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Por:
Programa de Psicología
Cali: 2007
PRESENTACION
Todos los días, todas las personas de todo el mundo interactuamos: en cada lugar,
incluídos los más privados o los más públicos o, quizá, en otros términos, los más
personales y los más sociales. Más aún: esta interacción no disminuye ante el auge
de los medios electrónicos y plataformas virtuales sino que, a lo sumo, se cambian los
canales, varían algunos contenidos y formas de los “territorios” pero el contacto sigue
incólume. Y uno de los asuntos más interesantes es que mucha de nuestra interacción
no es verbal e, incluso, puede comunicar mensajes con mayor claridad como el
telegrama de la mirada que la canción expresa. Presumiblemente uno de los clásicos
(no lo último!) en tal dirección es aún Hall (1989) quien combina señales y distancias
como parte de la lectura e interpretación de los lenguajes y del espacio en cuanto
comunicación “silenciosa”. Alguna vez se le atribuyó a Sartre la frase “el infierno son
los otros” y uno podría pensar la calaña de los “otros” que conoció Sartre y, a la vez,
la “calidad” de la influencia de Sartre sobre esos otros. Cuando los demás son
amables y sobre todo, cuando uno también es amable para los demás, los otros que
incluye el nosotros es casi un paraíso. Así recordaríamos a Octavio Paz en su célebre
“no soy yo sin los otros que me permiten ser”. Estamos pues determinados a estar
con los otros ( o con sus fantasmas que pueden ser aún más poderosos) y lo que
puede ser peor aún, con nosotros. Cómo nos relacionamos con los otros, en dónde lo
hacemos, mediante cuáles estrategias logramos retener o deslizar las interacciones,
qué agrado o desagrado nos producen, cómo afrontamos esas experiencias privadas o
públicas, cómo elaboramos las atribuciones de los paisajes que visitamos o de los
sitios que evitamos o buscamos en la ciudad y sobre todo por qué lo hacemos o lo
deseamos…son inquietudes que se constituyen en parte esencial de lo que pretende
responder la psicología ambiental. Lo cotidiano es su objeto de trabajo privilegiado,
mas no lo único: las experiencias inducidas, sean artificiales (experimentos de
laboratorio) o sean sociales (experimentos ecológicos) son también componentes
importantes de su interés (Bronfenbrenner, 1987) porque allì se pueden descubrir
situaciones no detectables “naturalmente”y su producción contribuye y es condición de
su descubrimiento. No hay pues dicotomías ni oposiciones radicales entre métodos de
investigación cualitativamente diferentes, aunque se les reconozcan limitaciones y
alcances particulares ( González, 2000 y Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000) y menos en
la psicología ambiental en donde los Ambientes “Artificiales” son estudiados
“naturalmente”, es decir, en su nicho especial (Granada, 2002). Incluso, paradojalmente,
bajo la categoría de “no lugares” (Auger 1992) la psicología ambiental y la
antropología desentrañan el significado que poseen por oposición al nicho de las
interacciones y encuentros, que definen especialmente a los “sí lugares”. La psicología
ambiental es, en primera instancia, el estudio de las interacciones ente los sujetos y su
entorno bajo las dimensiones espaciotemporales que los cobijan y hasta cierto punto
los constituyen (Moser, 2005)
Ahora bien: dentro de la enorme temática que esta disciplina ha venido desarrollando
desde sus orígenes (Proshansky et al. ,1978) qué elementos se deben escoger para
ofrecer una mirada inteligente y justa acerca de sus características, posibilidades ,
limitaciones y visión de futuro? Presumiblemente si otro autor hiciera este capítulo
escogería tópicos diferentes a los que se propondrán y podría sustentarlos
adecuadamente. Aunque se tengan preferencias al respecto, se tendrá en cuenta a las
personas a quienes va dirigida esta publicación y el papel de su contenido en su
formación. En consecuencia se propone el siguiente contenido temático:
“ha mostrado un notable crecimiento en los últimos treinta años en el mundo industrializado,
particularmente en América del Norte. Los E.U. juegan un papel claro en cuanto motor en este
sentido: inquietos por mantener una primacía amenazada sobre los planes económicos y
tecnològicos, las autoridades federales se han dotado de todos los instrumentos para explotar
más sistemáticamente el potencial de sus universidades en materia de innovación – entre otros-
la legislación concerniente a la propiedad intelectual de los investigadores tales como las leyes
Stevenson –Wydler o la Bayh-Doyle. La comercialización engloba todas las actividades
tocantes a la identificación, la evaluación, la protección, la transferencia o la explotación-
valorización de la propiedad intelectual generada dentro de las universidades” (pag. 57).
Krasner (1980) por su lado, asume la síntesis elaborada por Moos (1976a) la cual
señala básicamente 7 aspectos en los cuales relaciona los contextos del surgimiento y
desarrollo del diseño ambiental como una disciplina y campo de aplicación altamente
correlacionado con el la psicología ambiental: 1.) Desde la antigüedad, autores han
afirmado que el surgimiento y caída de las civilizaciones ha estado en función de la
forma de afrontar los desafíos del entorno y que la planeación de las interacciones entre
los habitante y su medio ha sido factor esencial en el éxito op fracaso de la misma; 2.)
El desarrollo de la Ecología y el subsiguiente surgimiento y desarrollo de la ecología
cultural humana en donde la competencia por el acceso a los recursos se convirtió en
la base de la ecología animal y humana; 3.) El creciente reconocimiento por parte de
los investigadores que los factores ambientales son los mayores determinantes sobre la
salud y enfermedad.; 4.) El surgimiento y acelerado crecimiento de organizaciones
modernas tales como las burocracias gubernamentales, sindicales, mercantiles y
universitarias y la consiguiente influencia sobre los miembros que hacen parte de las
mismas; 5.) El desarrollo, al interior del campo de la psicología, de un vasto cuerpo
teórico e investigativo acerca de las influencias del ambiente sobre la conducta
humana; 6.) El énfasis dentro de las profesiones de la arquitectura y de la construcción
del impacto que tienen sobre las preferencias y comportamientos el diseño espacial
correspondiente; 7.) El movimiento reciente que subrayan el interés en la conservación
y “calidad de vida” el cual se ha convertido en la base del movimiento ecológico.
Stokols (1995), por su parte, ha comentado algunos aspectos interesantes con relación
a la trayectoria pasada y a las perspectivas de la Ps. A. denominándolas paradojas de
la misma En tal sentido, examinando las décadas de los sesenta a los noventa,
identifica seis grandes tendencias de su desarrollo las cuales resume: a) desarrollo de
conceptos y métodos nuevos para analizar las relaciones entre ambiente y conducta; b)
el incremento del énfasis en la investigación intercultural; c) los modelos
transaccionales entre ambiente y conducta; d) relaciones ente ambiente y grupo; e) la
expansión de la aplicación de la investigación sobre el ambiente y conducta a la
solución de problemas comunitarios y f) ampliación internacional de su horizonte de
acción. Sin embargo, en la medida de su expansión y desarrollo, la identidad de esta
disciplina ha llegado a constituírse en algo difuso y son más claras las zonas de
frontera que las zonas nucleares de interés.
1. Como sucede con toda disciplina, el enfoque y los objetivos planteados dan
lugar a la preeminencia de ciertas preguntas sobre otras e incluso a la
imposibilidad de identificar ciertos interrogantes. Sin embargo, esta limitación
epistemológicamente “natural” no es irreversible y los nuevos problemas que
surgen unidos a los viejos sin resolver permiten aperturas dentro del mismo
sistema paradigmático pero no permiten superarlo fácilmente. Así, del
postivismo clásico, fuerte y emprendedor durante muchos siglos, se pasa a
una visión crítica, neopositivista, que modera las limitaciones del anterior (Kraft
1966) pero no ataca sus fundamentos epistemológicos. De manera casi paralela
pero sin la difusión y aceptación del caso anterior, se proponen otras formas y
contenidos cualitativamente diferentes: sistemas hermenéuticos –dialécticos
(Geymonat, 1975) y constructivistas – emancipadores ( Baró, M, 1996). Con
solo mencionar este punto es suficiente para los actuales propósitos pues su
desarrollo implica otro contexto y otros objetivos.
2. Superando ciertas visiones en donde campea agonizante un determinismo
ambiental (Ambiente determina al Sujeto) y un determinismo sujetivo
(Sujeto determina al medio) se plantean opciones interactivas en donde
uno y otro se afectan recíprocamente (Ambiente - Sujeto).: es el enfoque
adaptativo entendido como los procesos a través de los cuales los sujetos y el
ambiente se modifican recíprocamente DENTRO DE CONTEXTOS
ESPECIFICOS HISTORICAMENTE DEFINIDOS vinculando en forma
dinámica trayectoria y coyuntura.. En este punto se aclara que tales procesos
pueden transcurrir en una gama desde lo más simple hasta lo más complejo,
incluyendo modificaciones tecnológicas y culturales de especial nivel como por
ejemplo las ciudades. En esta interacción tanto el sujeto como el medio son
actores activos y no receptores pasivos de los impactos de uno u otro. De aquí
se desprende que el objeto de trabajo del psicólogo ambiental implica tres
términos inicialmente: las características del sistema sujeto (sea individuo,
grupo, organización, comunidad o nación); el sistema entorno o ambiente
(incluído el social) pero sobre todo la interaccion en donde se conforma un
supersistema diferente: sujeto X entorno.
3. En la misma tónica ya no se formula la interacción en términos de la
simpleza Sujeto Ambiente sino que se proponen procesos mediadores de
tipo cognitivo: percepción, conocimiento y valoración (actitudes) como los
fundamentales y mejor conocidos. Aún más: Castro (2003) y especialmente
Peluso (2003) proponen el uso del concepto de Representaciones Sociales el
cual incluye los anteriores y los articula en forma tal que supera algunas de las
dificultades e incongruencias importantes que su tratamiento por separado
había permitido. Las implicaciones metodológicas y teóricas son importantes
en cuanto el sujeto humano adquiere algunas diferencias claves con sus
convivientes los animales: se supone que el hombre tiene mente, que siente,
que planea, que se representa el mundo y que no es vergonzoso incluirlo en los
temas de interés científico. Algunos zoomórfilos, por oposición a los
antropomórfilos, también le atribuyen parte de estos procesos a los animales lo
cual es bueno porque nos incluyen a los dos en el campo de la ciencia y a lo
mejor redunda en respeto por la vida animal.
4. También ha pasado el imperio de los estudios de las conductas moleculares o
fragmentarias acentuándose el de las conductas molares o situacionales. Así del
énfasis en donde era más importante medir en condiciones absolutamente
controladas el parpadeo y dilatación pupilar ante una luz de ciertos lúmenes y
duraciones específicas importa conocer , por ejemplo, los sentimientos de
excitación – depresión ante la aparición de otra “luz”, por ejemplo, Luz
Marina Zuluaga (nuestra Universo 1959). Estos estudios de laboratorio previos
pretendían ser los modelos de investigación y en eso consistía su imperialismo.
Y es que tenían cierta utilidad innegable: por ejemplo, conocer exactamente el
tiempo de reacción ante diferentes colores permite planear óptimamente la
distribución y codificación de los colores en los semáforos. Empero, en este
momento, las conductas molares e incluso su carácter intencional son punto de
referencia especialmente importante.
5. La actividad interdisciplinaria, es decir , la cooperación activa con otras que
también han asumido el ambiente y las diferentes interacciones como su objeto
de trabajo, ha generado un espacio desde la formulación de los problemas y su
significación hasta los diseños , ejecución e interpretación de resultados
obtenidos. No basta trabajar juntos, hay que articular modelos, métodos y
teorías aunque sea en una metateoría la que guíe la acción. Especial interés
tiene la teoría de sistemas por su papel generalizador y de un metalenguaje
que acerca a los diferentes científicos. Así en problemas relacionados con
vivienda “digna”, el psicólogo, el antropólogo, el arquitecto, el ingeniero…
pueden transitar y aproximarse a las fronteras de los demás, sin perder
identidad, pero no haciendo de ésta un coto cerrado. Pero además, obliga a
estos profesionales al acercamiento, incorporación y valoración de los saberes
“no expertos” (?) populares de las personas o grupos con quienes trabajan. De
esta forma la mencionada y manoseada participación supera, obviamente, las
simpatías y empatías que los profesionales puedan desplegar como estrategias
de “adaptación”.
6. La orientación aplicada ha sido reforzada por muchos de los científicos y
profesionales de la misma. Esto ha sido históricamente cierto pero cada vez
surgen más teorías de alcance medio que intentan proponer explicaciones de
fenómenos o procesos ya sea local o regionalmente ubicados. Así mismo, el
surgimiento de teorías mayores que se propongan superar el relativismo de
ciertos componentes culturales y de contextos locales está en marcha y algún
ejemplo de ello es la propuesta por Bronfenbrenner (op. cit.) sobre “ecología
del desarrollo humano“ quien acepta el sentido local o regional de culturas o
subculturas pero afirma también el carácter universal de procesos que las
atraviesan a todas: asignación de roles, estructura de las interacciones diádicas
o más complejas y el impacto de las acciones de los demás sobre nuestro
desarrollo.
7. Sus métodos también son variados pues hace uso, según naturaleza del
problema y objetivos el investigador, de la gama que la comunidad
internacional ha puesto a disposición de los investigadores. De esa manera no
excluye el método experimental de laboratorio y campo, ni el estudio de
campo o el ex post facto lo mismo que la diversidad de ofertas de la línea de
las investigaciones participativas. Sin embargo sí hay ciertas preferencias y se
enfatizan los métodos cuasi experimental y el estudio de campo (longitudinal y
de trayectorias). Cuando se desea conocer la interacción en escenarios
naturales, la intervención intencional sobre los mismos distorsiona el
propósito al invalidarlo. Pero, si quiero comparar la interacción en un
escenario natural (habitual) y otro modificado, o se espera que resulte la
modificación o se la introduce según las posibilidades. Aquí es legítima y
apropiada la segunda estrategia en la medida en que la primera opción es poco
probable o costosa en cuanto oportunidad. No hay una receta o un dogma para
ser asumido: la inteligencia y competencia del investigador sigue siendo no
sustituíble en esa toma de decisiones.
8. El trabajo intercultural , interinstitucional e internacional gana espacio y se
consolida. Publicaciones dedicadas a temás de interés GLOBAL pero con
análisis LOCALES anillados dentro de un núcleo articulador, sustentabilidad por
ejemplo, son formas comunes de intercomunicación y difusión entre países o
mejor, investigadores latinoamericanos. Un reciente y buen ejemplo de ello lo
constituye la revista Chilena de Psicología que bajo la coordinación del colega
mexicano Javier Guevara, dedicó el volumen 24 del 2003 al campo de los
residuos, sus diferentes dimensiones o vínculos con la problemática
socioeconómica y las aproximaciones investigativas de la psicología social –
ambiental. Enfoques que acentúan aspectos teóricos como el de los
“significados” de la actividad relacionada con el reciclaje o la existencia y de
los residuos mismos como fenómeno típicamente urbano pueden observarse en
Taciano et al. 2003; Silva E. y Granada H. 2003 y Kuhnen 2003 mientras que el
estudio de los efectos de planeación e intervención sobre actitudes y conductas
de cuidado sobre vertimientos y residuos sólidos se tratan en Moyano et al.
2003; Luna, 2003; Bustos et al. 2003 y Guevara et. al. 2003).
Sin embargo no todos somos ideólogos ni hacemos ideología. Para ello hay que
formarse, pensar mucho, leer mucho, conocer y valorar sistemáticamente otras
experiencias, modos de sentir y pensar. Se debe elaborar orgánicamente una o varias
formas de pensar el mundo, la sociedad, la economía, la ética, los valores e intentar
persuadir a través de medios “suaves” (publicidad) o de medios “duros”(inquisición,
tortura, amenaza..) de su bondad. Más que de individuos son representaciones sociales
muy elaboradas al servicio de instituciones. Tenemos entonces ideologías
religiosas(cristianismo, hinduismo, islamismo) en donde surgen figuras que
coadyuvan a su crecimiento o a su ruptura (cismas) y que además le dicen a la sociedad
cómo comportarse respecto a su vida sexual, moral, convivencia etc… en síntesis,
sobre los valores. Otras ideologías históricamente influyentes han sido el marxismo, el
capitalismo o el fascismo y todas las cosmovisiones que han intentado crear y sostener
un modo de vida considerado el mejor o el único. La intolerancia , pues, puede ser
instaurada como una forma de vida social y peor, aún, sustentada en las mejores
intenciones……de quienes tienen poder!
c. El enfoque adaptativo:
El estudio de las interacciones entre el sujeto social y su entorno ha desarrollado en el
campo de la psicología social – ambiental un enfoque especialmente útil e integrador:
el enfoque de la adaptación (Granada 2007).. Aunque ambos sistemas (el entorno y el
sujeto social) poseen mecanismos adaptativos (morigeradores o catalizadores, según el
caso) el énfasis en los correspondientes a los sistemas biofísicos los proponen las
ciencias naturales. Aquí enfatizaremos los correspondientes al sujeto social pues las
ciencias sociales y humanas hacen de ellos su particular campo de acción y
reflexión: la sociología, la antropología, la planeación, la geografía y por supuesto la
psicología.
Como se mencionaba antes, en todos los niveles se dan procesos mediadores cuya
importancia relativa ocurre según el nivel de la escala tanto del sujeto como del
sistema mismo (entorno). Asi, procesos culturales, ideológicos y cognitivos median y
significan el carácter y el impacto de las interacciones. Empero y manteniéndose
dentro del enfoque sistémico, es de advertir que el sujeto social se concibe como un
sujeto activo y no solo ni tanto reactivo ante los requerimientos u ofertas ambientales y
ante los autorequerimientos o deseos sobre el entorno. El mecanismo de adaptación se
ejerce entonces en tres direcciones: a). identificando, analizando y evaluando las
oportunidades y amenazas que tienen como fuente el entorno (a nivel micro, meso o
megasistémico); b). identificando, analizando y evaluando los recursos (capacidades,
competencias) que el sujeto social posee o puede llegar a poseer para aprovechar tales
oportunidades o mitigar las amenazas; c). identificando, analizando y evaluando las
expectativas, deseos y preferencias que surgen del sujeto social (elementos éstos social
y culturalmente inflados) y los impactos que sobre el entorno y sobre el mismo sujeto
tendría su puesta en marcha (planeada o espontáneamente), inmediata o mediatamente.
El cómo se haría, es decir, la tecnología implicada y su idoneidad o no con relación al
control de los impactos recíprocos adquiere una relevancia difícil de sobreestimar.
El asumir como sistemas tanto al sujeto como al entorno en sus diferentes escalas no es
suficiente para proponer una explicación posiblemente coherente, mas no
necesariamente completa, de las interacciones entre ambos. La relación sujeto –
entorno también genera un sistema integrado. Para conocer el comportamiento de
cada sistema no solo es necesario conocer las características de cada uno sino que es
necesario estudiar su comportamiento durante la interacción. Una consecuencia de esta
premisa es que el estudio de los ecosistemas biofísicos debería hacerse caracterizando
los sujetos sociales que afectan y son afectados por aquéllos (aún ubicándolos como
contexto sociocultural) lo cual permearía a los científicos naturales a los aportes de las
ciencias sociales y, recíprocamente, cuando el punto central de interés sea el ecosistema
humano (ambiente social) las características del contexto físicobiótico deberían
interesar al científico social. Bajo este enfoque la interdisciplinariedad sería una
oportunidad y una exigencia epistemológicamente “natural” para el trabajo.
A estas alturas usted podrá sentir el cerebro lleno (ojalá!) y las manos vacías. Veamos
pues lo que algunos psicólogos “famosos” (de Norteamérica, de España, de
Inglaterra, de Alemania, de Francia) y otros no famosos ( de Brasil, México, Venezuela
e incluso de Colombia) pueden aportar al respecto. No se dirán los nombres para ver
si ud. discrimina cuáles son cuales. Si no es capaz, felicítese, se está descolonizando!
1. Un autor ha sistematizado y propuestos diversos puntos como una especie de
agenda para el psicólogo ambiental. Entre esos puntos extrae un buen resumen que
se enuncia a continuación:
1.1. Problemas relacionados con la ESTETICA AMBIENTAL y la calidad escénica
de los lugares naturales. Qué componente de un paisaje son preferidos? por qué lo
son y cuáles son los atributos percibidos por los usuarios son preguntas que abren
opciones de investigación e intervención. Un posible amigo y conocido de ustedes
tiene una investigación al respecto sobre “calidad percibida del parque natural EL
TOPACIO: perspectiva psicológica” (Granada, 2006 )
1.2. Problemas relacionados con la GESTION DE LOS ESPACIOS NATURALES en
cuanto afectan tanto a la especificación de lugares protegidos como al control de
acceso a los mismos: turistas, investigadores, predadores sociales…La intervención del
psicólogo en los trabajos de preparación para la elaboración de los planes de Uso y
Gestión de los espacios naturales protegidos es de alta relevancia pues puede aportar
la sensibilidad a ciertos matices y valores de esos sitios que para otros son solamente
enredos de los ecologistas para no permitir “explotar” eficientemente los recursos
naturales allí existentes. Como un corolario se supondría el trabajo con las
comunidades para que el control social de los lugares haga seria y posible una
gestión gubernamental.
1.3. Problemas relacionados con la CALIDAD AMBIENTAL y los procesos tanto de
degradación como de conductas y actitudes cuidadosas hacia el medio: el papel del
psicólogo en la participación de los proyectos de evaluación de impacto ambiental en
sus dimensiones psicosociales será cada vez más valorado y menos “extraño” ante lo
Técnico.
1.4. Elementos relacionados con el cambio de conocimientos, actitudes y valores acerca
del ambiente se corresponden con un campo vital y moderno: la educación ambiental.
2. Otro colega señala el permanente interés por parte de los psicólogos ambientales
por el diseño y evaluación de un amplio rango de ambientes terapéuticos: centros de
educación especial, casas para viejos, prisiones, aulas especiales, prevención de
riesgos, procesos comunitarios y la autogestión de la salud entre otros. Así mismo
resalta su participación en proyectos de mejoramiento de la calidad del transporte
urbano, ahorro de energía en sus múltiples manifestaciones, cuidado del agua y del aire,
desarrollo social y humano no solo en comunidades marginales y minorías étnicas
sino en comunidades ricas (quién dice que el dinero desarrolla? A lo mejor solo
empodera y convierte en pedantes a sus poseedores), evaluación e intervención sobre
los factores productores de estrés ambiental, satisfacción residencial, evaluación de
los efectos de ambientes psiquiatrizados etc…
Intentar aportes a la temática del título implica por lo menos dos optimismos: a. que la
vida humana tiene perspectivas de desarrollo (aún en contra de evidencias a favor de
la búsqueda de crecimiento económico, político o militar , ej: actual invasión de Irák;
las continuas luchas interétnicas en parte de Europa y Africa; la continua y pérfida
violentización de la vida social de países como Colombia; el auge irrefrenable de los
mercados de armas, drogas ilícitas y “carne” humana que circulan desde las selvas
latinas y asiáticas hasta los pavimentos y buenas guaridas en Nueva York o Tokio );
b. que la Psicología Ambiental tiene un espacio de conocimiento y acción en ese
derrotero. Ambas posibilidades se asumen y por ello se escribe lo siguiente.
Granada (2002) señalaba cinco puntos claves en los cuales la Psicología Ambiental
(Ps. A.), convergía a pesar de diferencias entre autores y tendencias: a. Énfasis en la
interacción entre el Sujeto Social y el Ambiente sin privilegiar, por principio, el
dominio de uno u otro; b. La interacción entre ambos genera, a su vez, un sistema
cualitativamente diferente (Supersistema: S x A) de las propiedades y
comportamientos de cada uno por separado; c. La posibilidad y necesidad de usar en
forma legítima modalidades investigativas diferentes; d. Aceptación y énfasis sobre
fenómenos de tipo subjetivo tales como intencionalidad, significación y
representación no tanto por oposición sino como complemento y superación al énfasis
objetivador; d. La necesidad creciente del enfoque Inter., multi y transdiciplinario como
estrategia que permita conocer e intervenir integralmente sobre las pautas de
interacción S. X A.
Gifford (1995) formulaba que uno de los retos esenciales para la Ps. A, era la
consecución de “mejores lugares”, pero no dentro del concepto de utopía (lugares
deseados no logrables) sino dentro del significado de entopía (lugares deseados
logrables con esfuerzo ). En síntesis planteaba que la misión de la Ps. A. se podría
resumir en el esfuerzo científico – humano por el logro de mejores lugares para vivir.
Como la mayoría de los efectos sobre el ambiente son acumulativos y muchos no
aparecen ante los habitantes por su naturaleza sutil, en varias oportunidades las personas
se adaptan aún ante escenarios peligrosos. Parte del trabajo de la Ps. A. estaría en
contribuír a la toma de conciencia sobre adaptaciones inadecuadas y a la propuesta
de alternativas mejores. En la misma dirección Stokols (1995) proponía algunas
tendencias del desarrollo de la Ps. A. las cua<les se mencionaron anteriormente.
Evans (1996) por su parte, se refería a los “tópicos prominentes de investigación” y
señalaba entre ellos la conexión cada vez mayor entre elementos del ambiente global
y la psicología. Así mismo reforzaba la idea que dentro del campo de la psicología
ambiental es crítico el rol de la cultura en el propósito de entender las relaciones
entre los seres humanos. Continúa dentro de su línea de pensamiento afirmando el
interés por entender la relación entre conducta criminal y diseño de ambientes físicos.
También menciona que estresores como ruido, densidad, polución y los desastres
tecnológicos serán cada vez más objeto de atención por parte de la Ps. A.
La inmensa mayoría de los autores, tanto de las ciencias naturales como sociales, entre
los cuales descuella Anglada (1998), subrayan que los cambios en la calidad del
ambiente (esencialmente negativos) son producidos directa o indirectamente por
causas humanas. Esto ofrece el reto y la oportunidad a la Ps. A. de estudiar y proponer
alternativas de interacción a las pautas actualmente dominantes.
Posibles tendencias
EJERCICIO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AUGER, M. ( 1992). Los “no lugares”. Espacios del anonimato. Barcelona: Gedisa.
BARO, M. (1996). Sistema, grupo y poder. Psicología Social desde Centroamérica. San
Salvador: UCA editores.
KRUPAT, E. (1994). People in cities. The urban environment and its effects. Boston:
Cambridge University Press.
MONTERO, Ma. (1994). Una escala para medir satisfacción residencial en viviendas
de interés social. En: Wiesenfield, E. (comp.). Contribuciones Iberoamericanas a la
psicología ambiental. Caracas: Universidad Central de Venezuela.