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PSICOLOGIA AMBIENTAL

CAPITULO DEL TEXTO: PSICOLOGIA Y SOCIEDAD

Por:

Henry Granada Echeverri

Psicólogo Universidad Nacional de Colombia


Maestro en Proyectos de Desarrollo Social Universidad del
Norte - Paris XII
Docente e investigador de la Universidad del Valle-Buga
Grupo de investigación en Desarrollo, Sociedad y Medio
Ambiente (GEMA)
granadahe@yahoo.com

Programa de Psicología

División de Ciencias Sociales y Humanidades

Universidad del Norte

Cali: 2007
PRESENTACION

“Antes que con tus labios me confirmaras que me querías,


ya lo sabía, ya lo sabía…
porque con la mirada tu me pusiste un telegrama
que lo decía, que lo decía….

(Canción conocida y casi “estrella” de los años 60)

Todos los días, todas las personas de todo el mundo interactuamos: en cada lugar,
incluídos los más privados o los más públicos o, quizá, en otros términos, los más
personales y los más sociales. Más aún: esta interacción no disminuye ante el auge
de los medios electrónicos y plataformas virtuales sino que, a lo sumo, se cambian los
canales, varían algunos contenidos y formas de los “territorios” pero el contacto sigue
incólume. Y uno de los asuntos más interesantes es que mucha de nuestra interacción
no es verbal e, incluso, puede comunicar mensajes con mayor claridad como el
telegrama de la mirada que la canción expresa. Presumiblemente uno de los clásicos
(no lo último!) en tal dirección es aún Hall (1989) quien combina señales y distancias
como parte de la lectura e interpretación de los lenguajes y del espacio en cuanto
comunicación “silenciosa”. Alguna vez se le atribuyó a Sartre la frase “el infierno son
los otros” y uno podría pensar la calaña de los “otros” que conoció Sartre y, a la vez,
la “calidad” de la influencia de Sartre sobre esos otros. Cuando los demás son
amables y sobre todo, cuando uno también es amable para los demás, los otros que
incluye el nosotros es casi un paraíso. Así recordaríamos a Octavio Paz en su célebre
“no soy yo sin los otros que me permiten ser”. Estamos pues determinados a estar
con los otros ( o con sus fantasmas que pueden ser aún más poderosos) y lo que
puede ser peor aún, con nosotros. Cómo nos relacionamos con los otros, en dónde lo
hacemos, mediante cuáles estrategias logramos retener o deslizar las interacciones,
qué agrado o desagrado nos producen, cómo afrontamos esas experiencias privadas o
públicas, cómo elaboramos las atribuciones de los paisajes que visitamos o de los
sitios que evitamos o buscamos en la ciudad y sobre todo por qué lo hacemos o lo
deseamos…son inquietudes que se constituyen en parte esencial de lo que pretende
responder la psicología ambiental. Lo cotidiano es su objeto de trabajo privilegiado,
mas no lo único: las experiencias inducidas, sean artificiales (experimentos de
laboratorio) o sean sociales (experimentos ecológicos) son también componentes
importantes de su interés (Bronfenbrenner, 1987) porque allì se pueden descubrir
situaciones no detectables “naturalmente”y su producción contribuye y es condición de
su descubrimiento. No hay pues dicotomías ni oposiciones radicales entre métodos de
investigación cualitativamente diferentes, aunque se les reconozcan limitaciones y
alcances particulares ( González, 2000 y Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000) y menos en
la psicología ambiental en donde los Ambientes “Artificiales” son estudiados
“naturalmente”, es decir, en su nicho especial (Granada, 2002). Incluso, paradojalmente,
bajo la categoría de “no lugares” (Auger 1992) la psicología ambiental y la
antropología desentrañan el significado que poseen por oposición al nicho de las
interacciones y encuentros, que definen especialmente a los “sí lugares”. La psicología
ambiental es, en primera instancia, el estudio de las interacciones ente los sujetos y su
entorno bajo las dimensiones espaciotemporales que los cobijan y hasta cierto punto
los constituyen (Moser, 2005)

¿Por qué estudiar, manejar y utilizar la Psicología Ambiental? Porque es una


herramienta de tipo teórico, metodológico y técnico que contribuye científicamente a
conocer y gestionar nuestra calidad de vida y la de aquellos sobre quienes tenemos
alguna influencia. Si la calidad de vida está afectada por nuestras escogencias y las
escogencias que otros hacen de nosotros, importa que conozcamos el carácter y el
valor de las interacciones que establecemos en cuanto su profundidad (grado en que
compartimos); su signo (agradable o desagradable aunque generalmente mezclado) y
su impacto a corto o más largo plazo. Generalmente nuestro comportamiento se basa
en intencionalidades (metas las cuales también afectan a quienes nos acompañan) lo
cual nos plantea preguntas de tipo ético y de responsabilidad social. Desde otro punto
de vista, la problemática ambiental, aún entendida un poco miopemente como el uso
adecuado o inadecuado de los recursos naturales, es un espacio socioeconómico,
político y cultural de primera magnitud: la invasión por parte de E.U. a Irak, por
ejemplo, en busca de sus recursos energéticos por encima de la oposición casi
mundial así lo ha mostrado en los últimos 3 años.. Al respecto aportes de la
psicología ambiental tales como: actitudes, comportamientos pro o antiambientales
(Corral, 2002), formas exitosas de adaptación social al entorno (Granada 2003, Kottak,
1997)) o el estudio de representaciones sociales (Elali, 2003) permite penetrar en
mecanismos explicativos a nivel microsocial y macrocultural que otras disciplinas no
contemplan o no tienen las herramientas adecuadas para ello. Así mismo, prepara ,
requiere y muestra con enorme claridad la necesidad y la gran conveniencia del uso
de enfoques interdisciplinarios y transdiciplinarios que vinculan componentes éticos
ambientales, técnicos e ideológicos (Random, 1996).

Profundizando en la dirección planteada en la pregunta inicial, Moser and Uzzell


(2002) adelantan una interesante discusión al formular una pregunta provocativa al
menos: ¿por qué la Psicología necesita a la Psicología Ambiental?. Sin examinar el
detalle del documento, se pueden extraer algunas de las razones aducidas por los
autores:
1. El contexto dentro del cual se analiza la pregunta requiere el examen del pasado,
presente y futuro de la psicología y no solo del diagnóstico de las últimas direcciones.
2. La discusión cada vez más fuerte y positiva de la importancia del contexto socio-
ambiental (subrayado por mi: s.p.m.) para el ejercicio del comportamiento humano y
su comprensión pues implica más que un simple y silencioso escenario y forma parte
integral de la red o estructura misma.
3. La ampliación y profundización del campo de investigación y acción psicológicos
se expresa en una tendencia creciente hacia la adopción de una perspectiva más
inclusiva, holista y transaccional sobre la relación persona – ambiente.
4. La práctica profesional e investigativa ocurre en escalas socioambientales cada
más más diversas: micro, meso, exo , macro y megasistemas que introducen el
concepto de ambiente global (s.p.m.). Incorpora variedad de temáticas como
investigación sobre el hogar, sitio de trabajo, impacto visual de los edificios, efecto
negativos de las ciudades, el efecto restaurativo de la naturaleza y las actitudes
ambientales y conducta sostenible.
Finalmente y quizá con un significado menos académico pero no menos importante es
que la experiencia del autor y la de amigos con quienes comparte espacios diversos
con relación a la temática no solo ha sido enriquecedora en lo científico y profesional
sino muy agradable en lo personal social. Entre otros es el caso de Martínez (2001);
Latorre (1990) , Patiño (1991), Motta (2002) y Delgado (2004).

Ahora bien: dentro de la enorme temática que esta disciplina ha venido desarrollando
desde sus orígenes (Proshansky et al. ,1978) qué elementos se deben escoger para
ofrecer una mirada inteligente y justa acerca de sus características, posibilidades ,
limitaciones y visión de futuro? Presumiblemente si otro autor hiciera este capítulo
escogería tópicos diferentes a los que se propondrán y podría sustentarlos
adecuadamente. Aunque se tengan preferencias al respecto, se tendrá en cuenta a las
personas a quienes va dirigida esta publicación y el papel de su contenido en su
formación. En consecuencia se propone el siguiente contenido temático:

1. Breve contenido sobre antecedentes de la disciplina.


2. Características convencionalmente atribuídas a la disciplina.
3. Procesos Mediadores y el Modelo de la interacción Sujeto Social –
Entorno
4. Algunos campos de aplicación de la psicología ambiental.
5. Perspectivas genéricas a futuro.

Al final se ofrecerá una bibliografía básica y algunas referencias sugeridas para su


profundización.. Así mismo, se proponen variadas tareas sencillas que despeguen al
lector del texto y lo aproximen analíticamente a los aspectos de la vida cotidiana que
son de interés captar, significar e interpretar a la luz de los conceptos claves que se
desarrollan acá. Estas tareas se podrán realizar preferentemente en pequeños grupos
(2 ó 3 estudiantes) o a nivel individual si no es posible lo anterior. Tendrán como
función optimizar la significación y organización conceptual de los contenidos
propuestos observando e infiriendo su comportamiento en el abordaje de situaciones
“reales”, es decir, fuera de la realidad del aula.

TEMA PRIMERO: RESUMEN DE ANTECEDENTES DE LA PSICOLOGIA


AMBIENTAL.

Conforme a otras disciplinas, la psicología ambiental en sus orígenes y desarrollos ha


sufrido y afrontado el efecto, a veces, inhibidor y en otras, catalizador de las
condiciones sociales, culturales, políticas, técnicas y económicas del contexto social en
donde se establece. Estas influencias pueden tomar al menos dos caminos: a). la
financiación de ciertos proyectos que las políticas gubernamentales (o urgencias
generalmente) despliegan selectivamente y a los cuales las entidades públicas o
privadas responden (descuidando otros no “relevantes” según la coyuntura); b). la
ideología e intereses del autor o grupo investigativo cuya gestión obtenga los
resultados de las entidades patrocinadoras. Muchos “desarrollos” investigativos
temáticos en países del “primer” mundo se debe a convenios entre entidades
gubernamentales o privadas que privilegian investigación en temas estratégicos como
seguridad (el primero de ellos en algunos países); comunicación; farmacología;
biotecnología en otros y cuyos resultados, por lo general no revierten en conocimiento
público disponible sino que se reserva como conocimiento de seguridad estatal o
empresarial (aspecto clave de la privatización del conocimiento científico) que
permitirá productos de poder posteriormente – las patentes por ejemplo. Al respecto
resulta ilustrativo el artículo de Malissard et al (2003) en donde afirman, respecto de la
comercialización de la investigación, que aunque el fenómeno no es enteramente
nuevo, esta tendencia

“ha mostrado un notable crecimiento en los últimos treinta años en el mundo industrializado,
particularmente en América del Norte. Los E.U. juegan un papel claro en cuanto motor en este
sentido: inquietos por mantener una primacía amenazada sobre los planes económicos y
tecnològicos, las autoridades federales se han dotado de todos los instrumentos para explotar
más sistemáticamente el potencial de sus universidades en materia de innovación – entre otros-
la legislación concerniente a la propiedad intelectual de los investigadores tales como las leyes
Stevenson –Wydler o la Bayh-Doyle. La comercialización engloba todas las actividades
tocantes a la identificación, la evaluación, la protección, la transferencia o la explotación-
valorización de la propiedad intelectual generada dentro de las universidades” (pag. 57).

En este orden de ideas, Granada (2002) menciona que

“ no es extraño que el surgimiento de la crisis o problemática ambiental generalizada y


creciente haya acelerado la aparición de múltiples disciplinas y énfasis en el asunto. Los
diferentes problemas ambientales y sus consecuencias sobre la organización social, la
educación, la salud, la economía y diferentes esferas de la actividad humana han generado una
serie de retos y de propuestas urgentes que las ciencias no podían ignorar. En consecuencia la
aparición de lo ambiental como objeto clave de interés académico y social ha constituído
prácticamente un boom multidisciplinario: así la sociología, la antropología, la psicología, la
ingeniería, la planificación, el derecho, la salud y la educación ambientales son una clara
muestra de ello” (Pag.1).

La conciencia de la problemática ambiental no es nueva (Hughes, 1981) aunque sí la


conciencia de su urgencia y de su carácter estratégico (de Castro et al. 1990; Anglada,
1997). La capacidad cada vez más creciente de impactar la calidad del ambiente – y
por ende la calidad de la vida social – es reconocida y subrayada por todas las
organizaciones del mundo, no solo ambientalistas, con excepción de ciertos gobiernos
que tozudamente persisten en políticas opuestas a este movimiento y que pretenden
favorecer, al menos a corto plazo, sus economías y las directrices de las
organizaciones multinacionales a las cuales defienden y muchas veces representan.
Tal temática en cuanto sus alcances y dimensiones en lo jurídico (Vásquez, 2005), en
lo Biológico (Vilardy 2005), en lo antropológico (Ulloa 2005) y en lo psicológico
(Moser, 2005; Páramo 2005; Navarro 2005 y Granada, 2005) fueron ampliamente
expuestas y debatidas en el reciente I Encuentro sobre el Componente Humano en la
Comprensión de los Problemas Ambientales efectuado en la Universidad del
Magdalena (Colombia) en abril del año 2005.
Entrando en el campo específico de la Ps. A. algunas de sus raíces académicas y
profesionales han sido subrayadas por Proshansky (1978), en Holahan (1995) entre
otros autores cuyo resumen se presenta a continuación

1. Como reacción a la revolución Watsoniana y al posterior radicalismo de


Skinner surge el movimiento de la psicología de la forma con un enfoque molar
el cual recupera la actividad del sujeto en lugar de desconocer o suprimir su
papel y se concentra en los procesos y no solo ni predominantemente en el
control de estímulos.
2. Aunque incorporaba el reporte verbal y la introspección como técnicas
relativamente diferenciadas y que apuntaban a los procesos intersujetivos,
mantenía la vigencia de la modalidad experimental convencional. Sin embargo
se variaba , además, la complejidad de las variables: de estímulos simples y
aislados se pasaba a la de situaciones o configuraciones.
3. El desarrollo de principios gestaltistas con Kurt Lewin permitió la construcción
del concepto de campo psicológico o espacio vital, concepto clave en la
psicología ambiental posterior y que refiere a nociones tales como cognición o
variables ambientales y en donde la dinámica de las variables que interactúan
–tanto del sujeto como del entorno – se constituye en el centro de atención.
4. El trabajo de Lewin fue continuado y desarrollado por otros autores que de
manera explícita comenzaron a hablar de psicología ecológica y perfeccionaron
tal enfoque en sus estudios sobre las interacciones entre grupos o
comunidades pequeñas y su ambiente específico (Barker y Wright, 1968, en
Holahan, 1995 op. cit.).

Krasner (1980) por su lado, asume la síntesis elaborada por Moos (1976a) la cual
señala básicamente 7 aspectos en los cuales relaciona los contextos del surgimiento y
desarrollo del diseño ambiental como una disciplina y campo de aplicación altamente
correlacionado con el la psicología ambiental: 1.) Desde la antigüedad, autores han
afirmado que el surgimiento y caída de las civilizaciones ha estado en función de la
forma de afrontar los desafíos del entorno y que la planeación de las interacciones entre
los habitante y su medio ha sido factor esencial en el éxito op fracaso de la misma; 2.)
El desarrollo de la Ecología y el subsiguiente surgimiento y desarrollo de la ecología
cultural humana en donde la competencia por el acceso a los recursos se convirtió en
la base de la ecología animal y humana; 3.) El creciente reconocimiento por parte de
los investigadores que los factores ambientales son los mayores determinantes sobre la
salud y enfermedad.; 4.) El surgimiento y acelerado crecimiento de organizaciones
modernas tales como las burocracias gubernamentales, sindicales, mercantiles y
universitarias y la consiguiente influencia sobre los miembros que hacen parte de las
mismas; 5.) El desarrollo, al interior del campo de la psicología, de un vasto cuerpo
teórico e investigativo acerca de las influencias del ambiente sobre la conducta
humana; 6.) El énfasis dentro de las profesiones de la arquitectura y de la construcción
del impacto que tienen sobre las preferencias y comportamientos el diseño espacial
correspondiente; 7.) El movimiento reciente que subrayan el interés en la conservación
y “calidad de vida” el cual se ha convertido en la base del movimiento ecológico.

Un esfuerzo así mismo sistemático, concienzudo y crítico lo presenta Bronfenbrenner


( 1987 op. cit. ) quien formula una serie de definiciones e hipótesis encaminados a
construír un marco de referencia para una ecología del desarrollo humano, enfatizando
la configuración y calidad de los contextos en cuestión: roles desempeñados, estructura
de las interacciones y las conductas molares se convierten en conceptos nodales para
la comprensión de la misma.

Stokols (1995), por su parte, ha comentado algunos aspectos interesantes con relación
a la trayectoria pasada y a las perspectivas de la Ps. A. denominándolas paradojas de
la misma En tal sentido, examinando las décadas de los sesenta a los noventa,
identifica seis grandes tendencias de su desarrollo las cuales resume: a) desarrollo de
conceptos y métodos nuevos para analizar las relaciones entre ambiente y conducta; b)
el incremento del énfasis en la investigación intercultural; c) los modelos
transaccionales entre ambiente y conducta; d) relaciones ente ambiente y grupo; e) la
expansión de la aplicación de la investigación sobre el ambiente y conducta a la
solución de problemas comunitarios y f) ampliación internacional de su horizonte de
acción. Sin embargo, en la medida de su expansión y desarrollo, la identidad de esta
disciplina ha llegado a constituírse en algo difuso y son más claras las zonas de
frontera que las zonas nucleares de interés.

De todas maneras la futura investigación en Ps. A. continuará siendo influenciada por


fenómenos correspondientes a lo social. Cada región o país tiene sus propias
problemáticas pero en el caso latinoamericano son de especial interés y gravedad: a)
el cambio global ambiental- común a todo el planeta-;b) violencia y crimen
intergrupal: pandillas, violencia intra y entre familiar; c) impacto creciente de
tecnologías informacionales sobre el lugar de trabajo y la vida familiar; d) incremento
de los costos de la salud y el interés por identificar y posicionar estrategias
ambientales para la promoción y prevención de la salud; e) mercado abierto de
vehículos y presión asfixiante sobre el espacio público y f) procesos psicosociales de
envejecimiento. Más específicamente, los efectos desastrosos de la deuda externa y las
obligaciones que implica en cuanto ajustes y reestructuración (diseño) de la vida
política, económica y social de los países deudores que afecta profunda y
negativamente la calidad de vida de vastos sectores de la nación mientras que
beneficia (suponiendo que enriquecer a la minoría con base en la miseria de la
mayoría contribuya a la calidad de vida) a sectores minoritarios, tradicionalmente
“patrones” de estos territorios.

La Ps. A. en el entorno latinoamericano ha tenido iniciadores y desarrollos, los cuales


se incrementan con los vínculos sinérgicos que proporcionan los congresos y las redes
de intercambio permanente sin la necesidad de viajar cada vez para comunicarse
productiva y sostenidamente. De esta manera en México tenemos a Serafín Mercado
(el “papá” de la disciplina en ese país), Alejandra Terán Alvarez del Rey, Ana Maritza
Landázuri, Bernardo Jiménez, Ma. Lourdes de la Isla, Lucy Ma. Reidl, Patricia Ortega,
Cesáreo Estrada, Javier Guevara Martínez, Víctor Corral y Concepción Sánchez-
Quintanar entre otros; en Brasil podemos mencionar a José Pinheiro, Elaine Pedreira,
Cintia Okamura Ariane Kuhnen y Edda Teresina Oliveira; en Venezuela son bien
conocidos Esther Wiesenfeld, Euclides Sánchez y Karen Cronick; en Chile laboran
hace varios años Emilio Moyano, Germán Rozas, Betsabé Maturana y Lorena
Villablanca; en nuestro país trabajos de Zimmermann(1995), Páramo (1994, 2002),
Navarro (2005) y el autor, entre otros, quienes han abordado con el evidente influjo de
tradiciones de los “mayores” ( Moles A., Canter D., Moser y Bronfenbrenner U.
respectivamente) algunas de las problemáticas del medio local y regional:
comportamiento urbano, grupos y hábitats específicos, percepción de características
urbanas, comportamientos responsables, valoración de la calidad ambiental de
escenarios naturales, estrés ambiental. En los últimos años, aceptando la importancia
y el influjo de modelos “extranjeros” en el trabajo local y regional, cierta
independencia de formas de pensar y formular los problemas y las mismas fuentes
de consulta señalan un creciente descolonización del pensamiento ambiental interno.
Los demás autores son menos figura paterna o de autoridad y juegan un mayor papel
como interlocutores. En este proceso ha sido clave la participación en eventos
internacionales en donde el debate y la confrontación juegan el papel de
autoconstrucción y aprecio por los productos no repetitivos de las problemáticas
extranjeras y en donde el fortalecimiento de redes y contactos entre latinoamericanos
(sin exclusiones chauvinistas de otros investigadores) permiten conocerse , leerse y
tomarse como fuente digna de apoyo para la producción o sistematización de
conocimiento pertinente. Al mismo tiempo la presencia de otros profesionales del
ambiente - en su sentido más convencional - en los congresos de Psicología ambiental
tales como arquitectos, planificadores, agrónomos e ingenieros señalan la vitalidad de
la interdisciplinariedad.

TEMA SEGUNDO: CARACTERISTICAS GENERALES DE LA PSICOLOGIA


AMBIENTAL

La psicología ambiental es un campo relativamente nuevo y con desarrollos


desiguales, según sitios de origen y expansión (Pol, 1988). En ese sentido, Estados
Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Francia, Alemania, España y más recientemente
México, Brazil, Venezuela y Colombia, aunque éstos últimos mencionados con
problemáticas sensiblemente diferentes hacia el medio ambiente, presentan algunos
aspectos que varios autores (Gifford, 1997; Holahan 1995; Veitch y Arkkelin 1995 y
Aragonés y Amérigo 2002) concuerdan en atribuír, en general, a la disciplina como
características distintivas. Veamos, con algunos matices, varias de ellas:

1. Como sucede con toda disciplina, el enfoque y los objetivos planteados dan
lugar a la preeminencia de ciertas preguntas sobre otras e incluso a la
imposibilidad de identificar ciertos interrogantes. Sin embargo, esta limitación
epistemológicamente “natural” no es irreversible y los nuevos problemas que
surgen unidos a los viejos sin resolver permiten aperturas dentro del mismo
sistema paradigmático pero no permiten superarlo fácilmente. Así, del
postivismo clásico, fuerte y emprendedor durante muchos siglos, se pasa a
una visión crítica, neopositivista, que modera las limitaciones del anterior (Kraft
1966) pero no ataca sus fundamentos epistemológicos. De manera casi paralela
pero sin la difusión y aceptación del caso anterior, se proponen otras formas y
contenidos cualitativamente diferentes: sistemas hermenéuticos –dialécticos
(Geymonat, 1975) y constructivistas – emancipadores ( Baró, M, 1996). Con
solo mencionar este punto es suficiente para los actuales propósitos pues su
desarrollo implica otro contexto y otros objetivos.
2. Superando ciertas visiones en donde campea agonizante un determinismo
ambiental (Ambiente  determina al Sujeto) y un determinismo sujetivo
(Sujeto  determina al medio) se plantean opciones interactivas en donde
uno y otro se afectan recíprocamente (Ambiente - Sujeto).: es el enfoque
adaptativo entendido como los procesos a través de los cuales los sujetos y el
ambiente se modifican recíprocamente DENTRO DE CONTEXTOS
ESPECIFICOS HISTORICAMENTE DEFINIDOS vinculando en forma
dinámica trayectoria y coyuntura.. En este punto se aclara que tales procesos
pueden transcurrir en una gama desde lo más simple hasta lo más complejo,
incluyendo modificaciones tecnológicas y culturales de especial nivel como por
ejemplo las ciudades. En esta interacción tanto el sujeto como el medio son
actores activos y no receptores pasivos de los impactos de uno u otro. De aquí
se desprende que el objeto de trabajo del psicólogo ambiental implica tres
términos inicialmente: las características del sistema sujeto (sea individuo,
grupo, organización, comunidad o nación); el sistema entorno o ambiente
(incluído el social) pero sobre todo la interaccion en donde se conforma un
supersistema diferente: sujeto X entorno.
3. En la misma tónica ya no se formula la interacción en términos de la
simpleza Sujeto   Ambiente sino que se proponen procesos mediadores de
tipo cognitivo: percepción, conocimiento y valoración (actitudes) como los
fundamentales y mejor conocidos. Aún más: Castro (2003) y especialmente
Peluso (2003) proponen el uso del concepto de Representaciones Sociales el
cual incluye los anteriores y los articula en forma tal que supera algunas de las
dificultades e incongruencias importantes que su tratamiento por separado
había permitido. Las implicaciones metodológicas y teóricas son importantes
en cuanto el sujeto humano adquiere algunas diferencias claves con sus
convivientes los animales: se supone que el hombre tiene mente, que siente,
que planea, que se representa el mundo y que no es vergonzoso incluirlo en los
temas de interés científico. Algunos zoomórfilos, por oposición a los
antropomórfilos, también le atribuyen parte de estos procesos a los animales lo
cual es bueno porque nos incluyen a los dos en el campo de la ciencia y a lo
mejor redunda en respeto por la vida animal.
4. También ha pasado el imperio de los estudios de las conductas moleculares o
fragmentarias acentuándose el de las conductas molares o situacionales. Así del
énfasis en donde era más importante medir en condiciones absolutamente
controladas el parpadeo y dilatación pupilar ante una luz de ciertos lúmenes y
duraciones específicas importa conocer , por ejemplo, los sentimientos de
excitación – depresión ante la aparición de otra “luz”, por ejemplo, Luz
Marina Zuluaga (nuestra Universo 1959). Estos estudios de laboratorio previos
pretendían ser los modelos de investigación y en eso consistía su imperialismo.
Y es que tenían cierta utilidad innegable: por ejemplo, conocer exactamente el
tiempo de reacción ante diferentes colores permite planear óptimamente la
distribución y codificación de los colores en los semáforos. Empero, en este
momento, las conductas molares e incluso su carácter intencional son punto de
referencia especialmente importante.
5. La actividad interdisciplinaria, es decir , la cooperación activa con otras que
también han asumido el ambiente y las diferentes interacciones como su objeto
de trabajo, ha generado un espacio desde la formulación de los problemas y su
significación hasta los diseños , ejecución e interpretación de resultados
obtenidos. No basta trabajar juntos, hay que articular modelos, métodos y
teorías aunque sea en una metateoría la que guíe la acción. Especial interés
tiene la teoría de sistemas por su papel generalizador y de un metalenguaje
que acerca a los diferentes científicos. Así en problemas relacionados con
vivienda “digna”, el psicólogo, el antropólogo, el arquitecto, el ingeniero…
pueden transitar y aproximarse a las fronteras de los demás, sin perder
identidad, pero no haciendo de ésta un coto cerrado. Pero además, obliga a
estos profesionales al acercamiento, incorporación y valoración de los saberes
“no expertos” (?) populares de las personas o grupos con quienes trabajan. De
esta forma la mencionada y manoseada participación supera, obviamente, las
simpatías y empatías que los profesionales puedan desplegar como estrategias
de “adaptación”.
6. La orientación aplicada ha sido reforzada por muchos de los científicos y
profesionales de la misma. Esto ha sido históricamente cierto pero cada vez
surgen más teorías de alcance medio que intentan proponer explicaciones de
fenómenos o procesos ya sea local o regionalmente ubicados. Así mismo, el
surgimiento de teorías mayores que se propongan superar el relativismo de
ciertos componentes culturales y de contextos locales está en marcha y algún
ejemplo de ello es la propuesta por Bronfenbrenner (op. cit.) sobre “ecología
del desarrollo humano“ quien acepta el sentido local o regional de culturas o
subculturas pero afirma también el carácter universal de procesos que las
atraviesan a todas: asignación de roles, estructura de las interacciones diádicas
o más complejas y el impacto de las acciones de los demás sobre nuestro
desarrollo.
7. Sus métodos también son variados pues hace uso, según naturaleza del
problema y objetivos el investigador, de la gama que la comunidad
internacional ha puesto a disposición de los investigadores. De esa manera no
excluye el método experimental de laboratorio y campo, ni el estudio de
campo o el ex post facto lo mismo que la diversidad de ofertas de la línea de
las investigaciones participativas. Sin embargo sí hay ciertas preferencias y se
enfatizan los métodos cuasi experimental y el estudio de campo (longitudinal y
de trayectorias). Cuando se desea conocer la interacción en escenarios
naturales, la intervención intencional sobre los mismos distorsiona el
propósito al invalidarlo. Pero, si quiero comparar la interacción en un
escenario natural (habitual) y otro modificado, o se espera que resulte la
modificación o se la introduce según las posibilidades. Aquí es legítima y
apropiada la segunda estrategia en la medida en que la primera opción es poco
probable o costosa en cuanto oportunidad. No hay una receta o un dogma para
ser asumido: la inteligencia y competencia del investigador sigue siendo no
sustituíble en esa toma de decisiones.
8. El trabajo intercultural , interinstitucional e internacional gana espacio y se
consolida. Publicaciones dedicadas a temás de interés GLOBAL pero con
análisis LOCALES anillados dentro de un núcleo articulador, sustentabilidad por
ejemplo, son formas comunes de intercomunicación y difusión entre países o
mejor, investigadores latinoamericanos. Un reciente y buen ejemplo de ello lo
constituye la revista Chilena de Psicología que bajo la coordinación del colega
mexicano Javier Guevara, dedicó el volumen 24 del 2003 al campo de los
residuos, sus diferentes dimensiones o vínculos con la problemática
socioeconómica y las aproximaciones investigativas de la psicología social –
ambiental. Enfoques que acentúan aspectos teóricos como el de los
“significados” de la actividad relacionada con el reciclaje o la existencia y de
los residuos mismos como fenómeno típicamente urbano pueden observarse en
Taciano et al. 2003; Silva E. y Granada H. 2003 y Kuhnen 2003 mientras que el
estudio de los efectos de planeación e intervención sobre actitudes y conductas
de cuidado sobre vertimientos y residuos sólidos se tratan en Moyano et al.
2003; Luna, 2003; Bustos et al. 2003 y Guevara et. al. 2003).

TEMA TERCERO: MODELO GENERAL DE LA INTERACCION SUJETO


SOCIAL – ENTORNO

Se ha dicho anteriormente que la interacción entre el Sujeto Social – Entorno no ocurre


directa ni mecánicamente sino que hay mediadores al menos en dos dimensiones: a.)
los procesos cognitivos; b.) los procesos ideológicos culturales (Granada 2002;
Rapoport 1978). Sobre los procesos perceptivos, de conocimiento y valoración
(actitudes) hay demasiada literatura psicológica como para intentar algo nuevo acá.
Mas bien se resumirán los puntos claves sobre su papel de mediadores ambientales
tratando de diferenciar pero a la vez de interrelacionar sus procesos. A continuación se
presenta y argumenta en pro de un modelo general que facilite la inteligibilidad de la
interacción antes mencionada.

a. Mediadores cognitivos: Los procesos de percepción, conocimiento y valoración


ambiental conforman un sistema intra e interregulado en donde cada uno expresa
diferencias en cuanto contenido pero son equivalentes con relación a su función básica:
permitir, facilitar, continuar o modificar la adaptación Sujeto – Entorno. La percepción
afecta sensiblemente el conocimiento, la valoración y el comportamiento. Sin embargo,
a pesar de lo fundamental que es este proceso para “manejar” espacial y temporalmente
la vida cotidiana, suele pasar desapercibido. A través de ella el “caos” de eventos o
situaciones o estímulos, que conforman el ambiente, toman sentido: se organizan
activa y selectivamente formando un cuadro “coherente” –gestáltico- del mundo. El
maremagnum de información que simultáneamente afecta nuestros órganos
sensoriales se convierte en pieza musical en nuestro sistema nervioso. Mientras la
percepción trabaja sobre información actual y actuante, el conocimiento asume tanto
información presente ya codificada como información pasada -evocada, recordada- sea
en forma e imágenes o de conceptos y con ellos construye o reconstruye procesos de
atribución, mapas mentales, mecanismos diversos de orientación guiada por la
experiencia pasada – a veces en contraposición con la presente- e imaginado posibles,
es decir, planeando futuros. Las percepciones, los conocimientos y su misma
interacción aportan elementos que nos hacen experimentar sentimientos de
aceptación o rechazo, favorabilidad o desfavorabilidad hacia personas, animales o
cosas: es la valoracíon o actitud ambiental. La misma experiencia re-sentida, re-
pensada y re-percibida puede influir los próximos sentimientos, conocimientos ,
percepciones y comportamientos: en suma, hay un dinamismo imposible de “percibir”
por parte del sujeto quien tiene que abstraer y pensar en él para descubrirlo. Y en este
punto, como en varios otros , se plantea una increíble pero fértil paradoja: para
conocerse hay que alejarse; mantenerse demasiado cerca de uno mismo no le permite
sentir su otredad sino, acaso, su confusión.

Para Holahan (1995) la percepción varía en intensidad, duración o frecuencia según 4


propiedades de la estimulación ambiental: novedad, complejidad, sorpresa e
incongruencia. Sin embargo, ajeno a su nivel de complejidad, la percepción tiene como
función psicológica clave la dirección y control de las actividades que constituyen la
vida cotidiana. Las interacciones, la comunicación, el dónde y el cómo o el con quién
ocurren son parte constitutiva del papel de la percepción

Adentrándonos un poco más en el segundo proceso podemos decir que el


conocimiento implica el almacenamiento, organización, reconstrucción y recaptura de
imágenes de características ambientales (evocadas o futuras) que NO ESTAN
PRESENTES EN EL MOMENTO. El tipo de imágenes y la forma de construírlas son
preguntas que inquietan y motivan al investigador: así se originó la problemática de
los mapas cognitivos ambientales. La definición propuesta por Down y Stea, en
Holahan (1995 op. cit.), como “un proceso que permite captar, organizar, almacenar,
recordar y descifrar información sobre la ubicación relativa y las características el
ambiente geográfico” (pag. 76) no podría ser más elocuente para fundamentar la
hipótesis del valor adaptativo del mismo pues su principal función psicológica consiste
en capacitar -o mejor - volver competentes a las personas para resolver los
problemas de espacio y tiempo en su entorno físico y social de la cotidianidad. El
conocimiento que ganamos y organizamos – no acumulado – nos orienta la próxima
percepción y podemos “mirar”, “sentir” de manera diferente en nuestras segundas
oportunidades que entremos en contacto con el mundo, mundo que en mucho hemos
“fabricado”. Desde esta óptica el mundo no solo ni tanto nos rodea sino que está
rodeado por nosotros. Además, si no somos demasiados tercos o autistas, tanto nosotros
como el mundo tenemos segundas oportunidades.

Si las percepciones y los conocimientos se interconectan, también ocurre lo mismo


con las valoraciones ambientales. Estas valoraciones (actitudes para otros) también
son afectadas por los procesos mencionados y a su vez los afecta. Usted puede
preguntarse qué tanto le agrada o desagrada el diseño físico de su universidad, qué tan
inclinado está a participar activamente de la vida social que se desarrolla en su
vecindario o a asumir mansamente la presencia de basuras en el andén de su casa. Las
preferencias, las búsquedas, los rechazos y los conflictos que pueden surgir respecto
de la satisfacción residencial, continuidad o no dentro de una relación, agrado por
cierto tipo de paisaje, búsqueda activa de estimulación urbana… tienen componentes
perceptivos, de conocimiento y valorativos simultáneamente aunque uno u otro proceso
pueda descollar en alguno de los momentos en que suceden (Amérigo, 1995).

Tal como ocurre con la percepción y el conocimiento, la actitud también desempeña


un importante papel adaptativo: permiten decidir entre una amplia gama de opciones
que se ofrecen en la vida ordinaria y rechaza otras atractivas a corto plazo pero
perjudiciales a largo plazo; tiene sentido la selección del ámbito en donde queremos
vivir (en nuestro país mucha gente no tiene esta opción, pero es el componente
ideológico-cultural y político que supera los mediadores cognitivos), divertirnos etc.
Así mismo ayuda a tomar decisiones “informadas” sobre el apoyo y cuidado del
ambiente físico y social en donde actuamos: pintura, iluminación, clima familiar.
b. Mediadores supracognitivos: La cultura, la ideología y su expresión actual,
preferentemente en el mundo occidental, en los valores del mercado, informan y
determinan en parte “lo que llega” del mundo exterior y lo que se “saca” de nuestro
mundo interior. No es posible aislarse aunque es posible soñar que se puede hacer. Se
es parte de lo que constituye el ambiente para los demás y ellos SON parte de lo que
constituye el ambiente para cada uno de nosotros. No se puede estar SIN los demás ni
ellos SIN nosotros. Esto que podía sonar a condena, puede ser clave del éxito: qué
tal apreciar, querer y amar como sentimientos fundamentales que expresan las
relaciones? Qué tal ser apreciados, queridos y amados por los otros? Cómo sería el
nivel de DESARROLLO en una sociedad en donde el odio estuviera derrotado porque
ha ganado la justicia? No sería la envidia de los inversionistas pero tendría muchos
seres humanos: lo humano es la mejor inversión. Pero nada es gratuito: hay que
fabricarlo, ganárselo, ser recíproco. La fábrica del odio y el desamor en que parte de la
sociedad mundial se ha embarcado tiene unas causas y unas consecuencias de las que
apenas nos estamos dando cuenta por el fenómeno de la globalización: ninguna
acción, honesta o deshonesta, queda impune a nivel de la ética ambiental aunque no sea
premiada o castigada a nivel jurídico social.

Todos somos cultura y formamos parte de subculturas y supraculturas. Esto significa


que todos, desde pequeños –sobre todo con ese instrumento todopoderoso que es el
lenguaje- expresamos y luego connotamos, significamos cultura a nuestro alrededor:
saludamos o no; miramos la cara del interlocutor o la ocultamos; cedemos un asiento
en el bus a otra persona o somos indiferentes; creemos que las nalgas de Natalia
París son el summun ambulante de la gracia-atracción femenina que despierta o
recupera la libido masculina pero también destacamos su ausencia permanente de
conflicto intelectual; Bush, nuevo adalid de las cruzadas de occidentes sobre los
malos de oriente que tienen el petróleo bueno, o la defensa de la democracia
occidental; los españoles que “descubrieron” a América o que “invadieron” un
territorio habitado por civilizaciones -y no solo por “indios”-descubierto más de dos
veces pero no tan saqueado anteriormente; la promoción de la mujer como estuche
perfecto para el órgano más importante del hombre – el pene- o también como
compañera y copartícipe de actividades inteligentes y creativas; la ciudad como
amenaza y espacio para el caos en la medida en que lo “público” no es de nadie o la
ciudad como el lugar ideal para la comunicación y el aglutinante de experiencias
enriquecedoras cuando lo público es respetado. Así, nuestras prácticas, pensamientos,
sentimientos, palabras forman cultura y somos formados en ella. No podemos no tener
o no ser cultura.

Sin embargo no todos somos ideólogos ni hacemos ideología. Para ello hay que
formarse, pensar mucho, leer mucho, conocer y valorar sistemáticamente otras
experiencias, modos de sentir y pensar. Se debe elaborar orgánicamente una o varias
formas de pensar el mundo, la sociedad, la economía, la ética, los valores e intentar
persuadir a través de medios “suaves” (publicidad) o de medios “duros”(inquisición,
tortura, amenaza..) de su bondad. Más que de individuos son representaciones sociales
muy elaboradas al servicio de instituciones. Tenemos entonces ideologías
religiosas(cristianismo, hinduismo, islamismo) en donde surgen figuras que
coadyuvan a su crecimiento o a su ruptura (cismas) y que además le dicen a la sociedad
cómo comportarse respecto a su vida sexual, moral, convivencia etc… en síntesis,
sobre los valores. Otras ideologías históricamente influyentes han sido el marxismo, el
capitalismo o el fascismo y todas las cosmovisiones que han intentado crear y sostener
un modo de vida considerado el mejor o el único. La intolerancia , pues, puede ser
instaurada como una forma de vida social y peor, aún, sustentada en las mejores
intenciones……de quienes tienen poder!

Aunque la psicología ambiental no tenga explícitamente como objeto de trabajo la


realidad ideológica y cultural, no puede ignorar que en el mundo contemporáneo (no
necesariamente moderno) los procesos globales y de nivel macro se traslapan cada
vez más con los niveles micro y meso. No darles importancia puede ser un derecho
“epistemológico” pero no deja de ser una tontería no solo desde el punto de vista
académico sino de su importancia social. En consecuencia se ha tratado en este punto
señalar, no desarrollar, su importancia para la comprensión de fenómenos ambientales
que de otra manera quedarían sub o sobre valorados en su apreciación. Entender el
comportamiento antiambiental (predador) sin analizar el efecto de la ideología
capitalista sobre el dominio y control del hombre (que tenga el poder , además!) sobre
los recursos naturales es hacer , en el mejor de los casos romanticismo y en el peor,
psicologismo.

c. El enfoque adaptativo:
El estudio de las interacciones entre el sujeto social y su entorno ha desarrollado en el
campo de la psicología social – ambiental un enfoque especialmente útil e integrador:
el enfoque de la adaptación (Granada 2007).. Aunque ambos sistemas (el entorno y el
sujeto social) poseen mecanismos adaptativos (morigeradores o catalizadores, según el
caso) el énfasis en los correspondientes a los sistemas biofísicos los proponen las
ciencias naturales. Aquí enfatizaremos los correspondientes al sujeto social pues las
ciencias sociales y humanas hacen de ellos su particular campo de acción y
reflexión: la sociología, la antropología, la planeación, la geografía y por supuesto la
psicología.

La actividad Inter e Intrasistémica no se efectúa mecánicamente. Esto significa no solo


que las más importantes interacciones no son directas en sus consecuencias sino que
existen procesos moduladores que filtran los eventos (materiales o informacionales) en
su ingreso (inputs) al sistema y también en su egreso (outputs). Véase el caso del sujeto
social.

El sujeto social tiene varios niveles de complejidad en su manera de presentarse: como


individuo: Juan, Pedro, Ligia… en donde paradójicamente se subraya el carácter social
del individuo (históricamente situado, culturalmente afectado para el desarrollo de
proceso como el lenguaje, el conocimiento, las preferencias). El individuo podrá estar
pues, físicamente aislado más no psicológicamente solo. En segundo lugar puede
aparecer como grupo (formal o informal, pequeño o grande, primario o secundario…).
En tercer lugar como organización (industrial, de servicios, comunitaria, sindical…).
En cuarto lugar como una comunidad (territorial o virtualmente constituída, homogénea
o heterogénea…). En quinto lugar la sociedad y finalmente el orden internacional.

Como se mencionaba antes, en todos los niveles se dan procesos mediadores cuya
importancia relativa ocurre según el nivel de la escala tanto del sujeto como del
sistema mismo (entorno). Asi, procesos culturales, ideológicos y cognitivos median y
significan el carácter y el impacto de las interacciones. Empero y manteniéndose
dentro del enfoque sistémico, es de advertir que el sujeto social se concibe como un
sujeto activo y no solo ni tanto reactivo ante los requerimientos u ofertas ambientales y
ante los autorequerimientos o deseos sobre el entorno. El mecanismo de adaptación se
ejerce entonces en tres direcciones: a). identificando, analizando y evaluando las
oportunidades y amenazas que tienen como fuente el entorno (a nivel micro, meso o
megasistémico); b). identificando, analizando y evaluando los recursos (capacidades,
competencias) que el sujeto social posee o puede llegar a poseer para aprovechar tales
oportunidades o mitigar las amenazas; c). identificando, analizando y evaluando las
expectativas, deseos y preferencias que surgen del sujeto social (elementos éstos social
y culturalmente inflados) y los impactos que sobre el entorno y sobre el mismo sujeto
tendría su puesta en marcha (planeada o espontáneamente), inmediata o mediatamente.
El cómo se haría, es decir, la tecnología implicada y su idoneidad o no con relación al
control de los impactos recíprocos adquiere una relevancia difícil de sobreestimar.

También es importante exponer que el poder o jerarquía en los impactos de las


interacciones no es simétrico: en oportunidades el sujeto social subordina al entorno
produciendo sobre el mismo modificaciones fuertes y perdurables (secamiento de
fuentes, desertificación, contaminación atmosférica… pero también ciudades vivibles
(Krupat, 1994), parques y paisajes protegidos (Granada, 2006) y en otras el entorno
impone condiciones a la sociedad (aunque varias de esas imposiciones sean resultado
de acciones anteriores del hombre mismo!): cambios climatológicos, desbordamiento
de los ríos, erupciones volcánicas y fenómenos similares. Desde el punto de vista
lógico es claro ese juego de asimetrías y efectos en red pero desde el punto de vista
teórico – empírico es mucho más complicado aclarar y demostrar los casos específicos
de subordinación e impactos. Solo un enfoque dialéctico e histórico nos permite un
acercamiento fructífero aunque complejo.

d. El proceso de transacción ambiental

El asumir como sistemas tanto al sujeto como al entorno en sus diferentes escalas no es
suficiente para proponer una explicación posiblemente coherente, mas no
necesariamente completa, de las interacciones entre ambos. La relación sujeto –
entorno también genera un sistema integrado. Para conocer el comportamiento de
cada sistema no solo es necesario conocer las características de cada uno sino que es
necesario estudiar su comportamiento durante la interacción. Una consecuencia de esta
premisa es que el estudio de los ecosistemas biofísicos debería hacerse caracterizando
los sujetos sociales que afectan y son afectados por aquéllos (aún ubicándolos como
contexto sociocultural) lo cual permearía a los científicos naturales a los aportes de las
ciencias sociales y, recíprocamente, cuando el punto central de interés sea el ecosistema
humano (ambiente social) las características del contexto físicobiótico deberían
interesar al científico social. Bajo este enfoque la interdisciplinariedad sería una
oportunidad y una exigencia epistemológicamente “natural” para el trabajo.

La interacción es recíproca, es decir, constituye una transacción: la causalidad es no


solo multivariada sino sistémica, formando redes y circuitos de retroalimentación
(positiva o negativa), no linealidades. Ahora bien: cuáles factores o componentes son
relevantes en las diferentes interacciones; cómo interactúan y qué impactos ocurren a
corto, mediano o largo plazo son preguntas que solo la investigación continuada puede
resolver. Sin embargo, algunas reflexiones surgidas tanto del aprendizaje de otros como
de la experiencia propia permitirían formular algunas recomendaciones pertinentes:
a. Los estudios de las interacciones deben ser de carácter longitudinal. Esto significa
que no deben tomarse coyunturas o diseños tipo flash como resultados que validan
conclusiones sobre el problema formulado.
b. Como es muy difícil o poco útil hacer observaciones o registros continuos, se debe
acudir a técnicas de muestreo acordes con los objetivos y características del
problema o asumir una posición alternativa y polémica pero promisoria: el
abordaje cualitativo.
c. Según criterios relacionados con la intervención intencional (necesidad,
conveniencia, posibilidad) tanto los métodos experimentales como los no
experimentales y los de tipo participativo tienen cabida allí. La jerarquización de sus
ventajas y dificultades se hacen para cada caso y según naturaleza del problema, el
alcance de los objetivos y las herramientas teóricas o metodológicas de las que
disponga o pueda inventar el investigador.
d. Siguiendo la pautas de Bronfenbrenner ( op. cit.) cualquier contexto, natural o de
laboratorio, tiene sentido para la investigación ecológica pues en cada uno de ellos
suceden eventos de interacción que nos permite conocer y profundizar los
procesos de desarrollo y de transacción ambiental. Importa sí reconocer y aplicar
los criterios de validez ecológica y la pertinencia del análisis cualitativo,
cuantitativo o combinado. El proceso de la interacción es dinámico, des y
reequilibrante y puede llegar el caso en que el desequilibrio extremo produzca
rupturas estructurales en uno de los subsistemas lo cual afecta al supersistema
mismo.

Los puntos anteriores exigen formular y desarrollar investigación ambiental de tipo


contextualizada, pues el contexto mismo se convierte en actor y no solo en escenario
pasivo en donde los sujetos sociales diseñan y ejecutan sus intervenciones. El esquema
general de tal interacción puede consultarse en Granada (2002 op. cit. pag. 12 ) bajo el
título de “componentes y mediadores de la relación sujeto – ambiente”.

TEMA CUARTO: ALGUNAS APLICACIONES DE LA PSICOLOGIA


AMBIENTAL

A estas alturas usted podrá sentir el cerebro lleno (ojalá!) y las manos vacías. Veamos
pues lo que algunos psicólogos “famosos” (de Norteamérica, de España, de
Inglaterra, de Alemania, de Francia) y otros no famosos ( de Brasil, México, Venezuela
e incluso de Colombia) pueden aportar al respecto. No se dirán los nombres para ver
si ud. discrimina cuáles son cuales. Si no es capaz, felicítese, se está descolonizando!
1. Un autor ha sistematizado y propuestos diversos puntos como una especie de
agenda para el psicólogo ambiental. Entre esos puntos extrae un buen resumen que
se enuncia a continuación:
1.1. Problemas relacionados con la ESTETICA AMBIENTAL y la calidad escénica
de los lugares naturales. Qué componente de un paisaje son preferidos? por qué lo
son y cuáles son los atributos percibidos por los usuarios son preguntas que abren
opciones de investigación e intervención. Un posible amigo y conocido de ustedes
tiene una investigación al respecto sobre “calidad percibida del parque natural EL
TOPACIO: perspectiva psicológica” (Granada, 2006 )
1.2. Problemas relacionados con la GESTION DE LOS ESPACIOS NATURALES en
cuanto afectan tanto a la especificación de lugares protegidos como al control de
acceso a los mismos: turistas, investigadores, predadores sociales…La intervención del
psicólogo en los trabajos de preparación para la elaboración de los planes de Uso y
Gestión de los espacios naturales protegidos es de alta relevancia pues puede aportar
la sensibilidad a ciertos matices y valores de esos sitios que para otros son solamente
enredos de los ecologistas para no permitir “explotar” eficientemente los recursos
naturales allí existentes. Como un corolario se supondría el trabajo con las
comunidades para que el control social de los lugares haga seria y posible una
gestión gubernamental.
1.3. Problemas relacionados con la CALIDAD AMBIENTAL y los procesos tanto de
degradación como de conductas y actitudes cuidadosas hacia el medio: el papel del
psicólogo en la participación de los proyectos de evaluación de impacto ambiental en
sus dimensiones psicosociales será cada vez más valorado y menos “extraño” ante lo
Técnico.
1.4. Elementos relacionados con el cambio de conocimientos, actitudes y valores acerca
del ambiente se corresponden con un campo vital y moderno: la educación ambiental.

2. Otro colega señala el permanente interés por parte de los psicólogos ambientales
por el diseño y evaluación de un amplio rango de ambientes terapéuticos: centros de
educación especial, casas para viejos, prisiones, aulas especiales, prevención de
riesgos, procesos comunitarios y la autogestión de la salud entre otros. Así mismo
resalta su participación en proyectos de mejoramiento de la calidad del transporte
urbano, ahorro de energía en sus múltiples manifestaciones, cuidado del agua y del aire,
desarrollo social y humano no solo en comunidades marginales y minorías étnicas
sino en comunidades ricas (quién dice que el dinero desarrolla? A lo mejor solo
empodera y convierte en pedantes a sus poseedores), evaluación e intervención sobre
los factores productores de estrés ambiental, satisfacción residencial, evaluación de
los efectos de ambientes psiquiatrizados etc…

3. La participación en proyectos gubernamentales sobre todo en los conocidos Planes de


Ordenamiento territorial, planes de desarrollo municipal y similares en donde el
componente ambiental es claro y no solo reducible a los niveles biofísicos:
contaminación sonora, atmosférica, odorífera, lluvia ácida, presencia y descontrol de
roedores y microorganismos con los respectivos efectos sobre salud y bienestar en
general. Se trata de la participación ciudadana y comunitaria en las alternativas de
solución a los diferentes problemas y en la cualificación del ambiente social, es decir,
de los atributos de los actores sociales y de los escenarios en donde se efectúa la
interacción. Aspectos como clima laboral, ambiente familiar, atmósfera autoritaria o
democrática en un aula de clase etc….

4. Participación comunitaria y ciudadana: este campo promueve el compromiso de las


organizaciones comunitarias y de los ciudadanos como tales en las labores de diseño
ambiental y ejecución de esfuerzos encaminados a su preservación y restauración. Lo
anterior no solo implica la comprensión de la problemática ambiental sino la búsqueda
de una genuina y temprana participación en el diseño, modificación y administración
ambientales (De Young, 1999). Este punto y no solo desde una perspectiva ética,
política, social y tecnológica sino metodológica atraviesa todas las acciones
encaminadas a la prevención, cuidado y mejoramiento ambientales. En este sentido
pueden incluírse temáticas y proyectos encaminados por ejemplo a la mejor
comprensión de la experiencia de la ciudad en sus múltiples dimensiones y
problemáticas (Páramo 2002; Granada 2002 - 1994; Jiménez 2002; Iñiguez 1994; Moser
2003; Krupat 1994; Perin 1976) ; también se puede hacerse la misma consideración
respecto de los diferentes escenarios rurales en nuestros países (Contreras 2002; Ortiz
2002; De la Isla de Bauer 2002;Villegas et al. 2002); evaluación ambiental relacionada
con la satisfacción residencial (Amérigo, 1994; Aragonés 1994; Jiménez 1994; Montero
1994; Moyano 1994; Wiesenfeld 1994; Mercado 1998) entre varios campos cada vez
más específicos de acción.
Sin embargo, su carácter aplicado realzado en este capítulo no excluye ni subvalora la
investigación básica. Así podemos encontrar trabajos realizados sobre preguntas de
enorme alcance teórico tanto en amplitud como profundidad: ¿Son universales las
cogniciones y habilidades espaciales? (Stea et al. 1998); en la misma tónica Reid
(1998) se proponía extender nuestra comprensión sobre una de las actividades
cognitivas por excelencia que maneja la psicología ambiental: cognición espacial y
mapeo; por su parte Sánchez (1998) hacía una propuesta interesante por su pretendido
alcance en cuanto un marco explicativo de la participación y su continuidad en el
tiempo mientras Corral Verdugo (1998) buscaba lo propio con relación a las conductas
ecológicas responsables. En esta dirección teórica Guevara (1998) proponía el concepto
de modo de vida como un concepto madre del cual se desprenden categorías de
soporte para relacionar los sistemas de prácticas sociales y los procesos de
simbolización.

No se trata de ser exhaustivo sino de señalar oportunidades y retos para el psicólogo


que haga de campo ambiental su campo de interés. El Empleo formal seguramente no
está cercano en el ámbito laboral del país, pero el qué hacer ambiental no tendrá
límites.

TEMA QUINTO: PERSPECTIVAS GENERICAS A FUTURO

Intentar aportes a la temática del título implica por lo menos dos optimismos: a. que la
vida humana tiene perspectivas de desarrollo (aún en contra de evidencias a favor de
la búsqueda de crecimiento económico, político o militar , ej: actual invasión de Irák;
las continuas luchas interétnicas en parte de Europa y Africa; la continua y pérfida
violentización de la vida social de países como Colombia; el auge irrefrenable de los
mercados de armas, drogas ilícitas y “carne” humana que circulan desde las selvas
latinas y asiáticas hasta los pavimentos y buenas guaridas en Nueva York o Tokio );
b. que la Psicología Ambiental tiene un espacio de conocimiento y acción en ese
derrotero. Ambas posibilidades se asumen y por ello se escribe lo siguiente.
Granada (2002) señalaba cinco puntos claves en los cuales la Psicología Ambiental
(Ps. A.), convergía a pesar de diferencias entre autores y tendencias: a. Énfasis en la
interacción entre el Sujeto Social y el Ambiente sin privilegiar, por principio, el
dominio de uno u otro; b. La interacción entre ambos genera, a su vez, un sistema
cualitativamente diferente (Supersistema: S x A) de las propiedades y
comportamientos de cada uno por separado; c. La posibilidad y necesidad de usar en
forma legítima modalidades investigativas diferentes; d. Aceptación y énfasis sobre
fenómenos de tipo subjetivo tales como intencionalidad, significación y
representación no tanto por oposición sino como complemento y superación al énfasis
objetivador; d. La necesidad creciente del enfoque Inter., multi y transdiciplinario como
estrategia que permita conocer e intervenir integralmente sobre las pautas de
interacción S. X A.
Gifford (1995) formulaba que uno de los retos esenciales para la Ps. A, era la
consecución de “mejores lugares”, pero no dentro del concepto de utopía (lugares
deseados no logrables) sino dentro del significado de entopía (lugares deseados
logrables con esfuerzo ). En síntesis planteaba que la misión de la Ps. A. se podría
resumir en el esfuerzo científico – humano por el logro de mejores lugares para vivir.
Como la mayoría de los efectos sobre el ambiente son acumulativos y muchos no
aparecen ante los habitantes por su naturaleza sutil, en varias oportunidades las personas
se adaptan aún ante escenarios peligrosos. Parte del trabajo de la Ps. A. estaría en
contribuír a la toma de conciencia sobre adaptaciones inadecuadas y a la propuesta
de alternativas mejores. En la misma dirección Stokols (1995) proponía algunas
tendencias del desarrollo de la Ps. A. las cua<les se mencionaron anteriormente.
Evans (1996) por su parte, se refería a los “tópicos prominentes de investigación” y
señalaba entre ellos la conexión cada vez mayor entre elementos del ambiente global
y la psicología. Así mismo reforzaba la idea que dentro del campo de la psicología
ambiental es crítico el rol de la cultura en el propósito de entender las relaciones
entre los seres humanos. Continúa dentro de su línea de pensamiento afirmando el
interés por entender la relación entre conducta criminal y diseño de ambientes físicos.
También menciona que estresores como ruido, densidad, polución y los desastres
tecnológicos serán cada vez más objeto de atención por parte de la Ps. A.
La inmensa mayoría de los autores, tanto de las ciencias naturales como sociales, entre
los cuales descuella Anglada (1998), subrayan que los cambios en la calidad del
ambiente (esencialmente negativos) son producidos directa o indirectamente por
causas humanas. Esto ofrece el reto y la oportunidad a la Ps. A. de estudiar y proponer
alternativas de interacción a las pautas actualmente dominantes.

Posibles tendencias

Con en el propósito de no repetir lo anterior pero sin poder sustraerse al


emparentamiento con ello se hará énfasis en algunas tendencias. Tales se ubicarán
tanto en el contexto regional como nacional (país Colombia) y algunas en el contexto
internacional, especialmente latinoamericano.
1. Dentro del enfoque de la Ecología del Desarrollo Humano (Bronfenbrenner,
1987) la configuración y mantenimiento de la calidad de los microsistemas es
vital para la calidad de vida presente y futura de la sociedad. Las díadas y n-
íadas primarias y afectivas, los cambios de roles entre sujetos y la variedad,
oportunidad y continuidad de actividades que vinculan a sus actores se
convertirán más que hoy en objeto de cuidado especial: son más cercanos en la
escala del control social endógeno, se puede hacer seguimiento menos costoso
y con el enfoque de caso, se pueden proponer intervenciones planificadas y
concertadas más fácilmente que cuando la escala es mayor. Así mismo la
sensibilidad a los cambios y a su dirección es detectable no solo por el
“experto” sino por los participantes del microsistema. Aunque puedan variar
contenidos temáticos (según cultura, problemas de urgencia o valores
presentes) el enfoque y el nivel de la investigación – intervención se
fortalecerá en gran variedad de escenarios: familiar, laboral, salud, recreación,
cultura… Esto no contradice sino que complemente otros niveles que se
propondrán luego.
2. El concepto de transición, no solo entre ambiente y conducta propuesto por
Stokols (ver antes), sino el de transición ecológica, es decir entre microsistemas
que interactúan conformando los mesosistemas, se volverá crítico pues es una
de las fuentes claves de la socialización y aún dentro de niveles de control
relativamene endógenos. El diseño social de estos niveles de interacción, lo cual
vincula el espacio y el tiempo (arquitectura, planificación, ingeniería,
comunicación) entre recorridos y descansos de la cotidianidad, será una labor
profesional y no solo intuitiva entre los psicólogos sociales. Obviamente, la
interacción entre los diferentes escenarios enriquecerá tanto la disciplina como
los instrumentos operativos y conceptuales de la profesión. El acercamiento
entre investigación y profesión será cada vez mayor pues la racionalidad que
diferencia ambas disminuirá paulatinamente. Lo cotidiano será objeto
privilegiado de investigación y no solo de “experiencia” pues logros en el campo
como los relacionados con espacio personal, distancias psicológica y social,
molestia por contaminantes, lenguaje no verbal, representaciones sociales,
entre otros , señalan lo fructífero de del enfoque y contenido. Sin embargo, los
aspectos de la investigación “básica” no desaparecerán y, menos aún, en el
conocimiento y exploración de sistemas nuevos: situaciones de ingravidez,
deprivación continuada en el espacio y quizá uno de los espacios NUEVOS
más importantes para el que hay que prepararse toda la vida: un mundo
JUSTO Y EN PAZ!
3. En el nivel del exo y macrosistema aparecen otros componentes que por
densos y “lejanos” del control endógeno no son menos decisivos: los valores e
ideologías, las políticas (gubernamentales o privadas), la normatividad nacional
o internacional (derechos civiles, trato humanitario a prisioneros de guerra,
medio ambiente…). Estos, aún en el caso de ser violadas, y quizá en ese caso
especialmente, pueden afectar de manera determinante la calidad de la vida
entre microsistemas y mesosistemas. Es sumamente evidente en este punto la
insuficiencia y quizá complicidad de tendencias positivistas que propenden por
una supuesta neutralidad en aras de un gran valor: la objetividad. Asuntos
como calidad de vida, “mejores” lugares, “desarrollo humano” etc… están
“contaminados” de componentes sujetivos (personales, sociales, Inter.-
culturales) hasta los huesos pero, paradójicamente, en ello reside su valor y su
relevancia en la intervención social. Al respecto, Moser and Uzzell (0p. cit.)
afirman que los estándares de calidad de vida están culturalmente
determinados. En la medida en que los psicólogos ambientales se han
introducido tanto en la académico como en lo profesional en aspectos como
necesidades – satisfactores de diferentes segmentos de población, han
encontrado que necesidades concernientes al espacio personal, vida social en
elos vecindarios y experiencia urbana, por ejemplo, son diferentes entre una
cultura y otra. En consecuencia, intervenciones sostenibles dependen de los
valores culturales asumidos en lo que respecta al medio ambiente. Así, cabe la
pregunta: desde la perspectiva de la globalización, cuán universal de espacio
personal y privacía?. El contexto cultural de los investigadores, sobre todo de
los que asumen los valores de su cultura como “la cultura”: democracia,
mercado, individualismo… (no siempre conciente pero no por ello menos eficaz
en sus consecuencias) deberán realizar una segunda o tercera
“descentralización” como competencia básica que les permita conocer y
comprender modelos diferentes de vida y racionalidades diferentes que guían
otros estilos de vida. Paradójicamente el proceso de globalización puede
significar el fin de ciertos imperialismos culturales.
4. Dentro de la lógica del razonamiento anterior el concepto de
SOSTENIBILIDAD aplicado a la economía, a la cultura, a la VIDA MISMA, a
la calidad del ambiente se convierte en un espacio convocador de investigación,
controversia y propuestas inter y transdisciplinarias: científicos sociales,
científicos naturales, humanistas, saberes comunes de grupos y comunidades
tienen un lugar natural allí en donde se pueda hablar de sociedad democrática
y no autoritaria (desde cualquier punto de vista, incluso el de los expertos) pues
se habla de MODELOS de desarrollo y de decisiones sobre el porvenir de
todos. Luego todos deben estar allí. En consecuencia, la ruptura necesaria con
el academicismo y el privilegio del saber científico como único o connotado
conductor de las decisiones importantes y válidas aparece como necesaria y
no como opcional. Ante esto, la ganancia cualitativa del concepto de
participación adquiere un ribete o perfil sorprendente: serán los académicos los
invitados a participar en los debates y proyectos de las comunidades y no al
revés como sucede ahora!.
5. El concepto de lugar, que ha relacionado tradicionalmente la antropología
con la arquitectura la planificación y la Ps. A. mantendrá un sitial de
importancia. Más aún, en cuanto referente para otros conceptos importantes
como distancia social. íntima y privacía por ejemplo, el avance de la
comunicación electrónica y los campos virtuales (espacial y temporalmente
hablando) convertirá las nociones tradicionales de espacio, territorio y lugar
en un verdadero campo de nuevas significaciones. La investigación sobre el
sentido de lugar y su experiencia correspondiente ganarán en interés y
novedad.
6. Dentro de estas posibilidades de futuro no puede olvidarse la perspectiva y
enseñanza de la historia. En la coyuntura mundial que hoy se expresa en la
invasión a Irak por parte de la “coalición”, existe una estructura y recorrido
largos ya señalados por los analistas: desde principios del siglo XX con la
toma de Panamá (el nombre aquél de aquella invasión al istmo colombiano),
pasando por el sinnúmero de participaciones en el derrocamiento (o asesinato)
de líderes y gobernantes “inconvenientes” para la “libertad” (libre ejercicio de
sus intereses y expansión de los espacios y tiempos del “mercado”), apoyo
activo de autócratas y dictadores sí convenientes, el gobierno de los E.U. de
norteamérica y su gobierno oculto, las transnacionales, están condenados (no
solo destinados, como dijo Bolívar) a invadir, engañar y chantajear a la
humanidad para mantener y no solo para aumentar el actual nivel de
condiciones de vida (crecimiento? Desrrollo?) de sus glotones gobernados.
Mientras ese modelo de crecimiento o de “ bienestar “ (para quiénes? En
nombre de qué? Con el costo de quiénes otros?) no cambie, las invasiones y
predominio del actual reordenamiento mundial continuará, cambiando de
ferocidad en el gesto pero con la misma cara. Aún más, esa política aislará al
gobierno y a su pueblo en la medida en que éste apoye a aquél pues “E. U. no
tiene amigos, tiene intereses”. Ya en 1989, Baró analizaba el comportamiento y
el fundamento ideológico de lo que llamaba terrorismo de estado centrando su
atención en América Central y específicamente el Salvador: a)compromiso
directo de las fuerzas armadas en vigilancia, repersecución y asesinato de
dirigentes sindicales, sacerdotes, líderes indígenas y demás actores sociales
“incómodos” al sistema satelital salvadoreño y su núcleo lod E.U de
Norteamérica; b) en el mismo orden y con la misma intención, los grupos
paramilitares o mano negra, protegidos por el estado o sus fuerzas armadas, en
donde con la impunidad del caso y haciendo ostentación de avidez de sangre y
gemidos, torturaban y maltrataban a sus víctimas con la seguridad que no serían
llamados al juicio (de cual justicia?). Y, mirando las condiciones actuales de
Colombia, con el seguimiento por parte de nuestras autoridades
gubernamentales centrales, del discurso antiterrorista del presidente Bush y su
staff, término sobre el cual ni siquiera la ONU pudo ponerse de acuerdo en su
seión reciente (2ª. Semana de septiembre del 2005), los frecuentes accidentes de
batalla o enfrentamiento de las fuerzas armadas en donde campesinos,
indígenas, dirigentes sindicales son “confundidos” o “matizados” como
enemigos para justificar su asesinato y en donde, además, los REINSERTADOS
PARAS que abandonan supuestamente un estilo de vida cifrado en el asesinato,
masacres torturas y aterrorizamiento de la población civil tienen dinero,
proyecto y empleo mientras los DESPLAZADOS de una vida de trabajo, de
pequeñas propiedades o trabajos, son prácticamente abandonados a su suerte.
7. Finalmente y de manera especial en los países en donde minorías (o mayorías!)
étnicas y “especiales” (desplazados, inmigrantes) no solo persisten sino que se
fortalecen, se desarrrollará una etnopsicología: ésta podría surgir desde
investigadores de países “desarrollados” cuya curiosidad y visión así lo permita
pero los llamados son los profesionales y científicos que habitamos o
conocemos esta realidad pero que aún no la valoramos. Esta vertiente presente
y actuante desde hace centenios convoca a una psicología gestada y
fortalecida desde acá pero no agotable en ese nuevo o “renovado” objeto de
atención pues sería otra forma de chovinismo.

EJERCICIO

Con base en su propia observación, en la de otros, en el chisme (componente


inmarcesible del saber y comunicación popular), en documentos que pueda
consultar: oficina de planeación, dpto de estadísticxa, archivo histórico del
municipio…
1. Identifique y caracterice una situación en la cual pueda señalar y
argumentar la existencia de un problema ambiental.
2. Elija como unidad de interés un entorno relativamente cercano o manejable:
su unidad habitacional, la cuadra de su casa, la tienda de la esquina, el
teatro preferido, el transporte de todos los días…y enriquezca su
observación para formularse la pregunta del caso.
3. Con base en la información de los usuarios del sitio (habitantes,
compradores…) y el registro de comportamientos y características físicas del
lugar usted hará el diagnóstico participativo de la calidad ambiental del
lugar. Haga énfasis en los componentes sociales de la problemática aunque
no descuide la física.
4. Acuda a los mapas, fotografías, grabaciones para graficar los resultados y
optimizar la comunicación con su lector.
5. En un documento de 10 páginas describa su informe en donde los puntos
más relevantes del proceso aparezcan analizados. Allí deberá responder las
preguntas: qué percibe o conoce o valora la gente de este lugar como
“agradable”? qué lo hace “desagradable”?
6. Haga una autoevaluación del aporte del ejercicio a la comprensión y
sensibilización de la temática ambiental Visualice cómo yen qué contribuye
su trabajo previo a la apertura en campos de investigación e innovación en
su futuro desempeño profesional.

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