poder fijar mi postura crítica.

3.- La dialéctica: La humanización y una práctica pedagógica para la transformación de las


realidades propias y ajenas, sobre todo cuando éstas me indican la existencia de acciones opresivas
o contradicciones ontológicas me atraviesan para entender críticamente las razones de origen
(social, político, económico) de las posturas o pensamientos diferentes a los míos y transformar con
humildad consciente mis haceres y saberes. La pedagogía del amor no es un cliché o una frase
ornamental de un discurso de agitación, no, es una práctica necesaria para encontrar en la otredad
de mis chamos, de mis madres, padres, directivos docentes, comunidad toda espacios de diálogo y
coincidencias o por lo menos de tolerancia (es la parte más difícil…)

Finalmente después de este volcamiento reflexivo sin intencionalidades ulteriores me sentiré


tremendamente compensada si este texto mece algún pensamiento o acción autoconvocante en
algún o alguna docente deprimida (o) y sumemos voluntades transformadoras de nuestra tediosa
cotidianidad, en nuestra escuela uniforme y estandarizada o en nuestra sopa de letras que son las
teorías pedagógicas

Nos vemos en el próximo sentimiento...


Publicadas por Profesor Jean Carlos Dubén martes, julio 30, 2019

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